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MUMFORD
FICHA TÉCNICA
Director y Guionista: Lawrence Kasdan
Intérpretes: Loren Dean, Hope Davis, Jason Lee,
Alfre Woodard, Mary McDonell,
Pruitt Taylor Vince, Zooey Deschanel,
Martin Short, Kevin Tighe, Ted Danson.
Jane Adams.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Ericson Core
Año: 1999 EEUU
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Comentario
Lawrence Kasdan nos vuelve a presentar una joya del cine independiente,
Mumford, un film que dirige y crea como guionista, una película coral como lo
es la mayoría de su cine, con actores y actrices venidos de un tipo de cine
sencillo, directo, alejado de grandes escenarios y superproducciones.
Nacido en 1949 en Miami, su fama comenzó cuando lo eligieron como
guionista de “El Imperio contraataca” de la saga la Guerra de las galaxias. Su
primer éxito como guionista y director vendría con la película, “Fuego en el
cuerpo”. En 1988 realizó el “Turista accidental” donde Geena Davis ganaría un
Oscar como actriz de reparto. Sigue haciendo excelentes comedias y repitiendo
con actores y actrices, es el caso de, “Te amaré hasta que te mate”, o “French
kiss”, sin olvidar su obra maestra según la mayoría, el “Grand Canyon”, otra
película coral repleta de buenas interpretaciones de ajustado sentimiento.
Mumford, aunque es la menos conocida y no alcanzó el éxito esperado, no deja
de ser una película de gran belleza, con sólidos diálogos y un espléndido
reparto de secundarios-protagonistas. Los personajes que pueblan la película
sirven para hacer un retrato actual y diseccionar la compleja personalidad
humana.
James Newton Howard nació en Los Ángeles 1951. Extraordinario compositor
que ya ha intervenido en otros films de Kasdan. Su carrera es extensa como
compositor, músico y escritor de canciones. Tiene estudios de orquestación y
sabe manejar diferentes géneros musicales como se aprecia en: “El príncipe de
las mareas”, y otras de dibujos animados, “Atlantis”, “El planeta del tesoro”. Ha
recibido numerosos premios y nominaciones al Oscar.
En Mumford, hay fusión de ritmos y estilos. Sus melodías imprimen carácter a
esta “Pequeña obra maestra del cine”. Utiliza canciones orquestadas como
“Hoodoo Voodoo Doll” de la Brian Setzer Orchestra, o rock como “Yakety Yak”.
Algunos de los actores más conocidos son:
Loren Dean nace en Las Vegas en 1969, se formó en el teatro y debutó en el
cine en una comedia para adolescentes Plain Clothes. Ha intervenido en
“Gattaca”, “Billy Bathgate” y “Amor por accidente”. Es un actor de recursos y en
esta película está brillante, sobrio y maduro.
Hope Davis, nace en New Jersey en 1964, actriz camaleónica que trabajó en
“A propósito de Schmidt”. En 2003 recibió el premio a la mejor actriz del año del
círculo de críticos de N.Y. por “American Splendor”.
Jason Michael Lee 1970 California. Debutó de la mano del director de cine
independiente Kevin Smill en “Mallrats” ganando el premio Independent Spirit
Awards por su papel en “Persiguiendo a Amy”.
Nos encontramos en un pueblo tranquilo, Mumford, con personas y problemas.
Y con un terapeuta, el Dr. Mickey Mumford (Loren Dean), que solo lleva cuatro
meses en el lugar y ya goza de la simpatía y la admiración de un nutrido grupo
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de pacientes. Cada día, su consulta se va llenando de seres variopintos con
sus fobias y filias, a los que el doctor, con su método poco ortodoxo va dando
respuesta.
Uno de los pacientes es el farmacéutico, el señor Henry A. Follett (Pruitt Taylor
Vince), con fantasías sexuales sobre señoras arrebatadoras, sensuales,
voluptuosas, y sobre hombres musculosos y atractivos, todo lo contrario de su
propio aspecto: gordo, sin ningún atractivo físico, calvo y abandonado por su
mujer.
