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CUESTIONANDO AL PAPA:
La transformación de la autoridad religiosa desde Gregorio VII hasta el Saco
de Roma
…
Diego Torrico Díaz-Meco (Colaborador habitual)
[email protected]
21 de septiembre de 2014, Madrid
R ESUMEN
“Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de Dios; y lo que ates en la tierra quedará atado en los
cielos y lo que desates en la tierra quedará atado en los cielos”
Mateo 16: 18-19
Resulta casi imposible pensar, que cuando Jesucristo dijo estas palabras, por su cabeza
pasara que estaba creando una institución que dirigiría la vida, los sentimientos y las
actitudes de toda una masa de fieles como hasta entonces no había existido. Nos referimos
al papado.
Podríamos preguntarnos ¿Dónde acaba el vicario de Dios y empieza el hombre? O
mejor aún ¿Dónde acaba el jefe religioso y empieza el jefe de estado? Ni siquiera a día de
hoy, tenemos esto demasiado claro, efectivamente, el papa es un hombre, sin embargo,
dependiendo de la etapa histórica ha llegado a ser infalible, bendecido por Dios, pero
también ha sido vilipendiado e incluso expulsado de su trono. Quizá palabras tan grandes
nos remiten a la etapa contemporánea, a Napoleón, subyugando al papa ungiéndole como
emperador. O a Garibaldi encarándose a Roma y asediándola. Pero en la Edad Media,
cristiana por antonomasia (al menos en el occidente), podemos afirmar que los asaltos al
papado fueron más violentos, incluso sangrientos.
El objetivo de este trabajo es, precisamente, analizar esta cuestión, desmitificar en la
medida de lo posible el fanatismo religioso que impregna la imagen de la Edad Media y
analizar al mismo tiempo la transformación del poder de un papa capaz de excomulgar a un
rey consiguiendo que todas sus huestes se rebelen contra él, hasta un papa sin fuerza
suficiente para poder alzar la voz ante los reyes europeos.
Diego Torrico Díaz-Meco| Insultando al papa
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Antecedentes. Desde León III hasta los Sínodos Cadavéricos
Ya desde los tiempos del papa Gelasio I (siglo VI) la Iglesia Católica quiso hacerse un
hueco entre los grandes poderes, plantando cara a su vez al gran poder del momento,
Bizancio. La teoría de las dos espadas de dicho papa no dejó indiferente a nadie, así
empezaba la carta de Gelasio al emperador Anastasio I:
“Hay dos poderes, augustísimo emperador, por los que está regido el mundo: la sagrada autoridad pontificia
y el poder regio. De ellos, el primero es mucho más importante, ya que ha de rendir cuentas incluso de los
reyes y de los hombres ante el tribunal divino”1.
Podemos hacernos una idea del contenido de la carta en la cual el papa pedía obediencia
al emperador. Desde este momento los poderes seglares estarían sujetos a la coerción del
papa. Y es que, para aclarar las cosas, Roma no tuvo desde el principio la primacía de la
Iglesia, sin embargo, gracias a la sucesión ininterrumpida de obispos y a ciertos concilios de
gran importancia como el de Sárdica en el 343, o la designación del obispo de Roma como
el metropolitano de la zona de Suburbiria y patriarca de occidente, amén de la protección
de dos apóstoles, San Pablo y San Pedro, la ciudad rápidamente consiguió la primacía sobre
el mundo cristiano. No es por tanto de extrañar, que hacia el siglo VIII, el papado ya tiene
un territorio propio gracias a la Donación de Constantino, que no solo reconocía el
territorio de San Pedro, el dominium Petrii, sino la primacía del papa sobre el resto de la
cristiandad. El papa era ya de facto un poder estatal2.
A partir de ahora la cosa cambia, una persona no puede increpar al mismísimo vicario
de Dios, pero sí a un hombre, sí a un gobernante. Es así como llegamos a nuestro primer
ejemplo Leon VIII.
Desde el inicio del siglo VIII los lombardos llevaban amenazando el Dominium Petrii, la
situación era ya peliaguda en el 738 cuando la alianza entre el papa Gregorio III y los
duques de Spoleto y Benevento cae ante el poder de Liutprando, que amenaza a Roma de
1
Emilio Mitre. Textos y documentos de la época medieval (Análisis y comentario).
(Barcelona: Ariel Practicum, 2011). 48
2
José Ángel García de Cortázar. Historia religiosa del Occidente medieval (313-1464).
(Madrid: Akal, 2012). 185
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forma directa3: el papa está, por así decirlo, sólo; el imperio bizantino ha optado por
retirarle la confianza ante la crisis iconoclasta, siendo el sucesor de Gregorio, Zacarías, el
primero que se proclama papa sin pedir confirmación al emperador, es necesario buscar
nuevos apoyos y ahora que ha muerto Carlos Martel y su hijo Pipino el Breve prepara su
golpe de estado, parece que no puede haber mejor aliado a futuro, es precisamente en el
mejor momento, el sitio a Roma por el rey lombardo Astolfo en el 752 es respondido con
un compromiso sincero de mutuo acuerdo entre el papa y el nuevo rey carolingio el 6 de
enero del 754, quien consigue derrotar contundentemente a los lombardos, devolver los
territorios papales y virar la vista del papa hacia occidente de forma definitiva4.
Y es aquí donde entramos en la coronación de Carlomagno la navidad del año 800,
una coronación que, aun atendiendo a unas causas muy claras como las ya expuestas (la
aparición de un nuevo protector de Roma, la necesidad de consolidarse, de entorpecer a
Bizancio…), muestra además uno de los momentos más crudos de la historia del papado.
Justo antes de la coronación, el papa se había enfrentado a la aristocracia romana, que
le había amenazado con sacarle los ojos y cesarle en el cargo esgrimiendo como
argumentos el adulterio, la herejía y la indignidad. Podemos pensar que estas acusaciones
son gravísimas, más aun viendo la persona contra la que se dirigen ¿Qué derecho tienen un
grupo de personas de insultar al vicario de Dios instituido en la Tierra? Hemos de recordar
que la reforma gregoriana aún no ha llegado, el papa es un hombre elegido por varios
hombres sin que por ello haya una inspiración divina en los mismos, no es infalible ni
mucho menos intocable; sin embargo, el mayor insulto está aún por llegar. Carlomagno
baja a Roma para juzgar en persona al papa y no restablecería al papa hasta el 23 de
diciembre del año 800 (dos días antes de la coronación), momento en que este debe jurar
un gravísimo “juramento purgatorio”5.6
No tardaría muchos años en desaparecer la protección carolingia, descompuesta tras la
muerte de Carlomagno a base de guerras civiles entre sus nietos, la Iglesia vuelve a estar
sola. Es así como entramos en el siglo IX, un siglo que, según Duby ha sido mal calificado
3
Henri Pirenne. Mahoma y Carlomagno. (Madrid: Alianza Editorial, 2010). Página 185
Ibidem. Página 189
5
Jean Flori. Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el cristianismo y el islam.
