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A PESAR DEL TIEMPO… CARLOS PELLEGRINI MAS VIGENTE QUE NUNCA Resumen La finalidad de este trabajo es poner de manifiesto las principales ideas de Carlos Pellegrini que impulsaron la industrialización del país, las que aún hoy tienen vigencia y son el soporte teórico en el que se puede asentar un proyecto de desarrollo efectivo fundado en el federalismo. Fundamentalmente se trata de confeccionar un bosquejo de política industrial basado en el desarrollo de pequeñas y medianas empresas (pymes), relacionado con la educación, que incentive un sentimiento nacional, instruyendo a la población para que, por ese camino y con los objetivos establecidos, nuestra patria llegue a ser moral, política y económicamente tan grande, como lo es por la extensión de su territorio y sus riquezas naturales. 1. Consideraciones previas La silenciosa y constante desaparición del poder de compra del consumidor argentino, la desigual distribución de la riqueza y la irrestricta apertura económica; el quiebre de la cadena de pagos, la asfixia financiera y la revalorización ficticia de nuestra moneda provocaron un genocidio económico en el país, que afectó principalmente a las pequeñas y medianas industrias. Dado el inmenso desconcierto y la gran confusión imperantes, embargada la conciencia nacional por la duda, inmersos en una situación en la que nadie acierta a conocer el rumbo de la política ni a predecir los sucesos del día siguiente, en la primera parte de este trabajo se hace un breve recorrido sobre la historia política y económica de nuestro país y los distintos modelos de Estado que en ella existieron, describiendo además las principales ideas de Carlos Pellegrini, el “piloto de tormentas”1, que hace un siglo atrás opinó que “sin industria no hay Nación”2, ya que para plantear soluciones debemos conocer los aciertos y errores pasados. Como dijo Frondizi: Uno de nuestros males ha sido y es no aprovechar el pensamiento nacional cualquiera sea el origen político de quien lo haya expuesto o exponga. Grandes orientaciones e iniciativas son ignoradas. Algunas por ocultamiento deliberado, otras por pasión política, otras porque hieren intereses internos o externos que no quieren renunciar a privilegios ilegítimos. Necesitamos rescatarlos.3 En la segunda parte del trabajo se hace referencia a la ciudad de Rosario (Santa Fe), mostrando de qué manera, mediante la aplicación de políticas industriales como las que pregonó Pellegrini, progresó y obtuvo el alto desarrollo actual, siendo una de las ciudades más importantes del país. Así, se demuestra la presente necesidad de consolidar una industria nacional horizontal. Finalmente, en la tercera parte se hacen aportes fundamentados en el pensamiento pellegriniano que sirvan a la confección de una política industrial que tenga como objetivo el desarrollo integral del país. Según lo calificó Groussac, Paul, Los que pasaban, Taurus, Bs. As. 2001, p. 266. Lema de la Unión Industrial Argentina. 3 Cfr. Dr. López, Fernando, La vigencia de Pellegrini en el pensamiento económico nacional, La Nación, Opinión, 22 de enero de 1999, p. 12. 1 2 1 2- Desarrollo a. Una mirada a nuestro pasado Cuando se estudia el pasado tenemos que hacerlo guiados por una noción integradora de la historia. Necesitamos fortalecer nuestra conciencia nacional para asegurar la grandeza de la patria, afirmando la vigencia del Estado-Nación. Pellegrini vio con claridad el camino ineludible que debía seguirse para conformar una Nación, y trabajó para que no nos apartáramos del mismo. Entendió en el siglo pasado lo que algunos hoy no comprenden.4 Aprovechando la difícil situación que atravesaba la monarquía española, en pos del progreso del Virreinato del Río de la Plata, los criollos condujeron al país a la independencia entre 1810 y 1816. Desprovisto del Alto Perú y de la Banda Oriental, la organización del gobierno tuvo que privilegiar el gran puerto de Buenos Aires en contra de los intereses básicos de las provincias interiores. El conflicto se convirtió en una larga guerra civil, compuesta de batallas, estatutos, reglamentos y proyectos de Constitución que establecían diferentes formas de Estado: federal, que implica un gobierno descentralizado respetuoso de las autonomías provinciales o unitario, que impone un gobierno fuertemente centralizado que toma decisiones con incumbencia en todo el país. Las consecuencias de esta situación se sintieron hasta 1853, año en que se promulgó una Constitución formalmente federalista (Art. 1).5 En el campo económico, desde 1820 se había registrado una vertiginosa