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Abril 2013
Ana Unzurrunzaga CCV
Post- Lago
3ª y 4ª Edición
Las mujeres como creadoras y portadoras de la memoria de los
orígenes ( Lc 24,1-11)
0.- Introducción
1.- La memoria y el recuerdo: un modelo de interpretación
1.1- La memoria como actividad social
1.2- Los marcos sociales de la memoria colectiva
1.3- Diferentes memorias en un mismo grupo
1.4- La importancia de la memoria para la identidad del grupo
2.- La memoria en la Antigüedad
2.1- La memoria en el mundo grecorromano
2.2- La memoria en el mundo judío
3.- La forma lucana de hacer memoria
4.- Las mujeres hacen memoria en la visita a la tumba (Lc 24,1-11)
4.1- ¿Quiénes eran estas mujeres?
4.2- Invitadas a hacer memoria, ellas recordaron
4.3- La incapacidad de los varones para tomar en serio el discurso de las
mujeres
4.4- Función de las mujeres en la obra lucana
5.- Dos mujeres como paradigma de fe para la comunidad lucana: la mujer que
ha perdido una moneda (Lc 15,8-10) y la mujer encorvada (Lc 13, 10-17)
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Desarrollo del tema
En el texto de Lucas donde se recoge la visita de las mujeres a la tumba de
Jesús nos encontramos estos versículos: Recordad cómo os habló cuando estaba
todavía en Galilea, diciendo: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado
en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite”. Y ellas
recordaron sus palabras (Lc 24, 6b-8). A las mujeres se les invita a recordar unas
palabras de Jesús y Lucas afirma que ellas recordaron. Las preguntas que surgen son
las siguientes: ¿Qué significa “recordar”?, ¿qué significa “hacer memoria” en
aquella época y, en concreto, para la comunidad de Lucas? ¿es significativo que
sean las mujeres las que recuerdan? Tratar de responder a estas preguntas nos va a
llevar a descubrir al final del capítulo el papel que tuvieron las mujeres como
creadoras y transmisoras de memoria en la comunidad lucana.
1.- La memoria y el recuerdo: un modelo de interpretación.
Se entiende por “memoria” la facultad humana de conservar rastros de la
experiencia pasada y en parte de tener acceso a ella en el recuerdo. No se entiende
como una actividad estática y fija, sino como una reconstrucción direccional del
pasado, es decir, de contenidos “guardados” en función de las necesidades del
momento, actividad que se realiza a través de unos mecanismos y con una
finalidad. Por lo tanto, ninguna forma de memoria es la mera conservación o
reproducción del pasado, sino el lugar de una selección y una reformulación
constante de sus restos. Desde estas claves es como vamos a entender la memoria.
La memoria nos pone en conexión con una tradición y detrás de esa tradición hay
un grupo de personas que consideran significativos ciertos recuerdos, recuerdos que
dan identidad a ese grupo.
1.1.La memoria como actividad social
Por lo dicho hasta el momento y porque no hay recuerdo estricta y
aisladamente individual tenemos que centrarnos en lo que significa la memoria
colectiva. Este tipo de memoria estaría formada por “el conjunto de las
representaciones del pasado que un grupo produce, conserva, elabora y transmite a
través de la interacción entre sus miembros”. Lo que hace una memoria
propiamente colectiva no es tanto el carácter común de sus contenidos, sino más
bien el hecho de que éstos sean elaborados en común, esto es, que sean el
producto de una interacción social, de una comunidad capaz de elegir en el pasado
lo que es relevante y significativo para el presente y el futuro en relación con los
intereses y con la identidad de los miembros de un grupo. La función principal de la
memoria colectiva es, efectivamente, la de favorecer la cohesión de un grupo
social, la de garantizar la identidad, y la de establecer su continuidad en el tiempo.
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Se hace memoria del pasado en el presente, la experiencia presente se
reinterpreta desde el pasado y tiene significación para el futuro. ¿Qué tienen que
recordar las mujeres en Lucas? ¿en qué cambia ese pasado?
1.2.- Los marcos sociales de la memoria colectiva o las coordenadas que ayudan a
recordar.
La reconstrucción del pasado precisa contar con marcos que encuadren y
estabilicen lo acontecido; tales marcos son los llamados marcos sociales. Los
recuerdos no se refieren tan sólo a algo que me resulta patente que es una
experiencia pasada, sino que también se ubican en coordenadas espacio-temporales
más o menos estrictas. Son los marcos los que le proporcionan estabilidad y
persistencia. Los marcos sociales de la memoria son el espacio y el tiempo.
