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Transcript
Boletín
Eclesiástico
Obispado Castrense de Argentina
N.º 162 | Enero - Febrero - Marzo 2012
Capilla María Auxiliadora Paimún
GENDARMERÍA NACIONAL
La capilla María Auxiliadora del Paimún se
localiza al pie del volcán Lanín, sobre la costa del
lago Paimún (primera zona del Neuquén en ser
evangelizada por los padres Jesuitas a partir del
siglo XVII).
El templo alberga la imagen de María Auxiliadora,
Señora y Patrona de la Patagonia. Este posee
una torre latina con una campana de bronce y
estaño de 400 kg, realizada en la única fundición
de campanas que existe en América Latina,
en la provincia de Santa Fe. La puerta de
ingreso, tallada en madera maciza, presenta una
pequeña escotilla que recuerda la entrada al templo
de Belén, por donde solo se puede acceder
agachándose o, como dice el Evangelio
“haciéndose pequeño o niño”. En el atrio interior,
tres bajorrelieves escenifican los tres períodos
de la evangelización del Neuquén: jesuita,
salesiano y actual. El presbiterio, de influencia
barroca americana, está enmarcado por cuatro
columnas de raulí, talladas por artesanos
cordilleranos. El altar es de una sola pieza de
ciprés patagónico; en su frente se encuentra un
retablo del nacimiento en imágenes americanas.
Sillería: tallas de madera realizadas por
mapuches. Las imágenes tras el altar
representan la Pasión: el Señor crucificado junto
a la Dolorosa y a San Juan (piezas de madera
policromada, escuela de Marienbad, Austria).
La capilla del Santísimo Sacramento se
encuentra separada del atrio por una espléndida
reja de hierro forjado. En su interior, se observa
el pequeño altar del Sagrario, enmarcado
también por columnas talladas en raulí. Cuelga
del techo, una lámpara votiva colonial (circa
1850). En la capilla del Baptisterio, la pila bautismal
es una rama del mismo ciprés patagónico que
sirvió para el altar. Se destaca la mayólica de
la “Madonna dell`Adorazione”, del taller florentino
de Luca y Andrea della Robbia, obra de éste
último de 1486. El original está en el Museo
del Bargello, Florencia, Italia. Esta réplica exacta
fue hecha especialmente para este templo
por el taller Menagatti, de la misma ciudad. Los
vitrales han sido realizados por la vitralista
María Esther Sfeir y se inspiran en el libro de
J.R.R. Tolkien El Señor de los Anillos.
Esta pequeña casa de oración, construida
con amor, trata de expresar una síntesis entre
la creación del Padre, en sus montañas, cielos,
bosques y lagos, la “nueva” Creación del Hijo,
a través de su muerte y resurrección, y la obra
del Espíritu Santo, que se manifiesta en la tarea
evangelizadora y cultural de la madre Iglesia.
Es la primera capilla que posee Gendarmería
Nacional en el país, no solo para su personal y
familias, sino para todos aquellos que deseen
visitar su bellísimo interior y entorno natural.
ÍNDICE
Índice del Boletín Oficial
Barco iglesia
5
Santa Sede
Mensaje de su Santidad Benedicto XVI
6
Carta Apostólica
11
Intenciones del Santo Padre para el Año 2012
18
La Iglesia en el Mundo
Jóvenes sin Fronteras
19
Anglicanos Estadounidenses en Comunión Plena con la Iglesia Católica
19
El papel de un Capellán a Bordo en Tragedias como la del Concordia
21
La Iglesia en la Argentina
Nuevo Nuncio para la República Argentina
23
Nuevas Autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina
23
Obispado Castrense de Argentina
Encuentro en Roma
25
X Aniversario de la Corporación de Clérigos Castrenses de México
27
Blog de la Misión Evangelizadora del Ejército Argentino
28
Misión de Paz en Haití
28
Calendario 2012
30
Reconocimiento “30º Aniversario de la Gesta de Malvinas”
32
Noticias
34
Aniversario de las Ordenaciones Sacerdotales
41
Artículo Doctrinal El Ars Celebrandi
42
Movimientos de la Curia
45
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
1
Obispado Castrense
de Argentina
Av. Comodoro Py 1925 (C1104 AAM) Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel.: (011) 4311-9113 / 7431 / 9240 - Tel.-Fax: (011) 4311-4081
ADMINISTRADOR DIOCESANO
SEDE VACANTE
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SECRETARÍA DE CURIA
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ECÓNOMO Y ADMINISTRADOR
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Parroquia María Madre de la Iglesia
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Correo electrónico
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Página web
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Para la publicación de noticias en el Boletín Eclesiástico, envíelas por correo postal o electrónico a la Secretaría General del OCA.
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3
Obispado Castrense
de Argentina
PERSONAL DE LA CURIA
Dr. Héctor Hugo Díaz
Encargado Militar
Suboficial My. V.G.M. (E.A.)
4
Rubén Amarilla
Suboficial 1.º (A.R.A.)
Oscar Alfredo Urrutia
Suboficial My. (E.A.)
Ángel Lugo
Cabo Pr.
V.G.M. (A.R.A.)
César Silva
Suboficial Pr. (E.A.)
Martín Mangini
Cabo Pr. (A.R.A.)
Ramiro Martínez
Sargento (E.A.)
Luz Marina Mangini
Agente Civil (A.R.A.)
Damián Bartilone
Agente Civil (E.A.)
Enrique Grunevalt
Sargento 1.º (G.N.)
Darío Rolando Torres
Agente Civil (E.A.)
Pablo César Real
Gendarme (G.N.)
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BARCO IGLESIA
Barco iglesia
El casco de la Iglesia fue donado por el Sr. Luis Dodero en 1936 y
pertenecía a la compañía de Navegación Nicolás Mihanovich.
Fue construido en Glasgow, Escocia, y tiene 33 metros de eslora. Sirvió
antes al transporte de pasajeros con el nombre de "Tacuarí", luego con
los nombres "Concorde" y "Vesta".
La remodelación se hizo en los Astilleros de Obras Públicas de la Nación,
con planos terminados en noviembre de 1935. Se construyó la Capilla para
150 personas, la sacristía, despacho parroquial, comedor, cocina, 3
camarotes y baño para los sacerdotes y 2 camarotes y servicio para la
tripulación. Se pueden ver fotos de la inauguración en el álbum "Historias
del Delta" y en un óleo en el Museo de la Reconquista, Tigre.
Fue considerado en la época, "único en el mundo". Su párroco fue el
padre jesuita Luis Isola quien, en 1911, oficiaba en la Capilla Nuestra Señora
del Rosario, Patrona del Delta.
Los ríos del Delta tuvieron, hasta 1952, una iglesia flotante; luego,
debido a lo irrecuperable de su motorización (era remolcado en su última
etapa), fue desarmado.
La cúpula fue donada a la policía de islas, que la conserva y exhibe
hoy en día en el Cuartel Central de Policía de Islas. El barco, dicen,
estaría hoy cumpliendo funciones de arenero en algún lugar del Paraná.
Hoy en día, hay numerosas capillas en las islas delteñas.
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5
S A N TA S E D E
Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la Celebración de la
XLV Jornada Mundial de la Paz - 1 de enero de 2012
Educar a los Jóvenes en la Justicia y la Paz
el salmista. Se percibe de manera especialmente
viva y visible en los jóvenes, y por esa razón me
dirijo a ellos teniendo en cuenta la aportación que
pueden y deben ofrecer a la sociedad. Así pues,
quisiera presentar el Mensaje para la XLV Jornada
Mundial de la Paz en una perspectiva educativa:
«Educar a los jóvenes en la justicia y la paz»,
convencidos de que ellos, con su entusiasmo y
su impulso hacia los ideales, pueden ofrecer al
mundo una nueva esperanza.
1. El comienzo de un año nuevo, don de Dios
a la humanidad, es una invitación a desear a
todos, con mucha confianza y afecto, que este
tiempo que tenemos por delante esté marcado
por la justicia y la paz. ¿Con qué actitud debemos
mirar el nuevo año? En el salmo 130 encontramos
una imagen muy bella. El salmista dice que el
hombre de fe aguarda al Señor «más que el
centinela la aurora» (v. 6), lo aguarda con una
sólida esperanza, porque sabe que traerá luz,
misericordia, salvación.
Esta espera nace de la experiencia del pueblo
elegido, el cual reconoce que Dios lo ha educado
para mirar el mundo en su verdad y a no dejarse
abatir por las tribulaciones. Os invito a abrir el año
2012 con dicha actitud de confianza. Es verdad
que en el año que termina ha aumentado el
sentimiento de frustración por la crisis que agobia
a la sociedad, al mundo del trabajo y la economía;
una crisis cuyas raíces son sobre todo culturales
y antropológicas. Parece como si un manto de
oscuridad hubiera descendido sobre nuestro
tiempo y no dejara ver con claridad la luz del día.
En esta oscuridad, sin embargo, el corazón del
hombre no cesa de esperar la aurora de la que habla
6
Mi mensaje se dirige también a los padres, las
familias y a todos los estamentos educativos y
formativos, así como a los responsables en los
distintos ámbitos de la vida religiosa, social, política,
económica, cultural y de la comunicación. Prestar
atención al mundo juvenil, saber escucharlo y
valorarlo, no es sólo una oportunidad, sino un
deber primario de toda la sociedad, para la
construcción de un futuro de justicia y de paz.
Se ha de transmitir a los jóvenes el aprecio por
el valor positivo de la vida, suscitando en ellos el
deseo de gastarla al servicio del bien. Éste es un
deber en el que todos estamos comprometidos en
primera persona.
Las preocupaciones manifestadas en estos
últimos tiempos por muchos jóvenes en diversas
regiones del mundo expresan el deseo de mirar
con fundada esperanza el futuro. En la actualidad,
muchos son los aspectos que les preocupan: el
deseo de recibir una formación que los prepare
con más profundidad a afrontar la realidad, la
dificultad de formar una familia y encontrar un
puesto estable de trabajo, la capacidad efectiva
de contribuir al mundo de la política, de la cultura
y de la economía, para edificar una sociedad con
un rostro más humano y solidario.
Es impor tante que estos fer mentos, y el
impulso idealista que contienen, encuentren la
justa atención en todos los sectores de la sociedad.
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S A N TA S E D E
La Iglesia mira a los jóvenes con esperanza,
confía en ellos y los anima a buscar la verdad, a
defender el bien común, a tener una perspectiva
abierta sobre el mundo y ojos capaces de ver
«cosas nuevas» (Is 42,9; 48,6).
Los responsables de la educación
2. La educación es la aventura más fascinante
y difícil de la vida. Educar –que viene de educere en
latín– significa conducir fuera de sí mismos para
introducirlos en la realidad, hacia una plenitud que
hace crecer a la persona. Ese proceso se nutre del
encuentro de dos libertades, la del adulto y la del
joven. Requiere la responsabilidad del discípulo, que
ha de estar abierto a dejarse guiar al conocimiento
de la realidad, y la del educador, que debe de estar
dispuesto a darse a sí mismo. Por eso, los testigos
auténticos, y no simples dispensadores de reglas
o informaciones, son más necesarios que nunca;
testigos que sepan ver más lejos que los demás,
porque su vida abarca espacios más amplios. El
testigo es el primero en vivir el camino que propone.
¿Cuáles son los lugares donde madura una
verdadera educación en la paz y en la justicia?
Ante todo la familia, puesto que los padres son
los primeros educadores. La familia es la célula
originaria de la sociedad. «En la familia es donde
los hijos aprenden los valores humanos y cristianos
que permiten una convivencia constructiva y
pacífica. En la familia es donde se aprende la
solidaridad entre las generaciones, el respeto de
las reglas, el perdón y la acogida del otro»[1].Ella
es la primera escuela donde se recibe educación
para la justicia y la paz.
Vivimos en un mundo en el que la familia, y
también la misma vida, se ven constantemente
amenazadas y, a veces, destrozadas. Unas
condiciones de trabajo a menudo poco conciliables
con las responsabilidades familiares, la preocupación
por el futuro, los ritmos de vida frenéticos, la
emigración en busca de un sustento adecuado,
cuando no de la simple supervivencia, acaban
por hacer difícil la posibilidad de asegurar a los
hijos uno de los bienes más preciosos: la presencia
de los padres; una presencia que les permita cada
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vez más compartir el camino con ellos, para poder
transmitirles esa experiencia y cúmulo de certezas
que se adquieren con los años, y que sólo se
pueden comunicar pasando juntos el tiempo. Deseo
decir a los padres que no se desanimen. Que
exhorten con el ejemplo de su vida a los hijos a
que pongan la esperanza ante todo en Dios, el
único del que mana justicia y paz auténtica.
Quisiera dirigirme también a los responsables
de las instituciones dedicadas a la educación:
que vigilen con gran sentido de responsabilidad
para que se respete y valore en toda circunstancia
la dignidad de cada persona. Que se preocupen
de que cada joven pueda descubrir la propia
vocación, acompañándolo mientras hace fructificar
los dones que el Señor le ha concedido. Que
aseguren a las familias que sus hijos puedan
tener un camino formativo que no contraste con
su conciencia y principios religiosos.
Que todo ambiente educativo sea un lugar de
apertura al otro y a lo transcendente; lugar de diálogo,
de cohesión y de escucha, en el que el joven se
sienta valorado en sus propias potencialidades y
riqueza interior, y aprenda a apreciar a los hermanos.
Que enseñe a gustar la alegría que brota de vivir
día a día la caridad y la compasión por el prójimo,
y de participar activamente en la construcción de
una sociedad más humana y fraterna.
Me dirijo también a los responsables políticos,
pidiéndoles que ayuden concretamente a las
familias e instituciones educativas a ejercer su
derecho deber de educar. Nunca debe faltar una
ayuda adecuada a la maternidad y a la paternidad.
Que se esfuercen para que a nadie se le niegue
el derecho a la instrucción y las familias puedan
elegir libremente las estructuras educativas que
consideren más idóneas para el bien de sus hijos.
Que trabajen para favorecer el reagrupamiento de
las familias divididas por la necesidad de encontrar
medios de subsistencia. Ofrezcan a los jóvenes
una imagen límpida de la política, como verdadero
servicio al bien de todos.
No puedo dejar de hacer un llamamiento,
además, al mundo de los medios, para que den su
aportación educativa. En la sociedad actual, los
7
S A N TA S E D E
medios de comunicación de masa tienen un papel
particular: no sólo informan, sino que también forman
el espíritu de sus destinatarios y, por tanto, pueden
dar una aportación notable a la educación de los
jóvenes. Es importante tener presente que los
lazos entre educación y comunicación son muy
estrechos: en efecto, la educación se produce
mediante la comunicación, que influye positiva
o negativamente en la formación de la persona.
También los jóvenes han de tener el valor de
vivir ante todo ellos mismos lo que piden a quienes
están en su entorno. Les corresponde una gran
responsabilidad: que tengan la fuerza de usar
bien y conscientemente la libertad. También
ellos son responsables de la propia educación y
formación en la justicia y la paz.
Educar en la verdad y en la libertad
3. San Agustín se preguntaba: «Quid enim
fortius desiderat anima quam veritatem? - ¿Ama
algo el alma con más ardor que la verdad?»[2]. El
rostro humano de una sociedad depende mucho de
la contribución de la educación a mantener viva
esa cuestión insoslayable. En efecto, la educación
persigue la formación integral de la persona,
incluida la dimensión moral y espiritual del ser, con
vistas a su fin último y al bien de la sociedad de la
que es miembro. Por eso, para educar en la verdad
es necesario saber sobre todo quién es la persona
humana, conocer su naturaleza. Contemplando
la realidad que lo rodea, el salmista reflexiona:
«Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el
hombre para que te acuerdes de él, el ser humano,
para que de él te cuides?» (Sal 8,4-5). Ésta es la
cuestión fundamental que hay que plantearse: ¿Quién
es el hombre? El hombre es un ser que alberga en
su corazón una sed de infinito, una sed de verdad
–no parcial, sino capaz de explicar el sentido de la
vida– porque ha sido creado a imagen y semejanza
de Dios. Así pues, reconocer con gratitud la vida
como un don inestimable lleva a descubrir la propia
dignidad profunda y la inviolabilidad de toda
persona. Por eso, la primera educación consiste en
aprender a reconocer en el hombre la imagen del
Creador y, por consiguiente, a tener un profundo
respeto por cada ser humano y ayudar a los otros
8
a llevar una vida conforme a esta altísima dignidad.
Nunca podemos olvidar que «el auténtico desarrollo
del hombre se refiere a la totalidad de la persona en
todas sus dimensiones» [3],incluida la trascendente,
y que no se puede sacrificar a la persona para
obtener un bien particular, ya sea económico o
social, individual o colectivo.
Sólo en la relación con Dios comprende también
el hombre el significado de la propia libertad. Y es
cometido de la educación el formar en la auténtica
libertad. Ésta no es la ausencia de vínculos o el
dominio del libre albedrío, no es el absolutismo del
yo. El hombre que cree ser absoluto, no depender
de nada ni de nadie, que puede hacer todo lo que
se le antoja, termina por contradecir la verdad del
propio ser, perdiendo su libertad. Por el contrario,
el hombre es un ser relacional, que vive en relación
con los otros y, sobre todo, con Dios. La auténtica
libertad nunca se puede alcanzar alejándose de Él.
