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Universidad Pontificia de Salamanca
Facultad de Psicología
Grado en Psicología
Trabajo Fin de Grado
EL TRASTORNO NARCISISTA DE
LA PERSONALIDAD Y SU
MANIFESTACIÓN EN LOS MEDIOS
DE COMUNICACIÓN
Autor: Fabiola Flores Gallego
Tutor: María José Fernández Guerrero
Salamanca, 2016
Universidad Pontificia de Salamanca
Universidad Pontificia de Salamanca
Resumen
Se empieza estableciendo una distinción entre el comportamiento normal y el
patológico desde el punto de vista psicológico. A continuación, se recopilan las
aportaciones de diversos autores sobre el trastorno narcisista de la personalidad para
elaborar así la definición del término y su clasificación. Luego se analizan dos casos
clínicos reales y se observa cómo se manifiesta dicho trastorno en los medios de
comunicación, para posteriormente poder describir a nivel psicológico por qué una
persona es capaz de cometer determinados actos. Y, finalmente, se aborda brevemente
la evaluación y el tratamiento de este trastorno.
PALABRAS CLAVE: Comportamiento normal, trastorno narcisista de la
personalidad, casos clínicos, evaluación, tratamiento.
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Abstract
It starts by distinguishing between normal and pathological behaviour from a
psychological point of view. Next, several contributions about the narcissistic
personality disorder from different authors are compiled to draw up the definition of the
term and its classification. Then, two real clinical cases are analysed and it is observed
how this disorder is showed up in the media to describe from a psychological level why
a person is capable of comminting some acts. And eventually, the evaluation and
treatment of this disorder is tackled briefly.
KEY WORDS: Normal behaviour, narcissistic personality disorder, clinical cases,
evaluation, treatment.
Universidad Pontificia de Salamanca
Índice
1.
Introducción .............................................................................................................. 7
2.
Personalidad y trastorno de la personalidad .............................................................. 9
3.
Descripción del trastorno narcisista de la personalidad .......................................... 12
3.1.
Introducción ..................................................................................................... 12
3.2.
Definición ........................................................................................................ 14
3.3.
Variantes de la personalidad narcisista y de la personalidad con rasgos
narcisistas .................................................................................................................... 24
4.
Ilustración clínica de casos ...................................................................................... 35
5.
Evaluación y tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad ..................... 43
5.1.
Evaluación ....................................................................................................... 43
5.2.
Tratamiento ...................................................................................................... 45
6.
Conclusiones ........................................................................................................... 47
7.
Referencias bibliográficas ....................................................................................... 49
Índice de figuras
Figura 1. De la normalidad a la patología ...................................................................... 11
Figura 2. Criterios diagnósticos del DSM-5 (APA, 2014) para el trastorno narcisista de
la personalidad ................................................................................................................ 14
Figura 3. Ilustración de los rasgos de la personalidad narcisista .................................... 24
Figura 4. Narcisista arrogante según Ronningstam y Gunderson (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012) .............................. 26
Figura 5. Narcisista tímido según Ronningstam y Gunderson (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012) .............................. 27
Figura 6. Narcisista maligno según Ronningstam y Gunderson (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012) .............................. 28
Figura 7. Regreso de José Bretón al parque donde dijo que había perdido a sus hijos
para la reconstrucción de los hechos. Fotografía: Francis Vargas (Gómez & Albert,
2012) ............................................................................................................................... 37
Figura 8. Anders Behring Breivik en la sala de la prisión de Skien. Fotografía: NTB
Scanpix/Reuters (Mitchell, 2016) ................................................................................... 39
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Figura 9. Representación gráfica de los rasgos que conducen a conductas dañinas ...... 42
Figura 10. Resumen de los procedimientos cognitivo-conductuales utilizados para el
tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad (Caballo, 2001)......................... 46
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Fabiola Flores Gallego
1. INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista psicológico, se suele establecer una distinción entre el
comportamiento normal y el patológico, ya que el funcionamiento de la personalidad se
distribuye en un continuo que está separado por una frágil línea. Los seres humanos a
veces nos comportamos de manera poco racional, inflexible, recelosa, mordaz,
obediente, hipócrita, arrogante, etc. Estas conductas no sólo nos afectan negativamente
a nosotros mismos, sino también a otras personas de nuestro entorno (Caballo, 2004),
aunque solamente se dan en un tiempo limitado y específico. Sin embargo, para los
sujetos que tienen un trastorno de la personalidad dichos comportamientos se perpetúan
a lo largo del tiempo, provocando en ellos malestar y/o interferencia clínicamente
significativos e impidiendo u obstaculizando el desarrollo normal de las capacidades del
sujeto. En la primera parte, nos centraremos en la personalidad y los trastornos de
personalidad.
En este caso, nos vamos a centrar concretamente en la distinción entre narcisismo
(entendido como propiedad de funcionamiento de toda la personalidad), narcisismo
patológico (patología que guarda relación con los atributos de funcionamiento de la
personalidad (Techera Herreros, 1997): inflación de la autoestima, percepción
egocéntrica de la realidad, fantasías de éxito, poder, belleza o amor ilimitados, etc.), y
trastorno narcisista de la personalidad (entendida como una patología explícita de la
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Introducción
personalidad que se caracteriza por la presencia de ciertos rasgos que se explicarán en el
siguiente capítulo). No obstante, esta distinción no es totalmente clara.
En la segunda parte, nos centraremos en la descripción del trastorno de la
personalidad narcisista. Realizaremos un breve recorrido histórico e intentaremos
explicar qué se entiende por trastorno de la personalidad narcisista, teniendo presente la
historia de elaboración del término y recogiendo las aportaciones de los autores que más
han profundizado sobre esto. Esta definición nos servirá como punto de partida para
posteriormente realizar una explicación de los tipos de personalidades con rasgos
narcisistas y personalidades narcisistas, así como las principales características que
presentan estos sujetos.
Los trastornos de la personalidad ocupan hoy día un lugar predominante en el
ámbito diagnóstico, componen una de las áreas de la salud mental más controvertidas y
asombrosas, y son abundantemente publicitados en los medios de comunicación. En
concreto, como se ha mencionado anteriormente, nos centraremos en el trastorno
narcisista de la personalidad. Por tanto, como veremos en la tercera parte, el objetivo de
este trabajo consiste en dar, desde el punto de vista profesional, una explicación a las
conductas que, como podemos ver a través de diversas noticias publicadas en prensa,
realizan las personas que padecen este tipo de trastorno.
En la cuarta y última parte del trabajo, se exponen algunas directrices para la
evaluación y el tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad. Los tratamientos
disponibles para los trastornos de la personalidad son variados, pero, en general, no
resultan muy eficaces (Caballo, 2001). Aunque el trastorno narcisista de la personalidad
es difícil de modificar y no dispone de un programa estructurado de tratamiento,
concluimos presentando algunos de los procedimientos cognitivo-conductuales
utilizados para la modificación de estos problemas.
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2. PERSONALIDAD Y TRASTORNO DE LA
PERSONALIDAD
En las dos últimas décadas, el estudio de la personalidad y sus trastornos ha sido
un tema primordial en el abordaje de la psicología anormal. En primer lugar hay que
tener en cuenta que la personalidad es un patrón de características que conforman a la
persona en su conjunto. Podemos hablar de la personalidad como una mezcla de
factores
temperamentales
(determinados
por
la
biología)
y caracterológicos
(determinados por el ambiente) (Caballo, 2004), es decir, la personalidad es una
combinación de factores biológicos y ambientales. Sus principales componentes son:

Temperamento: El temperamento no es el resultado de la socialización,
sino que compondría la dimensión biológica de la personalidad.

