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2015 REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRÍA 126 ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRÍA Juan Medrano, Luis Pacheco. Historia clínica electrónica y confidencialidad Olga Pérez Ibáñez, Cristina García Pedrajas, Nuria Grases, Espe Marsó, Inés Cots, Sonia Aparicio, Susana Ochoa, Cristina Ventura. Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica entre médico/a de atención primaria y psicólogo/a Begoña Mazagatos, Sandra Ingles-Borda, Amanda López-Picado. El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual José Manuel López-Santín, Patricia Álvaro Serón, Ferrán Molins Gálvez. Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? José Manuel Bertolín Guillén. Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena (MBSR): actualización Manuel Hernanz Ruiz. Adolescente y nuevas adicciones María Dolores Sánchez García, Beatriz Pecino Esquerdo, Enrique Pérez Martínez. Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico Rafael del Pino López. Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía Nicolás Vucínovich, Juan Otero Rodríguez. Dora según Lacan Miren Aiala Gatón Moreno, Miguel Ángel González Torres, Moisés Gaviria. Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” Rosa María Espinosa Gil, María José Campillo Cascales, Ascensión Garriga Puerto, Julio César Martín García-Sancho. Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología clínica en Atención primaria Juan Medrano, Reflexiones nerviosas. De huecos y de rellenos Olga Villasante, El Manual del enfermero en los manicomios (1909) de Vicente Goyanes: preludio de la formación en enfermería psiquiátrica PARA LEER PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN Órgano de la A.E.N., fundada en 1924 Año 35, Abril - Junio, 2015 126 Junta Directiva AEN: Año 35, n.º 126. Abril - Junio, 2015 Director: Óscar Martínez Azumendi (Red de Salud Mental Bizkaia - Osakidetza, Bizkaia). Secretaria de Redacción: Nekane Sagasti Legarda (Hospital de Galdakao - Osakidetza, Bizkaia). Consejo de Redacción: Sergi Andrés Fradera (PIR Red de Salud Mental Bizkaia – Osakidetza, Bizkaia). Paz Arias García (CSM I. Gijón, Asturias). Alberto Fernández Liria (Hospital Universitario Príncipe de Asturias, Madrid). Manuel Gómez Beneyto (Universidad de Valencia, Valencia). Irantzu González Llona (MIR Hospital de Basurto - Osakidetza, Bizkaia). Juan Francisco Jiménez Estévez (Hospital Universitario San Cecilio - Servicio Andaluz de Salud, Granada). Lola López Mondéjar (Psicoanalista. Escritora, Murcia). Iñaki Markez Alonso (Red de Salud Mental Bizkaia - Osakidetza, Bizkaia). Juan Medrano Albéniz (Salud Mental Álava - Osakidetza, Álava). Encarnación Mollejo Aparicio (Hospital Universitario del Sureste, Madrid). José Juan Uriarte Uriarte (Red de Salud Mental Bizkaia - Osakidetza, Bizkaia). Consejo Asesor: Yrjö O. Alanen (Finlandia); Tiburcio Angosto (Vigo); Víctor Aparicio (Oviedo); Enrique Baca (Madrid); Eduardo Balbo (Madrid); Germán Berrios (Reino Unido); José Miguel Caldas de Almeida (Portugal); Fernando Colina (Valladolid); Valentín Corcés (Madrid); Manuel Desviat (Madrid); Julián Espinosa (Madrid); Alberto Fernández Liria (Madrid); Juan Fernández Sanabria (Huelva); Ramón García (Valencia); José García González (Oviedo); Elena Garralda (Reino Unido); Onésimo González (Huelva); Manuel González de Chávez (Madrid); José Guimón (Bilbao) Rafael Huertas (Madrid); Nobuko Kobayashi (Japón); Alberto Lasa (Bilbao); Isaac Levav (Israel); Fernando Lolas Stepke (Chile); Fernando Marquínez (Bilbao); Odette Masson (Suiza); Federico Menéndez (La Coruña); Vicente Mira (Madrid); Marcos Pacheco de Toledo (Brasil); Tomás Palomo (Madrid); Francisco Pereña (Madrid); Pierre Pichot (Francia); Fabricio Potestad (Pamplona); Giuliana Prata (Italia); Luis Prieto (Madrid); Antonio Rey González (Valencia); Jaime Rodríguez Sacristán (Sevilla); Maria E. Ruiz de Velasco (México); Benedetto Saraceno (Italia); Jaime Szpilka (Madrid); J. Manuel Susperregui (Valladolid); Michele Tansella (Italia); G. H. Ten Horn (Holanda); Amalia Tesoro (Almería); Jorge Luis Tizón (Barcelona); J. Thierry Tremine (Francia); Ernesto Venturini (ltalia). Edita: Asociación Española de Neuropsiquiatría (www.aen.es). Magallanes, 1, sótano 2, local 4. 28015 Madrid, España. Tel. 636 725 599. Fax 918 473 182. correo-e [email protected] Página web: www.RevistaAEN.es Depósito legal: M. 17149-1981 ISSN: 0211-5735 Periodicidad: Trimestral / N.° ejemplares: 2.150 Maquetación: Cristina Díez Fernández Impresión: Imprenta Arenas. Ezequiel Aguirre 15. 48930 Las Arenas-Getxo (Bizkaia) Suscripción anual: incluido envíos (4 números): Socios: gratuita. No socios: España 100 € (la suscripción a la revista, si se acompaña de la hoja de solicitud de ingreso en la AEN, permite la incorporación plena como socio, con derecho al resto de publicaciones de la asociación y otros beneficios añadidos); Resto del mundo 120 €. Número suelto: 25 €. Suscripciones y números sueltos disponibles en: www.tienda-aen.es La Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría está incluida en los siguientes índices y bases de datos: Índice Médico Español (IME), Índice Bibliográfico Español en Ciencias de la Salud (IBECS), Índice Ciencias Sociales y Humanidades (ISOC), Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (BIREME/OPS/OMS), Latindex, Scientific Electronic Library Online (SciELO España), Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc), Dialnet, EBSCOhost, Plataforma Open Access de Revistas Científicas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas - CSIC (e-revistas), Directory Open Access Journals (DOAJ), Psicodoc, Dulcinea, MEDicina en ESpañol (MEDES), Anuario de Publicaciones de Psicoterapia en Lengua Española - FEAP. Open Archives Initiative (OAI). Presidenta: Eudoxia Gay Pamos Vicepresidente: José Leal Rubio Secretario: José Carmona Calvo Vicesecretaria: Ana Moreno Pérez Tesorera: Amalia Tesoro Amate Director de Publicaciones: Óscar Martínez Azumendi Vocales: Natalia González Brito, Mikel Munárriz Ferrandis, Candela Santiago Alfaro. Presidentes de Asociaciones Autonómicas: Mercedes Castro García (Andaluza), Ana Martínez Calvo (Aragonesa), Paz Arias García (Asturiana), Catalina Sureda García (Balear), Francisco Rodríguez Pulido (Canaria), Deirdre Sierra Biddle (Cántabra), José María Redero San Román (Castellano-Leonesa), Juan A. Estévez Salinas (Castellano-Manchega), Francisco Villegas (Catalana), Alfonso García-Ordás (Extremeña), Iván de la Mata Ruiz (Madrileña), María José Lozano Semitiel (Murciana), Ana Sánchez Guerrero (Valenciana), Jose Antonio Inchauspe Aróstegui (Vasco-Navarra). La REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRIA es la publicación oficial de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) - Profesionales de Salud Mental. Dirigida a un público profesional en el ámbito de la salud mental, la Revista AEN considerará preferentemente para su publicación trabajos relacionados con la Psiquiatría, la Psicología y cualquier otro campo relacionado con la salud y enfermedad mental, recogiendo aportaciones de las ciencias médicas, psicológicas y sociales, básicas y aplicadas, así como desde otras áreas de la cultura que permitan entender mejor al ser humano y su funcionamiento desde una perspectiva no reduccionista. Sólo los autores son responsables de la opinión que libremente exponen en sus artículos. Los contenidos de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría se encuentran bajo una Licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Derivadas 3.0 Unported por la que se puede compartir, copiar, distribuir, ejecutar y comunicar públicamente la obra, bajo las condiciones siguientes:- Atribución — Debe reconocer los créditos de la obra, es decir autoría y cita completa de su publicación, al menos la de su versión impresa. - No Comercial — No puede utilizar esta obra para fines comerciales. - Sin Obras Derivadas — No se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a partir de esta obra. Puede ampliarse esta información en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/deed.es Para cualquier consulta sobre los números de esta revista, véase www.RevistaAEN.es Ilustraciones: “Las maravillas de la creación”, de Zakarīyā Ibn Muḥammad al-Qazwīnī (circa 1203–1283). Versión del S. XIX. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 247-445. SUMARIO EDITORIAL Juan Medrano, Luis Pacheco. Historia clínica electrónica y confidencialidad.............................. 249 ORIGINALES Y REVISIONES Olga Pérez Ibáñez, Cristina García Pedrajas, Nuria Grases, Espe Marsó, Inés Cots, Sonia Aparicio, Susana Ochoa, Cristina Ventura. Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica entre médico/a de atención primaria y psicólogo/a ........................... 257 Begoña Mazagatos, Sandra Ingles-Borda, Amanda López-Picado. El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual.................................................................... 267 José Manuel López-Santín, Patricia Álvaro Serón, Ferrán Molins Gálvez. Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo?.................................................................................... 277 José Manuel Bertolín Guillén. Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena (MBSR): actualización ........................................................................... 289 Manuel Hernanz Ruiz. Adolescente y nuevas adicciones ........................................................... 309 María Dolores Sánchez García, Beatriz Pecino Esquerdo, Enrique Pérez Martínez. Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico................... 323 Rafael del Pino López. Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía....................................................................................................................... 341 Nicolás Vucínovich, Juan Otero Rodríguez. Dora según Lacan.................................................. 