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Fue escrito por:
Dr. Carlos Humberto Castelar
Cardiología, Medicina Interna , Terapia Intensiva
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DOLOR EN EL PECHO Parte I ¿ANGINA O INFARTO? Dr. Carlos H. Castelar Aunque luce paradójico, el dolor es muy importante para la salud. Si no fuera por el dolor no nos enteraríamos cuando tenemos una apendicitis, cuando algo nos quema o nos hiere, o cuando un alimento nos ha hecho daño. El dolor es una alarma que se activa cuando algo anda mal en alguna parte del cuerpo, de modo que todo dolor tiene su origen y su causa, muchas veces sin mayor importancia pero a menudo puede indicar el riesgo de morir o de sufrir graves complicaciones. Algunas veces el dolor es tan importante para saber lo que ocurre en el cuerpo, que dar una pastilla para suprimirlo puede no ser la mejor decisión. Esto es particularmente importante cuando se trata de un dolor abdominal, porque al suprimir el dolor y suprimir otros síntomas, una apendicitis o cualquier otro problema abdominal, pueden pasar inadvertidos y complicarse posteriormente con una peritonitis o cualquier otro problema de mayor gravedad. Cuando el dolor se presenta en el pecho, nos preocupamos aún más, y con sobrada razón, por su frecuente relación con enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, este síntoma puede tener muchos lugares de origen, entre ellos pulmones, bronquios, corazón, vasos, ganglios, músculos, tendones y huesos. Solamente uno de cada diez casos de dolor en el pecho están relacionados con enfermedad cardiovascular; pero, por otra parte, algunas enfermedades del corazón pueden causar la muerte sin síntomas previos. No está demás, por lo tanto, consultar a un médico cuando un dolor en el pecho nos inquieta. Las características del dolor torácico son muy importantes para el diagnóstico, aunque pueden en algún momento confundir al médico en vez de ayudarlo. El punto de inicio, la localización, la extensión a otros puntos cercanos del pecho, la intensidad, la duración y la presencia de otros síntomas acompañantes permiten al médico forjarse una idea preliminar de la causa del dolor. No obstante, el papel que tienen otros elementos del diagnóstico como el examen del paciente, el electrocardiograma, la radiografía del tórax y algunos análisis de la sangre, son muy útiles en el diagnóstico definitivo. La angina de pecho y el infarto son parte de un mismo proceso: la obstrucción parcial o total de las arterias coronarias, que son los vasos sanguíneos que proveen al corazón de oxígeno y otras sustancias. El dolor típico de la angina de pecho se presenta generalmente cuando se hace algún tipo de esfuerzo físico, y se caracteriza como una sensación de opresión en el pecho; lo que algunos pacientes describen como la sensación de un gran peso o un "atoramiento" en el centro del tórax. Se suele irradiar o "regar" al resto del tórax, a la mandíbula, a ambos hombros, especialmente el izquierdo y a veces hasta la mano de este mismo lado, raras veces a la espalda o el abdomen; los síntomas pueden leves, moderados o severos, pero su duración es limitada a unos diez o quince minutos. El dolor del infarto, en cambio, es más severo y prolongado, hasta por una hora o más, aún permaneciendo en reposo. Ambos cuadros suelen acompañarse de sensación de debilidad, sudoración y piel fría, en grado variable. Los antecedentes familiares de enfermedad coronaria o de diabetes, eventos cardiovasculares, fumado, hipertensión, colesterol o azúcar elevados, falta de ejercicio y exceso de peso ayudan mucho en el diagnóstico, ya que sin la presencia de uno o más de estos “factores de riesgo”, la posibilidad de una enfermedad de las arterias coronarias disminuye considerablemente, aunque no desaparece. No suele ser de origen cardíaco el dolor del pecho que se presenta o que aumenta con los movimientos del tórax, los miembros o el cuello, el que se presenta al respirar profundo, el "piquetazo" instantáneo, o el que se quita cuando se hace ejercicio, cuando se está muy ansioso o con fiebre. La Prueba de Esfuerzo es un examen muy valioso para establecer el diagnóstico preciso.