Carácter: El carácter hace referencia a las características obtenidas a lo
largo de nuestro crecimiento y del proceso de socialización.
Se han propuesto diversas definiciones de este concepto, y la mayoría de los
especialistas coinciden en destacar que “la personalidad es un conjunto de
características o patrones que definen a una persona, es decir, los pensamientos,
sentimientos, actitudes, hábitos y la conducta de cada individuo que de manera muy
particular hacen que las personas sean diferentes a las demás” (Alejo Santiago, et al.,
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Personalidad y trastorno de personalidad
2011). Esto hace referencia a que la personalidad podría entenderse como un modelo de
pensamientos, sentimientos y conductas distintivas que hacen que el sujeto sea él mismo
y no otro (indistintamente de la condición de la vida en la que se encuentre), y que se
mantiene relativamente estable a lo largo del tiempo y a través de las situaciones.
Los trastornos de la personalidad son patrones persistentes de pensamientos,
sentimientos, percepciones y conductas desadaptativas que tienen lugar en etapas
tempranas de la vida (aparecen en la adolescencia o inicio de la vida adulta). Una
característica importante de los trastornos de la personalidad es que son “egosintónicos”
(el individuo tiene una valoración positiva de sus conductas y experiencias internas),
mientras que la mayoría de los otros trastornos clínicos son estados “egodistónicos”, es
decir, que se sienten como extraños e indeseables (Caballo, 2004). Además, los
trastornos de la personalidad están más unidos a las expectativas culturales que el resto
de trastornos clínicos.
El funcionamiento de la personalidad, así como la mayoría de las tendencias
humanas, se distribuye en un continuo. Los rasgos de la personalidad son patrones
incesantes característicos de los individuos de percibir, pensar sobre el entorno,
entenderse a sí mismos y sus interacciones con los demás, que se manifiestan en
diversos contextos sociales y personales. Así, según Esbec y Echeburúa (2014), una
persona con funcionamiento óptimo tiene su mundo psicológico bien integrado, lo cual
incluye un concepto de sí mismo básicamente positivo, una vida regulada
emocionalmente y la capacidad de comportarse con relaciones interpersonales
recíprocas y satisfactorias.
Por el contrario, podemos hablar de un patrón patológico o desadaptativo cuando
estos rasgos son inexorables y provocan un importante deterioro funcional. En este caso
la persona posee un concepto de sí mismo mal adaptado, tiene una tendencia a las
emociones negativas y dificultad para establecer relaciones interpersonales.
La diferencia principal, entonces, es que los individuos normales muestran
flexibilidad adaptativa en respuesta a su ambiente, mientras que las personas con
trastornos de la personalidad exhiben conductas rígidas y desadaptativas (Sánchez,
2003). Otras dos diferencias esenciales son la tendencia a establecer círculos viciosos
que eternizan los problemas o dificultades y la exigua estabilidad en situaciones de
estrés.
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Por tanto, podemos decir que existe una débil línea que separa el comportamiento
normal y el patológico (ver Figura 1), por ejemplo, confiar en nosotros mismos nos hace
parecer extrovertidos e invulnerables pero, por el contrario, la excesiva confianza en
nosotros mismos nos hace ver como personas arrogantes y explotadoras. Los narcisistas
saludables son aquellos que están ubicados en la zona media de este continuo, que se
caracterizan por saber manifestar empatía y preocupación social, un auténtico interés
por los sentimientos y proyectos de otros, además de saber que ante la aparición de
problemas es imprescindible su propia colaboración.
En definitiva, el desorden de personalidad incluye los aspectos del pensamiento,
el humor y la conducta de una persona que interfieren y afectan a su relación con los
demás. Las diferencias en el estilo de la personalidad o rasgos proporcionan gran
diversidad a las relaciones, pero pueden convertirse en demasiado extremas, rígidas e
inadaptadas. Estos rasgos pueden deteriorar elocuentemente la competencia de las
personas para su funcionamiento, mostrando incapacidad para comportarse o proceder
constructivamente con las otras personas o para adaptarse o habituarse a las demandas
de cambio del medio.
Figura 1. De la normalidad a la patología
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3. DESCRIPCIÓN DEL TRASTORNO
NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD
3.1.INTRODUCCIÓN
El narcisismo es el fenómeno o dimensión de la personalidad que ha captado
muchísima atención durante casi un siglo. Algunos autores asemejan este fenómeno
psicológico a lo que representó la represión en la era freudiana. Quizás este progresivo
interés por el narcisismo es debido a que se trata de una dimensión de la personalidad
propia de distintas razas y culturas, siendo la sociedad occidental cada vez más
narcisista. El narcisismo es un proceso que cambia con la edad, el estatus y la identidad.
Havellock Ellis y Nacke introdujeron a finales de siglo pasado el término
narcisismo. Concretamente, H. Ellis lo introdujo en 1898 para explicar la propensión
por estar enteramente absorto en la admiración de sí mismo. Posteriormente, según
Näcke (1899 citado en Techera, Millán Vásquez de la Torre y Fernández Morales 2008)
se empleará el concepto narcisismo para referirse a una perversión sexual, la de una
persona que trata a su propio cuerpo como objeto sexual.
Pero los primeros trabajos de Freud fueron los que alentaron la progresiva
atención en el estudio de este fenómeno. Debido a la exigua investigación empírica que
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
se llevaba a cabo esencialmente a través de técnicas proyectivas (por ejemplo, el TAT y
el Rorschach), el estudio del narcisismo se basó principalmente en estudios teóricos o
de casos clínicos, desde el famoso Caso Schreber de Freud y hasta finales de la década
de los setenta.
La Asociación Americana de Psiquiatría, haciendo eco del interés clínico que ha
ido suscitando el trastorno narcisista de la personalidad, lo incluye en 1980 en su
clasificación de enfermedades mentales (Techera, Millán Vásquez de la Torre, &
Fernández Morales, 2008). Así, en las distintas ediciones del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales, se introduce el narcisismo como trastorno de
personalidad, representando una unanimidad entre los distintos enfoques teóricos en la
interpretación de dicho trastorno. Este consenso hizo posible que el estudio del
narcisismo dejara de ser un campo particular de los estudios teóricos y clínicos, y
permitió el avance de los investigadores en la ejecución de estudios empíricos y el
desarrollo de instrumentos.
Desde 1979 y durante la primera mitad de la década de los 80, tuvo lugar el
desarrollo y la validación de instrumentos que midiesen el narcisismo. Posteriormente, a
partir de la segunda mitad de la década de los 80, el interés de los investigadores estaba
dirigido a relacionar este constructo con los rasgos de personalidad asociados con la
descripción del narcisismo. Existen siete líneas temáticas que nos permiten agrupar la
investigación sobre el narcisismo (García Garduño, 2000):

Desarrollo y validación de instrumentos.

Narcisismo y su relación con rasgos y teorías de la personalidad.

Narcisismo y roles sexuales/género.

Narcisismo y religión.

Narcisismo, estilos de crianza y lugar que ocupan los hijos en la familia.

Narcisismo y su relación con el ámbito laboral y las organizaciones.

Narcisismo, alcoholismo y uso de drogas.
Otras líneas de investigación son:

Narcisismo y trastornos de alimentación.