(Granada: Biblioteca de Bolsillo, 2004). Páginas 149-150
6
He visto conveniente analizar este caso que, si bien no es el más grave, inaugura el ciclo
de coronaciones imperiales, causa de prácticamente todos los grandes conflictos entre el
poder y el papado durante la plena edad media.
4
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por los historiadores como el “siglo de hierro”7, si bien es una de las etapas más oscuras de
la Iglesia Católica.
Y es que, entrados en los siglos IX y hasta mediados del X, el poder del papa, aunque
consolidado tras la renovatio imperi, perdió poder frente a la iglesia local, es lo que
actualmente conocemos como el mundo de las microcristianidades. La hierocracia
pontificia, como decíamos, fue un momento de debilidad del papa, título disputado por las
familias aristocráticas romanas, que darían pie a papas como Juan VIII, la famosa papisa
Juana, hoy demostrada como una invención de la historiografía protestante para criticar a la
Iglesia Católica de la que se dijeron barbaridades tales como que incluso quedó embarazada
y dio a luz en una procesión. Leyendas aparte, lo que es cierto es que la Iglesia pasó a
manos de los laicos si bien este tema ha sido harto debatido sin que se haya llegado a
dilucidar hasta qué punto llegaba dicho control y que clase de evolución o transformación
produjo en la Iglesia en vísperas del año mil8.
Es en esta etapa de “descontrol” cuando acontecen episodios vergonzosos para la
propia Iglesia como pueda ser el envenamiento de Juan VIII, el encarcelamiento de León V
o el estrangulamiento de Esteban IV. Sin embargo, de todos estos acontecimientos
bochornosos hemos de destacar el sonado Sínodo Cadavérico en el año 897. Dicho sínodo
llevó al cadáver del papa Formoso a ser desenterrado y puesto a juicio; dado que el cadáver,
obviamente, no se defendió a sí mismo, fue condenado. El cadáver fue víctima de se todo
tipo de tropelías como cortarle los tres dedos con los que impartía la bendición, la
cremación de los restos, que a su vez, solamente tostados, fueron tirados al Tíber;
supuestamente dichos restos serían encontrados por un pescador que los llevaría al
Vaticano para darles una sepultura digna9.
El punto álgido de esta decadencia moral llegó con la pornocracia pontificia,
caracterizada por el gobierno de papas incapaces, casi niños y la influencia de mujeres
pertenecientes de la aristocracia romana como Teodora y su hija Marozia. Tras el férreo
gobierno de Alberico y su muerte en el 955 sube al trono papal Juan XII, uno de los papas
más vilipendiados, la propia península italiana estaba harta de la arbitrariedad del papa y
gracias a cabezas como la de Liutprando de Cremona consiguieron llamar la atención de
7
Georges Duby. Arte y sociedad en la Edad Media. (Madrid: Taurus, 2011). Página 32.
Ángel García de Cortázar. Op.cit. página 223
9
Alberto Reche Ontillera. “Venganza en el Vaticano: el sínodo cadavérico” National
Geographic Historia. Núm.119 (2014). Página 17
8
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Otón I10. El nuevo emperador, investido en el año 962, no dudó ni por un momento del
poder que había acumulado tanto dentro de su país (gracias a las reformas acometidas y a la
victoria en Lechfeld en el año 955) como fuera, a partir de ahora el emperador sería el
guardián del papado y no solo iba a velar por su defensa sino por su control, aun mediante
la fuerza armada, el emperador tenía incluso el poder de deponer y elegir al papa, Juan XII
sin ir más lejos sería depuesto año y medio después de la coronación11 y sus sucesores,
como pueda ser Benito VII, fueron elegidos directamente por el emperador.
Gregorio VII y Enrique IV.
Entramos por fin en el siglo XI, la Plena Edad Media, un momento de cambio
profundo, tanto a nivel político como a nivel social, espiritual, productivo… en estos casi
cien años que han pasado desde que dejamos al papado en manos del imperio las cosas han
cambiado mucho, la época de los grandes otones acabó con Otón III (uno de los primeros
en dudar de la autenticidad de la donación de Constantino); el imperio está en horas bajas
esperando al gran emperador que frene las pretensiones del papado quien, desde entrado el
siglo XI se plantea una renovación espiritual y física de la Iglesia en busca de una autoridad
independiente de cualquier poder, así lo demostraron papas como León IX, el polémico
Nicolás II en los dos concilios de Letrán o su sucesor Alejandro II, papas esenciales que
cimentaron el camino para el enfrentamiento definitivo que decidiría en gran medida el
destino de la cristiandad.
En el 1073, Hildebrando Aldobrandeschi es coronado con la tiara papal bajo el
nombre de Gregorio VII de una forma un tanto irregular, se trata de una elección hecha
por los ciudadanos de Roma saltándose todos los procedimientos establecidos en Letrán12.
Inspirado por las reformas de Nicolás II contra el nicolaismo y la simonía13 (inspiradas a su
vez por el Adversus simoniacos del cardenal Humberto) y las luchas previas a su elección entre
10
Ángel García de Cortázar. Op.cit. Página 76
Entrando en el ámbito de la leyenda urbana, el papa Juan XII murió por dos posibles
causas: sufrió un ataque cardiaco durante el coito o bien fue sorprendido por el marido de
la susodicha, quien le mató. La fuente es Liutprando, un fuerte opositor del papa por lo que
no sabemos hasta qué punto podemos darle crédito a la historia.
http://ec.aciprensa.com/wiki/Papa_Juan_XII#.VAC1wfl_sno
12
Ángel García de Cortázar. Op.cit. página 267
13
El nicolaismo se trata de la problemática en referencia a las relaciones sexuales del clero,
que aún no se habían definido del todo como prohibidas. La simonía por su parte se trata
de la compra, la venta y el lucro en un sentido estricto de los cargos de la iglesia, lo cual
implica la entrada de los laicos en la misma.
11
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Alejandro II y el antipapa Benito X, inspiraron al nuevo papa a llevar un paso más allá al
papado, de la independencia al control, es decir, subvertir la relación establecida hasta
entonces.
De este modo, en 1075 el papa publica el Dictatus Papae14; sin tener claro si se trata de
una falsificación, un documento que no debió salir de la cancillería del papa… podríamos
decir que no importa, lo importante es que un simple papel provocó un enfrentamiento sin
precedentes hasta entonces. El Dictatus afirmaba una soberanía total del papa sobre
cualquier poder terrestre: “la Iglesia Romana ha sido fundada por el Señor”; afirmaba a su
vez su infalibilidad: “La Iglesia romana nunca se ha equivocado y, según los testimonios de
las escrituras, no se equivocará jamás” y reafirmaba su poder sobre la Iglesia y sobre
cualquier poder laico, quizá el artículo más controvertido sería el decimosegundo: “Le está
permitido deponer emperadores”15. Obviamente el emperador no se quedó de brazos
cruzados ante tales alegatos.
