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Cruzar la
Puerta de la
Misericordia
Textos sobre la Misericordia
Primera edición: enero de 2016
© Cobel
© Libreria Editrice Vaticana
© Mariano Esteban Caro
ISBN: 978
[email protected]
www. cobelediciones.com
Todos los derechos reservados. No está permitida la reproducción total o
parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de
ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por
fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito
del editor.
ÍNDICE
Francisco, el papa de la Misericordia......................................... 7
Homilía de la Santa Misa celebrada
en la parroquia de Santa Ana (17 de marzo de 2013)................. 11
Ángelus (17 de marzo de 2013).................................................. 15
Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”
(24 de noviembre de 2013)......................................................... 19
Mensaje para la Cuaresma 2015 (4 de octubre de 2014)............ 23
Discurso a los participantes en el curso sobre
el foro interno organizado por el Tribunal
de la Penitenciaría Apostólica (12 de marzo de 2015)................ 25
Homilía en la celebración de la penitencia
(13 de marzo de 2015)................................................................ 29
Homilía en la celebración de las Primeras Vísperas
(11 de abril de 2015)................................................................... 35
Bula “Misericordiae Vultus” de convocación del Jubileo
extraordinario de la misericordia (11 de abril de 2015).............. 39
Regina coeli (12 de abril de 2015).............................................. 79
Mensaje para la XXXI JMJ 2016 (15 de agosto de 2015)......... 81
Discurso en la clausura de la XIV asamblea
general ordinaria del Sínodo de los obispos
(24 de octubre de 2015).............................................................. 97
Homilía en Florencia (10 de noviembre de 2015)...................... 99
Discurso en la catedral de Florencia
(10 de noviembre de 2015)......................................................... 101
Homilía en la apertura de la Puerta Santa.
(29 de noviembre de 2015)......................................................... 103
Discurso en facultad de teología evangélica de Bangui
(29 de noviembre de 2015.......................................................... 105
Discurso en Bangui (29 de noviembre de 2015)......................... 107
Ángelus (6 de diciembre de 2015).............................................. 109
Homilía en la apertura de la Puerta Santa
(8 de diciembre de 2015)............................................................ 111
Ángelus (8 de diciembre de 2015).............................................. 115
5
Oración ante la imagen de la Inmaculada
(8 de diciembre de 2015)............................................................ 119
Audiencia (9 de diciembre de 2015)........................................... 121
Homilía (12 de diciembre de 2015)............................................ 127
Homilía (13 de diciembre de 2015)............................................ 133
Ángelus (13 de diciembre de 2015)............................................ 137
6
FRANCISCO, EL PAPA DE
LA MISERICORDIA
Jorge Mario Bergoglio Sívori, nacido en Buenos
Aires (Argentina) el 17 de diciembre de 1936, fue ordenado sacerdote en 1969, consagrado obispo el 27 de
junio de 1992, creado cardenal en 2001 y elegido Papa
el 13 de marzo de 2013, con el nombre de FRANCISCO. Desde su consagración episcopal tiene como lema
en su escudo “MISERANDO ATQUE ELIGENDO”,
que permanece en su escudo papal (“Lo miró con misericordia y lo eligió” o “Amándolo lo eligió”).
Desde siempre la “MISERICORDIA” viene siendo
un tema muy querido por el Papa Francisco. A ella se
refirió ya en la homilía y en el ángelus del domingo 17
de marzo de 2013: “Escuchar misericordia, esta palabra
cambia todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo
menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien
esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso”.
El 13 de marzo de 2015 el Papa Francisco anunció, en la Basílica de San Pedro, la celebración de un
7
Año Santo extraordinario: El Jubileo de la Misericordia, iniciándose con la apertura de la Puerta Santa en la
Basílica Vaticana durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción y concluyendo el 20 de noviembre de
2016 con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Rey del Universo.
En su homilía del 11 de abril de 2015 el mismo Papa
Francisco preguntaba: “¿por qué hoy un Jubileo de la
Misericordia? Simplemente porque la Iglesia, en este
momento de grandes cambios históricos, está llamada
a ofrecer con mayor intensidad los signos de la presencia y de la cercanía de Dios”. En el Ángelus del 11 de
enero del mismo año se había referido a la necesidad
que tenemos de misericordia: “Hay tanta necesidad hoy
de misericordia, y es importante que los fieles laicos
la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales.
