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Iglesias orientales
«La nuestra es la fe
de los apóstoles, transmitida
por santo Tomás»
Benedicto XVI con su beatitud George Alencherry, con motivo de la audiencia con la delegación de la Iglesia siro-malabar,
en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el 17 de octubre de 2011
El origen apostólico. La fidelidad a sus propias tradiciones.
Las relaciones con los hindúes y un florecimiento que no conoce fronteras.
Las relaciones con Roma. Entrevista con George Alencherry,
arzobispo mayor de la Iglesia siro-malabar, con motivo de su visita
al papa Benedicto XVI
por Roberto Rotondo y Gianni Valente
oma está lejos de Malabar.
Pero si se quiere percibir qué
es realmente la proximidad
que connota y expresa la Communio Ecclesiarum, no hay más que
fijarse en el hilo de gratuito y recí-
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proco reconocimiento que une a la
Iglesia de Roma con la Iglesia siromalabar. Dos realidades que casi
durante diez siglos no han compartido ningún tipo de vínculo jurídicoinstitucional. George Alencherry,
elegido el pasado mayo arzobispo
mayor de esa Iglesia india de rito
oriental que surgió de la predicación de santo Tomás apóstol, vino
el mes de octubre a reunirse con el
Sucesor de Pedro en su sede apos-
INDIA. Los siro-malabares
tólica. Con motivo de su viaje a Roma, el jefe de la comunidad católica
de rito oriental más numerosa e importante tras los greco-católicos
ucranios ha querido también reunirse con 30Días.
La entrevista tuvo lugar en la
Domus Romana Sacerdotalis de
via della Traspontina.
Beatitud, ¿nos cuenta su
encuentro con el Santo Padre?
GEORGE ALENCHERRY: Yo
fui elegido arzobispo mayor por el
Sínodo de la Iglesia siro-malabar en
mayo, y luego el Papa confirmó mi
elección. Este procedimiento se ha
aplicado por primera vez: de hecho, los dos arzobispos mayores
que me precedieron fueron elegidos directamente por la Santa Sede. La elección tuvo lugar el 24 de
mayo, y el 29 de mayo me instalé
como arzobispo mayor y arzobispo
de la diócesis de Ernakulan-Angamaly. La de octubre fue mi primera
visita como arzobispo mayor al Papa, junto con el Sínodo permanente de nuestros obispos. Fue la ocasión para renovar como arzobispo
mayor mi declaración de lealtad y
obediencia al sucesor de Pedro.
Durante el viaje visité también otros
dicasterios de la Santa Sede, especialmente la Congregación para las
Iglesias orientales.
¿Qué temas trataron en sus
encuentros en el Vaticano?
Hablamos bastante de los problemas de jurisdicción que crean
obstáculos a nuestra obra pastoral.
Los fieles de la Iglesia siro-malabar
son casi cuatro millones, de los
cuales 3.400.000 viven en las
veintiocho diócesis de India. De
estas diócesis, dieciocho se encuentran en el territorio propio
(Kerala, parte de Tamil Nadu y
Kernataka) de la Iglesia siro-malabar. Nosotros tenemos una jurisdicción territorial solo en estas dieciocho diócesis. Y nos gustaría tener una jurisdicción territorial que
cubra todo el territorio de India: este es uno de los llamamientos al
Santo Padre, y para nosotros es
una petición importante. Creemos
que es nuestro derecho. Antes de
la llegada de los misioneros occidentales –los portugueses llegaron
en el siglo XVI– la jurisdicción
nuestra de los “Cristianos de santo
Tomás” estaba extendida por toda
la India. Luego los misioneros occidentales, debido a la influencia
de los soberanos europeos, tomaron la jurisdicción de India, restringiendo la nuestra a las áreas donde
más concentrados estábamos.
Esa petición de ustedes
puede parecer una reivindicación de derechos pasados ya
Fieles rezando durante una misa en la iglesia de Nuestra Señora de la Salud de
Hyderabab, en el Estado de Andhra Padresh
enterrados por la historia...