En la consulta, el señor Follett habla sin parar de las escenas que imagina. Un
día, su imaginación está desbordada hasta el punto de que Mumford da por
finalizada la consulta antes de tiempo. El farmacéutico protesta y el doctor le
dice, que no quiere oír más ese día, que si no confía la terapia no tiene sentido.
Otro paciente es el abogado criminalista Lionel Dillard (Martin Short), que le
hace perder el tiempo contando majaderías sin ir al fondo del asunto.
Armándose de paciencia el médico le pregunta: -tal vez quiera contarme lo que
le ha traído aquí. Y él contesta arrogante: -es usted muy impaciente para ser un
lavacerebros. Continúa con su cháchara hasta que el doctor le dice que tiene
derecho de admisión, que no le cobra la sesión y que no quiere volver a verlo
por su consulta.
Para recuperar fuerzas, Mumford acude al “Café de Lily`s” que regenta su
amiga y vecina, Lily (Alfre Woodward) una mujer madura, que se ha hecho a sí
misma, y que echa de menos la compañía de un hombre. Allí los dos charlan y
ella comenta que en el poco tiempo que lleva en el pequeño lugar tiene más
pacientes que los otros dos “loqueros” del pueblo juntos y le pregunta: ¿Qué
te hace tan popular, cuál es tu secreto?
Y Mumford sonríe con complicidad y le contesta con otra pregunta: -Te caigo
bien, ¿por qué? -No estoy segura, déjame pensarlo -y Lily le devuelve la
sonrisa.
Hay personas que acuden a terapia guiados por su entorno, como la señora
Althea (Mary McDonnell), una mujer sensual, madura, e infeliz que compra
compulsivamente y a la que sus hijos obligan a ir al psicólogo. Llora porque
nadie entiende sus excentricidades y dice respecto de su familia: -actúan como
si ellos no tuvieran ninguna excentricidad, y créame, las tienen. Todo el mundo
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tiene algo de que avergonzarse en la vida, incluso usted seguramente. Y el
doctor contesta: -Y más que muchos.
Vive con sus hijos y su segundo marido que está siempre trabajando y que le
paga todos sus caprichos. Althea invita al doctor a cenar una noche en su casa
para que conozca a su familia.
Después de cada jornada Mumford se va a casa, un pequeño apartamento que
mantiene en penumbra, situado en lo alto de la ciudad y con magníficas vistas.
Lo primero que hace al entrar es encender el televisor y ver un programa de
sucesos titulado: “Misterios sin resolver”.
Otra paciente es una chica joven llamada Nessa (Zooey Deschanel) que es
enviada por su colegio para su curación. Ella está obsesionada con el mundo
irreal de las modelos, llega a la consulta cargada de revistas, fuma, hace como
si el mundo no le interesara, tiene cierto aire punk unido a un desaliño bien
estudiado. Parece impacientarse con el doctor:
-Nessa:
-doctor:
-Nessa:
-doctor:
¿Por qué pierdo el tiempo contándole esas cosas?
¿Y por qué me las cuenta?
No me haga eso se lo suplico, habla como un loquero.
Forma parte de mi número.
Cada sesión con Nessa es diferente. Unas veces le dice al doctor que las
mujeres lo encuentran atractivo y lo miran en el supermercado; en otras se
calla y no para de fumar; o le dice que hay un chico que la incordia y quiere
salir con ella. En la última consulta le comenta, que está reconsiderando sus
últimos consejos respecto a querer adelgazar y no conseguirlo (la chica es muy
delgada), y repite la frase que le dijera el doctor: -quizás seríamos más felices
si aceptamos que hay cosas que no cambian, tal vez, sería como un alivio.
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Algunas tardes, Mumford corre por el bosque colindante al pueblo en busca de
soledad y sosiego. Sube hasta lo más alto, se sienta en una roca, y con una
linterna en la cabeza espera la noche para luego regresar a casa.
Un día, estando en un bar comiendo, se le acerca Skip (Jason Lee), un joven
multimillonario que da trabajo a todo el pueblo, le dice que quiere hablar con él
y le pide que sea su amigo, y que le pagará por eso. Solo tienen que hacer
cosas de amigos juntos, como jugar a lanzarse una pelota. Skip le cuenta que
ha oído hablar mucho de él y le habla de la clave de su éxito como si fueran
viejos conocidos:
-Skip:
Mi padre me dijo, descubre qué necesita la gente y dáselo.