expansión de la ganadería, gracias a las tierras vírgenes del interior. A ese fenómeno se sumó el crecimiento de las exportaciones de carne, favorecidas por los progresos de la industria frigorífica y el tendido de una extensa red de líneas férreas. El período de prosperidad se completó con la aparición de la agricultura cerealera, que a comienzos del siglo XX constituiría el principal producto de exportación.6 Durante el último cuarto del siglo XIX en la Argentina coexistieron dos teorías sobre el rumbo que debería tomar el país en pos de un progreso y desarrollo económico y su inserción en el mercado internacional: el librecambio (liberalismo) y el proteccionismo (industrialistas) teorías que existen actualmente. Para el libre cambio, los países deben especializarse en aquellas producciones donde sus ventajas comparativas son mayores. Las exportaciones de los productos del país deben servir para pagar las importaciones de todos los bienes de consumo y producción que no son fabricados en el mismo. El mercado nacional asigna los recursos de acuerdo con las leyes de competencia perfecta y los aranceles aduaneros sólo sirven para recaudar fondos y no para orientar la producción. Esta teoría ubicaba a nuestro país en el papel de agroexportador, colocándolo en una situación de dependencia, no sólo de factores naturales (lluvias, sequías, vientos, etc.) sino también de la demanda externa, lo que se traduce que en caso de una crisis exterior, nuestra economía se vería afectada.7 4 Frondizi, Arturo, Carlos Pellegrini industrialista; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar. Constitución Nacional, Art. 1: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según lo establece la presente Constitución”. 6 Abad de Santillán, Diego, Historia Argentina, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires 1965. 7 Es el caso ocurrido durante la crisis de 1929. 5 2 El sistema económico proteccionista, en cambio, favorece el trabajo nacional, reservándole el mercado interno. Pregona una economía integradora que importa bienes de producción y de tecnología que la capacitan para producir más y no exclusivamente bienes de consumo de nulo efecto multiplicador. En un sistema proteccionista efectivo, todas las acciones del Estado deben conducir a incrementar el trabajo nacional incorporado a las materias que se transforman. Los aranceles aduaneros, por ejemplo, sirven para proteger la producción nacional. En referencia a ello decía Pellegrini: Si el libre cambio desarrolla la industria que ha adquirido cierto vigor, y le permite alcanzar todo el esplendor posible, el libre cambio mata la industria naciente. La agricultura y la ganadería son dos grandes industrias fundamentales; pero ninguna Nación de la tierra ha alcanzado la cumbre de su desarrollo económico con solo estas industrias. Las industrias que las han llevado al maximun de poder son las industrias fabriles, y la industria fabril es la primera en mérito y la última que se alcanza, porque ella es la más alta expresión del progreso industrial.8 Carlos Pellegrini fue un vigoroso defensor de la industria nacional. Creía que a partir de las favorables condiciones de nuestro país se debía industrializarlo de manera de no ser dependientes de factores externos y naturales: “La República Argentina debe aspirar a ser algo más que la granja de Europa, y su verdadero poder no consiste ni consistirá en el número de sus cañones y sus corazas, sino de su poder económico”.9 El objetivo principal de Pellegrini era construir una Nación capaz de integrar la economía, superando los estrangulamientos internos y externos que impidieran su crecimiento y generaran dependencia, esto es, transferencia gratuita de excedente económico hacia el sector externo. Proponía una campaña cívica que afirmara la condición nacional para lograr la convergencia de clases, sectores y fuerzas políticas en torno a un programa de desarrollo nacional. En concordancia, promovía el voto secreto y libre que incluyera mujeres. El Dr. Pellegrini vio la importancia de contar con políticas de Estado que protegieran la industria nacional cuando afirmó que “la protección del gobierno es necesaria para el desarrollo industrial de la República Argentina”.10 Es así que, para lograr un crecimiento acelerado y auto-sostenido, el proyecto nacional debe apoyarse en una política de desarrollo económico basado en la industria, que debe ser protegida de la competencia externa pero con libertad de empresa en el ámbito interno, para asegurar la competencia, evitando el intervencionismo del gobierno. Es relevante aclarar que las ideas