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superyo | narcisismo
Narcisismo
Fragilidad enmascarada
Originado por la carencia de vínculos afectivos profundos durante la infancia,
este trastorno de la personalidad se caracteriza por la excesiva admiración
propia y puede sumir a quienes lo sufren en la depresión y la soledad
Silvia Martins
Derivado del personaje de la mitología griega Narciso, el término “narcisismo” fue introducido a la Psicología en 1898 por el psicólogo inglés Havelock Ellis,
para referirse a un individuo abstraído en la admiración propia. Luego, en 1914, en su ensayo Introducción
al narcisismo, el neurólogo austríaco Sigmund Freud
lo asoció al deseo sexual volcado sobre sí mismo.
Para 1979, Christopher Lasch, historiador y crítico
social estadounidense, afirmó en su libro La cultura
del narcisismo que los “egos inflados” serían la particularidad de esa época, así como la represión lo fue
en tiempos de Freud.
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Décadas más tarde, hacia mediados de 2009, los
psicólogos estadounidenses Jean Twenge y Keith
Campbell señalaron en su libro La epidemia del narcisismo que los seres humanos se concentran en acumular fama, belleza y dinero, con lo cual provocan
“catastróficos efectos” en todas las esferas de la vida
moderna: las relaciones amorosas, la familia, los
vínculos laborales e, incluso, la economía se resienten ante la primacía desbordada del individualismo.
Cada quien vive por y para sí mismo.
Un año antes, en 2008, Twenge y Campbell
–junto a otros psicólogos– habían publicado en la
narcisismo | superyo
Con sus conductas llamativas, el narcisista, en su fuero interno, está pidiendo amor
–que lo quieran–, que le digan que es la mejor persona del mundo
revista Journal of Personality una investigación en
la que analizaban el comportamiento de los estudiantes universitarios de su país. En el estudio
determinaron que esos jóvenes, en comparación
con los de las décadas de los ochenta y noventa, tenían una tendencia mucho más marcada
a creerse mejores que los demás y a atribuirse
talentos extraordinarios.
Andrea Escobar, psicóloga clínica y psicoanalista de la Sociedad Colombiana del Psicoanálisis
coincide con Twenge y Campbell. La especialista
señala que el narcisismo está a la orden del día
y la sociedad funciona hoy con una lógica egocéntrica que excluye a todo el que sea diferente,
porque existe la creencia de que lo propio es
lo mejor. Cualquier factor puede provocar distanciamiento social: la religión, la preferencia
sexual, la ideología política, la raza, el género.
Además, según Escobar, el hombre de hoy tiene serios conflictos para relacionarse de forma
exitosa con sus semejantes. “Las personas tienen
muchas dificultades para preservar los vínculos
con los demás, entre otras cosas, porque en la
dinámica de la competencia se nos piden resultados rápidos, practicidad y utilidad”, asegura
la especialista. En consecuencia, el otro pasa a
un segundo plano.
Construcción patológica
De acuerdo con la Asociación Americana de
Psiquiatría, el narcisismo calificado como un
trastorno de la personalidad es “un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el
comportamiento), una necesidad de admiración
y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos
contextos”.
Escobar aclara que el narcisismo por sí solo no
es perjudicial. Todo lo contrario: la especialista
lo considera la esencia del ser humano. “Hay
que diferenciar entre un narcisismo sano, que
todos necesitamos –incluso para poder querer
a los demás–, porque implica amor propio, autoestima y capacidad de cuidar de uno mismo; y
un narcisismo patológico, en el cual no se tiene
consideración con el otro”, asegura la psicóloga.
También para Alejandro Rojas-Urrego, psiquiatra y psicoanalista, el narcisismo constituye el cimiento de la personalidad. “En mayor o
menor medida todos somos narcisistas, todos
necesitamos del reflejo que nos brinda el otro. Un
narcisismo sólido y fuerte da plena cabida al otro
y sus necesidades. Da y recibe. Sabe cuidar de sí
mismo y del otro, se ama y es capaz de amar”,
subraya el especialista.
El mito de Narciso
Cuenta la mitología griega que Narciso era un joven
conocido por su gran belleza, pretendido por doncellas
a quienes nunca correspondió su amor. Para castigarlo,
Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara
de su propia imagen reflejada en una fuente. Absorto
en su contemplación, Narciso terminó arrojándose
al agua.
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superyo | narcisismo
El narcisista tiene fantasías ilimitadas de éxito,
poder, belleza e inteligencia, y exagera sus logros y virtudes
El problema se da cuando ese proceso no se
construye adecuadamente y genera carencias
que impiden al individuo tener vínculos sanos
con la familia, la pareja o los compañeros de
trabajo. Escobar advierte que estas personas
suelen ser arrogantes y desconsideradas en su
trato con los demás. Tienen fantasías ilimitadas
de éxito, poder, belleza e inteligencia, y exageran sus logros y virtudes. “Algunas veces, efectivamente, cuentan con méritos profesionales
o académicos importantes. Sin embargo, una
cosa es sentirse muy seguro de lo que se es y se
tiene, y otra, utilizarlo para denigrar al otro o
demostrarle superioridad”, afirma la psicóloga.
