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Transcript
David A. Clark
Aaron T. Beck
S E R I E
P S I C O T E R A P I A S
C O G N I T I V A S
TERAPIA COGNITIVA PARA
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Ciencia y práctica
CAP
DAVID A. CLARK
AARON T. BECK
TERAPIA COGNITIVA PARA
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Ciencia y práctica
BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA
DESCLÉE DE BROUWER
5
Título de la edición original:
COGNITIVE THERAPY OF ANXIETY DISORDERS
Science and Practice
© 2010, The Guilford Press. New York, USA
A Division of Guilford Publications, Inc.
72 Spring Street, New York, NY 10012, USA
www.guilford.com
Traducción: Jasone Aldekoa
© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2012
Henao, 6 – 48009 Bilbao
www.edesclee.com
[email protected]
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares,
salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos –www.cedro.org–),
si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Printed in Spain - Impreso en España
ISBN: 978-84-330-2537-1
Depósito Legal: BI-25-2012
Impresión: RGM, S.A. - Urduliz
Índice
Sobre los autores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
13
PARTE I
Teoría cognitiva e investigación sobre la ansiedad
1. Ansiedad: una condición común pero multifacética . . . . . . .
19
2. El modelo cognitivo de ansiedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
67
3. Estado empírico del modelo cognitivo de la ansiedad. . . . . . 109
4. Vulnerabilidad a la ansiedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
PARTE II
Terapia cognitiva de la ansiedad. Estrategias
de evaluación e intervención
5. Evaluación cognitiva y formulación del caso . . . . . . . . . . . . . 229
6. Intervenciones cognitivas para la ansiedad . . . . . . . . . . . . . . 305
7. Intervenciones conductuales: una perspectiva cognitiva. . . . 391
8
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
PARTE III
Teoría cognitiva y tratamiento de trastornos
de ansiedad específicos
8. Terapia cognitiva del trastorno de angustia . . . . . . . . . . . . . . 455
9. Terapia cognitiva de la fobia social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 551
10. Terapia cognitiva del trastorno de ansiedad generalizada. . . 641
11. Terapia cognitiva del trastorno obsesivo-compulsivo . . . . . . 739
12. Terapia cognitiva del trastorno por estrés postraumático . . . 813
Siglas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 919
Índice de Materias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 923
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 929
A mi esposa, Nancy, y a nuestras hijas Natascha y Christina,
con cariño por vuestro interés, apoyo y comprensión.
D.A.C.
A mi esposa, Phillys, nuestros hijos, Roy, Judy, Daniel
y Alice, y a nuestros nietos, Jodi, Sarah, Andy, Debbi, Eric,
Ben, Dam y Becky, con cariño.
A.T.B.
Sobre los autores
Dr. David A. Clark es profesor de Psicología en la Universidad de
New Brunswick, Canadá. Ha publicado siete libros y más de 100 artículos y capítulos monográficos sobre varios aspectos de la teoría cognitiva y la terapia de la depresión y de los trastornos de ansiedad. El
Dr. Clark es miembro de la Asociación Canadiense de Psicología,
miembro fundador de la Academia de la Terapia Cognitiva y ha sido
galardonado con el premio Aaron T. Beck que la Academia le ha concedido por sus constantes e importantes contribuciones a la terapia
cognitiva. Es editor asociado de la revista International Journal of
Cognitive Therapy y además sigue practicando la psicología clínica en
su consulta privada.
Dr. Aaron T. Beck es profesor emérito de Psiquiatría en la Escuela
de Medicina de la Universidad de Pensilvania y fundador de la terapia cognitiva. Ha publicado 21 libros y más de 540 artículos en revistas profesionales y científicas. El Dr. Beck ha sido galardonado con
numerosos premios entre los que se incluyen el Premio Albert Lasker
a la investigación médica clínica en 2006, el premio al recorrido profesional a lo largo de la vida de la Asociación Americana de Psicología en 2007, el premio a los servicios prestados de la Asociación Americana de Psiquiatría en 2008 y el premio de la Fundación Robert J. y
12
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Claire Pasarow por la Investigación en Neuropsiquiatría en 2008. Es
presidente del Instituto Beck de Terapia e Investigación Cognitiva y
presidente honorario de la Academia de Terapia Cognitiva.
Prefacio
La complejidad de la ansiedad sigue captando la atención de algunos de los científicos, estudiosos y pensadores críticos más importantes de nuestros tiempos. En 1953 Rollo May afirmaba en su obra El
hombre en busca de sí mismo que “la segunda mitad del siglo XX estaría más influenciada por la ansiedad que ningún otro período histórico desde finales de la Edad Media” (p. 30). Si esta afirmación es útil
para el siglo pasado, ¿no es aún más apropiada para los inicios del
siglo XXI, dadas las amenazas sociales, políticas y económicas que
nos persiguen? A pesar de que la guerra fría haya concluido, de vivir
una etapa de relativa estabilidad y cooperación global y de disfrutar
de prosperidad económica y avances tecnológicos sin precedentes,
una parte importante del mundo Occidental vive en un estado de perpetua amenaza e incertidumbre. Según el Instituto Nacional de Salud
Mental (2003) unos 40 millones (18%) de americanos adultos aproximadamente padecen algún trastorno de ansiedad, con enfermedades
mentales graves entre las que se incluyen los trastornos de ansiedad,
que equivalen a unas pérdidas de ganancias personales de 193 billones de dólares (Kessler et al., 2008). En consecuencia, no es de sorprender que la búsqueda de tratamientos accesibles y efectivos para
los trastornos de ansiedad se haya convertido en una de las principales iniciativas sanitarias de la mayoría de los países desarrollados.