proteccionistas de Pellegrini se referían a la industria naciente: La protección por otra parte no es un fin, sino un medio. Protección implica debilidad, pues solo se protege a los débiles. Ella debe aplicarse a las industrias necesarias mientras crecen, se desarrollan y no pueden resistir la competencia de otras más antiguas o favorecidas, pero cesa cuando ha conseguido su objeto.11 Esta política proteccionista debe lograr la unificación de todo el ámbito territorial en un solo mercado interno, intercomunicado y homogéneamente industrializado. Pero para que el desarrollo sea completo debe llegar a todos y no terminar en Buenos Aires. Pellegrini señalaba que “la capital encierra la mayor suma de ilustración y cultura de la República, pero su 8 Citado en Pigna, Felipe, Carlos Pellegrini (1846-1906); cfr. www.elhistoriador.com .ar. Rivero Astengo, Agustín, Pellegrini, 5 vol., Coni, Bs. As. 1941, t. III, p. 331. 10 Pigna, F., lugar citado. 11 Rivero Astengo, A., op. cit., t. III, p. 328. 9 3 población es solo una minoría con relación a la población nacional”.12 Es que “sólo el desarrollo puede dar efectivo sustento al federalismo”.13 No puede haber efectiva vigencia del federalismo con economías provinciales que languidecen, las cuales sólo lograrán transformarse a partir de su industrialización. Dicha integración horizontal debe cubrir toda la geografía argentina, evitando la concentración en una o pocas ciudades. Todo el territorio nacional debe ser un único mercado de producción y consumo, integrado por estructuras eficientes de comunicación y transporte. Paralelamente, debe haber una integración vertical, desde la industria pesada a la liviana, desde la de energía y la industria minera al agro, generando empleos, salarios y bienes de consumo; infraestructura material y cultural. Las nuevas industrias de punta no deben sustituir sino complementar a las de base. Pellegrini, juntamente con aquellos que apoyaban e impulsaban la industrialización del país, tomaban como modelo económico a los Estados Unidos, país que bien temprano en su historia fue agroexportador e industrial, es decir, se autoabasteció productivamente. Este ejemplo sirve de sustento a la teoría industrialista, sin perder de vista que las acciones y políticas llevadas a cabo en Norteamérica no podrían aplicarse idénticamente en nuestro país. Como dijo el “piloto de tormentas” en un discurso en la Cámara de Diputados en 1875: “Creo que la resolución de estos problemas económicos depende de las condiciones de cada localidad y que la aplicación ciega de teorías de un país a otro puede producir resultados diametralmente opuestos”.14 El papel del Estado debe ser el de trazar planes indicativos o fijar prioridades pero no debe intervenir en la actividad de la empresa privada. Pellegrini sostenía que el Estado no podía ser comercial o industrial pero reivindicaba su responsabilidad como orientador. Por último, fiel seguidor de Domingo Faustino Sarmiento y de Juan Bautista Alberdi en el aspecto educativo, se pueden traer a colación dos citas que reflejan lo que luego defendería Pellegrini: la enseñanza técnica en todas sus formas, condición necesaria para la formación de personas idóneas que sirvan al desarrollo de nuestro país. El poder la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen; y la educación pública no debe tener otro fin que el de aumentar estas fuerza de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez mas el número de individuos que la posean.15 Alberdi opinó en sus Bases: El plan de instrucción debe multiplicar las escuelas de comercio y de la industria, fundándolas en pueblos mercantiles (...) Nuestra juventud debe ser educada en la vida industrial, y para ello ser instruidos en las artes y ciencias auxiliares de la industria (...) La industria es el calmante por excelencia. Ella conduce por el bienestar y por la riqueza al orden, por el orden a al libertad: ejemplos de ello Inglaterra y Estados Unidos. La instrucción en América debe encaminar sus propósitos a la industria.16 Refiriéndose a ello, Pellegrini dijo: De Muro, Domingo (comp.), Discursos y escritos del Dr. Carlos Pellegrini, Martín García, Bs. As. 1910, p. 159. Frondizi, A., op. cit., p. 13 14 Gallo, Ezequiel, Carlos Pellegrini. Orden y reforma, FCE, Bs. As. 1997, p. 92. 12 13 Sarmiento, Domingo Faustino, Educación Popular, en El Pensamiento vivo de Sarmiento, Losada, Bs. As. Alberdi, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, Ulrica Ediciones, Santa Fe 2004, pp. 54 y 55. 