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REGULACIÓN DE LA CONDUCTA Y CONFIANZA EN LA ESCUELA MUTCHINICK, Agustina - UBA- [email protected] El trabajo presenta una serie de resultados del proyecto de investigación “Las violencias en la escuela media: sentidos, prácticas e instituciones” dirigido por la Dra. Carina Kaplan. En él se analiza la previsibilidad de la conducta que los estudiantes de escuelas secundarias expresan tener con relación a sus compañeros. En un contexto caracterizado por un continuo estado de incertidumbre, vulnerabilidad y exposición al riesgo, como señalan diversos autores (Sennett, Bauman), surgen interrogantes sobre las consecuencias que dichos atributos generan en los sujetos ¿Qué estructuración desarrolla el habitus psíquico en espacios sociales donde predominan sentimientos como el de inseguridad, inestabilidad, miedo, ausencia de una imagen sobre el futuro, donde el individuo ya no se siente seguro y protegido frente a los ataques repentinos de la violencia física? ¿Se puede confiar que se actuará de acuerdo a los parámetros establecidos para ese escenario? Norbert Elias en su escrito “El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas” (1987) relata cómo en la Modernidad el individuo se encuentra obligado a organizar su comportamiento de modo cada vez más diferenciado, más regular y más estable; lo cual torna más previsible la conducta propia y la de los otros. En la Edad Media se observa un grado relativamente bajo de dominio de las pasiones, una cercanía constante del peligro y una intranquilidad e inseguridad continua. Muchas veces sin causa externa alguna suelen producirse cambios rápidos desde la alegría más desenfrenada hasta el abatimiento más profundo y la penitencia. El sujeto está aquí mucho más dispuesto y acostumbrado a saltar con igual intensidad de un extremo al otro y a menudo es suficiente con pequeñas impresiones y asociaciones incontroladas para desatar el miedo y la transformación repentina. La Modernidad trae consigo una mayor interdependencia de los seres humanos que exige que el sujeto se comporte de modo cada vez más diferenciado y estable. El comportamiento y el sistema emotivo del individuo se modifican de acuerdo con los cambios de la sociedad y la transformación de las relaciones interhumanas. En la evolución social general, la sociedad aumenta la cantidad de acciones y de individuos de los que dependen permanentemente las personas y sus actos; por tanto, es preciso ajustar el comportamiento de un número creciente de individuos; hay que organizar mejor y más rígidamente la red de acciones de modo que la acción individual llegue a cumplir así su función social. Y al igual que se transforman el comportamiento y el sistema emotivo del individuo, también cambia consecuentemente la consideración recíproca que las personas se profesan: la imagen que el individuo tiene del individuo se hace más matizada, más libre de emociones momentáneas, es decir, se «psicologiza». (Elias, 1987) MUTCHINICK, A. REGULACIÓN DE LA CONDUCTA Y CONFIANZA EN LA ESCUELA. In: SIMPOSIO INTERNACIONAL PROCESO CIVILIZADOR, 11., 2008, Buenos Aires. Anais... Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 2008. p. 410-418. 410 La orientación de esta transformación del comportamiento en el sentido de una regulación cada vez más diferenciada del conjunto del aparato psíquico está determinada por la orientación de la diferenciación social, por la progresiva división de funciones y la ampliación de las cadenas de interdependencia en las que está imbricado directa o indirectamente todo movimiento, por tanto toda manifestación del hombre aislado. (Elias, 1987) Pero la diferenciación progresiva de las funciones sociales - continúa Elias- no es más que la primera y más general de las transformaciones sociales que se ofrecen a la consideración del observador cuando éste investiga las causas de los cambios de los hábitos psíquicos que impone una «civilización». Paralelamente a la diferenciación, a la progresiva división de funciones, se produce una reorganización total del entramado social. La estabilidad peculiar del aparato de autocoacción psíquica, que aparece como un rasgo decisivo en el hábito de todo individuo «civilizado», se encuentra en íntima relación con la constitución de institutos de monopolio de la violencia física y con la estabilidad creciente de los órganos sociales centrales. Solamente con la constitución de tales institutos monopólicos estables se crea ese aparato formativo que sirve para inculcar al individuo desde pequeño la costumbre permanente de dominarse; sólo gracias a dicho instituto se constituye en el individuo un aparato de autocontrol más estable que, en gran medida, funciona de modo automático. En estas sociedades, el individuo está protegido frente al asalto repentino, frente a la intromisión brutal de la violencia física en su vida; la amenaza que supone el