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Celulares y delincuencia: Un binomio por atender
Por Francisco Granados González
Hoy en día los celulares o teléfonos inteligentes (Smartphones), se convirtieron en el instrumento
de tecnología móvil más común y accesible para poder comunicarnos. La International
Comunication Union (UIT), agencia especializada de las Naciones Unidas para las tecnologías de
la información y comunicación-TIC, estima la existencia en el mundo de por lo menos 4 mil
millones de suscriptores en telefonía celular.
El primer teléfono surgió en 1983, conocido como “el ladrillo” (Dyna Tac 8000X) de 780 gramos y
su tecnología fue analógica. En los 90s aparecieron los celulares de tecnología digital, finalmente
aparecen los teléfonos de chip y tarjeta SIM, produciéndose masivamente, al grado que hoy en
México existen 764 modelos diferentes de 18 marcas.
Los celulares son usados casi para todo, si bien nos permiten intercomunicarnos, navegar por
Internet, enviar mensajes SMS, almacenar datos, fotografiar, filmar, grabar, jugar, reproducir
música, detectar señales de radio, televisión, intercambiar información de todo tipo o quizá
publicitar productos, pero lo más grave, son utilizados para consumar
delitos, particularmente extorsiones o secuestros, independientemente de los daños ecológicos
que ocasionan cuando se convierten en desechos; junto con las computadoras, tablets, televisores
y otros productos electrodomésticos llegan a producir anualmente 40 millones de toneladas de
desperdicio en el mundo.
Existen aproximadamente 100 millones de usuarios en nuestro país, de estos el 80 por ciento
se manejan a través del servicio de prepago, es decir obtienen sus recargas mediante pagos
electrónicos anticipados o a través de tarjetas. Esta forma de contratación es la más utilizada
mundialmente, se caracteriza porque las empresas distribuidoras no piden ningún requisito para
adquirir dicho servicio, así jamás se identifica a quienes lo adquieren y mucho menos al que hace
la recarga correspondiente. Por ello se ha facilitado la labor de la delincuencia y se ha
permitido a las organizaciones civiles movilizar a la sociedad a favor de sus causas
sociales, cualesquiera que éstas sean. Es el caso de los jóvenes anarquistas en México,
motivo de un artículo en este espacio.
Según la UIT en el año 2011 se enviaron 193 mensajes SMS cada segundo en el mundo y 10
mil millones de mensajes por día se procesaron por vía Whatsapp. Esto nos habla del poder
de comunicación de la tecnología móvil. Gracias a sus dispositivos, se han fotografiado o
filmado las malas prácticas de los servidores públicos, para luego promoverlas en redes
sociales (por ejemplo, el caso de los Diputables) convirtiéndolos en poderosos instrumentos de la
sociedad civil.
Efectivamente, los celulares han sido de gran utilidad, pues no sólo nos permiten informarnos
permanentemente de todo y de todos, sino han generado la “ubicación perpetua de los
usuarios” como la llaman los españoles. Si deseamos saber cómo están o cuales son las
necesidades de nuestros familiares o amigos, basta con llamarles, mandarles un mensaje de texto
o comunicarnos vía Whatsapp para saber de ellos.
Desafortunadamente la delincuencia utiliza los celulares para cometer extorsiones
telefónicas y una diversa gama de delitos.
¿Por qué?
A partir del año 2008 se incrementaron en México las denuncias por robo a transeúntes, según
datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el 40% ha sido por
hurto de celulares, los cuales muy probablemente se utilizaron para extorsionar o delinquir.
Pero más bien, considero que con la producción masiva de celulares (Chip y SIM), las
empresas dedicadas a las ventas de telefonía celular, han vendido enormes cantidades de
teléfonos, particularmente los de prepago.
Ante esta excelente oportunidad, la delincuencia fácilmente se surte de estos aparatos,
cuya procedencia es LÍCITA (al momento de la compra, no así al momento de proporcionar
los datos del comprador), utilizándolos para delinquir.
Y me atrevería a ir más allá, actualmente existen demasiados expendios de celulares, por lo cual
no dudo, que la propia delincuencia dentro de sus múltiples negocios se dedique a la venta
de celulares o a lavar dinero en este tipo de actividades comerciales. Por ejemplo existen
negocios con ofertas de celulares o chips mucho más baratos de los ofrecidos por el propio Telcel
o Iusacell.
