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ASPECTOS BIOLOGICOS DE LA AGRESION
Glenda Hernández Vilches*
El presente artículo, así como el anterior sobre
aspectos sociológicos, aparecido en el N? 7 de
esta revista, forman parte del trabaio de un seminario sobre" la atención de enfermería al paciente con conducta agresiva", presentado en el
Hospital Nacional Psiquiát/lco en el mes de
agosto de 1980.
La agresión es la conducta violenta dirigida hacia un fin que puede ser ver·
balo físico. Es la exteriorización motora de los efectos de la rabio, enfado y has·
tilidad. La agresión está generalmente acompañada por la emoción de enojo o
rabia, y por cambios fisiológicos que se producen en el organismo por la activi·
dad física intensa. Es un acto de hostilidad, ataque y destrucción, que lEsiona a
otra persona directa o indirectamente. Representa todo lo que es violento y destructivo.
La agresión y la violencia tanto individual como de grupo, han llegado
a ser objeto de discusión constante. En los últimos años se puede citar: asesinatos
de personalidades mundiales, guerras continuas, el armamentismo en diferentes
regiones del mundo, los conflictos explosivos interraciales, los tumultos urbcmos,
la agitación estudiantil, el aumento considerable de los crímenes, la violencia y
el uso constante de ésta en los medios de información de las masas, etc.
El famoso psicólogo Kenneth Kineston, ha señalado que el "fenómeno
de la violencia" es para esta generación, lo que fue el "fenómeno del sexo"
para la era victoriana.
Muchos psiquiatras, antropófogos y otros científicos sociales, han presentado teorías y opiniones sobre el tema. Poco después de 'la Primera Guerra Mundial, el interés de Freud sobre la agresión lo lleva a formu'lar su concepto de
instinto de muerte, que colocó en oposición al instinto de vida. El etnólogo Konrad
Lorens cree que el instinto agresivo fundamental, tanto en los animales como en
el hombre, es tan básico como los impulsos de hambre y sexual, y en realidad
conserva las especies, más que destruirlas. Considera que sería desastroso para
el hombre si 'susinstintos agresivos se engendraran de alguna manera fuera de
él. Lorens afirma que el hombre posee constantemente impulsos agresivos, que
cuando son estimulados, se liberan y pasan a la acción en forma de violencia.
Cuanta mayor energía existo en un individuo, menos poderoso tiene que
ser el estímulo para provocar la respuesta agresiva. Una opinión más moderada
sostiene que la agresión es provocada sólo cuando el organismo se siente ame·
nazado. Otros observadores cons'ideran la agresión esencialmente como un rasgo de carácter. Frederic Wirtman no ha encontrado ninguna prueba en la neurofisiología o en 'la patología clínica, de que tengamos una cantidad de agresividad
"')
Supervisora de Enfermería, Hospital Nacional Psiquiátrico.
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instintiva y destructiva determinada congénitamente, a la que tenga que darse
expresión de un modo u otro. Erick Fromm afirma que el carácter sádico, el
carácter necrofílico y el carácter taciturno, son las estructuras de carácter que tienen más tendencia a la agresión. El primer tipo utiliza la agresión en un esfuerzo
para obtener el control sobre los demás; el segundo, odia y desea destruir la
vida¡ y el tercero, utiliza la agresión para compensar lo que considera una existencia triste y poco excitante.
Desde 1835, en los Estados Unidos ha habido cuarenta y un intentos contra oficiales del gobierno, De éstos, como se mencionó anteriormente, muchos han
sido dirigidos contra presidentes. En general, la personalidad del asesino presentaba características relativamente constantes. Se trataba de una persona solitaria, que evitaba relaciones estrechas con los demás, sexualmente inadecuada, y
producto de un hogar inestable, con una madre dominante y un padre ausente.
En los casos en que el padre estaba en el hogar, se distinguía por su brutalidad
y abuso del alcohol, e inestabilidad emociona'l en general. Como resultado, se desarrolla en el niño una identidad masculina inadecuada; y la actuación violentel
contra un hombre poderoso, es un intento inconsciente de demostrar masculinidad y, al mismo tiempo, de' suprimir la figura del padre odiado, personificado
en la víctima. El agresor ha sido incapaz de desarrollar un sentido de confianza
básica y de participación en el grupo. Esto, con frecuencia, es el núcleo de una
esquizofrenia paranoide.
Otra área de controversia es el papel que desempeña actualmente io televisión en la inducción de conducta violenta en el niño. En los Estados Uni00s se
efectuó un estudio en el año de 1972, sobre el impacto de la violencia televisada.