1.3.- Diferentes memorias en un mismo grupo
Hay dos aspectos más de la memoria colectiva que son importantes para
nuestro tema: 1) dentro de un grupo habrá memorias colectivas –que llamaremos
hegemónicas- que se impongan a otras; 2) en la medida en que toda sociedad está
compuesta de una pluralidad de grupos, no es posible hablar de una sola memoria
colectiva.
Dado que la estructura de los procesos de la memoria colectiva corresponde
al modelo del proceso comunicativo (emisor-mensaje-receptor), dentro de un grupo
habrá que reconocer quiénes hacen memoria, quiénes la trasmiten y quiénes son los
destinatarios de esa memoria.
Las representaciones colectivas del pasado de un grupo sirven para legitimar
las creencias del mismo grupo y para inspirar sus proyectos, legitimando así –o
intentando legitimar- a las élites que son portadoras de ellas. Como dice A. Cavalli,
“como cualquier criterio de selección implica una atribución de valores, estos
procesos no son independientes de la estructura de poder que cada vez caracteriza
al grupo o sociedad; el poder de crear y estabilizar memoria es un signo de poder a
todos los niveles de la organización social”. Pero no podemos olvidar que, dentro de
esa sociedad, habrá sujetos no pertenecientes a la élite que hagan memoria,
también colectiva, pero no reconocida. ¿No podría ser un ejemplo de lo dicho el
caso de las mujeres en la comunidad lucana?
Pero, además, en la medida en que toda sociedad está compuesta de una
pluralidad de grupos, no es posible hablar de una sola memoria colectiva. Cada
grupo elabora la representación del pasado que más se adapta a sus propios valores
e intereses. ¿Hay una memoria hecha por varones y otra por mujeres en la
comunidad lucana?
1.4.- La importancia de la memoria para la identidad del grupo
La identidad grupal es aquella parte del autoconcepto de un individuo que
deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo social, junto con el
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significado valorativo y emocional asociado a dicha pertenencia. Como ya hemos
afirmado, la función principal de la memoria colectiva es la de favorecer la
cohesión de un grupo social, la de garantizar la identidad y la de establecer su
continuidad en el tiempo.
La memoria colectiva tiene una importante función en la cohesión del grupo,
porque es un eficaz instrumento de diferenciación social. Aquellos que comparten
un mismo pasado se sienten también miembros de un mismo grupo, pues la
memoria de un grupo y su identidad están inseparablemente unidas y son
mutuamente dependientes. El rol constitutivo de la memoria en este proceso de
hacer la propia imagen o de definir la identidad quedaría sintetizado en esta idea:
“nosotros somos lo que recordamos”. Si trasladamos esta idea al campo de la
identidad, el lema expresado debe completarse con este otro: “para decir quién soy
debo expresar a qué o quién pertenezco” porque el recuerdo y la pertenencia están
claramente unidas.
2.- La memoria en la Antigüedad.
2.1.- La memoria en el mundo grecorromano
La sociedad helenista y romana, como el mundo judío, miraba el pasado
como clave para entender y configurar el presente y el futuro.
Sociedades y grupos en el mundo greco-romano, entre ellas el mundo judío,
tendieron a “reciclar” sus tradiciones. Las tradiciones orales fueron pronto puestas
por escrito, no sólo como meras construcciones literarias, sino como expresiones de
lo que estaba sucediendo en la sociedad del momento, muy conectadas a los
desarrollos culturales, políticos y sociales y a su identidad.
En el primer siglo, siendo el emperador el centro de la sociedad, podemos
hablar de una memoria colectiva impuesta por el Estado, por la autoridad, una
memoria común a la sociedad como un todo. Uno de los medios de hacer memoria
en estas sociedades fue la historiografía, fuente para descubrir hechos y personajes
significativos y tradiciones religiosas y culturales.
Junto a la existencia de una memoria oficial, que es la que se impone desde
el Estado, hay que afirmar la existencia de distintas “submemorias” que conviven
con ella, que son igual de válidas para los grupos (submemorias de pueblos dentro
del Imperio, de grupos dominados o no reconocidos...submemorias que al
mantenerse reforzaban la identidad de dichos grupos y su permanencia en el
tiempo). Podía darse la circunstancia de que la memoria impuesta desde arriba
conviviera en paz con las “submemorias” o, por el contrario, que chocaran
fuertemente.
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Podría darse la circunstancia de que, junto a la memoria que hacen los
varones en los orígenes del cristianismo, hubiera una memoria hecha por las
mujeres y que ambas convivieran en este caso en la comunidad lucana o que Lucas
tenga en cuenta tanto una como otra al escribir su evangelio.
2.2.- La memoria en el mundo judío
Para el mundo judío, recordar es un ir al corazón, lugar no sólo de los
sentimientos sino también de los recuerdos, pensamientos, proyectos y decisiones.