¡Adelante! Nosotros estamos viviendo el tiempo de la
misericordia, este es el tiempo de la misericordia”. Y
en la Bula para convocar el Jubileo afirma: “Siempre
tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia”.
El Jubileo de la Misericordia ha de impulsar en la
Iglesia el compromiso evangelizador. “El misterio de
la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su
culmen en Jesús de Nazaret”, dice el Papa al inicio de
la Bula de convocatoria, que concluye con estas palabras: “La Iglesia siente la urgencia de anunciar la mise8
ricordia de Dios. Su vida es auténtica y creíble cuando
con convicción hace de la misericordia su anuncio”.
Para facilitar su lectura y, sobre todo, como ayuda
para la reflexión, se han señalado grandes párrafos sobre la MISERICORDIA en las enseñanzas del Papa
Francisco, que traemos a estas páginas.
MARIANO ESTEBAN CARO
Editor
9
HOMILÍA DE LA SANTA
MISA CELEBRADA EN LA
PARROQUIA DE SANTA
ANA, CIUDAD DEL VATICANO
(17 DE MARZO DE 2013)
LA MISERICORDIA CON AQUELLA MUJER
Es hermoso esto: Jesús solo en el monte, orando.
Oraba solo (cf. Jn 8,1). Después, se presentó de nuevo
en el Templo, y todo el pueblo acudía a él (cf. v. 2).
Jesús en medio del pueblo. Y luego, al final, lo dejaron
solo con la mujer (cf. v. 9). ¡Aquella soledad de Jesús!
Pero una soledad fecunda: la de la oración con el Padre
y esa, tan bella, que es precisamente el mensaje de hoy
de la Iglesia, la de su misericordia con aquella mujer.
También hay una diferencia entre el pueblo. Todo el
pueblo acudía a él; él se sentó y comenzó a enseñarles:
el pueblo que quería escuchar las palabras de Jesús,
la gente de corazón abierto, necesitado de la Palabra
de Dios. Había otros que no escuchaban nada, incapaces de escuchar; y estaban los que fueron con aquella
mujer: «Mira, Maestro, esta es una tal y una cual... Tenemos que hacer lo que Moisés nos mandó hacer con
estas mujeres» (cf. vv. 4-5).
11
EL MENSAJE MÁS FUERTE DEL SEÑOR: LA
MISERICORDIA
Creo que también nosotros somos este pueblo que,
por un lado, quiere oír a Jesús pero que, por otro, a veces nos gusta hacer daño a los otros, condenar a los demás. El mensaje de Jesús es éste: La misericordia. Para
mí, lo digo con humildad, es el mensaje más fuerte del
Señor: la misericordia. Pero él mismo lo ha dicho: «No
he venido para los justos»; los justos se justifican por
sí solos. ¡Bah!, Señor bendito, si tú puedes hacerlo, yo
no. Pero ellos creen que sí pueden hacerlo... Yo he venido para los pecadores (cf. Mc 2,17).
CONOCER EL CORAZÓN DEL SEÑOR
Pensad en aquella cháchara después de la vocación
de Mateo: «¡Pero este va con los pecadores!» (cf. Mc
2,16). Y él ha venido para nosotros, cuando reconocemos que somos pecadores. Pero si somos como aquel
fariseo ante el altar – «Te doy gracias, porque no soy
como los demás hombres, y tampoco como ese que
está a la puerta, como ese publicano» (cf. Lc 18,11-12)
–, no conocemos el corazón del Señor, y nunca tendremos la alegría de sentir esta misericordia. No es fácil
encomendarse a la misericordia de Dios, porque eso es
un abismo incomprensible. Pero hay que hacerlo. «Ay,
padre, si usted conociera mi vida, no me hablaría así».
«¿Por qué, qué has hecho?». «¡Ay padre!, las he hecho
gordas». «¡Mejor!». «Acude a Jesús. A él le gusta que
12
se le cuenten estas cosas». El se olvida, él tiene una
capacidad de olvidar, especial. Se olvida, te besa, te
abraza y te dice solamente: «Tampoco yo te condeno.
