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Felix Mendelssohn
Igor Stravinsky
Hamburgo, 3-ii-1809; Leipzig, 4-xi-1847
Oranienbaum [hoy en día, Lomonossov], 5§/17-vi-1882;
Nueva York, 6-iv-1971 §Calendario Juliano
Meeresstille und glückliche Fahrt [Mar en calma y próspero viaje], obertura de concierto en Re menor, op 27
Concierto para violín en Re mayor
Estreno: 7-ix-1828, Berlín.
Estreno: 23 de octubre de 1931, Berlín; Igor Stravinsky, dir., Samuel Dushkin, violín.
N
E
acido en el seno de una familia acomodada de banqueros y nobles,
Felix Mendelssohn-Bartholdy disfrutó de una educación exquisita
que le permitió desarrollar desde una edad muy temprana su talento
musical. Siendo un niño su familia se mudó a Berlín, ciudad en la que, además de
sus estudios musicales, cultivó seriamente los literatos, hasta el extremo de que
llegó a leer de un modo corriente los textos clásicos griegos y siguió los cursos de
filosofía de Hegel.
En 1827 emprendió, muy al modelo romántico, un largo viaje de ilustración y
conocimiento por el sur de Alemania. En la Universidad de Heidelberg conoció a
Justus Thibaut, un especialista en la música de los siglos xvii y xviii que le inculcó
el amor por la música antigua italiana. A su vuelta escribió la obertura Meeresstille und glückliche Fahrt [Mar en calma y próspero viaje], una pieza por la que el
compositor sentía un especial cariño y que utilizó en el concierto fundacional de
la Gewandhaus de Leipzig en 1832.
Se trata de una obertura en dos cuadros basada en breves poemas de Goethe
que evocan una travesía marítima. La primera sección de la Obertura se inicia con
una ligera textura en las cuerdas, comentada discretamente por flautas y clarinetes, todo en una atmósfera de tranquilidad y equilibrio. Esta atmósfera permanece
durante toda la introducción de la Obertura, que desemboca en una pausa a la
que sigue la segunda parte de la pieza. Este viaje próspero se inicia con un tema
en la flauta que parece sugerir una melodía bucólica. El tema de la flauta recibe
respuestas de los demás instrumentos y, entonces sí, comienza el viaje. El tempo
se anima y la música parece indicar que el barco se aleja del muelle, deja el puerto, sale de la bahía y se interna en alta mar. Lo que sigue es un discurso musical
alegre, optimista, sin mayores contrastes ni conflictos, en el que se pueden detectar algunos gestos melódicos y colores orquestales similares a los que se hallan
en otras obras de Mendelssohn. El final de la obra parece reafirmar plenamente
este toque marcial, pero en los últimos compases, la música se desvanece en paz
y tranquilidad: este viaje por mar ha concluido sin novedad.
n 1931, Stravinsky se encontraba ya en sus últimos cuarenta y
Willy Strecker, director de la editorial alemana Schott, le sugirió
que ya era hora de que abordase la composición de un concierto
para violín. Para ello le puso en contacto con un talentoso intérprete
amigo suyo llamado Samuel Dushkin. Desde el principio, el compositor
se mostró reticente, ya que no le apetecía escribir un concierto virtuoso
para un instrumento que no tocaba. Sin embargo, termina accediendo en
la medida en que Dushkin “se ponga a mi entera disposición para darme
todas las indicaciones técnicas que yo pueda necesitar”, como recordaría
más tarde en sus memorias.
El primer movimiento fue esbozado en Niza. Tras una serie de viajes a Londres
y París, decide instalarse en el Castillo de la Vironnière en Voreppe, Isère, donde
viviría tres años. Dushkin seguiría las peregrinaciones de Stravinsky como una
sombra, residiendo primero en Antibes y luego en Grenoble, desde donde va casi
a diario a Voreppe.
A tenor de esta disponibilidad, el solista recordaría:
Durante el invierno vi a Stravinsky en París con bastante frecuencia. Un día,
cuando estábamos almorzando en un restaurante, Stravinsky sacó un trozo de
papel y anotó un acorde… y me preguntó si se lo podía tocar. Yo jamás había
visto un acorde de tanta extensión, desde el Mi hasta el La superior, y dije “No”.