14
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Hace ya un cuarto de siglo que el coautor Aaron T. Beck publicó
junto con Gary Emery y Ruth Greenberg el libro Trastornos de Ansiedad y Fobias: una Perspectiva Cognitiva. En la primera parte del libro,
Beck presentaba un modelo cognitivo de los trastornos de ansiedad
y de las fobias que conllevaba una reconceptualización significativa
de la etiología, naturaleza y tratamiento de la ansiedad (Beck, Emery
& Greenberg, 1985). En aquel momento, la investigación relativa a
los rasgos cognitivos de la ansiedad era escasa y gran parte del desarrollo teórico se basaba, necesariamente, en la observación y experiencia clínica. Como muchos de los aspectos claves del modelo de
terapia cognitiva de la ansiedad no habían sido aún investigados,
algunas de las recomendaciones de tratamiento descritas en la segunda parte de aquel libro no han aguantado la prueba del tiempo. Sin
embargo, durante los últimos 20 años se ha atestiguado una explosión virtual en la investigación relativa al procesamiento de información básica sobre el modelo cognitivo de ansiedad, en el desarrollo
de modelos cognitivos y específicos para cada trastorno y los protocolos de tratamiento para los principales trastornos de ansiedad, así
como docenas de estudios sobre resultados de tratamientos que
demuestran la eficacia de la terapia cognitiva de la ansiedad. A la luz
de los avances sin precedentes de nuestro conocimiento y tratamiento de las bases cognitivas de la ansiedad, necesitábamos una presentación completa, actualizada y reformulada del modelo cognitivo de
la ansiedad, a fin de que el modelo pudiera entenderse dentro del
contexto de los hallazgos científicos contemporáneos. Este libro, por
consiguiente, ha surgido de dicha necesidad. Además, creemos que
un único volumen que incluya un manual de tratamiento completo y
detallado de la terapia cognitiva, es apropiado para fomentar un
mayor uso de la psicoterapia basada en pruebas para los trastornos
de ansiedad, por parte de los profesionales de la salud mental.
El libro se divide en tres partes. La Primera parte consiste en cuatro capítulos relativos al modelo cognitivo reformulado de la ansiedad y a sus bases empíricas. En el Capítulo 1 se comentan las diferencias entre el miedo y la ansiedad y se explican las razones para
recurrir a una perspectiva cognitiva de la ansiedad. En el Capítulo 2
se presenta una reformulación del modelo cognitivo genérico de la
ansiedad basado en el modelo original (Beck et al., 1985) que poste-
PREFACIO
15
riormente fue perfeccionado por Beck y Clark (1997). En el Capítulo
2 se presentan doce hipótesis claves del modelo y la amplia investigación empírica sobre la que se sostienen dichas hipótesis se revisa en
los Capítulos 3 y 4. La revisión literaria incluye cientos de estudios
dirigidos en centros prestigiosos de Europa Occidental y América del
Norte, confirmando nuestra percepción de que los principios fundamentales del modelo cognitivo de la ansiedad disponen de una confirmación empírica firme.
El enfoque de terapia cognitiva ha sido aplicado a diversas condiciones psiquiátricas y de personalidad. Por ello, en la Segunda parte
se incluyen tres capítulos que explican el modo en que se emplean
los elementos básicos de la terapia cognitiva para aliviar la ansiedad.
En el Capítulo 5 se revisan múltiples medidas estandarizadas de síntomas de ansiedad y cognición que sirven para la evaluación y para
el tratamiento, y se ofrece una explicación detallada para la elaboración de una formulación cognitiva del caso de ansiedad. En los Capítulos 6 y 7 se presenta la descripción paso a paso de cómo implementar varias estrategias cognitivas y conductuales para la reducción de
los síntomas de ansiedad. Se ofrecen también casos ilustrativos,
sugerencias sobre narrativas de terapia y recursos materiales clínicos a lo largo de los tres capítulos como instrumentos de entrenamiento en terapia cognitiva.
El último apartado, la Tercera parte, incluye cinco capítulos que
presentan adaptaciones específicas para cada trastorno de la terapia
cognitiva, el trastorno de angustia, la fobia social, el trastorno de
ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno por estrés postraumático. Hemos excluido las fobias específicas
porque desde su presentación en Beck et al. (1985) no se ha progresado considerablemente en los aspectos cognitivos de la fobia, y el
tratamiento basado en la exposición sigue siendo considerado como
el principal enfoque de tratamiento para la reducción de respuestas
fóbicas. Cada uno de los capítulos destinados a los trastornos específicos constituye un modelo cognitivo adaptado a dicho trastorno y
una revisión de las investigaciones empíricas que contempla las
hipótesis claves de cada modelo. Además, los capítulos ofrecen también conceptualizaciones de caso, específicas del trastorno así como
16
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
estrategias de terapia cognitiva destinadas a los rasgos sintomáticos
únicos de cada trastorno. En esencia, la Tercera parte es una acumulación de minimanuales de tratamiento para los trastornos de ansiedad complejos.
A fin de asistir a los terapeutas en la explicación de los conceptos
y estrategias cognitivas a sus clientes, estamos elaborando un libro de
tareas para el cliente que coincida con la organización y temas del
presente libro y que ofrecerá explicaciones relativas a los aspectos
claves de la terapia, tareas para casa y formularios de registro.
