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LA DIMENSIÓN PROFÉTICA DE LA VIDA CRISTIANA EN LA V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE. HENRY ARANA SINCHI GUILLERMO J. BURGOS ORELLANA MARCO A. CAMERO BUITRAGO UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE TEOLOGÍA INVESTIGACIÓN BOGOTÁ 2011 LA DIMENSIÓN PROFÉTICA DE LA VIDA CRISTIANA EN LA V CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE. HENRY ARANA SINCHI GUILLERMO J. BURGOS ORELLANA MARCO A. CAMERO BUITRAGO INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA Director R.P. CARLOS JULIO ROZO CMF Docente Facultad de Teología U. de San Buenaventura Bogotá UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE TEOLOGÍA INVESTIGACIÓN BOGOTÁ 2011 Esta obra está dedicada a todos aquellos que en nombre de Dios y de Jesucristo, han sentido y sienten la su pasión por humanidad y que por lo mismo, corren el riesgo de ir en contra de sus existenciales consideraciones AGRADECIMIENTOS A las hermanas provincias franciscanas de los: XII Apóstoles del Perú y de la Santa Fe de Colombia. Quienes, movidas por el ideal del Seráfico Padre Francisco de Asís, buscan –en medio de nuestros pueblos– hacer realidad: la Paz y el Bien NOTA DE ACEPTACIÓN _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ ___________________________________ FIRMA DEL PRESIDENTE DEL JURADO ___________________________________ FIRMA DEL JURADO ___________________________________ FIRMA DEL JURADO BOGOTÁ D.C. 10 de octubre de 2011 RAE UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA 1. TÍTULO LA DIMENSIÓN PROFÉTICA DE LA VIDA CRISTIANA EN LA V CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE 2. AUTORES HENRY ARANA SINCHI GUILLERMO J. BURGOS ORELLANA MARCO A. CAMERO BUITRAGO 3. PUBLICACIÓN Lugar: Bogotá D.C. – Cundinamarca Año: 2011 Páginas: 4. TIPO DE DOCUMENTO Investigación monográfica 5. PALABRAS CLAVE Profeta, discípulo, misionero, 6. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA El panorama actual de nuestros pueblos latinoamericanos presenta realidades sociales, culturales, políticas y económicas que son adversas a la vida de muchas personas de nuestro continente. Se constata que el desempleo, el hambre, la miseria, la corrupción, el narcotráfico, el secuestro, el racismo, la delincuencia, entre otras problemáticas, principalmente con los hombres y mujeres más desfavorecidos de los países pobres y en vías de desarrollo, han puesto a prueba la fe de muchos cristianos que buscan en Jesucristo y en su mensaje de salvación la manera de alzar su voz y de hacer frente a estas realidades que nos aquejan, puesto que en los albores de nuestro siglo, la vivencia del ideal cristiano no puede ser ajeno a aquello que atenta contra la dignidad humana y, en muchas ocasiones, hasta con la vida de las personas. Para tal propósito, la dimensión profética, inherente a la vocación cristiana que se inicia desde el bautismo, renueva la vida de los creyentes a la vez que les constituye en anunciadores de la Buena Noticia del Reino a los pobres y marginados de nuestro tiempo, y en personas capaces de tomar actitudes en contra de aquellas realidades que no van a favor de ella. Es por ello que, atendiendo a las exigencias del seguimiento de Jesús, en la condición de discípulos y misioneros, al abordar el tema de la dimensión profética se pretende adoptar la actitud de hacer nuestras las palabras del Señor: anunciar el Evangelio de la paz sin bolsa ni alforja, y reconociendo el rostro de Jesucristo en la mirada de fe de nuestros pueblos. El documento de Aparecida describe y detalla oportunamente estas realidades, y brinda lineamientos aún no retomados y elaborados para animar la vida de los “discípulos y misioneros” en la vida eclesial latinoamericana y del Caribe hoy. 7. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA ¿Qué incidencia y repercusión tiene la dimensión profética en el documento de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe para el contexto eclesial de la Iglesia latinoamericana? 8. LÍNEA DE INVESTIGACIÓN Teología profética y teología pastoral 9. METODOLOGÍA Análisis y comprensión de los conceptos fundamentales de la dimensión profética del cristiano, a la luz del documento de Aparecida y sus implicancias 10. RESULTADOS Entablar un aporte teológico en el campo de la: academia y pastoral, especialmente desde la dimensión profética y de los contenidos teológicos contenidos en el documento de Aparecida. 11. FUENTES AYALA Ramírez, Carlos. América Latina, ver-juzgar-actuar un método de estar en la realidad, Adital, sábado 19 Mayo 2007. BEAUCAMP, E. Los profetas de Israel, Editorial Verbo Divino. Navarra: 1988. BRIGHENTI, Agenor. “O Documento de Participação da V Conferência. Presentação e comentario analítico”. _____Para entender el documento de Aparecida. Bogotá: San Pablo,2008. p. 68. Catecismo de la Iglesia Católica CODINA, Victor. La Eclesiología desde América Latina. Verbo Divino. Navarra. 2002. COMENTARIO BÍBLICO INTERNACIONAL. Comentario católico y ecuménico para el siglo XXI. Editorial Verbo Divino. Navarra 2005. Constitución dogmática Lumen Gentium DICCIONARIO TEOLÓGICO ENCICLOPÉDICO. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1999. FONDEVILLA, José María. El profetismo de los laicos. Barcelona: Herder . 1967. GARR, Mateo S.J. Doctrina Social de la Iglesia en Aparecida. Bogotá, Centro de publicaciones CELAM, 2008. GONZÁLEZ BLANCO, Rafael. Los Profetas, traductores de Dios. Editorial San Esteban. Salamanca: 2004. LÉÓN-DUFOUR, X. Vocabulario de Teología Bíblica. Editorial Herder. Barcelona: 1972. MARINS, José. El ir y venir del método “ver – juzgar – actuar”. En Aparecida, rescate de una esperanza. INDO-AMERICAN PRESS SERVICE LTDA. ,2007. Mensaje del CELAM, ante la crisis actual. Bogotá, 7 de febrero de 2009 MERTENS, Heinrich A. Manual de la Biblia: Aspectos literarios, históricos y culturales. Editorial Herder. Barcelona: 1989. Observatorio Pastoral del CELAM. Neopopulismo y Democracia. Bogotá, 2009. ROMERO, Oscar. Mons. La Iglesia, Cuerpo de Cristo en la Historia, segunda carta pastoral. San Salvador, 1977. SICRE, José Luis. Introducción al Antiguo Testamento. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1997. _____Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra: 2008. UNASUR. Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas. Brasilia, 2008. CONTENIDO Pág INTRODUCCIÓN 1. CONSIDERACIONES GENERALES …………………………………………………. 1.1 Breve presentación general del Documento Conclusivo de Aparecida………… 1.2 El método ver-juzgar-actuar en el Documento de Aparecida …………………….. 1.2.1. Él método y el desarrollo de la presente monografía ………………………….. 1.2.2. Pretensión del método en la reflexión del Pueblo de Dios …………………… 2. EL CONTEXTO DE LA DIMENSIÓN PROFÉTICA EN EL DOCUMENTO DE APARECIDA…………………………………………………………………………… 2.1 Actitudes para el análisis profético de la realidad latinoamericana y del caribe. 2.1.1 Asumiendo la condición de “discípulos-misioneros” …………………………… 2.1.2 Desde la fe…………………………………………………………………………… 2.1.3 Objetivo ………………………………………………………………………………. 2.1.4 Desde la opción preferencial del pobre…………………………………………… 2.1.5 Con vistas a la acción ………………………………………………………………. 2.1.6 De denuncia y anuncio ……………………………………………………………… 2.1.7 Valiente y prudente ………………………………………………………………….. 3. VER: APROXIMACIÓN AL DISCERNIMIENTO DE LA REALIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE …………………………… 3.1 La situación socio-cultural …………………………………………………………….. 3.2 La situación socio – económica …………………………………………………….. 3.3 La dimensión socio-política …………………………………………………………….. 3.4 La dimensión ecológica ………………………………………………………………… 3.4.1 Situación de la Iglesia latinoamericana y del caribe…………………………….. 3.4.2 Sombras………………………………………………………………………………… 3.4.3 Luces …………………………………………………………………………………. 4. JUZGAR: LÍNEAS GENERALES DEL PROFETISMO EN LA SAGRADA ESCRITURA Y EL MAGISTERIO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE…………………………………………………………………………….. 4.1. ¿Qué es un profeta? ……………………………………………………………………… 4.2. El Profetismo en la Sagrada Escritura ………………………………………………… 4.3. El Profetismo en el Magisterio Latinoamericano …………………………………… 4.4. El Profetismo en Aparecida ……………………………………………………………… 5. ACTUAR: DESAFÍOS, ORIENTACIONES PASTORALES ……………………………. 3 5 7 8 9 14 14 14 15 16 16 17 17 18 18 19 20 23 24 26 28 29 30 32 33 34 38 41 49 5.1 El encuentro con Jesucristo como respuesta a los interrogantes y aspiraciones de los hombres……………………………………………………………………………………….. 51 52 5.2 Vivir y comunicar el amor, como expresión de vida nueva en Cristo. …………………. 5.3 Opción por los pobres y los excluidos. …………………………………………………………… 55 5.4 La persona y la sociedad en el Documento de Aparecida………………………………….. CONCLUSIONES…………………………………………………………………………………………. 58 67 - 3- INTRODUCCIÓN La palabra profeta entró, a partir del Vaticano II, a formar parte del vocabulario cotidiano dentro de la Iglesia y fuera de ella. Se aplica a todos los que denuncian las estructuras de poder y dominio; a quienes promueven la lucha por la justicia y se ponen de parte de los pobres; a aquellos, en fin, que viviendo profundamente la experiencia de Dios anuncian el mensaje liberador de Cristo en múltiples y variadas formas. Cada una de estas aplicaciones responde sólo parcialmente a lo que es un profeta bíblico, porque éste aúna en sí esos diversos aspectos: es alguien que, enraizado en la problemática existencial, descubre a Dios como Ser vivo y, a la luz de esta experiencia, sabe contemplar los acontecimientos de la historia, enjuiciarlos y manifestar en voz alta su sentido, las exigencias de Dios, los fallos del hombre. En el Documento de Aparecida, se vislumbra también que todos los cristianos, hombres y mujeres, por el hecho de ser bautizados, participan de la función sacerdotal, real y profética de Cristo. Estas consideraciones de la dimensión profética de la vida cristiana tienden a expresarse con mayor fuerza en personas y grupos dentro de la Iglesia Latinoamericana y del Caribe. Su historia está marcada por la presencia de profetas que con su vida y su palabra anunciaron el proyecto de Dios y denunciaron todo aquello que se oponía a él. En línea con lo anterior, el anuncio del Evangelio, y también la acción profética, procede de un encuentro vital. Del encuentro con Jesús: hemos encontrado al Mesías, al Cristo, dice Andrés a su hermano Simón Pedro y lo lleva donde Jesús (cf. Juan 1,41-42). Es un sencillo relato que manifiesta en qué consiste lo esencial de la comunicación de la Buena Nueva. Recordarlo le permite al Documento de Aparecida entrar en consideraciones que nos son muy cercanas, que forman parte de muchas experiencias y que van al sentido mismo del Reino de Dios y de la Promoción de la Dignidad Humana. - 4El desarrollo del presente trabajo de grado comprende cinco momentos. El primero refiere a las consideraciones generales que están relacionados con el Documento de Aparecida. Dicho de otra manera, hace mención acerca de lo que es la V Conferencia del Episcopado, pasando por su intencionalidad y la estructura del Documento Conclusivo, así como también el método empleado. El segundo momento gira en torno al contexto en torno a la dimensión profética en el documento de Aparecida. En ella se detiene en las actitudes oportunas para una lectura de la realidad en la que se sumerge la Iglesia local. En el tercer momento se pretende, en términos generales, una lectura de la realidad latinoamericana y del caribe en sus distintas dimensiones que van desde la política, económica, pasando por la política hasta la ecológica. Por su parte en el cuarto momento se pretende una aproximación a las líneas generales del profetismo en la Sagrada Escritura y el Magisterio Latinoamericano y del Caribe, en ella se busca dilucidar su importancia en la animación de la vida del fiel cristiano en lo que respecta a su compromiso profético. Ya por último, en el quinto momento se pretende obtener algunos posibles aportes y aplicaciones teológico-pastorales para un profetismo cristiano en América Latina y el Caribe. - 51. CONSIDERACIONES GENERALES La V Conferencia General del Episcopado reunido en Aparecida se entiende en la secuencia de otras conferencias1 y en el contexto del último período del Pontificado de Juan Pablo II 2. El discurso programático de Benedicto XVI trazó sus metas fundamentales: “La vida cristiana no se expresa solamente en las virtudes personales, sino también en las virtudes sociales y políticas”3. El documento inicia, por una parte, con una primera mirada sobre la vida del cristiano en medio del contexto de crisis de la cultura actual, debida especialmente a la globalización; y por otra, expresa la necesidad de revitalizar la vida de la Iglesia latinoamericana y caribeña4. En efecto, la Iglesia católica, consciente de esta situación convoca con entusiasmo a sus miembros para que se hagan discípulos y misioneros, desde un encuentro personal con Cristo, quienes ya tocados así por tal experiencia, se sienten -con ánimo- para anunciar y asumir el Evangelio de la Vida. ¿Qué es Aparecida? Es posible que la respuesta para muchos sea solo el documento conclusivo del encuentro de Obispos. Sin embargo, para quienes están 1 Las cuatro Conferencias anteriores, De Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992), propusieron líneas pastorales para América Latina y el Caribe, con la intencionalidad de reflexionar la situación social y eclesial del Continente, y de esta forma intentar ofrecer una respuesta como Iglesia latinoamericana. 2 Efectivamente, el predecesor de Benedicto XVI instituyó en la Iglesia católica el Sínodo Continental, que tiene una estructura semejante a la de la Conferencia, pero con ventajas institucionales. De hecho, convocó al Sínodo de las Américas para 1997, y en él participaron en Roma, además de los países de América Latina y del Caribe, los Estados Unidos y Canadá. Con un reglamento mejor definido y realizado junto con la Sede Apostólica, había mayor seguridad sobre su trayectoria. La estructura del Sínodo Continental respondía mejor al momento de una cierta centralización romana y de un disciplinar a las iglesias particulares. Por ello, se pensaba que el Sínodo sustituiría definitivamente a la Conferencia del Episcopado de América Latina y del Caribe. 3 BENEDICTO XVI, Discurso inaugural de la V Conferencia, 3. 4 MENSAJE DEL CELAM. Ante la crisis actual. Bogotá, 7 de febrero de 2009. - 6atentos a la vida eclesial, Aparecida, como lo indica el P. Mateo Garr, proporciona luces valiosas5, tales como: Es la reafirmación del modo propio de ser Iglesia en este Continente de la Esperanza y del amor6. Es el proceso de participación de personas, grupos y comunidades que comenzaron a sentir que, en medio del mundo tocado por el desencanto, su corazón ardía nuevamente en este camino de seguimiento del Señor Resucitado. Es el ambiente de comunión eclesial que permitió, en la preparación y en la realización de la V conferencia, el acercamiento de diversas tendencias y enfoques teológicos y pastorales, tanto de especialistas como de comunidades y movimientos eclesiales7. Es el cúmulo de expectativas y de aportes que se entregaron a lo largo de todo el proceso y que se dieron a conocer, algunos de ellos, en los grupos de trabajo, en las comisiones de estudio y en el aula plenaria. Es, naturalmente, el Documento Conclusivo y el Mensaje final a los pueblos, que invitan a un seguimiento fiel y cercano de Jesucristo en la hora de nuestra historia. ¿Qué se propuso la V Conferencia de Aparecida? A esta pregunta que probablemente muchas personas se formulan, responde la Introducción del documento conclusivo, a saber: a) Custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios8. b) Recordar a los fieles de este continente que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo9. 5 GARR, Mateo S.J. Doctrina Social de la Iglesia en Aparecida. Bogotá, Centro de publicaciones CELAM, 2008. p, 5. 6 A. BRIGHENTI, “O Documento de Participação da V Conferência. Presentação e comentario analítico”, REB 66,2006. P, 312-336. 7 Ibid., p. 314 8 Cf. DOCUMENTO CONCLUSIVO DE APARECIDA (DA). CELAM. Bogotá, 2007. p 10. 9 Ibíd. - 7c) Repensar profundamente y relanzar con fidelidad, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales10. d) Motivar a todos los creyentes a “recomenzar desde Cristo”, haciéndonos discípulos dóciles, para aprender de Él, en su seguimiento, la dignidad y plenitud de la vida11. e) Dar un nuevo impulso a la evangelización. En definitiva, se trata, empujados por el mismo espíritu que animó a las Conferencias de Río de Janeiro, Medellín, Puebla y Santo Domingo, de dar un nuevo “impulso a la evangelización, a fin de que estos pueblos sigan creciendo y madurando en su fe, para ser luz del mundo y testigos de Jesucristo en propia vida12” 1.1 Breve presentación general acerca de la estructura del Documento Conclusivo de Aparecida El texto del documento se divide en una introducción y tres grandes partes y sigue el método de reflexión teológico-pastoral ver, juzgar y actuar. El esquema tripartito está hilvanado por un hilo conductor en torno al concepto de vida, que se fundamenta en la vida en Cristo. La Introducción plantea la finalidad del Documento: revitalizar el modo de ser católico de la Iglesia latinoamericana y caribeña para ponerla en un estado permanente de misión. La Primera parte se titula: “ La vida de nuestros pueblos” y está conformada por dos capítulos. El primero llamado “Los discípulos misioneros”, donde se considera al sujeto que mira la realidad y que bendice a Dios por todos los dones recibidos. El capítulo segundo, el más largo de esta parte, se titula “Mirada de los discípulos misioneros hacia la realidad”. En resumen, en lo que se refiere a este primera parte del documento, se advierte que a partir de una mirada teologal y pastoral considera, los grandes 10 Cf. DA, n.11 Cf. Ibíd., nn. 12,41,549 12 Cf. Ibíd , n.16. 