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TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD
INTRODUCCIÓN
A continuación, intentaremos reflejar las características esenciales sobre el Trastorno
de personalidad narcisista. Para elegir la información necesaria sobre dicho trastorno,
nos reunimos para determinar la bibliografía que íbamos a utilizar, la cual, viene
especificada al final de dicho trabajo.
Una vez que ambas encontramos información suficiente sobre todos los puntos de los
que consta éste, nos reunimos de nuevo para elegir minuciosamente los contenidos y las
partes que íbamos a realizar cada una; las partes más creativas se realizaron
conjuntamente (introducción, tipo de personalidad, caso clínico y conclusión) en
sucesivas reuniones, y para los demás puntos nos repartimos el trabajo para realizarlos
de forma individual, habiendo explicado previamente a la otra parte nuestra intención
sobre cómo realizarlos (cuáles eran los contenidos de los que constarían los puntos,
bibliografía para cada uno de ellos, estructura etc.).
Ainara Frade realizó: criterios DSM IV, características clínicas del trastorno,
epidemiología/curso y diagnóstico diferencial; Sonia González realizó: comorbilidad,
etiología, evaluación y tratamiento.
A lo largo del trabajo, hemos intentado reflejar de forma concreta y concisa lo que es
un Trastorno de personalidad narcisista, sirviendo como guía para ser capaces de
detectarlo, entender en qué consiste (descripción), cómo es su curso e incidencia en la
población, cómo podemos diferenciarlo de otros trastornos y cuáles suelen aparecer de
forma paralela a éste, cuáles son sus causas (posibles ya que tampoco se conocen con
exactitud todavía), cómo es el tratamiento con este tipo de pacientes y qué tipo de
habilidades pueden aprender para adaptarse mejor al medio en el que viven (mejorando
sus relaciones interpersonales, percepción de sí mismo más realista etc.)
Antes de comenzar desarrollando estos aspectos, intentaremos explicar brevemente
qué es un trastorno de la personalidad (válida explicación para todos los trastornos de la
personalidad según el CIE 10).
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“Serían formas de comportamiento duraderas y estables, arraigadas en la persona que
lo sufre, que se manifiestan como modalidades estables de respuestas a un amplio
espectro de situaciones individuales y sociales. Representan desviaciones extremas, o al
menos significativas, del modo como el individuo normal de una cultura determinada
percibe, siente, y sobre todo, se relaciona con los demás. Estas formas de
comportamiento tienden a ser estables y a abarcar aspectos múltiples de las funciones
psicológicas y del comportamiento”.
Según esta fuente, los Trastornos de personalidad se diferencian de otro tipo de
transformaciones de la personalidad, por aparecer en la infancia o adolescencia,
manteniéndose en la vida adulta. Estos trastornos se solapan entre sí, y no son ni mucho
menos excluyentes; en la práctica, suele ser difícil su diagnóstico ya que los límites
entre ellos son más difusos y por su alta comorbilidad con otros trastornos; por ello, es
muy importante el diagnóstico diferencial.
Vamos a comenzar dando una breve explicación divulgativa, de cómo son las
personas que sufren este trastorno, y un caso clínico para que se vean las características
principales de este trastorno, así como la incapacidad que tienen estas personas para
adaptarse y mantener relaciones interpersonales satisfactorias; a continuación
describiremos las características clínicas del trastorno detalladamente.
TIPO DE PERSONALIDAD
La persona narcisista está caracterizada por vivir únicamente pensando en ella, cree
que está por encima de los demás y que todo el mundo debe admirarle, complacerle y
considerarle superior. Cuando esto no sucede, se vuelve soberbio y cree que es por
envidia, se aísla de esas personas que no le rinden homenaje pensando que forman una
conspiración contra él. No tiene empatía, necesitan sentirse admirados y son envidiosos.
Las características más destacadas de esta personalidad son la prepotencia, la
arrogancia, la vanidad y la frialdad con la que actúa, centrándose en sus propios
intereses y necesidades. Viven a través de sus fantasías son presumidos y egoístas
Un claro ejemplo de narcisismo es Dorian Gray, protagonista de la novela de Oscar
Wilde, “El retrato de Dorian Gray”.
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El protagonista manifiesta un enorme amor hacia si mismo, junto con un profundo
deseo de admiración, perfección y belleza eterna; necesita sentirse valorado e
importante. Para conseguirlo, está dispuesto a hacer cualquier cosa.
CASO CLÍNICO
Ana viene a consulta por que afirma tener muchos problemas de pareja que le hacen
sentirse vacía, incomprendida y muy deprimida.
Cuando preguntamos a Ana sobre la personalidad de Pedro, nos cuenta que es
demasiado egoísta, arrogante y egocéntrico; no puede soportar más estar así, pero dice
quererle demasiado y le necesita (Ana tiene rasgos de personalidad dependiente, al
mismo tiempo con su conducta está reforzando la personalidad narcisista de su marido).
Al llegar Pedro a casa de trabajar, cenan juntos siendo el único momento del día que
comparten, ya que él, está siempre demasiado ocupado con reuniones y viajes de
trabajo; Ana dice que en este momento Pedro habla continuamente sobre su jefe al que
considera “incompetente” y “estúpido” para el puesto que desempeña, y cree estar
convencido de que él debería ser el director de la empresa para la que trabaja, y que si
esto no es así es debido a que sus compañeros y jefe le envidian demasiado y dificultan
que él pueda demostrar lo mucho que vale.
(Criterio 9: presenta comportamientos o actitudes arrogantes y soberbios y Criterio 8:
frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él).
Cree que es una persona muy importante e imprescindible en su empresa y que su
jefe y compañeros no son conscientes de lo mucho que pueden perder si él decide
despedirse para cambiar a otra empresa más prestigiosa, dónde tenga el puesto y trato
que merece por ser quién es.
(Criterio 3: cree que es especial y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo
puede relacionarse con otras personas o instituciones que son especiales o de alto
status).
Cuando Ana intenta contarle los problemas de su hijo Mario en el colegio, Pedro
reacciona bruscamente interrumpiendo sus quejas con su discurso sobre fantasías,
expectativas en el mundo laboral, de prestigio, poder y éxito que afirma merecer ya que
3
repite continuamente que hay pocas personas tan inteligentes, trabajadores eficaces y
competentes como él.
