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CURSO SELECTIVO
CUERPO DE AYUDANTES II.PP. (O.E.P. 2010)
CONDUCTA DEL INTERNO
ASPECTOS PSICOLÓGICOS
MODULO.6.1
Material para el alumno
Curso de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias
CONDUCTA DEL
INTERNO
CONDUCTA DEL INTERNO
1. LA CONDUCTA HUMANA
1.1 DEFINICIÓN DE CONDUCTA
-
Aproximación histórica
Definiendo la conducta: concepto psico-bio-social
La conducta observable
1.2 LA MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA HUMANA
-
Condicionamiento clásico y operante
La conducta operante
1.3 OBSERVACIÓN Y EVALUACIÓN: INFORMES DE CONDUCTA
-
La observación
Informes de conducta
1.4 EL CLIMA SOCIAL EN LA PRISIÓN
-
Definición de clima social
Valoración del clima social: indicadores
2. LA ADAPTACIÓN DEL INTERNO A LA VIDA EN PRISIÓN
2.1 LA PRISIÓN COMO ORGANIZACIÓN
2.2 LA INSTITUCIÓN TOTAL: EFECTOS SOBRE EL RECLUSO,
FORMAS DE ADAPTACIÓN Y CONSECUENCIAS
2.3 CARÁCTERÍSTICAS DE LA PRISIÓN
2.3 SUBCULTURA CARCELARIA, PRISIONIZACIÓN Y CÓDIGO DEL
RECLUSO
3. LA CONDUCTA INADAPTADA
3.1 EL PROCESO DE MARGINACIÓN SOCIAL
3.1.1 Internos procedentes de entornos marginales
3.1.2 Internos procedentes de entornos NO marginales
3.2 GRUPOS DE INTERNOS EN PRISIÓN
3.2.1
3.2.2
3.2.3
3.2.4
Internos drogodependientes
Internos con delitos de violencia de género
Internos terroristas
Internos de régimen cerrado
3.3 TRASTORNOS MENTALES Y DE CONDUCTA
3.3.1
3.3.2
3.3.3
3.3.4
3.3.5
3.3.6
Definición y tipos
Las psicosis
Los trastornos de personalidad
La psicopatía y el trastorno antisocial de conducta
La depresión
La conducta suicida
4. ACTITUDES PERSONALES Y COMPETENCIA SOCIAL
DEL FUNCIONARIO DE INSTITUCIONES PENITENCIARIAS
4.1 COCEPTO DE ACTITUD, ESTEREOTIPO Y PREJUICIO
4.2 LA COMPARTIMENTACIÓN
4.3 CONFLICTO DE FUNCIONES: TRATAMIENTO Vs RÉGIMEN
4.4 COMPETENCIA PROFESIONAL: EL FUNCIONARIO Y SU
PARTICIPACIÓN EN LA INSTITUCIÓN
5. EL CONTROL DE LA CONDUCTA DE LOS INTERNOS
5.1 ESTILO DE RELACIÓN: LA ASERTIVIDAD
5.2 NORMAS Y LÍMITES: LA CREDIBILIDAD DEL FUNCIONARIO
5.3 ESTRATEGIAS DE CONTROL: PRESIÓN (disciplina) Y
ATRACCIÓN (refuerzo)
1. LA CONDUCTA HUMANA
1.1 DEFINICIÓN DE CONDUCTA
Aproximación histórica:
La observación y predicción de la conducta, siempre ha interesado a la
humanidad, sin embargo delimitar el término es complejo, habiendo variado de
forma considerable según el momento histórico.
Etimológicamente la palabra conducta proviene del latín significando
conducida o guiada. Partiendo de esta idea y de las diferentes soluciones que
se dedican al problema psicofísico, la conducta puede ser guiada tanto por los
fenómenos psíquicos como por la influencia que ejerce el medio social sobre el
sujeto; las distintas posturas de la psicología a través de su historia han ido
poniendo el énfasis, a la hora de explicar la conducta, bien en el medio, bien en
el organismo , o en la interrelación entre ambos.
Organis
mo
Interacción
1/2 Ambiente
A partir de los trabajos de Watson, en 1913, el conductismo
promulgaba que la psicología científica debía estudiar solo las expresiones
externas del sujeto, aquellas que podían ser sometidas a observación, registro
y verificación.
Posteriormente, en las investigaciones realizadas por Watson, éste
definió la conducta como lo que el organismo hace o dice, incluyendo en esta
denominación tanto la actividad externa como la interna, de acuerdo con su
propia terminología. Pero redujo el estudio de la conducta a la estructura
observable del ser humano: "(…) ¿por qué no hacer de lo que podemos
observar el verdadero campo de la psicología? Limitémonos a lo observable y
formulemos leyes sólo relativas a estas cosas. Ahora bien: ¿qué es lo que
podemos observar? Podemos observar la conducta"
En el pensamiento watsoniano, el único fin era la predicción y el control
de la conducta. Admitía también la existencia de otros tipos de actividad del
organismo, como la emocional, pero el énfasis fundamental lo pone en lo
observable.
Por supuesto, la elementalidad de esta explicación conductual del ser
humano condujo al desarrollo del neoconductismo. A principios de los años
treinta del siglo pasado, Hull abordó la conducta fundamentándose en la
relación estímulo-respuesta, pero tomando en consideración no solo los
estímulos externos, sino también los estímulos internos, de ahí su
interpretación de la conducta en secuencias estímulo-respuesta observable y
no observable. En este momento todavía no se había resuelto totalmente la
relación psicofísica en la conducta, pero Hull reconocía la existencia de algo
interno
De manera análoga, Skinner varió el objeto de estudio de la psicología
ubicándolo en la vida mental, pero restringió los análisis metodológicos a las
manifestaciones visibles: la conducta. Skinner elaboró su propia concepción en
la que insistió en la distinción entre conductas controladas por contingencias,
es decir, interacciones directas del organismo con su medio y, conductas
gobernadas por reglas, por las formulaciones verbales, órdenes y/o
instrucciones. Esta idea constituye un pálido intento de brindar un papel activo
al sujeto que ya no sería una estructura inmóvil y carente de movimiento sobre
la que actúan instancias externas, sino que conformaría una relación de
interdependencia con el medio.
Se hace vital destacar las ideas de Rubinstein al respecto. Basándose
en la solución del dilema psicofísico, en el que maneja la interdependencia de
los fenómenos físicos y psíquicos, plantea que la conducta, más allá de la
relación reduccionista estímulo-reacción, está determinada por el mundo
exterior a través de los fenómenos psíquicos; es decir, que aún cuando los
factores sociales ejerzan una gran influencia sobre la conducta humana, ésta
surge y se desarrolla en la actividad psíquica del sujeto, convirtiéndose
posteriormente en un reflejo de la misma. Es necesario destacar la designación
que Rubinstein utiliza para describir la manera cómo el factor social actúa
sobre la conducta: "de modo mediato", y en esta expresión desacredita la
inmediatez de la relación causa-efecto, propia del conductismo puro.
Este autor destaca la importancia de la historia de vida del sujeto.
A partir de estos autores es cuando empieza a cobrar mayor
protagonismo la psique del sujeto en la elaboración de la conducta humana.
En una variedad de eclecticismo conceptual, el comportamiento es
comprendido como todo aquello que el individuo hace o dice
independientemente de si es o no observable, incluyéndose tanto la actividad
biológica como la interrelación dinámica del sujeto con el medio (véase
Fernández, 2003).
Definiendo la conducta:
Una definición de conducta que cuenta con amplio consenso, hace
alusión a dos características:
-
Es todo lo que una persona hace, piensa o dice.
Se da siempre en relación con el medio, actual o pasado, físico o social,
constituyendo la adaptación a él del organismo.
Así, y pese a que más adelante nos centraremos sólo en la conducta
observable, es importante entender que la conducta es un término amplio que
engloba toda la actividad que se genera en el organismo y que se manifiesta de
distintas formas.
Otro concepto básico, hace alusión al medio en que ese organismo se
desenvuelve y que es el que en última instancia va a dar forma a la conducta
emitida, sea un pensamiento, un acto o una sensación.
PENSAMOS
SENTIMOS
En psicología moderna cada vez toma
mayor consistencia el concepto de
persona como ser bio-psico-social.
Existen tres niveles de R, entendiendo
que la conducta humana se manifiesta en
estos tres niveles:
-
Psicológico
Biológico
Conductual
Estos tres niveles de respuesta
tienden a la coherencia.
ACTUAMOS
Pongamos por ejemplo que tengo
un mal concepto de mi jefe, de persona
autoritaria
e
injusta
(componente
psicológico). Si esto es así, cuando me
encuentre en su presencia tenderé a no
estar a gusto, me sentiré nervioso,
incómodo, quizá sude más de la cuenta...
(componente biológico) y en cuanto pueda
trataré de abandonar la situación, evitar
su presencia (componente conductual).
Si alguno de estos componentes cambia,
los otros dos tenderán a hacerlo en
consonancia. Si después de una charla
con mi jefe, concluyo que no es tan
autoritario ni injusto o durante la
conversación me encuentro bien, reajustaré mis sistemas de respuesta a
la
nueva situación.
Asimismo, estos tres niveles de respuesta son medibles aunque no todos
son observables directamente. Su medición implicará distintas técnicas, desde
aparatos de registro fisiológico, entrevistas, técnicas proyectivas o la mera
observación.
Precisamente es la conducta observable la que, en general, va a centrar
nuestro interesen el trabajo con los internos de una prisión.
La conducta observable:
Desde una perspectiva puramente conductual se utilizan como unidades de
análisis, LA CONDUCTA OBSERVABLE (motora, verbal o fisiológica). Es en
este tipo de conducta donde el funcionario de vigilancia interior va a centrar sus
observaciones.
Al respecto, la conducta que vamos a observar tiene las siguientes
características:
-
Es directamente observable e identificable
Es concreta (ocurre en un tiempo y lugar determinado)
Depende de factores también observables.
Modificable
Útil para la acción en múltiples campos.
1.2 MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA HUMANA
Condicionamiento clásico y operante
Se corresponden con dos escuelas conductistas distintas.
Por un lado, el CONDICIONAMIENTO CLÁSICO nace en la escuela
rusa de la reflexología entre 1890 y 1900, y se considera a IVAN PAVLOV su
fundador. Como su nombre indica sólo sirve para modificar la conducta
involuntaria (refleja).
La definición de condicionamiento clásico
o respondiente, es la formación de una
asociación entre un estímulo neutro y un reflejo.
En el condicionamiento clásico, se
denomina EI (Estímulo incondicionado) al
estímulo que posee la capacidad de provocar
una respuesta observable y fácil de medir, que
recibe el nombre de Respuesta Incondicionada o RI.
Cuando asociamos un estimulo neutro (sin significado especial para el
organismo) al EI, adquiere también capacidad para provocar la misma
respuesta, sólo que ahora la llamaremos Respuesta Condicionada (RC). A este
nuvo estímulo que antes era neutro lo lamamos Estímulo Condicionado (EC) y
a la respuesta que provoca, Respuesta Condicionada (RC).
El procedimiento de adquisición de condicionamiento clásico consiste en
presentar repetidamente el EC seguido del EI. Como consecuencia de este
emparejamiento repetido varias veces, el EC adquiere capacidad para provocar
la respuesta por si solo.
En su experimento, Pavlov observó cómo los perros con los que
trabajaba, salivaban no sólo ante la comida sino ante la mera presencia del
cuidador a la hora en que se debía repartir la comida. De este modo y
siguiendo las premisas del condicionamiento clásico, decidió tocar una
campana justo antes de administrar la comida a los perros. Tras varias
repeticiones de la asociación, el mero sonido de la campana hacía salivar a los
perros.
-
EI:
EC:
RI-RC:
Comida
Sonido de la campana
Salivación
EI (comida)Æ RI (salivación)
EC (campana) + EI (comida) Æ RI (salivación)
EC (campana) Æ RC (salivación)
Por su parte, el CONDICIONAMIENTO OPERANTE deriva de la escuela
conductista americana y tiene como principal exponente a SKINNER. Este
condicionamiento explica el aprendizaje de conductas complejas y voluntarias.
Basándose en la ley del efecto (la conducta
recompensada probablemente se repetirá) Skinner
creó una tecnología de la conducta.
Para demostrar su teoría, Skinner diseñó la
llamada “caja de skinner”, dentro de la cual
colocaba a una rata en situación de necesidad
(había estado privada de comida durante unos
días). La caja contenía una palanca que si se
accionaba permitía pasar una bola de comida al
interior.
En este experimento, la rata asoció una
conducta específica (apretar la palanca) con una
consecuencia positiva, y de ese modo la conducta
de apretar la palanca (conducta completamente
nueva para la rata) pasa a formar parte de su repertorio de conducta y se
mantendrá siempre y cuando exista una expectativa de refuerzo (consecuencia
positiva).
La conducta operante
Término que deriva de las corrientes de la psicología conductista y que
hace referencia a la conducta como un instrumento que opera en el medio para
adaptarse a él. De ahí que en muchas ocasiones se denomina a la conducta
operante como conducta instrumental.
La premisa fundamental de este concepto de conducta es que la misma
está controlada por sus consecuencias. Esto es, si la conducta va seguida de
un premio, tenderá a repetirse, si por el contrario, va seguida de un castigo,
tenderá a desaparecer.
