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documental
Dentistas
sin complejos
Odontología sigue siendo una de las carreras
más demandadas en la Universidad española, a pesar de que esto ya empieza a no ser
lo que era. ¿Qué atrae a tantos estudiantes?
MAXILLARIS ha ido a tres facultades de odontología madrileñas, dos públicas y una privada –las de la Universidad Complutense
de Madrid (UCM), la Universidad Rey Juan
Carlos (URJC), en Alcorcón, y la Universidad
Europea de Madrid (UEM), en Villaviciosa
de Odón– para hablar sobre el tema
con los protagonistas y con los decanos.
Reproducimos, a partir de aquí y
en las siguientes páginas, algunas
de sus opiniones al respecto.
MaxillariS
Abril 2007
HÉCTOR TAFALLA PASTOR
23 años, de Alicante, estudia cuarto en la URJC
“Al que estudia esta carrera
le importa más el aspecto
sanitario que el económico”
Héctor, aparte de ser el presidente de la Federación Nacional de
Estudiantes de Odontología (ANEO), y de moverse por los pasillos de su facultad como el mejor anfitrión de una fiesta, es un
aspirante a odontólogo “vocacional, desde los seis años”. “Tuve
problemas en el esmalte”, cuenta, “y fui a un odontopediatra con
el que tuve un trato excelente. Gracias a él yo estudié odontología, porque en mi familia no hay nadie relacionado con esta profesión ni con la sanidad en general. Al entrar en la Universidad me
di cuenta de que es lo que me gusta y a lo que quiero dedicar
mi vida”. Este alicantino llegó muy atraído por la cuestión del trato con el paciente, “porque yo no me veía haciendo una carrera
que me encerrara en un despacho con un ordenador. A mí siempre me ha gustado comunicarme con la gente, hablar con todo el
mundo y reírme, todas esas pequeñas cosas que al final del día
hacen que, en mi caso, sea feliz. Luego, aquí dentro, me di cuenta de que había más cosas, como la satisfacción personal y la del
paciente hacia ti. Tengo un amigo que dice que lo más bonito es
ver salir al paciente con la sonrisa puesta, nunca mejor dicho, y es
verdad”. Héctor reconoce que entró en la facultad “con expectativas de un nivel socioeconómico medio-alto”, algo que ahora se
ha relativizado mucho al darse cuenta de los problemas del
aumento de profesionales en ejercicio. “Eso es importante, pero
está aparte. Yo creo que al que estudia esta carrera le importa
más el aspecto sanitario que el económico”, sentencia. Tiene planeado realizar un máster en periodoncia, “la parte que más me
gusta”, y le interesa mucho, por el inglés, ir a Estados Unidos o a
Inglaterra a estudiar o a trabajar. “Pero primero un máster, porque
seguir formándose es importante para poder tratar a un paciente
de la mejor forma”. A largo plazo, sólo tiene un plan: montarse
“una clínica en Alicante, de donde soy. A ver si las cosas me van
bien. Es así de simple y de complejo a la vez, pero es lo único
que tengo en mente”.
Más de 3.600 solicitudes se presentaron el año pasado
en las universidades españolas para estudiar odontología.
De ellas, cerca de 2.700 concurrían para las 725 plazas que
ofrecían las universidades públicas (aunque al final se hizo
sitio para 782 estudiantes), y el resto, algo más de mil, se
materializaron en 623 matrículas en las universidades privadas. Aunque los datos están algo inflados por un efecto estadístico multiplicativo (muchos alumnos presentan su solicitud en distintas comunidades autónomas y, por tanto,
MaxillariS
figuran varias veces), ponen de relieve el gran desequilibrio
que existe entre la demanda de esta carrera y la oferta de
plazas para estudiarla. Un número de plazas que, por otra
parte, sigue aumentando con la implantación de los estudios en universidades que no los tenían, en respuesta a la
“demanda social”, y producen recelos en la profesión ante
la saturación del mercado.
Pero ¿por qué despierta tanto interés la odontología?