355 Miren Aiala Gatón Moreno, Miguel Ángel González Torres, Moisés Gaviria. Trastornos afectivos estacionales, “winter blues”...................................................................................................... 367 ORIGINALES BREVES Rosa María Espinosa Gil, María José Campillo Cascales, Ascensión Garriga Puerto, Julio César Martín García-Sancho. Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología clínica en Atención primaria ............................................................................................................................. 383 MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES Juan Medrano, Reflexiones nerviosas. De huecos y de rellenos ................................................ 389 HISTORIAS CON HISTORIA Olga Villasante, El Manual del Enfermero en los Manicomios (1909) de Vicente Goyanes: preludio de la formación en enfermería psiquiátrica ........................................................................ 403 PARA LEER VV. AA., Libros ............................................................................................................................. 423 Juan Medrano, Documentos en la red .......................................................................................... 425 PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN Constituida la Junta Gestora de la nueva Asociación Autonómica de Galicia de la AEN-PSM...... 437 Comunicado de la Asociación Española de Neuropsiquiatría - Profesionales de Salud Mental en relación con la reforma de la Ley del Aborto.................................................................................. 438 Fe de erratas: En el artículo de M. Jiménez Cubero, V. Aguilar Noguera, V. Pol Viedma et al. Seguimiento de las recomendaciones sobre psicofarmacología y su repercusión conductual en la discapacidad intelectual. Publicado en Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq, 2013, 33(119), 479-95, en la en tabla 1 (pág. 484), donde pone “mujeres” debe decir “varones” y viceversa, donde dice “varones” debe decir “mujeres”. TABLE OF CONTENTS EDITORIAL Juan Medrano, Luis Pacheco. Electronic medical records and confidentiality................................ 249 ORIGINAL PAPERS AND REVIEWS Olga Pérez Ibáñez, Cristina García Pedrajas, Nuria Grases, Espe Marsó, Inés Cots, Sonia Aparicio, Susana Ochoa, Cristina Ventura. Program support to primary: A descriptive analysis and diagnostic concordance between primary care physician and psychologist ................................................ 257 Begoña Mazagatos, Sandra Ingles-Borda, Amanda López-Picado. The body as an object of desire in morbidly obese patients with a history of sexual abuse.................................................................... 267 José Manuel López-Santín, Patricia Álvaro Serón, Ferrán Molins Gálvez. Formal changes in the psychiatric interview. What’s the background?................................................................................... 277 José Manuel Bertolín Guillén. Efficacy-effectiveness of mindfulness based stress reduction (MBSR) programme: an update................................................................................................ 289 Manuel Hernanz Ruiz. Teen and new addictions......................................................................... 309 María Dolores Sánchez García, Beatriz Pecino Esquerdo, Enrique Pérez Martínez. Corticosteroid-induced mania: a case study and review............................................................................ 323 Rafael del Pino López. Bioethical strategy in the comprehensive mental health plan of Andalucia... 341 Nicolás Vucínovich, Juan Otero Rodríguez. Dora according to Lacan........................................ 355 Miren Aiala Gatón Moreno, Miguel Ángel González Torres, Moisés Gaviria. Seasonal Affective Disorders, “winter blues”.......................................................................................................... 367 BRIEF REPORTS Rosa María Espinosa Gil, María José Campillo Cascales, Ascensión Garriga Puerto, Julio César Martín García-Sancho. Group psychotherapy in a grief. Experience of clinical psychology in Primary Health Care................................................................................................................................ 383 ON THE VERGES OF PSYCHIATRY AND HUMANITIES Juan Medrano, Reflections nerve................................................................................................. 389 STORIES WITH HISTORY Olga Villasante, Vicente Goyanes “Manual del enfermero en los manicomios”: prelude to training in psychiatric nursing................................................................................................................ 403 FOR READING VV. AA., Libros ............................................................................................................................. 423 Juan Medrano, Documents on the web ........................................................................................ 425 OFFICIAL ACTIONS ....................................................................................................................... 437 Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 249-253 doi: 10.4321/S0211-57352015000200001 EDITORIAL Historia clínica electrónica y confidencialidad. Juan Medrano y Luis Pacheco Uno de los más notables acontecimientos recientes de nuestra realidad sanitaria es la progresiva importancia que ha adquirido la confidencialidad (clásica y corporativamente englobada en el llamado secreto médico) y, en paralelo, los temores de que la historia clínica electrónica (HCE) se convierta en una especie de libro abierto al que pueda acceder cualquier persona, comprometiendo el derecho del paciente a que sus confidencias queden exclusivamente en el marco de la relación asistencial. El Art. 18 de la Constitución Española garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, así como el secreto de las comunicaciones, y prevé que la Ley “limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”, algo que no deja de tener su mérito en una Carta Magna aprobada en 1978, una época en la que los ordenadores todavía eran computadoras y era difícil de atisbar que terminaran haciéndose omnipresentes o que llegara a existir la figura de los hackers. Posteriormente, en 1999, la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) estableció el marco general para consagrar el derecho a la intimidad y la privacidad en materia de datos de carácter personal, lo que se terminaría de configurar con el Real Decreto 1720/2007 que la desarrolla. Ambas normas establecen que los datos de salud tienen una especial protección. Paralelamente, el derecho a la intimidad y la confidencialidad ha estado protegido por disposiciones penales que castigan su quebrantamiento, como en los Arts. 197 y siguientes del actual Código Penal, con previsión de penas más graves cuando quien revela secretos es un funcionario público (Art. 198) o un profesional (Art. 199). La legislación sanitaria reconoce el derecho de los pacientes a la confidencialidad e intimidad y/o el deber de los profesionales a garantizarlo, que aparece en el Art. 10 de la Ley General de Sanidad, así como en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias o en el Estatuto Marco del personal estatutario de los Servicios de Salud. Sin embargo, en materia de confidencialidad, el texto sanitario fundamental es la Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica (LBRAP), que en su Art. 7 proclama el derecho de toda persona a que se respete el carácter confidencial de los datos referentes a su salud, y a que nadie pueda acceder a ellos sin previa autorización amparada por la Ley, al tiempo que responsabiliza a los centros sanitarios de la adopción de las medidas 250 EDITORIAL oportunas para garantizar esta confidencialidad. Complementariamente, el paciente tiene derecho a que los centros sanitarios establezcan un “mecanismo de custodia activa y diligente de las historias clínicas” que permita “la recogida, la integración, la recuperación y la comunicación de la información sometida al principio de confidencialidad” (Art. 19). La LBRAP, que se ha complementado con las legislaciones autonómicas que derivan de ella, establece para la historia clínica “criterios de unidad y de integración, en cada institución asistencial como mínimo”, con el fin de facilitar “el mejor y más oportuno conocimiento por los facultativos de los datos de un determinado paciente en cada proceso asistencial” (Art. 15.4). Esta medida, unida a las exigentes condiciones de custodia de archivos determinada por la LOPD, hace que la HCE más que un signo de los tiempos sea una necesidad ineludible. Pero como muchas veces sucede, los desarrollos informáticos no se han hecho de manera coordinada, estableciéndose diferentes sistemas de HCE y de receta electrónica en las diversas comunidades autónomas, que habrá que ir haciendo interoperables de la misma manera que se avanza con dificultades en la elaboración de un único sistema a nivel europeo. Pero lo que es peor, estos desarrollos se han producido con más atención a las características técnicas de los diferentes sistemas y aplicaciones que al material humano que los maneja, lo que ha facilitado una situación que por momentos se hace caótica. Las organizaciones sanitarias han ido implantando la sanidad electrónica o e-Salud pasando por alto que muchos de sus trabajadores de mayor edad proceden de un universo analógico y no digital, y tienen dificultades para manejarse con los sucesivos programas y aplicaciones que les van cayendo. Tampoco han tenido en cuenta las organizaciones que si bien sus profesionales sanitarios saben aproximadamente escribir a mano, no todos tienen una habilidad mecanográfica suficiente como para dar el salto del bolígrafo al teclado sin que se resienta la calidad de la historia clínica en forma (por errores) o en fondo (por la menor extensión de las anotaciones al ser más costoso para muchos teclear que caligrafiar). Finalmente, han