Download La conducta del interno - Preparación de Oposiciones para
Document related concepts
Transcript
CURSO SELECTIVO CUERPO DE AYUDANTES II.PP. (O.E.P. 2010) CONDUCTA DEL INTERNO ASPECTOS PSICOLÓGICOS MODULO.6.1 Material para el alumno Curso de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias CONDUCTA DEL INTERNO CONDUCTA DEL INTERNO 1. LA CONDUCTA HUMANA 1.1 DEFINICIÓN DE CONDUCTA - Aproximación histórica Definiendo la conducta: concepto psico-bio-social La conducta observable 1.2 LA MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA HUMANA - Condicionamiento clásico y operante La conducta operante 1.3 OBSERVACIÓN Y EVALUACIÓN: INFORMES DE CONDUCTA - La observación Informes de conducta 1.4 EL CLIMA SOCIAL EN LA PRISIÓN - Definición de clima social Valoración del clima social: indicadores 2. LA ADAPTACIÓN DEL INTERNO A LA VIDA EN PRISIÓN 2.1 LA PRISIÓN COMO ORGANIZACIÓN 2.2 LA INSTITUCIÓN TOTAL: EFECTOS SOBRE EL RECLUSO, FORMAS DE ADAPTACIÓN Y CONSECUENCIAS 2.3 CARÁCTERÍSTICAS DE LA PRISIÓN 2.3 SUBCULTURA CARCELARIA, PRISIONIZACIÓN Y CÓDIGO DEL RECLUSO 3. LA CONDUCTA INADAPTADA 3.1 EL PROCESO DE MARGINACIÓN SOCIAL 3.1.1 Internos procedentes de entornos marginales 3.1.2 Internos procedentes de entornos NO marginales 3.2 GRUPOS DE INTERNOS EN PRISIÓN 3.2.1 3.2.2 3.2.3 3.2.4 Internos drogodependientes Internos con delitos de violencia de género Internos terroristas Internos de régimen cerrado 3.3 TRASTORNOS MENTALES Y DE CONDUCTA 3.3.1 3.3.2 3.3.3 3.3.4 3.3.5 3.3.6 Definición y tipos Las psicosis Los trastornos de personalidad La psicopatía y el trastorno antisocial de conducta La depresión La conducta suicida 4. ACTITUDES PERSONALES Y COMPETENCIA SOCIAL DEL FUNCIONARIO DE INSTITUCIONES PENITENCIARIAS 4.1 COCEPTO DE ACTITUD, ESTEREOTIPO Y PREJUICIO 4.2 LA COMPARTIMENTACIÓN 4.3 CONFLICTO DE FUNCIONES: TRATAMIENTO Vs RÉGIMEN 4.4 COMPETENCIA PROFESIONAL: EL FUNCIONARIO Y SU PARTICIPACIÓN EN LA INSTITUCIÓN 5. EL CONTROL DE LA CONDUCTA DE LOS INTERNOS 5.1 ESTILO DE RELACIÓN: LA ASERTIVIDAD 5.2 NORMAS Y LÍMITES: LA CREDIBILIDAD DEL FUNCIONARIO 5.3 ESTRATEGIAS DE CONTROL: PRESIÓN (disciplina) Y ATRACCIÓN (refuerzo) 1. LA CONDUCTA HUMANA 1.1 DEFINICIÓN DE CONDUCTA Aproximación histórica: La observación y predicción de la conducta, siempre ha interesado a la humanidad, sin embargo delimitar el término es complejo, habiendo variado de forma considerable según el momento histórico. Etimológicamente la palabra conducta proviene del latín significando conducida o guiada. Partiendo de esta idea y de las diferentes soluciones que se dedican al problema psicofísico, la conducta puede ser guiada tanto por los fenómenos psíquicos como por la influencia que ejerce el medio social sobre el sujeto; las distintas posturas de la psicología a través de su historia han ido poniendo el énfasis, a la hora de explicar la conducta, bien en el medio, bien en el organismo , o en la interrelación entre ambos. Organis mo Interacción 1/2 Ambiente A partir de los trabajos de Watson, en 1913, el conductismo promulgaba que la psicología científica debía estudiar solo las expresiones externas del sujeto, aquellas que podían ser sometidas a observación, registro y verificación. Posteriormente, en las investigaciones realizadas por Watson, éste definió la conducta como lo que el organismo hace o dice, incluyendo en esta denominación tanto la actividad externa como la interna, de acuerdo con su propia terminología. Pero redujo el estudio de la conducta a la estructura observable del ser humano: "(…) ¿por qué no hacer de lo que podemos observar el verdadero campo de la psicología? Limitémonos a lo observable y formulemos leyes sólo relativas a estas cosas. Ahora bien: ¿qué es lo que podemos observar? Podemos observar la conducta" En el pensamiento watsoniano, el único fin era la predicción y el control de la conducta. Admitía también la existencia de otros tipos de actividad del organismo, como la emocional, pero el énfasis fundamental lo pone en lo observable. Por supuesto, la elementalidad de esta explicación conductual del ser humano condujo al desarrollo del neoconductismo. A principios de los años treinta del siglo pasado, Hull abordó la conducta fundamentándose en la relación estímulo-respuesta, pero tomando en consideración no solo los estímulos externos, sino también los estímulos internos, de ahí su interpretación de la conducta en secuencias estímulo-respuesta observable y no observable. En este momento todavía no se había resuelto totalmente la relación psicofísica en la conducta, pero Hull reconocía la existencia de algo interno De manera análoga, Skinner varió el objeto de estudio de la psicología ubicándolo en la vida mental, pero restringió los análisis metodológicos a las manifestaciones visibles: la conducta. Skinner elaboró su propia concepción en la que insistió en la distinción entre conductas controladas por contingencias, es decir, interacciones directas del organismo con su medio y, conductas gobernadas por reglas, por las formulaciones verbales, órdenes y/o instrucciones. Esta idea constituye un pálido intento de brindar un papel activo al sujeto que ya no sería una estructura inmóvil y carente de movimiento sobre la que actúan instancias externas, sino que conformaría una relación de interdependencia con el medio. Se hace vital destacar las ideas de Rubinstein al respecto. Basándose en la solución del dilema psicofísico, en el que maneja la interdependencia de los fenómenos físicos y psíquicos, plantea que la conducta, más allá de la relación reduccionista estímulo-reacción, está determinada por el mundo exterior a través de los fenómenos psíquicos; es decir, que aún cuando los factores sociales ejerzan una gran influencia sobre la conducta humana, ésta surge y se desarrolla en la actividad psíquica del sujeto, convirtiéndose posteriormente en un reflejo de la misma. Es necesario destacar la designación que Rubinstein utiliza para describir la manera cómo el factor social actúa sobre la conducta: "de modo mediato", y en esta expresión desacredita la inmediatez de la relación causa-efecto, propia del conductismo puro. Este autor destaca la importancia de la historia de vida del sujeto. A partir de estos autores es cuando empieza a cobrar mayor protagonismo la psique del sujeto en la elaboración de la conducta humana. En una variedad de eclecticismo conceptual, el comportamiento es comprendido como todo aquello que el individuo hace o dice independientemente de si es o no observable, incluyéndose tanto la actividad biológica como la interrelación dinámica del sujeto con el medio (véase Fernández, 2003). Definiendo la conducta: Una definición de conducta que cuenta con amplio consenso, hace alusión a dos características: - Es todo lo que una persona hace, piensa o dice. Se da siempre en relación con el medio, actual o pasado, físico o social, constituyendo la adaptación a él del organismo. Así, y pese a que más adelante nos centraremos sólo en la conducta observable, es importante entender que la conducta es un término amplio que engloba toda la actividad que se genera en el organismo y que se manifiesta de distintas formas. Otro concepto básico, hace alusión al medio en que ese organismo se desenvuelve y que es el que en última instancia va a dar forma a la conducta emitida, sea un pensamiento, un acto o una sensación. PENSAMOS SENTIMOS En psicología moderna cada vez toma mayor consistencia el concepto de persona como ser bio-psico-social. Existen tres niveles de R, entendiendo que la conducta humana se manifiesta en estos tres niveles: - Psicológico Biológico Conductual Estos tres niveles de respuesta tienden a la coherencia. ACTUAMOS Pongamos por ejemplo que tengo un mal concepto de mi jefe, de persona autoritaria e injusta (componente psicológico). Si esto es así, cuando me encuentre en su presencia tenderé a no estar a gusto, me sentiré nervioso, incómodo, quizá sude más de la cuenta... (componente biológico) y en cuanto pueda trataré de abandonar la situación, evitar su presencia (componente conductual). Si alguno de estos componentes cambia, los otros dos tenderán a hacerlo en consonancia. Si después de una charla con mi jefe, concluyo que no es tan autoritario ni injusto o durante la conversación me encuentro bien, reajustaré mis sistemas de respuesta a la nueva situación. Asimismo, estos tres niveles de respuesta son medibles aunque no todos son observables directamente. Su medición implicará distintas técnicas, desde aparatos de registro fisiológico, entrevistas, técnicas proyectivas o la mera observación. Precisamente es la conducta observable la que, en general, va a centrar nuestro interesen el trabajo con los internos de una prisión. La conducta observable: Desde una perspectiva puramente conductual se utilizan como unidades de análisis, LA CONDUCTA OBSERVABLE (motora, verbal o fisiológica). Es en este tipo de conducta donde el funcionario de vigilancia interior va a centrar sus observaciones. Al respecto, la conducta que vamos a observar tiene las siguientes características: - Es directamente observable e identificable Es concreta (ocurre en un tiempo y lugar determinado) Depende de factores también observables. Modificable Útil para la acción en múltiples campos. 1.2 MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA HUMANA Condicionamiento clásico y operante Se corresponden con dos escuelas conductistas distintas. Por un lado, el CONDICIONAMIENTO CLÁSICO nace en la escuela rusa de la reflexología entre 1890 y 1900, y se considera a IVAN PAVLOV su fundador. Como su nombre indica sólo sirve para modificar la conducta involuntaria (refleja). La definición de condicionamiento clásico o respondiente, es la formación de una asociación entre un estímulo neutro y un reflejo. En el condicionamiento clásico, se denomina EI (Estímulo incondicionado) al estímulo que posee la capacidad de provocar una respuesta observable y fácil de medir, que recibe el nombre de Respuesta Incondicionada o RI. Cuando asociamos un estimulo neutro (sin significado especial para el organismo) al EI, adquiere también capacidad para provocar la misma respuesta, sólo que ahora la llamaremos Respuesta Condicionada (RC). A este nuvo estímulo que antes era neutro lo lamamos Estímulo Condicionado (EC) y a la respuesta que provoca, Respuesta Condicionada (RC). El procedimiento de adquisición de condicionamiento clásico consiste en presentar repetidamente el EC seguido del EI. Como consecuencia de este emparejamiento repetido varias veces, el EC adquiere capacidad para provocar la respuesta por si solo. En su experimento, Pavlov observó cómo los perros con los que trabajaba, salivaban no sólo ante la comida sino ante la mera presencia del cuidador a la hora en que se debía repartir la comida. De este modo y siguiendo las premisas del condicionamiento clásico, decidió tocar una campana justo antes de administrar la comida a los perros. Tras varias repeticiones de la asociación, el mero sonido de la campana hacía salivar a los perros. - EI: EC: RI-RC: Comida Sonido de la campana Salivación EI (comida)Æ RI (salivación) EC (campana) + EI (comida) Æ RI (salivación) EC (campana) Æ RC (salivación) Por su parte, el CONDICIONAMIENTO OPERANTE deriva de la escuela conductista americana y tiene como principal exponente a SKINNER. Este condicionamiento explica el aprendizaje de conductas complejas y voluntarias. Basándose en la ley del efecto (la conducta recompensada probablemente se repetirá) Skinner creó una tecnología de la conducta. Para demostrar su teoría, Skinner diseñó la llamada “caja de skinner”, dentro de la cual colocaba a una rata en situación de necesidad (había estado privada de comida durante unos días). La caja contenía una palanca que si se accionaba permitía pasar una bola de comida al interior. En este experimento, la rata asoció una conducta específica (apretar la palanca) con una consecuencia positiva, y de ese modo la conducta de apretar la palanca (conducta completamente nueva para la rata) pasa a formar parte de su repertorio de conducta y se mantendrá siempre y cuando exista una expectativa de refuerzo (consecuencia positiva). La conducta operante Término que deriva de las corrientes de la psicología conductista y que hace referencia a la conducta como un instrumento que opera en el medio para adaptarse a él. De ahí que en muchas ocasiones se denomina a la conducta operante como conducta instrumental. La premisa fundamental de este concepto de conducta es que la misma está controlada por sus consecuencias. Esto es, si la conducta va seguida de un premio, tenderá a repetirse, si por el contrario, va seguida de un castigo, tenderá a desaparecer. (Experimento de Skinner) Aquí encontramos dos términos clave: - Refuerzo: Es una consecuencia agradable que sigue a la emisión de una conducta por parte de un organismo y hace que ésta tienda a repetirse. El refuerzo puede ser de dos tipos: • • - Positivo: cuando se aplica tiende a repetirse la conducta Negativo: La conducta tiende a repetirse cuando se retira. Castigo: Es una consecuencia desagradable que sigue a la emisión de una conducta por parte de un organismo y hace que ésta tienda a desaparecer. LA CONDUCTA OPERANTE Aplicación de las consecuencias APLICACIÓN RETIRADA Aplicación Refuerzo/ Castigo REFUERZO CASTIGO Aumenta la conducta Disminuye la conducta Disminuye la conducta Aumenta la conducta Los refuerzos pueden ser de distintos tipos, según sea su naturaleza: - - Materiales: Si son primarios (con valor innato para ser reforzadores, como por ejemplo la comida) pese a ser muy potentes producen saciedad. Sociales: La conducta de otras personas en un contexto social (aprobación, apoyo emocional, evaluación positiva) De actividad: actividades percibidas como agradables y que se asocian a la conducta que refuerzan Todo esto debe servirnos para darnos cuenta de dos cosas: 1) La conducta del interno se puede modificar 2) Un adecuado manejo de los refuerzos que están a nuestro alcance nos va a permitir instaurar, mantener, incrementar o eliminar algunas conductas de los internos. 