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sumario
Aunque se ha dicho que quien mueve las piernas mueve el corazón, y de paso disminuye el
riesgo de tener hipertensión arterial o de sufrir un infarto agudo de miocardio, existe una
serie de controversias sobre la práctica de ejercicio físico en la HTA. Así, no está
demostrado que éste evite la aparición de HTA a largo plazo, se desconoce el tiempo
mínimo y la intensidad física que consigue efectos beneficiosos sobre la presión arterial y
es difícil saber cuántos hipertensos pueden seguir los programas de entrenamiento que se
han mostrado eficaces en reducir la PA.
Riesgos y beneficios del ejercicio físico
en la HTA
l ejercicio o actividad
física se podría definir como la realización de un movimiento voluntario mantenido en un
espacio de tiempo.
Entre los factores que intervienen en la realización del
movimiento predominan dos
procesos fundamentales: el
mecánico y el energético. En el
proceso mecánico intervienen
dos elementos, el soporte constituido por el sistema osteoarticular y el motor constituido por
el sistema neuromuscular. El
sistema muscular ejerce su
acción sobre las palancas óseas,
transformando la energía química en trabajo mecánico.
El músculo estriado esquelético está controlado por el sistema nervioso central, que a
través de la información que
recibe del músculo y por
medio de sistemas reguladores
es capaz de controlar características básicas para el ejercicio como son la fuerza, la
velocidad de contracción o la
coordinación. En base al proceso mecánico, la actividad
física puede clasificarse en:
- Ejercicio isotónico: Cuando el músculo modifica su longitud, al desarrollar la tensión.
- Ejercicio isométrico: Cuando la tensión muscular no puede
modificar la resistencia externa,
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el músculo no varía su longitud
al desarrollar la tensión. En la
mayoría de los deportes existentes, e incluso en la vida cotidiana, se combinan ambos tipos
de contracción en los diferentes
músculos del organismo, por lo
que se debe hablar de ejercicios
isométricos o predominantemente isotónicos.
Por otro lado, si se toma
como base el proceso energético, podemos clasificar la actividad física en:
- Ejercicio aeróbico: Es el
tipo de ejercicio en el cual se
utilizan como fuente energética el glucógeno, la glucosa y
las grasas, que se metabolizan
en el interior de las mitocondrias en presencia de oxígeno
y, mediante la fosforilación
En los
hipertensos el
programa de
actividad física
debe ir
encaminado a la
obtención de un
buen estado de
salud y forma
oxidativa y la cadena de transporte de electrones, obtiene
ATP, anhídrido carbónico y
agua como productos finales.
- Ejercicio anaeróbico: Se le
denomina así porque en su
metabolismo no precisa la presencia de oxígeno. Existen dos
tipos: aláctico y láctico. El
ejercicio anaeróbico aláctico
utiliza como fuente energética
el ATP y el creatín fosfato
almacenados en la fibra muscular, es de utilización inmediata
y no produce ningún producto
final. En el ejercicio anaeróbico láctico la fuente energética
utilizada será la glucosa y el
glucógeno, que se metabolizan
en el citoplasma celular por
medio de la glucólisis anaeróbica, dando como producto
final el ácido láctico, responsable de la fatiga muscular.
La utilización de un sistema u
otro depende exclusivamente de
la intensidad y duración del
ejercicio, pero todos ellos actúan
desde el inicio del ejercicio y
conforme se va agotando uno,
va siendo sustituido por otro.
Todo ello supone un problema en la práctica para la clasificación de la actividad física.
No obstante, la clasificación
más comúnmente utilizada es
una combinación de las anteriores y es la de ejercicio dinámico y ejercicio isométrico. El
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término ejercicio dinámico
hace referencia a la actividad
realizada mediante la contracción rítmica de músculos flexores y extensores, contra una
resistencia constante y utilizando preferentemente la vía
metabólica aeróbica. Por su
parte, el ejercicio isométrico
hace referencia a la actividad
física realizada mediante contracciones musculares isométricas y utilizando predominantemente la vía metabólica
anaeróbica.
to cardíaco (GC) y de la presión arterial (PA) y que es
común para todos los tipos de
ejercicio.
Por lo que respecta al ejercicio dinámico una vez iniciado, se produce un aumento del
GC y una redistribución de
dicho gasto hacia los músculos
activos. El incremento del GC
depende de la elevación de la
FC (que será proporcional a la
intensidad del ejercicio y al
consumo de oxígeno) y del
volumen sistólico (VS), que se
incrementa al elevarse el retorno venoso por efecto de la
Respuesta cardiovascular
Durante el ejercicio físico
tiene lugar -en todos los individuos- una serie de modificaciones en el sistema cardiovascular, cuya única finalidad es
aportar el oxígeno y los
nutrientes necesarios al músculo activo.
El inicio de toda actividad
física lleva consigo una fase
de anticipación previa, que se
caracteriza por un aumento
del tono simpático y que provoca un aumento de la frecuencia cardíaca (FC), del gas-
En los
hipertensos
no controlados el
ejercicio puede
producir una
elevación
excesiva de la
presión arterial
vasodilatación en los músculos
activos, el efecto de bomba
ejercido por estos músculos y
la vasoconstricción venosa
secundaria al aumento del estímulo simpático.
