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Cirugía bariátrica Dr. Rafael Álvarez Cordero* Antecedentes La obesidad es definida por la Organización Mundial de la Salud como “una condición de acumulación anormal o excesiva de grasa en el tejido adiposo, que puede afectar la salud”,1 fue por miles de años la garantía de supervivencia de los seres humanos. El aporte de alimento de nuestros antepasados era incierto, los primitivos cazadores podían pasar muchos días antes de cobrar una presa para el sustento de sus familias; cuando había alimento, era necesario ingerir la mayor cantidad, para tener reserva energética en los días en que escaseaba. Muestra de ello son las estatuillas primitivas. -de las que la más conocida es la llamada Venus de Willendorf, que se encuentra en el Museo de Historia Natural en Viena, Austriaque describen lo que pudo ser el prototipo de mujer de las cavernas: cuello ancho, pechos voluminosos, vientre y muslos amplios y redondeados, descripción típica de lo que se llama obesidad severa. Algunos médicos de la antigua Grecia y Roma hicieron observaciones sobre ciertos síntomas que se asocian a la obesidad, y así describieron la disnea, la fatiga, la apnea del sueño, y sobre todo la vida corta de los grandes obesos; en sus escritos había ciertas observaciones acerca de la alimentación y consideraciones generales, pero nada más; Hipócrates señala “hay que comer con moderación, trabajar tenazmente y beber vino”, y Galeno escribe “hay dos tipos de obesidad, la moderada y la inmoderada; la primera es natural y la segunda mórbida… por lo general, la obesidad aparece por desobediencia a la naturaleza”. …………………………………………………………………………………………… * Presidente Honorario de la Sociedad Mexicana de Cirugía de la Obesidad A.C. Ex Presidente de la Federación Internacional para la Cirugía de la Obesidad y Desórdenes Asociados IFSO 2 En el siglo X, Avicena (Hakim Ibn-e-sina), legendario médico persa que escribió el Canon (Al-Quanun) de la medicina, señala claramente: “Las personas obesas tienen riesgo de muerte súbita,… son vulnerables a los ataques de hemiplegia, palpitación, diarrea, desmayos y fiebre debida a su temperamento frío… los hombres gordos son infértiles y producen poco semen y las mujeres obesas no se embarazan y si lo hacen, abortan, y su deseo amoroso es débil”. Luego añade: “las personas obesas casi no pueden moverse, como lo hacen los gimnastas y los soldados, su caminar es lento y fatigoso, y sus cara se pone morada si hacen algún esfuerzo”. Avicena también aborda algunos aspectos de la conducta de los grandes obesos, “es difícil lograr que estas personas dejen de comer, ya que parece que tienen una pasión por ingerir grandes cantidades de comida casi sin cesar, y mientras más variedades se presentan ante sus ojos, más avidez tienen de engullirlas”. 2 Con estos antecedentes, se podría suponer que la comunidad médica hubiera dedicado parte de sus investigaciones a la obesidad, pero los textos, aún los de principio de este siglo, la describen más como una “condición” que como una enfermedad; lo que reflejaba el sentir de las culturas occidentales desde el Renacimiento hasta el principio del XX, en donde la obesidad en el hombre era sinónimo de bienestar social y económico, y en la mujer, status social, ya que podía darse el lujo de comer sin límites. Las obras de arte realizadas en esos siglos muestran “venus” cuya obesidad es evidente, y sin embargo eran prototipo de belleza. Hay pocos escritos en el siglo pasado que aborden la obesidad desde el punto de vista médico, uno de ellos es del de William Chambers, quien propuso que el origen de la grasa corporal se debía a los componentes oleaginosos y no oleaginosos en la dieta, que se transforman en grasa dentro del cuerpo. También en el siglo pasado se acuñó la palabra “adiposis” para mencionar la obesidad, y se describieron el Síndrome de Pickwick, el de Prader-Willi, y Francois Quetelet publicó en 1936 el índice paso/talla, base del actual Índice de Masa Corporal. 