(Criterio 2: está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza
o amor imaginarios y Criterio 1: tiene un grandioso sentido de auto importancia p.ej.,
exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos
logros proporcionados).
Ana cuenta desolada que le quiere demasiado para dejarle , pero cada vez se siente
menos apoyada y comprendida ya que cada vez que intenta hablar con él, sobre sus
necesidades, deseos o preocupaciones, Pedro afirma no tener tiempo para escuchar sus
“tonterías” de siempre; e incluso cuenta cómo cuándo dejó de trabajar por baja laboral
por depresión, su marido llegaba presumiendo sobre su capacidad para hacer frente a la
vida sin haberse deprimido nunca como le ocurre a ella, considerando ésta enfermedad
sólo de los débiles.
(Criterio 7: carece de empatía, es reacio a reconocer o identificarse con los
sentimientos y necesidades de los demás).
Ana ha decidió comenzar la terapia por que dice no poder más, se siente desolada e
incomprendida; la decisión la ha tomado a raíz de que Pedro últimamente llega borracho
a casa e incluso a veces ha llegado a ponerse agresivo si Ana opina negativamente sobre
su comportamiento…
Pedro, en el caso anteriormente descrito, cumpliría seis ítems de los descritos en el
DSM IV-TR para el diagnóstico de Trastorno narcisista de la personalidad.
CRITERIOS DSM IV
Criterios para el diagnóstico de Trastorno narcisista de la personalidad:
Un patón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una
necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad
adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de los
siguientes ítems:
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1. Tiene un grandioso sentido de la auto importancia (p. ej., exagera logros y
capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros
proporcionados)
2. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o
amor imaginarios
3. Cree que es “especial” y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo
puede relacionarse con otras personas o instituciones que son especiales o de
alto status
4. Exige una admiración excesiva
5. Es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un
trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus
expectativas
6. Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás
para alcanzar sus propias metas
7. Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos
de los demás
8. Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él
9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DEL TRASTORNO (Fuente:
MILLON, T. 1998. Trastornos de la personalidad. Más allá del DSM IV. Masson y
CABALLO, V.E. (coord.) 2004. Manual de trastornos de la personalidad. Descripción,
evaluación y tratamiento. Síntesis.)
La característica esencial del trastorno narcisista de la personalidad es un patrón
general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía que empieza al
comenzar la edad adulta y que se da en varios contextos de la persona como vimos
anteriormente. Por ejemplo, la persona suele tener fantasías de poder, éxito,
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belleza…cree ser alguien “especial”, exige una admiración excesiva, es muy
pretencioso, interpersonalmente explotador, arrogante, soberbio y envidia a los demás o
cree ser envidiado por ellos.
Las personas con este trastorno, anhelan atención y admiración; pasan de idealizar a
los demás a despreciarlos si le decepcionan o se sienten humillados por éstos. Suelen
tener muchas dificultades para aceptar el diagnóstico de una enfermedad médica, ya que
ésta es incompatible con su visión de sí mismo grandioso y omnipotente.
ÁMBITOS CLÍNICOS DEL PROTOTIPO NARCISITA:
Nivel comportamental: Expresivamente arrogante e interpersonalmente explotador.
Como he comentado anteriormente, los narcisistas creen merecer y esperan favores
especiales sin asumir ningún tipo de responsabilidad recíproca. Carecen de empatía, se
toman excesivas confianzas sin ningún reparo y utilizan a los demás para satisfacer sus
propios deseos.
Lo más gratificante y reforzante para ellos es disponer del entorno de manera que los
demás contribuyan a “alimentar” su hinchado ego; intentará conseguir esto con el menor
esfuerzo y reciprocidad por su parte, es decir, contribuyen poco o nada a la devolución
de las gratificaciones que buscan.
La presunción y la confianza absolutas que emanan del narcisista suscitan admiración
y obediencia por parte de muchas personas; al mismo tiempo, suelen evaluar a quiénes
les rodean y se disponen a manejar a los más susceptibles de adorarlos. Puesto que estos
individuos creen merecer todo lo que deseen y han conseguido que los otros les
proporcionen un bienestar que no se han ganado, tienen pocos motivos para variar su
habitual comportamiento presuntuoso y explotador.
Nivel fenomenológico: estilo cognitivo expansivo, autoimagen admirable y
representaciones objetales artificiales.
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La mayoría
suele tener una imaginación desenfrenada, suelen tener fantasías
inmaduras y autoglorificantes de éxito, belleza o amor que se ajustan poco a la realidad
sin llegar a ser delirantes. Mienten para poder mantener sus ilusiones sobre su propia
valía y ponen pocos límites tanto a sus fantasías como a sus racionalizaciones, dan
rienda suelta a su imaginación al margen de la realidad o de las opiniones de otros.
Exageran sus capacidades, transforman fracasos en éxitos y desprecian a cualquiera que
se resista a aceptar su autoimagen.
Los narcisistas que su demanda de privilegios especiales está justificada y son poco
conscientes de que sus comportamientos pueden ser objetales e irracionales. Creen ser
especiales, únicas y dignas de una gran admiración. Aunque esperan ser considerados
personas de mérito, la mayoría de ellos son vistos por los demás como individuos
egocéntricos, arrogantes, soberbios y desconsiderados. Su autoimagen consiste en que
son personas superiores que merecen derechos y privilegios especiales.
Al creerse que son excepcionales, al imaginarse su propia destreza, belleza e
inteligencia y al poner de manifiesto sus superioridades y talentos, obtienen por
autorrefuerzo las recompensas que la mayoría de la gente debe esforzarse en conseguir
mediante logros genuinos. Los narcisistas no dependen de nadie que les gratifique ya
que se tienen a sí mismos para “alimentar” y agrandar su estima.
Las representaciones sobre experiencias pasadas, internalizadas, están ancladas
firmemente y sirven para evaluar experiencias presentes nuevas. Las narcisistas tienen
estas representaciones compuestas de recuerdos ilusorios y cambiantes; las relaciones
pasadas problemáticas son redefinidas para que sean consonantes con su estima. Los
impulsos y las evaluaciones negativas se transforman de inmediato con el fin de
conservar su artificial imagen sobre sí mismos y también sobre su pasado, es decir,
necesita transformar los aspectos más negativos de su pasado para que sean consistentes
con lo que desea, dejando de lado los hecho.
Nivel intrapsíquico: mecanismo de racionalización, organización espúrea.