El estímulo del sistema nervioso simpático origina una
redistribución del flujo sanguíneo de los músculos activos,
contribuyendo de esta forma a
elevar el volumen de sangre
circulante. El metabolismo de
los músculos activos libera
sustancias locales (K+H+, ácido
láctico, ADP,...) que ocasionan
una vasodilatación y una caída
de las resistencias vasculares
sistémicas.
Así pues, al comenzar el
ejercicio dinámico, el aumento
del GC precede a la disminución de las resistencias vasculares periféricas, por lo que se
produce un aumento considerable de la PA sistólica (PAS)
que continúa elevándose si la
intensidad del ejercicio es progresiva. Si el ejercicio lo realiza un hipertenso borderline, la
PAS aumenta igual que en el
normotenso, pero si el hipertenso tiene mayor edad la PAS
sube más. Por el contrario, la
PA diastólica (PAD) sufre
ligeros cambios o bien no se
modifica.
En un estudio retrospectivo
realizado por investigadores
del St Barnabas Medical Center de Livingston, New Jersey, y de la Universidad de
Medicina de Newark, New
Jersey, los resultados demostraron que con ejercicio en un
ergómetro de bicicleta con
frenado electrónico, a potencias bajas, sólo los pacientes
hipertensos presentaban unas
presiones sistólicas y diastólicas superiores a las de los
normotensos,
pero
con
aumento paralelo a medida
que se incremente la carga de
trabajo, es decir, hipertensos
y normotensos mantienen
aproximadamente las diferencias existentes entre ellos en
la situación basal. Sin embargo, para los grados de esfuerzo físico superiores, las respuestas hemodinámicas de los
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en el ejercicio máximo; un
aumento del flujo periférico;
y un aumento de la diferencia
AV de oxígeno, y de su consumo máximo tan sólo en el
ejercicio máximo.
Por lo que respecta a la PA,
en la mayoría de los estudios
se comprueba un descenso en
la PA media (PAM), PAS y
DAD, tanto en reposo como en
el ejercicio submáximo en
sujetos normotensos, y más
aún en pacientes hipertensos.
Se ha comprobado igualmente
que el ejercicio físico regular
mejora la forma física y desciende las cifras de PA en los
niños.
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individuos hipertensos y los
normotensos eran indiferenciables, no existiendo diferencias significativas en la presión sistólica entre ambos
grupos. Es decir, con un buen
control, los programas de
ejercicios para hipertensos
pueden incluso utilizar de forma segura unos objetivos de
carga de trabajo elevada.
En cuanto al ejercicio isométrico, se caracteriza por una
contracción muscular sostenida. Está presente en la mayoría
de las actividades de la vida
diaria, formando parte de los
programas de entrenamiento en
casi todos lo deportes competitivos.
La respuesta cardiovascular
(CV) al ejercicio isométrico se
caracteriza por una elevación
de la PAS y PAD inducida por
mecanismos quimiorreflejos a
nivel muscular, que actúan
cuando disminuye el flujo sanguíneo a los músculos contraídos.
A la respuesta presora contribuyen también mecanismos
neurales de origen central y
otros mecanismos como la
maniobra de Valsalva, que normalmente acompaña a las contracciones isométricas.
La elevación más importante
de la PA durante las contracciones isométricas se observa
en la PAD, como consecuencia
de un aumento en las resistencias vasculares periféricas y
del mantenimiento del GC, y la
magnitud de la respuesta está
en relación con la duración de
la contracción isométrica y con
el porcentaje de masa muscular
empleada.
En el caso de los individuos que realizan un entrenamiento deportivo regular y de
intensidad suficiente, se producen una serie de cambios
adaptativos que tienen como
objetivo primordial aumentar
la capacidad funcional del
individuo y su rendimiento
ante la situación de sobrecarga. Pueden observarse tanto a
nivel general (fundamentalmente en el sistema cardiovascular) como a nivel local
(en los músculos implicados).
Así pues, como consecuencia
del entrenamiento dinámico
se producen una serie de
variaciones: un aumento del
volumen sanguíneo a la masa
muscular; una disminución de
la FC tanto en reposo como
en el ejercicio submáximo,
reducción que será proporcional a la intensidad del ejercicio realizado; un aumento
del VS a expensas del aumento del diámetro diastólico
interno del ventrículo izquierdo; un aumento del GC sólo
Características del
ejercicio físico
No hay que olvidar que la
HTA es un factor de riesgo
cardiovascular y que en los
individuos hipertensos el programa de actividad física debe
ir encaminado a la obtención
de un buen estado de salud y
forma física.
En primer lugar, y dado
que durante el ejercicio se
produce un aumento de la presión arterial cuando se realizan aceleraciones de la intensidad del esfuerzo, en general
serían recomendables ciertas
precauciones en los individuos hipertensos antes de iniciar un ejercicio físico de alta
intensidad, siendo preferible
la realización de una actividad física de intensidad baja o
moderada.