De este modo, el emperador respondió con durísimas palabras, no exageramos, el
inicio de la carta dice así: “A Hildebrando, que ya no es papa, sino falso monje”. Dicha misiva
recibiría como respuesta la excomunión del emperador. Éste, sabiendo que su poder aún
era escaso para plantar cara al papa de forma contundente tuvo en 1077 que ir a rogar su
perdón al castillo de Canossa, donde el emperador, en plena nevada, permanecería a la
intemperie durante tres días, descalzo y con hábitos de penitencia a la espera del
levantamiento de la excomunión16.
No tardaría más de tres años en llegar la segunda excomunión de Enrique IV, quien
harto de la situación nombra como antipapa a Guido de Ravenna, nombrado Clemente III,
al tiempo que toma por las armas Roma. Es curioso observar como el ataque a la ciudad es
del todo parecido al saco de Roma realizado por las tropas de Carlos V, con un papa
obligado a recluirse y resistir en el castillo de Sant’Angelo mientras las tropas imperiales
saquean la ciudad. No sería sino con la ayuda de Roberto Guiscardo y sus tropas como
Gregorio VII conseguiría escapar de Roma17.
14
Dejo al lector en castellano el Dictatus Papae en PDF por si precisa entender mejor o
profundizar en el contenido del mismo :
http://hum.unne.edu.ar/academica/departamentos/historia/catedras/hist_medi/docume
ntos/occidente/dictatus.pdf
15
Emilio Mitre Mitre. Op.cit. páginas 95-96
16
Ángel García de Cortázar. Op.cit. 270
17
Ibidem. Página 270
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Tras la humillación recibida, expulsado y reemplazado en el santo trono, sin fuerzas,
Gregorio VII se retira y muere en Salermo el 25 de mayo de 1085 dejando consigo unas
inspiradoras palabras: “Ame la justicia y odié la iniquidad y por consecuente, muero en el exilio”18.
Federico Barbarroja. Roma por las armas
Cincuenta años exactos separan al reinado de Enrique IV del de Federico I Barbarroja y
no precisamente por el breve periodo de tiempo podemos decir que apenas haya pasado
nada. Gregorio VII aun perdiendo la vida en el intento, perdió una batalla pero no la
guerra, la Reforma Gregoriana, aunque frenada en un primer momento, en menos de
veinte años después de comenzada se demostraría irrefrenable, así lo demostró Urbano II
en 1095 al llamar a todos miles christi para luchar por la auténtica fe y reconquistar Jerusalén
para la cristiandad, así como la definitiva consolidación de la reforma en 1122 mediante el
Concordato de Worms, ratificado a su vez en los concilios ecuménicos de Letrán en 1123 y
1139, productos del acuerdo entre Enrique V y Calixto II.
Sin embargo el reinado de Federico Barbarroja marca un nuevo periodo de
conflictividad con la Iglesia, uno de los más cruentos hasta la fecha. Federico I de
Hohenstaufen, nacido en 1125, es coronado en Aquisgrán el 9 de marzo del año 1152
trayendo consigo la unión entre Welfs y Staufens superando así los anteriores periodos de
guerras civiles, a partir de ahora el imperio permanecerá unido ante cualquier amenaza, sea
del tipo que sea19.
En efecto, el reinado de Barbarroja empezó con mal pie con respecto al papado;
Adriano IV se había comprometido a coronarle, sin embargo, una vez el emperador llegó a
Roma se encontró con el conflicto que la ciudad mantenía con los sicilianos,
consecuentemente, el papa se negó a coronarle en ese momento, sin embargo, Barbarroja
aludiendo a su herencia y su legitimidad al trono rodeó con sus tropas San Pedro entre el
17 y el 18 de junio de 1155 poniendo entre la espada y la pared al papa. Finalmente este
mismo día fue coronado al tiempo que la ciudad se alzaba en armas y asaltaba el capitolio,
haciendo huir al emperador y al papa.
18
“Dilexi iustitiam et odivi iniquitatem, propterea morior in exilio”
Franco Cardini. Barbarroja. Vida, triunfos e ilusiones de un emperador medieval. (Barcelona:
Ediciones Península. 1987). Páginas 102-103
19
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Curiosamente, el 18 de junio un año más tarde el papa firmaba la paz con Guillermo I, rey
de Sicilia mediante el Concordato de Benevento saltándose con ello lo acordado en el
Acuerdo de Constanza, traicionaba al emperador y, sabiendo de su hábil movimiento
político, encontraba a un nuevo aliado fuera de las lindes del Imperio20. Es curioso observar
que los dos beligerantes estaban preparados de antemano para traicionarse el uno al otro,
Federico llevaba casi un año preparando un contingente para marchar sobre Milán, la
diferencia es que si lo hacía ahora sería totalmente legal.
Anteriormente la Iglesia había contado con el apoyo de los prelados alemanes a la hora
de frenar o penar al emperador, pero la Iglesia alemana se había alejado mucho de Roma y
acontecimientos como el incidente de Besançon con los obispos Rolando y Bernardo o la
declaración por parte del papa del imperio como un feudo no ayudaban en absoluto a la
reconciliación.
La primera empresa italiana de Barbarroja destaca por la rapidez y la eficacia, rindiendo
a numerosas ciudades del Valle del Po antes siquiera de asediarlas y consiguiendo humillar a
Milán en la paz firmada el 1 de septiembre de 1158 en la Dieta de Roncaglia. No tardaría
más de un año en estallar la revuelta en Milán, al tiempo que el papa, inteligente, comienza
a reforzar su alianza con Sicilia, intentando incluso calmar a Bizancio y a su emperador
Manuel Comneno para que cese los ataques sobre la isla, no solo eso, pide al emperador
Federico I volver a la situación posterior al acuerdo de Constanza solo que con una
prerrogativa inaceptable para el emperador: la independencia de los terrenos pontificios. La
tensión llega hasta tal punto que Adriano IV ha de refugiarse en Anagni, donde comienza a
plantear la excomunión del emperador con tan mala suerte que muere en el proceso el 1 de
septiembre de 115921.
He aquí donde empieza el auténtico conflicto con la Iglesia Católica y contra su cabeza.
La elección del nuevo papa trae consigo la elección de dos papas distintos, Rolando, quien,
con los votos de los obispos, consigue de forma legal el acceso al trono papal, sin embargo
el que es coronado es Octaviano, futuro Víctor IV, lo que obliga a su rival a coronarse en
Campania con el nombre de Alejandro III.
20
Marcel Pacaut. Federico Barbarroja. (Madrid: Colección Austral. 1971, Madrid). Páginas
87-88
21
Ibidem. Páginas 102-105
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Con una cristiandad dividida el emperador ha conseguido precisamente lo que quería, al
menos un apoyo eclesiástico, aunque no sea el auténtico. De esta forma el emperador llama
al concilio en Pavía el 5 de febrero de 1160, donde habrían de ir los dos papas y los
máximos representantes de la Iglesia. El desacuerdo resulta casi cómico: Víctor IV se
mantiene como papa apoyado casi en exclusiva por el imperio (otros reinos importantes
como Castilla, Inglaterra o Francia apoyarán a Alejandro), éste excomulga a Alejandro III,
quien por su parte excomulga a Víctor IV y al emperador22.
