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Formación de Técnicos
TÉCNICAS DE
INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA PARA LA
MEJORA DEL
RENDIMIENTO FÍSICO Y
DEPORTIVO
Área:
Psicología
Autor:
Carlos Morillo
Formación de Técnicos
TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA PARA LA MEJORA DEL
RENDIMIENTO FÍSICO Y DEPORTIVO.
Dentro de amplio abanico de técnicas de intervención psicológica para la
mejora del rendimiento deportivo, unas de ellas pueden ser incorporadas al método
habitual del trabajo de los entrenadores, enriqueciendo, significativamente, en beneficio
del rendimiento de los deportistas (Establecimiento de objetivos, técnicas operantes,
modelado, estrategias para el control de la atención, etc.). Otras técnicas, en cambio,
están más encaminadas a la autorregulación y autocontrol del propio deportista, de una
manera mucho más especifica y requieren de un aprendizaje y entrenamiento más
meticuloso y controlado, por lo que deben ser manejadas por un especialista, el
psicólogo deportivo (Técnicas de relajación, cognitivas, imaginación, etc.).
El Psicólogo deportivo, además, puede asesorar y entrenar a los entrenadores,
que lo necesiten, para que dominen todo tipo de técnicas psicológicas para la mejora
del rendimiento deportivo.
En estos apuntes, dirigidos a entrenadores deportivos vamos a centrarnos en
aquellas técnicas psicológicas que pueden incorporar en el día a día de su trabajo
habitual.
1. ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS
Se trata de una técnica que pueden utilizar los entrenadores con múltiples
propósitos: fundamentalmente, planificar mejor el trabajo a realizar, aumentar la
motivación, la auto-confianza y el estado de alerta de las deportistas, controlar su
atención y, en definitiva, optimizar sus posibilidades de rendimiento en el
entrenamiento y la competición.
Como habilidad psicológica, permite que los propios deportistas puedan incidir
en estas variables psicológicas (motivación, auto-confianza, etc.), estableciendo
objetivos de resultado y de realización, correctamente relacionados (los objetivos de
realización, deben ser conductas propias que aumenten las posibilidades de lograr un
determinado resultado); objetivos a largo, medio y corto plazo, que estén bien
coordinados (los objetivos a corto y medio plazo, deben ser eslabones que conduzcan,
progresivamente, a la consecución de los objetivos a largo plazo; objetivos específicos y
claramente definidos (en lugar de generales y ambiguos), que sean atractivos y
desafiantes, pero que, a la vez, sean alcanzables; y objetivos de realización sobre los
cometidos a llevar a cabo, para el entrenamiento y la competición inmediatos (objetivos
inmediatos).
Veamos ahora más detalladamente en que consiste cada uno de estos tipos de
objetivos:
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Formación de Técnicos
Objetivos de resultado y objetivos de realización:
Los objetivos de resultado se refieren a los resultados deportivos que se
pretende alcanzar (una medalla, ganar un partido, batir un récord, etc. ) y los objetivos
de realización incluyen lo que el deportista o grupo de deportistas debe realizar para
poder conseguir tales resultados.
La consecución de los resultados no depende, únicamente, de que se alcancen
los objetivos de realización, pues otros factores ajenos al deportista también pueden
influir en los resultados que consigue (ej. las decisiones de los jueces, la actuación de
los deportistas rivales, la climatología, etc.), pero sólo a través de esta vía puede el
deportista incrementar su propio control sobre los resultados, mejorando sus
posibilidades de éxito si consigue objetivos relevantes de rendimiento.
Por tanto, los objetivos de realización se refieren a la ejecución apropiada de la
conductas que constituyen la “llave” para alcanzar los objetivos de resultado.
Los objetivos de resultado, contribuyen poderosamente al incremento de la
motivación cuando se trata de desarrollar el interés de los deportistas por proyectos de
trabajo que exigen un importante esfuerzo físico y mental y un notable sacrificio;
también pueden ser útiles cuando los deportistas deben afrontar competiciones
teóricamente más fáciles o en momentos concretos de cansancio psicológico.
Sin embargo se debe tener cuidado, cuando se tare de casos de baja autoconfianza, que habitualmente aparecen como problemas de motivación (precisamente,
como consecuencia de esa baja auto-confianza); en estos caso, los objetivos de resultado
pueden resultar muy perjudiciales, siendo necesario trabajar, únicamente, con objetivos
de realización que faciliten que los deportistas, poco a poco, vayan confiando en la
eficacia de sus propios recursos para enfrentarse a las demandas deportivas que se les
plantean.
Objetivos a largo plazo:
En primer lugar, parece conveniente que se planifiquen objetivos a largo plazo
en lo que respecta a la consecución de resultados deportivos.
Determinar un objetivo a largo plazo, supone establecer una meta a la que hay
que llegar y, por lo tanto, decidir el rumbo que debe seguir el esfuerzo de los
deportistas. Estos objetivos contribuirán, significativamente, a aumentar la motivación
de los deportistas por su trabajo y a mantenerla elevada en los momentos difíciles.
Estos, como todos, deben constituir un reto para los deportistas, pero, al mismo
tiempo, deben ser verdaderamente alcanzables en función de sus posibilidades reales de
rendimiento. Si no constituyen un reto, por ser demasiado sencillos, haberse conseguido
antes o no ser interesantes, será difícil que contribuyan a elevar la motivación de los
deportistas para luchar por ellos; asimismo, sin no son realistas, es probable que
tampoco propicien incrementos motivacionales, al percibir los deportistas que por
mucho que hagan nunca conseguirán su propósito. También podría ocurrir que aún
provocando un aumento de la motivación a corto plazo, al producirse el darse cuenta de
la imposibilidad de alcanzar el objetivo tan deseado, no sólo decaiga la motivación de
logro sino que, además, se produzca un déficit de auto-confianza que debilitará, aún
más, el interés del deportista por su trabajo.