La libertad es un valor precioso, pero delicado;
se la puede entender y usar mal. «En la actualidad,
un obstáculo particularmente insidioso para la
obra educativa es la masiva presencia, en nuestra
sociedad y cultura, del relativismo que, al no
reconocer nada como definitivo, deja como última
medida sólo el propio yo con sus caprichos; y,
bajo la apariencia de la libertad, se transforma
para cada uno en una prisión, porque separa al
uno del otro, dejando a cada uno encerrado dentro
de su propio “yo”. Por consiguiente, dentro de ese
horizonte relativista no es posible una auténtica
educación, pues sin la luz de la verdad, antes o
después, toda persona queda condenada a dudar
de la bondad de su misma vida y de las relaciones
que la constituyen, de la validez de su esfuerzo
por construir con los demás algo en común» [4].
Para ejercer su libertad, el hombre debe superar
por tanto el horizonte del relativismo y conocer la
verdad sobre sí mismo y sobre el bien y el mal. En
lo más íntimo de la conciencia el hombre descubre
una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que
debe obedecer y cuya voz lo llama a amar, a hacer
el bien y huir del mal, a asumir la responsabilidad
del bien que ha hecho y del mal que ha cometido [5].
Por eso, el ejercicio de la libertad está íntimamente
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S A N TA S E D E
relacionado con la ley moral natural, que tiene un
carácter universal, expresa la dignidad de toda
persona, sienta la base de sus derechos y deberes
fundamentales, y, por tanto, en último análisis, de
la convivencia justa y pacífica entre las personas.
El uso recto de la libertad es, pues, central en
la promoción de la justicia y la paz, que requieren
el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, aunque
se distancie de la propia forma de ser y vivir. De
esa actitud brotan los elementos sin los cuales la
paz y la justicia se quedan en palabras sin contenido:
la confianza recíproca, la capacidad de entablar
un diálogo constructivo, la posibilidad del perdón,
que tantas veces se quisiera obtener pero que
cuesta conceder, la caridad recíproca, la compasión
hacia los más débiles, así como la disponibilidad
para el sacrificio.
Educar en la justicia
4. En nuestro mundo, en el que el valor de la
persona, de su dignidad y de sus derechos, más
allá de las declaraciones de intenciones, está
seriamente amenazado por la extendida tendencia
a recurrir exclusivamente a los criterios de
utilidad, del beneficio y del tener, es importante
no separar el concepto de justicia de sus raíces
transcendentes. La justicia, en efecto, no es una
simple convención humana, ya que lo que es justo
no está determinado originariamente por la ley
positiva, sino por la identidad profunda del ser
humano. La visión integral del hombre es lo
que permite no caer en una concepción
contractualista de la justicia y abrir también para
ella el horizonte de la solidaridad y del amor [6].
No podemos ignorar que ciertas corrientes de la
cultura moderna, sostenida por principios económicos
racionalistas e individualistas, han sustraído al
concepto de justicia sus raíces transcendentes,
separándolo de la caridad y la solidaridad: «La
“ciudad del hombre” no se promueve sólo con
relaciones de derechos y deberes sino, antes y más
aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia
y de comunión. La caridad manifiesta siempre el
amor de Dios también en las relaciones humanas,
otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso
por la justicia en el mundo» [7].
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
«Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de la justicia, porque ellos quedarán saciados»
(Mt5,6). Serán saciados porque tienen hambre y sed
de relaciones rectas con Dios, consigo mismos, con
sus hermanos y hermanas, y con toda la creación.
Educar en la paz
5. «La paz no es sólo ausencia de guerra y
no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas
adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra
sin la salvaguardia de los bienes de las personas,
la libre comunicación entre los seres humanos, el
respeto de la dignidad de las personas y de los
pueblos, la práctica asidua de la fraternidad»
[8].La paz es fruto de la justicia y efecto de la
caridad. Y es ante todo don de Dios. Los cristianos
creemos que Cristo es nuestra verdadera paz:
en Él, en su cruz, Dios ha reconciliado consigo
al mundo y ha destruido las barreras que nos
separaban a unos de otros (cf. Ef 2,14-18); en Él,
hay una única familia reconciliada en el amor.
Pero la paz no es sólo un don que se recibe,
sino también una obra que se ha de construir.
Para ser verdaderamente constructores de la
paz, debemos ser educados en la compasión, la
solidaridad, la colaboración, la fraternidad; hemos
de ser activos dentro de las comunidades y
atentos a despertar las conciencias sobre las
cuestiones nacionales e internacionales, así como
sobre la importancia de buscar modos adecuados
de redistribución de la riqueza, de promoción del
crecimiento, de la cooperación al desarrollo y de
la resolución de los conflictos. «Bienaventurados
los que trabajan por la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios» (Mt 5,9).
La paz para todos nace de la justicia de cada
uno y ninguno puede eludir este compromiso
esencial de promover la justicia, según las
propias competencias y responsabilidades. Invito
de modo particular a los jóvenes, que mantienen
siempre viva la tensión hacia los ideales, a tener
la paciencia y constancia de buscar la justicia y
la paz, de cultivar el gusto por lo que es justo y
verdadero, aun cuando esto pueda comportar
sacrificio e ir contracorriente.
9
S A N TA S E D E
Levantar los ojos a Dios
6. Ante el difícil desafío que supone recorrer la
vía de la justicia y de la paz, podemos sentirnos
tentados de preguntarnos como el salmista:
«Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me
vendrá el auxilio?» (Sal 121,1).
Deseo decir con fuerza a todos, y particularmente
a los jóvenes: «No son las ideologías las que
salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios
viviente, que es nuestro creador, el garante de
nuestra libertad, el garante de lo que es realmente
bueno y auténtico [...], mirar a Dios, que es la
medida de lo que es justo y, al mismo tiempo,
es el amor eterno.
Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?» [9].
El amor se complace en la verdad, es la fuerza
que nos hace capaces de comprometernos con
la verdad, la justicia, la paz, porque todo lo excusa,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta
(cf. 1 Co 13,1-13).
Queridos jóvenes, vosotros sois un don
precioso para la sociedad. No os dejéis vencer
por el desánimo ante las dificultades y no os
entreguéis a las falsas soluciones, que con
frecuencia se presentan como el camino más fácil
para superar los problemas. No tengáis miedo de
comprometeros, de hacer frente al esfuerzo y al
sacrificio, de elegir los caminos que requieren
fidelidad y constancia, humildad y dedicación.
Vivid con confianza vuestra juventud y esos
profundos deseos de felicidad, verdad, belleza
y amor verdadero que experimentáis. Vivid con
intensidad esta etapa de vuestra vida tan rica y
llena de entusiasmo.
Sed conscientes de que vosotros sois un
ejemplo y estímulo para los adultos, y lo seréis
cuanto más os esforcéis por superar las injusticias
y la corrupción, cuanto más deseéis un futuro
mejor y os comprometáis en construirlo. Sed
conscientes de vuestras capacidades y nunca os
encerréis en vosotros mismos, sino sabed trabajar
por un futuro más luminoso para todos. Nunca
estáis solos. La Iglesia confía en vosotros, os
sigue, os anima y desea ofreceros lo que tiene de
más valor: la posibilidad de levantar los ojos hacia
Dios, de encontrar a Jesucristo, Aquel que es la
justicia y la paz.
A todos vosotros, hombres y mujeres preocupados
por la causa de la paz. La paz no es un bien ya
logrado, sino una meta a la que todos debemos
aspirar. Miremos con mayor esperanza al futuro,
animémonos mutuamente en nuestro camino,
trabajemos para dar a nuestro mundo un rostro
más humano y fraterno y sintámonos unidos en la
responsabilidad respecto de las jóvenes
generaciones de hoy y del mañana, particularmente
en educarlas a ser pacíficas y artífices de paz.
Consciente de todo ello, os envío estas reflexiones
y os dirijo un llamamiento: unamos nuestras
fuerzas espirituales, morales y materiales para
«educar a los jóvenes en la justicia y la paz».
Vaticano, 8 de diciembre de 2011
BENEDICTUS PP XVI
Invitamos a nuestros lectores a visitar nuestra página web
www.obispadocastrenseargentina.org
10
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S A N TA S E D E
Carta Apostólica en Forma de Motu Proprio Porta Fidei del
Sumo Pontífice Benedicto XVI con la que se Convoca el Año de la Fe
1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida
de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está
siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la
Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la
gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un
camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm
6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre,
y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la
resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha
querido unir en su misma gloria a cuantos creen en Él (cf. Jn 17, 22).
Profesar la fe en la Trinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo – equivale
a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que
en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación;
Jesucristo, que en el misterio de Su muerte y resurrección redimió al
mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos
en la espera del retorno glorioso del Señor.
2. Desde el comienzo de mi ministerio como
Sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de
redescubrir el camino de la fe para iluminar de
manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo
renovado del encuentro con Cristo. En la homilía
de la santa Misa de inicio del Pontificado decía:
«La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores,
como Cristo han de ponerse en camino para
rescatar a los hombres del desierto y conducirlos
al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de
Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en
plenitud» [1]. Sucede hoy con frecuencia que los
cristianos se preocupan mucho por las consecuencias
sociales, culturales y políticas de su compromiso,
al mismo tiempo que siguen considerando la fe
como un presupuesto obvio de la vida común.
De hecho, este presupuesto no sólo no aparece
como tal, sino que incluso con frecuencia es
negado [2]. Mientras que en el pasado era posible
reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente
aceptado en su referencia al contenido de la fe
y a los valores inspirados por ella, hoy no parece
que sea ya así en vastos sectores de la sociedad,
a causa de una profunda crisis de fe que afecta a
muchas personas.
3. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa
y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como
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la samaritana, también el hombre actual puede
sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo
para escuchar a Jesús, que invita a creer en Él
y a extraer el agua viva que mana de Su fuente
(cf. Jn4, 14). Debemos descubrir de nuevo el
gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios,
transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de
la vida, ofrecido como sustento a todos los que
son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). En efecto, la
enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la
misma fuerza: «Trabajad no por el alimento que
perece, sino por el alimento que perdura para la
vida eterna» (Jn6, 27). La pregunta planteada por
los que lo escuchaban es también hoy la misma
para nosotros: «¿Qué tenemos que hacer para
realizar las obras de Dios?» (Jn 6, 28). Sabemos
la respuesta de Jesús: «La obra de Dios es ésta:
que creáis en el que Él ha enviado» (Jn 6, 29).
Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para
poder llegar de modo definitivo a la salvación.
4. A la luz de todo esto, he decidido convocar
un Año de la fe. Comenzará el 11 de octubre de
2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del
Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad
de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre
de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012,
11
S A N TA S E D E
se celebrarán también los veinte años de la
publicación del Catecismo de la Iglesia Católica,
promulgado por mi Predecesor, el beato Papa
Juan Pablo II, [3] con la intención de ilustrar a
todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este
documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano
II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los
Obispos de 1985 como instrumento al servicio
de la catequesis [4], realizándose mediante la
colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia
católica. Y precisamente he convocado la Asamblea
General del Sínodo de los Obispos, en el mes
de octubre de 2012, sobre el tema de la nueva
evangelización para la transmisión de la fe cristiana.
Será una buena ocasión para introducir a todo el
cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión
y redescubrimiento de la fe. No es la primera vez
que la Iglesia está llamada a celebrar un Año de
la fe. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios
Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para
conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro
y Pablo en el décimo noveno centenario de su
supremo testimonio. Lo concibió como un momento
solemne para que en toda la Iglesia se diese «una
auténtica y sincera profesión de la misma fe»;
además, quiso que ésta fuera confirmada de
manera «individual y colectiva, libre y consciente,
interior y exterior, humilde y franca» [5]. Pensaba
que de esa manera toda la Iglesia podría adquirir
una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla,
para purificarla, para confirmarla y para confesarla»
[6]. Las grandes transformaciones que tuvieron
lugar en aquel año, hicieron que la necesidad
de dicha celebración fuera todavía más evidente.
Ésta concluyó con la Profesión de fe del Pueblo
de Dios [7], para testimoniar cómo los contenidos
esenciales que desde siglos constituyen el
patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad
de ser confirmados, comprendidos y profundizados
de manera siempre nueva, con el fin de dar un
testimonio coherente en condiciones históricas
distintas a las del pasado.
5. En ciertos aspectos, mi Venerado Predecesor
vio ese año como una «consecuencia y exigencia
postconciliar» [8], consciente de las graves
dificultades del tiempo, sobre todo con respecto
a la profesión de la fe verdadera y a su recta
12
interpretación. He pensado que iniciar el Año de
la fe coincidiendo con el cincuentenario de la
apertura del Concilio Vaticano II puede ser una
ocasión propicia para comprender que los textos
dejados en herencia por los Padres conciliares,
según las palabras del beato Juan Pablo II, «no
pierden su valor ni su esplendor. Es necesario
leerlos de manera apropiada y que sean conocidos
y asimilados como textos cualificados y normativos
del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia.
[…] Siento más que nunca el deber de indicar el
Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia
se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio
se nos ha ofrecido una brújula segura para
orientarnos en el camino del siglo que comienza»
[9]. Yo también deseo reafirmar con fuerza lo
que dije a propósito del Concilio pocos meses
después de mi elección como Sucesor de Pedro:
«Si lo leemos y acogemos guiados por una
hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser
cada vez más una gran fuerza para la renovación
siempre necesaria de la Iglesia» [10].
6. La renovación de la Iglesia pasa también a
través del testimonio ofrecido por la vida de los
creyentes: con su misma existencia en el mundo,
los cristianos están llamados efectivamente a
hacer resplandecer la Palabra de verdad que el
Señor Jesús nos dejó. Precisamente el Concilio,
en la Constitución dogmática Lumen gentium,
afirmaba: «Mientras que Cristo, “santo, inocente,
sin mancha” (Hb 7, 26), no conoció el pecado
(cf. 2 Co 5, 21), sino que vino solamente a expiar
los pecados del pueblo (cf. Hb 2, 17), la Iglesia,
abrazando en su seno a los pecadores, es a la
vez santa y siempre necesitada de purificación, y
busca sin cesar la conversión y la renovación. La
Iglesia continúa su peregrinación “en medio de las
persecuciones del mundo y de los consuelos de
Dios”, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta
que vuelva (cf. 1 Co 11, 26). Se siente fortalecida con
la fuerza del Señor resucitado para poder superar
con paciencia y amor todos los sufrimientos y
dificultades, tanto interiores como exteriores, y
revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque
bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta
que al final se manifieste a plena luz» [11].
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
S A N TA S E D E
En esta perspectiva, el Año de la fe es una
invitación a una auténtica y renovada conversión
al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el
misterio de Su muerte y resurrección, ha revelado
en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres
a la conversión de vida mediante la remisión de
los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo,
este Amor lleva al hombre a una nueva vida: «Por
el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte,
para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre
los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6, 4).
Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la
existencia humana en la novedad radical de la
resurrección. En la medida de su disponibilidad
libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad
y el comportamiento del hombre se purifican y
transforman lentamente, en un proceso que no
termina de cumplirse totalmente en esta vida. La
«fe que actúa por el amor» (Ga 5, 6) se convierte
en un nuevo criterio de pensamiento y de acción
que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12,
2; Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17).
7. «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es
el amor de Cristo el que llena nuestros corazones
y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, Él nos
envía por los caminos del mundo para proclamar
Su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf.
Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia
Sí a los hombres de cada generación: en todo
tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio
del Evangelio, con un mandato que es siempre
nuevo. Por eso, también hoy es necesario un
compromiso eclesial más convencido en favor de
una nueva evangelización para redescubrir la
alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo
de comunicar la fe. El compromiso misionero de los
creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento
cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe,
en efecto, crece cuando se vive como experiencia
de un amor que se recibe y se comunica como
experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos,
porque ensancha el corazón en la esperanza y
permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre
el corazón y la mente de los que escuchan para
acoger la invitación del Señor a aceptar Su Palabra
para ser Sus discípulos. Como afirma san Agustín,
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
los creyentes «se fortalecen creyendo» [12]. El
santo Obispo de Hipona tenía buenos motivos
para expresarse de esta manera. Como sabemos,
su vida fue una búsqueda continua de la belleza
de la fe hasta que su corazón encontró descanso
en Dios. [13] Sus numerosos escritos, en los que
explica la importancia de creer y la verdad de la
fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de
riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas
personas que buscan a Dios encontrar el sendero
justo para acceder a la «puerta de la fe».
Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo;
no hay otra posibilidad para poseer la certeza
sobre la propia vida que abandonarse, en un
in crescendo continuo, en las manos de un amor
que se experimenta siempre como más grande
porque tiene su origen en Dios.