ignorado también que muchos profesionales no saben escribir en el teclado sin mirar directamente a dicho instrumento, provocando esto que - en los últimos tiempos - los profesionales apenas miremos directamente a la cara de nuestros pacientes, con todos los inconvenientes que esto tiene en general para la relación entre el profesional y el enfermo y de manera quizás mucho más particular, en el ámbito de la Salud Mental. Pero es más notable aún la forma en que la HCE se ha introducido en muchos lugares, sin el necesario acompañamiento de una formación adecuada de los profesionales. No es solo que falte información acerca de la normativa sobre aspectos tales como el derecho de acceso a la historia por parte de profesionales y pacientes, sino que ni siquiera se ha aprovechado la ocasión para refrescar y en su caso infun- EDITORIAL 251 dir unos conocimientos adecuados sobre qué es una historia clínica, cuál es su finalidad y cómo ha de redactarse. Lamentablemente, a juzgar por la mínima formación e información que aportan entre su gente en torno a aspectos normativos básicos en la relación asistencial, las organizaciones sanitarias parecen estar convencidas de que sus profesionales son perfectos conocedores de todas estas cuestiones, tal vez por leer cada día los diversos boletines oficiales que les afectan mientras toman el café del desayuno. La confusión sobre qué contenidos de la historia pueden facilitarse a los pacientes surge en buena medida de una insuficiente información sobre el tema a los profesionales. La introducción de la HCE hubiera sido un buen momento para recordar (o en su caso informar) a sus trabajadores que esta es, según la LBRAP, el conjunto de los documentos relativos a los procesos asistenciales de cada paciente, con la identificación de los médicos y de los demás profesionales que han intervenido en ellos, con objeto de obtener la máxima integración posible de la documentación clínica de cada paciente, al menos, en el ámbito de cada centro (Art. 14.1), y que tan importante en ella es la recogida de los datos y confidencias del paciente como de la justificación de las decisiones de quienes le atienden. Tampoco hubiera estado de más señalar que siendo el fin principal de la historia facilitar la asistencia sanitaria, dejando constancia de todos aquellos datos que, bajo criterio médico, permitan el conocimiento veraz y actualizado del estado de salud (Art. 15.2), la HCE debe ser completa, pero al mismo tiempo ha de recoger datos pertinentes y no superfluos o que resulten irrelevantes para la prestación sanitaria. En una asistencia sanitaria integrada, además, deben sobrar las abreviaturas idiosincráticas, o en general cualquier forma de elaboración que la acerque más a ser el cuaderno de bitácora o al diario de actividades del profesional, en lugar de a ser un documento compartible y compartido por quienes deben garantizar una atención adecuada al paciente. Dicho de otra manera, la inacción en este terreno hace pensar que al igual que las organizaciones sanitarias presumen que sus profesionales saben mecanografiar y se desenvuelven perfectamente en el universo digital a nivel de usuario, también presumen que saben qué es una historia clínica y, sobre todo, saben cómo elaborarla. Por último, la HCE, en tanto que compartida y abierta a diferentes niveles asistenciales, incluido “personal sanitario debidamente acreditado que ejerza funciones de inspección, evaluación, acreditación y planificación” (Art. 16.5 de la LBRAP) despierta en muchas personas la duda de si las confidencias de los pacientes pueden llegar a ser conocidas por personas que el paciente no desearía que tuvieran acceso a ellas. Incluso cabe preguntarse si los datos de algunas especialidades deberían ser accesibles a las demás (el ejemplo paradigmático es la Salud Mental, algunos de cuyos contenidos, parecen apriorísticamente más delicados que los de la generalidad de las especialidades, pero seguramente podría pensarse también que otras ramas de la Medicina, como Ginecología, Dermatología, Pediatría, Medicina Interna o la 252 EDITORIAL propia Atención Primaria, entre otras, que son ricas en contenidos sensibles). Otras veces son profesionales asistenciales quienes acceden a determinadas historias animados por emociones tan básicamente humanas como la curiosidad o el cotilleo, a pesar de los sistemas de traza que detectan los accesos potencialmente inapropiados y también del cada vez mayor número de sentencias y resoluciones administrativas que vienen castigando esta práctica. Ante el riesgo de accesos indebidos, o simplemente de que confidencias o datos del paciente lleguen a ser conocidos por quienes no deben o no necesitan conocerlos, algunos profesionales se resisten a emplear la HCE aduciendo que el compromiso ético con el paciente les impide utilizar un instrumento tan permeable, y siguen escribiendo en la clásica historia en papel, que en materia de protección de datos tiene la “ventaja” de que la caligrafía de algunos sanitarios la convierte en un documento con un nivel de encriptación que la hace indescifrable. No debe olvidarse, sin embargo, que el respeto a la confidencialidad es un integrante básico del compromiso ético, pero no el único, ya que en una época caracterizada por la fragmentación asistencial es esencial y exigible toda medida que, como la HCE, contribuya a una integración que redunde en una mejor atención. Otra reacción, menos drástica, pero surgida igualmente del recelo, es reducir al máximo las anotaciones propias en la HCE o confidencializar ciertos contenidos, si las aplicaciones lo permiten. Esta estrategia, no obstante, desvirtúa el sentido de la HCE y la acerca, de nuevo, a no ser más que un diario o un cuaderno de bitácora para quien la escribe, por lo que pierde el valor que tiene para el paciente, al no permitir que se compartan datos necesarios. Y eso, sin contar con que dado que en materia de responsabilidad profesional la historia es el documento probatorio básico, una HCE incompleta, telegráfica o que por estar muy confidencializada resulta inasequible a otros profesionales implicados en el caso, termina siendo un instrumento perfecto para generar(se) problemas. Las posibilidades de la Informática aplicada a la asistencia sanitaria son enormes. Es esperable, y casi exigible, que se corrijan los errores de concepto y de diseño de la HCE, permitiendo que puedan establecerse contenidos esenciales y otros de acceso limitado a determinados profesionales o niveles asistenciales, algo que, sin duda, es técnicamente factible. Y una vez definidos niveles de confidencialidad sería posible, además, que cada paciente pudiera decidir cuál aplicar a un dato concreto, determinando qué profesionales podrían acceder al mismo pero sabiendo también qué consecuencias puede tener limitarlo en extremo. Las más triviales podrían ser que necesitaría volver a revelar el dato cada vez que sea atendido por profesionales sin acceso al mismo pero que deban conocerlo, algo que, por otra parte, es lo que ha sucedido cuando solo existían historias en papel custodiadas en cada centro. Las más graves tendrían que ver con la posibilidad de que por no tener acceso a un determinado dato de salud, exista la posibilidad de que la intervención profesional sea insuficiente, inadecuada o errónea, algo que también sucedía con la historia en papel pero que la HCE puede evitar. EDITORIAL 253 En la tensión entre las ventajas e inconvenientes de cualquier innovación ha de tenerse en cuenta cómo reaccionará ante ella quien debe utilizarla, por lo que además de la dimensión puramente técnica, no debe perderse de vista que la relación asistencial es una forma de interacción entre personas, y que quien está en la función profesional no deja de ser tan persona como su paciente. Y las personas tenemos dificultades para adaptarnos a novedades, especialmente a partir de cierto momento de la vida. También funcionamos a menudo más por costumbres emanadas de décadas de escribir historias que por un conocimiento real de su sentido, contenido y elementos básicos. Tenemos derecho a recibir información y formación sobre aspectos que pueden ser trascendentales en nuestra actividad profesional, y tenemos derecho a esa formación y a esa información porque las necesitamos. Y, finalmente, –ay, cómo somos las personas…- no dejamos de tener ciertas debilidades y vicios que conviene corregir instaurando un clima de respeto a la intimidad de los pacientes que yugule para siempre la curiosidad y el cotilleo, fruto ambos más a menudo de la ignorancia y de la falta de una cultura de valores que de una auténtica mala intención. Todavía estamos a tiempo de corregir los errores de fondo y forma cometidos en la implantación de la HCE. Cuanto antes nos pongamos a ello antes conseguiremos generar un instrumento útil, que beneficie al paciente y generándole la misma seguridad y confianza que necesita el profesional. ORIGINALES Y REVISIONES Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 257-266. doi: 10.4321/S0211-57352015000200002 Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica entre médico/a de atención primaria y psicólogo/a. Program support to primary: A descriptive analysis and diagnostic concordance between primary care physician and psychologist. Olga Pérez-Ibáñez a, Cristina García-Pedrajas b, Nuria Grases c, Espe Marsó d, Inés Cots e, Sonia Aparicio f, Susana Ochoa g, Cristina Ventura h. a Centro de Salud Mental Castelldefels, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. b Residente de Psicología Clínica, Centro de Salud Mental de Cornellà, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. c Residente de Psicología Clínica, Centro de Salud Mental Cerdanyola, Parc Sanintari San Joan de Déu, Barcelona, España. d Centro de Salud Mental Ripollet, Cerdanyola y Montcada i Reixach, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. e Centro de Salud Mental El Prat de Llobregat, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. f Centro de Salud Mental Garraf, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. g