1.3 OBSERVACIÓN Y EVALUACIÓN: INFORMES DE CONDUCTA La observación Observar es un comportamiento deliberado, cuyo objetivo es recoger datos comunicables que serán útiles a la hora de tomar de decisiones más tarde. Se observa para algo, con un propósito más o menos especificado. Esta tarea exige del observador una predisposición para captar determinados sucesos o informaciones. Pero no basta con captar o percibir algo, sino que también es preciso registrar y almacenar de alguna manera esa información que se ha captado, con el fin de poder hacer un uso posterior de ella. En el caso de los internos de un centro penitenciario, la observación de su conducta ha de hacerse para poder tomar decisiones -siempre en función de lo que se ha captado- respecto al tratamiento, la disciplina o la organización (Gómez, J., 2004). Es importante entender la importancia del funcionario de servicio interior en la toma de decisiones y la relevancia de sus observaciones. El interno, al igual que cualquier persona, desarrolla distintos patrones de comportamientos en función de la situación en que se encuentra. Su manera de comportarse varía dependiendo de con quién interactúe (otros internos, familiares, funcionarios de interior, psicólogo...) o dónde se encuentre (a solas con el funcionario o en grupo, en la escuela o desempeñando su destino...). Todas esas formas de comportamiento son caras de una misma persona y entre todas ellas conocemos mejor al interno. Un conjunto de observaciones adecuadas nos permitirán tomar decisiones con garantías. Siendo que la observación persigue un fin determinado, debemos saber qué es lo que hay que observar. En nuestro trabajo, la conducta va a ser la unidad básica de observación: - Las conductas motoras (las que hace el organismo y que son visibles a la percepción de los demás: movimientos del cuerpo, gesticulación, desplazamientos, etc.), tanto las simples como las más complejas (por ej., relacionarse con otro interno en el patio), son las que todos podemos observar y evaluar. - Conducta verbal: tanto lingüística (lo que se dice, contenido del mensaje verbal) como paralingüística (tono de voz, volumen, timbre…) - Conducta fisiológica: Sudoración, temblores, pupilas… Los aspectos o unidades de medida a los que debemos prestar atención en la recogida de información son: - Ocurrencia: Constatar si una conducta aparece o no - Frecuencia: La cantidad de veces que aparece la conducta en cuestión - Duración: El tiempo que se mantiene una vez aparece - Dimensiones cualitativas: magnitud o (apropiación social y grado de funcionalidad) intensidad, adecuación También va ser relevante saber dónde y cuándo observar. En este sentido, cualquier ámbito del centro penitenciario es adecuado para que el funcionario realice observaciones de la conducta de los internos, tanto en las situaciones comunes (comedor, talleres, aulas, patios, etc.) como en las que el interno está en solitario o relacionándose con el propio funcionario. La persistencia, el contraste o las diferencias entre las conductas del interno en unas y otras situaciones pueden darnos claves muy significativas acerca de las pautas generales de conducta que mantiene un interno. Como puede verse, observar las conductas del interno ha de ser una actividad continuada, es el medio adecuado para analizar y evaluar su comportamiento. Si nos ejercitamos en hacer una observación sistemática y logramos hacer una descripción cuantitativa y cualitativa de la conducta de los internos: • • • Obtendremos datos que nos proporcionarán un conocimiento más exacto de ellos Será posible destacar los aspectos más relevantes de su conducta Lograremos datos sistematizados que nos van a permitir orientar y evaluar las posibles intervenciones sobre los internos (por ejemplo, acerca de procesos de selección o asignación, intervenciones de tratamiento, etc.) Así, la actitud de atención y observación en nuestro trabajo pasa a formar parte del uniforme del funcionario de interior. Debemos observar SIEMPRE. Esta actitud nos va a permitir no sólo recoger una buena cantidad de información importante sobre los internos y las situaciones del día a día, también se va a convertir en nuestra mejor defensa. Una actitud de observación previene situaciones de riesgo al permitirnos detectar y anticiparnos a los problemas. Esta actitud en el funcionario también la perciben los internos, que evitarán cualquier desviación de la norma en presencia del mismo. La observación debe ser constante, pero hay algunos momentos y situaciones en que se debe acentuar, dada la peculiaridad del medio penitenciario: Internos próximos a salir de permiso y cuando regresan Tras una comunicación familiar Internos incluidos en un programa de tratamiento de tóxicos Internos que pueden estar extorsionando o siendo extorsionados Los primeros momentos del ingreso de internos primarios Si se sospecha que puede haber una pelea, motín, etc. (Gómez, J., 2004) Informes de conducta El registro de la conducta de los internos puede llevarse a cabo de diversas formas: 1. escalas: es un material impreso en el que se detalla las conductas que se estiman pertinentes, junto con algunas alternativas de respuesta prefijadas, para que el funcionario escoja la que considera más adecuada. Ej.: "Realiza su destino de forma: responsable y correcta normal incorrecta / deficiente" 2. cuestionarios: son un conjunto de preguntas de carácter abierto que se responden de forma escrita. Ej.: "Cómo desempeña su trabajo en el destino?: ................................................................................................................... .................................................................................................................. 3. parte escrito: consiste en hacer una descripción libre y rigurosa de una situación o conjunto de situaciones observadas, utilizando un lenguaje preciso, descriptivo y lo más objetivo posible, sin incluir interpretaciones de los acontecimientos ni añadir rasgos de personalidad. 4. informe verbal: Formal (en órganos colegiados y consultivos) o informal (intercambio de información con otros funcionarios) La evaluación del profesional penitenciario se va a centrar en la población, las características de cada sujeto y la forma en que se relacionan entre sí, de acuerdo a los siguientes puntos de obligada referencia: ¾ Normas explícitas (LOP, Reglamento Penitenciario, horarios, pautas de seguridad...) ¾ Normas implícitas, establecidas por el uso y la costumbre (las formas concretas en que se aplican muchas de las normas anteriores). Las conductas que se suelen evaluar más comúnmente son las siguientes: 9 Higiene y salud (aseo, salubridad de dependencias individuales y colectivas, etc.) 9 Respuestas de interacción (pautas de comunicación físicas y verbales, procedimientos para hacer peticiones, formular quejas, resolver conflictos...) 9 Conductas en el ámbito laboral (puestos de trabajo, solicitud de destinos, eficacia, rendimiento...) 9 Conductas en el campo formativo-educativo (asistencia a la escuela, actividades deportivas o culturales, hábitos como la lectura, etc.) 9 Consumo de drogas (sustitución de conductas de riesgo, solicitud de tratamientos específicos, etc.) 9 Incumplimientos de normativa y de instrucciones Los informes de conducta que se emiten en forma escrita (tal y como hemos visto anteriormente) y también de forma oral en el intercambio de información que debe haber entre los distintos funcionarios-, deben tocar en cada caso estos aspectos anteriores. Nuevamente hay que insistir en la necesidad de realizar observaciones atentas que permitan realizar análisis y evaluaciones lo más exactos posibles de la conducta de los internos. Especial relevancia cobra hoy día la evaluación del desempeño de los internos en la diversas prestaciones personales o actividades monitorizadas por funcionarios de interior. Tal y como establece la I 12/ 06, se debe evaluar a los internos en el desempeño de prestaciones y actividades, de acuerdo a tres parámetros: asistencia, rendimiento y esfuerzo. El registro de estas evaluaciones es entregado a la Unidad de Evaluación del centro que, a su vez, se encarga de grabar los resultados. De este modo, las evaluaciones realizadas acompañan al interno allá donde vaya. No obstante, la importancia de estas evaluaciones residen en que son tomadas como base a la hora de aplicar beneficios penitenciarios (indulto particular y adelantamiento de libertad condicional) así como en las decisiones sobre posibles progresiones de grado. De modo general, toda evaluación que se realice sobre un interno y quede reflejada en un informe, sea estandarizado o no (un mero parte informativo) amplia el conocimiento sobre el interno y permite una mejor toma de decisiones. Por tanto, DEBE QUEDAR CLARO QUE NO HAY QUE ESCATIMAR ESFUERZOS A LA HORA DE REFLEJAR POR ESCRITO AQUELLO QUE CONSIDEREMOS DE IMPORTANCIA PARA UNA FUTURA TOMA DE DECISIONES. LA OBJETIVIDAD DEBE REGIR EN LAS EVALUACIONES QUE REALIZAMOS SOBRE EL INTERNO, A LA VISTA DE LA IMPORTANCIA DE LAS DECISIONES QUE SE BASAN EN ESAS EVALUACIONES. 1.4 EL CLIMA SOCIAL EN LA PRISIÓN Definición de clima social El bienestar de una persona dentro de una organización está condicionada por múltiples factores, tanto de organización, arquitectónicos, sociales, laborales, etc. El efecto de esos factores sobre las personas que están dentro depende de la percepción y valoración que cada persona hace a partir de lo que espera, de sus motivaciones, creencias y aspiraciones. Esto es muy importante en el medio penitenciario, porque determina la conducta individual y colectiva de los sujetos. La conjugación de todos estos factores define las características del Centro Penitenciario en términos de bienestar en un momento determinado, y a esto es a lo que se refiere el concepto de clima social (Gómez, J., 2004). De todos los enfoques sobre el concepto, el que más utilidad demuestra es el que utiliza como elemento fundamental las percepciones de las personas sobre las estructuras y procesos que tienen lugar en la institución. La especial importancia de este enfoque reside en el hecho de que el comportamiento de las personas (trabajadores e internos) no es resultado de los factores organizacionales existentes, sino que dependen de las percepciones que se tengan de esos factores. A su vez, estas percepciones dependen de las interacciones y otra serie de experiencias que cada persona tenga con la institución. De ahí, que el clima social refleje la interacción entre las características personales y las organizacionales. El clima social resultante va a inducir determinados comportamientos en los individuos. Por su parte, estos comportamientos inciden en la organización y, por tanto, en el clima social ORGANIZACIÓN Estructura y característica Interacciones Características de las personas CLIMA SOCIAL Comportamiento de las personas En resumidas cuentas: - El clima social se refiere a las características del medio ambiente de la organización (prisión). Estas características son percibidas directa o indirectamente por internos y trabajadores. - El clima social tiene repercusiones en su comportamiento. El clima social es una variable interviniente que media entre la prisión y el comportamiento de las personas. El clima social, junto con las estrucuturas y características organizacionales y las personas, forman un sistema interdependiente altamente dinámico. Valoración del clima social: indicadores Dada la rígida estructura normativa de una prisión y la alta estructuración de su ambiente, es difícil que un funcionario pueda provocar cambios en el clima social que sean de tipo macro, pudiendo sólo aplicarse soluciones temporales a situaciones concretas. De ahí que cobre mayor importancia la correcta evaluación del clima social como medio de prevención. Se puede hacer de modo directo preguntando a los sujetos que están dentro de la organización (entrevistas, cuestionarios), pero también lo podemos hacer a través de la observación y la constatación de determinados aspectos que nos darán pistas muy útiles (Gómez, J., 2004). Los funcionarios, por consiguiente, deben estar atentos a la presencia de ciertos fenómenos de conducta de los internos que nos van a alertar acerca de la inminencia o la presencia de situaciones de clima social que