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JORNADA PENITENCIAL
Primera etapa del día:
G. Queremos vivir este día penitencial en el silencio y en el recogimiento.
Nos dejamos iluminar por la Palabra de Dios para poder hacer experiencia
del encuentro con Jesús, rostro misericordioso del Padre.
Papa Francisco en la bula de indicción del año de la Misericordia nos dice:
Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. […] Siempre tenemos
necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de
alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación.
Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad.
Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro
encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de
cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en
el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre,
porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no
obstante el límite de nuestro pecado. (MV 1, 2).
Canto inicial: Yes, I shall arise (LB 70)
Salmo 99: A las puertas de la misericordia
Antífona: Bueno es el Señor, su amor es para siempre.
Aclama al Señor, tierra entera, †
servid al Señor con alegría,*
entrad en su presencia con aclamaciones.
Sabed que el Señor es Dios: †
1
que Él nos hizo y somos suyos,*
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, †
por sus atrios con himnos,*
dándole gracias y bendiciendo su nombre;
El Señor es bueno, †
su misericordia es eterna,*
su fidelidad por todas las edades. Gloria
Breve pausa en silencio
Invocación al Espíritu Santo: Come Holy Spirit (LB 37)
Lectura: Del libro del Éxodo (34,5-9)
Yahvé descendió en la nube y poniéndose (Moisés) allí junto a Él, invocó el
nombre del Yahvé. Y mientras pasaba Yahvé delante de él, exclamó: «Yahvé,
Yahvé, Dios misericordioso y clemente, tardo a la ira, rico en misericordia y
fiel que mantiene su gracia por mil generaciones y perdona la iniquidad, la
rebelión y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la iniquidad de los padres
en los hijos hasta la tercera y cuarta generación». Moisés se echó en seguida a
tierra, y postrándose, dijo: «Señor, si he hallado gracia a tus ojos, dígnate, Señor,
marchar en medio de nosotros, porque este pueblo es de dura cerviz; y perdona
nuestras iniquidades y nuestros pecados, y tómanos por heredad tuya».
Palabra central:
«Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, tardo a la ira, rico en
misericordia y fiel » (Ex 34,6).
Puntos de reflexión de Papa Francisco:
La Biblia insiste en la misericordia de Dios:
En las Sagradas Escrituras, se presenta al Señor como «Dios
misericordioso». Este es su nombre, a través del cual Él nos revela, por
así decir, su rostro y su corazón. Él mismo, como narra el Libro del Éxodo,
revelándose a Moisés se autodefinió como: «Señor, Dios compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad» (34, 6).
2
Dios se enternece por nosotros como una madre:
El Señor es «misericordioso»: esta palabra evoca una actitud de ternura
como la de una madre con su hijo. De hecho, el término hebreo usado en
la Biblia hace pensar en las vísceras o también en el vientre materno. Por
eso, la imagen que sugiere es la de un Dios que se conmueve y se
enternece por nosotros como una madre cuando toma en brazos a su niño,
deseosa sólo de amar, proteger, ayudar, lista para donar todo, incluso a sí
misma. Esa es la imagen que sugiere este término. Un amor, por lo tanto,
que se puede definir en sentido bueno «visceral».
La misericordia es una fiesta:
Después está escrito que el Señor es «compasivo» en el sentido que nos
concede la gracia, tiene compasión y, en su grandeza, se inclina sobre
quien es débil y pobre, siempre listo para acoger, comprender y perdonar.
Es como el padre de la parábola del Evangelio de san Lucas (cf. Lc 15, 1132): un padre que no se cierra en el resentimiento por el abandono del hijo
menor, sino que al contrario continúa esperándolo —lo ha generado— y
después corre a su encuentro y lo abraza, no lo deja ni siquiera terminar su
confesión — como si le cubriera la boca —, qué grande es el amor y la
alegría por haberlo reencontrado; y después va también a llamar al hijo
mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que ha
permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más que
como un hijo, y también sobre él el padre se inclina, lo invita a entrar,
busca abrir su corazón al amor, para que ninguno quede excluso de la
fiesta de la misericordia. ¡La misericordia es una fiesta!