Narcisismo, deportes e imagen corporal.
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3.2.DEFINICIÓN
Los criterios diagnósticos del DSM-5 para el trastorno narcisista de la
personalidad lo definen como un patrón general de grandiosidad, necesidad de
admiración y falta de empatía que se inicia en la edad adulta temprana y que está
presente en una variedad de contextos (American Psychiatric Association, 2014). En la
Figura 2 se pueden ver esos criterios diagnósticos.
DSM-5
Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de
admiración y una falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en
diversos contextos, que se manifiesta por cinco (o más) de los siguientes hechos:
1.
Tiene sentimientos de grandeza y prepotencia.
2.
Está absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza o amor ideal limitado.
3.
Cree que es “especial” y único, y que sólo pueden comprenderle o sólo puede
relacionarse con otras personas (o instituciones) especiales o de alto estatus.
4.
Tiene una necesidad excesiva de admiración.
5.
Explota las relaciones interpersonales.
6.
Muestra un sentimiento de privilegio.
7.
Carece de empatía: no está dispuesto a reconocer o a identificarse con los sentimientos y
necesidades de los demás.
8.
Con frecuencia envidia a los demás o cree que éstos sienten envidia de él.
9. Muestra comportamientos o actitudes arrogantes, de superioridad.
Figura 2. Criterios diagnósticos del DSM-5 (APA, 2014) para el trastorno
narcisista de la personalidad
A continuación, vamos a elaborar una definición de trastorno de la personalidad
narcisista a través de los rasgos y las características esenciales de dicho trastorno, en la
que podemos ver reflejados estos criterios diagnósticos.
En primer lugar, la IMAGEN DISTORSIONADA DE UNO MISMO, expuesta
por las siguientes características:
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
A. Sentimientos de omnipotencia, omnisciencia, poder y categoría
especial:
El individuo narcisista altera la realidad de la desasistencia y de la impotencia
propia del ser humano, reflejando una omnipotencia que no posee. Ninguno de sus
sentimientos, ninguna de sus ideas y pensamientos, están fundados en la realidad.
Aparenta ser externamente un sujeto con mucha seguridad, sin embargo, un
narcisista es extremadamente inseguro, sólo es un mecanismo de defensa que utiliza.
Esta seguridad es debida a que cree cierto lo que piensa, por el simple hecho de que es
él quien lo piensa. También, es necesario para ellos que su narcisismo sea confirmado,
porque si no comienzan a recelar de todo.
Usualmente, presentan distintas combinaciones de intensa ambición y fantasías
grandiosas, aunque estas últimas acompañadas de escondidos sentimientos de
inferioridad y de una fuerte dependencia de admiración y aplauso por parte de los otros
(Coderch, 2004).
En definitiva, se mantienen las escisiones profundas del Self y de los objetos
internalizados y, como defensa secundaría, se establece un Yo grandioso patológico, a
base de la condensación de imágenes idealizadas de uno mismo e imágenes idealizadas
de objetos externos (Kernberg, 1992).
B. Inflación de la autoestima o egocentrismo:
Según Freud (1923 citado en Techera 1997), este rasgo también es conocido como
la megalomanía o la grandeza del yo. El Yo grandioso -término acuñado por Kohut- o
grandiosidad es uno de los aspectos centrales en la definición del narcisismo (García
Garduño, 2000). Son personas con un concepto elevado de sí mismos, con un
comportamiento que roza los delirios de grandeza y la omnipotencia (Soteras, 2014). La
omnipotencia se refuerza a través de este sistema megalomaníaco, manifestando una
valoración excesiva de sí mismo y un sentimiento de pertinaz, imperecedero y de
perpetuidad.
Para Kernberg (1975), estas personas necesitan formarse un punto de vista de sí
mismos enormemente inflado para mantener su autoestima y, en consecuencia, aparecen
ante los demás como personas grandiosas o hipersensibles a la más mínima afrenta que
los demás pueden hacer a su autoestima.
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Svrakic (1987 citado en Techera 1997) afirma que tiene lugar una frágil
autoestima, más que inflación del yo. Frente a la creencia común, no se debe comparar
el narcisismo patológico con el excesivo amor propio, sino con el déficit crónico y
desgarrador del amor propio; por ello, la persona narcisista es muy tenaz y hace grandes
esfuerzos por cambiar el amor por la admiración externa.
Esta afirmación coincide con el criterio 4 del DSM-5: los individuos con este
trastorno generalmente exigen y necesitan una admiración excesiva (American
Psychiatric Association, 2014). Casi siempre, su autoestima es muy frágil, y tienen una
necesidad constante de atención y admiración, que les lleva a esperar de los demás
continuos cumplidos y halagos.
Otros autores hacen una distinción entre la verdadera estima del yo que tiene su
base en las cualidades que tiene realmente una persona, y la inflación del yo que hace
que la persona se atribuya (ante sí mismo y ante los demás) unas características y unas
hazañas totalmente ficticias y que no tienen fundamento. El narcisismo no se identifica
con la autoafirmación sino con la pérdida de identidad (Sánchez Parga, 2008), es decir,
hace alusión a un yo desafiado por la desintegración y por una impresión de vacío
interior. El narcisista quiere quererse, pero no se quiere, está continuamente insatisfecho
consigo mismo viéndose claramente superable.
Millon (1998) denomina al trastorno narcisista como “el patrón egoísta”, quizás
en esto haya bastante acuerdo pues la mayoría de los autores hablan de sujetos
“enfrascados” en sí mismos (aunque existe divergencia en cuanto a los diferentes
motivos). Sin embargo, para Fromm (1991 citado en Techera 1997), el narcisismo es
completamente diferente del amor a sí mismo. Considera que una persona egoísta no es
obligatoriamente narcisista, porque es capaz de apreciar de forma adecuada la realidad
exterior y no estar necesariamente enamorado de sí mismo. Afirma que un sujeto
narcisista no tiene por qué ser egoísta, sino que puede ser una persona generosa pero
teniendo en cuenta que no tiene al otro como real.
Se puede considerar que una persona es madura cuando muestra interés por el
mundo exterior, porque desarrollar interés significa implicarse en la vida, no mantenerse
ajeno como un observador. Observamos aquí la contradicción de la personalidad
narcisista, que no es capaz de percibir o captar nada externo a sí mismo y, además,
siempre necesita el apoyo de los demás para el mantenimiento de su autoestima, es
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
decir, los narcisistas toman como referencia la posición de los demás; va modificando
su posición a través de los mensajes que emite y recibe.
C. Consideran que poseen talentos y cualidades especiales:
Según el DSM-5 (American Psychiatric Association, 2014), los individuos con
trastorno de la personalidad narcisista creen que son seres superiores, especiales o
únicos y esperan que los demás les reconozcan como tales (Criterio 3).
Casi todos los autores coinciden en la idea de que los sujetos narcisistas creen que
poseen talentos y cualidades especiales, es decir, las personas narcisistas presentan una
extrema grandiosidad o yo grandioso que acarrea un sentimiento de singularidad o
exclusividad. Sienten que sólo pueden ser entendidos por otras personas especiales o de
alto estatus y que sólo deben relacionarse con ellas, y califican los talentos de esas
personas como “únicos”, “inigualables” o “perfectos” (American Psychiatric
Association, 2014). Están completamente convencidos de su posición superior y de la
autenticidad de su falsa realidad.
Para Kernberg (1975), una de las razones por las que el paciente narcisista tiene
que mantener una visión idealizada de sí mismo es que tiene un punto de vista
grandioso sobre lo que debería ser. En estos pacientes existe una discrepancia entre lo
que verdaderamente es y lo que según ellos debería ser, lo que les lleva a tener
sentimientos bastantes dolorosos de vergüenza, humillación y fracaso.
D. Percepción egocéntrica de la realidad:
Otro rasgo común en las personalidades narcisistas es la percepción egocéntrica
de la realidad. Aceptan sólo la realidad que refuerza su sentimiento de grandiosidad y
rechazan los aspectos de la realidad que ponen en duda su valor o perfección.
E. Las personas con trastorno de la personalidad narcisista suelen sumergirse
en fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal
(Criterio 2) (American Psychiatric Association, 2014).
Los sujetos narcisistas muestran una enorme codicia y aspiración, y poseen altas
expectativas que no son realistas. Según algunos autores, esta situación produce en ellos
una exaltación hipomaníaca, representada por un acentuado optimismo, una
desmesurada omnipotencia y omnisciencia, sentimientos de deleite por la existencia y,
en definitiva, todas las cualidades de perfección, placer y victoria o éxito.
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Las personalidades narcisistas utilizan un sistema defensivo para conservar de
forma rígida e invariable una estructura que rehuye la realidad y suelen mantener
intactos los sistemas ideales propios o característicos del pasado que, sin embargo, se
dan en la actualidad.
Por el contrario, se produce el fracaso narcisista cuando se rompe la conexión con
los objetos narcisistas, es decir, cuando la persona ya no obtiene de su entorno
suficientes suministros narcisistas. Esto provoca en ellos sentimientos de rabia,
desvalorización y reacción contra los otros o contra el ambiente externo, mostrando una
apariencia completamente distinta. El sujeto se mete en una soledad grandiosa y
empieza a aumentar las fantasías que tiene sobre las cualidades que posee.
El segundo rasgo esencial gira en torno a la FALTA DE EMPATÍA. Según el
DSM-5 (American Psychiatric Association, 2014), los individuos con trastorno de la
personalidad narcisista generalmente tienen falta de empatía y dificultades para
reconocer los deseos, experiencias subjetivas y sentimientos de los demás (Criterio 7).
Para Techera, Millán Vásquez de la Torre, y Fernández Morales (2008), las
personas con TNP (Trastorno Narcisista de la Personalidad) se caracterizarían por una
incapacidad para reconocer y experimentar lo que los otros sienten y, especialmente,
presentan dificultades para captar las características propias de las personas con las que
se relacionan. En cuanto a estas manifestaciones podemos subrayar lo siguiente:
A. No son capaces de reconocer y sentir lo que experimentan los demás:
Es característico en el trastorno narcisista de la personalidad la negación de los
sentimientos. No expresan los afectos y las emociones, porque creen que si lo hacen se
convierten en personas vulnerables. No revelan sus deseos para evitar posibles daños.
B. Tienen dificultades para captar las características de las personas con
las que mantienen una relación más íntima, como la pareja, los
familiares o los amigos:
Los reclamos de atención exterior suponen la huida del vacío interior. Estos
sujetos no se comprometen con nadie y, a la vez, no optan por adquirir el conocimiento
de sí mismos que les podría proporcionar esa relación.
Según Techera (1997), ya Freud se refería a la imposibilidad de ayudar al
psicótico por ser éste tan narcisista que era incapaz de crear una transferencia con el
terapeuta, no podía captar algo externo a él mismo, pues lo único real era lo que había
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
en su interior, lo que atañía a sus ideas y a su personalidad y no lo que pertenecía al
mundo exterior.
En tercer lugar, la HIPERSENSIBILIDAD A LA EVALUACIÓN DE LOS
DEMÁS:
A. Aunque no siempre lo expresan, los individuos con personalidad narcisista
reaccionan a las críticas con sentimientos muy dolorosos de rabia,
vergüenza, humillación y fracaso.
Beck y Freeman (1990), como principal afecto destacan la ira y explican que ésta
aparece cuando las otras personas no les dispensan la admiración o el respeto que creen
merecer, o cuando los estorban de cualquier manera. Un narcisista siente una ira enorme
si ve lastimado su narcisismo y es algo que no perdonará, por lo que querrá vengarse
aunque no lo demuestre.
B. Al mismo tiempo, presentan una gran preocupación por la
comparación con los otros y desarrollan fuertes sentimientos de
envidia (Techera, Millán Vásquez de la Torre, & Fernández Morales,
2008).
Aunque, en lo que concierne al narcisismo, la envidia no es su característica más
sobresaliente, ni la única, señalamos que existen diferentes posturas a la hora de hablar
de la envidia. Pero es necesaria, para entenderla, hacer alusión a la dimensión ética.
Según Cárdenas Arroyo (2008), un ejemplo de ello es la definición docente de Tomás
de Aquino: “la envidia es la tristeza del bien ajeno”. Esta definición hace referencia a la
depresión que padece asiduamente el sujeto narcisista porque se considera privado o
despojado de las posesiones que opina que merece y debe obtener, sin ninguna
justificación.
Este sentimiento de envidia les lleva a no valorar aquello que puede resultar
provechoso para ellos mismos. Odian la benevolencia del objeto, lo que conlleva a que
la envidia resulte totalmente incapacitante. Igualmente, una persona envidiosa muestra
ansiedad ante sus propias cosas o propiedades, sintiéndose constantemente perseguida.
Tienen la creencia de que los demás les quitarán sus posesiones porque les tendrán
envidia. Esto les hace ser incapaces de admitir un apoyo auténtico y real de su medio.
Se produce un gran contrasentido en los individuos narcisistas, porque por un lado
precisan o requieren mucho de los otros y, por otro, no son capaces de aceptar su ayuda.
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En expresión de Kernberg (1975), es la gran tragedia de las personas narcisistas: son
incapaces de mostrar un normal sentimiento de gratitud y devalúan al que les ofrece
algo y la propia oferta. Esto quiere decir que es discrepante la existencia de la envidia
con la existencia de un yo grandioso. Son incapaces de admitir su envidia y para
incrementar su imagen grandiosa y defenderse de su propia envidia, las personas
narcisistas emplean la devaluación de las cualidades que poseen los demás.
Dice Coderch (2004), que tienden a ser extraordinariamente envidiosos de los que
poseen las cualidades que ellos desean, pero, al mismo tiempo, idealizan a aquellos de
quienes esperan alguna gratificación narcisista, mientras que utilizan o desprecian al
resto.
Podemos concluir que estos sujetos no aceptan las críticas de otros porque estas
conllevan la petición de un cambio personal, pero por otra parte, sienten envidia y celos
por lo que tienen otros. La envidia que sienten hace que se comporten de forman grosera
y hostil. Por tanto, la lógica que prevalece en este caso es la división entre yo o el otro.
Por otro lado, una cuestión que se plantea es si se podría hablar de aspectos
positivos o virtuosos de la envidia. Quienes responden afirmativamente se refieren a dos
casos (Cárdenas Arroyo, 2008):

Las personas que tienen envidia de los bienes y recursos ajenos con la
convicción objetiva de que dichas posesiones han sido obtenidas
injustamente. En este caso, el malestar que sienten estos sujetos está
originado por la sed de justicia, no por la envidia.

