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Mindfulness y sus aplicaciones:
las posibilidades en el contexto escolar1
Gustavo Augusto Urrego Ávila*
Hernán Camilo Castillo Pinilla**
Fecha de recepción: 14 de abril de 2015
Fecha de aceptación: 22 de septiembre de 2015
RESUMEN
El término mindfulness tiene su origen en la convergencia de las
neurociencias y la filosofía oriental; indica el entrenamiento
que todo ser humano puede realizar para lograr una concienciación de las diferentes actividades que hace en la cotidianidad.
En el ámbito científico se ha demostrado que los impactos de
estas prácticas generan cambios profundos en el cerebro y, por
ende, en el comportamiento de las personas. En algunos países
se han asumido estas prácticas con valor y respeto, lo que ha
permitido que se implementen en el sector educativo. Los resultados son positivos no solo en el aspecto comportamental y
emocional, sino también en el plano académico, ya que una de
las principales derivaciones del mindfulness es el fortalecimiento de la atención. Sin embargo, en el contexto escolar de Bogotá han sido pocos los estudios científicos sobre esta práctica
o su aplicabilidad; se alude a sus orígenes del budismo, lo que
tiende a generar rechazo por su carácter religioso. No obstante,
es clave señalar que la gestión y el trabajo realizado en instituciones educativas se efectúan desde parámetros más filosóficos
que religiosos, lo que permite comprender que el objetivo final
es generar cambios positivos en los estudiantes que practiquen
mindfulness.
Palabras clave
Mindfulness, educación, budismo, emociones.
Mindfulness and its Applications:
the Possibilities in the Educative
Context
Mindfulness e suas aplicações:
as possibilidades no contexto
escolar
ABSTRACT
RESUMO
The term mindfulness is born in the convergence between neurosciences and Eastern philosophy; it points out to the training
all human beings can receive in order to achieve an awareness
of the different activities being carried out in everyday life. In
the scientific field, it has been demonstrated that the impact
caused by these practices generates deep changes in the brain
and, in consequence, in people’s behavior. In some countries,
these practices have been assumed with worth and respect,
allowing thus their implementation in the educative field.
The results are positive, not only concerning the behavioral
and emotional aspects, but in the academic sphere as well, as
one of the main branches of mindfulness is the strengthening
of the attention. Nevertheless, in Bogotá’s educative context,
there have been few scientific studies regarding this practice or
its application; its origin in Buddhism tends to generate rejection due to its religious character. However, it is important to
highlight that its management and work in educative institutions are implemented from parameters that are more philosophical than religious, something that allow us to understand
that the final objective is to generate positive changes in students who practice mindfulness.
O termo Mindfulness tem sua origem na convergência de
neurociência e filosofia oriental; formação indica que cada
ser humano pode fazer para conseguir uma consciência das
diferentes atividades que você faz na vida diária. À ciência tem mostrado que os impactos dessas práticas geram
mudanças profundas no cérebro e, portanto, o comportamento das pessoas. Alguns países tomaram estas práticas
com valor e respeito, o que permitiu a Implementação no
setor da educação. Os resultados não são positivos apenas
nos aspectos comportamental e emocional, mas também
no campo acadêmico, já que uma das principais derivações
é fortalecer à atenção. No entanto, na escola de Bogotá
têm sido poucos estudos científicos sobre esta prática ou à
sua aplicabilidade; Ele fez alusão às suas raízes do budismo,
o que tende a gerar rejeição por seu caráter religioso. No
entanto, é fundamental notar que há gestão e trabalho em
instituições de ensino focado mais nos parâmetros filosóficosa do que nos religiosos, permitindo entender que o objetivo final é gerar mudanças positivas nos alunos à prática
do mindfulness.
Keywords
Mindfulness, education, Buddhism, emotions.
Palavras–chave
Mindfulness, educação, Budismo, emoções.
* Psicólogo por la Universidad
Nacional de Colombia.
Psicoterapeuta Life Coach
certificado por la Asociación
Internacional de Coaching y
Psicología (AICP). Master Life y
Bussines Coaching. Miembro
del grupo de investigación
Origen. Correo electrónico:
[email protected]
** Psicólogo por la Fundación
Universitaria Los Libertadores,
Bogotá. Líder del grupo de
investigación Origen. Correo
electrónico:
[email protected]
1 El presente artículo procede
del proyecto de investigación
“Estrés escolar, empatía
y mindfulness” de la línea
de Ciencia Cognoscitiva,
programa Empatía, del Grupo
de Investigación Origen. La
investigación se realizó en
el IED Juan Lozano y Lozano
de la localidad de Suba en
la ciudad de Bogotá y el ITI
Francisco José de Caldas
IED, y buscó identificar los
niveles de estrés y empatía en
grupos del grado sexto, como
una línea base para futuras
investigaciones y mediaciones
con la población.