8. En esta feliz conmemoración, deseo invitar a
los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se
unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia
espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar
el don precioso de la fe. Queremos celebrar este
Año de manera digna y fecunda. Habrá que
intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a
todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al
Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre
todo en un momento de profundo cambio como
el que la humanidad está viviendo. Tendremos
la oportunidad de confesar la fe en el Señor
Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de
todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras
familias, para que cada uno sienta con fuerza
la exigencia de conocer y transmitir mejor a las
generaciones futuras la fe de siempre. En este
Año, las comunidades religiosas, así como las
parroquiales, y todas las realidades eclesiales
antiguas y nuevas, encontrarán la manera de
profesar públicamente el Credo.
9. Deseamos que este Año suscite en todo
creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y
renovada convicción, con confianza y esperanza.
Será también una ocasión propicia para intensificar
la celebración de la fe en la liturgia, y de modo
particular en la Eucaristía, que es «la cumbre a
la que tiende la acción de la Iglesia y también
la fuente de donde mana toda su fuerza»[14].
13
S A N TA S E D E
Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de
vida de los creyentes sea cada vez más creíble.
Redescubrir los contenidos de la fe profesada,
celebrada, vivida y rezada [15], y reflexionar sobre
el mismo acto con el que se cree, es un compromiso
que todo creyente debe de hacer propio, sobre
todo en este Año.
sentido que encierra la expresión es importante.
San Lucas enseña que el conocimiento de los
contenidos que se han de creer no es suficiente
si después el corazón, auténtico sagrario de la
persona, no está abierto por la gracia que permite
tener ojos para mirar en profundidad y comprender
que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios.
No por casualidad, los cristianos en los primeros
siglos estaban obligados a aprender de memoria
el Credo. Esto les servía como oración cotidiana
para no olvidar el compromiso asumido con el
bautismo. San Agustín lo recuerda con unas
palabras de profundo significado, cuando en un
sermón sobre la redditio symboli, la entrega del
Credo, dice: «El símbolo del sacrosanto misterio
que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis
recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras
en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia,
nuestra madre, sobre la base inconmovible que es
Cristo el Señor. […] Recibisteis y recitasteis algo
que debéis retener siempre en vuestra mente y
corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo
que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y
que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma
que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis
con el corazón» [16].
Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe
implica un testimonio y un compromiso público. El
cristiano no puede pensar nunca que creer es un
hecho privado. La fe es decidirse a estar con el
Señor para vivir con Él. Y este «estar con Él»
nos lleva a comprender las razones por las
que se cree. La fe, precisamente porque es un
acto de la libertad, exige también la responsabilidad
social de lo que se cree. La Iglesia en el día de
Pentecostés muestra con toda evidencia esta
dimensión pública del creer y del anunciar a todos
sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo
el que capacita para la misión y fortalece nuestro
testimonio, haciéndolo franco y valeroso.
10. En este sentido, quisiera esbozar un
camino que sea útil para comprender de manera
más profunda no sólo los contenidos de la fe sino,
juntamente también con eso, el acto con el que
decidimos entregarnos totalmente y con plena
libertad a Dios. En efecto, existe una unidad
profunda entre el acto con el que se cree y los
contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento.
El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta
realidad cuando escribe: «con el corazón se cree y
con los labios se profesa» (cf. Rm 10, 10). El corazón
indica que el primer acto con el que se llega a la
fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa
y transforma a la persona hasta en lo más íntimo.
A este propósito, el ejemplo de Lidia es muy
elocuente. Cuenta san Lucas que Pablo, mientras
se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar
el Evangelio a algunas mujeres; entre estas estaba
Lidia y el «Señor le abrió el corazón para que
aceptara lo que decía Pablo» (Hch 16, 14). El
14
La misma profesión de fe es un acto personal
y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer
sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad
cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz
de la entrada en el pueblo de los creyentes para
alcanzar la salvación. Como afirma el Catecismo
de la Iglesia Católica: «“Creo”: Es la fe de la Iglesia
profesada personalmente por cada creyente,
principalmente en su bautismo. “Creemos”: Es la
fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos
en Concilio o, más generalmente, por la asamblea
litúrgica de los creyentes. “Creo”, es también la
Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su
fe y que nos enseña a decir: “creo”, “creemos”»[17].
Como se puede ver, el conocimiento de los
contenidos de la fe es esencial para dar el propio
asentimiento, es decir, para adherirse plenamente
con la inteligencia y la voluntad a lo que propone
la Iglesia. El conocimiento de la fe introduce en la
totalidad del misterio salvífico revelado por Dios.
El asentimiento que se presta implica por tanto
que, cuando se cree, se acepta libremente todo
el misterio de la fe, ya que quien garantiza su
verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer
su misterio de amor [18].
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
S A N TA S E D E
Por otra parte, no podemos olvidar que muchas
personas en nuestro contexto cultural, aún no
reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con
sinceridad el sentido último y la verdad definitiva
de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es
un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva
a las personas por el camino que conduce al
misterio de Dios. La misma razón del hombre, en
efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y
permanece siempre» [19]. Esta exigencia constituye
una invitación permanente, inscrita indeleblemente
en el corazón humano, a ponerse en camino para
encontrar a Aquel que no buscaríamos si no
hubiera ya venido [20]. La fe nos invita y nos abre
totalmente a este encuentro.
11. Para acceder a un conocimiento sistemático
del contenido de la fe, todos pueden encontrar en
el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio
precioso e indispensable. Es uno de los frutos más
importantes del Concilio Vaticano II. En la Constitución
apostólica Fidei depositum, firmada precisamente
al cumplirse el trigésimo aniversario de la apertura
del Concilio Vaticano II, el beato Juan Pablo II
escribía: «Este Catecismo es una contribución
importantísima a la obra de renovación de la vida
eclesial... Lo declaro como regla segura para la
enseñanza de la fe y como instrumento válido y
legítimo al servicio de la comunión eclesial» [21].
Precisamente en este horizonte, el Año de la fe
deberá expresar un compromiso unánime para
redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales
de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente
en el Catecismo de la Iglesia Católica. En efecto,
en él se pone de manifiesto la riqueza de la
enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y
ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la
Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los
Maestros de teología a los Santos de todos los siglos,
el Catecismo ofrece una memoria permanente de
los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado
sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para
dar certeza a los creyentes en su vida de fe.
En su misma estructura, el Catecismo de la
Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe
hasta abordar los grandes temas de la vida
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
cotidiana. A través de sus páginas se descubre
que todo lo que se presenta no es una teoría, sino
el encuentro con una Persona que vive en la
Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la
explicación de la vida sacramental, en la que Cristo
está presente y actúa, y continúa la construcción
de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la
profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería
de la gracia que sostiene el testimonio de los
cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del
Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno
sentido cuando se pone en relación con la fe, la
liturgia y la oración.
12. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica
podrá ser en este Año un verdadero instrumento
de apoyo a la fe, especialmente para quienes se
preocupan por la formación de los cristianos, tan
importante en nuestro contexto cultural. Para ello,
he invitado a la Congregación para la Doctrina
de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios
competentes de la Santa Sede, redacte una Nota
con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes
algunas indicaciones para vivir este Año de la fe de
la manera más eficaz y apropiada, ayudándolos
a creer y evangelizar.
En efecto, la fe está sometida más que en el
pasado a una serie de interrogantes que provienen
de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy,
reduce el ámbito de las certezas racionales al de
los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia
nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la
fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto
alguno, porque ambas, aunque por caminos
distintos, tienden a la verdad [22].
13. A lo largo de este Año, será decisivo volver
a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla
el misterio insondable del entrecruzarse de la
santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de
relieve la gran contribución que los hombres y las
mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo
de las comunidades a través del testimonio de su
vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un
sincero y constante acto de conversión, con el
fin de experimentar la misericordia del Padre que
sale al encuentro de todos.
15
S A N TA S E D E
Durante este tiempo, tendremos la mirada fija
en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe»
(Hb12, 2): en Él encuentra su cumplimiento todo
afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría
del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y
el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida
y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte,
todo tiene su cumplimiento en el misterio de
Su Encarnación, de Su hacerse hombre, de
Su compartir con nosotros la debilidad humana
para transformarla con el poder de Su
resurrección. En Él, muerto y resucitado por
nuestra salvación, se iluminan plenamente los
ejemplos de fe que han marcado los últimos
dos mil años de nuestra historia de salvación.
Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y
creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios
en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38). En
la visita a Isabel entonó su canto de alabanza
al Omnipotente por las maravillas que hace en
quienes se encomiendan a Él (cf. Lc 1, 46-55).
Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo,
manteniendo intacta su virginidad (cf. Lc 2, 6-7).
Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a
Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes
(cf. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor
en su predicación y permaneció con Él hasta el
Calvario (cf. Jn19, 25-27). Con fe, María saboreó los
frutos de la resurrección de Jesús y, guardando
todos los recuerdos en su corazón (cf. Lc 2, 19.51),
los transmitió a los Doce, reunidos con ella en
el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch
1, 14; 2, 1-4).
Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir
al Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras
con las que anunciaba el Reino de Dios, que está
presente y se realiza en su persona (cf.Lc 11, 20).
Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los
instruía con Sus enseñanzas, dejándoles una
nueva regla de vida por la que serían reconocidos
como Sus discípulos después de Su muerte (cf.
Jn 13, 34-35). Por la fe, fueron por el mundo
entero, siguiendo el mandato de llevar el
Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) y, sin
temor alguno, anunciaron a todos la alegría de
la resurrección, de la que fueron testigos fieles.
16
Por la fe, los discípulos formaron la primera
comunidad reunida en torno a la enseñanza de
los Apóstoles, la oración y la celebración de la
Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes
para atender las necesidades de los hermanos
(cf. Hch 2, 42-47).
Por la fe, los mártires entregaron su vida como
testimonio de la verdad del Evangelio, que los había
trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor
don del amor con el perdón de sus perseguidores.
Por la fe, hombres y mujeres han consagrado
su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la
sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la
castidad, signos concretos de la espera del Señor
que no tarda en llegar. Por la fe, muchos cristianos
han promovido acciones en favor de la justicia,
para hacer concreta la palabra del Señor, que ha
venido a proclamar la liberación de los oprimidos
y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19).
Por la fe, hombres y mujeres de toda edad,
cuyos nombres están escritos en el libro de la
vida (cf.Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo
de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús
allí donde se les llamaba a dar testimonio de
su ser cristianos: en la familia, la profesión, la
vida pública y el desempeño de los carismas y
ministerios que se les confiaban.
También nosotros vivimos por la fe: para el
reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en
nuestras vidas y en la historia.
14. El Año de la fe será también una buena
oportunidad para intensificar el testimonio de la
caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten
la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la
mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con
palabras aún más fuertes –que siempre atañen
a los cristianos–, el apóstol Santiago dice: «¿De
qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que
tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo
esa fe? Si un hermano o una hermana andan
desnudos y faltos de alimento diario y alguno de
vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”,
pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de
qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen
obras, está muerta por dentro.
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S A N TA S E D E
Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras,
muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis
obras te mostraré la fe”» (St 2, 14-18).
La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin
fe sería un sentimiento constantemente a merced
de la duda. La fe y el amor se necesitan
mutuamente, de modo que una permite a la otra
seguir su camino. En efecto, muchos cristianos
dedican sus vidas con amor a quien está solo,
marginado o excluido, como el primero a quien
hay que atender y el más importante que socorrer,
porque precisamente en él se refleja el rostro mismo
de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en
quienes piden nuestro amor el rostro del Señor
resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de
estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo
hicisteis» (Mt 25, 40): estas palabras suyas son
una advertencia que no se ha de olvidar, y una
invitación perenne a devolver ese amor con el que
Él cuida de nosotros. Es la fe la que nos
permite reconocer a Cristo, y es Su mismo
amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se
hace nuestro prójimo en el camino de la vida.
Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a
nuestro compromiso en el mundo, aguardando
«unos cielos nuevos y una tierra nueva en los
que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1).
15. Llegados sus últimos días, el apóstol Pablo
pidió al discípulo Timoteo que «buscara la fe»
(cf. 2 Tm 2, 22) con la misma constancia de
cuando era niño (cf. 2 Tm 3, 15). Escuchemos
esta invitación como dirigida a cada uno de
nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en
la fe. Ella es compañera de vida que nos permite
distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas
que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir
los signos de los tiempos en la historia actual, nos
compromete a cada uno a convertirnos en un
signo vivo de la presencia de Cristo resucitado
en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de
manera especial es el testimonio creíble de los
que, iluminados en la mente y el corazón por
la Palabra del Señor, son capaces de abrir el
corazón y la mente de muchos al deseo de Dios
y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
«Que la Palabra del Señor siga avanzando y
sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la
fe haga cada vez más fuerte la relación con
Cristo, el Señor, pues sólo en Él tenemos la
certeza para mirar al futuro y la garantía de un
amor auténtico y duradero. Las palabras del
apóstol Pedro proyectan un último rayo de
luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque
ahora sea preciso padecer un poco en
pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra
fe, más preciosa que el oro, que, aunque es
perecedero, se aquilata a fuego, merecerá
premio, gloria y honor en la revelación de
Jesucristo; sin haberlo visto Lo amáis y, sin
contemplarlo todavía, creéis en Él y así os alegráis
con un gozo inefable y radiante, alcanzando así
la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras
almas» (1 P1, 6-9). La vida de los cristianos conoce
la experiencia de la alegría y el sufrimiento.
Cuántos santos han experimentado la soledad.
Cuántos creyentes son probados también en
nuestros días por el silencio de Dios, mientras
quisieran escuchar Su voz consoladora. Las pruebas
de la vida, a la vez que permiten comprender
el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos
de Cristo (cf.Col 1, 24), son preludio de la alegría
y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando
soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10).
Nosotros creemos con firme certeza que el
Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con
esta segura confianza nos encomendamos a
Él: presente entre nosotros, vence el poder
del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad
visible de Su misericordia, permanece en Él como
signo de la reconciliación definitiva con el Padre.
Confiemos a la Madre de Dios, proclamada
«bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45),
este tiempo de gracia.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de
octubre del año 2011, séptimo de mi Pontificado.
BENEDICTO XVI
17
S A N TA S E D E
Intenciones del
Santo Padre
para el año 2012
ENERO:
Intención general:
Para que las víctimas de desastres naturales reciban el
alivio espiritual y material necesario para reconstruir sus vidas.
Intención misionera:
Para que el empeño de los cristianos a favor de la paz
sea ocasión para dar testimonio del nombre de Cristo a todas
las personas de buena voluntad.
FEBRERO:
Intención general:
Para que todos los pueblos tengan pleno acceso al
agua y a los recursos necesarios para su sustento cotidiano.
Intención misionera:
Para que el Señor sostenga el esfuerzo de los
trabajadores de la salud en su servicio a los enfermos y
ancianos de las regiones más pobres.
MARZO:
Intención general:
Para que en todo el mundo sea reconocida adecuadamente
la contribución de la mujer al desarrollo de la sociedad.
Intención misionera:
Para que el Espíritu Santo conceda perseverancia a
cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por el
nombre de Cristo, particularmente en Asia.
18
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
LA IGLESIA EN EL MUNDO
Jóvenes Sin Fronteras
Lima (Agencia Fides) - El 3 de diciembre, fiesta de San Francisco Javier,
patrón de las misiones, el grupo de "Jóvenes sin Fronteras" (JSF) en Perú celebró
36 años de compromiso con la pastoral juvenil misionera patrocinada por las
Obras Pontificias Misioneras en Perú, con el apoyo en particular de la Sociedad
para la Propagación de la Fe.
El principal objetivo de JSF (las siglas en español) es "animar a miles de
jóvenes de Perú para que continúen en este camino de la misión, invitando a
los jóvenes a enamorarse de un Cristo joven que nos pide que Lo sigamos". Es por eso que este año
se decidió extender la invitación a un mayor número de jóvenes, la mayor cantidad posible,
entregando el mensaje de salvación: "Cristo nos ama", como informan a la Agencia Fides las
OMP de Perú. El movimiento fue fundado por monseñor Felipe María Zalba Elizalde, OP (obispo de
Chuquibamba, que murió en 1999), Director Nacional de las OMP de Perú.
El 3 de diciembre de 1975 tuvo lugar el primer CUAM (Curso de Animación Misionera) para los
jóvenes en las estructuras proporcionadas por las Obras Misionales Pontificias. Desde entonces hasta
nuestros días, el trabajo misionero de los JSF no se ha detenido. Perú fue el primer país donde nació
el JSF, seguido por Ecuador. Actualmente, los JSF están presentes también en Paraguay, Bolivia
y Canadá. (CE) (Agencia Fides 19/11/2011).
Anglicanos Estadounidenses en Comunión Plena con la Iglesia Católica
Decreto con el que se erige el Ordinariato
personal de la Cátedra de San Pedro
La ley suprema de la Iglesia es la salvación de
las almas. Así, a lo largo de la historia, la Iglesia
siempre ha encontrado los instrumentos pastorales
y jurídicos para procurar el bien de los fieles.