15 16 4 Quizás sin exageración puede decirse que hay más políticos, abogados, oradores, escritores y poetas que químicos, mecánicos, mineros y aún agricultores y pastores instruidos en sus respectivas industrias. Lo que forma la fuerza de los Estados no es esa turba de declamadores que sólo viven de la revuelta, sino el honrado y pacífico ciudadano que profesa tal o cual industria. Cuando el hombre se dedica con fe al trabajo, aspira al bien general porque redunda en el suyo propio.17 b. ¿Qué ocurrió? Los gobiernos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX aplicaron las ideas librecambistas y la Argentina se constituyó en un país agroexportador e importador de manufacturas. Las características de la producción determinaron un veloz crecimiento urbano y la aparición de una clase media numerosa (acrecentada por los altos niveles de inmigración). A partir de la crisis mundial de 1929 -y sobre todo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial- la acumulación de capitales, que no podían volcarse al mercado externo, dio origen a un proceso de industrialización (textil y metalurgia liviana) que se fue dando por momentos en forma espontánea e impulsada en otros, viéndose afectada por numerosas crisis pero convirtiéndose de igual manera en la columna vertebral de la economía argentina, del desarrollo tecnológico y científico, creando fuentes de trabajo e incluso exportaciones, reflejando las ideas y percepciones de Pellegrini y su visión industrialista. A mediados de los años ‘70 cerraron numerosas industrias y surgieron los negocios especulativos a partir de la apertura comercial y financiera. En la década del ‘80, el retorno a la democracia no contribuyó a revertir el cuadro de retroceso industrial, ya que fueron tiempos caracterizados por la inflación y la inestabilidad económica. En los años ‘90, la industria nacional se vio nuevamente afectada. Si bien, en un principio la estabilización de precios estimuló la demanda de bienes industriales, paralelamente cerraron diversas fábricas, se redujo el empleo industrial y se perdió el acervo tecnológico. El comercio exterior industrial fue deficitario. Actualmente, la economía argentina está recuperándose lentamente de un periodo de recesión, con mucho escepticismo sobre el futuro inmediato. A modo de resumen, la economía argentina de hace un siglo y la contemporánea, al igual que la del conjunto de los países llamados “del sur”, tiene las siguientes características que definen su subdesarrollo: una economía esencialmente primaria; hay una crítica insuficiencia de los sectores productores de maquinarias, equipos y materias primas industriales básicas. Fundamentalmente se ha privilegiado la industria liviana dejando de lado la industria pesada y el autoabastecimiento energético, lo que agravó la dependencia del exterior; el aporte del sector agropecuario al producto bruto total sigue siendo decisivo. El país es esencialmente exportador de bienes con poco valor agregado. Esta estructura económica es una excelente exportadora gratuita de riqueza social. 17 Cfr. Pellegrini, Carlos, Sobre Instrucción Pública, www.fundacionpellegrini.org.ar. 5 c. Rosario “la industrialista”. Una visión progresista La Villa del Rosario (región productiva situada estratégicamente en el centro del país, en la provincia de Santa Fe, en la costa del río Paraná, con grandes extensiones de tierras fértiles) había sufrido durante décadas la postergación. Su puerto natural, que le brindaba excelentes perspectivas desde el punto de vista del libre comercio había sido cerrado a los buques extranjeros en el año 1841 por un decreto de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires. Esta disposición, impidiendo la navegación por los ríos Paraná y Uruguay a los buques que no tuvieran patente nacional, postergó los afanes progresistas de los rosarinos. En el año 1852 Justo José de Urquiza, Director Provisorio de la Confederación, dictó un reglamento que permitió la libre navegación de los ríos, la creación de una aduana propia en Rosario y la sanción de derechos diferenciales en el puerto, que incrementaron la población y el comercio en la ciudad, arrastrando su crecimiento a todo el Sur de la provincia de Santa Fe y parte de Córdoba. Al separarse la provincia de Buenos Aires del resto del país el 11 de septiembre de 1852 con el rechazo del Acuerdo de San Nicolás (secesión que culminó en 1860), Rosario pasó a ser el centro de las actividades económicas de la Confederación y potencial candidata a ocupar el cargo de capital económica. A partir de 1854 fue declarada puerto de las ciudades del interior. La ley de Derechos Qduaneros de 1857 y la construcción del puerto en 1859 impulsaron su desarrollo. El