Desearíamos agradecer la incalculable ayuda para la elaboración
de este libro que ha supuesto disponer de un gran contingente de
expertos renombrados en trastornos de ansiedad cuyas contribuciones teóricas, investigaciones innovadoras y rigurosas e ideas clínicamente astutas para el tratamiento son responsables de los avances
significativos que hemos presentado en este volumen. En particular
deseamos reconocer las contribuciones notables a la teoría cognitiva
y terapia de la ansiedad de los Drs. Martin Anthony, Jonathan Abramowitz, David Barlow, Thomas Borcovec, Brendan Bradley, Michelle
Craske, David M. Clark, Meredith Coles, Michel Dugas, Edna Foa,
Mark Freeston, Randy Frost, Richard Heimberg, Stefan Hofmann,
Robert Leahy, Colin MacLeod, Andrew Mathews, Richard McNally,
Karen Mogg, Christine Purdon, Stanley Rachman, Ronald Rapee,
John Riskind, Paul Salkovskis, Norman Schmnidt, Robert Steer, Gail
Steketee, Steven Taylor y Adrian Wells. Además deseamos agradecer
también la tenacidad y meticulosidad de Michelle Valley, que ha revisado y validado todas las referencias, y a los estudiantes Mujgan Altin,
Anna Campbell, Gemma García-Soriano, Brendan Guyitt, Incola
McHale, Adriana del Palacio González y Adrienne Wang por sus estudios y comentarios sobre los aspectos cognitivos de la ansiedad. Valoramos también el apoyo financiero parcial para los costes de la publicación de la beca para publicaciones de la Universidad de New Brunswick. Por último, estamos muy agradecidos por los ánimos, pautas,
consejos y apoyo del personal de Guilford Press, especialmente de
Jim Nageotte, editor, y de Jane Keislar, editora asistente.
I
Teoría cognitiva e
investigación sobre
la ansiedad
La terapia cognitiva es una modalidad de psicoterapia basada en
la teoría con un fuerte compromiso hacia el empirismo científico.
Las características que la definen no deben encontrarse en una serie
de estrategias de intervención únicas sino en su conceptuación cognitiva de la psicopatología y del proceso terapéutico de cambio. De
este modo, la articulación del modelo cognitivo así como la derivación de hipótesis demostrables y su evaluación empírica son básicos
para determinar su validez de constructo. De un modo similar a
como se estructuraron inicialmente los principales manuales de tratamiento de la terapia cognitiva, este libro comienza centrando su
atención en las bases teóricas y empíricas de la terapia cognitiva para
la ansiedad. En el Capítulo 1 se comentan la fenomenología, los rasgos diagnósticos y la perspectiva cognitiva sobre el miedo y la ansiedad. En el Capítulo 2 se presenta el modelo cognitivo genérico reformulado o transdiagnóstico de la ansiedad y sus hipótesis y en el Capítulo 3 se ofrece una evaluación crítica de la prodigiosa literatura
experimental relevante a los aspectos centrales del modelo cognitivo.
Esta parte concluye con el Capítulo 4 que se destina, fundamentalmente, a las pruebas empíricas sobre la vulnerabilidad cognitiva a
experimentar estados de ansiedad intensa y persistente.
1
Ansiedad: una condición
común pero multifacética
El amor mira hacia el futuro, el odio hacia el pasado, la ansiedad tiene
ojos en todas las direcciones.
Mignon McLaughlin (Periodista, 1915– )
La ansiedad es ubicua a la condición humana. Desde los inicios
de la historia registrada, filósofos, líderes religiosos, eruditos y, más
recientemente, los médicos así como los científicos médicos y sociales han tratado de revelar los misterios de la ansiedad y el desarrollo
de intervenciones que pudieran resolver con efectividad esta condición generalizada y problemática de la humanidad. En la actualidad, como nunca antes, los sucesos graves provocados por desastres
naturales o por crueles actos delictivos, de violencia o terrorismo
han creado un clima social de miedo y ansiedad en muchos países
alrededor del planeta. Los desastres naturales como los terremotos,
huracanes, tsunamis y similares tienen un importante impacto
negativo sobre la salud mental de las poblaciones afectadas, tanto
en los países desarrollados como en los que se encuentran en vías de
desarrollo, generando síntomas de ansiedad y estrés postraumático,
y, sobre todo, durante las semanas inmediatamente posteriores al
desastre (Norris, 2005).
20
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Los niveles elevados de ansiedad y otros síntomas postraumáticos
se presentan en su máximo esplendor durante las primeras semanas
posteriores al acto terrorista, a la guerra o a otros actos de violencia
comunitaria a gran escala. Durante las 5-8 semanas siguientes al 11
de Septiembre de 2001, tras los actos terroristas perpetrados contra
las torres del World Trade Center de la ciudad Nueva York, se duplicaron los síntomas por trastorno de estrés postraumático (TEPT) (Galea
et al., 2002). En un estudio digital (N = 2.729) se halló que el 17% de
los individuos no residentes en la ciudad de Nueva York manifestaban
síntomas TEPT 2 meses después del 11/9 (Sirver, Colman, McIntosh,
Poulin & Gil-Rivas, 2002). El estudio sobre la Tragedia Nacional, un
estudio telefónico de 2.126 americanos, comprobó que 5 meses después de los actos terroristas del 11/9, el 30% de los americanos manifestaba dificultades para conciliar el sueño, el 27% se sentía nervioso
o tenso y el 17% manifestaba preocuparse mucho por futuros ataques
terroristas (Rasinski, Berktold, Smith & Albertson, 2002). El estudio
Gallup Youth de adolescentes americanos, realizado 2 años y medio
después del 11/9, comprobó que el 39% de los adolescentes estaban
“muy” o “bastante” preocupados de que ellos mismos o alguno de sus
familiares fueran víctimas de terrorismo (Lyons, 2004).