Con la Constitución Apostólica Anglicanorum
coetibus, promulgada el 4 de noviembre de 2009,
el Santo Padre, Papa Benedicto XVI, deliberó la
institución de Ordinariatos Personales a través
de los cuales los fieles anglicanos pueden entrar,
también corporativamente, en plena comunión con la
Iglesia católica. En esa misma fecha, la Congregación
para la doctrina de la fe publicó las Normas
complementarias en relación con tales Ordinariatos.
De acuerdo con lo establecido en el Art. 1 § 1
y § 2 de la Constitución Apostólica Anglicanorum
coetibus, habiendo recibido peticiones de un número
considerable de fieles anglicanos, y habiendo
consultado con la Conferencia de obispos católicos
de Estados Unidos, la Congregación para la doctrina
de la fe erige el Ordinariato personal de la Cátedra
de San Pedro en el territorio de la Conferencia
Episcopal de Estados Unidos.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
1. El Ordinariato personal de la Cátedra de San
Pedro ipso iure posee personalidad jurídica y es
jurídicamente equivalente a una diócesis. Incluye a
aquellos fieles, de toda clase y condición de vida, que,
habiendo pertenecido originariamente a la Comunión
anglicana, ahora están en plena comunión con la
Iglesia católica, o han recibido los Sacramentos de
iniciación en la jurisdicción del Ordinariato mismo,
o han sido acogidos en ella por ser miembros de
una familia perteneciente al Ordinariato.
Los fieles del Ordinariato personal de la Cátedra
de San Pedro son encomendados a la solicitud
pastoral del Ordinario personal, que, una vez nombrado
por el Romano Pontífice, posee todas las facultades,
y tiene todas las obligaciones especificadas en la
Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus y
en las Normas complementarias así como en
aquellas materias determinadas sucesivamente por
la Congregación para la doctrina de la fe, a petición
tanto del Ordinario, habiendo oído al Consejo de
gobierno del Ordinariato, como de la Conferencia
de los obispos católicos de Estados Unidos.
Los fieles anglicanos que desean ser recibidos
en plena comunión con la Iglesia Católica a través
19
LA IGLESIA EN EL MUNDO
del Ordinariato deben manifestar este deseo por
escrito. Para estos fieles debe elaborarse un
programa de formación catequética, de duración
adecuada, y con contenidos establecidos por el
Ordinario, de acuerdo con la Congregación para
la doctrina de la fe, de forma que los fieles puedan
adherirse plenamente al contenido doctrinal del
Catecismo de la Iglesia Católica y, por consiguiente,
hacer la profesión de fe.
Para los candidatos a la ordenación, que
anteriormente eran ministros de la Comunión
anglicana, debe elaborarse un programa específico
de formación teológica, así como de preparación
espiritual y pastoral, antes de la ordenación en
la Iglesia Católica, según lo que establezca el
Ordinario de acuerdo con la Congregación para la
doctrina de la fe y consultando con la Conferencia
de los obispos católicos de Estados Unidos.
Para que un clérigo no incardinado en el
Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro
pueda administrar un matrimonio entre fieles
pertenecientes al Ordinariato, debe recibir la
facultad del Ordinario o del pastor de la parroquia
personal a la que pertenecen los fieles.
El Ordinario es miembro de derecho de la
Conferencia de los obispos católicos de Estados
Unidos con voto deliberativo en los casos en que
lo requiera la ley.
Un clérigo, proveniente de la Comunión anglicana,
que ya haya sido ordenado en la Iglesia Católica
e incardinado en una diócesis, puede ser
incardinado en el Ordinariato a tenor de la norma
del canon 267 del Código de derecho canónico.
Mientras el Ordinariato personal de la Cátedra
de San Pedro no haya instituido su propio tribunal,
las causas judiciales de sus fieles se deben llevar al
tribunal de la diócesis en la que tenga su domicilio
una de las partes, tomando en cuenta, en cualquier
caso, los diferentes títulos de competencia
establecidos en los cánones 1408-1414 y 1673
del Código de derecho canónico.
Los fieles del Ordinariato personal de la Cátedra
de San Pedro que están, temporal o permanentemente,
fuera del territorio de la Conferencia de los obispos
católicos de Estados Unidos, aunque siguen siendo
miembros del Ordinariato, están vinculados al
derecho universal y a las leyes particulares del
territorio en el que residen.
20
2. Si un miembro de los fieles se traslada de
modo permanente a un territorio en donde se ha
erigido otro Ordinariato personal, puede, a petición
suya, ser recibido en él. El nuevo Ordinario tiene
la obligación de informar de la recepción al
Ordinariato personal originario. Si un fiel desea
abandonar el Ordinariato, debe dar a conocer esta
decisión a su propio Ordinario. Así se convierte
automáticamente en miembro de la diócesis donde
reside. En este caso, el Ordinario garantizará que
el obispo diocesano sea informado.
3. El Ordinario, teniendo en cuenta la Ratio
fundamentalis institutionis sacerdotalis y el Programa
de formación sacerdotal de la Conferencia de
los obispos católicos de Estados Unidos, debe
elaborar un Programa de formación sacerdotal
para los seminaristas del Ordinariato, que debe
ser aprobado por la Sede apostólica.
El Ordinario garantizará que se redacten los
Estatutos del Consejo de gobierno y del Consejo
pastoral que están sujetos a su aprobación.
La sede de la iglesia principal del Ordinariato
personal de la Cátedra de San Pedro será la iglesia
de Nuestra Señora de Walsingham, en Houston,
Texas. La sede del Ordinariato, en la que se tendrá
el registro al que se hace referencia en el Art. 5 § 1 de
las Normas complementarias, será establecida por
el Ordinario, de acuerdo con la Congregación para la
doctrina de la fe y consultando con la Conferencia
de los obispos católicos de Estados Unidos.
4. Patrona del Ordinariato personal de la Cátedra
de San Pedro es la Santísima Virgen María con el
título de Nuestra Señora de Walsingham.
No obstante cualquier disposición contraria.
Roma, de la Congregación para la doctrina
de la fe, 1 de enero de 2012, solemnidad de
María, Madre de Dios.
Cardenal William Levada
Prefecto
Arzobispo Luis F. Ladaria, S.I.
Secretario
Reverendo Padre
Jeffrey N. Steenson
Primer Ordinario de la
Cátedra de San Pedro
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
LA IGLESIA EN EL MUNDO
El Papel de un Capellán a Bordo
en Tragedias como la del Concordia
Declaraciones del director de la pastoral
del mar de la Iglesia italiana
ROMA, lunes 16 enero 2012 (ZENIT.org).- Los
cruceros que recorren el Mediterráneo son vistos
en las publicidades como grandes centros lúdicos
y lo son. Con la noticia del hundimiento de la nave
Costa Concordia, entretanto vino a flote algo que
normalmente no se tiene en cuenta sobre los cruceros:
estas ciudades flotantes cuentan con la presencia
de un capellán. En este caso el padre Raffaele
Malena, que vivió en primera persona el naufragio.
Junto a él, el párroco de la isla del Giglio ayudó
a los náufragos y el director de la pastoral del mar
de la Iglesia italiana, Giacomo Martino, explicó a
ZENIT el papel de un capellán a bordo.
En una llamada telefónica a la central del
Apostolado del Mar, el padre Raffaele Malena avisó
lo que estaba sucediendo. Le preguntaron si
quería que lo fueran a buscar y sin dudar dijo:
“Ahora es importante que me quede cerca de la
tripulación y los pasajeros para confortarlos en
este momento de gran confusión”.
El padre Malena, que conocía a muchos de los
más de mil tripulantes indicó que el problema del
desembarco fue principalmente el pánico y que el
personal de a bordo se comportó bien.
En entrevista a Sergio Centofanti de la Radio
Vaticano indicó que “el capellán donde es llamado
tiene que correr. Les di coraje, había tantos niños, a
una niña la tomé en mis brazos, dije que la mandaran
antes con la mamá y la hicieron evacuar antes”.
Y añadió que “había otro sacerdote a quien le
agradece mucho, el párroco del Giglio, don Lorenzo
Pasquotti, que inmediatamente abrió la iglesia”.
Recordó que en esta isla de 1.200 personas en
verano y 700 en invierno “todas querían dar una
mano: abrieron los hoteles, nos dieron de comer,
nos dieron mantas y todo lo que tenían nos lo daban”
y concluyó indicando que “a los habitantes de la
isla del Giglio deberíamos hacerles un monumento”.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
Don Lorenzo Pasquotti, párroco de San Lorenzo
y San Maximiliano, de 61 años, por su parte abrió la
iglesia y organizó todo lo que se podía para ayudar
a los náufragos de este gigante de 17 pisos.
Ayer lunes, debido al mar picado y a un
deslizamiento de la nave se suspendió la búsqueda
de las 15 personas que continuaban desaparecidas.
El sacerdote Giacomo Martino, director de la
oficina para la pastoral de los trabajadores de la
navegación marítima y aérea, de la Conferencia
Episcopal Italiana, interrogado por ZENIT dijo sobre
el naufragio que “los tripulantes probablemente
aún no asimilaron enteramente el golpe, y las
acusaciones que giran en los medios contra ellos
les hacen sufrir como un segundo naufragio”.
Subrayó que “con tantas personas hemos visto
que no era cierto lo de la incompetencia de la que
hablaron algunos medios”. “Se hacen simulacros de
naufragio –indicó- pero otra cosa es un naufragio
verdadero en el que cunde el pánico”.
El papel de un capellán de a bordo “¿Qué hace
un capellán? Hace de hombre de Dios. Claro
–prosiguió–, sin hacer diferencia entre los pasajeros
y los tripulantes aunque su principal trabajo se
desarrolla en el área de la tripulación”.
Recordó que “estos trabajadores cuentan con
la presencia de un capellán, aunque sean de otras
confesiones religiosas” y narró cómo “incluso cuando
es el Ramadán por ejemplo, no automáticamente,
pero muchas veces me piden que haga una
oración final”.
En la tripulación de una nave, indicó, “las
personas son de diversas nacionalidades y por lo
tanto también de diversas religiones y además cada
una tiene su especialización: los filipinos por
ejemplo son muy buenos barman, los chinos
en las lavanderías, cada uno aporta su
profesionalidad. Por ejemplo, los sudamericanos
no se encuentran en las naves de carga, sí en
cambio en las de pasajeros. Los brasileños son
buenos con la parte artística”.
21
LA IGLESIA EN EL MUNDO
¿Cuales son las inquietudes de los tripulantes?
Como primera cosa quieren “agradecer a Dios y
en segundo lugar piensan en sus familias”.
El director de la oficina para la pastoral marítima
dijo a ZENIT que, en el puerto de Grosseto, hizo un
giro por los hospitales y hoteles para dar asistencia
a los náufragos.
Y que el domingo, como aún no lo había hecho,
celebró la Santa Misa en la que participaron
muchos, aunque pocos comulgaron, o sea que
probablemente los católicos no eran tantos.
“Lo que me gusta mucho de esta gente
–añadió– es la absoluta naturalidad que tienen
con Dios, pues viven la dimensión religiosa como
otra actividad”.
Sobre la religiosidad de los navegantes precisó:
“He notado que existe una cultura religiosa
en ellos con un profundo conocimiento de la
diferencia. No es que creemos todos en Dios
pues tanto es uno sólo. Ellos saben que soy un
sacerdote católico. Y en la conciencia de la
diferencia se manifiesta la perfección de la unidad.
No hay confusión –indica– no hay una fe que es
una mermelada, aquí no”.
“Quien está abordo –concluyó- casi está
obligado a subrayar lo que nos une y no lo que
nos divide. Es como cuando se mira el mar desde
la tierra, se piensa que el mar nos divide, en
cambio el marino que está sobre el barco dice:
no, el mar nos une”.
salvavidas”, pero ¿quién ha publicado esto? Por
favor, ¿quién ha visto los salvavidas en armarios
de vidrio por los pasillos? Créame, todos los de la
tripulación nos sentimos mal, también hemos
perdido a algunos compañeros, también nuestros
amigos sufren y no los encuentran. ¿Habrá alguien que
nos defienda? Disculpe que me haya desfogado”.
Otro mensaje de un compañero de misión,
capellán también: “Hermanos todos, estamos
viviendo momentos de gran dolor por la tragedia
del Concordia, nave que llevo en el corazón, ya
que el Concordia es para mí el primer amor,
habiendo pasado cerca de ocho meses a bordo,
desde marzo a noviembre de 2011. ¡Ahora, pensar
que hay víctimas y otras personas desaparecidas
nos llena de dolor por su actual situación!” (…)
Estamos experimentando las atenciones que
los miembros de la tripulación tienen con nosotros,
se nota mucho esto. Estamos viendo que los
muchachos están confundidos, se nota su
preocupación y sufrimiento, debemos por tanto
ser fuertes primero nosotros y en consecuencia
estar cercanos a su situación de desorientación
actual. El Señor nos dé la fuerza para desempeñar
nuestra delicada misión de capellanes a bordo
y vivirla del modo mejor (…) Me gusta recordar
el pasaje del Evangelio de Emaús que, de algún
modo explicita nuestro estar a bordo de la nave:
“Jesús se puso al lado de los dos discípulos y
caminaba con ellos”.
Por H. Sergio Mora
Tripulación: “Somos el chivo expiatorio”.
El director de la oficina para la pastoral marítima
ha dado a conocer a ZENIT algunos de los sms
que ha recibido sobre la tragedia. Uno dice: “Hola
don Giacomo. ¿Sabe lo que pienso oyendo las
noticias? Se habla mal de la tripulación, todos los
demás son estupendos y buenos pero nuestra
tripulación se ha convertido en un chivo expiatorio.
Espero que alguien de la empresa asuma la
defensa de los miembros de la tripulación. He
leído un artículo en un periódico que decía que
“la gente rompía armarios de vidrio para robar
22
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
LA IGLESIA EN LA ARGENTINA
Nuevo Nuncio para la República Argentina
El Santo Padre nombró al arzobispo Emil Paul Tscherrig como
Nuncio Apostólico en Argentina. Ha sido, hasta ahora, Nuncio
en Suecia, Dinamarca, Finlandia, Islandia y Noruega.
El arzobispo Adriano Bernardini, hasta ahora Nuncio Apostólico
en Argentina, fue nombrado Nuncio Apostólico en Italia y en la
República de San Marino.
Nuevas Autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina
Reunidos los Obispos de la República Argentina en El Cenáculo, localidad de Pilar,
provincia de Buenos Aires, han elegido las siguientes autoridades para el próximo trienio.
Autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina. Período 2011 - 2014.
COMISIÓN EJECUTIVA
Presidente: Mons. José María Arancedo,
Arzobispo de Santa Fe
Vicepresidente 1.°: Mons. Virginio Bressanelli,
Obispo de Neuquén
Vicepresidente 2.°: Mons. Mario Antonio Cargnello,
Arzobispo de Salta
Secretario General: Mons. Enrique Eguía Seguí,
Obispo Auxiliar de Buenos Aires
COMISIONES EPISCOPALES
C.E. de Fe y Cultura
Presidente: Mons. Fenoy, Sergio
2. Mons. Zecca, Alfredo
3. Mons. Rodríguez, Roberto
4. Mons. Marino, Antonio
5. Mons. Frassia, Rubén
6. Card. Karlic, Estanislao
C.E. de Catequesis y Pastoral Bíblica
Presidente: Mons. Poli, Mario
2. Mons. Conejero Gallego, José Vicente
3. Mons. Rossi, José María
4. Mons. de Elizalde, Martín
5. Mons. Baisi, Nicolás
6. Mons. García, Eduardo
C.E. de Ministerios
Presidente: Mons. Sergio Buenanueva
2. Mons. Torrado Mosconi, Ariel Edgardo
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
3. Mons. Martínez, Juan Rubén
4. Mons. Fernández, César Daniel
5. Mons. Santiago, Hugo
6. Mons. Olivera, Santiago
7. Mons. Frassia, Rubén
8. Mons. Zurbriggen, Gustavo Gabriel
9. Mons. de Elizalde, Martín
C.E. de Vida Consagrada
Presidente: Mons. Franzini, Carlos María
2. Mons. Moreno García, Mariano
3. Mons. Baseotto, Antonio
4. Mons. Melani, Marcelo
C.E. de Liturgia
Presidente: Mons. Fernández, Luis
2. Mons. D’Annibale, Miguel Ángel
3. Mons. Eichhorn, Luis Guillermo
4. Mons. Torrado Mosconi, Ariel
5. Delegado Episcopal para los Congresos
Eucarísticos: Mons. Cardelli, Héctor S.