Dios sabe esperar:
De este Dios misericordioso se dice también que es « lento a la ira»,
literalmente, «largo en su respiración», es decir, con la respiración amplia
de paciencia y de la capacidad de soportar. Dios sabe esperar, sus tiempos
no son aquellos impacientes de los hombres; Él es como un sabio agricultor
que sabe esperar, deja tiempo a la buena semilla para que crezca, a pesar
de la cizaña (cfr Mt 13,24-30).
El amor de Dios no depende de los méritos humanos:
Y por último, el Señor se proclama «rico en clemencia y lealtad». ¡Qué
hermosa es esta definición de Dios! Aquí está todo. Porque Dios es grande
y poderoso, pero esta grandeza y poder se despliegan en el amarnos,
nosotros así pequeños, así incapaces. La palabra «clemencia», aquí
utilizada, indica el afecto, la gracia, la bondad. No es un amor de
telenovela... Es el amor que da el primer paso, que no depende de los
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méritos humanos sino de una inmensa gratuidad. Es la solicitud divina a la
que nada puede detener, ni siquiera el pecado, porque sabe ir más allá del
pecado, vencer el mal y perdonarlo.
La fidelidad de Dios no tiene límites:
Una «lealtad» sin límites: he aquí la última palabra de la revelación de Dios
a Moisés. La fidelidad de Dios nunca falla, porque el Señor es el guardián
que, como dice el Salmo, no se duerme sino que vigila continuamente
sobre nosotros para llevarnos a la vida:
«No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme; no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
[…]
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tu entradas
y salidas
ahora y por siempre» (121,3-4.7-8).
La certeza de nuestra fe: Dios es siempre confiable:
Este Dios misericordioso es fiel en su misericordia, y san Pablo dice algo
bonito: si tú le eres infiel, Él permanecerá fiel porque no puede negarse a
sí mismo. La fidelidad en la misericordia es el ser de Dios. Y por esto Dios
es totalmente y siempre confiable. Una presencia sólida y estable. Esta es
la certeza de nuestra fe. Entonces, en este Jubileo de la Misericordia,
confiemos totalmente en Él, y experimentemos la alegría de ser amados
por este «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en
clemencia y lealtad».
(Audiencia General 13/01/2016)
1. Vuelvo a leer atentamente el texto del libro del Éxodo e los puntos de
reflexión que nos ofrece Papa Francisco.
2. Recorro los momentos más importantes de mi vida consagrada en los
cuales he experimentado, de manera muy particular, la misericordia
de Dios.
3. ¿Qué es lo que cambia en mi vida cuando me doy cuenta que Dios me
acoge siempre con gozo y con amor misericordioso?
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Segunda etapa del día
Cómo ser instrumento de la misericordia del Padre
Nos confrontamos con nuestros Fundadores,
con Madre Enriqueta
y con nuestra Regla de Vida
(En el grupo leemos e nos dejamos implicar en los textos que se nos proponen y
que son tomados de los escritos de nuestros Fundadores, de Madre Enriqueta y de
nuestra Regla de Vida. Subrayamos los aspectos que nos emocionan. Verificamos
juntas nuestro camino personal, de comunidad y de Delegación, identificando los
signos de decadencia y los signos de un renacer en nuestro vivir cotidiano.
Podemos evidenciar lo que debería convertirse en una experiencia cotidiana).
Experiencia espiritual de Carlo Tancredi: “Arrodillado,
postrado sobre la piedra que acogió el Cuerpo de Jesús, yo medité
sobre todo lo que ha realizado por nosotros el Salvador, tan bueno,
amoroso, misericordioso. Lo seguí, con el pensamiento, en todos los
momentos de su vida pobre y laboriosa, en el dolor al que se
condenó desde la humilde cuna de Belén, donde poco antes lo había
adorado, en la Cruz del Gólgota, sobre la que quiso consumar el
sacrificio de expiación por nuestros pecados, hasta el frío Sepulcro
1.
5
que ahora yo tocaba, en el que, prisionero de la muerte, Él
permaneció tres días. Jamás, como en aquel momento, había
comprendido tan claramente y percibido tan profundamente, con
qué exceso de amor Jesús amó a los hombres. Y con qué exceso de
ingratitud los hombres lo han desconocido. Por esto en lo más
íntimo de mi corazón, yo le pedía de perdonar al mundo y a mí
mismo que también había desgraciadamente imitado los errores.