Como he comentado anteriormente, se engañan con una gran facilidad, encuentran
razones plausibles que justifiquen su egocentrismo y sus comportamientos sociales
desconsiderados. Son muy buenos en sus racionalizaciones sobre obstáculos que han
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tenido que pasar, y encuentran coartadas que los sitúan en posiciones de privilegios, a
pesar de los fracasos evidentes.
Si estas racionalizaciones fracasan, suelen sentirse humillados, avergonzados y
rechazados; disponen de pocos recursos cognitivos aparte de la fantasía. Cuando esto
ocurre, se vuelven hacía sí mismos en busca de bienestar y consuelo, creando un mundo
fantástico, que se aleja bastante de la realidad, dónde encuentran de nuevo su orgullo y
status. En muchas ocasiones, estas racionalizaciones no les proporcionan alivio y
pueden suscitar el desprecio de los demás. El narcisista entonces, suele utilizar la
proyección como mecanismo de defensa, e incluso, en algunas ocasiones, empiezan a
construir ideas delirantes primitivas.
En cuanto a la organización espúrea; los narcisistas sufren pocos conflictos, han
recibido del pasado elevadas expectativas y mucho apoyo, por lo que, tienden a confiar
en los demás y a esperar que las cosas les funcionen. La organización de su mundo
interno, tiende a ser muy frágil y transparente.
Nunca han desarrollado las habilidades necesarias para regular sus impulsos,
canalizar necesidades o adquirir estrategias de resolución de conflictos, corrección de
errores y recuperación del sentido de competencia tras experiencias conflictivas.
Muestran una gran pericia racionalizando su desconsideración con los demás, creen que
lo que piensan debe ser cierto y lo que desean debe ser justo.
La dificultad que tienen para ocultarse, también contribuye a su imagen arrogante y
presumida. Son incapaces de abandonar sus mentiras y coartadas y comienzan a
volverse contra los demás por la ilusión de mantener su ilusión de superioridad.
Nivel biopsíquico: estado de ánimo despreocupado.
Los narcisistas experimentan un gran y completo sentido de bienestar en su vida
diaria y muestran una apariencia de optimista y un estado de ánimo exultante, excepto
en aquellos momentos en los que su sentido de superioridad es cuestionado. Su estado
anímico, suele ser relajado, despreocupado, alegre e indiferente; presentan una aparente
indiferencia con respecto al mundo que les rodea y una imperturbabilidad fingida. Al
mismo tiempo, si su sentido de importancia se pone en cuestión, tiene repetidas
manifestaciones de ira, vergüenza, y sentimientos de vacío y humillación.
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Variantes del prototipo
Las formas en las que se manifiesta este trastorno en la edad adulta, son
principalmente las comentadas, pero sin embargo, existen distintas variaciones del
prototipo narcisista:
Estilos normales:
El tipo narcisista no patológico, debería presentar además de las características típicas
de este tipo de personalidad, preocupación social y empatía interpersonal, un gran
interés por las ideas y sentimientos de los demás y tener consciencia del papel que
ejercen las relaciones interpersonales conflictivas; en los casos que existe trastorno, se
da una persistente insensibilidad hacia los demás, una explotación social generalizada y
una gran falta de reciprocidad en sus relaciones.
El paradigma psicoanalítico, lo describen cómo el resultado de síndromes de la
infancia; sería el niño rechazado y con problemas que ha tenido que volverse hacía sí
mismo en busca de aprobación.
El paradigma del aprendizaje social, defienden que se da en familias en las cuáles,
son demasiado indulgentes y dispensadores de admiración. También, se debate entre su
aparición y si sobre hay niños narcisistas. Kernberg, sostiene que los niños con un
trastorno narcisista tiene muchas características patológicas encontradas en los
narcisistas adultos, interacciones deterioradas y preocupación excesiva por su
autoimagen. Suelen buscar amigos poco atractivos para así reforzar su autoestima
comparativa y poder mantener el control.
El narcisista sin principios:
El comportamiento de estos narcisistas se caracteriza por un arrogante sentido de sí
mismo, indiferencia hacía el bienestar de los demás y una falta de respeto por las
normas sociales. Son conscientes de su explotación hacia los demás y de que esperan
ser reconocidos sin ser recíprocos en sus relaciones. Compensan estas deficiencias
sociales con fantasías distorsionadas de los hechos. Se mezclan características
narcisistas y antisociales.
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Sus intenciones maliciosas se proyectan hacia el exterior y carecen de sentimientos de
culpa o remordimientos, son muy oportunistas, habladores, disfrutan manipulando a los
demás y sus relaciones se mantienen si pueden obtener algo a cambio.
Su máxima es: engañar a los demás, conseguir poder y explotar a los demás antes de
que éstos lo hagan con él.
El narcisista amoroso:
Tiene una actitud erótica y seductora, construyendo el sentido de su valía mediante la
implicación del sexo opuesto en el juego sexual. Es indiferente, mentiroso, reserva hacia
la responsabilidad social y una aparente inocencia. Son “maestros” en las artes de la
seducción, aunque éstas centrada hacia sí mismos, suelen fingir una apariencia de
dignidad y confianza, tienen una gran habilidad para manipular y engañar debido a su
inteligente conversación. Son especialistas en seducir, encantar y engañar a los demás,
son tremendamente hedonistas y no les gusta la intimidad.
Intentan conseguir su “lote” amoroso mediante continuas relaciones patológicas.
Mostrar su capacidad sexual se llega a convertir en una obsesión para ellos, algunos
persiguen a sus conquistas hasta ser recompensados y otros seducen pero sin llevar a
cabo la acción sexual. Algunos temen no estar a la altura del sexo opuesto y por ello sus
relaciones y búsqueda insaciable de conquistas se convierten en pruebas o maniobras
para superar sus sentimientos de inadecuación. Cuando encuentran una relación cálida
se muestran insatisfechos ya que una vez que obtienen su recompensa se cansan y deben
buscar otra.
No son hostiles ni maliciosos a pesar de sus mentiras y manipulaciones para
conseguir sus deseos hedonistas, tienen una actitud de omnipotencia y seguridad en sí
mismo que le llevan a actuar de ese modo.
El narcisista compensador:
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Su comportamiento narcisista deriva más de un sentido subyacente de inseguridad y
debilidad que de sus sentimientos genuinos de confianza y alta autoestima, están
motivados por fuerzas similares a las de personalidades negativista y evitadoras.