6. Delegado Episcopal para la Pastoral de
Santuarios: Card. Bergoglio, Mario
7. Delegado Episcopal para la Causa de los
Santos: Mons. Olivera, Santiago
C.E. de Pastoral Social
Presidente: Mons. Lozano, Jorge
2. Mons. Casaretto, Jorge
3. Mons. Lugones, Jorge
23
LA IGLESIA EN LA ARGENTINA
4. Mons. Martín, Eduardo
5. Delegado de la C.E. para Caritas
6. Delegado de la C.E. para Migraciones y Turismo
7. Delegado de la C.E. para la Pastoral Aborigen
8. Delegado de la C.E. para la Pastoral de la Salud
9. Delegado de la C.E. para la Pastoral Penitenciaria
C.E. de Educación Católica
Presidente: Mons. Aguer, Héctor
2. Mons. Salaberry, Hugo
3. Mons. Barbaro, Hugo
4. Mons. Polti Santillán, Francisco
5. Mons. Taussig, Eduardo María
6. Mons. Rovai, José Ángel
C.E. para el Apostolado de los Laicos y Pastoral Familiar
Presidente: Mons. Stanovnik, Andrés
2. Mons. Urbanc, Luis
3. Mons. Collazuol, Luis
4. Mons. Laxague, Pedro M.
5. Mons. Cuenca Revuelta, Marcelo
6. Mons. Martín, Raúl
7. Mons. Bokalic, Vicente
8. Mons. Sigampa, Fabriciano
C.E. de Comunicación Social
Presidente: Mons. Radrizzani, Agustín
2. Mons. Dus, Alfredo
3. Mons. Delgado, Alfonso
4. Mons. Maulión, Mario
5. Mons. García, Eduardo
Consejo de Asuntos Económicos
Presidente: Mons. Sucunza, Joaquín
2. Mons. Mollaghan, José Luis
3. Mons. Sarlinga, Oscar Domingo
C.E. para Caritas
Presidente: Mons. Ojea, Oscar
2. Mons. Tissera, Carlos José
3. Mons. Bargalló, Fernando
C.E. de Asuntos Jurídicos
Presidente: Mons. Eguía Seguí, Enrique
2. Mons. Arancibia, José María
3. Mons. Colombo, Marcelo
C.E. de Misiones
Presidente: Mons. Bokalic, Vicente
2. Mons. Suárez, Juan Horacio
3. Mons. Gimeno Lahoz, Joaquín
4. Mons. Slaby, José
24
C.E. de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo,
el Islam y otras Religiones
Presidente: Mons. Ñañez, Carlos
2. Mons. Villalba, Luis
3. Mons. Help, Gustavo
4. Mons. Rovai, José Ángel
C.E. de la Pastoral Aborigen
Presidente: Mons. Bitar, Damián
2. Mons. Colombo, Marcelo
3. Mons. Maletti, Fernando
4. Mons. Gimeno Lahoz, Joaquín
C.E. de Iglesias Orientales
Presidente: Mons. Arbach, Abdo
2. Mons. Kozelinski Netto, Daniel
3. Mons. Boghossian, Vartan W.
C.E. de Ayuda a las Regiones Más Necesitadas
Presidente: Mons. Uriona, Adolfo
2. Mons. Faifer, Ricardo O.
3. Mons. Olmedo Rivero, Pedro
4. Mons. Maletti, Fernando
C.E. de la Pastoral de Migraciones y Turismo
Presidente: Mons. Malfa, Carlos
2. Mons. Romanín, Juan Carlos
3. Mons. Arbach, Abdo
4. Mons. Martini, Baldomero
C.E. de la Pastoral Universitaria
Presidente: Mons. Taussig, Eduardo M.
2. Mons. Baisi, Nicolás
3. Mons. Martorell, Marcelo
C.E. para la UCA
Presidente: Card. Bergoglio, Jorge M.
2. Mons. Mirás, Eduardo Vicente
3. Mons. Fenoy, Sergio
4. Mons. Arancibia, José María
5. Mons. Casaretto, Jorge
C.E. de la Pastoral de la Salud
Presidente: Mons. Khun, Aurelio
2. Mons. Bianchi Di Cárcano, Emilio
3. Mons. Stöckler, Luis T.
4. Mons. Mollaghan, José Luis
C.E. de la Pastoral Penitenciaria
Presidente: Mons. Laxague, Esteban
2. Mons. Cardelli, Héctor S.
3. Mons. Santiago, Hugo
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
OCA
Encuentro en Roma
Discurso del Santo Padre Benedicto XVI
en el Encuentro Internacional para los
Ordinariatos Militares.
Sala Clementina, Palacio Apostólico, sábado
22 de octubre de 2011.
Señores Cardenales, venerados Hermanos
en el Episcopado y en el Sacerdocio,
Queridos amigos:
Estoy contento de acogeros con ocasión del
sexto Congreso Internacional de los Ordinariatos
Militares y del tercer Curso Internacional de
Formación de los Capellanes Militares en Derecho
Humanitario, promovidos conjuntamente por la
Congregación para los Obispos y por el Consejo
Pontificio para la Justicia y la Paz. Al saludar
cordialmente a todos, agradezco al cardenal Marc
Ouellet las corteses palabras que me ha dirigido
también en vuestro nombre.
Estas iniciativas vuestras asumen una
importancia particular, porque se colocan –como
se ha dicho ya– en el contexto del 25 aniversario
de la Constitución Apostólica Spirituali militum
curae, promulgada por el beato Papa Juan Pablo II,
de la que hoy celebramos la memoria litúrgica.
Mediante tal procedimiento legislativo, se pretende
dar a los Ordinariatos Militares la posibilidad de
promover una acción pastoral cada vez más
adecuada y mejor organizada por una parte
importante del Pueblo de Dios, es decir, los militares
y sus familias, con sus instituciones como cuarteles,
escuelas militares y hospitales. 25 años después
del documento, es necesario poner de manifiesto
que los Ordinariatos Militares han demostrado, en
general, haber adoptado un estilo cada vez más
evangélico, adecuando las estructuras pastorales a
las urgentes exigencias de la nueva evangelización.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
En estas jornadas de estudio, os proponéis
recorrer idealmente el camino histórico y jurídico
de los Ordinariatos Militares, su misión eclesial,
así como está delineada por la Spirituali militum
curae, separando las trayectorias comunes de la
pastoral a favor de los militares y profundizando
en los problemas más actuales. En la expresión de
mi cordial aliento, deseo llamar vuestra atención
sobre la exigencia de garantizar a los hombres y a
las mujeres de las Fuerzas Armadas una asistencia
espiritual que responda a todas las exigencias de
una vida cristiana coherente y misionera. Se trata de
formar a cristianos que tengan una fe profunda,
que vivan una práctica religiosa convencida y que
sean testigos auténticos de Cristo en sus ambientes.
Para alcanzar este objetivo, es necesario que
los obispos y capellanes militares se sientan
responsables del anuncio del Evangelio y de la
administración de los Sacramentos ahí donde
estén presentes los militares y sus familias.
Si el desafío de los Ordinariatos Militares es
el de evangelizar el mundo castrense, haciendo
posible el encuentro con Jesucristo y la santidad de
vida a la que todos los hombres están llamados,
parece evidente que los sacerdotes, comprometidos
en este ministerio, deben tener una sólida formación
humana y espiritual, una constante atención por
la propia vida interior y, al mismo tiempo, estar
disponibles a la escucha y el diálogo, para poder
acoger las dificultades personales y ambientales
de las personas a ellos confiadas. Estas, de hecho,
25
OCA
necesitan un continuo apoyo en su itinerario de fe,
ya que la dimensión religiosa tiene un significado
especial también en la vida de un militar. La razón
por la que existen los Ordinariatos Militares, es
decir la asistencia espiritual a los fieles en las
Fuerzas Armadas y de la Policía, hace referencia a
la solicitud con la que la Iglesia ha querido ofrecer
a los fieles militares y a sus familias todos los
medios de salvación para facilitarles la atención
pastoral ordinaria y la ayuda específica que
necesitan para desarrollar su misión con el estilo
de la caridad cristiana. La vida militar de un
cristiano, de hecho, se pone en relación con el
primero y más grande mandamiento, el de amor
a Dios y al prójimo, porque el militar cristiano
está llamado a realizar una síntesis por la que
sea posible ser un militar por amor,
cumpliendo el ministerium pacis inter arma.
Me refiero, en especial, al ejercicio de la caridad
en el soldado que socorre a las víctimas de los
terremotos y de las inundaciones, como también a
los prófugos, poniendo a disposición de los más
débiles su valentía y su competencia. Pienso en el
ejercicio de la caridad en el soldado comprometido
en la desactivación de minas, con su peligro y riesgo
personales, en las zonas que han sido escenario
de guerras, como también en el soldado que, en
el ámbito de las misiones de paz, patrulla las
ciudades y los territorios para que los hermanos
no se maten entre ellos. Hay muchos hombres y
mujeres en uniforme llenos de la fe en Jesús, que
aman la verdad, que quieren promover la paz y que
se comprometen como verdaderos discípulos de
Cristo en el servicio a la propia nación, favoreciendo la
promoción de los derechos humanos fundamentales
de los pueblos.
En este contexto, se inserta la relación entre el
derecho humanitario y los Capellanes Militares,
ya que una colaboración entre las organizaciones
humanitarias y los responsables religiosos
desarrolla energías fecundas dirigidas a aliviar los
sufrimientos de los conflictos. En las devastadoras
26
heridas producidas por las guerras y ante los ojos
de todos, la dignidad humana es ultrajada a
menudo y la paz destruida. Sin embargo, la sola
dinámica del derecho no basta para restablecer el
equilibrio perdido; es necesario recorrer el camino
de la reconciliación y del perdón. Así escribió el
beato Juan Pablo II en el Mensaje para la Jornada
Mundial de la Paz de 2002, que siguió a los
trágicos atentados del 11 de septiembre de 2001:
“La verdadera paz, pues, es fruto de la justicia,
virtud moral y garantía legal que vela sobre el
pleno respeto de derechos y deberes, y sobre la
distribución ecuánime de beneficios y cargas.
Pero, puesto que la justicia humana es siempre frágil
e imperfecta, expuesta a las limitaciones y a los
egoísmos personales y de grupo, debe ejercerse
y en cierto modo completarse con el perdón, que
cura las heridas y restablece en profundidad las
relaciones humanas truncadas” (nº 3).
Queridos amigos, también a la luz de estas
consideraciones, las motivaciones pastorales que
son la base de la identidad del Ordinariato Militar
son de gran actualidad. La obra de evangelización en
el mundo militar exige una creciente asunción de
responsabilidades, para que, en este ámbito,
haya un anuncio siempre nuevo, convencido y
gozoso de Jesucristo, única esperanza de vida y
de paz para la humanidad. Él, de hecho, dijo: “Sin
Mí, no podéis hacer nada” (Jn 15,5). Que vuestra
particular misión y vuestro ministerio y el de
vuestros colaboradores, presbíteros y diáconos,
favorezcan una renovación general de los
corazones, presupuesto de la paz universal,
a la que todo el mundo aspira. Con estos
sentimientos os aseguro mi oración y os acompaño
con mi bendición, que impar to de corazón
a vosotros y a los que se confían a vuestros
cuidados pastorales.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
© Copyright 2011 - Librería Editrice Vaticana]
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
LA IGLESIA EN LA ARGENTINA
X Aniversario de la Corporación de Clérigos Castrenses de México
Nota enviada por Mons. Pedro Candia con motivo de las celebraciones del X Aniversario de
la Corporación de Clérigos Castrenses de México.
Buenos Aires, Argentina, 18 de enero de 2012.
Pbro. Leonardo Rojas Pérez
Responsable de la Corporación de Clérigos Castrenses - México
De mi consideración más distinguida:
Reciba mi cordial y afectuoso saludo en Cristo y su Santísima Madre en esta jornada memorable en
la que se celebra con júbilo la Acción de Gracias por las festividades que concluyen las celebraciones
por el X aniversario de la erección canónica de la Corporación de Clérigos Castrenses. Agradezco
también especialmente la amable invitación y la cercanía espiritual que he experimentado con muchos
gestos de comunión eclesial.
En estos momentos, quiero hacer presente San Pablo, quien en su Carta a los Colosenses (Col.
3,17) dice: “Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando
gracias por Él a Dios Padre”. Precisamente hoy, el Obispado Castrense de la República Argentina se
une espiritualmente a la Corporación de Clérigos Castrenses que peregrina en esta hermana nación
mexicana, para juntos alabar y agradecer a Dios Padre por tantos beneficios recibidos.
La sabia providencia quiso que se celebre el X aniversario de la fundación de la Corporación
unida a la gozosa alegría de contar con dos nuevos Diáconos que se pondrán el servicio pastoral de los
fieles, los Reverendos Alfonso García Álvarez y José Fernando Tirado Becerril. Aseguro mi oración por
los frutos de su nuevo ministerio.
Para que dicha Acción de Gracias no sea incompleta, no podemos olvidar aquí a los pastores y laicos
que se han preocupado desde muchos años atrás por la atención espiritual de los militares mexicanos
y sus familias, dejando un riquísimo cimiento en la construcción de estructuras pastorales y canónicas.
Recordamos especialmente, en un primer momento, el apostolado militar de los hermanos Guillermo y
Josefina Belloc, y más tarde a S.E. Mons. Hilario Chávez Joya, quien fue Obispo de Nuevo Casas Grandes.
Asimismo, la Conferencia Episcopal Mexicana, quien con solícita respuesta, desde el año 1985,
se preocupó por los hermanos militares, designando desde entonces a un pastor para que se
encargara especialmente de la coordinación de este específico apostolado como responsable, en
atención a las peculiares condiciones de vida de dicha vocación. Más tarde, en el año 2002, elevó a
la dignidad de Departamento a la Pastoral Militar, y designó un presidente.
Mientras tanto, en octubre del año anterior, un grupo de clérigos de la diócesis de Nuevo Casas
Grandes -que ya estaban dedicando sus desvelos pastorales a tal fin- dio nacimiento a la Corporación
de Clérigos Castrenses.
Su Santidad Benedicto XVI, en la audiencia que nos concedió en el marco del VI Congreso
Internacional de Ordinariatos Militares, el pasado 22 de octubre en el Vaticano, llamaba la atención
sobre “la exigencia de garantizar a los hombres y a las mujeres de las Fuerzas Armadas una asistencia
espiritual que responda a todas las legítimas necesidades de una vida cristiana coherente y misionera.
Se trata –decía el Papa– de formar a cristianos que tengan una fe profunda, que vivan una práctica
religiosa convencida y que sean testigos auténticos de Cristo en sus ambientes. Para alcanzar este
objetivo –recordaba– es necesario que los obispos y capellanes militares se sientan responsables
del anuncio del Evangelio y de la administración de los Sacramentos ahí donde estén presentes los
militares y sus familias”.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
27
LA IGLESIA EN LA ARGENTINA
La historia siempre es maestra. Ha sido mucho el camino recorrido.
Mucho también el camino por delante. Querido Padre Leonardo,
seguramente los senderos que han de transitarse no serán mansos, pero
ten la seguridad de la asistencia divina. Vislumbro un futuro promisorio
para la Pastoral Castrense en México, en el trabajo arduo de esta Corporación,
siguiendo las orientaciones y guía de la Conferencia Episcopal Mexicana.
Continuemos en el desafío de cada jornada. Avancemos junto al
Santo Padre y los demás Pastores de la Iglesia en la noble tarea de
evangelizar el mundo castrense, haciendo posible el encuentro con
Jesucristo y la santidad de vida a la que todos los hombres están llamados.
Invoco a San Juan de Capistrano, Patrono de los Capellanes Castrenses,
para que interceda por nosotros. Que nuestra Madre de Guadalupe nos
asista y acompañe siempre.
En Cristo,
Mons. Pedro Candia,
Administrador Diocesano
Blog de la Misión Evangelizadora del Ejército Argentino
En la dirección que consignamos debajo, podrán encontrar últimas informaciones sobre la
CAPELLANÍA MAYOR DEL EJÉRCITO Y LA MISIÓN EVANGELIZADORA que se está realizando
en los barrios militares en torno al Hospital Militar Central.
http://cpsm2011.blogspot.com/
Misión de paz en Haití
Una experiencia fantástica, hermosa, aunque también dura. Esta es
verdaderamente una tierra de misión.
Mi principal tarea es asistir al contingente argentino durante 6 meses
lejos de todo y en una realidad bastante dura. Hay unos días de licencia
a lo largo de dicho período.
Mi base es Gonaives, donde está el mayor número del contingente 437,
la sede del Batallón Conjunto Argentino Haití 15. Aquí son tres compañías,
formadas por personal del Ejército Argentino y de la Marina Argentina.
En un pueblo que está a dos horas, Saint Marc, se ubica otra compañía
de 150 hombres y, en Puerto Príncipe, se encuentra la base del contingente
y el hospital.
Todas las semanas debo recorrer las tres localidades y asistir, en cada una de ellas, al personal
allí destinado. Otra parte de la tarea es colaborar en la parte cívica y en la relación del Batallón
con la población de la región.
Visito orfanatos, escuelas, hospitales, autoridades. He visitado a las Hermanas de la Caridad, que
asisten desde niños recién nacidos hasta ancianos.
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Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
OCA
Visité una escuelita con 500 chicos muy pobres de las Hermanas Vicentinas y un grupo de
adolescentes de la Catedral. Se ve mucha miseria y pobreza.
Cada día se realizan tareas parecidas y se tienen vivencias distintas, desde su inicio se
programan actividades varias, recorridas por cada área de trabajo, charlas, clases, instrucción, salida
a orfanatos, hospitales, escuelas. En alguna oportunidad, acompaño a las patrullas para estar más
cerca para que me sientan con ellos.
