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DESGLACIACIÓN DE LA CORDILLERA BLANCA Y
ADAPTACIÓN DE ANCASH AL CAMBIO CLIMÁTICO
Por: Dante Lecca (*)
El pequeño reptil llamado por aquí cañán, una especie de lagartija gorda, de
color gris verde anaranjado, permanece quieto en la mano de la niña María
Rodríguez, atontado por el quemante sol y la mordida mesurada del perro que
lo atrapó, para que sirva de alimento en el hogar campesino de la parte baja
del valle de Lacramarca, en un extenso bosque seco.
En este lugar no hay más agua que la que traen con pereza las delgadas
acequias cuando llueve en las alturas; por eso quien desee cultivar en forma
permanente deberá hacerlo extrayendo agua de pozos subterráneos. “En
anteriores años han sido época de sequía, este año sí, entre enero y mayo, ha
llovido regular”, me dice Julio Valverde, agricultor de la zona.
Hugo Marquezado, director de la Ong Atusparia y Presidente de la Sociedad
Nacional del Ambiente, ha venido a dialogar con los dirigentes de la
Comunidad Campesina de Lacramarca, con el objeto de elaborar un proyecto
para recuperar el bosque seco y sembrar plantaciones complementarias,
utilizando las potencialidades que brinda este valle para el desarrollo
sostenible.
La utilización de las aguas subterráneas es posible con un proyecto colectivo
de pozos tubulares complementado con riego tecnificado. La disponibilidad de
agua en los acuíferos de la costa de Ancash se calcula en 229 millones de
metros cúbicos por año, solo en los valles de Santa, Lacramarca, Nepeña y
Casma.
Después de varias reuniones el proyecto se trunca por falta de interés de los
agricultores. “Es la tercera vez que tratamos de coordinar este proyecto, sin
resultados”, me confiesa Marquezado, un tanto apenado. Los lacramarquinos
prefieren cortar la leña y esperar que las lluvias de la sierra sean buenas y se
escurran hasta la parte baja. Como disponen también de tierras en la parte
alta, con eso se mantienen, acostumbrados a un tiempo de pocos esfuerzos,
sin progreso.
Esto es así porque en la parte alta de los valles no falta el agua, los pequeños
agricultores se abastecen de las lagunas que almacenan el agua de los
deshielos y de las lluvias. Y aunque se ha empezado a divulgar los efectos de
la desglaciación, los campesinos no sienten temor al respecto pues cuentan
con más de 260 lagunas como reservorios naturales. Es cierto que se prevé
una disminución de las lluvias, pero la sequía, según informan recientes
estudios científicos, como el monitoreo satelital de la Universidad de
Massachussets, se está acentuando más en la sierra del sur peruano, no tanto
así en el centro y norte.
Sin embargo, las inundaciones, huaycos y aludes sí son un problema a
considerar en Ancash. Según el Instituto Nacional de Defensa Civil, en los
últimos 17 años se ha producido 190 emergencias de diverso grado solo en el
ámbito del Callejón de Huaylas, ocasionadas por exceso de lluvias, incluidos el
fenómeno de El Niño. El porcentaje de frecuencias con que se presentan los
eventos naturales son: inundaciones 47%, lluvias 15%, huaycos 13%,
deslizamientos 9%. Este aspecto está siendo considerado como un tema
central para la elaboración de los planes de adaptación frente al cambio
climático.
Lo que piden los agricultores es que se construyan diques para que puedan
disponer del agua de estas lagunas. El Ing. Galecio Bobadilla funcionario del
Proyecto Especial de Irrigación CHINECAS señala que solamente de 11
lagunas como Parón, Cullicocha, Aguashcocha, Rajucocha, Shallap,
Querococha, Hatún Cocha, Gueshguecocha, Piticocha, Chalhuacocha,
Pelagatos, Pusac Cocha, Conococha y otros embalses pequeños se podría
disponer de 250 millones de metros cúbicos al año.
