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LOS CUENTOS DE HOFFMANN Jacques Offenbach Ópera con prólogo, epílogo y cuatro actos cantada en francés Opéra de Paris (Bastille), 15 noviembre 2016 Duración: 3 horas 25 minutos Conductor Philippe Jordan Director Robert Carsen Intérpretes: Hoffmann Ramón Vargas (tenor) Olympia Nadine Koutcher (soprano) Giulietta Kate Aldrich (mezzosoprano) Antonia Ermonela Jaho (soprano) La Musa Stéphanie d’Oustrac (mezzosoprano) Orquesta y coros Opéra de Paris Presentación Para cuando llegó a abordar la composición de Les Contes d’Hoffmann, la obra de Offenbach incluía ya más de un centenar de óperas. Su última obra, que dejó inacabada al morir durante los ensayos en octubre de 1880, combina fantasía, gravedad y humor en una síntesis inesperadamente innovadora de opera buffa, ópera romántica y grand opéra. Esta adaptación de tres cuentos de E.T.A. Hoffmann, con un toque del Fausto de Goethe, retrata al poeta alemán como narrador y héroe al tiempo que relata sus aventuras amorosas con Olympia, Antonia y Giulietta. La espectacular producción de Robert Carsen subraya el genio melancólico de un hombre marcado por la vida, con una coherencia y un sentido dramático extraordinarios para una obra que deja numerosas preguntas sin responder. Sobre la obra Los cuentos de Hoffmann es la única ópera seria escrita por Jacques Offenbach, y su contenido sintetiza los más altos valores de este inspirado autor de óperas bufas, operetas y oberturas festivas, que quiso elevar los alcances de su obra con la creación de esta ambiciosa expresión lírica. La ópera está basada en un libreto de Barbier y Carré, que se inspira a su vez en tres fantásticas historias del poeta alemán Ernest Theodor Amadeus Hoffmann (el mismo Hoffmann es un personaje de la ópera, hecho que se repetía en muchas de sus historias). Los cuentos en los que se basa la ópera son Der Sandmann, Rath Krespel, y Das verlorene Spiegelbild, cuyos relatos gozaron de intensa popularidad en el siglo XIX. La ópera fue escrita en 1880, el mismo año de la muerte del autor, quien falleció pocos meses antes de que Los cuentos de Hoffmann anotara su estreno (acontecimiento que tuvo lugar en la Opéra-Comique, de París, el 10 de febrero de 1881). Este curioso designio del destino, que privó al compositor de presenciar la primera representación de su creación máxima, considerada por la crítica como su obra maestra, e interrumpió también los futuros planes de Offenbach, empecinado en su propia superación. La idea para Los cuentos de Hoffmann fue concebida en la mente de Offenbach durante una visita realizada a América en 1876, cuando recordó una obra de Barbier y Carré que había visto en el teatro Odéon de París, en 1851. Al volver, vio que Barbier había adaptado la obra para el compositor Hector Salomon, quien al final cedió el libreto a Offenbach. El trabajo fue lento, ya que al mismo tiempo producía nuevas operetas y supervisaba nuevos montajes de éxitos anteriores. Su salud comenzó a declinar, pero el 18 de mayo de 1879 ofreció en su casa una lectura privada de Los cuentos de Hoffmann, a la que asistió el director de la Opéra-Comique, Léon Carvalho, y Herr Jauner, del Ringtheater de Viena. Offenbach concedió los derechos a la Opéra-Comique y llegó a presenciar varios ensayos antes de su deceso. Había terminado una partitura de piano y orquestado el prólogo y el primer acto, dejando un bosquejo de la orquestación de los demás actos, los cuales completó el compositor y profesor de música francés de origen americano, Ernest Guiraud, quien también compuso los recitativos usados tradicionalmente en lugar del diálogo original escrito por Offenbach. En la primera función, el 10 de febrero de 1881, la escena de Venecia se omitió enteramente y la barcarola se usó en la escena de Antonia. Más tarde, en el estreno en Viena, se recuperó la escena de Giulietta, pero se cambió el final de modo que en lugar de morir envenenada, zarpaba en una góndola. La música de Los cuentos de Hoffmann, sin pretender revolucionar los anales del teatro lírico, posee una fuerza y seducción irresistibles, apareciendo trozos como Les oiseaux dans la Charmille -que canta la soprano, exhibiendo los prodigios propios del registro “coloratura”- o la popularizada Barcarola -que se entona en los comienzos del segundo acto-, como modelos que identifican la gracia y el encanto de los temas de Offenbach, cuya finura, delicadeza temperamental y sutilísima fantasía, se adaptan admirablemente a la caprichosa atmósfera de los célebres cuentos del poeta alemán. En 1951, se rodó una versión cinematogreáfica. www.operayballetencine.es