conviene prevenir, cambiar o frenar. Tales conductas son indicadores de clima social negativo: ¾ Aumento significativo de solicitudes de baja médica. ¾ Incremento de solicitudes de audiencia ante el Juez de Vigilancia. ¾ Cambios notables en los movimientos, reuniones, aseos, actividades. ¾ Aumento de sanciones (desperfectos, desobediencias, peleas, etc.) .Solicitud de "refugio" de determinados internos La observación y evaluación de dichas conductas debe ser trasladada a compañeros y Jefes de Servicio, dada su transcendencia, para prevenir y anticiparse a las posibles alteraciones de la convivencia a las que suelen 2. LA ADAPTACIÓN DEL INTERNO A LA VIDA EN PRISIÓN 2.1 LA PRISIÓN COMO ORGANIZACIÓN El modelo organizativo de una prisión es de suma importancia, ya que el tipo de vida que se desarrolle en la misma dependerá de dicho modelo. Y es que, como cualquier organización, la prisión funciona como un sujeto con personalidad propia. Así, la actividad de la prisión no depende de la simple suma de las distintas funciones que desempeña el personal que en ella se integra (director y mandos, funcionarios de oficinas, personal de vigilancia, equipo de tratamiento, personal laboral, voluntariado, internos...). Todas esas funciones se integran y coactúan dentro de un ente superior que es la organización. La prisión, como organización, presenta la peculiaridad de que dentro de ella conviven varias suborganizaciones. Tenemos, así, una suborganización de tipo jerárquico- militar, destinada a custodiar a los internos. Hay también una suborganización de tipo empresarial, destinada al mantenimiento de la prisión y a la producción, en su caso, de bienes. Otra suborganización de tipo profesional, destinada al tratamiento de los internos... . Y de forma global, la prisión en su conjunto es una organización estatal, que utiliza fondos públicos y está sometida al derecho administrativo. ESTRUCTURA DE LA ORGANIZACIÓN DIRECTOR Gab. Técnico Of. Personal COORD. PRODUCCIÓN ESCUELA ADULTOS ONG’s EDUCADORES O.A.T.F .E. GESTOR EC.ADM INISTRAT. COORD. FORM ACIÓN O.A.T.F .E. SUB. TRATAM IENTO TRABAJ. SOCIALES SUB. RÉGIM EN SUB. SEGURIDAD Of. Gestión Of. Seguridad JEFE DE SERVICIOS TÉCNICOS JEFE DE CENTRO VIGILANCIA INTERIOR ADM INISTRADOR SUB. M ÉDICO Ofs. Admon. M ANTENIM IENTO V2 y ÁREA M IXTA ECONOM ATO ALIM ENTAC. SERVICIOS M ÉDICOS Por último, es importante distinguir entre organización formal, la que nos ocupa en este punto, concretada en las normas que rigen la vida de la prisión y en el organigrama que representa el contenido de las diversas funciones atribuidas a los funcionarios; y organización social informal, que se manifiesta en la red de relaciones informales no previstas, y aún prohibidas por la organización formal, que se establecen entre funcionarios, entre presos y funcionarios y entre presos. 2.2 LA INSTITUCION TOTAL: efectos sobre el recluso, formas de adaptación y consecuencias El psicólogo social americano Erving Goffman incluye a las prisiones dentro de lo que él llama “instituciones totales”, atribuyéndola como tal los siguientes rasgos: 1) estar sometida a una sola autoridad; 2) estar separada, de modo más o menos radical, de su entorno; 3) todas las actividades y todos los aspectos de la vida de los internos están sometidas a un plan omnicomprensivo (el reglamento penitenciario); 4) el intentar absorber la personalidad total del interno, y 5) eliminar la habitual separación entre el ámbito del trabajo, el del ocio y el de la vivienda. Es importante señalar que para Goffman el concepto de institución total supone un “tipo ideal” con el que compara la realidad, determinando así en qué grado una institución concreta se ajusta al modelo de institución total. Para Goffman, la entrada en una institución total supone la reducción del interno a un estado infantil, mediante la destrucción de su previo sentido de la identidad y de su autoestima (pérdida del rol laboral, familiar o el que mantenía como propietario de sus bienes). Se le obliga a realizar tareas simples y a pedir permiso y/o suministros para realizar actividades cotidianas menores, tales como enviar cartas, telefonear o gastar dinero. Se le exige una estricta subordinación y deferencia y, en ocasiones, se le pone en situaciones que violan profundos valores personales y su intimidad. Se eliminan características diferenciales, muy ligadas a su autoimagen. Todo este proceso tiene como resultado una regresión al estado infantil. El cumplimiento de las normas de la prisión se asegura: 1) manipulando unas cuantas recompensas o privilegios que antes resultaban fácilmente accesibles, y 2) mediante un elaborado sistema de castigos, desconocido en la vida normal. Por su parte, el interno encuentra cuatro tipos distintos de adaptación al sistema de privilegios y castigos: 1) Retirada. El interno se evade psicológicamente de una situación que no le gusta, despreocupándose de todo lo que no sea relativo a la satisfacción de sus necesidades inmediatas. 2) Rechazo. El interno se enfrenta con la institución, negándose a colaborar con el personal. 3) Colonización. El interno hace de la institución “su mundo”, procurando vivir lo mejor posible en él, obteniendo la mayor cantidad de satisfacciones que la institución le pueda brindar. 4) Conversión. El interno acepta el juicio que sobre él tiene la institución y su personal, procurando convertirse en un interno modelo. De todos modos estas formas de adaptación son seguidas por pocos internos de un modo absoluto. En la mayoría de los casos, éstos utilizan una combinación de las distintas estrategias, en la que predomina, en mayor o menor medida, alguna de ellas. Habla también Goffman de la existencia en las instituciones totales de “mecanismos de adaptación secundaria”. Se refiere de este modo a las acciones que no se dan de forma directa con el personal de la institución, sino que permiten al interno gozar de placeres prohibidos o de placeres permitidos mediante medios prohibidos. Esa infracción proporciona al interno una agradable sensación de autonomía, de no estar plenamente sometido a las normas de la institución. De esta forma explica Goffman la creación del “código del recluso”. Quizá las consecuencias más importantes para la prisión de la forma organizativa “institución total" sean las siguientes: 1) Falsa actitud de adaptación 2) Situación de dependencia que dificulta la asunción de responsabilidades y complica una posible reinserción 3) Pérdida de contacto con el mundo exterior, favoreciendo el aprendizaje y posterior interiorización de conductas desadaptadas propias del medio penitenciario 2.3 CARACTERÍSTICAS DE LA PRISIÓN La prisión, como medio cerrado que es, en el que conviven seres humanos con diversos intereses, se conforma en un medio social con una serie de características diferenciadoras determinadas por factores tales como el entorno físico, los fines de la institución o el tipo de población que la constituye. Estas características van a tener una gran influencia en las relaciones presofuncionario. - VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD: En un mundo restrictivo donde conviven cientos de personas que en otra situación no lo harían, es normal que surjan roces diarios en los que el individuo va acumulando tensión. Cuando esa tensión emocional sobrepasa un límite se desencadenan conductas violentas y agresiones. En las prisiones existen una serie de factores que favorecen la aparición y el mantenimiento de conductas violentas: El tipo de población. Se trata, en muchos casos, de personas que proceden de una subcultura marginal en la calle, donde entre sus normas y valores el concepto de agresividad y violencia cobra relevancia y genera prestigio. En otros casos, la interrupción de un adecuado desarrollo afectivo-emocional y/o deficiencias en la educación dificultan el desarrollo de conductas inhibidoras de la agresividad y de autocontrol. Las restricciones del medio generan frustración y, en muchas ocasiones, son interpretadas como ataques a la individualidad a los que se responde con violencia. Así, cuando las órdenes dadas por un funcionario son percibidas como injustas y arbitrarias aumenta la probabilidad de que aparezca una conducta violenta. La recompensa directa de las acciones agresivas, generadoras de status e integradoras en el grupo de internos, contrapuesto al de funcionarios. La observación de modelos agresivos facilita la adquisición de conductas agresivas, sobre todo cuando funciona el reforzamiento vicario (esto es, cuando el modelo se ve recompensado por su conducta violenta). Las drogas. Las drogas psicotrópicas y estupefacientes, facilitan la aparición de conductas violentas y agresiones. Factores ambientales como el ruido y el hacinamiento - EL PROBLEMA DE LA DROGADICCION: Se estima, según datos oficiales, que el número de toxicómanos en las prisiones españolas asciende al 60%. No todo el mundo está de acuerdo con esta cifra, para algunos es más baja, para otros más elevada. La realidad es que, con independencia del número real de toxicómanos, cifra difícil de determinar, la droga centraliza gran parte de la vida del preso y no sólo por su consumo sino por la gran cantidad de actividad que genera su entrada y posterior distribución. Este es un factor que ha dado un nuevo cariz a las prisiones diferenciándolas del corte clásico de prisión que encontramos hasta mediados los años 70. - DEFICITS FISICOS: Si antes los problemas de higiene, alimentación y condiciones ambientales provocaban diversas enfermedades en la población penitenciaria, hoy día son las taras derivadas del consumo de droga y el SIDA los que conforman una población característica, influyendo de forma decisiva en cuestiones fundamentales como la esperanza de vida y la capacidad para planificar y establecer planes a medio-largo plazo. - DEFICITS PSICOLOGICOS: En este punto encontramos dos grupos muy diferenciados, tanto en volumen como en cuanto a características: El “grupo clásico”. El de toda la vida y el más numeroso, con diversas tipologías asimismo. Se trata de las patologías psicológicas que han existido y existirán siempre en prisiones, algunas exclusivamente asociadas al medio, otras fuertemente arraigadas al interno. Desde la clásica psicopatía, hasta el proceso de deterioro de la personalidad que se da en condenas largas. Problemas de ansiedad, del estado de ánimo... Las psicosis. Como consecuencia del cierre de hospitales psiquiátricos un sector de población muy especial se ha visto abocado a vivir en la calle, donde sus necesidades, tratamentales y vitales, no han encontrado la respuesta esperada. Esto mismo ocurre en el pequeño mundo de las prisiones, donde el cierre de la mayor parte de psiquiátricos penitenciarios y un nuevo marco legal para este tipo de problemas han traído como consecuencia el que las paredes de un presidio de corte clásico alberguen internos con patologías psiquiátricas, de corte orgánico, como son las psicosis. Actualmente no se conoce tratamiento alguno para solucionar este tipo de enfermedades. A lo más que se puede aspirar es ha compensar al interno a través de la medicación. - HACINAMIENTO: Desde mediados de siglo, numerosos estudios psicológicos sobre áreas urbanas han tratado de demostrar la relación existente entre alta densidad de población y ciertos índices de patología personal, como sentimientos de alienación y stress emocional, apatía, irritabilidad, etc., y de patología social, como violencia y delincuencia. El hacinamiento es un mal grave y endémico en casi todas las prisiones, constituyendo uno de los factores más nocivos para la personalidad de los internos y para la ordenada convivencia en el centro. Prisiones concebidas, en un principio, para un número determinado de habitantes doblan su densidad poblacional cuando son puestas en marcha, quedándose escasas en cuanto a medios materiales y humanos se refiere. En una investigación sobre este tema COX, PAULUS Y McCAIN (1984), llegan, entre otras, a dos conclusiones: a) Las prisiones con elevado número de internos presentan una proporción mayor de muertes violentas, suicidios, faltas disciplinarias y comportamientos psicopatológicos. b) Las celdas dobles, triples... y especialmente los dormitorios colectivos provocan, en comparación con un sistema de celdas individuales, efectos muy negativos en orden a la comisión de infracciones disciplinarias y a la frecuencia de reacciones de ansiedad, miedo y agresividad. RANDY ATLAS (1984) presenta una revisión de algunos trabajos empíricos que dan cuenta de la incidencia del grado de hacinamiento en el número de sucesos violentos ocurridos en la prisión, así como muertes y suicidios. Desde el punto de vista del personal, el trabajo del funcionario se ve gravemente afectado por este fenómeno. Por un lado, las labores de vigilancia se resienten al no ser posible ejercer un control adecuado sobre la población. Esto provoca sensación de inseguridad en momentos conflictivos y desidia en el quehacer diario al convencerse de que por muy bien que se haga el trabajo éste siempre estará lleno de lagunas y, por tanto, no será valorado en su justa medida. Por otro lado, la organización de las distintas funciones se ve resentida, dando como consecuencia medidas estrictas que dificultan la realización de actividades o desorganización cuando éstas se llevan a cabo. Por último, también se verá resentida su implicación en el tratamiento por falta de capacidad para conocer a un número elevado de internos y por falta de tiempo para poder entablar una relación personal con ellos. - ESTRUCTURA JERARQUICA RIGIDA: Característica que afecta tanto a funcionarios como a internos. En el grupo de funcionarios, la organización consiste en una estructura jerarquizada de tipo militar, que abarca desde el director de la prisión hasta el funcionario genérico, pasando por una serie de mandos intermedios. Este tipo de estructura va a determinar una forma concreta de funcionamiento, que ya veremos más adelante al hablar de procesos de comunicación. Por su parte, uno de los rasgos característicos del sistema social de los internos es su rígida jerarquización, siendo muy difícil la movilidad vertical. Es muy limitado el número de roles que un interno puede interpretar, y dichos roles, una vez asignados, son mantenidos con gran presión grupal (sobre todo entre los internos de un nivel de status bajo). Si a ello añadimos, que entre los valores dominantes del sistema social de los internos se encuentran la posesión y el ejercicio de un poder coercitivo, se entenderá la dificultad que hay para una convivencia armónica y cooperativa. 