Mientras tanto otro pensamiento andaba invadiendo mi mente:
solo, en el silencio de la noche y en adoración de aquel Sepulcro, yo
probaba una felicidad nueva, que las palabras no pueden describir.
El amor de Jesús hablaba a mi corazón, con no menos fuerza de
cuanto habría sido si aquella tumba, abriéndose, me lo hubiera
mostrado así como lo redujeron los tormentos y la muerte, que Él
mismo había vencido. Yo veía su santa cabeza. Aquella frente herida
por las espinas, los cabellos chorreantes de sangre, aquellas manos
y aquellos pies atravesados. Y de inmediato lo veía resucitado y
victorioso, sintiéndome casi acogido entre sus amorosos brazos. Y
mientras saboreaba las inefables dulzuras que Él envía a quien
quiere servirlo, a quien quiere ser todo suyo, una voz, en el corazón,
me gritaba: “¿Qué has hecho, tú, para merecerte en estos días de
no andar confundido entre aquellos perdidos que, mientras una
felicidad tan pura llena tu corazón, ellos se abandonan a los placeres
vanos, a una torpe alegría, a un breve y fugaz placer, que después se
cambiarán en una larga serie de remordimientos y en disgusto?
Frente a semejante voz, me sentía estimulado a una infinita
gratitud, acrecentada por una muy clara conciencia de mi
indignidad. Y no sabía cómo agradecer al cielo por haber concedido
al arrepentimiento de un pecador dicha gracia, tan insigne de poder
ser un premio digno para un santo” (CARLO TANCREDI FALLETTI, Jesús Maria y
los Ángeles, in Llamados a la felicidad, pp. 39-40).
2.
Experiencia de Julia de Barolo en las cárceles: …Sobre todo la
lectura de los Salmos me llegaba al corazón, elevaba mi espíritu y
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cuando leía: “Yo enseñaré tus caminos a los pecadores, ellos se
convertirán a ti”, yo suspiraba, pensando que aquel sublime destino
no era reservado para mí. ¡Lo encontraba tan bello, que me
provocaba envidia! ¡Volver a Dios un alma separada de Él! Es
solamente en su nombre, es solamente a través de Él que se
obtiene este poder; pero Él permite que una débil criatura intente
esperar de poder ejercer dicha obra de misericordia. Mi posición me
hacía pensar en miles de dificultades, pero al mismo tiempo mi
deseo no desvanecía. […]
Muchas veces hay personas mucho más culpables que no reciben
punición por parte de la justicia y, por el hecho que la vida del
cristiano debe ser una vida de inocencia u de penitencia, yo pruebo
y puedo demostrar que su condición (las mujeres de la cárcel) en
realidad es mejor, porque Dios es un Padre bueno y tierno que no
las castigará dos veces y que, si ellas aceptan con espíritu de
sumisión el sufrimiento en este mundo, ellas tienen el derecho de
concebir una esperanza infinita. Rara vez yo presento a Dios como
un juez severo. Me parecería muy duro asustar para el futuro quien
ya es tan infeliz en el momento presente. Muchas mujeres ya han
muerto en la cárcel y todas tranquilamente y con sentimientos
religiosos. La confianza que ellas han tenido en la Misericordia
divina no le será resultada un engaño, quiero esperar. (GIULIA COLBERT,
MARCHESA DI BAROLO, Con gli occhi del cuore, pp. 31, 69)
3.
De los escritos de Madre Enriqueta: ¡Oh, si realmente
tuviéramos siempre presentes las grandes e infinitas misericordias
del buen Dios, nuestro corazón se sentiría incitado hacia el amor y la
gratitud, y sería estimulado a recorrer con generosidad y constancia
el camino de la cruz y del sacrificio!
¿Cómo es posible ser tacaños con un Dios tan liberal de sus gracias?
¿Cómo negarle a Él el sacrificio del nuestro amor propio, de
nuestras malas inclinaciones (y también de las más inocentes
satisfacciones cuando Él mismo se digna pedírnoslas), a Él que ha
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derramado todo su preciosísima sangre para liberarnos del infierno,
y más aún para elevarnos al honor de su amadas esposas?
Mi amadísima hija, sea agradecida con el Señor que la atrae hacia su
persona con dulces y suaves vínculos de la gratitud y del amor:
mantenga siempre su corazón abierto a la confianza […]. ¡Las caídas
deben humillar, pero nunca desanimar!
