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A PESAR DEL TIEMPO… CARLOS PELLEGRINI MAS VIGENTE QUE NUNCA
Resumen
La finalidad de este trabajo es poner de manifiesto las principales ideas de Carlos
Pellegrini que impulsaron la industrialización del país, las que aún hoy tienen vigencia y son el
soporte teórico en el que se puede asentar un proyecto de desarrollo efectivo fundado en el
federalismo.
Fundamentalmente se trata de confeccionar un bosquejo de política industrial basado en
el desarrollo de pequeñas y medianas empresas (pymes), relacionado con la educación, que
incentive un sentimiento nacional, instruyendo a la población para que, por ese camino y con los
objetivos establecidos, nuestra patria llegue a ser moral, política y económicamente tan grande,
como lo es por la extensión de su territorio y sus riquezas naturales.
1. Consideraciones previas
La silenciosa y constante desaparición del poder de compra del consumidor argentino, la
desigual distribución de la riqueza y la irrestricta apertura económica; el quiebre de la cadena de
pagos, la asfixia financiera y la revalorización ficticia de nuestra moneda provocaron un
genocidio económico en el país, que afectó principalmente a las pequeñas y medianas industrias.
Dado el inmenso desconcierto y la gran confusión imperantes, embargada la conciencia
nacional por la duda, inmersos en una situación en la que nadie acierta a conocer el rumbo de la
política ni a predecir los sucesos del día siguiente, en la primera parte de este trabajo se hace un
breve recorrido sobre la historia política y económica de nuestro país y los distintos modelos de
Estado que en ella existieron, describiendo además las principales ideas de Carlos Pellegrini, el
“piloto de tormentas”1, que hace un siglo atrás opinó que “sin industria no hay Nación”2, ya que
para plantear soluciones debemos conocer los aciertos y errores pasados. Como dijo Frondizi:
Uno de nuestros males ha sido y es no aprovechar el pensamiento
nacional cualquiera sea el origen político de quien lo haya expuesto o
exponga. Grandes orientaciones e iniciativas son ignoradas. Algunas por
ocultamiento deliberado, otras por pasión política, otras porque hieren
intereses internos o externos que no quieren renunciar a privilegios
ilegítimos. Necesitamos rescatarlos.3
En la segunda parte del trabajo se hace referencia a la ciudad de Rosario (Santa Fe),
mostrando de qué manera, mediante la aplicación de políticas industriales como las que pregonó
Pellegrini, progresó y obtuvo el alto desarrollo actual, siendo una de las ciudades más
importantes del país. Así, se demuestra la presente necesidad de consolidar una industria
nacional horizontal.
Finalmente, en la tercera parte se hacen aportes fundamentados en el pensamiento
pellegriniano que sirvan a la confección de una política industrial que tenga como objetivo el
desarrollo integral del país.
Según lo calificó Groussac, Paul, Los que pasaban, Taurus, Bs. As. 2001, p. 266.
Lema de la Unión Industrial Argentina.
3
Cfr. Dr. López, Fernando, La vigencia de Pellegrini en el pensamiento económico nacional, La Nación, Opinión,
22 de enero de 1999, p. 12.
1
2
1
2- Desarrollo
a. Una mirada a nuestro pasado
Cuando se estudia el pasado tenemos que hacerlo guiados por una
noción integradora de la historia. Necesitamos fortalecer nuestra
conciencia nacional para asegurar la grandeza de la patria, afirmando la
vigencia del Estado-Nación.
Pellegrini vio con claridad el camino ineludible que debía seguirse
para conformar una Nación, y trabajó para que no nos apartáramos del
mismo. Entendió en el siglo pasado lo que algunos hoy no comprenden.4
Aprovechando la difícil situación que atravesaba la monarquía española, en pos del
progreso del Virreinato del Río de la Plata, los criollos condujeron al país a la independencia
entre 1810 y 1816. Desprovisto del Alto Perú y de la Banda Oriental, la organización del
gobierno tuvo que privilegiar el gran puerto de Buenos Aires en contra de los intereses básicos
de las provincias interiores.
El conflicto se convirtió en una larga guerra civil, compuesta de batallas, estatutos,
reglamentos y proyectos de Constitución que establecían diferentes formas de Estado: federal,
que implica un gobierno descentralizado respetuoso de las autonomías provinciales o unitario,
que impone un gobierno fuertemente centralizado que toma decisiones con incumbencia en todo
el país.