3 Con todo, no fue sino hasta que las compañías de seguros de vida comenzaron a elevar las primas de seguro a los individuos con exceso de peso, porque calcularon que un exceso de 10 % por encima del peso que tenían a los 20-30 años era perjudicial, y que un exceso mayor de 25 % acortaba la vida, cuando la comunidad médica prestó atención a ésta que es en la actualidad la segunda causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares, y confirmó los hallazgos de las compañías de seguros. 3 A partir de los años 30, pero sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, junto con el aumento de las cifras de obesidad en Norteamérica, se comenzaron a hacer estudios de todos los factores de la obesidad, y a evaluar los resultados de las soluciones dietéticas, farmacológicas y conductuales para esta enfermedad. La cirugía no tenía papel alguno en el manejo del paciente obeso, y no sólo eso, sino que los textos de cirugía señalaban que el enfermo obeso no puede anestesiarse, que tiene un gran riesgo si se opera aún del problema más sencillo, y que si hay alguna enfermedad que requiere cirugía, el enfermo debe bajar de peso antes de someterse a ella. La etiología de la obesidad es multifactorial; se conoce el sustrato genético de algunas formas de obesidad, aunque se considera que la mayor parte de los pacientes obesos tienen hábitos alimentarios inadecuados y poca actividad física que condiciona la acumulación de grasa, dado que el organismo solamente puede acumular energía sobrante en forma de grasa, ya que la capacidad para almacenar carbohidratos es extremadamente limitada. En la actualidad la obesidad es un padecimiento universal, la Organización Mundial de la Salud lo considera “la epidemia global”, y afirma que es la segunda causa prevenible de muerte en el mundo; 1 en México, una encuesta mostró que la obesidad -entendida como la que tiene un índice de masa corporal (peso/estatura al cuadrado) mayor de 30, se presenta en el 21.4 por ciento de la población, 4 otra más reciente eleva la cifra de obesidad a 28 por ciento, 5 y en la actualidad, en algunos grupos, en particular urbanos y en especial niños y 4 adolescentes, la obesidad se puede hallar hasta en el 40 por ciento de la población. 6 Historia La cirugía de la obesidad o cirugía bariátrica nació en Minneapolis, Minnesota, el 9 de abril de 1954; Arnold Kremen, John H. Linner y Charles Nelson realizaron una derivación intestinal en una enferma con 155 kilogramos de peso y graves problemas agregados. Informaron de su operación, unía la primera parte del yeyuno con el final del íleon para disminuir la superficie de absorción intestinal y lo publicaron en el Annals of Surgery ese mismo año. 7 Nacía así la cirugía “absortiva” de la obesidad, llamada así porque afecta la fase de absorción de alimentos, debido a la pequeña longitud del intestino funcionante. Esta operación fue popular en Norteamérica y otros países, y tuvo buenos resultados iniciales, pero pronto se observó que tenía consecuencias desfavorables para los enfermos, que sufrían litiasis renal, esteatosis hepática o desnutrición severa. Hacia mediados de los años 70, esta operación fue desechada por la comunidad médica y está totalmente contraindicada. Poco después de la cirugía absortiva, nació la cirugía “restrictiva” cuyo objetivo es restringir la capacidad gástrica, -provocar un síndrome de estómago pequeño-, gracias al cual el paciente se siente satisfecho cuando ingiere una mínima porción de alimento. El pionero de esta cirugía es el Dr. Edward E. Mason, quien el 11 de mayo de 1966 operó a la primera paciente con obesidad haciendo un cierre gástrico y formó un neoestómago de aproximadamente 100 ml., que unió al intestino por una gastroyeyunoanastomosis. El doctor Mason realizó esta operación en seis pacientes con obesidad, -después de cuidadosos estudios en el laboratorio del Dr. Owen Wangensteen en los que demostró que la operación no era ulcerogénica-, y publicó el resultado de sus seis primeras operaciones en la Clínicas Quirúrgicas de Norteamérica en 1967. 