En la “Agenda para la gestión integral de la cuenca hidrográfica del Santa en
un escenario de cambio climático”, elaborado y publicado en marzo del 2008
por el Foro para el Manejo Integral de la Cuenca del Santa; se concluye que la
demanda del agua de la cuenca con un horizonte de 100 años se satisfacería
con una serie de obras de regulación, por el orden de 1,049 millones de metros
cúbicos (MMC/año).
Estas regulaciones serían usando las aguas subterráneas (229 MMC/año), la
regulación de las lagunas en la Cordillera Blanca (200 MMC/año), regulación
en la cuenca alta del río Santa (200 MMC/año), embalse de Cascajal del
Proyecto Especial CHINECAS (100 MMC/año) y el embalse de Palo Redondo
del Proyecto Especial CHAVIMOCHIC (320 MMC/año), proyectos de desarrollo
a ambos márgenes del río
Esto es en un hipotético y financiado futuro, pero actualmente este río, formado
por los afluentes de 67 distritos de 11 provincias de dos regiones, Ancash y La
Libertad, al ser alimentado por los glaciares de la Cordillera Blanca corre un
serio peligro. Como se ha dicho numerosas veces, en los últimos 30 años
estos glaciares han disminuido en la mitad de su masa y se calcula su
desaparición dentro de igual número de años.
“Es probable que dentro de 30 a 50 años el río Santa baje seco o con un
caudal muy ínfimo”, me dice el ingeniero Cesar Portocarrero, investigador que
más conoce de la desglaciación de la Cordillera Blanca, quien ha venido
estudiando y midiendo los nevados de Ancash y el sur del Perú desde hace
más de 20 años.
Para mayor conocimiento de Portocarrero diremos que trabaja desde 1979 con
el Dr. Lonnie Thompson, pionero de las investigaciones en hielo a gran altura y
quien fue uno de los principales expertos en el cambio climático mundial que
asesoró al ex vicepresidente de EE.UU Al Gore, en la elaboración de su
documental Una verdad incómoda.
“Pareciera que ante la desaparición de los nevados hay una gran reserva de
agua que son las lagunas, ¿cómo se podría utilizar estas lagunas para una
buena gestión y abastecimiento de agua?”, le pregunto a Portocarrero en su
domicilio cerca de la plaza de armas de Huaraz. “Las lagunas son unos
reservorios que la propia naturaleza nos ha brindado –contesta–; de tal manera
que nosotros debemos aprovechar esos vasos porque guardar agua en las
lagunas cuesta de 3 a 10 centavos de dólar por metro cúbico, mientras que
guardar en reservorios artificiales cuesta entre 1 dólar a 1.5 dólares el metro
cúbico. Y hay que tener en cuenta básicamente que en el futuro el recurso
hídrico va a depender de las lluvias, por lo tanto debemos monitorear
exhaustivamente el ciclo hidrológico, las precipitaciones en cada uno de los
valles de nuestro país.”
Del puente sobre el río Santa que comunica la costa norte y el sur del Perú, y
que forma parte de la carretera Panamericana, desciendo por la ribera y lo
primero que encuentro son cerros de basura que son arrojados por las
comunas aledañas. Lo mismo pasa en todo su recorrido, pues este río es visto
como vertedero de basura, desagües y relaves mineros.
Más allá del basural, decenas de mujeres y niños lavan zanahorias en bolsas
de redes, para que no se las lleve el río, aunque algunas van a parar a la
playa, junto a arbustos, cangrejos muertos y peces de pocos centímetros que
han sido arrojados por los pescadores artesanales, por no servir para alimento,
pero que de todas maneras han quedado atrapados en sus redes.
Cruzando las poblaciones de Santa y Rinconada, en la margen izquierda del
río, se encuentra el poblado de Vinzos donde la gente descansa al mediodía,
tirados en la vereda de sus casas de adobe bajo una sombra de esteras. Al
costado, muy cerca, el río baja cargado por la lluvia de la sierra, dando la
sensación de que el agua es abundante y que nunca se acabará, aunque entre
los meses de junio y noviembre el caudal baja y es insuficiente para cubrir las
demandas de ambos lados de la cuenca.