Las consecuencias de esta situación se sintieron hasta 1853, año en que se promulgó una
Constitución formalmente federalista (Art. 1).5
En el campo económico, desde 1820 se había registrado una vertiginosa expansión de la
ganadería, gracias a las tierras vírgenes del interior. A ese fenómeno se sumó el crecimiento de
las exportaciones de carne, favorecidas por los progresos de la industria frigorífica y el tendido
de una extensa red de líneas férreas. El período de prosperidad se completó con la aparición de la
agricultura cerealera, que a comienzos del siglo XX constituiría el principal producto de
exportación.6
Durante el último cuarto del siglo XIX en la Argentina coexistieron dos teorías sobre el
rumbo que debería tomar el país en pos de un progreso y desarrollo económico y su inserción en
el mercado internacional: el librecambio (liberalismo) y el proteccionismo (industrialistas) teorías que existen actualmente.
Para el libre cambio, los países deben especializarse en aquellas producciones donde sus
ventajas comparativas son mayores. Las exportaciones de los productos del país deben servir
para pagar las importaciones de todos los bienes de consumo y producción que no son fabricados
en el mismo. El mercado nacional asigna los recursos de acuerdo con las leyes de competencia
perfecta y los aranceles aduaneros sólo sirven para recaudar fondos y no para orientar la
producción.
Esta teoría ubicaba a nuestro país en el papel de agroexportador, colocándolo en una
situación de dependencia, no sólo de factores naturales (lluvias, sequías, vientos, etc.) sino
también de la demanda externa, lo que se traduce que en caso de una crisis exterior, nuestra
economía se vería afectada.7
4
Frondizi, Arturo, Carlos Pellegrini industrialista; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar.
Constitución Nacional, Art. 1: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa
republicana federal, según lo establece la presente Constitución”.
6
Abad de Santillán, Diego, Historia Argentina, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires 1965.
7
Es el caso ocurrido durante la crisis de 1929.
5
2
El sistema económico proteccionista, en cambio, favorece el trabajo nacional,
reservándole el mercado interno. Pregona una economía integradora que importa bienes de
producción y de tecnología que la capacitan para producir más y no exclusivamente bienes de
consumo de nulo efecto multiplicador. En un sistema proteccionista efectivo, todas las acciones
del Estado deben conducir a incrementar el trabajo nacional incorporado a las materias que se
transforman. Los aranceles aduaneros, por ejemplo, sirven para proteger la producción nacional.
En referencia a ello decía Pellegrini:
Si el libre cambio desarrolla la industria que ha adquirido cierto
vigor, y le permite alcanzar todo el esplendor posible, el libre cambio
mata la industria naciente. La agricultura y la ganadería son dos grandes
industrias fundamentales; pero ninguna Nación de la tierra ha alcanzado
la cumbre de su desarrollo económico con solo estas industrias. Las
industrias que las han llevado al maximun de poder son las industrias
fabriles, y la industria fabril es la primera en mérito y la última que se
alcanza, porque ella es la más alta expresión del progreso industrial.8
Carlos Pellegrini fue un vigoroso defensor de la industria nacional. Creía que a partir de
las favorables condiciones de nuestro país se debía industrializarlo de manera de no ser
dependientes de factores externos y naturales: “La República Argentina debe aspirar a ser algo
más que la granja de Europa, y su verdadero poder no consiste ni consistirá en el número de sus
cañones y sus corazas, sino de su poder económico”.9
El objetivo principal de Pellegrini era construir una Nación capaz de integrar la
economía, superando los estrangulamientos internos y externos que impidieran su crecimiento y
generaran dependencia, esto es, transferencia gratuita de excedente económico hacia el sector
externo. Proponía una campaña cívica que afirmara la condición nacional para lograr la
convergencia de clases, sectores y fuerzas políticas en torno a un programa de desarrollo
nacional. En concordancia, promovía el voto secreto y libre que incluyera mujeres.