Se' logró demostrar que hay una moderada relación entre el hecho de ver violencia, yla conducta agresiva. No se aclaró si la violencia en la televisión provoca agresión¡ o sila conducta agresiva de nuestros tiempos es Ja causa de ;)rogramas agresivos en la televisión¡ o si ambos fenómenos son ocasionados por
un tercer factor. Este informe originó sobre todo discrepancias, y muestra las
dificultades de tratar el tema en forma objetiva. Sea que la conducta agresiva es
causada por la natura leza o por la educación, es evidente que respondemos a
las realidades de nuestros días.
El aumento de ,la población, la indiferencia de las autoridades a las frustraciones y la cólera acorralada de muchos individuos, la actitud permisiva de
los medios de repres'ión, son factores que producen un ::lima en el que' florece
la conducta agresiva.
En el contexto de las reacciones endocrinas, es muy difícil llegar a conclusiones definitivas. La médula suprarrenal produce catecolaminas, hormonas que
están asociadas a diferentes estados emocionales, En 1959 se hizo un estudio
comparativo de ,las excreciones de adrenalina y noradrenalina entre los jugadore's de jockey sobre hielo. Se halló que los despliegues emocionales activos, agresivos, se vinculan a una excreción incrementada de rTOradrenalina, en j-anto que
los papeles más pasivos y angustiantes, como el que corresponde al portero; se
asociaban' a niveles más elevados de adrenalina. De modo similar, los boxeadores producen más adrenal-ina en el período tenso de la espera antes del encuentro, y más noradrenalina inmediatamente después de iniciada la lucha. Von Euler
en 1956 determinó la concentración de noradrenalina en las suprarrenales de diferentes especies, y encontró que los animales agresivos, especialmente los felinos, poseían un contenido superior de norad¡'enalina, que especies no agresivas
como los conejos, Por otra parte, Funkens, Tein y Saloman, llegaron C1 la conclusión en 1952, por estudios en pacientes psicóticos y psiconeuróticos, de que la
angustia va acompañada de secreción de noradrenalina, en tanto que los estados agresivos se caracterizan por la secreción de adrenalina. La respuesta suprarrena'l no parece ser específica de una emoción particular, Así, no hay razón para
suponer que 'la naradrenalina sea más apropiada que la adrenalina para paner
un animal en condiciones de lucha.
La corticosterona y la cortisona están probablemente involucradas en la
fisiología de la agresión. La demostración de un vínculo humoral entre el hipotálamo y la corteza suprarrenal, ha estimulado el interés por ,la relación entre
los estados emocionales y la función adrenocortical. Como en el caso de las
hormonas de la médula, se ha concedido alguna atención al papel de las hormonas corticales en la producción de cambios emocionales. Se descubrió que los
enfermos de artritis reumatoide tratados con cortisona o con A.C.T.H., mostraban
un cambio de humor tendiente hacia la euforia, que no podía explicarse por la
mera desaparición del dolor. Algunos sujetos pueden pasar de la euforia r y caer
en auténticas psicosis, y se notó que la A.C.T.H., o la cortisona pueden provocar
cambios mentales en personas norma les. Estos ha Ilozgos fueron resum idos por
Allen, quien presentó testimonios de que las psicosis a menudo están asociadas
con enfermedades de 'las suprarrenales. No es posible un nexo entre )05 hormonas adrenocorticales y las pautas del comportamiento agresivo, aunque en general los cambios psicológicos asociados a estas hormonas son de naturaleza
agresiva, orientada hacia e'l exterior. Beach en 1952 ha señalado cuan poco probable es que cualquier tipo de comportamiento sea afectado por solo una hormona, o el que una hormona deba tener un efecto único y exclusivo sobre la
conducta. En su opinión, las hormonas adrenocorticales ejercen su efecto alterando las actividades funcionales de factores neuronales que controlan la respuesta
del comportamiento. De hecho, la respuesta psicológica a las hormonas adrenocorticales está condicionada en gran medida por la personalidad del individuo;
algunos se tornan alertas y eufóricos; otros, inquietos e irritables.
El papel que desempeñan los esteroides sexuales, es difícil de definir. Hay
abundante bibliografía sobre la relación con pautas de comportamiento sexual
con elementos agresivos, pero se dispone de muy pocos datos acerca de su relación con pautas de conducta puramente agresivas r sin connotaciones sexuales.
El efecto de las hormonas sexuales sobre la agresión es más definido en los
animales.
Numerosos experimentos en años recientes han demostrado efectos de la
función suprarrenal y de las gónadas sobre la actividad tiroidea y viceversa. Es
de esperarse por tanto, que estados emocionales como la agresión, tendrán efectos sobre' la tiroides, aunque no sea más que en virtud de su relación con las
glándulas productoras de esteroides. Aunque hay abundancia de pruebas para
ligar la función tiroidea con los estímulos generales de stress, no hay razón
para concluir que las pautas del comportamiento agresivo tengan un efecto específico sobre la función tiroidea, ni que las hormonas de la tiroides condicionen
pautas del comportamiento agresivo en particular.
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