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Políticas Sociales: Exclusión / Inclusión del Mundo Indígena
Andrea Avaria. Magíster en Antropología y Desarrollo, Universidad de Chile.
Palabras clave: Políticas Sociales/Indígenas Chile/ Teoría de sistemas sociales/Inclusión y
Exclusión
Resumen
Durante las últimas décadas no sólo hemos sido testigos sino también protagonistas,
observadores y críticos de los cambios de las relaciones regionales, del asentamiento del
modelo y relaciones económicas, la transformación de los gobiernos y por cierto la traducción
de las problemáticas sociales en políticas sociales, en las que están presentes diversos
acercamientos y modos de cuantificación, explicación, proyección y evaluación de lo social.
Diariamente es posible no sólo observar, sino ser parte, de la tensión que se producereproduce a través de los medios de comunicación, en los espacios de implementación de
políticas sociales y servicios públicos. Somos parte de ésta en nuestras vidas cotidianas.
Que es lo que provoca básica o finalmente que una problemáticas se constituya en política
social?, Que hace que una situación aparentemente invisible se transforme en algo evidente e
intolerable no sólo para quien lo vive sino también para quien observa?, Que hace que la
situación indígena se constituya en un escándalo social y a inicios de la década se transforme
en preocupación nacional, traducida no sólo en ley sino también en estructura estatal? Que
sucede que a pesar de la validación de la problemática indígena, la tensión se reproduce
cotidianamente?.
Desde este contexto resulta particularmente importante reflexionar, con relación a algunos
aspectos que a mi entender están presentes en los mecanismos de conformación de políticas
sociales en Chile en la última década y en especial, cuestionar los actuales procesos
implementados para el abordaje de la situación indígena en nuestro país, desde la
construcción de políticas sociales específicas.
Este documento pretende invitar, desde algunas inflexiones particulares a modo de
observaciones, y favorecer reflexiones en torno a la estructuración de políticas sociales y los
modos en que estos parámetros de intervención se articulan o no con la problemática
indígena, y cómo más bien se excluye a éstos de los procesos de conformación,
implementación, evaluación de las políticas sociales.
Para ello me referiré a la emergencia de la estructura estatal como aparente respuesta a las
demandas de la población en temáticas específicas, me detendré en algunas consideraciones
teóricas que dan cuenta de los procesos y contenidos que forman parte de las lógicas de
construcción de las políticas sociales, estableciendo una relación con los mecanismos a través
de los cuales se considera a los sujetos sociales a los cuales se dirige, y a modo de ilustración
señalaré algunas distinciones sobre el actual Programa de Desarrollo Integral de Comunidades
Indígenas de manera de establecer relaciones con lo anteriormente desarrollado, finalmente
presentaré reflexiones conclusivas.
Desarrollo
En Chile en la década de los noventa la estructura del MIDEPLAN y los Servicios
dependientes de éste se constituyen en los encargados de estudiar, generar, orientar, evaluar
políticas sociales a nivel regional y nacional.
El acercamiento a las problemáticas sociales no sólo desde la estructura estatal sino también
desde los discursos institucionales y políticos, se ha producido desde al menos dos lógicas,
una marcada por conceptos de pobreza y marginalidad, a través de los cuales se describen,
explican y establecen estrategias de cambio, respecto a la situación social y económica de la
población, especialmente de aquellos que no forman parte de la estructura funcional. Por otra
parte, y entre otros, se ha elaborado un acercamiento académico y discursivo en torno a los
procesos de movilización social, los que se han asociado a la puesta en la opinión
pública/política de una determinada situación social que aparece como inaceptable por
diversos sujetos sociales y que amerita la preocupación de la autoridad estatal y
gubernamental.
Los diferentes modos de comprender las políticas sociales, desde conceptualizaciones más
bien finalistas, sectoriales, funcionales y operacionales y desde conceptualizaciones
relacionales, ha puesto énfasis desde lo valorativo a lo funcional, en especial a lo operativo de
las políticas sociales. Se ha atendido especialmente a los procesos de evaluación y medición
de las políticas sociales, centrándose principalmente en indicadores de carácter cuantitativo y
al mismo tiempo evaluaciones que dan cuenta de la percepción que los actores han tenido
respecto de la implementación, ejecución de las políticas sociales, sin embargo lo anterior la
tensión respecto a la efectividad y eficiencia de las políticas sociales está en permanente
cuestionamiento.
Legitimación de las problemáticas sociales
Las aproximaciones al tema de la transformación del escándalo social en políticas sociales,
en general ha sido analizado desde visiones que relacionan los movimientos sociales y la
legitimación de sus demandas.
Tanto K. Araujo y otras (1) así como J. Bengoa (2), coinciden en que el establecimiento de
temáticas relativas a actores sociales determinados, como por ejemplo mujeres y mapuche, se
originarían en la participación de éstos en los movimientos sociales durante el gobierno
militar. Respecto a lo Mapuche, el autor se refiere principalmente a los procesos de
conformación de políticas y acciones ligadas a lo indígena, no sólo en el país sino en el
contexto latinoamericano. Las demandas de estos actores sociales, habrían permanecido, por
cierto, invisibilizadas o subordinadas a los requerimientos generales, de recuperación
democrática y mejoramiento de las condiciones de pobreza y marginalidad en que éstos se
encontraban. Ambos autores afirman que es a partir de los acuerdos previos al primer
gobierno democrático de la década de los noventa, se consolida la conformación de nuevas
estructuras estatales. El Estado a través del establecimiento de estructuras o mecanismos se
responsabilizan de las problemáticas, las que serían resueltas de acuerdo a las características
de los actores, esto supone la focalización como estrategia para dirigir los proyectos, recursos,
políticas, etc.
En los artículos se afirma que son los propios actores, los que por medio de diferentes
mecanismos de influencia social, presionan para la implementación de acciones o estructuras
que tiendan a la resolución de la problemática que les afectan. Serán los y las propias
afectadas las que den origen a estas nuevas estructuras. También destacan que estos
movimientos se consolidaron y reforzaron muchas veces por el conocimiento y el antecedente
de acuerdos internacionales y de movimientos que se articulaban globalmente y que permitían
la visibilización del o los problemas más allá de las fronteras nacionales.
Otra posición en algunos aspectos similar se deja ver en la tesis de R. Godoy (3), quien señala
que la reformulación de la concepción y rol del Estado Nación, ha impactado de manera
significativa los procesos que al interior del país se han desarrollado, produciéndose una
resignificación del Estado y al mismo tiempo un cambio en los modos de ver y articular
formas de organización y articulación de la sociedad civil. Las evaluaciones de nuevos
procesos favorece y promueve la participación de los sujetos sociales en espacios públicos.
Para la promoción de la participación de los actores sociales se ha requerido establecer un
nuevo orden social. La participación significará también, pensar y modificar las relaciones
que se dan entre sujetos y Estado.
Por otra parte el artículo de MIDEPLAN (4) destaca más bien los procesos o aspectos
relativos al tema de la focalización de las políticas sociales. Las políticas sociales surgirían a
partir de voluntades políticas o de la presión de grupos sociales. Lo que llama la atención es la
definición de vulnerabilidad que se le otorga a determinados grupos o personas, la que afirma
que los sujetos (vulnerables), no se encontrarían en condiciones que les permitieran instalarse
socialmente o hacerse cargo de su problemática.
En síntesis, es posible afirmar que los analistas de políticas sociales, visualizan éstas
fundamentalmente desde los sujetos que aparecen en ella (los objetos de focalización), se
detienen por tanto en dar cuenta de qué sujetos se trata, cuales son las características de los
sujetos hacia los cuales se orientan recursos y políticas sociales. Estas definiciones surgen
desde sus propias significaciones y dejan fuera las significaciones de los sujetos que
intervienen en la definición de las políticas. Se refieren a las condiciones del contexto que
darían origen o permitirían la aparición de determinados sujetos. En este sentido los autores
refieren a sus propias distinciones, a las que producen mientras observan determinados sujetos
en relación a una estructura específica.