Alejandro III sigue siendo un amenaza así como su aliado siciliano, por lo que el
emperador emprende una nueva campaña contra Italia tras la Dieta de Erfurt, asediando y
rindiendo Milán entre el año 1161 y 1162 mientras prepara la diplomacia con Génova y
Pisa para asediar por mar a Sicilia. Nuevamente el papa debe huir hasta conseguir llegar al
Languedoc y refugiarse en la corte de Luis VII, quien concierta una reunión de los dos
papas apoyada por Barbarroja, dicha reunión se celebraría en Saint-Jean-de-Losne, sin
embargo Alejandro III se negará a ir.
La existencia de dos papas es buena, por así decirlo, para que todas las naciones tengan
una excusa para el combate, a fin de cuentas uno de los dos le apoyará. Así pasa en Italia,
donde el miedo a la amenaza imperial hace que Roma, Venecia, Verona, Vicenza y Padua
formen la Liga Veronesa tras la Dieta de Parma en 1164. Precisamente este año muere
Víctor IV pero negociar con Alejandro III ya no es una opción, es necesario controlar al
papa para controlar Italia por lo que de forma precipitada se elige un nuevo antipapa,
Pascual III23.
La situación resulta kafkiana, Roma se revela contra el antipapa y reclama la vuelta de
Alejandro III, quien ayudado por los Sicilianos desembarca en Messina y entra en Roma el
23 de noviembre. Hablo de una situación inusitada porque incluso Bizancio apoya a
Alejandro III, al que ofrecen volver a la situación anterior al 39524. Podríamos decir que las
fuerzas están más o menos igualados ahora que Bizancio, en guerra con Hungría, no puede
dar apoyo y Sicilia tiene un nuevo monarca, Guillermo II.
22
Ibidem. Páginas 108-112
Ibídem. Páginas 122-124
24
Juan Bta. Weiss. Historia Universal Volumen V. El Feudalismo y las Cruzadas. (Barcelona:
Tipografía la educación. 1927). Página 648
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Finalmente en 1167 se conforma la Liga Lombarda formada por Cremona, Bérgamo,
Beocia, Ferrara y Mantua, la coalición que se convertirá en el auténtico quebradero de
cabeza del emperador; al mismo tiempo, Alejandro III llama a la insurrección de todas las
ciudades imperiales italianas. Las tropas de Barbarroja cruzan los Alpes y tras las victorias
pírricas de Monte Porcio y Túsculo sobre Roma, las tropas se abalanzan sobre la ciudad del
papa, donde los ciudadanos, acantonados en lugares históricos como pueda ser San Juan de
Letrán o el Coliseo, son derrotados y prácticamente diezmados mientras el papa, disfrazado
de peregrino, ha de huir de Roma nuevamente25.
Nadie podría decir con firmeza si Dios existe o no, sin embargo, si existe, está claro
que durante la Plena Edad Media fue el aliado incondicional del papado. Digo esto porque,
personalmente, resulta curioso cómo, tras caer roma el 2 de agosto, en un sofocante
verano, comienza a llover y la consecuente malaria se ceba con las tropas imperiales,
estimando las cifras de muertos en 20.000 y otros 2.000 en el camino a Lucca, bien podría
parecer un castigo divino.
La debilidad del imperio hace que las ciudades italianas renueven la Liga Lombarda el
1 de diciembre, incluyendo esta vez Venecia, Verona, Vicenza, Padua, Brescia, Mantua,
Bérgamo, Bolonia, Cremona, Parma, Plasencia y Milán26, haciendo que el emperador deba
huir por el paso de Susa, librándose de un asesinato seguro. El imperio ya ha perdido una
guerra que ni siquiera ha empezado, el papa Pascual III muere y en esta ocasión es
Alejandro III el que se niega a negociar; el nuevo antipapa, Calixto III no tiene ninguna
razón de ser y para colmo Italia entera se está preparando para la guerra, incluyendo en
dicha política beligerante, curiosos insultos contra el emperador como la construcción de la
ciudad de Alejandría en honor al papa.
Finalmente, Barbarroja ataca Italia incendiando Susa el 30 de septiembre de 1174 y
comienza el asedio de Alejandría, el cual durará cuatro meses mientras la ciudad espera la
llegada de las tropas de la liga. El ejército imperial y el ejército de la Liga Lombarda se
encuentran finalmente el 26 de mayo de 1176 en Legnano, donde tras una estrategia nefasta
los imperiales son puestos en fuga y a poco estuvo el emperador de perder la vida,
perdiendo, eso sí, la lanza, la bandera y el escudo, símbolos de la victoria italiana27.
25
Ibidem. Página 649
Franco Cardini. “Federico Barbarroja” National Geographic Historia. Núm. 118 (2014).
Página 69
27
Juan Bta. Weiss. Op.cit. Página 657
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Si nos paramos a pensar quien ha ganado realmente en Legnano entenderemos que el
auténtico vencedor es Alejandro III, quien recibe el 25 de agosto al emperador en la ciudad
de Venecia, donde Barbarroja, desprendido de su capa, besa los pies del papa ante la
catedral de San Marcos y le permite volver a Roma (la cual, curiosamente, ahora estaba en
contra de Alejandro III), destituyendo con ello a Calixto III28.
Federico II. El emperador excomulgado
Con la guerra enconada entre Barbarroja y el papado, la Iglesia ha salido victoriosa, ya
no tiene ningún rival que se interponga en su camino, es entonces cuando comienza la
llamada Teocracia Pontificia, con un pontificado sin frenos que refuerza sus posesiones
materiales y espirituales en todo el territorio europeo. Se trata de un momento de conflictos
en los que la Iglesia decide el vencedor y el vencido, siendo capaz incluso de llevar a reyes a
la guerra, calificándola de santa todo era plausible. Es precisamente la época de grandes
papas como pueda ser Inocencio III, quien en un solo pontificado acabó el solo con los
cátaros e incluso solicitó la IV Cruzada, la cual acabó con todo el grueso excomulgado al
no seguir estrictamente las órdenes del papa. Me gustaría añadir en referencia a Inocencio
III este pequeño pasaje que siempre me ha resultado fascinante dada la capacidad de
expresar tanto en tan poco:
“No hay en la Iglesia más que una cabeza común a todos, que tiene poder y que lo ejerce en su nombre.