Supongo que muchos padres lo dirán, pero lo hice y tuve
éxito. Actualmente puedo hacer casi todo lo que quiera (lo
dice con cara de tristeza y cierta desidia). Casi todo el mundo
trabaja para mí y ahí reside el problema.
-Mumford: ¿Me pides que sea tu amigo? Pero,…no es eso lo que quieres
de verdad, lo que ocurre en realidad es que tienes problemas
y quieres una terapia y crees que sería perjudicial para la
compañía que se supiera que tienes problemas. ¿Tu probleentonces es la soledad?
-Skip:
¿No le gusta esto?
-Mumford: Claro que me gusta, que podría haber mejor, muchos morirían
por lanzarle unas bolas a alguien.
Y así, Skip y el Dr. Mumford comienzan sus sesiones al aire libre, jugando a
lanzarse una pelota con guantes de béisbol en los terrenos de la compañía del
millonario y a la vista de todos, en un hermoso prado verde con apacibles
vacas pastando. Mientras juegan comentan cosas de la vida de los pacientes
del doctor. Skip le pregunta por su vecina, Lily, a la que encuentra muy guapa,
Mumford viendo su interés dice que es bastante mayor que él, pero el chico no
para de encontrar cosas en común con ella. Así que el doctor un día los
presenta y a partir de ahí, todo sigue su curso. Skip está encantando y se le ve
cada vez más feliz, le dice a Mumford que éste es el tipo de relación que
quería. Ambos comentan confidencias, Mumford incluso le habla de sus
pacientes, en concreto del señor Follet, y le dice a Skip preocupado que tiene
mucho interés en curar al farmacéutico de sus fantasías.
En la ferretería, el señor Crisp (Kevin Tighe) aborda a Mumford y le pide que
por favor visite a su hija, que lleva unos meses con ellos en la casa, que ha
visitado muchos médicos, el diagnóstico es: “fatiga crónica”.
-señor Crisp: ¿no visita usted a domicilio?
-Mumford: Generalmente eso no funciona. No es bueno para la gente
que tiene que cambiar.
Sofie Crisp (Hope Davis), comienza a ir a consulta y desde el primer momento
Mumford siente atracción por ella. Le explica que está demasiado agotada
como para hablarle de su propio cansancio:
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-Sofie:
Usted no me cree.
-Mumford: Yo no sé qué es real y qué no, nunca ha sido mi fuerte.
Le propone comenzar caminando un ratito todos los días, él la acompañará y
podrá cogerse de su brazo si le cuesta caminar. Sofie accede y él va a buscarla
a casa; cuando conoce a su desagradable y manipuladora madre comprende
por qué ella está enferma.
Mientras tanto el doctor va a cenar a casa de Althea y conoce a sus hijos, una
adolescente que le enseña las habitaciones llenas de cajas sin destapar de
pedidos hechos por su madre, y a su hijo, un muchacho que da vueltas por el
bosque con una escopeta y que está enamorado de una paciente del doctor,
Nessa. Llega el marido y padrastro de los chicos, papel corto pero muy bien
interpretado por el televisivo (Ted Danson), el señor Jeremy Brockett, que en
tono prepotente y ofreciéndole un habano afirma que a él solo le interesa el
éxito y vivir a todo tren. Al salir de la casa, el chico Martin Brockett (Jason
Ritter), le pregunta al doctor por Nessa y termina diciendo: -¿conoce a algún
tipo más idiota que mi padrastro? Y Mumford sonríe comprendiendo de primera
mano por qué su paciente es tan infeliz.
Continuamente el director, Lawrence Kasdan, utiliza las elipsis para mostrarnos
la variedad de personajes y a cada uno con su propia situación a resolver. El
ritmo es fluido y te mantiene alerta gozando de diálogos e interpretaciones de
una apariencia sencilla pero realmente magnífica.