(Experimento de Skinner)
Aquí encontramos dos términos clave:
-
Refuerzo: Es una consecuencia agradable que sigue a la emisión de
una conducta por parte de un organismo y hace que ésta tienda a
repetirse. El refuerzo puede ser de dos tipos:
•
•
-
Positivo: cuando se aplica tiende a repetirse la
conducta
Negativo: La conducta tiende a repetirse cuando se
retira.
Castigo: Es una consecuencia desagradable que sigue a la emisión de
una conducta por parte de un organismo y hace que ésta tienda a
desaparecer.
LA CONDUCTA
OPERANTE
Aplicación de
las
consecuencias
APLICACIÓN
RETIRADA
Aplicación Refuerzo/ Castigo
REFUERZO
CASTIGO
Aumenta la
conducta
Disminuye la
conducta
Disminuye la
conducta
Aumenta la
conducta
Los refuerzos pueden ser de distintos tipos, según sea su naturaleza:
-
-
Materiales: Si son primarios (con valor innato para ser reforzadores,
como por ejemplo la comida) pese a ser muy potentes producen
saciedad.
Sociales: La conducta de otras personas en un contexto social
(aprobación, apoyo emocional, evaluación positiva)
De actividad: actividades percibidas como agradables y que se asocian
a la conducta que refuerzan
Todo esto debe servirnos para darnos cuenta de dos cosas:
1) La conducta del interno se puede modificar
2) Un adecuado manejo de los refuerzos que están a nuestro alcance nos va a
permitir instaurar, mantener, incrementar o eliminar algunas conductas de
los internos.
1.3 OBSERVACIÓN Y EVALUACIÓN: INFORMES DE
CONDUCTA
La observación
Observar es un comportamiento deliberado, cuyo objetivo es recoger
datos comunicables que serán útiles a la hora de tomar de decisiones más
tarde.
Se observa para algo, con un propósito más o menos especificado.
Esta tarea exige del observador una predisposición para captar
determinados sucesos o informaciones. Pero no basta con captar o percibir
algo, sino que también es preciso registrar y almacenar de alguna manera esa
información que se ha captado, con el fin de poder hacer un uso posterior de
ella.
En el caso de los internos de
un
centro
penitenciario,
la
observación de su conducta ha de
hacerse para poder tomar decisiones
-siempre en función de lo que se ha
captado- respecto al tratamiento, la
disciplina o la organización (Gómez,
J., 2004).
Es importante entender la
importancia del funcionario de
servicio interior en la toma de
decisiones y la relevancia de sus observaciones. El interno, al igual que
cualquier persona, desarrolla distintos patrones de comportamientos en
función de la situación en que se encuentra. Su manera de comportarse varía
dependiendo de con quién interactúe (otros internos, familiares, funcionarios
de interior, psicólogo...) o dónde se encuentre (a solas con el funcionario o en
grupo, en la escuela o desempeñando su destino...). Todas esas formas de
comportamiento son caras de una misma persona y entre todas ellas
conocemos mejor al interno. Un conjunto de observaciones adecuadas nos
permitirán tomar decisiones con garantías.
Siendo que la observación persigue un fin determinado, debemos saber
qué es lo que hay que observar. En nuestro trabajo, la conducta va a ser la
unidad básica de observación:
-
Las conductas motoras (las que hace el organismo y que son visibles a
la percepción de los demás: movimientos del cuerpo, gesticulación,
desplazamientos, etc.), tanto las simples como las más complejas (por
ej., relacionarse con otro interno en el patio), son las que todos
podemos observar y evaluar.
-
Conducta verbal: tanto lingüística (lo que se dice, contenido del mensaje
verbal) como paralingüística (tono de voz, volumen, timbre…)
-
Conducta fisiológica: Sudoración, temblores, pupilas…
Los aspectos o unidades de medida a los que debemos prestar
atención en la recogida de información son:
-
Ocurrencia: Constatar si una conducta aparece o no
-
Frecuencia: La cantidad de veces que aparece la conducta en cuestión
-
Duración: El tiempo que se mantiene una vez aparece
-
Dimensiones cualitativas: magnitud o
(apropiación social y grado de funcionalidad)
intensidad,
adecuación
También va ser relevante saber dónde y cuándo observar. En este
sentido, cualquier ámbito del centro penitenciario es adecuado para que el
funcionario realice observaciones de la conducta de los internos, tanto en las
situaciones comunes (comedor, talleres, aulas, patios, etc.) como en las que el
interno está en solitario o relacionándose con el propio funcionario.
La persistencia, el contraste o las diferencias entre las conductas del
interno en unas y otras situaciones pueden darnos claves muy significativas
acerca de las pautas generales de conducta que mantiene un interno.
Como puede verse, observar las conductas del interno ha de ser una
actividad continuada, es el medio adecuado para analizar y evaluar su
comportamiento. Si nos ejercitamos en hacer una observación sistemática y
logramos hacer una descripción cuantitativa y cualitativa de la conducta de los
internos:
•
•
•
Obtendremos datos que nos proporcionarán un conocimiento más exacto
de ellos
Será posible destacar los aspectos más relevantes de su conducta
Lograremos datos sistematizados que nos van a permitir orientar y evaluar
las posibles intervenciones sobre los internos (por ejemplo, acerca de
procesos de selección o asignación, intervenciones de tratamiento, etc.)
Así, la actitud de atención y observación en nuestro trabajo pasa a
formar parte del uniforme del funcionario de interior. Debemos observar
SIEMPRE. Esta actitud nos va a permitir no sólo recoger una buena cantidad
de información importante sobre los internos y las situaciones del día a día,
también se va a convertir en nuestra mejor defensa. Una actitud de
observación previene situaciones de riesgo al permitirnos detectar y
anticiparnos a los problemas. Esta actitud en el funcionario también la perciben
los internos, que evitarán cualquier desviación de la norma en presencia del
mismo.
La observación debe ser constante, pero hay algunos momentos y
situaciones en que se debe acentuar, dada la peculiaridad del medio
penitenciario:
Internos próximos a salir de permiso y cuando regresan
Tras una comunicación familiar
Internos incluidos en un programa de tratamiento de tóxicos
Internos que pueden estar extorsionando o siendo
extorsionados
ƒ Los primeros momentos del ingreso de internos primarios
ƒ Si se sospecha que puede haber una pelea, motín, etc.
(Gómez, J., 2004)
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Informes de conducta
El registro de la conducta de los internos puede llevarse a cabo de
diversas formas:
1. escalas: es un material impreso en el que se detalla las conductas que se
estiman pertinentes, junto con algunas alternativas de respuesta prefijadas,
para que el funcionario escoja la que considera más adecuada.
Ej.: "Realiza su destino de forma:
responsable y correcta
normal
incorrecta / deficiente"
2. cuestionarios: son un conjunto de preguntas de carácter abierto que se
responden de forma escrita.
Ej.: "Cómo desempeña su trabajo en el destino?:
...................................................................................................................
..................................................................................................................
3. parte escrito: consiste en hacer una descripción libre y rigurosa de una
situación o conjunto de situaciones observadas, utilizando un lenguaje
preciso, descriptivo y lo más objetivo posible, sin incluir interpretaciones de
los acontecimientos ni añadir rasgos de personalidad.
4. informe verbal: Formal (en órganos colegiados y consultivos) o informal
(intercambio de información con otros funcionarios)
La evaluación del profesional penitenciario se va a centrar en la
población, las características de cada sujeto y la forma en que se relacionan
entre sí, de acuerdo a los siguientes puntos de obligada referencia:
¾ Normas explícitas (LOP, Reglamento Penitenciario, horarios, pautas de
seguridad...)
¾ Normas implícitas, establecidas por el uso y la costumbre (las formas
concretas en que se aplican muchas de las normas anteriores).
Las conductas que se suelen evaluar más comúnmente son las
siguientes:
9 Higiene y salud (aseo, salubridad de dependencias individuales y
colectivas, etc.)
9 Respuestas de interacción (pautas de comunicación físicas y verbales,
procedimientos para hacer peticiones, formular quejas, resolver
conflictos...)
9 Conductas en el ámbito laboral (puestos de trabajo, solicitud de
destinos, eficacia, rendimiento...)
9 Conductas en el campo formativo-educativo (asistencia a la escuela,
actividades deportivas o culturales, hábitos como la lectura, etc.)
9 Consumo de drogas (sustitución de conductas de riesgo, solicitud de
tratamientos específicos, etc.)
9 Incumplimientos de normativa y de instrucciones
Los informes de conducta que se emiten en forma escrita (tal y como
hemos visto anteriormente) y también de forma oral en el intercambio de
información que debe haber entre los distintos funcionarios-, deben tocar en
cada caso estos aspectos anteriores. Nuevamente hay que insistir en la
necesidad de realizar observaciones atentas que permitan realizar análisis y
evaluaciones lo más exactos posibles de la conducta de los internos.
Especial relevancia cobra hoy día la evaluación del desempeño de
los internos en la diversas prestaciones personales o actividades
monitorizadas por funcionarios de interior. Tal y como establece la I 12/ 06, se
debe evaluar a los internos en el desempeño de prestaciones y actividades,
de acuerdo a tres parámetros: asistencia, rendimiento y esfuerzo. El registro
de estas evaluaciones es entregado a la Unidad de Evaluación del centro que,
a su vez, se encarga de grabar los resultados. De este modo, las evaluaciones
realizadas acompañan al interno allá donde vaya.
No obstante, la importancia de estas evaluaciones residen en que son
tomadas como base a la hora de aplicar beneficios penitenciarios (indulto
particular y adelantamiento de libertad condicional) así como en las decisiones
sobre posibles progresiones de grado.
De modo general, toda evaluación que se realice sobre un interno y
quede reflejada en un informe, sea estandarizado o no (un mero parte
informativo) amplia el conocimiento sobre el interno y permite una mejor toma
de decisiones. Por tanto, DEBE QUEDAR CLARO QUE NO HAY QUE
ESCATIMAR ESFUERZOS A LA HORA DE REFLEJAR POR ESCRITO
AQUELLO QUE CONSIDEREMOS DE IMPORTANCIA PARA UNA FUTURA
TOMA DE DECISIONES. LA OBJETIVIDAD DEBE REGIR EN LAS
EVALUACIONES QUE REALIZAMOS SOBRE EL INTERNO, A LA VISTA DE
LA IMPORTANCIA DE LAS DECISIONES QUE SE BASAN EN ESAS
EVALUACIONES.
1.4 EL CLIMA SOCIAL EN LA PRISIÓN
Definición de clima social
El bienestar de una persona dentro de una organización está
condicionada por múltiples factores, tanto de organización, arquitectónicos,
sociales, laborales, etc. El efecto de esos factores sobre las personas que
están dentro depende de la percepción y valoración que cada persona hace a
partir de lo que espera, de sus motivaciones, creencias y aspiraciones. Esto
es muy importante en el medio penitenciario, porque determina la conducta
individual y colectiva de los sujetos.
La conjugación de todos estos factores define las características del
Centro Penitenciario en términos de bienestar en un momento determinado, y
a esto es a lo que se refiere el concepto de clima social (Gómez, J., 2004).
De todos los enfoques sobre el concepto, el que más utilidad demuestra
es el que utiliza como elemento fundamental las percepciones de las
personas sobre las estructuras y procesos que tienen lugar en la
institución. La especial importancia de este enfoque reside en el hecho de
que el comportamiento de las personas (trabajadores e internos) no es
resultado de los factores organizacionales existentes, sino que dependen de
las percepciones que se tengan de esos factores.
A su vez, estas percepciones dependen de las interacciones y otra serie
de experiencias que cada persona tenga con la institución. De ahí, que el
clima social refleje la interacción entre las características personales y las
organizacionales.
El clima social resultante va a inducir determinados comportamientos en
los individuos. Por su parte, estos comportamientos inciden en la organización
y, por tanto, en el clima social
ORGANIZACIÓN
Estructura y
característica
Interacciones
Características
de las personas
CLIMA
SOCIAL
Comportamiento de las personas
En resumidas cuentas:
-
El clima social se refiere a las características del medio ambiente de la
organización (prisión).
Estas características son percibidas directa o indirectamente por
internos y trabajadores.
-
El clima social tiene repercusiones en su comportamiento.
El clima social es una variable interviniente que media entre la prisión y
el comportamiento de las personas.
El clima social, junto con las estrucuturas y características
organizacionales y las personas, forman un sistema interdependiente
altamente dinámico.
Valoración del clima social: indicadores
Dada la rígida estructura normativa de una prisión y la alta
estructuración de su ambiente, es difícil que un funcionario pueda provocar
cambios en el clima social que sean de tipo macro, pudiendo sólo aplicarse
soluciones temporales a situaciones concretas. De ahí que cobre mayor
importancia la correcta evaluación del clima social como medio de
prevención.
Se puede hacer de modo directo preguntando a los sujetos que están
dentro de la organización (entrevistas, cuestionarios), pero también lo
podemos hacer a través de la observación y la constatación de determinados
aspectos que nos darán pistas muy útiles (Gómez, J., 2004). Los funcionarios,
por consiguiente, deben estar atentos a la presencia de ciertos fenómenos de
conducta de los internos que nos van a alertar acerca de la inminencia o la
presencia de situaciones de clima social que conviene prevenir, cambiar o
frenar.