Quiere evitar que nazca divergencia alguna entre miembros que no se reagrupan alrededor de una misma
verdad, de una misma fe y de un mismo culto” 29
Efectivamente, gustara más o menos, los reyes cristianos aceptaban esta dominación,
estar a favor de la Iglesia traería más beneficios que acabar excomulgado. Como hemos
dicho anteriormente, el papado estaba en época de Federico I apoyada por Sicilia, sin
embargo pensemos por un momento que pasaría si el imperio y Sicilia crearan una alianza y
de dicha unión naciera Federico II, emperador y rey de Sicilia, nieto de Barbarroja, con las
mismas aspiraciones que su abuelo, sumadas además al resquemor de su padre Enrique VI.
El territorio que dominaba Federico era aún más peligroso para el papado que el de su
abuelo dado que formaba una pinza sobre los territorios papales. Una vez el pequeño
Federico Roger fue coronado en 1220 comenzó la obra inacabada de su abuelo, el dominium
28
29
Ibidem. 658-660
Emilio Mitre. Op.cit. página 97
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mundi, sin embargo optó por una nueva perspectiva, aunar el poder de las armas con el
poder de la razón, precisamente a día de hoy seguimos recordando a este emperador como
uno de los primeros emprendedores en conocer la cultura clásica, podemos decir que sus
traducciones y su obra legislativa pasaron a la historia tanto o más que sus hazañas30.
Como ya hemos dicho, el papa tenía un miedo abismal al nuevo emperador, su margen
de acción y a su capacidad para llevarse más o menos bien con todo el mundo, habiendo
conseguido incluso apaciguar a las ciudades lombardas. Fue así como llegó la primera
excomunión, expedida el 28 de septiembre sin responder a razones demasiado
convincentes, en esos momentos el emperador se estaba preparando para marchar a la
cruzada, sin embargo el papa Gregorio IX, consideraba que estaba tardando mucho y esa
fue la principal razón para su excomunión, amén de numerosas y graves acusaciones de las
que fue víctima (una de ellas era que estaba envenenando a los peregrinos).
Siendo realmente justos con el argumento del papa, el emperador llevaba nada menos
que ocho años preparando la “cruzada”, en ese tiempo bien podría haber salvado a los
franceses de la masacre en Damietta. Sin embargo, siendo también justos con el
emperador, los hábiles movimientos políticos habían conseguido que se casara con
Yolanda, hija de Juan de Brienne, ahora era de facto el “legítimo” rey de Jerusalén, sin
contar con el miedo que había infundado a los musulmanes con una cruzada que se llevaba
ocho años preparando31.
Sin embargo, tras esta excomunión había un objetivo muy claro por parte del papa, el
emperador podría obtener el perdón cuando quisiera, siempre y cuando el territorio
siciliano pasara a manos del papado. El emperador, obviamente, no estaba dispuesto.
Cuando hablamos de Federico II podemos decir que es una de las figuras más
controvertidas del occidente medieval, precisamente porque parece despreciar este
occidente, desprecia el poder clásico basado en la fuerza bruta, la fuerza coercitiva del papa
y parece orientarse más a oriente, al mundo de las letras y siendo un fervientemente
admirador del mundo árabe (muy seguramente por la influencia de su madre siciliana y su
infancia en la isla); declina por tanto la guerra santa, al igual que su coetáneo, el sultán AlKamil, ambos han entendido que el camino para resolver la situación de Jerusalén no ha de
30
José Ángel García de Cortázar y José Ángel Sesma Muñoz. Manual de Historia Medieval.
(Madrid: Alianza Editorial, 2008). Página 268
31
Amin Maalouf. Las Cruzadas vistas por los árabes. (Madrid, Alianza Editorial, 2012). Página 340
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basarse en las armas sino en la palabra y la diplomacia, es el momento de que ambos
monarcas comiencen las negociaciones para devolver la Ciudad Santa a la cristiandad32.
Gracias al acuerdo, Federico II, con escasas 3.000 tropas, toma Jerusalén de forma
pacífica, sin derramamiento de sangre, consiguiendo además una línea terrestre que le ata a
Acre y las ciudades de Belén y Nazaret. Nada pudo enervar más al papa que la toma de
Jerusalén sin efusión de sangre, más aun, el respeto que mostró el emperador hacia la
población musulmana y judía eran el extremo opuesto a la gran matanza perpetrada por los
francos tras la toma de Jerusalén en 1099; tenemos un texto que refleja precisamente esta
política de buena vecindad, así decía el emperador:
“Cadí, ¿Por qué los almuecines no han llamado a la oración como suelen?” Le contesté “Lo he impedido yo
por consideración a tu majestad”. “No habrías debido actuar así –me dijo el emperador-, pues, si he
pasado esta noche en Jerusalén, ha sido sobre todo para oír la llamada del almuecín en la noche.”33
Apenas diez años duró el renovado dominio cristiano sobre Jerusalén, siendo la
última vez en la historia que la cristiandad es dueña de la Ciudad Santa. Sin embargo,
volviendo al tema en cuestión, Federico II, ante la situación de Sicilia habría de volver
rápidamente para reforzar su autoridad, lo cual consiguió mediante algunas victorias y la
consiguiente paz mediante el Tratado de Ceperano en 1230.
Al emperador aun le esperaban otras dos excomuniones. Efectivamente, el
emperador triunfante en Cortenouva (1237), volvía a colocarse como la principal amenaza
del papado, siendo Gregorio IX nuevamente quien le excomulgue en 1239 al colocar a su
hijo Enzio al frente del gobierno de Cerdeña sin la aprobación del papa34. En esta ocasión
el emperador no se acobardó y aceptó el reto del papado, comenzando así una guerra
propagandística a gran escala en la que el emperador, arropándose en los preceptos de
órdenes como la franciscana, demandaba al papado una mayor pobreza, dignidad y alegaba
que el papa mantenía más que una disputa de poderes, una disputa personal, un odio
intrínseco a la persona y no más a la institución; por parte de la Iglesia, se llegó a tildar al
emperador del anticristo citando incluso versículos de la Biblia35. Me gustaría que el lector
mismo juzgase por sí mismo el uso que se le puede dar a la Biblia si se sabe jugar con ella:
32
Ibidem. Páginas 342-343
Ibidem. Página 346
34
Emilio Mitre. La Iglesia en la Edad Media. (Madrid: Alianza Editorial, 2010). página 90
35
Miguel Á. Ladero Quesada. Historia Universal “Volumen II: la Edad Media”. (Barcelona:
Vicens Vives, 1994). página 612.
33
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“Entonces vi surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; sobre sus cuernos tenía diez
diademas, y sobre sus cabezas nombres blasfemos. La bestia, que era semejante a una pantera; sus pies eran
como los de un oso, y su boca como la de un león. El dragón le dio su poder y su trono con un gran imperio.
Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su llaga mortal había sido curada. Toda la tierra,
maravillada, seguía a la bestia. (…) Le dieron una boca que profería palabras arrogantes y blasfemias y
poder para hacerlo durante cuarenta y dos meses. Abrió su boca para blasfemar contra Dios, contra su
nombre, contra su santuario y contra los que habitan en el cielo. Y le permitieron hacer la guerra contra los
santos y vencerlos; le dieron poder sobre toda raza, pueblo, lengua y nación”. Apocalipsis de San
Juan, 13:1-8
En este contexto de guerra el emperador realizó varias afrentas al papa como pueda
ser la toma de Toscana, Spoleto o Ancona, tierras pertenecientes al papado e incluso llevó a
cabo gestos como el uso de la flota pisana para impedir el paso a los obispos, citados por
Gregorio IX para confirmar la excomunión del emperador.
