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COLEGIO DE LOS PADRES AGUSTINOS ARQUITECTO: Miguel Ángel Navarro Pérez CRONOLOGÍA: 1935 LOCALIZACIÓN: Camino de las Torres, nº 79 BIBLIOGRAFÍA GIL, Mariano, Crónica de una fundación, Madrid, Imp. Juan Bravo, 1934 CATÁLOGO DE LOS PRINCIPALES EDIFICIOS 139 Los Padres Agustinos llegaron a Zaragoza en la década de los años veinte con la intención de levantar un colegio-seminario y una escuela de Hermanos. Para ello compraron un gran solar en los terrenos del proyectado ensanche de la ciudad, en la zona llamada de Miraflores, tal y como lo había previsto Miguel Ángel Navarro Pérez, arquitecto municipal en estos momentos. Este edificio supuso el inicio de la construcción en esta parte del ensanche ya que hasta este momento los esfuerzos urbanizadores y constructivos se habían concentrado en la zona de Miralbueno, en torno a las arterias de la Gran Vía y Femando el Católico. Tal y como se observa en el plano del proyecto inicial, los Agustinos deseaban construir un gran complejo educativo que se ordenaba en tomo a dos grandes pabellones, cuyo punto de unión estaba presidido por la iglesia que se convertía en el eje de simetría en tomo al cual se distribuían todas las dependencias. Detrás de estos pabellones se desarrollaban dos claustros unidos entre sí por detrás de la iglesia por un tercer pabellón, dedicado a cocinas. Sobre su eje y detrás de las cocinas, un cuarto se destinaba comedor. Entre otras dependencias, el colegio disponía de salón de actos, sala de música, sala de lectura y enfermería. De todo este ambicioso planteamiento alejado de los pabellones bloque más habituales en este tipo de establecimientos religiosos y educativos, sólo se llegó a construir una mínima parte, la correspondiente a uno de sus pabellones y su claustro, que es el edificio actualmente conservado. El edificio que finalmente se construyó tiene planta rectangular y consta de cinco pisos divididos en dos crujías paralelas: una dedicada originalmente a espacios docentes y de habitación, en la actualidad sólo docentes, y la otra a espacio de paso. Su estructura 140 LA ARQUITECTURA NEOMUDÉJAR EN ARAGÓN interna es un gran armazón metálico y sus fachadas están realizadas con ladrillo a cara vista. La composición de este pabellón principal es relativamente sencilla en su disposición: un gran bloque rectangular en el que sobresale un cuerpo central flanqueado por torreones donde se realiza el ingreso al edificio. En cuanto al diseño de la fachada principal, en ella destaca, en primer lugar, el recurso a la bicromía de los materiales: Navarro usa dos tipos de ladrillo, uno más rojo, otro más amarillo, que contribuye a animar la fachada a través de la creación de planos de diferente color según los motivos decorativos en resalte; y en segundo lugar, la variedad de los motivos ornamentales desplegados y, a la vez, su modernidad, ya que no se trata de reproducciones fieles de elementos mudejares como encontramos, por ejemplo, en el edificio de Correos de Zaragoza, sino que son más bien el resultado de un proceso de simplificación formal que da un aire mucho más moderno al edificio. Entre estos motivos encontramos paños con cuadrados en resalte dispuesto en diagonal sobre arcos agudos que nos recuerdan a los utilizados por Enrique Rodríguez Ayuso en el primer período del Neomudéjar madrileño en las Escuelas Aguirre. Por lo demás, el alzado tanto principal como en las fachadas laterales y en el interior que da al claustro, muestra una ordenada y equilibrada disposición casi canónica en tres partes (de abajo a arriba): basamento, cuerpo principal de dos alturas dividido en tramos separados por bandas verticales en resalte y galería de coronamiento donde precisamente Navarro dispone el original paño corrido de cuadrados diagonales en resalte sobre arcos agudos antes comentado. El segundo gran espacio de interés de esta notable construcción es el claustro dispuesto en la parte posterior del pabellón antes descrito, una construcción poco conocida excepto para los usuarios del CATÁLOGO DE LOS PRINCIPALES EDIFICIOS 141 colegio, pero de gran interés por los elementos y características que reúne. Según el propio arquitecto, este claustro es el resultado de la mezcla de materiales y técnicas mudejares con formas ojivales y, con toda certeza y como todo el colegio, es la obra más característicamente neomudéjar de Miguel Ángel Navarro. Consiste en un claustro cerrado de planta cuadrada, cubierto al interior por arcos agudos rebajados resaltados en ladrillo que separan unas falsas bóvedas de arista muy simplificada geométricamente. Al exterior, las fachadas que dan al claustro están profusamente decoradas con una extensa variedad de motivos mudejares y góticos realizados en ladrillo en resalte: bandas en zig-zag, dobles arcos apuntados entrecruzados dando lugar una especie de abstracción del rosetón gótico y cruces en resalte, entre otros. En este espacio destaca también el arrimadero y solería resueltos con un atractivo mosaico cerámico valenciano de coloristas formas. Por último, hay que reseñar la presencia de un cuerpo exento, la antigua sala de lectura (actual capilla), una pieza octogonal situada en el ángulo sudoeste del claustro y que destaca en el volumen exterior del mismo. El tratamiento decorativo de sus fachadas es similar a lo ya descrito, pero al interior debe destacarse la curiosa bóveda de arista rebajada con los nervios resaltados en ladrillo reproduciendo una cruz inscrita en dos círculos rodeada por puntas de estrella. En conclusión, el colegio de Agustinos es, probablemente, una de las obras más interesantes de este período y de todo el Neomudéjar aragonés. Se trata de una construcción rica en detalles, producto de un sofisticado proceso de abstracción de motivos góticos, y sobre todo mudejares, interpretados en clave contemporánea. Un edificio que da la respuesta acertada a la posibilidad de encontrar una arquitectura regional moderna inspirada en la tradición. 142 LA ARQUITECTURA NEOMUDÉJAR EN ARAGÓN