A que refiere la Política social?
La institucionalidad emergente en la década de los noventa, como ya he señalado está
asociada a sujetos sociales (mujeres, personas con discapacidad, jóvenes, adultos mayores,
pueblos originarios) y a la operación de procesos legislativos y estructurales determinados,
orientados al reconocimiento de éstos, como sujetos de derecho.
La nueva estructura estatal surge en la década, visibilizando por tanto a sujetos que habían
permanecido invisibilizados en los ochenta. Estos sujetos sociales, desde las distinciones
producidas por la institucionalidad compartirían determinadas características que les hacen
definibles como conjunto, especialmente desde condiciones que no les permitirían hacerse
cargo de su propia problemática y de la resolución de ésta. Desde allí la idea de
vulnerabilidad.
Estos sujetos emergentes, desde las distinciones ya señaladas, como parte del movimiento
social anterior a la elección del primer Gobierno de la Concertación, generaron demandas que
se orientaron a la democratización de las relaciones en contextos de diversidad cultural y
social. Los aportes de estos actores no sólo hay que mirarlos desde la perspectiva de la
recuperación de espacios sociales y políticos. Desde el punto de vista de las ciencias sociales,
resulta interesante analizar que este fenómeno social generó estructuras estatales, las que
crearon conocimiento en torno a las temáticas que les afectaban y los contextos en los que
éstos se hacían evidentes. Este material ha resultado ser un insumo importante para la
orientación de proyectos y políticas específicas de los gobiernos concertacionistas.
Es decir, al mismo tiempo que estos sujetos emergentes presionan al Estado para el
cumplimiento de los acuerdos nacionales e internacionales que el país ha suscrito en
diferentes momentos, el Estado ha requerido instituciones (5) que operacionalicen estas
demandas para lograr un mejoramiento de las condiciones sociales, así como también en la
calidad de vida de estos sectores.
De acuerdo a lo señalado estaríamos frente a definiciones, construcciones que se establecen
en torno a determinados sujetos sociales, a ellos se les atribuye y asocia la emergencia,
legitimación y establecimiento de políticas sociales, reivindicaciones asociadas a derechos
sociales.
Sin embargo lo anterior, lo planteado por Escobar y otros (6), nos permite establecer una
nueva distinción sobre las distinciones elaboradas. La movilización social de los sujetos
actualmente se orienta por la demanda de identidad de éstos como nuevas formas de
sociabilidad, desde donde la movilización social se relaciona estrechamente a la idea de
cultura política, como fuerza movilizadora, debido a que la identidad colectiva se articula
como una estrategia que inevitablemente se asocia a la cultura. “La cultura es política debido
a que el significado que ésta tiene es parte constitutiva del proceso tanto implícito como
explícito que busca re – definir las relaciones, el poder social” (7). Las prácticas sociales por
tanto reproducen la exclusión social de los sujetos, perpetuando las relaciones de inequidad e
injusticia social, el cambio en las relaciones de poder no sólo es un asunto de carácter político
sino también cultural, en cuanto a la transformación de las prácticas sociales y culturales, ya
que las relaciones de poder no sólo son relaciones de carácter político sino también culturales.
Los autores plantean que los movimientos sociales permiten dar cuenta de los procesos que
requieren cambios en las relaciones sociales, en cuanto las demandas por lo general están
orientadas a demostrar que ellos (sujetos sociales) se constituyen en sujetos de derecho. Los
requerimientos se articulan respecto a reconocimiento de la dignidad, a su calidad de
ciudadanos y de seres humanos (8). En este sentido es interesante destacar que emerge la
exigencia de inclusión desde el reconocimiento como otro, desde la idea de ser, estar, hacer y
al mismo tiempo la declaración de la exclusión en cuanto no son distinguidos como entorno
del sistema, es decir son invisibilizados, se les ponen barreras, son negados en sus diferencias.
(9)
La problemática social se asocia no sólo a procesos sino también a sujetos sociales. Desde las
distinciones anteriormente indicadas, serían los sujetos sociales que desde la evaluación de
sus condiciones sociales y la inaceptabilidad de éstas se articularían en movimientos que
permiten posicionar y legitimar sus demandas. Al mismo tiempo la política social en los
noventa a la fecha distingue a los sujetos sociales beneficiarios como sujetos vulnerables. De
acuerdo a lo planteado entonces, se identifican algunas contradicciones respecto de las
distinciones elaboradas: ¿es posible distinguir a los sujetos sociales articulados desde sus
demandas, como sujetos “vulnerables”?, al mismo tiempo, si la vulnerabilidad se sostiene en
el no reconocimiento de los derechos de los sujetos, quién es entonces el/los responsables de
esta “vulneración?; en otras palabras, desde dónde y de qué da cuenta la lógica de la
“vulnerabilidad” de los sujetos?.
A continuación exploraré alguna de las lógicas contenidas en las políticas sociales, de modo
de referir a conceptos claves que luego me permitan volver sobre cómo éstas se vinculan a la
construcción de sujetos sociales y de las problemáticas sociales desde la lógica de la
inclusión/exclusión.
Lógicas Contenidas en las Políticas Sociales; Conceptos Claves.
Para orientar algunas reflexiones me permitiré detenciones en elementos conceptuales que
resultan estar contenidos en las distinciones ya señaladas, así como en las lógicas que son
posibles extraer desde las políticas sociales.
La construcción de las políticas sociales ha estado centrada en la visiones desde la carencia de
los sujetos sociales, esto sostiene la percepción de que éstos no se encuentran en condiciones
de definir, dar cuenta y articular propuestas para el cambio de las situaciones sociales en que
se encuentran.
Es posible señalar que la distinción de los sujetos sociales como vulnerables se centra en
elaboraciones situadas en la pobreza (10), como forma de carencia e incapacidad para la
acción, lo que de alguna manera se contrapone a la construcción de que son, los mismos
sujetos sociales los que se articulan y luchan por la legitimación de sus demandas.
En la década del noventa en Chile se estructura el MIDEPLAN, con el objeto de atender la
problemática social que afecta a la población definida como vulnerable. (11)
Desde la institucionalidad los conceptos presentes y asociados han sido los de pobreza,
marginalidad, desarrollo, desarrollo social; construcciones que dan cuenta de los mecanismos,
las interrelaciones, descripciones de sujetos, que por encontrarse bajo determinadas
características de deprivación social y económica, por su condición de ‘vulnerabilidad’,
requieren ser atendidos por el sistema de servicios sociales.
Revisemos algunos de estos conceptos que resultan presentes en la definición de políticas
sociales en la última década.
Para definir la situación de carencia de la población, más bien para dar cuenta de la situación
económica de los sujetos, se ha utilizado el concepto de pobreza. Para describir y acercarse a
esta situación de carencia se han diseñado una serie de instrumentos, que con cierta
rigurosidad y periodicidad permiten describir la situación de privación de la población,
midiendo principalmente acceso a determinados bienes y servicios. Lo anterior supone una
serie de necesidades que no pueden ser satisfechas por problemas de acceso o de
oportunidades.
Este concepto resulta más bien estático, en cuanto la forma de revertir o romper con esta
situación, es un cambio radical en las condiciones económicas de la población. La pobreza
supondría la superación de ésta, fundamentalmente por la definición de un cambio en lo
económico, siendo lo económico un aspecto eje, si bien la pobreza también se ha asociado a
factores psicosociales, económico - estructurales, culturales.