emprendimiento ferroviario, al igual que el desarrollo de la navegación a vapor y la actividad portuaria, constituyeron los pilares del rápido crecimiento rosarino. La ciudad se convirtió en el instrumento de una contundente acción política tendiente a convertirla en centro de un modelo político y económico alternativo al vigente desde los tiempos del Virreinato. A partir de 1860 Rosario abrió su primer banco, el Nacional de la Confederación, estableció un Juzgado de Primera Instancia, inauguraron y extendieron vías férreas (que para 1910 la vinculaba a los principales centros de producción y consumo de la Argentina). En 1874 abrió sus puertas el Banco Provincial de Santa Fe, llamado a convertirse en la palanca del crédito productivo para la región. La ciudad de Rosario tuvo una expansión demográfica única en Sudamérica.18 Para 1887 contaba con agua corriente y en 1891 se inauguró el alumbrado eléctrico, coexistiendo con el sistema a gas. A fines del siglo XIX la ciudad contaba con una próspera industria que fabricaba los más variados productos, entre los que se destacaban por su infraestructura cuatro fábricas de aceite, dos de cerveza y una refinería de azúcar.19 Por entonces surgieron el Club Industrial (inspirado en el club porteño fundado por Pellegrini en la década de 1870), el Centro Comercial, la Bolsa de Comercio (que hoy es una de las más grandes del país) y la Sociedad Rural de Rosario. También se construyeron diversos edificios públicos y privados, salones culturales y teatros, sistema de cloacas y varios nosocomios. El siglo XX se inició y culminó en Rosario con la realización de dos obras públicas de gran magnitud. Las dos fueron tomadas como banderas de la esperanza y señal de reactivación de las ideas fundacionales de la ciudad: en 1902 el puerto y el puente Rosario-Victoria en la pasada década. Con estas referencias se puede reflexionar sobre los factores constitutivos de Rosario como un proyecto alternativo al centralismo económico y un baluarte de las libertades conquistadas por la Constitución Nacional de 1853. Año 1869:26.169 habitantes; Censo de 1887: 36.616 habitantes; Censo de 1895: 90.000 habitantes; 1914: 225.000 habitantes. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), La población Argentina. Serie de investigaciones Demográficas, Buenos Aires 1975 19 Maltería Safac y Refinería de Azúcar eran algunas de las principales industrias rosarinas. 18 6 Actualmente, la función industrial se ha situado en zonas suburbanas, mientras que el centro tiene importancia comercial, administrativa y cultural. Rosario es responsable del 50% del total del producto bruto provincial y del 5% del PBI nacional. Genera el 53% del empleo de la provincia de Santa Fe y se encuentran radicadas en ella el 60% de los establecimientos industriales santafesinos, que dan empleo a 63.000 personas aproximadamente y generan unos $ 1000 millones de valor agregado. La principal industria de la región es la alimenticia (21%). Le siguen en importancia la metalmecánica (18%) y la de maquinaria y equipos (10%). Se establecieron también en la zona empresas petroquímicas, papeleras, madereras, textiles y plásticas. El 63% de las empresas de la zona son pequeñas y medianas. También cabe destacar la presencia de grandes empresas, muchas de ellas multinacionales, que se sitúan en las localidades aledañas a la ciudad.20 Este sintético análisis estadístico de la realidad económica rosarina demuestra que las políticas económicas aplicadas en esta ciudad fueron básicamente industrialistas, principios que promovió Carlos Pellegrini. No se dejó de lado el agro, que es una capacidad natural de nuestro país y específicamente de esa zona, pero se construyó una integración vertical donde las industrias de punta complementan a las de base. Dijo Pellegrini en relación al trabajo y la riqueza de las naciones: El poder de una Nación se mide por sus riquezas y las riquezas de las Naciones no dependen sólo de sus ventajas naturales, sino, principalmente de la importancia del trabajo nacional. Fomentar y proteger ese trabajo, representado por la industria nacional, no es sólo el derecho sino el deber de toda Nación. Esta proposición es incontestable, y la prueba de ello es que todas la naciones del mundo han sido y son proteccionistas en diversas formas y grados.