El doctor mira por Internet en “Información para médicos”, todos los síntomas
que le ha descrito Sofie y se los transmite a ella como si él los hubiera
elaborado. Ésta se encuentra cada vez mejor con ella misma y con la
compañía del doctor que se está haciendo imprescindible en su vida. Siguen
con sus largos paseos aunque no cuentan con la aprobación de la señora Crisp
que no pierde ocasión de decirle que es un impostor:
-señora Crisp: ¿De qué clase de doctor es usted?
-Mumford:
Soy doctor en psicología.
-señora Crisp: No es un auténtico doctor.
-Mumford:
No, soy de los falsos.
Le dice a Sofie que el negativismo lo pone todo más difícil, y que si quiere
superarse tienen que hablar de cosas positivas. Sofie parece preocupada
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porque todos, su padre, su hermano y ella han defraudado a su madre.
Mumford le dice la siguiente frase para que la repita: -positivamente, tu madre
es una bruja. Y los dos sonríen. –Es una broma, responde el doctor.
En relación a las jaquecas de ella, el doctor tiene claro que: -tener dos ideas
contrarias en la mente puede dar dolor de cabeza, solo tengo que seguir dos
ideas opuestas, si tiras en direcciones opuestas se puede hacer desgarrones
en la tela. Sofie siente que ha encontrado a su verdadero curador del que poco
a poco se va enamorando y con angustia acude a su consulta para decírselo y
dejar de verlo. Mumford escucha con alegría y asombro el hallazgo de saberse
querido, sin embargo no le cuenta que él también siente lo mismo.
La amistad entre Sikp y Mumford aumenta y ambos se hacen cómplices de sus
secretos, aunque Sikp tiene dudas sobre el doctor y su forma de hablar de las
confidencias de sus pacientes. Mumford, con humildad le contesta, que tiene
derecho a sentirse así y que tendrá que estudiar esa cuestión a fondo. El
doctor cree que ha llegado el momento de decir su verdad porque lo requiere
su propio proceso evolutivo y le dice al joven: -te voy a contar lo que es de
verdad un secreto, te aseguro que no soy y que no he sido jamás psicólogo. Y
a continuación describe un pasado de drogas, de búsqueda, de estafas cuando
era inspector de hacienda, le habla de la falsificación de su nombre, de su
identidad y de su título y de cómo llegó a tocar fondo:
-Mumford: ¿Sabías que todas las especies de mamíferos han hallado
el modo de drogarse, embriagarse, anestesiarse, aunque
sea golpeándose contra una roca? Parece una necesidad
natural de huir alguna vez. Yo la he sentido desde siempre. Lo que vivía era una serie de vidas desbaratadas,
deslavadas; cada vez que abandonaba una de mis vidas
me sentía bien, todos los problemas de esa vida desaparecían, no tenia amigos, ni familia, la única fuerza estabilizadora eran las drogas. En una sociedad libre uno es
quién dice ser, si la fastidias en una vida, tal vez tengas
otra oportunidad.
-Skip:
¿Pero estudiaste psicología, verdad? ¿Fuiste a la Universidad?
-Mumford: Sí, estudié literatura.
-Skip:
¡Es increíble! ¡Pero si es genial!
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-Mumford: Entiendo lo que es querer superar un problema y eso es
lo que muchos intentan, yo solo escucho.
Mumford sigue narrándole que durante su degradación y en sus múltiples
empleos, siempre se dio la misma situación. Las personas cercanas lo
buscaban para contarle sus problemas y pedirle consejo. Esto lo hizo
recapacitar y conducir su vida por otros derroteros. Encontró un apellido para
él, Mumford, y más tarde halló este nombre, Mumford, “por casualidad” en un
mapa.