Coordinadora de la Unitat de Recerca i Desenvolupament, Parc Sanitari Sant Joan de Déu, Barcelona, España. h Centro de Salud Mental Cornellà, Parc Sanitari San Joan de Déu, Barcelona, España. Correspondencia: O. Pérez Ibáñez ([email protected]) Recibido: 24/02/2014; aceptado con modificaciones: 23/07/2014 RESUMEN: Objetivos: Describir las características del Programa de Soporte a la Primaria (PSP) y analizar la concordancia diagnóstica entre Médicos de Atención Primaria (MAP) y Psicólogos/as del programa. Metodología: Estudio descriptivo longitudinal realizado en 2010 en 7 CAPs de Barcelona. La muestra son 769 pacientes derivados a psicología. Se utilizan estadísticos descriptivos para analizar las variables sociodemográficas y la kappa de Cohen para valorar la concordancia. Resultados: El tiempo de espera medio entre derivación y primera visita es 28 días. La media de intervenciones por paciente es 3 visitas. Un 27% son dados de alta, un 20% abandonan. Existe una baja concordancia global entre MAP y Psicólogo/a.El diagnóstico más frecuentemente realizado por los MAP es Trastorno de Ansiedad. Los psicólogos/as diagnostican con igual frecuencia Trastornos Ansiosos (21%), Depresión (20.2%) y Trastornos Adaptativos (19.6%). Conclusiones: El PSP ofrece intervenciones breves y especializadas desde Atención Primaria.La baja concordancia indica la necesidad de aumentar espacios de interconsulta. Palabras clave (DeCS): Salud Mental; Atención Primaria; Psicólogo; Concordancia diagnóstica; Médico de Atención Primaria. ABSTRACT: Background: The objective is to describe characteristics of Program Support to Primary(PSP) and analyze diagnostic concordance between Primary Care Physicians(PCP) and psychologists. Method: A descriptive, longitudinal study conducted in 2010 in 7 Barcelona’s primary care centers. The sample of 769 patients referred to psychology(referral form issued by doctors). Descriptive statistics, Cohen’s kappa and percentage agreement were used to analyze demographic variables, to assess agreement. Results: The average waiting time between referral and first visit is 28 days. Mean interventions per patient is 3 visits. 27% of patients are discharged, 20% drop. It is a low overall concordance between PCP and psychologist, the most common diagnosis made by the PCP is anxiety disorder.Psychologists diagnosed with the same frequency anxiety disorders (21%), depression (20.2 %) and adaptive disorders (19.6 %). Conclusions: PSP offers brief and specialized interventions in Primary Care.Low concordance indicates a need to increase opportunities for communication between professionals through tools such as consultation. Key words (MeSH): Mental Health; Primary Care; Psychologist; Diagnostic concordance; Physician of Primary Care. Agradecimiento: A la Dra.E.Lobo, Directora de Servicios Cominitarios del Parc Sanitari St. Joan de Déu en 2010. 258 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura ORIGINALES Y REVISIONES Introducción La Atención Primaria de Salud (AP) es la puerta de entrada de la población al Sistema Sanitario de Salud. Es el recurso al que acceden en primera instancia, no solo la mayoría de personas con patología somática, sino también aquéllas con problemas de salud mental y/o psicosociales. Constituye el acceso al sistema de salud mental para el 70% de la población (1) La gran prevalencia de trastornos de salud mental no graves, las adicciones y los denominados “problemas de la vida”, generan una alta demanda de atención a los Equipos de Atención Primaria (EAP) (2-4) . En Europa, la prevalencia de los trastornos mentales en este contexto ha estado estimada entre el 20-55% (5). A nivel internacional, existe un reconocimiento claro por parte de numerosos expertos/as y sociedades científicas acerca de la necesidad de incorporar profesionales de la Salud Mental a los equipos de Atención Primaria (6-7). Tal y como cita Bower (8), uno de los modelos más estudiados y con mayor respaldo científico es el de la asistencia integrada, el modelo “collaborative care”, que se basa en la asistencia especializada y atención formativa al equipo de Atención Primaria. En este sentido, a nivel nacional se han realizado varios estudios que evalúan la coordinación entre la Atención Primaria y la especializada, evaluando variables como son las características de la derivación (motivo de consulta, datos sociodemográficos), tiempo de espera y concordancia diagnóstica entre profesionales de primaria y especialistas (9). En estos estudios, como los realizados por Miranda-Chueca (10) o Martín-Jurado y col. (11), el contexto desde donde intervienen los especialistas son los servicios de salud mental, ya que en la gran mayoría de estos estudios los Centros de Atención Primaria (CAP) no cuentan con el Programa de Soporte a la Primaria (9-13). Sánchez González y col. (14) también encuentran una baja concordancia entre el médico/a y los/ as psicólogos/as del CSMA. La diferencia en nuestro estudio es que hemos evaluado la concordancia entre el psicólogo /a y el médico/a, ambos en el mismo contexto físico: el CAP. En el año 2006 en Catalunya se crea el Programa de Soporte a la Primaria (PSP), dentro del Plan Director de Salud Mental y Adicciones. Éste propone un modelo de colaboración y apoyo entre el CAP y el Centro de Salud Mental de Adultos (CSMA) con el objetivo de mejorar la atención a las necesidades psicológicas de los usuarios/as. Esta labor se lleva a cabo a través de un equipo de profesionales especialistas, formado por un/una psiquiatra, psicólogo/a, y enfermero/a que se desplazan al CAP. El programa tiene una doble vertiente: formativa-apoyo técnico y terapéuticaasistencial. La intervención formativa se concreta en sesiones clínicas y espacios de interconsulta (asesoramiento al profesional). La intervención terapéutica-asistencial comprende desde visitas conjuntas con los profesionales de AP hasta intervenciones psicoterapéuticas breves. Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... ORIGINALES Y REVISIONES 259 El programa permite la detección y derivación de patologías que requieren un abordaje especializado desde el CSMA, potencia los recursos de AP para la atención psicológica de complejidad leve-moderada y ofrece soporte asistencial a los CAP con intervenciones psicofarmacológicas y terapias psicológicas breves. El presente artículo tiene como objetivo analizar las intervenciones que realiza el/la psicólogo/a dentro de este programa, excluyendo la intervención de Psiquiatría y Enfermería en Salud Mental. Se exponen las características sociodemográficas y clínicas de los pacientes atendidos por psicólogo/a en 7 CAPs de la provincia de Barcelona a lo largo del año 2010. También se analiza el índice de concordancia diagnóstica entre los MAP y los/las psicólogos/as del programa. Desde la implementación de este programa no se han descrito estudios que evaluaran el impacto de éste. Este proyecto pretende conocer cuáles son las características de la intervención del psicólogo en el programa y tener una base que permita planificar intervenciones futuras dirigidas a su mejora. Material y método Se trata de un Estudio Descriptivo Prospectivo realizado a lo largo del año 2010 en siete Centros de Atención Primaria (CAP) de la provincia de Barcelona. Aquellos/as pacientes derivados al psicólogo/a del programa PSP a través de la hoja de derivación emitida por los MAPS (N= 769) fueron seguidos durante un año o final del proceso con la intención de recoger información sobre la intervención. Se excluyeron del estudio aquellos/as pacientes derivados exclusivamente del MAP a otro profesional especializado no psicólogo/a (psiquiatría PSP, enfermería PSP) o cualquier profesional del Centro de Salud Mental Adultos. Para la recogida de datos basal se utilizó la información de la hoja de derivación (donde se reflejan el motivo de consulta y el diagnóstico CIE 10 de derivación a criterio del MAP). En la primera visita se recogieron una serie de datos por parte del psicólogo/a, incluyendo la revisión del diagnóstico realizado por el MAP. Todos/ as los/as pacientes fueron seguidos durante su vinculación al PSP y en las sucesivas visitas se siguió cumplimentado la información del estudio (ver figura 1). En el protocolo de evaluación se recogió la siguiente información. En el momento basal: • • Características socio-demográficas de la muestra (edad, sexo, situación laboral, antecedentes psicopatológicos y motivo por el que se consulta). Motivo de consulta por parte del MAP. Esta variable la clasificamos en tres grupos: por clínica psicopatológica, por problemas familiares, laborales y/o sociales y finalmente por otros motivos (tribunal médico, informes, etc.) 260 • • • O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura ORIGINALES Y REVISIONES Fuente de derivación: Médico de cabecera o derivación a través de otro profesional del equipo PSP (enfermero o psiquiatra) Diagnóstico de derivación del MAP basados en criterios CIE-10. Se utiliza el diagnóstico principal en el caso de comorbilidad. Diagnóstico CIE 10 por parte del psicólogo/a del PSP Figura 1: Secuencia para la recogida de datos del perfil de pacientes atendidos En las siguientes visitas se recogió información sobre: • Número total de visitas de la intervención psicológica (primera visita más visitas sucesivas) • Tipos de visitas (individual, familiar, mixta, interconsulta) • Cierre de proceso (no presentado primera visita, por alta, abandono o derivación a otro recurso) El análisis estadístico se llevó a cabo a través de estadística descriptiva. Se calculó la kappa de Cohen y el Porcentaje de Acuerdo para valorar el acuerdo entre los diagnósticos de los profesionales de Atención Primaria y de Salud Mental. El proyecto de investigación fue aprobado por el comité de investigación y de ética del Parc Sanitari Sant Joan de Déu (PSSJD). A todas las personas participantes se solicitó el consentimiento informado. Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... ORIGINALES Y REVISIONES 261 Resultados La muestra la componen 769 pacientes, de los cuales 224 son varones (29%) y 545 son mujeres (71%), todos ellos mayores de 18 años. La media de edad es de 41 años (DE=13,46). En la Tabla 1 se presentan las características sociodemográficas (edad, sexo, situación laboral) de la muestra. Respecto a la situación laboral resaltar que un 30% están en situación de Incapacidad Laboral Transitoria (ILT). De éstos un 38,1% cumplen criterios de Trastorno Mental Leve/Moderado (CIE-10) y un 61,9% presentan síntomas no clasificables dentro de ningún trastorno mental. En la misma tabla, se incluyen las variables clínicas, como son antecedentes psicopatológicos del usuario previos a la consulta y los tipos de motivo de consulta. Tabla 1: Características sociodemográficas y clínicas de la muestra Media Edad Género Varón Mujer Desviación típica 41 13,46 N % 224 545 29 71 Situación laboral ILT* No ILT 222 508 30 70 Antecedentes psicopatológicos personales Tratado por MAP Tratado por otros** Sin antecedentes No explorados*** Psicopatológicos Problemas familiares 195 226 247 110 452 267 29 34 37 13,2 59 35 Otros**** 45 6 Motivo consulta *ILT: Incapacidad Laboral Transitoria **Tratado por otros profesionales sanitarios ***Casos no explorados al pertenecer a los casos que no acuden a primera visita ****Otros: problemas laborales, sociales, demandas de informes o duelos. En la Tabla 2 se detallan las características del trabajo del psicólogo/a dentro del programa, valorando el número de visitas por intervención, el tipo de visitas y el cierre del proceso. La media del número de visitas ha sido de 2,53. El tipo de visita más frecuente ha sido la visita individual (70%), seguida de las interconsultas (24%). Respecto al cierre de proceso, un 38% de pacientes fueron derivados a otros dispositivos, mientras que el 27% de pacientes fueron dados de alta del programa. El tiempo de espera medio entre la derivación y la primera visita es de 28,97 días. 262 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura ORIGINALES Y REVISIONES Tabla 2: Tipo de atención por parte del psicólogo del PSP Número de visitas Media Desviación típica 2.53 2.04 N% Tipo de visita individual familiar mixta interconsulta Cierre alta no presentado a 1ª visita abandono 462 32 6 160 196 110 140 70 5 1 24 27 15 20 derivación 277 38 En la Tabla 3 se especifican los diagnósticos principales que fueron valorados tanto por el/la MAP (previo a la derivación al PSP) como del psicólogo/a una vez que el/la paciente se incluye dentro del programa. Además se indican los índices de correlación entre los diagnósticos valorados por ambos profesionales. Los diagnósticos más frecuentes realizados por los/as MAP son: Trastorno de Ansiedad (28,4%), sin diagnóstico (18,6%) y Trastorno depresivo (14,6%), y los diagnósticos más frecuentes realizados por los psicólogos/as fueron: Trastorno Ansiedad (21,4%), Trastorno Depresivo (20,2%), y Trastorno Adaptativo (19,6%). Para analizar la correlación se incluye el índice de kappa y el índice de acuerdo. El acuerdo entre el/la MAP y el psicólogo/a fue bajo en todos los diagnósticos, especialmente en los trastornos de personalidad, trastorno por dependencia de tóxicos y trastorno psicótico, en los que el kappa de acuerdo es inferior a 0,1. Tabla 3: MAP y psicólogos/as Tabla 3: Diagnósticos según Diagnósticos según MAP y psicólogos/as Depresión Tóxicos Psicosis T.Ansiedad T.Mixto T.Adaptativo T.Alimentación T.Personalidad T.Somatomorfo Probl.familiares Probl.laborales Sin diagnóstico Diagnostico MAP N % 112 5 13 217 69 53 14 13 42 76 9 142 14,6 ,7 1,7 28,4 9,0 6,9 1,8 1,7 5,5 9,9 1,2 18,6 Diagnóstico PSP N % 103 11 2 109 32 100 7 29 4 91 14 8 20,2 2,2 ,4 21,4 6,3 19,6 1,4 5,7 ,8 7,8 2,7 1,6 % de acuerdo N % 43 0 0 68 13 19 2 2 4 31 4 3 41,7 0 0 62,4 40,6 19 28,6 6,9 100 34,1 28,6 37,5 Kappa ,303 0 0 ,282 ,213 ,174 ,181 ,074 ,166 ,295 ,338 ,021 Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... ORIGINALES Y REVISIONES 263 Discusión En el presente trabajo hemos analizado tanto las características descriptivas de la muestra, como la concordancia diagnóstica entre los profesionales implicados en el PSP. Así, encontramos una baja concordancia global entre los diagnósticos del MAP y del psicólogo/a en el programa. Estos resultados coinciden con otros estudios, sin embargo la diferencia es que en este caso el psicólogo/a está ubicado en el CAP, mientras que en el resto de estudios el psicólogo/a está ubicado en el CSMA (15-19). La diferencia de correlación es esperable ya que se trata de dos equipamientos profesionales distintos, con formación, procedimientos y fines de valoración diferenciados: El/la MAP diagnostica para derivar correctamente, y el psicólogo/a diagnostica para intervenir adecuadamente. Por ello partimos del principio de que alcanzar una mayor concordancia contribuye a una mejor derivación, y por tanto a un trabajo más eficaz y efectivo. El principal motivo de consulta, son los problemas psicopatológicos, lo que nos hace pensar que la derivación ha sido adecuada dado que el objetivo del programa es atender Trastorno Mental Leve/Moderado. Cuando nos referimos a este tipo de problemas aludimos a aquellos síntomas clasificables dentro de los criterios diagnósticos de la CIE- 10 (Clasificación Internacional Europea). La bibliografía revisada constata que los trastornos emocionales son el motivo de consulta más habitual en AP (1, 3-4, 20-21). Estos resultados concuerdan con los del presente estudio, donde el trastorno más prevalente es el de ansiedad y seguidamente el trastorno depresivo. Cuando nos referimos a problemas familiares u otros (laborales, sociales, demandas de informes…), aludimos a problemas de la vida cotidiana que están contemplados en la codificación adicional CIE–10 códigos Z. Esto forma parte del trabajo que empieza abordando el/la MAP y que requiere de consulta puntual por parte del psicólogo/a especialista. El intervenir en estas dificultades emociones asociadas a factores socio-familiares forma parte de la labor preventiva del psicólogo/a, evitando que las dificultades se transformen en trastornos. El diagnóstico más frecuente en los médicos/as ha sido el de trastorno de ansiedad. Sin embargo, los psicólogos/as diagnostican con mayor frecuencia el trastorno de ansiedad, junto con el trastorno depresivo y los trastornos adaptativos. Se observa que en muchos de estos casos orientados como Trastorno de Ansiedad o Trastorno Depresivo por el médico/a, acaban siendo diagnosticados por el psicólogo/a como Trastorno Adaptativo, coincidiendo con otros autores (15). Esto podría entenderse desde la consulta médica, que ha de centrarse en el síntoma, a diferencia de la consulta psicológica que hace una evaluación psicodiagnóstica. La categoría registrada de “sin diagnóstico definitivo” puede significar que el MAP tenga dudas para poder concretar un diagnóstico psicopatológico; hay que tener 264 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura ORIGINALES Y REVISIONES en cuenta la presión asistencial a la que se ve sometido el/la MAP que dificulta la tarea. También destaca la mayor dificultad para diagnosticar trastornos de personalidad, dado que entendemos que se trata de un diagnóstico más específico que corresponde al profesional de Salud Mental. El 37% de la muestra no había consultado previamente en ningún dispositivo por sintomatología psicopatológica. Este dato es importante ya que indica que un tercio de la población que atendemos debuta por primera vez con dicha clínica, con lo cual las intervenciones de los psicólogos/as en este momento pueden ser decisivas en para evitar la cronicidad (3). A nivel descriptivo se encuentran similitudes con respecto a la bibliografía publicada (4, 6, 8). Así, se observa una mayor prevalencia de mujeres que consultan en Atención Primaria (22), lo cual también se objetiva en las derivaciones realizadas al psicólogo/a. La media de intervenciones para cada paciente que es de tres, se explica debido a que la intervención es prioritariamente focalizada, breve, y centrada en la demanda: Desde la primera visita el psicólogo/a está realizando intervención psicoterapéutica. Otro aspecto importante es la función de cribaje que desde el programa realiza el psicólogo/a para discriminar la patología leve/moderada de la grave, dado que esta última debe ser atendida desde un CSMA. Además, a través de la interconsulta, el psicólogo/a orienta hacia otros recursos de la comunidad. Esto nos explica el número de intervenciones breves y concisas que realiza el psicólogo/a en los dos niveles: interconsulta y asistencia directa. Hay que tener en cuenta que en ocasiones la primera visita ya consta como alta al no detectarse clínica psicopatológica que justifique intervención. Este punto nos hace plantear la importancia de mejorar la vertiente formativa y de comunicación entre profesionales en cuanto al análisis de las derivaciones a través de la interconsulta. Por otro lado, el propio rol del psicólogo/a como especialista permite en muchos casos encuadrar el motivo de demanda del paciente en un contexto de normalización y contención que a veces desencalla y resuelve el cuadro en una única visita sin necesidad de seguimiento. El porcentaje de absentismo (pacientes no presentados a primera visita) sugiere la importancia de reformular cuál ha sido el criterio de derivación del MAP y sus expectativas así como profundizar en las motivaciones del paciente. Por nuestra experiencia clínica la impresión es que podría estarse dando el efecto de derivaciones motivadas por el médico/a más que por el propio/a paciente. El poder optimizar los espacios de interconsulta podría mejorar la adecuación de la derivación y su intervención en el programa. Otra hipótesis podría ser que durante el tiempo de espera previo a la primera visita, el paciente resolviera con sus propios recursos la conflictiva por la cual consultaba. Aunque el tiempo de espera entre la derivación del médico y la primera visita con psicología es de menos de un mes, el tratamiento realizado a partir de la primera visita