Aunque las amenazas a gran escala tengan su mayor impacto
sobre la morbidez psicológica de los individuos directamente afectados por el desastre durante las semanas inmediatamente siguientes
al suceso traumático, sus efectos extendidos suelen seguir evidenciándose meses e incluso años más tarde, a modo de preocupaciones
aumentadas en una proporción significativa de la población general.
El miedo, la ansiedad y la preocupación, sin embargo, no son
dominio exclusivo del desastre y de otras experiencias que conlleven
riesgo vital. En la mayoría de los casos la ansiedad se desarrolla en el
contexto de presiones, demandas y estreses fluctuantes de la vida cotidiana. De hecho, los trastornos de ansiedad son el principal problema
de salud mental de los Estados Unidos (Barlow, 2002), padeciendo
más de 19 millones de americanos adultos un trastorno de ansiedad
por año (Instituto Nacional de Salud Mental, 2001). Entre el 12 y el
19% de los pacientes de atención primaria satisfacen los criterios de
un trastorno de ansiedad (Ansseau et al., 2004; Olfson et al., 1997).
ANSIEDAD: UNA CONDICIÓN COMÚN PERO MULTIFACÉTICA
21
Además, los antidepresivos y los estabilizantes del estado anímico son
el tercer tipo de farmacoterapia más prescrita, con ventas globales
durante el año 2003 de 19.5 billones de dólares (IMS, 2004). De igual
modo son millones las personas del mundo entero que luchan diariamente contra la ansiedad clínica y sus síntomas. Estos trastornos son
origen de un esfuerzo económico, social y sanitario de todos los países, especialmente de los desarrollados, que se enfrentan a frecuentes
convulsiones políticas y a altos índices de desastres naturales.
En este capítulo se presenta una revisión del diagnóstico, características clínicas y perspectivas teóricas de los trastornos de ansiedad.
Comenzamos por examinar los rasgos propios de su definición y la
distinción entre miedo y ansiedad. A continuación se considera el
diagnóstico de los trastornos de ansiedad prestando atención particular al problema de la comorbilidad, especialmente con la depresión y los trastornos por abuso de sustancias. Se presenta una breve
revisión de la epidemiología, curso y consecuencias de la ansiedad, y
se consideran las explicaciones biológicas y conductuales contemporáneas de la misma. El capítulo concluye con los argumentos sobre
la validez de la perspectiva cognitiva para entender los trastornos de
ansiedad y para establecer el tratamiento.
Ansiedad y miedo
La psicología relativa a la emoción es rica en perspectivas diversas
e incluso opuestas sobre la naturaleza y función de las emociones
humanas. Todos los teóricos de la emoción que aceptan la existencia
de emociones básicas coinciden en considerar el miedo como una de
ellas (Öhman & Wiens, 2004). Como parte de nuestra naturaleza
emocional, el miedo se produce como respuesta adaptativa sana a
una amenaza percibida o peligro para la propia seguridad física o
psíquica. Advierte a los individuos de una amenaza inminente y de la
necesidad de una acción defensiva (Beck & Greenberg, 1988; Craske,
2003). Sin embargo el miedo también puede ser maladaptativo cuando se produce en una situación neutral o no amenazante que sea
malinterpretada como representativa de un peligro o amenaza potencial. En consecuencia, dos son las cuestiones fundamentales para
22
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
cualquier teoría de la ansiedad: cómo distinguir la ansiedad del miedo y cómo determinar cuál es la reacción normal frente a la anormal.
Definición de miedo y de ansiedad
Muchas expresiones lingüísticas diferentes se refieren a la experiencia subjetiva de la ansiedad, palabras tales como “miedo”, “susto”,
“pánico”, “aprensión”, “nervios”, “preocupación”, “horror” o “terror”
(Barlow, 2002). Esto ha generado cierta confusión e inexactitudes en
el uso habitual del término “ansioso”. Sin embargo, cualquier teoría
de la ansiedad que espere ser útil para la investigación o tratamiento
de la misma debe distinguir claramente el “miedo” de la “ansiedad”.
Barlow (2002), en su influyente volumen sobre los trastornos de
ansiedad, afirmaba que “el miedo es una alarma primitiva en respuesta a un peligro presente, caracterizado por una intensa activación y
por las tendencias a la acción” (p. 104). La ansiedad, por el contrario,
se definía como “una emoción orientada hacia el futuro, caracterizada
por las percepciones de incontrolabilidad e impredictibilidad con respecto a sucesos potencialmente aversivos y con un cambio rápido en
la atención hacia el foco de acontecimientos potencialmente peligrosos o hacia la propia respuesta afectiva ante tales sucesos” (p. 104).
Beck, Emery y Greenberg (1985) propusieron un punto de vista
levemente distinto sobre las diferencias entre miedo y ansiedad.
Estos autores definían el miedo como el proceso cognitivo que conllevaba “la valoración de que existe un peligro real o potencial en una
situación determinada” (1985, p. 8, énfasis del original). La ansiedad
es una respuesta emocional provocada por el miedo. En consecuencia, el miedo “es la valoración del peligro; la ansiedad es el estado de
sentimiento negativo evocado cuando se estimula el miedo” (Beck et
al., 1985, p. 9). Barlow y Beck coinciden en que el miedo es un constructo fundamental y discreto mientras que la ansiedad es una respuesta subjetiva más general. Beck et al. (1985) subrayan la naturaleza cognitiva del miedo y Barlow (2002) se centra en los rasgos neurobiológicos y conductuales más automáticos del constructo. Sobre la
base de estas consideraciones, se presentan las siguientes definiciones de miedo y ansiedad como pauta para la terapia cognitiva.
