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4.16.- MANCHAS EN LA PIEL
En este capítulo repasaremos algunas de las “Manchas en la piel” que con frecuencia
originan consultas al pediatra o dermatólogo. Principalmente repasaremos los angiomas y otras
malformaciones vasculares; los lunares y las manchas aparecidas tras exposición solar. En la
mayoría de las ocasiones el diagnóstico se obtiene tras la visión directa de las lesiones.
1.- ANGIOMAS
Es un tipo de lesión formada por vasos sanguineos por lo que suelen ser de color rojizo.
Son muy frecuentes en la infancia y suelen evolucionar generalmente de forma benigna. Se
pueden distinguir varios tipos.
a)Hemangiomas
Es una lesión rojiza visible y palpable. Se localiza preferentemente en la cabeza y en el
cuello, más que en el tronco. Generalmente sólo existe una lesión pero pueden existir varias en
otras localizaciones
Todos estos hemangiomas tienen 3 fases:
•
Fase de crecimiento: entre los 5 y 7 meses de edad: la lesión tiende a aumentar de tamaño.
•
Fase estacionaria: que aparece después del año de vida: el tamaño permanece estable.
•
Fase de curación, que puede prolongarse hasta los 5-7 años (después ya no desaparecen si
no lo han hecho).
Según su localización en las capas de la piel se diferencian en: (quitar la negrita)
•
Superficiales (angiomas tuberosos o fresas): Durante el primer mes de vida van creciendo
hasta alcanzar su aspecto típico “de fresa”: tumor más o menos abultado, de color rojo vivo
o púrpura, de superficie brillante lisa o granulada, de consistencia similar al caucho a la
palpación, y que palidece parcialmente al presionarlo. Puede llegar a ser muy deformante
estéticamente.
Profundos (angiomas cavernosos). Su localización es más profunda, debajo de la piel. Suele
tener los bordes poco netos. La piel que los recubre puede tener una coloración normal o
presentar un tinte azulado, teniendo al tacto una sensación de “bolsa llena de gusanos”. Suelen
ser grandes y deformantes. Aunque este tipo también va desapareciendo espontáneamente, la
regresión no suele ser tan completa como en los tuberosos.
*Complicaciones: En ocasiones vienen determinadas por el tamaño y/o la localización en zonas
como párpados, labios o fosas nasales. Otras complicaciones son la hemorragia y la ulceración,
que precisaran de curas locales antisépticas.
*Tratamiento: El 90% llegan a una completa o parcial resolución, únicamente suelen requerir
tratamiento:
•
aquéllos que por su localización comprometen estructuras como los ojos, nariz, canales
auditivos, faringe o laringe.
•
los que crecen muy rápido.
•
los que asocian alteraciones en la coagulación.
•
los que están más expuestos a traumas, infecciones o hemorragias.
b) Angiomas planos
Se les conoce también como “Mancha en vino de Oporto” o nevus flameus. No son
propiamente angiomas sino malformaciones vasculares de carácter congénito. El proceso se
observa desde el nacimiento.
Pueden afectar a cualquier zona, aunque es más frecuente en la cara, en un lado de la
misma. Aparece como una mancha no elevada de color rojizo o rojo púrpura, que se intensifica
con el llanto. Con la edad se va haciendo más oscuro, sin variar su extensión (aumenta
proporcionalmente al crecimiento del niño), ya que no tiende a la desaparición espontánea.
En ocasiones se pueden asociar a diferentes alteraciones, generalmente del sistema
nervioso, por lo que necesitan un seguimiento pediátrico.
El tratamiento hasta fechas recientes era insatisfactorio. La introducción progresiva de
técnicas de láser cada vez más avanzadas, ha mejorado el resultado estético de las lesiones y
disminuido la edad a la que puede realizarse. La apariencia estética también puede ser
camuflada mediante cremas cosméticas.
c) Nevus telangiectásicos
Muy frecuentes en la infancia, afectando a casi la mitad de los recién nacidos. Se le
conoce por muchos nombres: manchas de salmón, nevus simple, nevus de Unna, picotazo de
cigüeña, beso de ángel, etc.
Se manifiestan como manchas planas, lisas, de color rosa o rojo pálido, con bordes
irregulares, afectando principalmente a la nuca y la frente.
La mayor parte de estas lesiones desaparecen en los primeros años de vida. El 99% de
las localizadas en la cara desaparecen antes del primer año de edad. Las de la nuca pueden
persistir a lo largo de la vida en algunos casos. No necesitan tratamiento alguno.
2. -LUNARES. NEVUS MELANOCITICOS
Conocidos generalmente como lunares o pecas están formados por las células que
producen melalina o pigmento que da color a la piel.La frecuencia de los diversos tipos de
nevus en la infancia es muy alta
Puede haber diferentes tipos de nevus, en cuanto a su edad de aparición, forma y tamaño
(congénitos o no, grandes o pequeños, etc.). De estas características depende muchas veces su
importancia.