Stravinsky dijo con tristeza: “Quel dommage” [“Qué lástima”]. Cuando regresé a
casa ensayé tocarlo y, para mi asombro, descubrí que en ese registro la extensión
de la undécima era relativamente fácil de tocar, y el sonido me fascinó. Le telefoneé de inmediato para decirle que sí se podía hacer. Cuando estuvo terminado el
concierto, más de seis meses después, comprendí su desilusión cuando dije que
no la primera vez. Este acorde, con una apariencia diferente, inicia cada uno de
los cuatro movimientos. Stravinsky mismo lo llamó su “pasaporte” al concierto…
El clima de la “Toccata” es el mismo que el del “Capriccio”. El inequívoco sonido
stravinskyano de las maderas introduce el movimiento, pero el solista no se hace
esperar y tiene lugar una serie de episodios sin apenas respiro en una especie de
perpetuum mobile.
Las dos arias –los movimientos más interesantes de la obra– cumplen
funciones de movimiento lento, aunque en la práctica no sea siempre así.
La primera presenta una danza de una intensidad métrica semejante a los
movimientos extremos. La segunda aria contiene el movimiento lírico del
concierto, con una bella y sugerente línea melódica siempre a cargo del solista, interrumpida por breves e intensos pasajes. Es el más lento y el más ensoñador. El “Capriccio” restaura el clima animado del primer movimiento, con
su vertiginoso progreso en semicorcheas, en un juego brillante que recuerda
al clima humorístico del Capriccio para piano y orquesta de dos años antes.
Con tan solo leer los movimientos, el Concierto nos retrotrae al barroco, una
evocación que el propio compositor negó:
El Concierto para violín no fue inspirado o moldeado por ejemplo
alguno. No me parecía que los más conocidos conciertos para violín –los
de Mozart, Beethoven, incluso Brahms– se encontraran entre las mejores
obras de sus autores. El Concierto de Schoenberg es una excepción, pero
no se puede decir que sea de los conocidos. Los subtítulos de mi concierto
–“Toccata”, “Aria”, “Capriccio”– pueden recordar a Bach y encontrarse, así,
de manera superficial, su sustancia musical. Me gusta mucho el Concierto
para dos violines de Bach, como puede demostrar el dueto del solista con
un violín de la orquesta en el último movimiento de mi propio concierto.
Pero mi concierto emplea, además, otras combinaciones de dueto, y su
textura es casi siempre más característica de la música de cámara que de la
música orquestal. No compuse una cadencia, no porque no me interesara
explotar el virtuosismo del violín, sino porque mi real interés reside en el
violín en combinación.
Antonín Dvořák
Nelahozeves, 8-ix-1841; Praga, 1-v-1904
Sinfonía nº 7 en Re menor, op 70 / b 141
Estreno: 22-iv-1885, Londres; Antonín Dvořák, dirección.
D
urante la década de 1880 Dvořák experimentó la crisis creativa más
grande de su vida. Curiosamente, dicha crisis coincidió con el éxito
que su figura y su obra habían concitado en su Bohemia natal y
las proporciones europeas que había alcanzado dicha fama, promovida por
el músico que más admiraba, Johannes Brahms. La base de este fenómeno
habría que buscarla en la angustia que le había provocado el cambio de dirección de su música. Fascinado por la tradición sinfónica centroeuropea, decide
mezclarla con sus raíces puramente checas, aunque esta “traición” le dejaría
marcado artísticamente durante los siguientes años. Sin embargo, este hecho
nos ha dejado dos obras maestras, como son la Séptima y Octava sinfonías.
Esa creciente fama se vio acentuada en Gran Bretaña, un país en el que
su música era adorada. Edward Elgar se deshizo en elogios para la Sexta Sinfonía, mientras que la Sociedad Filarmónica de Londres le nombró Miembro
Honorario en 1884, de donde nació el encargo de componer la que sería la
Sinfonía nº 7 en Re menor. Fue escrita en el breve plazo de cuatro meses, entre
diciembre de 1884 y marzo de 1885, aunque con grandes esfuerzos, dado que
reescribió varias veces algunas partes.
El estreno tuvo lugar brillantemente el 22 de abril de 1885 en el St James’s
Hall de Londres dirigida por el propio compositor. El éxito obtenido le animó
a presentar la Sinfonía en Nueva York, en enero de 1886, y al año siguiente en
Berlín. La obra fue dedicada al director de orquesta Hans von Bülow. Sobre la
primera página de la partitura pegó una foto suya y escribió debajo: “¡Gloria!
Tú has dado vida a esta obra”.
