Download inteligencia innata
Document related concepts
Transcript
entrevista VALERIA PRADO, MICROBIÓLOGA ”Las bacterias tienen una inteligencia innata” Fundamentales para la vida en la Tierra, estos organismos microscópicos temidos por muchos habitan dentro y fuera de nuestro cuerpo. Esta reconocida investigadora chilena las admira y las estudia a tal punto que es pionera en las aplicaciones médicas de un metal capaz de neutralizarlas: el cobre. Por federico kukso C harles Darwin, Sigmund Freud y Albert Einstein comparten una curiosa cualidad. Además de la genialidad que caracterizó e inmortalizó a cada uno, estos tres hombres son máquinas de citas perfectas: no hay conferencia o libro en que no sean evocados como los autores de una frase potente e inspiradora, si bien en la mayoría de las ocasiones, resulta casi imposible comprobar fehacientemente que ellos hayan escrito o pronunciado tal o cual comentario. Sin embargo, hay pensamientos o referencias magníficas de los que sí se puede certificar su autoría. Por ejemplo, en el libro La variación de animales y plantas domesticados (1868), Darwin desliza magistralmente: “Todo ser vivo debe ser contemplado como un microcosmos, un pequeño universo formado por una multitud de organismos inconcebiblemente diminutos, con capacidad para propagarse ellos mismos, tan numerosos como las estrellas en el cielo”. Los microbiólogos lo saben bien. Los especialistas en el estudio de toda clase de microorganismos –virus y bacterias, por ejemplo– tienen una visión bastante distinta al resto de los seres humanos en lo que respecta al lugar que ocupamos en la naturaleza. Como señalan la bióloga Lynn Margulis y Dorion Sagan (hijo de Carl Sagan) en su clásico libro Microcosmos, nuestra “arrogancia ecológica” se desploma cuando nos percatamos de la importancia de la existencia de las bacterias. “Las bacterias estaban antes que nosotros en este planeta y estarán mucho después que nos hayamos extinguido”, sostiene la microbióloga chilena Valeria Prado, profesora titular de Medicina en la Universidad de Chile y actual Miembro de la Academia Chilena de Medicina, que recientemente visitó la Argentina en ocasión del XIII° Congreso Argentino de Epidemiología, Control de Infecciones y Seguridad del Paciente. RODEADA “De las tres millones de especies de bacterias que existen, solo 250 son especies patógenas para el ser humano. La mayoría están en la naturaleza y reciclan la materia orgánica. Sin ellas tendríamos cerros de basura”, cuenta la microbióloga chilena Valeria Prado. m 81 entrevista Primero, hay que decir que son organismos vivos que comparten este planeta con nosotros. O, mejor, que nosotros compartimos con ellas. Estos organismos pequeños y de gran importancia para el ambiente fueron, desde el origen de la vida –hace 3.500 millones de años–, los únicos habitantes de la Tierra hasta que se originaron las células nucleadas. Antes de que surgiera cualquier planta o animal, estos microorganismos consumían energía, depredaban, se movían y se reproducían. Carl Sagan decía que, en términos evolutivos, somos unos recién llegados. ¿No es así? Nuestra especie no es dueña ni señora de la Tierra. Participamos en una asociación silenciosa con otros organismos que nos nutren. Las bacterias y hongos eliminan y transforman nuestros desechos. Sin embargo, en las publicidades de jabones, por ejemplo, se ve a las bacterias como un ejército enemigo al que hay que destruir. ¿Podríamos existir siquiera sin las bacterias? No. Son fundamentales para nuestra existencia. No somos independientes de la naturaleza. Las bacterias son los cimientos de la vida en la Tierra. Son fundamentales para cualquier estructura viva así como son necesarias para su subsistencia. Estos microogranismos forman parte de nuestro entorno y de nuestro propio organismo. Hay una cooperación continua y de mutua dependencia entre formas de vida. inmunidad a las bacterias terrestres. Una vez que apareció la vida en la Tierra, sus diversas variantes se multiplicaron y, al hacerse más complejas, se integraron con otras. En sus primeros dos mil millones de años de existencia en el planeta, las bacterias transformaron continuamente la superficie de la Tierra y la atmósfera. Es cierto. ¿Tiene algún tipo de bacteria