El Dr. Pellegrini vio la importancia de contar con políticas de Estado que protegieran la
industria nacional cuando afirmó que “la protección del gobierno es necesaria para el
desarrollo industrial de la República Argentina”.10
Es así que, para lograr un crecimiento acelerado y auto-sostenido, el proyecto nacional
debe apoyarse en una política de desarrollo económico basado en la industria, que debe ser
protegida de la competencia externa pero con libertad de empresa en el ámbito interno, para
asegurar la competencia, evitando el intervencionismo del gobierno. Es relevante aclarar que las
ideas proteccionistas de Pellegrini se referían a la industria naciente:
La protección por otra parte no es un fin, sino un medio. Protección
implica debilidad, pues solo se protege a los débiles. Ella debe aplicarse a
las industrias necesarias mientras crecen, se desarrollan y no pueden
resistir la competencia de otras más antiguas o favorecidas, pero cesa
cuando ha conseguido su objeto.11
Esta política proteccionista debe lograr la unificación de todo el ámbito territorial en un
solo mercado interno, intercomunicado y homogéneamente industrializado. Pero para que el
desarrollo sea completo debe llegar a todos y no terminar en Buenos Aires. Pellegrini señalaba
que “la capital encierra la mayor suma de ilustración y cultura de la República, pero su
8
Citado en Pigna, Felipe, Carlos Pellegrini (1846-1906); cfr. www.elhistoriador.com .ar.
Rivero Astengo, Agustín, Pellegrini, 5 vol., Coni, Bs. As. 1941, t. III, p. 331.
10
Pigna, F., lugar citado.
11
Rivero Astengo, A., op. cit., t. III, p. 328.
9
3
población es solo una minoría con relación a la población nacional”.12 Es que “sólo el
desarrollo puede dar efectivo sustento al federalismo”.13 No puede haber efectiva vigencia del
federalismo con economías provinciales que languidecen, las cuales sólo lograrán transformarse
a partir de su industrialización.
Dicha integración horizontal debe cubrir toda la geografía argentina, evitando la
concentración en una o pocas ciudades. Todo el territorio nacional debe ser un único mercado de
producción y consumo, integrado por estructuras eficientes de comunicación y transporte.
Paralelamente, debe haber una integración vertical, desde la industria pesada a la liviana,
desde la de energía y la industria minera al agro, generando empleos, salarios y bienes de
consumo; infraestructura material y cultural. Las nuevas industrias de punta no deben sustituir
sino complementar a las de base.
Pellegrini, juntamente con aquellos que apoyaban e impulsaban la industrialización del
país, tomaban como modelo económico a los Estados Unidos, país que bien temprano en su
historia fue agroexportador e industrial, es decir, se autoabasteció productivamente. Este ejemplo
sirve de sustento a la teoría industrialista, sin perder de vista que las acciones y políticas llevadas
a cabo en Norteamérica no podrían aplicarse idénticamente en nuestro país. Como dijo el “piloto
de tormentas” en un discurso en la Cámara de Diputados en 1875: “Creo que la resolución de
estos problemas económicos depende de las condiciones de cada localidad y que la aplicación
ciega de teorías de un país a otro puede producir resultados diametralmente opuestos”.14
El papel del Estado debe ser el de trazar planes indicativos o fijar prioridades pero no
debe intervenir en la actividad de la empresa privada. Pellegrini sostenía que el Estado no podía
ser comercial o industrial pero reivindicaba su responsabilidad como orientador.
Por último, fiel seguidor de Domingo Faustino Sarmiento y de Juan Bautista Alberdi en
el aspecto educativo, se pueden traer a colación dos citas que reflejan lo que luego defendería
Pellegrini: la enseñanza técnica en todas sus formas, condición necesaria para la formación de
personas idóneas que sirvan al desarrollo de nuestro país.
El poder la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la
capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la
componen; y la educación pública no debe tener otro fin que el de
aumentar estas fuerza de producción, de acción y de dirección,
aumentando cada vez mas el número de individuos que la posean.15
Alberdi opinó en sus Bases:
El plan de instrucción debe multiplicar las escuelas de comercio y de
la industria, fundándolas en pueblos mercantiles (...) Nuestra juventud
debe ser educada en la vida industrial, y para ello ser instruidos en las
artes y ciencias auxiliares de la industria (...) La industria es el calmante
por excelencia. Ella conduce por el bienestar y por la riqueza al orden,
por el orden a al libertad: ejemplos de ello Inglaterra y Estados Unidos.
La instrucción en América debe encaminar sus propósitos a la industria.16
Refiriéndose a ello, Pellegrini dijo:
De Muro, Domingo (comp.), Discursos y escritos del Dr. Carlos Pellegrini, Martín García, Bs. As. 1910, p. 159.
Frondizi, A., op. cit., p. 13
14
Gallo, Ezequiel, Carlos Pellegrini. Orden y reforma, FCE, Bs. As. 1997, p. 92.
12
13
Sarmiento, Domingo Faustino, Educación Popular, en El Pensamiento vivo de Sarmiento, Losada, Bs. As.
Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, Ulrica
Ediciones, Santa Fe 2004, pp. 54 y 55.