2.3 SUBCULTURA CARCELARIA, PRISIONIZACIÓN Y CÓDIGO DEL RECLUSO. Una característica más de la prisión, pero que merece capítulo aparte, es la SUBCULTURA CARCELARIA: Pese a la gran variedad de poblaciones penitenciarias, diversos psicólogos sociales han observado la existencia de una serie de normas y valores comunes, que han venido a denominar como Subcultura carcelaria. McCORKLE y KORN (1954), presentan tres rasgos característicos de esa subcultura: a) Ausencia de vías de salida. El sistema social del preso es un mundo cerrado en el que el interno, le guste o no, se ve obligado a vivir, siendo su única vía de escape la retirada psicológica. b) Rígida jerarquización (ya comentada en el punto anterior). c) Autoritarismo. Cualquier situación de igualdad es considerada amenazante, por lo que hay una tendencia a desequilibrarla a favor de una relación jerárquica. CLEMMER (1958) utiliza el término “prisionalización” para referirse a la repercusión de la subcultura carcelaria y la vida institucional en el preso. Se trata de un proceso gradual y más o menos inconsciente de la cultura en que el sujeto se encuentra inmerso. Para Clemmer, toda prisionalización tiene una serie de rasgos universales: - Aceptación de un rol inferior o subordinado Acumulación de información sobre la organización de la prisión Desarrollo de nuevas formas de vida - Uso del argot carcelario Reconocer que el deber de la prisión es satisfacer sus necesidades básicas Deseo eventual de un buen trabajo (actividad cómoda que no le genere conflictos con otros internos) Todos estos factores, con el tiempo, pasan a ser parte de la vida del interno, llegando, en muchas ocasiones, a alterar su personalidad y a establecer patrones rígidos de conducta y pensamiento, que dificultan una posible reinserción. No obstante existen una serie de factores que explican diferencias individuales en cuanto al grado de prisionalización de los internos. Clemmer distingue una serie de factores que modulan la prisionalización: Duración de la condena: cuanto mayor es la condena, mayor es el efecto de la prisión en la persona y por tanto su prisionización. La evolución lógica toma forma de “U” invertida, dándose los menores niveles de prisionización al inicio y al final de la condena, cuando el interno vuelca su energía en la preparación para la vida en libertad. Nivel de prisionización - Duración de la condena - - Tipo de personalidad: Personalidades estables son más resistentes a la prisionización. La integración en un grupo primario facilita la asunción de normas y valores propias del medio. La aceptación de normas del recluso Compañero de celda: si el compañero de celda se encuentra integrado en un grupo primario de reclusos o goza de cierto prestigio, facilita la prisionización. Las relaciones con el exterior dificultan la plena asunción de normas y valores propias del medio y dificultan la prisionización. La práctica de la homosexualidad, como medio para la consecución de metas (no como opción sexual libre) así como conductas propias del medio (por ejemplo la autolesión, el “chinarse” como vía de escape o como medio de presión ante la institución). La máxima expresión de la subcultura carcelaria es el “código del recluso”, integrado por las normas que constituyen enérgicos patrones de conducta para los internos. Estas normas pueden agruparse en cinco grupos: 1) Normas que implican cautela: no hay que inmiscuirse en la vida del prójimo. Cada cual debe ir a lo suyo buscando el máximo número de beneficios y salir lo antes posible de la prisión. No debe darse a conocer a los funcionarios lo que pasa entre los internos. 2) Normas que implican no ser conflictivo: deben evitarse las discusiones y peleas. Cuando éstas se hacen necesarias por una provocación, habrá que actuar siempre sin pedir ayuda a los funcionarios. 3) Normas que implican no explotar a los demás presos mediante fuerza, fraude o engaño. 4) Normas en torno al mantenimiento del yo: se debe saber llevar las frustraciones y los peligros de la vida en prisión y saber mostrar valor. 5) Normas que implican desconfianza y hostilidad hacia los funcionarios: Los guardianes deben ser siempre tratados con recelo. Hay que apoyar a los presos en sus disputas con los funcionarios y no hay que someterse a la autoridad legítimamente constituida. Por último, un punto poco estudiado desde el punto de vista de la psicología social, pero que tiene su importancia dentro de los procesos de comunicación entre funcionarios y entre presos-funcionarios, es la prisionalización del funcionario: uso de un lenguaje característico, desconfianza general hacia el interno, reforzar al interno “cómodo”, no creer en la rehabilitación y reinserción social... 3. LA CONDUCTA INADAPTADA 3.1 EL PROCESO DE MARGINACIÓN SOCIAL 3.1.1 INTERNOS PROCEDENTES DE ENTORNOS MARGINALES Distintos autores han constatado que existen factores socioeducativos que condicionan la orientación de las relaciones de los internos desde prácticamente su nacimiento y que casi trazan inequívocamente su camino vital hacia la inadaptación y el conflicto. A continuación veremos una descripción de los que aparecen desempeñando un mayor peso explicativo. A) HOGAR Escasa atención de los adultos al control de los impulsos en los niños Los niños actúan en función de lo que naturalmente les apetece hacer, permitiendo que su naturaleza exploratoria o emotiva les sitúe frecuentemente ante situaciones y comportamientos de riesgo (golpearse, hacer daño a otros, acceder a lugares desde los que se puede accidentar o coger objetos que deteriorará, etc.). La ausencia, la inconsistencia o las contradicciones en el control de sus actos y el escaso entrenamiento para enseñarles a ajustarse a unas normas en ausencia del adulto, van a propiciar que entren con frecuencia en conflicto con sus iguales o con los adultos a los que afectarán con sus actuaciones Disciplina en el hogar: destaca el predominio del castigo físico en detrimento de fórmulas intelectualizadas de control El uso del lenguaje en esos casos no pasa de ser un apoyo al castigo físico, expresando un escueto por qué se le castiga (se le golpea). El castigo tiene mucho que ver con la reacción colérica del adulto que se produce en el instante en que el niño ha hecho algo inadmisible, de modo que si pasa el tiempo y el adulto se ha tranquilizado, suele ocurrir que también se olvidaba lo ocurrido y el hecho acaba pasándose por alto. Consecuencias derivadas de este tipo de inconsistencia disciplinaria: 1) La palabra clave es evitar, lo secundario es aprender la norma, pues los castigos que reciben no se les presentan como consecuencia de algo incorrecto que ellos han hecho, sino de que “sea un día malo” por el humor con que su /s padre /s se encuentra /n. 2) Aprende a soportar el castigo y a hacerse resistente a su influencia cuando no puede escapar de la situación, lo que elimina los efectos de muchas medidas disciplinarias verbales que en el futuro puedan recibir (amonestaciones en el colegio), o de situaciones que para un niño educado adecuadamente sí tendrían efectos aversivos (resultar detenido por la policía). Efectos de cara a su marginación: son impermeables a cualquier estrategia disciplinaria y evitan las situaciones en que les pueden castigar (en vez de aprender la conducta correcta) Forma en que se expresan las emociones en esos hogares Predomina la inmediatez y la corporeidad sobre el análisis y la forma verbal, lo cual deja sin embargo un desierto lingüístico en el niño a la hora de diferenciar sutilmente sus emociones y de explicar con claridad sus sentimientos. Tienen dificultades para comprender los sentimientos de los demás (aunque no las emociones evidentes y manifiestas). Lo limitado del vocabulario de sentimientos de los internos de origen marginal no es sino el reflejo de la limitación en el vocabulario de sentimientos que se cultiva en sus familias. Baja capacidad de empatía (Rotenberg 74) Empleo del lenguaje verbal Su uso se ajusta principalmente a funciones de comunicación, de diálogo, y en menor medida al análisis formal aplicado a tareas intelectuales. Visión que sus modelos les transmiten acerca del establecimiento de metas Han tenido pocas oportunidades de ver en sus padres proyectos de vida, es decir planes de metas futuras, ilusiones transformadas en acciones para ser alcanzadas (les han trasmitido un interés básico por lo inmediato, rara vez han sido expuestos a valores que ensalcen el esfuerzo diario para un éxito a medio o largo plazo). Resumen 1. Deficiente desarrollo del autocontrol 2. Tendencia a establecer relaciones de conflicto con las figuras de autoridad 3. Dificultades para identificar con claridad los sentimientos propios y ajenos 4. Uso restringido del lenguaje verbal 5. Ausencia del hábito de crear o asumir objetivos, de “hacer para el futuro” B) ESCUELA Cuando a los niños criados en ese tipo de hogar se les introduce en un espacio de relaciones nuevo, la escuela presenta novedades más existenciales que de contexto, ya que en este nuevo escenario la vida y las relaciones se ajustan a interpretaciones contrarias a lo que han vivido en sus hogares: hay lenguajes diferentes y formas de relación ajustadas a normas que los demás niños, pero no ellos, acababan siguiendo sin demasiadas dificultades. Para el resto de sus compañeros la escuela supone de algún modo una experiencia que “resitúa” su rol (deja de percibir una cierta exclusividad en la atención que recibe del adulto y se empieza a ver afectado continuamente por las acciones de los iguales). Los niños educados en ambientes marginales tienen una alta necesidad de atención. A la vez, presentan una baja orientación actitudinal a la realización de tareas (la ausencia de hábitos para llevar a cabo un trabajo hasta completarlo, por sencillo que sea, interfiere con las premisas prácticas del modelo educativo del aula, según el cual el profesor enseña o muestra lo que hay que hacer y cómo debe ser realizado y, a partir de ese momento, los niños que han incorporado la instrucción pasan un tiempo dedicados a esa tarea). Esto, para la mayoría de nuestros internos, resulta incómodo y casi sin sentido. Los niños que arrastran este retraso tienen dificultades en prácticamente todas las exigencias educativas en la escuela. Cuando un niño no ha desarrollado adecuadamente su autocontrol, tiene dificultades en todas las áreas que configuran su vida escolar. Nos encontramos, pues con unos niños que entran en la escuela con un importante bagaje negativo. Su baja orientación a la tarea y el escaso autocontrol va a dar lugar actuaciones disciplinarias por parte de los docentes. La ausencia de refuerzo, conlleva que el niño no sepa lo que realmente se espera de él por lo que su rendimiento será bajo, y su forma de llamar la atención no es la adecuada, sobre todo si tenemos en cuenta que el docente centra su atención en el rendimiento. Por otro lado, su escasa habilidad de relación le lleva a entrar en conflicto con otros niños, siendo la interacción con éstos escasa y conflictiva y llegando a situaciones de distanciamiento y rechazo. En definitiva, nos encontramos con una situación que se retroalimenta, un círculo vicioso que aboca al fracaso escolar y relacional dentro del ámbito de la escuela. C) ENTORNO Otros niños y jóvenes con vivencias equivalentes se van convirtiendo día a día y año a año, en sus referentes exclusivos, estableciéndose vínculos cada vez más fuertes. Simultáneamente la distancia personal hacia los jóvenes adaptados socialmente continúa creciendo y solidificándose (apego hacia sus referentes inadaptados y de distancia / rechazo hacia sus iguales más socializados; Kurt Lewin). Nos encontramos ante unas posiciones marcadas que establecen una doble membrana social garante de la impermeabilidad de los individuos para relacionarse con otros grupos (Fishbein – Ajzen). Así se constituye un nuevo factor que socialmente mantiene al individuo encerrado en su grupo y sus pautas. Esquemas de funcionamiento en las relaciones con los demás: Plantearse cualquier idea de aproximación o amistad con otros jóvenes ajenos a la cultura de su micro-grupo supone: 1. Anticipar que en el grupo más normalizado le verán distinto y que, con toda seguridad, no va a ser aceptado 2. Esperar que su propio grupo censurará su acción como deserción, lo cual puede significar la amenaza de rechazo El esquema de este proceso sería el siguiente: Estos sujetos, cuando inician un proceso de inserción en actividades normales (equipo deportivo, cursos o trabajo) no dejan de preocuparse por la convicción de que “los demás” se van a dar cuenta del mundo de donde vienen. Algunos tienen, además, una trayectoria de institucionalización (centros de menores y posteriormente la prisión). 