favorita? ¿Es decir que sin ellas no habría atmósfera que respirar? Así es. Más estudio las bacterias, más me maravillo de ellas: tienen una inteligencia programada. Lo que la sociedad más conoce de ellas es su resistencia a los antibióticos. Pero son mucho más capaces: se pasan entre ellas características biológicas. Son muy vivas. Se ve en el intercambio genético que entablan: cómo traspasan ADN de una bacteria a otra, incluso entre bacterias de distintas especies. Al poder mezclar genes en cualquier momento y no verse limitadas a hacerlo solo en el instante de la reproducción, las bacterias son genéticamente más promiscuas que los animales. La sexualidad de los mamíferos es una rareza en el mundo de los seres vivos. ¿Qué otras habilidades tienen? Se han encontrado bacterias en entornos extremos, como en fumarolas submarinas profundas, hielos polares o ambientes químicos tóxicos, en tierra y en mar. Y, sobre todo, las bacterias son organismos que poseen una inteligencia biológica innata. Forman comunidades que son muy cosmopolitas. Se asocian entre distintas especies. Se protegen del siste- “Evolutivamente, las bacterias son mucho más exitosas que los seres humanos” bacteria habilidosa Habitante de nuestros intestinos, la Escherichia Coli nos ayuda a digerir los alimentos. Tiene una gran habilidad de donar y aceptar gérmenes. Solo algunas cepas son patógenas. ma inmune, de los antibióticos. Colonizan a una increíble velocidad los catéteres. Tienen unos mecanismos de supervivencia que son increíbles. ¿Hubo algún tipo de coevolución de las bacterias con el ser humano? ¿Se fueron adaptando? Las bacterias tienen la posibilidad de evolucionar mucho más rápido que el ser humano. Si disponen de alimento y energía a su alrededor, se reproducen sin problemas cada 15 minutos. En dos días, pueden dividirse en un número mucho mayor que la cantidad de personas que han existido desde el origen del ser humano. Nosotros, en cambio, nos demoramos muchos años en reproducirnos. Las bacterias poseen una dinámica muy rápida para adaptarse. Las que no se adaptan desaparecen. Hay bacterias que viven meses. Evolutivamente, son mucho más exitosas que nosotros. ¿Con el Proyecto Microbioma Humano está cambiando la visión que se tiene de las bacterias? ¿Se las pasó de considerar invasores y enemigos a organismos huéspedes de nuestros cuerpos? De todas las especies bacterianas que existen, alrededor de tres millones de ellas, solo 250 son especies patógenas para el ser humano. La mayoría está en la naturaleza y recicla la materia orgánica. Sin ellas tendríamos cerros de basura. Están también las que reciclan los metales. Y también están las bacterias que conviven con nosotros, en nuestra piel o en la flora intestinal normal. Constan de propiedades muy benéficas, como la síntesis de vitaminas, degradación de alimentos. Como mínimo, un diez por ciento del peso de nuestro cuerpo corresponde a bacterias. ¿La Guerra de los mundos es la película y libro favoritos de los microbiólogos? Al fin y al cabo, los invasores sucumben debido a que no desarrollan 82 m FOTOS: pablo leguizamon ¿Qué rol desempeñan las bacterias en la naturaleza? Las llamadas enteropatógenas. Todos los tipo de “coli”. He trabajado mucho con estas bacterias. También participé durante cinco años de una investigación financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates llamada Global Enterics Multi-Center Study (GEMS) o Estudio Multicéntrico Entérico Global, cuya misión consistía en ampliar nuestra comprensión de los principales patógenos diarreicos y medir la repercusión de las intervenciones en África y Asia para enfocarnos luego en el desarrollo de vacunas. Muchos de los agentes que producen infecciones desaparecen cuando la gente cuenta con buenas condiciones sanitarias y posee agua potable. ¿Por qué si vamos de vacaciones a un país, la comida o el agua nos puede caer mal y a los nativos de ese lugar no? Los nativos tienen una inmunidad adquirida desde pequeños. Las llamadas diarreas del viajero son diarreas bacterianas. En cada país, un niño cuando nace va entrando en contacto con diversos agentes bacterianos. Así, cuando ese niño crece, de adulto no le causan efectos adversos. En cambio, si uno es turista y no tiene inmunidad, se