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La felicidad está afuera, no adentro
Para ser felices debemos vivir no para nosotros mismos solamente sino para Dios y los
demás. La prioridad de nuestro corazón debe ser deleitarnos en Dios y encontrar el
gozo en dar la vida por los demás.
Me mostrarás el camino de la vida, me concederás la alegría de tu presencia y el placer
de vivir contigo para siempre.
Salmo 16:11
Sin embargo, me alegraré aun si tengo que perder la vida derramándola como ofrenda
líquida a Dios, así como el fiel servicio de ustedes también es una ofrenda a Dios. Y
quiero que todos ustedes participen de esta alegría.
Filipenses 2:17
Cada uno de nosotros tiene tres áreas de enfoque en las que tenemos que trabajar y
crecer y que están contenidas en el gran mandamiento.
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este
es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es
igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:37-38
1. Jornada hacia arriba: Nuestra relación con Dios. Se enfoca en Jesús, en
enamorarse de Jesús como tu salvador y adorarlo en respuesta a su increíble
amor.
2. Jornada hacia adentro: Es la jornada del corazón. Se enfoca en sanar nuestro
corazón y aprender a vernos como Dios nos ve.
3. Jornada hacia fuera: Es acerca de ayudar a la gente a nuestro alrededor con el
poder del Espíritu Santo.
Cuando miremos hacia adentro, debemos hacerlo junto al Espíritu Santo, dejando que
Él nos examine y sane nuestro corazón, no para sentir lástima por nosotros mismos.
La introspección es una trampa que nos lleva a la comparación y la depresión. El
diablo quiere que te enfoques en ti mismo y mantengas tus pensamientos enfocados
en justificar tu incredulidad, en por qué no puedes hacer nada o en tus carencias. Pero
la verdad es que Dios está contigo y te va a equipar.
Cuando nos desanimamos es porque ponemos nuestra esperanza en nosotros mismos
y no en Dios.
Me dije: «Tendré cuidado con lo que hago
y no pecaré en lo que digo.
Refrenaré la lengua
cuando los que viven sin Dios anden cerca».
Pero mientras estaba allí en silencio
—sin siquiera hablar de cosas buenas—,
el torbellino en mi interior se hizo cada vez peor.
Cuanto más pensaba,
más me enardecía,
hasta que disparé un fuego de palabras:
«Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra.
Recuérdame que mis días están contados,
¡y cuán fugaz es mi vida!
Salmo 39:1-4
El salmista tuvo mucho tiempo para pensar y en sus pensamientos, se llenó de
frustración.
No podemos encontrar satisfacción si sólo trabajamos en nuestros problemas (la
jornada Hacia Adentro ). Y si adoramos y oramos con frecuencia (la jornada Hacia
Arriba) pero no ministramos a otros, siempre sentiremos que nos falta algo.
Cuando servimos a otros encontramos mayor satisfacción que cuando nos
centramos en nuestros problemas. Hemos sido diseñados para ser felices cuando
hacemos felices a otros.
Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los
que están en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más
bendición en dar que en recibir.”
Hechos 20:35
A algunos cristianos les es difícil amar a otros porque no se han enamorado
completamente del Señor o no se aman a sí mismos. Por eso necesitamos ser llenos
de su presencia.
Igualmente, la gente que se siente satisfecha cuando ayuda a otros (la jornada Hacia
Afuera), debe recargar su alma. Para dar amor y vida, debemos estar llenos
continuamente para ministrar desde la abundancia y llenura de nuestra alma. Por eso
necesitamos la tres jornadas.
Examina hoy en qué jornada estás fallando y dónde te estás enfocando. ¿Qué
cambios debes hacer hoy para balancear las tres jornadas en tu caminar diario?