Tales conductas son indicadores de clima social negativo:
¾ Aumento significativo de solicitudes de baja médica.
¾ Incremento de solicitudes de audiencia ante el Juez de
Vigilancia.
¾ Cambios notables en los movimientos, reuniones, aseos,
actividades.
¾ Aumento de sanciones (desperfectos, desobediencias,
peleas, etc.) .Solicitud de "refugio" de determinados internos
La observación y evaluación de dichas conductas debe ser trasladada a
compañeros y Jefes de Servicio, dada su transcendencia, para prevenir y
anticiparse a las posibles alteraciones de la convivencia a las que suelen
2. LA ADAPTACIÓN DEL INTERNO A LA VIDA EN
PRISIÓN
2.1
LA PRISIÓN COMO ORGANIZACIÓN
El modelo organizativo de una prisión es de suma importancia, ya que el
tipo de vida que se desarrolle en la misma dependerá de dicho modelo. Y es
que, como cualquier organización, la prisión funciona como un sujeto con
personalidad propia. Así, la actividad de la prisión no depende de la simple
suma de las distintas funciones que desempeña el personal que en ella se
integra (director y mandos, funcionarios de oficinas, personal de vigilancia,
equipo de tratamiento, personal laboral, voluntariado, internos...). Todas esas
funciones se integran y coactúan dentro de un ente superior que es la
organización.
La prisión, como organización, presenta la peculiaridad de que dentro de
ella conviven varias suborganizaciones. Tenemos, así, una suborganización
de tipo jerárquico- militar, destinada a custodiar a los internos. Hay también una
suborganización de tipo empresarial, destinada al mantenimiento de la prisión y
a la producción, en su caso, de bienes. Otra suborganización de tipo
profesional, destinada al tratamiento de los internos... . Y de forma global, la
prisión en su conjunto es una organización estatal, que utiliza fondos públicos y
está sometida al derecho administrativo.
ESTRUCTURA DE LA ORGANIZACIÓN
DIRECTOR
Gab. Técnico
Of. Personal
COORD.
PRODUCCIÓN
ESCUELA
ADULTOS
ONG’s
EDUCADORES
O.A.T.F .E.
GESTOR EC.ADM INISTRAT.
COORD.
FORM ACIÓN
O.A.T.F .E.
SUB.
TRATAM IENTO
TRABAJ.
SOCIALES
SUB.
RÉGIM EN
SUB.
SEGURIDAD
Of. Gestión
Of. Seguridad
JEFE DE
SERVICIOS
TÉCNICOS
JEFE DE
CENTRO
VIGILANCIA
INTERIOR
ADM INISTRADOR
SUB.
M ÉDICO
Ofs. Admon.
M ANTENIM IENTO
V2 y
ÁREA M IXTA
ECONOM ATO
ALIM ENTAC.
SERVICIOS
M ÉDICOS
Por último, es importante distinguir entre organización formal, la que
nos ocupa en este punto, concretada en las normas que rigen la vida de la
prisión y en el organigrama que representa el contenido de las diversas
funciones atribuidas a los funcionarios; y organización social informal, que se
manifiesta en la red de relaciones informales no previstas, y aún prohibidas por
la organización formal, que se establecen entre funcionarios, entre presos y
funcionarios y entre presos.
2.2
LA INSTITUCION TOTAL: efectos sobre el recluso,
formas de adaptación y consecuencias
El psicólogo social americano Erving Goffman incluye a las prisiones
dentro de lo que él llama “instituciones totales”, atribuyéndola como tal los
siguientes rasgos: 1) estar sometida a una sola autoridad; 2) estar separada,
de modo más o menos radical, de su entorno; 3) todas las actividades y todos
los aspectos de la vida de los internos están sometidas a un plan
omnicomprensivo (el reglamento penitenciario); 4) el intentar absorber la
personalidad total del interno, y 5) eliminar la habitual separación entre el
ámbito del trabajo, el del ocio y el de la vivienda.
Es importante señalar que para Goffman el concepto de institución total
supone un “tipo ideal” con el que compara la realidad, determinando así en qué
grado una institución concreta se ajusta al modelo de institución total.
Para Goffman, la entrada en una institución total supone la reducción
del interno a un estado infantil, mediante la destrucción de su previo sentido de
la identidad y de su autoestima (pérdida del rol laboral, familiar o el que
mantenía como propietario de sus bienes). Se le obliga a realizar tareas
simples y a pedir permiso y/o suministros para realizar actividades cotidianas
menores, tales como enviar cartas, telefonear o gastar dinero. Se le exige una
estricta subordinación y deferencia y, en ocasiones, se le pone en situaciones
que violan profundos valores personales y su intimidad. Se eliminan
características diferenciales, muy ligadas a su autoimagen. Todo este proceso
tiene como resultado una regresión al estado infantil.
El cumplimiento de las normas de la prisión se asegura: 1) manipulando
unas cuantas recompensas o privilegios que antes resultaban fácilmente
accesibles, y 2) mediante un elaborado sistema de castigos, desconocido en la
vida normal.
Por su parte, el interno encuentra cuatro tipos distintos de adaptación
al sistema de privilegios y castigos: 1) Retirada. El interno se evade
psicológicamente de una situación que no le gusta, despreocupándose de todo
lo que no sea relativo a la satisfacción de sus necesidades inmediatas. 2)
Rechazo. El interno se enfrenta con la institución, negándose a colaborar con el
personal. 3) Colonización. El interno hace de la institución “su mundo”,
procurando vivir lo mejor posible en él, obteniendo la mayor cantidad de
satisfacciones que la institución le pueda brindar. 4) Conversión. El interno
acepta el juicio que sobre él tiene la institución y su personal, procurando
convertirse en un interno modelo. De todos modos estas formas de adaptación
son seguidas por pocos internos de un modo absoluto. En la mayoría de los
casos, éstos utilizan una combinación de las distintas estrategias, en la que
predomina, en mayor o menor medida, alguna de ellas.
Habla también Goffman de la existencia en las instituciones totales de
“mecanismos de adaptación secundaria”. Se refiere de este modo a las
acciones que no se dan de forma directa con el personal de la institución, sino
que permiten al interno gozar de placeres prohibidos o de placeres permitidos
mediante medios prohibidos. Esa infracción proporciona al interno una
agradable sensación de autonomía, de no estar plenamente sometido a las
normas de la institución. De esta forma explica Goffman la creación del “código
del recluso”.
Quizá las consecuencias más importantes para la prisión de la forma
organizativa “institución total" sean las siguientes:
1) Falsa actitud de adaptación
2) Situación de dependencia que dificulta la asunción de
responsabilidades y complica una posible reinserción
3) Pérdida de contacto con el mundo exterior, favoreciendo el
aprendizaje y posterior interiorización de conductas desadaptadas
propias del medio penitenciario
2.3 CARACTERÍSTICAS DE LA PRISIÓN
La prisión, como medio cerrado que es, en el que conviven seres
humanos con diversos intereses, se conforma en un medio social con una serie
de características diferenciadoras determinadas por factores tales como el
entorno físico, los fines de la institución o el tipo de población que la constituye.
Estas características van a tener una gran influencia en las relaciones presofuncionario.
- VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD: En un mundo restrictivo donde conviven
cientos de personas que en otra situación no lo harían, es normal que surjan
roces diarios en los que el individuo va acumulando tensión. Cuando esa
tensión emocional sobrepasa un límite se desencadenan conductas violentas y
agresiones. En las prisiones existen una serie de factores que favorecen la
aparición y el mantenimiento de conductas violentas:
ƒ
El tipo de población. Se trata, en muchos casos, de personas que
proceden de una subcultura marginal en la calle, donde entre sus
normas y valores el concepto de agresividad y violencia cobra relevancia
y genera prestigio. En otros casos, la interrupción de un adecuado
desarrollo afectivo-emocional y/o deficiencias en la educación dificultan
el desarrollo de conductas inhibidoras de la agresividad y de autocontrol.
ƒ
Las restricciones del medio generan frustración y, en muchas ocasiones,
son interpretadas como ataques a la individualidad a los que se
responde con violencia. Así, cuando las órdenes dadas por un
funcionario son percibidas como injustas y arbitrarias aumenta la
probabilidad
de
que
aparezca una conducta
violenta.
ƒ
La recompensa directa de
las acciones agresivas,
generadoras de status e
integradoras en el grupo
de internos, contrapuesto
al de funcionarios.
ƒ
La observación de modelos agresivos facilita la adquisición de
conductas agresivas, sobre todo cuando funciona el reforzamiento
vicario (esto es, cuando el modelo se ve recompensado por su conducta
violenta).
ƒ
Las drogas. Las drogas psicotrópicas y estupefacientes, facilitan la
aparición de conductas violentas y agresiones.
ƒ
Factores ambientales como el ruido y el hacinamiento
- EL PROBLEMA DE LA DROGADICCION: Se estima, según datos oficiales,
que el número de toxicómanos en las prisiones españolas asciende al 60%. No
todo el mundo está de acuerdo con esta cifra, para algunos es más baja, para
otros más elevada. La realidad es que, con independencia del número real de
toxicómanos, cifra difícil de determinar, la droga centraliza gran parte de la vida
del preso y no sólo por su consumo sino por la gran cantidad de actividad que
genera su entrada y posterior distribución. Este es un factor que ha dado un
nuevo cariz a las prisiones diferenciándolas del corte clásico de prisión que
encontramos hasta mediados los años 70.
- DEFICITS FISICOS: Si antes los problemas de higiene, alimentación y
condiciones ambientales provocaban diversas enfermedades en la población
penitenciaria, hoy día son las taras derivadas del consumo de droga y el SIDA
los que conforman una población característica, influyendo de forma decisiva
en cuestiones fundamentales como la esperanza de vida y la capacidad para
planificar y establecer planes a medio-largo plazo.
- DEFICITS PSICOLOGICOS: En este punto encontramos dos grupos muy
diferenciados, tanto en volumen como en cuanto a características:
ƒ
El “grupo clásico”. El de toda la vida y el más numeroso, con diversas
tipologías asimismo. Se trata de las patologías psicológicas que han
existido y existirán siempre en prisiones, algunas exclusivamente
asociadas al medio, otras fuertemente arraigadas al interno. Desde la
clásica psicopatía, hasta el proceso de deterioro de la personalidad que
se da en condenas largas. Problemas de ansiedad, del estado de
ánimo...
ƒ
Las psicosis. Como consecuencia del cierre de hospitales psiquiátricos
un sector de población muy especial se ha visto abocado a vivir en la
calle, donde sus necesidades, tratamentales y vitales, no han
encontrado la respuesta esperada. Esto mismo ocurre en el pequeño
mundo de las prisiones, donde el cierre de la mayor parte de
psiquiátricos penitenciarios y un nuevo marco legal para este tipo de
problemas han traído como consecuencia el que las paredes de un
presidio de corte clásico alberguen internos con patologías psiquiátricas,
de corte orgánico, como son las psicosis. Actualmente no se conoce
tratamiento alguno para solucionar este tipo de enfermedades. A lo más
que se puede aspirar es ha compensar al interno a través de la
medicación.
- HACINAMIENTO: Desde mediados de siglo, numerosos estudios
psicológicos sobre áreas urbanas han tratado de demostrar la relación
existente entre alta densidad de población y ciertos índices de patología
personal, como sentimientos de alienación y stress emocional, apatía,
irritabilidad, etc., y de patología social, como violencia y delincuencia.
El hacinamiento es un mal grave y endémico en casi todas las prisiones,
constituyendo uno de los factores más nocivos para la personalidad de los
internos y para la ordenada convivencia en el centro. Prisiones concebidas, en
un principio, para un número determinado de habitantes doblan su densidad
poblacional cuando son puestas en marcha, quedándose escasas en cuanto a
medios materiales y humanos se refiere.
En una investigación sobre este tema COX, PAULUS Y McCAIN (1984),
llegan, entre otras, a dos conclusiones:
a) Las prisiones con elevado número de internos presentan una
proporción mayor de muertes violentas, suicidios, faltas disciplinarias
y comportamientos psicopatológicos.
b) Las celdas dobles, triples... y especialmente los dormitorios
colectivos provocan, en comparación con un sistema de celdas
individuales, efectos muy negativos en orden a la comisión de
infracciones disciplinarias y a la frecuencia de reacciones de
ansiedad, miedo y agresividad.
RANDY ATLAS (1984) presenta una revisión de algunos trabajos
empíricos que dan cuenta de la incidencia del grado de hacinamiento en el
número de sucesos violentos ocurridos en la prisión, así como muertes y
suicidios.
Desde el punto de vista del personal, el trabajo del funcionario se ve
gravemente afectado por este fenómeno. Por un lado, las labores de vigilancia
se resienten al no ser posible ejercer un control adecuado sobre la población.
Esto provoca sensación de inseguridad en momentos conflictivos y desidia en
el quehacer diario al convencerse de que por muy bien que se haga el trabajo
éste siempre estará lleno de lagunas y, por tanto, no será valorado en su justa
medida.