15
16
4
Quizás sin exageración puede decirse que hay más políticos,
abogados, oradores, escritores y poetas que químicos, mecánicos, mineros
y aún agricultores y pastores instruidos en sus respectivas industrias. Lo
que forma la fuerza de los Estados no es esa turba de declamadores que
sólo viven de la revuelta, sino el honrado y pacífico ciudadano que
profesa tal o cual industria. Cuando el hombre se dedica con fe al trabajo,
aspira al bien general porque redunda en el suyo propio.17
b. ¿Qué ocurrió?
Los gobiernos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX aplicaron las ideas
librecambistas y la Argentina se constituyó en un país agroexportador e importador de
manufacturas.
Las características de la producción determinaron un veloz crecimiento urbano y la
aparición de una clase media numerosa (acrecentada por los altos niveles de inmigración).
A partir de la crisis mundial de 1929 -y sobre todo con el estallido de la Segunda Guerra
Mundial- la acumulación de capitales, que no podían volcarse al mercado externo, dio origen a
un proceso de industrialización (textil y metalurgia liviana) que se fue dando por momentos en
forma espontánea e impulsada en otros, viéndose afectada por numerosas crisis pero
convirtiéndose de igual manera en la columna vertebral de la economía argentina, del desarrollo
tecnológico y científico, creando fuentes de trabajo e incluso exportaciones, reflejando las ideas
y percepciones de Pellegrini y su visión industrialista.
A mediados de los años ‘70 cerraron numerosas industrias y surgieron los negocios
especulativos a partir de la apertura comercial y financiera.
En la década del ‘80, el retorno a la democracia no contribuyó a revertir el cuadro de
retroceso industrial, ya que fueron tiempos caracterizados por la inflación y la inestabilidad
económica.
En los años ‘90, la industria nacional se vio nuevamente afectada. Si bien, en un principio
la estabilización de precios estimuló la demanda de bienes industriales, paralelamente cerraron
diversas fábricas, se redujo el empleo industrial y se perdió el acervo tecnológico. El comercio
exterior industrial fue deficitario.
Actualmente, la economía argentina está recuperándose lentamente de un periodo de
recesión, con mucho escepticismo sobre el futuro inmediato.
A modo de resumen, la economía argentina de hace un siglo y la contemporánea, al igual que
la del conjunto de los países llamados “del sur”, tiene las siguientes características que definen
su subdesarrollo:
 una economía esencialmente primaria;
 hay una crítica insuficiencia de los sectores productores de maquinarias, equipos y
materias primas industriales básicas. Fundamentalmente se ha privilegiado la industria
liviana dejando de lado la industria pesada y el autoabastecimiento energético, lo que
agravó la dependencia del exterior;
 el aporte del sector agropecuario al producto bruto total sigue siendo decisivo. El país es
esencialmente exportador de bienes con poco valor agregado. Esta estructura económica
es una excelente exportadora gratuita de riqueza social.
17
Cfr. Pellegrini, Carlos, Sobre Instrucción Pública, www.fundacionpellegrini.org.ar.
5
c. Rosario “la industrialista”. Una visión progresista
La Villa del Rosario (región productiva situada estratégicamente en el centro del país, en
la provincia de Santa Fe, en la costa del río Paraná, con grandes extensiones de tierras fértiles)
había sufrido durante décadas la postergación. Su puerto natural, que le brindaba excelentes
perspectivas desde el punto de vista del libre comercio había sido cerrado a los buques
extranjeros en el año 1841 por un decreto de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos
Aires. Esta disposición, impidiendo la navegación por los ríos Paraná y Uruguay a los buques
que no tuvieran patente nacional, postergó los afanes progresistas de los rosarinos.
En el año 1852 Justo José de Urquiza, Director Provisorio de la Confederación, dictó un
reglamento que permitió la libre navegación de los ríos, la creación de una aduana propia en
Rosario y la sanción de derechos diferenciales en el puerto, que incrementaron la población y el
comercio en la ciudad, arrastrando su crecimiento a todo el Sur de la provincia de Santa Fe y
parte de Córdoba.
Al separarse la provincia de Buenos Aires del resto del país el 11 de septiembre de 1852
con el rechazo del Acuerdo de San Nicolás (secesión que culminó en 1860), Rosario pasó a ser el
centro de las actividades económicas de la Confederación y potencial candidata a ocupar el cargo
de capital económica. A partir de 1854 fue declarada puerto de las ciudades del interior. La ley
de Derechos Qduaneros de 1857 y la construcción del puerto en 1859 impulsaron su desarrollo.