Las personas que quieren ser como otros o actuar como ellos.
Normalmente, tomamos modelos como objetivos
y logros que
anhelaríamos conseguir con nuestros propios recursos, es decir, por
nosotros mismos. Por ello, tampoco es envidia, ya que lo que deseamos es
luchar.
Por último, las DIFICULTADES EN LA RELACIÓN INTERPERSONAL
muestran las siguientes manifestaciones:
A. Exhibicionismo:
Según Kohut (1966 citado en Techera 1997), el exhibicionismo narcisista es la
expresión clínica de la necesidad infantil de admiración por parte del yo grandioso. El
narcisismo puede ser definido como la conducta motivada por el placer de ser admirado
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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20
Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
(Techera, Millán Vásquez de la Torre, & Fernández Morales, 2008), es decir, el
excesivo anhelo o necesidad de que lo demás muestren atención y admiración hacia
ellos, en una predisposición a exhibirse como especiales y únicos.
El principal objetivo de las personas narcisistas consiste en conseguir gran
ovación y estima, siendo también exhibicionistas sus motivaciones para trabajar. Así,
los individuos con personalidad narcisista adoptan una actitud personal con respecto a la
ocupación social, eligiendo profesiones que les aporten gratificaciones públicas.
Esa incesante necesidad de aprobación requiere un esfuerzo enorme. Sólo se
preocupan de su apariencia externa, porque tienen miedo a ahondar en su interior, en sí
mismos. Dichos esfuerzos suponen un coste psicológico para la persona narcisista, que
incrementa la debilidad y flaqueza de esta.
B. Los sujetos con personalidad narcisista poseen el sentimiento de tener
derecho sobre los demás:
Muestran un sentido del derecho y unas expectativas poco razonables de que se
les atienda con un trato especialmente favorable (Criterio 5) (American Psychiatric
Association, 2014). Creen que deben tener unos privilegios exclusivos sobre los otros y
una especial exención respecto a las demandas sociales estándares, y se están
desconcertados o furiosos cuando esto no ocurre.
C. Otra manifestación común es el maquiavelismo:
Es la tendencia a ver a los otros como extensiones de uno mismo (Techera, Millán
Vásquez de la Torre, & Fernández Morales, 2008). El manejo o manipulación y la
utilización de los demás para obtener un beneficio propio, son las principales
características. Según Akhtar y Thomson (1982 citados en Techera 1997), los sujetos
narcisistas suelen afirmar, “esto es bueno para mí”, y presentan una conciencia
corruptible. Establecen relaciones con los demás según les interese o les plazca.
D. Estos sujetos manifiestan conductas que tienen el fin de poseer el control
de los otros:
Según Techera (1997), la omnipotencia del pensamiento implica la posibilidad de
ejercer influencia sobre los objetos o el mundo circundante, lo que requiere negar la
existencia de otro en cuanto que éste supone un principio de limitación de esa
omnipotencia. Para compensar la carencia de su propia realidad, las personas narcisistas
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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21
Fabiola Flores Gallego
precisan y buscan poder. Utilizan el poder y el control como compensación y defensa de
su propia vulnerabilidad.
Generalmente, son personas con mucho deseo de admiración y no aguantan, en
absoluto, que otros cuestionen lo más mínimo su posición imperiosa y dominante, es
decir, demandan la admiración de todos sus rasgos y que se les considere como
personas perfectas y únicas, no consintiendo que los demás se fijen en nadie más que en
ellos. Según Bleichmar (1991 citado en Techera 1997), establecen una relación tiránica,
intentando forzar a los otros a que les brinden su admiración incondicional mediante el
control sobre sus actos o pensamientos.
E. En cuanto a la agresión, los narcisistas tienen dificultades en su
conceptualización y manejo:
Es común que estos sujetos se muestren hostiles cuando se sienten inseguros,
frustrados, incomprendidos o se encuentran en un ambiente desconocido en el que no
saben cómo relacionarse con los demás, la hostilidad. Y si bien es cierto que no suelen
ser físicamente agresivos, si esta hostilidad no es bien canalizada, pueden llegar a serlo
(Mosquera, 2008).
Asiduamente, se asocia la rabia narcisista con la frustración que sienten estas
personas, pero hay autores que consideran que la rabia narcisista no es un reflejo de
frustración-agresión, sino que con dicha rabia tiene lugar un intento de principio de
cambio. Además, aparecen coligadas la agresividad y la envidia, manifestándose ésta
mediante la agresión narcisista que no valora a otras personas.
F. Igualmente, los sujetos narcisistas presentan dificultades en cuanto al
manejo de las situaciones de separación y desprendimiento, resultando
para ellos enormemente perturbadoras.
G. Según Svrakic (1987 citado en Techera 1997), éstos sujetos presentan una
deformación narcisista del lenguaje que se reconoce clínicamente por
las siguientes características:

En primer lugar, podemos destacar que realizan un uso egocéntrico
del lenguaje que indica un desvío en la comunicación verbal,
donde el objetivo primordial no es comunicar, sino impresionar y
acrecentar su autoestima. Algunos autores hacen referencia a un
narcisismo caracterizado por centrarse de manera extrema en sí
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
mismos en una conversación, prescindiendo de todo lo que les
atañe a otros.

Otra característica es que a menudo manejan palabras narcisistas.

Y, por último, estas personas no son capaces de mantener un
diálogo, más bien tienen una predisposición al monólogo.
H. Es propio de las personas narcisistas presentar un estado de ánimo
pesimista, representado por rasgos como una actitud pesimista de
pequeñez o insignificancia, desconcierto, supremacía e insolencia,
imposición a los demás de su enfoque pesimista e intento de control de su
medio, disforia con momentos de sosiego y alivio, y emociones como
vacío y tristeza.
I. En ocasiones, estas personas renuncian a mantener relaciones porque
esto supondría que tienen una aterradora relación de dependencia, el
peligro de que les dejen plantados y una magulladura provocada por la
entrega denigrante.
Pero todo esto tiene un precio, la soledad; y la única solución para la curación
narcisista es el amor de objeto y la tolerancia de la dependencia. Esta soledad es
transitoria, atesoradora, buscadora o exploradora y, en ocasiones, embaucadora. Los
sujetos con personalidad narcisista están como en una cárcel interna que lentamente les
incomunica de su ambiente.
La fragilidad y vulnerabilidad del individuo ante la pérdida del amor y la
estimación de los demás es inducida por una actitud narcisista aprendida en la infancia,
causando una permanente búsqueda de vínculos afectivos que sean referentes a para
ellos mismos, solipsistas, es decir, sólo existe o sólo puede ser conocido el propio yo, y
solitarias.
En la Figura 3 representamos gráficamente los principales rasgos que hemos
descrito, haciendo alusión a la diferencia entre cómo se muestran estas personas ante los
demás y cómo se sienten realmente, es decir, qué hay detrás de esa “fachada”.
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23
Fabiola Flores Gallego
Figura 3. Ilustración de los rasgos de la personalidad narcisista
3.3.VARIANTES DE LA PERSONALIDAD NARCISISTA Y DE LA
PERSONALIDAD CON RASGOS NARCISISTAS
En la práctica clínica se han observado diferentes subtipos de personalidades con
rasgos narcisistas y personalidades narcisistas. Sin embargo, no existe un acuerdo entre
los investigadores y los profesionales clínicos sobre el número de subtipos o las
características específicas asociadas con cada uno de ellos.
Existen diferentes maneras de matizar las diversas personalidades narcisistas. Para
abordar este apartado, a continuación, se recopilan aportaciones de algunos autores
como Coderch que distingue entre personalidades narcisistas perversas y
personalidades narcisistas infantiles:
En las primeras encontramos sujetos con una notable capacidad de
seducción y manipulación, la cual emplean para dominar, controlar y explotar a
los otros, a fin de escalar posiciones dentro del ámbito social y profesional en el
que viven. Se trata de un tipo de personalidad muy maligna que, si llega a
ocupar lugares importantes dentro de cualquier esfera, puede ocasionar daños
considerables. La personalidad narcisista de tipo infantil es menos peligrosa,
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
presenta la caracterología de un niño mimado y consentido con la apariencia de
un adolescente o un adulto aniñado. Tal como en el caso del narcisista perverso,
los otros no cuentan para nada más que para ser utilizados a su servicio, pese a
que el narcisista infantil no posee la malignidad y la astucia explotadora de
aquel (Coderch, 2004, p. 13-14).
Fernández de Gamboa (2012) expone una clasificación propuesta por Kernberg en
la que divide el trastorno narcisista de la personalidad en tres niveles en función de la
gravedad: narcisismo normal adulto, narcisismo normal infantil y patología de la
personalidad narcisista.
En el narcisismo normal adulto, la regulación de la autoestima normal
está dada por la integración del concepto de sí mismo que, a su vez, depende de
la capacidad de desarrollar relaciones totales de objeto, e integrar
representaciones buenas e idealizadas de sí mismo con representaciones malas y
persecutorias de sí mismo. La autoestima infantil depende de valores infantiles y
por tanto el narcisismo infantil no es el mismo que el del adulto, y toda patología
neurótica contiene también una patología narcisista en el sentido de una fijación a
ese narcisismo infantil (Kernberg, 1992, p. 103-104).
El primer nivel es el más leve, y en él se encontrarían los pacientes que presentan
síntomas similares a los neuróticos. Habitualmente son sujetos óptimos para el
psicoanálisis con el fin de modificar la estructura de personalidad. En este nivel también
estarían los individuos con rasgos narcisistas que funcionan correctamente, mostrando
únicamente problemas en las relaciones duraderas (tanto personales como
profesionales). En este caso no sería preciso trabajar a nivel estructural.
En el segundo nivel estarían aquellos pacientes con los síntomas clásicos del
trastorno narcisista. Estos pacientes necesitan un tratamiento adecuado al trastorno de
personalidad y las alternativas entre el tratamiento psicoanalítico clásico y las
psicoterapias psicoanalíticas dependen de las características de cada caso (Fernández de
Gamboa, 2012).
El tipo más grave de patología narcisista es el trastorno narcisista de la
personalidad. Estos pacientes presentan síntomas que se acercan al funcionamiento
límite. No sólo presentan las manifestaciones características de este trastorno, también
muestran: falta de tolerancia a la ansiedad, falta de control de impulsos, déficit en sus
capacidades sublimatorias, son personas con fracasos en su profesión y en el trabajo, así
como en las relaciones de pareja duraderas (Fernández de Gamboa, 2012). Aquí
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25
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también estarían las personas con trastorno narcisista que tienen semejanzas con
pacientes con trastorno antisocial, ubicándoles en un pronóstico similar al de la
personalidad límite.
Por otra parte, estudios psicoanalíticos llevaron a los primeros estudios empíricos
acerca de estos pacientes distinguiendo los siguientes tipos, reflejados en las Figuras 4,
5 y 6 (Pastorelli, Bañón González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy,
2012):
Narcisista arrogante
Caracterizados por:

Grandiosidad.

Sobreevaluación irreal de talentos y habilidades, fantasías de belleza ilimitada, el poder,
la riqueza o éxito y la creencia en una superioridad.

Comportamiento jactancioso, pretencioso, egocéntrico y autorreferencial.

Incapacidad de mantener relaciones satisfactorias.

Perciben a los demás como un medio para inflar el ego y como apoyo a la autoestima.

Presentan una fuerte necesidad de atención admirativa, y activamente buscan
oportunidades en las que se les dará atención.

Exigir un trato especial por parte de los demás.

Explota a los demás, generalmente de un modo pasivo, indirecto o manipulador.

Muestran intensas reacciones hacia la crítica, la derrota, la pérdida.

Ante las opiniones contrarias tienen fuertes sentimientos de humillación o vacío.

Minimizan la crítica.

En casos graves, períodos de depresión, reacciones o síndromes psicosomáticos, abuso
de sustancias, o acciones suicidas.

Luchan contra sentimientos de menosprecio, vacío, insignificancia e inutilidad.
Figura 4. Narcisista arrogante según Ronningstam y Gunderson (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012)
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Narcisista tímido
Caracterizados por:

Hipervigilancia, timidez y aislamiento social.

Muy vulnerables y sensibles, con abandono social por vergüenza.

Sus deseos de grandiosidad no son por lo general abiertamente expresados per se, sino
que se muestran en un grado de fantasía.

