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El papel de la inflamación en la esquizofrenia ■ Al igual que sucede en otras partes del organismo, en el Sistema Nervioso Central (SNC) los procesos inflamatorios tienen una doble función: pueden ser tanto protectores como neurotóxicos. El concepto de la “inflamación latente” implica que en el desarrollo de las enfermedades neuropsiquiátricas este fenómeno tiene efectos diferentes, tanto agudos como crónicos: mientras que en la inflamación aguda el sistema inmune general interactúa cercanamente con el del SNC, en sus procesos crónicos todo indica que la respuesta inmune neural se independiza del sistema inmune periférico. Se sabe que la interacción entre los factores ambientales y los componentes genéticos de la respuesta inflamatoria, son los elementos que van a definir si el resultado va a ser de salud o de enfermedad. La inflamación en el SNC está mediada por las citocinas pro-inflamatorias, por las células de la microglía y por la presencia de células inmunológicas periféricas como los monocitos, los macrófagos y los linfocitos T o B. Una respuesta inflamatoria exagerada puede generar daño tisular. La microglía comprende alrededor del 15% del total de la población celular del encéfalo y, como se mencionó, es el componente inmunológico primario en el SNC. Se le puede activar por diferentes vías: por un reto inflamatorio sistémico o por sensibilización generada por diferentes estímulos como la neuro-degeneración, la edad y el estrés. En el proceso de sensibilización participa el fenómeno de “kindling”: la exposición repetida a un mismo estímulo de baja intensidad produce con el tiempo la liberación de citocinas y de otros mediadores de la respuesta inmune. De esta manera, una vez sensibilizado el sistema, basta la presencia de un estímulo leve para desarrollar una intensa respuesta global. Con el efecto del estrés, la reacción inflamatoria va a tener un papel primordial para generar síntomas psicopatológicos ya que produce, a su vez, alteraciones en los sistemas de neurotransmisión y modificaciones de la conducta. Esto ha sido comprobado en varios modelos animales y ha dado lugar a la postulación de la teoría del modelo vulnerabilidad-estrés de varios trastornos psiquiátricos. Este modelo, postulado hace más de 30 años, considera que el estrés, tanto el mental como el físico, puede ser un factor que dispare, por ejemplo, un episodio psicótico en sujetos genéticamente vulnerables. En este sentido, el estrés representa un riesgo adicional para que la esquizofrenia se desarrolle. Hay estudios que demuestran que inclusive en la vida adulta las infecciones graves y los trastornos autoinmunes adicionan un riesgo importante para padecer Vol. 26, Número 11, Noviembre 2015 esquizofrenia o patología dentro del espectro esquizofrénico. El mecanismo subyacente de esta asociación se ha estudiado en modelos animales en los que se ha comprobado que la exposición a niveles elevados de estrés induce una activación de las citocinas pro inflamatorias. Se ha comprobado que las citocinas generan una reducción de la actividad glutamatérgica del cerebro al modificar el metabolismo del triptófano/kinurenina generado por la alteración del receptor NMDA, y esto va de acuerdo a la hipótesis que postula que la esquizofrenia es una condición determinada por una hiperdopaminérgia y una hipoglutamatérgia. Este mecanismo en su parte inicial, se ejemplifica en la figura 1. Se han descrito varios productos de degradación de las sustancias inflamatorias en el tejido cerebral post mortem de los esquizofrénicos y en el líquido céfalo-raquídeo del 50% de los pacientes con este diagnóstico. En los pacientes que aún no han recibido medicación se observa un patrón particular consistente en un aplanamiento de citocinas tipo I (interferón-γ, interleucina 2) en conjunto con un incremento compensatorio de las del tipo II (interleucinas 6 y 10). Esto indica que posiblemente el desbalance del sistema de las citocinas sea un factor que participa en la etiopatogenia del trastorno. De hecho, hay varios trabajos pioneros que muestran que el uso de interferón-γ como tratamiento para la esquizofrenia produce resultados promisorios. Por otra parte, algunas de las interleucinas parecen tener un efecto regulador de los sistemas de glutamato y de dopamina cerebrales. De manera particular, se ha documentado que el ácido quinurénico (que es un antagonista natural del receptor NMDA de glutamato y que es uno de los tres productos intermediarios neuroactivos de la vía de la quinurenina) se incrementa en la enfermedad, debido a que las respuestas inmunes tipo II inhiben la acción de la enzima IDO (Indolamina-2-3-dioxigenasa) que es la que participa en su metabolismo. Esto genera, por consiguiente, una reducción de la actividad del glutamato, lo cual, como se mencionó, forma parte de la teoría etiopatogénica de la esquizofrenia. La participación de los fenómenos de inflamación en el SNC y su relación con la etiología de la esquizofrenia se ha reforzado con los intentos de tratamiento que se han llevado a cabo con medicamentos anti-inflamatorios. Entre ellos destaca el uso de los inhibidores de la cicloxigenasa-2 (COX-2). Uno de éstos, el celecoxib, se ha probado en ensayos clínicos prospectivos y doble-ciego en las fases agudas de la enfermedad. En uno de estos trabajos, el celecoxib adicionado a la risperidona generó un efecto antipsicótico superior al observado con la combinación risperidona-placebo en un grupo seleccionado de pacientes. Los efectos diferenciales más identificados fueron los de la mejoría de las funciones de cognición. De acuerdo a la ma- 95 Señales de daño neuronal Muerte/daño neuronal Desencadenantes pro-inflamatorios X O PH Oligómeros Aβ agregados Microgliosis reactiva Aβ fibrilares Placas Activación de microglía (PGE2, IL-1, THFα, NO–, NOO–, O2•–, H2O2) Factores neurotróficos Figura 1 yoría de los resultados obtenidos, parece ser que esta aproximación terapéutica funciona mejor en aquellos pacientes con poco tiempo de evolución y no así en los crónicos y/o multitratados. Otra alternativa que se ha utilizado es la del antibiótico minociclina. Se sabe que en los procesos inflamatorios se presenta una activación intensa de la microglía y que esta activación se puede reducir con el uso de algunos antibióticos. La minociclina ha demostrado ser de utilidad en algunos ensayos clínicos y en casos anecdóticos, sobre todo porque ayuda a reducir los síntomas negativos de la enfermedad. Finalmente, otra alternativa es la del uso ya mencionado del interferón-γ. 96 En conclusión se puede considerar que los fenómenos de inflamación, que durante mucho tiempo fueron ignorados, participan de manera importante en el desarrollo de la esquizofrenia. Sin embargo, aún se requiere mucha investigación para comprender mejor la participación del sistema inmunológico en este tipo de enfermedades. Bibliografía MÜLLER N, WEIDINGER E, LEITNER B y cols.: The role of inflammation in schizophrenia. Front Neurosci, 9:372-381, 2015. Vol. 26, Número 11, Noviembre 2015