Aunque la mayoría de los nevus adquiridos y de los congénitos pequeños son de tipo
benigno (los vulgarmente llamados pecas o lunares), su problema principal radica en la
posibilidad de degenerar en un melanoma maligno. Este riesgo no es igual para todos los tipos
de nevus. Aunque no se puede determinar con exactitud el riesgo de cada lesión y se necesita
una valoración individualizada por parte de un dermatólogo, algunas características se han
asociado con una evolución a la malignización:
•
Nevus congénitos: Tienen mayor tendencia a convertirse en un tumor maligno los de
tamaño gigante (más de 20 centímetros)
•
Nevus adquiridos en niños con antecedentes familiares de melanomas.
•
Aumento de tamaño, número muy elevado de lesiones, cambio de coloración (aparición de
un área negra nueva dentro de la inicial), superficie asimétrica e irregular, ulceración y
hemorragia, picor local, aparición de ganglios en zonas próximas.
De todo ello se desprende que estas lesiones precisan de una observación continuada por
parte de la familia y de su pediatra y dermatólogo. En la actualidad se tiende a extirpar los nevus
gigantes siempre que sea posible (en ocasiones debido a su extensión y profundidad presentan
dificultades técnicas), aconsejándose su realización en edades precoces (durante el primer año
de vida). Dado que ningún melanoma asociado a nevus congénito pequeño ha ocurrido antes de
la pubertad, se aconseja su observación hasta esa edad y luego valorar la actitud. Esta misma
recomendación es aplicable a los nevos adquiridos. No obstante si en algún momento aparecen
los cambios sospechos de degeneración antes mencionados se suele realizar extirpación y
biopsia.
Se recomienda en todos estos niños evitar exposiciones solares prolongadas, utilizando
siempre protectores solares adecuados, especialmente en los niños de piel clara que tienden a
quemarse con el sol.
3.- “MANCHAS DEL SOL”.
Tras una exposición solar pueden hacerse evidentes ciertas manchas en la piel, cuyo
origen puede ser diverso. Las más frecuentes sin la pitiriasis alba y la versicolor.
•
Pitiriasis alba o Dartros volante: es una manifestación de la Dermatitis Atópica (ver
capítulo correspondiente): son áreas blanquecinas, redondeadas, habitualmente de menos de
5 cm, con una fina descamación. Suelen ser múltiples y de localización preferentemente en
cara, parte superior del tronco y cara externa de las extremidades. Se hacen visibles en
verano y se van tornando menos aparentes con la pérdida del bronceado, para experimentar
una recaída al año siguiente. Estos niños suelen presentar otros signos de atopia: áreas de
piel seca, lesiones de eccema, picor frecuente de la piel...No tiene ningún tratamiento
específico, salvo la hidratación.
•
Pitiriasis versicolor: está producido por un hongo de la piel, Pityrosporum ovale. (ver
capítulo de infecciones de piel). Aparecen unas manchas ovales que sueltan unas pequeñas
escamas al rascarlas, que toman un color blanquecino en las zonas descubiertas, y rosadas o
pardas en las cubiertas, ofreciendo la piel diversas tonalidades de color. Esto es debido a
que dicho hongo interfiere con la pigmentación. No ocasionan ningún otro síntoma. Ocurre
fundamentalmente en adolescentes. Se recomienda tratamiento con lociones de sulfuro de
selenio al 2.5% o con cualquier antimicótico (ketoconazol, miconazol). Las lesiones
residuales con menor pigmentación sólo tomarán su tono habitual con el paso del tiempo y
exposición solar.
•
Otras causas de manchas que aparecen tras la exposición al sol, son la toma de algunos
medicamentos, plantas, perfumes, cremas, incluso algunas utilizadas para la protección
solar y el padecimiento de algunas enfermedades.
•
A través de una entrevista y a veces de algunas pruebas, el pediatra o el dermatólogo
determinarán la posible causa del problema.
Fotoprotección infantil: se basa en el uso de fotoprotectores tópicos con factor de protección
15 o superiores, que pueden utilizarse sin riesgo a partir de los primeros meses de vida. Como
vehículo de los filtros se recomienda el uso de cremas o leches resistentes al agua y a los roces,
o las barras que facilitan la aplicación, especialmente en cara, evitando la posibilidad de que el
producto se introduzca en el ojo. Se aplicarán de 15 a 30 minutos antes de la exposición solar, y
se repetirá cada 60-90 mn. También se deben utilizar cuando se sale de paseo al parque. La
fotoprotección tópica se complementará con el uso de indumentarias protectoras, así como un
sombrero o gorra, que proteja el cuero cabelludo y la cara, y gafas que filtren las radiaciones
ultravioletas para la fotoprotección de los ojos. No deben ir a la playa los niños menores de seis
meses, evitando en los demás casos las horas de mayor exposición solar (12-16 horas) .
RECUERDE QUE...
•
Los angiomas son restos de vasos sanguíneos, de diferente origen y extensión. Muchos
van a desaparecer espontáneamente con la edad. Aunque habitualmente no ocasionan
ninguna repercusión, en algunas ocasiones su dermatólogo indicará un tratamiento
local.
•
La mayoría de los nevus se trata de “lunares vulgares”, que no necesitan otros
cuidados que fotoprotección. Algunos con ciertas características pueden malignizar,
por lo que precisan de seguimiento por parte de su pediatra y dermatólogo.
•
La mayoría de las manchas que aparecen tras exposición al sol van a carecer de
importancia clínica, pero debe ponerlo en conocimiento de su pediatra.