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MINISTERIOS CONFRATERNIDAD DE FE
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Trasladados – Parte 2
Pastor CRISTIAN TEJERO AVILÉS
Les he estado compartiendo con respecto a las mezclas espirituales, hablando de lo que
significan las mezclas y lo malo que era para nosotros vivir de esa manera, es una manera
engañosa, pues necesitamos vivir lo que Cristo hizo por nosotros y no lo que la religión o tradición
nos dice que podemos vivir. Dios nos trasladó de las tinieblas a la luz, pero nuestra mente debe ser
renovada por la realidad de la Palabra, para que nuestras vidas sean transformadas.
A la luz de lo que les he estado enseñando, en esta segunda parte quiero ir un poco más
profundo y para eso pondremos algunos versículos como fundamento para poder entrar en la
enseñanza y fluir en lo que Dios ha puesto en mi corazón.
Santiago 1:22,25. “Pero sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos. Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera
en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que
hace”.
Si somos personas que son solamente oidores y no hacedor de la Palabra, nos estamos
engañando a nosotros mismos, o sea, tenemos que aprender a oír la Palabra con la actitud, o con
el requisito, que trae la Palabra en sí misma y que es actuar en ella, actuar de acuerdo a la Palabra
que estamos escuchando.
Versículo 25."Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en
ella", eso quiere decir que una persona que mira atentamente en la Palabra y persevera en ella,
actuará en ella cuando no es un oidor olvidadizo, porque es cuando actuamos que la Palabra no
puede olvidarse. Actuar es vivir lo que estamos teniendo como "ley" en nuestra vida, no siendo
solo un oidor sino actuando en lo que estamos oyendo, porque no nos olvidemos de lo que dice el
versículo 22, un oidor olvidadizo es alguien que se engaña a sí mismo.
¿Cuántas veces necesitamos que se nos repitan las cosas para aprenderlas? Muchos de
nosotros necesitamos muchas veces que nos digan las cosas, pero lo que quiero resaltar aquí hoy
es que nosotros necesitamos no ser solo oidores, sino hacedores de la Palabra, gente que actúa en
la Palabra, gente que se mueve por la Palabra.
Romanos 2:13. "Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la
ley serán justificados."
No son los oidores de la ley los justos ante Dios, no son los oidores los que dicen que saben
mucho, porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, nuevamente la escritura nos habla
de este principio, no ser sólo un oidor sino un hacedor, el oír y actuar en lo que oímos.
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Mucha gente cree que porque escucha la Palabra está bien con Dios, no nos mintamos a
nosotros mismos, no pensemos que porque hemos escuchado muchas prédicas estamos bien con
Dios, porque la Palabra dice: "sino los hacedores de la ley serán justificados", la gente tiene que
aprender a escuchar la Palabra que viene sobre sus vidas, y desear vivir en ella.
Un profesional se prepara 5, 6 o 7 años en la universidad y escucha, escucha, escucha pero
llega un momento en que dice "ahora vamos a la práctica", a actuar en lo que escuchamos. Si una
persona quiere aprender a ser un conductor, lo primero que le van a enseñar es la teoría, pero
llega un momento en que lo van a llevar a la calle a manejar un automóvil para poner en práctica
lo que aprendió. Los padres pueden saber por un libro como se trata un niño, que es lo que se
debe hacer con un niño, ¿hasta qué? Hasta que nace el niño y aprenden lo que significa criar a su
hijo, sacrificarse por él, no dormir una noche completa, proveer para sus necesidades, etc.
Siempre que hay una enseñanza es con el objetivo de que ésta se ponga en práctica.
Mateo 7:24,26: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un
hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y
no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena."
"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace", nuevamente Jesús hablando acerca
de este principio que es oír y hacer, dice: "le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa
sobre la roca", o sea, la prudencia está en hacer lo que se oye de parte de Dios. Entonces hace la
comparación en el versículo 26: "Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace", para
Jesús aquí hay una gran diferencia, los dos oyen pero uno hace y el otro no.