INTRODUCCIÓN
El interés suscitado por las ciencias occidentales frente
a las filosofías orientales y, en especial, el budismo ha
contribuido a consolidar otra mirada frente a procesos
básicos y sencillos del ser humano que se han automatizado, dada la atención que se presta a los diferentes
apremios, pero cuyo resultado es la pérdida de la conciencia del presente. De este interés surgen estudios y
un movimiento conceptualizado como Mindfulness, el
cual ha sido objeto de estudio desde la psicología hasta
las neurociencias, y se ha convertido en una herramienta psicoterapéutica enmarcada con mayor relevancia
en las terapias de tercera generación. Sin embargo, se
evidencia que esta herramienta tiene un carácter tan
profundo que aún se están considerando sus beneficios
e impactos en la vida del ser humano; se recalca que
esta práctica contemplativa es el eje de una tradición
tan antigua como el budismo, y por ello es importante
estimar esta filosofía como una fuente de conocimiento
que puede aún brindar más herramientas de vida a la
población occidental.
Además de las aplicaciones de mindfulness que se evidenciaron en estudios científicos, también causó interés
la implementación de esta técnica en el contexto escolar. La importancia de la conciencia y las emociones
dio un vuelco en lugares ubicados fundamentalmente
en Europa y Norteamérica. Las prácticas contemplativas provenientes del Lejano Oriente y exploradas
por las ciencias occidentales se han convertido en un
legado para la humanidad, hasta el punto de que han
incursionado en campos clínicos y terapéuticos, principalmente. En las últimas décadas, las neurociencias
iniciaron estudios sobre las prácticas contemplativas,
a partir de lo cual revelaron un carácter científico y
práctico en su esencia y acercaron las enseñanzas budistas a un plano comprensible y a la vez pragmático
para Occidente.
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Las enseñanzas y prácticas budistas se mostraron en
Occidente como un fenómeno excepcional. Simón
manifiesta tres factores que pudieron ser claves para
este suceso (2008). En primer lugar, la divulgación en
Occidente de las filosofías y prácticas orientales de meditación, que comenzaron en la segunda mitad del siglo
XX con la marcha de numerosos jóvenes occidentales
a países asiáticos, en busca de la novedad y libertad que
prometían las filosofías y religiones del Lejano Oriente; adicionalmente, en 1951, como consecuencia de la
invasión china del Tíbet, numerosos monjes tibetanos
huyeron, y la globalización fue un factor que produjo un intercambio de información entre Occidente y
Oriente (Simón, 2008).
En segundo lugar, en Occidente la evolución de la
psicología cognoscitiva abarcó una de las prácticas del
budismo: el mindfulness, como ejercicio terapéutico
que se pronunció con mayor formalidad en las terapias
de tercera generación (Simón, 2008). En tercer lugar,
las neurociencias cognoscitiva y afectiva, interesadas
en la interacción mente-cerebro, y gracias a las nuevas tecnologías de “imagenología” que permiten mayor
precisión para determinar ciertos procesos, han llevado
a considerar las modificaciones que suceden en el cerebro tras un proceso de meditación no solo en budistas,
sino también en principiantes y en el sector escolar
(Simón, 2008).
DEFINICIÓN DE MINDFULNESS
A lo largo del siglo XX se produjo un progresivo interés
hacia la filosofía oriental y hacia las tradiciones y prácticas espirituales que la acompañan. Por un lado, diversos maestros de las diferentes tradiciones espirituales
comenzaron a visitar Occidente para difundir sus ideas,
y algunos acabaron creando organizaciones, institutos
y centros de enseñanza y residiendo en Estados Unidos
Mindfulness y sus aplicaciones:
las posibilidades en el contexto escolar (pp. 60-73)
y Europa. Por otro lado, diversos filósofos, psicólogos y
lingüistas comenzaron a traducir, analizar y comentar
obras de estas tradiciones (Puente, 2011, p. 17).
Adicionalmente, el interés que despertó la tradición
budista en Occidente coincidió con las características
del método científico, cuyo objetivo es garantizar unos
procedimientos rigurosos y un conocimiento basado en
la evidencia. También tuvo en cuenta las prácticas con
los componentes innatos de la naturaleza humana, que
son categóricos en la interpretación que se hace de los
eventos y de las conductas privadas (emociones y pensamientos).
Los dos componentes nombrados aplican en la aceptación de la experiencia (Hahn, 1998; Hayes, Strosahl
y Wilson, 1999), en una actitud compasiva hacia el
sufrimiento propio y el de los demás (Gilbert, 2005),
en la capacidad de observarse sin juzgar (Kabat-Zinn,
2004) y en la idea de que la mente puede observarse
a sí misma y entender su propia naturaleza (Gyatso et
al., 1991). De igual forma afectan la capacidad de dirigir la atención hacia la esfera emocional y la relación
de interdependencia, además de la influencia recíproca
que existe entre la mente y el cuerpo (Goleman, 1991).