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Formación de Técnicos
En definitiva, que constituyan un interesante reto y al tiempo sean realistas, son
dos aspectos fundamentales de cualquier objetivo que se pretenda que tenga un efecto
psicológico favorable.
Objetivos intermedios progresivos o a medio plazo:
La importancia de los objetivos a largo plazo, tanto de resultado como de
realización, justifica, plenamente, que se planifiquen estos objetivos. Sin embargo,
puesto que se trata de objetivos lejanos, será conveniente, asimismo, planificar objetivos
más cercanos en el tiempo que mantengan al deportista permanentemente motivado y
atento a su cometido. Estos nuevos objetivos, deberán constituir pasos intermedios
progresivos hacia el objetivo final a largo plazo. La consecución de cada uno de ellos,
deberá indicar que se es capaz de conseguir los retos que uno se va proponiendo,
fortaleciéndose la auto-confianza de los deportistas cada vez que esto sucede.
Estos objetivos a medio plazo, también deberían ser, en la mayoría de los casos,
de resultado y de realización.
Objetivos a corto plazo:
El objetivo intermedio más próximo, será considerado el objetivo a corto plazo,
es decir, aquél que, de manera prioritaria, debe ocupar la atención y la actuación del
deportista y de sus entrenadores en un periodo de tiempo muy próximo. Como es
lógico, deben establecerse teniendo en cuenta los objetivos a largo plazo y otros
objetivos intermedios, y no, como a veces sucede, sin considerar cuál es el objetivo
final. En realidad, los objetivos a corto plazo pueden tener un importante efecto
motivacional, pero sobre todo si el deportista percibe que esa consecución significa un
acercamiento al objetivo a largo plazo.
Quizá el aspecto más importante cuando se establecen los objetivos a corto
plazo, sea precisamente, encontrar un objetivo interesante y alcanzable que pueda
conseguirse en un plazo de tiempo breve y obtenga el reforzamiento del éxito.
Objetivos prioritarios inmediatos:
Una vez determinados los distintos objetivos, el rendimiento de los deportistas,
en cada una de sus actuaciones, bien en entrenamientos, bien en competiciones, podrá
optimizarse si se planifican objetivos prioritarios inmediatos. Estos objetivos, casi
siempre de realización, permiten dirigir la atención del deportista hacia aquellas
cuestiones que se consideren más relevantes en cada momento concreto.
Antes de las sesiones de entrenamiento, la planificación de estos objetivos,
pocos en número, contribuirá a que los deportistas centren su atención en las cuestiones
más importantes de ese entrenamiento, pudiéndose obtener, así, un beneficio mayor del
tiempo que se dedica a entrenar. En la mayoría de los casos, los objetivos prioritarios de
los entrenamientos conviene que sean objetivos de realización, de forma que los
deportistas se centren en su propia ejecución y no en el resultado de esta.
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Esta manera de funcionar en los entrenamientos, será muy útil no sólo para favorecer
en gran medida el rendimiento de los deportistas durante el entrenamiento, sino,
además, por que se estará utilizando un criterio objetivo (la consecución del objetivo
prioritario de realización) para valorar este rendimiento y, más aún, por que se estará
desarrollando un estilo de funcionamiento cuya generalización a las competiciones
resultará muy beneficiosa.
En relación con las competiciones, la planificación de objetivos prioritarios
inmediatos de realización a conseguir durante la competición, contribuye a que los
deportistas, antes de comenzar a competir, perciban un mayor control sobre la situación
competitiva, fortaleciendo su auto-confianza y, de esta manera, controlando el estrés
que suele estar presente en estos momentos. Además, gracias a esta estrategia, los
deportistas concentrarán mejor su atención en las cuestiones más relevantes para rendir
al máximo de sus posibilidades, evitando las múltiples distracciones que pueden
producirse por distintos motivos mientras se compite.
La consecución de los objetivos propuestos será intrínsecamente reforzante en la
mayoría de los caso, pero en ocasiones será conveniente aplicar reforzadores extrínsecos
que hagan más atractivo el objetivo (Ej. un día de descanso si se consigue el resultado
establecido). La utilización de programas de contingencias, bien elaborados para cada
situación concreta aumentará la eficacia delos objetivos de resultado inmediatos.
Tabla 1.1 Instrumento para decidir y tener una visión global de los objetivos de
resultado y de realización.
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Los objetivos intermedios progresivos deben acercar al deportista, poco a poco,
a esa meta final, constituyendo pasos intermedios relevantes. Los objetivos prioritarios a
corto plazo deben ser los primeros a conseguir en la progresión hacia los objetivos a
largo plazo.
2.
TÉCNICAS BASADAS EN EL CONDICIONAMIENTO OPERANTE
En general, se trata de técnicas que en la práctica cotidiana pueden ser
incorporadas por los entrenadores deportivos (y por los directivos) a su método habitual
de trabajo, enriqueciéndole considerablemente y haciéndole más eficaz. En este
contexto, los psicólogos deportivos pueden contribuir, de manera notable, a través de
los siguientes cometidos: (a) motivando y entrenado a entrenadores, directivos y
deportistas para que utilicen estas estrategias; (b) seleccionado las técnicas más
adecuadas; (c) determinando los objetivos concretos; (d) diseñando el procedimiento
más apropiado para aplicarlas; (e) orientando y observando su funcionamiento; (f)
evaluando su eficacia (g) replanteando sus objetivos y su procedimiento cuando así
convenga.