Al mismo tiempo es posible identificar otro acercamiento, definido como marginalidad. Esta
se refiere más bien a los procesos de integración social y cultural, más bien anómala o
deficiente de dos culturas, es decir una de las culturas sería dominada y por tanto tendería a la
desaparición, la marginalidad surge en la tensión que se manifiesta en la superposición de
éstos. En este sentido la marginalidad sería un proceso de larga data en nuestro continente
Desde este entendido la tensión podrá ser resuelta a través de la promoción que los agentes,
desde su condición de no marginalidad podrán elaborar para integrar a los que estén fuera.
En esta misma línea y como una vertiente, la marginación tendría su origen en la estructura
social, la que a través de los medios de producción y los mecanismos de diferenciación dados
principalmente por lo económico y por los problemas de inserción de ciertos sectores al
trabajo. Esta sería más bien una condición generada desde dentro de la estructura.
La sociedad por tanto contendría esta realidad, de manera que las formas de superación de la
marginalidad serían de resorte interno, más bien estructural.
Estos conceptos son los que han determinado las formas de estructurar y planificar políticas
sociales. Las descripciones de la población, los énfasis en datos de carácter más bien
cuantitativo han redundado en un modo de generar estrategias que resultan coherentes con
estos modelos rígidos, estáticos y fragmentados de la realidad de los sujetos sociales, realidad
por cierto descrita por los otros y no por los propios sujetos, desde allí la construcción de
discursos y estrategias por ejemplo orientadas a la “superación de la pobreza” como eje
estructurante.
Tanto los conceptos de pobreza, como de marginalidad utilizados en la definición de políticas
sociales resulta particularmente interesante, tanto de seguir , las observaciones que produce,
como también los modos de definir estrategias de transformación y de evaluación del impacto
de éstas, pues si bien; la evaluación a diez años de iniciado la transición a la democracia, la
pobreza ha disminuido, sin embargo han aumentado las brechas entre ricos y pobres. Es
interesante preguntarse si estas lógicas son eficientes/ eficaces?, en el contexto de la realidad
indígena la lógica de la marginalidad y pobreza parecen no resolver ni en lo social, cultural, ni
en lo económico, ni menos en lo político las diferencias existentes.
Sobre esta constatación resulta interesante incorporar un elemento que permite aperturas y
posicionamientos diferentes respecto al tema.
El concepto de Exclusión/ Inclusión
Un paradigma de interpretación de lo social, que me interesa poner a la discusión en cuanto
permite un acercamiento diferente a lo social, y que a su vez favorece la comprensión de
procesos emergentes en los diversos aspectos del desarrollo, lo constituye el binomio
Exclusión /inclusión. Este concepto incorpora elementos dinámicos, como lo territorial, lo
cultural e histórico. En este sentido las características y particularidades responden a las
realidades de determinados contextos por tanto no es posible la generalización de la exclusión
/inclusión.
Este concepto nos permite un acercamiento comprensivo de los procesos, entendiendo la
realidad como multicausal, la que se constituye en una construcción cotidiana, por tanto
cambiante y en permanente modificación.
La posibilidad de explicar las problemáticas sociales desde esta aproximación no es menor
por cuanto, los problemas sociales hoy se vinculan no sólo a procesos económicos sino
también a los cambios tecnológicos, subjetivos (rompimiento de las relaciones, instituciones,
emergencia de movimientos sociales, identidades, etc), desintegración social asociados a la
globalización.
En este escenario, en la última década se han elaborado discursos estructurados sobre la base
de la igualdad, como principio orientador de las relaciones, la que sería posible a partir de la
generación de mecanismos de igualación de oportunidades y de derechos. La democracia se
articula como reguladora de las relaciones de poder y al mismo tiempo y en el contexto de
globalización, la economía como regulador de las relaciones económicas.
Quisiera detenerme en algunos elementos conceptuales relevantes. La exclusión ha sido
entendida desde tres características, la primera se relaciona con formas no económicas, es
decir el no acceso a bienes y servicios básicos. La segunda característica estaría más bien
determinada por la dificultad en el acceso a los mercados de trabajo y protección social. La
tercera y última, relativa al desigual acceso y ejercicio de derechos humanos, políticos,
civiles (12).
Por su parte Gacitúa y Davis (13), se refieren a tres dimensiones que estarían, de alguna
manera, contenidas en las características antes señaladas: La deprivación material y de acceso
al mercado y servicios, es decir una dimensión económica; la segunda dimensión referida a la
exclusión política e institucional, en cuanto la carencia de derechos civiles y políticos que
garanticen la participación ciudadana, la tercera, relativa características no valoradas de los
sujetos, como género, etnia, identidad sexual, religión, características físicas.
Sin embargo los elementos anteriormente señalados, estos conceptos parecen dejar fuera la
relación exclusión/inclusión, centrando el análisis en los elementos configurativos de la
exclusión.
Como he revisado hasta el momento está claro que los conceptos tanto de marginalidad y de
pobreza no resultan ser, desde mi entender, conceptos que permitan una comprensión desde y
en la complejidad de lo que llamamos realidad social. Ahora bien, me parece de importancia
destacar un modo de comprensión de la exclusión/inclusión a partir de un paradigma de
comprensión que contenga la complejidad de las distinciones. Este binomio, como tal, a
diferencia del concepto de pobreza y marginalidad, plantea una perspectiva multidimensional,
se sitúa en los procesos, reconociendo la especificidad y heterogeneidad de las situaciones en
sus condiciones y contextos históricos y particulares, permite un acercamiento más sensible,
sin embargo es necesario comprenderlo desde una construcción que de cuenta de “los dos
lados”, que permita la referencia, sistema/entorno.
La inclusión/exclusión desde una perspectiva constructivista
En algunas de las políticas sociales implementadas es posible distinguir la referencia a la
inclusión, sin embargo quisiera destacar que esta concepción resulta más bien reduccionista y
a la vez no permite incorporar la complejidad, multivariabilidad, y particularidad del concepto
por cuanto éste más bien se utiliza para referirse al “debilitamiento o quiebre de los lazos
(vínculos) que unen al individuo con la sociedad” (14). No es posible contener el concepto en
la idea del rompimiento de lazos que permitirían la integración funcional al sistema o aquellos
que incorporan a los sujetos a los grupos sociales o aquellos lazos que permiten la
incorporación a pautas de comportamiento de las sociedades. En otras palabras no podemos
afirmar que la separación o aislamiento es el resultado de la separación del individuo de la
sociedad, por tanto la no participación dentro del entorno social (entendido como la red
articulada de estos niveles de vínculos sociales) (15).
Volviendo a la idea. El binomio exclusión /inclusión desde una mirada constructivista tiene
complejidades que permiten la distinción condicionada de ambos aspectos. En otras palabras,
ambos son lados de una misma forma, al distinguir uno estamos distinguiendo el otro como
lados que constituyen una unidad; en otras palabras es la unidad de la diferencia.
Brevemente quisiera señalar algunas variantes que resultan interesantes:
-
La primera tiene un carácter más bien social. Esta se relaciona con condiciones de
acceso de acuerdo a los niveles de diferenciación social, la comunicación.
-
La exclusión estaría dada por la imposibilidad del proceso de acumulación de los
sistemas funcionales. La exclusión estaría dada por las dificultades para acumular los
mecanismos de inclusión social como los sistemas de asistencia social.
-
Otra variante es la posibilidad de ocupar este mecanismo como modo en que la
exclusión social es posible la cohesión social.
-
Este concepto permite dar cuenta de las características, es posible detallar los
componentes de cada uno de los aspectos. Dar cuenta de las asimetrías, contrastes que se
establecen dependiendo del lugar desde donde se elaboren las distinciones.
-
Por otro lado el concepto permite dar cuenta de la relación sociedad/ individuo, el que
se refiere más bien al lugar del individuo en la descripción de la individualidad.