(…) Debemos fomentar, en primer término, todas las industrias que elaboran las materias primas que produce nuestro suelo, dentro de un límite que las proteja contra la competencia extraña, asegurándoles el mercado nacional, pero sin exageraciones que supriman todo incentivo al mejoramiento de la calidad o precio, cuidando que el fomento de una industria no se traduzca en perjurio de otra, que puede ser más o igualmente importante.21 El puerto de Rosario refleja el desarrollo: pasó de agroexportador en el siglo XIX a ser un complejo multipropósito que ofrece una amplia gama de servicios, esencialmente privados, a los diferentes tipos de cargas y buques que conforman el tráfico interno y de exportación/importación. Incluso el tránsito proveniente de la actividad comercial de países vecinos que quieran utilizar Rosario como punto de transferencia. El complejo posee la capacidad de adaptarse a las exigencias del mercado actual. El desarrollo planificado del escenario planteado llevó a potenciar al puerto de Rosario como nodo estratégico en la cadena regional e internacional del transporte multimodal para la recepción, manipulación, transformación y/o despacho de todo tipo de cargas que tengan como origen o destino algún punto de su amplia hinterland22 nacional y regional. 20 Cfr. Industria y comercio, www.rosario.gov.ar. Pellegrini, C., Escritos; cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar 22 Hinterland: (en alemán “tierra posterior”). Se aplica a la región interna situada tras un puerto, donde se recogen las exportaciones y a través de la cual se distribuyen las importaciones. En un sentido más amplio, se refiere a la esfera de influencia de un asentamiento. Es el área para el cual el asentamiento central es el nexo comercial. Cfr. es.encarta.msn.com. 21 7 La economía de la región se posiciona favorablemente para captar una generación de inversiones relacionada con la salida al mercado externo de pequeñas y medianas empresas extranjeras que buscan en estas tierras socios y contrapartes para desarrollar emprendimientos conjuntos. Es lo que se denomina “federalización del comercio exterior”. Analizando la historia rosarina, se puede afirmar que: Es indiscutible, hoy, que no puede haber Nación de alguna importancia que no sea industrial, pues aunque la agricultura y la ganadería son, y han sido siempre, las grandes industrias madres, los dos senos, como han sido llamadas con tanta verdad, que nutren a los pueblos, cuando esos pueblos crecen y se desarrollan, llega un momento en que necesitan mas que este régimen lácteo, y la industria manufacturera se hace entonces necesaria para su natural y vigoroso crecimiento.23 d. Acciones Hoy, el Estado argentino debe buscar una rápida recuperación de la mano del crecimiento y desarrollo de la actividad industrial y de la agroindustria. Las prioridades deben pasar por la posibilidad de reconstruir una trama productiva que logre reflotar zonas que, a causa de las crisis vividas, languidecen económicamente. Las medidas deben ser aplicadas con precaución, ya que una rápida reactivación puede provocar un desequilibrio en la contextura de las ciudades, ya sea por cuestiones relacionadas con el medio ambiente como también por lo visual y estético, múltiples problemas que se sumarían a los vinculados, en gran parte, a aspectos estructurales históricos. Son ejemplos de la falta de previsión del crecimiento la actual situación de los sistemas de transporte y las vías de comunicación. “La Argentina tiene, con relación a su extensión territorial, la mitad de caminos que Brasil y casi la cuarta parte de los que tiene España” 24. A este hecho se suma que la mayor parte de la red vial se encuentra en mal estado. Hay que incentivar el surgimiento de empresas con base tecnológica, ya que requieren de una baja inversión de capital y su principal insumo para la producción es el conocimiento. Estas actividades revalorizarán tanto la capacidad de la gente, como la función de las instituciones generadoras de conocimiento, capacitación y formación técnica y profesional, especialmente la Universidad. A través de la creación de estas empresas, los gobiernos locales, las Universidades y los centros de investigación y desarrollo pueden desempeñar un importante papel como dinamizadores de las economías regionales. Se debe emprender un proceso de aprendizaje en pos de la construcción de innovadoras formas de creación, transferencia, gestión de conocimientos y desarrollo de las capacidades humanas. Si estas experiencias se llevaran a cabo, lograrían dinamizarse a partir de la creación de sinergias interinstitucionales y la asociación de sectores público y privados. Los valores a compartir son: honestidad, austeridad, transparencia, seguridad, trabajo y más trabajo: “Hay que convencerse de una sola cosa, la gravísima situación económica en que estamos sumidos no admite sino un remedio: el trabajo”.25 Con la necesidad de que sean debidamente respaldados por un marco jurídico que proteja al trabajador y otorgue credibilidad a las instituciones. Por otra parte, tiene que existir cohesión no sólo entre el Estado y las Universidades sino también entre éstos y una entidad bancaria para incitar a aquellos que posean una idea que se 23 Cfr. Pellegrini, C., Cartas Norteamericanas, Quinta carta, www.fundacionpellegrini.org.ar. Abeledo, Anahí, Faltan rutas para sostener el crecimiento, Clarín, Suplemento iEco, 3 de febrero de 2008, p. 36. 