Anda, y en adelante no peques más» (Jn 8,11). Sólo te
da ese consejo. Después de un mes, estamos en las mismas condiciones... Volvamos al Señor. El Señor nunca
se cansa de perdonar, ¡jamás! Somos nosotros los que
nos cansamos de pedirle perdón. Y pidamos la gracia
de no cansarnos de pedir perdón, porque él nunca se
cansa de perdonar. Pidamos esta gracia.
13
ÁNGELUS
(17 DE MARZO DE 2013)
DIOS, PADRE MISERICORDIOSO
En este quinto domingo de Cuaresma, el evangelio
nos presenta el episodio de la mujer adúltera (cf. Jn
8,1-11), que Jesús salva de la condena a muerte. Conmueve la actitud de Jesús: no oímos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino solamente palabras de amor, de misericordia, que invitan
a la conversión: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en
adelante no peques más» (v. 11). Y, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en
la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada
uno de nosotros? Ésa es su misericordia. Siempre tiene
paciencia, paciencia con nosotros, nos comprende, nos
espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a
Él con el corazón contrito. «Grande es la misericordia
del Señor», dice el Salmo.
15
LA MISERICORDIA CAMBIA EL MUNDO
En estos días, he podido leer un libro de un cardenal
—el Cardenal Kasper, un gran teólogo, un buen teólogo—, sobre la misericordia. Y ese libro me ha hecho
mucho bien. Pero no creáis que hago publicidad a los
libros de mis cardenales. No es eso. Pero me ha hecho
mucho bien, mucho bien. El Cardenal Kasper decía que
al escuchar misericordia, esta palabra cambia todo. Es
lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un
poco de misericordia hace al mundo menos frío y más
justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia
de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma
que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el
amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es
hermoso, esto de la misericordia.
EL SEÑOR PERDONA TODO
Recuerdo que en 1992, apenas siendo Obispo, llegó
a Buenos Aires la Virgen de Fátima y se celebró una
gran Misa por los enfermos. Fui a confesar durante esa
Misa. Y, casi al final de la Misa, me levanté, porque debía ir a confirmar. Se acercó entonces una señora anciana, humilde, muy humilde, de más de ochenta años. La
miré y le dije: “Abuela —porque así llamamos nosotros
a las personas ancianas—: Abuela ¿desea confesarse?”
Sí, me dijo. “Pero si usted no tiene pecados…” Y ella
me respondió: “Todos tenemos pecados”. Pero, quizás
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el Señor no la perdona... “El Señor perdona todo”, me
dijo segura. Pero, ¿cómo lo sabe usted, señora? “Si el
Señor no perdonara todo, el mundo no existiría”. Tuve
ganas de preguntarle: Dígame, señora, ¿ha estudiado
usted en la Gregoriana? Porque ésa es la sabiduría que
concede el Espíritu Santo: la sabiduría interior hacia la
misericordia de Dios.
DIOS NO SE CANSA DE PERDONAR
No olvidemos esta palabra: Dios nunca se cansa de
perdonar. Nunca. “Y, padre, ¿cuál es el problema?” El
problema es que nosotros nos cansamos, no queremos,
nos cansamos de pedir perdón. Él jamás se cansa de
perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca, no nos cansemos
nunca. Él es Padre amoroso que siempre perdona, que
tiene ese corazón misericordioso con todos nosotros.
Y aprendamos también nosotros a ser misericordiosos
con todos. Invoquemos la intercesión de la Virgen, que
tuvo en sus brazos la Misericordia de Dios hecha hombre.
17
REFERENCIAS A LA
MISERICORDIA EN
LA EXHORTACIÓN
APOSTÓLICA
“EVANGELII GAUDIUM”
( 24 DE NOVIEMBRE DE 2013)
3. Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia… Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y
otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos
otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una
ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede
devolvernos la alegría.
24. La comunidad evangelizadora experimenta que
el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor
(cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar
la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los
lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar
a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar
misericordia, fruto de haber experimentado la infinita
misericordia del Padre y su fuerza difusiva.
37. Santo Tomás de Aquino… explica que, en cuanto al obrar exterior, la misericordia es la mayor de todas
19
las virtudes … propio de Dios tener misericordia, en la
cual resplandece su omnipotencia de modo máximo.