Esa peculiaridad responde a su carencia de
empatía o su incapacidad para ponerse en el
lugar del otro y tomar en cuenta sus sentimientos. Para Escobar, las personas narcisistas no
hacen daño intencionalmente; simplemente
no le dan cabida a nadie, porque están fascinados consigo mismos. De allí que muchas veces
sean incapaces de enamorarse y se les considere
explotadores. Álvaro Díaz Berenguer, médico
internista y autor del libro El narcisismo en la
medicina contemporánea, subraya que “se sienten
con derecho sobre los demás, con derecho a gozar
de privilegios especiales y con inmunidad ante
las demandas sociales”.
Sin embargo, los especialistas coinciden en
que, en el fondo, son individuos con un profundo
vacío, dominados por la soledad. Se encuentran
solos pero no comprenden por qué. Sus relaciones tienden al fracaso, las parejas los abandonan
y, muchas veces, sus rasgos de personalidad les
impiden ascender a cargos directivos. Además,
pueden sentirse continuamente frustrados y
deprimidos al constatar que su “realidad” no
coincide con las expectativas que se han creado.
Claves para sobrevivir
La psicóloga y psicoanalista Andrea Escobar admite que vivir
con una persona narcisista puede resultar intolerable: tratan
a los demás como inferiores, hacen comentarios hirientes y,
además, no soportan las críticas. Ante el mínimo amago de
contradicción o agresión al ego se puede desatar su ira, odio
y deseo de venganza. ¿Cómo lograr, entonces, una relación
medianamente armoniosa con una de estas “deidades”? La
especialista ofrece algunas recomendaciones para lograrlo:
• Fijar límites. Desde el inicio de una relación, a las personas
narcisistas hay que dejarles claro –en un tono cordial– que no se
admitirán agresiones, humillaciones, malos tratos ni insultos.
• Comprender el trastorno. Aunque manifiesten todo lo
contrario, tras el cubrimiento del narcisismo lo que hay es
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un individuo frágil, con temor a ser dañado. Ser capaz de ver
más allá de la máscara permitirá comprenderlo, tener una
visión más amplia del problema y tratarlo con consideración
y afecto.
• Expresar los sentimientos. Poner en palabras el daño que
ocasiona la persona con sus actitudes la puede hacer reflexionar sobre su comportamiento. Antes de devolver el agravio,
lo ideal es preguntarle el porqué de su posición.
• Evitar las ofensas. Si bien las actitudes narcisistas pueden
resultar muy irritantes, se debe responder de la forma más neutral posible; nunca tratar de desmontar su narcisismo tratando
de mostrarle lo “insufrible” que es. Hacerlo, podría agravar sus
crisis y crear heridas más profundas en la relación.
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Mirada al origen
Rojas-Urrego explica que el origen del narcisismo se halla en los primeros encuentros que
establecen los individuos con su círculo más
cercano. “La madre, con su aporte y sus respuestas, le permite al bebé hacerse un ser individual,
menos necesitado y dependiente. Cuando esta
relación falla o fracasa, en lugar de conformarse
un narcisismo sólido, se construye uno marcado
por fragilidades y vulnerabilidades que harán
del sujeto una persona ‘narcisista’”, sostiene el
especialista.
Para Escobar se trata de un proceso multifactorial, en el que pueden participar elementos
biológicos, hereditarios y sociales. No obstante,
también considera que la relación madre-hijo
es determinante en estos pacientes, porque en
los primeros meses de vida los bebés se “cargan”
afectivamente: el hecho de que sean niños no
deseados, o que no se les ofrezca amor y atención
durante su desarrollo, les puede provocar grietas
en la estructura de su personalidad.
También, a juicio de la especialista, los puede
marcar psicológicamente haber vivido episodios
de humillación en público o exclusión durante la
edad escolar, por características físicas como
la estatura, el acné o el peso. “Hacer un señalamiento sobre el cuerpo es gravísimo, es una herida
directa a la personalidad”, advierte Escobar.
Por su parte, Díaz Berenguer señala que “las
aspiraciones desmedidas de los progenitores
provocan un sentimiento de inseguridad, que
luego se transforma en una máscara que esconde inmadurez o regresión a etapas infantiles, en
las que se tiene derecho al cobijo permanente”.
El especialista agrega que “con sus conductas
llamativas, el narcisista pide, en su fuero interno, amor, que se le quiera, que se le diga que
es el más magnífico del mundo”. Sobre la base
del respeto y la comprensión de esa necesidad
afectiva, subraya Díaz Berenguer, “es posible
encontrarse con la persona real que está detrás
de la máscara”.
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F u en t es c o ns u l t adas
º Álvaro Díaz Berenguer, médico internista. Autor de El narcisismo en la Medicina contemporánea. Profesor Agregado de Clínica Médica de la Facultad de Medicina
de la Universidad de la República (Uruguay).
º Andrea Escobar, psicóloga con especialización y maestría en psicología clínica, y psicoanalista. Sociedad Colombiana de Psicoanálisis.
º Alejandro Rojas-Urrego, psiquiatra y psicoanalista. Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (SPPEA, en francés)
de la Fundación de Nant (Suiza).
º “Egos inflating over time: a cross-temporal meta-analysis of the narcissistic personality inventory”. Jean Twenge, Sara Konrath, Joshua Foster y otros.
Journal of Personality, No. 76 (2008).
º The narcissism epidemic: living in the age of entitlement. Jean Twenge y Keith Campbell (2009).
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