hombre para el hombre se somete a una regulación estricta y se hace más calculable gracias a la constitución de monopolios de la violencia física. Esta violencia se recluye en los cuarteles y no afecta al individuo más que en los casos extremos, en épocas de guerra o de subversión social. Por regla general, queda reducida a un monopolio de un grupo de especialistas y desaparece de la vida de los demás. Ya no se vivencia una inseguridad permanente, sino una forma peculiar de seguridad. Con el monopolio de la violencia física por parte de los estados modernos y el aumento de la diferenciación de funciones en el interior de estas sociedades, tiene origen el establecimiento de estructuras de personalidad autorreguladas y la posibilidad de prever la conducta propia y la ajena. Para desenvolverse en la sociedad se torna imprescindible poder anticipar ciertos comportamientos de los individuos con los cuales se interactúa directa e indirectamente; de lo contrario, se viviría en una frecuente incertidumbre e inseguridad. La previsión se encuentra estrechamente relacionada con la confianza. Ambas van más allá del conocimiento disponible, involucran una carencia de completa información y una cierta ignorancia y por tanto siempre implican un riesgo. Por otra parte, ambas son elementos clave para el establecimiento de vínculos interpersonales y el funcionamiento de la sociedad. Anticipan el futuro y ofrece seguridades presentes multiplicando, de esta manera, las posibilidades de acción. Simmel (1978) afirma que “Sin la confianza general que los sujetos tienen entre ellos, la sociedad se desintegraría” (p.178). Señala que escasas relaciones se basan íntegramente sobre el conocimiento certero que se tiene de la otra persona y que muy pocas durarían si la confianza no fuese tan fuerte como, o más fuerte que, la prueba 411 racional o la observación personal. En el período moderno, la existencia se basa en un millar de presupuestos que el individuo nunca puede rastrear hasta sus orígenes y verificar, pero que debe aceptar a partir de la fe y la creencia. En un grado mucho más amplio del que las personas son conscientes, la vida civilizada depende de la fe en el honor de los demás. La confianza, señala Simmel, es una hipótesis sobre la conducta futuro del otro. Es una actitud que concierne al futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no control del otro y del tiempo. (Cornu). Luhmann (2005), por su parte, afirma que la confianza reduce la complejidad social en la medida que supera la información disponible y generaliza las expectativas de comportamiento, al reemplazar la insuficiente información por una seguridad internamente garantizada. Manifestar confianza es, según este autor, anticipar el futuro. “La confianza amplía, por consiguiente, las posibilidades de acción en el presente, orientándose hacia un futuro que –aunque permanece incierto- se hace confiable. Es un mecanismo de reducción de la complejidad que aumenta la capacidad del sistema de actuar coherentemente en un entorno aún más complejo. Sin embargo, esta reducción de la complejidad no debe entenderse como eliminación de los eventuales peligros (…) La confianza es una apuesta, hecha en el presente, hacia el futuro y se fundamenta en el pasado” (p.XXIII) Al igual que Simmel, asevera que la confianza es un componente clave de la sociedad. “La confianza es un hecho básico de la vida social (…) una completa ausencia de confianza le impediría incluso levantarse en la mañana. Sería víctima de un sentido vago de miedo y de temores paralizantes (…) Cualquier cosa y todo sería posible.” (p.5) En la actualidad encontramos diferencias significativas con relación al escenario que nos presenta Elias: debilitamiento y transformaciones de las instituciones sociales, sectores cada vez más numerosos de la población con dificultades para encontrar un lugar en los sistemas de interdependencia, socavamiento del monopolio de la violencia física y de la estabilidad de los órganos sociales centrales. Diversos autores (Sennett, Bauman, Giddens, entre otros) hacen referencia a las significativas diferencias que las sociedades actuales presentan con relación a la sociedad moderna de la cual habla Elias. Sennett (2000) alude en sus libros a la vulnerabilidad e incertidumbre que hoy experimenta el sujeto a causa de la imprevisibilidad e inestabilidad que plantea el nuevo capitalismo. Las transformaciones adoptadas en la actualidad en el mundo del trabajo (flexibilidad, cortoplacismo, inmediatez) han generado una significativa modificación en el “carácter” de los hombres. Las modernas redes institucionales que no requieren ya la gratificación diferida y el pensamiento estratégico a largo plazo (dos elementos clave de la ética del trabajo) y que se encuentran marcadas por la fuerza de los vínculos débiles, generan un continuo estado de vulnerabilidad, exposición al riesgo e incertidumbre. 