ANSIEDAD: UNA CONDICIÓN COMÚN PERO MULTIFACÉTICA
23
Pauta clínica 1.1
El miedo es un estado neurofisiológico automático primitivo de alarma
que conlleva la valoración cognitiva de una amenaza o peligro inminente para la seguridad física o psíquica de un individuo.
Pauta clínica 1.2
La ansiedad es un sistema complejo de respuesta conductual, fisiológica, afectiva y cognitiva (es decir, a modo de amenaza) que se activa al
anticipar sucesos o circunstancias que se juzgan como muy aversivas
porque se perciben como acontecimientos imprevisibles, incontrolables que potencialmente podrían amenazar los intereses vitales de un
individuo.
De estas definiciones se pueden extraer algunas observaciones. El
miedo como valoración automática básica del peligro constituye el
proceso nuclear de todos los trastornos de ansiedad. Es evidente en
las crisis de angustia y en los brotes agudos de ansiedad que las personas manifiestan en situaciones específicas. La ansiedad, por otra
parte, describe un estado más duradero de la amenaza o la “aprensión ansiosa” que incluye otros factores cognitivos además del miedo
como la aversividad percibida, la incontrolabilidad, la incertidumbre, la vulnerabilidad (indefensión) y la incapacidad para obtener los
resultados esperados (véase Barlow, 2002). Tanto el miedo como la
ansiedad conllevan una orientación futura, de modo que predominan las preguntas del tipo “¿Qué…si…?” (p. ej., “¿Qué ocurriría si
‘reviento’ esta entrevista de trabajo?”, “¿Qué ocurriría si me quedo en
blanco durante el discurso?”, “¿Qué ocurriría si de mis palpitaciones
se derivaría un ataque al corazón?”).
La distinción entre miedo y ansiedad puede ilustrarse con el caso
de Bill, quien sufre un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) debido
al miedo a la contaminación y, por ello, realiza lavados compulsivos.
Bill permanece hipervigilante ante la posibilidad de encontrarse con
contaminantes “peligrosos” y por ello evita muchas cosas que percibe
como posibles fuentes de contaminación. Se halla en un estado con-
24
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
tinuo de activación intensa y, subjetivamente, se siente nervioso y
aprensivo debido a las repetidas dudas sobre la contaminación (p. ej.,
“¿Qué sería de mí si me contamino?”). Este estado cognitivo-conductual-fisiológico, por lo tanto, describe la ansiedad. Si Bill entra en
contacto con un objeto sucio (p. ej., el pomo de la puerta de un edificio público) experimenta inmediatamente miedo, que es la percepción de un peligro inminente (p. ej., “He tocado este pomo sucio. Una
persona que padece cáncer ha podido tocarlo anteriormente. Yo
podría contraer cáncer y morir”). De este modo, describimos la respuesta inmediata de Bill ante el pomo como de “miedo”, pero su estado afectivo negativo casi constante como de “ansiedad”. Por lo tanto,
la ansiedad preocupa más a los individuos que solicitan tratamiento
para sus estados de “nerviosismo” o agitación que les causan considerable angustia y que interfieren con la vida cotidiana. En consecuencia, el foco de atención del presente libro se dirige hacia la ansiedad y su tratamiento.
Normal frente a anormal
Es difícil encontrar a alguien que nunca haya experimentado
miedo o haya sentido ansiedad en relación a un suceso inminente. El
miedo presenta una función adaptativa que es crítica para la supervivencia de la especie humana; el miedo advierte y prepara al organismo para la respuesta contra los peligros que amenazan la vida y
ante las emergencias (Barlow, 2002; Beck et al., 1985). Además los
miedos son habituales en la niñez y los síntomas de ansiedad leve se
encuentran con frecuencia en las poblaciones adultas (véase Craske,
2003, para una revisión). Por lo tanto, ¿cómo vamos a diferenciar el
miedo normal del anormal? ¿En qué punto se convierte la ansiedad
en excesiva, tan maladaptativa que se recomiende una intervención
clínica?
Sugerimos cinco criterios que pueden ser usados para distinguir
los estados anormales de miedo y ansiedad. No es necesario que
todos los criterios estén presentes en un caso particular, pero se
podría esperar que muchas de estas características se hallen presentes en los estados de ansiedad clínica.
ANSIEDAD: UNA CONDICIÓN COMÚN PERO MULTIFACÉTICA
25
1. Cognición disfuncional. Uno de los principios centrales de la
teoría cognitiva de la ansiedad es que el miedo y la ansiedad anormales se derivan de una asunción falsa que implica la valoración errónea de peligro en una situación que no se confirma mediante la observación directa (Beck et al., 1985). La activación de las creencias disfuncionales (esquemas) sobre la amenaza y de los errores en el procesamiento cognitivo asociados provoca un miedo notable y excesivo
que es incoherente con la realidad objetiva de la situación.
Por ejemplo, la presencia de un Rotweiller suelto dirigiéndose
hacia uno con la dentadura visible y sus pelos erizados en un camino
rural solitario puede elicitar el pensamiento “Estoy en grave peligro
de ser atacado; mejor que me aleje inmediatamente de aquí”. El miedo experimentado en esta situación es perfectamente normal, porque conlleva una deducción razonable basada en una observación
precisa de la situación. Por el contrario, la ansiedad elicitada ante la
presencia de un cachorro que va atado a una correa que sostiene su
amo es anormal: se activa el modo de amenaza (p. ej., “Estoy en peligro”) incluso aunque la observación directa indique que ésta es una
situación “no amenazante”. En este último caso sospecharíamos que
la persona presenta una fobia específica a los animales.