2.1. Programas de Reforzamiento:
La simple aplicación del reforzamiento, positivo o negativo, de manera
contingente a la emisión de una conducta, se hace mediante la utilización de los
denominados programas de reforzamiento. Estos incluye la aplicación
deliberada de consecuencias favorables, de manera contingente a la emisión de
la conducta que es objeto de aprendizaje, reforzando, así la probabilidad de que,
en sucesivas ocasiones, el deportista emita de nuevo esa conducta. Para ello,
existen dos posibilidades: concederle un estímulo gratificante(ej., decirle “¡bien
hecho!” o aplaudirle), en cuyo caso se estará aplicando un reforzamiento o
refuerzo positivo; o retirar un estímulo aversivo que esté presente (ej., terminar
un ejercicio muy duro), en cuyo caso, se estará utilizando un reforzamiento o
refuerzo negativo.
Los programas de reforzamiento pueden ser de 4 tipos:
-
De razón fija.
De razón variable.
De intervalo fijo.
De intervalo variable
En general, la adquisición de una nueva habilidad, se beneficia,
inicialmente, de un reforzamiento inmediato y continuo: es decir, cada vez que el
deportista emite la conducta deseada; y, más adelante, para conseguir que se
consolide la habilidad, de un reforzamiento, también inmediato, pero más
intermitente, aplicando, todavía, un programa de razón fija (ej., cada dos o tres
veces que el deportista emita la conducta) y, después, un programa de razón
variable (cada dos, tres o cuatro veces como promedio).
La enorme trascendencia de aplicar el reforzamiento de manera
inmediata a la emisión de la conducta-objeto, junto a la importancia que, en
general, tiene la conducta del entrenador para los deportistas, explican la eficacia
de los reforzadores sociales en este contexto.
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Así, suele ser sencillo para el entrenador, y muy reforzante para el deportista,
que aquel le diga a éste: “¡bien!”, “¡eso es!”, ¡”muy bien!”, o frases por el estilo,
cada vez que decida o ejecute, correctamente, la habilidad que se pretende que
aprenda.
Por tanto, los reforzadores sociales suelen ser muy indicados para la
adquisición de habilidades, y perfectamente compatibles, cuando se considere
oportuno, con reforzadores materiales.
La utilización inmediata, continua en un principio e intermitente después,
de reforzadores materiales y sociales (ajenos o extrínsecos al deportista y a la
propia conducta), pretende contribuir a que la conducta sea emitida el mayor
número de veces; tantas como para que el deportista se acostumbre a realizarla,
procese toda la información relacionada con ella y tenga la oportunidad de
percibir sus consecuencias intrínsecas: es decir, las consecuencias favorables
que proporciona la propia conducta sin necesidad de otros reforzadores;
fundamentalmente, la sensación de dominio de la nueva habilidad, la obtención
de éxito deportivo y la satisfacción personal o cualquier emoción positiva que
puedan estar asociadas a la ejecución de la habilidad.
EL DEPORTISTA EMITE LA
CONDUCTA- OBJETO
EL DEPORTISTA OBTIENE
UN REFORZADOR, SOCIAL
O MATERIAL, AJENO A LA
CONDUCTA
(REFORZAMIENTO
EXTRÍNSECO)
EL DEPORTISTA EMITE LA
CONDUCTA-OBJETIVO
CON MAYOR FRECUENCIA
EL DEPORTISTA TIENE LA
OPORTUNIDAD DE PERCIBE LAS
CONSECUENCIAS GRATIFICANTES
QUE PROPORCIONA LA PROPIA
CONDUCTA
(REFORZAMIENTO INTRÍNSECO)
LA CONDUCTA –OBJETIVO SE
CONSOLIDA COMO CONDUCTA
HABITUAL EN EL REPERTORIO
DEL DEPORTISTA
2.2. Moldeado.
La técnica del moldeado o moldeamiento, también llamada de
aproximaciones sucesivas es un procedimiento que se utiliza para aprender una
conducta que todavía no existe o cuya frecuencia de aparición es muy baja.
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Formación de Técnicos
Esta técnica se basa en el reforzamiento sistemático de las aproximaciones
sucesivas a la conducta-objetivo.
Al principio se refuerza el primer paso establecido y cuado éste queda
bien aprendido se comienza a reforzar el segundo, y así sucesivamente hasta
alcanzar la conducta objetivo que será el último paso. Por tanto, el aprendizaje
tiene lugar de forma graduada o progresiva.
El moldeado se utiliza preferentemente en caso de conductas complejas,
en los que al ser difícil que el deportista emita inicialmente la conducta
completa, podría estar mucho tiempo sin obtener reforzamiento alguno, en
detrimento de su motivación por el aprendizaje. Fraccionando la conducta en
etapas progresivas hasta el objetivo final, y reforzando al deportista por cada
acercamiento a éste, se consigue mantener su motivación, y con ello evitar que
abandonen el intento, al tiempo que se le facilita una vía más apropiada para
asimilar la información de la nueva conducta y dominar su ejecución motora.
2.3. Encadenamiento.
La técnica del encadenamiento consiste en conectar entres sí
(encadenar)conductas sencillas que ya figuran en el repertorio del deportista,
para formar así conductas más complejas. Las conductas complejas están
compuestas de cadenas de conductas o pasos más simples, que dejen ejecutarse
secuencialmente. Realizar un salto de trampolín o el lanzamiento de una flecha,
son ejemplos de conductas complejas formadas por cadenas de conductas más
simples. En estas cadenas, cada eslabón o segmento de la conducta compleja
sirve como una señal (estimulo antecedente discriminativo) para la siguiente
conducta en al cadena, y como un reforzador para la conducta precedente.