El recordar se refiere a acontecimientos del pasado que la memoria actualiza
debido a su interés para el momento presente, a lugares o circunstancias que
afectan a quien los recuerda y a fenómenos presentes que determinan
decisivamente la existencia o exigen la obligada atención porque miran al futuro.
Para el mundo semita, lo que se recuerda determina la acción y afecta a la
totalidad de la persona.
Yahvé hace memoria y recuerda a las personas volviendo a hacer efectiva su
gracia y su misericordia, surge en ellas una situación nueva. La acción de ese
recordar se traduce en una acción, porque hay un compromiso entre él y lo que
recuerda. Que Yahvé haga memoria es un hecho activo y creador, recuerda la
Alianza hecha con los patriarcas y se compromete nuevamente. Hacer memoria no
es una mera actualización del pasado en el presente; su memoria no repite el
pasado, sino que es una continuación de su propósito salvífico para con Israel. Su
hacer memoria tiene detrás su implicación total con su pueblo, su memoria incluye
las acciones del pasado y su implicación en el futuro de Israel. Esta manera de
hacer memoria estaba en el imaginario de la sociedad del siglo I, en su experiencia
y en su práctica.
La memoria que hace Israel es un recuerdo actualizador de las acciones
salvíficas de Yahvé; Israel recuerda la acción divina en su historia. La razón de esta
actualización está en su significado para el momento presente. Y es, a través de la
memoria, donde Israel encuentra al Dios del pasado, de la Alianza. Hacer memoria
vincula a Israel con el propósito de Yahvé de intervenir en la historia, que abarca
tanto pasado como futuro. Los hechos fueron el vehículo para que la historia fuera
un espacio y un tiempo de salvación. Al hacer memoria de un hecho, Israel
encuentra en su tradición una manera de seguir transformando su historia en
historia de salvación. Si Yahvé e Israel pueden hacer memoria es porque la historia
de salvación es concebida como el resultado de la acción de Yahvé y la respuesta de
Israel y porque hacer memoria supone actualizar y hacer presente dicha historia de
salvación.
3.- La forma lucana de hacer memoria
El modo de hacer historia de Lucas es su modo de hacer memoria. La obra
lucana es el relato –en tres etapas- del acontecimiento Cristo. Este relato tiene
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como hilo conductor la voluntad salvífica de Dios, que es el verdadero protagonista
de la historia, y la presencia del Espíritu que acompaña primero a Jesús y después a
la primera comunidad cristiana.
No podemos dejar de indicar que Lucas quiere hacer un relato con tres
características que él mismo señala en los prólogos: integridad, exactitud y
exhaustividad. Reconoce que antes que él otros han puesto por escrito un relato
quizá oral y subraya que quiere hacer un relato histórico, que recoge los
acontecimientos de la historia de la salvación. Para él, estos acontecimientos no
sólo incluyen los hechos del ministerio público de Jesús y su pasión, muerte y
resurrección, sino que abarca también la actividad de los testigos. Lucas subraya
que todos estos acontecimientos los han transmitido “los que desde el principio
fueron testigos oculares y servidores de la Palabra”. La tradición a la que se refiere
no excluye de por sí documentos escritos, pero lo más probable es que se refiera a
la tradición oral. Lucas lee la historia y, al contarla, le da un sentido; es decir, hace
memoria y al recordar lo hace para un grupo concreto y con una significación
concreta. La transmisión del relato implica una conciencia precisa de la historia.
Lucas pertenece a una generación en la que la memoria está ya canalizada y
legitimada por una tradición y con su relato, aporta una memoria concreta. Para él,
los testigos no simplemente vieron los hechos, sino que también son testigos de la
historia de la salvación de Dios. Y además, en su obra, los hechos ocurridos en el
pasado siguen actuando en el presente por medio de sus efectos, o dicho de otro
modo, los acontecimientos a los que se refiere Lucas tienen una dimensión actual
en la vida de la comunidad cristiana.
Nos atrevemos a afirmar, entonces, que el modo de hacer historia de Lucas, es su
modo de hacer memoria.
4.- Las mujeres hacen memoria en la visita a la tumba ( Lc 24,1-11)
4.1.¿Quiénes eran estas mujeres?