Intentan disimular o compensar sus privaciones infantiles, superan su sentimiento de
vacío mediante la creación de una ilusión d superioridad y construyen una imagen muy
positiva sobre su propia valía. Intentan mejorar su autoestima y obtener o acumular
todas las formas que le hacen más importante públicamente; a medida que este sentido
de sí mismo se incrementa, el narcisista ve a los demás como pobres plebeyos con una
actitud despreciativa. Al mismo tiempo, en lugar de vivir sus propias vidas, persiguen el
papel de líder en un escenario falso e imaginario.
El narcisista compensador, lucha por conseguir prestigio y están “hipervigilantes”,
son muy sensibles a las reacciones de las otras personas, vigilan y escuchan con
atención en busca de cualquier juicio crítico y se sienten ofendido por cualquier signo
de desaprobación.
El narcisista elitista:
Se muestra seguro de sí mismo, arrogante enérgico, está más comprometido con su
imagen de importancia que con su verdadero sí mismo. Crea una fachada falsa que no se
parece nada a la persona que alberga.
Están convencidos de su autoimagen de superioridad y parece no encajar en puestos
de subordinación o básicos. No tienen rival en su empeño por ser el mejor, y para
conseguirlo utiliza su capacidad para convencer a los demás de su realidad falsa. Todo
lo que les importa son asuntos relacionados con sí mismos, con el status y la
autopromoción. Al hablar excesivamente sobre sí mismos, se presentan discrepancias
entre lo que son realmente y cómo se presentan ante los demás.
Presentan grandiosas ilusiones y fantasías sobre su poder y futuro status, hinchan sus
limitados logro e intentan superar a quienes realmente acreditan alguno. Pueden
empezar a reaccionar con irritabilidad e ira desmesuradas, convencidos de que no
necesitan a nadie.
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ETIOLOGIA Y CURSO
El desarrollo de los rasgos narcisistas está marcado por un aprendizaje social, porque
las influencias biológicas de esta personalidad no están en absoluto avaladas por la
experiencia.
Sin embargo, si es cierto que este tipo de personalidad se da con mayor frecuencia en
los hombres que en las mujeres.
Por lo tanto, y descartando la influencia biológica, debemos buscar las raíces en
influencias psicológicas
-
Sobrevaloración e indulgencia paténtales
Algunos padres ven a sus hijos como si fueran un “Don de Dios”, y miman,
protegen y sobrevaloran a ese niño hasta el infinito.
Son tan indulgentes con él, que cualquier deseo es inmediatamente satisfecho, sin que
tengan que realizar el mínimo esfuerzo.
Freud pone de manifiesto en el texto “Sobre el narcisismo” que éste no surge del
rechazo o la desilusión, sino que es una consecuencia directa de la sobrevaloración
parental. Estos padres atribuyen al niño todas las perfecciones (que es totalmente
erróneo, claro está) y encubren todas las deficiencias que tiene, convirtiéndose en el
corazón y el centro del universo.
Estos niños se ven como seres especiales y creen que el resto de la humanidad tiene
que servir a sus intereses y que su sola presencia proporciona placer a los demás, y por
lo tanto debe recibir alabanzas y elogios. No aprenden a compartir con las personas que
les rodea y a pensar en los deseos de los demás, ni en sus intereses. Adquieren un
sentido de responsabilidad interpersonal y muy pocas habilidades para hacer vida social.
Todo debe girar en torno a ellos; son muy egocéntricos en cuanto a su atención,
narcisistas en cuanto a amor y afecto.
Esperan que toda la sociedad se comporte como sus padres, para lo cual utilizarán las
estrategias necesarias para lograr sus objetivos. Cuando se frustran sus deseos sienten
que son merecedores de ellos y asumen que se verán satisfechos automáticamente.
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Suelen tomarse excesivas confianzas con los demás y les explotan en su propio
beneficio, considerándolos seres débiles y serviles. El comportamiento de los padres del
niño narcisista le dan una imagen de que las demás personas son manipulables. Esto, no
solamente aumenta la imagen narcisista, sino que establece una tendencia a la
explotación del resto de las personas, ya que los ve débiles y sumisos.
Estos sentimientos de omnipotencia empiezan al poco tiempo de nacer, pero se
revelan significativamente en el estadio sensoriomotor-autónomo, ya que cada éxito
pequeño del niño se ve compensado con tal aprobación desmedida que le crea un
sentido ilusorio de su valía.
Existe una gran disparidad entre la valía de sus acciones y la impresión que éste tiene
de ellas. Los errores cometidos en el control parental desempeñarán un papel muy
importante durante el estadio intracortical-iniciativo.
Se anima al niño a imaginar y comportarse sin disciplina ni control, lo que llevará
sus pensamientos y comportamientos más allá de los límites socialmente aceptables,
Este niño no desarrolla mecanismos internos de autocontrol ni de responsabilidad
social.
-
Status del hijo único o de primer varón
Las condiciones anteriores de comportamiento de los padres se dan con gran
frecuencia en casos de hijos únicos y de primeros varones, sobre todo en algunas
culturas.
Estos niños suelen ser considerados como de un valor incalculable, no solamente se
les adula, sino que suelen tener pocas restricciones a sus caprichos y no aprenden a
compartir como los niños que tienen hermanos. Aunque también hay que decir, que no
todos los hijos únicos tienen sobrevaloración parental, ni que ésta sobrevaloración se de
exclusivamente en los hijos únicos.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL Y COMORBILIDAD
Es bastante fácil diferenciar entre el narcisismo y los síndromes del Eje I, cuando
tienen episodios hipomaníacos reflejan una ebullición debido a la confianza que tienen,
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pero carecen del frenesí y la impulsividad que caracteriza el trastorno maníaco. Si
coexisten es fácil diagnosticar cada uno de ellos.
Los problemas surgen del solapamiento entre el trastorno narcisista y los
histriónicos, antisociales, sádicos y paranoides del Eje II.
Tiene una gran importancia clínica la diferenciación entre las personalidades
narcisistas y las histriónicas, ya que los patrones suelen mezclarse y formar una
combinación diagnóstica.