¿Realmente hay tanta vocación, como en la sanidad en
Abril 2007
documental
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general, o, simplemente, sigue vivo el tópico de la buena vida del dentista, a pesar de la saturación de profesionales que dificulta cada vez más las condiciones de
mercado en que se desenvuelven las clínicas dentales?
El doctor Alfonso Villa Vigil, presidente del Consejo
General de Odontólogos y Estomatólogos, señala que,
como en todas las profesiones, se busca la satisfacción
tanto profesional, por un lado, como laboral y económica, por otro. “Y, en nuestro caso”, afirma, “este segundo componente está un poco sobredimensionado, porque la sociedad no está informada de que esta profesión ya está saturada y de que hay paro”. “La gente”,
continúa explicando el doctor Villa, “se deslumbra con
las grandes facturas que muchas veces acarrean los tratamientos odontológicos (que no son mayores que las
que se generan en otras ramas de la medicina, y que el
paciente no ve porque no lo paga directamente), y
piensa que eso va íntegramente para el dentista, cuando a éste sólo le queda una mínima parte. Esa desinformación nos afecta ahora a nosotros, igual que hace años
se pensaba que ser médico era un chollo”. Para el presidente de los dentistas, se trata, fundamentalmente, de
una “cuestión de educación sanitaria. En cinco o diez
años, cuando haya diez mil dentistas en paro y la sociedad sea consciente de ello, la demanda bajará y estudiarán odontología los mismos que estudian medicina:
los que tienen vocación”.
Algo parecido afirma el decano de la Facultad de
Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos
(URJC), el doctor Rafael Linares García-Valdecasas, que
sigue viendo en las condiciones laborales del odontólogo (aunque no sólo las económicas) uno de los principales atractivos para los estudiantes: “La mayoría de
los alumnos no son conscientes de los problemas de
plétora que pueda haber, aunque comienzan a oír hablar de ello y cada vez hay más quejas contra el aumento de los alumnos admitidos, y se solicita un numerus
clausus como en medicina. Pero todavía no se ha trasladado que exista una falta de trabajo para ellos”. “El mercado”, afirma, “sigue absorbiendo, sobre todo en zonas
menos saturadas, donde no se ha visto el problema que
pueda existir en muchas ciudades como Madrid”. También es de esta opinión su homólogo en la Universidad
Europea de Madrid (UEM), el doctor Fernando Bandrés
Moya, que señala que las posibilidades laborales de los
odontólogos “son todavía elevadas, y ejercen la actividad profesional poco tiempo después de finalizar la
carrera”.
Los jóvenes estudiantes parecen desconocer, sobre
todo cuando llegan a la facultad, la situación real que
pueda tener el sector desde el punto de vista laboral y
económico, pero también es verdad que muchos ya no
vienen pensando en montar la clínica y comprar un
coche de alta gama. “Mi impresión es que el tópico de
MaxillariS
JULIA SÁNCHEZ ITUARTE
20 años, de Las Rozas (Madrid), estudia tercero en la UEM
“Me gustaría trabajar con más
gente y no estar sola en la clínica”
Su padre es dentista, aunque nunca se había planteado seguir su estela.
“Pero el último curso de bachillerato mi madre no pudo ir unos días a trabajar con él y fui yo a ayudarle. Me llamó la atención el trato con los
pacientes y el poder ayudar a la gente a que puedan sonreír, y eso es lo
que más me atrae ahora de la carrera”. Aunque todavía deja abierta la
posibilidad de hacer medicina en un futuro, ya que era su primera opción,
le gustaría trabajar una temporada en el extranjero y cursar algún máster.
Sobre cómo se plantea el ejercicio, explica que, “al principio, trabajaría
con mi padre y, luego, me quedaría yo con la clínica. Pero me gustaría trabajar con más gente y no estar sola en la consulta”.