Oscar Ichikawa, descendiente de inmigrantes japoneses, agricultor de Vinzos y
que fue alcalde del distrito de Santa, me lleva a ver el reservorio del agua
potable que consume la población. Sencillamente es una piscina de concreto
donde se llena de agua de un canal de regadío y así va directamente a las
casas. “’¿No hay ningún análisis o tratamiento para mejorar la calidad del
agua?”, le pregunto. “A veces le echan un poco de cloro”, responde.
En similar situación se encuentran muchos poblados rurales, en la parte alta y
media de la cuenca, respecto al agua potable; de allí que la mayoría de los
casos de enfermedades sean gastrointestinales, como me corroboró la jefa del
puesto de Salud de Huacaschuque, Provincia de Pallasca, Josefina Ramos.
Esto sin mencionar los metales pesados que arrastra el río de los relaves
mineros, cuyas consecuencias ni siquiera son medibles en la salud humana
por no existir laboratorios especializados en Ancash.
En mayo del 2009 un equipo de investigación dirigido por el ingeniero Juan
Guerrero Barrantes, catedrático de la Universidad Agraria La Molina y
consultor de las Naciones Unidas, terminó el estudio de “Evaluacion local
integrada de la cuenca del río Santa”, como parte de la Segunda
Comunicación Nacional del Perú a la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático.
La verdad es que acerca de la desglaciación de la Cordillera Blanca y sus
consecuencias en las actividades humanas y la naturaleza se ha escrito
bastante. Los principales documentos sobre el calentamiento global lo
mencionan como un caso de alto riesgo. Sin embargo estos estudios e
investigaciones no se encuentran al alcance de la población interesada y
demoran en convertirse en planes de acción porque no cuentan con una
institucionalidad operante, ni un financiamiento acorde a su dimensión e
importancia.
Los países desarrollados, que son los mayores contaminantes del planeta,
inventan trucos de toda especie en las reuniones internacionales para evadir
sus responsabilidades, preocupados más por solucionar sus crisis internas,
con una falta de solidaridad y sensibilidad que cuestiona las raíces de esta
civilización democrática.
Hay mucho por hacer en la cuenca del Santa, según los estudios y
especialistas que hemos consultado. Entre las principales acciones a
implementar se encuentran proyectos de forestación y de riego tecnificado,
regulación de los recursos hídricos, establecimiento de estaciones de
monitoreo hidro metereológico,
daptación de cultivos, reubicación de
poblaciones en riesgo, construcción de reservorios y represas, educación y
sensibilizacion a la población para el buen uso del agua, planes de prevención
y mitigación de desastres, entre otros.
El ingeniero Erick Mautino Minaya, Gerente de Recursos Naturales y Medio
Ambiente de la Región Ancash, nos señala. “Venimos implementando el Plan
Regional de Desarrollo Forestal, hasta el 2021 está proyectado, se contempla
varios proyectos, uno de ellos es el de Sihuas que tiene una inversión de 27
millones de soles. Otro proyecto de forestación se ubica en la cuenca alta y
media del río Santa, con una inversión de 10 millones de soles. La meta del
plan al 2021 es forestar el 60% de los suelos con aptitud forestal de todo
Ancash. Otras medidas consisten en el riego tecnificado, el otro es el
tratamiento de aguas residuales para usarlas para riego, tal vez más adelante
exista tecnología para utilizarla en agua potable. Hay recomendaciones que
todo Ancash debe tener estaciones hidro metereológicas para predecir los
cambios del clima” .
“Si hablamos de riego tecnificado, eso tiene un costo y la pequeña agricultura
de la sierra ¿puede optar por eso o también por otros mecanismos?”, le
pregunto. “Lo que tenemos que ver es que el riego tecnificado por goteo o por
aspersión es en la Cordillera Negra donde debemos incidir más, en la
Cordillera Blanca hay agua, pero se nota conflictos con la actividad minera o
hidroenergética, pues se acaparan el agua de las represas y deja en escasez a
los agricultores. Por ejemplo en la Laguna Parón, en Caraz, con la Duke
Energy”.