No, es una cuestión relacionada
con el presente, en términos muy
concretos. Nuestros fieles crecen
numéricamente y se difunden por
otras regiones. Pero allí sucede que
nuestra gente no encuentra un
adecuado cuidado pastoral en continuidad con su tradición, y sufre
por ello. Nuestros fieles están acostumbrados a nuestra liturgia, a
nuestras costumbres, a nuestros
modos de rezar y de participación
de los laicos en la administración
de las parroquias. El papel de los
laicos en la vida de las parroquias y
en la catequesis es una peculiaridad
de la Iglesia siro-malabar. En muchas ciudades grandes hay grandes
concentraciones de fieles siro-malabares: setenta mil en Delhi, cincuenta mil en Chennai y Bangalore, casi veinte mil en Hyderabad.
Quisiéramos poder establecer diócesis por lo menos en estos grandes centros urbanos.
¿Y qué respuesta han recibido?
La Santa Sede nos ha dicho que
de entrada tenemos derecho a la
jurisdicción. Pero que visto que en
las otras regiones se ha instalado la
Iglesia latina, es necesario establecer cierto tipo de entendimiento
concordado con los latinos. El Santo Padre comprende nuestras necesidades y nos ha explicado que
será necesario avanzar paso a paso. Nos ha recordado las palabras
del Concilio Vaticano II, según las
cuales cada una de las Iglesias sui
iuris tiene derecho a vivir en autonomía. Hay una anomalía histórica
que se ha de corregir. Nosotros somos pacientes, pero no es justo
que se siga en esta situación.
¿Cuáles son las objeciones
que recibe esta propuesta de
ustedes?
Ya ahora la Iglesia siro-malabar,
la siro-malankar y la latina tienen
diócesis que se superponen en
nuestro territorio histórico. Pero
algunos obispos piensan que pudiera haber dificultades si nosotros
extendiéramos nuestra jurisdicción
a territorios que están en sus diócesis. Tengan en cuenta que en algunas diócesis latinas actualmente
los siro-malabares representan
una gran parte de los fieles asistidos por los sacerdotes latinos. Si ¬
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Iglesias orientales
extendiéramos la jurisdicción, en
algunas de esas diócesis latinas podrían quedar poquísimos fieles de
rito latino. Otro temor tiene que
ver con los curas siro-malabares
que han aprendido el rito latino y
que trabajan en las diócesis latinas.
Hay más de treinta obispos de origen siro-malabar que trabajan como obispos latinos en las diócesis
del norte.
Y fuera de India, ¿cómo va
todo?
Hay un gran número de fieles
siro-malabares fuera de India. En
Estados Unidos hay unos cien mil,
y para ellos se ha creado una diócesis que tiene su centro en Chicago. La mayoría de los fieles en
el exterior se concentran en el
Golfo Pérsico. En Arabia Saudí
hay más de ochenta mil, casi todos trabajadores que se han trasladado allí de manera permanente. El Papa ha nombrado a dos vicarios apostólicos y un nuncio,
pero los sacerdotes que han recibido el encargo de cuidar a esos
fieles, pese a ser de origen siromalabar, se adhirieron a las congregaciones latinas y son latinos
de formación. La ausencia de sacerdotes de nuestro rito ha creado
algunas tensiones en esos países.
Es otro de los problemas que hemos presentado a la Santa Sede;
esperemos que nos escuchen.
¿Cómo va la colaboración
entre las distintas Iglesias católicas en India?