Las protagonistas de este relato son un grupo de mujeres, mujeres que han
venido desde Galilea siguiendo a Jesús y que en el sepulcro van a tener una
experiencia reveladora. Son Maria Magdalena, Juana, María la de Santiago y otras
que estaban con ellas. Estas mujeres le han ido acompañando, han servido a Jesús y
a sus discípulos con sus posesiones (8,3); son mujeres que han optado y se han
adherido a Jesús y han permanecido fieles, estando entre los que ven la cruz y el
lugar del sepulcro. No sólo han aceptado las palabras de Jesús sino que se han
identificado con su vida y destino, subiendo con él hasta Jerusalén, con lo que
conlleva la expresión “subir a Jerusalén” en Lucas (tiene un sentido teológico clave
y es muy importante que lo diga de las mujeres) Son testigos oculares, desde el
principio como dice el prólogo del evangelio, y ahora van a ser testigos de la
resurrección. Ellas son las protagonistas del comienzo del capítulo 24, punto
culminante del Evangelio y transición para el libro de Hechos; son las protagonistas
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de un hecho que se sitúa en Jerusalén y en la transición del tiempo de Jesús al
tiempo de la Iglesia.
4.2.- Invitadas a hacer memoria, ellas recordaron
Entran en el sepulcro y no encuentran el cuerpo de Jesús, a pesar de que
ellas habían sido testigos oculares de dónde ha sido colocado el cuerpo. Ahora son
testigos de un hecho cuyo significado no aciertan a entender y van a necesitar de
una palabra reveladora que lo interprete. Son las primeras en recibir el anuncio de
que Jesús ha sido resucitado por el Padre, el que estaba muerto, vive. La pregunta
de por qué buscan entre los muertos al que vive nos da la clave para entender la
invitación a hacer memoria. El ángel les dice que tienen que recordar las palabras
de Jesús cuando estaban en Galilea. Estas palabras aluden narrativamente a las
predicciones de la Pasión (Lc 9, 22; 9, 44; 17, 25). Y Lucas subraya que ellas
recordaron. Al recordarlas, en realidad, están haciendo una lectura de la vida de
Jesús desde el final, están haciendo una relectura de su pasión y muerte desde la
vida de Jesús.
De esta manera, ellas -que han sido testigos en Galilea y desde Galileaentienden, al mirar atrás y recordar ciertas enseñanzas de Jesús, lo que está
sucediendo, interpretan y actualizan aquellas palabras de Jesús. Con ello, al mismo
tiempo, Lucas subraya la pertenencia de estas mujeres al grupo de discípulos y su
presencia entre los que le escuchan y le siguen. Desde esta clave, podemos
entender que las mujeres, al hacer memoria, no están recordando únicamente unas
palabras de Jesús, sino que este recordar es una acción que transforma, que les
hace pasar del no entender lo que experimentan a la fe, una acción que les permite
actualizar en el presente las palabras del pasado y relacionarlas con la historia de la
salvación. Lucas vincula implícitamente, por tanto, el tema del hacer memoria por
parte de las mujeres con el kerigma pascual y no solo porque utiliza tradiciones
anteriores sino porque las mujeres, como hemos dicho antes, son las primeras en
recibir el anuncio de la resurrección, en hacer la experiencia de que Jesús vive.
4.3.- La incapacidad de los varones para tomar en serio el discurso de las mujeres
Aunque no reciben el encargo de anunciar lo que ha sucedido, Lucas nos dice
que anunciaron todo a los Once y los demás. Lo que anuncian, como ya hemos visto,
no es sólo lo que vieron y escucharon sino también lo que entendieron y
actualizaron (recordaron) al hacer memoria. Lucas subraya la incredulidad de los
apóstoles, que no aceptan el testimonio de las mujeres. Aunque como grupo los
apóstoles no habían desertado de su vinculación con Jesús, es más, se encontraban
entre “sus conocidos” en el lugar de la crucifixión, ahora consideran la noticia de
las mujeres w`sei. lh/roj, “como (si fuera) un embuste (delirio)”. Es esa
interpretación que han hecho las mujeres de la vida de Jesús y el anuncio de que no
está muerto lo que es considerado como delirio.
Los lectores sabemos que lo que dicen las mujeres es verdad y que los
discípulos, como dirá después Jesús resucitado, son “insensatos y tardos de
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corazón” (24, 25) para creer. Sin embargo, la intención de Lucas no es contraponer
la fe de las mujeres con la incredulidad de los varones, sino que esta reacción le
sirve como clave para remarcar que la fe de los varones se sustenta, no en la
palabra de las mujeres, sino en las apariciones posteriores del Resucitado. Y, al
mismo tiempo, quiere subrayar el papel de las mujeres como creadoras y
portadoras de la memoria con una función comunitaria concreta, que
comprenderemos más tarde.