8 A partir de entonces se han ensayado numerosas técnicas, unas significan un avance real en el manejo quirúrgico, otras son simplemente propuestas que no 5 tienen resultados satisfactorios; el Dr. Mathias L. Fobi hizo un estudio histórico y encontró 43 técnicas sugeridas para controlar la obesidad, la mitad de ellas quirúrgicas, y después de un análisis tanto de los resultados como de las publicaciones científicas, concluyó que hay solamente tres técnicas quirúrgica para la obesidad que pueden ser confiables, reproducibles y seguras. 9 En marzo de 1991, los Institutos Nacionales de Salud en Norteamérica reunieron a un grupo de médicos expertos y analizaron el papel de la cirugía en el tratamiento de la obesidad severa. Dictaminaron que: 1.- la obesidad severa es una enfermedad mortal, que acorta la vida y produce o agrava diversas enfermedades, 2.- los tratamientos médicos para este tipo de obesidad tienen resultados muy pobres o nulos, y 3.- la cirugía restrictiva es el tratamiento de elección para ésta enfermedad. 10 Esto constituyó el reconocimiento formal de la cirugía en el armamentario terapéutico para la obesidad severa, que a partir de entonces ya ha tenido, en forma progresiva, una mejor y mayor aceptación tanto en la comunidad médica como en el público. En México la cirugía de la obesidad se inició al final de los años 60 y principio de los 70, cuando dos grupos de cirujanos, uno del Instituto Nacional de la Nutrición “Dr. Salvador Zubirán” y otro del Hospital General del Centro Médico Nacional del Instituto Mexicano del Seguro Social realizaron sendas series de operaciones de derivación intestinal para valorar su utilidad para el control de la obesidad severa. Poco después, ambos grupos concluyeron que esta técnica tenía efectos indeseables y así lo informaron a la comunidad médica. 11,12 Poco después se iniciaron las operaciones restrictivas, con derivaciones gástricas (bypass gástrico) en varias modalidades, seguidas de gastroplastías verticales con sus variantes, y más recientemente, con técnicas de cirugía laparoscópica se realizan bypass gástricos, bandajes gástricos y gastroplastías verticales, llamadas “mangas gástricas”. Actualmente México es uno de los países con mayor experiencia en Latinoamérica en cirugía de la obesidad, y los grupos de cirujanos, tanto en la práctica privada como en las instituciones oficiales de salud, realizan en forma continua operaciones para el control de ésta enfermedad. 6 En 1993 se fundó la Sociedad Mexicana de Cirugía de la Obesidad, A.C., que agrupa a los cirujanos que llevan al cabo estas operaciones en todo el territorio nacional, con experiencia cada vez mayor, mejores resultados y una mejor calidad de vida para sus enfermos operados. A su vez, ésta Sociedad fundó con la Sociedad Americana, la Sueca y la Italiana, la Federación Internacional para la Cirugía de la Obesidad y Desórdenes Asociados (I.F.S.O. por sus siglas en inglés) que agrupa actualmente a 41 sociedades nacionales de cirujanos de obesidad. 13 A lo largo de estos casi cincuenta años, el objetivo de los cirujanos ha sido uno: lograr el bienestar del paciente por medio de la reducción de su obesidad. Inicialmente sus esfuerzos fueron encaminados a encontrar la mejor operación, a disminuir riesgos operatorios y perioperatorios, posteriormente buscaron documentar no sólo el descenso del peso corporal y mejoría en el índice de masa corporal, sino la mejoría en las alteraciones clínicas (hipertensión arterial, neumopatías, artropatías, etc.) y químicas (glucosa, colesterol, triglicéridos, etc.) como consecuencia de la cirugía. Actualmente, cuando la cirugía es confiable, reproducible y razonablemente segura, el esfuerzo está encaminado a mejorar la calidad de vida y evaluar los resultados no sólo en términos de exceso de peso perdido, sino de bienestar del enfermo operado. 14 Indicaciones de la Cirugía de la Obesidad Existe un consenso internacional acerca de las indicaciones de la cirugía para el enfermo con obesidad severa, que son las siguientes : 15 1. Debe sufrir obesidad con Indice de Masa Corporal (I.M.C.)(*) mayor de 40, o con IMC de 35 y una o varias comorbilidades (**) 2. Debe tener ausencia de enfermedad endócrina causante de obesidad. 3. Debe haber tratado de controlar su obesidad por medios médicos por un tiempo razonable sin éxito 4. Debe conocer perfectamente los procedimientos quirúrgicos, sus ventajas y sus riesgos. 