Abril 2007
documental
MARTA BARÓN PRIETO
22 años, de Leganés (Madrid),
estudia quinto en la URJC
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“Nadie en mi familia es dentista
y tengo el camino muy duro”
Marta quería hacer una carrera sanitaria y al principio pensó en
medicina. “Pero mi segunda opción, por si la nota no llegaba, era
hacer odontología, y por eso estoy aquí”. Al igual que en cualquier otra rama sanitaria, buscaba “ayudar a los demás, tener trato
con la gente y poder darles un beneficio y mejorar su calidad de
vida de algún modo. La gente te dice que te vas a forrar cuando
les comentas que estás haciendo odontología, pero yo no lo tengo tan claro. Nadie en mi familia es dentista y tengo el camino
muy duro para poder abrirme y poder encontrar trabajo”. De cara
al futuro, le gustaría irse al extranjero, porque le han contado
buenas experiencias al respecto, y “aprender de gente que tenga
más experiencia que yo. Hacer mano, cursar un máster y, sobre
todo, formarme todo lo posible. Con el tiempo, si tengo la posibilidad, montar mi clínica, pero eso ya lo veo como una alternativa a diez o quince años vista. Ahora lo que quiero es formarme y
aprender”.
MaxillariS
ganar dinero se está perdiendo. Los estudiantes tienen
la noción de que es una carrera en la que se encuentra
trabajo fácilmente una vez que uno se gradúa, pero ya
no barajan la posibilidad de montar su consulta y ser
ellos sus propios empresarios. De hecho, la primera
opción que se plantea la mayor parte de los alumnos
es trabajar para terceras personas”, apunta el doctor
Mariano Sanz Alonso, decano de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid
(UCM).
En sus respuestas, los alumnos no suelen reconocer
abiertamente si lo que buscan principalmente son las
buenas condiciones económicas, aunque dejan entrever que las contemplan entre todo lo demás y que, a
más corto o largo plazo, esperan conseguirlas. Y en este
sentido se pronuncia Héctor Tafalla, estudiante de
odontología en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y
presidente de la Federación Nacional de Estudiantes
de Odontología (ANEO): “Todas las personas que entran en una carrera miran por la satisfacción profesional
que van a tener en un futuro y, aunque sea mínimamente, también por la economía”. Pero también opina que,
en lo que respecta a odontología, sigue habiendo mucho desconocimiento en la sociedad actual, “que piensa que el dentista se hace de oro, mientras que hay muchos aspectos que no conoce, que se descubren
cuando el estudiante sale de la facultad y se colegia y
ve que no todo es tan bonito”. “Hoy el odontólogo”,
concluye Tafalla, “tiene un sueldo medio, aunque tampoco es bajo”.
Hay un grupo de estudiantes que, aun conociendo
la situación del sector de primera mano, tienen algo
más despejado su futuro. Son los hijos de dentistas,
que esperan tomar en algún momento el relevo de sus
padres. Siguen siendo un grupo bastante significativo,
quizá no más que en otras profesiones, pero, a juicio
del decano de la Facultad de Odontología de la UCM,
ha variado mucho su distribución en el nuevo mapa universitario español. “En la Complutense”, asegura, “el porcentaje de alumnos hijos de profesionales es menos del
diez por ciento, y creo que esa proporción es distinta
en otras universidades”.