11 - 8cambios que están sucediendo en nuestro continente y en el mundo, y que interpelan a la evangelización. Se analiza la realidad actual en sus diversas dimensiones: sociocultural, económica, sociopolítica y ecológica 13; y se disciernen grandes desafíos como la globalización, la injusticia estructural y la crisis en la transmisión de la fe. Esta es la sección de contenido más rico para el tema que nos ocupa. La Segunda parte se titula La Vida de Jesucristo en los discípulos misioneros. Tomando como eje la vida que Cristo nos ha traído, se tratan, en cuatro capítulos sucesivos, grandes dimensiones interrelacionadas que conciernen a los cristianos en cuanto discípulos misioneros de Cristo. La Tercera parte ingresa plenamente en la misión actual de la Iglesia latinoamericana y caribeña. Recibe el título La vida de Jesucristo para nuestros Pueblos y se consideran las principales acciones pastorales con un dinamismo misionero. En esta parte se desarrolla la opción que propone la Conferencia: convertir a la Iglesia en una comunidad más misionera. El cap. 8 de esta tercera parte se denomina El Reino de Dios y la promoción de la dignidad humana que confirma la opción preferencial por los pobres y excluidos que se remonta a Medellín, se reconocen nuevos rostros de los pobres (vg., los desempleados, migrantes, abandonados, enfermos, y otros) y se promueve la justicia y la solidaridad internacional. Por último, en el cap. 10 Nuestros pueblos y la cultura se actualizan las opciones de Puebla y de Santo Domingo por la evangelización de la cultura y la evangelización inculturada. 1.2. El método ver-juzgar-actuar en el Documento de Aparecida Para la elaboración del documento final se siguió el método clásico del “verjuzgar-actuar”, creado por el Cardenal José Cardijn 14. Dentro de las características peculiares del texto, se puede mencionar su peculiar estructura , a saber: “La vida de nuestros pueblos hoy” (primera parte); “La vida de Jesús 13 14 BRUGHENTTI, Agenor. La desafiante propuesta de Aparecida. Bogotá, San Pablo. 2008, p. 7. Que inicialmente tuvo como destinatarios a la Juventud Obrera Católica de Bélgica, en la primera mitad del siglo pasado, el cual fue adquiriendo una amplia aceptación en América latina desde antes de la Conferencia de Río de Janeiro (1955), principalmente en organizaciones populares, obreras y campesinas. - 9en los discípulos misioneros” (segunda parte); “La vida de Jesucristo para nuestros pueblos” (tercera parte). La recuperación del método inductivo de la Gaudium et Spes fue uno de los puntos de tensión en la asamblea, en la medida en que una mayoría reivindicando y una minoría resistiendo. El documento de participación había ignorado el método, ampliamente practicado por la Iglesia en América Latina, partiendo de un discerniente de la realidad del mundo y de la Iglesia, confrontándose con las luces de una revelación contextualizada en el hoy, y a partir de ahí, extraer directrices y respuestas pastorales15. Hubo fuerte reacción de las Iglesias locales, ante la distancia que se tomó de éste método. Entonces, el texto de Síntesis de las contribuciones recibidas recogió el método, con su exquisita proposición de ver “la luz del proyecto del Padre”, “juzgar a la luz de la fuente de la vida, que es el Hijo” y “actuar en el Espíritu que nos impulsa a ser discípulos misioneros”16.El procedimiento sin embargo seguía siendo totalmente deductivo, una vez que la realidad no era escuchada en su autonomía y momento alguno, incidía sobre la revelación, permitiendo una actualización del mensaje en el contexto actual de Latinoamérica y del Caribe17. El método se orienta a lo comunitario; permite a las personas ser sujetos corresponsables y realizar una acción de conjunto18, inteligentemente planeada y perseverantemente ejecutada. “Es un modo de ser, de estar e incidir” 19 . Une 15 BRIGHENTI, Agenor. Para entender el documento de Aparecida. Bogotá: San Pablo,2008. p. 68. 16 FONDEVILLA, José María. El profetismo de los laicos. Barcelona: Herder . 1967. p. 31. 17 MARINS, José. El ir y venir del método “ver – juzgar – actuar”. En Aparecida, rescate de una esperanza. INDO-AMERICAN PRESS SERVICE LTDA. ,2007. p, 53. ISBN: 978-958-8215-24-2 18 Cf. Carlos Ayala Ramírez, América Latina, ver-juzgar-actuar un método de estar en la realidad, Adital, sábado 19 Mayo 2007 19 Un modo muy arraigado en la fe bíblica. El núcleo de la fe de Israel tiene como punto de partida el Ex.3, el grito de un pueblo que sufre y que reclama justicia. Dios “mira” (la opresión), “oye” (los clamores), “conoce”(los sufrimientos) y “actúa” (liberando). Cf. Carlos Ayala Ramírez, América Latina, ver-juzgar-actuar un método de estar en la realidad, Adital, sábado 19 Mayo 2007. - 10vida y fe. Este es un presupuesto, proporciona identidad, pero no substituye el papel de las ciencias. En las síntesis de las conferencias episcopales presentadas en el comienzo de la Asamblea de Aparecida, quedó evidente como este método ayuda al pueblo a encontrar caminos de liberación. Hace parte del trabajo pastoral y está presente en la vida de muchas de las Iglesias particulares, parroquias y de modo más constante en las CEBs y Pastorales Sociales. Por eso se entiende que los obispos lucharon para mantenerlo, una vez que él ha representado la caminata eclesial del continente20. En efecto, el método estuvo así ligado a la manera de ser Iglesia y educó para la pastoral de conjunto, porque se trata de Ver “como comunidad”; Juzgar “como comunidad” y Actuar “como comunidad.” Desde antes de Medellín, algunos países ya usaban el método21, tanto en los grupos de Acción Católica especializada, como en las CEBs y hasta en documentos episcopales. La comunidad eclesial, sin preocuparse por sospechas alarmistas, se valió del método para poner en práctica su fe y precisar su misión como también su reflexión teológica. Eso quiere decir que el método hace ver con los ojos del Padre, juzgar coherentemente con las enseñanzas y testimonios de Jesús y su comunidad y actuar bajo la influencia del Espíritu. ¡Bastante Trinitario! Por otra parte, los obispos intuyeron que en la cuestión del método estaba en juego no solamente un esquema operativo, sino la manera peculiar de profesar 20 Sintéticamente: el VER se entiende no como un mero hablar “sobre” una realidad, sino como se la ve, se la entiende y se la asume. El JUZGAR evalúa personas, estructuras y culturas en el hoy de la historia, las recibe en lo que tienen de verdad y bien; invita a enriquecerse con cada realidad conocida, estudiada, discernida. El ACTUAR, recibe y transforma; reconoce, purifica y completa. Reconoce los nuevos lugares teológicos (locus) y los CELEBRA. Esos pasos del método no son compartimentos separados, sino que, como vasos comunicantes, mutuamente se relacionan; este es el papel del EVALUAR. 21 Vale recordar que los obispos de Brasil, desde la década del 50 han estado utilizando dicho método. Mons. Helder Cámara, entonces Secretario de la CNBB, alcanzó a trabajar con el entonces Nuncio Apostólico, Mons. Lombardi a fin de nombrar obispos asesores de la Acción Católica especializada, habituados al método de VER – JUZGAR – ACTUAR. Entonces, el método se usó para sistematizar la acción pastoral y para estructurar los documentos episcopales, tanto a nivel local como regional y nacional. - 11su fe (discipulado) y realizar su misión la comunidad eclesial 22. Además Aparecida, decidió partir no de Santo Domingo, sino del Vaticano II, del Magisterio de Benedicto XVI y de la gran Tradición que viene desde las primeras Comunidades Cristianas del Nuevo Testamento23. 1.2.1.Él método y el desarrollo de la presente monografía Como parte final, la puesta de énfasis en la vigencia del método: ver-juzgaractuar, si bien es cierto permitirá una nueva dinámica en el quehacer evangelizador de la la Iglesia; permitirá –en caso particular- la realización de la presente monografía. Es decir, con ánimo de dilucidar la realidad profética, es preciso partir de una lectura de la realidad (ver), pasando por una atenta reflexión a la luz de la Escritura y del magisterio latinoamericano (Juzgar), hasta llegar a un aporte , en lo que podría ser unos lineamientos generales, para una pastoral profética (actuar). 1.2.2.Pretensión de la reflexión en torno a la dimensión profética del pueblo de Dios Hablando a los Efesios (2,20) Pablo dice a toda la Iglesia “Que está edificada sobre el cimiento de los apóstoles y profetas siendo piedra angular Cristo mismo”. En sus concepciones eclesiológicas, el Apóstol compara la Iglesia a la medida de un templo, y agrega –en su descripción- que en Cristo, los profetas en comunión con los apóstoles, constituyen la generación de los testigos que recibieron la revelación del plan divino Ellos son pues, como el cimiento sobre el que se edifica la Iglesia a quien continuamente está glorificando el Espíritu a la derecha del Padre24. 22 Cf. RUIZ ARENAS, Octavio Monseñor. Alcance Eclesiológico de Aparecida. En: Testigos de Aparecida. Bogotá, Publicaciones CELAM, 2008. p, 229. 23 Mons. Demetrio Valentini lo anota: “Ella (la Conferencia de Aparecida) quiso retomar, por ejemplo, el método tradicional de “ver – juzgar – actuar”, que había sido abandonado en la conferencia anterior de Santo Domingo. Y no solamente se retomó ese método, sino que se hizo cuestión de explicar en el Documento que se lo retomaba por insistencia venida de casi todos los episcopados de los países de América Latina. El sentido de esa decisión no se limita al mérito de un método de trabajo. Con él, la Conferencia quiso decir más, aun cuando no está explícito: ella concretó uno de sus objetivos mayores, que era el de retomar la caminada de la Iglesia de América Latina, fortaleciendo su identidad propia y superando perplejidades que dificultaban su acción. 24 Cf. Ef, 4, 12-16 - 12Ahora bien, haciendo referencia al anterior apartado, éstos profetas no son exclusivamente del Antiguo Testamento. En adelante, todos aquellos que son incorporados a Cristo por el bautismo25 son también verdaderos profetas. Porque, aunque como lo recuerda el Apóstol Pedro citando a Joel (3,1-5) “en los tiempos mesiánicos, dice Dios, yo derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas26”. De aquí se puede señalar que todos los cristianos se constituyen como “profetas” en sentido propio. Por otro lado, en la medida que toda la Iglesia unida, por el Espíritu que la inunda, a Cristo verdadero profeta”; se constituye como la gran “profetiza” de Dios aquí en la tierra, en estos tiempos en que vivimos. Cristo, el gran profeta cumple su misión profética hasta la plena manifestación de la gloria, no sólo a través de la jerarquía sino también por medio de los laicos, a quienes, consiguientemente, constituye en testigos y les dota del sentido de la fe y de la gracia de la palabra para que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria, familiar y social27. Ahora bien, la vocación “profética” de cada fiel cristiano no se reduce con ser llamado y enviado de parte de Dios a proclamar únicamente la salvación de su pueblo, sino que éste “desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscita discípulos y misioneros28” se compromete con el pueblo que peregrina; es decir, caminar con Él en el presente y vivir la tensión del futuro. En otras palabras, insertarse –desde el contexto latinoamericano y del Caribe- en la cultura o situación viva y mirar desde ella: el porvenir; sólo así se dinamizará el sacerdocio común de los fieles, en su carácter profético. En efecto, los Pastores reunidos en Aparecida, (Brasil) animan a los fieles laicos a que actúen como “profetas29”, con el fin de construir una sociedad, en la que cada fiel pueda expresar que: 25 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) 1267 -1268. Cf. Hch 2,17 27 Cf. Lumen Gentium (LG)35. 28 Cf. DA n.11 29 Cf. DA n.209 26 - 13“(…) podemos ser libres del pecado, de toda esclavitud y vivir en justicia y fraternidad. ¡Jesús es el camino que nos permite descubrir la verdad y lograr la plena realización de nuestra vida!”30 Hoy también –dicen los pastores– la Iglesia en América Latina y en el Caribe se propone ir como, discípulos-misioneros, al encuentro de tantos cristianos desanimados y desconcertados para acompañarlos en el camino de la vida cotidiana y así poder iluminar con la fe ese camino. Naturalmente, tal propósito exige compartir el camino y penetrar en la vivencia personal, en los sentimientos y en las actitudes para hacerlos propios. Como el discípulo que acoge la llamada del Señor31, nuestros pastores se propusieron que la misión de los discípulos esté al servicio de la vida, y al de la promoción humana32, siendo solidarios de la situación inhumana en que se encuentran muchos hermanos latinoamericanos. Si la intencionalidad es la de asumir la dimensión profética, es pertinente para ello, ir de la mano de una adecuada lectura de la realidad latina, con el fin de una vez conocida, animar la praxis de la vocación profética mediante la animación. 30 Mensaje final del documento conclusivo de Aparecida (n.1) Cf. Mc 3,14. 32 Cf. DA 358 y 380. 31 - 14- 2. EL CONTEXTO DE LA DIMENSIÓN PROFÉTICA EN EL DOCUMENTO DE APARECIDA El presente capítulo tiene por finalidad identificar las ideas claves sobre la realidad Latinoamericana y del Caribe que presenta el Documento de Aparecida. Estas ideas claves se desprenden, en su mayor parte, de la lectura del capítulo segundo de la primera parte del texto, titulado “Mirada de los discípulos misioneros hacia la realidad”. Sin embargo su estudio debe ser completado con comentarios, observaciones que se hallan a lo largo de todo el documento y, especialmente, los capítulos 8 a 10 de la tercera parte. Las propuestas de acción que propone el Documento de Aparecida se hallan en directa relación con la realidad observada y su valoración. Una atenta consideración de la realidad que nos interpela resulta fundamental para el logro de la misión que se ha propuesto la Iglesia en Aparecida, esto es, el impulso a su acción evangelizadora. 2.1 Actitudes para el análisis profético de la realidad latinoamericana y del caribe Si contar con un análisis de la realidad latinoamericana y del caribe resulta condición indispensable para cualquier misión profética, no basta cualquier análisis. Podemos indicar algunas condiciones que se desprenden del documento de Aparecida: 2.1.1 Asumiendo la condición de “discípulos-misioneros” Quiere destacar la necesidad de que cada uno se encuentre personalmente con Jesucristo y lo siga. Eso supone la oración personal, la lectura orante de la Palabra. En suma lo que se quiere acentuar es que los cristianos no sólo se identifiquen nominalmente como tales, sino que se sientan llamados a encontrarse con una persona que sana y salva: Jesucristo. - 15- “El acontecimiento de Cristo, es por lo tanto, el inicio de ese sujeto nuevo que surge en la historia al que llamamos discípulo: ‘No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva’ (DCE 1). Esto es justamente lo que es nos han conservado todos los evangelios como inicio del cristianismo: un encuentro de fe con la persona de Jesús ”33. Por el gran espacio que se dedica a la condición de discípulos, el documento de Aparecida quiere detenerse particularmente en los “agentes”, porque se advierte que la nueva evangelización no será posible con cualquier tipo de agentes. Los verdaderos misioneros que cambien el mundo deben ser auténticos discípulos de Jesucristo y necesitan una espiritualidad sólida y una adecuada formación34. En lo que se refiere a nuestra condición de misioneros, se pretende destacar que desde el primer encuentro con Jesucristo, urge la necesidad de comunicarlo a los demás. Este anuncio es parte inseparable del discípulo, pues éste está llamado a: “Anunciar el Evangelio del Reino de la Vida ”35. En el capítulo 5, que habla delos discípulos en comunidad, se aclara que la comunidad está llamada a “Atraer a las personas y los pueblos hacia Cristo”36. Cuando menciona a los laicos destaca que la misión de éstos en el mundo aclara que el anuncio de Jesucristo y de su mensaje: “Que no es una experiencia que se limita a los espacios privados de la devoción” 37. La conclusión del documento subraya el deseo de despertar la Iglesia mediante la promoción de un nuevo Pentecostés que impulse ir la búsqueda de aquellos que están alejados, de los que no conocen a Jesucristo, con el fin de que el misionero 33 Cf. Ibíd., n. 243. DI PIETRO PAOLO, Luis José. Aproximación a las ideas claves del análisis situacional de la Iglesia en América Latina. Comisión Episcopal de Acción Social. Lima. 2008. 35 Cf. DA n. 144 36 Cf. Ibíd., 159 37 Cf Ibíd., 248 34 - 16“Actué a manera de fermento en la masa para construir una ciudad temporal que esté de acuerdo en el proyecto de Dios.38” (DA 505) 2.1.2 Desde la fe En el imaginario de las inmensas mayorías católicas se suele pensar que la Fe se reduce exclusivamente al ámbito de la piedad39 o a la devoción particular de las personas; sin embargo, se detalla -a la luz de Aparecida – que la fe en Dios amor y a la tradición católica se manifiesta en la fe madura de muchos bautizados, que llegan a considerar que ella: “ Expresa el amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón y de la reconciliación (…), el Dios cercano a los pobres y a los que sufren” 40. Ahora bien, teniendo en cuenta la afirmación del anterior apartado, a saber: “ Dios cercano”, la mirada profética del cristiano como “discípulo” y “misionero” se torna ya como lectura creyente de la realidad y que además descubre en la historia del hombre la cercanía divina41. 