Por otro lado, la organización de las distintas funciones se ve resentida,
dando como consecuencia medidas estrictas que dificultan la realización de
actividades o desorganización cuando éstas se llevan a cabo.
Por último, también se verá resentida su implicación en el tratamiento
por falta de capacidad para conocer a un número elevado de internos y por
falta de tiempo para poder entablar una relación personal con ellos.
- ESTRUCTURA JERARQUICA RIGIDA: Característica que afecta tanto a
funcionarios como a internos. En el grupo de funcionarios, la organización
consiste en una estructura jerarquizada de tipo militar, que abarca desde el
director de la prisión hasta el funcionario genérico, pasando por una serie de
mandos intermedios. Este tipo de estructura va a determinar una forma
concreta de funcionamiento, que ya veremos más adelante al hablar de
procesos de comunicación.
Por su parte, uno de los rasgos característicos del sistema social de los
internos es su rígida jerarquización, siendo muy difícil la movilidad vertical. Es
muy limitado el número de roles que un interno puede interpretar, y dichos
roles, una vez asignados, son mantenidos con gran presión grupal (sobre todo
entre los internos de un nivel de status bajo). Si a ello añadimos, que entre los
valores dominantes del sistema social de los internos se encuentran la
posesión y el ejercicio de un poder coercitivo, se entenderá la dificultad que hay
para una convivencia armónica y cooperativa.
2.3 SUBCULTURA CARCELARIA, PRISIONIZACIÓN Y CÓDIGO
DEL RECLUSO.
Una característica más de la prisión, pero que merece capítulo aparte, es la
SUBCULTURA CARCELARIA:
Pese a la gran variedad de poblaciones penitenciarias, diversos psicólogos
sociales han observado la existencia de una serie de normas y valores
comunes, que han venido a denominar como Subcultura carcelaria.
McCORKLE y KORN (1954), presentan tres rasgos característicos de esa
subcultura:
a) Ausencia de vías de salida. El sistema social del preso es un mundo
cerrado en el que el interno, le guste o no, se ve obligado a vivir,
siendo su única vía de escape la retirada psicológica.
b) Rígida jerarquización (ya comentada en el punto anterior).
c) Autoritarismo. Cualquier situación de igualdad es considerada
amenazante, por lo que hay una tendencia a desequilibrarla a favor
de una relación jerárquica.
CLEMMER (1958) utiliza el término “prisionalización” para referirse a
la repercusión de la subcultura carcelaria y la vida institucional en el preso. Se
trata de un proceso gradual y más o menos inconsciente de la cultura en que el
sujeto se encuentra inmerso. Para Clemmer, toda prisionalización tiene una
serie de rasgos universales:
-
Aceptación de un rol inferior o subordinado
Acumulación de información sobre la organización de la prisión
Desarrollo de nuevas formas de vida
-
Uso del argot carcelario
Reconocer que el deber de la prisión es satisfacer sus necesidades
básicas
Deseo eventual de un buen trabajo (actividad cómoda que no le
genere conflictos con otros internos)
Todos estos factores, con el tiempo, pasan a ser parte de la vida del
interno, llegando, en muchas ocasiones, a alterar su personalidad y a
establecer patrones rígidos de conducta y pensamiento, que dificultan una
posible reinserción. No obstante existen una serie de factores que explican
diferencias individuales en cuanto al grado de prisionalización de los internos.
Clemmer distingue una serie de factores que modulan la prisionalización:
Duración de la condena: cuanto mayor es la condena, mayor es el
efecto de la prisión en la persona y por tanto su prisionización. La
evolución lógica toma forma de “U” invertida, dándose los menores
niveles de prisionización al inicio y al final de la condena, cuando el
interno vuelca su energía en la preparación para la vida en libertad.
Nivel de prisionización
-
Duración de la condena
-
-
Tipo de personalidad: Personalidades estables son más resistentes a
la prisionización.
La integración en un grupo primario facilita la asunción de normas y
valores propias del medio.
La aceptación de normas del recluso
Compañero de celda: si el compañero de celda se encuentra
integrado en un grupo primario de reclusos o goza de cierto prestigio,
facilita la prisionización.
Las relaciones con el exterior dificultan la plena asunción de normas
y valores propias del medio y dificultan la prisionización.
La práctica de la homosexualidad, como medio para la consecución
de metas (no como opción sexual libre) así como conductas propias
del medio (por ejemplo la autolesión, el “chinarse” como vía de
escape o como medio de presión ante la institución).
La máxima expresión de la subcultura carcelaria es el “código del
recluso”, integrado por las normas que constituyen enérgicos patrones de
conducta para los internos. Estas normas pueden agruparse en cinco grupos:
1) Normas que implican cautela: no hay que inmiscuirse en la vida del
prójimo. Cada cual debe ir a lo suyo buscando el máximo número de
beneficios y salir lo antes posible de la prisión. No debe darse a
conocer a los funcionarios lo que pasa entre los internos.
2) Normas que implican no ser conflictivo: deben evitarse las
discusiones y peleas. Cuando éstas se hacen necesarias por una
provocación, habrá que actuar siempre sin pedir ayuda a los
funcionarios.
3) Normas que implican no explotar a los demás presos mediante
fuerza, fraude o engaño.
4) Normas en torno al mantenimiento del yo: se debe saber llevar las
frustraciones y los peligros de la vida en prisión y saber mostrar valor.
5) Normas que implican desconfianza y hostilidad hacia los
funcionarios: Los guardianes deben ser siempre tratados con recelo.
Hay que apoyar a los presos en sus disputas con los funcionarios y
no hay que someterse a la autoridad legítimamente constituida.
Por último, un punto poco estudiado desde el punto de vista de la
psicología social, pero que tiene su importancia dentro de los procesos de
comunicación entre funcionarios y entre presos-funcionarios, es la
prisionalización del funcionario: uso de un lenguaje característico, desconfianza
general hacia el interno, reforzar al interno “cómodo”, no creer en la
rehabilitación y reinserción social...
3.
LA CONDUCTA INADAPTADA
3.1 EL PROCESO DE MARGINACIÓN SOCIAL
3.1.1 INTERNOS PROCEDENTES DE ENTORNOS MARGINALES
Distintos autores han constatado que existen factores socioeducativos
que condicionan la orientación de las relaciones de los internos desde
prácticamente su nacimiento y que casi trazan inequívocamente su camino vital
hacia la inadaptación y el conflicto. A continuación veremos una descripción de
los que aparecen desempeñando un mayor peso explicativo.
A) HOGAR
Escasa atención de los adultos al control de los impulsos en los niños
Los niños actúan en función de lo que naturalmente les apetece hacer,
permitiendo que su naturaleza exploratoria o emotiva les sitúe frecuentemente
ante situaciones y comportamientos de riesgo (golpearse, hacer daño a otros,
acceder a lugares desde los que se puede accidentar o coger objetos que
deteriorará, etc.). La ausencia, la inconsistencia o las contradicciones en el
control de sus actos y el escaso entrenamiento para enseñarles a ajustarse a
unas normas en ausencia del adulto, van a propiciar que entren con frecuencia
en conflicto con sus iguales o con los adultos a los que afectarán con sus
actuaciones
Disciplina en el hogar: destaca el predominio del castigo físico en
detrimento de fórmulas intelectualizadas de control
El uso del lenguaje en esos casos no pasa de ser un apoyo al castigo
físico, expresando un escueto por qué se le castiga (se le golpea). El castigo
tiene mucho que ver con la reacción colérica del adulto que se produce en el
instante en que el niño ha hecho algo inadmisible, de modo que si pasa el
tiempo y el adulto se ha tranquilizado, suele ocurrir que también se olvidaba lo
ocurrido y el hecho acaba pasándose por alto.
Consecuencias derivadas de este tipo de inconsistencia disciplinaria:
1)
La palabra clave es evitar, lo secundario es aprender la norma,
pues los castigos que reciben no se les presentan como
consecuencia de algo incorrecto que ellos han hecho, sino de
que “sea un día malo” por el humor con que su /s padre /s se
encuentra /n.
2)
Aprende a soportar el castigo y a hacerse resistente a su
influencia cuando no puede escapar de la situación, lo que
elimina los efectos de muchas medidas disciplinarias verbales
que en el futuro puedan recibir (amonestaciones en el colegio),
o de situaciones que para un niño educado adecuadamente sí
tendrían efectos aversivos (resultar detenido por la policía).
Efectos de cara a su marginación: son impermeables a cualquier
estrategia disciplinaria y evitan las situaciones en que les pueden castigar (en
vez de aprender la conducta correcta)
Forma en que se expresan las emociones en esos hogares
Predomina la inmediatez y la corporeidad sobre el análisis y la forma
verbal, lo cual deja sin embargo un desierto lingüístico en el niño a la hora de
diferenciar sutilmente sus emociones y de explicar con claridad sus
sentimientos. Tienen dificultades para comprender los sentimientos de los
demás (aunque no las emociones evidentes y manifiestas). Lo limitado del
vocabulario de sentimientos de los internos de origen marginal no es sino el
reflejo de la limitación en el vocabulario de sentimientos que se cultiva en sus
familias. Baja capacidad de empatía (Rotenberg 74)
Empleo del lenguaje verbal
Su uso se ajusta principalmente a funciones de comunicación, de
diálogo, y en menor medida al análisis formal aplicado a tareas intelectuales.
Visión que sus modelos les transmiten acerca del establecimiento de
metas
Han tenido pocas oportunidades de ver en sus padres proyectos de vida,
es decir planes de metas futuras, ilusiones transformadas en acciones para ser
alcanzadas (les han trasmitido un interés básico por lo inmediato, rara vez han
sido expuestos a valores que ensalcen el esfuerzo diario para un éxito a medio
o largo plazo).
Resumen
1. Deficiente desarrollo del autocontrol
2. Tendencia a establecer relaciones de conflicto con las figuras de
autoridad
3. Dificultades para identificar con claridad los sentimientos propios y
ajenos
4. Uso restringido del lenguaje verbal
5. Ausencia del hábito de crear o asumir objetivos, de “hacer para el futuro”
B) ESCUELA
Cuando a los niños criados en ese tipo de hogar se les introduce en un
espacio de relaciones nuevo, la escuela presenta novedades más
existenciales que de contexto, ya que en este nuevo escenario la vida y las
relaciones se ajustan a interpretaciones contrarias a lo que han vivido en sus
hogares: hay lenguajes diferentes y formas de relación ajustadas a normas que
los demás niños, pero no ellos, acababan siguiendo sin demasiadas
dificultades.
Para el resto de sus compañeros la escuela supone de algún modo una
experiencia que “resitúa” su rol (deja de percibir una cierta exclusividad en la
atención que recibe del adulto y se empieza a ver afectado continuamente por
las acciones de los iguales). Los niños educados en ambientes marginales
tienen una alta necesidad de atención.
A la vez, presentan una baja orientación actitudinal a la realización
de tareas (la ausencia de hábitos para llevar a cabo un trabajo hasta
completarlo, por sencillo que sea, interfiere con las premisas prácticas del
modelo educativo del aula, según el cual el profesor enseña o muestra lo que
hay que hacer y cómo debe ser realizado y, a partir de ese momento, los niños
que han incorporado la instrucción pasan un tiempo dedicados a esa tarea).
Esto, para la mayoría de nuestros internos, resulta incómodo y casi sin sentido.
Los niños que arrastran este retraso tienen dificultades en prácticamente todas
las exigencias educativas en la escuela. Cuando un niño no ha desarrollado
adecuadamente su autocontrol, tiene dificultades en todas las áreas que
configuran su vida escolar.
Nos encontramos, pues con unos niños que entran en la escuela con un
importante bagaje negativo. Su baja orientación a la tarea y el escaso
autocontrol va a dar lugar actuaciones disciplinarias por parte de los docentes.
La ausencia de refuerzo, conlleva que el niño no sepa lo que realmente se
espera de él por lo que su rendimiento será bajo, y su forma de llamar la
atención no es la adecuada, sobre todo si tenemos en cuenta que el docente
centra su atención en el rendimiento.
Por otro lado, su escasa habilidad de relación le lleva a entrar en
conflicto con otros niños, siendo la interacción con éstos escasa y conflictiva y
llegando a situaciones de distanciamiento y rechazo.
En definitiva, nos encontramos con una situación que se retroalimenta,
un círculo vicioso que aboca al fracaso escolar y relacional dentro del ámbito
de la escuela.
C) ENTORNO
Otros niños y jóvenes con vivencias equivalentes se van convirtiendo día
a día y año a año, en sus referentes exclusivos, estableciéndose vínculos cada
vez más fuertes. Simultáneamente la distancia personal hacia los jóvenes
adaptados socialmente continúa creciendo y solidificándose (apego hacia sus
referentes inadaptados y de distancia / rechazo hacia sus iguales más
socializados; Kurt Lewin). Nos encontramos ante unas posiciones marcadas
que establecen una doble membrana social garante de la impermeabilidad de
los individuos para relacionarse con otros grupos (Fishbein – Ajzen). Así se
constituye un nuevo factor que socialmente mantiene al individuo encerrado en
su grupo y sus pautas.