La sanidad está de moda
Al margen de sus posibles pretensiones económicas y
de su situación familiar, una de las razones que más
aducen los estudiantes para hacer odontología es estar
en contacto directo con los pacientes y prestarles un
servicio en el ámbito de las ciencias de la salud, que
están de moda. “En general, las ciencias de la salud”,
afirma en este sentido el doctor Sanz, “resultan muy
atractivas y, prácticamente todas, están muy solicitadas
y se cubren en primera opción con notas de corte muy
Abril 2007
documental
RAQUEL GIL JAIME
40 años, de Las Rozas (Madrid), estudia tercero en la UEM
“Cualquier empresa o negocio quizá
te dé más arriesgándote menos”
Raquel es enfermera, pero quería ampliar sus estudios. Siempre había
tenido en mente medicina, pero “está mal para entrar y luego, también,
está mal para trabajar. Se presentó la oportunidad de odontología y aquí
estoy”. Dice que lo que más le atrae de esta carrera es que al paciente “lo
tratas de forma integral, no te parcelas tanto como en medicina, en la
que te especializas y ya no vuelves a ver a un paciente, sino sólo una parte de él”. Está contenta porque la carrera está respondiendo a sus expectativas y no tiene miedo a la situación del mercado: “Hay sitio para todos
y gente suficiente”, asegura, pero cree que hace falta “más promoción,
para que vengan más pacientes, porque en España hay mucha gente desatendida”. Incluso se plantea la posibilidad de montar una consulta donde poder trabajar “con más gente, con algún compañero y que nos complementemos”. No cree que los estudiantes vayan a las facultades de
odontología atraídos por el aspecto económico: “Yo creo que la mayoría
son hijos de dentistas que quieren continuar la tradición familiar. Pero no
creo que vengan por dinero, porque cualquier empresa o cualquier
negocio quizá te dé más arriesgándote menos”.
altas. Salvo medicina, que está muy condicionada, todas
las universidades privadas las ofertan, lo que quiere decir que tienen mucha demanda”.
Los datos son bastante reveladores en este aspecto.
El curso pasado, más de 58.000 estudiantes, el 22% del
total, solicitaron estudiar una carrera de la rama de ciencias de la salud. Un volumen de demanda que se quedó ligeramente por encima del que registraron las carreras técnicas (21,5%, 57.000 solicitudes) y que sólo fue
superado por las de la rama de ciencias sociales y jurídicas, a la que fueron a parar 118.000 peticiones, el
44,5% del total. Detrás quedaban humanidades y ciencias experimentales.
Pero frente a este 22% de la demanda de los estudiantes que se va hacia las ciencias de la salud, esta rama
sólo representa el 8% del total de las plazas universita-
MaxillariS
rias disponibles. Este gran desequilibrio, que se viene
arrastrando desde hace años, hace que el bloque de
carreras de ciencias de la salud sea el único en el que el
año pasado aumentó el número de plazas, pero también
el único en el que, a pesar de ello, se cubrieron todas.
Y, en este sentido, odontología no se queda atrás.
Esta carrera, con una nota de corte de 7,99 registrada
este curso en Valencia, por ejemplo (era la más alta; la
más baja, un 7,19 se dio en Huesca), se cuela, junto con
medicina y fisioterapia, entre las carreras con la nota de
acceso más elevada (arquitectura, ingeniería aeronáutica, comunicación audiovisual y biotecnología). “Es una
carrera de ciencias de la salud que por los conocimientos y habilidades necesarios se acerca mucho a los estudios de medicina, lo que atrae a muchos alumnos”, seña(continúa en la página 158)
la el doctor Bandrés.
Abril 2007
documental
FERNANDO RUBIO
FARAJIDAVAR
19 años, de Alcorcón (Madrid), y
EDY ANGAMARCA ALVARADO
21 años, de Ecuador,
estudian segundo en la UCM
Una carrera con salida
y bien remunerada
Tanto Edy, que se sintió atraído desde pequeño
cuando iba a la clínica de un amigo de sus padres, como Fernando, que la tenía como segunda opción después de medicina, creen que
odontología sigue siendo una carrera con salida
y bien remunerada. Los dos quieren trabajar por
su cuenta, en su propia clínica.
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REBECA GARRIDO GALLEGO
25 años, de Madrid, estudia un posgrado en la UCM
“Yo he ido mucho al dentista
de pequeña, y me gustaba
ese ambiente”
Rebeca asegura que lo suyo ha sido siempre vocacional. “Yo he ido mucho
al dentista de pequeña, y siempre me ha gustado ese ambiente y todo lo
relacionado con la sanidad”. Considera que “no es tan real el tópico de que
se gana mucho dinero, aunque hay de todo, lógicamente”. Ejerce para terceros desde que se licenció, pero lo de montar su clínica, que es lo que le
gustaría, lo ve muy difícil.