25 Pellegrini, C., El Remedio, La Nación, 26 de febrero de 1891; citado en Herz, Enrique Germán, Pellegrini ayer y hoy, Centro de Estudios Nueva Mayoría. Bs. As. 1996, p. 357. 24 8 articule en torno de un producto o servicio con tecnología innovadora, a lanzarse a un proyecto de creación de Pymes mediante un respaldo adecuado. El Banco Nación, creado por Pellegrini en 1891, debe jugar aquí un papel decisivo llevando a cabo sus propósitos fundacionales: promover la agricultura, la producción ganadera y otras industrias relacionadas a través del crédito y apoyar los principios de la competencia. El Banco ha sido fuerza motriz en el desarrollo económico por su presencia a lo largo de todo el país con más de 500 casas locales y oficinas en el exterior. Refiriéndose a ello dijo la actual Presidenta del Banco Nación, Mercedes Marcó Del Pont: La atención a las Pymes es prioritaria, porque es unos de los sectores con menos acceso al crédito. (…) Estas son muy heterogéneas, por tamaño, sector, situación y región. (…) Hay una insuficiencia brutal de crédito a las pymes. Entre el 60% y 70% de las pymes tienen proyectos de inversión y muy pocas pueden acceder al financiamiento bancario.26 Dijo Carlos Pellegrini: Si alguna recomendación pudiera haceros, sería a favor de un gremio que no ha merecido, hasta hoy, gran favor de los establecimientos de crédito, y que es, sin embargo, digno del mayor interés. Hablo de los pequeños industriales. La verdadera industria en un país nuevo es la que nace de su seno, crece y se desarrolla por el esfuerzo inteligente y perseverante, amoldándose al medio en que va a vivir y adquiriendo cada día nueva experiencia que la vigoriza.27 Además de crear empresas de base tecnológica (que cumplan con los requisitos de calidad de innovación, demanda existente, plan de negocios, etc.) hay que permitir que resulten beneficiados los propios laboratorios o institutos universitarios, ya que son un factor clave en la creación del producto alrededor del cual se hará el emprendimiento, por lo tanto debe brindarles royalties. De esta manera cada aplicación efectiva de un resultado de investigación brindará motivaciones e información orientadas a nuevas investigaciones: lo que asegura la continuidad de la innovación tecnológica. Todo nuevo producto de una investigación tendría que tener garantizada su difusión y oferta, a través del emprendimiento recientemente creado. De esta manera la Universidad se asegura cumplir con su principal objetivo: crear un egresado investigador y emprendedor. A través del impulso de estas empresas, los gobiernos locales, las universidades y los centros de investigación y desarrollo desempeñarán un importante papel como dinamizadores de las economías regionales. Tres áreas diferentes (la académica, el sector privado y el público) pueden actuar y complementarse para mejorar la situación. Por cuestiones de escala, costos y facilidades logísticas es mas fácil insertarse en el nivel local o regional, por eso son útiles la Pymes, ya que sus productos se orientan hacia un publico determinado. El Estado debe contar también con un plan para la sistematización del transporte (que solucione los problemas de circulación de transporte de cargas y de pasajeros) que se desarrolle en forma paralela a un plan de “recuperación del ambiente y generación de nuevas formas del Marcó Del Pont, Mercedes, El Nación será una empresa testigo en todos los mercados, Clarín, Política económica, domingo 16 de marzo de 2008, p. 6. 