2.1.3 Objetivo Es indispensable que la dimensión profética busque asegurar que el análisis de la realidad sea correcta, pues su misión fallaría si se demuestra que ésta equivocado. Para ello, es imperativo acudir a mecanismos que propicien una lectura pertinente, que no se detenga en conocer la situación de injusticia, sino que se pida indagar el porqué de esa situación. La realidad no se deja atrapar fácilmente, máxime cuando hay intereses que pretende esconder los mecanismos de explotación. Se requiere de una agudeza epistemológica que obligue a la realidad a mostrarse, y ello se realiza mediante un marco teórico –metodológico42. 2.1.4 Desde la opción preferencial del pobre 38 Cf. Ibíd., 505. Cf. Benedicto XVI, Homilía del 1 enero de 2009 40 Cf.DA 7 41 Cf. Ibíd., 32 42 Cf. Ibíd., 33 39 - 17Si bien se indica que el análisis de torne objetivo, ello no quiere decir que sea “neutral”. Las ciencias sociales, a diferencia de otro tipo de ciencias, presuponen una propuesta anterior de índole extraciéntifica; así también un economista puede organizar sus presupuestos con los recursos de un país o bien según los intereses del grupo dominante o bien según distintos intereses. De ahí que no sea indiferente la elección de cualquier paradigma científico, ahora bien, si la mirada profética ha de ser pertinente, ésta –alejada de la neutralidad- tiene que ver la realidad desde la óptica de los más necesitados o excluidos, que en el Aparecida se traduce, como la “opción preferencial del pobre ”43. asimismo, es partir de esta opción que se aprecia el conjunto de la realidad: los privilegiados, en efecto, al tratar de legitimar una realidad que les beneficia , tienden a mistificarla; mientras que los pobres, dado que buscan transformar la situación, tienen necesidad de una mayor objetividad posible. Así pues, la mirada profética que privilegia su atención en los pobres, se torna objetiva y a la vez evita caer en una neutralidad desvinculante con la realidad. 2.1.5. Con vistas a la acción Quien quiera asumir la dimensión profética no intenta conocer la realidad por un vano afán de erudición o de curiosidad especulativa, sino en aras de transformarla. Dependerá del nivel en que se mueva la profundidad requerida para el análisis; pero eso sí con un fin práctico. No cualquier praxis, empero, tiene una finalidad profética. La finalidad política inmediatista, en la que interviene el juego de poder, se conforma con exigencias metodológicas bajas, pues su análisis posee un valor instrumental para incidir en núcleos de decisión y conseguir sus objetivos. La finalidad organizativa, no implica necesariamente la perspectiva de los pobres. Una falla frecuente en la planificación es que el análisis de la realidad no influye de sobremanera, pues los objetivos ya están predeterminados. Es fácil que la dimensión profética tenga una finalidad pedagógica, pues trata de hacer conciencia en el pueblo. En este caso privilegia el punto de vista de la 43 Cf. Ibíd., 397-399 - 18gente y está abierto a cómo están sintiendo y sufriendo la problemática. Es más dialogal e interactivo, y más que las exigencias académicas, le interesa el grado de formación de la conciencia. Este tipo de lectura se presta a la llamada observación participante, que permiten que afloren ciertos aspectos de la situación que sólo en la acción se visualicen y que escapan a los análisis teóricos. Sin embargo, hay que evitar que la cercanía de la acción y la empatía con el pueblo no genere un distanciamiento epistemológico requerido para la objetividad. Hay que advertir que también es posible el profetismo en este tipo de análisis, y superando la dicotomía entre “teóricos y prácticos” existe una práctica intelectual realizada a favor de acentuar el dimensión profética del cristiano. 2.1.6 De denuncia y anuncio Ninguna lectura de la realidad contextual o análisis de la misma puede abarcarlo absolutamente toda la realidad tal como es en si. Es preciso seleccionar algunos elementos, conscientes de que quedan otros en la sombra. Una oposición política se queda sólo en los elementos negativos, en cambio los defensores del status quo se fijaran en los aspectos positivos. La dinámica profética utiliza una doble vía: Prevé el curso de los acontecimientos y denuncia que de continuar así se va hacia un futuro probable. Se repliega entonces hacia la experiencia religiosa originaria, escucha al Dios fiel a la Alianza que le interpela y le envía para hablar en su nombre, y desde allí proyecta sus sueños (futuro deseable) , la utopía de los ideales que es el impulso y a la es inspiración. Sin embargo, esto ayudaría poco, pues se nos presentan inaccesibles- se fija entonces, en las fuerzas de cambio que tal vey hay en embrión, en las que sea posible apoyarse con realismo y entonces su análisis resulta más esperanzador y se convierte en anuncio. 2.1.7 Valiente y prudente El cristiano profeta ve la realidad más allá que los demás. Tiene por tanto la misión de darla a conocer . Si tiene éxito y logra movilizar sectores importantes, enfrentará la represión de quienes sostienen la dominación y se ven afectados. - 19Los destinatarios del profeta son, ciertamente los pobre sy los débiles; pero la línea que divide a opresores y oprimidos suele pasar por en medio de cada uno de nosotros, cómplices y víctimas a la vez. Por ello, la denuncia profética, no se reduce sólo pecaminosas. Denuncia incluso a quienes son a las estructuras infieles a sus responsabilidades. Ello quizá le ocasionará problemas con su grupo. Los intereses amenazados, las pasividades y rutinas, las resistencias al cambio, impulsan a silenciar la voz molesta. La sabiduría profética es prudente y no impulsiva. Sabe que hay tiempo para hablar y tiempo para callar; pero vigila que su miedo no la neutralice. - 20- 3. APROXIMACIÓN AL DISCERNIMIENTO DE LA REALIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE El nivel de realidad abarcado por el profeta dependerá del ámbito de donde se desarrolle su misión. La labor del profeta no se mide por la amplitud abarcada, sino por la intensidad y coherencia, de modo que sabe dar importancia a su mirada. Ordinariamente, la dimensión profética del cristiano surge en una pequeña localidad (una parroquia, una comunidad, etc). Requiere de un análisis a nivel micro, que tiene la ventaja de mayor concreción , de encontrar soluciones más rápidas y de poder medir con mayor exactitud la conciencia que tiene el pueblo de cada uno delos problemas que le afectan de modo inmediato. Tiene la desventaja de mayor posibilidad de error y de inmediatismos. Sin embargo, en los momentos actuales de globalización, es preferible el macro nivel, aun cuando la acción se desarrolle en una pequeña localidad. Quien se mueve en la inmediatez espacio temporal , tiene una visión corta y engañosa por lo que conviene ampliar los horizontes. En efecto, colocados desde la realidad amplia del contexto latinoamericano y del caribe, es como podemos comprender los problema, aún con el riesgo de que tal complejidad genere sentimientos de impotencia que paralicen la acción. Ya que no sería congruente hablar de profetismo en el documento de Aparecida de manera ahistórica y abstracta, por ello la invitación a dar una mirada crítica y amorosa a nuestro contexto, que va desde la situación sociocultural, económico, político, pasando por la situación ecológica hasta la realidad eclesial. 3.1 La situación socio-cultural 3.1.2. Un cambio de época - 21De acuerdo con el documento de Aparecida, la Iglesia presente en América latina y del Caribe, atraviesa por un notorio cambio de época 44, cuyo nivel más profundo se contempla en la dimensión de la cultura. Este cambio, a la que hace referencia el documento, se expresa en la ruptura de la unidad que proporcionaba la cosmovisión cristiana45, que es la de promover la integración del ser humano, con Dios y el mundo. Dicho de otra manera, este quiebre –en detrimento de la unidad- se produce precisamente, cuando se quiebran las relaciones del hombre con los demás, con la misma naturaleza, y por ende con Dios, surgiendo de esta manera una supervaloración de la subjetividad individual por encima de la colectividad. Ante esta preocupante emergencia, urge la cuestión: ¿Cuáles son los valores que ofrece la cultura globalizada, en esta nueva configuración epocal y que además impactan en la persona como ser individual y como ser social? Primero un énfasis puesto en la subjetividad individual, lo cual “debilita los vínculos comunitarios y propone una radical transformación del tiempo y del espacio”46. Lo que importa es el presente y la inmediatez, lo cual impone una realización “ya” de nuestros deseos y aleja las preocupaciones por el bien común47. Es lo que más adelante se mencionará como la “autorreferencialidad del sujeto”, que conduce a la indiferencia por la suerte del otro48, y la afirmación “exasperada de los derechos individuales y subjetivos”, relegando los derechos sociales y debilitando el tejido solidario de la sociedad. Como se puede apreciar, Aparecida manifiesta que lo peculiar de este cambio epocal está marcado por el individualismo extremo que debilita los vínculos 44 Según la observación de José María Mardones, citando a Lyotard, la peculiar situación, se caracteriza por un individualismo desvinculante, de una crítica a los grandes meta-relatos y sobre todo de la creciente práctica de un secularismo militante al interior de la sociedad civil. 45 DI PIETRO PAOLO, Luis José. Aproximación a las ideas claves del análisis situacional de la Iglesia en América Latina. Comisión Episcopal de Acción Social. Lima. 2008. 46 _____ Aproximación a las ideas claves del análisis situacional de la Iglesia en América Latina. Comisión Episcopal de Acción Social. Lima. 2008. 47 Cf. DA 44. 48 Cf. Ibíd., 46. - 22comunitarios. Y agrega además, que se deja a un lado la preocupación por el bien común, suplantándola por la realización inmediata de los deseos personales49. Lo dicho anteriormente, y en sintonía con el documento de Aparecida, se puede constatar esto último, a través de los medios de comunicación que transmiten una determinada visión de la realidad y de la felicidad, y un lenguaje que se quiere imponer como auténtica cultura50. Ésta lleva a las personas a vivir solamente el presente, el momento, sin proyectos a largo plazo, sin preocupación por la ética y, por tanto, sin compromisos con el otro, la familia y la comunidad. En segundo lugar, el documento advierte que a causa de la globalización, , se puede constatar que ésta procura: la homogeneización tanto de los valores como de la cultura, por lo cual se hallan en riesgo de debilitarse o desaparecer las culturas particulares de Latinoamérica y del Caribe 51. Esta amenaza se cierne sobre las identidades latinoamericanas cuyo registro aparece como de “unidad en la diversidad”, dicho en otras palabras, hay un riesgo de uniformizar las culturas particulares respecto a la cultura predominante. 3.1.3 Riqueza de la diversidad cultural. Por otra parte, el documento señala que en América Latina y El Caribe existe la riqueza de una diversidad cultural. Están presentes culturas indígenas, afroamericanas, mestizas, campesinas, urbanas y suburbanas con sus características peculiares52. Estas culturas53 coexisten en condiciones desiguales con la llamada cultura globalizada. Ellas exigen reconocimiento y ofrecen valores que constituyen una respuesta a los antivalores de la cultura 49 Cf. DA n. 44 Cf. Ibíd., 45 51 Ibid. 52 Cf. DA. 56. 53 Respecto a la identidad cultural de Latinoamérica y del Caribe, Aparecida recuerda que éstas regiones están penetradas de ricos valores: culturas indígenas (con su apego a la tierra, vida comunitaria y búsqueda de Dios), afroamericanas (marcados por la expresividad corporal, el arraigo familiar y el sentido de Dios), campesinas (ligadas al ciclo agrario), mestizas (resultado de la convergencia de las culturas originarias en una historia compartida) , urbanas ( híbridas, dinámicas y cambiantes) y sub urbanas ( fruto de migraciones, con problemas de identidad, pertenencia y relación) 50 - 23que se impone a través de los medios de comunicación de masas: comunitarismo, valoración de la familia, apertura a la trascendencia y solidaridad. 3.1.4. Situación precaria de la mujer Aparecida insiste en la urgencia, desde el punto de vista cultural, de la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres54. Sobre este tema de urgencia, un informe emitido por el CELAM en el año de 2006, manifiesta que las mujeres se encuentran sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa: tráfico, violación, servidumbre y acoso sexual; Y además, atraviesan por extremas desigualdades en la esfera del trabajo, de la política y de la economía55. Frente a este denigrante realidad, Señor Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Presidente del CELAM de ése entonces, advierte –en el informe ejecutivo- la urgente necesidad de la atención de la Iglesia, en miras a rescatar la dignidad de las mujeres, mediante un acercamiento y acompañamiento de la Iglesia local en comunión con las 56 demás Iglesias . 3.2 La situación socio – económica En nuestros días, después del factor cultural, el económico es el más influyente en la realidad, sobre todo en el contexto actual de mundialización. En este sentido, Aparecida, indica –en relación- a la globalización, que si bien ésta goza de un lado positivo como el acceso a nuevas tecnologías, mercados y finanzas; tiene por otra un lado negativo, como el riesgo de acrecentar los grandes monopolios y convertir el lucro como el valor supremo 57. Así el mercado absolutiza el lucro y convierte la globalización en promotora de desigualdades e injusticias58. 3.2.1 Afán por el dinero. 54 Cf. Ibíd., 48. CELAM. Seminario “Por la vida de nuestros pueblos”. Informe Ejecutivo. Bogotá 23 de noviembre de 2006. 56 Ibi, p.2ss 57 Cf. DA. n 60. 58 Cf. Ibíd ., n. 61 55 - 24El Documento de Aparecida inicia el n. 62 señalando que la globalización está conducida por una tendencia que privilegia el lucro y sigue una dinámica de concentración de poder y de riquezas en manos de pocos59. No solamente de los recursos físicos y monetarios sino sobre todo los de la información. Esto conduce a la exclusión de quienes no están suficientemente capacitados e informados, aumenta las desigualdades y mantiene en la pobreza a multitud de personas. 3.2.2 Efectos de la globalización Desde el punto social, la globalización concentra el poder y la riqueza en manos de unos pocos, incluso el conocimiento y las nuevas tecnologías, produciendo el fenómeno grave de la exclusión60 y, así aumentan las desigualdades y la pobreza de las multitudes61. Una globalización sin solidaridad afecta a los sectores más pobres, generando nuevos rostros de la pobreza en nuestro Continente62, tales como: comunidades indígenas y afroamericanas tratadas indignamente y en desigualdad de condiciones; mujeres excluidas por razones de sexo, raza o situación económica; jóvenes con educación y baja calidad, sin posibilidades de ingresar al mercado laboral. 3.2.2. Marginación y pobreza La población económicamente activa de la región está afectada por el subempleo (42%)63 y el desempleo (9%)64 y casi la mitad está empleada en trabajo informal. El trabajo formal se realiza en situaciones de injusticia: salarios bajos, y desprotección en el campo de la seguridad social que no permite una vida digna65. Los campesinos, en su mayoría, sufren a causa de la pobreza por no tener acceso a tierra propia mientras existen grandes latifundios. Esto orilla a la migración y a la itinerancia dentro o fuera de sus propios países. 59 Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina. Boletín N. 8 del 19 octubre 2008. Pág, 1al 6. Revista, LUNA AZUL, Universidad de Caldas. N.14 61 Cf. DA 62 62 MAX-NEEF, Manfred A. Desarrollo a escala humana una opción para el futuro. CEPAUR, Santiago de Chile. 2000. 63 ORTIZ Lozada, Leonidas Pbro. Observatorio Pastoral del CELAM. ¿Sigue vigente Puebla? Bogotá, 2009. 64 Ibíd., p. 12 65 Ibíd., p.24. 60 - 25- 3.3 La dimensión socio - política 3.3.1 Democracia y populismo En el plano político, el Documento de Aparecida señala que en la región si bien se ha producido “cierto progreso democrático”, se verifica por otro lado el fenómeno neopopulista 66 . Tal fenómeno, político, obedece en cierta medida, a que las instituciones democráticas, han sido permeadas por un populismo, que animado por intereses particulares y de un mesianismo, limitó a largo plazo, la participación ciudadana en asuntos de gobernabilidad.67 Véase como ejemplo, la situación política en el caso del Perú y Ecuador, que se tornó inestable a causa de la caída de los gobiernos populistas68. 3.3.2. El flagelo de la corrupción. Por otro lado, a causa de la inestabilidad política y de la fragilidad de la institucionalidad, la corrupción y la violencia, según lo indica la Conferencia Episcopal de Obispos del Perú en la reunión ordinaria de marzo de 1999, se ha incrementado de sobremanera en la sociedad peruana y por ende en la latinoamericana. Hasta tal punto que el Estado, imbuido en su ineficacia burocrática, se muestra impotente al momento de hacer frente a la ola de corrupción69. Sobre esta cuestión, el Documento lanza una mirada más institucional al mencionar la corrupción que se halla en los diferentes niveles del Estado y en el conjunto de la sociedad. Este fenómeno genera un descreimiento en las instituciones públicas y mayor desconfianza hacia la acción del Estado, especialmente entre los sectores más jóvenes70. 