[…] Sea humilde, mi queridísima hija, obediente, caritativa, piadosa,
observante y fiel a todos sus deberes […] El Señor que ama mucho la
humilde docilidad, no le dejará faltar nunca su gracia.
(LETTERA A SR. NATALINA, 28 febbraio 1890)
5.
De la Regla de Vida
22. Configuradas a Jesús Encarnado y Crucificado
Contemplamos el amor misericordioso del Padre
que nos une a la ofrenda del Hijo Encarnado y Crucificado
Llegamos así a ser un signo creíble
de este amor salvífico,
con nuestra vida pobre, humilde y gozosa.
23. Guiadas por el Espíritu
Con la fuerza que recibimos del Espíritu,
nosotras, Religiosas de Santa Ana, somos instrumento de Providencia
y manifestamos la Misericordia del Padre
que previene el mal,
acoge, sana y salva a cada persona
Servimos desinteresadamente a los hermanos
para que resplandezca en ellos la sobreabundante gratuidad de Dios.
73. Manantial de bendiciones
Iluminadas y guiadas por el Espíritu,
obedecemos únicamente por amor a Cristo:
misterio de la espera gozosa de Su venida a nuestra vida
Cumplimos lo que a Él le agrada
seguras de que, si vivimos hasta el extremo la obediencia,
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veremos la Misericordia de Dios
derramar sus bendiciones
sobre cada una de nosotras y sobre nuestras acciones.
87. Experiencia de misericordia y perdón
La misericordia de Dios, derramada en nuestros corazones
nos hace experimentar la exigencia del perdón en la comunidad,
superando lo que nos divide para redescubrir la fuerza de la unidad.
Deseando el verdadero bien de las Hermanas,
ofrecemos nuestra comprensión
y nos ayudamos con la corrección mutua.
100. In Spe
“Dios no quiere perder la obra salida de Sus manos”
la certeza de Su Amor Misericordioso
nos renueva cada día en la esperanza.
En ella encontramos la fuerza
para vivir las pruebas de la vida
como situaciones que nos unen a la cruz del Hijo.
Abandonadas solamente en Él y no en nuestras capacidades
caminamos gozosas en la esperanza.
108. En un camino de conversión
El amor de Dios nos invita
a un camino de continua conversión,
para vivir totalmente de Él
El examen de conciencia cotidiano
nos forma al sentido de la presencia de Dios:
le agradecemos por Sus beneficios
y, a su luz, reconocemos
nuestra debilidad y nuestros pecados.
Nos acercamos con regular frecuencia
al Sacramento de la Reconciliación,
para experimentar el gozo de una vida nueva
y transformarnos en testigos de Su Misericordia.
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Tercera etapa de la jornada
Celebración Penitencial
Guía: Para acoger el don de Dios, es necesario dar espacio a su presencia y
a su acción salvífica en nosotras. Este Seminario formativo, que estamos
empezando, mientras nos abre a la gratitud y a la alabanza, nos invita a
una acogida atenta y fiel al Señor, dador de toda gracia.
De una manera particular, en estos días, queremos permanecer en actitud
de escucha para poder contemplar con Él nuestra vida en su doble
historia: de las divinas misericordias y de nuestras infidelidades hacia el
exceso de caridad divina. En esta celebración vespertina queremos,
entonces, elevar nuestro miserere, esperando, por intercesión de María y
de nuestros Santos, el perdón total.
Iniciamos esta oración penitencial, rezando los salmos propuestos por la
liturgia de hoy.
Himno: Tu sei Misericordia (LB 43)
1^ Antífona: El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
SALMO 134, 1-12 (Rezado en español entre una solista y el coro)
Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estais en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
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Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.
Yo se que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra, en los mares y en los océanos.
Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.
Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios –en medio de ti, Egipto –
contra el Faraón y sus ministros.
Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
Gloria…*
1^ Antífona: El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
2^ Antífona: Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es
amable.
SALMO 134, 13-21 (Rezado en Inglés a dos coros)
Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.
Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
Hechura de manos humanas:
Tienen boca y no hablan,
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Tienen ojos y no ven,
tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa di Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.
Bendito en Sión al Señor,
Que habita en Jerusalén.
Gloria ...
2^Antífona: Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es
amable.
