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MINISTERIOS CONFRATERNIDAD DE FE
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Dios nos preparó un lugar
Pastora GISELLE ROGER CARTES
Éxodo 23:20
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en
el lugar que yo he preparado”.
Dios nos ha preparado un lugar de bendición, vamos camino a manifestar lo mejor de
Dios para nuestras vidas. No existe un tiempo más grande que este para vivir sobre la tierra.
La iglesia ha caminado a través de los siglos, pero este tiempo está apuntado para una
generación que está dispuesta a gustar de su tierra prometida, ya no como una promesa,
sino como el cumplimiento que, en Cristo, el Padre destino para nuestra gloria.
La palabra ‘preparado’ tiene un significado en el original que es: “establecido, provisto,
levantado”.
Dios le dice a Israel que enviaría a su ángel delante de ellos para que los guíe a un lugar
específico, no improvisado, sino señalado, provisto y establecido por Él. Este ángel también
les guardaría hasta el momento en que ellos fuesen introducidos al lugar.
La palabra ‘ángel’ en este versículo es malák que significa: Despachar como delegado;
mensajero; espec. de Dios, i.e. ángel (también profeta, sacerdote o maestro): -embajador,
enviado, mediador, mensajero, ángel.
El ángel representaba a Dios, a su Espíritu, a su Palabra, a sus mensajeros, que sería
enviado para guardar y guiar. Esta palabra es una sombra de lo que Dios ha hecho con la
iglesia en Cristo. Entonces también Él ha enviado a la persona del Espíritu Santo, que trae la
Palabra de Dios que nos guardará en este camino que nos llevará al lugar que preparó para
nosotros, un lugar donde, en Cristo, todas las promesas son Sí y Amén (2 Corintios 1:20). Su
mensajero nos irá guiando, nos irá llevando por el buen camino y nos introducirá en la
promesa, no nos soltará hasta que manifestemos lo que Dios ha preparado ahí.
El versículo 21 dice que debemos tener una actitud frente a la voz que él envía para
guiarnos:
A. Varas 1181, Temuco - Chile. / [email protected] / Fono: (56) - 45 - 2403055
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Éxodo 23:21
“Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra
rebelión, porque mi nombre está en él (como si fuera yo mismo, de mi misma sustancia,
corazón o mente)”.
Una de las cosas que nos apartará de ese lugar de bendición es la rebelión. La
desobediencia es algo que Dios no pasa por alto, porque nuestra obediencia es la honra y el
valor que le damos a su persona, a su presencia. La desobediencia es algo de nuestro
corazón, y Él está mirando nuestro corazón, no nuestra habilidad, sino nuestro corazón. Lo
que nos saca del camino hacia el lugar que Dios nos tiene preparado es la rebelión, ser
rebelde, ser desobediente. No podemos pasar por alto una orden de Dios, porque siempre
en su consejo estará su omnisciencia. Él todo lo sabe y cuando nos habla es porque sabe lo
que hay delante de nuestras vidas y porque conoce nuestro corazón. Él sabe en lo que
somos débiles, lo que nos puede hacer caer y desviarnos; es por eso que trabaja en nuestro
corazón para cambiarnos a la imagen de Cristo el vencedor, para que nosotros también
caminemos como más que vencedores.
Éxodo 23:22
“Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus
enemigos, y afligiré a los que te afligieren”.
Nuestra obediencia a Cristo, quien es la Palabra, nos garantiza la victoria y lleva gloria a
Dios en todas las cosas.
2 Corintios 2:14
“Más a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de
nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”.
El permitir ser guiados por Dios, nos dará victoria sobre todos nuestros enemigos. No hay
circunstancia en nuestra vida que no esté en conocimiento de Dios. Todos nuestros
enemigos doblarán sus rodillas delante del nombre de Jesús y ninguna aflicción podrá
encarcelarnos, porque Cristo habiendo derrotado al enemigo, nos ha abierto el camino de
victoria delante de nosotros.
Éxodo 23:23
“Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo,
del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.
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Una de las cosas que mostró la incredulidad de Israel fue el momento en que tuvieron
que enfrentar a sus enemigos. Dios nunca les dijo que no enfrentarían enemigos, pero si les
garantizó que los destruiría a todos. Cuando los 12 espías fueron enviados por Moisés, todos
ellos vieron a estos enemigos pero nadie pudo decir que Dios les había engañado, porque
ellos sabían que algún día tendrían que enfrentarlos. El punto fue que sólo dos se acordaron
de estas promesas de victoria. Dios ha preparado un lugar de victoria para nosotros, pero
eso no significa que no tendremos que enfrentarnos con enemigos, ni tampoco debemos
pensar que Dios no está guiándonos en medio de ellos. Todo lo contrario, había una razón
por la cual ellos necesitaban enfrentar a esos enemigos.