Caraz es una de las ciudades más calurosas y bellas del Callejón de Huaylas
ubicada en la cuenca media a 2,250 msnm, donde la agricultura, la ganadería,
las flores y las frutas encuentran su esplendor; y donde se preparan dulces,
manjarblanco y los mejores helados del mundo, esto sin chauvinismo de
ninguna clase. Esto es así porque los helados se elaboran con abundante
leche del ganado de la zona y la pulpa fresca de frutas como ciruela, uva,
chirimoya, lúcuma y como veinte sabores más.
Sentado en la plaza de armas, mientras me devoro varios barquillos de
helados, espero a Luis Baca Mendoza, Presidente de la Comisión de
Regantes de la microcuenca Parón-Llullán, quienes desde julio del año
pasado, junto a la población han tomado las instalaciones de la Laguna de
Parón, la más grande del Callejón de Huaylas, arrebatándola a la empresa
hidroenergética Duke Energy.
Esta empresa aunque no contaba con Estudio de Impacto Ambiental tenia una
licencia para descargar 8 m3/s, pero lo hacía arrasando con las captaciones de
regadio, con las bocatomas artesanales de los campesinos, llegando incluso a
colapsar la planta de tratamiento de agua potable de Caraz por arrastrar
sedimentos.
“El 17 de julio 2008 –me cuenta Luis Baca– llega un documento a mis manos
de la empresa Duke Energy informándonos que van a descargar la laguna de
Parón durante cuatro meses cuando ya la Laguna se encontraba en un charco
de agua, siendo el único sustento para 16 mil regantes y toda la población de
provincia de Huaylas. El 29 de julio del 2008, al no poder soportar este
desorden y abuso de la empresa llegamos a la laguna, a tomar las
instalaciones. Comprendemos que es ilegal, pero el pueblo estaba obligado de
accionarnos en esa forma. A partir de esa fecha seguimos con ese problema
cuanto más antes pedimos a las autoridades principales, como son Autoridad
Nacional del Agua, Ministerio de Agricultura, Ministerio del Medio Ambiente,
para que tomen cartas en el asunto y solamente dejan pasar el tiempo, sin
encontrar una solución.”
“Y cuál sería la solución?”, le pregunto. “Nosotros queremos participar pero en
acuerdo, tampoco no lo negamos a la empresa Duke Energy que puede ser un
usuario, pero donde le corresponde, donde le pertenece, a prioridades del
agua, pero conforme lo dice la ley, respetando las prioridades, no como ahora
donde ellos están primeros y nosotros en última parte.”
Lo que menciona Luis Baca es importante, que las aguas de la Laguna de
Parón, como de cualquier recurso hídrico, sea administrado por todos los
usuarios y distribuido el agua de acuerdo a las prioridades y necesidades. Y
esto tiene que ver con la organización y concertación de actores, terreno en el
cual se dejan notar muchas debilidades. El Foro que vino funcionando hasta el
2008 se ha desactivado por no recibir ningún apoyo del Estado, se ha creado
el Ministerio del Ambiente del Perú pero solo tiene una pequeña oficina en
Chimbote y no cuenta con una estructura administrativa ni presupuesto en la
Región Ancash, más que las donaciones del PNUD para hacer estudios
puntuales.
A nivel de la región se ha creado un Grupo Técnico para coordinar este plan de
adaptación, pero recién se está articulando como un grupo burocrático, sin
concertación con la sociedad civil. Existieron comisiones ambientales
regionales de la costa y la sierra, que tampoco funcionan. El Gobierno ha
emitido una serie de dispositivos legales que alteran el régimen de propiedad y
conservación de los recursos naturales que ha llevado a que los pueblos
amazónicos estén varios meses de huelga.
