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08. NARCISISMO PRIMARIO Y SECUNDARIO 1 – 2 Julio Seminario – taller de fin de semana impartido por Manuel Villegas y Pilar Mallor Centro ITACA El mito de Narciso hace referencia, según Ovidio, al hijo de la ninfa Liríope y el diosrío Cefiso, sobre el que pesaba el oráculo de Tiresias que preveía su ruina en el hecho de llegar a verse a (“enamorarse de”) sí mismo. Freud (1914) lo convirtió en la característica central del egocentrismo infantil, de donde deriva en el ámbito clínico el nombre de narcisismo. El oráculo de Tiresias se cumplió inexorablemente el día en que Narciso acercó sus labios a un estanque para saciar su sed y vio reflejada en el espejo cristalino de sus aguas su propia imagen de la que se enamoró perdidamente hasta el punto de languidecer a su lado y convertirse en la flor del narciso. Aunque no siempre alcance el narcisismo dimensiones patológicas, sus rasgos son fácilmente observables en muchas personas. Millon (1999) describe cuatro subtipos posibles, que podemos ver reflejados: a) sin principios (con rasgos antisociales): amoral, fraudulento, desleal, arrogante, se aprovecha de los demás; b) amoroso (con rasgos histriónicos): el síndrome de Don Juan, seductor, intrigante, fascinante, mentiroso, evita la intimidad y está dominado por la búsqueda de placer; c) elitista (narcisista puro): se siente un privilegiado, espera tener una vida en la que los demás complazcan sus expectativas, usa las relaciones para obtener un estatus especial; d) compensatorio (con rasgos evitativos y negativistas): contraataca para esconder o borrar las heridas a su autoestima; cae en fantasías de grandiosidad para compensar sus heridas, busca la admiración; el ascenso hacia estatus más alto garantiza su buena autoestima. Además, en una lectura prototípica del trastorno, se puede formular la hipótesis de que el tipo ideal experimente la gama entera de los estados mentales y otros sujetos sólo una parte limitada de dicha gama. Estos últimos pacientes constituirían los subtipos del trastorno, serían portadores solamente de rasgos narcisistas y no de todo el cuadro manifiesto. Estas características típicas son fácilmente detectables en el narcisismo primario, pero pueden observarse rasgos semejantes encubiertos en otros cuadros que no podrían diagnosticarse directamente como de trastorno narcisista de la personalidad. En estos casos puede hablarse de un narcisismo secundario, caracterizado por una tendencia a la evitación del rechazo en las relaciones íntimas, un bajo nivel de tolerancia a la frustración. Una de las diferencias claves entre uno y otro narcisismo estriba en que el primario espera la confirmación de su representación idealizada, mientras que el segundo se esfuerza por mantener su imagen en un nivel ideal a fin de evitar la humillación propia o ajena. El seminario se basará en la exposición de casos donde puedan contrastarse ambas formas de narcisismo y su relación con otras patologías, así como las modalidades de tratamiento correspondiente. 9