Generalmente, entre las 12 y las 13 está previsto el almuerzo, según cada grupo se vaya desocupando;
luego, los que no tienen responsabilidades o turnos determinados tienen descanso o tiempo libre
hasta las 14.45 y, luego, continúan las distintas actividades. Celebramos la Santa Misa a las 18.30 hs.
Temprano por la mañana, al inicio del día y por la noche son los momentos propicios para mi
oración personal.
Sin embargo, cualquier programa puede verse modificado por la urgencia, donde se suspenden
las tareas que se están realizando, para ponerse a disposición de las circunstancias.
Pbro. Jorge Masut
Oremos por el Eterno Descanso
S.E.R. José Miguel Medina,
quien en vida fue el cuarto
vicario castrense y primer obispo
de esta diócesis (+ 7 - 3 - 1990)
S.E.R. Adolfo Servando Tortolo,
quien se desempeñó como
el tercer vicario castrense
(+30-3-1982)
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29
OCA
CALENDARIO 2012
MES
DÍA
Enero
30
Inicio de la actividad de la Curia Castrense
Comienzo del retiro espiritual para seminaristas (Inst. Juan Pablo II)
Febrero
3
4 - 11
13 - 19
20
21
22
27
Finalización del retiro espiritual para seminaristas (Inst. Juan Pablo II)
Convivencia con seminaristas
Misión Pastoral de seminaristas en Guarnición Aérea Córdoba
Feriado Carnaval
Feriado Carnaval
Miércoles de Ceniza - Retiro de Cuaresma para miembros
de la Curia Castrense
Reunión Obispados Castrenses Latinoamérica, Brasilia
Marzo
3
14
21
24
Finalización de la Reunión Obispados Castrense Latinoamérica, Brasilia
Reunión de Capellanes Mayores (Curia)
1ra. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires
Feriado, Día de la Memoria
Abril
2
Feriado, Día de las Malvinas
Inicio del receso de Semana Santa en la Curia Castrense
Jueves Santo
Viernes Santo
Sábado Santo
Pascua de Resurrección
Reinicio de la actividad de la Curia
XXII Encuentro General del Clero Castrense
103° Asamblea Plenaria CEA
20º Aniversario Ordenación Episcopal
Mons. Antonio Juan Baseotto, Obispo Emérito
Feriado Puente
5
6
7
8
9
9 - 13
23 - 28
27
30
Mayo
1
2
8
10 - 12
16
17
23
25
29
30
ACTIVIDAD
Feriado, Día del Trabajo
Reunión de Capellanes Mayores (Ejército)
Ntra. Sra. de Luján, Patrona del Obispado Castrense
y de la Gendarmería. Misa en la Catedral Castrense
Peregrinación Militar a Lourdes
X Jornadas Nacionales de la Pastoral de la Salud Castrense
Día de la Armada Argentina
2da. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires
Feriado, Revolución de Mayo
Día del Ejército Argentino
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OCA
MES
DÍA
Junio
13
20
27
28
ACTIVIDAD
30
Reunión de Capellanes Mayores (Armada)
Feriado, Día de la Bandera
Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro - Patrona de la Sanidad Castrense
Aniversario de la Dedicación Iglesia Catedral
3ra. Jornada de la Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires
Día de la Prefectura Naval Argentina
Julio
9
16
28
30
Feriado, Día de la Independencia
Comienzo del receso de invierno Curia Castrense
Día de la Gendarmería Nacional
Reinicio de la actividad de la Curia Castrense
Agosto
10
18
20
22
28
29
Día de la Fuerza Aérea Argentina
Stella Maris, Patrona de la Armada y Prefectura
Feriado, Muerte General San Martín
Reunión de Capellanes Mayores (Fuerza Aérea)
11° Aniversario del fallecimiento Mons. Martina
4ta. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires
Septiembre
19
24
Reunión de Capellanes Mayores (Gendarmería)
Ntra. Sra. de la Merced, Patrona del Ejército
Octubre
3
8
9
12
22 - 26
23
31
5ta. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires
Feriado, Día de la Diversidad Cultural
San Héctor Valdivielso Sáez, Patrono de la Educación Castrense
X Peregrinación Anual Castrense a Luján
Retiro espiritual anual para el Clero Castrense
San Juan de Capistrano, Patrono de los Capellanes Castrenses
Reunión de Capellanes Mayores (Prefectura)
Noviembre
2
5 - 12
21
26
28
Misa por los Fieles Difuntos en la Iglesia Catedral
104º Asamblea Plenaria CEA
Reunión de Capellanes Mayores (Curia)
Feriado, Día de la Soberanía Nacional
6ta. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires
Diciembre
1
2
7
8
10
14
15 - 20
17
24
25
Retiro Espiritual de Adviento para Fieles Laicos (Inst. Juan Pablo II)
Primer domingo de Adviento
Retiro de Adviento para miembros de la Curia Castrense
Feriado de la Inmaculada Concepción
Ntra. Sra. de Loreto, Patrona de la Fuerza Aérea
Culminación de las clases seminario
Misión de Adviento de seminaristas
Comienzo del receso de verano en Curia Castrense
Feriado Puente
Natividad del Señor
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
31
OCA
El reconocimiento de nuestra fe Católica a Nuestra Señora de Luján
con motivo de cumplirse “el 30 º Aniversario de la Gesta de Malvinas”
En este escrito, quiero recordar con mucho respeto a cada uno de mis soldados, superiores y
subalternos, a quienes el sagrado deber del llamado de la Patria hace 30 años nos reunió. Quiso
el destino que participáramos de la historia de esa gesta. Asimismo, quiero recordar a todos los que
no volvieron, nuestros hombres, aquéllos quienes, como lo hicieron nuestros próceres, contribuyeron
con su propia sangre a engrandecer el legado de nuestra historia; y también a nuestras familias, a
cada uno de sus miembros, que con su amor supieron darnos la contención y la esperanza a nuestro
regreso.
Un nuevo aniversario, próximamente el 2 de abril, nos encuentra a todos los argentinos unidos en
un sentimiento muy profundo. El recuerdo de nuestros hermanos que no repararon jamás en el sacrificio
más sublime de entregar su vida en el cumplimiento del deber.
Quiero dejar de manifiesto cómo la Fe católica nos unía en una plegaria de esperanza y nos mantenía en
una actitud solidaria y de compañerismo. Compartíamos juntos, cuando podíamos, la lectura de alguna carta
de nuestros seres más queridos y descubríamos nuestros sentimientos con mucha emoción. A veces, con
algún camarada nos animábamos a proyectar alguna idea para cuando terminara la contienda.
En nuestro pecho, abrigábamos un Rosario como signo de fortaleza de nuestra Fe y creencia religiosa.
Sentimientos muy profundos, para sobrellevar aquellas duras jornadas que nos tocaba vivir.
La Virgen de Luján acompañaba a los soldados desde las trincheras, haciéndonos sentir sus hijos,
por su ferviente misericordia, brindándonos su protección cuando la necesitábamos en los
momentos más difíciles. La misa de campaña nos reunía y nos reconfortaba espiritualmente.
Teníamos nuestra fe puesta en Dios Nuestro Señor y el corazón henchido por el orgullo de ser
testigos y protagonistas de ese momento histórico.
Nuestras Islas Malvinas representan una causa nacional y el objetivo que tenemos es recuperarlas por la vía
pacífica diplomática, ya que es un mandato constitucional conforme a los principios del derecho internacional.
Cada uno de nosotros, como soldados y ciudadanos, tiene la responsabilidad de mantener vivo el
recuerdo y de reafirmar los valores inalterables e irrenunciables; y así, desde nuestro hogar, desde
nuestros lugares de trabajo o profesión, transmitir a los más jóvenes el amor a nuestra querida Patria.
Para mí, ha sido un signo de altísimo honor haber acompañado
a la Virgen en su ingreso y egreso de la Basílica de Luján,
momentos antes de su partida desde Buenos Aires hacia las
“Frías tierras de Malvinas”, donde a partir de entonces,
acompaña y vela el sueño eterno de nuestros héroes. Estaré
eternamente agradecido por esta deferencia a la Comisión de
los Familiares de los caídos en Malvinas.
Esta fotografía de la réplica de la Virgen de Luján fue tomada el
7 de octubre de 2009 en la VII Peregrinación Militar Nacional de
las Fuerzas Armadas y de Seguridad, en la Basílica de Luján. La
imagen fue bendecida en dicha oportunidad por el Sr. Administrador
Diocesano del Obispado Castrense, Mons. Pedro Candia.
La inscripción colocada al pie de la imagen hace referencia a los
héroes que ofrendaron sus vidas.
La persona que aparece en el extremo izquierdo es al Suboficial
Mayor (Veterano de Guerra de Malvinas) D. Víctor Miguel Pepe,
encargado del Estado Mayor de Gendarmería Nacional (un
referente de esa Fuerza).
32
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
OCA
La imagen de Nuestra Señora de Lujan, Patrona
de la Argentina, es acompañada por la comisión
de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del
Atlántico sur.
Así la Virgen inició su peregrinación por el
territorio nacional y recorrió cada rincón de
nuestro país, para poder llegar a este lugar
donde fue entronizada el 10 de octubre de 2009
en la ermita del cementerio de Darwin, en
las Islas Malvinas.
Este es el cementerio de Darwin, donde la
Virgen de Luján se ha quedado para cuidar el
sueño eterno de nuestros 649 hermanos argentinos
que ofrendaron sus vidas durante la Gesta de
Malvinas en abril - junio de 1982.
En este nuevo aniversario, Madre, enséñanos
a creer, esperar y amar contigo, y guíanos en
nuestra Fe y en nuestro camino.
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
Coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
Héctor Hugo Díaz
Suboficial Mayor Veterano de la Guerra de Malvinas
Encargado militar del Obispado Castrense de Argentina
30º Aniversario de la Gesta de Malvinas
A lo largo de este año 2012, haremos presentes en nuestras celebraciones a los
héroes de Malvinas que dieron su vida por nuestra Patria y homenajearemos a los Veteranos
de Guerra que han luchado con valor para defender la República Argentina.
Invitamos a todos los fieles a unirse a nuestras oraciones y plegarias.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
33
N O TI C I A S
NOTICIAS
Peregrinación Militar en Mendoza
El 12 de octubre, se realizó la 9º Peregrinación al
Santuario de la Virgen de Lourdes en la localidad de El
Challao, ubicada en el departamento de Las Heras,
provincia de Mendoza.
La procesión finalizó con una misa a cargo del
Capellán Auxiliar de la VIII Brigada de Montaña,
Ángel Eduardo López Franco, y el Capellán Auxiliar
Gerardo Argüello, de la Compañía de Comunicaciones
de Montaña 8.
El oficio religioso contó con la participación
del personal militar perteneciente a los elementos
dependientes de la Br M VIII, así como también
de efectivos de la XI Agrupación “Mendoza” de
Gendarmería Nacional.
Peregrinación Mariana en Córdoba
El 12 de octubre del corriente año, la Guarnición Aérea
Córdoba y la 2da. División de Ejército, “Ejército del Norte”,
realizaron la Peregrinación Mariana anual de modo conjunto.
Contó con la participación de un gran número de fieles, que
peregrinaron desde sus unidades y llenaron el recinto del templo.
Encabezando a los efectivos de Ejército, se encontraba el Sr.
Comandante, Grl. Br. D. Julio C. Pelagatti, y a la Guarnición
Aérea Córdoba, el Sr. Jefe Brig. D. Luis María Cismondi.
Concelebraron los padres Fray Tadeo Coradazzi, Heriberto
Maidana, Julio A. Monge, Mario H. Vaca, Diego D. Dotto,
Jorge A. Massut, César L. Tauro y Sergio O. Fochesato.
La imagen de Nuestra Señora del Rosario del Milagro, Patrona de Córdoba, que presidió la
celebración, fue una imagen de vestir de más de 200 años, realizada por indios entrerrianos y donada a
la Iglesia de la Guarnición Aérea Córdoba en el año 1996. Al término de la celebración eucarística,
el servicio religioso entregó placas recordatorias a la 2da. División de Ejército, a la Región III de
Gendarmería Nacional Argentina y a las Escuelas de Aviación Militar y de Suboficiales de la Fuerza
Aérea (Guarnición Aérea Córdoba). Con posterioridad, se compartió un sencillo brindis.
34
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
N O TI C I A S
Disertación de Mons. Pedro Candia
en el Instituto para la Religión y la Paz
Entre el 17 y 19 de octubre pasado, tuvo lugar en la ciudad de Viena la Conferencia del Instituto para
la Religión y la Paz, organizada por el Obispado Castrense de Austria. Asistieron representantes de los
Obispados Castrenses de Europa y de América.
E l t e m a c e n t r a l q u e s e t r a t ó h i z o re f e re n c i a a l a s
“opciones de la asistencia religiosa castrense en diferentes
sistemas militares”.
El Sr. Administrador Diocesano, Mons. Pedro Candia,
especialmente invitado, tuvo a su cargo una disertación
en la que hizo la presentación de nuestro obispado y se refirió
al actual sistema argentino de servicio militar voluntario,
la introducción del ejército profesional y sus implicancias
pastorales.
Conmemoración Anual de los Fieles Difuntos
El 2 de noviembre de 2011, se celebró la Santa Misa en
la Catedral Castrense Stella Maris en conmemoración de
los fieles difuntos.
Esta fue presidida por el Sr. Administrador Diocesano,
Mons. Pedro Candia, y concelebrada por los Capellanes
Mayores y Capellanes Castrenses.
Participó de la Celebración Eucarística el Sr. Ministro de
Defensa Dr. Arturo Puricelli y las máximas autoridades de
las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Misa por los Fieles Difuntos
El miércoles 2 de noviembre, en ocasión de
la Conmemoración de los Fieles Difuntos, se
celebró la Santa Misa en la Plaza de Armas, en
el Regimiento de Infantería I “Patricios”, con
presencia del personal y las autoridades
militares allí destinados.
La Celebración Eucarística fue presidida
por el Capellán Castrense Enrique Alberto
Saguier Fonrouge.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
35
N O TI C I A S
Primeras Comuniones y Confirmaciones en Tierra del Fuego
El miércoles 9 de noviembre, el Sr. Capellán
Mayor de la Prefectura Naval Argentina, Pbro. Diego
Julio Tibaldo, presidió la celebración eucarística
donde marineros e hijos de prefecturianos
recibieron su Primera Comunión y el sacramento
de la Confirmación.
La Santa Misa fue celebrada en Prefectura Lago
Fagnano, Tierra del Fuego.
Confirmaciones del Instituto de Capacitación
Especializada “Cabo Juan Adolfo Romero”
El jueves 18 de noviembre, se llevaron a cabo en
la Basílica de Luján las Confirmaciones de 80 aspirantes
de la Gendarmería Nacional, pertenecientes al Instituto
de Capacitación Especializada Cabo Juan Adolfo
Romero, de Mercedes.
También recibieron la Primera Comunión 34 de los
mismos aspirantes, y seis de ellos se bautizaron. Al curso de
Catequesis se agregó un oficial de Carabineros de Chile,
que realiza en Mercedes el curso para misiones de paz de
la ONU, el cual también fue confirmado.
La ceremonia fue preparada por los mismos integrantes de la Gendarmería, acompañados por un
grupo de canto y música, todos integrantes de la banda del Instituto, que embellecieron la liturgia.
La presencia del Sr. Director del Instituto, Cte. My. D. Marcelo Martinengo y del Subdirector
educativo, Cte. Ppal. Igartúa, junto a otros oficiales, suboficiales y un grupo de aspirantes a suboficiales
completaron la asamblea, presidida por la delegación del Sr. Administrador del Obispado Castrense de
Argentina, Mons. Pedro Candia y por el capellán del INSCAES, Mons. Darío Kling.
La visita guiada a la cripta y al museo histórico de la Basílica, realizada antes de la ceremonia
religiosa, completó un día considerado una enorme Gracia de Nuestro Señor, llegada de manos de la
Madre, nuestra patrona, la Virgen de Luján.
Prefectura Naval Argentina
Sacramentos
Los días 28 de noviembre y 1 de diciembre, el Capellán
Mayor de la Prefectura Naval Argentina presidió las
celebraciones eucarísticas donde miembros de la Fuerza,
en Neuquén y Ushuaia, recibieron los sacramentos del
Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión.
36
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
NOTICIAS
Misión Diocesana en Barrios Militares
En el mes de noviembre de 2011, se llevó a cabo la Misión
Diocesana 2011 en los barrios militares Gral. Manuel Belgrano
y Malvinas Argentinas de Palermo, ciudad de Buenos Aires.
El domingo 13 de noviembre, el Administrador Diocesano
Monseñor Candia presidió la Santa Misa de envío en el Regimiento
de Granaderos, concelebrada por los Capellanes Castrenses Pbro.
Luis Eduardo Scrinzi, Oscar Ángel Naef y Diego Segundo.
La Eucaristía marcó el inicio de la misión con el lema: “Discípulos
de Cristo, el Hijo de Dios verdadero, el único Salvador de la
humanidad y testigos del Evangelio en la Familia y la Ciudad”.