3.3.3 El narcotráfico. La cuestión del narcotráfico y del narco negocio se halla presente varias veces en esta sección del Documento que analizamos. Se halla ligado a la corrupción 66 Cf. DA 74 Cf. Ibíd., 75 68 IANNI, Octavio. La Formación del Estado Populista en América Latina. Mexico: Ediciones ERA, 1984. 69 CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA. Memoria de la VI Semana Social del Perú, Lima. 1999. 70 Cf. DA 77 67 - 26presente en el sector de la economía y las finanzas, es una de las causas del crecimiento de la violencia social71 y de la persistencia de la lucha armada que se registra en algunas regiones de nuestro continente con todas las consecuencias que se derivan de ella72: muertes violentes, violaciones a los derechos humanos73 etc. 3.3.4 Integración regional Finalmente en este apartado sobre la dimensión política se hace mención al proceso de integración regional. Lo que se propugna es que esta integración no sea sólo comercial sino que abarque las múltiples dimensiones de la vida de nuestros países. En ese sentido se destaca el aporte que realizan el origen común de nuestros países, la cultura, la lengua y la religión74. La integración regional es el factor que permite enfrentar creativamente los desafíos que propone la globalización a nuestros países. América Latina es la “casa común”, la “gran patria de hermanos”, una unidad que se enriquece con “muchas diversidades locales, nacionales y culturales”75. Pero actualmente es, todavía, una “unidad desgarrada” por profundas dominaciones y con profundas brechas producto de desigualdades y marginaciones76. De todos modos el Documento no deja de reconocer los significativos avances registrados en los últimos años en términos de integración política y comercial77. 3.4 La dimensión ecológica El Documento de Aparecida dedica varios párrafos a la cuestión del medio ambiente en América Latina y el Caribe, particularmente del nn. 83 al 87 y del nn 470 al 475. Así denuncia la agresión y depredación que está sufriendo la biodiversidad en la región y el tratamiento mercantil que se está haciendo de sus reservas de agua. Pone como ejemplo lo que ocurre con la Amazonia 71 78 y Cf. Ibíd ., 78 CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA. Departamento de Comunicación Social CEC, 13 de agosto de 2009. 73 Cf. DA 81 74 Cf. Ibíd., 82 75 Cf. Ibíd., 525 76 UNASUR. Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas. Brasilia, 2008. 77 Observatorio Pastoral del CELAM. Neopopulismo y Democracia. Bogotá, 2009. 78 Cf. DA 84 72 - 27cita una frase del discurso del Papa79 a los jóvenes donde llama la atención sobre la “devastación ambiental de la Amazonia y las amenazas a la dignidad humana de sus pueblos”80. El documentos advierte que la explotación irracional de los recursos naturales de la Amazonia por parte de las corporaciones transnacionales esconde también la disputa por la internacionalización de la región y su ocupación por otros países81. También advierte sobre el grave peligro que se cierne sobre los hielos polares, en particular el proceso de deshielo en el Artico y los efectos perniciosos del calentamiento global82. Esta explotación está vinculado al actual modelo económico “que privilegia el desmedido afán por la riqueza, por encima de la vida de las personas y de los pueblos y del respecto racional de la naturaleza”83. Así se denuncia la deforestación depredatoria de los bosques, los efectos perniciosos de una industrialización salvaje y de las industrias extractivas 84. 3.5 Situación de la Iglesia latinoamericana y del caribe La celebración de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano es ocasión propicia para tratar cuestiones concernientes a la situación de la Iglesia en América Latina. Como paso previo, antes del desarrollo de este apartado, es oportuno traer a colación, los aportes de Monseñor Oscar Romero, a propósito de la Iglesia en relación con el mundo: “Evidentemente, la Iglesia ha cambiado. Es evidente que, en los últimos años, la Iglesia tiene una nueva visión del mundo y de su relación con ese mundo. Quien no capte o acepte esta nueva perspectiva se incapacita para comprender a la Iglesia. Mantenerse por ignorancia, o por intereses egoístas, anclado en un tradicionalismo sin evolución es perderse hasta la idea de la verdadera tradición cristiana. Porque la tradición que Cristo confió a su Iglesia no es como un museo de recuerdos para conservar; viene 79 Discurso del Papa a los jóvenes en el estadio de Pacaembu. Sao Paulo, mayo 2007. Cf. DA 85 81 CELAM. Simposio: “Espiritualidad cristiana de la ecología, ambientes, economías y pueblos”. Buenos Aires, 2010 82 Cf. DA 87 83 Cf. Ibíd., 473 84 CELAM. Informe del Departamento de Justicia y Solidaridad Social, Buenos Aires, Agosto de 2010. 80 - 28sí del pasado y se debe amar y conservar con fidelidad, pero mirando siempre hacia el futuro. Es una tradición que hace a la iglesia novedosa, actual y eficaz en cada época de la historia, es una tradición que alienta su esperanza y su fe para seguir pregonando, para invitar a todos los hombres, hacia “los cielos nuevos y la tierra nueva”, que Dios ha prometido”85. De la mano de la esperanza, se considerar que el caminar de la Iglesia con sus luces y sombras. 3.5.1 La realidad de los últimos años. La realidad por la que atraviesa la vida eclesial, según Aparecida, en este tiempo que deviene desde los finales de los años 90s y principios de este milenio constituye, según Benedicto XVI, un “tiempo de Dios”, un verdadero “kairos”86, del gran cambio vivido por la humanidad, que muchos han definido como un “cambio de época”. Asimismo, en este tiempo, como lo indican los Obispos participantes de la V conferencia, se han escuchado los gritos de los pueblos; pero también, junto con ello, la gracia de interpretar sus señales en los signos de los tiempos a fin de responder a las llamadas de conversión y al compromiso en la construcción de un tiempo nuevo, que ayude a ser realidad el sueño de otro mundo es posible87. Como en todo tiempo, encontramos algunas sombras y luces que nos cuestionan y nos retan para seguir en este caminar cada vez más complejo de América Latina. 3.5. 2 Algunas sombras. i. A partir de los últimos años del siglo pasado en muchos países se constata aquellas repercusiones de la situación creada por los gobiernos militares dictatoriales inspirados en la ley de la seguridad nacional88. 85 ROMERO, Oscar. Mons. La Iglesia, Cuerpo de Cristo en la Historia, segunda carta pastoral. San Salvador, 1977. 86 BENEDICTO XVI. Discurso Inaugural en la V Conferencia de Aparecida. Aparecida, 2007. n. 1. 87 Cf. D.A 380 – 384. 88 CODINA, Victor. La Eclesiología desde América Latina. Verbo Divino. Navarra. 2002 - 29ii. A las dictaduras militares se siguieron democracias frágiles y casi siempre ineficientes. Gobiernos que se dejaron y se dejan dictar las leyes y reglas desde afuera, con las cuales deben regir nuestros pueblos89. iii. Ingresa totalmente el modelo neo-liberal o de ajuste estructural en el que van entrando todos los países del continente. Y en línea con ello, sobresale la tendencia al mercado libre y total, la privatización de las empresas estatales, de la globalización creciente, de la hegemonía absoluta del mercado. Es el tiempo de la globalización del comercio, de los medios de comunicación, en la economía mundial. Hay un mayor deterioro en el sector social y sigue aumentando la pobreza. Va tomando cuerpo la hegemonía del poder del capital internacional, sobre todo a raíz de la reunión de las Naciones Unidas en Copenhague en l996. Hay una falta de equidad en la distribución de los bienes y comienza a sentirse la conciencia del malestar generalizada90. iv. Falta una evangelización más profunda, no se han valorado suficientemente las expresiones de religiosidad popular, existe confusión ante las múltiples ofertas espiritualistas y lo más grave es que muchos sacerdotes no ofrecen un acompañamiento personal ni una formación pastoral en su parroquia91. v. Por otro lado, el documento de Aparecida manifiesta su preocupación en relación al avance de las sectas y nuevos movimientos religiosos. Se estima que en los últimos diez años descendió fuertemente el número de católicos en muchos países. Ha crecido mucho el número de jóvenes indiferentes, sin ninguna creencia92. Dentro de la iglesia diversos movimientos poco han contribuido a la evangelización liberadora en el Continente. En ellos se está abusando de los métodos fundamentalistas y del uso del sentimentalismo y de la emoción para atraer a las gentes, 89 CELAM. Neopopulismo y Democracia. En: Observatorio Celam. Bogotá, 2007. p.11. Ibid, p. 18. 91 Cf. DA. 172- 174 92 Cf. Ibíd., 100 c. 90 - 30aunque siempre hay algunos en que se ha logrado una conciencia social93. vi. Pero sobre todo se han criticado internamente todos los cambios y presionado para una vuelta de ruta. El conservadurismo ha vuelto para quedarse, ocultando las relaciones entre la fe cristiana94. vii. Esa situación también está unida a la falta de formación en los seminarios y muchas veces en la formación de la misma vida religiosa, especialmente la masculina. Jóvenes que llegan de los campos son acogidos en lugares o casas fuera de su realidad y se les consiente con una vida fácil y poco comprometida95. 3.5.2 Luces. i. La Iglesia, según Aparecida, se reconoce “como comunidad de pobres pecadores, mendicantes de la misericordia de Dios”. Desde su pobreza quiere anunciar el evangelio como “buena noticia” frente a los desafíos socio-culturales que son la pobreza y la exclusión social persistentes e incluso acentuadas; la violencia que se extiende por todas partes; las numerosas emigraciones del pueblo latinoamericano hacia los países ricos del hemisferio norte, los efectos económicos y culturales de la globalización, los cambios religiosos, las migraciones de los fieles de la Iglesia hacia otras Iglesias y grupos cristianos, la comercialización de lo sagrado según una cierta concepción de "mercado religioso", los nuevos problemas éticos96. ii. En lo que se refiere a la acción pastoral en las zonas urbanas, el documento expresa que éstas se constituyen como lugares de misión, en la que urge la profundización de la fe y el cultivo de un renovado sentido de pertenencia de los católicos a la Iglesia en un entorno cultural 93 Cf. Ibíd., 100 g. CODINA, Victor. La Eclesiología desde América Latina. Verbo Divino. Navarra. 2002 95 Cf. DA 100 e. 96 Cf. Ibíd., 98. 94 - 31caracterizado por la movilidad, la precariedad, y la inestabilidad de las relaciones y los compromisos humanos97. iii. Por otro lado, el documento de Aparecida, manifiesta que el anuncio de la Iglesia en América latina, tiene de suyo, un anuncio evangélico a favor la cultura latinoamericana, esto es: la vida de los pueblos según los diseños de Dios y de su Reino98. iv. En lo que se refiere a la formación del hombre latinoamericano, Aparecida expresa que ésta, se alimenta con el aporte de la acción evangelizadora, que va desde la catequesis y la formación mística, hasta el testimonio positivo de la presencia y de la acción de la Iglesia en la vida de las personas y de la sociedad99. Al contemplar la iglesia en Latinoamérica y el Caribe, desde la mirada de fe, como lo indica Benedicto XVI en el discurso inaugural, se evidencia que el caminar de la Iglesia va por sendas de la esperanza. Esto se confirma, precisamente cuando se contempla al continente como lugar teológico, desde el cual se avizora los desafíos del mañana100.Ya como última anotación, sobre este apartado, los obispos expresan que no se puede prescindir de la riqueza y tradición de la iglesia de América Latina, que ha sido cultivada desde 1492 en adelante. Por ello manifiestan que es necesario dejar oír la voz de la Iglesia, en la preparación de la V Conferencia101. Con éste último abordaje en torno a la lectura de la realidad de la Iglesia en el contexto latinoamericano y del Caribe, lo que se propuso en líneas generales, fue presentar la situación eclesial, en sus distintas dimensiones. Ahora bien, el siguiente capítulo, versará una aproximación en torno a la dinámica del profetismo, en la sagrada Escritura hasta llegar a la V conferencia episcopal. La metodología, al igual que el anterior estudio, se centrará en la descripción de éstas líneas generales y a la vez, tratará de dilucidar la significación de éstas. 97 Ibíd. Cf. DA .99. 99 BENEDICTO XVI. Discurso Inaugural en la V Conferencia de Aparecida. Aparecida, 2007. 100 Cf. MENSAJE FINAL DEL DOCUMENTO DE APARECIDA. n. 3ss. 101 Ibíd., 5. 98 - 324. LÍNEAS GENERALES DEL PROFETISMO EN LA SAGRADA ESCRITURA Y EL MAGISTERIO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE. Ahora bien, en la Sagrada Escritura, el conjunto y la clasificación de los libros proféticos no son los mismos para los cristianos que para los hebreos. La Biblia Hebrea, llamada TaNaK, es un reflejo de la triple división que llama proféticos sólo a un conjunto determinado de libros102. Es conocido por todos que las siglas de la palabra TaNaK corresponde a la triple división de la biblia hebrea: T, significa Torah, esto es, la Ley; la N corresponde a los Nebiím, es decir, a los Profetas y la K son los Ketubim, es decir, los Escritos. Los libros proféticos de la Biblia hebrea son los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce (profetas menores): Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías 103. El canon veterotestamentario es el representado por la traducción griega de la biblia hebrea, conocida como la versión de los LXX, donde se realizan algunos cambios en el orden dentro de los Doce y los ubica delante de Isaías. Por otro lado, después de Jeremías introduce a Baruc, Lamentaciones y la Carta de Jeremías104. Estos añadidos se comprenden en tanto que Baruc fue secretario de Jeremías por lo que las Lamentaciones, las atribuyen los LXX a este gran profeta. Por ello ambas obras fueron situadas después de su libro pero en realidad, el libro de Baruc no lo escribió el discípulo de Jeremías, y las Lamentaciones no son suyas, pero estos detalles no se conocían en aquellos tiempos105. Al estudiar estos libros proféticos, inmediatamente pensamos y hacemos referencia a los personajes principales que en ellos actúan: los profetas. Y cuando nos preguntamos qué es un profeta encontramos una gran dificultad en 102 SICRE, José Luis. Introducción al Antiguo Testamento. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1997. Pag. 203. 103 _____. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra: 2008. Pp. 188-189. 104 El capítulo 6 de Baruc en muchas ediciones actuales. 105 _____. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra: 2008. Pp. 188-189. - 33la Sagrada Escritura porque en ella no hay definiciones de lo que es un profeta. En el texto sagrado no existen definiciones sino textos concretos en los que se pueden ver y descubrir facetas de esa compleja función que es la profecía. El primer texto que hay que leer como la mejor síntesis de lo que es un profeta y cuya influencia es notoria en el Nuevo Testamento es Dt 18, 9-22. Esta sección se cita expresamente en Hch 3,22-23; 7,37; y se alude a ella en Mt 5,48; 17,5; Mc 9,7; Lc 24,27; Jn 1,21.45; 5,46; 6,14, 7,40 106. También se puede leer a José Luis Sicre en su libro “El Profetismo en Israel”107. 4.1. ¿Qué es un profeta? En el Vocabulario de Teología Bíblica108, por ejemplo, cuando explica el vocablo profeta se encuentran los siguientes significados: Poseedor del don de profecía, un adivino de acontecimientos futuros, o también un hombre que habla en nombre y por inspiración de Dios. Estos significados no nos dan una idea muy aproximada de lo que realmente es un profeta bíblico pues el profeta no es en principio, como todavía hoy se emplea la palabra en sentido popular como el hombre que vaticina algo antes de que suceda, aunque también comporta esta acepción109. Por eso, se debe acudir a la etimología “prophetes”. Se trata de una griega compuesta de la preposición “pro” y del verbo “phemi”. “Pro-”, es una preposición sustitutiva que significa: en lugar, por, a cambio de, ante…, y “phemi”, significa: decir. Por tanto, la palabra no significa predecir, sino “hablar en nombre de, ante…”, “proclamar”, incluso “pro-vocar”. Etimológicamente, el profeta sería el personaje que habla en lugar de otro y en la biblia esto se percibe en muchos lugares: Ex 4,10-16, Ex 6,28-7, 1-2, entre otros110. 106 GONZÁLEZ BLANCO, Rafael. Los Profetas, traductores de Dios. Editorial San Esteban. Salamanca: 2004. Pp. 25-27. 107 SICRE, José Luis. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra: 2008. Pp.25-361. 108 109 LÉÓN-DUFOUR, X. Vocabulario de Teología Bíblica. Editorial Herder. Barcelona: 1972. Pp. 722-730. MERTENS, Heinrich A.. Manual de la Biblia: Aspectos literarios, históricos y culturales. Editorial Herder. Barcelona: 1989. Pp. 703-705. 