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Al que hace de acuerdo a lo que oye, Jesús lo compara con un hombre que es prudente, que
construyó su casa sobre algo firme.

Pero el otro hombre, que también oyó pero no hizo, lo comparó a un hombre insensato. Si
vamos al original, la palabra ‘insensato’ significa poco inteligente, torpe e ignorante.
Nuestra actitud frente a la Palabra mostrará sobre que estamos construyendo nuestra vida
como cristianos. Si decimos que somos cristianos porque venimos a la iglesia a escuchar y no
queremos vivir lo que escuchamos, estamos siendo uno que edifica su casa en arena. Otro que
escucha y hace lo que escucha, ese está edificando en la roca. Hay diferencias claras aquí,
entonces si no queremos hacer lo que escuchamos, nos revelamos a lo que oímos de parte de
Dios, porque pensamos que eso demanda demasiado de nosotros, estamos siendo insensatos.
Lucas 10:16. "El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha;
y el que me desecha a mí, desecha al que me envió".
Debemos tener cuidado con desechar la Palabra de Dios que viene para nosotros, porque no
es el predicador el problema y aquí queda muy bien expresado, dice: "el que me desecha a mi
desecha al que me envió", no estamos desechando a un hombre, la Palabra que trae ese hombre
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no es cualquier palabra, es una Palabra de Dios. Cuando vamos en contra de la Palabra que el
predicador o predicadora nos está entregando, nos estamos revelando a la voluntad de Dios, nos
estamos revelando a Dios mismo.
1 Juan 4:6."Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos
oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error".
Ponga atención a los fundamentos que puse al principio, les enseñé que no es sólo oír, sino
hacer lo que oíamos. Al hacer lo que oíamos éramos gente prudente, y no hacer lo que oíamos nos
hacía gente insensata. Ahora, pongamos atención porque vamos a ir a un punto, la Palabra dice:
"Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye", ¿por qué alguien escucha y hace una
palabra enviada por Dios? Porque entiende que el que está en frente es un mensajero de Dios,
tiene una Palabra de Dios, y nuestra obligación como cristianos es oír y hacer lo que estamos
oyendo, esa es nuestra verdad, no podemos ser cristianos que vienen sólo a oír una Palabra y
querer sentirnos bien, sino que tenemos que ser cristianos que vienen a escuchar una Palabra
porque hemos entendido que Dios nos cambió la historia, nos cambió la vida, transformó nuestro
ser, y cuando escuchamos a Aquel que nos habló una vez y nos perdonó nuestros pecados,
entonces él es digno de ser seguido, de ser servido, de actuar en lo que Él dice.
El apóstol Juan dijo: “Nosotros somos de Dios, el que conoce a Dios nos oye, el que no es de
Dios no nos oye”, si lo trasladamos a la vida de la iglesia de hoy, tenemos que pensar que el
obedecer la Palabra viene de un corazón dispuesto a ser un hacedor, un hombre prudente, uno
que no desecha lo que recibe sino que lo honra con su obediencia. Pero si a una persona que es
necesario hablarle 2, 3 o 10 veces y no está actuando en lo que oye, está mostrando en realidad
que tiene un problema, porque el apóstol decía que: “el que no es de Dios no nos oye, en esto
conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”, entonces si venimos a la iglesia tenemos
que tener claro con que actitud venimos, ¿es solo para ver si ocurre algo? ¿Si algo va pasar? ¿Si
nos sentimos bien, si hay algún milagro? Tenemos que pensar a que venimos a la iglesia, porque
estamos sentados hoy aquí, si estamos aquí hoy porque solo deseamos escuchar una palabra para
sentirnos bien, tenemos que cuestionarnos y ver si estamos dentro del grupo de personas que la
Biblia llama insensatos, necios, eso es no querer hacer para vivir lo que estamos escuchando.
Estoy poniendo una base para hablar de las mezclas que hay en medio de la iglesia hoy. El
siguiente versículo es el último que nos ayudará a poner fundamentos.