-
La exclusión /inclusión consideraría la relación entre el sistema síquico y social. En
este contexto la exclusión /inclusión sería una forma de domiciliaridad, en donde desde
cada uno de los aspectos incluidos habría una suerte de perfil.
-
Finalmente desde una extensión más bien teórica, se desacopla el concepto de
diferenciación social, y lo aplica a los sistemas funcionales y a los sistemas de interacción;
es decir, es posible afirmar que en la interacción los individuos participan en la
comunicación, el que participe de ésta está incluido; en el nivel de las organizaciones la
inclusión está dada por la membresía de los individuos en las organizaciones (16).
Lo interesante de este concepto binomial, es que en su estructuración es posible acercarse a su
unicidad. Al acercarse a una de sus partes se distingue una de las operaciones de acuerdo a
Spencer Brown, “una operación es una indicación distintiva se convierte en observación. Las
observaciones indican uno de los lados de una distinción presuponiendo que hay otro” (17). El
autor acuña la idea de forma para referirse a la idea de que las observaciones, en tanto
operaciones, indican cada uno de los lados de la distinción. Siguiendo este razonamiento
podemos decir que al observar un sistema, estamos a su vez refiriéndonos a su entorno, desde
la idea del sistema como forma, desde un observador que realiza las distinciones. En otras
palabras cuando realizamos distinciones de lo otro, estamos autoimplicados, es decir no
podemos dar cuenta de un sistema sin referir al entorno.
No es menor entonces afirmar que, al observar un sistema estamos realizando distinciones que
elaboran diferenciaciones, o sea, forman sistemas dentro de un sistema en donde las
características de la relación permitirán dejar fuera otras.
Este concepto resulta más bien complejo. No puede ser utilizado para referirse a totalidades,
ni generalidades; en otras palabras, permite más bien una nueva comprensión de lo social
desde la complejidad, la heterogeneidad, la multiplicidad de relaciones y comunicaciones que
se establecen socialmente. Desde allí la invitación a familiarizarnos con este modo de
comprensión de la exclusión/inclusión, de manera de no reproducir distinciones cercanas a la
lógica de la pobreza o la marginalidad.
Luhmann respecto a la exclusión/inclusión señala que la ruptura de las reciprocidades entre
las personas, como resultado de una política legitimada en las sociedades de la periferia
moderna, ha dado como resultado la exclusión. La observación de la exclusión conduce a que
en la exclusión no habiten personas, en la medida que la diferenciación opera desde la
asignación de estatus, es decir se pertenece a las sociedades en la medida que se pertenece a
los estratos de los incluidos, cerrándose a la exclusión.
En este sentido, en las sociedades de la periferia la exclusión y las inclusión se constituyen en
funciones primarias de diferenciación social, es decir existirá población que quede fuera de
los sistemas funcionales. Este tipo de exclusión, en donde las personas que están fuera
acceden al sistema bajo condiciones y expectativas que el sistema social configura, se
denomina “exclusión primaria” se “entenderá entonces que no se puede acceder a los
sistemas funcionales que puedan significar inclusión a prestaciones y servicios elementales”.
(18)
La exclusión secundaria, se “entenderá entonces que no se puede acceder a las redes
interaccionales de influencia”, es decir, en los contornos de la relación inclusión/exclusión
funcionan redes de inclusión las que pueden ser, las redes de favores, de influencias, o sea
contactos interaccionales, a los que los sujetos no podrían acceder.
En la definición que F. Robles desarrolla, afirma que “inclusión y exclusión no sólo se
reproducen y sedimentan, sino que además de condicionarse originan formas propias de
conectividad”, en donde las personas no sólo se ubicarían en una de estas distinciones sino
que también podrían deambular de uno a otro lado.
La exclusión, es el resultado de lo que la sociedad describe, efecto de la operación
autodescriptiva, por tanto no está en relación a la idea de que los sujetos sean o no parte de la
sociedad, esta pertenencia estará más bien dada por la ubicación del observador en la
descripción, por tanto podemos afirmar que es posible situarse desde el lado de la exclusión,
para dar cuenta de ella.
El binomio exclusión/inclusión me parece permite una comprensión más lúcida de los
procesos contenidos en la construcción de políticas sociales, y por cierto de las construcciones
de sujetos sociales a los cuales se dirigen éstas.
Recogiendo los elementos vertidos, cabe preguntarse: Cuando la política social refiere a los
sujetos como carenciados, vulnerables está más bien articulando procesos de
autodescripción?, en otras palabras, las distinciones realizadas no dan cuenta de los sujetos
solamente, sino más bien de los modos en que establecemos las comunicaciones/relaciones
con estos y los modos en que a través de éstos nos describimos?, al mismo tiempo ¿como
incorpora la política social este binomio?, Es posible, intentar comprender los modos en que
como hacedores de políticas sociales o como investigadores relativos al tema, construimos
estas fronteras de exclusión /inclusión, a la vez damos cuenta del propio sistema desde donde
son elaboradas?
Invisibilidad, desde la no distinción? construcción de sujetos sociales
A partir de lo anteriormente señalado, creo pertinente referirme a consideraciones que dan
cuenta de los procesos de construcción de sujetos sociales desde las políticas sociales.
Al observar las observaciones de quienes construyen políticas sociales resulta interesante
distinguir que éstas contienen por un lado, las distinciones desde donde son realizadas, y al
mismo tiempo es posible observar que las políticas sociales favorecen
construcciones/procesos de inclusión/exclusión de los sujetos a los cuales afirman querer
incluir (en la medida que se construyen distinciones que definen relación entorno – sistema).
Las construcciones de sujetos sociales (19), desde los y las hacedoras de políticas sociales,
están marcadas por la invisibilidad, la pobreza como evidencia de la carencias, son referidos
como sujetos que no ocupan un espacio ni en lo social, político o económico. Es decir los
sujetos son cosificados, no son, no están, no hacen. La transformación en la década de los
noventa, produce un cambio en esta situación, los sujetos sociales son visibilizados, se les
reconocen desde el ser, estar, hacer, sin embargo lo anterior es posible afirmar que estos
procesos no han sido suficientes, ni han permitido dar cuenta de la diversidad que compone lo
social, reproduciendo procesos en donde la invisibilización es evidente (20), desde allí
entonces las preguntas relativas a los modos en que desde la institucionalidad se producen los
mecanismos de construcción/distinción/comunicación respecto de los sujetos sociales, cobra
mayor relevancia.
La emergencia de los sujetos sociales está asociada a la idea de derechos. Sin embargo, esta
inclusión en el sistema, a través de la acumulación de mecanismos, respecto a los sistemas
funcionales, no los incorpora integralmente sino mantiene la exclusión en el ejercicio de
parcelación de éstos. Las representaciones de los sujetos sociales se resitúan respecto al
sistema económico, el modo en que el sistema económico neoliberal, establece relaciones y
comunicaciones, que mantienen las relaciones sociales en los marcos predeterminados.
En este sentido en la estructura estatal los sujetos son valorados en cuanto parte de las
relaciones económicas del país. En la medida que estos puedan formar parte de los procesos.
La incorporación de éstos, mujeres, personas con discapacidad, pueblos indígenas, entre otros
pasan a ser simbólica y económicamente relevantes para las relaciones que el país establece
con el resto de la economía mundial, por cuanto permite establecer, mantener, marcos de
relaciones de poder/comunicaciones y orden social.
El Estado no sólo se constituye como articulador de identidades, en la medida que sus
acciones no sólo presentan un impacto en lo social, sino también en los ámbitos subjetivos y
simbólicos de las personas.