suele ser intensivo ofreciendo un tiempo entre visitas más reducido. Durante el proceso de tratamiento algo menos de una cuarta parte de los pacientes Programa de soporte a la primaria: Un análisis descriptivo y de concordancia diagnóstica... ORIGINALES Y REVISIONES 265 abandonan, esto podría deberse entre otros motivos, a que el paciente atendido en un contexto médico/a, es menos grave y puede tener la idea de una consulta puntual y aislada de remisión sintomática. El impacto de este trabajo conjunto en las ABS es un trabajo pendiente de operativizar, si bien la impresión subjetiva por parte de los psicólogos/as que participamos en el programa es de una satisfactoria aceptación y adaptación. Los/as MAP se muestran cada vez más receptivos a participar en los espacios de interconsulta de reunión general, así como a propiciar espacios de interconsulta de casos individuales, se implican más en los casos en los que hay impacto emocional con o por la enfermedad que les traen, lo que hace que soliciten más formación sobre manejo de entrevista para afinar más en la derivación a la especializada. Por otro lado, la impresión sobre la respuesta del paciente es la de la vivencia de recepción de una atención integral y global, abordándose las distintas dimensiones que como persona trae a consulta como fruto de su malestar, físico y/o psíquico. El objetivo del PSP ha sido desde su implementación, ofrecer una cartera de servicios compartida entre AP y SM propiciando un mayor diálogo interno entre profesionales para mejorar la concordancia (23), reformular criterios de derivación a través de la interconsulta y optimizar la exploración sintomática por parte del MAP. Integrar la figura del psicólogo/a especialista en el CAP para analizar la demanda de problemas emocionales, de la vida y/o problemas de salud mental está siendo una experiencia enriquecedora. El poder compartir, sirve de ayuda y soporte mutuo en la tarea de reflexión sobre qué le sucede al paciente, y aportar herramientas que permitan la gestión y el manejo del malestar de la vida de los pacientes. BIBLIOGRAFÍA (1) Pastor, J. El psicólogo en AP: un debate necesario en el sistema nacional de salud. Papeles del psicólogo 2008; 29 (3): 271-290. (2) Generalitat de Catalunya. Departament de Salut. Salut mental i qualitat de vida. Pla Director i Addiccions. Departament de Salut 2006. (3) Ortiz-Lobo A, González-González R, Rodríguez-Salvanés F. La derivación a Salud Mental de pacientes sin un trastorno psíquico diagnosticable. Atención Primaria 2006; 38 (10): 563-569. (4) Martínez M, Dolz M, Alonso J, Luque I, Palacín C, Bernal M, et al. Prevalencia de los trastornos mentales y factores asociados: resultados del estudio ESEMeD-España. Medicina Clínica 2006; 12 (126): 445 – 451. (5) Serrano-Blanco A, Palao DJ, Luciano JV, Pinto-Meza A, Luján L, Fernández A, et-al. Prevalence of mental disorders in primary care: results from the diagnosis and treatment of mental disorders in primary care study (DASMAP). Soc Psychiatry Psychiatr Epidemiol 2010; 45: 201-10. (6) Thielke S. Health psychology in primary care: recent research and future directions. Psychology Research and Behavior Management 2011; 4: 59-68. 266 O. Pérez, C. García, N. Grases, E. Marsó, I. Cots, S. Aparicio, S. Ochoa, C. Ventura ORIGINALES Y REVISIONES (7) Tanielian TL, Pincus HA, Dietrich AJ, Williams JW Jr, Oxman TE, Nutting P, et al. Referrals to psychiatrists. Assessing the communication interface between psychiatry and primary care. Psychosomatics 2000; 41: 245-52. (8) Bower, P. Primary care mental health workers: models of working and evidence of effectiveness. British Journal of General Practice 2002; 52: 926-933. (9) Espinosa-Sabina L, Castilla-Pérez MP. Estudio descriptivo de las derivaciones urgentes a una unidad de salud mental. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq 2002; 22 (83): 111-123. (10) Miranda-Chueca I, Peñarrubia-María MT, García-Bayo I, Caramés-Durán E, Soler-Vila M, Serrano-Blanco A. ¿Cómo derivamos a salud mental desde AP? Atención Primaria. 2003; 32 (9): 524-530. (11) Martín-Jurado A, de la Gándara Martín JJ, Castro Carbajo S, Moreira Hernández A, Sánchez-Hernández J. Análisis de concordancia de las derivaciones de Atención Primaria a Salud Mental. Semergen 2012. 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(2012, Febrero). ¿Hay concordancia entre los diagnósticos de los médicos/as de AP y los psicólogos/as?. Paper presented at Mental Health and Family Medicine working together, Granada, España (18) Ordoñez MP, Gómez-Ullate C. Estudio de la demanda a nuestra Unidad de salud Mental: la calidad de los partes de interconsulta y la concordancia. Anales de psiquiatría 2009; 25(2): 70-78. (19) Rodríguez-Caravaca G, Villar del Campo I. Concordancia diagnóstica entre atención primaria y atención especializada tras consulta urgente. Atención Primaria 2000; 25(5): 292–296. (20) Ventura C, Pérez O, Marso E, Grases N, Cots, I, Ochoa, S. y García-Pedrajas C. Diferencias de género entre las personas atendidas en el PSP en el año 2010. Póster presentado en III Congreso Català de la Dona i Salut Mental, Barcelona, España. Octubre, 2012. (21) Grases N, Pérez O, Marso E, Ventura C, Cots I, Ochoa S, García-Pedrajas C. Concordancia en el diagnóstico en función del género de los médicos de Atención Primaria. Póster presentado en III Congreso Català de la Dona i Salut Mental, Barcelona, España. Octubre, 2012. (22) Rodríguez-Muñoz C, Cebrià-Andreu J, Corbella-Santomà S, Segura-Bernal J, Sobreques-Soriano J. Rasgos de personalidad y malestar psíquico asociados a los pacientes hiperfrecuentadores de consultas de Atención Primaria. Atención Primaria, 2003; 13: 143-150. (23) Cuesta L, Alberto M, Prat J, Simón O, Marcos R. Adecuación del diagnóstico, tratamiento y derivación de la patología psiquiátrica en asistencia primaria. Utilidad y/o necesidad de coordinación. En: V Congreso Nacional de Psiquiatría; Zaragoza 18-21 de octubre 2000. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 267-275. doi: 10.4321/S0211-57352015000200003 El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual. The body as an object of desire in morbidly obese patients with a history of sexual abuse. Begoña Mazagatos a, Sandra Ingles-Borda b, Amanda López-Picado c. Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario Araba. Vitoria-Gasteiz, España. a Psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica de Madrid perteneciente a la IPA (International Psychoanalytical Association), España. c Unidad de Investigación de Araba. Hospital Universitario Araba. Vitoria-Gasteiz, España. a, b Correspondencia: Amanda López-Picado ([email protected]) Recibido: 03/04/2014; aceptado: 06/07/2014 RESUMEN: Introducción: La imagen corporal del obeso mórbido puede ser usada como factor de protección frente a la sexualidad. Se ha hipotetizado que los sujetos con antecedentes de abuso sexual serían más proclives a utilizar la obesidad mórbida en este sentido. Acercarnos a la verificación de esta hipótesis en una muestra de 398 pacientes con obesidad mórbida que solicitan intervención de cirugía bariátrica. Método: Entrevista semiestructurada con recogida sistemática de datos, de los abusos sufridos y de las vivencias y repercusiones de la obesidad en las relaciones sexuales de los pacientes. Resultados: la mayoría de los pacientes entrevistados con antecedentes de abusos sexuales eran mujeres (n=39; 88,6%). Los pacientes con antecedentes de abusos sexuales presentaban una comorbilidad psiquiátrica mayor y menor autoestima (2.60 OR (1,32-5,13)) aunque la obesidad no representaba un problema en sus relaciones sexuales 1.52 (0,71-3,24)). Conclusión: La utilización de la imagen corporal del obeso como barrera de protección ante la sexualidad no requiere del antecedente de abuso sexual. Palabras clave: imagen corporal, obesidad mórbida, abusos sexuales. ABSTRACT: Background: Morbid obesity may use their body image in order to avoid attracting erotic attention. Some authors have suggest that people who have been sexually abused are likely to used their body image in that way. We try to attempt to verify this hypothesis in a sample of 398 morbidly obese patients who requested bariatric surgery. Method: A semi-structured interview with systematic collection of information regarding the abuse suffered and the experiences and repercussions of obesity on the patients’ sexual relations. Results: The majority of patients interviewed with a history of abuse were women (n=39; 88.6%). Patients with a history of sexual abuse presented higher psychiatric comorbidity and lower self-esteem (2.60 (1.32-5.13)), although the belief and convictions of interference of their body image in their sexuality was similar to those who had not suffered sexual abuse (1.52 (0.71-3.24)). Conclusion: The use of an obese subject’s body image as a protective barrier against sexuality does not require a history of sexual abuse. Key words: body image, morbid obesity, sexual abuse. Introducción La obesidad mórbida es una patología cada vez más frecuente en nuestro entorno. Hay múltiples factores socioculturales, interpersonales, intrapsiquicos y orgánicos, incluido los genéticos, que determinan y/o condicionan la evolución hacia la obesidad mórbida, aunque aún no ha sido posible establecer de forma fehaciente el impacto ni la forma de interacción entre cada uno de ellos en la génesis de la obesidad mórbida (1-5). Los aspectos psicosociales de esta enfermedad son especialmente importantes, no sólo por cuanto se considera su calidad de vida cuando ya existe la obesi- 268 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado ORIGINALES Y REVISIONES dad severa sino por la posible relación de aspectos socioculturales y dificultades emocionales durante la infancia, que habrían influido tanto en la adquisición de comportamientos y hábitos de alimentación no saludables, como en el propio metabolismo (1). Entre ellos se han descrito los maltratos y abusos sexuales infantiles, que parecen contribuir en el desarrollo de la obesidad, aunque