412 La vía regia para el éxito ya no consiste como antaño en acomodarse y encajar en un asiento prefabricado; en la actualidad el secreto del éxito reside en la flexibilidad, en evitar convertir en habitual todo asiento particular. (Bauman, 2002) Tanto en la política como en la empresa, lo que predomina sobre el proceso es el pensamiento a corto plazo, lo cual produce en los sujetos inseguridad ontológica (Mahler) y ansiedad flotante1. “…’nada a largo plazo’ es el principio que corroe la confianza, la lealtad y el compromiso mutuos.” (Sennett, 2000) En este contexto, las formas fugaces de asociación, el desapego y la cooperación superficial son más útiles que las conexiones a largo plazo y una armadura mejor que el comportamiento basado en los valores de lealtad y servicio. (Sennett, 2000) Las instituciones tienden a considerarse bajo el estigma de la transitoriedad. El desvanecimiento de los marcos institucionales de la modernidad conlleva la desintegración de la confianza en la conducta de los otros y en uno mismo; los yoes, ven dificultadas las posibilidades de diseñar el curso de sus vidas en el largo plazo. (Bauman, 2002; Sennett, 2000 y 2006) La respuesta esperable a la incertidumbre existencial a la que han dado lugar la nueva fragilidad y la fluidez de los vínculos sociales son los esfuerzos por mantener a distancia al “otro”, al diferente y la decisión de excluir la necesidad de comunicación, negociación y compromiso mutuo. (Bauman, 2005) Nos encontramos actualmente en una sociedad que ha dejado de ser integral, que renunció a incluir a todos sus integrantes y que considera a los excluidos como un conjunto extraño, inútil y peligroso. La confianza en los demás es reemplazada por un sentimiento de amenaza constante, producto de la segregación y los miedos sociales. En este contexto nos interesa explorar en la población estudiada los supuestos que portan sobre la previsibilidad de las conductas. ¿Pueden los estudiantes predecir cómo actuarían sus compañeros? ¿La escuela continúa siendo un espacio reglado y predecible? ¿Qué articulaciones se pueden establecer entre el sentimiento de confianza/ desconfianza en la institución escolar y la predicción del comportamiento? En tiempos denominados de descompromiso y evitamiento, la investigación indaga sobre la confianza y la significación que ella supone para la biografía escolar y social de los jóvenes. El trabajo analiza estas cuestiones a partir de una encuesta realizada a estudiantes del último año de la escuela secundaria. La selección de la muestra comprendió 16 escuelas medias públicas de cuatro ciudades del país: La Plata, Río Gallegos, Salta y Buenos Aires. En cada ciudad se trabajó con cuatro instituciones, dos de ellas con mayoría del alumnado perteneciente a sectores socioeconómicos de nivel medio y dos con población 1 Estos conceptos refieren al temor vivenciado aun cuando no se tenga nada que temer en una situación específica. (Sennett, 2006) 413 mayoritariamente de sectores populares. A partir de una muestra intencional de 663 estudiantes se indagó la relación entre civilidad y confianza. Se les propuso a los estudiantes una serie de situaciones2 con la consigna de que hipoteticen cómo actuarían sus compañeros. Establecimos distintas modalidades de respuesta que agrupamos luego en tres grandes categorías: predicción de conductas civilizadas, predicción de conductas inciviles e imprevisibilidad. Nos interesaba saber si los sujetos podían prever el accionar de sus compañeros y qué tipo de conducta predominaría en sus respuestas. Por conducta civilizada entendemos aquellas acciones en las cuales los sujetos autoaccionan sus impulsos y/o siguen las pautas de acción establecidas por la institución. Por su parte, la categoría incivilidad alude a las diversas formas que adquieren en la escuela las “pequeñas transgresiones”. Según Debarbieux es un término técnico, no un concepto ético, que hace referencia a pequeños delitos o infracciones que producen una impresión global de desorden y violencia en un mundo mal regulado, siendo un factor determinante del clima de indisciplina que suele percibirse en los colegios. (Kaplan y García, 2006) Los datos analizados revelan que en cuatro (4) de las seis (6) situaciones presentadas en la encuesta la mayoría de los estudiantes declara que sus compañeros tendrían una conducta civilizada en dichas circunstancias. Ante el hecho de que un alumno le roba una pertenencia, un docente le pone una sanción injusta, un compañero lo mira mal o un docente le pone una sanción justa los estudiantes tienden a percibir que sus compañeros replicarían estas acciones hablando con una autoridad, no haciendo nada o conversando con la persona con la cual tuvieron el percance (Conducta civil). En los otros dos (2) casos (un compañero lo burla con su equipo de fútbol/ lo insultan) predomina la presunción de una conducta incivil: insultar, agredirlo físicamente. Cabe