MaxillariS
Abril 2007
documental
CARLOS DÍAZ LÓPEZ
20 años, de Cádiz, estudia segundo en la UEM
“Si me esfuerzo al máximo y
consigo hacer las cosas bien,
nunca habrá problemas”
Su padre es dentista, y él, que siempre se ha movido por la rama
de las ciencias de la salud, quería, inicialmente, “intentar medicina”. Pero “a medida que se iba acercando la selectividad y que
veía que no iba a llegar, y que mi padre era dentista y existía esa
posibilidad, acabé eligiendo odontología”. Lo que más le atrae
son las prácticas, y tiene ganas de “poder ejercer, que será cuando descubriré si sirvo o no sirvo”. Aunque no es medicina, lo
que está viendo le gusta bastante, porque cree que, en el terreno
de la boca, “se pueden hacer muchas cosas y muy bien hechas”.
Opina que la competencia en el sector cada vez es mayor, algo
que “siempre es una preocupación”, pero cree que la mejor fórmula para salir adelante es “aumentar la calidad. Si yo me esfuerzo al máximo y consigo hacer las cosas bien, nunca habrá problemas”. Quiere seguir formándose con los posgrados y,
seguramente, especializarse en algún área. Lo que sí tiene más o
menos claro es que quiere trabajar en su propia clínica.
MARTÍN GRANDE ANDUEZA
22 años, de Madrid, estudia quinto en la URJC
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“Tienes la opción
de especializarte
y hacer las cosas mejor”
Le trajo a odontología que se tratara de una “profesión relacionada con la salud, que te permite tener un contacto directo con el
paciente. Y el sentirte útil, al ser capaz de encontrarle a alguien
una patología y resolverla y ver que sale adelante y está contento
con el trabajo que tú haces. Es una satisfacción personal”. Asegura que también le llama mucho la atención medicina, que es
“más completa” y que le hubiera gustado estudiar los dos campos, como ocurría antiguamente con estomatología. Sobre el
aspecto económico de la profesión, afirma que no lo valoró
“como algo fundamental, aunque está presente, claro. Yo lo vi
como algo vocacional”. Reconoce que las salidas ahora mismo
“no están fáciles”, pero se muestra optimista: “Tienes la opción
de hacer un máster, de especializarte y de hacer las cosas mejor.
Eso siempre te dará más oportunidades”. Él, en este sentido, se
plantea cursar un máster de implantología y baraja como una de
las opciones “el ejército, ser dentista militar. Pero, vamos, todo
está en el aire”. Sobre todo lo de montar una clínica, que sería
“un plan a largo plazo, a muy largo plazo... pero tal y como veo
yo ahora todas las cosas”.
MaxillariS
Abril 2007
documental
BEATRIZ FERNÁNDEZ-SALGUERO
MARTA ÁLVARO BURGOS
18 años, de Córdoba, estudia primero en la URJC
20 años, de Talavera de la Reina (Toledo),
estudia tercero en la UCM
“El exceso de licenciados
está en todas las carreras”
“Quería estudiar algo relacionado con la salud y me parecía que era un trabajo práctico, con horarios flexibles”.
Como su compañero Nicolás,
piensa que “el exceso de
licenciados está en todas
las carreras, en todos los puestos laborales y dentro de lo
que cabe creo que,
en odontología, tampoco será
tan grave”.
“Siendo un buen profesional,
no vas a tener problema”
Entre medicina y odontología, que eran sus dos
opciones, se quedó con
lo segundo. Sabe que
empieza a haber masificación, pero cree que “siendo un buen profesional,
no vas a tener problema”.
Se plantea concurrir a
algunas oposiciones, o
incluso ser odontóloga
del ejército. “Con el paso
de los años, me gustaría
montar una clínica privada, porque al principio no
creo que sea posible”.
MARCOS SEGURA SÁNCHEZ
18 años, de Alicante, estudia primero en la URJC
“Con una buena especialización, a
lo mejor te lo puedes montar bien”
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Hizo el bachillerato en
la rama de la salud y entró en
odontología como segunda
opción (quería medicina).