Esta estrategia, en combinación con el moldeamiento, puede resultar muy
útil para conseguir el aprendizaje de las habilidades motrices más complejas; y
también el aprendizaje de secuencias de decisiones que deban encadenarse en el
conjunto de una actuación (como ocurre, por ejemplo, en los ejercicios de
gimnasia)
2.4. Programa de Economía de fichas.
La Economía de fichas es un tipo de programa de reforzamiento, en el
que, básicamente, el deportista puede recibir un punto, de manera inmediata a la
emisión de la conducta correcta, y canjearlo, después por un reforzador material
previamente acordado. La ventaja de estos programas, es que pueden aplicarse
sin detener la actividad en curso; simplemente, señalando en voz alta: “!punto¡”,
para que el deportista perciba la contingencia entre la conducta-objetivo y esta
consecuencia, y aplazando el canje de los puntos acumulados.
En el ámbito del deporte, estos programas pueden ser especialmente
útiles cuando se trata de reforzar conductas que tienen lugar en periodos de
participación activa. Esta estrategia es muy valiosa en el contexto del
aprendizaje táctico.
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Además, la utilización de reforzadores “intermediarios” como los puntos,
puede tener el efecto del reforzamiento social.
2.5. Feedback
El feedback se refiere a la información que el deportista recibe sobre la
conducta que ha emitido. Para algunos autores, el feedback es necesario para que
se produzca aprendizaje, ya que en su ausencia el sujeto ignorará cómo está
realizando su cometido y no tendrá razones para modificar su conducta.
En el contexto del deporte, este estímulo puede adoptar múltiples formas:
comentarios del entrenador o de otras personas, datos estadísticos, mediciones
(de tiempo, longitud,…), cintas de video, cualquier tipo de señal (ruido, luz,
colores, objetos, palmadas del entrenador,…), tablas o registros cumplimentados
durante la actuación deportiva por un observador entrenado,…
También en el ámbito del aprendizaje de la ejecución, es apropiado
emplear el valioso feedback que pueden proporcionarle al deportista, sus propias
sensaciones corporales, asociadas, respectivamente a la ejecución correcta e
incorrecta de la habilidad motriz. Este tipo de feedback, favorece la atención
interna que tanto conviene en numerosos casos; propicia un proceso de
autorregulación que beneficia la adquisición de habilidades; y contribuye a
desarrollar una percepción de dominio, muy gratificante, que favorece la auto
confianza y la motivación respecto a la nueva habilidad.
En realidad el feedback que obtienen habitualmente los deportistas se
refiere al resultado de su ejecución (el lugar donde ha clavado una flecha en tiro
con arco), pero no a la ejecución misma, debiendo cubrirse este déficit gracias
al feedback del entrenador, de otro observador, o de alguna medida que permita
obtener al deportista una información inmediata sobre su propia realización.
2.6. Programas para la Recuperación de conductas.
El procedimiento básico par recuperar conductas-objetivo que se
encuentran inhibidas, consiste en retirar el estimulo consecuente aversivo que en
la actualidad es contingente a la conducta-objetivo, de forma que la conducta, al
no provocar ya una consecuencia aversiva, reaparezca y se emita con la
asiduidad más conveniente.
También se puede utilizar la técnica de la intención paradójica.
2.7. Programas de evitación y escape.
El objetivo de los programas de evitación y escape es le reforzamiento
negativo de conductas que se desea implantar en el repertorio de los deportistas.
El aprendizaje por evitación consiste en emitir una conducta (la
conducta-objetivo) que evita o impide la aparición de un estimulo aversivo. El
procedimiento de evitación suele implicar la presencia de un estímulo
discriminativo (o “estimulo señal”) que señala que va a aparecer el estimulo
aversivo, determinado cuándo debe emitirse la respuesta de evitación.
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Formación de Técnicos
Por su parte, el aprendizaje de escape consiste en emitir una conducta (la
conducta-objetivo) que ponga fin a un estimulo o situación aversiva existente.
La conducta que emite el sujeto es reforzada negativamente al desaparecer el
estímulo aversivo o disminuir su impacto.
2.8. Programas de Reforzamiento Diferencial de otras conductas.
Este procedimiento pretende la eliminación de una conducta mediante el
reforzamiento de otras conductas diferentes, al tiempo que la conducta-objetivo
se sitúa bajo extinción o, a veces, bajo castigo. Básicamente, existen, dos
modalidades: en una de ellas se refuerza al deportista por la emisión de cualquier
conducta distinta a la que se desea eliminar y en la otra modalidad, en general
más apropiada en el contexto del deporte, se refuerza al deportista por la
emisión de una conducta alternativa a la conducta-objetivo a eliminar. La
eficacia de la intervención será mayor si, como sucede casi siempre, la conducta
alternadita es incompatible a la conducta-objeto a eliminar, es decir, si el hecho
de emitir una de ellas implica que, en esa situación concreta, no se pueda emitir
la otra.
Con independencia de la estrategia que se use para la eliminación de una
conducta-objetivo (extinción o castigo), el reforzamiento de conductas
alternativas constituye un aspecto de suma importancia en cualquier programa
de intervención que pretenda la eliminación de una conducta. De hecho, no debe
olvidarse nunca una de las principales “reglas de oro” de la intervención
conductual: “siempre que se elimina una conducta, debe ser sustituida por otra
que ocupe su lugar”.
Los programas de reforzamiento diferencial, además de las ventajas
señaladas aportan a la intervención un enfoque positivo muy favorable, incluso
cuando se utiliza el castigo para la reducción de la conducta a eliminar. En
general, los deportistas aceptarán mejor cualquier modificación de sus hábitos si
ven que se les ofrece una forma de actuar alternativa que no les dejará sin
recursos, y también recibirán mejor la utilización de estrategias aversivas, si
perciben que disponen de los recursos necesarios para poder evitarlas y de otra
vía alternativa para la obtención del reforzamiento.