En síntesis, se trata de una actitud armonizadora y normalizadora hacia las variables intra- e interpersonales
(Didona, 2011).
La peculiaridad y novedad de la situación actual reside
precisamente en la posibilidad de que se produzca un
diálogo entre disciplinas que antes se encontraban bastante aisladas, como las neurociencias, la psicología del
desarrollo, la psicoterapia y el propio conocimiento de
la mente (mindsight) que se alcanza por la práctica de
mindfulness (Simón, 2008, p. 7).
El diálogo entre la tradición budista y las ciencias occidentales no pretende la inscripción de científicos a una
Gustavo Augusto Urrego Ávila - Hernán Camilo Castillo Pinilla
confesión o sistema de creencias; el interés de la sociedad occidental está enfocado en las aportaciones que
puede proveer el budismo desde el carácter filosófico y
las prácticas contemplativas, y ello implica reconocer
su valor y los fundamentos que las rodean.
Aunque en el desarrollo histórico del budismo hubo
visiones distintas que se materializaron en grandes
escuelas, el interés por las prácticas meditativas continuó en especial por las técnicas de concentración
y de insight, denominadas en sánscrito shamatha y vipashyana, o en tibetano, shiné (‘pacificación’ o ‘calma
mental’) y LhaTong (‘visión profunda’) (Tulko, 2000).
Estas prácticas recrean su objetivo original: disminuir
el sufrimiento y las emociones destructivas en la vida
del ser humano, las cuales no dependen de las circunstancias externas, sino de la propia mente (Sarmiento
y Gómez, 2013).
Cada una de estas técnicas es utilizada con propósitos
particulares. La técnica de concentración (shamata,
shiné) permite lograr la pacificación mental como medio para calmar y estabilizar la mente. Esta pacificación
es un primer e indispensable requisito para comprender
la esencia misma de la mente y reconocer los pensamientos y las experiencias tal y como son, propósito de
la técnica de insight (vipashyana, LhaTong). De acuerdo
con Rimpoche (2000), “apaciguada la mente por el ejercicio de la pacificación mental, la visión superior (insight)
es la que permite después reconocer su naturaleza” (como
se cita en Sarmiento y Gómez, 2013, p. 142).
En términos generales, el ejercicio de la meditación
es un estado, no un proceso, donde hay una autoobservación. Se mira el pensamiento, pero sin pensar; el
sentimiento, sin implicarse en él; y de manera contemplativa y pasiva se observa cualquier contenido cognoscitivo, sensorial, emocional, fisiológico o conductual
(Aguilar y Musso, 2008).
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Hay muchos tipos de meditación. Algunas personas
meditan usando técnicas varias que, principalmente, se
centran en conseguir concentración, lo que en la práctica supone no permitir que la mente divague, sino que
se centre en un objeto concreto y elegido; quizás un
mantra, la respiración, una vela, un tipo de reflexión,
hacer cánticos, ocuparse del jardín o incluso jugar al
golf. La gente usará cualquier cosa que haga que la
mente se concentre (Dhammsami, 2013, p. 161).
Sin embargo, dada la complejidad y profundidad del
budismo en asuntos del ser humano, las ciencias occidentales han interpretado su filosofía enfocándose en
las prácticas meditativas, hasta conceptualizarlas en
lo que ahora se conoce como mindfulness, que se convierte en el eje de estudios investigativos. Gracias a la
aproximación del budismo a la ciencia occidental, se
ha podido comprender más el sentido de las prácticas
contemplativas, hoy día validado por las neurociencias
como funcional y práctico para entrenar la mente en
búsqueda de un bienestar.
La palabra mindfulness es la traducción al inglés del
término pali sati, que implica “conciencia, atención y
recuerdo” (Siegel, Germer y Olendzki, 2009). La traducción al castellano no resulta fácil; las expresiones
más utilizadas han sido atención plena o conciencia plena, aunque debido a su dificultad muchos autores optan
por no traducir el término mindfulness y utilizar el vocablo inglés. Se utiliza sobre todo en contextos científicos
y académicos, pero en la vida diaria es frecuente hablar
de meditación, aunque ambos términos no sean sinónimos, ya que esta tiene un significado menos preciso y
abarca a un conjunto de prácticas bastante heterogéneas (Simón, 2010, pp. 162-163).
Algunos autores coinciden en que el término mindfulness proveniente de sati, y señala un tipo de meditación
que va encaminada a lo benévolo y exige un adiestramiento y una adecuada instrucción; se considera,
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también, que no tiene una traducción que capture todo
su significado; empero, como se señaló, la traducción
actual al español es atención plena y al inglés es mindfulness (Ekman y Gyatso, 2009).