Los sujetos, mujeres, personas con discapacidad, indígenas entre otros, como he afirmado son
sujetos invisibilizados por la estructura y lo social, no están, no son, no hacen. El cambio en el
lenguaje, en las construcciones respecto de éstos, forman parte de un proceso mayor y
paulatino a través del cual se hacen posibles las interacciones, sin embargo no logran una
transformación en cuanto no se produce una coherencia entre construcciones, estructura,
comunicaciones, sistema - entorno. Es decir, el ver/ aprender al otro estará dado por las
posibilidades de interacción y a la vez el estructurar estas.
Este punto resulta particularmente relevante por cuanto la visibilización de los sujetos, no
asegura el establecimiento de comunicaciones, ni relaciones, la apertura del sistema se
constituye en la posibilidad de interacción.
En otras palabras, la posibilidad de distinguir a los sujetos, mujeres, personas con
discapacidad, pueblos indígenas, por mencionar algunos, no asegura en sí mismo la
posibilidad de un cambio relacional, o en otras palabras, las distinciones no aseguran, el
establecimiento de comunicaciones, de relaciones entre estos. Las leyes elaboradas en torno a
los sujetos emergentes permiten establecer distinciones, por sobretodo, establecen un cambio
comunicacional lo que a su vez se traduce en acciones que van complejizando las
comunicaciones y relaciones, ampliando las relaciones en el contexto de la vida cotidiana.
En este sentido la concentración de la atención en la situación mapuche, centrada las
distinciones sobre comunicaciones respecto del conflicto, sostiene la invisibilización no sólo
de la multiplicidad de aspectos relativos a los Pueblos Mapuches y sino también invisibiliza,
no distingue al resto de los Pueblos Indígenas y sus particularidades. Es decir se visibiliza a
cierto “tipo” de indígenas, excluyendo con ello a otros pueblos, u otras temáticas relativas a
los pueblos originarios, dificultando las aperturas en el sistema y al mismo tiempo sólo
elabora distinciones que define como conflicto invisibilizando la realidad del mundo indígena.
(21)
Respecto a lo anterior resulta importante destacar que si bien en los discursos oficiales, tanto
gubernamentales como sectoriales se reconoce la diversidad, se da cuenta de ella, de la
importancia y el aporte de una sociedad multicultural y diversa, esto no alcanza las mismas
dimensiones en los documentos y orientaciones políticas, en donde los grupos que solemos
llamar minoritarios no están presentes. Las diferencias de clase, sexuales, étnicas, no son
parte de las representaciones que surgen en las conversaciones con los y las responsables, sin
embargo este vacío parece de alguna manera estar contenido en los discursos. ¿Qué sucede
entonces cuando desde los propios sujetos sociales, a los que dice proteger y atender la
política social, dan cuenta de este “vacío”?, ¿Cómo asume si es que la política social asume,
la transversalidad de las problemáticas sociales, en especial la situación indígena? ¿Las
demandas que dicen recoger las políticas sociales son tales o más bien son aperturas que el
sistema, la organización genera y transforma en ciertas comunicaciones que permiten la
autopoiesis, la reproducción, de éstas?
Políticas Sociales, para el Mundo Indígena
Las características de las políticas sociales, implementadas por la actual estructura estatal dan
cuenta de las carencias y dificultades a pesar de la estructura de CONADI. (22)
La planificación social orientada al mundo indígena no ha estado exenta de una mirada
centrada en la pobreza y en modos de medir ésta a través de “datos duros”, la discontinuidad
en el levantamiento de información, los diversos criterios para definir, desde la
adscripción/identidad indígena, la estructura no ha dado cuenta de indicadores específicos a
las realidades indígenas, particularidades, no sólo culturales, organizacionales, territoriales de
los pueblos. Estas deficiencias a mi entender han justificado/construido procesos de exclusión
en donde la invisibilización es uno de los grandes ejes de negación del ser, tener, estar de los
Pueblos Indígenas.
Estos últimos años la tensión respecto a la problemática social indígena ha aumentado hasta
límites de gran fragilidad. La tensión existente entre las demandas de reconocimiento, de
resguardo de derechos, en contraste con el resguardo del bien común y de los intereses de la
mayoría han dejado en evidencia la disociación entre los discursos y las acciones emprendidas
para enfrentar esta tensión que los medios y el gobierno se han encargado de definir como
conflicto. Como tal, entonces la situación ha sido abordada desde la fuerza, con abandono de
la razón y por cierto del reconocimiento del otro como legítimo, más bien se han
implementado acciones que han reforzado prejuicios negativos, han acrecentado las
distinciones asociadas a la violencia, a la legitimación y uso de la fuerza pública o de los
acuerdos, uso de instrumentos o instancias colectivas que no hacen más que servir de
trampolín político para unos u otros.
Desde este escenario sigue preocupando la población que no accede a los medios de
comunicación, que no es convocado a programas de debate, aquellos que en la vida cotidiana
no cuentan con los mínimos recursos, los niños y niñas que se encuentran en edad escolar, los
adultos mayores, las mujeres, etc. que forman parte de los Pueblos indígenas.
En este contexto de tensión creciente, y en el marco de la política social orientada al mundo
indígena, el país firmó un convenio préstamo con el BID. En un plazo mínimo se estructuró
un Plan de trabajo que orienta a lo menos los tres primeros años, primera etapa. Para ello se
encargó a una consultora la elaboración de éste bajo criterios de participación constreñida por
los plazos de urgencia (23). Se cuenta con un Programa de Desarrollo Integral de las
Comunidades Indígenas (24), que a los primeros seis meses de implementación no contaba
con elementos diagnósticos que pudieran definir la focalización de los recursos. Nos
encontramos nuevamente con una dificultad no menor, en términos de planificación. ¿Cómo
proceder si no se cuenta con criterios e insumos cualitativos y cuantitativos para discriminar
entre comunidades que comparten características similares?, ¿cómo proceder cuando la
información existente, en algunos casos no menor, se encuentra dispersa y de acceso no
exento de dificultades? (25), ¿Es posible discriminar entre quienes comparten similares
características y necesidades? En este contexto a quienes corresponde hacer estas
distinciones?, ¿Cómo compatibilizar criterios técnicos cuando las definiciones parecen estar
más bien orientados/sustentados en lo político?, ¿Es posible seguir utilizando criterios de
pobreza y marginalidad para diseñar políticas sociales orientadas a Pueblos Indígenas?
Pareciera que repetimos los patrones, las comunicaciones que de alguna forma mantienen las
relaciones sistema/entorno, a pesar de señalar discursivamente, la necesidad de cambiarlo. El
Programa de Desarrollo Integral de Comunidades Indígenas, Orígenes (26), hasta la fecha no
se constituye en un instrumento potente de cambio en las políticas de intervención social, a
pesar de contar con recursos significativos, así como con posibilidades de reorientar y aunar
inversiones actualmente orientadas a los pueblos indígenas (27).
La información parece insuficiente para explicar las decisiones y los resultados de ellas. Las
decisiones respecto a la situación indígena responde con mayor fuerza a determinaciones más
bien políticas orientadas a regular el llamado “conflicto” más que a obedecer a una
conceptualización finalista de las políticas sociales.
Programa de Desarrollo Integral?
A continuación quisiera detenerme en algunos elementos que me parecen de importancia
destacar y vincular a lo ya señalado a modo de ejemplificar y dejar elementos de reflexión.
El Programa Orígenes, se plantea como un programa de significativa inversión distribuida en
dos fases, donde el Gobierno decide un préstamo (28) y a la vez la inversión de recursos
frescos (29). Por tanto una tarea no menor, no sólo de administración sino también de
planificación y también un desafío en la gestión, en un intento de trabajo interministerial,
intersectorial, un desafío nacional y regional.