¿Qué pasa cuando nos roban o se nos pierde un teléfono celular? ¿Qué hacen con ellos?
Afortunadamente muchos llamamos a nuestra empresa telefónica y hacemos el reporte
correspondiente, automáticamente esta lo desactiva o bloquea, pero me comentan los expertos
que no se bloquean al 100% solo en el modo de voz, quedando abierto para SMS, multimedia y
redes ya que cuentan con un plazo aproximado de tres meses con Wi-fi.
Existen dos tipos de bloqueos: el bloque personal, cuando programamos un código de acceso
a nuestro celular. Otro es el bloqueo por sistema, la empresa telefónica desactiva la línea
cuando se lo reportamos como extraviado o robado.
Cuando pasa a otras manos, nuestro teléfono celular primeramente los delincuentes lo llevan
con un técnico, quien lo desbloquea del código personal, que consiste en conectar el teléfono a
una computadora a través de un programa reseteándolo o reiniciándolo; otra forma de resetearlo
sin conectar el teléfono a la computadora, es a través de una serie de pasos, que el técnico
realiza directamente en el aparato.
Una vez desbloqueado del código de acceso, viene el desbloqueo del sistema el cual fue
realizado por la compañía telefónica, para ello el técnico conecta el celular a la computadora, y a
través de un software “GMS server” cambia el número de serie, pero ojo me indican quienes se
dedican a esto, refieren que los iPhones, BlackBerry, Nokia y algunos Motorola no se pueden
desbloquear del sistema, es entonces que el técnico le cambia al teléfono robado “la tarjeta
lógica” por otra de un teléfono en desuso o nuevo. Así el teléfono robado o extraviado vuelve
a funcionar.
¿Qué se ha hecho para identificar a quienes delinquen con celulares?
A partir del 2008 la extorsión telefónica estuvo de moda y un 70% de llamadas se originaron desde
los centros penitenciarios. En 2010, el gobierno federal pusó en marcha el
programa RENAUT (Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil) cuyo sistema de
registro asociaría a millones líneas telefónicas móviles con el CURP. Pretendió buscar la
coordinación entre autoridad, proveedores de servicio y cuerpos de seguridad en tiempo real, para
así poder detener a los delincuentes que se dedicaban a extorsionar; sin embargo, este no
prospero. Miles de usuarios registraron sus celulares a nombre de Felipe Calderón, Carlos Salinas
de Gortari, Hugo Sánchez, Vicente Fernández etc. etc...es decir, los datos proporcionados por los
usuarios fueron falsos, llevando al fracaso a dicho proyecto. Lamentablemente el costo real del
RENAUT fue de 100 millones de dólares.
En agosto del 2012 las cuatro empresas telefónicas que operan en el país (Telcel, Iusacell, Nextel,
Telefónica) y el gobierno de la república, firmaron un convenio para desactivar y bloquear a
los celulares reportados como extraviados o robados. Se invitó a los usuarios a conocer el
IMEI (código de identidad de cada celular) el cual reportarían en caso de robo o extravió de su
celular.
Sin embargo, las extorsiones telefónicas siguieron, infinidad se originan en los penales otras
fuera, son las menos. Pregunta ¿a qué se debe esto? Respuesta: a las malas prácticas de
algunas autoridades o por la inhibición en la señal telefónica de los vecinos, por parte de los
bloqueadores a celulares, utilizados en centros penitenciarios. Por lo cual los obligaron a
suspenderlos.
Conclusiones:
1. El uso de celulares en el fenómeno delictivo es una realidad y la estrategia para
combatirla no ha sido del todo asertiva.
2. Con desactivar o bloquear los celulares por sistema no se ha inhibido el incremento de
la incidencia delictiva, particularmente en las extorsiones o secuestros.
3. No está regulada la venta de celulares y chips por la modalidad prepago, es ahí donde
está el verdadero problema.
Sugerencias:
1. Regular la venta prepago de los celulares en México, verificando a quienes
específicamente se les venderá.
2. Respecto a los teléfonos ya adquiridos, se propone compulsar quienes son los dueños
de lo contrario, es muy recomendable valorar la suspensión de dichas líneas.
Complicado el asunto, ¿No creen?