Apocalipsis 3:20. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
El que oye tiene que actuar. Jesús dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta”, observemos el orden. Jesús está a la puerta, llama, y espera la respuesta de
los que oyen su voz, esa respuesta es abrir la puerta. Dios viene con una voz, llama a nuestra
puerta, si escuchamos y abrimos entonces Él entrara. No esperemos que entre si nosotros no
actuamos en lo que oímos. Mucha gente espera que Dios se mueva sin ellos hacer algo en su vida,
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esa es una equivocación, la Biblia no habla de eso, por eso hay cristianos mediocres en la vida que
piensan que todo tiene que hacerlo Dios, no , Dios ya hizo todo lo que tenía que hacer enviando a
Cristo, Él murió por nosotros en la cruz, fue crucificado muerto, sepultado y al tercer día se
levantó, y hoy día está sentado a la diestra del Padre coronado de honra y de gloria, el Padre ya no
tiene que hacer nada más porque lo hizo todo a través de Cristo Jesús, lo que tenemos que hacer
ahora es aprender a escuchar y hacer , oír y hacer, eso es lo que tenemos que aprender como
cristianos, escuchar una palabra y hacer. Este versículo es claro en mostrar el mismo hilo
conductual: oye, actúa y entonces Dios entra.
Muchos de nosotros no hemos visto cosas grandes ocurriendo en nuestra vida porque hemos
sido torpes en nuestra manera de actuar, solamente queremos oír y no actuar en lo que oímos,
insistimos en ser gente rebelde, que cuando no nos gusta algo nos enojamos con una facilidad
enorme, hay hermanos que no nos saludaron y ya estamos con mala cara larga, tenemos malas
actitudes con los demás porque estamos centrados en nosotros mismos, por eso siempre
seguimos en los mismo círculos viciosos de toda la vida religiosa que vivimos, pero llega un
momento en que Dios va a tener que enfrentar nuestra vida como hoy y tendremos que decidir
cómo vamos a seguir viviendo.
¿Vamos a seguir viviendo solo como oidores, pensando en las cosas lindas que Dios tiene para
nosotros pero nunca alcanzándolas? ¿Qué tiene que hacer Dios para que dejemos de ser gente
frustrada toda su vida porque se le dice: “Dios es bueno, él nos va a ayudar, nos sacará adelante”,
pero nunca lo podemos ver manifestado? La gente está hastiada de eso, pero ¿por qué está
cansada la gente de vivir así y nada cambia? Porque no es un problema de Dios es un problema de
nosotros, del sistema que nos enseñó a que mientras nosotros no veamos entonces nosotros no
hacemos nada, y aquí entramos en el tema que estamos hablando de ser cristianos mezclados,
tenemos tanto del mundo y tanto de Dios en nuestra vida, pensamos que la filosofía del mundo
nos sirve, pensamos que las enseñanzas del mundo son tan buenas para nosotros que podemos
aplicarlas a nuestras vidas poniendo la sabiduría de Dios al mismo nivel de la sabiduría del hombre,
eso es basura humanista.
Poniendo esto como fundamento en nuestra vida voy a ir a algo más profundo ahora.
Mateo 13:1-9. “Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha
gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas
cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba,
parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en
pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los
espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál
a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga”.
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¿Estamos ahora entendiéndolo que significa cuando Jesús está diciendo: “el que tiene oídos
para oír que oiga? Vemos este escenario: un sembrador que salió a sembrar una semilla y hay
varios escenarios que se le presentan. En los versículos 18 -23 de esta parábola el mismo Jesús
empieza a explicar lo que quiso decir:
Mateo 13:18-23. “Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra
del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es
el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la
palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración,
pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El que fue
sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de
las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra,
éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por
uno”.
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“Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador. Cuando alguno oye la Palabra del reino y
no la entiende”, el mismo hilo conductual, oye la Palabra y no la entiende, evidentemente
cuando alguien no la entiende tampoco va actuar en lo que oye.
“Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que
fue sembrado en su corazón”, si asistimos a una iglesia solo para oír y no entendemos lo
que oímos, y no estamos determinados en actuar en ello, viene el malo arrebátalo que
recibimos.
“Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe
con gozo“. Cuando escuchamos: “Dios te va a bendecir”, ¿que provoca eso en nuestra
vida? ¿tristeza? No, produce alegría, y como produce alegría Dios trae una semilla, una
palabra, la recibimos con gozo, pero lo que ocurre con esa semilla es que: “no tiene raíz en
sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la
palabra, luego tropieza”. Es fácil alegrarse cuando está todo bien, fácil creer cuando todo
está bien, fácil escuchar a nuestros pastores cuando no nos toca personalmente, pero
cuando comienzan a corregirnos nos vamos a empezar a levantar para cuestionar lo que
ellos están corrigiendo, la palabra no logra echar raíces en el corazón y rápidamente se
seca.
He descubierto que hay dos tipos de filosofías en la iglesia: la filosofía que se aprende en
la universidad, la filosofía que todos aprendemos en esta tierra, todos tenemos una
filosofía aprendida, lo que a nosotros nos parece, como nosotros pensamos que son las
cosas, como debe hacerse, esa es la filosofía personal. Por causa de que la historia, los
libros que leímos o las experiencias vividas nos han enseñado como conducirnos, es que
nosotros vemos a través del prisma de nuestra propia filosofía, pero eso es una mezcla,
porque Dios no quiere nuestra filosofía, porque la sabiduría del hombre es para Dios algo
diabólico, así lo dice la escritura en el libro de Santiago 3. Dios dice que hay que vivir según
lo que él dice que hay que vivir, porque nuestra forma de vida no nos salvó, no nos acercó
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a Dios, por lo tanto cuando pensamos siendo honestos con nosotros mismos, nos daremos
cuenta que nuestra filosofía no nos acercó a Dios, sino que a un sistema religioso. Pero la
Biblia dice que el que conoce a Jesús es verdaderamente libre, que el que conoce la
verdad que es Jesús es realmente libre, entonces debemos ´preguntarnos ¿libre de qué? El
que conoce la verdad y actúa en ella es libre de las mezclas, libre de la filosofía personal
con que queremos ver la vida.
Versículo 22. “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el
afán de este siglo”, ¿cuál es el afán de este siglo? El éxito, el consumismo, la vana gloria, la
autocomplacencia, status, reconocimiento, ¿esos son los afanes de quién? ¿de Dios? No,
esos son los afanes del mundo. “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la
palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra”, que
interesante para los que cuestionan la prosperidad, que interesante para esa gente que no
conoce un ápice de la escritura siente que puede cuestionar, o sea que a la luz de este
versículo podríamos decir que el problema es que las riquezas son malas para el hombre.
Pero vemos que la palabra nos dice que Dios es dueño de la plata y del oro, que las
riquezas son de él y que él las da en retribución a aquellos que le temen, entonces
preguntémonos ¿Tener dinero es un problema? Evidentemente no, es el amor al dinero
la raíz de todos los males, entonces si tenemos una visión errada de las riquezas que
tendremos problemas con recibir y actuar en la Palabra, no podemos amar más al dinero
que a Dios, eso está diciendo Jesús , que las riquezas nos engañan y es por eso que
nuestro corazón se hace infructuoso.
“Más el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende”, y como
entiende, entonces hace, actúa en lo que oyó, y da fruto, y produce a ciento, a sesenta, y
a treinta por uno. Cuando una persona se considera buena en si misma por las obras que
hace, se enmarca en el sistema llamado ascetismo, creer que se es bueno por lo que hace,
por sus obras, pero Dios no nos salvó por obras, Dios nos salvó por una obra, y fue la obra
de Cristo Jesús y esa obra fue suficiente, no necesitamos agregarle nada más. La
característica de la gente que es buena tierra, aquella que oye y hace, es que entienden
por lo tanto, dan fruto. Cuando somos una buena tierra tenemos que esperar dar fruto,
tenemos la potencia en nosotros mismos para recibir la semilla y dar fruto. La Palabra es
poderosa pero si todos recibimos la misma semilla ¿porqué hay algunos que no les sirve la
palabra, no le está funcionando y a otros si? La respuesta es que algunos oyen y no hacen,
pero otros oyen y hacen y por eso les funciona.