Lo que les distingue, es que el narcisista tiene deseo de evitar la dependencia de los
demás y son consideraros “fríos” y “por encima” de las responsabilidades de la
convivencia. Contrariamente, los histriónicos, aunque necesitan el reconocimiento,
pueden ser expresivamente cálidos, y suelen buscar relaciones íntimas y están
dispuestos a aceptar las convenciones y normas de la vida social siempre que le aporten
la aprobación y las atenciones que desean. También hay quien opina que hay similitudes
entre las personalidades narcisista y límite. Dichas similitudes son, no obstante,
mínimas y cada síndrome está claramente definido.
Donde si que puede haber problema de diagnóstico diferencial es entre las
personalidades narcisistas y las paranoides. En muchos casos, el solapamiento es
considerable.
Según Millon y Meissner, las personalidades paranoides son frecuentemente, si no
siempre, variantes más graves de la personalidad narcisista que refleja el deterioro
progresivo de las funciones anteriormente adaptativa.
También es difícil diferenciar entre las personalidades narcisista y antisocial, debido
a las similitudes y características. Ambas son independientes y se orientan a satisfacer
sus necesidades individuales por encima de las de los demás.
Sin embargo, lo que les diferencia es que los narcisistas explotan pasivamente a los
otros, a menudo seduciéndoles con amabilidad para que les consideren merecedores de
un trato de favor, mientras que los antisociales son más manifiestamente fraudulentos y
antagonistas y usurpan el poder y los bienes materiales de los otros.
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Las personalidades sádicas también poseen características similares a las narcisistas,
ya que ambas intentan dominar a los demás y hacer que les rindan homenaje, Sin
embargo, el narcisista no manifiesta la impulsividad, destructividad y el cruel desdén
hacia los otros que manifiestan los sádicos.
COMORBILIDAD
Comorbilidades del Eje I
Las personas narcisistas son sensibles a padecer varios de los principales síndromes
clínicos como:
-
Síndromes del estado de ánimo:
Al enfrentarse a repetidos fracasos y humillaciones sociales, al no conseguir
materializar su desorbitada autoimagen, los narcisistas pueden sucumbir a la
incertidumbre y la insatisfacción y así perder la confianza en sí mismos y convencerse
de que siempre han sido un fraude.
La aceptación del derrumbe de la ilusión de grandiosidad significa la aceptación de
la peligrosa conciencia del despreciado. La pérdida de su status puede llevar a una
depresión, aunque raras veces dura mucho tiempo, excepto en los casos en los que el
daño psíquico es irreparable.
Normalmente se observan oscilaciones rápidas de la sintomatología depresiva, en la
que el narcisismo sucumbe a los sentimientos de apatía, y en segundo lugar, intenta
reafirmarse y restaurar bruscamente su confianza grandiosa.
El estado de ánimo depresivo lo puede manifestar de forma dramática, o con
irritabilidad, o bien de forma vaga y abstracta. Es muy común que los narcisistas
utilicen sus estados de ánimo para racionalizar sus fracasos.
Otras veces culpan a los demás de sus males por no haberles apoyado, lo que
aumenta su sentimiento de ineficacia.
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Igual que las personalidades negativistas, los narcisistas oscilan entre breves
periodos de depreciación de si mismos y una actitud demandante de descontento. Se
debaten entre desahogar o reprimir la ira que sienten hacia los demás, aunque solo sea
por haber sido testigos de su vergüenza y humillación, Sus quejas son una vía de escape
para el resentimiento. Esta hostilidad depresiva suele servir para intimidar a los que le
rodean, con lo que consigue una venganza que le compensa sus propias deficiencias.
-
Trastornos de ansiedad (ANS)
Estas personas no suelen presentar trastornos de ansiedad, aunque pueden
manifestarlos durante breves periodos de tiempo.
Para ellos, la manifestación pública de ansiedad es intolerable, por lo que suelen
camuflarla mediante irritabilidad.
Los precipitantes de ansiedad en el narcisista suelen estar relacionados con la
vergüenza y los fracasos de su ilusión de superioridad y la realidad
-
Síndromes somatoformos (SOM)
Hay muchas probabilidades de que los narcisistas presenten síntomas hipocondríacos,
tras sufrir la vergüenza de un desprecio o tengan que hacer frente a una situación
embarazosa. Es una forma de obtener la atención que ya no pueden conseguir de los
demás.
El admitir cualquier fragilidad y no ser los mejores les afecta mucho y les causa un
gran malestar, pero si atribuyen sus frustraciones a una enfermedad física en lugar de a
limitaciones psicológicas, se sienten mejor. Suelen utilizar sus limitaciones físicas como
una excusa.
De esta forma, además de provocar sentimientos de culpa en los demás por no
atender a las necesidades de una “persona enferma”, también exigen la restitución de su
status privilegiado.
-
Síndromes delirantes (DEL)
En condiciones de adversidad y fracaso irreparables, los narcisistas pueden
descompensarse hacia los trastornos paranoides.
16
Son propensos a malinterpretar los acontecimientos y construir creencias delirantes.
No aceptan limitaciones ni el punto de vista de los demás, lo que puede provocar su
aislamiento. Una vez solos, comienzan a creer en sus sospechas fantásticas y
equivocadas.
Las ideas delirantes suelen aparecer después de una grave amenaza que haya dañado
su imagen de superioridad. Tienden a mostrar una grandiosidad compensatoria e ideas
delirantes de celos, en la que reconstruyen la realidad para ajustarla a la imagen que
ellos tienen y que no quieren abandonar.
Estos síntomas delirantes también suelen aparecer cuando se han sentido traicionados
y humillados. La ira pocas veces llega a ataques físicos, suelen ser discusiones, con
comentarios irracionales y despreciativos sobre la estupidez de los demás.
Estos ataques no suelen estar justificados, y tienen un cariz delirante, pueden ser
emitidos de una forma extremadamente agresiva y persiguen castigar a quienes no han
reconocido su alto status.
Es fácil diferenciar entre el narcisismo y los síndromes del Eje I. En caso de que
coexistan es fácil diagnosticar cada uno de ellos. Los principales problemas surgen del
frecuente solapamiento entre los trastornos narcisistas y los histriónicos, antisociales,
sádicos y paranoides del Eje II.
Comorbilidades del Eje II
Varios trastornos de la personalidad suelen covariar con el patrón narcisista. Los
más destacados son los variantes antisociales e histriónicos. Podemos observar
covariaciones con los tipos de personalidad sádica, paranoide y negativista.