110 Ibid., - 34- Sin embargo, esta palabra, al ser griega, no aparece en el texto hebreo, y podemos preguntarnos: ¿cómo se dirá profeta en el texto semita? La respuesta la encontramos en la versión de los LXX donde el vocablo “profeta” traduce los siguientes términos hebreos: ‘is ‘elohim (hombre de Dios), ro’eh (vidente), hozeh (visionario), nabí (profeta). De todas estas palabras la más antigua parece ser la primera, y la más usada la última; y en esta encontraremos nuestro interés111. El término hebreo nabí (profeta) se le ha identificado como una palabra típica de la escuela deuteronomista. Con esta palabra se hace referencia, entre otros personajes, a Abraham (Gn 20,7), Miriam (Ex 15,20), Moisés (Dt 18,15; 34,10), pero no es una palabra exclusiva para describir una institución de Israel, también se emplea para nombrar a los servidores del dios Baal, que reciben el mismo calificativo112. Además, si se refiere a personas del reino del Norte (Israel), se destaca del nabí su vinculación con la monarquía; por el contrario, en el reino del Sur (Judá), el nabí está relacionado en la mayoría de las ocasiones con el Templo y el sacerdocio. No es extraño encontrar el vocablo profeta en femenino nebi’ah, señalando que se trata del profetismo de una institución peculiar donde caben también las mujeres113. 4.2. El Profetismo en la Sagrada Escritura Una de las cosas que tienen en común Moisés, Josué, Gedeón, Débora, Samuel, Saúl, Elías, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Jonás, Malaquías, entre otros, es que fueron profetas ¿Qué tienen en común ellos, aparte del título de profeta? ¿A qué figuras de Occidente pueden compararse? Los profetas literarios desde Amós a Malaquías, critican males sociales y morales encontrados en Israel, también críticas sobre problemas sociales y morales de otras naciones y estos se encuentran en escritos cristianos, clásicos y seculares contemporáneos. Aunque esta comparación no es exacta, porque 111 SICRE, José Luis. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra: 2008. Pp.93-97. 112 DICCIONARIO TEOLÓGICO ENCICLOPÉDICO. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1999. PP. 802803. 113 SICRE, José Luis. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra: 2008. Pp.25-95. - 35para el entendimiento judío, el término profeta es más amplio que esta comparación. El profeta puede ser un legislador (Moisés), o un juez (Débora, Samuel), o un líder militar (Josué, Gedeón)114. En el tiempo de los jueces Dios levanta a hombres y mujeres como Sansón o Débora, quienes eran los líderes civiles y profetas a la misma vez. Al establecerse la monarquía, el rol de profeta y líder civil se separan, ahora hay profetas y reyes: dos roles o funciones distintos y desempeñados por diferentes personas. David es reprendido por sus pecados por el profeta Natán, y Samuel lo hizo a Saúl; pero nadie reprendió a Samuel, o a Moisés o a Josué. Una vez que la monarquía fue establecida en Israel, los profetas fueron levantados no para ejercer el poder, sino para desafiar o denunciar a los poderosos por sus injusticias o apostasía115. Salomón pidió sabiduría a Dios y no poderes proféticos. La sabiduría es prudente, política, mundana y humana; la profecía es radical, impolítica, utópica y divina. Los reyes son aconsejados por hombres sabios, y reprendidos o denunciados por los profetas. La sabiduría está en casa, en la corte real; la profecía está en el desierto, y luego en la calle y puertas de la ciudad, y los patios del Templo. El judaísmo rabínico afirma ser la unión del sabio y profeta. El origen divino de la profecía la hace peligrosa. El profeta no hereda su rol o posición o función, ni es nombrado por el rey u ordenado por los rabinos; él es llamado por Dios, no hay mediación oficial o control. Los profetas a menudo informan sobre su llamado y describen las circunstancias, porque esta es la fuente crucial de su autoridad. Algunos de ellos, describen su renuencia al llamado de Dios para ejercer este rol. Una vez que obedece la voz de Dios para el ministerio profético, se convierte en una fuerza en la nación más allá del control humano; por lo tanto, es una amenaza contra cada una de las clases dirigentes: los sacerdotes y reyes de Israel y Judea; y también al faraón de 114 COMENTARIO BÍBLICO INTERNACIONAL. Comentario católico y ecuménico para el siglo XXI. Editorial Verbo Divino. Navarra 2005. Pp. 867-871. 115 SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro. Córdoba: 1989, págs. 53 – 77. - 36Egipto y los dirigentes de Nínive. Los profetas encontrarán pocos amigos entre los poderosos, y la mayor parte del tiempo entre el pueblo. Algunos de ellos fueron amenazados, apresados y hasta asesinados por ejercer su ministerio profético116. Los profetas fueron auténticos forjadores de esperanzas, que abrieron la historia y los horizontes de su pueblo hacia un futuro de salvación y plenitud. Basados en las grandes verdades y experiencias del éxodo, de la alianza, de la elección de Jerusalén como ciudad santa y de la elección de la casa de David como dinastía eterna, los profetas anuncian y esperan un nuevo éxodo, una nueva alianza, una nueva Jerusalén, y un nuevo David que instaure sobre la tierra el reino de Dios (mesianismo). Estas, junto con las promesas de un nuevo pueblo e incluso de una nueva creación, son “las esperanzas que constituyen los grandes ejes de la utopía o escatología profética”117. Son muchas las ocasiones en que los profetas denuncian las prácticas culturales en sus más diversas formas (fiestas, peregrinaciones, ofrendas, sacrificios, rezos), porque se han convertido en un tranquilizante de las conciencias, al mismo tiempo que introducen una falsa idea de Dios: “Las mismas personas que oprimen a los pobres o contemplan indiferentes los sufrimientos del pueblo tienen la desfachatez de ser las primeras en acudir a los templos y santuarios pensando que el Señor se complace más en los actos de culto que en la práctica de la justicia y de la misericordia”118. La historia del profetismo parece ser la de un fracaso. Durante más de tres siglos, los profetas lucharán con todas sus fuerzas para orientar la política interior y exterior de los reinos de Samaría y de Judá en el sentido de la elección de Israel... “Al anunciar el fin de la antigua alianza, los últimos grandes profetas abrieron la esperanza de una alianza nueva, inscrita en el corazón de 116 SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro. Córdoba: 1989, págs. 53 – 77. 117 La Biblia. Comentario Libros Proféticos. Editorial La Casa de la Biblia. Madrid: 1992, p.703. 118 J.L.Sicre, Profetismo en Israel. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1992, p.413. - 37los fieles. Después de este mensaje esencial, el profetismo no tendrá ya nada que decir, podrá desaparecer del escenario”119. El sacerdote estaba para juzgar, interpretar y enseñar la ley de Moisés; para ofrecer sacrificios y ofrendas a Dios, por diferentes motivos. El rey estaba para gobernar políticamente al pueblo; para ser la cabeza del ejército en caso de guerra. El sacerdocio fue establecido por Dios y El escogió a la familia de Aarón; el rey fue establecido por petición del pueblo y permitido por Dios, y El escogió al rey y aún después a la dinastía davídica. El profeta no vino por petición del pueblo, él era llamado por Dios, y no era una posición o función hereditaria120. El profeta estaba para hablar lo que Dios le dijo, y Dios no se contradice, El no puede decir algo y después contradecirse. Sin embargo, somos de los que creemos que la verdad de Dios es gradual: Dios nunca le dijo a Moisés toda la verdad o realidad de las cosas, sino que “pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”121. Algunos textos bíblicos del Antiguo Testamento nos ilustran sobre el profetismo en la Sagrada Escritura: Isaías 2,2-5; 45, 6-8.18.21-26; 1,11-17; Jeremías 1,4-10; Números 11,27-29; Joel 3,1-2; Ezequiel 37,1-14. Tres instituciones se han dado en el pueblo de Dios, primero en tiempos de la Antigua Alianza y luego en la Nueva: profetismo, sacerdocio y realeza. El profetismo en la historia de Israel está unido a la ley, es más, todo profeta verdadero remite al cumplimiento de la ley, que con Moisés llega a su cumbre, como anuncio y figura de la nueva ley que es Cristo, quien con el amor a Dios y al prójimo, lleva a plenitud la nueva ley. El profetismo del Antiguo Testamento se expresa “como la ley y los profetas” y por esto aparecen como realidades complementarias. El profetismo de la Biblia, el del pueblo de Israel, tiene las siguientes características: 119 120 E. Beaucamp, Los profetas de Israel. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1988, p.22. SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro. Córdoba: 1989, págs. 99 – 112. 121 Cf. Juan 1,17 - 38- 1.- Los profetas y su carisma están íntimamente vinculados a la acción del Espíritu Santo; 2.- El carisma profético es para el servicio del pueblo de Dios a través de la palabra revelada que Dios trasmite y con la cual expresa su voluntad de salvación; 3.- Dios avala a sus profetas con “signos” que hacen ver la verdad de lo que proclaman en nombre de Dios que envía y 4.- Los profetas muestran, siendo fieles a Dios hasta la muerte, una audacia y fortaleza (parresía) inquebrantables en medio de peligros, rechazos, injurias y persecuciones. El profetismo nunca ha sido fácil. El profetismo antiguo tiene su realización plena en Cristo y su obra, como revelación del plan divino de redención y salvación para todos los hombres sin distinción de lenguas, razas, pueblos, culturas e intereses terrenos122. Dios habla para todos en la libertad de que los hombres acepten o no su llamado a la salvación. Cristo es el gran profeta por razón de su divinidad como Hijo de Dios, quien conoce y trasmite todo lo que ha conocido y lo que su Padre le ha compartido de verdad, en la unidad del ser divino, desde siempre y para siempre123. Como hombre le es dado conocer la revelación divina que luego trasmite con los hechos milagrosos que avalan la verdad, con sus palabras y gestos, que lo llevan a ser fiel a su Padre con la asistencia del Espíritu Santo hasta la muerte y muerte de Cruz. Con su gloriosa resurrección sella para siempre la verdad de su profetismo124. 122 Cf. FRADES, Eduardo, CMF. Características del Profetismo Bíblico, pág. 65. SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro. Córdoba: 1989, págs. 113 – 128. 124 Ibíd., 79 - 97. 123 - 394.3. El Profetismo en el Magisterio Latinoamericano anterior a la V conferencia del Episcopado y del Caribe Es importante resaltar el valor de esta función cristiana y la importancia que le han dado también las otras Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano como son: Río, Medellín, Puebla y Santo Domingo. Sin embargo, es importante aclarar que los cuatro documentos manifiestan la realidad en la que han surgido. Es decir, en ellos se constata el talante claramente latinoamericano. Éste es un enorme valor, ya que evidencia un esfuerzo por responder al Plan de Dios desde una realidad concreta, con la mirada atenta a los signos de los tiempos y con los pies puestos en la tierra latinoamericana125. En ellos se perciben señales de madurez de la Iglesia en América Latina, así como expresiones de originalidad en el marco de la comunión eclesial. Los Papas, los Obispos, Presbíteros y Diáconos son consagrados por el Sacramento del Orden para ser profetas del pueblo de Cristo que Él les ha confiado. Deben trasmitir, fielmente la verdad revelada a través de la Biblia, el Magisterio y la Tradición de la Iglesia, depositaria y trasmisora del profetismo de Cristo. Todos bautizados y confirmados y los consagrados de manera especial por sus votos y vida comunitaria y los Ministros: Papas, Obispos y Sacerdotes, están llamados a vivir y desarrollar los carismas proféticos a favor del pueblo de Dios y para el mundo a salvar con la misión universal que Dios Uno y Trino nos ha confiado. En la Constitución Dei Verbum, Dios escoge un pueblo a quien confía sus promesas y se revela a ellos también a través de los profetas, a través de los cuales se revela como el único Dios verdadero: “Deseando Dios con su gran amor preparar la salvación de toda la humanidad, escogió a un pueblo en particular a quien confiar sus promesas. Hizo primero una alianza con Abrahán; después, por medio de Moisés, la hizo con el pueblo de Israel, y así se fue revelando a su pueblo, con obras y palabras, como único Dios vivo y verdadero. De este modo Israel fue experimentando la manera de obrar de 125 SOBRINO, Jon. Monseñor Romero. UCA Editores. San Salvador, el Salvador, C.A.: 1980, pág. 109 – 115. - 40Dios con los hombres, la fue comprendiendo cada vez mejor al hablar Dios por medio de los profetas, y fue difundiendo este conocimiento entre las naciones”126. Los consagrados, hombres y mujeres de vida activa y contemplativa, con sus diferentes carismas complementarios para la vida de santidad del pueblo de Dios, son testigos y transmisores de la verdad evangélica. El profetismo del Pueblo de Dios en la Constitución Lumen Gentium se encuentra principalmente en el testimonio de fe y caridad de sus miembros: “El Pueblo santo de Dios participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad y ofreciendo a Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios que confiesan su nombre”127. Los bautizados y confirmados, miembros todos del pueblo profético y sacerdotal de Cristo, son profetas y testigos de la verdad revelada, en la misma Iglesia de la cual forman parte, en el mundo y en las tareas y responsabilidades de la vida seglar. Asimismo, en Jesucristo, los laicos se constituyen testigos proféticos en la vida diaria, familiar y social: “Cristo, el gran Profeta, que proclamó el reino del Padre con el testimonio de la vida y con el poder de la palabra, cumple su misión profética hasta la plena manifestación de la gloria, no sólo a través de la jerarquía, que enseña en su nombre y con su poder, sino también por medio de los laicos, a quienes, consiguientemente, constituye en testigos y les dota del sentido de la fe y de la gracia de la palabra para que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria, familiar y social”128. Los laicos expresan con fuerza su testimonio profético cuando evangelizan en las condiciones comunes del mundo con su vida y sus palabras profesan y expresan su fe en Jesucristo: “Los laicos quedan constituidos en poderosos pregoneros de la fe en las cosas que esperamos cuando, sin vacilación, unen a la vida según la fe la profesión de esa fe. Tal evangelización, es decir, el anuncio de Cristo pregonado por el testimonio de la vida y por la palabra, 126 Dei Verbum 14 Lumen Gentium 12. 128 Ibíd., 35. 127 - 41adquiere una característica específica y una eficacia singular por el hecho de que se lleva a cabo en las condiciones comunes del mundo”129. Los fieles laicos son como lo dice la Lumen Gentium: “los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo”130. Por lo que todos estamos llamados a cumplir con esta misión dentro del mundo en el que nos encontramos. 4.4 El Profetismo en Aparecida En el anterior capítulo se hizo un breve recorrido en torno al profetismo en las conferencias episcopales latinoamericanas anteriores a Aparecida. En ellos, en términos generales, se puede apreciar que la Iglesia, en cuanto comunidad de fe y sacramento de Cristo, aparece como testigo cualificado de la fe apostólica y como continuadora de los testigos de la fe131. Ahora bien, la dimensión profética en el Documento de Aparecida tiene como punto de partida en el anuncio del mensaje cristiano, por medio de la proclamación de la Palabra de Dios y su enseñanza, así como la denuncia evangélica de todas aquellas estructuras y situaciones que impiden en nuestra sociedad y en nuestros corazones la construcción del Reino de Dios. A imitación de Jesús, la Palabra de Dios hecha carne, la Iglesia latinoamericana participa del ministerio profético, característica del inicio de su vida pública: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad...” 132. Y al ser Jesús el contenido central de la tarea profética, la Iglesia asume que no se predica a sí misma, sino a Él que es la Buena Nueva de Dios, para el hombre de todo tiempo. 