puede enfermar. ¿Eso habla también de la adaptación del ser humano a su ambiente? COBRE La kriptonita de las bacterias Cómo las propiedades bactericidas de un metal prometen combatir las infecciones intrahospitalarias. Es la gran paradoja del mundo de la salud: las infecciones intrahospitalarias causan en conjunto más muertes que el cáncer de mama, las complicaciones causadas por el VIH y los accidentes en autos. Se estima que el 25 por ciento de los pacientes de países en vías de desarrollo contraen estas infecciones asociadas al cuidado de la salud provocadas por patógenos, como el Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Pseudomona aeruginosa y la Acinetobacter baumanni. Sin embargo, en los últimos diez años, un viejo conocido de la humanidad se perfila como el gran enemigo de estas bacterias: el cobre. Y la microbióloga Valeria Prado es una de las investigadoras pioneras en sus aplicaciones médicas. En un estudio realizado en 2010 en el hospital del cobre en Calama, en el desierto de Atacama, fueron reemplazados de la sala de cuidados intensivos los seis objetos más tocados por el personal y los pacientes –barandas y manillas de camas, mesa del paciente, portasueros, apoyabrazos de silla de visitas y el lápiz que usan las enfermeras para monitorear los signos vitales– por láminas de cobre. “Durante 30 semanas, tomamos muestras y comparamos el recuento bacterial. Los objetos con cobre sometidos a manipulación normal tenían un 80 por ciento menos de bacterias que los objetos sin cobre”, cuenta Prado. ¿A qué se debe? La superficie de cobre no deja que las bacterias se multipliquen. En contacto con el oxígeno del aire, el cobre desprende iones que penetran al interior de las bacterias, alteran sus proteínas y lípidos. No las deja respirar. Y las bacterias se mueren. Esta reacción química permanece en el tiempo. ¿Y qué aceptación tienen estas aplicaciones en el mundo médico? Muy buenas. Las evidencias son muy sólidas. Se ha implementado en varios hospitales. Es un proceso a mediano plazo. Y paulatino. En tres hospitales de Estados Unidos en los que se usó el mismo protocolo, los pacientes que habían estado internados en salas cobrizadas habían tenido un 40 por ciento menos de riesgo de contraer infecciones intrahospitalarias. Exacto. Si bien en líneas generales su composición es parecida, todos tenemos floras intestinales distintas. Es como una huella. La flora intestinal de cada individuo es única. Esta flora intestinal puede llegar a estar compuesta por unas 2.000 especies bacterianas diferentes. El equilibrio bacteriano puede verse alterado por enfermedades, cambios en la alimentación, por el estrés y al envejecer. ¿Usted forma parte de la llamada Pathogenic Escherichia Coli Network. ¿Qué es? Es un grupo de investigadores latinoamericanos que han trabajado en la bacteria Escherichia coli en sus diversas variantes. Es como un camaleón que tiene mucha habilidad para aceptar y para donar genes. Normalmente, vive en el intestino humano y de los animales. No suele causar ningún tipo de problema. De hecho, es necesaria para el funcionamiento correcto del proceso digestivo. Sin embargo, algunas cepas –las enteropatógenas– por intercambio de material genético, han adquirido la capacidad de causar infecciones. Están las que producen enfermedades como meningitis y septicemia del recién nacido, las que producen infecciones en los riñones, diarreas sangrantes. Somos un grupo de investigadores que intercambiamos nuestras experiencias para estimular estudios colaborativos y formar proyectos conjuntos. La utilización de láminas de cobre en hospitales podría evitar la proliferación de muchas infecciones. Una de las consecuencias del Proyecto Genoma Humano fue saber que en nuestro genoma hay restos de virus y bacterias. Como si fuera el cementerio de antiguas batallas. ¿Es tan así? Los virus se incorporan al genoma de otra célula para poder replicarse. Y siempre queda algo. También ocurre con las bacterias. Nuestros cuerpos contienen la verdadera historia de la vida en la Tierra. Somos el producto de una simbiosis llevada a cabo a lo largo de millones de años. Tenemos una ascendencia microbiana. para saber más http://procobre.org/ Sitio de la Asociación Internacional del Cobre m 83