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Tapones en los oídos
La alteración del proceso natural de limpieza del oído por un exceso de higiene o mediante el uso
de métodos inapropiados provoca la aparición de tapones
Perder audición de manera repentina o tener la sensación de escuchar nuestra propia
voz mientras hablamos (fenómeno conocido como autofonía) puede indicar la
presencia en el oído de los llamados tapones de cera, un trastorno cuya incidencia se
multiplica durante los meses de verano. Según explican los otorrinolaringólogos, la cera
es la sustancia encargada de defender el epitelio del conducto auditivo frente a
infecciones y golpes, pero la acumulación de esta sustancia, generalmente debida a un
proceso de limpieza inadecuado, provoca la obstrucción de este canal, y puede dar
lugar a lesiones. Aunque es muy molesto, no se trata de un trastorno de importancia y
para solucionarlo basta con extraer el tapón.
La cera es una mucosidad espesa, el resultado de la secreción de las glándulas
ceruminosas situadas en el tercio externo del oído externo cuya misión es proteger el
conducto auditivo, el canal que va desde el tímpano hasta el exterior del oído. Esta
mucosidad es la que se encarga de mantener el ph de este canal, pero cuando se
acumula en exceso puede provocar su obstrucción y dar lugar a los tapones, según
indica Ignacio Cobeta, secretario de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y
Patología Cervical. Constantino Morera, jefe de Servicio de Otorrinolaringología del
Hospital La Fe de Valencia, matiza que habitualmente no deben producirse tapones, y
que la obstrucción del conducto auditivo suele estar provocada por la alteración del
mecanismo natural de limpieza del oído.
Los tapones en el oído pueden ser de dos tipos. Los tapones de cera son los más
comunes y están causados por la acumulación excesiva de cera. Los tapones
epidérmicos, menos frecuentes, son más oscuros, de una cera amarillenta, y se
producen por descamación epitelial. El conducto auditivo externo tiene una piel que es
migratoria y sale del tímpano hacia afuera. Al llegar al final del conducto, esta piel se
mezcla con la cera y se forman pequeños detritus. Cuando el mecanismo no funciona
bien, se forman tapones epidérmicos.
Los tapones son una molestia que algunas personas padecen de manera repetida a lo
largo de su vida, pero que puede no aparecer nunca en otras, «ya que tanto la cantidad
como la calidad de la cera es muy variable entre unos y otros individuos», indica
Cobeta, y en muchos casos existe una propensión genética a tenerlos. Se trata de un
trastorno que puede presentarse en cualquier grupo de población, sin importar el sexo
ni la edad, aunque según señala el Jefe de Servicio de Otorrinolaringología del hospital
valenciano, afecta en mayor medida a los ancianos debido a que la piel de su conducto
auditivo externo «tiene menos capacidad migratoria».
Además de afectar más a la población mayor, los taponamientos de oído tienen
mayor incidencia en verano. ¿La razón? La cera acumulada en el oído absorbe el
agua y se hincha, lo que provoca la formación de un tapón, como afirma Constantino
Romero. Coincide con esta idea Cobeta, quien señala que a veces bastan actos tan
simples como un lavado de cabeza o una ducha para que se formen tapones en el
interior del oído. ¿Cómo puede saberse que se tiene un tapón de cera y no cualquier
otra dolencia ótica?
Los síntomas
La pérdida repentina de audición es uno de los síntomas más claros para reconocer
que se tiene un tapón en el oído. La disminución de la audición suele ser drástica, y es
habitual dejar de oír «de un día para otro», asegura Cobeta, pero es pasajera y se
recupera tras la extracción del tapón. A esta situación tan llamativa se unen otros
síntomas, que resume la Sociedad Española de Otorrinolaringología:
•
Sensación de autofonía: La persona parece oír su propia voz cuando habla.
•
También es frecuente que, al masticar, se tenga la sensación de estar
escuchando el ruido que producen las mandíbulas al chocar entre sí.