Mumford sigue aplicando su peculiar forma de resolver los problemas de sus
pacientes y con ello, les cambia la vida. Además de presentar a Skip y a Lily
para que se conozcan, como ya hemos visto, va a la farmacia del señor Follet y
le lleva una caja repleta de novelas antiguas, al verlas el farmacéutico evoca su
pasado y llora de emoción. A partir de ese momento cuando va a terapia ya no
son otros los protagonistas de sus fantasías, sino él mismo. La señora Althea
se separa de su marido y comienza a sentirse atraída por el señor Follet al
cruzárselo en la consulta de Mumford, y él ve en ella a la mujer de sus
fantasías. Nessa, comienza a salir con Martín, y se prometen dejar sus
adicciones, ella el tabaco y él la escopeta, que entierra en el bosque en un acto
más que simbólico. Todo parece ir acoplándose y tomando su sitio en el
Universo. La honestidad de Mumford y la conexión que establece con las
personas que se le acercan, unido a su sentido común y empatía, hacen que
sea capaz de mostrarles un abanico de posibilidades y les presenta las
capacidades que cada uno tiene para manejarse con plena conciencia en su
vida diaria, a la vez que alivia el sufrimiento de sus complicadas vidas.
A pesar de todo, Lionel, el abogado despechado por Mumford en la consulta,
junto con los otros dos médicos del pueblo, denuncian al doctor y comienza
una investigación. El psiquiatra y la psicóloga, con envidia y curiosidad sobre
su vida y su forma de ejercer la medicina, citan a Mumford para comer y
recabar información, intuyen que éste oculta algo. Le preguntan dónde ha
estudiado, cómo se llaman sus profesores y cuál es su método terapéutico.
Mumford con seguridad y aplomo contesta: -no tengo método, casi siempre
finjo, creo que en la mayoría de los problemas no se puede hacer mucho, son
muy complicados, están muy arraigados cuando vienen a mí; lo mejor que
puedo hacer es observar, escuchar, prestar atención y encontrar algo de la vida
secreta que tenemos todos. Si logro entender que pasa, tal vez, solo tal vez,
puedo ayudarles. Estas palabras influyen profundamente en el psiquiatra, el
doctor Ernest Delbanco (David Paymer), que se replantea cómo ha sido su vida
hasta ahora y rompe con ataduras del pasado además de cerrar la consulta
para hacerse paciente de Mumford.
La vida sonríe en el pueblo mientras Mumford vive su propio dolor. Skip le
aconseja que le diga a Sofie toda la verdad antes de que sea demasiado tarde,
pero esa misma noche, en el temido programa televisivo de misterios, la
historia de su vida y su desaparición salen a la luz. Acude corriendo a casa de
Sofie para darle una explicación. A pesar de las adversas circunstancias,
Mumford le declara su amor. Al día siguiente, junto con el resto de amigos y
pacientes, los dos acuden al Tribunal para que Mumford declare. Incluso en
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semejante situación, el terapeuta es capaz de ponerse en el lugar de la jueza
que muestra perplejidad y cansancio ante este caso.
Sofie le da un beso y le dice que le esperara, -total no tengo otra cosa que
hacer, responde ella burlonamente.
Camino de la cárcel, en el coche de la policía, el representante de la ley le mira
por el retrovisor y le dice:
-policía:
Más vale que se ponga cómodo, es un viaje de tres
horas, ¿es usted psicólogo?
-Mumford: No, no lo soy.
-policía:
Pero hace terapias.
-Mumford: No, ya no.
-policía:
Sin embargo ayuda a otras personas.
-Mumford: No se como llamarlo, pero eso ya se acabó.
-policía:
Vera, doc, mi esposa y yo tenemos un problemilla.
¿Le importa si se lo cuento?
(Y le mira por el retrovisor esperando una respuesta. Finalmente Mumford,
aceptando lo que los demás ven en él, le contesta con convicción):
Adelante.
Mumford, un bello pueblo donde todo es posible, imaginar, crear, soñar, vivir. Y
Mumford, un curador de almas que busca su propia liberación. Los lugares se
apoderan de nosotros y nosotros de los lugares, las casas hablan nuestro
lenguaje y el doctor supo que había llegado al sitio justo, en el momento exacto
y con las personas adecuadas para cambiar sus vidas y ellos la de él. Solo
cuando se ha vivido, sufrido y transformado dicho sufrimiento, la vida te escoge
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para ayudar a los demás en su propia sanación. Hay que gastar las suelas de
los zapatos yendo y viniendo de todos los rincones que aún quedan por
explorar.
En las sabias palabras de San Juan de la Cruz:
Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada;
para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada;
para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada;
para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no sabes;
para venir a lo que no posees,
has de ir adonde no posees;
para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
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