Entendiendo todas las cosas que les estoy planteando, quiero entrar al grueso de mi mensaje,
pero antes diga conmigo esta declaración:
“Por esta mente han transitado muchos maestros, muchas ideas, muchas culturas, mi mente es
un camino transitado de muchos mensajes equivocados pero ahora abro mi corazón, abro mi
espíritu, para que la palabra penetre hasta lo profundo de mi ser”.
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Esta declaración que le estoy enseñando a hacer es para que reconozcamos que mucho de lo
que nosotros tenemos en nuestra cabeza es mucha basura, muchas cosas incorrectas han pasado
por nuestra cabeza, muchos maestros, hemos escuchado mucho, y nuevamente la filosofía de las
personas se levanta para decir: “ no me parece”, pero nosotros debemos ponernos de acuerdo
con Dios, no Dios con nosotros, la Biblia dice que el pecado hace separación con Dios, entonces
tenemos que tener mente de trasladados, del reino de las tinieblas al reino de la luz, al reino del
Amado Hijo Jesucristo.
Colosenses 1:13. “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de
su amado Hijo”.
“El cual” ¿nos librará? ¿Cómo algo futuro? No, Dios ya nos ha librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo. Tu y yo vivíamos en tinieblas, pero cuando vino
Jesucristo nos sacó del mundo en donde estábamos en tinieblas y nos traslada al reino de su
amado hijo, pero nosotros tenemos que aprender a tener mentes de trasladados, de personas que
fueron sacados de un reino de tinieblas y llevadas a un reino de luz. El problema es que queremos
estar con Dios pero viviendo en tinieblas, no podemos vivir así porque ya fuimos trasladados, eso
significa cambio de mente, “metanoieo” en griego, cambio de mente, ya no estamos muertos
ahora estamos vivos en Cristo, tenemos vida y vida eterna, tenemos la vida de Dios, fuimos
trasladados de la muerte a la vida.
Una mente de trasladado entiende que cuando la Palabra dice: “tu vara y tu callado me
infundirán aliento, aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores, unges mi
cabeza con aceite mi copa está rebosando, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de
mi vida y en la casa de Jehová moraré por largos días”, esa es la luz en la cual camina, esa es la
convicción con la cual vive.
La Biblia dice que tú y yo somos hijos de luz, no hijos de las tinieblas; pero insistimos en ser
gente mezclada, en querer algo de aquí porque algo de aquí de las tinieblas está bueno, algo nos
da dividendo y nos conviene. Pero todo lo que está en el reino de las tinieblas no nos sirve, por eso
Dios nos trasladó, nos mudó. Dice la Palabra que el pueblo de Israel se movían cada vez que la
nube se movía, eran 3 millones de persona moviéndose y acampando en un lugar, imaginémonos
a 3 millones con sus respectivas carpas, con necesidad de ir al baño ¿dónde quedaba toda esa
basura? El pueblo se movía y su basura quedaba atrás, entonces no nos mantengamos o
deseemos quedarnos en un lugar donde Dios no está, movámonos con Dios al lugar donde Dios
quiere llevarnos, ¿qué provocará eso en nuestras vidas? Dejar la basura, lo que quedó atrás, no
queramos sostener lo que quedó atrás porque lo de atrás ya no nos sirve, Dios vino a nuestras
vidas para darnos todo lo mejor, ya no necesitamos nada del mundo.
Colosenses 2:20. “Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por
qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos…?”.
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Qué interesante la pregunta: “¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a
preceptos? Estamos en el mundo, pero no somos del mundo, tenemos la capacidad de vivir en el
reino de la luz en medio de las tinieblas cuando tenemos mente de trasladado, ¿dónde queremos
estar? ¿Cómo queremos vivir? ¿Lo escoge Dios? No, nosotros lo escogemos.