El emprendimiento ferroviario, al igual que el desarrollo de la navegación a vapor y la
actividad portuaria, constituyeron los pilares del rápido crecimiento rosarino.
La ciudad se convirtió en el instrumento de una contundente acción política tendiente a
convertirla en centro de un modelo político y económico alternativo al vigente desde los tiempos
del Virreinato.
A partir de 1860 Rosario abrió su primer banco, el Nacional de la Confederación,
estableció un Juzgado de Primera Instancia, inauguraron y extendieron vías férreas (que para
1910 la vinculaba a los principales centros de producción y consumo de la Argentina). En 1874
abrió sus puertas el Banco Provincial de Santa Fe, llamado a convertirse en la palanca del crédito
productivo para la región.
La ciudad de Rosario tuvo una expansión demográfica única en Sudamérica.18 Para 1887
contaba con agua corriente y en 1891 se inauguró el alumbrado eléctrico, coexistiendo con el
sistema a gas.
A fines del siglo XIX la ciudad contaba con una próspera industria que fabricaba los más
variados productos, entre los que se destacaban por su infraestructura cuatro fábricas de aceite,
dos de cerveza y una refinería de azúcar.19 Por entonces surgieron el Club Industrial (inspirado
en el club porteño fundado por Pellegrini en la década de 1870), el Centro Comercial, la Bolsa de
Comercio (que hoy es una de las más grandes del país) y la Sociedad Rural de Rosario. También
se construyeron diversos edificios públicos y privados, salones culturales y teatros, sistema de
cloacas y varios nosocomios.
El siglo XX se inició y culminó en Rosario con la realización de dos obras públicas de
gran magnitud. Las dos fueron tomadas como banderas de la esperanza y señal de reactivación
de las ideas fundacionales de la ciudad: en 1902 el puerto y el puente Rosario-Victoria en la
pasada década.
Con estas referencias se puede reflexionar sobre los factores constitutivos de Rosario
como un proyecto alternativo al centralismo económico y un baluarte de las libertades
conquistadas por la Constitución Nacional de 1853.
Año 1869:26.169 habitantes; Censo de 1887: 36.616 habitantes; Censo de 1895: 90.000 habitantes; 1914: 225.000
habitantes. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), La población Argentina. Serie de investigaciones
Demográficas, Buenos Aires 1975
19
Maltería Safac y Refinería de Azúcar eran algunas de las principales industrias rosarinas.
18
6
Actualmente, la función industrial se ha situado en zonas suburbanas, mientras que el
centro tiene importancia comercial, administrativa y cultural.
Rosario es responsable del 50% del total del producto bruto provincial y del 5% del PBI
nacional. Genera el 53% del empleo de la provincia de Santa Fe y se encuentran radicadas en
ella el 60% de los establecimientos industriales santafesinos, que dan empleo a 63.000 personas
aproximadamente y generan unos $ 1000 millones de valor agregado.
La principal industria de la región es la alimenticia (21%). Le siguen en importancia la
metalmecánica (18%) y la de maquinaria y equipos (10%). Se establecieron también en la zona
empresas petroquímicas, papeleras, madereras, textiles y plásticas.
El 63% de las empresas de la zona son pequeñas y medianas. También cabe destacar la
presencia de grandes empresas, muchas de ellas multinacionales, que se sitúan en las localidades
aledañas a la ciudad.20
Este sintético análisis estadístico de la realidad económica rosarina demuestra que las
políticas económicas aplicadas en esta ciudad fueron básicamente industrialistas, principios que
promovió Carlos Pellegrini. No se dejó de lado el agro, que es una capacidad natural de nuestro
país y específicamente de esa zona, pero se construyó una integración vertical donde las
industrias de punta complementan a las de base.