Pero está contento. Confía en
poder trabajar a gusto y cree
que “con una buena
especialización a lo mejor
te lo puedes montar bien”.
Su idea es llegar a tener su
propia clínica después de
trabajar con otros.
NICOLÁS PÉREZ NICOLAU
19 años, de Canarias, estudia primero en la URJC
“Estudies lo que estudies, siempre
te van a decir que hay muchos”
“Me gusta la medicina, pero
no quiero algo tan general”.
“La odontología”, afirma
Nicolás, “es más especializada
y me parece que tiene más
salida”. Sobre las amenazas
de plétora, contesta
que “estudies lo que estudies,
siempre te van a decir que hay
muchos. Tienes que hacer
lo que te guste”.
MaxillariS
MIGUEL JORDÁ FIOL
22 años, de Palma de Mallorca, estudia tercero
en la UEM
“Si eres bueno, triunfas;
si no, fracasas”
Miguel tiene familiares relacionados con la odontología, algo que “desde pequeño me ha tocado y me
ha atraído”, asegura, “y,
aunque había pensado en
medicina, quería una carrera ni muy corta ni muy larga, una de cinco años relacionada con la salud y que
me llamara la atención”. Le
gusta la dinámica de trabajo del dentista, la relación
con los pacientes, “que es
muy íntima”, y también “la
idea tan gratificante de curar el dolor de los demás con tus propios medios”. No tiene claro su futuro, salvo que quiere trabajar
como autónomo, pero piensa que acabará especializándose en
algo y que sería bueno adquirir experiencia y un idioma en el
extranjero. Recomienda que, “si lo haces por dinero, no te metas
en odontología, porque absorbe mucho y tiene una gran carga
psicológica”. Ante el exceso de profesionales cree que la clave,
como en todo, es que “si eres bueno, triunfas; si no, fracasas”.
Abril 2007
documental
MARTA PAZ CORTÉS
20 años, de Madrid,
estudia tercero en la UCM
“Trabajaré donde pueda,
porque lo de montar
la clínica, es imposible”
Marta es de Madrid y no tiene ningún familiar
que sea médico ni dentista. Pero asegura que
odontología siempre le ha gustado y que lo suyo
era “el trato con los pacientes”. “Para medicina
no me daba la nota, y eran demasiados años”,
explica. Entró en la facultad con “muy buena
imagen de la profesión, en el sentido de que
había que saber muchas cosas y estudiar para
tener un amplio campo de conocimientos, porque en lo que respecta al tópico del dinero es
mentira: hace muchos años se ganaba mucho
dinero, pero hoy en día no”. Afirma, medio en
broma, medio en serio, que “hoy vamos todos al
paro”, pero sí es verdad que tiene “miedo de no
encontrar trabajo cuando salga”. Por eso, cree
que será fundamental ampliar la formación con
másteres, y que tendrá que trabajar “donde pueda, porque lo de montar la clínica, desde luego,
es imposible”.
158
(viene de la página 150)
De hecho, muchos alumnos cuentan que vienen “de
rebote” de medicina, carrera en la que, por no alcanzar
la nota de acceso o por otras razones, no han llegado a
entrar. Pero no parece cierto que odontología sea una
carrera de segunda opción con respecto a medicina, si
nos atenemos a los datos que se manejan en la Facultad
de Odontología de la UCM y que revelan que nueve de
cada diez alumnos que acceden a los estudios de odontología en este centro lo hicieron con esta carrera como
primera opción. Lo que sí parece razonable, y así se
deduce al hablar con ellos, es pensar que muchos de
estos alumnos, en algún momento, barajaron la posibilidad de hacer medicina pero acabaron decantándose
por odontología. Además, aunque por lo general la nota
de corte de medicina está por encima de la de odonto-
MaxillariS
logía, muchos estudiantes de esta última tenían nota de
sobra para entrar en la primera. Sin embargo, apostaron
por el mundo dental.