2. Deterioro del funcionamiento. La ansiedad clínica interfiere
directamente con el manejo efectivo y adaptativo ante la amenaza
percibida, y de forma más general en la vida social cotidiana y en el
funcionamiento laboral de la persona. Hay momentos en los que la
activación del miedo genera el sentimiento de quedarse helado y
paralizado ante el peligro (Beck et al., 1985). Barlow (2002) señala
que las supervivientes de violaciones, a menudo, manifiestan parálisis físicas en algún punto de la agresión. En otros casos el miedo y la
ansiedad pueden producir una respuesta contraproducente que, de
hecho, aumente el riesgo del daño o peligro. Por ejemplo, una mujer
que sienta ansiedad al conducir tras haberse visto involucrada en un
accidente por alcance trasero, comprobará constantemente su espejo
retrovisor de modo que prestará menos atención al tráfico que la precede, aumentando así las oportunidades de que ella misma provoque
el accidente que teme.
26
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Se reconoce también que el miedo y ansiedad clínica suelen interferir con la capacidad de la persona para disfrutar de una vida plena
y satisfactoria. En consecuencia, en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR; Asociación Americana
de Psiquiatría [APA], 2000), se señala que la angustia o “interferencia
significativa con la rutina normal de la persona, con el funcionamiento ocupacional (o académico) o con las actividades sociales y
relacionales” (p. 449) es uno de los criterios diagnósticos claves para
la mayoría de los trastornos de ansiedad.
3. Persistencia. En los estados clínicos, la ansiedad persiste
mucho después de lo que podría esperarse en condiciones normales.
Recordemos que la ansiedad incita una perspectiva orientada hacia
el futuro que conlleva la anticipación de una amenaza o peligro (Barlow, 2002). En consecuencia, la persona con ansiedad clínica puede
sentir una sensación aumentada de aprensión subjetiva con sólo pensar en una amenaza potencial inminente, independientemente de
que llegue o no a materializarse. Tal es así que, con frecuencia, los
individuos propensos a la ansiedad experimentan mucha ansiedad a
diario y durante muchos años.
4. Falsas alarmas. En los trastornos de ansiedad a menudo se
observan las falsas alarmas, que Barlow (2002) define como “miedo
o pánico visible [que] ocurre en ausencia de un estímulo amenazante, aprendido o no aprendido” (p. 220). Una crisis de angustia espontánea y sin estímulo que la provoque constituye uno de los mejores
ejemplos de una “falsa alarma”. La presencia de crisis de angustia
intensa, en ausencia de señales de amenaza o de la más mínima provocación de amenaza, sugiere la presencia de un estado clínico.
5. Hipersensibilidad a los estímulos. El miedo es una “respuesta
aversiva provocada por un estímulo” (Öhman & Wiens, 2004, p. 72)
hacia una señal externa o interna que se percibe como amenaza
potencial. Sin embargo, en los estados clínicos el miedo es provocado
por una amplia gama de estímulos o situaciones en las que la intensidad de la amenaza es relativamente leve y que podrían percibirse
como inocuas por los individuos no amedrentados (Beck & Greenberg,
1988). Por ejemplo, la mayoría de las personas sentirían miedo al
aproximarse a una tarántula cuyo veneno sea el más letal del mundo
ANSIEDAD: UNA CONDICIÓN COMÚN PERO MULTIFACÉTICA
27
para los humanos. Por el contrario, un paciente que sufría aracnofobia
fue derivado a nuestra clínica porque mostraba una ansiedad intensa, incluso crisis de angustia, al ver una tela de araña tejida por una
araña doméstica inofensiva y más pequeña. Obviamente, el número
de estímulos relacionados con las arañas que provocan una respuesta
de miedo en el individuo aracnofóbico es mucho mayor que el de
estímulos relacionados con las arañas que elicitan una respuesta de
miedo en un individuo no fóbico. Del mismo modo, los individuos
con trastorno de ansiedad interpretarían una serie mucho más amplia
de situaciones como amenazantes que los individuos sin trastorno de
ansiedad. En la siguiente pauta clínica se presentan cinco preguntas
para determinar si la experiencia de miedo o ansiedad de una persona es suficientemente exagerada y generalizada como para requerir
una evaluación adicional, diagnóstico y posible tratamiento.
Pauta clínica 1.3
1. ¿Se basa el miedo o la ansiedad en una asunción falsa o en un razonamiento erróneo relativo al potencial de amenaza o peligro en
situaciones relevantes?
2. ¿Interfiere, de hecho, el miedo o la ansiedad sobre la capacidad de
la persona para afrontar las circunstancias aversivas o difíciles?
3. ¿Está presente la ansiedad durante un período prolongado de
tiempo?
4. ¿Experimenta el individuo falsas alarmas o crisis de angustia?
5. ¿Se activa el miedo o la ansiedad ante una gama relativamente
amplia de situaciones que presentan un potencial leve de amenaza?
La ansiedad y el problema de la comorbilidad
(trastornos asociados)
Durante las últimas décadas, la investigación clínica relativa a la
ansiedad ha reconocido que el antiguo denominador “neurosis de
ansiedad” presentaba escaso valor heurístico. La mayoría de las teorías y de la investigación sobre la ansiedad reconoce actualmente que
existen diferentes subtipos de ansiedad que se agrupan bajo el denominador “trastornos de ansiedad”. Incluso aunque estos trastornos
28
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
más específicos compartan algunas características comunes como la
activación del miedo a fin de detectar y evitar la amenaza (Craske,
2003), las diferencias existentes entre ellos son fundamentales por las
implicaciones que tienen para el tratamiento. Por lo tanto, en el presente volumen, de modo similar a la mayoría de las perspectivas contemporáneas, nos centraremos en trastornos específicos de ansiedad
en lugar de tratar sobre la ansiedad clínica como entidad homogénea
única. En la Tabla 1.1 se enumeran las amenazas claves y valoraciones cognitivas asociadas con los cinco trastornos de ansiedad DSMIV-TR comentados en este libro (un resumen similar puede hallarse
en Dozois & Westra, 2004).