“Si habéis muerto”, una persona muerta ¿puede caminar por las calles? Imposible, está muerto,
pero cuando empezamos a vivir con mente de trasladado entendemos que la muerte no tiene
poder sobre nosotros, no estoy hablando de la muerte física que todos sufriremos, estoy hablando
de que ya tenemos vida y vida en abundancia a través de Cristo Jesús, entonces podemos vivir en
este sistema corrupto del mundo honrando a Dios, podemos vivir en la medida de que nuestra
“metanoia”, nuestro cambio de mente, la mente de trasladado empiece a funcionar en nuestras
vidas.
Entonces tenemos que escoger con una mente de trasladado, estamos en el reino de Dios,
tenemos otro rey hoy, tenemos a alguien que nos protege, que nos levanta, a alguien que cree
que tiene una palabra para nosotros cada día. El problema es que nuestro oído no está afinado
para escucharle a Él, Dios nos dio lo mejor en la persona de Jesucristo, y cuando Él se dio en la
persona de Jesucristo, nos entregó todo lo que tenía para levantarnos a una nueva dimensión de
caído a hijo, de tinieblas a luz, pensar así es tener mente de trasladado.
Entonces si a algunos le funciona y a otros no, es porque hay mezclas, queremos funcionar con
todo lo de Dios pasando por el filtro de nuestra propia filosofía, de nuestra propia forma de ver las
cosas, eso es imposible, Dios no lo va a aceptar, Él no trata así con las personas, no nos olvidemos
que Él es el creador y nosotros las criaturas, Él es el Señor y nosotros somos los siervos, fuimos
llamados para ser seguidores de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable,
dejémonos de vivir fábulas y sueños, la única forma de vivir es de una forma determinante, de
decir: “lo seguimos a Él o seguimos el sistema del mundo. Si seguimos dos sistemas la Biblia habla
de que estamos divididos o mezclados, pero debemos definirnos cómo vamos a vivir si frio o
caliente, pero no tibio, porque a los tibios Dios los vomita de su boca.
A Dios no le gustan las mezclas, no sigamos viviendo o pensando que el mundo tiene muchas
cosas para darnos porque lo único que quiere hacer el mundo es comprarnos, pero ¿cómo
podremos ser comprados si alguien ya nos compró? Hoy no estamos en una subasta, no estamos
para quien es el mejor postor, ya fuimos comprados a precio de sangre, el precio más alto ya fue
pagado por nuestras vidas y por todas las generaciones que vendrán después de nosotros,
Reaccionemos, no nacimos para ser unos derrotados, para que nuestros hijos sean un
cualquiera, nosotros nacimos y fuimos trasladados de reino, y todos los que están en este reino
son alguien para Dios. Yo sé que nuestra filosofía de vida, las experiencias, nos dificultan
desarrollar esa mente de trasladado, pero necesitamos aprender cada día a vivir en este reino,
buscar de Dios con desesperación, porque hemos entendido que sin Dios tu y yo no somos nada,
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sin Dios solo habrá en nosotros desesperanza, clamores profundos que nunca será saciados, pero
con Dios, la Biblia dice: “clamé y él me oyó y me libró de todos mis temores”.
No hay otro nombre dado a los hombres en el cual podamos ser salvos, Jesús es el camino entre
Dios y los hombres, no una filosofía, vana, hueca, no son los rudimentos del mundo los que van a
levantarnos para ser una persona exitosa. En Cristo ya somos exitosos, pero el mundo en su
filosofía piensa que el dinero es el éxito , que estar en un nivel socioeconómico es el éxito, pero
cuando reconocemos que somos débiles, que por nosotros mismos no lo vamos a lograr, y
buscamos recibir de Él la gracia y las fuerzas, para el mundo estamos muertos, pero para Dios
estamos vivos, nuestra vida está escondida en Cristo, Él nos sostiene, estamos en su reino, no
sigamos viviendo bajo el sistema del mundo porque Dios ya nos trasladó.
¡Bendecidos!
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