no específicamente en la obesidad mórbida (6-14). Existen diferentes abordajes desde lo sociocultural e intrapsíquico hasta lo neurobiológico para acercarse a entender esta interacción. Desde la neurobiología la vivencia del maltrato infantil implica la exposición del cerebro en desarrollo a un estrés crónico y/o grave, ocasionando la hiperactivación del eje hipotalámico-hipófisis suprarrenal (15), provocando una alteración anatomofuncional del sistema límbico que generaría niveles elevados de cortisol, lo que aumenta la capacidad de depósito de grasa en los adipositos (16) y contribuiría así al desarrollo de la obesidad (8, 17). Desde la perspectiva sociocultural, el modelo erótico actual no coincide con la imagen del obeso (18-20), en este sentido, Glinski (21) se pregunta si la obesidad podría actuar como elemento de protección ante las relaciones interpersonales estrechas y Näslund (22) considera como datos de mal pronóstico tras cirugía bariatrica, los antecedentes de abusos sexuales en la infancia. Siguiendo en esta línea argumental las personas que han sido objeto de abuso sexual es previsible que tuvieran, en general, una actitud más desconfiada frente a la sexualidad y en algunos casos de obesidad mórbida podrían utilizar su imagen corporal para no ser reclamo erótico (1). En este trabajo, al igual que los de otros autores (19,23), analiza la relación entre la obesidad y la erotización. Conscientes de la complejidad del tema nos planteamos en este trabajo la descripción de los obesos mórbidos, de nuestra muestra, que refieren antecedentes de abusos sexuales, y estudiamos si existe relación entre estos antecedentes y sus vivencias de la repercusión de la obesidad en sus relaciones sexuales y así mismo exploramos las características de estos abusos. Material y Métodos Diseño Estudio prospectivo observacional dentro de la práctica clínica habitual en una muestra consecutivo de pacientes. Se estudian 393 pacientes con obesidad mórbida que solicitan intervención de cirugía bariátrica en Hospital Universitario El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual ORIGINALES Y REVISIONES 269 de Álava, sede Txagorritxu de Vitoria-Gasteiz (Spain) entre marzo de 2001 y junio de 2010. De estos un total de 44 (11,2%) pacientes presentaban historia de abuso sexual. Método: Entrevista psiquiátrica semiestructurada encuadrada en la práctica clínica habitual de evaluación de los pacientes con obesidad mórbida que solicitan tratamiento quirúrgico. Donde se recogen entre otros datos, a los que hacemos referencia en este artículo: características sociodemográficas, índice de masa corporal (IMC), comorbilidad psiquiátrica (tratamiento psiquiátrico o uso de psicótropos), antecedentes de abusos sexuales y características de estos:(edad, frecuencia, si se realizó por parte de un familiar/allegado o extraño y si hubo ocultismo o no, disminución de autoestima y si hubo cambios en el entorno como consecuencia) y repercusión de la obesidad en sus relaciones sexuales y a nivel psicosocial. Todas las entrevistas fueron realizadas por una única entrevistadora. Consideramos como abusos sexuales solo los que el paciente refiere como tales siendo preguntados explícitamente por ello en un momento emocional concreto de la entrevista, cuando está hablando de su biografía. Esto indica que el hecho fue vivido por el paciente como erotizado e impuesto, lo que nos parece más significativo para las repercusiones psicológicos que si lo definiéramos de acuerdo a datos formales externos. En cuanto a las relaciones sexuales, les preguntamos específicamente si su obesidad les repercute de alguna forma en sus relaciones sexuales y como. Las respuestas las agrupamos en 5 apartados: dificultad de movimientos, vergüenza del propio aspecto, ninguna repercusión, no interés en relaciones y no pareja (incluido esporádicas). Las 2 últimas categorías, es decir, no interés en relaciones o no tener o haber tenido pareja siendo obeso, lo recogimos y no se utilizaron para el análisis ya que en estos casos no se puede constatar la interferencia de la obesidad en las relaciones. Corresponderían al clásico apartado “no sabe, no contesta”. Análisis estadístico Las variables continuas, como la edad y el índice de masa corporal, se describieron mediante su media, desviación estándar, mientras que, las variables categóricas se describieron mediante la distribución de frecuencias y porcentual correspondiente. La comparación de la edad y el IMC entre los pacientes con antecedentes de abusos sexuales y los pacientes sin dichos antecedentes se realizó mediante la prueba T Student mientras que la comparación de las restantes variables (estado civil, nivel de estudios, uso de psicótropos y repercusión en las relaciones 270 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado ORIGINALES Y REVISIONES sexuales entre otras) se utilizó la prueba de Chi cuadrado. En todo el análisis un valor de p<0,05 fue considerado significativo. El estudio estadístico consta del análisis descriptivo de las variables mediante SPSS v.18. Resultados La muestra global se compone de 393 pacientes de una edad de 41,2±11,0, con un IMC de 48,4 ±5,5 (rango de 35,0-65,8), predominio de sexo femenino 76,3% (n=300), bajo nivel educativo, siendo un 64% los que tenían menos de 10 años de educación formal. De este grupo, 44 (11,2%) pacientes presentaban antecedentes de abuso sexual. Las características sociodemográficas se muestran en la tabla1, sin que hubiera diferencias estadísticamente significativas entre los pacientes con antecedentes de abusos y entre los que no excepto en el sexo, ya que la mayoría de los abusados eran mujeres (88,6%; n=39). Tabla1. Datos demográficos de los 2 grupos de pacientes: Grupo abuso sexual (n=44) Sexo Hombres Mujeres Edad Estudios Estado civil 5 (11,4%) 39 (88,6%) 46,0±13,2 27 (61,4%) Primarios Secundarios o 17 (38,6%) Superiores Con pareja 14 (31,8%) Sin pareja 30 (68,2%) Situación laboral Grupo no abuso sexual (n=349) 88 (25,2%) 261 (74,8%) 46,2±11,3 225 (64,7%) 123 (35,3%) 225 (64,5%) 124 (35,5%) Activo 17 (38,6%) 177 (50,7%) Parado 27 (61,4%) 44,8±5,5 155 (49,3%) 46,2±5,6 IMC p 0,042 0,904 0,739 0,738 0,151 0,120 IMC: índice de masa corporal Describiendo las características de los abusos sexuales, se encontró que el 68,2% (n=33) habían sufrido abusos por parte de un familiar, el 70,5%(n=31) había ocultado el abuso y la edad media de cuando sufrieron los abusos fue entorno a los 10 años (media 9,9 ±5,8). Dentro del grupo con antecedentes de abuso sexual, el 68,2% (n=30) requirieron tratamiento psiquiátrico previo a la intervención, respecto al 31,8% (n=14) que no recibieron tratamiento (OR:3,12 (1,60-6,10)). Entre aquellos que han sufri- El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual ORIGINALES Y REVISIONES 271 do abusos sexuales, el 70,5% (n=31) refieren disminución de la autoestima por el hecho mismo de la obesidad, en comparación el 29,5 % (n=13) que no (OR:2,60 (1,32-5,13)). El 62,5% (n=20) de los que han tenido abuso sexual presentaban repercusiones en las relaciones sexuales por la obesidad, frente al 37,5% (n=12) de los abusado que no constaron este hecho pero la diferencia no es estadísticamente significativa (OR:1,52 (0,71-3,24)). (Ver tabla 2). Tabla2. Repercusiones del abuso sexual: Abusos sexuales Tratamiento psiquiátrico previo Uso psicótropos Disminución autoestima Repercusión relaciones sexuales Estadísticos SI NO SI 30 (68,2%) 142 (40,7%) NO SI NO SI NO 14 (31,8%) 18 (40,9%) 26 (59,1%) 31 (70,5%) 13 (29,5%) 207 (59,3%) 58 (16,7%) 290 (83,3%) 167 (47,9%) 182 (52,1%) SI 20 (62,5%) 137 (52,3%) NO 12 (37,5%) 125 (47,7%) Odds Ratio (IC 95%) 3,12 (1,60-6,10) 3,40 (1,75-6,60) 2,60 (1,32-5,13) 1,52 (0,71-3,24) No se detectaron diferencias estadísticamente significativas (p=0,607) en la proporción de pacientes que sienten vergüenza por su propio aspecto en las relaciones sexuales entre los que habían sufrido abusos sexuales y los que no. Discusión La prevalencia de abusos sexuales en nuestra muestra es análoga a otros estudios de obesos mórbidos con población americana (24). En estudios de prevalencia de abuso sexual realizados en España, describen que el 18,9% de los adultos había sufrido abusos sexuales durante su infancia (25). Mientras que en nuestra muestra solo lo refieren el 11,1%, esta diferencia probablemente corresponde a como se conceptualiza el abuso sexual (26). En el estudio de Pereda (27) se define el abuso en función de datos formales y en nuestra muestra consideramos como abusos sexuales solo los que el paciente refiere como tales en correspondencia con la vivencia subjetiva del hecho como erotizado e impuesto. 272 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado ORIGINALES Y REVISIONES Así mismo las características del abuso sexual en nuestra muestra no difieren de las encontradas en población general (25, 27). Que el paciente refiera tener dificultades en las relaciones sexuales por la vergüenza de su aspecto, nos indica que considera que su imagen corporal de obeso interfiere en el acercamiento erótico con el otro y evidencia su convicción interna de que un cuerpo obeso no es sexualmente atractivo. Por lo que tomamos este ítem como índice de la capacidad de utilizar a nivel inconsciente la obesidad como protección ante la posibilidad de funcionar como reclamo sexual. Se supone que los pacientes con antecedentes de abusos sexuales serían más reticentes al acercamiento erótico al otro, sin embargo en nuestro estudio la proporción de este ítem es similar en los que han tenido abusos sexuales y en los que no. Sí en cambio, es mucho mayor la muy baja autoestima y la consideración de la obesidad como causa de ella así como la probabilidad de haber precisado tratamiento psiquiátrico previo en los que han sido objeto de abusos sexuales. Los pacientes que han sido objeto de abuso sexual tienden a sentir su autoestima disminuida por ser obesos, es decir, viven su obesidad como algo que les resta valor personal, sin embargo no parece que sientan de forma significativa su obesidad como algo que les resta valor como reclamo erótico, al menos no más que aquellos que no han sufrido abusos sexuales. En nuestra muestra de obesos mórbidos, la prevalencia de comorbilidad psiquiátrica en pacientes con antecedentes de abuso sexual es significativamente superior, lo que es coherente con el efecto traumático del abuso sexual. (28-32). Si bien es cierto que los niños tienen una sexualidad y no hace falta la intervención del adulto para despertarla (30), las cualidades de la sexualidad infantil y la del adulto son muy diferentes. No es lo mismo que el niño descubra por si mismo en la interacción con el entorno su propia sexualidad que la estimulación forzada de una excitación inadecuada y excesiva para la capacidad del cuerpo y psiquismo en desarrollo del infante de contenerla y elaborarla. Además el hecho de ser utilizado en la infancia como objeto de deseo por un adulto para su satisfacción erótica, conlleva en el infante la interiorización en su psiquismo en formación de una imagen esencialmente (global, general…) desvalorizada de sí mismo. Así la consideración de sí mismo como sujeto se ve trastocada. Tiene en mayor o menor medida una vivencia de sí mismo como “objeto” de deseo (lo que se percibe en la clínica como sentimientos de indignidad, suciedad, inadecuación etc.