El objetivo del Programa está orientado a “Mejorar las condiciones de vida y promover el
desarrollo con identidad de los pueblos Aymara, Atacameño y Mapuche en el área rural, en
los ámbitos económico, cultural y ambiental.”. Para el logro de este objetivo se plantea el:
“Mejorar las capacidades y oportunidades de los beneficiarios en el ámbito productivo,
educativo y de salud; Fortalecer las áreas de Desarrollo Indígena (ADI) y a las comunidades
indígenas beneficiarias del Programa en materia de desarrollo integral con identidad mediante
una gestión participativa; Institucionalizar la temática indígena en los distintos sectores,
creando capacidades en los organismos públicos para que la atención a las poblaciones
indígenas sea articulada, adecuada y con pertinencia cultural” (30).
El Programa se plantea un carácter integral, intersectorial y participativo. Se estructura a
través de cinco componentes orientados al fortalecimiento de las comunidades indígenas e
instituciones públicas, desarrollo productivo, educación y cultura, salud intercultural (31).
Como aspectos transversales del programa se definen una perspectiva de género y medio
ambiental.
A partir de la revisión del Programa, y desde los elementos desarrollados, la definición de
estos focos de intervención, están más bien orientados a cambiar procesos de exclusión
primaria, sin embargo no contemplan las propias distinciones de exclusión/inclusión. La
revisión del Programa, y demanda de los pueblos indígenas respecto de éste, dan cuenta de la
carencia en torno a las distinciones de los propios indígenas; en otras palabras no se da cuenta
de los procesos que a éstos le han permitido la vida cotidiana, la inclusión en la exclusión.
Dentro de las definiciones programáticas se da vital importancia a la participación como eje
articulador y operativo del Programa. Cabe destacar que siendo este aspecto relevante en la
definición, ejecución y evaluación del Programa, la propuesta metodológica es en si misma un
eje esencial para el programa la cual se exige como producto de éste, es decir debe construirse
en el proceso.
La propuesta del Programa no define a priori una estrategia metodológica respecto a la
participación, lo que de alguna manera puede ser leído como una gran oportunidad para
elaborar, proponer, ejercitar, desde las diferencias y con pertinencia cultural un proceso
participativo que contuviera: la valoración de los otros, en este caso la población indígena
Atacameña, Aymara y Mapuche desde sus diferencias y particularidades territoriales y
culturales, así como aspectos que no sólo tienen que ver con lo cuantitativo sino también con
lo cualitativo. La propuesta metodológica a mi modo de ver, permitiría abrir la articulación de
procesos definidos desde los propios actores tanto en lo que corresponde la decisión de que
como, cuando y quienes harán, y respecto a una definición coherente desde sus visiones de
desarrollo en el contexto local – regional - nacional.
Al mismo tiempo requiere de un ejercicio de coordinación y de trabajo intersectorial e
interministerial sin precedentes en nuestro país, así como una visión y una propuesta de
desarrollo regional (gran desafío y oportunidad para los gobiernos regionales). En síntesis la
propuesta significa un desafío más bien, para planificadores y responsables tanto a nivel
regional y nacional.
A partir de lo anterior cabe preguntarse ¿Es posible que un programa de características
políticas tan fuertes, logre generar, incorporar, validar componentes culturales/ técnicos/
metodológicos que aseguren la coherencia en las inversiones a realizar?, ¿Es posible definir
inversiones sectoriales con una mirada global e integral que contengan una propuesta de
desarrollo - indígena?, ¿Estamos en condiciones sociales, políticas y técnicas que permitan
procesos de gestión, que hagan de este Programa procesos participativos? ¿El país cuenta con
las voluntades políticas/económicas y sociales para generar una propuesta de desarrollo en la
cual esté contenida, representada, gestionada la propuesta de desarrollo desde los pueblos
indígena a mediano y largo plazo?.
Sujetos sociales, distinción de los pueblos indígenas?
La participación así como otras temáticas emergen en la década de los noventa en Chile en los
discursos políticas y sectoriales de la estructura estatal, a mi entender dan cuenta de las
distinciones que construimos respecto a lo social, a los sujetos sociales, y a los modos de
articular las relaciones sociales, económicas, políticas.
En el actual Gobierno del Presidente Ricardo Lagos la participación representa un eje
articulador en todos los niveles, lo que queda demostrado en el “Instructivo presidencial sobre
participación ciudadana”, en donde se define la participación como “una dimensión
fundamental de todo sistema democrático, pues contribuye a que los derechos y deberes
institucionalmente establecidos sean efectivamente reconocidos y ejercidos....Entendida así, la
participación tiene la virtud de contribuir a generar una relación de colaboración y respeto
mutuo entre el Estado y la ciudadanía. Así mismo favorece el fortalecimiento de la sociedad
civil y permite una mayor legitimidad de las políticas públicas”. El documento además
propone algunos principios orientadores relacionados con: “el buen trato fundado en la
dignidad de las personas y en el deber de servicio del sector público, ...en la transparencia de
la gestión....en la igualdad de oportunidades para la participación, generando condiciones de
acceso a los más vulnerables....respeto a la autonomía y diversidad de las organizaciones de la
sociedad civil, evitando toda forma de discriminación e instrumentalización....orientación al
ciudadano, priorizando la participación de los destinatarios finales....”
Me interesa destacar la participación, en cuanto eje fundamental en el programa del actual
Gobierno, sino también en el diseño del Programa Orígenes. La participación se constituye en
uno de los ejes centrales de éste, no sólo como medio, sino como fin. Desde la concepción de
participación es posible también de los modos en que están referidos y contenidos los sujetos
sociales.
Al mismo tiempo el BID, plantea la participación como elemento central y articulador de sus
intervenciones, no sólo en Chile sino en los programas y proyectos que financia, como eje
transversal y de base, considerando y potenciando las características y especificidades
relativas a cada país y a los sujetos sociales en ellos involucrados (32).
Es posible entender entonces que las propuestas participativas a la fecha desarrolladas desde
el Gobierno han estado centradas en generar espacios de interlocución, diálogos comunales,
mesas de trabajo, comités y otros, desde la visión de “integración” y de validación de las
políticas sociales, así como el acceso a éstas. La participación se constituye en requisito para
el financiamiento de proyectos, los que deben demostrar la incorporación de los beneficiarios
no sólo en la ejecución sino también en la elaboración, implementación y evaluación de los
proyectos. Por tanto estarían refiriendo de algún modo a sujetos sociales activos y
generadores de procesos, sin embargo resultan ser construcciones con una fuerte base desde y
para la propia estructura.
La participación aparece como un valor hoy en día. Las políticas sociales la contienen en sus
discursos y estrategias, en donde los sujetos sociales aparecen como los principales actores.
Sin embargo surgen las contradicciones a la hora de contrastar las demandas sociales que
articulan los actores. Como señalé anteriormente las demandas y las críticas a los programas y
proyectos se relacionan con la necesidad de reconocimiento, validación, representación, de
reconocimiento como “otro”. La demanda concreta desde los Pueblos Indígenas, en un inicio
del Programa Orígenes, ha sido la participación; entendiendo ésta como la representación de
los pueblos indígenas principalmente. La incorporación de éstos no sólo en las instancias
intermedias sino también de decisiones a nivel central. Cabe destacar que desde el Programa
sería posible, de acuerdo a los diversos niveles, articular procesos en donde sea posible desde
las pertinencias técnicas, culturales, de representatividad, la definición no sólo de instancias,
sino de mecanismos y procesos de participación de los Pueblos Indígenas, entendiendo ésta
como la gestión de los recursos y procesos.
Los Pueblos Indígenas demandan respeto y ejercicio real de procesos participativos
orientados al reconocimiento de éstos, como elaboradores, articuladores y gestionadores de
sus procesos de desarrollo y de participación política. Algunos equipos vinculados y
comprometidos con el trabajo en terreno con la población Indígena, desde antes de la
existencia del Programa, han elaborado estrategias y cambios que han permitido la
transformación de las relaciones orientadas no sólo a recoger la demanda de los Pueblos
Indígenas más cercanos a sus campos de acción, sino articular procesos de gestión de los
recursos y procesos (33).