5. Debe tener una actitud positiva hacia la operación, entender claramente. 7 su participación en el proceso postoperatorio, y firmar, antes de la cirugía, el consentimiento informado correspondiente. Los pacientes que no llenen estos requisitos, no deben ser sometidos a cirugía de la obesidad, toda vez que los protocolos de estudio en todo el mundo han considerado por consenso éstas como condiciones indispensables para realizar dichas operaciones. Los individuos con sobrepeso discreto, no deben ser operados, y a ellos se debe ofrecer tanto el cambio de hábitos alimentarios como de actividad física. Valoración preoperatoria Como en toda cirugía mayor, el enfermo con obesidad severa debe ser estudiado integralmente, y el equipo multidisciplinario compuesto por cirujanos, internistas, psicólogos, nutriólogos etc. es el que en conjunto da el aval para la cirugía, y en la sala de operaciones, el paciente debe ser monitorizado con electrocardiograma, medición de presión arterial, oximetría y si la cirugía es laparoscópica, capnometría. Anestesia La anestesia es semejante a la de pacientes no obesos, con la salvedad de que: a) la intubación puede ser difícil, y b) el paciente obeso puede tener mala ventilación en la sala de recuperación y debe permanecer bajo vigilancia y en posición de semi-fowler, para facilitar su ventilación; en la gran mayoría de los casos no se requiere la atención en una Unidad de Cuidados Intensivos. …………………………………………………………………………………………… (*) Índice de Masa Corporal: cifra que resulta de dividir el peso entre la estatura al cuadrado. (**) Comorbilidades: problemas relacionados con la obesidad severa que aumentan cuando aumenta ésta y disminuyen cuando es tratada satisfactoriamente: hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular, dislipidemias, diabetes tipo II, apnea del sueño, síndrome de hipoventilación, osteoartritis, infertilidad, así como hipertensión intracraneal idiopática, enfermedad venosa de miembros inferiores, reflujo gastroesofágico e incontinencia urinaria de esfuerzo. 8 Técnicas Quirúrgicas En la Conferencia de Consenso de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica en 1991, 10 se consideraron dos tipos de técnicas quirúrgicas como las más adecuadas para tratar la obesidad severa: la derivación gástrica (bypass gástrico) con sus variantes, la derivación biliopancreática y la gastroplastía vertical con sus variantes; desde 1995 se empleó la banda gástrica. Es preciso considerar que el progreso continuo de la tecnología y el mayor conocimiento de los resultados a largo plazo de las diversas técnicas podrán modificar en el futuro la importancia relativa de cada técnica. El Colegio Mexicano de Cirugía para la Obesidad y Enfermedades Metabólicas A.C. considera que, en el momento actual se pueden recomendar: la derivación gástrica (bypass gástrico) con sus variantes la banda gástrica ajustable la derivación biliopancreática con switch duodenal la manga gástrica la plicatura gástrica Actualmente todas estas operaciones pueden realizarse con técnica laparoscópica gracias al desarrollo de grapadoras quirúrgicas especiales para laparoscopía. Es indudable que la aparición de la cirugía laparoscópica cambió para siempre la forma de operar, pero en el caso de la cirugía de la obesidad esto es más importante porque el paciente obeso tiene una respiración abdominal, que quedaba muy restringida con las grandes incisiones de la pared abdominal que se realizaron antes de que aparecieran las técnicas de invasión mínima. Esto permite que la evolución postoperatoria de los pacientes sea mejor y su tiempo de hospitalización sea más breve, unas cuantas horas; en la actualidad, todos los centros de cirugía de obesidad en el mundo están capacitando a sus cirujanos para la realización de todas las técnicas quirúrgicas por vía laparoscópica. 