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La efectividad del litio en el trastorno bipolar ■ El trastorno bipolar, uno de los padecimientos mentales más incapacitantes, se caracteriza por la presencia episódica de manifestaciones maníacas, depresivas y mixtas, así como por el mantenimiento persistente de síntomas anímicos moderados entre los episodios. A pesar de que el avance en su tratamiento ha sido evidente en los últimos años, la evolución a largo plazo de muchos pacientes sigue siendo aún complicada. Por muchos años el litio fue el fármaco de elección para su tratamiento, sin embargo su uso como monoterapia ha ido declinando progresivamente en el curso de los años. Ahora, la mayor parte de los clínicos, cuando lo prescriben, lo hacen adicionándolo a otros fármacos. Se calcula que, en promedio, los pacientes bipolares reciben simultáneamente tres tipos de medicamentos. Si bien hay evidencia de que aun a dosis bajas el litio tiene propiedades neuroprotectoras que le confieren sinergia cuando se le combina con otros medicamentos, todavía no se ha establecido con claridad la eficacia comparativa de su efecto cuando se utilizan distintas dosificaciones. Por estas razones se desarrolló un estudio dirigido a determinar qué dosis de litio, en combinación con otros medicamentos, era la más adecuada para el tratamiento del trastorno bipolar en términos de eficacia y de tolerancia. Este estudio, conocido como el estudio LITMUS por sus siglas en inglés, aporta información adicional a la obtenida con los ensayos clínicos controlados con placebo previamente publicados, ya que añade información más cercana y sobre todo más útil para el tipo de pacientes que el médico atiende en su práctica cotidiana. El estudio fue un ensayo clínico efectuado en seis centros, con grupos paralelos y asignación aleatoria. Incluyó a pacientes con trastorno bipolar tipo I y II que tuvieran un padecimiento al menos de moderada intensidad, que no hubieran recibido litio durante el episodio actual y que aceptaran participar en el estudio. Se asignaron aleatoriamente a uno de los siguientes tratamientos: litio más Tratamiento Personalizado Óptimo (TPO) o bien TPO exclusivamente. El TPO consistía en cualquier tipo de tratamiento que los pacientes recibieran (con excepción de litio) de acuerdo a los conceptos de las guías clínicas de tratamiento, a la medicina basada en evidencias y a las características individuales de cada sujeto (historia terapéutica, curso de la enfermedad y síntomas predominantes). Participó un total de 283 pacientes que recibieron seguimiento durante seis meses. Para ser candidatos al estudio los pacientes debían presentar a juicio del clínico evaluador síntomas suficientes Vol. 24, Número 1, Enero 2013 para requerir un cambio o adición de tratamiento y el litio podía ser una opción justificada. Se aplicó una entrevista clínica estructurada (MIN-PLUS) así como cuestionarios e instrumentos de evaluación de cambio clínico. No se seleccionaron a sujetos con antecedentes de hipersensibilidad al litio o con alguna contraindicación médica para su uso. El TPO se basó en la evidencia empírica generada por un sistema de algoritmo de tratamiento (Texas Implementation of Medication Algorithm) generado por psicofarmacólogos expertos en el trastorno bipolar, adecuándolo a las características individuales de cada paciente. Este procedimiento permitió incluir en el estudio una muestra de pacientes con características más cercanas a lo que sucede en el escenario clínico cotidiano y no en los ensayos clínicos que por lo general tienen criterios rígidos de selección. La integridad del TPO, así como su regularidad para poder ser comparable entre los grupos, fueron valorados por un grupo de expertos que no participaron directamente en el estudio. Esto permitió comprobar que todos los sujetos recibieran tratamientos razonablemente similares. La dosis de litio se fijó en 600 mg al día durante los dos primeros meses del estudio, con lo cual se pudo evaluar el efecto de la adición de una dosis baja de este medicamento. Posteriormente se hicieron ajustes a la dosis de acuerdo a las valoraciones clínicas. Se utilizaron dos procedimientos de evaluación de respuesta. El primero fue la Escala de Impresión Clínica Global para el Trastorno Bipolar en el apartado de