27 Pellegrini, C., Escritos, cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar 26 9 paisaje”.28 Así, además de contemplar el ordenamiento del tránsito, hay que tener en cuenta una mejora estética y del medioambiente que asegure condiciones de vida saludable; las industrias pueden usar alternativamente barreras forestales entre fábricas, proteger arroyos, bañados e islas, etcétera. Esto es poner en vigencia real y efectiva el art. 41 de la Constitución Nacional Argentina: Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes, sin comprender las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho… Por último, para completar el plan de industrialización basado en el desarrollo de pequeñas y medianas empresas de tecnología innovadora, el Estado debe impulsar la federalización del comercio exterior incrementando las inserción de las Pymes en el mercado internacional para promover así las economías regionales formulando de esta manera políticas industriales que reactiven la economía, basadas en el pensamiento de Carlos Pellegrini. La federalización del comercio exterior, fenómeno creciente en el mundo, aparece como una nueva forma de vinculación, gracias a la cual las unidades subnacionales (municipios, provincias y regiones) logran acercar los beneficios de la economía mundial a su realidad. De este modo, las comunidades locales pueden lanzar individualmente o en redes una política activa de integración interna y externa para potenciar no sólo su economía y comercio sino también los campos cultural, social y político. Un segundo paso deseable en este proceso de federalización del comercio exterior seria la puesta en marcha de más aduanas regionales, lo que, además de regular la producción y proteger el trabajo nacional, facilitaría enormemente la salida al exterior. Como dijo el Rey Jacobo I, en los comienzos del siglo XVII, cuando resumió en una frase lo que todos los gobernantes argentinos debieran aprender: “Si la ley de la naturaleza conviene que prefiramos nuestro propio pueblo a los extranjeros, entonces será mucho más razonable que carguemos con impuestos los productos extranjeros a que el pueblo de nuestro reino no trabaje”.29 Muchas veces tiene más similitud una región del país con otra parte del mundo que con ciudades argentinas, por eso, más que un fenómeno, la federalización es una necesidad. La iniciativa de las provincias y el dinamismo desde ámbitos municipales es requisito indispensable para el desarrollo, pues como dijo Pellegrini, “sólo el desarrollo puede dar efectivo sustento al federalismo”30 pero esto debe darse indefectiblemente de manera planificada ya que en caso contrario se restaría productividad. Para saber que camino se ha de seguir, es necesario saber donde se quiere llegar. El secreto de la energía y el nervio de todas nuestras acciones consisten en eso. Esa fijeza de objetivo hace imposible las vacilaciones en los momentos decisivos en que van a fijarse rumbos trascendentales.31 28 Cfr. Reordenamiento del transporte, El Litoral, Política, 25 de agosto de 2007, www.ellitoral.com. Citado en Frondizi, A., op. cit.; cfr. www.fundaciónpellegrini.org.ar. Pellegrini, C., Escritos, cfr. www.fundacionpellegrini.org.ar. 31 Carlos Pellegrini dirigiéndose a los graduados de la Facultad de Derecho, citado en Herz, E. G.,, op. cit., p. 407. 29 30 10 Es oportuno resaltar que la reforma constitucional de 1994 profundizó la idea de federalización del país y estableció que las regiones, provincias y municipios pudieran celebrar autónomamente acuerdos con sus contrapartes en el exterior.32 Conclusión La sociedad argentina debe convencerse de que el país se encuentra viviendo una etapa muy propicia para abordar un cambio estructural fundamental que abarque políticas industriales horizontales. Esto quiere decir, transformarse de un país productor de materias primas a una Nación industrializada que procese los productos primarios sumándoles valor agregado. La economía mundial así lo predispone, ya que la producción primaria nacional encuentra precios muy altos en los mercados mundiales, produciendo excedentes que, en vez de volcarse a un gasto social improductivo, deberían encaminarse a una inversión en industrias que dinamicen nuestra economía, dando trabajo y más trabajo a nuestra población. Se hace necesario un marco jurídico que acompañe al proceso y proteja al trabajador, paralelo a una inversión muy fuerte en educación e investigación que prepare a quienes serán los actores de esta transformación. Los argentinos no nos podemos dar el lujo de desaprovechar esta coyuntura como lo hicimos en épocas anteriores. Si se yerra el camino, se puede hipotecar el futuro de nuestra Nación.- María Fernanda Sigot Constitución Nacional, art. 125: Las provincias pueden celebrara tratados parciales para fines de administración de justicia, de intereses económicos y trabajos de utilidad común, con conocimiento del Congreso Federal; y promover su industria, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad provincial, la introducción y establecimientos de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y la exploración de sus ríos, por leyes protectoras de estos fines, y con sus recursos propios. 32 11