Esquemas de funcionamiento en las relaciones con los demás:
Plantearse cualquier idea de aproximación o amistad con otros jóvenes
ajenos a la cultura de su micro-grupo supone:
1. Anticipar que en el grupo más normalizado le verán distinto y que, con
toda seguridad, no va a ser aceptado
2. Esperar que su propio grupo censurará su acción como deserción, lo
cual puede significar la amenaza de rechazo
El esquema de este proceso sería el siguiente:
Estos sujetos, cuando inician un proceso de inserción en actividades normales
(equipo deportivo, cursos o trabajo) no dejan de preocuparse por la convicción
de que “los demás” se van a dar cuenta del mundo de donde vienen. Algunos
tienen, además, una trayectoria de institucionalización (centros de menores y
posteriormente la prisión).
3.1.2
INTERNOS PROCEDENTES DE ENTORNOS NO MARGINALES
A la marginación se puede llegar por dos caminos: haber nacido y haber
sido educado en un entorno marginal o haberse distanciado de un entorno en
el que predominan los hábitos y valores socialmente aprobados. En la
actualidad en los centros penitenciarios hay internos cuyas condiciones
familiares y sociales, culturales y sociales son de nivel medio o alto. Cabe
explicar su evolución hacia la inadaptación mediante la concurrencia de
factores que interactúan en sus vidas generando problemáticas de etiología
multi-causal.
Factores de riesgo
Hawkins, J.D.; Catalano, R. F. y Miller, J. Y. (1992) hacen una
descripción y posterior agrupación de estos factores en tres grandes familias:
•
•
•
Micro-sociales (grupos íntimos como la familia o la pandilla, etc.)
Macro-sociales (condiciones difícilmente modificables que afectan
a toda una sociedad como las leyes, las costumbres, los modelos
económicos vigentes, etc.)
Individuales (sexo, predisposición genética a ciertos tipos de
adicciones, excitabilidad del SNC, etc.).
La información aportada por los jóvenes delincuentes españoles en
prisión encaja en cierta medida con las pautas explicativas de dicho modelo de
factores de riesgo (muchos de ellos han transitado hacia la marginación y el
delito a través de su vinculación a grupos cuyo estilo de vida admite o valida
diversas formas de ocio vinculado al abuso de drogas o al quebrantamiento de
normas).
A) HOGAR
Mientras que en las familias marginales se puede rastrear la presencia
de las deficiencias educativas antes expuestas, en estas familias no aparecen
de un modo tan consistente. Se aprecia que en la educación del control de los
impulsos se producen lagunas que en muchos casos resultan de la falta de
presencia del adulto junto al niño (sí se le concede importancia, pero los
adultos no dedican a ello el tiempo ni la atención necesarios).
En los hogares de clase media no se da generalmente el empleo del
castigo físico (sino más bien una cultura de “rechazo a responsabilizarse de
castigar”). Los padres gestionan el tiempo libre de sus hijos para que sus
hijos les dejen a ellos libres más tiempo. Renuncian a muchas formas de
control del comportamiento de los niños, aun cuando éste sea destructivo.
Profesan una especie de anti-autoritarismo confundiendo el concepto de la
autoridad con una suerte de “tiranía ancestral” (=”autoritarismo”) y así evitan
el rol de autoridad que el adulto necesita desempeñar en la familia. Les
explican lo que están haciendo mal, pero no les controlan para que dejen de
hacerlo, y cuando lo hacen emplean como recurso diversas formas de retirada
del afecto (por ej., “eres un niño muy malo y no te quiero”), creando
experiencias de dolor, no físico, pero sí emocional. De esta manera los padres
no enseñan a sus hijos a ser físicamente violentos, pero sí les muestran el
camino para convertirse en hábiles manipuladores, a través de estas lecciones
de “chantaje emocional”.
Consecuencias:
-la ausencia de límites da opción una vez más a
que los niños crezcan con la discapacidad que supone
el desarrollo inadecuado del autocontrol
- la exposición a modelos adultos que no exhiben
un rol de autoridad les lleva a acabar tratando al adulto
de cuantas maneras se les ocurre para conseguir de él
lo que desean.
B) ESCUELA
Al llegar a la escuela encuentran en la relación profesor–alumno una
forma de relación nueva: cuando el adulto dice que algo no se puede hacer,
los niños de su clase no lo hacen. Sin embargo él prueba a hacer lo prohibido
si le apetece de todas las maneras posibles, pues en casa siempre ha
encontrado una forma que le ha valido para salirse con la suya.
Entran en conflicto porque tratan de relacionarse con el adulto-profesor
como lo han aprendido a hacer en casa con sus padres, pero no tienen una
representación social de ese rol ni un repertorio de conducta social para
relacionarse con él. Utilizan a los padres para que realicen una excesiva
sobre-protección (“ Vd. no tiene por qué castigar a mi hijo, para eso estoy yo”).
Viven una larga adaptación conflictiva salpicada de suspensos, repeticiones
de curso y alteraciones del clima del aula y de las relaciones profesor–alumno (
por ej., repetidos cambios o expulsiones de colegios).
C) ENTORNO
Son jóvenes escolarizados con dificultades de adaptación, pero en
general con buenas relaciones con otros jóvenes bien adaptados. Ahora
bien, la adolescencia de finales del siglo XX y principios del XXI es una larga
transición en la que el joven permanece y se instala en su juventud durante
muchos años, sin que muchos de ellos se sientan obligados a asumir las
responsabilidades tradicionalmente vinculadas al rol de adulto.
Tiempo libre: es uno de los valores más destacados en los jóvenes
(Elzo, J. 1998). Le dan mucha importancia a conseguir divertirse y extender al
máximo la duración e intensidad de la diversión. El interno que llega a prisión
desde la asunción de un estilo de vida que vincula la diversión a los
comportamientos de riesgo, pasa muchas horas en este tipo de ambientes y, lo
que es más importante, cultiva como valor esa manera de vivir.
Cabe constatar que empieza a ser cada vez más frecuente que ingresen
en prisión jóvenes condenados por un delito contra la salud pública que lo viven
como la continuación de un juego de diversión, en el cual la intención era
“vender unas pastillas para que me saliera gratis la fiesta”.
3.2 GRUPOS DE INTERNOS EN PRISIÓN
3.2.1 INTERNOS DROGODEPENDIENTES
En los años ochenta y noventa del pasado siglo el fenómeno de la
drogodependencia se revela como una realidad especialmente problemática en
la sociedad española, con un número alto de adictos a la heroína inyectada. Se
empiezan a conocer los problemas de salud, en lo personal y en lo social, que
conllevan esas adicciones: de entre ellos se destaca el sida y la delincuencia.
La tolerancia inicial por parte de la sociedad (años setenta) cambia y se
da paso a la preocupación y al miedo (Carreño, M., 1997). Se reclaman
endurecimientos punitivos y de control. Las soluciones que van surgiendo
responden a tres modelos de abordaje del problema:
-
-
De tratamiento: para los drogodependientes, a cargo de especialistas
e instituciones
De prevención e intervención comunitaria: centra sus estrategias de
intervención en los grupos con hábitos tóxicos y de riesgo
(prevención especial)
e incluso en una colectividad o país
(prevención general)
Punitivo-penal: se castiga el consumo y tráfico de sustancias
estupefacientes, así como de toda la delincuencia asociada al
consumo (generalmente delitos contra la propiedad). Las cárceles se
llenan de internos con problemas de drogodependencia.
Perfil del drogodependiente en prisión
En la década de los ochenta se produjo un creciente ingreso en los
centros penitenciarios de personas con problemas de consumo de drogas. En
los últimos años el perfil del drogodependiente que ingresa en prisión es cada
vez más definido:
CARACTERÍSTICAS DE CONSUMO:
-
La mayoría lleva más de diez años de consumo.
La cocaína es la droga principal
-
-
-
Los últimos ingresos utilizan otras vías alternativas de administración
de las sustancias (inhalación, fumada). Cada son menos los que han
utilizado la vía endovenosa y han compartido el material de
inyección.
En su mayoría son policonsumidores (con la cocaína como droga
principal)
Dentro de la prisión cambian la sustancia y el patrón de consumo,
debido a la reducción de la oferta. Aumenta de manera significativa el
consumo de benzodiacepinas.
En muchos casos aparecen episodios de sobredosis
Presenta un deterioro psico-físico importante
Presencia de patologías asociadas al consumo es frecuente (VIH,
sida, hepatitis, tuberculosis y enfermedades de transmisión sexual)
CONSUMIDORES SEGÚN DROGA PRINCIPAL
al ingreso en prisión (Datos 2009)
15%
20%
8%
15%
23%
19%
No consumidores
Alcohol
Cocaína
Heroína + Cocaína
Heroína
Otras drogas
EVOLUCIÓN DEL CONSUMO DE DROGA ENTRE 2000 Y 2009
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
16,8
15
14,5
Otras Drogas
8,3
Heroína + Cocaína
11,1
10,9
19,2
Heroína
14,2
22,7
22,8
20,3
2000
2009
24,2
Cocaína
Alcohol
No Consumidores
PERFIL PERSONAL Y TERAPÉUTICO:
-
-
-
-
Predominan los internos de edad entre 20 y 34 años, varones
(alrededor del 90%) de nacionalidad española y con aumento de
otras nacionalidades.
La mayoría han entrado en prisión antes de los 20 años.
Casi tres cuartas partes son reincidentes y ha entrado varias veces
en prisión
Los delitos guardan relación con el consumo de drogas (contra la
propiedad)
Previamente al ingreso el drogodependiente ha llevado un régimen
de vida muy desestructurado (en los aspectos sanitarios, personales,
familiares y sociales)
El nivel de estudios alcanzado muy bajo (la mayoría los abandonó
hacia los 15 años).
No suelen tener una actividad laboral normal en el momento de
entrar en prisión, y carecen de hábitos y de cualificación laboral.
Ha acudido en varias ocasiones a centros de tratamiento
comunitarios y ha tenido varios fracasos terapéuticos.
Presenta en prisión problemas sanitarios, psíquicos, sociales,
culturales y penales que condicionan su evolución terapéutica, su
drogodependencia y su conducta en prisión.
En la mayoría de las mujeres drogodependientes que están en
prisión la situación socio-familiar y de drogodependencia es peor que
en los hombres (alto porcentaje con hijos, la mitad con su pareja
también en prisión y la mitad con la pareja también consumidora)
ASPECTOS RELACIONALES:
-
Déficit en las relaciones personales, con trastornos en el desarrollo
de la personalidad, inmadurez afectiva, personal y social.
Carencia de habilidades sociales apropiadas.
Auto-concepto negativo.
Adaptación del drogodependiente al centro penitenciario
Es importante ver la conducta de dichos internos una vez que ingresan
en prisión, ya que deben someterse a un régimen de vida muy distinto de lo
que ha sido su plan de vida cotidiano (Sanz, J., 1997):
-
Horarios prefijados y normales.
Alimentación regularAsistencia sanitaria a demanda y rápida.
Atención psicológica y social.
Normativa regimental de faltas y sanciones.
Menor disponibilidad de sustancias tóxicas en cantidad y calidad.
-
Eso hace que cambien sus pautas de consumo en cuanto a
frecuencia y sustancias (aumenta el número de los que consumen
psico-fármacos combinados con heroína, cocaína y metadona).
Características de la conducta del interno toxicómano que afectan al
profesional penitenciario
1- Actuaciones que generan riesgos:
-
Como consecuencia del consumo de sustancias tóxicas (“colocones”,
sobredosis, peleas, accidentes...).
Derivadas del síndrome de abstinencia (agresiones, auto-lesiones,
etc.).
Circuitos de economía-consumo (mafias, tráfico interior, tráfico desde
el exterior, extorsiones, presiones, ajustes de cuentas, cobro de
deudas, etc.)
2- Manipulación interpersonal:
-
-
Obtención de la atención del
funcionario por dos vías: simpatía y
lástima.
Simulación
de
sumisión
y
rehabilitación con el funcionario:
discencia (parece “aprender” sus
lecciones) y arrepentimiento (afirma
que no lo volverá a hacer más)
3- Actuaciones imprevisibles:
-
-
-
incapacidad del interno drogodependiente para controlar sus estados
de ánimo (por ej., pasa de la adaptación regimental a presentar
conductas agresivas)
inversiones bruscas de polaridad en sus relaciones: en función de su
situación respecto a sus proveedores y amigos, puede pasar de
formar parte de un grupo o mantener relaciones equilibradas con
otros compañeros a presentar relaciones hostiles con ellos (debido a
operaciones de prestar, deber, compartir, acaparar...)
capacidad de auto-convicción: se expresa, actúa y reacciona con una
total convicción de que “controla” su drogodependencia (a pesar de
que no sea así en absoluto).
Efectos de tales conductas en los funcionarios
Los funcionarios que mantienen una relación habitual en su servicio con
internos drogodependientes, tienden a poner de manifiesto las siguientes
conductas y actitudes:
•
•
•
•
Bajos niveles de satisfacción laboral.
Desconfianza sobre la fiabilidad y validez de la información que
tienen sobre tales internos.
Apetencia creciente de realizar sólo las meras actuaciones de
custodia, sin relación personal con ellos.
Percepción muy negativa de las relaciones funcionario-preso.