Las prácticas participativas no sólo requieren de una voluntad política y técnica de “hacer” en
conjunto, sino de base requiere el reconocimiento de “otro”, la valoración de características y
cosmovisiones diversas, así como también la valoración de éstas, lo que se traduce no sólo en
el cambio en el lenguaje, sino en las prácticas que generan intersubjetividades en la vida
cotidiana. En otras palabras también significa abrirse a la crítica y autocrítica, de modo de
incorporar e implementar, ejercitar la participación como modo relacional, de manera de
permitir una transformación de las competencias culturales de los servicios y por sobretodo
una transformación de las relaciones a nivel local- regional - nacional.
Para ello se requiere cambiar las representaciones respecto a los Pueblos Indígenas. Es decir
dejar de creer que desde la hegemonía, el Estado, técnicos y políticos tienen las respuestas y
que los otros son más bien depositarios “vulnerables” de los programas y de la transferencia
tecnológica y productiva. Significa dejar de lado formas confusas, negadoras,
invisibilizadoras de diagnóstico, planificación y de gestión, que en el fondo profundizan las
diferencias y mantienen la verticalidad de las relaciones y del manejo de los recursos, esta
situación no ha cambiado aunque se incorpore lenguaje como “autogestión, participación,
etc.”
La participación supone una compresión del tiempo, el espacio, jerarquizaciones y relaciones
completamente distinto, no sólo respecto al mundo rural/urbano, sino por cierto al mundo
indígena.
Se requiere crear colectivamente y desde diversos actores, metodología (34) que rompa con la
reproducción de éste tipo de proyectos e iniciativas, que suelen detenerse por dificultades
políticas, en la conducción/administración, las que generalmente están más bien relacionadas
con disputas muchas veces ajenas al mundo indígena o que desde un inicio reproducen los
sistemas de dominación y colonización y que a su vez refuerzan la competencia por los
recursos entre los más pobres.
Reflexiones Finales
Las construcciones de sujetos sociales, a través de las Políticas Sociales orientadas a los
Pueblos Indígenas, definen procesos de inclusión/exclusión. Las construcciones elaboradas
desde los y las hacedoras de políticas sociales y que se reflejan en las políticas sociales dan
cuenta del sistema que las genera y comunica. Estas construcciones dejan fuera, a los sujetos
Pueblos Indígenas que dicen contener.
Si bien se construye la Ley Indígena 19.253 y la estructura de la Corporación Nacional de
Desarrollo Indígena es evidente que esta construcción/representación no sólo da cuenta de los
Pueblos Originarios sino de las relaciones de poder y las construcciones que definen Inclusión
/exclusión de éstos y por tanto la relación sistema entorno. Se constituyen en articuladores de
identidades: “reconocen” a ciertos Pueblos Originarios, y dejan fuera los modos de
organización y participación que ellos mismos estructuran, esto no sólo impacta sobre los
mismos Pueblos Originarios y sus procesos de construcción de identidad, sino también en los
ámbitos subjetivos y simbólicos de la totalidad de las personas.
Las Políticas Sociales hoy se centran en formas de diagnóstico y construcción de las
problemáticas sociales que deja fuera las construcciones de la propia realidad de los sujetos,
desde los Pueblos Indígenas y sus particularidades. Se entiende que esta forma de construir la
problemática social, deja fuera las distinciones y modos en que los propios Pueblos
Originarios elaboran sobre su realidad y los propios modos de definir las problemáticas
sociales que ésta contiene. Por cierto, está claro que existen diferencias en las cosmovisiones
que requieren ser comprendidas y valoradas (no sólo validadas) de manera de apuntar
efectivamente a la resolución de las problemáticas sociales que ellos mismos definen como
tales. Se requiere construir diagnósticos, (sobre bases epistemológicas y metodológicas
propias) definiciones de necesidades y problemáticas sociales, así como estrategias de
abordaje desde los actores.
Se requiere una planificación que invierta el proceso, es decir una planificación desde los
propios actores. En otras palabras una planificación que reconozca en si misma la capacidad
y sabiduría de los sujetos, Pueblos Indígenas, respecto de la gestión y administración de los
recursos, con asesorías que potencien procesos y apoyen en aquellos ámbitos que las
comunidades definen como precarias.
No es posible planificar en la lógica de la complejidad exclusión/inclusión sobre la base de
diagnósticos rígidos, que dan cuenta de una realidad desde la mirada occidental, profesional,
técnica y que se adecua a las necesidades políticas (35).
Para la resolución de la tensión que se ha tejido al interior de nuestro país se requiere de
planificadores/políticos y estrategias que den cuenta del entorno que dicen mirar, por
sobretodo incorporar las distinciones de los propios Pueblos Originarios, sólo de este modo es
posible romper las construcciones de negación e invisibilización que actualmente operan. ¿ Es
posible planificar sobre una realidad que se desconoce, y sobre la cual se construyen o no se
distinguen las diferencias (y sólo se da cuenta del propio sistema), ni menos las
potencialidades de éstas?, las políticas sociales tienen una orientación universal, que ha
intentado orientar a determinados grupos a través de procesos de focalización, sin embargo
hoy vemos que las estrategias no dan cuenta de las especificidades que se requieren para en
verdad, dar cuenta de la diversidad existente en nuestro país. (36)
La participación implica la transformación en las distinciones, de las construcciones de
sujetos, en este caso de los pueblos indígenas, de modo de no sólo cambiar las distinciones
que definen la exclusión/inclusión, al mismo tiempo modificar las distinciones respecto del
modo de entender y ejercer la participación. A través de los programas sociales, se tiende a
reproducir la lógica respecto a la participación como un proceso a través del cual, más bien, se
validan determinados procedimientos y estrategias sociales, sin embargo, está claro que las
demandas de los movimientos de los Pueblos Originarios exigen una participación que se
refiere a la gestión de los recursos orientados a su población, a través de los diversos
programas sociales. ¿Es posible hablar de participación cuando los propios actores no resultan
ser gestores, ni gestionadores de sus procesos de desarrollo?
Finalmente quiero señalar que la posibilidad de comprender el concepto de exclusión como
parte del binomio exclusión/inclusión permite incorporar la multiplicidad y heterogeneidad de
lo social en la exclusión. La comprensión de los procesos desde los propios sujetos, permite la
visibilización de la problemática de los Pueblos Indígenas. Por otro lado el ejercicio
comprensivo de la exclusión/inclusión permitirá la elaboración de índices que entreguen los
elementos necesarios tanto subjetivos, como institucionales y funcionales que favorezcan una
elaboración pertinente de indicadores que den cuenta de los procesos de exclusión/inclusión
bajo condiciones históricas, sociales, políticas y de contexto determinadas. Esta descripción
más completa/compleja permitirá dibujar con mayor claridad procesos de desarrollo (y no
sólo de superación de la pobreza o marginalidad) de los Pueblos Originarios.
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(2) Bengoa, José. Políticas publicas y comunidades mapuches: del indigenismo a la
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(3) Godoy, Roberto. 1999.Participación ciudadana en el espacio local: hacia una nueva
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Públicas,. Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Físicas y matemáticas. departamento de
ingeniería industrial.
(4) Secretaría de Comunicaciones y Cultura. Chile. 1999. El enfoque social: para las grandes
minorías. Zona Pública 34. Noviembre/ Diciembre. Paginas 4-11.
(5) Estas estructuras asumen diferentes características, de acuerdo a las cuales tendrán
diversos alcances, que influirán o no en la resolución de problemáticas que afectan a los
actores sociales a los cuales se dirigen. Para el caso del Estado chileno, estas estructuras son:
SERNAM, Servicio Nacional de la Mujer. FONADIS, Fondo Nacional para la discapacidad.