EPIDEMIOLOGIA
Se estima que la prevalencia de este trastorno es menor del 1 % de la población
general, apareciendo en poblaciones clínicas cifras que oscilan entre el 2 y el 16 %.
Cada vez se diagnostican más incidencias en sujetos sobreprotegidos en exceso en su
infancia y en hijos de individuos que presentan trastornos.
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EVALUACIÓN
Para proceder a la evaluación de estos pacientes que llegan a la consulta presentando
una sintomatología de trastorno narcisista, lo primero que se debe efectuar es una
entrevista semiestructurada, que nos permitirá hacer un diagnóstico previo del paciente.
Mediante el encuentro conversacional, se debe conocer el motivo de consulta y todo
aquello que resulte relevante para poder hacer un abordaje del problema, así como
acordar con el paciente, el cual tiene una cierta libertad de expresión, que es lo que
vamos a intentar resolver. Con posterioridad pasaremos a efectuar una batería de test
para apoyar el diagnóstico.
Los test que se pueden realizar entre otros:
-
Cuestionario de Análisis Clínico (CAQ)
A través del análisis individual se detectarán algunas características de la
personalidad y posibles patologías atendiendo a la puntuación y significado de cada
escala.
El CAQ evalúa diversos factores: hipocondría, depresión suicida, agitación,
depresión ansiosa, depresión baja energía, culpabilidad, resentimiento, apatía-retirada,
paranoia, desviación psicopática, esquizofrenia, psicastenia y desajuste psicológico.
También incluye baremos para casos clínicos.
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Inventario clínico multiaxial (MCMI-III)
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Utilizado para la exploración e identificación de dificultades emocionales y
personales .Instrumento de gran utilidad para la toma de decisiones en los trastornos
comportamentales o síndromes clínicos.
TRATAMIENTO
A menos que se consiga una autoevaluación, es muy improbable que los narcisistas
encuentren motivación para desarrollar actitudes, competencias y comportamientos
socialmente cooperativos que les lleven a una vida más adaptativa.
Si se fortalece su capacidad para confrontar sus debilidades y deficiencias, suelen ser
capaces de adquirir un mayor autocontrol y ser más sensibles y conscientes de la
realidad y aprender a aceptar las restricciones y responsabilidades de la convivencia.
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Restablecimiento del equilibrio entre polaridades
Todos los signos identificativos del narcisismo, confianza, arrogancia y egocentrismo
explotador se base en una autoimagen de superioridad.
El reconocimiento de las propias limitaciones, imperfecciones y defectos, es
equivalente a la reconciliación con el fracaso. Para algunos narcisistas, estas
expectativas irreales sobre sí mismos surgen de las experiencias en las que los padres
habitualmente respondan con falta de apoyo, ante cualquier manifestación de
imperfección de su hijo.
No pueden concebir la vida “entre la masa”, En el caso de que los que le rodean no
sean conscientes de su ser especial, los narcisistas abandonan la idea de convivir con
los “simples” y, por el contrario, confían cada vez más en sí mismos.
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Volverse hacia sí mismos les da la oportunidad de fantasear sobre el gran
reconocimiento que tendrán cuando les llegue el gran día.
Con el paso del tiempo se vuelven menos orientados hacia los otros. En su mente,
los otros son únicamente fuente de problemas y dificultades y son los responsables de
cualquier fracaso que experimenten en la consecución de sus fantasiosos objetivos.
Los otros, no solamente tienen el deber de favorecerles, sino que su inferioridad les
hace que deban satisfacer sus caprichos y necesidades.
El egocentrismo explotador del narcisista no es como el del antisocial, en vez de
planificar activamente el sentido de superioridad del narcisista le lleva a creer que los
otros le deben algo.
Los narcisistas creen que se merecen que las cosas les vayan bien como producto de
su intrínseca excepcionalidad. Este sesgo desadaptativo suele dar lugar a un
estancamiento personal, social y profesional.
El principal objetivo terapéutico para tratar de incrementar la orientación narcisista
hacia los demás es ayudar al narcisista a aceptar que, las imperfecciones humanas son
inevitables, y por lo tanto no son un signo de fracaso. Si consiguen asumir los
beneficios de no necesitar ser infalibles, quizás puedan ser capaces de considerar su
parte de responsabilidad en las dificultades que puedan tener.
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Modificación de las disfunciones de ámbito
Las principales disfunciones que tiene el narcisista tienen lugar en los ámbitos de la
autoimagen y del comportamiento interpersonal que dan lugar a un concepto admirable
de sí mismos y no empático, e incluso explotador hacia los demás.
Cuando el narcisista hace alarde de sus éxitos y talentos, tergiversa los hechos y
mezcla fantasía con realidad.
Sus relaciones interpersonales están marcadas por la desconsideración, la arrogancia
y la explotación. Esto hace que las demás personas se irriten ante este comportamiento.
Los narcisistas consideran que es justo aprovecharse del resto de las personas que le
rodean para satisfacer sus deseos y mejorar su situación, sin tener que dar nada a
cambio, ellos utilizan al resto de las personas porque él se lo merece todo.
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Si utilizan estas premisas y les va saliendo bien, evidentemente no sienten ninguna
necesidad de variar su comportamiento, por lo cual, la primera intervención que debe
hacer el terapeuta es la de centrarse en la aceptación de una autoimagen realista.
Al ser débil la base cognitiva que justifica este comportamiento explotador, el objeto
de la intervención clínica debe ser el incremento de la comprensión empática y las
interacciones cooperativas.
Si el narcisista observa que estos cambios dan lugar a una mayor aceptación del resto
de la gente, puede ser muy beneficioso para seguir avanzando. Las intervenciones
comportamentales, que incluyen la imitación, las técnicas de inhibición comportamental
etc, pueden ayudar a terminar con ese comportamiento arrogante y explotador que tiene
el narcisista.
Las antiguas ideas de comportamiento narcisista deben ser reemplazadas por
experiencias y representaciones basadas en la realidad.
Conforme el narcisista va captando el estilo cognitivo narcisista, disminuye la
utilización de fantasías inmaduras. A medida que se regulan las disfunciones cognitivas
y comportamentales, el estado de ánimo se va atemperando. Los sentimientos de
indiferencia son reemplazados por otros más adecuados.
Los sentimientos negativos que tenía por las discrepancias entre la autoimagen y la
realidad se suelen modificar al mismo tiempo que el concepto de Sí mismo del paciente.