Poseen una secreta conciencia sobre las discrepancias entre sus experiencias de su
grandioso Yo y sus capacidades y limitaciones reales.

Intensa autocrítica y miedo al fracaso de no alcanzar sus aspiraciones.

Puedan parecer empáticos e interesados por los demás, son a menudo incapaces de
responder genuinamente a las necesidades de éstos.

Se sienten culpables por la conciencia de su incapacidad para preocuparse por otras
personas una manera genuina y mutua.

Extremadamente atentos y sensibles a las reacciones de los demás, y son observadores
de los desprecios y las críticas dirigidas ellos.

Evitan la vida social por el miedo a no ser aceptados o ser humillados.
Figura 5. Narcisista tímido según Ronningstam y Gunderson (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012)
Estos tipos de personalidades narcisistas pueden tener, a su vez, tendencias
antisociales (se produce una alteración grave del superego; estas personas ejecutan
conductas criminales bajo situaciones de irritación o enfado, o como medio para
impedir el vencimiento) y límites o bordeline (ego patológico; son personas más
vehementes o impulsivas, con una necesidad rápida de gratificación y un bajo nivel de
tolerancia a la frustración).
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Narcisismo maligno
Corresponde a un tipo especial y grave de narcisismo caracterizado por:

Tendencias antisociales más pronunciadas.

Severos trastornos en las relaciones interpersonales.

Son irascibles, impulsivos, pueden ofenderse si se les lleva la contraria, desencadenando
cólera (cólera narcisista).

Sus vínculos son inestables y no soportan otra perspectiva de la realidad que la propia.

Resultan repelentes al entrevistador, carecen de un mínimo de conciencia o culpa
respecto a su conducta.

Son a veces intensamente agresivos.

Se superpone a la personalidad antisocial, capaces de actos de crueldad escalofriantes,
violencia e incluso de asesinatos.

Grave impulsividad, baja tolerancia a la frustración, e incapacidad para aplazar la
gratificación.

Existe una patología grave del superyó, lo que explica la falta de culpa ante conductas
destructivas.

Comportamiento altamente sádico, con rasgos paranoides, mentir patológico, parasitario
pasivo o suicida crónico.
Figura 6. Narcisista maligno según Ronningstam y Gunderson (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012)
Concluimos con la clasificación propuesta por Mosquera (2008), en la que intenta
establecer una diferencia entre los subtipos de personalidades con rasgos narcisistas y
personalidades narcisistas.
En la primera clasificación se encuentran personas que pueden resultar abusadoras
y causar sufrimiento a los demás. Estos sujetos ven obstaculizada su integración, ajuste,
funcionamiento y eficacia en la sociedad debido a que presentan un grandísimo malestar
y sufrimiento, es decir, son personas que, independientemente de su eficacia, se sienten
mal con ellos mismos y ese sufrimiento les limita por lo menos en algunas áreas de su
vida cotidiana. Por ello, es más frecuente que estas personas acudan pidiendo ayuda a
las consultas de psicología y psiquiatría. Entonces, podemos destacar ocho tipos de
personalidades con rasgos narcisistas:
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28
Descripción del trastorno narcisista de la personalidad

Los narcisistas desesperados, son personas que se caracterizan por
presentar un estilo “si-pero” (Mosquera, 2008). Aunque estos sujetos
acudan a las consultas en busca de ayuda, pidan tratamientos y asistan a
las citas, no consienten ser tratados. Van a consulta con una supuesta baja
autoestima que normalmente llama la atención y ayuda de los demás, pero
para ellos los cuidados y la atención que reciben nunca son suficientes,
siempre necesitan algo más que les llene completamente y que no hayan.
Cuando se les plantea algo que aparentemente aceptan, terminan haciendo
lo inverso; prevaleciendo en algunos casos, los comportamientos pasivoagresivos. Por ello, podríamos decir que el narcisista desesperado es como
un narcisista ambivalente.

El narcisista frustrado es un estilo similar al anterior. Son sujetos que
acuden a las consultas en busca de ayuda, que asisten a las citas y
supuestamente escuchan las sugerencias, pero muestran lo que
verdaderamente sienten y piensan en los momentos críticos. Al igual que
el narcisista desesperado, el narcisista frustrado también acude a terapia
con una “aparente baja autoestima” aunque cuando se le cuestiona surgen
razonamientos del tipo “yo estoy por encima de los demás”, “Mis valores
son superiores”, “La injusticia proviene del mundo y yo soy una víctima
inmerecida” (Mosquera, 2008). Es decir, estos sujetos tienden a atribuir
sus problemas a algo externo (por ejemplo, a gente que les ha hecho o les
hace daño, a la carencia de ayuda y cuidado en su infancia, a cómo
funciona su entorno, etc.), pero su verdadero problema es que tienen una
enorme dificultad para asumir su responsabilidad o compromiso. Su
primordial frustración viene dada por no haber logrado lo que esperaban
para sí mismos o por no tener la vida que les gustaría y creen que merecen.

El narcisista aparente o “inflado” es un estilo caracterizado por la
propensión a atraer y agradar. Para estos individuos resulta muy
significativa la apreciación y valoración de los demás, necesitan sentir el
reconocimiento y la aprobación de las personas de su entorno. Esto les
lleva a ser muy vulnerables a la crítica. No obstante, poseen diversas
destrezas y una gran capacidad para atraer la atención de los otros y crear
impresiones y emociones positivas. A diferencia de los anteriores, el
narcisista aparente o “inflado” acude a consulta con una autoestima
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29
Fabiola Flores Gallego
inferior de lo que aparenta, intentando dar la imagen de sí mismo que cree
que será aceptada por los demás. Por ello, el problema más importante que
tienen estos sujetos es el temor a ser descubiertos. Este perfil se suele
identificar con personalidades límite y personalidades normalmente
funcionales.

El narcisista dependiente expresa inquietud por los demás, pero estos la
aprecian como excesiva y artificial. Para estos sujetos es muy relevante la
sensación de vacío y el miedo a quedarse solos, son personas que viven
dedicadas a los demás, es decir, por y para otros, que intentan agradar, caer
bien y conectar. El narcisista dependiente presenta grandes dificultades
con la crítica, se muestra muy seguro con personas desconocidas, conecta
fácilmente con la gente y suele causar buena impresión. No obstante, sabe
que no muestra una actitud real y puede sentirse muy frágil si vislumbra
que otros recelan. Un aspecto que le desconcierta y no entiende, es por qué
los demás no son capaces de “corresponder” de la misma manera (dando
respuesta a sus deseos verdaderos: que sus necesidades sean cubiertas por
aquellos a los que “elige” como posibles candidatos a suplir sus carencias)
(Mosquera, 2008). Parece que disfruta condescendiendo a los demás, sin
embargo, siempre espera recibir algo a cambio. Cuando se sienten
sobrepasados (por la predisposición a acumular resentimiento y rencor
cuando las personas no se conducen como ellos esperan), pueden explotar
y ser verbalmente abusivos. En definitiva, el narcisista dependiente se
preocupa y se vuelca por los demás para ser reconocido y recompensado, y
satisfacer así su ego.

El narcisista aparentemente funcional tiene la capacidad adaptativa de
desarrollarse en cualquier área de su vida, pero para alcanzar sus metas
manipula a los demás y adopta cualquier rol que le resulte lucrativo. Su fin
es destacar y no le da importancia a lo que le pueda suceder a los de sus
alrededor como resultado de sus estrategias. Cuando consigue lo que tanto
le apremiaba, surge realmente su auténtica personalidad, haciendo
desaparecer esa fachada de persona atenta y cordial, porque los demás
dejan de ser útiles para sus intenciones. Los problemas surgen cuando ve
que sus objetivos han fracasado o cuando se topan con personalidades
semejantes, ocasionando una lucha por el poder. Llevado al extremo se
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
podría hablar de personalidades psicopáticas, pero en un grado menor se
trataría de un patrón relativamente común. En ocasiones son catalogados
como “trepas” a nivel laboral, o como “aprovechados” en otros ámbitos
(Mosquera, 2008).

El narcisista salvador normalmente es un perfil funcional, es decir, puede
desarrollarse adaptativamente, mantenerse estable y tener un buen
funcionamiento si las cosas van bien. Hay sujetos que sobrevaloran sus
capacidades (se atribuyen más dominio o capacidad para solucionar los
problemas) sintiendo una gran responsabilidad sobre lo que les sucede a
otras personas. Se pueden dedicar al ejercicio de profesiones que guardan
relación con la salud o los cuidados, por ejemplo, médicos, enfermeros,
psicólogos, psiquiatras, etc. Pero dichos sujetos presentan una gran
dificultad: la falta de control sobre los demás o sobre factores externos,
que provoca en ellos un gran desajuste y desánimo cuando algo no sale
como esperan.

El narcisista compensador es un perfil que presentan algunos pacientes
que podemos atender en la consulta. El origen de sus comportamientos
está
en
un
profundo
sentido
de
inseguridad
y
debilidad
o
enflaquecimiento, más que en sentimientos legítimos de confianza y alta
autoestima. El narcisista compensador representa a personalidades que han
sufrido traumas en su infancia; estos sujetos intentan encubrir o suplir sus
carencias, necesidades y penurias infantiles a través de la creación de una
ilusión de superioridad y creando una imagen de sí mismos de gran valía.
Además requieren que los demás contribuyan en su esfuerzo por lograr
prestigio, son enormemente sensibles y se sienten afrentados por cualquier
crítica y son conscientes de que procuran conseguir una posición mayor de
la que se merecen.