4.4.- Función de las mujeres en la obra lucana
Lucas es el único que señala esta incredulidad de los discípulos en los relatos
de la visita de las mujeres a la tumba: parece que los Doce van ganando centralidad
y autoridad. La pregunta que está detrás de toda esta cuestión es cómo presenta
Lucas a las mujeres a lo largo del evangelio. Es un hecho que, comparado con otros
escritos del Nuevo Testamento, el evangelio de Lucas contiene más material sobre
mujeres y la mayoría de éste pertenece al material lucano. Entre los autores
lógicamente hay dos líneas de pensamiento: 1) unos mantienen que Lucas tiene una
imagen positiva de ellas y 2) otros, que su visión de las mujeres es negativa; tanto
unos como otros analizando los mismos textos llegan a planteamientos distintos. No
podemos olvidar que literariamente hablando, el tratamiento de las figuras de las
mujeres puede deberse al punto de vista del autor respecto a ellas y también se
debe a técnicas narrativas y herencias literarias del autor y a la gran variedad de
fuerzas sociales y políticas.
La doble obra lucana multiplica historias de mujeres deliberadamente. Otro
elemento claro es que, en el libro de Hechos, el papel de las mujeres se reduce y se
subraya más el papel dominante de los varones en la actividad misionera y el
liderazgo de la comunidad. Aunque la presencia de las mujeres es
significativamente menor, la segunda obra lucana incluye también un número de
referencias sobre mujeres emparejadas con varones, pero eso sí, no en la forma de
relatos paralelos sino en expresiones donde se nombra una pareja o se habla de
ambos, varón y mujer (Ananías y Safira (Hch 5, 1-11) y Priscila y Aquila (Hch 18, 14).
Es fácil ver cómo las técnicas redaccionales de Lucas parecen indicar una
inclusión deliberada de la mujer en su plan literario-teológico, pero no es fácil ver
a qué propósito sirven. Unos autores indican que esa inclusión tiene carácter
catequético, de instrucción y edificación; otros ven detrás un carácter apologético
tanto de carácter teológico como político, mediante el cual parece que se quiere
distanciar a las mujeres de la profecía y del ministerio en la comunidad. Por otro
lado, la gradual presentación de las mujeres de más a menos en la doble obra
lucana puede justificarse afirmando que la labor redaccional de Lucas se va
volviendo contra las mujeres como expresión de la influencia judía y el contexto
helenístico. ¿Cuál de las dos obras es más lucana? Podemos afirmar que Lucas tuvo
un acceso más limitado a la información sobre las mujeres en la primitiva iglesia y
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eso se ve reflejado en su segunda obra o que la doble obra lucana contiene un
doble mensaje.
Varones y mujeres pertenecen a la misma comunidad, ambos participan en
los mismos ritos y viven en mutua dependencia, pero, al mismo tiempo, ambos
forman sus propios grupos. No podemos olvidar que la sociedad de esta época es
una sociedad colectiva y que el individuo busca su propia identidad en su
pertenencia a la familia o al grupo. El grupo define su lugar e identidad, también en
el caso de las mujeres. La identidad de género se crea y se refuerza en el grupo
mediante relatos. Lucas parece reconocer que las mujeres en su comunidad
cuentan historias, construyen memoria para ellas y para la comunidad.
Las comunidades, y la de Lucas no es una excepción, generan y procuran una
identidad grupal característica y fuerte. Las mujeres no son un apéndice de los
hombres sino que son parte integrante de la comunidad, comparten la identidad
comunitaria, pero, además, constituyen su propio grupo dentro de la comunidad y
tienen una identidad característica que, muy probablemente, mantenía sus propios
relatos conteniendo su memoria grupal particular como discípulas de Jesús.
Lucas en su narración mantiene tradiciones sobre las mujeres que recogen la
memoria de ese subgrupo dentro de la comunidad, y les da una función positiva; sin
embargo, al mismo tiempo, revela las razones de la preferencia hacia los varones
en la presentación que Hechos hace de la organización del grupo cristiano, de la
actividad misionera pública y su defensa frente a las autoridades. La preferencia
hacia los varones que se manifiesta en Hechos en parte oculta, silencia e invisibiliza
a las mujeres. De la misma manera en que las tradiciones de la vida de Jesús, que
son sus hechos y palabras, se sitúan en el pasado y deben ser recordados, así ocurre
con los ejemplos de las mujeres y las historias sobre ellas. Pero esto no las lleva al
silencio; lo que fue, no debe ser olvidado. El propio modo que Lucas tiene de
“hacer memoria” muestra que es precisamente en el recuerdo de la historia pasada
donde se encuentra la clave para reflexionar, reevaluar y hacer una nueva
interpretación del presente.
A pesar de que al final del relato de la visita de las mujeres a la tumba, ellas
parecen perder todo el protagonismo y hay un interés apologético en que sean los
varones los que aparecen como testigos oficiales de la resurrección, nadie puede
negar que a estas mujeres, seguidoras y discípulas de Jesús, se les anuncia la
resurrección de Jesús, que tienen una experiencia reveladora en el sepulcro y que,
al hacer memoria, actualizan las palabras de Jesús en Galilea y son testigos de la
resurrección.