16,17 9 Derivación Gástrica (Bypass Gástrico) 18,19,20 Esta operación consiste en la creación de una pequeña bolsa gástrica, con capacidad de 25 a 30 ml., que se une al resto del aparato digestivo por medio de una Y de Roux. El yeyuno se secciona a 10-15 cms. del ángulo de treitz y se asciende por el espacio retrocólico y se une por una gastro-yeyuno-anastomosis con una boca anastomótica no mayor de 1.2 cms. El estómago residual, el duodeno y el yeyuno proximal se unen por medio de una yeyuno-yeyuno-anastomosis término-lateral o latero-lateral, la cual se realiza a una distancia variable entre 30 y 100 cms, del ángulo de Treitz. Es importante preservar la circulación del estómago, tanto en la bolsa gástrica neoformada, como en el resto, de modo que continúe anatómica y funcionalmente íntegro. Las técnicas quirúrgicas evolucionan constantemente y la aparición de nuevos equipos de cirugía laparoscópica, cada vez más “amigables” con el cirujano y con el paciente, minimizan tanto la dificultad quirúrgica como las molestias para el operado. 10 Banda Gástrica Ajustable Laparoscópica 21,22 La banda gástrica ajustable consta de un anillo de silastic inflable, unido a un tubo alimentador y un reservorio semejante a los utilizados para quimioterapia percutánea. Se coloca en el fondo gástrico, muy cerca de la unión esófago-gástrica, para formar un neo-estómago de 20 ml. La banda gástrica ajustable se puede colocar por laparotomía o por laparoscopía. Al colocarla por laparotomía, se hace en el abdomen una pequeña incisión vertical media supraumbilical, se diseca la unión esofagogástrica y se coloca la banda, cerrándola, calibrándola y fijándola con puntos gastro-gástricos sin lesionarla. Si la operación se hace por laparoscopía, se utilizan 5 o 6 trocares, se aborda la región esofagogástrica, se hace la disección de un pequeño túnel retrogástrico, se pasa la banda, se cierra y se calibra desde el exterior; al terminar se coloca el reservorio en el fondo de la aponeurosis del recto anterior o del oblicuo. Esta banda puede ser ajustada en los meses subsecuentes por la inyección o extracción de agua estéril del reservorio. 11 Derivación biliopancreática con switch duodenal En 1993 el cirujano canadiense Picard Marceau presentó una modificación de la técnica quirúrgica de derivación gástrica y en 1995 el cirujano español Aniceto Baltasar publicó los primeros resultados en Obesity Surgery. 23 El objetivo de esta operación es asegurar al paciente una alimentación no excesivamente restrictiva y combinar ésta con una absorción deficiente. La técnica consiste en una gastrectomía longitudinal que deja una bolsa gástrica grande, de más de 400 o 500 ml. de capacidad; a continuación se corta la primera porción del duodeno y se cierra; la operación continúa en el intestino delgado, a 10 o 15 cm del ángulo de treitz, y se asciende la rama distal para unirla al estómago a nivel del píloro. El duodeno (cerrado en su porción proximal) y el intestino delgado, se unen al asa intestinal a distancia variable entre 100 y 200 cm; el objeto de conectar el duodeno y el yeyuno muy abajo en el tracto intestinal es disminuir en forma importante la absorción de alimento. 12 Manga gástrica La llamada manga gástrica es una técnica en la que únicamente se hacer una gastroplastía vertical total con eliminación del 80 por ciento del cuerpo gástrico, de modo que el estómago se convierte literalmente en una “manga”. 24,25 La base fisiopatológica de ésta técnica supone que en el cuerpo del estómago es donde reside la Grelina, responsable en gran medida de la sensación de hambre; si se excluye gran parte del estómago, el paciente tiene efectivamente menor sensación de hambre. 26 Se aborda el epiplón mayor y se separa totalmente de la curvatura mayor del estómago; la disección se inicia desde 5 cm antes del píloro hasta el diafragma; acto seguido se pasa una sonda 38-40 French y se hace un corte y grapeo del estómago en forma ascendente, desde la parte inferior del estómago hasta el cardias. Es preciso verificar la hermeticidad de toda la línea de grapas; después de lo cual se extrae el estómago excluido por uno de los orificios de la laparoscopía. 