El “Allegro maestoso” inicial nos introduce en un mundo de extraña seriedad, casi amenazante, que se distancia del Dvořák feliz de otras anteriores. El
primer diseño se presenta en violas y violonchelos sobre una base de trompas,
contrabajos y timbales. De inmediato estalla un tema enérgico que conduce a
un primer clímax; la tensión acumulada se descarga en la liberación melódica
del segundo tema. El desarrollo llega a una culminación de indudable filiación
brahmsiana –meses antes había asistido al estreno de la Sinfonía nº 3–. La
reexposición propone los temas en orden invertido.
El “Poco Adagio” despega con una melodía en el clarinete. Las resonancias
de Brahms parecen hacerse mucho más tenues, dando el creador checo rienda
suelta a su incomparable vena lírica. La cuerda y la madera colaboran en la
ascensión melódica. El “Scherzo-Vivace” es sin duda el movimiento más claro
en su adscripción nacionalista. De hecho, el ritmo –sincopado y con acentos
en sforzando– se asemeja al de un furiant, una danza folclórica bohemia.
El Trío contrastante de la parte central –como tal actúa, aunque Dvořák se
apartó de esta denominación– se pliega sobre un gesto melódico en lo que
constituye una visión particular de la naturaleza.
La marcialidad del motivo principal del “Allegro”, tras la sección introductoria, acaba por imponer una sensación positiva, incluso triunfal. Es
un movimiento repleto de ideas, incluida la cita de un ritmo brahmsiano
procedente de su Sinfonía nº 1, construido con forma de sonata, que corona
espectacularmente la obra.
© Carlos Vílchez Negrín
Programa
I Parte
Felix Mendelssohn (1809-1847)
Meeresstille und glückliche Fahrt, obertura de concierto, Op 27
Igor Stravinsky (1882-1971)
Concierto para violín y orquesta en Re mayor
Toccata
Aria I
Aria II
Capriccio
II Parte
Antonín Dvořák (1841-1904)
Sinfonía nº 7 en Re menor, Op 70 / B 141
Allegro maestoso
Poco Adagio
Scherzo-Vivace
Allegro
Orquesta Sinfónica de Tenerife
Mikhail Ovrutsky
Mikhail Ovrutsky
Andrés Orozco-Estrada
ikhail Ovrutsky ganó el primer premio en numerosos
concursos internacionales de
música, incluido el Concurso Internacional Pablo Sarasate en Pamplona, el Concurso Liana Issakadze de San Petersburgo, el Concurso Internacional Johansen
de Washington, el Concurso Unisa de Pretoria, el Concurso Chaikovski de Moscú y
el Concurso Reina Elisabeth de Bruselas.
Recomendado por Anne-Sophie Mutter,
ganó el ‘Europäische Förderpreis’ de la
Fundación Pro Europa en 2006. Su destacado talento y su brillante interpretación le sirvieron para obtener este importante premio.
Se ha presentado con numerosas orquestas internacionales y directores
de primer orden, como la Philadelphia Orchestra, la Chaikovski de Moscú con
Vladimir Fedoseyev, los Trondheimsolitene, la London Symphony Orchestra,
Orchestre National de Belgique con G. Varga, Vlaams Radio Orkest con Yoel
Levi, la Orquesta del Teatro Mariinsky con Valery Gergiev, la Sinfónica Académica de la Federación Rusa con Mark Gorenstein o deFilharmonie con Jorma
Panula.
Ha actuado como solista y músico de cámara en numerosos festivales,
incluido el Kammermusikfest Lockenhaus, la Academia Kronberg o La Música
de Cámara Conecta el Mundo, donde actuó junto con Yuri Bashmet y Menahem Pressler.
Mikhail Ovrutsky ha grabado cds para Warner Classics y Naxos. Su grabación del Concierto de violín de Joaquín Rodrigo tuvo una excelente crítica en
la revista Strad en abril 2003: “Mikhail Ovrutsky combina la brillantez de la
técnica mordaz con un tono gloriosamente bien enfocado. Su interpretación
se describe como excepcional”.
En 2008-2009 actuó entre otras con la Orquesta de la Radio de Praga con
Alexander Vedernikov, la Helsingin Kaupunginorkesteri con Leif Segerstam,
la Sinfonieorchester Basel con Andrés Orozco-Estrada, la Bbc Philharmonic
Orchestra y la Wdr Sinfonieorchester Köln con Pietari Inkinen y la Orchestre
Philharmonique de Radio France con Dimitrij Kitajenko.
Violín
Director
Abono Ost 8
Viernes 9 de marzo de 2012 • 20.30 hs
Auditorio de Tenerife “Adán Martín”
La OST y los intérpretes:
Primera vez que intervienen con la OST.