Dijo Pellegrini en relación al trabajo y la riqueza de las naciones:
El poder de una Nación se mide por sus riquezas y las riquezas de las
Naciones no dependen sólo de sus ventajas naturales, sino,
principalmente de la importancia del trabajo nacional. Fomentar y
proteger ese trabajo, representado por la industria nacional, no es sólo el
derecho sino el deber de toda Nación. Esta proposición es incontestable, y
la prueba de ello es que todas la naciones del mundo han sido y son
proteccionistas en diversas formas y grados.(…) Debemos fomentar, en
primer término, todas las industrias que elaboran las materias primas que
produce nuestro suelo, dentro de un límite que las proteja contra la
competencia extraña, asegurándoles el mercado nacional, pero sin
exageraciones que supriman todo incentivo al mejoramiento de la calidad
o precio, cuidando que el fomento de una industria no se traduzca en
perjurio de otra, que puede ser más o igualmente importante.21
El puerto de Rosario refleja el desarrollo: pasó de agroexportador en el siglo XIX a ser un
complejo multipropósito que ofrece una amplia gama de servicios, esencialmente privados, a los
diferentes tipos de cargas y buques que conforman el tráfico interno y de
exportación/importación. Incluso el tránsito proveniente de la actividad comercial de países
vecinos que quieran utilizar Rosario como punto de transferencia. El complejo posee la
capacidad de adaptarse a las exigencias del mercado actual.
El desarrollo planificado del escenario planteado llevó a potenciar al puerto de Rosario
como nodo estratégico en la cadena regional e internacional del transporte multimodal para la
recepción, manipulación, transformación y/o despacho de todo tipo de cargas que tengan como
origen o destino algún punto de su amplia hinterland22 nacional y regional.
20
Cfr. Industria y comercio, www.rosario.gov.ar.
Pellegrini, C., Escritos; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar
22
Hinterland: (en alemán “tierra posterior”). Se aplica a la región interna situada tras un puerto, donde se recogen
las exportaciones y a través de la cual se distribuyen las importaciones. En un sentido más amplio, se refiere a la
esfera de influencia de un asentamiento. Es el área para el cual el asentamiento central es el nexo comercial. Cfr.
es.encarta.msn.com.
21
7
La economía de la región se posiciona favorablemente para captar una generación de
inversiones relacionada con la salida al mercado externo de pequeñas y medianas empresas
extranjeras que buscan en estas tierras socios y contrapartes para desarrollar emprendimientos
conjuntos. Es lo que se denomina “federalización del comercio exterior”.
Analizando la historia rosarina, se puede afirmar que:
Es indiscutible, hoy, que no puede haber Nación de alguna
importancia que no sea industrial, pues aunque la agricultura y la
ganadería son, y han sido siempre, las grandes industrias madres, los dos
senos, como han sido llamadas con tanta verdad, que nutren a los
pueblos, cuando esos pueblos crecen y se desarrollan, llega un momento
en que necesitan mas que este régimen lácteo, y la industria
manufacturera se hace entonces necesaria para su natural y vigoroso
crecimiento.23
d. Acciones
Hoy, el Estado argentino debe buscar una rápida recuperación de la mano del crecimiento
y desarrollo de la actividad industrial y de la agroindustria. Las prioridades deben pasar por la
posibilidad de reconstruir una trama productiva que logre reflotar zonas que, a causa de las crisis
vividas, languidecen económicamente. Las medidas deben ser aplicadas con precaución, ya que
una rápida reactivación puede provocar un desequilibrio en la contextura de las ciudades, ya sea
por cuestiones relacionadas con el medio ambiente como también por lo visual y estético,
múltiples problemas que se sumarían a los vinculados, en gran parte, a aspectos estructurales
históricos. Son ejemplos de la falta de previsión del crecimiento la actual situación de los
sistemas de transporte y las vías de comunicación. “La Argentina tiene, con relación a su
extensión territorial, la mitad de caminos que Brasil y casi la cuarta parte de los que tiene
España” 24. A este hecho se suma que la mayor parte de la red vial se encuentra en mal estado.
Hay que incentivar el surgimiento de empresas con base tecnológica, ya que requieren de
una baja inversión de capital y su principal insumo para la producción es el conocimiento. Estas
actividades revalorizarán tanto la capacidad de la gente, como la función de las instituciones
generadoras de conocimiento, capacitación y formación técnica y profesional, especialmente la
Universidad. A través de la creación de estas empresas, los gobiernos locales, las Universidades
y los centros de investigación y desarrollo pueden desempeñar un importante papel como
dinamizadores de las economías regionales.
Se debe emprender un proceso de aprendizaje en pos de la construcción de innovadoras
formas de creación, transferencia, gestión de conocimientos y desarrollo de las capacidades
humanas. Si estas experiencias se llevaran a cabo, lograrían dinamizarse a partir de la creación
de sinergias interinstitucionales y la asociación de sectores público y privados.
Los valores a compartir son: honestidad, austeridad, transparencia, seguridad, trabajo y
más trabajo: “Hay que convencerse de una sola cosa, la gravísima situación económica en que
estamos sumidos no admite sino un remedio: el trabajo”.25 Con la necesidad de que sean
debidamente respaldados por un marco jurídico que proteja al trabajador y otorgue credibilidad a
las instituciones.