Las tres Iglesias, latina, siro-malabar y siro-malankar, son parte de
George Alencherry da la confirmación a una niña
la única Iglesia universal, y hay una
Conferencia Episcopal de obispos
de las tres Iglesias. En esa Conferencia trabajamos juntos sin ningún problema. La Iglesia católica
es comunión de distintas Iglesias
particulares: hay veintidós Iglesias
orientales, que con la latina componen la Iglesia universal. Solo a
partir de esta teología es posible el
ecumenismo: si los greco-ortodoxos percibieran la existencia de esta comunión, se unirían a los católicos. Ecumenismo no es llevar a la
Iglesia ortodoxa bajo la administración de la latina. Nosotros, desde
dentro, pedimos un ecumenismo
real. Los ortodoxos lo piden desde
fuera. Pero algunos latinos no lo
entienden.
¿Y las relaciones con los
hindúes?
En general el hinduismo es una
religión que predica la paz y la armonía. La mayor parte de las personas nos contempla con simpatía,
y trabajamos juntos. Pero como ustedes saben, en el pasado reciente
El primer arzobispo mayor elegido por el Sínodo
G
eorge Alencherry nació en 1945. Tiene dos hermanos sacerdotes y una
hermana monja. Estudió en el Saint Joseph's Pontifical Seminary de
Alwaye y creció en la archidiócesis de Changanacherry, donde desarrolló
varios cargos de responsabilidad antes y después de los períodos de estudios superiores que hizo en Francia (doctorado en Catequética por el Institut Catholique de París y doctorado en Teología bíblica por la Sorbona). En
1996 fue nombrado primero obispo de Thuckalay, diócesis nacida de la subdivisión de la archidiócesis de Changanacherry. Cuarenta y seis obispos del
Sínodo lo eligieron arzobispo mayor de la Iglesia siro-malabar el 24 de mayo
de 2011, garantizándole la mayoría exigida de los dos tercios en la segunda
votación. Dos días después, Benedicto XVI confirmó la elección.
El lema episcopal de mar George Alencherry es: «Servicio en diálogo de
verdad y amor».
G.V.
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George Alencherry con el Sínodo
que lo eligió arzobispo mayor,
el 24 de mayo de 2011
INDIA. Los siro-malabares
Nuestra fe es la fe de los apóstoles,
transmitida por santo Tomás. Santo Tomás
no hubiera podido comenzar una nueva Iglesia
por su fuerza propia. También en India hizo
solo lo que Jesús le dijo que hiciera.
Por el mismo motivo, Tomás y todos los que
recibieron de él el anuncio evangélico están
en comunión con Pedro, y esto es garantía
de nuestra fe
Una procesión con motivo de la “dukhrana”, la conmemoración de santo Tomás,
cerca de la iglesia de Santo Tomás, en Palayur, en el Estado de Kerala
ha habido grupos de fundamentalistas que han creado problemas.
En cada país, por un motivo u
otro, existen fundamentalistas.
Así como existen los extremistas
políticos, que llamamos terroristas. En India existen grupos extremistas dentro del hinduismo: quienes creen en el auténtico hinduismo no los quieren, pero estos grupos crean problemas sobre todo a
los cristianos. Temen que los cristianos, a través de las conversiones, tomen el control del país. Pero
es un miedo sin fundamento, y los
cristianos no reaccionan con la violencia a sus ataques. El gobierno lo
sabe y nos está ayudando.
La Iglesia siro-malabar ha
seguido en la fe de los apóstoles viviendo en medio de una
cultura arraigada en otros
presupuestos religiosos. Este
es un espléndido testimonio
de que la Iglesia es de Jesucristo (Ecclesiam Suam, escribió Pablo VI). ¿Qué puede
sugerirle a la cristiandad entera la historia de los cristianos
siro-malabares?
La herencia que llevamos sobre
nuestras espaldas es el resultado de
veinte siglos de testimonio de la fe
católica, a la que siempre hemos
seguido fieles incluso cuando hubo
serias incomprensiones por parte
de los misioneros extranjeros.
Nuestra Iglesia tiene un estilo único
de catequesis: en las familias, en las
parroquias y en las escuelas, en todos estos tres niveles enseñamos a
los niños a custodiar la fe. Aquí en
Roma hay unos seis mil fieles siromalabares: el 16 de octubre celebramos una hermosa liturgia en la
Basílica de Letrán. La Basílica estaba repleta.