13 Plicatura gástrica En los últimos años han aparecido reportes de una técnica que se antoja sencilla porque no hace ningún corte del estómago ni utiliza grapas, y que se ha popularizado en lugares en donde el costo de estos materiales es alto. Se trata simplemente de disecar el epiplón mayor para liberar el estómago y hacer una plicatura de este sobre sí mismo, de modo que la capacidad gástrica se disminuya notablemente, con un volumen de 50-80 ml. Los resultados son satisfactorios 27 aunque queda por ver si en el futuro éste tipo de gastroplastía podrá permanecer intacta y no volverá a crecer la capacidad gástrica. 14 Manejo Postoperatorio El manejo postoperatorio en el paciente obeso no difiere fundamentalmente del que se indica para todo paciente operado, pero hay que tener presentes varios puntos para prevenir problemas: a) Ventilación: El enfermo obeso tiene limitada su ventilación, y puede tener broncoespasmo al terminar la anestesia, es prudente vigilar en forma continua su ventilación y actuar en consecuencia; además, su respiración es predominantemente abdominal, por eso no es tendencia a la heparina o conveniente que se coloquen vendas abdominales. b) Anticoagulación: El hipercoagulabilidad, enfermo por lo obeso que tiene debe recibir glucosaminoglicano de heparina en dosis farmacológicas c) Movilización: Uno de los factores determinantes de la evolución del paciente operado es la movilización temprana, que debe iniciarse el día mismo de la operación. d) El resto de órdenes: Hidratación, antibioticoterapia, analgesia, son similares a las indicadas en todas las intervenciones quirúrgicas. e) A las 24 horas, antes de iniciar la hidratación por vía oral, es necesario hacer un estudio radiográfico con material de contraste para verificar que la operación es anatómica y funcionalmente correcta. f) La alimentación oral se inicia con pequeñas cantidades de líquido cada cinco o diez minutos, para hidratar al enfermo adecuadamente y poder suspender la hidratación endovenosa. A la semana, la hidratación se añadirá de purés o papillas y a las cuatro o cinco semanas, se indicarán tres alimentos al día. g) Parte importante de la recuperación es la actividad física. El enfermo operado debe por lo menos caminar una hora al día, y después de tres semanas, hacer ejercicio físico aeróbico por 45-60 minutos diariamente. 15 Seguimiento a Mediano y Largo Plazo El manejo integral del enfermo obeso requiere la vigilancia continua y el seguimiento de por vida del paciente. En este sentido, el enfermo debe ser visto por el cirujano cuando menos una vez por mes en el primer año, después cada tres o cuatro meses por dos años y cada seis a ocho meses en los años subsecuentes. En estas visitas, es necesario conocer además del descenso de peso, la baja del Indice de Masa Corporal y del porciento de grasa corporal, las condiciones clínicas del enfermo, las modificaciones de los parámetros químicos alterados por la obesidad, sus nuevos hábitos alimentarios, su tolerancia al ejercicio físico. A mediano y largo plazo, en los individuos operados de derivación gástrica o sus variantes, se puede presentar anemia ferropriva, que afecta al 5-10 por ciento de los enfermos y requiere la administración oral de hierro. En ocasiones, con una frecuencia del 1 al 2 por ciento, 16 puede presentarse úlcera de la boca anastomótica que necesite tratamiento médico y en raras ocasiones cirugía. Los enfermos operados pueden tener niveles séricos bajos de algunas vitaminas, por lo que a partir del segundo mes, se administran en forma intermitente complementos vitamínicos por vía oral. La hernia de la pared abdominal se presenta entre el 1 y el 5 por ciento de los pacientes operados y requiere corrección quirúrgica una vez que el paciente ha perdido peso y la tensión sobre la pared abdominal ha disminuido. Importancia del concepto cuidado integral del paciente Los estudios a largo plazo de la evolución de los pacientes confirman que la condición especial de quienes sufren sobrepeso condiciona la tendencia a volver a las prácticas poco saludables de mala alimentación y sedentarismo. Esto ha llevado a la creación del concepto cuidado integral del paciente, (Total Patient Care, TPC) que supone que tan importante es la intervención quirúrgica 16 como el apoyo del grupo: nutriólogos, psicólogos, preparadores físicos, etc., para que el resultado final sea satisfactorio. Porque el