mencionar que si bien insultar es un comportamiento incivil, es una conducta frecuente entre los estudiantes y generalmente “tolerada” por las autoridades. Otra respuesta posible ante el interrogante sobre cómo actuaría la mayoría de los compañeros es la incertidumbre sobre el comportamiento del otro. Si bien en ninguna ocasión la imprevisibilidad es la respuesta que predomina, tiene en varias de ellas un fuerte peso. Particularmente, en aquellas circunstancias en las cuales no está involucrado un profesor. Cuando el docente está implicado, el porcentaje de estudiantes que manifiestan no poder prever como actuarían sus compañeros disminuye sustantivamente. Cómo actuaría la mayoría de tus compañeros si… Conducta Un compañero le roba una pertenencia 52,8% Un compañero lo burla con su equipo de fútbol 33,5% Lo insultan Sanción injusta Sanción justa Un compañero lo mira mal 19,1% 74,8% 74,6% 45% 2 Las situaciones presentadas fueron las siguientes: un alumno le roba una pertenencia; un compañero lo burla con su equipo de futbol; lo insultan; un docente le pone una sanción injusta; un docente le pone una sanción justa y un compañero lo mira mal. 414 civilizada Conducta incivilizada No puede predecir Otra No corresponde Ns/nc Totales 24,1% 37,7% 60% 14,2% 10,9% 24,6% 19,5% 20,8% 17,5% 8,4% 11,8% 26,3% 0,9% 1,4% 5,90% 0,80% 1,1% 0,8% 0,2% 0% 0,5% 0,3% 1,8% 1,1% 1,4% 100% 1,40% 100% 1,5% 100% 2,4% 100% 2% 100% 1,2% 100% Las situaciones que involucran a docentes son las que en mayor medida prevén respuestas civilizadas. Interesa observar que en ambos casos tanto si las sanciones de los docentes son consideradas justas por los estudiantes como si son consideradas injustas, el 74 % expresó que sus compañeros actuarían de manera civilizada. Pareciera ser que el solo hecho de que las circunstancias contemplen a un docente, sin importar la arbitrariedad del acto de aquél, augura este tipo de conducta por parte de los estudiantes. Cuando son los alumnos los que protagonizan la escena parece haber más incertidumbre en las reacciones y mayor cantidad de conductas inciviles. Podemos afirmar entonces que los alumnos estarían más predispuestos a autocontrolar sus impulsos cuando la situación de interacción se refiere a una autoridad escolar. Cuando los involucrados son los mismos estudiantes las conductas que adoptan se tornarías menos previsibles y civilizadas. Las respuestas de los estudiantes admiten la reflexión de que la escuela continúa siendo un espacio reglado y predecible en el cual predominan las conductas civilizadas. Al analizar las presunciones que los sujetos realizan sobre la conducta del otro es tan importante las consideraciones que se tienen de ese otro como las percepciones sobre la institución en la cuales estos sujetos se desenvuelven. El trabajo de Elias revela el carácter histórico y social de la previsión. En esta línea, nuestra indagación supone que la posibilidad de anticipar los comportamientos del otro no se basa únicamente en las interacciones personales entre los sujetos, sino que también se asienta, entre otros factores, en los sentimientos generados por las instituciones en las cuales estas interacciones se llevan a cabo. Consideramos que las percepciones que el estudiante posea de la escuela, especialmente si confía o no en ella, se relacionarán con sus posibilidades de hipotetizar sobre las conductas de los compañeros. Confiar en una institución implicaría una suerte de previsión tácita de que los sujetos que allí se desenvuelven actuarán según las reglas de esa institución. En este sentido, nos interesa examinar si existen articulaciones entre la confianza/ desconfianza en la escuela y la previsión de los comportamientos. Consideramos que dicha confianza contribuye a generar cierta percepción de la institución como un espacio predecible en el cual es posible hipotetizar sobre los comportamientos de los otros y, por lo tanto, se correspondería con una mayor previsión de conductas civilizadas; mientras que la desconfianza en la escuela conllevaría ciertas representaciones de dicha institución como un espacio que no se ajusta a las reglas 415 preestablecidas y se relacionaría, de ese modo, a conductas inciviles o a la no posibilidad de predicción. Los datos relevados nos indican que existe una asociación entre la desconfianza en la escuela y la predicción de conductas inciviles. Aquellos estudiantes que sienten desconfianza tienden en mayor medida que el resto a prever conductas inciviles por parte de sus compañeros. Asimismo, son los que presentan porcentajes menores en las respuestas que anticipan prácticas civilizadas en la escuela. En cuatro (4) de las de las situaciones indicadas (un compañero lo burla con su equipo de fútbol, un docente le pone una sanción injusta, un compañero lo mira mal y un docente le pone una sanción justa) los que tienen desconfianza hacia la escuela son los que presentan