•
Dolor de oídos: Puede ser de intensidad media, y en la mayoría de las ocasiones
es necesario recurrir a tomar analgésicos.
•
Sensación de taponamiento.
•
Zumbidos.
•
Sensación de inestabilidad: En ocasiones, un tapón en el oído puede provocar
leves mareos.
Para terminar con estas molestias no existe más solución que extraer el tapón de cera.
La extracción no presenta dificultades, y puede realizarla el propio individuo que tiene
taponado el oído. Normalmente, se recurre a reblandecer el tapón con aceite o agua,
esta última más eficaz y segura, según los últimos estudios realizados por médicos
holandeses y publicados en el British Journal of General Practice.
Pero a pesar de que la extracción de los tapones no presenta dificultad, los médicos
recomiendan que esta operación sea llevada a cabo por profesionales. Aseguran,
además, que antes de proceder a sacar el tapón es aconsejable que se realice al
paciente un examen que incluye una otoscopia. Con esta exploración, según señala
Cobeta, se puede visualizar el conducto auditivo externo, el tímpano -para comprobar
que no existe perforación- y el oído medio. Tras realizar la revisión, que debe llevar a
cabo el especialista en Otorrinolaringología, se procede a la extracción de los tapones.
Se pueden emplear diversos procedimientos, que nunca se aplicarán si se sospecha
que puede existir una lesión o si el oído del paciente ha supurado o si tiene perforación
timpánica.
Uno de ellos es la irrigación, que consiste en la introducción de agua templada en el
oído (a 37ºC porque si el agua es más fría puede provocar mareos al paciente) con
objeto de reblandecer la cera y que salga hacia fuera. También pueden utilizarse agua
oxigenada o sustancias cerumenolíticas (que hacen menos compacta la cera). Los
expertos advierten del peligro que puede tener efectuar esta operación en casa, porque
los tapones más compactos pueden necesitar que se utilice mucha fuerza y se puede
llegar a lesionar el tímpano. Otro de los procedimientos es la cirugía instrumental que
debe realizarse siempre por otorrinolaringólogos. Se trata de llevar a cabo un control
microscópico y la limpieza del oído con los instrumentos adecuados.
Prevención
La extracción es el único método para terminar con el tapón, pero ¿existe algún modo
de evitarlos? La opinión de los expertos es clara y coinciden en señalar que la
principal causa de la aparición de tapones de cera en los oídos es una higiene
incorrecta de esta zona, por lo que el único modo de prevenir su aparición es no
limpiarla en exceso, «no intervenir en el proceso natural de limpieza del oído», según
explica Morera.
Los otorrinolaringólogos desaconsejan el uso de los bastoncillos de algodón que tanta
aceptación tienen entre la mayoría de la población, ya que suelen dar lugar al efecto
contrario al deseado. Estos bastones lo que hacen es arrastrar la cera hacia el tímpano
y dificultan su extracción. Para mantener limpio el conducto auditivo, Cobeta aconseja
lavarse el oído cada quince días con agua oxigenada rebajada, con objeto de evitar
que la cera se solidifique y se puedan formar tapones. Morera propone que nunca se
limpie el oído «más allá de donde llega el dedo, que coincide con el lugar donde están
las glándulas sebáceas encargadas de fabricar la cera». Y asegura que si se introduce
cualquier objeto rebasando este límite, puede estimularse la secreción de cera y
provocar un empeoramiento de la situación.
Además de «limitar la excesiva limpieza de los oídos que se lleva a cabo en la
actualidad», el médico indica que para evitar la aparición de tapones de cerumen es
recomendable también no permanecer mucho tiempo en lugares donde el aire
tenga una concentración elevada de polvo, y expresa la conveniencia de que
anualmente, en especial antes del verano, se realice una exploración del oído para
eliminar el posible exceso de cera.
Fuente: Fundación Eroski