CONADI, Corporación Nacional de Desarrollo Indígena. FOSIS Fondo de Solidaridad e
inversión Social E INJUV Instituto Nacional de la Juventud. estas conforman un sistema mayor
conocido como MIDEPLAN: Ministerio de Planificación Nacional.
(6) Alvarez, S. Dagnino, E. Escobar. A. Edit.1998. Cultures of Politics, Politics of Cultures.
Re visioning Latin American Social Movements.Westview Press. USA
(7) Traducción libre de la autora. Alvarez, otros edit. Op cit
(8) Ejemplo de ello lo constituyen las demandas de identidad territorial de los movimientos
Mapuche, los que contienen procesos de reconstitución de identidades territoriales
Lafkenches, Nagche, Wenteche, Pewenche, Williche.
(9) Es decir, en este campo también es posible señalar que los procesos de movilización se
constituyen en procesos de individualización forzada.
(10) El acercamiento a las problemáticas sociales desde una visión de pobreza y marginalidad
rigidíza y limita considerablemente las posibilidades de transformación en la problemática
base. En este sentido la Política Social más bien se estructura como un mecanismo de
mantención de las condiciones de exclusión de la población y de las condiciones sociales y
económicas que la generan, como así mismo se constituyen en instrumentos de mantención
del orden social e intereses particulares.
(11) El primer Gobierno Concertacionista, se planteó la superación de la pobreza como
objetivo articulador de las políticas sociales, luego con E. Frei, se definió características de
vulnerabilidad, criterio sobre el cual se focalizaron las políticas sociales. De esta manera se
afirma que la pobreza afectaría de manera diferenciada a la población, por tanto las estrategias
responderían a éstas diferencias. Se plantea la combinación de políticas universales y
particulares desde el género, edad, diferencias, etnias.
(12) Perry, Guillermo. 2000. Prologo de las actas del Taller sobre Pobreza y exclusión social
en América Latina, en Exclusión social y reducción de la pobreza en A. L y el Caribe. FlacsoBanco Mundial.
(13) Gacitúa, E. Davis, S. 2000. Introducción pobreza y exclusión social en America Latina y
el Caribe en América Latina, en Exclusión social y reducción de la pobreza en A. L y el
Caribe. Flacso- Banco Mundial.
(14) Barros, P; De los Rios, d; Torche, F. Lecturas sobre la exclusión social. Oficina
internacional del trabajo. Equipo técnico multidisciplinario para Argentina, Chile, Brazil,
Paraguay y Uruguay. 1996
(15) Barros, P; De los Rios, d; Torche, F. Op.cit
(16) Apuntes clases. 2000. Antropología de la Marginación. Fernando Robles. Magister
Antropología y Desarrollo. Universidad de Chile.
(17) Luhmann, N. Capitulo 8. Inclusión y exclusión. En Complejidad y Modernidad. Ed.
Trotta.
(18) Robles, Fernando. 1999. Los Sujetos y la cotidianeidad. Elementos para una
microsociología de lo contemporáneo. Ediciones Sociedades hoy. Chile
(19) Avaria, Andrea. 2002. Políticas sociales y Quídam: representaciones de los sujetos
emergentes en la estructura estatal en la década de los noventa en Chile. Tesis para optar al
grado de Magister. Universidad de Chile.
(20) Ejemplo de ello lo constituye en Programa de igualdad de Oportunidades entre Mujeres y
Hombres 2000-2010, quien no distingue desde y en la diversidad a las mujeres indígenas, por
tanto deja fuera la particularidad de la realidad multivariada, multicausal, y multicultural de
éstas, en el contexto de relaciones sociales más amplias.
(21) Respecto a lo anterior, las construcciones de sujetos están contenidos los observadores,
las epistemologías de éstos y los sistemas de tipificaciones, éstas a su vez están contenidas en
una estructura por tanto son discursos lenguajes elaborados por
personas/equipos/instituciones, desde una posición de poder, desde una posición en relación al
sujeto que es descrito.
(22) Ley indígena 19.253. Consejo indígena.
(23) Primera dificultad que un metodólogo estricto podría constatar como aberrantes
(24) Me referiré a modo de ejemplo al Programa de Desarrollo Integral de Comunidades
Indígenas, Orígenes. MIDEPLAN – BID, teniendo presente que esta forma parte de la Política
Social orientada a los Pueblos Indígenas y que no necesariamente da cuenta de su totalidad.
(25) No por inexistencia, sino más por falta de sistematización, coordinación y por el
ejercicio de pequeños e insignificantes poderes que intentan resguardar pequeños espacios,
imposibilitando el acceso a información.
(26) Programa MIDEPLAN – BID. Programa de Desarrollo Integral de Comunidades
Indígenas, Orígenes.
(27) Sin embargo estas inversiones, es posible distinguir señales de perpetuación de la
pobreza, criterios estáticos y rígidos de evaluación dan cuenta que los recursos invertidos en
la población indígena rural, no han podido revertir los indicadores y la tendencia observada en
la Casen 96.
(28) Préstamo de U$ 80,0 millones. Plazo amortización 25 años.
(29) Fase I: U$ 58 millones (IDB: U$34,0 + Local: U$23,0); Fase II: U$ 75,4
(IDB:U$45,0+Local: U$30,2)
(30) Documento Contrato de Préstamo Nº 1311/OC- CH entre la República de Chile y el
Banco Interamericano de Desarrollo. Programa multifase de Desarrollo Integral de
Comunidades Indígenas (Primera Fase). Marzo 2001.
(31) Fortalecimiento de las comunidades indígenas e instituciones públicas (U$ 6.3 mill),
Componente de desarrollo productivo (U$19.7 mill), Componente de educación y cultura
(U$11.7 mill), componente de salud intercultural (U$6.7 mill), componente de mercadeo
social (U$1,1 mill). Todos presupuesto definidos para la fase I correspondiente a los tres
primeros años. La primera fase determina el proceso de desarrollo o no de la segunda fase
proyectada.
(32) Jarquín,E. Caldera, A.Edit. 2000. Programas sociales, pobreza y participación ciudadana.
BID. Washington, D.C.
(33) Sin embargo lo anterior, también es posible afirmar que no todos los equipos cuentan con
formación, ni sensibilidad para desarrollar procesos de reconocimiento del otro (muchas veces
la propia identidad no ha sido reconocida, ni menos identificada como componente importante
del ser- hacer), de la cultura, de las prácticas, en su mayoría desconocen (no sólo por
ignorancia) las formas de organización, el lenguaje, los símbolos, las cosmovisiones, etc. A la
hora de planificar, intervenir, y evaluar se suelen utilizar parámetros occidentales, sustentados
en la negación e invisibilización del otro y sus diferencias.
(34) Se sugiere revisar una estrategia definida y desarrollada por Mapuche (IX región)
Propuesta para una Política de Salud en territorios Mapuche. Makehue 21 y 22 de Septiembre
2001. En esta se plantea tanto un método de trabajo como áreas de discusión y propuestas.
(35) Se requiere sin embargo también establecer distinciones que clarifiquen la definición,
desde el Estado, respecto de la temática indígena, será muy distinto asumir éste como un
tema/problema político, o asumir éste como un tema/problema social. Esto incluso podría
determinar una ubicación en la estructura estatal diferente, así como claridad a la hora de
definir estrategias, responsabilidades, ejercicios con relación a un programa específico.
(36) Cabe preguntarse por ejemplo cómo incorporará, el Plan AUGE si es que lo hará, la
temática de salud intercultural, que hoy el mismo Ministerio de Salud promueve? Se plantea
la incorporación de la salud enfermedad desde los Pueblos Indígenas?, ¿ cómo desde éste
contexto se definirán relaciones entre los sistemas de salud y las propias comunidades?