porcentajes más altos en las conductas inciviles y en tres de dichas situaciones (un docente le pone una sanción injusta, un compañero lo mira mal y un docente le pone una sanción justa) los que sienten desconfianza son los que poseen menor porcentaje de respuestas civilizadas. Estamos en condiciones de afirmar que el sentimiento de confianza/ desconfianza del alumno hacia la escuela se articula con su percepción sobre el comportamiento de sus compañeros: aquellos estudiantes con desconfianza tienden en mayor medida a predecir conductas inciviles. Estos análisis son relevantes en la medida en que consideramos que las experiencias escolares difieren significativamente entre aquellos que prevén, ante ciertas situaciones, comportamientos impulsivos por parte de sus compañeros y los que perciben un predominio de respuestas ajustadas a los patrones de comportamiento esperados. 416 Conclusiones En la Edad Moderna tiene lugar una serie de transformaciones y procesos sociales que impactan en los hábitos psíquicos de los sujetos. La diferenciación y la progresiva división de funciones así como la constitución de institutos de monopolio de la violencia física se encuentran en íntima relación con la estabilidad del aparato de autocoacción psíquica y la posibilidad de hacer más previsible el comportamiento de uno y de los otros. Poder anticipar ciertas conductas de los individuos con los cuales se interactúa se torna desde ese momento un elemento imprescindible para el desenvolvimiento en la sociedad. En la actualidad, sin embargo, ciertos procesos modernos considerados por Elias como generadores de los cambios en los comportamientos y emociones de los sujetos se ven debilitados. En función de dicha caracterización del escenario actual, el trabajo tuvo como objetivo, por un lado, analizar la posibilidad de los estudiantes de anticipar en el contexto escolar ciertas conductas de los compañeros y, por el otro, indagar si existen articulaciones entre la confianza/ desconfianza en la escuela y la previsión de los comportamientos. Los datos relevados nos indican que la escuela continúa siendo un espacio reglado y predecible en el cual los alumnos prevén mayoritariamente conductas civilizadas, especialmente cuando las situaciones presentadas involucran a docentes. Al analizar estos resultados debe tenerse en cuenta que la encuesta se realizó en las escuelas y que las situaciones a las que se refiere esta pregunta son escenas escolares; por lo cual, a quien se interpela es al estudiante y a su rol dentro de la institución. Es decir, estas respuestas deben ligarse a los espacios y momentos en las que fueron realizadas ya que podrían variar significativamente en otros contextos. Si a los mismos jóvenes les realizamos los mismos interrogantes, pero fuera de la institución escolar o modificamos el ambiente (escolar) en el cual se presentan las situaciones de la pregunta los resultados podrían ser otros. Por tanto, es en la escuela que los alumnos manifiestan poder predecir la conducta de sus compañeros y declaran que la mayoría de ellos se comportará de manera civilizada. Asimismo, creemos que sería interesante analizar, si el comportamiento de los estudiantes se ajusta a las conductas que proclaman tener, es decir, si realmente la escuela es un espacio “civilizado” o dichas afirmaciones se encuentran aferradas a un discurso institucionalizado, pero sin manifestación en las prácticas cotidianas. En relación con las articulaciones entre la confianza/ desconfianza en la escuela y la previsión de los comportamientos se puede afirmar la existencia de asociaciones entre la desconfianza en la escuela y la predicción de conductas inciviles. Los estudiantes que sienten desconfianza tienden en mayor medida que el resto a prever conductas inciviles por parte de sus compañeros y son los que presentan porcentajes menores en las respuestas que anticipan prácticas civilizadas en la escuela. Lo anterior nos permite argumentar que la confianza en la escuela se torna un mecanismo importante en la experiencia escolar ya que se asocia a habilidades necesarias para la vida en sociedad, a saber, la posibilidad de anticipar ciertas acciones de los sujetos con los cuales interactúan. 417 Bibliografía -Bauman, Zygmunt (2002b) “Conversación 3: La ambivalencia de la modernidad”. En: -Bauman, Zygmunt /Tester, Keith: La ambivalencia de la modernidad y otras conversaciones. Paidós, Barcelona. -Bauman, Zygmunt (2005) Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires. -Debarbieux, E.; Dupuch A.; Montoya Y. (1997a) Pour en finir avec le handicap socioviolent. In B. CHARLOT, J. C. EMIN (coord.) Violences à l’école. État des savoirs. Armand Colin, Paris. -Elias, Norbert (1987) El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. Fondo de Cultura Económica, España. -Giddens, Anthony (1993) Consecuencias de la modernidad. 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