gravedad (CGI-BP-S) y el segundo fue un instrumento diseñado específicamente para el estudio LITMUS denominado “Ajustes Clínicos Necesarios”. Este último consistió en la descripción de todos los ajustes farmacológicos que se requirieron a lo largo del estudio y que fueron necesarios para responder a las necesidades individuales de cada sujeto, tales como la exacerbación o la persistencia de síntomas, la aparición de un episodio adicional, o los ajustes debidos a los efectos secundarios. La hipótesis del estudio fue que los pacientes que recibieran litio mostrarían una mayor recuperación evidenciada por cambios en el CGI-BP-S y necesitarían menos ajustes clínicos. El análisis de las características generales de los pacientes mostró que a su ingreso al estudio más del 85% de ellos estaban al menos moderadamente enfermos. La mayoría estaba en fases de depresión, 63% había tenido al menos un episodio de manía a lo largo de la vida y el 38%, uno de hipomanía. No se detectaron diferencias importantes entre los dos grupos de tratamiento con excepción de que un número mayor en el grupo que recibió litio había tenido episodios de manía durante el año previo. En el grupo de pacientes con litio la concentración promedio del fármaco en el suero fue de 0.43 mEq/L en la segunda semana de tratamiento, 0.44 mEq/L en la semana doce y 0.47 mEq/L en la semana veinticuatro. A lo largo de seis meses de seguimiento no se observaron diferencias con significado estadístico que mostraran algún beneficio terapéutico adicional entre los dos grupos, tanto en los datos encontrados en el CGI-BP-S como en el de los Ajustes Clínicos Necesarios. Tampoco se identificaron diferencias entre los grupos en cuanto a la proporción de pacientes que mostraron una remisión sostenida (la cual globalmente fue del 26.5%) ni en cuanto a la emergencia de ideación suicida. Este estudio comparativo de la eficacia de adicionar litio al tratamiento del trastorno bipolar tuvo la característica de incluir a pacientes representativos del escenario clínico real que no solamente presentaban manifestaciones importantes de su enfermedad sino que también tenían otras alteraciones psiquiátricas en comorbilidad. Las bajas concentraciones de litio encontradas se pueden considerar como una evidencia de que es posible que para que la adición de litio tenga un impacto en el tratamiento se deberán alcanzar concentraciones mayores que probablemente deban estar por arriba de los 0.80 mEq/L. Los autores consideran que sus hallazgos son consistentes con los de otros estudios similares. Tal sería el caso del estudio BALANCE, publicado hace algunos años, que mostró que en un seguimiento a dos años la combinación litio-valproato fue más eficaz que el uso de cualquiera de los dos en forma individual. No dejan de considerar que el no haber encontrado diferencias puede ser explicado por varios factores, entre ellos la heterogeneidad de la muestra y el amplio rango de opciones de tratamiento permitido. Otra posible limitación es el hecho de que el tratamiento fue abierto, lo cual pudo haber influenciado la conducta prescriptiva de los clínicos, generando un posible sesgo potencial contra el litio, además de que con fines de tolerancia se manejaron dosis bajas del medicamento. En conclusión, aunque el resultado final del trabajo no encontró diferencias al agregar litio como tratamiento adicional, sí debe servir a los clínicos para reconsiderar a este fármaco como una opción terapéutica con posibilidades de eficacia cuando se utiliza en dosis adecuadas, sin que ello repercuta en mayores riesgos por sus efectos colaterales. Sin dejar de considerar la limitaciones mencionadas, este estudio puede ser ejemplo de una tendencia que ha surgido en años recientes que intenta efectuar estudios clínicos farmacológicos con grupos de pacientes más semejantes a lo que el clínico atiende en su práctica. El determinar si esta alternativa es mejor opción que los ensayos clínicos con criterios rígidos y muy controlados, será cuestión de tiempo. Bibliografía NIERENBERG AA, FRIEDMAN ES, BOWDEN CL y cols.: Lithium treatment moderate-dose use (LITMUS) for bipolar disorder: a randomized comparative effectiveness trial of optimized personalized treatment with and without lithium. Am J Psychiatry, 170:102-110, 2013. Vol. 24, Número 1, Enero 2013