3^Antífona: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento,
Señor.
CÁNTICO Ap 15, 3-4 (Rezado coralmente en portugués)
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria...
3^Antifona: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento,
Señor.
Guía: El himno del Jubileo de la Misericordia, será cantado en cuatro
idiomas y será alternado con oraciones, reflexiones y presentación de
símbolos que se pondrán delante del Tabernáculo.
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Misericordes sicut Pater!
1.Rendiamo grazie al Padre, perché è buono
in aeternum misericordia eius
ha creato il mondo con sapienza
in aeternum misericordia eius
conduce il Suo popolo nella storia
in aeternum misericordia eius
perdona e accoglie i Suoi figli
in aeternum misericordia eius
Misericordes sicut Pater!
Misericordes sicut Pater!
Del Libro del profeta Ezequiel 36,24-26
Yo os tomaré de entre las gentes y os reuniré de todas las tierras y os
conduciré a vuestra tierra. Y os aspergeré con aguas puras y os
purificaré de todas vuestras impurezas, de todas vuestras idolatríasOs daré un corazón nuevo y pondré en vosotros un espíritu nuevo; os
arrancaré ese corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
Símbolo: Piedras
G. ¿Palpita en mí un corazón de carne, un corazón vivo, un corazón tierno,
un corazón que late única ed exclusivamente para amar, un corazón
verdaderamente orientado a Dios?
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Breve pausa en silencio
G. Expresemos nuestra fe en el Dios de la Misericordia, ponemos toda
nuestra confianza en Él, y renovamos nuestra gratitud por los dones que
ha derramado sobre cada una de nosotras.
Grupo italiano
Creo, o Padre, que eres muy paciente frente a mis fragilidades,
porque, en el primer amanecer, Tú me formaste de barro humilde
pero también creo que Tú me quieres sostener con tu Soplo vital.
Creo, Señor Jesús, en tu amor por mí,
que llega más allá de los confines del amor y de la vida,
para que yo pueda resurgir contigo, como hija hecha a tu imagen.
Creo, Espíritu Santo, que Tú puedes forjar en mí un corazón nuevo y dócil,
sosteniéndome con tu fuerza en mi compromiso de hacer el bien.
G.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
T.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
2. Give thanks to the Son, Light of the Nations
in aeternum misericordia eius
He loved us with a heart of flesh
in aeternum misericordia eius
As we receive from Him, let us also give to Him
in aeternum misericordia eius
Hearts open to those who hunger and thirst
in aeternum misericordia eius
Misericordes sicut Pater!
Misericordes sicut Pater!
Del Libro del profeta Isaías 42,6-7
Yo, Yahvé, te he llamado en la justicia y te he tomado de la mano.
Yo te he formado y te he puesto por alianza del pueblo y para luz
de las gentes, para abrir los ojos de los ciegos, para sacar de la
cárcel a los presos, del calabozo a los que moran en las tinieblas.
14
Símbolo: Luz
G. ¿Reconozco, en mi vida cotidiana, los signos luminosos de la presencia
de Jesús que me revela el rostro misericordioso del Padre?
También yo soy llamada a ser un faro que ilumina, a ser una luz: una luz
atractiva, una luz misionera. ¿Cómo concretamente?
Breve pausa en silencio
G. Alabemos al Señor, demos gracias por todos sus beneficios.
Grupo inglés
Señor, estoy aquí para revisar mi vida contigo,
mantén mi mirada fija sobre tu rostro:
Tú te has manifestado como luz, guía, apoyo
en todas las situaciones de la vida, en mis Hermanas,
en la experiencia cotidiana de la oración.
Tú no me has hecho faltar tus Sacramentos de salvación,
en el gozo y en el servicio de tu Comunidad.
Tú me llenas de tus dones; Tú das gozo a mi vida
y me das grandes posibilidades de bien.
G.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
T.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
3. .Peçamos ao Espírito os sete santos dons
in aeternum misericordia eius
Fonte de todo bem, dulcíssimo alívio
in aeternum misericordia eius
Por Ele confortados, oferecamos conforto
in aeternum misericordia eius
O amor espera e tudo suporta
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in aeternum misericordia eius
Misericordes sicut Pater!
Misericordes sicut Pater!