Por otro lado, hay que señalar que el programa de ejercicio físico más deseable ha de
ser individualizado en cada
caso, teniendo en cuenta diferentes aspectos del ejercicio:
tipo, frecuencia, duración,
intensidad y progresión. No
obstante, existen una serie de
características básicas que serían
aplicables a cualquier individuo hipertenso al que le prescriba una actividad física.
En la mayoría de pacientes
hipertensos, y supuesto que la
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HTA es una patología más
común en pacientes con edades
superiores a los 35 años y
mucho más rara en edades
inferiores, -a priori- el ejercicio aeróbico sería el más
deseable, debiéndose evitar las
intensidades altas y las actividades isométricas. Además, el
ejercicio debería realizarse -en
general- con una frecuencia de
4-5 veces por semana y con
una duración de 30-60 minutos; la intensidad debe mantenerse entre el 40-70% del VO2
max; y en caso de que el individuo realice entrenamiento
con pesas, dicho entrenamiento
deberá consistir en muchas
repeticiones con poca resistencia.
En el hipertenso deben
tenerse en cuenta también otra
serie de consideraciones para
el ejercicio: la medicación
puede disminuir las resistencias periféricas totales con un
mayor tiempo de vuelta a lo
habitual; la medicación puede
limitar el GC; y los diuréticos
pueden producir una disminución del K, e inducir arritmias.
La influencia de la actividad
física de alta intensidad en el
individuo hipertenso es un
tema controvertido, y merece
una atención especial. A este
respecto, los investigadores del
Hospital Universitario de
Zurich, Suiza, llevaron a cabo
un estudio con el objetivo de
examinar los efectos sobre la
HTA de dicha actividad física,
en el que 11 voluntarios normotensos participaban en una
carrera de 7 Km, en la que
debían correr de manera continuada o bien correr a intervalos de 2 minutos, efectuándose
posteriormente durante el resto
del día y hasta la mañana
siguiente un registro ambulatorio de 24 horas de la frecuencia cardíaca y de la presión
arterial. Al cabo de 1 semana,
se repetía la carrera, pero los
que habían utilizado los intervalos de 2 minutos en la primera ocasión pasaban a una
carrera de intensidad continua
y viceversa.
Durante las 2 horas inmediatamente posteriores al ejercicio, la presión arterial se
redujo en ambos grupos. Sin
embargo, se observó que la
carrera continua afecta fundamentalmente a la presión arterial sistólica, mientras que la
carrera a intervalos tuvo su
máximo efecto sobre la presión
diastólica. Los autores del
estudio concluyen que un ejercicio con intervalos de alta
intensidad puede resultar útil
para reducir la presión arterial
en individuos hipertensos que
por lo demás gocen de buena
salud.
Riesgos y beneficios en el
paciente hipertenso
Aunque se ha dicho que
quien mueve las piernas mueve
el corazón, y de paso disminuye
el riesgo de tener HTA o de
sufrir un infarto agudo de miocardio, existen una serie de controversias sobre la práctica de
ejercicio físico en la HTA. Así,
no esta demostrado que la práctica de ejercicio físico evite la
A largo
plazo, el
ejercicio
isométrico
podría
contribuir a la
hipertrofia
concéntrica del
corazón de los
hipertensos, y
teóricamente
podría aumentar
su
morbimortalidad
cardiovascular
aparición de HTA a largo plazo,
se desconoce el tiempo mínimo
y la intensidad física que consigue efectos beneficiosos sobre
la PA; y es difícil saber cuántos
hipertensos pueden seguir los
programas de entrenamiento
que se han mostrado eficaces en
reducir la PA.
En cuanto a los beneficios
del ejercicio físico sobre la PA,
podríamos dividirlos en 2 grandes grupos: específicos y generales. Entre los específicos hay
que señalar el descenso de la FC
(menor actividad autonómica);
la disminución de la PA por
descenso de las resistencias vasculares periféricas; la evitación
del hiperinsulinismo; la disminución de los niveles de catecolaminas plasmáticas, especialmente la noradrenalina; y
reduce el riesgo de cardiopatía
coronaria. Como beneficios
generales destacan: favorecer la
pérdida de peso y el mantenimiento del peso ideal; la modificación del perfil lipídico,
haciéndole menos aterogénico;
aumento de la actividad fibrinolítica del plasma con disminución del fibrinógeno, de la agregación plaquetaria y aumento de
la síntesis hepática de factores
de coagulación; la reducción de
la pérdida de calcio por el hueso, previniendo la osteoporosis
y las fracturas; disminución de
los niveles de ansiedad y depresión, así como aumento de los
niveles de autoestima; aumento
de la sensación de bienestar y
del umbral del dolor; disminución del trabajo respiratorio al
mejorar la cinética del diafragma y, por tanto, una menor sensación de fatiga; e indirectamente, una disminución del
hábito tabáquico, de café y alcohol.
Por lo que respecta a los riesgos, existen básicamente dos: en
hipertensos no controlados el
ejercicio puede producir una elevación excesiva de la PA. A largo plazo, el ejercicio isométrico
podría contribuir a la hipertrofia
concéntrica del corazón de los
hipertensos, y teóricamente
podría aumentar su morbimortalidad cardiovascular.
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