3.2.2 INTERNOS AGRESORES EN LA VIOLENCIA DOMÉSTICA
Conceptos generales
™ AGRESIVIDAD: es una respuesta adaptativa y necesaria para afrontar
de manera positiva situaciones peligrosas.
™ VIOLENCIA: acción u omisión innecesaria y destructiva de una persona
hacia otra.
™ MALTRATO DOMÉSTICO: agresiones físicas, psíquicas, sexuales o de
cualquier tipo que se llevan de forma reiterada por parte de un familiar y
que causan daño físico o coartan la libertad de otra persona (López Gª,
E., 2004).
Tipos de malos tratos
•
Psíquicos: actos o conductas que producen desvaloración o sufrimiento
(amenazas, humillaciones, exigencia de obediencia, convencimiento de
culpabilidad
ante
cualquier
problema, insultos, aislamiento,
descalificación o ridiculización
de sus opiniones, humillación
en público...).
• Físicos: actos no accidentales
que puedan producir daño físico
o enfermedad (golpes, heridas,
fracturas, quemaduras...) de
forma cotidiana o cíclica.
• Sexuales: imposición de una
relación sexual en contra de su
voluntad, usando fuerza o
intimidación.
Características de los agresores
•
•
Pueden pertenecer a cualquier clase social.
En el inicio del maltrato está la percepción errónea de que su pareja les
puede abandonar.
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Suelen ser patológicamente celosos.
Aspiran a ejercer un control absoluto sobre la persona a la que agreden,
tanto en lo que hace como en sus pensamientos más íntimos (si es su
pareja, la consideran una posesión a la que tienen derecho a controlar
en todos los aspectos de su vida (Espada y Torres, 1996).
Suelen tener una imagen muy negativa de sí mismos (baja auto-estima,
se sienten fracasados como personas y por ello actúan de forma
amenazante y prepotente, para reafirmarse con cada acto de violencia).
En lo físico se prueban a sí mismos que son superiores a través de la
fuerza física, forma de andar, deportes determinados...
En lo emocional mantienen la creencia de que las emociones le hacen
sentirse más vulnerable de cara a los demás y por eso reprimen este
espacio.
Culturalmente suelen pensar que su género (ser “hombre”) es superior al
otro.
Tienen la percepción distorsionada de que su pensamiento nunca es
erróneo (y así aparece la violencia emocional con otras personas y
consigo mismos).
El tratamiento (tomar conciencia de que su agresión le degrada a él
también, control de la violencia, control del maltrato psicológico,
controlar los hábitos de bebida, técnicas de afrontamiento de la ira y de
control de los impulsos, etc.) suele ser útil solamente cuando el agresor
es consciente de su problema y se muestra motivado para modificar su
comportamiento agresivo, pero no funciona cuando niega parcial o
totalmente el problema.
Cuando han establecido relaciones violentas con una pareja, vuelven a
repetirlas con otra.
3.2.3 INTERNOS TERRORISTAS
Perspectiva psicológica
El terrorismo representa una de las expresiones de violencia que refleja
la articulación de una conducta de homicidio sistemático engarzada en
estructuras mentales específicas puestas al servicio de la justificación del
patrón de agresiones.
El terrorismo está poblado, en su mayor parte, por individuos de
normalidad psicológica (entendida en su acepción clínica) que internalizan la
violencia como actitud y comportamiento válidos en función de esquemas
biopsicosociales complejos (Montero, 2003)
Conducta del interno terrorista
•
Auto-etiquetamiento como presos “políticos” o “de conciencia”.
•
•
•
•
•
•
Notable presión entre sus miembros para la cohesión interna como
medio con el que reafirmar su identidad y su frontal rechazo de la
institución.
Encuentros personales en términos de adoctrinamiento. Organización
interna de forma jerárquica y rígida, sanción de las desviaciones de sus
normas.
Exacerbación de los valores propios. Uso de la prensa propia,
manifestaciones colectivas de simbología y “slogans”.
Impermeabilización frente a cualquier elemento de la realidad que pueda
subvertir sus planteamientos.
Oposición e incumplimientos normativos como medio para mantener la
imagen de opositores sistemáticos y para ratificar su pretensión de ser
oprimidos, maltratados, torturados, etc., por el sistema.
Potenciación de caracteres generales de separación del funcionario.
Trato interpersonal rígido, distanciado o utilitarista, agresivo o
maleducado.
3.2.4 INTERNOS DE RÉGIMEN CERRADO (Gómez, J., 2004)
El artº 10 de la LOGP indica que existirán establecimientos de
cumplimiento de régimen cerrado o departamentos especiales para los
penados calificados de peligrosidad extrema o para casos de inadaptación a
los regímenes ordinario y abierto.
La aplicación del régimen de vida del primer grado debe afectar sobre
todo a dos áreas de funcionamiento del interno dentro de prisión:
. Limitación de las actividades en común con otros internos
. Mayor control y vigilancia por parte del funcionario
A su vez, el Reglamento Penitenciario establece dos modalidades de vida
dentro del RC, de acuerdo con los niveles de peligrosidad y agresividad que
presentan los internos:
. 91.2: módulos de régimen cerrado
. 91.3: departamentos especiales
Principales perfiles psico-sociales
•
•
Internos pertenecientes a organizaciones delictivas o bandas armadas:
polarización ideológica, disciplina de grupo, gran repertorio de quejas y
denuncias.
Internos que han protagonizado un hecho concreto muy grave:
anteriormente su vida en prisión era relativamente normal y se ve
alterada por una circunstancia (control de tráfico de droga, pagos
•
económicos, estatus predominante y opresivo en el módulo, etc.) que
origina una conducta muy agresiva , la cual repercute gravemente en la
vida de otros internos o de los profesionales penitenciarios.
Internos que acumulan múltiples sanciones disciplinarias: continuada
inadaptación al régimen ordinario, conductas de desobediencia, autolesiones, agresiones verbales y físicas, variabilidad de sus estados
emocionales (a veces subyacen cuadros antisociales, paranoides,
depresivos o esquizotípicos).
Patrones de relación habituales en los funcionarios
•
•
•
Alta desconfianza hacia la relación interpersonal (ya que los internos son
peligrosos o agresivos).
Rigidez en el cumplimiento de la normativa (esto impide el desarrollo de
otras pautas alternativas capaces de fomentar una mayor actitud del
interno hacia el cambio).
Uso del castigo como forma de control de sus conductas (se presta más
atención a sus errores que a las conductas adecuadas, ralentizando su
reincorporación a la vida de régimen
ordinario).
• Uso excesivo de pensamientos y
enfoques circulares (interno muy
inadaptado—intervención difícil—... el
interno seguirá inadaptado).
• Perpetuación de los escenarios de
deshumanización
(aislamiento,
distancia, etc.).
Alternativas para actuar con los internos de régimen cerrado
El régimen cerrado también persigue modificar las actitudes y conducta
del interno para que pueda reintegrarse al régimen de vida ordinario, y dicho
proceso se hará de acuerdo con la evolución de cada interno. Hay que
procurar, por lo tanto, que su estancia en el RC no sea muy prolongada.
Para que el RC sea una alternativa de cumplimiento integrada en el
proceso general de rehabilitación, es preciso contemplar las siguientes pautas
de conducta profesional con tales internos:
¾ Favorecer el contacto interpersonal: además de lo estrictamente
reglamentario, cuidando siempre la seguridad.
¾ Prestar mayor atención a las conductas adecuadas del interno:
reconocer sus esfuerzos, corrección, etc.
¾ Trabajar todos los profesionales dentro del equipo técnico del módulo
de RC: plan coordinado de trato y de intervención (planificar objetivos
viables, pautas, medios, etc.).
¾ Asumir el planteamiento de que el RC es un régimen que debe ser
transitorio, en función de la evolución del interno (esta evolución debe
ser propiciada por parte de los profesionales penitenciarios).
3.3
TRASTORNOS MENTALES Y DE CONDUCTA
3.3.1 DEFINICIÓN Y TIPOS
A veces los trastornos de conducta pueden derivar en comportamientos
delictivos al chocar con las normas legales. Ahora bien, no todo el que delinque
padece un trastorno psicológico que la explica. Los trastornos de la conducta
son un fracaso mayor o menor de la persona en su proceso de adaptación al
medio. El proceso de rehabilitación consiste en deshacer esos mecanismos
inadecuados de adaptación de ese sujeto y sustituirlos por otros más hábiles y
ajustados.
Algunos de los internos han cometidos sus delitos bajo el influjo de
algunos trastornos individuales de tipo psíquico y psicopatológico (por ej.,
violaciones, homicidios, parricidios, etc.)
Se calcula que en las prisiones españolas, en trono a un 20% de los
internos presenta algún trastorno mental “grave”.
Principales entidades
1- NEUROSIS
No son “enfermedades”, porque su
etiología no es orgánica sino psíquica.
Son trastornos menores (la persona
neurótica no pierde el juicio de
realidad). Hay de varios tipos:
trastornos
de
la
afectividad
(depresiones) de la ansiedad, fobias,
hipocondrías,
trastornos
de
personalidad...
2- PSICOSIS
Trastorno mental en el cual el deterioro
de la función mental ha alcanzado tal
grado que interfiere de modo
significativo en la capacidad del sujeto
para mantener un adecuado contacto
con la realidad.
3.3.2 LAS PSICOSIS
Son las auténticas enfermedades mentales, la materia prima del
psiquiatra. Son de tipo orgánico y suponen una desconexión con la
realidad. El sujeto vive dentro de su propio delirio o alterna las experiencias
vitales normalizadas con alucinaciones de diverso tipo. La personalidad y el
curso del pensamiento de las personas con psicosis se encuentra altamente
desorganizado por lo que es normal notar una “conducta extravagante” que nos
permite detectarles con cierta facilidad.
Las psicosis las hay de varios tipos, siendo las más representativas las
esquizofrenias y paranoias. Hoy por hoy no tienen cura y sólo se puede aspirar
a mantener a los pacientes estables mediante la toma de la medicación
adecuada.
Sintomatología
•
•
•
•
•
Cambios bruscos y profundos de la conducta.
Replegarse sobre sí mismo, sin hablar con nadie.
Creer sin motivos que la gente le observa, habla de él o trama algo
contra él.
Hablar a solas (soliloquio) creyendo tener un interlocutor, oír voces,
tener visiones (alucinaciones visuales, auditivas) sin que existan
estímulos.
Tener períodos de confusión mental o pérdida de la memoria.
3.3.3 LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
Los trastornos de personalidad son un conjunto de perturbaciones o
anormalidades que se dan en las dimensiones emocionales, afectivas,
motivacionales y de relación social de los individuos.
Los trastornos de la personalidad son problemas que el sujeto posee
arraigados en su carácter y que, por tanto, empieza a manifestar con claridad
en su juventud o principio de la adultez. No obstante, muchas veces existen
antecedentes de dichos problemas o “rasgos disfuncionales” del temperamento
en la infancia.
Se han descrito diversos
trastornos de la personalidad que,
en definitiva, configuran diferentes
"formas de ser" que ocasionan
sufrimiento, muy arraigadas en el
individuo y nada normales para el
entorno. Los distintos trastornos de
la personalidad, no son problemas
independientes sino que, en
muchas ocasiones, se solapan
unos con otros, un mismo sujeto
puede verse reflejado en más de
uno de estos problemas.
Ejemplos de
personalidad
•
•
•
•
•
•
•
•
trastornos
El trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón de
desconexión de las relaciones sociales y de restricción de la
expresión emocional.
El trastorno esquizotípico de la personalidad es un patrón de
malestar intenso en las relaciones personales.
El trastorno límite de la personalidad es un patrón de inestabilidad en
las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, y de una
notable impulsividad.
El trastorno histriónico de la personalidad es un patrón de emotividad
excesiva y demanda de atención.
El trastorno narcisista de la personalidad es un patrón de
grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía.
El trastorno de la personalidad por evitación es un patrón de
inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a
la evaluación negativa.
El trastorno de la personalidad por dependencia es un patrón de
comportamiento sumiso y pegajoso relacionado con una excesiva
necesidad de ser cuidado.
El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad es un patrón de
preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control.
de
3.3.4 LA PSICOPATÍA Y EL TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA CONDUCTA
Se trata de dos conceptos similares. Mientras en el concepto de
“psicopatía” se destacan las características afectivas del trastorno, el concepto
de "trastorno antisocial de conducta” se centra, tal y como su nombre indica,
en los aspectos conductuales, aquellos directamente observables y más o
menos mensurables.
Se trata pues de un trastorno característico en dos niveles:
•
•
Conductual-relacional:
conducta
impulsiva y trasgresora de la norma,
relaciones
impersonales,
sujetos
egocéntricos,
manipuladores
y
dominantes.
Afectivo (ausencia de empatía, de
ansiedad
o
de
remordimientos;
emociones superficiales y lábiles,
dificultad para mantener lazos afectivos
estables).
Hoy día, ambos términos se corresponden con
dos corrientes psiquiátricas: la europea, que recoge el término de psicopatía en
su manual CIES 10; y la americana, cuyo manual DSM IV-R, deshecha el
término de psicopatía y recoge sólo el de trastorno antisocial de la conducta.
El trastorno antisocial de conducta
Se caracteriza por un patrón general de desprecio y violación de los
derechos de los demás, que comienza en la infancia o principio de la
adolescencia y continúa en la edad adulta.