Del Evangelio de Mateo 25, 14-15
Un hombre, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les entregó
sus bienes, dando a uno cinco, a otro dos y a otro uno, a cada uno
según su capacidad, y se fue.
Símbolo: Monedas
G. Señor
¿Qué he hecho de tus dones?
¿Del día consagrado a Ti, de las citas de gracias que me has
ofrecido?
¿De la comunión en tu Iglesia, en el servicio y en el testimonio?
¿De mis Hermanas, de mi Familia Religiosa, de los lugares de vida y
de compromiso?
¿De mi inteligencia, de mi cuerpo y de mi corazón?
¿Todo lo que Tú me has dado, he sabido devolvértelo con gratitud?
¿Cuánto es lo que yo he querido tener por mí haciéndolo desflorecer
como una flor cuándo es arrancada del árbol que la ha hecho florece?
Breve pausa en silencio
G. Ponemos nuestra vida, así como es, a la presencia del Señor,
agradeciendo por los muchos dones que nos ha dado generosamente.
Grupo portugués
Te agradecemos, Señor, por el don de la Vida Consagrada.
Ayúdanos a ser en la Iglesia y para el mundo,
El signo elocuente y estimable de las realidades futuras:
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De una belleza que no tiene arrugas,
De una verdad que no cae en el error,
De un amor que no conoce egoísmo,
De una comunión que no soporta división,
De una eternidad que no ve el atardecer.
¡Del día de nuestra misteriosa y estupenda llamada a seguirte,
Tú eres nuestro todo para siempre!
G.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
T.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
4. Pidamos la paz al Dios de toda paz
in aeternum misericordia eius
La tierra aguarda el Evangelio del Reino
in aeternum misericordia eius
La alegría y el perdón en el corazón de los pequeños
in aeternum misericordia eius
Se renovarán los cielos y la tierra
in aeternum misericordia eius
Misericordes sicut Pater!
Misericordes sicut Pater
Símbolo: Ramo de olivo
G. ¿Busco ante todo crear paz dentro de mí, a través de la escucha de
la Palabra de Dios?
¿Se comunicar gozo y optimismo u hago pesar mis problemas sobre
los demás?
Breve pausa en silencio
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G. O Padre, insegnaci la compassione di Cristo, Lui che alla violenza
ha opposto l’amore fino alla fine. Donaci la pace, non domani o
dopodomani, donaci la pace oggi.
Grupo español
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es: dando, que se recibe;
perdonando, que se es perdonado;
muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.
G.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
T.: Señor derrama sobre nosotras, los tesoros de tu infinita Misericordia.
Magnificat: Mi alma canta (LB 44)
Antifona: El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de
su misericordia.
Preces
G. Invoquemos al Hijo de Dios, a quien el Padre entregó por nuestras faltas y
lo resucitó para nuestra justificación, diciendo:
T. Señor, ten piedad.
Escucha, Señor, nuestras súplicas, perdona los pecados de los que se
confiesen culpables
- y en tu bondad otórganos el perdón y la paz.
Tú, que por medio del Apóstol nos has enseñado que donde se multiplicó el
pecado sobreabundó mucho más la gracia,
- perdona con largueza nuestros muchos pecados.
Hemos pecado mucho, Señor, pero confiamos en tu misericordia infinita,
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- vuélvete a nosotros para que podamos convertirnos a ti.
Salva a tu pueblo de sus pecados, Señor,
- y sé benévolo con nosotros.
Tú, que abriste las puertas del paraíso al buen ladrón,
- ábrelas también para nuestros hermanos difuntos.
Reconociendo que nuestras fuerzas para no caer en la tentación se halla en
Dios, digamos confiadamente:
Padre Nuestro ........
G. Señor, Padre santo, que quisiste que tu Hijo fuese el precio de nuestro
rescate, haz que vivamos de tal manera que, tomando parte en los
padecimientos de Cristo, nos gocemos también en la revelación de su
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amen.
G. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
Amén.
Canto final: Olho em Tudo (En portugués)
Olho em tudo,
e sempre encontro a ti.
Estás no céu, na terra,onde for.
Em tudo que me acontece,
encontro teu amor.
Já não se pode mais deixar,
de crer no teu amor.
REFRÃO
É impossível não crer em ti é impossível não te encontrar
É impossível não fazer de ti meu ideal. (2 VEZES)
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