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5.- Dos mujeres como paradigma de fe para la comunidad lucana
Sabemos que cada evangelio hace memoria de Jesús teniendo en cuenta,
entre otros aspectos, a la comunidad a la que va dirigido. Y por ello, cada evangelio
presenta las palabras y acciones de Jesús que son significativos para su grupo, el
Dios que experimenta y su mensaje en función de quienes le escuchan, de su
momento como comunidad: necesidades, preocupaciones... Hay dos episodios en el
evangelio de Lucas que no se recogen en los otros evangelistas y que precisamente
tienen como protagonistas a dos mujeres: la mujer encorvada (Lc 13, 10-17) y la
mujer que ha perdido una moneda (Lc 15, 8-10). Ambos textos han sido poco
estudiados hasta ahora pero especialmente el de la mujer encorvada; este último,
además, en los comentarios a Lucas siempre ha sido analizado desde la perspectiva
de la controversia sobre el sábado dejándose a un lado la figura de la mujer.
¿Por qué Lucas hace memoria de estos pasajes donde aparecen dos mujeres y
no los recogen ni Mateo, ni Marcos ni Juan? ¿qué mensaje trasmiten estos textos?
¿Qué pueden significar para la comunidad y, en concreto, para las mujeres y su
identidad?
Ambos textos nos hablan de cómo la iniciativa salvífica y la bondad de Dios
rebasan las fronteras humanas, su amor y misericordia van unidos a la llamada
continua de Jesús al arrepentimiento y a la conversión. El Reino es para todos,
también para los grupos excluidos, es claro el universalismo de la salvación. La
generosidad salvífica de Dios se ha volcado en las mujeres por la palabra y por el
gesto de Jesús; ellas participan de la bendición que se promete a la descendencia
de Abraham y esto provoca un efecto liberador en su vida.
Ambas mujeres se convierten en paradigma de fe para la comunidad lucana.
Ellas manifiestan con su alabanza la nota característica de su experiencia creyente.
Su acción de glorificar significa tomar partido por Jesús y por el Reino. Su adhesión
a Jesús es alabanza y agradecimiento. Su palabra es palabra teológica porque
afirma la misericordia de Dios como principio de vida e inclusión. Ambas son
presentadas como discípulas y pueden ser modelo generador de identidad cristiana
para otras mujeres. El grupo de mujeres recibe la invitación a seguir a Jesús, no
sólo siendo discípulas suyas, sino también dándole una respuesta positiva y de
apertura a su Palabra. Las mujeres están ahora incluidas en la comunidad de la cual
habían sido excluidas o habían sido reconocidas como miembros de inferior
categoría. Y ellas pueden desentrañar el hondo significado del acontecimiento
Cristo, haciendo memoria.
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6. Las mujeres como creadoras y portadoras de la memoria
comunitaria de los orígenes
Lucas no introduce el tema de la memoria, de una manera arbitraria sino que
la teología y el hilo conductor de toda su doble obra le guía a la hora de presentar
el tema de memoria. Todos los evangelistas hacen memoria de Jesús y también
introducen el tema en sus obras pero es claro que Lucas lo utiliza de una manera
especial para favorecer la cohesión de su comunidad, garantizar su identidad y
establecer su continuidad en el tiempo. Pero Lucas no sólo sitúa el relato, y con él
el tema de la memoria, en un espacio y en un tiempo –marcos sociales de la
memoria colectiva- sino que sitúa el acontecimiento Cristo en el marco de la
historia universal, sabiendo que esta historia universal se comprende en su
totalidad desde la historia de la salvación. Por ello, para Lucas hacer memoria
supone llevarla a cabo en un marco de sentido que es la historia de la salvación. Y
ahí, están mujeres y varones, como grupos que producen, conservan y elaboran un
conjunto de representaciones del pasado y que transmiten a través de la
interacción entre sus miembros.
Cuando Lucas indica en su prólogo las circunstancias, la finalidad y el método
de trabajo con respecto al relato que quiere componer, podemos afirmar que
estaría indicándonos también su manera de hacer memoria. Al hacer memoria,
tiene presentes a predecesores que también han hecho memoria poniendo por
escrito un relato quizá oral, pero él quiere hacer un relato que encadene -según el
orden teológico que él ve- los acontecimientos de la historia de la salvación, donde
estarían incluidos, no sólo el ministerio, pasión, muerte y resurrección de Jesús,
sino también la actividad de los testigos, mujeres y varones. Lucas tiene detrás la
certeza de que los hechos ocurridos en el pasado siguen actuando en el presente
por medio de sus efectos, por ese motivo, en la medida en que él haga memoria de
esos acontecimientos, esa acción salvadora sigue haciéndose realidad en el
presente. Los acontecimientos que recoge Lucas tienen, por tanto, una dimensión
actual en la vida comunitaria.