No será, sin embargo, el papa Gregorio quien acabe de derrotar a Federico II sino su
sucesor, Inocencio IV, quien, tras año y medio de vacante en el papado, llegaba dispuesto a
destruir no solo al emperador sino a toda su familia. En 1245 el I Concilio de Lyon
excomulga nuevamente al emperador e increpó a todos sus súbditos a dejar de seguirle,
afirmando además que el trono imperial quedaba bacante. La sentencia se ampliaría en
1248 incluyendo a toda la familia Hohenstaufen, ésto, sumado a la derrota en Parma y la
muerte de Federico II en 1250, acabaron por destruir el gran imperio que entraba en la
llamada época del “Gran Interregno”36. El papado había ganado reforzando su poder hasta
unos límites que ni siquiera ellos podrían controlar37.
Felipe IV. El secuestro del papado
Como hemos dicho, la Iglesia había ganado contundentemente los dos grandes asaltos
ya vistos, sin embargo, ha descuidado mucho su relación con los demás reinos. En su lucha
contra el imperio ha permitido a los demás reinos cristianos crecer de forma espectacular,
cumpliendo sus prerrogativas en busca de que lucharan también contra el imperio o al
menos que no se pusieran a su favor y consiguieran un enemigo más; reinos como el de
Francia, el de Inglaterra o el de Castilla han conseguido crear una Iglesia propia más atenta
36
37
Emilio Mitre. La Iglesia en la Edad Media. Op.cit. página 91
José Ángel García de Cortázar. Historia religiosa del occidente medieval. Op.cit. Página 361
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a las órdenes de su rey que a las del papa38, y es que, precisamente en esta época es cuando
aparece la teoría de nuestro rey Alfonso X el Sabio por la cual rex est imperator in regno suo (el
rey es emperador en su reino) y no ha de recibir prerrogativas de otros poderes. Amén de
lo dicho, la Iglesia Católica, aunque fuerte y omnipresente en toda Europa está demasiado
debilitada debido a sus largas luchas, que no han acabado con Federico II, ni mucho
menos.
Llegamos de esta forma al reinado de Felipe IV Capeto, rey de Francia, hijo de Felipe
III, el cual había luchado encarnizadamente contra el excomulgado Pedro III de Aragón, y
nieto de Luis IX, tras Ricardo Corazón de León, quizá el cruzado más famoso (si bien no el
más triunfante). Decimos esto porque queremos dejar claro que proviene de una larga
tradición de grandes cristianos defensores de la fe, sustento del papa y, sobre todo, hábiles
políticos.
Felipe IV, apodado “el Hermoso”, entra al trono de Francia en 1285 comenzando así un
reinado marcado por el control, todos los ámbitos han de ser controlados y supervisados
por el monarca, dista aun del estado moderno, pero es sin lugar a dudas sus primeros
pasos. El rey, apoyado por notables consejeros como el célebre Guillaume de Nogaret o
Enguerrand de Marigny y asentado en París, ciudad que le permitía un dominio casi total de
toda Francia39. Nueve años más tarde, en 1294, Benedicto Gaetani obtiene la tiara papal y
pasa a ser Bonifacio VIII tras la única abdicación de un papa hasta la reciente abdicación de
Benedicto XVI, hablamos de Celestino V.
Solo dos años después de la entrada de Bonifacio comienza el conflicto tras la
promulgación del papa de la Bula Clerecis Laicos en la que el papa se quejaba de lo antes
comentado, la entrada de los poderes laicos en las iglesias nacionales, quienes habían
llegado incluso a imponer tributos sin consentimiento papal. Ante tal desafío, Felipe IV
decidió cortar la salida de oro a Roma, la respuesta habitual, visto lo visto, habría sido
excomulgar al rey sin remisión, sin embargo Bonifacio VIII lanza una nueva decretal
intentando apaciguar al rey. Podemos notar que algo ha cambiado ya.
La lucha se encontraba solo en un intermedio, Bonifacio VIII había cedido a sabiendas
del poder que tenía y su fuerza de convicción frente a los fieles, necesitaba un golpe de
efecto. Así, el año 1300 se celebra el primer jubileo de la historia eclesiástica, los numerosos
38
Me gustaría recordar al lector un ejemplo que siempre me ha parecido fascinante: el
tribunal de la Santa Inquisición se crea a finales del siglo XII, sin embargo hasta Castilla no
llega hasta la unión de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV.
39
Miguel Á. Ladero Quesada. op.cit. página 888
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peregrinos que asistieron a Roma recibieron una indulgencia plenaria que aumentaría la
popularidad del papa. Una vez revitalizada la imagen del papado, el pontífice envió a París a
Bernard Saisset, sin embargo la embajada resultó un fracaso absoluto. El papa no se rendía,
la publicación de la Bula Ausculta fili charissime reafirmaba aún más que la clerecis laicos la
obligación del rey respecto al papa. Felipe IV en respuesta convoca los Estados Generales
en 1302 donde los tres estamentos, incluyendo a la Iglesia y los obispos, se ponen de parte
del rey40.
1302 supone un año de movimiento político de primera escala, en este año las tropas de
Felipe IV son derrotadas de forma aplastante en Courtrai; dado que el rey está débil, el
papa aprovecha para atacar, es entonces cuando se publica la Bula Unam Sanctam, donde
Bonifacio VIII se demostraba tan radical como sus predecesores con respecto al gobierno
teocrático, a la sumisión de todos los poderes terrenales al poder espiritual amenazando así
al rey Capeto:
“Que la potestad espiritual aventaje en dignidad y nobleza a cualquier potestad terrena, hemos de confesarlo
con tanta más claridad, cuanto aventaja lo espiritual a lo temporal (…). Luego si la potestad terrena se
desvía, será juzgada por la potestad espiritual; si se desvía la espiritual menor, por su superior; más si la
suprema, por Dios sólo, no por los hombres, podrá ser juzgada. Pues atestigua el apóstol: ‘el hombre
espiritual lo juzga todo, pero él por nadie es juzgado’ (…). Someterse al romano pontífice, lo declaramos
como de total necesidad para la salvación de toda humana criatura.”41.