Otros autores proponen que el mindfulness es un componente natural del ser humano que ha sido subordinado a las demandas exigidas por la sociedad, ya que en la
medida en que el ser humano se jacte de las diferentes
ilusiones como la posición social, las pertenencias y las
múltiples tareas por lograr, su mente estará en constante agitación por la preocupación del futuro o por
el remordimiento del pasado, pero dejando de lado el
desarrollo pleno de vivir el presente.
Según Simón (2008), mindfulness es algo muy simple y
familiar, algo que todos nosotros hemos experimentado en numerosas ocasiones de nuestra vida cotidiana;
sucede cuando somos conscientes de lo que estamos
haciendo y pensando, o cuando nuestra mente se encuentra vagando sin orientación alguna, saltando de
unas imágenes a otras, de unos a otros pensamientos.
Mindfulness es una capacidad humana universal y básica que consiste en la posibilidad de ser conscientes
de los contenidos de la mente momento a momento.
Es la práctica de la autoconciencia. El primer efecto
de la práctica de mindfulness es el desarrollo de la capacidad de concentración de la mente. El aumento de
la concentración trae consigo la serenidad, y el cultivo
de la serenidad nos conduce a un aumento de la comprensión de la realidad (tanto externa como interna) y
nos aproxima a percibir la realidad tal como es (Simón,
2008, pp. 7-8).
El monje budista Thrangu Rimpoche, en la obra titulada A guide to Shamatha meditation (2006), hace mención a los términos mindfulness y awareness como técnicas necesarias para gestionar la mente durante la meditación. El mindfulness lo define como el “control sobre
la mente y no dejarla correr de un lado a otro” (p. 12), en
Mindfulness y sus aplicaciones:
las posibilidades en el contexto escolar (pp. 60-73)
tanto awareness como “reconocer exactamente lo que se
hace mientras está sucediendo” (p. 12). Estas definiciones
hacen referencia al origen budista del mindfulness, lo
que despertó un gran interés entre los neurocientíficos
y psicólogos (Sarmiento y Gómez, 2013).
Mindfulness se emplea para hacer referencia tanto a un
constructo teórico como a una práctica meditativa y
a un proceso psicológico (estar consciente o atento:
mindful) que consiste en enfocar la atención en un objeto determinado (Germer, 2011). Este objeto en un
primer momento puede ser la propia respiración. Una
vez enfocada la atención en la respiración, el sujeto
se concentra en las sensaciones, los sentimientos y las
ideas que suceden en el presente, sin juzgarlas (Moñivas, García-Diex y García-de-Silva, 2012).
En budismo, mindfulness tiene un acento algo diferente:
no se trata solo de conseguir concentración, sino de
desarrollar los primeros cinco factores del noble sendero óctuple (la visión o el entendimiento correcto, la
actitud o el pensamiento correcto, el esfuerzo correcto,
la concentración correcta y la atención plena correcta)
(Dhammsami, 2013).
Un método clave para el cultivo de esta conciencia en
las prácticas de meditación budista consiste en el desarrollo de la atención plena. Otro método más específico
para el cultivo de ese control consiste en cobrar una
conciencia continua del proceso real de pensamiento,
observando la aparición de la mente y los pensamientos en el mismo momento en que emergen (Ekman y
Gyatso, 2009, p. 94).
LAS APLICACIONES DEL MINDFULNESS EN EL
CAMPO EDUCATIVO
Los beneficios observados desde las ciencias que se interesaron por el mindfulness inquietaron la posibilidad
Gustavo Augusto Urrego Ávila - Hernán Camilo Castillo Pinilla
de su aplicación en sectores que buscan alternativas
para el manejo de determinadas problemáticas; por ello
mismo se configuró también como un factor gestante
de encuentros interdisciplinares.
Simón afirma que el interés que ha suscitado esta práctica radica en la posibilidad de producir o facilitar un
diálogo entre disciplinas que antes se encontraban
bastante aisladas, como la neurociencia, la psicología,
la psicoterapia y el propio conocimiento de la mente
(mindsight) (2006). Adicionalmente, se ha observado
una gran explosión de estudios, resultado del interés en
las posibles aplicaciones del mindfulness en ámbitos tan
diversos como el hospitalario, el científico, el educativo, el terapéutico, el militar y el personal. La evidencia
que hoy en día se puede encontrar hace del mindfulness
una muestra más de la necesidad de acercarse al ser
humano no como una entidad dividida, sino como un
todo capaz de comprender sus más profundas emociones y percepciones, todo en función del equilibrio, la
adaptación y la integración a la vida actual (Sarmiento
y Gómez, 2013, p. 142).
Dado que en las diferentes perspectivas sobre el mindfulness está siempre presente una gestión de los contenidos cognitivos, su carácter práctico en la psicología
lo ha convertido en una herramienta que le ha otorgado una renovada visión desde un nuevo paradigma
conductual: las terapias conductuales de tercera generación, que, respetando los fundamentos budistas,
hacen uso de la práctica contemplativa para lograr un
pragmatismo en pro del bienestar del usuario que busca
ayuda profesional.