Si Lucas presenta en su obra tanto a mujeres como a varones haciendo
memoria es porque ambos grupos son importantes dentro de la comunidad y estaría
reforzando la posibilidad de que tanto uno como otro tiene de ir construyendo su
propia especificidad dentro de la comunidad y de tener un mundo compartido como
mujeres y como varones. ¿Y qué significa, por tanto, hacer memoria en Lucas? En el
tiempo de Israel –una de las etapas de la historia de salvación que propone en su
teología- hacer memoria significa “hacer presente” al Dios de los Padres. Volver a
pasar por el corazón el pasado es decir, re-vivir la experiencia pasada en una
situación presente. Significa volver a hacer parte de un todo con sentido -que es la
historia de la salvación- lo que sucede en el ahora. El recuerdo es un recuerdo
actualizador de las acciones salvíficas de Yahvé y la razón de esa actualización está
en el significado para el momento presente. En el tiempo de la comunidad hacer
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memoria significa reinterpretar aquello que se recuerda. Que mujeres y varones
hagan memoria de Jesús significa volver a hacer presente su persona y sus acciones;
significa hacerle vivo, efectivo y actuante. Hacer memoria significa interpretar y
actualizar las palabras de Jesús; de esta manera, el recordar sería una acción que
transforma, que permite actualizar en el presente palabras del pasado relacionadas
con la historia de la salvación a través de Jesús y así, haciendo memoria, la persona
se incorpora a la fe en la promesa de salvación de Dios y su cumplimiento en Jesús
resucitado y conlleva una nueva identidad. En este tiempo, la razón del recordar
está en el significado para la situación presente de la comunidad lucana.
En este marco afirmamos que las mujeres son creadoras y portadoras de
memoria de los orígenes en la doble obra lucana. Lo son porque pertenecen al
grupo de discípulos y están presentes entre los que le escuchan y le siguen. En el
movimiento de Jesús fueron seguidoras y discípulas y por tanto, tras la experiencia
pascual, tuvieron que hacer memoria. El problema seguramente fue si su memoria
fue aceptada o si se encontró con dificultades, al menos en el momento de la
comunidad lucana. Al hacer memoria, ellas hacen posible la presencia del
Resucitado y la hacen posible no sólo porque lo mantienen vivo en su memoria sino
porque al hacerla descubren, comprenden y recrean el anuncio de la nueva
realidad. A través de ellas y en ellas, Dios sigue actuando en la historia de salvación
de su pueblo. Las mujeres, por tanto, son capaces de descubrir y alumbrar el
significado de momentos vitales e importantes de la comunidad lucana, de
descubrir la presencia de Dios y su acción salvadora y vivificadora en situaciones
insospechadas que pueden parecer inverosímiles.
Las mujeres reciben el anuncio de los ángeles y van a transmitirlo: Jesús
vive. Podemos afirmar que en el origen de las palabras del kerigma de la comunidad
está parte del fruto de la acción de recordar de las mujeres. Es memoria de las
mujeres pero a la vez autocomprensión y memoria de la comunidad; otra cosa es,
como ya hemos visto, que Lucas señale las dificultades de que sea aceptada y el
peligro de que no sea una memoria consensuada. Las mujeres crean y transmiten
memoria porque son testigos oculares y servidoras de la Palabra. Aunque Lucas no
lo diga explícitamente e incluso lo oscurezca, son servidoras de la Palabra, porque
el testigo se convierte, al pasar de la no fe a la certeza, en aquel que predica la
Palabra. También en la comunidad ellas son consideradas testigos y servidoras de la
Palabra. Recuerdan aquello que es significativo para ellas y les da identidad como
mujeres, pero al mismo tiempo su memoria constituye la memoria de toda la
comunidad.
Las mujeres, en su hacer memoria, son, por tanto, presencia actuante del
Resucitado y por ello son co-creadoras de la identidad comunitaria. “La identidad
personal y comunitaria se forma cuando la memoria suprimida es resucitada”. Estas
seguidoras y discípulas de Jesús recuerdan y, al recordar, experimentan, reviven y
creen; al creer, no pueden menos de anunciar y con ese anuncio hacen presente al
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Resucitado. Las mujeres son por tanto figura clave en el fundamento y origen de la
comunidad cristiana. Gracias a ellas, la comunidad se incorpora a la fe en la
promesa de salvación de Dios y a la fe en que dicha promesa tiene su cumplimiento
en Jesús resucitado; gracias a ellas, la comunidad actualiza y reinterpreta el pasado
y la historia de la salvación sigue haciéndose realidad en el presente. Estas mujeres
saben descubrir la obra salvadora de Dios y su presencia salvadora en la comunidad
y en la historia de Jesús y entran en la cadena de mujeres que han sabido hacerlo.