Los sistemas de clasificación psiquiátrica como el DSM-IV suponen que los trastornos mentales como la ansiedad, incluyen subtipos
más específicos del trastorno con diagnósticos diferenciales que distinguen un tipo de trastorno del otro. Sin embargo, un amplio cuerpo
de investigación epidemiológica, diagnóstica y basada en síntomas ha
desafiado este enfoque categorial de la nosología psiquiátrica, ofreciendo evidencias mucho más firmes sobre la naturaleza dimensional
de los trastornos psiquiátricos como la ansiedad o la depresión (p. ej.,
Melzer, Tom, Brugha, Fryers & Meltzer, 2002; Rucio, Borkovec &
Rucio, 2001; Rucio, Rucio & Keane, 2002).
Uno de los principales desafíos a la perspectiva caracterológica se
deriva de la evidencia de síntomas extensivos y de comorbilidad del
trastorno tanto en la ansiedad como en la depresión –es decir, la concurrencia de uno o más trastornos en el mismo individuo (Clark,
Beck & Alford, 1999). Sólo el 21% de los participantes con un historial vital del trastorno presentaba sólo un trastorno en el Estudio
Nacional de Comorbilidad (National Comorbidity Survey, NCS;
Kessler et al., 1994), un estudio epidemiológico de trastornos mentales realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), con
una muestra randomizada y representativa de 8.098 americanos a los
que se les había administrado la Entrevista Clínica Estructurada para
el DSM-III-R. En una muestra de 1.694 pacientes externos del Centro
de Terapia Cognitiva de Filadelfia, evaluados entre Enero de 1986 y
Octubre de 1992, sólo el 10,5% de quienes presentaban un trastorno
del estado de ánimo y el 17,8% con crisis de angustia (con o sin evitación agorafóbica) presentaban un “diagnóstico puro” sin comorbi-
ANSIEDAD: UNA CONDICIÓN COMÚN PERO MULTIFACÉTICA
29
lidad en el Eje I o II (Somoza, Steer, Beck & Clark, 1994). Por lo tanto, es obvio que la comorbilidad diagnóstica es la regla y no la excepción, siendo también importante considerar la comorbilidad pronóstica, por efecto de la cual un trastorno predispone al individuo al
desarrollo de otros trastornos (Maser & Cloninger, 1990) en la patogénesis de las condiciones psiquiátricas.
Tabla 1.1. Características claves de cinco Trastornos
de Ansiedad DSM-IV-TR
Trastorno de ansiedad
Estímulo amenazante
Valoración central
Crisis de angustia
(con o sin
agorafobia)
Sensaciones físicas,
corporales
Miedo a morir (“ataque al corazón”),
a perder el control (“a enloquecer”) o
a perder la conciencia (desmayarse),
a sufrir crisis de angustia adicionales
Trastorno de
ansiedad generalizada
Sucesos vitales estresantes u
otras preocupaciones
personales
Miedo a los posibles resultados
futuros adversos o mortales
Fobia social
Situaciones sociales, públicas
Miedo a la evaluación negativa de los
demás (p. ej., vergüenza, humillación)
Trastorno obsesivocompulsivo (TOC)
Pensamientos, imágenes o
impulsos intrusos
inaceptables
Miedo a perder el control mental o
conductual o a ser responsable de
algún resultado negativo para uno
mismo o para los demás
Trastorno por estrés
postraumático (TEPT)
Recuerdos, sensaciones,
estímulos externos asociados
a las experiencias traumáticas
pasadas
Miedo a los pensamientos, recuerdos,
síntomas o estímulos asociados con el
suceso traumático
En numerosos estados clínicos se han encontrado altos índices de
comorbilidad diagnóstica entre los trastornos de ansiedad. Por ejemplo, en un estudio amplio con pacientes externos (N = 1.127) se
encontró que dos tercios de los pacientes con trastorno de ansiedad
presentaban simultáneamente otro trastorno del Eje I, y que más de
tres cuartos habían sufrido un diagnóstico comórbido durante toda
su vida (Brown, Campbell, Lehman, Grisham & Mancill, 2001). Los
individuos con un trastorno de ansiedad, en consecuencia, son más
propensos a padecer como mínimo uno o más trastornos adicionales
de los que podrían esperarse al azar (Brown et al., 2001).
30
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Depresión comórbida
Los trastornos de ansiedad son más propensos a concurrir con
unos trastornos que con otros. Gran parte de la investigación sobre la
comorbilidad se ha centrado en la relación entre la ansiedad y la
depresión. El 55% aproximadamente de los pacientes con un trastorno de ansiedad o de depresión presentaba, como mínimo, otro trastorno de ansiedad o de depresión, y este índice escalaba hasta el 76%
cuando se consideran los diagnósticos de la vida completa (Brown &
Barlow, 2002). En el Estudio Epidemiológico Zonal (Epidemiologic
Catchment Area, ECA) los individuos con una depresión severa eran
entre 9 y 19 veces más propensos a sufrir un trastorno de ansiedad
coexistente que los individuos sin depresión severa (Regier, Burke &
Burke, 1990). El 51% de los casos con trastorno de ansiedad en el
NCS presentaba un trastorno depresivo severo, y este índice ascendía
al 58% para los diagnósticos de la vida completa (Kessler et al., 1996).
