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DEPARTAMENTO DE CLÁSICAS
Instituto Español «Cañada Blanch»
Lengua latina: Morfología nominal
Morfología Nominal
El latín es una lengua flexiva. En líneas generales esto quiere decir que una misma palabra puede adoptar terminaciones diferentes para expresar ciertos aspectos gramaticales. En castellano, este fenómeno se sigue observando dentro del sistema verbal y pronominal y, de forma restringida, también dentro del sistema nominal en aquellos términos en los que aparece un determinado morfema para expresar la noción de género o de número. Pero en latín este fenómeno poseía una importancia mucho mayor, ya que a estos «accidentes gramaticales» se unía el de caso.
El caso
El término «caso» viene de la palabra latina casus, que está formada a partir del verbo cadere y que significa «caída», especialmente aquella que es fortuita. La imagen procedía de los juegos de azar y se había tomado de la terminología gramatical griega, que había sido la primera en equiparar las distintas formas que podía adoptar una palabra con las distintas caras que podían presentar los dados al ser arrojados sobre un tablero. De forma similar, una misma palabras podía adoptar distintas formas dependiendo del contexto en el que fuera utilizada. Desde el punto de vista gramatical, denominamos «caso» al accidente mediante el que se expresa y reconoce la función que desempeña una forma nominal dentro de la oración.
Básicamente las funciones del sustantivo en latín son las mismas que conocemos en castellano y en las restantes lenguas modernas: sujeto, complemento del nombre y complementos del verbo (complemento directo, complemento indirecto y complemento circunstancial). Pero al contrario de lo que se observa en la mayor parte de los idiomas actuales, que recurren principalmente a las preposiciones para expresar estas funciones, en latín se empleaban diferentes variantes de la misma palabra para cada una de ellas. Era un fenómeno similar al que encontramos aún hoy en día en nuestros 1
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pronombres personales: así, decimos «te he llamado esta mañana» y no «he llamado a tú esta mañana» o «querría hablar contigo» y no «querría hablar con tú».
En la siguiente tabla puedes ver los casos que existen en latín y las principales funciones que desempeñan cada uno de ellos.
Nombre del caso
Función
Nominativo
Sujeto/Atributo
Vocativo
Función apelativa
Acusativo
Compl. Directo. Compl. Circunstancial (precedido de preposición)
Genitivo
Compl. del Nombre
Dativo
Compl. Indirecto
Ablativo
Compl. Circunstancial
Locativo (residual)
Compl. Circunstancial («lugar en donde» o «circunstancia en que»)
La declinación
Al conjunto de todas las formas que puede adoptar un determinado sustantivo, adjetivo o pronombre se le llama declinación. Declinar una palabra consiste en enumerar, en el orden arriba expuesto, todas estas formas, tanto en singular como en plural.
En latín existen cinco declinaciones, cada una de las cuales está caracterizada por una vocal distinta y posee unas terminaciones propias. Lo primero que necesitamos, pues, para poder declinar una palabra, es saber a qué declinación pertenece. Para ello no nos bastará con conocer su nominativo, ya que éste no presenta siempre rasgos suficientemente 2
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diferenciadores; debemos saber además cuál es su genitivo, cuya terminación varía en cada declinación. Es por esto que en todos los vocabularios o diccionarios de latín que manejes encontrarás que las palabras se nombran mediante su Nominativo y su Genitivo (en singular) que constituyen lo que llamamos enunciado.
Las distintas declinaciones del latín se definen de acuerdo con el siguiente esquema, en el que se aprecia claramente la variedad de formas que pueden presentar los nominativos de cada declinación:
Vocal Desinencia característica
Genitivo
1ª
­a
­ae
2ª
­o
­i
dominus, ­i; puer,­i; templum, ­i
3ª
­ø / i
­is
rex, regis; mare, ­is; homo, hominis...etc
4ª
­u
­us
lacus, ­us; cornu, ­us
5ª
­e
­ei
dies, diei;
Declinación
Ej. Enunciado
Puella, ­ae
Es evidente, por tanto, que conociendo la terminación de genitivo singular podemos determinar con seguridad a qué declinación pertenece una palabra. Una vez hecho esto, para declinarla sólo tendremos que añadir a la raíz (que se obtiene siempre a partir también del genitivo, separando la desinencia) las terminaciones propias de los demás casos.
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