2.9. Programas de Extinción.
La extinción consiste en suprimir el reforzamiento de una conducta que
ha sido previamente reforzada, de forma que la conducta, a falta del
reforzamiento, desaparezca (se extinga) o diminuya su frecuencia. Inicialmente,
la aplicación de este procedimiento produce un incremento de la conducta e
importantes variaciones en su topografía; sin embargo, si se mantiene la
situación de ausencia del reforzamiento, tras este incremento inicial la conducta
comenzará a disminuir progresivamente hasta su eliminación completa (o casi
completa, porque puede producirse alguna recuperación espontánea).
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Formación de Técnicos
2.10. Castigo.
En ocasiones, cundo se pretende eliminar una conducta para sustituirla
por otra, y el reforzamiento y el feedback no son suficientes para que la nueva
conducta predomine sobre la conducta a eliminar, puede utilizarse la técnica del
castigo, para penalizar la ejecución o decisión incorrecta, al tiempo que
paralelamente, se insiste n e reforzar la ejecución o decisión que se pretende
implantar.
La aplicación de castigo contingente a la emisión de la conducta a
eliminar, puede realizarse de dos formas: el castigo positivo, en cuyo caso se
aplica una consecuencia aversiva; o el castigo negativo, consistente en retirar un
estímulo gratificante que el deportista aprecia.
Este debe aplicarse de forma inmediata y es necesario que desde un
principio, se castiguen todas las ejecuciones o decisiones incorrectas.
La aplicación de castigo para eliminar una conducta, suele ir acompañada
de la aplicación de reforzamiento para adquirir una conducta alternativa que
sustituya aquélla; debiendo incorporarse, ambas estrategias, al conjunto de una
intervención que debe contemplar por un lado, el cambio dela relación funcional
entre los estímulos antecedentes y las consecuencias; y por otro, que la conducta
habitual a eliminar deje de proporcionar consecuencias gratificantes y que,
paralelamente, la conducta alternativa a adquirir deje de ocasionar consecuencias
aversivas y produzca consecuencias gratificantes (objetivo que puede
conseguirse mediante programas de reforzamiento).
2.11. Coste de respuesta.
El coste de respuesta consiste en la aplicación de un castigo negativo
para eliminar o debilitar una conducta-objetivo; utilizándose la retirada de un
reforzador apetitivo, de manera contingente a la emisión de la conducta no
deseada.
Como cualquier otro procedimiento de castigo, para que la técnica sea
eficaz, las condiciones del castigo deben ser estrictas desde el primer momento.
Para ello, debe establecerse un sistema que impida la obtención de reforzamiento
cuando el deportista emita la conducta a eliminar.
2.12. Tiempo Fuera
La técnica denominada “tiempo fuera” es otra forma de administrar un
castigo negativo de manera contingente a la emisión de una conducta no
deseada. Consiste en retirar, momentáneamente, a la persona que emite la
conducta-objetivo de las condiciones en las que puede obtener reforzamiento,
con la intención de privarle de éste como castigo.
Es una estrategia muy útil cuando se conocen los estímulos reforzantes
que mantienen una conducta, pero no se puede controlar las fuentes de estos
reforzadores, o cuando se asume que se trata de reforzadores internos difíciles
de especificar y controlar.
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2.13. Contratos de contingencias.
Un contrato conductual o contrato de contingencias es un documento
escrito en le que figuran las conductas que una persona está de acuerdo en
realizar y las consecuencias del cumplimiento y del no cumplimiento de tal
acuerdo. El procedimiento implica el intercambio recíproco de recompensas
contingentes en relación a conductas especificas de los firmantes del contrato .
En la mayoría de los casos, estos contratos sirven para establecer un
modo de funcionamiento general de los deportistas que puede afectar
considerablemente su rendimiento, algo que directivos y entrenadores ignoran a
menudo o que simplemente no tienen en cuenta.
Con deportistas jóvenes, la firma de contrato de contingencias
relacionado con las normas de funcionamiento interno, favorecerá en gran
medida el cumplimiento de estas, incrementará el compromiso de los deportistas
hacia sus tareas deportivas y contribuirá a un clima de responsabilidad muy
positivo. Estos contratos no deben ser muy extensos, centrándose en las
cuestiones que en cada caso concreto se consideren más prioritarias (pj. Los
horarios, la puntualidad, el conducto a seguir cuado surge un problema, el
cuidado del material, las normas cuando se viaja, etc.)
3. EL MODELADO
El modelado es una estrategia que se basa en el Aprendizaje Vicario o
Aprendizaje por Imitación de Modelos. Su Objetivo fundamental es el aprendizaje o
eliminación de una conducta a través de la observación de un modelo que ejecuta (o no
ejecuta) tal conducta.
El propósito del modelado en este contexto, es que los deportistas observen un
modelo significativo que ejecute bien los movimientos técnicos o tome correctamente,
las decisiones tácticas que se pretende que aprendan, con el fin de favorecer un
aprendizaje por imitación.
3.1. Procesos implicados en el aprendizaje vicario.
Se puede distinguir entre la adquisición de la conducta y la ejecución de
la misma. Y a su vez, dentro de cada una de setas dos fases, diferenciamos dos
procesos: los de atención y retención en la fase de adquisición; y los de
reproducción motriz y motivación en la fase de ejecución.
3.1.1
Fase de adquisición: en esta fase, el sujeto observador aprende relaciones
entre estímulos, conductas y consecuencias, reglas de actuación, modos
de ejecución etc., todo ellos a nivel meramente cognitivo, sin más, pues
el aprendizaje en esta fase no implica que posteriormente vaya a
producirse una imitación a nivel motor. Se distinguen dos procesos:
- De atención: Hay tres tipos de características que pueden e influir en
la atención que el observador presta al modelo:
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1. Características del modelo: Básicamente pueden distinguirse dos
tipos de modelos: los modelos expertos y los modelos competentes.