La Iglesia siro-malabar ha
confirmado la comunión con
Roma tras siglos de ausencia
de contactos. Es la señal de
que la comunión con la Iglesia
no es en primer lugar el resultado de relaciones jurídicas...
Nuestra fe es la fe de los apóstoles, transmitida por santo Tomás.
Santo Tomás no hubiera podido
comenzar una nueva Iglesia por su
fuerza propia. También en India hizo solo lo que Jesús le dijo que hiciera. Por el mismo motivo, Tomás
y todos los que recibieron de él el
anuncio evangélico están en comunión con Pedro, y esto es garantía
de nuestra fe. La lealtad al Papa llega de nuestra experiencia de fe: rezamos por el Papa en la celebración eucarística, consideramos en
la liturgia a los santos de todas las
Iglesias particulares junto con los
nuestros. Doctrinalmente custodiamos lo que hemos recibido del
Credo de Nicea. La eucaristía y los
otros sacramentos, por don del Espíritu Santo, nos unen en la Iglesia
una, santa y apostólica.
¿Nos habla de la devoción
por santo Tomás?
Tras las fiestas de Nuestro Señor, desde Navidad hasta Pascua, y
las fiestas de la Virgen María –Inmaculada Concepción, Natividad y
Asunción–, la fiesta más solemne
en la Iglesia siro-malabar es la
“dukhrana”, o conmemoración de
santo Tomás. La celebramos en todo el mundo; también en Arabia
Saudí, donde no se pueden hacer
celebraciones oficiales, más de
trescientos fieles se reunieron en
un lugar privado y me llamaron por
teléfono, pidiéndome la bendición.
Según la tradición, Tomás fundó
siete comunidades en India. Esos
lugares se han convertido en metas
de peregrinación. Y el primer domingo después de Pascua se celebra la fiesta de santo Tomás cuando toca el costado de Jesús. Es una
gran fiesta, en la que participan
también muchos hindúes.
El cardenal Levada anunció
en el último Sínodo de las Iglesias orientales que iba a con- ¬
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Iglesias orientales
sultar con los patriarcas orientales una posible reforma del
ejercicio del ministerio petrino. ¿Qué sugiere, especialmente en relación con las Iglesias orientales?
La Iglesia católica, a través del
Consejo para la Unidad de los cristianos, ya ha comenzado un diálogo sobre el primado. Pienso que se
ha de continuar en ese diálogo y
buscar un acuerdo común con las
Iglesias de Oriente, como era en
los primeros cuatro siglos de la
cristiandad. En aquel tiempo había
una comprensión común del primado. Ahora la Iglesia ortodoxa
objeta que es imposible remontarse a la teología precedente al Concilio de Calcedonia porque no poseemos ningún documento de
aquella época. Pero creo que también a partir de los documentos y
pronunciamientos posteriores a la
época de Calcedonia es posible un
diálogo y un acuerdo sobre el ministerio petrino. Porque existe la
expresión primus inter pares. Todos nosotros necesitamos un ministerio petrino que sea referencia
de unidad para todas las Iglesias.
Yo tengo la esperanza de que se dé
con un punto a mitad de camino
donde la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas puedan encontrarse
en la plena comunión de la Iglesia
de Cristo.
Su Iglesia ha tenido que hacer frente durante siglos a los
procesos de “latinización”
que se han llevado a cabo con
ustedes. Había quienes les
consideraban a ustedes herejes o cismáticos porque tenían
sus propias oraciones, sus liturgias y no hablaban latín.
¿Siguen existiendo residuos
de aquella mentalidad?
Ha cambiado mucho la manera
de pensar, también dentro de la
Iglesia latina. En los teólogos, en la
mayor parte de los obispos, y en la
Sede apostólica. El padre Placid
Podipara, cmi, un teólogo e historiador muy afamado de nuestra
Iglesia, ha dicho que la Iglesia siromalabar es cristiana por fe, hindú
por cultura y oriental en el culto.