Como parte de este paquete de decretos legislativos que buscan adecuar el
Perú a los Tratados de Libre Comercio se ha desactivado, en vez de
fortalecerlas, a las Autoridades Autónomas de Cuencas, como la del Santa, y
en su reemplazo se ha conformado, desde arriba, la Autoridad del Agua, lo que
ha provocado un desbarajuste completo, incidiendo en la desorganización de
los actores locales.
Según el ingeniero Erick Mautino la estructura de la gestión ambiental estará
compuesto por un Grupo Técnico del Gobierno Regional, el cual tendrá un
comité ejecutivo y una asamblea más amplia con todos los sectores; mientras
que las comisiones ambientales regionales estarán formados por equipos
técnicos específicos en forma temática. No se entiende bien si esto funcionará
porque hasta en el papel no está bien diagramado.
Frente a esta situación de desorganización y falta de liderazgo en la
concertación ambiental, como en la solución de los conflictos, los pueblos
toman la sartén por el mango para resolver sus problemas.
EXPERIENCIAS DE GESTIÓN DEL AGUA
Lo más avanzado en gestión de cuencas se está dando en
Cuzco y Apurímac con la gestión integrada de recursos hídricos
a nivel comunitario. Se ha sacado manuales para esta gestión y
a los mismos instructores denominados Camayoc, les están
dando una capacitación tecnológica, y ellos para su trabajo de
campo tienen su propio GPS (Sistema de Posicionamiento
Global), están trabajando con programas GIS (Sistema de
Información Geográfica) , para que puedan desarrollar sus
planes de manejo de cuencas, porque tenemos que empezar a
manejar la cuenca que está dividida en cuenca principal,
subcuenca, microcuenca y luego las quebradas. En todos esos
espacios hay habitantes, tenemos que empezar a capacitar a
todos esos habitantes a que ellos mismos manejen sus recursos
hídricos.
Ing. Gonzalo Portocarrero, experto en gestión de recursos
hídricos.
(*) El proyecto que dio origen a este trabajo fue el
ganador de las Becas AVINA de Investigación
Periodística. Los conceptos, opiniones y otros aspectos
del contenido de la investigación son responsabilidad
exclusiva del autor.
Publicado en el Diario La Industria, de Chimbote, Perú el 22 y
24 de junio del 2009.
FOTOS
Cañán, reptil en peligro de extinción, propio de la costa norte peruana y
que sirve de alimento a algunas poblaciones como en Lacramarca y Virú.
Lavado de zanahorias en el rio Santa, cerca de la desembocadura en el océano
Pacífico.
Ing. César Portocarrero experto peruano en glaciología y recursos hídricos
que trabaja en Ancash
Campo Santo de Yungay, edificado sobre la antigua ciudad sepultada, por
un aluvión de los nevados que se encuentran arriba; símbolo de la
característica de Ancash, propensa a catástrofes de este tipo.
Laguna Parón la más grande del Callejón de Huaylas, una de las 260 lagunas
de la cuenca del Santa, que pueden servir para almacenar y gestionar el agua
de manera sostenible.
Luis Baca, Presidente de la Comisión de Regantes de la Microcuenca ParónLlullán, en la plaza de Armas de Caraz.
Ing. Erick Mautino Minaya, Gerente de Recursos Naturales y Medio Ambiente
de la Región Ancash, mostrando el estudio terminado sobre la cuenca del
Santa, con apoyo del Ministerio del Ambiente y PNUD.
Mujeres campesinas lavan ropa en un riachuelo en el poblado de Coyllur,
arriba de la ciudad de Huaraz.
Esta poza que recibe agua de de irrigación del rio Santa es el reservorio de
“agua potable” del poblado de Vinzos, al igual que muchos pueblos rurales.
Plaza de Armas de Huaraz, capital de Ancash, al frente la Cordillera Negra,
así quedará dentro de varias décadas también la Cordillera Blanca, al
desaparecer los nevados por el calentamiento global.