129 130 131 132 Cf LG 35. Cf. Ibíd., 31. Heb 11,1 ss. Lc 4, 18 - 42- De esta manera, la comunidad de creyentes en Jesucristo, nosotros que conformamos la Iglesia Latinoamericana y del Caribe, contamos con un importante instrumento para seguir profundizando en los ejes fundamentales de nuestra fe: el documento final de Aparecida, fruto de la Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Así, todos estamos llamados a descubrir, en comunidad, qué significa ser discípulo misionero, discípula misionera de Jesús para el mundo, hoy. En nuestros tiempos actuales, la comunidad eclesial se enfrenta a un gran desafío: renovar nuestra opción por seguir a Jesús. Esto se expresa esencialmente en la comunicación expresa desde los diversos campos de la vida concreta. Así, en el campo de las comunicaciones, los cristianos-comunicadores sociales, asumen su condición de discípulos-misioneros desde una vocación concreta: la orientación teológica de la evangelización desde la comunicación. “En la evangelización, en la catequesis y, en general, en la pastoral, persisten también lenguajes poco significativos para la cultura actual y en particular, para los jóvenes. Muchas veces los lenguajes utilizados parecieran no tener en cuenta la mutación de los códigos existencialmente relevantes en las sociedades inoculadas por la postmodernidad, y marcadas por un amplio pluralismo social y cultural. Los cambios culturales dificultan la transmisión de la Fe por parte de la familia y de la sociedad. Frente a ello, no se ve una presencia importante de la Iglesia en la generación de cultura, de modo especial en el mundo universitario y en los medios de comunicación social”133. Las palabras de Pablo siguen vigentes y en este contexto y pueden iluminar su tarea evangelizadora: “Así sucede con los instrumentos inanimados, tales como la flauta o la cítara. Si no dan distintamente los sonidos, ¿cómo se conocerá lo que toca la flauta o la cítara? Y si la trompeta no da sino un sonido confuso, ¿quién preparará para la batalla? Así también ustedes: si al hablar no pronuncian palabras inteligibles, ¿cómo se entenderá lo que dicen? Es como si hablaran al viento. Hay en el mundo no sé cuántas variedades de lenguas, y nada hay sin lenguaje. Más si yo 133 Cf. DA 100, d. - 43desconozco el valor del lenguaje seré un bárbaro para el que me habla; y el que me habla, un bárbaro para mí. Así pues, ya que aspiran a los dones espirituales, procuren abundar en ellos para la edificación de la asamblea”134. En palabras de Aparecida, “es necesario comunicar los valores evangélicos de manera positiva y propositiva. Son muchos los que se dicen descontentos, no tanto con el contenido de la doctrina de la Iglesia, sino con la forma como ésta es presentada. Para eso, en la elaboración de nuestros Planes Pastorales queremos... Optimizar el uso de los medios de comunicación católicos, haciéndolos más actuantes y eficaces, sea para la comunicación de la fe, sea para el diálogo entre la Iglesia y la sociedad”135. Querer significa poner los medios apropiados para realizarlo. Como discípulosmisioneros están llamados a “reconocer los nuevos lenguajes, que pueden ayudar a una mayor humanización global”136. Ello implica un compromiso en la propia formación y acompañamiento en la formación de otros y otras: “Formar comunicadores profesionales competentes y comprometidos con los valores humano-cristianos en la transformación evangélica de la sociedad”137. El documento de Aparecida nos habla del profetismo como aquello inherente al cristiano desde el bautismo: “Todos los bautizados deben tomar conciencia de que han sido configurados con Cristo sacerdote, profeta y pastor, por el sacerdocio común del pueblo de Dios”138. El profetismo es principalmente para los cristianos el anuncio venturoso de la buena Noticia de Jesucristo139. En cuanto a la vida consagrada el documento nos manifiesta que ser discípulos y misioneros implica apasionarse por Cristo y transmitir esa experiencia desde un profetismo radical que lleve incluso a dar la vida como lo hicieron tantos mártires y santos de la fe en nuestro continente: 134 Cf. 1 Cor 14, 7-12 Cf. DA n. 497, b. 136 Cf. Ibíd., 484 137 Cf. Ibíd., 486,g. 138 Benedicto XVI, Discurso inaugural de la V Conferencia de Aparecida 139 Cf. Marcos 16,20 135 - 44“En la actualidad de América Latina y El Caribe, la vida consagrada está llamada a ser una vida discipular, apasionada por Jesús camino al Padre misericordioso, por lo mismo, de carácter profundamente místico y comunitario. Está llamada a ser una vida misionera, apasionada por el anuncio de Jesús-verdad del Padre, por lo mismo, radicalmente profética, capaz de mostrar a la luz de Cristo las sombras del mundo actual y los senderos de vida nueva, para lo que se requiere un profetismo que aspire hasta la entrega de la vida, en continuidad con la tradición de santidad y martirio de tantas y tantos consagrados a lo largo de la historia del Continente”140. El profetismo del cristiano es el profetismo de la vida y de ninguna manera el de la muerte, pues el respeto a la vida como un don de Dios es inherente a todo cristiano. La conciencia que se debe de tener frente a esta realidad es de vital importancia en nuestros tiempos actuales pues esta se encuentra cada vez más atacada por intereses particulares de personas y grupos de poder. Sin embargo, se está empezando a tomar conciencia no sólo de la importancia del valor de la vida humana sino también del valor de la naturaleza que es fuente de vida y que está en peligro a causa del uso irracional que les ha estado dando el hombre: “En América Latina y El Caribe, se está tomando conciencia de la naturaleza como una herencia gratuita que recibimos para proteger, como espacio precioso de la convivencia humana y como responsabilidad cuidadosa del señorío del hombre para bien de todos […] Por eso, como profetas de la vida, queremos insistir que en las intervenciones sobre los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma humanidad. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta con aire contaminado”141. Dentro de la espiritualidad franciscana, encontramos aquella sensibilidad tan valiosa que nos legó el santo de Asís de ver en la fraternidad universal no sólo a los seres humanos sino también de incluir a toda forma de vida con la que compartimos nuestra existencia142, el cosmos universal creado por el Padre Dios, que será redimido también en Jesucristo, redentor nuestro. 140 141 142 Cf. DA. n. 220. Cf. Ibíd., 471. 55. SAN FRANCISCO DE ASÍS. Escritos y biografías. Documentos de la época. B.A.C., Madrid: 2006, pág. - 45Sin embargo, el compromiso no se da sólo en el ámbito profético, el documento de Aparecida también resalta el compromiso importante con la educación católica que requiere ser renovada profundamente rescatando su identidad misionera para que sea realmente una “opción profética” dentro de una “pastoral educativa participativa”: “La Escuela católica está llamada a una profunda renovación. Debemos rescatar la identidad católica de nuestros centros educativos por medio de un impulso misionero valiente y audaz, de modo que llegue a ser una opción profética plasmada en una pastoral de la educación participativa. Dichos proyectos deben promover la formación integral de la persona teniendo su fundamento en Cristo, con identidad eclesial y cultural, y con excelencia académica. Además, han de generar solidaridad y caridad con los más pobres. El acompañamiento de los procesos educativos, la participación en ellos de los padres de familia, y la formación de docentes, son tareas prioritarias de la pastoral educativa”143. Dentro del ámbito de la educación católica en las universidades, encontramos el compromiso profético como una muestra novedosa de lo que es y significa el cristianismo en la vida de nuestro continente, El pluralismo religioso y el ecumenismo en las universidades católicas son también signos proféticos en el ámbito universitario, por ello se debe cuidar que quienes impartan la enseñanza superior en las universidades católicas sean personas de adecuado perfil humano, cristiano y académico, acordes con las enseñanzas de la Iglesia Católica: “Las universidades católicas, por consiguiente, habrán de desarrollar con fidelidad su especificidad cristiana, ya que poseen responsabilidades evangélicas que instituciones de otro tipo no están obligadas a realizar. Entre ellas se encuentra, sobre todo, el diálogo fe y razón, fe y cultura, y la formación de profesores, alumnos y personal administrativo a través de la Doctrina Social y Moral de la Iglesia, para que sean capaces de compromiso solidario con la dignidad humana y solidario con la comunidad, y de mostrar proféticamente la novedad que representa el cristianismo en la vida de las sociedades latinoamericanas y caribeñas. Para ello, es indispensable que se cuide el perfil humano, académico y cristiano de quienes son los principales responsables de la investigación y docencia”144. 143 144 Cf. DA. n. 183. Cf. Ibíd., 342. - 46Otro aspecto importante que recalca el documento de Aparecida sobre el compromiso profético específico de nuestro continente está en relación con los migrantes, quienes son también el rostro de Jesucristo, que fue también migrante. Son ellos también a quienes se dirige una atención particular y permanente, pues, en su itinerancia, muchas veces forzada por las realidades difíciles de sus lugares de origen, deben de ser portadores del anuncio de la buena Noticia del Evangelio, ya que son también discípulos y misioneros de Jesucristo: “La Iglesia, como Madre, debe sentirse a sí misma como Iglesia sin fronteras, Iglesia familiar, atenta al fenómeno creciente de la movilidad humana en sus diversos sectores. Considera indispensable el desarrollo de una mentalidad y una espiritualidad al servicio pastoral de los hermanos en movilidad, estableciendo estructuras nacionales y diocesanas apropiadas, que faciliten el encuentro del extranjero con la Iglesia particular de acogida. Las Conferencias Episcopales y las Diócesis deben asumir proféticamente esta pastoral específica con la dinámica de unir criterios y acciones que ayuden a una permanente atención también a los migrantes, que deben llegar a ser también discípulos y misioneros”145. El documento de Aparecida es significativo también en cuanto que resalta no sólo el sentido del anuncio de la Buena Nueva de Cristo sino también el compromiso de denuncia que esto conlleva, pues es explícita en manifestar que se deben denunciar proféticamente los atropellos contra los migrantes, a causa muchas veces por políticas migratorias que atentan contra el derecho de las personas a desplazarse por diversos motivos y de ser marginados o discriminados a causa de su procedencia: “Entre las tareas de la Iglesia a favor de los migrantes, está indudablemente la denuncia profética de los atropellos que sufren frecuentemente, como también el esfuerzo por incidir, junto a los organismos de la sociedad civil, en los gobiernos de los países, para lograr una política migratoria que tenga en cuenta los derechos de las personas en movilidad. Debe tener presente también a los desplazados por causa de la violencia. En los países azotados por la violencia, se requiere la acción pastoral para acompañar a las víctimas y brindarles acogida y capacitarlos para que puedan vivir de su trabajo. Asimismo, deberá ahondar su esfuerzo pastoral y 145 Cf. Ibíd., 412. - 47teológico para promover una ciudadanía universal en la que no haya distinción de personas”146. Asimismo, el documento es enfático cuando se refiere a la dignidad y participación de la mujer que debe de ser, a ejemplo de María de Nazareth, recuperada en su dignidad en la sociedad: “La antropología cristiana resalta la igual dignidad entre varón y mujer, en razón de ser creados a imagen y semejanza de Dios. El misterio de la Trinidad nos invita a vivir una comunidad de iguales en la diferencia […] La figura de María, discípula por excelencia entre discípulos, es fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de su valor en la Iglesia. El canto del Magnificat muestra a María como mujer capaz de comprometerse con su realidad y de tener una voz profética ante ella”147. En cuanto a la cultura y su evangelización, Aparecida nos presenta el compromiso de denuncia frente a modelos antropológicos que van contra la naturaleza y la dignidad del hombre, relegándolo en cuanto que es imagen y semejanza con el Creador e Hijo por adopción en Jesucristo148. El anuncio profético implica asimismo coraje en nuestros tiempos actuales en que la cultura de la muerte acecha la cultura cristiana, sin embargo, el mensaje cristiano debe de ser profético en cuanto que no puede estar fuera de la cultura: “La fe cristiana nos muestra a Jesucristo como la verdad última del ser humano (GS 22), el modelo en el que el ser hombre se despliega en todo su esplendor ontológico y existencial. Anunciarlo integralmente en nuestros días exige coraje y espíritu profético. Contrarrestar la cultura de muerte con la cultura cristiana de la solidaridad es un imperativo que nos toca a todos y que fue un objetivo constante de la enseñanza social de la Iglesia.”149. Es importante subrayar que entre las conclusiones del documento de Aparecida se hace hincapié en lo relacionado a la presencia profética como aquella que debe de “levantar la voz” frente a todo aquello que se opone a la construcción del Reino de Dios: “La presencia profética que sepa levantar la voz en relación a cuestiones de valores y principios del Reino de Dios, aunque 146 Cf. Ibíd., 414. Cf. Ibíd., 451. 148 Epístola a los Gálatas 4,5 149 Cf. DA. 480. 147 - 48contradiga todas las opiniones, provoque ataques y se quede sola en su anuncio. Es decir, que sea farol de luz, ciudad colocada en lo alto para iluminar”150. Entre otro de los puntos relacionados con el profetismo se destaca la labor que realiza el CELAM como medio de unidad entre los obispos y las iglesias de Latinoamérica y el Caribe y de apoyo solidario y cooperador de la comunión eclesial: “Reafirmamos la importancia del CELAM y reconocemos que ha sido una instancia profética para la unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños, y ha demostrado la viabilidad de su cooperación y solidaridad desde la comunión eclesial. Por eso nos comprometemos a seguir fortaleciendo su servicio en la colaboración colegial de los Obispos y en el camino de realización de la identidad eclesial latinoamericana y caribeña. Invitamos a los Episcopados de países implicados en los distintos sistemas de integración subregionales, incluidos los de la Cuenca Amazónica, a estrechar vínculos de reflexión y cooperación”151. ¿Hay profetas en la actualidad? Hay personas que denuncian injusticias e inmoralidades que hay en el mundo, y esto era algunas de las actividades de los profetas. También hay personas que, aunque no tienen visiones o sueños estudian las profecías que hay en la Escritura y están muy atentos observando acontecimientos del mundo. En nuestra opinión, estudiar o escudriñar escritos proféticos con asuntos que tienen que ver con el futuro, es un complemento profético. Así que de alguna manera, la actividad profética está activa en aquellos que denuncian los pecados contra la Palabra de Dios, y en aquellos que se dedican a estudiar los escritos proféticos152. 150 Cf. Ibíd., 518 i. Cf. Ibíd., 544. 152 SOBRINO, Jon. Monseñor Romero. UCA Editores. San Salvador, El Salvador, C.A: 1980. págs. 109170. 151 - 49- 5. ACTUAR: APORTES Y APLICACIONES TEOLÓGICO-PASTORALES PARA UN PROFETISMO CRISTIANO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. La Conferencia General del Episcopado reunido en Aparecida, busca también, hoy en día, dar respuesta a quienes le pidan dar razón de su esperanza. ¿Pero de qué respuesta se trata? Quizá se encuentre la pista en la respuesta dada por Jesús a los emisarios de Juan el Bautista, a saber:“ Los ciegos ven y los cojos andan , los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia”153. En la misma línea se sitúa la definición que Pedro dice de Jesús: “Pasó por la vida haciendo el bien”. La oportuna configuración del fiel cristiano como discípulo y misionero con el Maestro logra aquella “conversión personal que somete todo al servicio de la instauración del Reino de la vida”154, y posibilita además que la credibilidad de la fe se fundamente en una vida acorde con los valores del reino en la coherencia entre el creer y el actuar155. En efecto, para hacer creíble la fe hoy es necesario atender aquellos aspectos que todo fiel cristiano, quien incorporado a Cristo por el bautismo, participa de las “funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey”156. Estos aspectos, y con mayor relevancia la función profética, deben concretarse y activarse históricamente con los signos de los tiempos. Y de esta manera “vivir y comunicar la vida nueva en Cristo a nuestros pueblos” 157 , sin desatender la “dignificación de todo ser humano”158. Según esto, se busca afirmar que la justicia y la promoción de la dignidad humana constituyen hoy 153 signos irrenunciables de credibilidad de la fe. La Mt 11,5. Cf. DA. n. 366. 155 Mensaje final del documento conclusivo de Aparecida (n.4) 156 Cf. DA. n. 209. 157 Cf. Ibíd., . 348. 158 Cf. Ibíd., 383 - 384. 154 - 50dimensión profética pertenece a la actividad de la Iglesia. Fue el Concilio Vaticano el que ayudó a descubrir el rostro profético de la Iglesia, al mostrar que es todo el pueblo de Dios quien participa del ministerio profético de Cristo159. El profetismo no es por tanto un adorno externo o un elemento más de la Iglesia, sino su señal de identidad. En este marco, los Obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida, Brasil -como faro que ilumina hacia el futuro- hicieron realidad aquel signo profético de la Iglesia: que es la denuncia de aquellos falsos caminos160 que, contrarios a la vida, conducen a la muerte. “Son caminos que trazan una cultura sin Dios y sin sus mandamientos o incluso contra Dios, animada por los ídolos del poder, de la riqueza y el placer efímero, lo cual termina siendo una cultura contra el ser humano y contra el bien de los pueblos latinoamericanos”161. Asimismo, los pastores participantes de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe proclaman que los fieles cristianos, movidos por el noble propósito de actualizar su condición de bautizados, tienen como escenario y campo de acción profética el mundo de la vida162. El ámbito propio de su actividad evangelizadora es el mismo mundo vasto y complejo de la política, de la realidad social y de la económica, como también el de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los mass media y otras realidades abiertas a la evangelización, como son el amor, la familia, la educación de los niños y de los adolescentes , y el trabajo profesional y el sufrimiento. Asimismo, hoy también –dicen los pastores reunidos en Aparecida– la Iglesia en América Latina y del Caribe se propone ir, al encuentro de tantos cristianos desanimados y desconcertados para acompañarlos en el camino de la vida 159 LG 12 Dt. 30, 15 161 Cf. DA. 13. 162 Cf. Ibíd., 210. 