Al conocerse la meditación de origen oriental en los
círculos psicológicos occidentales, los psicólogos cognitivos reconocen las posibilidades terapéuticas del
mindfulness; por eso encontramos que desde hace más de
treinta años existen diversas técnicas terapéuticas surgidas en la psicología occidental, en las que el mindfulness
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desempeña un papel destacado. Dentro de las más conocidas encontramos la reducción del estrés basada en
mindfulness (MBSR) (Kabat-Zinn, 2003), la terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT) (Segal, Williams y
Teasdale, 2002), la terapia de aceptación y compromiso
(ACT) (Hayes, 2004) y la terapia conductual dialéctica
(Linehan, 1993; García Palacios, 2006), utilizada en el
tratamiento del trastorno límite de personalidad (Alajmo y Jiménez, 2013, p. 17).
Una de las aplicaciones más reconocidas y que ha sido
ampliamente estudiada y empleada desde un enfoque
clínico es la creada por Kabat-Zinn (2004), quien refiere que en las primeras sesiones se le pide al consultante
que conserve una postura sentada, mientras enfoca la
atención en un objeto en particular (generalmente,
sensaciones somáticas provenientes de la propia respiración). Es común que aparezcan pensamientos y sentimientos, frente a los que se pide que solo se les preste
atención y no se permita volverlos “películas”. Si fuese
el caso, se invita a que el paciente devuelva la atención
a la respiración. En el proceso se hace énfasis en prestar
atención a todo lo que pasa por la mente, aceptando
cada objeto o distractor, pero sin hacer juicios sobre él,
sus implicaciones, significados adicionales o necesidad
de acción (Alajmo y Jiménez, 2013).
En la actualidad, las investigaciones realizadas avalan
los beneficios de la práctica regular del mindfulness
(Kabat-Zinn, 1990, 2005; Brown y Ryan, 2003; Vallejo, 2006; Simón, 2007; Cebolla y Miró, 2008; Lavilla,
Molina y López, 2008; Lyubomirsky, 2008). Adicionalmente, ha habido estudios desde un marco neurobiológico: según las revisiones efectuadas por Simón (2006),
la práctica de mindfulness activa y fortalece diversas
regiones cerebrales —especialmente la corteza prefrontal— responsables de la integración de los comportamientos humanos y que provocan cambios morfológicos duraderos tanto en la corteza cerebral como en los
hábitos mentales de las personas (Arguís et al., 2012).
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En el campo educativo son pocas las aplicaciones de
la práctica. En internet se pueden encontrar diversas
iniciativas —muchas de ellas promovidas desde Estados Unidos— para crear redes de educadores y fomentar la aplicación de la atención plena en las escuelas.
Una experiencia reciente destacable es el Mindfulness
Education Program for Children (Programa de Educación en Atención Plena para Niños), desarrollado por
Lawlor, Fischer y Schonert-Reichl desde el 2005, en
Vancouver (Canadá) (Arguís et al., 2012, p. 34).
Al tiempo que se implementaron las prácticas, se realizó una investigación para validar la efectividad. Los
resultados arrojados muestran mejoras significativas
en los estudiantes en aspectos como el optimismo,
la conducta social y el autoconcepto (Schonert y
Lawlor, 2010).
Hoy día, en la literatura científica se considera aún pequeña la eficacia del mindfulness. Baer, luego de una
revisión exhaustiva de diferentes terapias que incluyen
esta práctica, la considera como una técnica “probablemente eficaz” (2003). Esta designación es concedida a
técnicas que requieren de dos estudios que demuestren
fehacientemente que este tratamiento es más eficaz que
otro: en el grupo control y en el grupo experimental,
pero dirigidos por el mismo investigador, o en dos estudios con el mismo investigador que demuestren efectividad con muestras de clientes heterogéneos (Alajmo
y Jiménez, 2013).
Los estudios sobre los impactos de mindfulness en niños, niñas y adolescentes han tenido un carácter
clínico y de contribuciones a tratamientos psicológicos; sin embargo, Beauchemin, Hutchins y Patterson
(2008) realizaron una investigación sobre las técnicas
de meditación basadas en mindfulness, pero no identificada como MBSR. El estudio contó con un pretest
y un postest, sin un control en el diseño de intervención, en clases de meditación basadas en mindfulness.