En esta balanza, en la que los alumnos sopesan por
cuál de las dos ramas optar, parece que tiene mucha
influencia la duración de la carrera y el carácter práctico
de los estudios (también para muchos, claro está, los
aspectos económicos). Medicina “es demasiados años”,
señalan unos, o “demasiado general”, como apostillan
otros; frente a eso, odontología se presenta como una
carrera de menor duración, más concreta en su campo
científico y asistencial y, lo que parece más importante,
ofrece la posibilidad de salir de la facultad pudiendo
ejercer profesionalmente. “No se trata tanto de la longitud de la carrera”, explica meridianamente el doctor
Sanz, “sino que todo el mundo es consciente de que
Abril 2007
documental
con los seis años de medicina no se puede hacer nada”.
Ciertamente, después de los estudios de la carrera médica, los alumnos tienen que enfrentarse a varios años
más de residencia, y de ahí que el decano complutense
asegure que lo que interviene en la decisión, sobre todo, sea “el cuándo se puede empezar a trabajar”.
Los estudiantes de odontología, en general, valoran
mucho las prácticas en la facultad y muestran cierta
ansiedad por salir y empezar a hacer manos . Y asumen
como algo normal tener que hacerlo trabajando para terceras personas, porque el montar una clínica, aunque
por lo general no renuncian a ello, se plantea como una
opción a medio o largo plazo. Esta posibilidad, la autonomía de la profesión liberal, aunque sea en un horizonte más lejano, sigue siendo uno de los grandes reclamos
de la profesión, a juicio del doctor Linares: “Es verdad
que cada vez el mercado está más saturado, pero la
posibilidad de montar sus propias consultas y tener una
libertad de trabajo es lo que más les atrae”, asegura.
Algo parecido señala su homólogo en la UCM: “Aparte
del gran atractivo que supone su pertenencia al ámbito
de las ciencias de la salud, es un empleo cómodo, en el
sentido de que encuentras trabajo y puedes organizar
tu horario con relativa facilidad, sin la servidumbre que
impone un servicio hospitalario, como en medicina”.
La separación de las dos carreras es algo que también
marca un antes y un después entre las distintas generaciones de estudiantes de odontología y los de estomatología.
“Antes éramos médicos que accedíamos a una especialidad médica. Teníamos una madurez y unos conocimientos
totalmente diferentes y también unas necesidades vitales
totalmente distintas”, cuenta el doctor Sanz. “Antes, cuando accedías a estomatología, tenías como mínimo 23 ó 24
años, y ahora acceden con 18. Ante ese salto brusco de
edad”, continúa, “las expectativas vitales son totalmente
diferentes”. También determina, a juicio de este decano,
CRISTINA CALDERÓN CONGOSTO
22 años, de Madrid,
GLORIA CORRAL POZUELO
21 años, de Alcorcón (Madrid),
estudian cuarto en la URJC
“No somos médicos
frustrados”
Las dos tenían claro que querían algo relacionado con la
sanidad, pero no se sienten médicos frustrados, “que es
lo que dice mucha gente”. Cristina quería algo “más cercano al público, que pudiera afectar más directamente
al paciente” y Gloria, que tenía nota para entrar en medicina, quería algo “más específico” y de menos años. “La
idea que yo tenía al principio”, explica Gloria, “que es la
que veía en mi dentista, era el tópico de un intento de
médico para ganar dinero y que vive de lujo. Luego,
cuando ya comencé la carrera, me empecé a dar cuenta
de que era más serio de lo que parecía, que no eran
sólo los dientes, sino que se juega en muchas ocasiones
con la vida de un paciente que viene con otras enfermedades que no son sólo de la boca. Entonces, claro,
cambió mi visión: ya es salud, y no estética y dinero”.