Los primeros son los deportistas de prestigio, con una reconocida
competencia en el dominio de la habilidad en cuestión. Los segundos,
son aquellos, más cercanos al observador, que sin ser reconocidos
expertos, dominan la habilidad mejor que este; lo suficiente como
para mostrarle las conductas concretas que debe aprender. Los
modelos más próximos al nivel de competencia de los deportistas
(los modelos competentes), favorecen el aprendizaje de habilidades
en mayor medida que los modelos expertos, quienes podrían ser
considerados por los observadores como demasiado lejanos o
utópicos: sin embargo, los modelos expertos pueden contribuir,
significativamente, a incrementar la motivación de los deportistasobservadores por el aprendizaje.
2. Características del observador: grado de preferencias personales por
un determinado modelo potencial, la edad, el grado de habilidad o
competencia respecto a las conductas- objetivo a imitar, el grado de
dependencia de los demás, su historia de reforzamiento, su grado de
auto-confianza, etc.
3. Características de la conducta-objetivo: estas se refieren tanto a la
propia conducta (como puede ser el grado de dificultad) como a sus
estímulos antecedentes y consecuentes.
- De retención: Una vez que el observador a atendido al modelo, debe
recordar su conducta para poder aprenderla. Este proceso de retención se
facilita por medio de la repetición, pero no es necesario que se haga una
repetición real, sin que pueden ser suficientes la repetición en
imaginación o el simple establecimiento de una adecuada codificación
de la conducta observada.
3.1.2. Fase de ejecución: En esta fase el sujeto debe poner en practica aquello
que ha aprendido en la fase de adquisición, pudiéndose distinguir dos procesos:
-
Proceso de reproducción motriz: que depende de la capacidad
real para reproducir la conducta, de la existencia de estímulos o
respuestas interferentes, del proceso concreto de tomar la decisión
de a actuar, de la información (o feedback) que se obtiene respecto
a la propia ejecución y del proceso motivacional.
-
Proceso Motivacional: No imitamos todo aquello que
observamos, sino sólo algunas cosas, aquellas hacia las que
estamos de algún modo motivados, siendo esta motivación la que
sobre todo define la diferencia entre la adquisición y la ejecución.
En general, la motivación por emitir una determinada conductaobjetivo, depende, en primer lugar de la valoración que el deportista
hace respecto a sus costes y sus beneficios.
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4. ESTRATEGIAS PARA EL CONTROL DE LA ATENCIÓN
La intervención psicológica para el control de la atención puede centrarse
en dos grandes apartados: (a) el control de la atención mediante la manipulación
apropiada, por parte de los entrenadores, de estímulos relevantes y (b) las
habilidades de los deportistas para auto-controlar su atención. Ambas vías no
son excluyentes, sino todo lo contrario.
4.1. El control de la atención desde la posición del entrenador.
El entrenador puede contribuir al control de la atención de los
deportistas por dos vías: ayudándoles a que desarrollen habilidades de autocontrol (como veremos más adelante) o manipulando convenientemente
estímulos relevantes que puedan influir en su atención. Veamos estas estrategias:
4.1.1. Estrategias relacionadas con el planteamiento de la actividad:
-
Establecer objetivos específicos, claros y limitados.
Cuanto más específicos, claros y más reducidos en número sean
los objetivos, mejor se controlará el funcionamiento atencional de los
deportistas, ayudándoles a centrarse en los estímulos que se consideren
relevantes para que rindan al máximo de sus posibilidades.
-
Explicar y acentuar la importancia de los objetivos.
La atención del deportista será mayor si este comprende el porqué
del objetivo, la importancia que tiene en el conjunto de su preparación y
su aportación a su rendimiento.
-
Plantear objetivos interesantes y alcanzables.
Los objetivos interesantes y alcanzables, contribuirán a
incrementar la motivación y la auto-confianza, propiciando una mayor
atención.
Simplificar las cuestiones “de forma” de los ejercicios.
Cuando se trate de sesiones de entrenamiento, los ejercicios que e
usen para practicar las habilidades deportivas deben ser sencillos; de otra
forma, si son muy complejos, los deportistas tendrán que estar pendientes
de la estructura y la dinámica del ejercicio, en lugar de concentrarse al
máximo en el contenido técnico del mismo.
-
-
Eliminar estímulos ambientales interferentes.
El entrenador debe eliminar todos los estímulos que puedan
interferir en la concentración de los deportistas sobre los estímulos más
relevantes para su rendimiento
4.1.2. Estrategias relacionadas con las instrucciones y comentarios
durante la actividad.
-
Utilizar instrucciones y comentarios centrados en el objetivo
de la actividad.
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Si las instrucciones y comentarios del entrenador se dirigen única,
específica y claramente, a los estímulos y conductas relevantes, será
mucho más probable que los deportistas centren su atención en las
cuestiones que se consideran importantes; y ocurrirá lo contrario si el
entrenador interfiere en la atención apropiada con instrucciones y
comentarios relacionados con aspectos diferentes.
-
Utilizar instrucciones y comentarios relacionados con la
atención específicamente.
Puede resultar muy útil que el entrenador use instrucciones y
comentarios relacionados con el tipo de atención que los deportistas
deben emplear(ej. “céntrate en el movimiento del brazo, atención a la
mirada, etc.); de esta forma recordará a los deportistas las exigencias
atencionales de la tarea, e incidirá en mayor medida en su conducta
atencional.
-
Seleccionar las instrucciones más relevantes y los momentos
más apropiados.
En general los entrenadores deben evitar abusar de las
instrucciones a sus deportistas, especialmente antes y durante la
competición, pues puede producirse fácilmente una sobrecarga de
información que dificultará el rendimiento.