El versículo clave es el siguiente:
Éxodo 23:24
“No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás
del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas”.
Dios les estaba diciendo: “Tú no harás como los que están bajo esos dioses, tú eres mi
pueblo y yo he preparado un lugar especial para ti, pero yo seré el que te dará la victoria”.
Nosotros no debemos mirar a los demás pensando que tienen una buena vida a pesar de
que ellos no sirven a Dios. Cuando enfrentamos batallas debemos mirarlo a Él porque Él será
nuestra fuerza. Esto fue lo que llevó a Israel a la idolatría, querer ser como los otros pueblos,
menospreciando el llamado a ser Su pueblo.
En nuestro corazón sólo hay espacio para Dios nuestro Padre, nadie se sienta en el trono
de nuestra vida para gobernar sino Jesús nuestro Rey, pero esa debe ser una decisión diaria
y absoluta, no puede ser algo relativo. Tenemos un gran privilegio al ser llamados pueblo de
Dios, nación santa, apartados, reyes y sacerdotes para Dios. No alberguemos en nuestro
corazón deseos corruptos de querer vivir como quienes no le han conocido.
Jueces 2:11-14
“Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales.
Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se
fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los
cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a
Astarot. Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de
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robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no
pudieron ya hacer frente a sus enemigos”.
Cuando dejamos algo en nuestras vidas sin resolver, siempre volverá para atribularnos.
No nos permitamos caminar en pos de nuestro lugar de bendición con dioses ajenos en el
corazón, porque ellos causarán nuestra derrota. Hoy es tiempo de conquista y Dios nos va a
introducir a lo mejor. Quitemos del corazón el orgullo, la mentira, el egoísmo, el temor, la
desobediencia… porque en algún momento aquello se manifestará en nuestra vida para
controlarla y nuestro corazón será rebelde a su guianza, a su mensajero, a su voz.
Hay amistades que nos hacen mal, que nos llevan a cosas incorrectas, y debemos sacarlas
de nuestras vidas. Hay actitudes que debemos desechar: la independencia de Dios, el querer
dirigirnos nosotros mismos. Es rebelión el pensar que Dios tiene que perdonar nuestras
desobediencias sin un cambio de nuestra parte, es un error, eso nos puede llegar a desviar
de poseer nuestro lugar de bendición, porque esa tierra es santa, es un lugar apartado por
Dios para nosotros. No se trata sólo de nosotros, se trata de nuestros hijos, de nuestros
nietos, de nuestras familias.
Éxodo 23:25
“Más a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda
enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo
completaré el número de tus días. Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo
pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos”.
Las mayores conquistas están dentro de nosotros, no fuera. De hecho, Dios prometió que
iba a bendecirles, sanarles y multiplicarles, igual que a nosotros hoy; pero Dios trata con
nuestro corazón porque para Él no es nada derrotar a un ejército, pero si nosotros no
entregamos nuestro corazón, eso vendrá a ser más fuerte que un millón de hombres que
vengan a rodearnos. Es por eso que David decía: “Aunque un ejército acampe contra mí, no
temerá mi corazón, aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Salmos 27:3)
El lugar que Dios ha preparado para nosotros es un lugar de victoria, de provisión, de
salud, de multiplicación, de seguridad, de dominio, de conquista. Este es el tiempo donde
tomarás por posesión todas estas cosas, porque Cristo Jesús las ganó en la cruz para
nosotros.
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Dios no les dio instrucciones de cómo conquistar el desierto, él les dio instrucciones de
cómo poseer la tierra prometida, ese era el destino de este pueblo, que es imagen de la
iglesia, cuyo destino es heredar, poseer, reinar sobre sus enemigos. Hoy, el sistema es
contra la iglesia, pero Dios está congregando a su pueblo y los está santificando, apartando
de los falsos dioses del mundo para que su gloria se muestre en medio de su casa.
1 Corintios 3:21-23
“Así que no se jacten de seguir a un líder humano en particular. Pues a ustedes les pertenece
todo: ya sea Pablo o Apolos o Pedro, o el mundo, o la vida y la muerte, o el presente y el
futuro. Todo les pertenece a ustedes, y ustedes pertenecen a Cristo, y Cristo pertenece a
Dios”.
¡Este es el lugar que Dios nos preparó! No es una tierra física, es Cristo mismo que nos
fue dado por el Padre y en Él nos dio todas las cosas. No solo somos gente de promesas,
somos una generación de cumplimiento.
¡Bendecidos!
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