3.1.2 INTERNOS PROCEDENTES DE ENTORNOS NO MARGINALES A la marginación se puede llegar por dos caminos: haber nacido y haber sido educado en un entorno marginal o haberse distanciado de un entorno en el que predominan los hábitos y valores socialmente aprobados. En la actualidad en los centros penitenciarios hay internos cuyas condiciones familiares y sociales, culturales y sociales son de nivel medio o alto. Cabe explicar su evolución hacia la inadaptación mediante la concurrencia de factores que interactúan en sus vidas generando problemáticas de etiología multi-causal. Factores de riesgo Hawkins, J.D.; Catalano, R. F. y Miller, J. Y. (1992) hacen una descripción y posterior agrupación de estos factores en tres grandes familias: • • • Micro-sociales (grupos íntimos como la familia o la pandilla, etc.) Macro-sociales (condiciones difícilmente modificables que afectan a toda una sociedad como las leyes, las costumbres, los modelos económicos vigentes, etc.) Individuales (sexo, predisposición genética a ciertos tipos de adicciones, excitabilidad del SNC, etc.). La información aportada por los jóvenes delincuentes españoles en prisión encaja en cierta medida con las pautas explicativas de dicho modelo de factores de riesgo (muchos de ellos han transitado hacia la marginación y el delito a través de su vinculación a grupos cuyo estilo de vida admite o valida diversas formas de ocio vinculado al abuso de drogas o al quebrantamiento de normas). A) HOGAR Mientras que en las familias marginales se puede rastrear la presencia de las deficiencias educativas antes expuestas, en estas familias no aparecen de un modo tan consistente. Se aprecia que en la educación del control de los impulsos se producen lagunas que en muchos casos resultan de la falta de presencia del adulto junto al niño (sí se le concede importancia, pero los adultos no dedican a ello el tiempo ni la atención necesarios). En los hogares de clase media no se da generalmente el empleo del castigo físico (sino más bien una cultura de “rechazo a responsabilizarse de castigar”). Los padres gestionan el tiempo libre de sus hijos para que sus hijos les dejen a ellos libres más tiempo. Renuncian a muchas formas de control del comportamiento de los niños, aun cuando éste sea destructivo. Profesan una especie de anti-autoritarismo confundiendo el concepto de la autoridad con una suerte de “tiranía ancestral” (=”autoritarismo”) y así evitan el rol de autoridad que el adulto necesita desempeñar en la familia. Les explican lo que están haciendo mal, pero no les controlan para que dejen de hacerlo, y cuando lo hacen emplean como recurso diversas formas de retirada del afecto (por ej., “eres un niño muy malo y no te quiero”), creando experiencias de dolor, no físico, pero sí emocional. De esta manera los padres no enseñan a sus hijos a ser físicamente violentos, pero sí les muestran el camino para convertirse en hábiles manipuladores, a través de estas lecciones de “chantaje emocional”. Consecuencias: -la ausencia de límites da opción una vez más a que los niños crezcan con la discapacidad que supone el desarrollo inadecuado del autocontrol - la exposición a modelos adultos que no exhiben un rol de autoridad les lleva a acabar tratando al adulto de cuantas maneras se les ocurre para conseguir de él lo que desean. B) ESCUELA Al llegar a la escuela encuentran en la relación profesor–alumno una forma de relación nueva: cuando el adulto dice que algo no se puede hacer, los niños de su clase no lo hacen. Sin embargo él prueba a hacer lo prohibido si le apetece de todas las maneras posibles, pues en casa siempre ha encontrado una forma que le ha valido para salirse con la suya. Entran en conflicto porque tratan de relacionarse con el adulto-profesor como lo han aprendido a hacer en casa con sus padres, pero no tienen una representación social de ese rol ni un repertorio de conducta social para relacionarse con él. Utilizan a los padres para que realicen una excesiva sobre-protección (“ Vd. no tiene por qué castigar a mi hijo, para eso estoy yo”). Viven una larga adaptación conflictiva salpicada de suspensos, repeticiones de curso y alteraciones del clima del aula y de las relaciones profesor–alumno ( por ej., repetidos cambios o expulsiones de colegios). C) ENTORNO Son jóvenes escolarizados con dificultades de adaptación, pero en general con buenas relaciones con otros jóvenes bien adaptados. Ahora bien, la adolescencia de finales del siglo XX y principios del XXI es una larga transición en la que el joven permanece y se instala en su juventud durante muchos años, sin que muchos de ellos se sientan obligados a asumir las responsabilidades tradicionalmente vinculadas al rol de adulto. Tiempo libre: es uno de los valores más destacados en los jóvenes (Elzo, J. 1998). Le dan mucha importancia a conseguir divertirse y extender al máximo la duración e intensidad de la diversión. El interno que llega a prisión desde la asunción de un estilo de vida que vincula la diversión a los comportamientos de riesgo, pasa muchas horas en este tipo de ambientes y, lo que es más importante, cultiva como valor esa manera de vivir. Cabe constatar que empieza a ser cada vez más frecuente que ingresen en prisión jóvenes condenados por un delito contra la salud pública que lo viven como la continuación de un juego de diversión, en el cual la intención era “vender unas pastillas para que me saliera gratis la fiesta”. 3.2 GRUPOS DE INTERNOS EN PRISIÓN 3.2.1 INTERNOS DROGODEPENDIENTES En los años ochenta y noventa del pasado siglo el fenómeno de la drogodependencia se revela como una realidad especialmente problemática en la sociedad española, con un número alto de adictos a la heroína inyectada. Se empiezan a conocer los problemas de salud, en lo personal y en lo social, que conllevan esas adicciones: de entre ellos se destaca el sida y la delincuencia. La tolerancia inicial por parte de la sociedad (años setenta) cambia y se da paso a la preocupación y al miedo (Carreño, M., 1997). Se reclaman endurecimientos punitivos y de control. Las soluciones que van surgiendo responden a tres modelos de abordaje del problema: - - De tratamiento: para los drogodependientes, a cargo de especialistas e instituciones De prevención e intervención comunitaria: centra sus estrategias de intervención en los grupos con hábitos tóxicos y de riesgo (prevención especial) e incluso en una colectividad o país (prevención general) Punitivo-penal: se castiga el consumo y tráfico de sustancias estupefacientes, así como de toda la delincuencia asociada al consumo (generalmente delitos contra la propiedad). Las cárceles se llenan de internos con problemas de drogodependencia. Perfil del drogodependiente en prisión En la década de los ochenta se produjo un creciente ingreso en los centros penitenciarios de personas con problemas de consumo de drogas. En los últimos años el perfil del drogodependiente que ingresa en prisión es cada vez más definido: CARACTERÍSTICAS DE CONSUMO: - La mayoría lleva más de diez años de consumo. La cocaína es la droga principal - - - Los últimos ingresos utilizan otras vías alternativas de administración de las sustancias (inhalación, fumada). Cada son menos los que han utilizado la vía endovenosa y han compartido el material de inyección. En su mayoría son policonsumidores (con la cocaína como droga principal) Dentro de la prisión cambian la sustancia y el patrón de consumo, debido a la reducción de la oferta. Aumenta de manera significativa el consumo de benzodiacepinas. En muchos casos aparecen episodios de sobredosis Presenta un deterioro psico-físico importante Presencia de patologías asociadas al consumo es frecuente (VIH, sida, hepatitis, tuberculosis y enfermedades de transmisión sexual) CONSUMIDORES SEGÚN DROGA PRINCIPAL al ingreso en prisión (Datos 2009) 15% 20% 8% 15% 23% 19% No consumidores Alcohol Cocaína Heroína + Cocaína Heroína Otras drogas EVOLUCIÓN DEL CONSUMO DE DROGA ENTRE 2000 Y 2009 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 16,8 15 14,5 Otras Drogas 8,3 Heroína + Cocaína 11,1 10,9 19,2 Heroína 14,2 22,7 22,8 20,3 2000 2009 24,2 Cocaína Alcohol No Consumidores PERFIL PERSONAL Y TERAPÉUTICO: - - - - Predominan los internos de edad entre 20 y 34 años, varones (alrededor del 90%) de nacionalidad española y con aumento de otras nacionalidades. La mayoría han entrado en prisión antes de los 20 años. Casi tres cuartas partes son reincidentes y ha entrado varias veces en prisión Los delitos guardan relación con el consumo de drogas (contra la propiedad) Previamente al ingreso el drogodependiente ha llevado un régimen de vida muy desestructurado (en los aspectos sanitarios, personales, familiares y sociales) El nivel de estudios alcanzado muy bajo (la mayoría los abandonó hacia los 15 años). No suelen tener una actividad laboral normal en el momento de entrar en prisión, y carecen de hábitos y de cualificación laboral. Ha acudido en varias ocasiones a centros de tratamiento comunitarios y ha tenido varios fracasos terapéuticos. Presenta en prisión problemas sanitarios, psíquicos, sociales, culturales y penales que condicionan su evolución terapéutica, su drogodependencia y su conducta en prisión. En la mayoría de las mujeres drogodependientes que están en prisión la situación socio-familiar y de drogodependencia es peor que en los hombres (alto porcentaje con hijos, la mitad con su pareja también en prisión y la mitad con la pareja también consumidora) ASPECTOS RELACIONALES: - Déficit en las relaciones personales, con trastornos en el desarrollo de la personalidad, inmadurez afectiva, personal y social. Carencia de habilidades sociales apropiadas. Auto-concepto negativo. Adaptación del drogodependiente al centro penitenciario Es importante ver la conducta de dichos internos una vez que ingresan en prisión, ya que deben someterse a un régimen de vida muy distinto de lo que ha sido su plan de vida cotidiano (Sanz, J., 1997): - Horarios prefijados y normales. Alimentación regularAsistencia sanitaria a demanda y rápida. Atención psicológica y social. Normativa regimental de faltas y sanciones. Menor disponibilidad de sustancias tóxicas en cantidad y calidad. - Eso hace que cambien sus pautas de consumo en cuanto a frecuencia y sustancias (aumenta el número de los que consumen psico-fármacos combinados con heroína, cocaína y metadona). Características de la conducta del interno toxicómano que afectan al profesional penitenciario 1- Actuaciones que generan riesgos: - Como consecuencia del consumo de sustancias tóxicas (“colocones”, sobredosis, peleas, accidentes...). Derivadas del síndrome de abstinencia (agresiones, auto-lesiones, etc.). Circuitos de economía-consumo (mafias, tráfico interior, tráfico desde el exterior, extorsiones, presiones, ajustes de cuentas, cobro de deudas, etc.) 2- Manipulación interpersonal: - - Obtención de la atención del funcionario por dos vías: simpatía y lástima. Simulación de sumisión y rehabilitación con el funcionario: discencia (parece “aprender” sus lecciones) y arrepentimiento (afirma que no lo volverá a hacer más) 3- Actuaciones imprevisibles: - - - incapacidad del interno drogodependiente para controlar sus estados de ánimo (por ej., pasa de la adaptación regimental a presentar conductas agresivas) inversiones bruscas de polaridad en sus relaciones: en función de su situación respecto a sus proveedores y amigos, puede pasar de formar parte de un grupo o mantener relaciones equilibradas con otros compañeros a presentar relaciones hostiles con ellos (debido a operaciones de prestar, deber, compartir, acaparar...) capacidad de auto-convicción: se expresa, actúa y reacciona con una total convicción de que “controla” su drogodependencia (a pesar de que no sea así en absoluto). Efectos de tales conductas en los funcionarios Los funcionarios que mantienen una relación habitual en su servicio con internos drogodependientes, tienden a poner de manifiesto las siguientes conductas y actitudes: • • • • Bajos niveles de satisfacción laboral. Desconfianza sobre la fiabilidad y validez de la información que tienen sobre tales internos. Apetencia creciente de realizar sólo las meras actuaciones de custodia, sin relación personal con ellos. Percepción muy negativa de las relaciones funcionario-preso. 