Algunas veces está indicada la utilización de psicofármacos, si la presencia de una
depresión resistente parece interferir con el programa terapéutico.
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Contrarrestar la tendencia a la perpetuación
Las dificultades que se encuentran los narcisistas son producidas por su falta de
contacto con la realidad. El ciclo de perpetuación de los problemas empieza con las
primeras experiencias de elogio desmedido que hace que los narcisistas se valoren sin
tener en cuenta sus logros reales.
Su sentido de auto importancia les lleva a pensar que no hay razones para esforzarse,
porque según ellos, ya tienen todos los talentos y aptitudes. Creen que sus dones
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naturales son suficientes para conseguir sus objetivos y obtener el respeto del resto de
las personas.
Cuando se percatan que los demás, que están realizando un esfuerzo, reciben mayores
reconocimientos, se sienten envidiosos y resentidos, al creer que le están usurpando lo
que es suyo. Con el paso del tiempo, el salir al mundo y arriesgarse a una humillación
pública se convierte en insostenible por las grandiosas ilusiones de competencia
personal de las que se alimentan los narcisistas.
Los problemas de ilusión narcisista se nutren de la enajenación social y la falta de
autocontrol. La idea de sus merecimientos les lleva a despreciar las costumbres y la vida
social. La falta de respeto hacia los demás les lleva a no integrarse, ante cualquier
indicio de desaprobación, ellos se refugian en su aislado mundo de fantasía. La
racionalización de la no adulación por parte de los demás puede llegar a desencadenar
ideas delirantes paranoides complementarias de persecución y grandiosas ilusiones.
Si estos pacientes tuvieran un poco de autocontrol, su aislamiento social no tendría
estas consecuencias. En vez de trabajar para lograr sus ambiciones, los narcisistas
(temiendo el fracaso) luchan por montar su autoimagen admirable mediante la fantasía,
y rechazan la realidad lo que conduce a la perpetuación de sus dificultades psicológicas
y de afrontamiento.
La intervención terapéutica proporciona una entrada al círculo patológico mediante la
modificación que tiene de su autoimagen. Conforme se va haciendo más realista el Si
mismo y va tomando conciencia de que la perfección no existe y que lo que es necesario
en la autodisciplina para conseguir objetivos, el paciente puede empezar a eacpetar que
se parece a las otras personas.
La intervención dirigida al aumento de la comprensión empática puede conducir a
una sensibilidad hacia los sentimientos de los demás. Los éxitos diarios proporcionarán
gratificación que conduzca a no perpetuar sus estrategias comportamentales y cognitivas
desadaptativas y escapar de sus fantasías. Si todo esto conduce a reducir su aislamiento
social, el trabajo terapéutico habrá tenido éxito.
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El trabajo del terapeuta con los narcisistas es difícil porque en algunos casos puede
provocar que se unan terapeuta y paciente para criticar al resto del mundo. También el
paciente suele adoptar un aire de superioridad.
Ninguna alianza consigue ayudar al paciente a conseguir un
funcionamiento más
adaptativo, no obstante, cualquier confrontación que provoque el terapeuta de los
patrones narcisistas, éste los verá como una crítica hacia él, tentándole a abandonar la
terapia. Benjamín sugiere que los narcisistas estarán abiertos a un cambio en
sus
hábitos interpersonales, siempre que se produzca una respuesta más favorable con otras
personas. Los mejores resultados terapéuticos se obtienen con interpretaciones honestas
presentadas en un tono de aprobación y aceptación.
En su infancia, el narcisista tuvo un elogio de su “perfección” lo que les lleva a
sentirse fracasados cuando su imperfección se pone de manifiesto. La actitud del
terapeuta es hacerle ver que los errores son inevitables y humanos, y que así evalúan su
propia valía de una forma realista.
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Técnicas orientadas al ámbito
Las intervenciones comportamentales para el tratamiento de los comportamientos
narcisistas y los hábitos destructivos incluyen el manejo de las contingencias y la
prevención de respuesta.
El enfoque interpersonal de Benjamin sugiere que el primer objetivo terapéutico
es el reconocimiento de los patrones interpersonales problemáticos, aunque esto es
bastante difícil con los pacientes narcisistas.
Es muy necesaria la comprensión del terapeuta para favorecer el proceso, pero
tiene
que tener en cuenta no promover las tendencias narcisistas que pueden dar algunas
situaciones por parte del terapeuta en sus declaraciones.
Conforme los pacientes reconocen que sus comportamientos están motivados por las
“internalizaciones” tempranas, son más capaces de
paciente
acepta
que
debe
abandonar
las
modificarlas. Una vez que el
ambiciones
inalcanzables
y
los
comportamientos desadaptativos a favor de hábitos cognitivos y de interacción más
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provechosos, el trabajo terapéutico está en buen camino para conseguir nuevos
aprendizajes.
La terapia de pareja es muy eficaz para que el narcisista aprenda a relacionarse con
otra persona de forma empática. Pero Benjamín indica que expresiones de afecto
pueden servir para perpetuar los problemas en vez de modificarlos, sobre todo si el otro
miembro de la pareja posee rasgos masoquistas o de dependencia (es bastante habitual).
Las personas de estas características tienden a aceptar las atribuciones narcisistas de
culpa por las dificultades conyugales.
El terapeuta debe poner de manifiesto el carácter complementario de los patrones de
cada miembro de la pareja y asegurar la colaboración de ambos. Llegar a un acuerdo
sobre el reparto de obligaciones ayuda al narcisista a abandonar el papel de
“merecimiento”.
La inversión de papeles ayuda a enseñarle la comprensión empática, para que esto
tenga éxito, el otro miembro de la pareja debe utilizar las palabras y el tono exacto del
narcisista. Esto hace que se de cuenta que no siempre tiene que ser el centro de atención
y con ello, disminuirán sus sentimientos de grandiosidad y merecimientos, corrigiendo
así su visión magnificada.
La terapia de grupo puede ser problemática ya que el paciente suele experimentar ira y
se aislará aún más ante cualquier fracaso empático por parte del terapeuta o de otros
miembros del grupo. Desde la perspectiva cognitiva, los narcisistas tienden a
sobrevalorarse sobre la base de comparaciones erróneas con los demás, sobreestimando
sus diferencias con el Sí mismo. Cuando la comparación favorece al otro, los narcisistas
tienden también a sobrevalorar desproporcionadamente el Sí mismo.