Felipe IV, lejos de la actuación de sus antecesores, no se asustó por tales palabras,
más aun, siguiendo el consejo de Guillermo de Nogaret, decidió acercarse a la familia
Colonna, enconada enemiga del papa Bonifacio VIII y de su familia, los Gaetani. El rey dio
luz verde al plan de actuar de forma violenta contra el papa, ni siquiera harían falta grandes
mesnadas para tomar Roma, se trataría de un asunto discreto, sabiendo sin embargo que él
estaba detrás de todo. El 7 de septiembre de 1303 los mercenarios de Nogaret y los
Colonna asaltan de forma violenta el palacio papal de Anagni, donde entre insultos e
incluso agresiones físicas, el papa fue humillado y a poco estuvo de morir de no ser por su
liberación por parte sus aliados. Solo un mes más tarde, el papa moría, prácticamente todas
40
41
Emilio Mitre. La Iglesia en la Edad Media. Op.cit. página 182-183
Emilio Mitre. Textos y documentos de época medieval. Op.cit. página 158
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las fuentes afirman que el shock fue tal que Benedicto Gaetani nunca volvería a ser el
mismo42.
El papa está ahora bajo el control del Felipe IV o lo que es lo mismo, está bajo el control
del poder laico. La Iglesia Católica, ahora con Clemente V a la cabeza, ayudó al monarca
francés a hacer toda clase de tropelías como por ejemplo el juicio a la Orden del Temple en
1307 y su definitiva disolución en el Concilio de Vienne entre 1311 y 1312, así como el
rapto del papa a Avignon en 1309. Finalmente, podemos decir que tras dos siglos de luchas
casi ininterrumpidas y victorias muy cuestionadas, el papado ha perdido.
Avignon y el descrédito de la Iglesia previo a la reforma
En su época Inocencio III había sentenciado que “ubi est papa, ibi est Roma”, es decir,
“allá donde el papa, allá está Roma”, dicha teoría se volvería en contra de la propia Iglesia
en el momento en el que el papa es llevado a Avignon, ciudad mucho más cercana a la
órbita del rey de Francia que Roma.
El periodo aviñonense está caracterizado por los papas franceses y, sobre todo, por el
perfeccionamiento burocrático del que haría gala y que serviría de modelo para la
construcción del estado moderno en diversas naciones, hasta tal punto llegaba dicho
control burocrático que Avignon era reconocida como “rapaz” en relación a los tributos,
numerosas herejías aparecen en estos momentos con ánimo de criticar a dicho tipo de
papado43.
Sin embargo tener una sede pontificia lejos de la original supone un problema, quién
tiene mayor dignidad o derecho a poseer las Llaves de San Pedro. Esto es precisamente lo
que trataremos de forma somera en este punto: el gran Cisma de Occidente.
En 1378 es elegido en Roma Urbano VI, quien devuelve al papa a Roma, sin embargo
este papa choca con los intereses de Francia, cuyo grupo de cardenales nombra a Roberto
de Ginebra papa bajo el nombre de Clemente VII, fuerte en Avignon. En el contexto de la
Guerra de los Cien Años vuelve la conflictividad que años atrás había creado la existencia
de dos papas. La situación se volverá aún más precaria tras la muerte de Clemente VII,
42
José Ángel García de Cortázar. Historia religiosa del Occidente medieval (313-1464).
Op.cit. páginas 398-399
43
George Duby. Op.cit. Páginas 112-113
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momento en que el aragonés Pedro de Luna entra como nuevo antipapa en sustitución
bajo el nombre de Benedicto XIII.
En antaño la Iglesia habría solucionado ella sola el problema, sin embargo en esta ocasión
la Iglesia es débil y se sustenta en las monarquías occidentales, de modo que los propios
reyes se marcan como objetivo resolver el asunto, apoyados a su vez en los grandes
intelectuales de universidades tales como la Sorbonne, la salmantina u Oxford, los cuales
aportarían al menos tres soluciones44:

La Via cessionis: ambos papas habrían de abdicar voluntariamente o de lo contrario
obligarían a los reyes a retirarles la obediencia. Así pasó con Enrique III de Castilla
y Carlos IV de Francia, que se pondrían al frente de sus iglesias e incluso llegarían a
sitiar a Benedicto XIII en Avignon. El escándalo llegó a tal punto que ambos reyes
habrían de restituir su obediencia en 1403

La Vía transaccionis: ambos papas habrían de reunirse y resolver el conflicto
manteniendo la independencia de la Santa Iglesia. Los sucesores de Urbano VI,
Bonifacio IX e Inocencio VII, se negarían en redondo, no así Gregorio XII, quien
aceptó reunirse en Savona con Benedicto XIII. Sin embargo, la medida resultó un
fracaso

La Via concilii: tiempo atrás se había hablado sin mucha resonancia de soluciones
frente a papas incompetentes o incluso heréticos, la principal había sido el concilio.
Se necesitaba un poder superior al papa, la teoría había quedado en desuso en plena
teocracia pontificia, pero en estos momentos, con una Iglesia en horas bajas,
pensadores como Marsilio de Padua o Guillermo de Ockham podían permitirse
afirmar que el concilio había de ser más poderoso que el papa, teniendo incluso
poder para destituirle. Es esta “solución” la que acaba de liar la situación.
Hartos de las dilaciones de ambos papas por resolver el conflicto, un grupo de
cardenales se reúne en Pisa el año 1409, depone a los dos papas y nombran a un tercero,
Alejandro V, sucedido al poco por Juan XXII. Dado que las sedes de Roma y Avignon se
niegan a aceptar las disposiciones pisanas acontece algo inédito hasta día de hoy, la
existencia de tres papas.
44
Emilio Mitre. La Iglesia en la Edad Media. Op.cit. páginas 187-189
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Como ya hemos dicho, anteriormente nadie se habría atrevido a reprender o castigar
a la Iglesia, sin embargo ahora su destino estaba en mano de los reyes, quienes se reúnen
mediante embajadas en el concilio de Constanza el año 1414. Los reinos de Inglaterra,
Francia, Castilla, Italia y el Sacro Imperio decidieron entonces destituir a los tres papas y
elegir uno nuevo, Martín V e incluso se permitían entrar en las competencias de la Iglesia
como pueda ser la lucha contra la herejía, así lo demuestra la condena contra Juan Hus. De
ahora en adelante, la Iglesia se comprometía a reunir concilios de forma periódica para
evitar más disputas, perdiendo el papa muchas de sus competencias. Así lo demostró
Eugenio IV, sucesor de Martín al reunir el concilio de Basilea en 1431 (disuelto por el
papa), cuya conclusión es la aceptación por parte del papa del decreto Sacrosanta, por el
cual el concilio adquiría una fuerza igual a la del propio papa.
Harto de la situación, el papa lleva a cabo su último gran gesto de rebeldía, el concilio
de Ferrara, un intento de apoyarse en poderes ya olvidados como pueda ser Bizancio, a
punto de extinguirse. Mientras, en Basilea el gesto sentó tan mal que se eligió a un nuevo
papa en 1439: Félix V. Mientras tanto, el riesgo de peste hizo mover el concilio de Ferrara a
Florencia donde el papa consigue el apoyo de algunos príncipes europeos al tiempo que
Federico III clausuraba el concilio de Basilea y deponía a Félix V en 1449, la crisis había
acabado pero el papa había perdido mucho poder en estos años de conflicto.