¿CÓMO SE MANIFIESTA?
Los criterios que determinan la personalidad antisocial, teniendo en
cuenta que el sujeto deberá cumplir al menos tres de ellos, son los siguientes:
•
•
•
Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al
comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos
que son motivo de detención (por ejemplo, destrucción de una
propiedad, robar, etc.)
Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias,
estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer
Impulsividad en sus decisiones o incapacidad para planificar el futuro
•
Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o
agresiones (incluidos malos tratos al cónyuge o a los niños)
•
Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
•
Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener
un trabajo con constancia o hacerse cargo de obligaciones económicas
(periodos significativos sin empleo aun teniendo oportunidades de
trabajar, abandono de un trabajo sin motivo alguno, despido por falta de
rendimiento, etc.)
•
Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación
del haber dañado maltratado o robado a otros.
Aparte de estos criterios, para realizar el diagnóstico es necesario que el
sujeto cumpla tres condiciones: que tenga al menos 18 años, que existan
pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de los 15 años de edad, y
que el comportamiento antisocial no aparezca exclusivamente en el transcurso
de una esquizofrenia o episodio maniaco.)
CAUSAS
Se ha observado que la aparición de este trastorno es más probable en
personas que tengan familiares de primer grado; además, los estudios de
adopción han demostrado que tanto los factores genéticos como los
ambientales contribuyen al riesgo para este grupo de trastornos Un aspecto
importante a tener en cuenta es el patrón familiar relacionado con. Además, se
ha observado que es más propio de personas que tienen un bajo nivel
socioeconómico y que habitan en el medio urbano.
PREVALENCIA
En cuanto a la prevalencia, el trastorno antisocial de la personalidad se
da en el 3% de varones y en el 1% de mujeres de la población general (Según
el DSM-IV-R).
La psicopatía
Para establecer el adecuado diagnóstico, además de los criterios
enumerados en el trastorno antisocial de la conducta, habría añadir los
siguientes:
•
•
•
•
•
Baja empatía (incapacidad para ponerse en el lugar del otro. No pueden
identificar y entender los sentimientos de los demás)
Frialdad emocional
Egocentrismo
Ausencia de ansiedad
Encanto superficial (encanto que se viene abajo cuando se profundiza
en la conversación)
En el caso de la psicopatía, el sujeto no siempre choca con la ley. En
este grupo se engloban desde los populares “serial killers” hasta los
“acosadores morales” y trepas que pisan los derechos de los demás.
En palabras de Robert Hare (una de las eminencias mundiales en el
tema) “cuando el psicópata tiene un objetivo, pasará por encima de todo y de
todos para conseguirlo, y si para ello es necesario matar lo hará”.
PREVALENCIA
Se estima que afecta al 1% de la población.
3.3.5 LA DEPRESIÓN
Junto con los trastornos de tipo ansioso, la depresión es uno de los
problemas con mayor prevalencia en el medio penitenciario. Generalmente se
trata de un trastorno asociado al medio (situación de privación, indefensión,
incertidumbre...). La depresión es un trastorno del estado de ánimo y su
síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser
transitorio o permanente.
En términos generales, nos podemos encontrar con dos tipos de
depresión:
-
Exógena: tiene su origen en algún factor externo al sujeto e
identificable (por ej. la pérdida de un ser querido). Por norma general
no es necesaria medicación, aunque se puede utilizar de apoyo.
-
Endógena: tiene su origen dentro del individuo. Es de tipo orgánico y
constituye una auténtica enfermedad mental, en sentido estricto (su
caso más extremo es el de la psicosis maniaco depresiva). Precisa
de medicación para estabilizar al sujeto.
Generalmente, la depresión es un proceso natural que se da en
determinadas ocasiones en las que existe una justificación para “estar triste”.
Hablamos de trastorno o patología cuando ese estado se prolonga más
tiempo del razonable o se da con mayor intensidad de lo razonable,
impidiendo a la persona vivir con normalidad.
Su tratamiento es complicado, tanto más pues supone en no pocas
ocasiones un mecanismo defensa, una situación cómoda para la persona que
atraviesa una depresión, al suponer un refugio que permite no enfrentarse a
determinadas situaciones.
El estado depresivo se caracteriza por:
•
•
•
•
•
•
Percepción negativa: es como si la
persona tuviera un filtro negro por el
que pasaran todas sus percepciones.
Todo se interpreta de manera
negativa. La botella siempre está
medio vacía. Hay una visión negativa
de sí mismo, el entorno y el futuro.
Baja autoestima.
Sentimientos negativos y de culpa.
Bajo estado de ánimo.
Abandono: el interno descuida sus
hábitos de higiene, no ordena su
celda, descuida las comidas...
Pensamientos suicidas.
3.3.6 LA CONDUCTA SUICIDA
Los internos proclives a cometer actos suicidas son aquellos que tienen
menos capacidad para afrontar los factores estresantes del entorno
penitenciario)
•
•
•
•
•
Enfermos mentales
Con largas condenas
Con habilidades de afrontamiento deficitarias
Incapaces de ocupar su tiempo cuando están solos en su celda
Auto-lesionados ( “chinarse” en brazos, vientre; coserse la boca, etc.), lo
cual significa que estamos ante un primer síntoma explícito de malestar
o desesperación
Los auténticos actos suicidas, generalmente, tienen una
serie de características comunes:
•
•
•
•
Suelen estar muy preparados
Uso de métodos casi siempre irreversibles
Suelen ser personas con aislamiento social (y a veces no
hay tentativas previas)
En las tentativas de suicidio predominan las mujeres, los
jóvenes o personas con conflictos inter-personales
Actuaciones con el interno con conducta suicida
1- ERRORES HABITUALES
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
No preguntarle por sus intenciones o ideas suicidas
Adoptar una actitud distante, crítica o moralizadora
Quitar importancia al intento suicida (sobre todo si avisa de
ello)
Descalificar o criticar las intenciones o acciones
manipuladoras que emplea
Dejarse influir por el pesimismo del potencial suicida
2- COMPORTAMIENTO PROFESIONAL CORRECTO
ƒ
ƒ
ƒ
Animar al interno a expresar sus ideas y sentimientos de forma
cercana
Proponer y analizar con el interno las dimensiones de su
problema y plantearle alternativas recabando su opinión
Acordar un seguimiento y derivación (psicólogo, psiquiatra,
médico, asistente social, etc.)
4.
ACTITUDES PERSONALES Y COMPETENCIA
PROFESIONAL DEL FUNCIONARIO DE II.PP.
4.1 CONCEPTO DE ACTITUD, ESTEREOTIPO Y PREJUICIO
Definición de actitud
•
G. ALLPORT: Estado mental de preparación para la Respuesta,
organizado a través de la experiencia y que ejerce una influencia
direccional y/o motivacional sobre la conducta del individuo hacia todos
los objetos y situaciones con que se relaciona.
•
TENDENCIA O PREDISPOSICIÓN A ACTUAR DE MANERA
CONSISTENTEMENTE FAVORABLE O DESFAVORABLE HACIA UN
OBJETO DADO.
La observación, evaluación y control de la conducta de los internos a
nuestro cargo siempre se va a ver influida por las actitudes personales que
cada profesional penitenciario presente respecto a los internos. Nuestras
emociones, procedencia social, formación, creencias, etc., siempre influyen de
un modo poderoso en toda tarea en la que haya que tratar con personas.
Siempre adoptamos una actitud determinada ante los objetos de relación
(personas) y situaciones. Esa actitud va depender de cómo afecta esa relación
a los distintos componentes de la actitud.
Componentes de la actitud
•
•
•
Cognitivo: conocimiento sobre el objeto. Conjunto de creencias,
opiniones y pensamientos sobre el objeto.
Afectivo: Sentimientos que despierta el objeto
Conductual: Forma de relación con el objeto
Propiedades de la actitud
•
•
•
Valencia (grado de favorabilidad o desfavorabilidad de cada uno de los
tres componentes) y Mutiplicidad (número de elementos que integran
cada componente)
Intensidad: fortaleza del sentimiento asociado al objeto
Ambivalencia: según el número de componentes favorables y
desfavorables que coexistan
•
•
Centralidad: importancia que el objeto de la actitud tiene para el
individuo.
Flexibilidad: Mayor o menor facilidad de modificación
Definición de estereotipo
•
•
Afecta al COMPONENTE AFECTIVO
DE LA ACTITUD y consiste en el
conjunto de rasgos sobre los que un
importante porcentaje de la población
coincide
en
considerar
como
adecuados para describir a un grupo
de personas.
La ESTEREOTIPIA, consistiría en
atribuir características generalizadas y
simplificadas a grupos de gente.
Estereotipar es algo natural y supone
una economía cognitiva, al permitirnos tener
una imagen inicial del objeto de relación y,
por tanto, una orientación sobre como
comportarnos. Los estereotipos se van
modificando
según
se
aumenta
el
conocimiento con el objeto de la relación
Definición de prejuicio
Es un estereotipo con una carga negativa y afecta a los tres
componentes de la actitud (cognitivo, afectivo y conductual).
Todos estamos expuestos a los prejuicios sobre grupos de población y,
posiblemente, tengamos alguno en el desarrollo de nuestro trabajo. En este
sentido, es importante hacer un esfuerzo para ser conscientes de la presencia
del prejuicio. En ocasiones podremos superarlo y en otras no, pero resulta
fundamental saber que estamos expuestos a los mismos para tratar de obrar
con la máxima objetividad y profesionalidad.
Cambio de actitudes
•
Una actitud se puede cambiar influyendo en cualquiera de los tres
componentes de la actitud. Si cambia uno de los tres componentes, los
otros dos tenderán al cambio para conservar la coherencia interna.
•
El método más utilizado en la reducción del prejuicio es la interacción
con el grupo objeto del prejuicio. Los resultados han dependido de las
condiciones en que se da dicha interacción. Si las condiciones son
favorables, el prejuicio tiende a disminuir
En prisión las condiciones del contacto no son favorables (se da en
situación de competición entre los dos grupos, el contacto en muchas
ocasiones no es placentero, uno de los grupos, o los dos, está en estado de
frustración, los miembros del grupo minoritario tienen un status inferior)
CONCLUSIÓN: Lo anterior sirve para que nos sea más fácil darnos cuenta
de que los funcionarios no estamos exentos de esas tomas de posición
respecto a los internos. Las características de los internos, sus delitos, su
conducta dentro del recinto penitenciario, la “cultura” de nuestro entorno
inmediato y su visión de “qué es” un interno, etc., van a hacer que
elaboremos y mantengamos unos roles que marcarán nuestra forma de
desempeñar nuestra misión.
4.2
LA COMPARTIMENTACIÓN DE INTERNOS Y
FUNCIONARIOS
En prisiones existen dos colectivos bien diferenciados: Internos y funcionarios.
La labor del funcionario debe llevarse a cabo entre el colectivo de
reclusos, un colectivo que se rige por una normativa (derechos y obligaciones)
diferente a la de los funcionarios. Pero esa diferencia no sólo es normativa,
también se da en relación a los valores y se manifiesta en dos ámbitos:
-
En relación a la situación profesional (funcionarios e internos, los que
controlan y los que son controlados)
En relación a la situación social respecto a las normas sociales (los que
incumplen la ley y los que la aplican)
Es importante conocer esta rígida compartimentación de antemano y ser
conscientes que de lo acentuado con que se vivencie dependerá la relación
funcionario-interno y el clima social de la prisión.
Esta compartimentación lleva además a conductas entre ambos grupos
facilitadas por la presión social que ambos ejercen en sus miembros.
4.3
¿CONFLICTO DE FUNCIONES?: TRATAMIENTO VS
RÉGIMEN
La estructura formal de la prisión da lugar a diversos modelos
organizativos con distintos objetivos. Destacan, dentro de la misma, dos
modelos organizativos, que por sus distintas funciones y formas de trabajo han
venido, tradicionalmente, chocando entre sí. Se trata de la prisión punitivocustodial y de la prisión de tratamiento. Hoy día, por mandato legal (art. 1 de la
LOGP) ambos modelos se ven obligados a convivir.
La prisión punitivo-custodial tiene como únicos objetivos la custodia y el
que la pena privativa de libertad se cumpla en condiciones de estricto orden y
disciplina. Para la prisión de tratamiento el objetivo fundamental es el
tratamiento y su organización se estructura en torno al mismo.
PRIS. PUNITIVOCUSTODIAL
Sistema de
- Jerarquía rígida
Autoridad
- Mando burocrático
Comunicación y - De tipo descendente
Toma de
- No existe participación en
Decisiones
la programación de
actividades
Sistema de
- Rígido régimen disciplinario
Incentivos y
- La desviación de la norma
Castigos
se considera intencionada
PRIS. DE TRATAMIENTO
- Competencia técnica
- Subordinación al tratamiento
- Descentralización (flexibilidad
e iniciativa)
- Programación multidisciplinar
- Principios tratamentales
- Desviación de la norma se
considera involuntaria
(causada por ignorancia o
rasgo de personalidad)
Vemos pues, que, por un lado, el funcionario debe mantener las reglas y
sus tareas están claramente definidas, procurando evitar conflictos mediante la
aplicación de sanciones ante desviaciones de la norma. Por otro, debe orientar
su trabajo hacia la reinserción del interno y atender a sus diferencias
individuales. Esta dualidad da lugar a lo que se denomina “conflicto de rol” ,
que consiste en la ausencia de estándares para evaluar la función
desempeñada. Los funcionarios deben ser a un mismo tiempo rígidos y
comprensivos, distantes y cercanos a la realidad del interno. En definitiva,
¿cómo es posible enseñar a alguien a ser responsable, en un medio donde
toda su vida, desde que se acuesta hasta que se levanta, está regulada?.