El terapeuta intentará moderar el pensamiento dicotómico, del todo o nada,
sugiriendo posiciones medias más realistas. Otra técnica útil es sustituir la comparación
con los demás por la comparación intrapersonal, de manera que el progreso lo mida
internamente. Busca las similitudes que tienen con los demás es otro ejercicio cognitivo
que ayuda a mejorar las actitudes y el comportamiento social empático. Debe asimilar
que “Uno puede ser tan humano como cualquier otro y seguir siendo único”.
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Otra actuación es motivar al narcisista para que modifique sus fantasías, tiene que
reemplazar los contenidos poco realistas y desadaptativos por gratificaciones y placeres
alcanzables.
El terapeuta debe utilizar técnicas de afrontamiento que le permitan manejar con
eficacia las críticas constructivas que debe hacerle. Debe enseñarle a aprender a decidir
cuando una evaluación en particular es importante y a solicitar comentarios específicos
a los demás.
Para aumentar la empatía del narcisista hay que intervenir en tres estadios generales.
El terapeuta debe llamar la atención sobre los sentimientos de los demás, señalándole la
situación de explotación.
-
El paciente, debe imaginarse como se sienten los demás, utilizando la imitación
e inversión de papeles.
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Exploración y verbalización de creencias nuevas específicas sobre el significado
de los sentimientos de los demás.
Los enfoques psicodinámicos que pretenden reestructurar la personalidad narcisista
se basan en dos orientaciones básicas, la primera, propuesta por Kernberg define la
grandiosidad narcisista como resultado de la rabia del niño por la indiferencia o el
rechazo de la madre.
La segunda propuesta es de Kohut y concibe el trastorno como un déficit evolutivo
producido por la incapacidad maternal para validar el desarrollo del sentido de la propia
valía en el niño.
La recomendación clínica de Kernberg consiste en confrontar la ira inconsciente
del paciente, examinar la transferencia negativa hacia el terapeuta y reconducir el uso de
las defensas como la disociación, la proyección y la identificación proyectiva.
Kohut insta al terapeuta a asumir una posición empática y de aceptación, a la vez que
intenta objetivar la necesidad del paciente de aceptar las limitaciones personales.
Algunos narcisistas sufran una depresión, si los síntomas como los sentimientos
crónicos de vacío y la sensibilidad al rechazo interfieren con un cambio terapéutico
adaptativo, debe evaluarse la conveniencia de intervenir con psicofármacos.
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Podemos por tanto concluir que la fase inicial del tratamiento que se debe seguir con
un paciente narcisista debe centrarse en la elaboración de una alianza entre el terapeuta
y él, ya que la confrontación de los comportamientos narcisistas desadaptativos antes de
haber conseguido confianza y respeto suelen desembocar en un abandono del
tratamiento.
Una vez que se ha conseguido esta alianza, la intervención puede centrarse en la
introspección sobre su comportamiento, analizando los antecedentes evolutivos y su
significado, esto puede ayudar al paciente a integrar alternativas cognitivas y
comportamentales más adaptativos.
Se pueden, asimismo, efectuar intervenciones complementarias, como tratamiento
farmacológico. Pueden ayudar las terapias de pareja y/o de familia, que ofrecen la
oportunidad de ejecutar ejercicios comportamentales como el de imitación, el cual
incrementa la empatía y ayudan a romper los patrones que apoyan el comportamiento
narcisista y puede conducirle a aumentar su motivación para continuar trabajando hacia
un cambio adaptativo.
Los narcisistas no suelen buscar ayuda terapéutica. Su orgullo les incita a rechazar
todo lo que les muestre la debilidad de si mismos. Los que aceptan el tratamiento suelen
intentar que el terapeuta apoye su visión de que sus problemas son consecuencia de las
imperfecciones de los demás.
Otras veces adoptan un aire de superioridad, desacreditan al terapeuta y acaban el
tratamiento prematuramente, en una palabra, no accederán a la terapia por propia
voluntad.
Una vez implicados en la terapia, calcularán un distanciamiento entre él y el
terapeuta, y se indignarán ante la imputación de deficiencias, culpando a los demás de
estos fallos.
Durante el tratamiento puede haber luchas en las que le paciente narcisista intentará
burlar al terapeuta, intentando probar si éste responde igual que sus padres.
Hay que establecer límites con estos pacientes, se requiere paciencia y ecuanimidad
para establecer la confianza y respeto imprescindibles para poder reconstruir la
personalidad del paciente con éxito.
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CONCLUSIÓN Y OPINIÓN PERSONAL
Para finalizar, podemos afirmar que estos pacientes que sufren un trastorno
narcisista, son personas que se creen con más derechos que el resto de la humanidad,
reaccionan con hostilidad a las críticas y exageran sus talentos hasta límites increíbles.
Son muy competitivos y creen que el resto de la humanidad debe ocuparse de ellos y
admirarlos. Cuando esto no sucede reaccionan aislándose y pensando que todo el
mundo está en contra de él por envidia.
Suele darse en mayor proporción en hijos únicos y varones, debido al desmesurado
proteccionismo que ejercen las madres. No suelen acudir voluntariamente a la consulta
para ser tratados y la terapia puede revestir problemas, ya que intentan involucrar al
terapeuta en su dinámica y crearse así un aliado.
El trastorno narcisista es un trastorno de personalidad que dificulta enormemente las
relaciones interpersonales de las personas que lo sufren, así como su adaptación en
sociedad; no es necesario su hospitalización, ya que no supone una amenaza ni para sí
mismo ni para el resto de la sociedad, pero sí que necesitan realizar una psicoterapia de
rehabilitación social, centrada en sus relaciones personales sobretodo siendo realistas.
En algunas ocasiones, en las que este trastorno tenga comorbilidad con otro
síndrome, puede que esté indicado su internamiento, si bien tenemos que tener en
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cuenta que salvo que éste sea voluntario, es muy improbable que el Juez establezca un
ingreso forzado.
Ainara Frade Ciudad
Sonia González Garay
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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evaluación y tratamiento. Síntesis.
MILLON, T. 1998. Trastornos de la personalidad. Más allá del DSM IV. Masson
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2002.
DSM-IV-TR:
Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. Masson
VALLEJO RUILOBA, J. 2002. Introducción a la psicopatología y a la psiquiatría.
Masson
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