Son creadoras y portadoras de memoria y, por ello, son modelos de fe porque,
además de todo lo expresado ya en el capítulo, “las prácticas de memoria dan
esperanza a las mujeres como grupo al romper el silencio patriarcal sobre la
inmensa herencia del testimonio femenino.
Por medio del Espíritu, de la Ruah Santa, las mujeres fueron invitadas a
recordar y ellas recordaron, aunque, por ser mujeres en un mundo patriarcal y
androcéntrico como aquel, los varones no dieran crédito a su mirada comprensiva y
al relato de su hallazgo. La manera de mirar la realidad que tienen las mujeres, su
palabra y su discurso no eran -y siguen sin serlo- como el de los varones y por ello
Lucas muestra una tendencia a restringir el papel misionero de las mujeres y a
negarles el poder ser trasmisoras de la Palabra, invisibilizando el papel que las
primeras seguidoras de Jesús tuvieron en el comienzo del Kerigma y su
proclamación. Por eso, como dice T. Karlsen Seim, hacer memoria de estas
mujeres, modelos de fe, desenmascara con ojo crítico el presente y creativamente
abre los ojos para que los que las recordamos hoy podamos ver y creer.
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BIBLIOGRAFÍA
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Pautas para la reflexión-oración
Se hace memoria del pasado en el presente, la experiencia presente se reinterpreta
desde el pasado y tiene significación para el futuro…
1. ¿Qué experiencias tienes de haberte parado, de haber hecho memoria de tu
vida…? ¿ha sido o es una dinámica en tu vida? ¿por qué? ¿qué te ha supuesto?
2. ¿Qué experiencia tienes de haber “interpretado o entendido después” un
acontecimiento o una etapa concreta de tu vida? ¿qué te ha ayudado a ello?
El rol constitutivo de la memoria quedaría sintetizado en esta idea: “nosotros
somos lo que recordamos”. Si trasladamos esta idea al campo de la identidad, el
lema expresado debe completarse con este otro: “para decir quién soy debo
expresar a qué o quién pertenezco” porque el recuerdo y la pertenencia están
claramente unidas.
3. ¿Qué dirías de ti desde la clave “soy lo que recuerdo”?
4. ¿Qué dirías de ti desde la clave “para decir quién soy, debo expresar a qué o
quién pertenezco”?
La memoria que hace Israel es un recuerdo actualizador de las acciones salvíficas
de Yahvé; Israel recuerda la acción divina en su historia. La razón de esta
actualización está en su significado para el momento presente. Y es, a través de la
memoria, donde Israel encuentra al Dios del pasado, de la Alianza. Los hechos
fueron el vehículo para que la historia fuera un espacio y un tiempo de salvación.
Al hacer memoria de un hecho, Israel encuentra en su tradición una manera de
seguir transformando su historia en historia de salvación .
5. ¿Puedes decir hoy que tu vida es historia de salvación? ¿Qué hitos descubres
en ella? Haz memoria agradecida de ello ante el Señor.
Invitadas a hacer memoria, ellas recordaron
6. Siéntete invitada por el ángel del Señor a recordar… ¿qué recordarías de tu
historia de relación con Él? ¿de tu proceso de seguimiento? Deja resonar tu
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corazón… ¿Qué implicaciones tiene para el presente o incluso para el futuro,
esto que recuerdas?
Que mujeres y varones hagan memoria de Jesús significa volver a hacer presente
su persona y sus acciones; significa hacerle vivo, efectivo y actuante. Hacer
memoria significa interpretar y actualizar las palabras de Jesús. Al hacer
memoria, ellas hacen posible la presencia del Resucitado y la hacen posible no sólo
porque lo mantienen vivo en su memoria sino porque al hacerla descubren,
comprenden y recrean el anuncio de la nueva realidad. A través de ellas y en ellas,
Dios sigue actuando en la historia de salvación de su pueblo. Las mujeres, por
tanto, son capaces de descubrir y alumbrar el significado de momentos vitales e
importantes de la comunidad lucana, de descubrir la presencia de Dios y su acción
salvadora y vivificadora en situaciones insospechadas que pueden parecer
inverosímiles.
7. Como mujer seguidora de Jesús, ¿te sientes haciéndole vivo y presente?
¿cómo actualizas con tu vida sus palabras? ¿cómo recreas su presencia y su
anuncio? ¿sientes a Dios actuando a través de ti en la historia de salvación de
nuestro pueblo?
8. Como mujeres creyentes, ¿cómo podemos ayudar a otras mujeres a alumbrar
el significado de momentos vitales e importantes de su vida y a descubrir allí
a Dios?
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