44. Hay que acompañar con misericordia y paciencia
las etapas posibles de crecimiento de las personas que
se van construyendo día a día … A todos debe llegar el
consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que
obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus
defectos y caídas.
112. La salvación que Dios nos ofrece es obra de
su misericordia …La Iglesia es enviada por Jesucristo
como sacramento de la salvación.
114. Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo
con el gran proyecto de amor del Padre …La Iglesia
tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde
todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio.
164. Jesucristo con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre
… el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida
para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para
iluminarte, para fortalecerte, para liberarte».
179. Lo que hagamos con los demás tiene una dimensión trascendente: «Con la medida con que midáis,
se os medirá» (Mt 7,2); y responde a la misericordia
20
divina con nosotros: «Sed compasivos como vuestro
Padre es compasivo» (Lc 6,36-38).
188. La Iglesia, guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por
la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas.
193. El imperativo de escuchar el clamor de los pobres se hace carne en nosotros cuando se nos estremecen las entrañas ante el dolor ajeno. Releamos algunas
enseñanzas de la Palabra de Dios sobre la misericordia,
para que resuenen con fuerza en la vida de la Iglesia. El
Evangelio proclama: «Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia» (Mt 5,7; cfr. Sant 2,1213) … «Tened ardiente caridad unos por otros, porque
la caridad cubrirá la multitud de los pecados» (1 Pe
4,8).
194. las exhortaciones bíblicas que invitan con tanta
contundencia al amor fraterno, al servicio humilde y
generoso, a la justicia, a la misericordia con el pobre.
Jesús nos enseñó este camino de reconocimiento del
otro con sus palabras y con sus gestos. ¿Para qué oscurecer lo que es tan claro?
197. El corazón de Dios tiene un sitio preferencial
para los pobres, tanto que hasta Él mismo «se hizo pobre» (2 Co 8,9). Todo el camino de nuestra redención
está signado por los pobres. Esta salvación vino a nosotros a través del «sí» de una humilde muchacha de un
21
pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio … «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque
me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres» (Lc 4,18) … enseñó que la misericordia hacia ellos es la llave del cielo (cf. Mt 25,35s).
198. Para la Iglesia la opción por los pobres es una
categoría teológica antes que cultural, sociológica,
política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia» … Es necesario que todos nos dejemos
evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una
invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas
y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus
amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la
misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a
través de ellos. 285. En la cruz, cuando Cristo sufría
en su carne el dramático encuentro entre el pecado del
mundo y la misericordia divina … Jesús le dijo a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego le dijo al amigo amado: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27).
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MENSAJE PARA LA
CUARESMA 2015
(4 DE OCTUBRE DE 2014)
REVESTIDOS DE LA MISERICORDIA DIVINA
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal
en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia
con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio.
Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes
se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite
que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo
revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de
Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la liturgia del
Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro
no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo
debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio
sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los
pies por Cristo. Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn
13,8) y así pueden servir al hombre.
23
UN CORAZÓN MISERICORDIOSO
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones
de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo
de Cuaresma se viva como un camino de formación
del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus
caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no
significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al
tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje
impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del
amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En
definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias
pobrezas y lo da todo por el otro.
UN CORAZÓN SEMEJANTE AL DE CRISTO
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar
con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado
Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón
fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se
deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la
globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo
creyente y toda comunidad recorra provechosamente el
itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que
el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
24
Títulos colección Papa Francisco
Un educador tiene mucho de padre y de madre
Textos sobre la educación
Ir al encuentro de las almas
Textos sobre la catequesis
La Eucaristía, derroche de amor
Textos sobre la Eucaristía
La revolución de los jóvenes
Textos a los jóvenes
Madre, regálanos tu mirada
Textos sobre la Vírgen María
La evangelización se hace de rodillas
Textos a los sacerdotes y consagrados
La Misa en Santa Marta I
Meditaciones diarias
La Misa en Santa Marta II
Meditaciones diarias
La Misa en Santa Marta III
Meditaciones diarias
La Misa en Santa Marta IV
Meditaciones diarias
¡Déjate asombrar por Dios!
Audiciencias I
La familia, regalo de Dios
Textos sobre la familia
Aprender a ver con los ojos de Dios
Audiencias II
Cruzar la Puerta de la Misericordia
Jubileo de la Misericordia