Cristina dice que, cuando acabe, hará “lo que la mayoría
de los estudiantes: buscar trabajo” y recalca que “en
nuestra profesión hoy en día, tal y como está el mercado, el dinero no es relevante. Yo simplemente quiero
trabajar y hacer un servicio a la sociedad que, aunque
suene a tópico, se trata de eso”. Gloria, por su parte,
espera encontrar en el futuro “satisfacción, que es lo
más complicado, y evitar caer en la rutina”.
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MaxillariS
Abril 2007
documental
GABRIELA DEL CASTILLO
18 años, de Bilbao,
CARLOS MARTÍNEZ
20 años, de Almería,
estudian primero en la UCM
Dos formas de llegar
al mismo sitio
Gabriela es de Bilbao, y estudia odontología, principalmente, porque su madre es odontóloga. Carlos, de Almería, tiene dos años más, ya que empezó a hacer medicina en la
Autónoma de Madrid y se pasó a odontología: su padre,
que es médico, le insistió para que siguiera sus pasos, pero
a él medicina se le hacía muy larga. “Yo quería odontología
desde el primer año porque me resulta más atractiva la
carrera y, además, los recursos económicos que te proporciona son bastante más importantes que en medicina”.
Aguantó dos años, y ahora disfruta de odontología “porque
desde el primer momento ya estás tomando contacto con
la clínica y la profesión, te motiva desde el principio. En
cambio, medicina empieza siendo física, estadística, biología... no tienes contacto con la carrera en sí. Y encima son
seis años más el MIR”. Gabriela, por su parte, que también
le va cogiendo el gusto a la odontología, no tiene muy claro
qué hará en el futuro, aunque supone que continuará con la
clínica de su madre. “Yo veo que ella trabaja mucho, pero
también que le compensa”, asegura. Carlos cree que “si
eres bueno, es fácil ponerte a trabajar en todo lo que te
propongas”. En su caso, espera poder trabajar con otro
profesional y abrir después su propia consulta.
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que los alumnos de ahora estén “más ávidos de aprender y
tengan muchísima más capacidad de trabajo universitario,
por llamarlo de alguna manera, mientras que en el caso de
un médico que estaba formándose en estomatología era
muy raro que no tuviera un trabajo accesorio, lo que determinaba una disponibilidad horaria para el estudio distinta”.
Pero, por otra parte, asegura el doctor Sanz, también los
alumnos de estomatología “eran muy maduros, su capacidad de enfrentarse y de tratar a los pacientes y de interactuar con ellos era mucho mejor”.
El doctor Linares también alude a ese cambio generacional: “Antes estudiábamos más porque las carreras nos
gustaban, no pensábamos en las salidas profesionales ni
en si íbamos a tener una situación monetaria mejor o no,
y hoy en día los alumnos piensan más en eso: salidas,
remuneración, consideración social”. “Dentro de que estas carreras son vocacionales”, matiza, “ya no existe la
vocación que existía hace 20 años”.
¿Es vocacional, hoy en día, la carrera de odontología? Hay de todo, como en botica. Muchos vienen por
MaxillariS
descarte, ya sea tras una lenta meditación o tras un inapelable cribado estadístico, pero otros, y quizá a algunos les extrañe, empezaron a soñar con la odontología
en la consulta del dentista que les enseñaba a lavarse
los dientes o que les obligaba a llevar aparato.
Lo que sí es cierto es que, con 18 años, toca soñar con
comerse el mundo, y los estudiantes de odontología se
presentan en la facultad con un expediente académico
brillante y no poca ambición. De ahí que muchos critiquen, incluso, la excesiva “competitividad” entre sus compañeros. Han oído los cantos de sirena, pero también los
rumores de las aguas agitadas (sin ignorar que en todas
partes cuecen habas), y saben que su mejor activo es la
formación y, en muchos casos, ven imprescindible la especialización. Quieren hacer másteres, estudiar idiomas en
el extranjero y ser los mejores en su campo.
Y en unos años, quizá, montar una clínica en la que
poder retirarse. Pero, como afirma Martín, estudiante de
la URJC, eso es “un plan a largo plazo, a muy largo plazo... pero tal y como veo yo ahora todas las cosas”.
•
Abril 2007