Mindfulness y sus aplicaciones:
las posibilidades en el contexto escolar (pp. 60-73)
Tuvo un total de 34 estudiantes voluntarios con dificultades de aprendizaje, entre 13 y 18 años, en un colegio
especializado. Los profesores dirigían diariamente entre
5 y 10 minutos de meditación basada en mindfulness al
inicio de cada jornada, durante 5 semanas; mientras
que los estudiantes que no participaron se encontraban
en actividades no disruptivas dentro del aula. Los docentes no tenían experiencia en meditación basada en
mindfulness, a excepción de un entrenamiento previo
a la intervención de 2 horas y 45 minutos. La autoevaluación de ansiedad y habilidades sociales, así como
la evaluación por parte de los docentes sobre las habilidades sociales y los logros académicos, mostraron una
diferencia significativa entre las evaluaciones pre- y
postest, todas con una significancia menor a 0,05 (Alajmo y Jiménez, 2013, p. 22).
Los estudios científicos de mindfulness son recientes en
nuestro territorio colombiano, sobre todo en el contexto educativo. Se evidencia mindfulness en intervenciones psicoterapéuticos o de acompañante en procesos de
coaching. Los modelos que hoy día se trabajan en contextos educativos fomentan la prevención de factores
de riesgo, conductas agresivas y pasivas que son invasores de la voluntad del estudiante; por ello, la práctica se
convierte solo en una cesación comportamental, y no
en un proceso profundo.
En México, España y otros países europeos, los grupos
de investigación de instituciones educativas reconocidas han elaborado innumerables proyectos enfocados
al mindfulness, para lo cual han incorporado variables
como la inteligencia emocional y la mejor gestión del
estrés. En el campo empresarial la intervención también ha venido en crecimiento.
El Programa de Educación Socio-Emocional (SEA),
del grupo GROP de la Universidad de Zaragoza, es un
claro ejemplo de proyectos que están encaminados a
intervenir en el campo educativo, cubriendo no solo
Gustavo Augusto Urrego Ávila - Hernán Camilo Castillo Pinilla
los problemas de afectividad y comportamiento en los
estudiantes, sino con el objetivo de equilibrar su atención e introspección en las actividades diarias. Por ello,
se implementa de manera integral el mindfulness en los
diferentes talleres de habilidades para la vida.
Hoy en día los estudiantes parecen presentar un número de incidencia muy elevado de pocas capacidades de
atención, en especial si es sostenida. Algunos autores
coinciden en definir esta problemática como zapping
mental (Pagés y Reñé, 2008), que se representa en la
impaciencia que demuestran en muchos ámbitos y parece estar relacionada con la superestimulación a la
que están sometidos hoy en día. Esta puede ser, a su
vez, una de las razones del exponencial incremento de
casos de trastornos por déficit de atención con o sin
hiperactividad (Pagés y Reñé, 2008; Rodríguez et al.,
2012, p. 2).
Considerando la importancia de las habilidades emocionales y la pertinencia de abordar esta problemática,
se implementó Mindfulness, el Programa de Educación
Socio-Emocional (SEA). Las percepciones tanto de los
docentes como de los investigadores sobre los comportamientos han tenido un carácter positivo.
Otro ejemplo en el País Vasco es la actividad extraescolar titulada Aprendizaje y práctica de la conciencia
plena en el contexto escolar, dirigida a estudiantes sudamericanos que se encontraban cursando primer curso
de bachillerato, del cual 49 formaron parte de la investigación.
El programa de intervención aplicado tuvo una duración de 10 semanas (segundo trimestre del curso académico), con una periodicidad de una sesión semanal
de 1,30 horas cada una de ellas. El programa de intervención aplicado en el grupo experimental consistió en
el aprendizaje y la práctica diaria, durante 30 minutos,
de una técnica de mindfulness para el desarrollo de la
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conciencia plena (Franco, 2007, 2009). Su objetivo
principal no consiste en tratar de controlar los pensamientos ni modificarlos o cambiarlos por otros, sino
dejarlos libres, aceptando cualquier pensamiento que
pueda aparecer o surgir de forma espontánea (Franco,
Soriano y Justo, 2010, p. 4).
literatura señala que el programa de mindfulness abarca más áreas que los objetivos específicos iniciales; por
ende, sus efectos positivos se reflejan de manera generosa
en el bienestar psicológico y fisiológico general, lo cual
origina mayor conciencia y autocontrol de procesos fisiológicos y emociones disfuncionales (Sánchez, 2011).
La metodología para este estudio consistió en tomar
dos grupos (de control y experimental) y hacer medidas
pre- y postest. Se tomaron como variables la autoestima
y el rendimiento académico. Tanto en el grupo experimental como en el grupo control se utilizó la prueba t
de Student para muestras relacionadas. Los resultados
confirmaron la hipótesis que postulaba que el programa
psicoeducativo de mindfulness para el desarrollo de la
atención o conciencia plena produce mejoras significativas en el grupo experimental en comparación con el
grupo control, en las variables rendimiento académico y
autoconcepto (Franco, Soriano y Justo, 2010).
Por otra parte, los proyectos de mindfulness en el contexto escolar no solo se han enfocado a los estudiantes;
también han sido tratados los docentes, pues la docencia es una de las profesiones en el ámbito mundial que
tiene el mayor grado de consecuencias para la salud.