En general, los periodos de pausa son más apropiados para las
instrucciones y los comentarios del entrenador, pero tampoco a aquí
pueden emitirse indiscriminadamente. En principio, parece aconsejable
no querer hablar demasiado pronto, sino dejarles a los deportistas un
“pequeño respiro” (aunque sea de cinco segundos si la pausa es muy
breve) para retirar su atención de las demandas de la práctica activa y
poder estar más atentos a las instrucciones del entrenador. Conviene que
las instrucciones se refieran a cuestiones que sean importantes en el
periodo de participación activa posterior, en lugar de “recrearse” en
lamentarse, culpabilizar, o referirse a situaciones pasadas que no tienen
solución.
-
Utilizar preguntas y recordatorios sobre la ejecución.
Tradicionalmente, cuando un entrenador se dirige a un deportista
para corregirle, le indica lo que ha realizado mal o lo que debe corregir
para hacerlo bien en futuros intentos; es decir, le da la solución al
problema. En muchos casos, esta forma de actuar es apropiada, sobre
todo si los deportistas no conocen la solución, o su atención es adecuada.
Sin embargo, cuando se observe un déficit atencional que dificulte el
rendimiento, cambiar esta forma de funcionar, o la utilización de
preguntas apropiadas, puede contribuir a que los deportistas se centren
más en la tarea que deben realizar. Mediante le sistema de preguntas (ej.
“¿Qué crees que deberías hacer?”, “¿Crees que has realizado bien el
movimiento?” “¿Por qué”?) el entrenador propicia que el deportista tenga
que buscar por sí mismo la solución, lo que exige una concentración
intensa en la tarea, en lugar de la pasividad mental con la que muchos
deportistas escucharan las instrucciones de sus entrenadores.
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Formación de Técnicos
El sistema de preguntas puede complementarse recordándole al
deportista lo que tiene que hacer justamente antes de la ejecución.
4.1.3.
Estrategias relacionadas con la observación y las consecuencias
de la conducta.
-
Utilizar registros objetivos de la conducta.
El entrenador propiciará una mayor atención hacia una
determinada conducta, si utiliza registros objetivos de esa conducta. Para
conseguir este efecto positivo, deben estar muy claros los criterios que se
seguirán para realizar los registros, debiendo referirse a la conducta del
deportista y no a sus resultados. En la misma línea, el entrenador puede
favorecer y desarrollar la habilidad de sus deportistas de auto-observarse
y auto-registrar su propia actuación.
-
Emplear el feedback
La información inmediata sobre la ejecución, también favorecerá
que los deportista se centren más en la tarea, y el entrenador puede
proporcionar personalmente esta información (utilizando correctamente
comentarios y preguntas) o establecer un sistema que la facilite.
-
Utilizar estímulos consecuentes de manera contingente a las
conductas-objetivo.
La aplicación contingente apropiada de reforzamiento o castigo,
puede influir poderosamente en la atención de los deportistas, tal y como
se expone en los documentos dedicados a las técnicas operantes.
El dominio de las técnicas operantes, puede enriquecer
significativamente el repertorio de habilidades de los entrenadores; en
este caso, para poder propiciar una mayor atención de los deportistas
sobre las conductas-objetivo que sean reforzadas o castigadas
oportunamente.
4.2. Habilidades de los deportistas para auto-controlar su atención.
4.2.1. Entrenamiento en habilidades relacionadas con el enfoque atencional.
El objetivo fundamenta de las habilidades de auto-control atencional, es
que los deportistas sean capaces de atender, con el enfoque apropiado, a los
estímulos o respuestas que en cada situación concreta se consideren más
relevantes. Veamos a continuación cuáles son estas habilidades.
- Conocer las demandas atencionales de cada situación concreta, y
comprender cuál es le enfoque atencional más apropiado.
En muchos casos, los deportistas no saben, exactamente, a que deben
atender en cada situación concreta. Cuando esto ocurre, sus entrenadores deben
darles la información correspondiente de forma clara y precisa, dedicándole a
este cometido el tiempo suficiente.
- Utilizar enfoques atencionales internos y externos de diferente
amplitud.
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Formación de Técnicos
Los deportistas deben aprender a utilizar enfoques atencionales internos y
externos, más amplio o más reducidos, según proceda en cada situación
concreta.
- Utilizar diferentes vías sensoriales.
Una interesante habilidad que puede ser necesaria en numerosos casos,
consiste en atender a los estímulos apropiados a través de distintos sentidos a la
vez.
- Atender con la intensidad apropiada.
En este caso, la habilidad consiste en discriminar con la intensidad
apropiada todos los estímulos implicados en cada enfoque atencional, centrando
la atención en los detalles que en cada caso sean relevantes.
- Mantener suficientemente la atención.
El domino de las habilidades comentadas hasta ahora, debe ser
complementado con la habilidad de mantener la atención el los estímulos o
respuestas pertinentes el tiempo que sea necesario sustentarla.
- Cambiar oportunamente de enfoques atencionales y de estímulos.
Asimismo, los deportistas deben dominar la habilidad de cambiar
oportunamente de enfoque atencional (amplitud y dirección) y/o estímulos que
son objeto de su atención (contenido). Es muy importante que los deportistas se
adapten estos cambios en el momento preciso, utilizando una flexibilidad
atencional que tenderá a favorecer, significativamente, su rapidez de reacción, su
toma de decisiones y su precisión en la ejecución.
- Entrenamiento de los deportistas para el dominio de estas habilidades.
Deforma especifica este entrenamiento puede realizarse a través de dos
vías: (a) el planteamiento y realización de ejercicios deportivos
que
específicamente propicien el desarrollo de habilidades atencionales; y (b) la
práctica en imaginación de ejercicios apropiados. En el primer caso, los
entrenadores deben elaborar e incluir en su programa de trabajo estos ejercicios;
en el segundo, se debe disponer de tiempo para que psicólogo y deportista,
estando éste de acuerdo, realicen la práctica en imaginación adecuada.
4.2.2.