Además es más probable que los trastornos de ansiedad precedan a
los trastornos depresivos que a la inversa, aunque la intensidad de
esta asociación secuencial no varía a lo largo de los trastornos específicos de ansiedad (Alloy, Nelly, Mineka & Clements, 1990; Mineka,
Watson & Clark, 1998; Schatzberg, Samson, Rothschild, Bond &
Regier, 1998). Los resultados de los distintos estudios ECA indicaban
que la fobia simple, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la agorafobia y la crisis de ansiedad se asociaban con un aumento del riesgo de sufrir una depresión severa 12 meses después (Goodwin, 2002).
La investigación sobre comorbilidad presenta importantes derivaciones clínicas para el tratamiento de todos los trastornos psicológicos. La depresión clínica comórbida con un trastorno de ansiedad se
asocia con un curso más persistente del trastorno, mayor gravedad
de los síntomas y mayor discapacidad o deterioro funcional (Hunt,
Slade & Andrews, 2004; Kessler & Frank, 1997; Kessler et al., 1996;
Olfson et al., 1997; Roy-Byrne et al., 2000). A esto se añade que los
trastornos de ansiedad con una depresión comórbida muestran una
respuesta más pobre al tratamiento, mayores índices de recaídas y
recurrencia y más necesidad de acudir a los servicios sanitarios que
los casos de ansiedad pura (Mineka et al., 1998; Roy-Byrne et al.,
2000; Tylee, 2000).
ANSIEDAD: UNA CONDICIÓN COMÚN PERO MULTIFACÉTICA
31
Consumo comórbido de sustancias
Los trastornos por consumo de sustancias, especialmente de alcohol, constituyen otra categoría de condiciones que, a menudo, se
aprecian en los trastornos de ansiedad. En su revisión Kushner,
Abrams y Borchart (2000) concluían que la presencia de un trastorno
de ansiedad (a excepción de la fobia simple) duplicaba y cuadriplicaba el riesgo de dependencia del alcohol o de drogas, y la ansiedad
solía preceder al trastorno por consumo de alcohol y contribuía a su
persistencia, aunque el consumo indebido de alcohol también podría
generar ansiedad. Incluso en niveles diagnósticos límites, los individuos con una condición de ansiedad son significativamente más propensos que los controles no clínicos al consumo de drogas (Sbrana et
al., 2005).
Es evidente que existe una relación especial entre los trastornos
por consumo de alcohol y la ansiedad. En comparación con los trastornos del estado de ánimo, los trastornos de ansiedad preceden con
mayor frecuencia a los trastornos por abuso de sustancias (Merikangas et al., 1998), llevándonos a la presunción de que los individuos
ansiosos deben “auto-medicarse” con alcohol. Sin embargo, esta
asunción de la “auto-medicación” no se sostenía en un estudio prospectivo realizado durante 7 años, en el que la dependencia del alcohol presentaba tanta probabilidad de generar un subsiguiente trastorno de ansiedad como de que se produjera la relación temporal
inversa (Kushner, Sher & Ericsson, 1999). Kushner y sus colaboradores concluían que los problemas de ansiedad y alcoholismo probablemente presentan influencias recíprocas e interactuantes que generan
la escalada tanto de la ansiedad como del alcoholismo (Kushner,
Sher & Beitman, 1990; Kushner et al., 2000). El resultado final puede
ser una “espiral auto-destructiva” que lleve al individuo a la indefensión, a la depresión y al aumento de riesgo de suicidio (Barlow, 2002).
Comorbilidad entre los trastornos de ansiedad
La presencia de un trastorno de ansiedad aumenta significativamente la probabilidad de sufrir uno o más trastornos adicionales de
ansiedad. De hecho, los trastornos puros de ansiedad son menos fre-
32
TERAPIA COGNITIVA PARA TRASTORNOS DE ANSIEDAD
cuentes que la ansiedad comórbida. En su amplio estudio clínico
Brown, DiNardo, Lehmann y Campbell (2001) comprobaron que la
comorbilidad de otro trastorno de ansiedad oscilaba entre el 27%,
para la fobia específica y el 62%, para el trastorno por estrés postraumático (TEPT). El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) era el
trastorno de ansiedad secundario más común, seguido por la fobia
social. Para el TEPT, que presentaba el mayor índice comórbido de
otro trastorno de ansiedad, la crisis de angustia y el TAG eran las
condiciones secundarias de ansiedad más comunes. La fobia social y
el TAG tendían a preceder a muchos de los restantes trastornos de
ansiedad. El análisis de los diagnósticos de la vida completa revelaba
incluso índices superiores de aparición de un trastorno secundario
de ansiedad.
Pauta clínica 1.4
Una conceptuación de caso de ansiedad debería incluir una evaluación
diagnóstica amplia que cubra el estudio de condiciones comórbidas,
especialmente de la depresión severa, del abuso de alcohol y de otros
trastornos de ansiedad.
Prevalencia, curso y resultados de la ansiedad
Prevalencia
Los trastornos de ansiedad son los problemas psicológicos más
frecuentes (Kessler, Chiu, Demler & Walters, 2005). Los estudios epidemiológicos de muestras de comunidades adultas han sido sistemáticamente coherentes al documentar un índice de prevalencia vital de
entre el 25 y el 30% para, como mínimo, un trastorno de ansiedad.
Por ejemplo, la prevalencia de un año para cualquier trastorno de
ansiedad en el NCS era del 17,2%, comparado con el 11,3% de cualquier abuso/dependencia de sustancias