Sexta Jornada de Formación
Permanente para el Clero Castrense
Zona Buenos Aires
El 30 de noviembre, se desarrolló la sexta y última
Jornada de Formación Permanente para el Clero Castrense
de la región Buenos Aires. Esta dio inicio a las 9 h con
disertaciones a cargo de las Licenciadas Isabel Curat y
Marcela Bonadeo, sobre el tema “Los hijos adolescentes”.
Finalizadas las exposiciones, se realizó un almuerzo.
Confirmaciones en la Escuela de
Suboficiales de la Gendarmería Nacional
En el marco de las actividades de la Capellanía
de la Escuela de Suboficiales “Cabo Raúl Remberto
Cuello”, el 2 de diciembre de 2011, el Sr. Capellán
Mayor de la Gendarmería Nacional Pbro. Rubén Darío
Bonacina -delegado por el Sr. Administrador
Diocesano del Obispado Castrense de Argentina
Mons. Pedro Candia-, administró el sacramento de la
Confirmación a 151 aspirantes a gendarmes en el
transcurso de una solemne Celebración Eucarística
en la que concelebró el Sr. Capellán del Instituto
Pbro. Néstor Claudio Rocca Fraire.
Dicha liturgia contó con la presencia del Sr. Director de la Ec. Cte. My. Osvaldo Rubén Torres,
el Subdirector Educativo Cte. Pr. Osvaldo Rodolfo Calderón, el Subdirector Administrativo Cte. Pr.
Justo José Bascolo y personal fijo del Instituto.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
37
N O T I C IA S
Dichos aspirantes, a lo largo de este tiempo, se han ido preparando diligentemente
recordando que:
La Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal:
– nos introduce más profundamente en la filiación divina
que nos hace decir “Abbá, Padre” (Rm 8,15);
– nos une más firmemente a Cristo;
– aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo;
– hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf LG 11);
– nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la
fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para
confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz
(cf DS 1319; LG 11,12):
Condecoración a la Santísima Virgen de Loreto
Con motivo del egreso de Suboficiales Cadetes y Cadetes de IV
año de la Escuela de Aviación Militar (Córdoba), el 7 de diciembre
próximo pasado se celebró una Misa de acción de gracias en la
ermita dedicada a la Santísima Virgen, ubicada en la plaza de
armas General Belgrano de dicha escuela. Presidió la ceremonia la
imagen de Nuestra Señora de Loreto portando sobre su banda las
medallas de las «Promociones del año del Centenario» de la
Aviación Militar Argentina (1912-2012), números 77 y 78. De esta
manera, se instauró la tradición de condecorar a la Virgen Patrona
de la Fuerza Aérea Argentina con las medallas que caracterizan a
cada una de las promociones, en el año de su egreso.
Bendición de Sables - Gendarmería Nacional
El 7 de diciembre, en la Catedral Castrense Stella Maris, se
celebró la Santa Misa en ocasión de la bendición de sables de los
oficiales de la promoción 67 de la Escuela de Gendarmería “Grl.
D. Martín Miguel de Güemes”.
La celebración eucarística fue presidida por el Capellán Mayor de
la Gendarmería Nacional, Pbro. Rubén Darío Bonacina, concelebrada
por los capellanes de la Fuerza, Pbro. Gustavo Alberto De Majo
Gómez, Carlos Alberto Pombo y Guillermo Conti.
Asistió el Sr. Director Nacional de la Gendarmería Nacional, Comandante General D. Héctor
Bernabé Schenone y su señora esposa, el Subdirector de la Fuerza, Comandante General D. Juan
Obdulio Sainz y su señora esposa, miembros del Estado Mayor y el Sr. Director de la Escuela de
Oficiales Comandante Mayor D. Héctor Daniel Revén, miembros de la Fuerza y familiares de los
egresados.
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Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
N O TI C I A S
Retiro de Adviento
Los miembros de la curia castrense y de las
capellanías mayores participaron el 7 de
diciembre del retiro de Adviento predicado
por Mons. Germán Carmona, Capellán Mayor
de la Armada Argentina.
Solemnidad de la Inmaculada Concepción
El 8 de diciembre, Mons. Pedro Candia presidió
la Santa Misa en la Catedral Castrense en ocasión
de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Concelebraron la Eucaristía el Sr. Capellán Mayor del
Ejército Argentino, Mons. Mario Rodolfo Bonabotta
y el Pbro. Diego Segundo. Asistió el diácono
Ignacio David Cherino.
En la celebración, recibieron el Sacramento de
la Confirmación los fieles de la Guarnición Campo
de Mayo del Ejército Argentino.
Peregrinación al Santuario
de Nuestra Señora de Loreto
El 8 de diciembre de 2011, solemnidad de la
Inmaculada Concepción de María, la Guarnición
Aérea Córdoba y el personal del Escudo Norte de
la Fuerza Aérea Argentina hicieron una peregrinación
a la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, en la
provincia de Santiago del Estero.
En horas de la mañana tuvo lugar la Santa Misa
concelebrada por los Capellanes de la Guarnición
y el Párroco local, tras lo cual se efectuó un desfile
aéreo y terrestre en honor de la Patrona y Brigadiera
de nuestra Fuerza Aérea.
Una gran afluencia de público, acompañado por el Intendente de la ciudad santiagueña y demás
autoridades locales y provinciales, se hizo presente en el acto.
El Señor Jefe de la Guarnición Aérea Córdoba, Brig. D. Luis María Cismondi, dirigió unas palabras
de agradecimiento a la Santísima Virgen por su constante protección y amparo.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
39
N O TI C I A S
Condecoración Monseñor Pedro Candia
El pasado 12 de diciembre, Mons. Pedro Candia fue condecorado
con el título de Caballero Granadero en el grado de Oficial de la
Orden Ecuestre Militar Caballeros Granaderos de los Andes,
durante un acto realizado en el histórico Regimiento de Granaderos
“General San Martín”.
Misión Navideña de los Seminaristas Castrenses
Del 17 al 22 de diciembre, los seminaristas castrenses llevaron a
cabo en la 1ra. Brigada Aérea El Palomar, la misión navideña.
Participaron de ella los diáconos recientemente ordenados,
los seminaristas de este obispado y los candidatos a ingresar al
seminario en este año.
La supervisión general de la misión está a cargo del Sr. Capellán
Mayor de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Ricardo González, y el
capellán responsable es el Pbro. Juan Rodolfo Brom.
Misa de Egreso del Colegio Militar
El 16 de diciembre, se celebró en la Catedral Castrense
Stella Maris la Misa por los egresados del Colegio Militar.
Esta fue presidida por Mons. Rodolfo Bonabotta y
concelebrada por el Pbro. Daniel Domínguez, Capellán del
referido colegio.
Actividades de Verano de los Seminaristas Castrenses de Argentina
Finalizada la misión de Adviento en el mes de diciembre pasado y luego de un mes de descanso
junto a sus familias, el 30 de enero los seminaristas del Obispado Castrense de Argentina, dieron inicio
a las actividades de verano del presente año, las cuales fueron presididas por Mons. Pedro Candia.
Del 30 de enero al 3 de febrero, realizaron un retiro espiritual en el Instituto de Formación Juan Pablo II.
A continuación, del 4 al 11 de febrero, junto al Administrador Diocesano y los Capellanes Mayores,
llevaron a cabo en la Provincia de Mendoza la Convivencia Anual.
Luego finalizaron el cronograma de actividades estivales con la
Misión Pastoral en la Guarnición Aérea de Córdoba, del 13 al 19
de febrero. En el mes de marzo, retomarán sus estudios anuales.
En las actividades indicadas, participó un candidato a ingresar
al seminario.
Elevemos oraciones a Nuestro Padre para que acompañe a
nuestros seminaristas y los fortalezca en la vocación que han abrazado.
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Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
A N I V E R SA R I O S
Aniversario de las Ordenaciones Sacerdotales
Elevemos oraciones a Dios,
en acción de gracias por un
nuevo aniversario de sacerdocio
de nuestros presbíteros, para que
sus ministerios estén fortalecidos
por los sentimientos de Buenos
Pastores y tengan las fuerzas para
ejercer, en medio del cansancio, la
misión que el Señor les ha confiado.
ENERO:
28 Pbro. Celso Rafael Melida
FEBRERO:
2 Mons. José Guido Pesce
26 Pbro. José Gerardo Virga
23 R.P. Agustín Juan Flores
28 Pbro. Alberto Andrés Rojas
26 Pbro. Miguel Ernesto Cáceres
MARZO:
8 Pbro. Norberto Gaspar Toledo
24 Pbro. Luis María Bove
16 Pbro. Diego Daniel Dotto
25 Pbro. Bernardo José Conte Grand
16 Pbro. Pablo Castelnovo
28 Pbro. Lucas Gabriel Martínez
19 Pbro. Gerardo Román Argüello
31 Pbro. Nelson Horacio Da Silva
19 Mons. Lic. Carlos Darío Kling
31 Pbro. Néstor Claudio Rocca Fraire
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41
A R T I C U LO D O C T R I NA L
ARTÍCULO DOCTRINAL
EL ARS CELEBRANDI
Observancia de las normas litúrgicas
1. La situación en el post-Concilio
El Concilio Vaticano II ordenó una reforma
general de la sagrada liturgia [1]. Esta fue efectuada,
tras la clausura del Concilio, por una comisión
comúnmente llamada, por brevedad, el Concilium
[2]. Es sabido que la reforma litúrgica fue desde el
inicio objeto de críticas, a veces radicales, como
de exaltaciones, en ciertos casos excesivas. No es
nuestra intención detenernos en este problema.
Podemos decir en cambio que se está generalmente
de acuerdo en observar un fuerte aumento de los
abusos en el campo celebrativo después del Concilio.
También el Magisterio reciente ha tomado nota
de la situación y en muchos casos ha llamado
a la estricta observancia de las normas y de las
indicaciones litúrgicas. Por otra parte, las leyes
litúrgicas establecidas para la forma ordinaria
(o de Pablo VI) – la que, excepciones aparte, se
celebra siempre y en todas partes en la Iglesia
de hoy – son mucho más “abiertas” respecto al
pasado. Estas permiten muchas excepciones y
diversas aplicaciones, y prevén también múltiples
formularios para los diversos ritos (la pluriformidad
incluso aumenta en el paso de la editio typica
latina a las versiones nacionales). A pesar de ello,
un gran número de sacerdotes considera que
tiene que ampliar ulteriormente el espacio dejado
a la “creatividad”, que se expresa sobre todo
con el frecuente cambio de palabras o de frases
enteras respecto a las fijadas en los libros litúrgicos,
con la inserción de “ritos” nuevos y a menudo
extraños completamente a la tradición litúrgica
y teológica de la Iglesia e incluso con el uso de
vestimentas, vasos sagrados y adornos no siempre
adecuados y, en algunos casos, cayendo incluso
en el ridículo. El liturgista Cesare Giraudo ha
resumido la situación con estas palabras:
“Si antes [de la reforma litúrgica] había fijación,
esclerosis de formas, innaturalidad, que hacían
la liturgia de entonces una “liturgia de hierro”,
hoy hay naturalidad y espontaneidad, sin duda
sinceras, pero a menudo sobreentendidas,
malentendidas, que hacen – o al menos corren
42
en riesgo de hacer – de la liturgia una “liturgia de
caucho”, resbaladiza, escurridiza, jabonosa, que
a veces se expresa en una ostentosa liberación de
toda normativa escrita. [...] Esta espontaneidad
mal entendida, que se identifica de hecho con la
improvisación, el facilismo, la superficialidad, el
permisivismo, es el nuevo “criterio” que fascina a
innumerables agentes pastorales, sacerdotes y laicos.
[...] Por no hablar también de aquellos
sacerdotes que, a veces y en algunos lugares,
se arrogan el derecho de utilizar plegarias
eucarísticas salvajes, o de componer acá o allá
su texto o partes de él” [3].
El papa Juan Pablo II, en la encíclica Ecclesia
de Eucharistia, manifestó su disgusto por los
abusos litúrgicos que tienen lugar a menudo,
particularmente en la celebración de la Santa
Misa, en cuanto que “la Eucaristía es un don
demasiado grande, para soportar ambigüedades
y disminuciones” [4]. Y añadió:
“Por desgracia, es de lamentar que, sobre todo a
partir de los años de la reforma litúrgica postconciliar,
por un malentendido sentido de creatividad y de
adaptación, no hayan faltado abusos, que para
muchos han sido causa de malestar. Una cierta
reacción al « formalismo » ha llevado a algunos,
especialmente en ciertas regiones, a considerar
como no obligatorias las « formas » adoptadas por la
gran tradición litúrgica de la Iglesia y su Magisterio,
y a introducir innovaciones no autorizadas y con
frecuencia del todo inconvenientes.
Por tanto, siento el deber de hacer una acuciante
llamada de atención para que se observen
con gran fidelidad las normas litúrgicas en la
celebración eucarística. Son una expresión concreta
de la auténtica eclesialidad de la Eucaristía; éste
es su sentido más profundo. La liturgia nunca es
propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de
la comunidad en que se celebran los Misterios” [5].
2. Causas y efectos del fenómeno
El fenómeno de la “desobediencia litúrgica” se
ha extendido de tal forma, por número y en ciertos
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A R T I C U LO D O C T R I N A L
casos también por gravedad, que se ha formado en
muchos una mentalidad por la cual en la liturgia,
salvando las palabras de la consagración eucarística,
se podrían aportar todas las modificaciones
consideradas “pastoralmente” oportunas por el
sacerdote o por la comunidad. Esta situación
indujo al mismo Juan Pablo II a pedir a la
Congregación para el Culto Divino que preparase
una Instrucción disciplinar sobre la Celebración
de la Eucaristía, publicada con el título de
Redemptionis Sacramentum el 25 de marzo de 2004.
En la citación antes reproducida de la Ecclesia de
Eucharistia, se indicaba en la reacción al formalismo
una de las causas de la “desobediencia litúrgica” de
nuestro tiempo. La Redemptionis Sacramentum
señala otras causas, entre ellas un falso concepto
de libertad [6] y la ignorancia. Esta última en
particular se refiere no sólo al conocimiento de las
normas, sino también a una comprensión deficiente
del valor histórico y teológico de muchos textos
eucológicos y ritos: “Los abusos encuentran,
finalmente, muy a menudo fundamento en la
ignorancia, ya que por lo general se rechaza aquello
de lo que no se capta el sentido más profundo,
ni se conoce su antigüedad” [7].
Introduciendo el tema de la fidelidad a las
normas en una comprensión teológica e histórica,
además de en el contexto de la eclesiología
de comunión, la Instrucción afirma:
“El Misterio de la Eucaristía es demasiado
grande 'para que alguien pueda permitirse tratarlo
a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su
carácter sagrado ni su dimensión universal'. [...]
Los actos arbitrarios no benefician la verdadera
renovación, sino que lesionan el verdadero derecho
de los fieles a la acción litúrgica, que es expresión
de la vida de la Iglesia, según su tradición y
disciplina. Además, introducen en la misma
celebración de la Eucaristía elementos de discordia
y la deforman, cuando ella tiende, por su propia
naturaleza y de forma eminente, a significar y realizar
admirablemente la comunión con la vida divina y la
unidad del pueblo de Dios. De estos actos arbitrarios
se deriva incertidumbre en la doctrina, duda y escándalo para el pueblo de Dios y, casi inevitablemente,
una violenta repugnancia que confunde y aflige
con fuerza a muchos fieles en nuestros tiempos,
en que frecuentemente la vida cristiana sufre el
ambiente, muy difícil, de la 'secularización'.
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
Por otra parte, todos los fieles cristianos gozan
del derecho de celebrar una liturgia verdadera,
y especialmente la celebración de la santa
Misa, que sea tal como la Iglesia ha querido y
establecido, como está prescrito en los libros
litúrgicos y en las otras leyes y normas. Además,
el pueblo católico tiene derecho a que se celebre
por él, de forma íntegra, el santo sacrificio de la
Misa, conforme a toda la enseñanza del Magisterio
de la Iglesia. Finalmente, la comunidad católica
tiene derecho a que de tal modo se realice para
ella la celebración de la santísima Eucaristía, que
aparezca verdaderamente como sacramento
de unidad, excluyendo absolutamente todos
los defectos y gestos que puedan manifestar
divisiones y facciones en la Iglesia” [8].
Particularmente significativa en este texto es la
llamada al derecho de los fieles de tener la liturgia
celebrada según las normas universales de la
Iglesia, además de subrayar el hecho de que las
transformaciones y modificaciones de la liturgia
– aunque se hagan por motivos “pastorales” –
no tienen en realidad un efecto positivo en este
campo; al contrario confunden, turban, cansan
y pueden incluso hacer alejarse a los fieles de
la práctica religiosa.