objetivo de cualquiera de éstas operaciones no es el descenso de peso del paciente, sino su cambio de estilo de vida poco saludable por un estilo de vida saludable, lo cual inevitablemente conlleva el descenso de peso corporal, la disminución del porcentaje de grasa corporal y la disminución de la severidad o eliminación de las comorbilidades asociadas con la obesidad. En todo el mundo, las clínicas o grupos de trabajo con mejores resultados son las que adoptan el concepto de cuidado integral del paciente, y todos los especialistas que participan unen sus esfuerzos para ofrecer lo mejor a cada individuo operado. Las estrategias de cuidado integral del paciente incluyen una muy cuidadosa selección del candidato a cirugía, con una información completa que incluye un “examen de conocimientos” para que el paciente comprenda perfectamente los objetivos de la intervención quirúrgica. Incluyen también las consultas preoperatorios de Psicología, Nutriología y Educación Física para diseñar un programa personalizado que aborde el problema particular del paciente. Después de la cirugía, el cuidado integral del paciente supone no sólo las visitas periódicas con el grupo quirúrgico, sino las interconsultas necesarias con los otros departamentos, y las reuniones con pacientes y sus familiares, en los Grupos de Apoyo, que permiten el intercambio de experiencias, la presentación de testimonios de buenos resultados y el estímulo para que todos los pacientes tengan una mejor autoestima y los mejores resultados. Valoración del Resultado de la Cirugía Uno de los puntos fundamentales de la cirugía de la obesidad es la valoración del resultado a corto y largo plazo, y para esto hay diversas formas de valorar los resultados de las intervenciones quirúrgicas. En términos generales, se acepta que las intervenciones quirúrgicas para obesidad severa tienen una morbilidad menor del 5 por ciento, y una mortalidad menor del 0.5 por ciento. 17 Para estimar los resultados de la cirugía de la obesidad, es preciso tener en cuenta que no existe relación entre la magnitud de peso perdido y el bienestar del paciente, dado que hay quien no ha perdido más del 25 por ciento de su exceso de peso y se siente satisfecho, en tanto que puede haber otro que ha perdido casi el 100 por ciento y no tiene satisfacción por ello. Las formas más comunes de valorar los resultados son: a) Tomando en cuenta el porcentaje de exceso de peso perdido: I. Excelente 100-75% exceso de peso perdido II. Bueno 74-50% exceso de peso perdido III. Regular 49-25% exceso de peso perdido IV. Malo 24-0 % exceso de peso perdido b) Los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica señalan tres niveles de éxito: I. Pérdida del 25% o más del peso preoperatorio, o II. Pérdida del 50% o más del exceso de peso, o III. Pérdida de peso del 50 % del peso ideal c) Edward E. Mason señala simplemente que un buen éxito es la pérdida del 25 % o a. más del exceso de peso a cinco años, sin reoperaciones d) En la actualidad se tiende a unir el resultado de descenso de peso y mejoría de comorbilidades, con la autoevaluación del enfermo respecto a cómo se siente comparado con su calidad de vida antes de la cirugía. 14 Investigación en cirugía de obesidad Uno de los aspectos más fascinantes de la cirugía de la obesidad ha sido la investigación constante, tanto de las técnicas quirúrgicas como de los efectos metabólicos que tienen las intervenciones en pacientes obesos. 18 Ahora se sabe a ciencia cierta que la cirugía de la obesidad no sólo resuelve el sobrepeso del enfermo, sino que alivia o mejora las comorbilidades asociadas con la obesidad; así en dos artículos recientes se hizo un análisis estadístico cuidadoso de más de 22 mil pacientes operados ocho mil pacientes, 17 16 y otro a diez años de más de y se comprobó que la diabetes, la hipertensión, las dislipidemias y la apnea del sueño disminuyen o se alivian totalmente. La investigación sobre las consecuencias metabólicas de la baja de peso continúa, y en la actualidad se analizan las relaciones de muchos péptidos digestivos en la regulación del metabolismo de los carbohidratos; así, Hickey y Poires postularon