El
antisocial
aprendido
habitualmente
muestra
conductas
y
razonamientos antisociales, pero hay que prestar atención a una enorme
contradicción en él: notaremos respuestas emocionales, malestar ante
determinados aspectos y sorpresa cuando los confrontamos o les
informamos de algo de lo que no son conscientes (Mosquera, 2008).
Igualmente, el narcisista aprendido suele sufrir un desajuste cuando se
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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31
Fabiola Flores Gallego
hace referencia al sufrimiento de otras personas. Estamos ante sujetos
diagnosticados de trastorno antisocial que cumplen criterios por
determinadas formas o conductas, pero no cumplen los criterios en cuanto
a las motivaciones. Son personas que sufren muchísimo, aunque sean
capaces de bloquear sus emociones y utilizar la negación como mecanismo
de defensa. En este caso, su narcisismo consistiría en una fachada de
invulnerabilidad, dureza, y una especie de “yo” prepotente que no tiene en
cuenta a los demás (Mosquera, 2008). El origen de sus conductas y
proyectos sobre la vida derivan de aspectos aprendidos en situaciones
difíciles.
Una vez explicados los tipos de personalidades que pueden presentar rasgos
narcisistas, resulta importante esclarecer que son personas que sufren mucho y que no
están conformes con su vida, por lo que necesitan ayuda y son aptas para ser tratadas.
En la mayor parte de los casos, la persona no es consciente de los problemas que tiene,
por ello hay que profundizar en la valoración que se haga sobre ellos, ya que en la
mayoría de los sujetos existe una notable alteración de la identidad y muchos
mecanismos de defensa.
En la siguiente clasificación, se incluye a personalidades narcisistas especialmente
explotadoras que normalmente carecen de empatía, que mantienen una postura de
absoluta indiferencia hacia el sufrimiento del ser humano y que poseen la capacidad de
funcionar en el medio y de disimular o encubrir sus secretos. Dentro de las
personalidades patológicas podemos distinguir cinco tipos:

El narcisista sin principios se caracteriza por poseer un comportamiento
soberbio en cuanto a su propia valía, un sentimiento de indiferencia hacia
los demás y unas conductas sociales falaces y atemorizadoras. Además,
estos sujetos son conscientes de que se aprovechan de los otros en su
propio beneficio y, sin tomar responsabilidades, esperan ser reconocidos.
No tienen sentido de culpa, ni conciencia social, son personas que
disfrutan jugando con los demás. Conseguir algo que requieren es lo único
que mantiene sus relaciones. Es un perfil que deberíamos tener presente en
nuestras evaluaciones, principalmente si establecemos alguna relación con
los pacientes que están en prisión o que vienen derivados por un juez para
impedir su entrada en ésta. Millon (1998, 2001) explica que es un subtipo
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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Descripción del trastorno narcisista de la personalidad
observado a partir de las dos o tres últimas décadas en programas de
rehabilitación de menores y cárceles. Es común que estas personalidades
comiencen tratamientos clínicos, aunque suelan realizar actividades
legales y tener éxito. Podemos observar a través de la descripción de sus
características, que este perfil mezcla características narcisistas y
antisociales. Tal vez concuerde con el denominado por Meissner (1979
citado en Mosquera 2008) como “manipulador o psicopático” y con el
desalmado de la pionera clasificación de Schneider.

El narcisista psicopático-sádico posee las mismas características que el
narcisista sin principios pero aún más extremo, ya que disfrutan
provocando perjuicios a los demás (por ejemplo, asesinos en serie y
violadores, que son las personalidades más crueles). A diferencia del
anterior, no es nada común que estos sujetos acudan a las consultas.

El narcisista práctico y funcional también guarda relación con el perfil
del narcisista sin principios, pero estos sujetos aprenden a manipular a los
demás como quieren sin que éstos se den cuenta de sus auténticos
propósitos y, además, suelen integrarse en la sociedad. No es frecuente que
estas personas acudan a consulta, ya que no sufren ni hacen sufrir a las
personas de su alrededor.

El narcisista elitista es descrito por Reich y Millon. Estos sujetos se
empeñan en ofrecer una buena imagen de sí mismos, tanto que pueden
parecer insolentes. Como hablan exorbitantemente de sí mismos, pueden
surgir en los demás controversias entre lo que son y cómo se muestran. Su
objetivo es conseguir convencer a los demás de que son personas
peculiares y especiales, ya que están totalmente persuadidos de su sí
mismo. Suelen relacionarse con personas reconocidas, les gusta presumir
de sus logros (sean reales o no) e intentan que cualquier cosa que hagan
parezca extraordinaria.