160 - 51cotidiana y de esta manera poder iluminar con la fe ése camino 163.Finalmente, todo ese proceso que sugiere Aparecida culmina en la Misión pues los discípulos abandonan su aldea y van gozosos a anunciar a sus hermanos la Buena Nueva. Así el pos-Aparecida será la etapa de un compromiso por esa nueva evangelización164. En el ánimo de construir un continente de la vida, del amor y de la paz, los Obispos “ponen a disposición de nuestros países los esfuerzos pastorales para trabajar con todas las personas de buena voluntad la construcción del reino”165, como lo detallamos en adelante. 5.1. El encuentro con Jesucristo como respuesta a los interrogantes y aspiraciones de los hombres Con mucha claridad, Aparecida señala que el encuentro de Cristo da un nuevo horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva. Es a partir de allí que emerge un sujeto en la historia, y al que se le llamará en adelante, discípulo 166. Precisamente el encuentro y seguimiento de Jesucristo vivo es no sólo el fundamento y principio del Documento de Aparecida, sino su hilo conductor.Los Obispos en Aparecida lo expresan del siguiente modo: La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión de toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre (Jn 10, 3). En efecto, de este encuentro con el Maestro, se dan aquellas condiciones para una respuesta profética: es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida167. En una palabra, la adhesión al Maestro, es decir, un seguimiento profético busca además del acercamiento y la conversión a Jesucristo una labor de evangelización que toque el corazón y la mente del hombre y de la mujer de hoy. Así pues, 163 Cf. D.A. 33-42 Mensaje final del documento conclusivo de Aparecida (n.5) 165 Ibid. 166 Cf. DA., 243. 167 Cf. Ibíd., 136. 164 - 52Aparecida será aquella Iglesia latinoamericana que renueva el ardor, los métodos y la expresión de la acción evangelizadora, con la finalidad de formar hombres y comunidades maduras en la fe, y dar respuesta a la nueva situación que vivimos, provocada por los cambios sociales y culturales de la modernidad168. “La naturaleza misma del cristianismo consiste, por tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. Ésa fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cómo los trataba, correspondiendo al hambre y sed de vida que había en sus corazones”169. Por último, en Aparecida se vislumbran líneas generales para una vocación profética que nace del encuentro personal y comunitario con Cristo170. De esta experiencia vital, en adelante, todo discípulo misionero en sintonía con la misión de la Iglesia latinoamericana y del caribe busca ofrecer a “nuestros fieles una cercamiento personal, una experiencia profunda e intensa, un anuncio kerigmático y el testimonio personal de los evangelizadores, que lleve una conversión personal y aun cambio de vida integral”171. 5.2 Vivir y comunicar el amor, como expresión de vida nueva en cristo. Ya en el primer momento de la presente monografía, se planteó una mirada profética desde la condición de discípulos misioneros de la situación económica, social, política de la vida de “nuestros pueblos”; como resultante de este ejercicio, la Iglesia latinoamericana y caribeña se siente interpelada a discernir los “signos de los tiempos” a la luz del Espíritu Santo, “para ponernos al servicio del Reino, anunciado por Jesús que vino para que todos tengan vida”172. Frente a esta novedad de cambios que tienen un alcance global, la V conferencia Episcopal Latinoamericana, movida por esta interpelación, 168 Cf. Ibíd., 365 - 372 Cf. Ibíd., 244 170 Mc 1,14-15; DA 104; 243; 278,b 171 DA. 226a 172 Jn 10,10 169 - 53fundamenta todo sus esfuerzos por una evangelización en los reclamos de los profetas173 y en las exigencias del seguimiento de Cristo que compromete la libertad del discípulo. Esta intencionalidad de Aparecida está en línea de la respuesta de amor, a quien lo amó primero “hasta el extremo” 174. Obviamente, la adhesión a Jesús madura la respuesta del discípulo, que le lleva a exclamar: “te seguiré a donde quiera que vayas”175. En efecto, la caridad es el amor cristiano, teologal, desinteresado, que identifica al discípulo con Jesucristo. Es el alma de la solidaridad y de toda acción de servicio a la fraternidad, la justicia y la paz. Es expresión concreta de una fe viva que se debe manifestar en obras de servicio a los hermanos 176; es, a la vez, manifestación del amor de Dios y de su presencia en el mundo, y también la confirmación y exigencia ineludible de la autenticidad del mensaje de salvación que anuncia la Iglesia: “Quien dice que ama a Dios a quien no ve, y no ama a su hermano a quien sí ve, es un mentiroso y el amor de Dios no está en él ”177. Por esto, Aparecida señala que la Iglesia está urgida a renovar la unión con Dios y a volcarse con la fuerza del amor a una intensa y eficaz acción transformadora de la sociedad, saliendo de círculos cerrados178. Al respecto, Benedicto XVI manifiesta que: El discípulo, fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado en llevar la Buena Nueva de la salvación a sus hermanos. Discipulado y misión son como las dos caras de una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva. En efecto, el discípulo sabe que sin cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro179. 173 Is 58. Jn 13,1 175 Lc 9, 57, DA n. 136 176 St 2,15-17. 177 1 Jn 2, 4 178 DA. 146 179 DISCURSO INAUGURAL DE S.S BENEDICTO XVI en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano (DI) n 3 174 - 54Las expresiones concretas del amor son el signo de un discipulado auténtico: “En esto conocerán que son mis discípulos, en que se amen los unos a los otros”180. El compromiso profético y solidario de la Iglesia con los pobres, con los marginados, con los oprimidos, con los débiles, con los tristes, con aquellos cuyos derechos han sido violados o amenazados, es también motivación, invitación y argumento para la fe del mundo en Cristo: “Que todos sean uno, para que el mundo crea”181. En consecuencia, la necesidad que tiene el mundo del testimonio de los cristianos requiere la participación de estos en comunidades concretas de fe, que hagan presente la praxis del amor y la renovación eclesial en la comunión. En efecto, Aparecida expresa estos compromisos en los siguientes términos. “La fe en Jesucristo nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión”182. Todos los miembros de la Iglesia estamos llamados a unirnos e interesarnos cada día más por la realidad social, porque este es un campo de la actividad humana, y nada de lo humano es indiferente a la Iglesia. Ella participa en los esfuerzos por superar la situación social de los países latinoamericanos y del caribe, porque en la complejidad y conflictividad de lo social se manifiesta el pecado del hombre, y la misión de la Iglesia es ser sacramento e instrumento de redención y liberación del pecado. La Iglesia desde su vocación profética anuncia, en medio de esta realidad social, el Evangelio de Jesucristo, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Además, es parte de su misión profética contribuir con la humanidad a superar todo aquello que la condena a quedar al margen de la vida: hambre, enfermedades crónicas, analfabetismo, desocupación, injusticia183. Dios quiere la vida del hombre. La voluntad divina es que la Iglesia latinoamericana y caribeña tenga vida en abundancia. 180 Jn 3,35. Jn 17, 21 182 DI 3 183 Cf. DA 358 – 359. 181 - 55“Hay que subrayar la inseparable relación entre amor a Dios y amor al prójimo”184. En esta hora de renovación inspirada en el Evangelio, la Iglesia en la cabeza de los obispos latinoamericanos, con su mandato de anunciar la liberación a millones de seres humano, debe manifestar las obras concretas del amor en nuestra sociedad. Debe además de evangelizar, profetizar teniendo en lo social y cultural para ofrecer un camino de liberación, a través de una acción concreta, capilar, desde las comunidades locales, con la participación de todos los involucrados y con la iluminación del Evangelio y su Doctrina Social. En efecto, para responder a las exigencia de hoy, las diócesis deberá responder, con: “Indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y valoración de los agentes y búsqueda de los medios necesarios, que permitan que el anuncio de Cristo llegue a las persona, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura”185. 5.3 Opción por los pobres y los excluidos Una exigencia concreta de ese amor la constituye la opción preferencial por los pobres. En efecto, en la tercera parte del documento conclusivo de Aparecida, el título principal es: “La Vida de Jesucristo, para nuestros Pueblos” las reflexiones anteriores ayudan a dilucidar en contenido de dicho título. , por esta razón, no es extraña que en esta tercera parte, tanto en el capítulo 8 “Reino de Dios y promoción de la Dignidad Humana” en los numerales 9.7 “La cultura de la vida : su proclamación y su defensa ”, y en el 9.8 “El cuidado del medio ambiente”, así como también en el 10,5 “ Discípulos y misioneros en la vida Pública”, en el 10,8 “La integración de los indígenas y los afroamericanos” y en el 10,9 “ camino de Reconciliación y Solidaridad” se encuentren orientaciones para dilucidar la opción preferencia de los pobres. Opción que debe manifestarse como conocimiento objetivo, analítico y pastoral de la realidad de la pobreza que existe en el país; como vivencia de la auténtica pobreza evangélica predicada y vivida por Jesús; como forma de 184 185 DI 4. Novo Millenio Ineunte n. 29. - 56solidaridad con los pobres. Toda persona debe tener, con respecto a los demás, -y especialmente con los más necesitados-, una actitud de solidaridad y ésta es una virtud cristiana. Sin el ánimo de querer tratar exhaustivamente en cada uno de estos títulos y subtítulos es necesario atender a las principales contenidos que evidencian esta opción preferencial del Documento de Aparecida. Ya en el documento, Deus Cáritas Est, se hace mención acerca de la caridad, como “ propia a la naturaleza de la Iglesia y es manifestación irrenunciable de su propia esencia”186. Si la Iglesia no opta por los pobres, necesitados, excluidos, “sobrantes”, “desechables”, traiciona su identidad. Por ello el sentir de Aparecida manifiesta la “urgencia y la interpelación a la acción de la Iglesia, al ejercicio de la pastoral de contemplar en los rostros sufrientes hermanos y hermanas el rostro de Cristo que nos llama a servirlos en ellos: ‘ los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo’. Todo el que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: ‘Cuanto hicieron con uno de estos mis hermanos mas pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25,20)187. Aparecida, teniendo en cuenta lo anterior, asume el compromiso de manifestar en opciones y gestos visibles la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos y el permanente acompañamiento esfuerzos por ser sujetos de cambio y transformación de su situación 188 “Nos comprometemos a trabajar para que nuestra Iglesia Latinoamericana y caribeña siga siendo con mayor ahínco, compañera de camino de nuestros hermanos más pobres e incluso hasta el martirio. Hoy queremos ratificar y potenciar la opción del amor preferencial por los pobres hechas en las Conferencias anteriores. Que sea preferencial implica que debe atravesar todas nuestras estructuras y prioridades pastorales”189. 186 DCE 25a Cf. Ibíd., 393 188 Cf. Ibíd., 394 189 Cf. Ibíd., 396 187 en sus . - 57Esta fue la opción del mismo Señor Jesús en el misterio de su Encarnación: Él, “siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” 190. Asumir esta opción en comunión de fe y con caridad fraterna, es abrazar la causa misma de Jesús. “Todo lo que hicieron a uno de estos mis hermanos, por más humildes que sean, a mí me lo hicieron”191. Es, por lo tanto, una exigencia de la fe cristiana en cualquier época y en cualquier tipo de sociedad: “siempre tendrán pobres entre ustedes”192. Teniendo en cuenta los anteriores apartados, la acción profética de la vida del cristiano, en el contexto latinoamericano, según el documento de Aparecida, debe afirmar, como Cristo, la opción de comunión y de solidaridad con los hermanos oprimidos en las categorías sociológicas y evangélicas de pobreza, marginalidad y en todo tipo de exclusión social: los que carecen de lo mínimo aceptable, los estigmatizados, los reclusos ya que “estuve preso o en la cárcel y me visitaron” 193 ; los olvidados o simplemente ignorados, los que no cuentan en una sociedad competitiva, los no productivos. La unidad de origen y destino de toda la humanidad condena cualquier actitud de racismo, rechazo o exclusión. En comunión, pues, y en continuidad con el Episcopado Latinoamericano en sus Conferencias Generales de Medellín, Puebla y Santo Domingo, y con el Santo Padre Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Ecclesia in América, Aparecida manifiesta que la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe ésta llamada asumir y reafirmar “la opción de amar de manera preferencial a los pobres”, la cual es un signo o sacramento de la radicalidad del Reino de Cristo, y se presenta a todos los católicos como una exigencia ineludible de la fe. Esta opción nos llama a actuar en el mundo de lo económico, social, político y cultural, como agentes de cambio,194 cada uno según sus talentos. Como lo afirma el Documento de Puebla en su número 85: “El eje de la evangelización 190 2 Co 8,9. Mt 25,40 192 Jn 12,8 193 Mt 25,36 194 DA 403,404,405 191 - 58liberadora es Cristo, que transforma al hombre en sujeto de su propio desarrollo...”. 5.4 La persona y la sociedad en el Documento de Aparecida. En el capítulo 8 del Documento de Aparecida “Reino de Dios y promoción de la Dignidad Humana” se hace hincapié en una de las grandes tareas de la Iglesia en el contexto latinoamericano y el caribe que consiste en la construcción de una sociedad más justa, más digna, más humana, más cristiana y más solidaria. Esta tarea exige la efectividad del amor. Los fieles cristianos no pueden decir que aman, si ese amor no pasa por lo cotidiano de la vida y atraviesa toda la compleja organización social, política, económica y cultural. Por ello se tiene que promover la Civilización del amor como fuente de inspiración de un nuevo modelo de sociedad. Juan Pablo II enseña que: “la Iglesia, en efecto, no propone sistemas o programas económicos o políticos, ni manifiesta preferencia por unos u otros, con tal que la dignidad del hombre sea debidamente respetada y promovida y ella goce del espacio necesario para ejercer su ministerio en el mundo”195. Construir una nueva sociedad implica, en primer lugar, tener claro que todo lo que se plantea como objetivo o ideal de sociedad debe ser viable, aunque sea difícil lograrlo. En segundo lugar, implica buscar pistas propias, con cierta originalidad, rechazando la mera imitación, sin que esto signifique alejarnos de nuestra larga tradición eclesial y de nuestro propio pasado histórico. En tercer lugar, debemos señalar que son los laicos, como discípulos misioneros, quienes deben asumir como propio de su condición la construcción de esta nueva sociedad, en unión con los pastores, que están llamados, a su vez, a iluminar, instruir y motivar196. 5.4.1 La dignidad de la persona humana y los derechos humanos 195 Sollicitudo Rei Socialis 41. SECRETARIA GENERAL DEL CELAM; Testigos de Aparecida vol II. Centro de publicaciones. Bogotá:2008, págs. 93 - 100 196 - 59Ya en el Concilio Vaticano II enseña que “el principio, el sujeto y fin de todas las instituciones sociales, es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social”197. En efecto, en línea con lo anterior; Aparecida manifiesta que la Iglesia –hoy en día- también asume la defensa de la dignidad humana y promueve la defensa de los derechos humanos. Dara ello dedica toda la sección 8,2 a la dignidad humana. Vuelve a insistir lo que se dijo en la primera parte del documento, que la cultura actual tiende a tender a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano y sigue con su propuesta de acción “Ante esta realidad anunciamos una vez más el valor supremo de cada hombre y de cada mujer. El creador, en efecto, al poner todo lo creado al servicio del ser humano manifiesta la dignidad de la persona humana e invita al cuidado exquisito por cada uno (cf. Gn 1,26-30)” 198. Enseguida vuelve a hablar, como en la segunda parte de las conclusiones, sobre el criterio del juicio frente a esta realidad: “Nuestra misión para que nuestros pueblo en Él tengan vida, manifiesta nuestra convicción de que en el Dios vivo revelado en Jesús se encuentra el sentido, la fecundidad y la dignidad de la vida humana”199. Asimismo, dentro del capítulo octavo se sitúa la opción preferencial por los pobres dentro de esa preocupación por la dignidad de las personas. Denotando con ello, que la atención de los pobres considera también la defensa de los derechos de las personas marginadas y excluidas. Esta preocupación de Aparecida (por la dignidad humana y los derechos humanos) tiene una importancia decisiva para la contribución de la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad latinoamericana y caribeña, pues expresa el compromiso de cada hombre y de cada fiel cristiano con la dignidad de las 197 Gaudium et Spes 24 D.A. 387 199 Cf. Ibíd. 389 198 - 60personas y de las comunidades, y presenta los derechos humanos como camino éticamente valido de crecimiento y desarrollo200. Además, en un contexto de creciente pluralismo y de globalización, percibir la dignidad humana y los derechos humanos como el eje central de la acción profética permite construir un proyecto común con los diversos sectores de la comunidad eclesial. El horizonte de los derechos humanos ofrece, pues, una referencia concreta para la acción transformadora del mundo, especialmente cuando el individualismo y la cultura de consumo están trastornando seriamente la concepción de los valores éticos, oscureciendo el ámbito de los derechos humanos, con la consecuente pérdida del sentido de fraternidad, justicia y solidaridad201. En resumidas cuentas, los obispos reunidos en Aparecida reconocieron las sombras de la realidad de la falta del respeto por los derechos humanos, los criterios de juicio sobre la dignidad humana basada en el Evangelio, y los retos pastorales que enfrenta la Iglesia para seguir con su defensa de la dignidad de todos los seres humanos. La pastoral profética de los derechos humanos es un eje también necesario de la pastoral social en el continente, y las conclusiones de esta V Conferencia General se mantiene con esta perspectiva: trabajar por la promoción de la dignidad humana es parte esencial de la evangelización y de la puesta en ejercicio de la dimensión profética del fiel cristiano202. 