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EL PAYASO HOSPITALARIO "Una Esponja de Vida" Por: Juan Manuel Múnera Vásquez Nochebuena Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua. En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar. Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso. Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano: - Decile a.....- susurró el niño - Decile a alguien que yo estoy aquí. Eduardo Galeano. El hospital casi siempre lo apreciamos como un espacio de silencio, de sufrimiento, de austeridad, de urgencia. Cuando un infante viene al hospital, llega a un sitio nuevo y extraño para él o ella, en donde todos los allí presentes son ajenos totalmente; además que se ven sometidos a múltiples exigencias: exámenes fatigantes, tratamientos pesados, y sobre todo están alejado de su medio familiar y socio cultural. El pequeño paciente tiene que enfrentar una cantidad de rupturas (familiar, con sus amigos, escuela, y sus juguetes preferidos), llega a un universo desconocido: Sus hábitos de vida son perturbados, sus señales han desaparecido. Él toma esto como si fuera un castigo, hasta llegar a un estado de imposibilidad, angustia y de soledad. La enfermedad misma genera un caos complejo en el que se mezclan resentimientos, culpabilidad, sufrimiento e impotencia... a todo esto se agregan las restricciones de los tratamientos y la espera de buenos resultados. Todos estos factores inhiben el florecimiento del universo emocional propio de los infantes, quienes gracias a su increíble capacidad de adaptación o a causa del dolor extremo no tienen otra salida que la de doblegarse al universo del hospital. Si la misión primera del hospital es de curar, la puesta en cargo del niño no se reduce solo al cuidado técnico. La hospitalización de un infante debe garantizar su desarrollo, su autonomía y su distracción. El cuidado no solo debe ser un acto técnico, sino también educativo, relacional y preventivo; por lo cual deben haber acciones o iniciativas que le permitan al infante reencontrar las señales conocidas de su vida familiar, perpetuar sus hábitos de vida. El no debe abandonar el hospital traumatizado, sino enriquecido de una experiencia. Por esto se propone aliviar el sufrimiento de los infantes hospitalizados, promoviendo la curación con el humor, el trato humano y el respeto. En estos tiempos modernos es tan vital que se practique la medicina a través de la amistad, la risa y el buen humor. Los mensajes con un contenido de alegría, éxito, esperanza, amor y bienestar, son comunicaciones vitales que fortalecen el organismo, le infunden energía y hacen que se sientan llenos de vida; llegando así a un "tratamiento emocional". Vale la pena retomar unas palabras que dijo el médico Patch Adams: "El humor me ha dado buena salud física, emocional, familiar". Con todo esto no se nos puede olvidar que una buena Risa y un buen estado de Ánimo, representa siempre una fuente de salud para nuestro cuerpo y nuestra mente. "La Alegría es salud, la melancolía, es enfermedad". (William Shakespeare) La función terapéutica de la Risa franca y cordial ha sido puesta de manifiesto por sabios, filósofos y médicos desde la más remota antigüedad. El sencillo hecho de reír lo consideraban como un bien para la salud del cuerpo y el espíritu: pues la Risa alegre se relacionó desde siempre, con la vitalidad y la juventud de los seres humanos. La Risa y el humor son muy importantes para la vida. Lo cual se comprueba en un sin número de investigaciones que los procesos químicos que se originan a partir de la risa y el buen estado de ánimo hacen sentir mejor a las personas... es una manifestación somática del estado emocional. Puede considerarse a la Risa como lenguaje simbólico que permite el traslado de emociones, tanto física como moralmente, es considerada el elemento relajador por excelencia para los momentos de tensión. Actualmente, no existen dudas a cerca de los beneficios físicos y psíquicos que la Risa nos aporta. Médicos, psicólogos y científicos, todos coinciden en reconocer el efecto beneficioso y hasta curativo que tiene: mejora la circulación sanguínea, dilata los vasos, relaja los músculos, moviliza algunos de ellos que solo las carcajadas ponen en acción, oxigena los pulmones, elimina toxinas, produce endorfinas, conocidas como hormonas de la felicidad, y sobre todo, contribuye a cerrar las malas experiencias y a confiar en un futuro mejor. Otros beneficios de la Risa: • • • • Aumenta Inmunoglobulina salival "A". Incrementa la concentración de colágeno. Disminuye la hormona suprarrenal cortisol (hormona causante del estrés). Duplica la rapidez del pulso (el corazón late más