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De "Cabaret Surreal" se califica el espectáculo de Sara Molina Boîte de Nuit,
presentado por Teatro Tamaska, un grupo de escasa andadura (esta es su segunda
creación), si bien todos sus miembros han desarrollado desde hace muchos años un largo
itinerario por los vericuetos del teatro independiente del archipiélago.
La autoría de Boîte de Nuit resulta difícilmente delimitable, desde el momento en el
que no queda claro cuál es la responsabilidad creativa de Sara Molina: si abarca por igual
los aspectos literarios y de dirección, o si –por el contrario- la puesta en escena ha
repercutido posteriormente sobre una historia previa. Aunque da la impresión de que
ambas entidades dramáticas surgen simultáneamente o, al menos, apoyándose una en la
otra, dada la escasa relevancia literaria que la "historia" que se comunica pudiera tener
separada de su peculiar escenificación.
Boîte de Nuit posee una pretendida voluntad espectacular que se inscribe en la larga
tradición del teatro de variedades europeo: desde esa perspectiva, carece de otro hilo
conductor que la deslavazada sucesión de escenas lúdicas, de muy dispersa y absurda
naturaleza, casi siempre frustradas por la torpeza, la indecisión o la duda de unos
personajes intérpretes que inician una y otra vez unas actuaciones en las que se ven
perdidos. Nos encontramos nuevamente en la eterna dinámica del teatro dentro del teatro
: unos actores que irrumpen continuamente su actuación para regresar acobardados a su
verdadera naturaleza, como si no estuvieran seguros de por qué están haciendo, como si lo
hicieran por obligación, como si les disgustara hacerlo.
Sara Molina es una directora andaluza que se incorpora por primera vez a1 teatro
canario, invitada por el grupo Teatro Tamaska, si bien ya había accedido a la isla en el año
1990, dirigiendo un espectáculo propio titulado Crazy Daisy con el grupo Teatro para un
Instante. Contemplar este espectáculo de ahora a la luz de aquél, permite establecer una
sólida unidad estética en su trabajo a través de una rigurosa y creativa investigación en
torno al universo escénico de Samuel Beckett, muchos de cuyos rasgos ya aparecían
entonces en el grotesco desamparo de su única intérprete. Da la impresión de que ese
mismo grotesco desamparo caracteriza a los tres actores de Boîte de Nuit (Josefa Suárez,
Rosario Pardo y Carlos Belda), fluctuando constantemente de la torpe alegría del
encuentro musical a la agónica condición humana en la que se refugian a cada momento.
No hay que olvidar que Beckett ha reconocido la influencia en su teatro de la peculiar
tradición estética del cabaret irlandés: desde esta perspectiva no parece casual la elección de
Boîte de Nuit de la estética festiva y desenfadada del teatro musical, para mostrar (a través de
su corrosivo deterioro) la eterna condición humana.
© Luis Alemany
El Público, nº 93