Se ha comprobado que la jornada laboral docente
conlleva una mayor percepción del estrés, un estado
de ánimo más negativo, más agotador, y una mayor
frecuencia cardiaca en relación con un día no laboral
(Moya-Albiol et al., 2005).
Una revisión de literatura sobre mindfulness y temas relacionados con las prácticas contemplativas, elaborado
por Sánchez, arroja los siguientes datos:
Treinta y ocho estudios científicos: 31 con metodología y análisis cuantitativos, 4 estudios piloto cualitativos, un estudio mixto
cuantitativo cualitativo, un único estudio cualitativo, un metaanálisis correspondiente a una tesis de doctorado de la Universidad de Harvard que incluye 5 estudios cuasiexperimentales;
adicionalmente se presentan aportes de 7 revisiones de literatura
que también incluyen sistematizaciones de estudios científicos,
así como 5 textos clásicos o sobre modalidades de meditación
complementarias (2011, p. 225).
Las principales bases de datos consultadas fueron: Bicimohure, PubMed, Oxford Journals, EbscoHost y todas
las bases de datos del área de interés (Sport Discuss,
PsyArticles, Human Kinetics). Asimismo se incluye un
metaanálisis de la Universidad de Harvard, del 2008
(Sánchez, 2011, p. 225). La conclusión del análisis de
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Una investigación realizada por Delgado en un colegio
de España, cuyo diseño tuvo docentes desde preescolar
hasta secundaria, divididos en grupo control y experimental, arrojó como común denominador “una positiva
eficacia del entrenamiento en Mindfulness y educación en
valores humanos para profesores de primaria y secundaria
como herramienta de regulación emocional y prevención del
estrés” (2009, p. 234).
Esto indica que la educación en valores y la ética pueden ser complementadas con el mindfulness, en función
de fortalecer todo el proceso formativo en los estudiantes. De igual manera, una capacitación dirigida a los
docentes tendría un impacto mayor en la población
estudiantil, ya que la comunidad comprendería las dinámicas del programa.
Fortaleza define el rendimiento académico como la “productividad del sujeto, el producto final de la aplicación de su
esfuerzo, matizado por sus actividades, rasgos y la percepción
más o menos correcta de los cometidos asignados” (1975).
Con frecuencia se han considerado factores responsables
Mindfulness y sus aplicaciones:
las posibilidades en el contexto escolar (pp. 60-73)
y trascendentes del rendimiento académico (León, 2008,
p. 18) a las habilidades cognitivas como la inteligencia,
las aptitudes y los conocimientos previos (Carrol, 1993),
a las variables conativas como los estilos cognitivos o
de aprendizaje (Selmes, 1988) y a las variables afectivas
como la motivación y la personalidad.
En una investigación realizada por la Universidad de
Extremadura, España, se correlacionó el rendimiento
académico con el mindfulness. Se implementó la escala de atención plena mindfulness en el ámbito escolar,
compuesta por factores como la atención exterior y la
atención interior, los cuales coinciden con las investigaciones neuropsicológicas (Posner y Raichel, 1994).
Se evidenció así la existencia de dos redes atencionales
relacionadas: la atención espacial (también llamada visual), sensorial, exterior, y el ejecutivo central (Posner,
1980), que se refiere a la atención dirigida al mundo de
las ideas (una atención interior) (León, 2008).
En esta investigación, el componente cualitativo, si
bien pudo estar sesgado por las tendencias de deseabilidad social —es decir, los resultados esperados—,
se solapa con variables relacionadas con la inteligencia emocional, que incluyen habilidades para percibir,
comprender y gestionar las propias emociones, donde
la atención desempeña un papel fundamental (Extrema y Fernández, 2004).
Martín León y Vicente (2007), en una muestra de 200
estudiantes de primaria entre los 10 y 12 años, encontraron que una intervención en atención interior mejoraba el rendimiento en una prueba de aptitud musical. Estos resultados de la intervención en atención
interior son superiores a las intervenciones en atención
auditiva y visual (León, 2008, p. 25).
Por otro lado, hay estudios que corroboran el impacto
de mindfulness en el rendimiento académico: Sugiura
(2004) realizó una investigación en estudiantes de ba-
Gustavo Augusto Urrego Ávila - Hernán Camilo Castillo Pinilla
chillerato que redujeron la ansiedad y la hiperactividad
e incrementaron el rendimiento académico; Cranson
et al. (1991) constataron que los estudiantes universitarios que practicaban dos veces al día el mindfulness
aumentaron su rendimiento escolar; Chang y Hierbert
(1989) encuentraron, en estudiantes de primaria, una
mejoría significativa en el desempeño escolar después
de un entrenamiento en mindfulness (León, 2008).