un nuevo paradigma en la diabetes mellitus al encontrar que la exclusión duodenal puede corregir la diabetes aún en individuos sin exceso de peso (28); así nació el concepto de Cirugía Metabólica. Cirugía Metabólica Uno de los avances más importantes en la cirugía bariátrica ha sido el comprobar que los postulados de Poires son una realidad; de hecho, la relación entre la cirugía gástrica y la diabetes fue mencionada en un olvidado trabajo de Murray Freeman en 1955 29 pero ahora se estudia intensamente. El mecanismo por el que se encuentra una resolución de la diabetes aún no se ha precisado, pero las investigaciones apuntan a la modificación de la actividad de una serie de incretinas en el estómago el duodeno y el intestino proximal. 30 El trabajo más reciente, que reúne las opiniones de los expertos en el tema, considera que: a) El término “cirugía metabólica” debe ser usado en lugar de “cirugía bariátrica” porque el objetivo inicial no es la pérdida de peso sino la mejoría del metabolismo. b) Se debe estandarizar la forma de hacer la cirugía para que los resultados sean comparables. 19 c) El Índice de Masa Corporal es útil pero no el mejor para determinar quién debe operarse, porque discrimina a grupos étnicos, a pacientes viejos y a hombres. d) es necesario seguir la investigación a fin de conocer la verdadera explicación de la resolución o mejoría de los diabéticos no obesos. 31 Por otra parte, no se pueden pasar por alto las investigaciones que se hacen en relación con la obesidad en otras áreas no quirúrgicas; así, Nora Volkow, investigadora mexicana ahora directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas en los Estados Unidos, ha trabajado en la identificación de defectos en el hipotálamo relacionados con adicciones, (al tabaco, al alcohol, a las drogas) y encuentra que, tanto en animales de laboratorio como en seres humanos, existe una depleción de dopamina que puede ser la responsable de las adicciones. 32 Consideraciones finales Es importante señalar algunos puntos que hacen de la cirugía de la obesidad una subespecialidad sui-géneris, que requiere la dedicación especial del cirujano que desee operar pacientes con obesidad severa. 1. La obesidad es una enfermedad aún desconocida en su verdadera dimensión; se conocen algunos elementos genéticos como causa o condicionante de su aparición, se conoce el efecto de la mala alimentación y el sedentarismo, pero ni su etiología ni su fisiopatología son perfectamente conocidas como ocurre en otros padecimientos. 2. Como consecuencia de lo anterior, la cirugía de la obesidad nunca curará a un paciente con obesidad severa, y su objetivo es claro: disminuir el exceso de peso corporal, disminuir el porcentaje de grasa corporal, mejorar las comorbilidades asociadas, y ofrecer una mejor calidad de vida al paciente. 33 3. Lo anterior requiere, además del conocimiento y dominio de las técnicas quirúrgicas aquí señaladas, un compromiso especial del cirujano de 20 obesidad y de todo su equipo, para ayudar de por vida al paciente, y estimularlo a que cambie en forma permanente su estilo de vida. 4. Seguramente en el futuro próximo habrá nuevos enfoques y nuevas técnicas que ofrecerán mejores resultados con poca o nula morbilidad, que deberán incorporarse al armamentario terapéutico cuando hayan sido debidamente valoradas. 5. La cirugía bariátrica y metabólica seguirá progresando, pero no se puede ignorar el hecho de que nuevos descubrimientos en los procesos neuroquímicos responsables de la obesidad pueden desembocar en la producción de medicamentos que controlen ésta enfermedad sin necesidad de cirugía 34 de la misma forma que la cirugía gástrica para el tratamiento de las úlceras desapareció casi por completo con la aparición de medicamentos derivados de la cimetidina. Referencias 1. Obesity, Preventing and Managing the Global Epidemic. WHO Technical Report Series. Geneva, 2000. 2. Natham, B. A medieval view on obesity. Obesity Surg 1992; 2: 217-218. 3. Garrison RJ, Castelli WP. Weight and 30 years mortality in the Framingham study. Ann Intern Med. 1985; 103: 1006-1009. 4. 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