Y, por último, el narcisista límite, que es sugerido por el Dr. Vicente
Rubio citado en Mosquera (2008), en el que además de las características
y síntomas más aparentes (comportamentales) del TLP, hay un importante
fondo histriónico-narcisista de protagonismo, aparatosidad, desmesure en
los síntomas, de importancia, de ser diferente, “el más limite”. Estos
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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33
Fabiola Flores Gallego
sujetos creen que deben ser tratados de forma diferente al resto de
personas porque consideran que son especiales. Aquí se incluye a personas
que no tienen empatía y que piensan que los demás tienen que prestar
atención a sus necesidades cuando ellos lo requieran. Cuando estos
pacientes acuden a consulta solicitan la atención del jefe o del responsable.
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4. ILUSTRACIÓN CLÍNICA DE CASOS
En la actualidad, algunas de las características más valoradas son la seguridad en
uno mismo, la persuasión o la competitividad. Además, si lo que se persigue es el logro
de objetivos, estas características podrían ser mayormente reforzadas por la sociedad.
No importa que ello conlleve la humillación, el menosprecio, la infravaloración o la
destrucción de sujetos que no se adaptan al estilo productivo (Caballo, 2004). El estilo
narcisista sabe cómo emplear estas tendencias de la sociedad para favorecerse a sí
mismo, y así poder prosperar y alcanzar su objetivo. En este caso estaríamos hablando
de un estilo de personalidad. Sin embargo, hablaríamos de un trastorno de la
personalidad, cuando dichas características se llevan a un extremo o límite.
Todo el mundo se ha cruzado alguna vez con personas soberbias, con autoestima
y amor propio elevados, con creencias de superioridad con respecto a los demás, con
creencia de que poseen una inteligencia insuperable, hábiles compitiendo (se imaginan a
sí mismos como los mejores), con fábulas de poder divino, grandes riquezas, etc. Pero
como ya se ha explicado en el apartado anterior, las personas que padecen este tipo de
trastorno, no sólo piensan que son extraordinarios y mejores que los demás, sino que
contemplan al resto de personas con desaire considerándolos como inferiores o
vulgares. Ellos esperan siempre ser bien tratados, aceptando además con serenidad los
cumplidos que reciben de los demás. Asimismo, les afligen las críticas que puedan
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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35
Ilustración clínica de casos
recibir, aunque saben disimularlo perfectamente. Es decir, para los narcisistas el rechazo
es insoportable, necesitan ser amados por los demás, dejarse querer y sentirse
indispensables, aunque son desprendidos en el amor y aman de forma inteserada.
Además, no les gusta compartir los méritos, algunas veces consiguen sus
objetivos a costa de otros. Piensan que los demás deben obedecer y ser guiados por
ellos. No son empáticos y les cuesta darse cuenta de que las demás personas tienen
necesidades distintas a las suyas. Su egocentrismo hace que acojan una postura
desinteresada en relación a los derechos, a la comodidad de los demás, y a las leyes
sociales. Elaboran razones para justificar su actitud y sus acciones, quedándose a sí
mismos en la mejor posición factible. Y cuando se sienten coaccionados, reaccionan de
forma más arrogante y apática, y en ocasiones pueden llegar a exasperarse.
Los casos que se van a exponer a continuación proporcionan una ilustración de
muchos de estos signos diagnósticos de TNP. En ambos casos se llevan a cabo crímenes
con el agravante de premeditación y alevosía. Sin embargo, sus fines son totalmente
distintos. También es importante destacar que se parte de información parcial, es
decir, de pistas que apuntan al diagnóstico.
En primer lugar, considérese el caso de José Bretón Gómez (Figura 7), condenado
a 40 años de cárcel por el asesinato de sus hijos Ruth y José, de seis y dos años, en
octubre de 2011 en Córdoba (J. Albert, 2013); por los cuáles se le impusieron dos penas
de 20 años de cárcel. En marzo de 2015, la Audiencia de Córdoba fijó en 25 años de
prisión el límite de cumplimiento de condena de José Bretón (Caravaca, 2015).
También fue condenado a una pena de 9 meses de multa (de 10 euros diarios) por
simular que sus hijos se perdieron, por un despiste que él tuvo, en el parque Cruz Conde
de Córdoba.
José Bretón Gómez es natural de Córdoba y estaba casado con Ruth Ortiz Ramos,
con la que tenía en común estos dos hijos. Aproximadamente un mes antes del suceso,
Ruth le anunció a su entonces marido, su propósito de divorciarse. Tras un acuerdo
entre ambos, durante ese periodo en el que estaban en trámites de separación, Ruth Ortiz
residía en Huelva y se hacía cargo de los niños durante la semana, y José Bretón se los
llevaba a Córdoba el fin de semana (finca familiar de Las Quemadillas, donde vivía con
sus padres) para pasarlo con ellos.
José Bretón siempre necesitaba acapararlo todo, tener control sobre su esposa.
Desde el inicio de la relación intentó evitar que tuviera hijos, que trabajara fuera de
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casa, que aprendiera a conducir o que mantuviera relación con su familia, entre otras
cosas. Según Castilla (2014), para conseguirlo, Bretón no reparó en detalles, algunos
macabros, como poner sal y ajo en el biberón del pequeño para inculpar a su cuñada y
alejarla de su vida. Igualmente, acusó de alcohólica a la abuela materna con el mismo
propósito.
Cuando hay desorden, falta de control y situaciones de incertidumbre, José Bretón
pierde el control de sus emociones. Es decir, no tiene autocontrol, no posee la capacidad
de controlar sus emociones, ni es capaz de regular su manifestación emocional o
modificar un estado de ánimo (Gil Martínez, 2013). Su exmujer afirma que ella sabía,
sin necesidad de análisis, que su esposo padecía una sensibilidad extrema a
contratiempos y desaires, era incapaz de perdonar un agravio (Castilla, 2014).
Cuando Ruth le comunicó su intención de separarse, su afán de control se
desbarató. Fue entonces cuando, inmerso en el proceso de separación, pensó en
vengarse de ella a través de sus hijos. Dice Gil (2013), que no reconoce su rabia y odio,
no toleró la separación de su mujer y por ello buscó vengarse de ella, no es consciente
de su narcisismo, de su falta de control sobre la situación de abandono. Respecto a su
relación con los niños es importante destacar que nunca se mostraba cariñoso con ellos.
Figura 7. Regreso de José Bretón al parque donde dijo que había perdido a sus
hijos para la reconstrucción de los hechos. Fotografía: Francis Vargas (Gómez &
Albert, 2012)
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Ilustración clínica de casos
Otro ejemplo que ilustra cómo las características de personalidad llevadas al
extremo pueden distorsionar las percepciones de los sujetos narcisistas y convertirlos en
personas altivas y explotadoras, es “La matanza de Utoya”, un suceso ocurrido el 22 de
julio de 2011 en Noruega. Fue una tragedia nacional, la noticia espantó al mundo y dejó
una huella imborrable en ese país. Este hecho fue realizado por Anders Behring Breivik,
un empresario noruego de 32 años (Figura 8).
Consistió en una explosión que tuvo lugar en el distrito gubernamental de Oslo, y
un posterior tiroteo ocurrido dos horas después en la Isla de Utoya, que dejó 77 muertos
y más de un centenar de heridos, la mayoría de ellos adolescentes. Un tribunal condenó
a Anders Behring Breivik a la pena máxima en Noruega, 21 años, al que considera un
“fanático extremista” pero no un enfermo mental, aunque la juez Wenche Elizabeth
Arntzen sí dijo que tiene “rasgos narcisistas y disociales” (Galarraga, 2012).
Sus ideas contra el multiculturalismo y el odio a los inmigrantes le llevaron a
realizar esos actos. En este caso, Anders seleccionó a las víctimas por ser políticamente
defensoras o promotoras de la difusión en su sociedad de inmigrantes (especialmente
musulmanes). Según Jiménez Serrano (2011), estamos ante un caso prototípico de
asesino frenético o Spree Killer, es decir, un asesino que mata a dos o más víctimas en
un periodo de tiempo consecutivo y en dos o más lugares.
La mañana del suceso publicó un vídeo en el que aparecía portando un fusil,
vestido con un traje de neopreno y con una frase grabada en el brazo que decía “cazador
de marxistas”. Su mensaje era claro: atacar al islam y al marxismo (Castillos, 2015). Y
en su diario personal, antes de los sucesos, escribió una reveladora frase: “Este es el
gran día que ha estado esperando durante tanto tiempo. Incontables horas e incluso años
de preparación ha recompensado esta oportunidad” (Ballota, 2011). La parte más
delicada comienza cuando en su propio hogar hacía diferentes experimentos de
fabricación de bombas caseras, aquello evidenciaba sus ideas de llevar a cabo el
atentado. Él mismo se denominaba “el monstruo más grande después de la segunda
guerra mundial” (Castillos, 2015). En esta situación se puede comprobar al extremismo
al que ha llevado sus convicciones e ideas y puede apreciarse la perturbación que
esconde dicha ideología junto a la visión violenta que tiene al respecto (Jiménez
Serrano, 2011).
El sujeto actuó de manera fría, siendo consciente del daño que estaba provocando
y de la barbarie de sus actos, pero estas personas no se consideran asesinos sino
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víctimas de una injusticia. Una vez apresado, no mostró signos de arrepentimiento, su
única disculpa fue por no haber matado a más personas, afirmando que era un mal
necesario y justo. Además, se le vio poco afectado y sin remordimiento. Anders no sólo
no se verá como un asesino despiadado sino que se auto-describirá como un héroe, un
libertador, como un justiciero y redentor (Jiménez Serrano, 2011).
Considerando el caso Anders, podemos decir que este tipo de sujetos son poco
flexibles, se encuentran siempre al lado de algún extremo, tienen poca tolerancia a la
frustración y suelen dirigir su vida por el dogmatismo y unas auto-creadas nociones de
moral y ética (Jiménez Serrano, 2011). Todo el que no piense como él finalmente acaba
convirtiéndose en su enemigo.
Figura 8. Anders Behring Breivik en la sala de la prisión de Skien. Fotografía:
NTB Scanpix/Reuters (Mitchell, 2016)
Lo que explica gran parte de lo que les ocurre a las personas con un estilo
narcisista es que saben lo que quieren y cómo obtenerlo. Una característica importante
es que poseen una gran codicia, consiguiendo trasformar sus deseos o ambiciones en
realidad; Anders Behring busca cumplir un ideal político, mientras que José Bretón
intenta atraer la atención de su mujer y tener control sobre todo.
Son personas capaces de planificar, determinar metas y preferencias, tomar
decisiones y no asumir responsabilidades. Esto lo podemos observar en el caso de José
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Ilustración clínica de casos
Bretón, sin embargo, en el segundo caso fue él mismo quien se entregó y se hizo
responsable de lo ocurrido, ya que no quería pasar inadvertido o desapercibido, sino que
quería mostrarse y exhibirse. Según Caballo (2004), las argucias políticas o de negocios
y el talante extravertido que presenta el estilo narcisista favorecen la eliminación de
elementos y personas que obstaculizan el camino del “líder”. Estas personas no ven a
quien están matando como un igual o como una víctima, sino como un objetivo de ese
objetivo superior que ellos tienen. Quiere atraer la atención sobre su persona.
Como podemos ver, estos sujetos tienen rasgos de personalidad patológica,
formas de ver el mundo, de relacionarse y de pensar sobre los demás y uno mismo que
son incorrectos, inflexibles y desadaptativos (Gil Martínez, 2013). Estos criterios
apuntan a que es probable que José Bretón y Anders Behring presenten lo que Paulhus y
Williams (2002) denominaron como la Tríada Oscura de la personalidad.
Entre las personalidades socialmente aversivas, tres rasgos han atraído más la
atención empírica: el maquiavelismo, narcisismo, y la psicopatía (Paulhus & Williams,
2002). Estos son los tres perfiles de personalidad que se han denominado como la
Tríada Oscura de la personalidad. Es decir, rasgos importantes de psicopatía, como
crueldad, falta de empatía, ausencia de remordimientos y de lazos afectivos auténticos;
narcisismo, o la necesidad de ser muy valorado, ego inflado; baja tolerancia a la
frustración y maquiavelismo, ya que emplea estrategias torticeras para conseguir sus
fines gracias a manipulación y engaños (Abelairas, 2013).
Son denominadas como personalidades que han desarrollado el lado oscuro de la
personalidad, porque los sujetos con estos rasgos comparten una tendencia a ser
insensibles, egoístas y maliciosos en sus relaciones interpersonales (Jones & Paulhus,
2009). Con este tipo de personalidades es comprensible la metáfora del lado oscuro
como la parte más negativa de las relaciones humanas (Pozueco Romero & Moreno
Manso, 2013).
Como se ha mencionado anteriormente (en el apartado 3.2), el maquiavelismo es
una de las manifestaciones de las dificultades en las relaciones interpersonales, que es
uno de los rasgos que definen a las personalidades narcisistas. Es la tendencia a ver a los
otros como extensiones de uno mismo (Techera, Millán Vásquez de la Torre, &
Fernández Morales, 2008). Por ejemplo, según Vicente Garrido (citado en Castilla
2014), “Bretón no desea amor, busca posesión y, mientras los niños sigan ocultos, ella
se encuentra en sus manos. Su marido posee el secreto de los niños, necesita volver a
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verla. Y ella acude a prisión en dos ocasiones buscando respuestas”. Aquí podemos ver
reflejada la astucia de José Bretón para engañar y manipular a su mujer, y así conseguir
atención por su parte. Por otra parte, Anders Breivik acude al campamento y,
haciéndose pasar por policía, reúne a todas las personas presentes con el pretexto de
brindarles información sobre la explosión que había tenido lugar unas horas antes en la
capital, para llevar a cabo el asesinato.
Por otro lado, desde parámetros comportamentales, el TNP manifiesta similitudes
con la psicopatía, de hecho, podría considerarse que, si bien, un narcisista puede no
tener una psicopatía, casi invariablemente, se desenvolverá con una actitud psicopática
en el mundo (Rico, 2015).
En ambos trastornos destacan la dificultad de establecer una relación simbiótica
con los demás, ya que nunca los consideran personas íntegras, honradas u honorables
con sus derechos y necesidades, no los ven como un igual, sino que los ven como
objetos que les proveen de algo que necesitan, es decir, como un medio para conseguir
sus objetivos. La carencia afectiva es uno de los rasgos presentes en ambos trastornos.
El psicópata tiene una carencia de emociones profundas, mientras que el narcisista
puede tener fantasías sobre el logro de una maravillosa relación que no podrá tener, y
atribuirá su fracaso a la ignorancia o torpeza del otro, para proteger así su autoestima.
Otra similitud entre psicópata y narcisista es que ninguno de los dos mostrará
sufrimiento ni verdadero arrepentimiento por sus actos, su intención es obtener
beneficios a través de engaños, mentiras o falsas promesas. Presentan dificultades para
sentir culpa, duelo o empatía con el sufrimiento que crean: el psicópata sencillamente
porque no lo siente y el narcisista porque, para resguardar su autoestima, atribuye los
fracasos a los demás. Igualmente, en el psicópata y en el narcisista la ira es una emoción
a flor de piel, ambos, están limitados en una emocionalidad de carácter profundo, pero,
en cambio, son probables las respuestas o reacciones coléricas como fruto de esta
emoción primaria (Rico, 2015).
Para Cleckley (1976 citado en Pozueco Romero y Moreno Manso 2013), las
marcas de identidad del psicópata son el engaño y el temerario desprecio por los demás,
si bien el rasgo posiblemente más definitorio de la psicopatía sea la ausencia de
empatía. En ambos casos existe una falta de empatía hacia los sentimientos y
necesidades de los demás, poniendo por delante su bienestar y la satisfacción de sus
necesidades.
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Ilustración clínica de casos
Sin embargo, todos y cada uno de los psiquiatras y psicólogos que han analizado
su personalidad desde que ingresó en la cárcel afirman que el padre de Ruth y José no es
ningún psicópata (Caravaca, 2013). Según Gil (2013), no es un enfermo mental, por
supuesto; los enfermos mentales no son asesinos, bastante desgracia tienen con su
trastorno para que encima les atribuyamos una conducta violenta. Pero como hemos
señalado, al igual que Anders, sí presenta rasgos de personalidad patológica.
Entonces, ¿qué explicación encontramos a las conductas que realizan estos
sujetos? Es evidente que en ambos casos están presentes diversos rasgos de
personalidad narcisista pero, en muchas ocasiones, este tipo de trastorno no se da como
patrón único sino que puede ir acompañado de rasgos de otras patologías. Como hemos
dicho, el rasgo posiblemente más definitorio en estos dos casos sea la ausencia de
empatía, que en niveles muy elevados, y sumado con rasgos de otros trastornos, hace
que los sujetos lleven a cabo conductas dañinas y dolorosas para los demás (ver Figura
9).
Figura 9. Representación gráfica de los rasgos que conducen a conductas dañinas
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5. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO DEL
TRASTORNO NARCISISTA DE LA
PERSONALIDAD
5.1.EVALUACIÓN
La evaluación precisa del TNP es difícil, sobre todo cuando hay también presente
un trastorno del Eje I, o rasgos característicos de otros trastornos de la personalidad
(Beck & Freeman, 1990); como ocurre en los casos que hemos visto en el apartado
anterior.
Resulta marcadamente diferente entrevistar a personas con un trastorno narcisista
de la personalidad que hacerlo con sujetos con otros trastornos de la personalidad, ya
que durante la entrevista el profesional tiene la impresión de que estos individuos
manejan la interacción para darse notoriedad y exaltar sus virtudes, mostrando una
postura de indiferencia ante la perspectiva de este.
Si el clínico cumple las expectativas del rol que tiene creadas el paciente, podrá
llegar a ser idealizado por éste, mientras que si ataca su grandiosidad desde el principio
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Evaluación y tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad
del tratamiento corre el riesgo de que el sujeto lo abandone (Caballo, 2004). La falta de
introspección en estos sujetos impide que diferencien sus partes sanas y enfermas.
Por otra parte, es común que el paciente narcisista menosprecie al profesional por
no tener suficiente experiencia o la inteligencia adecuada para entenderle. Además,
cuando el terapeuta intenta observar, clarificar o realizar una crítica constructiva al
paciente, se puede topar con interrupciones como:
“No sigas por ahí, ya se lo que me vas a decir, déjalo anda”; “esperaba
algo más de ti pero eres igual que el resto”; (con una sonrisa despectiva):
“esperaba que dijeras algo así, que típico”; “esto ¿qué es? ¿la terapia cognitiva?,
conmigo no va a funcionar”: “y ahora ¿qué toca?, ¿ intentar darle la vuelta a lo
que acabo de decir para que piense en los otros?”; “Mira, ¿no se te ocurre nada
mejor?, eso es una tontería, ¿no esperarás que yo lo haga? Eso es para matados,
y gente que no sirve para nada más” (Mosquera, 2008, p. 9).
Estos pacientes prefieren preguntas abiertas que les permitan extenderse en
descripciones de sus muchas virtudes, logros y planes futuros (Caballo, 2004).
Igualmente, es necesario que transcurra un largo periodo de tiempo para que el
profesional consiga mitigar la grandeza del paciente, y sólo así se logrará
verdaderamente crear el vínculo entre ambos.
Por último, García Garduño (2000) nos apunta algunos de los instrumentos
específicos más empleados para la evaluación del TNP:
1) Inventario de Personalidad Narcisista.
2) Escala del Trastorno Narcisista de Personalidad del MMPI (MMPI
Narcissistic Personality Disorder Scale).
3) Inventario Clínico Multiaxial de Millon (Millon Clinical Multiaxial
Inventory).
4) Inventario Multifásico de Narcisismo de O’Brien (O’Brien Multiphasic
Narcissism Inventory).
5) Escalas de Superioridad e Inestabilidad en las Metas (Superiority and Goal
Instability Scales).
6) Escala de «Selfismo» (Selfism Scale).
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5.2.TRATAMIENTO
Los trastornos de personalidad suelen ser los trastornos mentales más difíciles de
tratar, ya que conforman una parte integral de lo que define a un individuo y a las
percepciones de sí mismo (Pastorelli, Bañón González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez,
& Trigo Campoy, 2012). Para Caballo (2004), el TNP es crónico y muy difícil de tratar
por las características típicas del mismo.
Resulta complicado lograr disminuir la autoimportancia de un individuo que se
considera superior a los demás. Estas personas inicialmente acuden a consulta con una
actitud de superioridad y desprecio hacia el terapeuta (y el mundo en general)
(Mosquera, 2008). Pero es importante resaltar que un sujeto narcisista nunca asistirá a
terapia por las características propias de dicho trastorno. Según Caballo (2004), los que
se ven en terapia suelen haber buscado ayuda por un trastorno psicológico del Eje 1. No
obstante, el individuo narcisista busca tratamiento por tres razones (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012):