En el ámbito educativo aparecen también nuevas líneas de investigación con el objetivo general de acercar esta práctica a los diferentes agentes educativos:
profesores, familia, estudiantes, directivos. Estos programas innovadores constituyen una herramienta que
puede aportar para potenciar o desarrollar diferentes
competencias emocionales, valores humanos y habilidades sociales, así como para prevenir el estrés, facilitar
la regulación emocional o incrementar el rendimiento
académico (Parra et al., 2012, p. 42).
Los estudios de mindfulness encaminados en el campo
educativo muestran que la conciencia plena es esencial
para lograr un posible cambio, no solo en la psicología
de cada uno de los estudiantes que estén participando,
sino en una nueva cultura que busque una consideración del otro, por medio del “darse cuenta” de todas
aquellas acciones que se hacen sobre todo en sociedad.
Este cambio de cultura y de una nueva forma de relación entre pares puede llevar a soluciones precisas de
problemas complejos que hoy día vive el sector educativo, en los que la falta de conciencia y el vivir mentalmente en el pasado deja de lado el presente y las
consideraciones y posibles consecuencias a posteriori.
Las investigaciones en este campo tienen la ventaja de
implementarse como un proyecto aplicado que pueda
ser medido por instrumentos psicológicos o neuropsicológicos que den cuenta de los posibles cambios.
Adicionalmente, las percepciones cualitativas tienen
un valor fundamental en la construcción de una nueva
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visión que refuerce las nuevas condiciones de compasión y comprensión desde el mindfulness.
La implementación de esta práctica en el campo educativo ha sido de gran ayuda para abordar problemáticas
de convivencia, especialmente en algunos países europeos y en Norteamérica. En el territorio colombiano,
se han visto tímidos acercamientos entre el mindfulness
y las personas en formación; sin embargo, los que se
presentan son enfocados más desde lo experimental, en
tesis y trabajos investigativos de universidades, pero se
deja de lado la posibilidad de la práctica.
CONCLUSIONES
En procura de cambiar los raciocinios que se tienen frente a las prácticas meditativas con fundamentos budistas,
dados los prejuicios occidentales frente a lo desconocido,
se hace preciso continuar con una labor práctica y dentro
del parámetro investigativo en instituciones educativas,
cuyo fin sea incentivar ejercicios de meditación de una
manera correcta y sincera, dirigida como un proceso
práctico y eficiente, en el que la consigna final en los estudiantes y en quienes participen es la búsqueda de un
“darse cuenta de”. De esta forma, se convoca a una mayor
conciencia en la mayoría de las interacciones con el medio, atendiendo emociones o pensamientos que suelen
ser influenciados por fenómenos mentales y pueden conllevar comportamientos que pueden dejar consecuencias
negativas, inmediatas o tardías.
En cuanto a la implementación de mindfulness en la
población estudiantil, es imprescindible no solo la disposición por parte de los estudiantes, sino también la
organización y programación de los instructores. La
población señalada para tal ejercicio trae consigo dificultades propias de un practicante novato; dificultades
naturales y comprensibles, representadas en una mente
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agitada por las diferentes distracciones del medio, por
demás comunes en el vivir actual. Sin embargo, la importancia del “darse cuenta” de que “me distraje” emerge como un importante indicio para el camino hacia la
conciencia plena.
El sector educativo es, en último término, el reflejo de
la sociedad; por ello, sin duda alguna, vive en una era
de sobreestímulos y distracciones. La mente está en
tantos apremios que le es difícil enfocarse en el presente. Hay diferentes problemáticas que se articulan en
torno a la vida estudiantil; entre ellas, la falta de atención de los estudiantes en las diferentes actividades
académicas. Sin embargo, la imposibilidad de mediar
en todas deja la responsabilidad de llevar consigo un
fundamento profundo pero práctico. La habituación de
la práctica del mindfulness sobrepasa los muros de las
instituciones educativas y se extiende a contextos cotidianos del estudiante.
Como un modo de prevención desde el mindfulness,
que privilegie una salud mental estudiantil alejada de
modelos que buscan la modificación de comportamientos, sobresale un cambio de percepción por parte de la
comunidad educativa; pero este cambio solo puede llevarse a cabo a través de la capacidad del “darse cuenta”,
que se logra con el entrenamiento de la conciencia y la
percepción de los contenidos mentales.
Estos cambios comportamentales no deben ser inducidos por advertencias, amenazas o condicionamientos,
sino por una iniciativa propia del estudiante a partir de
las instrucciones dadas por personas calificadas o, en su
defecto, capacitadas en la práctica del mindfulness; por
ello, en las prácticas se busca un contagio emocional,
para que se induzca a la mayoría de los estudiantes al
desarrollo correcto del mindfulness, haciendo el menor
llamado de atención posible a los que no están concentrados.
Mindfulness y sus aplicaciones:
las posibilidades en el contexto escolar (pp. 60-73)
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