3. El ars celebrandi
He aquí los motivos por los cuales el Magisterio
en las últimas cuatro décadas ha recordado varias
veces a los sacerdotes en la importancia del ars
celebrandi, el cual – si bien no consiste sólo en la
perfecta ejecución de los ritos de acuerdo con los
libros, sino también y sobre todo en el espíritu de
fe y adoración con los que éstos se celebran – no
se puede sin embargo realizar si se aleja de las
normas fijadas para la celebración [9]. Así lo
expresa por ejemplo el Santo Padre Benedicto XVI:
“El primer modo con el que se favorece la
participación del Pueblo de Dios en el Rito sagrado
es la adecuada celebración del Rito mismo. El ars
celebrandi es la mejor premisa para la actuosa
participatio. El ars celebrandi proviene de la obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud,
pues es precisamente este modo de celebrar lo que
asegura desde hace dos mil años la vida de fe de
todos los creyentes, los cuales están llamados a vivir
la celebración como Pueblo de Dios, sacerdocio
real, nación santa (cf. 1 P 2,4-5.9)”. [10].
43
A R T I C U LO D O C T R I N A L
Recordando estos aspectos, no se debe caer
en el error de olvidar los frutos positivos
producidos por el movimiento de renovación
litúrgica. El problema señalado, con todo, subsiste
y es importante que la solución al mismo parta de
los sacerdotes, los cuales deben empeñarse ante
todo en conocer de manera profundizada los
libros litúrgicos, y también a poner fielmente en
práctica sus prescripciones. Sólo el conocimiento
de las leyes litúrgicas y el deseo de atenerse
estrictamente a ellas impedirán ulteriores abusos
e “innovaciones” arbitrarias que, si en el momento
pueden quizás emocionar a los presentes, en
realidad acaban pronto por cansar y defraudar.
Salvadas las mejores intenciones de quien las
comete, después de cuarenta años de
“desobediencia litúrgica” no construye de hecho
mejores comunidades cristianas, sino que al
contrario pone en peligro la solidez de su fe y de
su pertenencia a la unidad de la Iglesia católica.
No se puede utilizar el carácter más “abierto” de
las nuevas normas litúrgicas como pretexto para
desnaturalizar el culto público de la Iglesia:
“Las nuevas normas han simplificado en mucho
las fórmulas, los gestos, los actos litúrgicos [...].
Pero tampoco en este campo se debe ir más allá
de lo establecido: de hecho, haciendo así, se
despojaría a la liturgia de los signos sagrados y
de su belleza, que son necesarios, para que se
realice verdaderamente en la comunidad cristiana
el misterio de la salvación y se comprenda también
bajo el velo de las realidades visibles, a través de
una catequesis apropiada. La reforma litúrgica
de hecho no es sinónimo de desacralización, ni
quiere ser motivo para ese fenómeno que llaman
la secularización del mundo. Es necesario por
ello conservar en los ritos dignidad, seriedad,
sacralidad” [11].
Entre las gracias que esperamos poder obtener
de la celebración del Año Sacerdotal está por tanto
también la de una verdadera renovación litúrgica en
el seno de la Iglesia, para que la sagrada liturgia sea
comprendida y vivida por lo que esta es en realidad:
el culto público e íntegro del Cuerpo Místico de
Cristo, Cabeza y miembros, culto de adoración que
glorifica a Dios y santifica a los hombres [12].
44
Notas
[1] Cf. Concilio Vaticano II, Sacrosanctum
Concilium, n. 21.
[2] Abreviación de Consilium ad exsequendam
Constitutionem de Sacra Liturgia.
[3] C. Giraudo, “La costituzione 'Sacrosanctum
Concilium': il primo grande dono del Vaticano II”,
en La Civiltà Cattolica (2003/IV), pp. 532; 531.
[4] Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, n. 10.
[5] Ibid., n. 52. Cf. también Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, n. 28.
[6]“No es extraño que los abusos tengan su
origen en un falso concepto de libertad. Pero Dios
nos ha concedido, en Cristo, no una falsa libertad
para hacer lo que queramos, sino la libertad para
que podamos realizar lo que es digno y justo”:
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos, Redemptionis Sacramentum, n. 7.
[7] Ibíd., n. 9.
[8] Ibíd., nn. 11-12.
[9] Sagrada Congregación de los Ritos,
Eucharisticum Mysterium, n. 20: “Para favorecer el
correcto desarrollo de la celebración sagrada y la
participación activa de los fieles, los ministros no
deben limitarse a llevar a cabo su servicio con
exactitud, según las leyes litúrgicas, sino que
deben comportarse de forma que inculquen, por
medio de éste, el sentido de las cosas sagradas”.
[10] Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, n. 38.
Véase el n. 40 desarrolla adecuadamente el concepto.
[11] Sagrada Congregación para el Culto Divino,
Liturgicae instaurationes, n. 1. El texto continua:
“La eficacia de las acciones litúrgicas no está en
la búsqueda continua de novedades rituales, o de
simplificaciones ulteriores, sino en la profundización
de la palabra de Dios y del misterio celebrado, cuya
presencia está asegurada por la observancia de
los ritos de la Iglesia y no de los impuestos por el
gusto personal de cada sacerdote. Téngase presente,
además, que la imposición de reconstrucciones
personales de los ritos sagrados por parte del
sacerdote ofende la dignidad de los fieles y abre
el camino al individualismo y al personalismo en
la celebración de acciones que directamente
pertenecen a toda la Iglesia”.
[12] Cf. Pío XII, Mediator Dei, I, 1; Concilio
Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, n. 7.
O F I C I N A PA R A L A S C E L E B R A C I O N E S
LITÚRGICAS DEL SUMO PONTÍFICE
W W W. VAT I C A N . VA
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M O VI M I E N TO S D E L A C U R I A
MOVIMIENTOS DE LA CURIA
CURIA DIOCESANA
11 2 - 11
Renovando a partir de la fecha del presente decreto al Sr. Diácono Permanente Simón
Oscar Benítez, por el término de un año y ad honorem, las licencias diaconales
otorgadas oportunamente para actuar en el ámbito de la asistencia espiritual y pastoral
del Comando de Brigada Monte XII.
11 - X
1 3 0 - 11
Designando como Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión para la Campaña
Antártica 2012 a: Sakamoto Leonardo, Yanson José y Charana Juan para la Base
Esperanza; Lux Gustavo y Cavaría Sergio para la Base San Martín; Lerda Sebastián y
Ríos Luis para la Base Belgrano; Morin Mauricio para la Base Yubany.
18 - XI
1 4 2 - 11
Admitiendo a la plena comunión con la Iglesia Católica Apostólica.
5 - XII
EJÉRCITO ARGENTINO
11 4 - 11
Cesando al Pbro. Eduardo A. Gallardo Núñez como Sacerdote Auxiliar del Ejército
Argentino a partir del 15 de octubre de 2011.
14 - X
11 7 - 11
Delegando al Sr. Capellán Castrense del Ejército Argentino, Pbro. Gustavo Salvador
Eusebio Rébora, para administrar el Sacramento de la Confirmación en las celebraciones
del día 19 de noviembre de 2011 en el Regimiento de Infantería 30 de Apóstoles, de
Misiones, y en la Guarnición Ejército Posadas.
2 - XI
1 2 7 - 11
Delegando al Sr. Capellán Mayor del Ejército Argentino, Mons. Mario Rodolfo
Bonabotta, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la celebración
del 18 de noviembre de 2011 en la Escuela de Suboficiales del Ejército
“Sargento Cabral” en Campo de Mayo.
16 - XI
1 2 8 - 11
Inscríbase en el Libro de Bautismos actualmente en uso de la Capellanía Mayor del Ejército,
el acta bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida.
18 - XI
1 2 9 - 11
Inscríbase en el Libro de Bautismos actualmente en uso de la Capellanía Mayor del Ejército,
el acta bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida.
18 - XI
1 3 6 - 11
Nombrando al Sr. Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino, Pbro. Héctor Luis Talló
Figueroa, en comisión como Capellán de la Fuerza de Tarea Argentina N.º 39 de la
Misión de Paz en Chipre (UNFICYP) desde la fecha estimada del día 1.º marzo de
2012 y durante el tiempo que se prolongue.
25 - XI
1 3 7 - 11
Prorrogando para el cargo de Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino por el término de un
año a partir del 1.º de diciembre de 2011 al Pbro. Héctor Francisco Vallejo continuando
en la atención pastoral del Regimiento de Caballería de Tanques 2 en Olavarría.
30 - XI
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
45
M O V I M I EN TO S D E LA C U R IA
1 3 8 - 11
Inscribiéndose en el Libro de Bautismos en uso en la Capellanía Mayor del Ejército el
acta bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida.
30 - XI
1 4 0 - 11
Delegando al Sr. Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino, Pbro. Alberto Edgardo
Barda, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la ceremonia del 7
de diciembre de 2011 en la Capilla del Barrio de Suboficiales del Ejército “Sargento
Cabral”, en Campo de Mayo.
5 - XII
1 4 4 - 11
Designando para el cargo de Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino por el término
de un año y a partir del 1.º de enero de 2012 al R.P. Sergio Francisco Elías Stang,
CSsR asignándole la atención pastoral del Batallón de Ingenieros de Monte 12 en la
ciudad de Goya, Corrientes.
12 - XII
1 4 5 - 11
Nombrando ad nútum al Pbro. Héctor Luis Talló Figuero Capellán Castrense del Ejército
Argentino a partir del 1.º de enero de 2012 continuando su atención pastoral en el
Comando de la V Brigada de Montaña.
12 - XII
1 4 7 - 11
Nombrando ad nútum al Pbro. Martín José María Llanos Capellán Castrense del Ejército
Argentino a partir del 1.º de enero de 2012 continuando su atención pastoral en la XI
Brigada Mecanizada de Río Gallegos.
14 - XII
1 4 9 - 11
Inscribiendo en el Libro de Bautismos en uso en la Capellanía Mayor del Ejército el acta
bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida.
14 - XII
ARMADA ARGENTINA
11 5 - 11
Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Armada Argentina, Mons. Germán Carmona,
para administrar el Sacramento de la Confirmación en las celebraciones que
tendrán lugar los siguientes días: 28 de octubre en el Liceo Naval Almirante Storni de
Posadas, 2 de noviembre en la Escuela de Suboficiales de Puerto Belgrano, 18 de
noviembre en el Liceo Naval Almirante Storni de Posadas, 2 de noviembre en la
Escuela de Suboficiales de Puerto Belgrano, 18 de noviembre en el Liceo Naval
Almirante Brown, 25 de noviembre en la Parroquia Stella Maris de Puerto Belgrano, 26
de noviembre en la Base Aeronaval Cte. Espora, 11 de diciembre en la Base Naval
Mar del Plata, fecha a confirmar en la Escuela Naval Militar.
28 - X
11 8 - 11
Rectificándose en el Libro de Confirmaciones actualmente en uso de la Capellanía
Mayor correspondiente a un fiel laico.
7 - XII
139 bis-11
Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Armada Argentina, Pbro. Alberto Carlos Pita
Abancens, para administrar el Sacramento de la Confirmación en las celebraciones de
los días 3 y 4 de diciembre de 2011 en la Capilla “Sagrada Familia” de Puerto Rosales.
30 - X I
1 4 1 - 11
Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Armada Argentina, Mons. Germán Carmona,
para administrar el Sacramento de la Confirmación en la ceremonia del 7 de diciembre
de 2011 en la Escuela Naval Militar de la Fuerza.
5 - XI
1 4 3 - 11
Autorizando al Padre Jorge González, Capellán Auxiliar en la Base Aeronaval Almirante
Espora de Puerto Belgrano, a participar de la misión que tendrá lugar en Río
Gallegos durante el mes de febrero de 2012.
5 - XII
1 5 0 - 11
Cesando al Pbro. Miguel Jorge Siufi como Sacerdote Auxiliar de la Armada Argentina
a partir del 31 de diciembre de 2011.
16 - XII
46
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
M O V I M I EN TOS D E LA C U R I A
FUERZA AÉREA ARGENTINA
11 6 - 11
Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Sergio Omar
Fochesato, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la celebración del 4
de noviembre de 2011 en la Plaza de Armas del Regimiento de Infantería de Paracaídas
2, en el Comando de la 2da. División del Ejército en la Caldera, Córdoba.
2 - XI
1 2 5 - 11
Concediendo el consentimiento requerido aprobando el proyecto de reparación de la
Iglesia en la Guarnición Aérea Córdoba y que dicho plan sea ejecutado sin más trámite,
conforme los procedimientos administrativos correspondientes.
15 - XI
1 2 6 - 11
Autorizando la Capilla Nuestra Señora de Loreto del Hospital Militar reubicable de la FAA
en Puerto Príncipe, República de Haití, para que en ella se tenga la reserva del
Ssmo. Sacramento siempre que un capellán esté presente en la misión y se celebren
todos los Sacramentos y demás Actos del Culto Divino de la Iglesia. Delegando al Sr.
Capellán Eduardo Castellanos para que bendiga la Capilla en la Celebración que
tendrá lugar el 4 de diciembre de 2011, y labre correspondiente acta.
Disponiendo que la anotación de aquellos sacramentos que deban registrarse se
haga en la Capellanía Mayor de la Fuerza a la que pertenezca el fiel, siendo el
capellán responsable de velar por la debida anotación.
15 - XI
1 3 1 - 11
Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Juan Rodolfo Brom,
para administrar el sacramento de la confirmación en la celebración del 18 de diciembre de
2011 en la Parroquia San Miguel Arcángel de la Brigada Aérea I de El Palomar.
21 - XI
1 3 2 - 11
Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, en comisión como
Capellán de la Fuerza de Tarea Argentina N.º 38 de la Misión de Paz en Chipre
(UNFICYP) R.P. Fray Celso Rafael Mélida para administrar el Sacramento de la
Confirmación en la celebración del 8 de diciembre de 2011 en la Isla de Chipre.
21 - XI
1 3 3 - 11
Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Sergio Omar
Fochesato, para administrar el Sacramento de la Confirmación a dos cadetes fieles de
este Obispado Castrense en la celebración litúrgica que oportunamente se celebrará.
21 - XI
GENDARMERÍA NACIONAL
11 3 - 11
Nombrando por un año a partir del 1.º de noviembre de 2011, sacerdote auxiliar de
la Gendarmería Nacional, al Pbro. Dr. Rubén Darío Celeste Kosaros. Asignándole la
atención pastoral de la Agrupación Especial Metropolitana “Cabo Roberto Omar
Centeno”, Campo de Mayo.
11 - X
11 9 - 11
Cesando al Pbro. Roberto Pablo Crettaz como sacerdote auxiliar de la Gendarmería
Nacional Argentina desde el día 30 de noviembre de 2011.
7 - XI
1 2 0 - 11
Cesando al Pbro. José Luis Socaires como sacerdote auxiliar de la Gendarmería
Nacional Argentina desde el día 30 de noviembre de 2011.
7 - XI
1 2 1 - 11
Delegando al Sr. Capellán de la Gendarmería Nacional Mons. Darío Kling para administrar
el Sacramento de la Confirmación en la celebración del 17 de noviembre de 2011, a
los fieles del Instituto de Capacitación Especializada (Mercedes).
7 - XI
Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina
47
M O VI M I E N TOS D E L A C U R IA
1 2 4 - 11
Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Gendarmería Nacional Argentina, Mons. José
Antonio Pasarell, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la
celebración que tendrá lugar el día 19 de noviembre de 2011 en la Parroquia San Pedro
y San Pablo de la ciudad de San Salvador de Jujuy.
11 - X I
1 3 4 - 11
Cesando al Pbro. Héctor M. Quiroga como Sacerdote Auxiliar de la Gendarmería
Nacional Argentina desde el 30 de noviembre de 2011.
21 - XI
1 3 9 - 11
Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Gendarmería Nacional Argentina, Pbro. Rubén
Darío Bonacina, para administrar el Sacramento de la Confirmación el 2 de diciembre de
2011 en la Capilla de la Escuela de Suboficiales de Gendarmería Nacional “Cabo
Raúl Remberto Cuello” de la ciudad de Jesús María, Córdoba.
30 - XI
1 4 6 - 11
Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Gendarmería Nacional Pbro. Rubén Darío
Bonacina, para administrar el Sacramento de la Confirmación a hijos de gendarmes en
la Iglesia Catedral de Posadas el 17 de diciembre de 2011.
13 - XII
1 4 8 - 11
Nombrando por un año a partir del 1.º de enero de 2012, Sacerdote Auxiliar de la
Gendarmería Nacional, al Pbro. Ángel Simeón Zararías asignándole la atención pastoral
de la Agrupación III “Corrientes”.
14 - XII
PREFECTURA NAVAL ARGENTINA
1 2 2 - 11
Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Prefectura Naval Argentina, Pbro. Diego
Julio Tibaldo, para administrar el Sacramento de la Confirmación el 12 de
noviembre de 2011 a los fieles de la Fuerza en la Parroquia Nuestra Señora
de la Esperanza.
7 - XI
1 2 3 - 11
Cesando al R.P. Ramón Gustavo Doldán C.S.s como Sacerdote Auxiliar de la Prefectura
Naval Argentina desde el 30 de noviembre de 2011.
9 - XI
1 3 5 - 11
Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Prefectura Naval Argentina, Pbro. Diego Julio
Tibaldo, para administrar el sacramento de la Confirmación el 29 de noviembre de
2011 en el Instituto de Formación Zárate de la Prefectura Naval Argentina.
25 - XI
48
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