5.4.2 El Trabajo Humano 200 Cf. D.A 422. La Exhortación Apostólica Ecclesia in America, de Juan Pablo II (1999), contiene una clarísima síntesis bíblico-teológica acerca de la fundamentación última de los derechos humanos en la dignidad de la persona: “Jesús... promovió y defendió la dignidad de toda persona humana sin excepción alguna; murió por la libertad de todos. El Evangelio nos muestra cómo Jesucristo subrayó la centralidad de la persona humana en el orden natural (Cf. Lc 12,22-29), en el orden social y en el orden religioso, incluso con respecto a la Ley (Cf. Mc 2,27); defendiendo el hombre y también la mujer (Jn 8,11) y los niños (Cf. Mt 19,13-15), que en su tiempo y en su cultura ocupaban un lugar secundario en la sociedad. De la dignidad del hombre en cuanto hijo de Dios nacen los derechos humanos y las obligaciones. Por esta razón, todo atropello a la dignidad del hombre es atropello al mismo Dios, de quien es imagen. Esta dignidad es común a todos los hombres sin excepción, ya que todos han sido creados a imagen de Dios (Cf. Gn 1,26)”, (N° 57). 201 202 SECRETARIA GENERAL DEL CELAM; Doctrina social de la Iglesia en Aparecida. Centro de publicaciones. Bogotá:2008, págs. 30-35 - 61Otra consecuencia del principio originario de la dignidad inalienable de la persona es la primacía del trabajo, es decir, del trabajador, sobre cualquier otro factor económico. Según la concepción cristiana expresada en el libro del Génesis, el ser humano está llamado a someter y dominar la tierra 203. Este mandato no sólo expresa la superioridad del hombre y la mujer sobre el mundo natural, sino que también corrobora la dignidad misma del trabajo204 y comparte la búsqueda de una armoniosa relación ecológica. Teniendo en cuenta lo anterior, Aparecida en la sección 9.6 expresa que la persona humana, que con su actividad laboral produce bienes y servicios para su sustento y el de su familia, es el sujeto y origen de toda actividad económica, y por ello debe ser el centro y el beneficiario de la misma. “Alentamos a los empresarios (…), a los microempresario (…) en facilitar la democracia, y en promover la aspiración a una sociedad justa y a una convivencia ciudadana con bienestar y en paz. Igualmente a los que no invierten su capital en acciones especulativas sino en crear fuentes de trabajo preocupándose de los trabajadores , considerándolos a ‘ellos y a sus familias’ la mayor riqueza de la empresa”205. Por otro lado, como una de las líneas pastorales propuestas frente a una posible situación de cosificación, manifiesta: - Denuncia contra la instrumentalización. “Denunciar una mentalidad neoliberal que no descubre en el padre de familia más que un instrumento de producción y ganancia, relegándole incluso en la familia aun papel de mero proveedor ”206. - Considerar los “nuevos aerópagos y centros de decisión” “ Una tarea de gran importancia es la formación de pensadores y personas que estén en los niveles de decisión. Para esto debemos emplear esfuerzo y creatividad en la evangelización de empresarios, políticos y formadores de opinión, el mundo del trabajo, dirigentes sindicales, cooperativos y comunitarios”207. En términos generales, éstas son algunas referencias a la atención sobre la cuestión pastoral, tema que ha interesado a la misma Iglesia Universal desde 203 Gn1, 28 Laborem Excercens 15 205 Cf. D.A 404. 206 Cf. Ibíd., 463e 207 Cf. Ibíd., 492 204 - 62los inicios de la Doctrina Social Moderna, y además tema que ha estado presente en todos los documentos de promulgadas por las cinco Conferencias Generales. 5.4.3 La solidaridad Según la visión cristiana, una exigencia ineludible en la construcción del orden económico y en el desarrollo de la actividad política es la práctica de la solidaridad. Esta, según Aparecida, es “animar a cada pueblo para construir en su patria una casa de hermanos donde todos tengan una morada para vivir y convivir con dignidad”208, y es una consecuencia de la naturaleza social del ser humano, así como de la igualdad fundamental entre las personas. Ella se consolida como uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la organización social y política209. La solidaridad es una virtud cristiana cuando, animada por la caridad, se reviste “de las dimensiones específicamente cristianas de proximidad total, de perdón y reconciliación”210. Brota del mutuo reconocimiento del valor intrínseco de cada miembro de la sociedad como persona, y orienta la acción social, económica y política tanto de los individuos como de la sociedad. La práctica de la solidaridad y la búsqueda del bien común, al promover el respeto y la defensa de cada ser humano, serán un impulso para la participación de todos los fieles cristianos en la vida económica y en el ámbito político211. Estos elementos deben ser tenidos en cuenta para constituir “Estructuras jurídico-políticas que ofrezcan a todos los ciudadanos, sin discriminación alguna..., posibilidades efectivas de tomar parte libre y activa en el establecimiento de los fundamentos jurídicos de la comunidad política, en el gobierno de la cosa pública, en la fijación de los campos de acción y de los límites de las diferentes instituciones y en la elección de los gobernantes”212. 208 Cf. D.A. 534. SECRETARIA GENERAL DEL CELAM; Testigos de Aparecida vol II. Centro de publicaciones. Bogotá:2008, págs. 93 - 94 210 Cf. D.A. 550 211 Cf. Ibíd., 406c 212 Gaudium et Spes 75 209 - 63Así se podrá favorecer una organización de los ciudadanos que valorice a cada persona, respetando su dignidad, conciencia y libertad, y promoviendo la participación de todos y de cada uno de ellos en la vida socio-política de Venezuela, para superar la profunda crisis actual213. 5.4.5 La actividad Política En el capítulo octavo, Aparecida manifiesta que el compromiso cristiano exige construir el Reino de Dios, y éste pasa también por las estructuras temporales. Dicho de otra manera, expresa que la Iglesia debe relacionarse con la vida política, a fin de asegurar estructuras a favor del bienestar común. En efecto, la política es el camino que lleva a consolidar la convivencia dentro de un Estado de Derecho, a fijar los roles y límites del Estado y del sector privado, a definir las leyes que garanticen el respeto de la dignidad de la persona humana. "Las decisiones que aceleran o frenan el desarrollo de los pueblos 214 son ciertamente de carácter político" . La actividad política propia del ser humano es una tarea noble, y la Iglesia alienta a quienes la asumen como un servicio a la sociedad 215, y como una actividad apostólica de los laicos. Por otra parte, como lo enseña el documento de Aparecida, “urge crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos”216 Además, cada fiel cristiano está en la libertad de comprometerse libremente en la opción política de su preferencia. Ante los posibles atropellos contra la justicia y la libertad, y frente a la corrupción y a la injusticia institucionalizada, la V conferencia de Aparecida cita 213 Cf. DA. 406 a,b,c,d,e. Sollicitudo Rei Socialis 67. 215 Gaudium et Spes 75 216 Cf. D.A. 384 214 - 64las palabras de la primera encíclica del Papa Benedicto XVI, Deus caritas est. (2005,n° 28): “la Iglesia tiene la misión de purificar la razón de todos aquellos elementos que ofuscan e impiden la realización de una liberación integral y de despertar en la sociedad las fuerzas espirituales necesarios y se desarrollen los valores sociales” 217. Dicho de otra manera, todo fiel cristiano debe asumir en la acción política, y para el logro del bien común, los principios de solidaridad, la defensa de la libertad y la justicia, la promoción de la participación ciudadana, la organización social, la formación socio-política, y el compromiso del amor cristiano 218. 5.4.6 Salvaguardar el medio ambiente Frente a la realidad de la creación y las amenazas que enfrenta, Aparecida quiere insistir que en las intervenciones predominen los intereses de los en los recursos naturales grupos económicos que no arrasan irracionalmente la vida, en perjuicio de las naciones enteras y de la misma humanidad, y no sólo para ésta sino además de las futuras generaciones219. En efecto, la naturaleza creada por Dios, necesita ser preservada para el bien de toda la humanidad. Al hablar de la “Buena Nueva del destino universal de los bienes y de la ecología”, Aparecida presenta la creación como un don del amor providente de Dios, que debe ser contemplado, preservado y cultivado para el bien de toda la humanidad. Este cuidado por la naturaleza exige el reconocimiento de la interdependencia de todos los seres vivos en nuestro planeta: “Nuestra hermana la madre tierra es nuestra casa común y el lugar de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la creación”220. 217 Cf. D.A. 385 Cf. Ibíd., 406 a,b y d. 219 Cf. Ibíd., 471. 220 Cf. Ibíd., 125 218 - 65Asimismo, con el ánimo de cuidar el medio ambiente, don de Dios, y contexto de comunión con Él, entre nosotros y con toda la creación, Aparecida nos invita a asumir una actitud profética, mediante la denuncia que considere: - Partir de la contemplación para la acción, reconociendo la creación como don de Dios, lleva a cuidar como “casa común de todos los seres vivos y matriz de la vida del planeta” 221. - Solicitud especial de la Iglesia para con las víctimas del desarrollo destructor. Presencia de apoyo para una equitativa distribución de los recursos naturales 222. - Búsqueda de modelos alternativos de desarrollo, que estén impregnados de valores éticos, inspirados en el evangelio de la justicia, de la solidaridad y del destino universal de los bienes223 (. - Búsqueda de políticas públicas que incluyan la protección, conservación y restauración de la naturaleza224. - Difundir conscientemente la importancia especial de la Amazonía para toda la humanidad. 5.4.7 La promoción de la paz Sin lugar a dudas, la parte de las conclusiones de Aparecida que hablan más directamente sobre el tema de la paz es la sección 10,9 sobre los caminos de reconciliación y solidaridad225. El primer principio de la reconciliación y la paz social señala que la Iglesia tiene que animar a cada pueblo para construir en su patria una clima para la convivencia con dignidad226. Hay que sumar y o dividir. De esta forma se favorece la integración regional y, a la vez, es incentivada por ella. Las dos formas de reconciliación están interrelacionadas, y no se puede tener la una sin la otra. Por eso hace falta promover en nuestros pueblos todos los 221 Cf. D.A. 374.a Cf. Ibíd., 374.b 223 Cf. Ibíd., 374.c 224 Cf. Ibíd., 374.d 225 Cf. Ibíd., 534. 226 Cf. Ibíd., 535 222 - 66gestos, obras y caminos de reconciliación y amistad social, de cooperación e integración. Por otro lado, una de las formas de contrarrestar de los procesos de desintegración y atomización sociales es por la aplicación del principio de la Doctrina Social de la Iglesia de la solidaridad. No basta el estado o el mercado para satisfacer todas las necesidades humanas. Cabe, pues , apreciar y alentar las diversas formas de libre auto-organización y participación populares y las obras caritativas y educativas227. Igualmente, Aparecida sugiere la promoción urgente de la cultura del compartir en todos los niveles, en contraposición de la cultura dominante de acumulación egoísta para ir al encuentro de los hermanos que viven en la indigencia228. Igualmente urge educar para la paz… y defender y promover los derechos humanos y cooperar para suscitar los mayores consensos nacionales229. Ya por último, para asegurar la paz, los discípulos misioneros de Cristo tienen que ser constructores de paz entre los pueblos continente 230 y la Iglesia ha de ser una escuela permanente de perdón y reconciliación para construir una paz auténtica. 227 Cf. Ibíd., 539 Cf. Ibíd., 540 229 Cf. Ibíd., 541 230 Cf. Ibíd., 542 228 y naciones de nuestro - 67CONCLUSIONES La elaboración del presente trabajo de grado, partió de la noción de que ser profeta hoy para América Latina y en el Caribe considera que si bien parte del llamado y el envío de parte de Dios a proclamar la salvación de su pueblo, busca además comprometerse con el pueblo que peregrina, es decir, caminar con él en el presente y vivir la tensión del futuro. En otras palabras, insertarse en la cultura o situación viva y mirar desde ella el porvenir. Los Obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida que como faro proyecta su luz hacia el futuro a donde navega la Iglesia, realizaron un auténtico profetismo. Los Pastores mismos así se comprendieron y su documento lo confirma, específicamente los esfuerzos que se detallan en la sección octava: “Reino de Dios y promoción de la dignidad humana” En efecto, los Pastores reunidos en Santo Domingo se comprendieron actuando como “profetas”: En el mensaje a su pueblo (360 -364) muestran que en el episodio del anuncio del Evangelio (Mt18,19) Jesús al anunciar a los agobiados discípulos el mandato misionero, se inserta y comparte el caminar de los suyos para iluminar el futuro y así ser el modelo de la Nueva Evangelización, a partir la condición de los discípulos misioneros. Hoy también –dicen los pastores– la Iglesia en América Latina y el Caribe se propone ir como Jesús al encuentro de tantos cristianos desanimados y desconcertados para acompañarlos en el camino de la vida cotidiana y así poder iluminar con la fe ese camino. Se realiza así, la proclamación de la llegada del Reino de los cielos (Mt 10, 7). Compartir el camino es penetrar en la vivencia personal, en los sentimientos y en las actitudes para hacerlos propios. Como el samaritano de la parábola, nuestros pastores se propusieron en el capítulo del “Reino de Dios y promoción de la dignidad humana”, ser solidarios de la situación inhumana en que se encuentran muchos hermanos latinoamericanos y del caribe. - 68Explicando las Escrituras Jesús ilumina el camino de los desesperanzados para que la fe se viva en esas circunstancias. Por eso nuestros Pastores buscan cómo hacer que el Evangelio se inculture en los distintos modos de vida de los grupos sociales en Latinoamérica. Con la misma Palabra de Dios se corrigen los errores de mesianismos y de ideologías desconcertantes y al mismo tiempo se abren campos para aplicar la Doctrina Social de la Iglesia con nuevo ardor, nuevos métodos y expresiones de evangelización. Particularmente, ese nuevo ardor se logra en el partir del pan o Eucaristía donde por un encuentro sacramental se conoce a Jesús vivo. Finalmente, todo ese proceso culmina en la Misión pues los discípulos abandonan su aldea y van gozosos a anunciar a sus compañeros la Buena Nueva. Así el pos-Aparecida será la etapa de un compromiso por esa nueva evangelización. En conclusión, podemos decir que el profetismo de la vida del fiel cristiano, a la luz del documento de Aparecida hoy: - Es un profetismo del pequeño resto: el fermento escondido en la masa de un mundo secularizado y amenazado por el neoliberalismo. - Debe dar una respuesta de espiritualidad a la búsqueda de lo sagrado y a la nostalgia de Dios. - Está llamado a hacer visibles los valores del evangelio en el compromiso con los pobres, con la justicia, participando en los movimientos que trabajan por la paz y por la defensa de los derechos humanos y dela defensa de la ecología. - Es un profetismo que se hace presente en los puestos de frontera al servicio de los marginados para testimoniar el proyecto de Dios y denunciar todo lo que se opone a él; Para lograr esto los cada fiel cristiano necesita comprometido en su dimensión profética, necesita: - 69- Ser testigos de la trascendencia y presencia de un Dios compasivo y misericordioso en sociedades pluralistas. Hacerlo desde la experiencia de Jesús de Nazaret. - Insertarse en la Iglesia local - Testimoniar un nuevo humanismo desde el compromiso con las personas, con sus derechos humanos, con la justicia en relación recíproca de género. - Aceptar los desafíos de la nueva cultura con “discernimiento, audacia, diálogo y provocación evangélica”. - 70BIBLIOGRAFÍA AYALA Ramírez, Carlos. América Latina, ver-juzgar-actuar un método de estar en la realidad, Adital, sábado 19 Mayo 2007. BEAUCAMP, E. Los profetas de Israel, Editorial Verbo Divino. Navarra: 1988. BRIGHENTI, Agenor. “O Documento de Participação da V Conferência. Presentação e comentario analítico”. _____Para entender el documento de Aparecida. Bogotá: San Pablo,2008. p. 68. Catecismo de la Iglesia Católica CODINA, Victor. La Eclesiología desde América Latina. Verbo Divino. Navarra. 2002. COMENTARIO BÍBLICO INTERNACIONAL. Comentario católico y ecuménico para el siglo XXI. Editorial Verbo Divino. Navarra 2005. 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