Sin embargo, este conflicto viene siendo bien resuelto por nuestros
funcionarios. Es lógico que haya diferencias individuales entre unos y otros.
Algunos se inclinarán hacia la vertiente puramente regimental y otros lo harán
hacia la tratamental. Pese a todo, esas diferencias, generalmente, no impiden
un adecuado desempeño profesional y que las tareas de vigilancia convivan,
cada vez más, en armonía con las tratamentales.
Es importante, desde el inicio de las prácticas en una prisión, la
observación de modelos adecuados. Al respecto, vamos a contar con buenos
ejemplos de desempeño profesional, funcionarios capacitados para hacer
cumplir la normativa y, a la vez, considerados con las necesidades de los
internos. Desechemos pues, los modelos extremos y tomemos como guía
modelos adecuados de competencia profesional.
4.4
COMPETENCIA PROFESIONAL: EL FUNCIONARIO Y SU
PARTICIPACIÓN EN LA INSTITUCIÓN
Cuando se desempeñan tareas de vigilancia en interior, al igual que si lo
hacemos en oficinas o nuestra función se basa en el desarrollo de programas,
vamos a trabajar en grupo. Dentro de una prisión, como veíamos en el
apartado de la “organización formal” vamos a encontrarnos distintas
suborganizaciones cuyo cumplimiento de objetivos se corresponde
directamente con grupos profesionales que cuentan con valores y normas
propias.
Todos estos grupos, no obstante, tienen objetivos comunes, que se
corresponden con los fines de la institución. Entendiendo esto llegamos al
punto clave de una adecuada actitud y competencia profesional:
-
-
Hay que dejar de lado competencias
inútiles que nos hacen perder de vista el
objetivo último, sea la mera custodia o sea
la reincorporación social del interno.
-
Hay que facilitar el trabajo de otros
profesionales. Igual que el orden y
cumplimiento de la normativa se revela
como esencial en el devenir diario de la
prisión, la participación y ocupación positiva
del tiempo libre de los internos no sólo es
un fundamental en su desarrollo personal,
también contribuye de manera decisiva en
el mantenimiento de un clima tranquilo que
facilita las tareas de seguridad.
-
Hay que ser flexible en el desempeño del
trabajo, adaptarse a las circunstancias.
-
Ser parte activa en la toma de decisiones y
solícito en la acumulación de conocimiento
formal (normativa) e informal (cultura
concreta de la prisión en que una se
encuentre).
Hay que entender que todos somos piezas necesarias en el adecuado
funcionamiento de la prisión. No hay que escatimar esfuerzos a la hora de
informar (por escrito y verbalmente).
5.
EL CONTROL DE LA CONDUCTA DE LOS
INTERNOS
5.1 ESTILOS DE RELACIÓN: LA ASERTIVIDAD
Los fines más importantes del trabajo del profesional penitenciario son
los de garantizar la seguridad en la custodia de los internos, facilitar su
convivencia y, en lo posible, contribuir a la tarea de mejora de sus factores
personales.
Para lograr cualquiera de dichos objetivos es preciso conocer y poner en
práctica una serie de principios y estrategias de comunicación que van a
facilitar esa tarea. El control de la conducta de los internos parte del autocontrol del propio funcionario, y se hace expreso en una serie de
comportamientos que buscan crear en los internos una especial percepción de
la calidad profesional y personal del profesional penitenciario.
Uno de las principales dificultades a que se enfrenta un funcionario
cuando empieza a prestar servicio en el interior de una prisión tiene que ver
con el “hacerse obedecer”.
Es de cajón que dentro del Centro Penitenciario debe exigirse el
cumplimiento de las normas, lo que implica el ejercicio de la autoridad. Esta
autoridad se puede ejercer de diversas formas, algunas de las cuales son
extremas En consonancia a la forma en que se ejerce la autoridad
obtendremos la respuesta de los internos.
En función de la conducta del interno y de las circunstancias de cada
momento, el funcionario ha de colocarse en un estilo de relación que permita
controlar de forma firme, pero cercana, su comportamiento. Los internos
tenderán a adecuar su conducta a las expectativas reales que les marque la
posición desde la que actúe el profesional penitenciario, de acuerdo con estas
dos variables:
VERTICAL
Exige desde el respeto y
la comprensión. Trata al
interno como persona.
Exige desde la intolerancia. El
interno es inferior y sólo tiene
que obedecer.
HORIZONTAL
Comprensivo hasta creer
que el interno seguirá sus
consejos y se portará
bien.
Comprensivo/ compasivo con
el interno, pero intolerante
cuando no se comporta de
forma correcta.
CERCANA
DISTANTE
La asertividad
En este sentido, es importante tener en cuenta el término que
frecuentemente se utiliza en psicología de Asertividad (la defensa de los
propios derechos). Así, la asertividad entendida como autoridad, se sitúa entre
dos extremos a evitar:
-
Agresión: negar los derechos y sentimientos de los demás. Provoca
respuestas defensivas y de rechazo.
Sumisión: Negar los propios derechos. No hacer valer los intereses propios.
De este modo, podríamos definir la Aserción como expresión de autoridad
del funcionario, como el equilibrio profesional en el trato con los internos
manteniendo los propios intereses como tal funcionario y respetando los de los
internos, siempre que no contradigan la normativa regimental ni la convivencia.
Técnicas verbales de aserción
-
DISCO RAYADO: Se trata de repetir una y otra vez, sin entrar en otras
consideraciones, la orden, indicación o razón que mantiene el funcionario.
Se levanta una barrera que no deja opción al interno. Es cómodo para el
funcionario que sabe que el interno se acabará desanimando.
-
USO DE LA PRIMERA PERSONA: Deja claro que es uno como funcionario
el que toma la decisión debido a razones pertinentes en cada caso (“yo
tengo orden de…”, “es una orden y yo tengo que cumplirla”…). Desanima al
interno al no dar pie a discusión alguna. No irrita al interno al evitar
referencia a su persona.
-
PUNTO DE COINCIDENCIA: Busca un punto dentro de la exposición del
interno en el que podamos mostrar nuestro acuerdo. Enfría el oposicionismo
sistemático, el interno siente que se le entiende y se le predispone al
entendimiento (“entiendo que es importante para ti, pero…”).
-
PREGUNTAR LAS RAZONES: muy útil
en los casos en que el interno se
encuentra alterado (“vamos a ver, ¿qué
le ocurre para que usted se encuentre
tan alterado?). El interno percibe que se
le intenta comprender. Rebaja la tensión
dando lugar a su explicación y
predispone a la escucha mutua.
-
PRESENTAR
LOS
PROPIOS
SENTIMIENTOS: El funcionario hace ver
que coincide con el interno en su estado
de ánimo. El interno aprecia que se le
entienda
emocionalmente
(“ya
te
entiendo, si yo estuviera en tu lugar
también estaría dolido, pero…”).
-
PRESENTACIÓN DE LA SECUENCIA HECHOS-CONSECUENCIAS: Se
expone lo que está haciendo el interno y a continuación su consecuencia.
Debe hacerse en tono tranquilo, exponiendo los hechos y las
consecuencias con objetividad (“si haces o no haces…, voy a tener que
ponerle un parte y, seguramente la comisión disciplinaria le sancionará por
ello”). De este modo se demuestra el sinsentido de la actitud del interno.
-
FINALIZACIÓN DE LA DISCUSIÓN: Cuando no se llega a un acuerdo
después de exponer cada uno su postura y el interno insiste, se puede
finalizar la discusión recogiendo las dos posturas y concluyendo que no hay
punto de encuentro (“usted quiere… y yo tengo orden de que no… como no
nos podemos poner de acuerdo lo mejor es que lo dejemos”). El interno
cumplirá la orden y no le quedará la sensación de derrota dialéctica.
5.2
NORMAS Y LÍMITES: LA CREDIBILIDAD DEL
FUNCIONARIO
La vida en el interior de un centro penitenciario está organizada y
sometida a una serie de normas horarias y de funcionamiento. Es preciso
conocerlas con exactitud, así como estar al tanto de las instrucciones que
vayan surgiendo.
Tan importante como la normativa formal, es la manera particular
en que se aplica en cada centro. Es necesario ser especialmente receptivo al
llegar a un centro penitenciario para asimilar las formas concretas de funcionar,
la “cultura” del centro. La coherencia entre todos los profesionales en la
aplicación de las normas, así como a la hora de la evaluación de la respuesta
de los internos a las mismas, concede seguridad a la población reclusa, porque
perciben unidad respecto a:
• Qué hacer
• Cómo y cuándo hacerlo
• Qué no se puede hacer
• Hasta dónde poseen margen de maniobra (autonomía) en la realización
de algunos comportamientos
La credibilidad del funcionario
La capacidad de influir y motivar es necesaria en el profesional
penitenciario. Partimos de la base de que nos vamos a encontrar con una
población que, en la mayoría de los casos, carece de habilidades sociales
adecuadas y que, además, deben convivir en un medio normativizado.
El funcionario de interior debe saber marcar pautas, y eso lo conseguirá
si acaba gozando de credibilidad ante los internos. La credibilidad del
funcionario va a depender de tres vertientes conductuales:
-
La firmeza en la actuación. La determinación con que el funcionario afronta
sus actuaciones es valorada por el interno como preferible a la dejadez y
permisividad, al ser más ajustada a la idea que tiene de lo que debe ser un
funcionario. Aunque no sea admitido con naturalidad, el interno reconoce
que sin la presencia del funcionario el interior de la prisión sería un lugar
imposible en el que convivir.
-
La congruencia en las decisiones. El interno busca regularidad en la
actuación del funcionario. Las oscilaciones en el trato (hoy te dejo hacer,
mañana no) hacen que el funcionario sea digno de poca confianza.
-
La flexibilidad no reñida con la congruencia y que permite adaptarse a la
mejor circunstancia. Hay que tener en cuenta la relevancia y trascendencia
de los hechos y los estados de ánimo del interno.
5.3 ESTRATEGIAS DE CONTROL: PRESIÓN (disciplina) Y
ATRACCIÓN (refuerzo)
La conducta ha de controlarse también teniendo en cuenta los dos
grandes vectores de comunicación que marcan las relaciones interpersonales:
. PRESIÓN (posición de superioridad que trata de imponer una idea o
conducta)
. ATRACCIÓN (posición de igualdad que trata de convencer)
Estrategia disciplinarias
A la hora de indicarle a los internos cuáles han de ser sus conductas, el
profesional penitenciario puede utilizar (en función de la conducta del interno,
sus características personales y las circunstancias), una escala de estrategias
pertenecientes al vector de PRESIÓN, regida por los principios de economía y
de eficacia:
1- observar al interno (que se dé cuenta de la
observación del funcionario)
2- enunciar su conducta (por ej., “es la hora de ir al
comedor”)
3- dar la orden (“vaya usted inmediatamente al
comedor”)
4- lenguaje hechos consecuencias (“ya sabe usted
que si desobedece y no va al comedor, está usted
eligiendo que le ponga un parte por ello”)
5- aplicación de las consecuencias (“le voy a poner un
parte porque se niega usted a obedecer la orden de ir
al comedor con sus compañeros”)
6- lenguaje asertivo (“mire usted, lo que no voy a
consentirle es que haga lo que quiera y deje de
cumplir una norma del centro –acudir al comedor a las horas de las
comidas- simplemente porque no le apetezca”)
Reforzar la conducta de los internos
El vector comunicativo de ATRACCIÓN consiste en utilizar formas de
relación que incluyen la cercanía del funcionario con el interno. Debe utilizarse
como método complementario de las estrategias de PRESIÓN que antes se
han visto.
Las fórmulas más importantes son dos:
¾ LA ESCUCHA
¾ El LENGUAJE POSITIVO
1- ESCUCHA:
9 Exige dedicar un tiempo suficiente a escuchar las razones, ideas, etc.
del interno
9 Se trata de “escuchar con atención” (mirar a los ojos, guardar silencio,
asentir, animar a que siga hablando, resumir lo que ha dicho, etc.)
9 Sirve para poder luego atender mejor y decidir adecuadamente la
respuesta que hay que dar al interno, y le hace sentir que es
considerado como persona por el profesional penitenciario
2- LENGUAJE POSITIVO:
Es un refuerzo social de corte evaluativo, que
consiste en:
9 Resaltar lo favorable (lo que el interno hace
bien)
9 Indicar cómo puede mejorar (por ej., “estoy
seguro de que si entras en el programa de
Metadona te vas a sentir mucho mejor y te vas
a quitar de encima un montón de problemas”).
Armando de Carlos Rodríguez
Subdirector Jefe EOT
Centro Penitenciario de Teruel.
Tfno. 978 603 307
[email protected]