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Iglesia Católica De Santa Maria
Año XXII, No 38
College Station, TX
6 de Octubre de 2013
SI TUVIÉRAMOS FE
26º Domingo Ordinario

podríamos decirle a un árbol: “Arráncate de raíz y
plántate en el mar”, y él nos obedecería.

Alcanzaríamos a distinguir a Cristo en cada uno de
los necesitados que nos rodean… y no tendríamos
que preguntar el día del juicio final: “Señor,
¿Cuándo te vimos hambriento y no te dimos de
comer; sediento, y no te dimos de beber; en alguna
necesidad, y no te dimos la mano; explotado y
oprimido, y no hicimos lo que pudimos para que
vivieras como un ser humano?

No andaríamos tan preocupados (más de lo
razonable) pensando qué comeremos mañana o
con qué nos vestiremos, pues estaríamos seguros
de que nuestro Padre, que esta en el cielo y que de
de comer a los pájaros y viste a las flores, nos ama
mucho más que a las aves y a las plantas…
SOBRE LAS LECTURAS DE HOY
Primera Lectura:
Libro del Profeta Habacuc 1, 2-3;
2, 2-4
Salmo
Responsorial:
94
Segunda Lectura: Carta de San Pablo a Timoteo 1,
6-8. 13-14,
Evangelio:
Según San Lucas 17, 5-10
Hoy nos da Jesús una dura lección de humildad al
decirnos que, cuando hayamos hecho todo lo que se
nos ha mandado, todavía debemos decir: “No somos
más que siervos” (EVANGELIO). Para reforzar esa idea
el profeta Habacuc (PRIMERA LECTURA) afirma que
Dios es el Señor de todos los acontecimientos y que
pondrá fin al mal cuando llegue la hora; mientras tanto,
solo nos pide que seamos fieles. San Pablo
(SEGUNDA LECTURA) pide a todos los cristianos que
sean valientes en su testimonio de Cristo.
¡SEÑOR AUMENTANOS LA FE!
DIOS SÍ ESTA PENDIENTE
Dios es infinitamente justo. Pero la justicia de Dios no
siempre es clara. Unos 600 años antes de Cristo, el
Reino de Israel se encontraba dividido y los reyes que
lo estaban gobernando eran tan malos, que la situación
del pueblo era desastrosa. Por eso el Profeta Habacuc
se atreve a preguntar ¿por qué deja Yahvé que triunfe
la injusticia?
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me
escuches, y denunciaré a gritos la violencia que reina?
¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando
la opresión? Ante mí no hay más que asaltos y
violencias, y surgen rebeliones y desórdenes. Por eso
la Ley está sin fuerza y no se hace justicia. Como los
malvados mandan a los buenos, no se ve más que
derecho torcido” (Hab 1, 2-4).
Y eso hizo. En efecto, Yahvé suscita a Ciro, Rey de
Persia, para que conquiste a Babilonia y dé libertad al
pueblo de Israel cautivo para que regresen a su tierra.
Pero la acción de Dios es mucho más profunda. Lo
que sucede no es una simple liberación y regreso del
exilio, sino que hace efectiva la conversión del pueblo,
conversión que había pedido a través de Ezequiel.
Dios purifica y transforma el corazón de su pueblo, es
decir, lo hace dócil a su Voluntad:
“Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus
inmundos ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré
dentro de ustedes un espíritu nuevo. Quitaré de su
carne ese corazón de piedra y les daré un corazón de
carne. Pondré dentro de ustedes mi Espíritu y haré que
caminen según mis mandamientos ... Ustedes serán mi
pueblo y Yo seré su Dios” (Ez. 36, 25-28).
La respuesta de Yahvé es ciertamente desconcertante:
dentro de poco los Caldeos restablecerán el orden,
invadiendo y saqueando todo. Dios va a permitir la
acción del mal para corregir a su pueblo escogido. (cf.
Hab. 1, 5-11).
Y esta enseñanza es válida para todos los tiempos,
para cualquier circunstancia de la vida del mundo, de
un pueblo, de la Iglesia, de las familias y también de
cada persona en particular. Es una enseñanza muy
apropiada para nosotros hoy, en el momento histórico
que vivimos.
Y Habacuc vuelve a quejarse: ¿por qué Yahvé va a
realizar su justicia con la invasión de los caldeos? Y
¿por qué miras a los traidores y observas en silencio
cómo el malvado se traga a otro más bueno que él?”
(Hab 1, 13).
Pueda que las cosas se desarrollen como si Dios no
estuviera pendiente, pero es preciso permanecer
confiados en fe. Puede parecer que Dios tarde en
intervenir, pero de seguro su actuación tendrá lugar y
se verá, como la vio el pueblo de Israel.
Respuesta de Yahvé: algún día se comprobará que no
se trata igual a buenos y malos. El que se mantenga
fiel se salvará. Dios pide la perseverancia en la Fe. Le
asegura que se hará justicia, pero a su tiempo. El
problema para nosotros es que el tiempo de Dios casi
nunca coincide con el nuestro.
Dios es el Señor de la historia y guarda en secreto su
manera de gobernar el mundo. Solamente pide que
nos mantengamos fieles hasta el final. El malvado
sucumbirá sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por
su fe (Hab 2, 4).
Y Dios explica algo más al Profeta Ezequiel: “La gente
de Israel dice que la manera de ver las cosas que tiene
el Señor no es justa. ¿No será más bien la de
ustedes? Juzgaré a cada uno de ustedes de acuerdo a
su comportamiento. Lancen lejos de ustedes todas las
infidelidades que cometieron, háganse un corazón
nuevo y un espíritu nuevo. Conviértanse y vivirán” (Ez.
18, 29-31).
Después de la anunciada invasión, el pueblo de Israel
fue desterrado a Babilonia. Luego de un tiempo –un
tiempo largo, pues fueron 70 años de exilio- se ve una
nueva e imprevista intervención de Dios: “Los recogeré
de todos los países, los reuniré y los conduciré a su
tierra” (Ez. 36, 24).
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ACTIVIDADES DE LA SEMANA
- Sábado 6 de octubre 6:35 PM: Meditación de los
Misterios Gozosos en Español (Iglesia)
- Sábado 6 de octubre 7:15 PM: Misa en Español
AVISOS en el boletín: favor comunicarse con: Gustavo
Sánchez [email protected]