Desgraciadamente los misioneros
que llegaron en el siglo XVI no lo
comprendieron. No tenían malas
intenciones, era la actitud de la
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época. Pero ahora lo que ellos
pensaron que estaba equivocado
puede ser restaurado. Esto es lo
que dice el Concilio Vaticano II.
Muchas cosas han cambiado, pero
donde no se ha producido este
cambio hay problemas. Y esto pasa con la mentalidad de algunos
obispos latinos. Se lo he dicho al
Papa; le he dicho: «Santidad, hay
muchísimos obispos latinos que
comprenden correctamente la
eclesiología de comunión, pero
hay también otros que...».
La liturgia ha tenido un papel central para la continuidad
histórica de su Iglesia. ¿Cómo
contempla la importancia reconocida a la liturgia por el
magisterio del Papa actual?
El magisterio del Papa actual está realmente salvando a la Iglesia
de nuestro tiempo. Hay muchas
aberraciones que estaban penetrando en la Iglesia, a veces en
nombre del Concilio Vaticano II.
Hay algunos que han interpretado
mal aquel Concilio, deteniéndose
en las cosas accidentales y perdiendo de vista lo esencial. El Papa
quiere seguir lo que el Vaticano II
realmente quiso decir. Y cuando
poco a poco consiga que se acepten estas cosas, la Iglesia estará
realmente unida. La disipación y
la mundanización de la Iglesia están realmente extendidas, especialmente en Europa, y para recomponerla será necesario más
tiempo. Pero esta es la intención
del Papa, y la Iglesia siro-malabar
está con él.
Y sin embargo ha habido
también en la Iglesia siro-malabar duras controversias entre quienes sostienen la recuperación íntegra del patrimonio litúrgico tradicional y quienes consideran esto como una
forma de estetismo tradicionalista. Entre “caldeizantes” y
“latinizantes”...
Muchos parecen no comprender que si florece
y prospera la Iglesia siro-malabar,
florece la Iglesia universal.
Porque toda Iglesia particular es para la Iglesia
universal. Y también la Iglesia latina
es una Iglesia particular
Su beatitud George Alencherry durante la entrevista con los periodistas de 30Días,
el 17 de octubre de 2011
INDIA. Los siro-malabares
Devoción mariana en Srinagar,
en el Estado de Jammu y Kashmir
Le diré que si algo es caldeo, o
europeo, o de cualquier otra parte,
lo que es válido es válido. Pero algunos, como consecuencia de la latinización, se han convencido de que
lo que pertenece a la cultura occidental es bueno y lo que viene de
Oriente no es bueno. Es una impresión creada por la latinización, a la
que hemos estado sometidos durante tres siglos. Aunque la Iglesia
universal nos devolvió con el Concilio Vaticano II la libertad de recuperar los elementos válidos de
nuestro patrimonio, una buena
parte de la Iglesia los ha olvidado y
no siente la exigencia de recuperarlos. Dicen: sigamos adelante con lo
que tenemos ahora, y si necesitamos algo más, tomémoslo de la
Iglesia latina. Esta es su actitud.
Otros responden que para seguir
siendo lo que somos, ante todo hemos de recuperar lo que nos fue
quitado y perdimos.
Yo, en mi cargo, intentaré crear
más unidad y también cierta uniformidad en las celebraciones litúrgicas. No una uniformidad integral,
sino una unidad en lo esencial. Algo que realizar mano a mano. Paulatinamente. Por ejemplo, antes en
la Iglesia latina había quienes decían que nosotros celebramos mirando a la pared. Pero mirar al Este no
es mirar a la pared. Es mirar hacia
donde viene el Señor. En la teología
de nuestra Iglesia, el pueblo y el celebrante ofrecen juntos el sacrificio
a Dios Padre, dirigidos a Oriente.