aprisa). La alegría y sus expresiones corporales, están apenas tocado. Surge, sin embargo, como una interesante posibilidad, un amplio territorio emocional y afectivo, mediante el cual el hombre moderno, sujeto a tantas presiones y tan complejas tensiones, buscaría la Risa como un escape razonable, biológico y adecuado. Retomando nuevamente al doctor Patch Adams y su peculiar forma de ver la medicina, reposa sobre el supuesto de que esta ciencia no se puede limitar a sanar los dolores físicos sino que se debe satisfacer las necesidades emocionales de los enfermos. De ahí la importancia de recuperar la capacidad curativa de la Risa, mecanismo que los seres humanos han reservado para los momentos alegres sin tener en cuenta que es una excelente herramienta de catarsis en los momentos de crisis. Pero que nos quede muy claro que no solamente la Risa es el único objetivo para llegarle al infante hospitalizado, sino que debemos tener encuenta además de la Risa, el Afecto, la Esperanza, el Amor, la Ternura, la Ilusión, la Confianza... En fin, reivindicar la ALEGRÍA y que se convierta en parte del tratamiento de los infantes hospitalizados en todo el territorio. Claro está que los beneficios se verán a largo plazo, no basta con hacerlo un momento y nada más, el trabajo se ve con el tiempo. Y es allí que la intervención del "Payaso Hospitalario" se centra: La función del Payaso a través de la Risa y el juego en el hospital, es de poner en circulación el universo emocional del infante con sigo mismo, con sus padres, familiares, amigos, con el personal que lo atiende (médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales, personal del aseo, entre otros). Este universo el cual puede ser positivo o negativo, constituido de rechazo, de cólera, de miedos o de sueños, son signos del deseo de seguir con vida. Y por qué el Payaso? El Payaso es una figura universal, lo encontramos en todas las culturas, en todos los continentes y en todas las mitologías. Es como un espejo del ser humano, nos muestra, tras las morisquetas y sus gestos grotescos que hay entre la Risa y el llanto, cual es nuestro verdadero rostro. El alma del Payaso representa el alma del ser humano: los opuestos, las contradicciones, la dualidad. Especialmente los infantes se identifican fácilmente con el Payaso porque éste hace todo lo que ellos desean hacer: rebelarse, desobedecer, transgredir lo prohibido, inoportunar, divertirse y lo que es más grande para él... JUGAR. A través del Payaso refleja sus deseos, sus proyectos, todo lo que quería hacer y le es prohibido por los adultos. Se convierte para algunos infantes en la única persona, ese "ser" a quien puede excluir de su cuarto, sus juegos, frente a quien puede expresar su cólera o su deseo de decir no. Allí él, el infante, es quien manda, es el dueño de la situación. Y es que el Payaso es uno de los mejores transmisores de la Risa y la Alegría que la humanidad haya descubierto jamás. "... ese gran especialista contra toda infección sentimental". El Payaso se relaciona con algunas de las actividades más cotidianas y gozosas del ser humano: La Risa, la gesticulación, y la imitación. Y con la etapa probablemente más apasionante de nuestra vida... la infancia, que como se sabe, está llena de temores, ingenuidad, aprendizaje, descubrimiento y juego. Él es un apasionado de la vida, es como el niño que mientras juega, cae, se golpea, se levanta y continua el juego. Siempre encuentra más interés en mirar hacia delante que recordar el pasado. Detrás de cada Payaso, hay un ser humano que desea expresarse, comunicarse con el otro y compartir con los demás. Por eso el "Payaso hospitalario" debe transmitir una imagen global positiva como persona, como "SER"; que nos haga mantener la fe en nosotros mismos, en el ser humano tal como es, con sus virtudes y defectos. También debe ser un defensor de la Esperanza, tejedor de Ilusiones. Más no concentrarse en combatir la enfermedad o tratar de prolongar la vida, sino de procurar que la existencia del paciente sea más cómoda y agradable mientras dure su lucha, sobre todo de aquellos que tengan una enfermedad terminal. Que su objetivo final sea el de dar un apoyo emocional, ya que con éste, los pacientes sufren menos depresión y dolor. El "Payaso Hospitalario" debe procurar tener un especial cuidado de la salud anímica y espiritual. Más que curar el cuerpo, debe aliviar el alma. Y que no se nos olvide que la Risa, la Alegría, el Amor, la Ternura, el Afecto, la Esperanza, la Amistad, el Alivio, el buen Humor, la Ilusión y la Tranquilidad... son expresiones de los sentimientos claves para la salud. ¡Bienvenido pues al Hospital, estos niños grandes... los Payasos!