Habilidades relacionadas con la preparación del deportista.
La atención de los deportistas en el entrenamiento y la competición puede
depender de su preparación atencional especifica para estos eventos. Una preparación
apropiada, favorecerá un mejor funcionamiento de la atención en los periodos de
participación activa y en los periodos de pausa, contribuyendo decisivamente al
rendimiento. Con este propósito, los deportistas pueden disponer de habilidades como
las que enumeramos a continuación.
- Planteamiento de objetivos prioritarios.
Esta habilidad, se refiere al establecimiento de objetivos prioritarios a al
propia actuación en la actividad inmediata, entrenamiento o competición. Los
objetivos deben ser de realización y su número reducido. (véase el escrito
centrado en el establecimiento de objetivos)
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Formación de Técnicos
- Elaboración de planes atencionales.
A partir de los objetivos prioritarios, los deportistas pueden elaborar
planes atencionales o “planes de enfoque” para determinar, de forma más
especifica, los aspectos clave a los que deben dirigir la atención cuado comience
la competición; teóricamente, también pueden elaborarse planes atencionales
para el entrenamiento inmediato, pero habitualmente resulta excesivo e
innecesario en estos casos, salvo que se trate de una sesión de especial
importancia para el deportista.
- Anticipación de dificultades y elaboración de planes atencionales de reenfoque.
La anticipación de dificultades que en el transcurso de la competición
puedan alterar el funcionamiento atencional más apropiado, favorecerá que a los
deportistas no les “coja por sorpresa” el que surjan contratiempos; y que
preparen mejor su actuación ante posibles situaciones difíciles, incluyendo
planes especiales, o “planes de re-enfoque”, a utilizar en caso de que se
interrumpa el buen funcionamiento atencional y deba restablecerse.
- Ensayo en imaginación inmediatamente antes de la ejecución.
Asimismo, en las especialidades deportivas que por sus características lo
permitan (pj. tiro con arco), el ensayo en imaginación de la conducta deportiva a
realizar, llevado a cabo inmediatamente antes de la ejecución, además de servir
para controlar posibles interferencias atencionales y regular el nivel de
activación, puede ayudar, específicamente a que el deportista se centre en los
estímulos más relevantes para rendir mejor.
- Auto-instrucciones inmediatamente antes de la ejecución.
Esta estrategia tiene el mismo cometido que el ensayo en imaginación en
el apartado anterior: preparar al deportista para su ejecución inmediata posterior.
Sin embargo, es más apropiada en situaciones de entrenamiento o
competiciones menores, cuado se trata de ejecutar habilidades técnicas que
todavía no se dominan suficientemente, y es conveniente un auto-recordatorio
previo que propicie una atención especial sobre la conducta a realizar.
4.2.3.
Habilidades para el auto-control de interferencias atencionales.
En el transcurso de una competición pueden presentarse interferencias
atencionales que interrumpen el funcionamiento apropiado de los deportistas. Estas
pueden prevenirse o controlarse si el deportista dispone de habilidades adecuadas como
las que señalamos a continuación.
- Auto-observación y análisis del problema.
Una habilidad de gran importancia, es la de auto-observar y analizar
correctamente la existencia de interferencias atencionales.
En primer lugar, los deportistas deben aprender a detectar las situaciones
que suelen provocar interferencias atencionales, luego observar qué conducta
atencional, en concreto, ha sido interrumpida por la actividad interferente y,
finalmente, cuales han sido las consecuencias en el rendimiento. De esta forma
el deportista podrá realizar un análisis funcional de cada situación problema.
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Formación de Técnicos
- Anticipación de la actividad interferente y utilización de una conducta
atencional predeterminada.
Una habilidad muy útil, consiste en anticiparse a la presencia de la
actividad interferente. Para ello, los deportistas pueden emplear la situaciones de
“alto riesgo”, como “señales anticipatorias” que les alerten sobre la probable
aparición de tal actividad, y utilizar, en lugar de ésta, una conducta atencional
predeterminada incompatible con la actividad interferente. Esta conducta
predeterminada debe consistir, fundamentalmente, en dirigir la atención hacia un
estímulo relacionado con la tarea a realizar en ese momento concreto.
- Auto-afirmaciones y auto-instrucciones.
En los periodos de pausa, puede producirse una actividad mental
negativa, que interfiera con un mínimo descanso atencional, dificulte el análisis
apropiados de lo sucedido en el periodo de participación activa anterior, impida
atender correctamente a las instrucciones del entrenador, dificulte la preparación
adecuada para el periodo de participación activa inmediato, e incremente
perjudicialmente el nivel de activación. Las auto-afirmaciones y auto-diálogos
pueden contribuir a evitar o eliminar lo antes posible esta actividad negativa,
previniendo estos problemas y favoreciendo una actividad atencional adecuada.
- Detención del pensamiento.
Esta habilidad, diseñada para detener cualquier actividad mental no
deseada, es muy interesante para cuando el deportista no ha podido prevenir la
actividad interferente y esta está ya presente.
- Habilidades para el control de la activación.
En numerosos casos, la actividad cognitiva interferente es la
consecuencia de un aumento del nivel de activación, y las estrategias señaladas
en los apartados anteriores podrán servir para auto-regular este nivel a través del
control de la conducta atencional.
Otras vedes, será necesario emplear habilidades para el control de la
activación fisiológica o de las cogniciones que pueden subyacer a la activación
en general; tales como ejercicios de relajación, o estrategias para la disminución
del exceso de estrés o de motivación, o el fortalecimiento de la auto-confianza.
4.2.4.
Habilidades para el control del cansancio y del dolor.
La atención a estas sensaciones, también constituye una actividad atencional
interferente que impide la concentración en los estímulos relevantes para el rendimiento,
pudiendo ser tratada en la misma línea que otras interferencias.
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