Por otra parte, tiene que existir cohesión no sólo entre el Estado y las Universidades sino
también entre éstos y una entidad bancaria para incitar a aquellos que posean una idea que se
23
Cfr. Pellegrini, C., Cartas Norteamericanas, Quinta carta, www.fundacionpellegrini.org.ar.
Abeledo, Anahí, Faltan rutas para sostener el crecimiento, Clarín, Suplemento iEco, 3 de febrero de 2008, p. 36.
25
Pellegrini, C., El Remedio, La Nación, 26 de febrero de 1891; citado en Herz, Enrique Germán, Pellegrini ayer y
hoy, Centro de Estudios Nueva Mayoría. Bs. As. 1996, p. 357.
24
8
articule en torno de un producto o servicio con tecnología innovadora, a lanzarse a un proyecto
de creación de Pymes mediante un respaldo adecuado.
El Banco Nación, creado por Pellegrini en 1891, debe jugar aquí un papel decisivo
llevando a cabo sus propósitos fundacionales: promover la agricultura, la producción ganadera y
otras industrias relacionadas a través del crédito y apoyar los principios de la competencia. El
Banco ha sido fuerza motriz en el desarrollo económico por su presencia a lo largo de todo el
país con más de 500 casas locales y oficinas en el exterior.
Refiriéndose a ello dijo la actual Presidenta del Banco Nación, Mercedes Marcó Del
Pont:
La atención a las Pymes es prioritaria, porque es unos de los sectores
con menos acceso al crédito. (…) Estas son muy heterogéneas, por
tamaño, sector, situación y región. (…) Hay una insuficiencia brutal de
crédito a las pymes. Entre el 60% y 70% de las pymes tienen proyectos de
inversión y muy pocas pueden acceder al financiamiento bancario.26
Dijo Carlos Pellegrini:
Si alguna recomendación pudiera haceros, sería a favor de un gremio
que no ha merecido, hasta hoy, gran favor de los establecimientos de
crédito, y que es, sin embargo, digno del mayor interés. Hablo de los
pequeños industriales. La verdadera industria en un país nuevo es la que
nace de su seno, crece y se desarrolla por el esfuerzo inteligente y
perseverante, amoldándose al medio en que va a vivir y adquiriendo cada
día nueva experiencia que la vigoriza.27
Además de crear empresas de base tecnológica (que cumplan con los requisitos de
calidad de innovación, demanda existente, plan de negocios, etc.) hay que permitir que resulten
beneficiados los propios laboratorios o institutos universitarios, ya que son un factor clave en la
creación del producto alrededor del cual se hará el emprendimiento, por lo tanto debe brindarles
royalties. De esta manera cada aplicación efectiva de un resultado de investigación brindará
motivaciones e información orientadas a nuevas investigaciones: lo que asegura la continuidad
de la innovación tecnológica. Todo nuevo producto de una investigación tendría que tener
garantizada su difusión y oferta, a través del emprendimiento recientemente creado. De esta
manera la Universidad se asegura cumplir con su principal objetivo: crear un egresado
investigador y emprendedor.
A través del impulso de estas empresas, los gobiernos locales, las universidades y los
centros de investigación y desarrollo desempeñarán un importante papel como dinamizadores de
las economías regionales. Tres áreas diferentes (la académica, el sector privado y el público)
pueden actuar y complementarse para mejorar la situación.
Por cuestiones de escala, costos y facilidades logísticas es mas fácil insertarse en el nivel
local o regional, por eso son útiles la Pymes, ya que sus productos se orientan hacia un publico
determinado.
El Estado debe contar también con un plan para la sistematización del transporte (que
solucione los problemas de circulación de transporte de cargas y de pasajeros) que se desarrolle
en forma paralela a un plan de “recuperación del ambiente y generación de nuevas formas del
Marcó Del Pont, Mercedes, El Nación será una empresa testigo en todos los mercados, Clarín, Política
económica, domingo 16 de marzo de 2008, p. 6.