3.2.2 INTERNOS AGRESORES EN LA VIOLENCIA DOMÉSTICA Conceptos generales AGRESIVIDAD: es una respuesta adaptativa y necesaria para afrontar de manera positiva situaciones peligrosas. VIOLENCIA: acción u omisión innecesaria y destructiva de una persona hacia otra. MALTRATO DOMÉSTICO: agresiones físicas, psíquicas, sexuales o de cualquier tipo que se llevan de forma reiterada por parte de un familiar y que causan daño físico o coartan la libertad de otra persona (López Gª, E., 2004). Tipos de malos tratos • Psíquicos: actos o conductas que producen desvaloración o sufrimiento (amenazas, humillaciones, exigencia de obediencia, convencimiento de culpabilidad ante cualquier problema, insultos, aislamiento, descalificación o ridiculización de sus opiniones, humillación en público...). • Físicos: actos no accidentales que puedan producir daño físico o enfermedad (golpes, heridas, fracturas, quemaduras...) de forma cotidiana o cíclica. • Sexuales: imposición de una relación sexual en contra de su voluntad, usando fuerza o intimidación. Características de los agresores • • Pueden pertenecer a cualquier clase social. En el inicio del maltrato está la percepción errónea de que su pareja les puede abandonar. • • • • • • • • • Suelen ser patológicamente celosos. Aspiran a ejercer un control absoluto sobre la persona a la que agreden, tanto en lo que hace como en sus pensamientos más íntimos (si es su pareja, la consideran una posesión a la que tienen derecho a controlar en todos los aspectos de su vida (Espada y Torres, 1996). Suelen tener una imagen muy negativa de sí mismos (baja auto-estima, se sienten fracasados como personas y por ello actúan de forma amenazante y prepotente, para reafirmarse con cada acto de violencia). En lo físico se prueban a sí mismos que son superiores a través de la fuerza física, forma de andar, deportes determinados... En lo emocional mantienen la creencia de que las emociones le hacen sentirse más vulnerable de cara a los demás y por eso reprimen este espacio. Culturalmente suelen pensar que su género (ser “hombre”) es superior al otro. Tienen la percepción distorsionada de que su pensamiento nunca es erróneo (y así aparece la violencia emocional con otras personas y consigo mismos). El tratamiento (tomar conciencia de que su agresión le degrada a él también, control de la violencia, control del maltrato psicológico, controlar los hábitos de bebida, técnicas de afrontamiento de la ira y de control de los impulsos, etc.) suele ser útil solamente cuando el agresor es consciente de su problema y se muestra motivado para modificar su comportamiento agresivo, pero no funciona cuando niega parcial o totalmente el problema. Cuando han establecido relaciones violentas con una pareja, vuelven a repetirlas con otra. 3.2.3 INTERNOS TERRORISTAS Perspectiva psicológica El terrorismo representa una de las expresiones de violencia que refleja la articulación de una conducta de homicidio sistemático engarzada en estructuras mentales específicas puestas al servicio de la justificación del patrón de agresiones. El terrorismo está poblado, en su mayor parte, por individuos de normalidad psicológica (entendida en su acepción clínica) que internalizan la violencia como actitud y comportamiento válidos en función de esquemas biopsicosociales complejos (Montero, 2003) Conducta del interno terrorista • Auto-etiquetamiento como presos “políticos” o “de conciencia”. • • • • • • Notable presión entre sus miembros para la cohesión interna como medio con el que reafirmar su identidad y su frontal rechazo de la institución. Encuentros personales en términos de adoctrinamiento. Organización interna de forma jerárquica y rígida, sanción de las desviaciones de sus normas. Exacerbación de los valores propios. Uso de la prensa propia, manifestaciones colectivas de simbología y “slogans”. Impermeabilización frente a cualquier elemento de la realidad que pueda subvertir sus planteamientos. Oposición e incumplimientos normativos como medio para mantener la imagen de opositores sistemáticos y para ratificar su pretensión de ser oprimidos, maltratados, torturados, etc., por el sistema. Potenciación de caracteres generales de separación del funcionario. Trato interpersonal rígido, distanciado o utilitarista, agresivo o maleducado. 3.2.4 INTERNOS DE RÉGIMEN CERRADO (Gómez, J., 2004) El artº 10 de la LOGP indica que existirán establecimientos de cumplimiento de régimen cerrado o departamentos especiales para los penados calificados de peligrosidad extrema o para casos de inadaptación a los regímenes ordinario y abierto. La aplicación del régimen de vida del primer grado debe afectar sobre todo a dos áreas de funcionamiento del interno dentro de prisión: . Limitación de las actividades en común con otros internos . Mayor control y vigilancia por parte del funcionario A su vez, el Reglamento Penitenciario establece dos modalidades de vida dentro del RC, de acuerdo con los niveles de peligrosidad y agresividad que presentan los internos: . 91.2: módulos de régimen cerrado . 91.3: departamentos especiales Principales perfiles psico-sociales • • Internos pertenecientes a organizaciones delictivas o bandas armadas: polarización ideológica, disciplina de grupo, gran repertorio de quejas y denuncias. Internos que han protagonizado un hecho concreto muy grave: anteriormente su vida en prisión era relativamente normal y se ve alterada por una circunstancia (control de tráfico de droga, pagos • económicos, estatus predominante y opresivo en el módulo, etc.) que origina una conducta muy agresiva , la cual repercute gravemente en la vida de otros internos o de los profesionales penitenciarios. Internos que acumulan múltiples sanciones disciplinarias: continuada inadaptación al régimen ordinario, conductas de desobediencia, autolesiones, agresiones verbales y físicas, variabilidad de sus estados emocionales (a veces subyacen cuadros antisociales, paranoides, depresivos o esquizotípicos). Patrones de relación habituales en los funcionarios • • • Alta desconfianza hacia la relación interpersonal (ya que los internos son peligrosos o agresivos). Rigidez en el cumplimiento de la normativa (esto impide el desarrollo de otras pautas alternativas capaces de fomentar una mayor actitud del interno hacia el cambio). Uso del castigo como forma de control de sus conductas (se presta más atención a sus errores que a las conductas adecuadas, ralentizando su reincorporación a la vida de régimen ordinario). • Uso excesivo de pensamientos y enfoques circulares (interno muy inadaptado—intervención difícil—... el interno seguirá inadaptado). • Perpetuación de los escenarios de deshumanización (aislamiento, distancia, etc.). Alternativas para actuar con los internos de régimen cerrado El régimen cerrado también persigue modificar las actitudes y conducta del interno para que pueda reintegrarse al régimen de vida ordinario, y dicho proceso se hará de acuerdo con la evolución de cada interno. Hay que procurar, por lo tanto, que su estancia en el RC no sea muy prolongada. Para que el RC sea una alternativa de cumplimiento integrada en el proceso general de rehabilitación, es preciso contemplar las siguientes pautas de conducta profesional con tales internos: ¾ Favorecer el contacto interpersonal: además de lo estrictamente reglamentario, cuidando siempre la seguridad. ¾ Prestar mayor atención a las conductas adecuadas del interno: reconocer sus esfuerzos, corrección, etc. ¾ Trabajar todos los profesionales dentro del equipo técnico del módulo de RC: plan coordinado de trato y de intervención (planificar objetivos viables, pautas, medios, etc.). ¾ Asumir el planteamiento de que el RC es un régimen que debe ser transitorio, en función de la evolución del interno (esta evolución debe ser propiciada por parte de los profesionales penitenciarios). 3.3 TRASTORNOS MENTALES Y DE CONDUCTA 3.3.1 DEFINICIÓN Y TIPOS A veces los trastornos de conducta pueden derivar en comportamientos delictivos al chocar con las normas legales. Ahora bien, no todo el que delinque padece un trastorno psicológico que la explica. Los trastornos de la conducta son un fracaso mayor o menor de la persona en su proceso de adaptación al medio. El proceso de rehabilitación consiste en deshacer esos mecanismos inadecuados de adaptación de ese sujeto y sustituirlos por otros más hábiles y ajustados. Algunos de los internos han cometidos sus delitos bajo el influjo de algunos trastornos individuales de tipo psíquico y psicopatológico (por ej., violaciones, homicidios, parricidios, etc.) Se calcula que en las prisiones españolas, en trono a un 20% de los internos presenta algún trastorno mental “grave”. Principales entidades 1- NEUROSIS No son “enfermedades”, porque su etiología no es orgánica sino psíquica. Son trastornos menores (la persona neurótica no pierde el juicio de realidad). Hay de varios tipos: trastornos de la afectividad (depresiones) de la ansiedad, fobias, hipocondrías, trastornos de personalidad... 2- PSICOSIS Trastorno mental en el cual el deterioro de la función mental ha alcanzado tal grado que interfiere de modo significativo en la capacidad del sujeto para mantener un adecuado contacto con la realidad. 3.3.2 LAS PSICOSIS Son las auténticas enfermedades mentales, la materia prima del psiquiatra. Son de tipo orgánico y suponen una desconexión con la realidad. El sujeto vive dentro de su propio delirio o alterna las experiencias vitales normalizadas con alucinaciones de diverso tipo. La personalidad y el curso del pensamiento de las personas con psicosis se encuentra altamente desorganizado por lo que es normal notar una “conducta extravagante” que nos permite detectarles con cierta facilidad. Las psicosis las hay de varios tipos, siendo las más representativas las esquizofrenias y paranoias. Hoy por hoy no tienen cura y sólo se puede aspirar a mantener a los pacientes estables mediante la toma de la medicación adecuada. Sintomatología • • • • • Cambios bruscos y profundos de la conducta. Replegarse sobre sí mismo, sin hablar con nadie. Creer sin motivos que la gente le observa, habla de él o trama algo contra él. Hablar a solas (soliloquio) creyendo tener un interlocutor, oír voces, tener visiones (alucinaciones visuales, auditivas) sin que existan estímulos. Tener períodos de confusión mental o pérdida de la memoria. 3.3.3 LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD Los trastornos de personalidad son un conjunto de perturbaciones o anormalidades que se dan en las dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y de relación social de los individuos. Los trastornos de la personalidad son problemas que el sujeto posee arraigados en su carácter y que, por tanto, empieza a manifestar con claridad en su juventud o principio de la adultez. No obstante, muchas veces existen antecedentes de dichos problemas o “rasgos disfuncionales” del temperamento en la infancia. Se han descrito diversos trastornos de la personalidad que, en definitiva, configuran diferentes "formas de ser" que ocasionan sufrimiento, muy arraigadas en el individuo y nada normales para el entorno. Los distintos trastornos de la personalidad, no son problemas independientes sino que, en muchas ocasiones, se solapan unos con otros, un mismo sujeto puede verse reflejado en más de uno de estos problemas. Ejemplos de personalidad • • • • • • • • trastornos El trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón de desconexión de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional. El trastorno esquizotípico de la personalidad es un patrón de malestar intenso en las relaciones personales. El trastorno límite de la personalidad es un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, y de una notable impulsividad. El trastorno histriónico de la personalidad es un patrón de emotividad excesiva y demanda de atención. El trastorno narcisista de la personalidad es un patrón de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. El trastorno de la personalidad por evitación es un patrón de inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa. El trastorno de la personalidad por dependencia es un patrón de comportamiento sumiso y pegajoso relacionado con una excesiva necesidad de ser cuidado. El trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad es un patrón de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control. de 3.3.4 LA PSICOPATÍA Y EL TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA CONDUCTA Se trata de dos conceptos similares. Mientras en el concepto de “psicopatía” se destacan las características afectivas del trastorno, el concepto de "trastorno antisocial de conducta” se centra, tal y como su nombre indica, en los aspectos conductuales, aquellos directamente observables y más o menos mensurables. Se trata pues de un trastorno característico en dos niveles: • • Conductual-relacional: conducta impulsiva y trasgresora de la norma, relaciones impersonales, sujetos egocéntricos, manipuladores y dominantes. Afectivo (ausencia de empatía, de ansiedad o de remordimientos; emociones superficiales y lábiles, dificultad para mantener lazos afectivos estables). Hoy día, ambos términos se corresponden con dos corrientes psiquiátricas: la europea, que recoge el término de psicopatía en su manual CIES 10; y la americana, cuyo manual DSM IV-R, deshecha el término de psicopatía y recoge sólo el de trastorno antisocial de la conducta. El trastorno antisocial de conducta Se caracteriza por un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta. ¿CÓMO SE MANIFIESTA? Los criterios que determinan la personalidad antisocial, teniendo en cuenta que el sujeto deberá cumplir al menos tres de ellos, son los siguientes: • • • Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención (por ejemplo, destrucción de una propiedad, robar, etc.) Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer Impulsividad en sus decisiones o incapacidad para planificar el futuro • Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones (incluidos malos tratos al cónyuge o a los niños) • Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás • Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o hacerse cargo de obligaciones económicas (periodos significativos sin empleo aun teniendo oportunidades de trabajar, abandono de un trabajo sin motivo alguno, despido por falta de rendimiento, etc.) • Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado maltratado o robado a otros. Aparte de estos criterios, para realizar el diagnóstico es necesario que el sujeto cumpla tres condiciones: que tenga al menos 18 años, que existan pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de los 15 años de edad, y que el comportamiento antisocial no aparezca exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o episodio maniaco.) CAUSAS Se ha observado que la aparición de este trastorno es más probable en personas que tengan familiares de primer grado; además, los estudios de adopción han demostrado que tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyen al riesgo para este grupo de trastornos Un aspecto importante a tener en cuenta es el patrón familiar relacionado con. Además, se ha observado que es más propio de personas que tienen un bajo nivel socioeconómico y que habitan en el medio urbano. PREVALENCIA En cuanto a la prevalencia, el trastorno antisocial de la personalidad se da en el 3% de varones y en el 1% de mujeres de la población general (Según el DSM-IV-R). La psicopatía Para establecer el adecuado diagnóstico, además de los criterios enumerados en el trastorno antisocial de la conducta, habría añadir los siguientes: • • • • • Baja empatía (incapacidad para ponerse en el lugar del otro. No pueden identificar y entender los sentimientos de los demás) Frialdad emocional Egocentrismo Ausencia de ansiedad Encanto superficial (encanto que se viene abajo cuando se profundiza en la conversación) En el caso de la psicopatía, el sujeto no siempre choca con la ley. En este grupo se engloban desde los populares “serial killers” hasta los “acosadores morales” y trepas que pisan los derechos de los demás. En palabras de Robert Hare (una de las eminencias mundiales en el tema) “cuando el psicópata tiene un objetivo, pasará por encima de todo y de todos para conseguirlo, y si para ello es necesario matar lo hará”. PREVALENCIA Se estima que afecta al 1% de la población. 3.3.5 LA DEPRESIÓN Junto con los trastornos de tipo ansioso, la depresión es uno de los problemas con mayor prevalencia en el medio penitenciario. Generalmente se trata de un trastorno asociado al medio (situación de privación, indefensión, incertidumbre...). La depresión es un trastorno del estado de ánimo y su síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente. En términos generales, nos podemos encontrar con dos tipos de depresión: - Exógena: tiene su origen en algún factor externo al sujeto e identificable (por ej. la pérdida de un ser querido). Por norma general no es necesaria medicación, aunque se puede utilizar de apoyo. - Endógena: tiene su origen dentro del individuo. Es de tipo orgánico y constituye una auténtica enfermedad mental, en sentido estricto (su caso más extremo es el de la psicosis maniaco depresiva). Precisa de medicación para estabilizar al sujeto. Generalmente, la depresión es un proceso natural que se da en determinadas ocasiones en las que existe una justificación para “estar triste”. Hablamos de trastorno o patología cuando ese estado se prolonga más tiempo del razonable o se da con mayor intensidad de lo razonable, impidiendo a la persona vivir con normalidad. Su tratamiento es complicado, tanto más pues supone en no pocas ocasiones un mecanismo defensa, una situación cómoda para la persona que atraviesa una depresión, al suponer un refugio que permite no enfrentarse a determinadas situaciones. El estado depresivo se caracteriza por: • • • • • • Percepción negativa: es como si la persona tuviera un filtro negro por el que pasaran todas sus percepciones. Todo se interpreta de manera negativa. La botella siempre está medio vacía. Hay una visión negativa de sí mismo, el entorno y el futuro. Baja autoestima. Sentimientos negativos y de culpa. Bajo estado de ánimo. Abandono: el interno descuida sus hábitos de higiene, no ordena su celda, descuida las comidas... Pensamientos suicidas. 3.3.6 LA CONDUCTA SUICIDA Los internos proclives a cometer actos suicidas son aquellos que tienen menos capacidad para afrontar los factores estresantes del entorno penitenciario) • • • • • Enfermos mentales Con largas condenas Con habilidades de afrontamiento deficitarias Incapaces de ocupar su tiempo cuando están solos en su celda Auto-lesionados ( “chinarse” en brazos, vientre; coserse la boca, etc.), lo cual significa que estamos ante un primer síntoma explícito de malestar o desesperación Los auténticos actos suicidas, generalmente, tienen una serie de características comunes: • • • • Suelen estar muy preparados Uso de métodos casi siempre irreversibles Suelen ser personas con aislamiento social (y a veces no hay tentativas previas) En las tentativas de suicidio predominan las mujeres, los jóvenes o personas con conflictos inter-personales Actuaciones con el interno con conducta suicida 1- ERRORES HABITUALES No preguntarle por sus intenciones o ideas suicidas Adoptar una actitud distante, crítica o moralizadora Quitar importancia al intento suicida (sobre todo si avisa de ello) Descalificar o criticar las intenciones o acciones manipuladoras que emplea Dejarse influir por el pesimismo del potencial suicida 2- COMPORTAMIENTO PROFESIONAL CORRECTO Animar al interno a expresar sus ideas y sentimientos de forma cercana Proponer y analizar con el interno las dimensiones de su problema y plantearle alternativas recabando su opinión Acordar un seguimiento y derivación (psicólogo, psiquiatra, médico, asistente social, etc.) 4. ACTITUDES PERSONALES Y COMPETENCIA PROFESIONAL DEL FUNCIONARIO DE II.PP. 4.1 CONCEPTO DE ACTITUD, ESTEREOTIPO Y PREJUICIO Definición de actitud • G. ALLPORT: Estado mental de preparación para la Respuesta, organizado a través de la experiencia y que ejerce una influencia direccional y/o motivacional sobre la conducta del individuo hacia todos los objetos y situaciones con que se relaciona. • TENDENCIA O PREDISPOSICIÓN A ACTUAR DE MANERA CONSISTENTEMENTE FAVORABLE O DESFAVORABLE HACIA UN OBJETO DADO. La observación, evaluación y control de la conducta de los internos a nuestro cargo siempre se va a ver influida por las actitudes personales que cada profesional penitenciario presente respecto a los internos. Nuestras emociones, procedencia social, formación, creencias, etc., siempre influyen de un modo poderoso en toda tarea en la que haya que tratar con personas. Siempre adoptamos una actitud determinada ante los objetos de relación (personas) y situaciones. Esa actitud va depender de cómo afecta esa relación a los distintos componentes de la actitud. Componentes de la actitud • • • Cognitivo: conocimiento sobre el objeto. Conjunto de creencias, opiniones y pensamientos sobre el objeto. Afectivo: Sentimientos que despierta el objeto Conductual: Forma de relación con el objeto Propiedades de la actitud • • • Valencia (grado de favorabilidad o desfavorabilidad de cada uno de los tres componentes) y Mutiplicidad (número de elementos que integran cada componente) Intensidad: fortaleza del sentimiento asociado al objeto Ambivalencia: según el número de componentes favorables y desfavorables que coexistan • • Centralidad: importancia que el objeto de la actitud tiene para el individuo. Flexibilidad: Mayor o menor facilidad de modificación Definición de estereotipo • • Afecta al COMPONENTE AFECTIVO DE LA ACTITUD y consiste en el conjunto de rasgos sobre los que un importante porcentaje de la población coincide en considerar como adecuados para describir a un grupo de personas. La ESTEREOTIPIA, consistiría en atribuir características generalizadas y simplificadas a grupos de gente. Estereotipar es algo natural y supone una economía cognitiva, al permitirnos tener una imagen inicial del objeto de relación y, por tanto, una orientación sobre como comportarnos. Los estereotipos se van modificando según se aumenta el conocimiento con el objeto de la relación Definición de prejuicio Es un estereotipo con una carga negativa y afecta a los tres componentes de la actitud (cognitivo, afectivo y conductual). Todos estamos expuestos a los prejuicios sobre grupos de población y, posiblemente, tengamos alguno en el desarrollo de nuestro trabajo. En este sentido, es importante hacer un esfuerzo para ser conscientes de la presencia del prejuicio. En ocasiones podremos superarlo y en otras no, pero resulta fundamental saber que estamos expuestos a los mismos para tratar de obrar con la máxima objetividad y profesionalidad. Cambio de actitudes • Una actitud se puede cambiar influyendo en cualquiera de los tres componentes de la actitud. Si cambia uno de los tres componentes, los otros dos tenderán al cambio para conservar la coherencia interna. • El método más utilizado en la reducción del prejuicio es la interacción con el grupo objeto del prejuicio. Los resultados han dependido de las condiciones en que se da dicha interacción. Si las condiciones son favorables, el prejuicio tiende a disminuir En prisión las condiciones del contacto no son favorables (se da en situación de competición entre los dos grupos, el contacto en muchas ocasiones no es placentero, uno de los grupos, o los dos, está en estado de frustración, los miembros del grupo minoritario tienen un status inferior) CONCLUSIÓN: Lo anterior sirve para que nos sea más fácil darnos cuenta de que los funcionarios no estamos exentos de esas tomas de posición respecto a los internos. Las características de los internos, sus delitos, su conducta dentro del recinto penitenciario, la “cultura” de nuestro entorno inmediato y su visión de “qué es” un interno, etc., van a hacer que elaboremos y mantengamos unos roles que marcarán nuestra forma de desempeñar nuestra misión. 4.2 LA COMPARTIMENTACIÓN DE INTERNOS Y FUNCIONARIOS En prisiones existen dos colectivos bien diferenciados: Internos y funcionarios. La labor del funcionario debe llevarse a cabo entre el colectivo de reclusos, un colectivo que se rige por una normativa (derechos y obligaciones) diferente a la de los funcionarios. Pero esa diferencia no sólo es normativa, también se da en relación a los valores y se manifiesta en dos ámbitos: - En relación a la situación profesional (funcionarios e internos, los que controlan y los que son controlados) En relación a la situación social respecto a las normas sociales (los que incumplen la ley y los que la aplican) Es importante conocer esta rígida compartimentación de antemano y ser conscientes que de lo acentuado con que se vivencie dependerá la relación funcionario-interno y el clima social de la prisión. Esta compartimentación lleva además a conductas entre ambos grupos facilitadas por la presión social que ambos ejercen en sus miembros. 