Debido a causas agudas provocadas por fracasos en el trabajo o en la vida
personal, o por pérdidas.

Por peticiones o insistencias de los familiares.

En respuesta a peticiones de un superior en el trabajo.
Existen algunas posibles pautas trazadas por la terapia cognitiva para la
intervención en este tipo de trastorno. Los primeros objetivos clínicos de la terapia
cognitiva del trastorno narcisista de la personalidad, según Beck y Freeman (1990),
suponen el desarrollo de una relación de cooperación, la adaptación del paciente al
modelo cognitivo del tratamiento y el mutuo acuerdo respecto de la conceptualización
del problema y el enfoque del tratamiento.
El fin del terapeuta no es convencer al paciente para cambiar su narcisismo, sino
que tiene que clarificar y operacionalizar las dificultades y los objetivos de este. Luego,
este trastorno se convertirá, de forma natural, en objetivo de la terapia, puesto que
impedirá alcanzar objetivos más concretos (Caballo, 2004). Por ello, puede resultar más
práctico y realista intentar modificar conductas concretas del paciente y ayudarlo a ser
más moderado en su narcisismo. De acuerdo con esto, además de los objetivos iniciales
que se han mencionado, para Beck y Freeman (1990), las metas del tratamiento van
El trastorno narcisista de la personalidad y su manifestación en los medios de comunicación
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Evaluación y tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad
desde la resolución de la queja presentada hasta el desarrollo de conductas y actitudes
alternativas a largo plazo.
Una vez que se han descrito los objetivos de tratamiento, se pueden manejar las
técnicas conductuales y/o cognitivas necesarias. Inicialmente, es probable que las
técnicas conductuales resulten más útiles porque demandan menos autorrevelación. En
la terapia es fundamental que el terapeuta instaure y salvaguarde las normas y los
límites.
Las intervenciones alternan entre aumentar la responsabilidad conductual, reducir
las distorsiones cognitivas y el afecto disfuncional y formular nuevas actitudes (Beck &
Freeman, 1990). A largo plazo, las principales metas viables serían acrecentar el
comportamiento de reciprocidad y sensibilidad hacia los sentimientos de otros, cooperar
con los demás y adjudicarse una parte del trabajo, tener expectativas más sensatas y
razonables sobre otras personas, obtener más autocontrol de las costumbres y los
estados de ánimo, y una autovaloración más discriminativa, que reconozca qué aspectos
tienen en común el paciente con las demás personas.
El deseo de alcanzar estados de ánimo más invariables, conservar determinadas
relaciones o carreras, y eliminar síntomas tenaces y recurrentes, hace que estos sujetos
sientan una gran motivación para perseguir metas de mayor alcance. Seguidamente
(Figura 10) se enumeran algunas de las estrategias cognitivo-conductuales que se
emplean para el tratamiento del TNP:
Trastorno crónico y muy difícil de tratar por sus características

Cambio de distorsiones cognitivas que tiene sobre sí mismo.

Reestructuración por medio de imágenes.

Desensibilización sistemática para la hipersensibilidad ante la evaluación.

Detención y distracción del pensamiento para no detenerse en qué están pensando los otros.

Entrenamiento en empatía.

Técnicas concretas para problemas específicos, como el maltrato verbal o físico, el acoso
sexual, problemas de pareja, etc.
Figura 10. Resumen de los procedimientos cognitivo-conductuales utilizados para
el tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad (Caballo, 2001)
El trastorno de la personalidad narcisista y su manifestación en los medios de comunicación
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6. CONCLUSIONES
La complejidad del narcisismo patológico se da en un gradiente que va
desde niveles de funcionamiento extraordinariamente altos en sujetos con
capacidades
excepcionales,
a
reacciones
narcisísticas
contextualmente
gatilladas, a trastornos de personalidad con síntomas leves a severos, que
cumplen con los criterios formulados en el DSM-5 y que limita el
funcionamiento en áreas vocacionales o interpersonales (Pastorelli, Bañón
González, Ruíz de la Hermosa Gutiérrez, & Trigo Campoy, 2012, p. 14).
Millon (1998, 2001) refleja que a pesar del potencial para la descompensación
grave, la mayoría de los narcisistas funcionan con éxito en la sociedad si poseen un
mínimo de base y talento para recuperar su confianza (Mosquera, 2008; Kernberg,
Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico, 1975; Millon & Davis, 1998). Desde
una perspectiva clínica es fundamental evaluar los trastornos de personalidad en el
paciente porque tienen una influencia en el manejo y pronóstico terapéutico del caso
clínico (Esbec & Echeburúa, 2014).
Asimismo, los trastornos de personalidad suelen ser los trastornos mentales más
difíciles de tratar, ya que las dificultades sólo surgen en estos pacientes cuando coexiste
una gran diferencia o discrepancia entre sus jactancias y la realidad. Y, además, una vez
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Conclusiones
involucrados en un tratamiento, los sujetos narcisistas ponen resistencias que hacen que
el objetivo de la terapia (la reestructuración de la personalidad) sea difícil de conseguir.
Algunas de las directrices para la evaluación y el tratamiento del trastorno narcisista de
la personalidad que brevemente hemos expuesto, hacen que el manejo y el trato con
estos sujetos resulte menos complejo.
En relación a los casos clínicos que hemos visto, los tres componentes o tipos de
personalidad presentes en ellos suponen, en diversos grados, un perfil oscuro,
interpersonalmente
demoledor
o
destructivo,
con
predisposiciones
hacia
la
grandiosidad, la carencia de sensibilidad emocional, la manipulación y la autoridad o
dominación. Así, las personalidades narcisistas se caracterizan por su grandiosidad y la
posesión de alta autoestima. Normalmente, los psicópatas y los maquiavélicos son
amables, atrayentes y divertidos, pero también pueden ser impulsivos y sagaces. Y, al
igual que los narcisistas, suelen poseer una gran autoestima.
El problema aparece cuando estos tres componentes coinciden en un rasgo
fundamental: la ausencia de empatía (Pozueco Romero & Moreno Manso, 2013).
Aunque es el rasgo principal, no es el único, sino que de este emanan otros rasgos
característicos de estos tres tipos de personalidades que, en ocasiones, emergen en sus
relaciones con los demás. Por ello, cuando a una persona no le afecta ni le importan
absolutamente nada los sentimientos de otros, ni se para a pensar y a tener en cuenta las
consecuencias aversivas que podrían conllevar sus actos, es innegable que no habrá
miramientos y cautelas a la hora de hacer lo que se proponga si con ello obtiene
beneficios y, además, logra sus objetivos.
El trastorno de la personalidad narcisista y su manifestación en los medios de comunicación
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