27
Pellegrini, C., Escritos, cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar
26
9
paisaje”.28 Así, además de contemplar el ordenamiento del tránsito, hay que tener en cuenta una
mejora estética y del medioambiente que asegure condiciones de vida saludable; las industrias
pueden usar alternativamente barreras forestales entre fábricas, proteger arroyos, bañados e islas,
etcétera. Esto es poner en vigencia real y efectiva el art. 41 de la Constitución Nacional
Argentina:
Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano,
equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes, sin comprender las de
las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño
ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según
lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho…
Por último, para completar el plan de industrialización basado en el desarrollo de
pequeñas y medianas empresas de tecnología innovadora, el Estado debe impulsar la
federalización del comercio exterior incrementando las inserción de las Pymes en el mercado
internacional para promover así las economías regionales formulando de esta manera políticas
industriales que reactiven la economía, basadas en el pensamiento de Carlos Pellegrini.
La federalización del comercio exterior, fenómeno creciente en el mundo, aparece como
una nueva forma de vinculación, gracias a la cual las unidades subnacionales (municipios,
provincias y regiones) logran acercar los beneficios de la economía mundial a su realidad. De
este modo, las comunidades locales pueden lanzar individualmente o en redes una política activa
de integración interna y externa para potenciar no sólo su economía y comercio sino también los
campos cultural, social y político.
Un segundo paso deseable en este proceso de federalización del comercio exterior seria la
puesta en marcha de más aduanas regionales, lo que, además de regular la producción y proteger
el trabajo nacional, facilitaría enormemente la salida al exterior.
Como dijo el Rey Jacobo I, en los comienzos del siglo XVII, cuando resumió en una
frase lo que todos los gobernantes argentinos debieran aprender: “Si la ley de la naturaleza
conviene que prefiramos nuestro propio pueblo a los extranjeros, entonces será mucho más
razonable que carguemos con impuestos los productos extranjeros a que el pueblo de nuestro
reino no trabaje”.29
Muchas veces tiene más similitud una región del país con otra parte del mundo que con
ciudades argentinas, por eso, más que un fenómeno, la federalización es una necesidad.
La iniciativa de las provincias y el dinamismo desde ámbitos municipales es requisito
indispensable para el desarrollo, pues como dijo Pellegrini, “sólo el desarrollo puede dar
efectivo sustento al federalismo”30 pero esto debe darse indefectiblemente de manera planificada
ya que en caso contrario se restaría productividad.
Para saber que camino se ha de seguir, es necesario saber donde se
quiere llegar. El secreto de la energía y el nervio de todas nuestras
acciones consisten en eso. Esa fijeza de objetivo hace imposible las
vacilaciones en los momentos decisivos en que van a fijarse rumbos
trascendentales.31
28
Cfr. Reordenamiento del transporte, El Litoral, Política, 25 de agosto de 2007, www.ellitoral.com.
Citado en Frondizi, A., op. cit.; cfr. www.fundaciónpellegrini.org.ar.
Pellegrini, C., Escritos, cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar.
31
Carlos Pellegrini dirigiéndose a los graduados de la Facultad de Derecho, citado en Herz, E. G.,, op. cit., p. 407.
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Es oportuno resaltar que la reforma constitucional de 1994 profundizó la idea de
federalización del país y estableció que las regiones, provincias y municipios pudieran celebrar
autónomamente acuerdos con sus contrapartes en el exterior.32
Conclusión
La sociedad argentina debe convencerse de que el país se encuentra viviendo una etapa
muy propicia para abordar un cambio estructural fundamental que abarque políticas industriales
horizontales. Esto quiere decir, transformarse de un país productor de materias primas a una
Nación industrializada que procese los productos primarios sumándoles valor agregado. La
economía mundial así lo predispone, ya que la producción primaria nacional encuentra precios
muy altos en los mercados mundiales, produciendo excedentes que, en vez de volcarse a un gasto
social improductivo, deberían encaminarse a una inversión en industrias que dinamicen nuestra
economía, dando trabajo y más trabajo a nuestra población. Se hace necesario un marco jurídico
que acompañe al proceso y proteja al trabajador, paralelo a una inversión muy fuerte en
educación e investigación que prepare a quienes serán los actores de esta transformación. Los
argentinos no nos podemos dar el lujo de desaprovechar esta coyuntura como lo hicimos en
épocas anteriores. Si se yerra el camino, se puede hipotecar el futuro de nuestra Nación.-
María Fernanda Sigot
Constitución Nacional, art. 125: Las provincias pueden celebrara tratados parciales para fines de administración
de justicia, de intereses económicos y trabajos de utilidad común, con conocimiento del Congreso Federal; y
promover su industria, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de
propiedad provincial, la introducción y establecimientos de nuevas industrias, la importación de capitales
extranjeros y la exploración de sus ríos, por leyes protectoras de estos fines, y con sus recursos propios.
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