India está convirtiéndose en
una especie de superpotencia
geoeconómica. Hay nuevos
problemas. ¿Cómo afectan estos procesos a su trabajo pastoral?
El mundo que cambia nos cambia también a nosotros. Nuestros
fieles emigran, para estudiar o buscar trabajo. Solo un tercio de ellos
viven en las diócesis de origen.
Unos dos tercios están fuera, en las
grandes ciudades. En América y en
Europa hay doctores, empresarios,
comerciantes siro-malabares que
están ascendiendo en la escala social. Si se nos reconoce la jurisdicción universal sobre nuestros fieles,
podemos realmente favorecer esta
energía de manera que su fuerza
esté al servicio de la Iglesia universal. Si no, lo que perderemos nosotros lo perderá la Iglesia universal.
Y si nuestros fieles encuentran dificultades a la hora de seguir en contacto con su patrimonio espiritual,
buscarán el sentido espiritual en los
grupos pentecostales o en otras realidades de ese tipo. Esto es algo
que ya está sucediendo. Estamos
perdiendo a nuestros fieles. Ellos
llegan desde India a Occidente, encuentran a alguien que les dice:
¿por qué tienes que ir a las iglesias
de los latinos? Ven con nosotros,
vamos a rezar juntos. Hemos perdido ya a muchos. Estamos angustiados por este motivo y hemos expresado nuestra angustia también a
los dicasterios vaticanos. Todos parecen comprender lo que decimos,
pero luego no se toma ninguna decisión. Se han de consultar a muchas personas, y el tiempo pasa. Y
la situación empeora. Muchos parecen no comprender que si florece
y prospera la Iglesia siro-malabar,
florece la Iglesia universal. Porque
toda Iglesia particular es para la
Iglesia universal. Y también la Iglesia latina es una Iglesia particular.
En cambio, en las cabezas de algunos universal coincide con latino.
Esta no es, obviamente, la doctrina
oficial. No es el pensamiento de
ningún teólogo serio. Pero sigue
siendo una mentalidad muy difundida en muchos, y crea retrasos.
Hace unos días tuvo lugar
en la Pontificia Universidad
Gregoriana un importante
Congreso internacional sobre
la llamada Anáfora de Addai
y Mari. ¿Por qué tiene esta importancia especial esta anáfora desde el punto de vista ecuménico y litúrgico?
La anáfora de Addai y Mari es la
más antigua de la Iglesia universal.
En ella percibimos la teología más
sencilla de los Evangelios, la comprensión más germinal del misterio
de Cristo, sin las formulaciones
doctrinales posteriores. Así como
el Evangelio de san Marcos es el
Evangelio más sencillo, la de Addai
y Mari es la liturgia más sencilla. De
este modo, cuando la celebramos,
experimentamos intensamente la
presencia de Jesús con nosotros.
También las esperas y las súplicas
de la Iglesia están integradas muy
bien en la Anáfora. Contiene las
oraciones por los débiles, los oprimidos, los martirizados, los pobres,
los refugiados. En fin, posee la belleza de la sencillez. La Anáfora de
Addai y Mari la usa la Iglesia asiria
de Oriente, y tiene como característica la de no contener de manera
explícita las palabras de institución,
las pronunciadas por Jesús en la
Última Cena («Tomad y comed,
este es mi cuerpo... Tomad y bebed, esta es mi sangre... Haced esto en memoria mía»). También la
Iglesia siro-malabar ha usado la
forma tradicional de esa anáfora
hasta el siglo XVI, sin interpolaciones. Pero los teólogos latinos sostenían que sin las palabras de la
institución no había verdadera
consagración, así que consideraban no válida la Anáfora de Addai y Mari. Luego, en 2001, el
Pontificio Consejo para la Unidad
de los cristianos, con el consenso
de la Congregación para la Doctrina de la fe, reconoció la validez de
esa anáfora, usada desde tiempos
inmemorables también en nuestro
Qurbana, el sacrificio eucarístico
según el rito malabar.
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