Últimas interpretaciones (§):
F. MENDELSSOHN, Meeresstille und Glücklichefahrt
Julio de 1999; [Concierto Extraordinario Postemporada]; L. Leighton Smith; director
I. STRAVINSKY, Concierto para violín y orquesta en Re mayor
Enero de 2009 [Concierto Extraordinario XXV Festival de Música de Canarias]; Viktoria Mullova, violín;
David Atherton, director.
A. DVOŘÁK, Sinfonía nº 7
Diciembre de 2009; Hans Graf, director
(§) Desde la temporada 1986-1987
Audición nº 2319
Próximo programa:
Abono OST 9
Viernes 16 de marzo 2012 • 20.30 hs
Agustín Prunell, tenor
Robert King, director
[Por cancelación de Lü Jia y Yolanda Auyanet]
Obras de G. F. HANDEL, W. A. MOZART y J. HAYDN
La Asociación Tinerfeña de Amigos de la Música [ATADEM] organiza una charla
sobre las obras que se podrán escuchar en este concierto impartida por
Doña Margarita Fernández de Sevilla y Martín-Albó el viernes 16 de marzo de 2012
de 19’30 a 20’15 en la Sala de Prensa del Auditorio de Tenerife “Adán Martín”
Temporada 2011/2012
Abono OST8
Andrés Orozco-Estrada
Violín
Director
M
A
raíz de una sustitución de última hora en el Musikverein de
Viena en Junio de 2004, Andrés
Orozco-Estrada, actualmente uno de los
más destacados directores de la nueva
generación, fue entonces una auténtica
revelación, siendo calificado por la prensa como un “milagro de Viena”, lo que le
propició contrataciones de numerosas
orquestas internacionales. Inició también una intensa colaboración musical
con la Tonkünstler-Orchester de la Baja
Austria, una de las más significativas orquestas sinfónicas tradicionales de
Austria. Desde entonces, el joven artista, quien ha vivido en Viena durante
quince años, ha dirigido a muchas grandes orquestas, incluyendo la Münchner
Philharmoniker, Gewandhausorchester de Leipzig, Wiener Symphoniker, Bamberger Symphoniker, Berliner Symphoniker, Sveriges Radios Symfoniorkester,
Orquesta Sinfónica de Madrid, Hr-Sinfonieorchester de Fránkfort, etc. En su
debut con la Wiener Philharmoniker en otoño de 2010, A. Orozco-Estrada
fue aclamado como “un brillante sustituto” de Esa-Pekka Salonen –Wiener
Zeitung– y reconocido como un “eminente talento” –Die Presse–.
En la temporada 2009-2010, Andrés Orozco-Estrada fue nombrado director titular de la Tonkünstler-Orchester de la Baja Austria, como sucesor de Kristjan Järvi, Carlos Kalmar y Fabio Luisi. Esta orquesta, como otras, ofrece varias
series de abono en el Musikverein de Viena, siendo orquesta en residencia en
el Festival de Grafenegg. Al mismo tiempo, A. Orozco-Estrada fue nombrado
director titular de la Orquesta Sinfónica de Euskadi.
En el campo operístico, durante la temporada 2010-2011, A. OrozcoEstrada ha dirigido La traviata en la Oper Suttgart y una nueva producción
de La Cenerentola de G. Rossini en la Staatsoper de Hamburgo. Realizará
giras por Sudamérica en su debut con la Mahler Chamber Orchestra; en
Inglaterra con la Tonkünstler-Orchester y, en Suiza, con la Orchestra della
Radio Svizzera Italiana. Así mismo debutará con la Nueva Orquesta de Japón,
con la Radio-Sinfonieorchester Stuttgart des Swr, con la Jungen Deutsche
Philharmonie y con la Komische Oper Berlin. Además, volverá al podio de la
Radio-Philharmonie Hannover des ndr.
Viernes
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9
marzo’12
Auditorio de Tenerife
“Adan Martín”
Sala Sinfónica
20.30 h
La Orquesta Sinfónica de Tenerife es
miembro de la Asociación Española de
Orquestas Sinfónicas. AEOS [ www.aeos.es ]
La Orquesta Sinfónica de Tenerife es un proyecto
cultural del Cabildo de Tenerife
Colabora:
Orquesta
Sinfónica de
Tenerife
Mikhail Ovrutsky
Violín
Editado por:
Cabildo de Tenerife • Patronato Insular de Música
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Orozco-Estrada
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