Los últimos años del papado medieval bien podrían definirse en una familia: los
Borgia45. Esta familia española, aun habiendo sido víctima de la más feroz publicidad
protestante, es cierto que no fue la más piadosa ni la mejor cristiana, papas como Calixto
III dejaron una mancha en una Iglesia en claro declive, medidas absurdas como la
excomunión del cometa Halley o Alejandro VI y las guerras que mantuvo contra Italia, con
las tropas papales comandadas por Cesar Borgia (hijo del papa y Vannozza Cattenai)
dejaron al papa como una figura impopular. Podríamos decir que la reforma protestante era
inevitable teniendo en cuenta el nivel de corrupción a prácticamente todos los niveles de la
sede episcopal, el descrédito no había llegado a cotas semejantes en toda la Edad Media46
45
Animo al lector a que se lea los comics de Los Borgia de Milo Manara y Alejandro
Jodorowsky; se trata de un acercamiento al universo de los Borgia, exagerando las facetas
más criticadas por la bibliografía protestante, en muchas ocasiones invenciones (la
depravación sexual, la corrupción del papado…), pero manteniendo en todo caso un cierto
rigor asequible para el lector medio de una forma muy entretenida.
46
Invito al lector a leer el artículo de nuestra compañera sobre los postulados de Müntzer,
nacimiento del reformismo luterano
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El Saco de Roma
El 6 de mayo del año 1527 las tropas imperiales atacan y saquean Roma, superando incluso
el listón que puso Federico Barbarroja allá por 1167, rodeando al papa en San Pedro,
protegido por su guardia suiza, masacrada en pos de la huida del papa. Tres días duró lo
que Rady define como una “orgía de devastación”47. El ataque perpetrado por el
condestable de Borbón, muerto en el asalto, y un ejército de mercenarios (entre los que
había no pocos protestantes) sin soldada desde hacía tiempo se precipitó sobre Roma
provocando, según el papa, gracias a los saqueos y a la destrucción un gasto a la Santa Sede
de diez millones de ducados; el punto culmen del asalto fue la captura del papa Clemente
VII, quien no sería liberado hasta el 6 de diciembre de 1527 48. Sin embargo, Carlos V,
emperador del Sacro Imperio, prácticamente el único defensor que le quedaba a la religión
católica, no sufrió las consecuencias de la barbarie de sus tropas, el emperador afirmaba
que el papa se la había jugado demasiado apoyando a Francia en su guerra contra España y
que el asalto era poco menos que una respuesta justa, además, según las palabras de Juan de
Valdés49, él no había ni comandado ni ordenado el saqueo, fueron sus tropas, a las que no
condenó, sencillamente actuaron de forma consecuente atacando a aquel que les metía en
guerras. Observemos la gran diferencia con respecto a lo visto, ni el emperador ni las
tropas han sido excomulgadas, tampoco han sufrido ningún tipo de castigo, al contrario,
nadie osa enfrentarse al emperador, ni siquiera el propio papa.
https://historiaconmayusculas.files.wordpress.com/2014/07/los-postulados-de-lutero-ymc3bcntzer-1.pdf
47
Martyn Rady. Carlos V. (Madrid: Alianza Editorial, 1988). Página 77
48
Josep Juan Vidal, dirigido por Alfredo Floristán. Historia Moderna Universal. (Barcelona:
Ariel, 2011). Página 187
49
Martin Rady. Op.cit. página 182
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Conclusión
Si tenía algún objetivo en mente antes de empezar esta síntesis, era, ante todo, tumbar
ese mito malsano que hemos de agradecer a renacentistas, ilustrados e historiadores de
nueva hornada, que aun sin ser especialistas en historia medieval, hablan libremente de la
misma, acusándola de un fanatismo religioso, que iba desde la expulsión de ciertas etnias de
diversos territorios (lo cual ocurre, si, al acabar la Edad Media) hasta las “sangrientas”
cruzadas.
Estos especialistas y prácticamente nadie, entiende muy bien estos
acontecimientos, pero suponemos que es bastante fácil echarle la culpa al fanatismo
religioso dado que indagar en busca de causas mayores puede resultar aburrido o costoso,
más aun teniendo en cuenta la falta de fuentes que se presupone en la Edad Media.
Desde el principio de los tiempos el hombre se ha preguntado si hay algo por encima de
él, algunos han llevado esa duda hasta límites peligrosos, y podemos afirmar, que el
fanatismo religioso ha existido en todas las épocas, la Roma idílica basada en los derechos
crucificaba a aquellos que no afirmaban que el emperador entraba en el panteón de
divinidades, la Edad Media quemaba herejes, la Edad Moderna se llevó a muchas “brujas” y
“judaizantes” por delante, las culturas precolombinas arrancaban el corazón a los más
devotos en ofrenda a sus dioses, y actualmente, tenemos al Estado Islámico, el sionismo y
el Opus Dei y ninguno de ellos ha sido mejor o peor que el otro.
Sin embargo, la única época tildada de fanática por antonomasia ha sido la Edad Media.
El occidente medieval afirma que solo hay un Dios que mandó a su hijo a morir por los
pecados de los hombres, negar eso sería absurdo, el poder divino de Dios es indiscutible,
sin embargo el poder terrenal de los hombres, aun afirmando proceder del derecho divino,
sigue siendo terrenal y humano y por ende imperfecto. El occidente medieval cree en
milagros, peregrina a los Santos Sitios en busca de salvación, afirma que las reliquias traen
bonanza y buena salud a la región donde habitan ¿Podemos afirmar por ello el fanatismo
religioso? Tal vez quizá solo debemos intentar introducirnos un poco más en la mentalidad
de las gentes de esta época.
He querido centrarme en el papado precisamente por esta cuestión, el público en
general afirma sin ningún problema que el papa y la jerarquía eclesiástica han estado
siempre dirigiendo todos los asuntos del hombre, incluyendo el control sobre los propios
reyes, sin embargo, he aquí un breve estudio que intenta demostrar que no siempre es así,
el poder del papa es grande, sin lugar a dudas, pero no es el único. El papa es un hombre a
fin de cuentas, más aun, es un jefe de estado, su poder teológico y político no siempre han
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sido aceptados y, como hemos visto, ni siquiera el papa se ha librado de ser atacado,
depuesto o incluso asesinado y recordemos, que no estamos hablando de aquella Edad
Moderna humanista basada en la razón y en la que la Iglesia pierde buena parte de su poder
de coerción, estamos hablando de la Edad Media.
Me gustaría concluir este artículo animando al lector a tumbar todos esos prejuicios que
le han transmitido sus estudios, la televisión, la prensa… la mala fama de la Edad Media
está prácticamente en todos los medios, ni siquiera entre historiadores existe un respeto
tácito al resto de especialidades y podemos afirmar que la Edad Media es, sino la más, una
de las más vilipendiadas, siendo sin embargo una de las épocas más interesantes y de la cual
todos podríamos aprender un poco.
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