4.3 ¿CONFLICTO DE FUNCIONES?: TRATAMIENTO VS RÉGIMEN La estructura formal de la prisión da lugar a diversos modelos organizativos con distintos objetivos. Destacan, dentro de la misma, dos modelos organizativos, que por sus distintas funciones y formas de trabajo han venido, tradicionalmente, chocando entre sí. Se trata de la prisión punitivocustodial y de la prisión de tratamiento. Hoy día, por mandato legal (art. 1 de la LOGP) ambos modelos se ven obligados a convivir. La prisión punitivo-custodial tiene como únicos objetivos la custodia y el que la pena privativa de libertad se cumpla en condiciones de estricto orden y disciplina. Para la prisión de tratamiento el objetivo fundamental es el tratamiento y su organización se estructura en torno al mismo. PRIS. PUNITIVOCUSTODIAL Sistema de - Jerarquía rígida Autoridad - Mando burocrático Comunicación y - De tipo descendente Toma de - No existe participación en Decisiones la programación de actividades Sistema de - Rígido régimen disciplinario Incentivos y - La desviación de la norma Castigos se considera intencionada PRIS. DE TRATAMIENTO - Competencia técnica - Subordinación al tratamiento - Descentralización (flexibilidad e iniciativa) - Programación multidisciplinar - Principios tratamentales - Desviación de la norma se considera involuntaria (causada por ignorancia o rasgo de personalidad) Vemos pues, que, por un lado, el funcionario debe mantener las reglas y sus tareas están claramente definidas, procurando evitar conflictos mediante la aplicación de sanciones ante desviaciones de la norma. Por otro, debe orientar su trabajo hacia la reinserción del interno y atender a sus diferencias individuales. Esta dualidad da lugar a lo que se denomina “conflicto de rol” , que consiste en la ausencia de estándares para evaluar la función desempeñada. Los funcionarios deben ser a un mismo tiempo rígidos y comprensivos, distantes y cercanos a la realidad del interno. En definitiva, ¿cómo es posible enseñar a alguien a ser responsable, en un medio donde toda su vida, desde que se acuesta hasta que se levanta, está regulada?. Sin embargo, este conflicto viene siendo bien resuelto por nuestros funcionarios. Es lógico que haya diferencias individuales entre unos y otros. Algunos se inclinarán hacia la vertiente puramente regimental y otros lo harán hacia la tratamental. Pese a todo, esas diferencias, generalmente, no impiden un adecuado desempeño profesional y que las tareas de vigilancia convivan, cada vez más, en armonía con las tratamentales. Es importante, desde el inicio de las prácticas en una prisión, la observación de modelos adecuados. Al respecto, vamos a contar con buenos ejemplos de desempeño profesional, funcionarios capacitados para hacer cumplir la normativa y, a la vez, considerados con las necesidades de los internos. Desechemos pues, los modelos extremos y tomemos como guía modelos adecuados de competencia profesional. 4.4 COMPETENCIA PROFESIONAL: EL FUNCIONARIO Y SU PARTICIPACIÓN EN LA INSTITUCIÓN Cuando se desempeñan tareas de vigilancia en interior, al igual que si lo hacemos en oficinas o nuestra función se basa en el desarrollo de programas, vamos a trabajar en grupo. Dentro de una prisión, como veíamos en el apartado de la “organización formal” vamos a encontrarnos distintas suborganizaciones cuyo cumplimiento de objetivos se corresponde directamente con grupos profesionales que cuentan con valores y normas propias. Todos estos grupos, no obstante, tienen objetivos comunes, que se corresponden con los fines de la institución. Entendiendo esto llegamos al punto clave de una adecuada actitud y competencia profesional: - - Hay que dejar de lado competencias inútiles que nos hacen perder de vista el objetivo último, sea la mera custodia o sea la reincorporación social del interno. - Hay que facilitar el trabajo de otros profesionales. Igual que el orden y cumplimiento de la normativa se revela como esencial en el devenir diario de la prisión, la participación y ocupación positiva del tiempo libre de los internos no sólo es un fundamental en su desarrollo personal, también contribuye de manera decisiva en el mantenimiento de un clima tranquilo que facilita las tareas de seguridad. - Hay que ser flexible en el desempeño del trabajo, adaptarse a las circunstancias. - Ser parte activa en la toma de decisiones y solícito en la acumulación de conocimiento formal (normativa) e informal (cultura concreta de la prisión en que una se encuentre). Hay que entender que todos somos piezas necesarias en el adecuado funcionamiento de la prisión. No hay que escatimar esfuerzos a la hora de informar (por escrito y verbalmente). 5. EL CONTROL DE LA CONDUCTA DE LOS INTERNOS 5.1 ESTILOS DE RELACIÓN: LA ASERTIVIDAD Los fines más importantes del trabajo del profesional penitenciario son los de garantizar la seguridad en la custodia de los internos, facilitar su convivencia y, en lo posible, contribuir a la tarea de mejora de sus factores personales. Para lograr cualquiera de dichos objetivos es preciso conocer y poner en práctica una serie de principios y estrategias de comunicación que van a facilitar esa tarea. El control de la conducta de los internos parte del autocontrol del propio funcionario, y se hace expreso en una serie de comportamientos que buscan crear en los internos una especial percepción de la calidad profesional y personal del profesional penitenciario. Uno de las principales dificultades a que se enfrenta un funcionario cuando empieza a prestar servicio en el interior de una prisión tiene que ver con el “hacerse obedecer”. Es de cajón que dentro del Centro Penitenciario debe exigirse el cumplimiento de las normas, lo que implica el ejercicio de la autoridad. Esta autoridad se puede ejercer de diversas formas, algunas de las cuales son extremas En consonancia a la forma en que se ejerce la autoridad obtendremos la respuesta de los internos. En función de la conducta del interno y de las circunstancias de cada momento, el funcionario ha de colocarse en un estilo de relación que permita controlar de forma firme, pero cercana, su comportamiento. Los internos tenderán a adecuar su conducta a las expectativas reales que les marque la posición desde la que actúe el profesional penitenciario, de acuerdo con estas dos variables: VERTICAL Exige desde el respeto y la comprensión. Trata al interno como persona. Exige desde la intolerancia. El interno es inferior y sólo tiene que obedecer. HORIZONTAL Comprensivo hasta creer que el interno seguirá sus consejos y se portará bien. Comprensivo/ compasivo con el interno, pero intolerante cuando no se comporta de forma correcta. CERCANA DISTANTE La asertividad En este sentido, es importante tener en cuenta el término que frecuentemente se utiliza en psicología de Asertividad (la defensa de los propios derechos). Así, la asertividad entendida como autoridad, se sitúa entre dos extremos a evitar: - Agresión: negar los derechos y sentimientos de los demás. Provoca respuestas defensivas y de rechazo. Sumisión: Negar los propios derechos. No hacer valer los intereses propios. De este modo, podríamos definir la Aserción como expresión de autoridad del funcionario, como el equilibrio profesional en el trato con los internos manteniendo los propios intereses como tal funcionario y respetando los de los internos, siempre que no contradigan la normativa regimental ni la convivencia. Técnicas verbales de aserción - DISCO RAYADO: Se trata de repetir una y otra vez, sin entrar en otras consideraciones, la orden, indicación o razón que mantiene el funcionario. Se levanta una barrera que no deja opción al interno. Es cómodo para el funcionario que sabe que el interno se acabará desanimando. - USO DE LA PRIMERA PERSONA: Deja claro que es uno como funcionario el que toma la decisión debido a razones pertinentes en cada caso (“yo tengo orden de…”, “es una orden y yo tengo que cumplirla”…). Desanima al interno al no dar pie a discusión alguna. No irrita al interno al evitar referencia a su persona. - PUNTO DE COINCIDENCIA: Busca un punto dentro de la exposición del interno en el que podamos mostrar nuestro acuerdo. Enfría el oposicionismo sistemático, el interno siente que se le entiende y se le predispone al entendimiento (“entiendo que es importante para ti, pero…”). - PREGUNTAR LAS RAZONES: muy útil en los casos en que el interno se encuentra alterado (“vamos a ver, ¿qué le ocurre para que usted se encuentre tan alterado?). El interno percibe que se le intenta comprender. Rebaja la tensión dando lugar a su explicación y predispone a la escucha mutua. - PRESENTAR LOS PROPIOS SENTIMIENTOS: El funcionario hace ver que coincide con el interno en su estado de ánimo. El interno aprecia que se le entienda emocionalmente (“ya te entiendo, si yo estuviera en tu lugar también estaría dolido, pero…”). - PRESENTACIÓN DE LA SECUENCIA HECHOS-CONSECUENCIAS: Se expone lo que está haciendo el interno y a continuación su consecuencia. Debe hacerse en tono tranquilo, exponiendo los hechos y las consecuencias con objetividad (“si haces o no haces…, voy a tener que ponerle un parte y, seguramente la comisión disciplinaria le sancionará por ello”). De este modo se demuestra el sinsentido de la actitud del interno. - FINALIZACIÓN DE LA DISCUSIÓN: Cuando no se llega a un acuerdo después de exponer cada uno su postura y el interno insiste, se puede finalizar la discusión recogiendo las dos posturas y concluyendo que no hay punto de encuentro (“usted quiere… y yo tengo orden de que no… como no nos podemos poner de acuerdo lo mejor es que lo dejemos”). El interno cumplirá la orden y no le quedará la sensación de derrota dialéctica. 5.2 NORMAS Y LÍMITES: LA CREDIBILIDAD DEL FUNCIONARIO La vida en el interior de un centro penitenciario está organizada y sometida a una serie de normas horarias y de funcionamiento. Es preciso conocerlas con exactitud, así como estar al tanto de las instrucciones que vayan surgiendo. Tan importante como la normativa formal, es la manera particular en que se aplica en cada centro. Es necesario ser especialmente receptivo al llegar a un centro penitenciario para asimilar las formas concretas de funcionar, la “cultura” del centro. La coherencia entre todos los profesionales en la aplicación de las normas, así como a la hora de la evaluación de la respuesta de los internos a las mismas, concede seguridad a la población reclusa, porque perciben unidad respecto a: • Qué hacer • Cómo y cuándo hacerlo • Qué no se puede hacer • Hasta dónde poseen margen de maniobra (autonomía) en la realización de algunos comportamientos La credibilidad del funcionario La capacidad de influir y motivar es necesaria en el profesional penitenciario. Partimos de la base de que nos vamos a encontrar con una población que, en la mayoría de los casos, carece de habilidades sociales adecuadas y que, además, deben convivir en un medio normativizado. El funcionario de interior debe saber marcar pautas, y eso lo conseguirá si acaba gozando de credibilidad ante los internos. La credibilidad del funcionario va a depender de tres vertientes conductuales: - La firmeza en la actuación. La determinación con que el funcionario afronta sus actuaciones es valorada por el interno como preferible a la dejadez y permisividad, al ser más ajustada a la idea que tiene de lo que debe ser un funcionario. Aunque no sea admitido con naturalidad, el interno reconoce que sin la presencia del funcionario el interior de la prisión sería un lugar imposible en el que convivir. - La congruencia en las decisiones. El interno busca regularidad en la actuación del funcionario. Las oscilaciones en el trato (hoy te dejo hacer, mañana no) hacen que el funcionario sea digno de poca confianza. - La flexibilidad no reñida con la congruencia y que permite adaptarse a la mejor circunstancia. Hay que tener en cuenta la relevancia y trascendencia de los hechos y los estados de ánimo del interno. 5.3 ESTRATEGIAS DE CONTROL: PRESIÓN (disciplina) Y ATRACCIÓN (refuerzo) La conducta ha de controlarse también teniendo en cuenta los dos grandes vectores de comunicación que marcan las relaciones interpersonales: . PRESIÓN (posición de superioridad que trata de imponer una idea o conducta) . ATRACCIÓN (posición de igualdad que trata de convencer) Estrategia disciplinarias A la hora de indicarle a los internos cuáles han de ser sus conductas, el profesional penitenciario puede utilizar (en función de la conducta del interno, sus características personales y las circunstancias), una escala de estrategias pertenecientes al vector de PRESIÓN, regida por los principios de economía y de eficacia: 1- observar al interno (que se dé cuenta de la observación del funcionario) 2- enunciar su conducta (por ej., “es la hora de ir al comedor”) 3- dar la orden (“vaya usted inmediatamente al comedor”) 4- lenguaje hechos consecuencias (“ya sabe usted que si desobedece y no va al comedor, está usted eligiendo que le ponga un parte por ello”) 5- aplicación de las consecuencias (“le voy a poner un parte porque se niega usted a obedecer la orden de ir al comedor con sus compañeros”) 6- lenguaje asertivo (“mire usted, lo que no voy a consentirle es que haga lo que quiera y deje de cumplir una norma del centro –acudir al comedor a las horas de las comidas- simplemente porque no le apetezca”) Reforzar la conducta de los internos El vector comunicativo de ATRACCIÓN consiste en utilizar formas de relación que incluyen la cercanía del funcionario con el interno. Debe utilizarse como método complementario de las estrategias de PRESIÓN que antes se han visto. Las fórmulas más importantes son dos: ¾ LA ESCUCHA ¾ El LENGUAJE POSITIVO 1- ESCUCHA: 9 Exige dedicar un tiempo suficiente a escuchar las razones, ideas, etc. del interno 9 Se trata de “escuchar con atención” (mirar a los ojos, guardar silencio, asentir, animar a que siga hablando, resumir lo que ha dicho, etc.) 9 Sirve para poder luego atender mejor y decidir adecuadamente la respuesta que hay que dar al interno, y le hace sentir que es considerado como persona por el profesional penitenciario 2- LENGUAJE POSITIVO: Es un refuerzo social de corte evaluativo, que consiste en: 9 Resaltar lo favorable (lo que el interno hace bien) 9 Indicar cómo puede mejorar (por ej., “estoy seguro de que si entras en el programa de Metadona te vas a sentir mucho mejor y te vas a quitar de encima un montón de problemas”). Armando de Carlos Rodríguez Subdirector Jefe EOT Centro Penitenciario de Teruel. Tfno. 978 603 307 [email protected]