…) y no como “sujeto” de deseo, que sería dueño de sí mismo de su cuerpo y sus deseos. “Alguien” y no “Algo” al servicio del deseo del otro. En los casos en que el abuso sexual se ha realizado por parte de personas que son figuras de protección, la representación interna de dichas figuras (p.ej. padres) como peligrosas e inconsistentes resulta, con frecuencia, intolerable, por lo que esa vivencia es negada y disociada y en un intento de buscar explicaciones al abuso, El cuerpo como objeto de deseo en obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual ORIGINALES Y REVISIONES 273 que salvaguarde a “bondad” de la figura de protección asumen la carga de la culpa interiorizando la convicción de que ellos son esencialmente malos o indignos y merecedores por tanto del trato recibido (28, 30, 32). Además es muy difícil que las víctimas de abusos sexuales (y no sexuales) adquieran un sentimiento interno básico de seguridad, por lo que tienden a ser más dependientes de fuentes externas de confort. Una de esas fuentes puede ser la comida y la obesidad consecuente, una forma de expresar y perpetuar esa convicción de indignidad. Entrando así en una espiral que se retroalimenta a sí misma y evoluciona hacia la obesidad mórbida. En los obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual es muy frecuente la baja autoestima y el sentimiento de indignidad atribuido a la obesidad. Sin embargo, de acuerdo con nuestros resultados, no parece que sientan su obesidad como algo que les resta valor específicamente como reclamo erótico, al menos no más que aquellos que no han sufrido abusos sexuales, ya que la proporción en ambos casos es similar. Lo que concuerda con los hallazgos encontrados por Oppong et al. (23) en obesos mórbidos intervenidos. El que los obesos mórbidos refieran baja autoestima por obesidad implica que han interiorizado la imagen social denigrada del obeso, es decir, viven su obesidad como algo que les resta valor personal. Lo que, en nuestro estudio, es llamativamente superior en los pacientes que han sufrido abuso sexual en su infancia. Consideramos que es consecuencia de que los pacientes que han sufrido abusos sexuales interiorizan una imagen desvalorizada de si mismos, por el hecho mismo del abuso, y secundariamente la atribuyen a la obesidad. Siendo en estos casos la atribución consciente a la obesidad como causa de la baja autoestima un movimiento psíquico secundario. La elección de la obesidad como justificación del escaso valor que el individuo se da a si mismo está muy favorecida por el imaginario social (18). Conclusión Aunque es frecuente en los obesos la atribución a la obesidad de una mayor dificultad de acercamiento erótico al otro y la utilización de esta para evitar la erotización de las relaciones interpersonales no lo es más en los que han sido objeto de abuso sexual que en los que no lo han sido. Los abusos sexuales aumentan de forma significativa la probabilidad de comorbilidad psiquiátrica, pero no predispone necesariamente a que se use el cuerpo como barrera de defensa ante las relaciones íntimas. Los obesos mórbidos que han sufrido abusos sexuales en la infancia tienden a tener un sentimiento básico de indignidad e inadecuación (baja autoestima) y a considerar como causa de ese sentimiento su imagen corporal de obeso. 274 B. Mazagatos, S. Ingles-Borda, A. López-Picado ORIGINALES Y REVISIONES Se confirma que el abuso sexual infantil tiene en la estructuración del psiquismo en formación, un efecto mucho más devastador que la mera reticencia al establecimiento de relaciones interpersonales estrechas, más o menos erotizadas. En los obesos mórbidos que no han sufrido abuso sexual, la repercusión de su imagen corporal en la disminución de su autoestima es significativamente menor que en los que han sido objeto de abuso. Para confirmar que en los obesos mórbidos con antecedentes de abuso sexual la atribución de la causa de su sentimiento básico de indignidad a la obesidad es un movimiento psíquico secundario, sería interesante estudiar de forma comparativa la evolución de la autoestima con el cambio de la imagen corporal tras la intervención. Bibliografía: (1) Colin A, Ross MD. Psychodynamics of eating disorder Behavior in Sexual Abuse Survivors. American journal of psychotherapy; 2009; 63, 3, 211. (2) Isidro ML, Álvarez P, Martinez T, Cordido F. Alteraciones neuroendocrinas en la obesidad. Rev Med Univ Navarra 2004; 48, 2: 24-29. (3) Eugenio Arteaga U, Manuel Moreno G. El tejido graso como modulador endocrino: Cambios hormonales asociados a la obesidad. Rev Med Chile 2010; 138: 1294-1301. (4) Rohde P, Ichikawa L, Simon GE, Ludman J, Linde JA, Jeffery RW and Operskalski BH. Associations of child sexual and physical abuse with obesity and depression in middle-aged women. 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Neuropsiq., 2015; 35 (126), 277-287. doi: 10.4321/S0211-57352015000200004 Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? Formal changes in the psychiatric interview. What’s the background? José Manuel López-Santín a, Patricia Álvaro Serón b, Ferran Molins Gálvez c. a, b y c Psiquiatra. a INAD, CSMA Martí i Julià, PSM, Barcelona, España. b CSMA Dreta Eixample, Centre Psicoterapia, Barcelona, España. c Vuxenpsykiatrisk mottagning. Sandviken, Suecia. Correspondencia: José Manuel López-Santín ([email protected]) Recibido: 15/04/2014; aceptado: 12/10/2014 RESUMEN: En psiquiatría, más que en ninguna otra especialidad médica, el encuentro médicopaciente es el centro del proceso diagnóstico y terapéutico. Lo es por las propias peculiaridades del objeto de su estudio, la subjetividad. La actual perspectiva neopositivista en la epistemología de los síntomas mentales y neoliberal en la gestión de los servicios que se ocupan de lo psiquiátrico se han generalizado. De aquí se pueden derivar cambios fundamentales en diversos aspectos formales de la entrevista psiquiátrica que por fuerza afectan al contenido del acto médico. El lugar y tiempo empleados para hacer la entrevista, el entrevistador, la forma de entrevistar y la organización que provee el servicio y dispone los medios para la entrevista son algunos de ellos. Palabras clave: Psicopatología, subjetividad, filosofía, servicios de salud mental, administración de los servicios de salud ABSTRACT: This article is a theoretical discussion focused on the philosophical and economical issues that affect the clinical environment. It is claimed that the manner in which psychiatry’s object is regarded, as well as the management of public services, has a direct impact on the diagnostic process and therapeutical interventions. Because of the special features of psychiatry’s object, which is subjectivity, the clinical encounter with the patient is at the center of the diagnostic and therapeuthic process. The current neopositivistic view on the epistemology of mental symptoms, as well as the neoliberal way of managing psychiatric services, has spread and generalized. They have brought about fundamental changes in different formal aspects of the psychiatric interview that have an effect on the medical act. Some of these formal aspects include when and where to conduct the interview, the requested interviewer characteristics, the method of interviewing and the kind of organization that provides the services as well as manages the resources. Key words: Psychopathology, subjectivity, philosophy, mental health services, health services administration. Introducción La relación médico-paciente conforma uno de los pilares básicos en los que se sustenta la praxis médica. Supone el telón de fondo sobre el que se aplica la técnica médica. La recogida de la información relevante, la percepción del estado del otro de forma directa, empática y contextualizada, la importancia de la estabilidad de esa relación en lo dialogado con el paciente, la confianza establecida, etc, son todos ellos factores que contribuyen al correcto diagnóstico y al tratamiento pertinente. En el ámbito de la psiquiatría esto se hace aún más patente, puesto que su objeto de estudio es el sujeto experienciante, y el medio fundamental para diagnosticar y tratar es el habla y la escucha en el marco del encuentro clínico. Como 278 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins ORIGINALES Y REVISIONES afirman Markova y Berrios (1), comprender los trastornos mentales significa aprehender su objeto en términos de su contexto histórico, social, biológico y psicológico. La relación como médico con ese objeto implica lo simbólico y lo sociohistórico. Se trata de un objeto que está en relación con él mismo, con los otros (incluido el terapeuta) y con el mundo. Como se indica repetidamente desde distintas perspectivas (2–5), el resultado de una evaluación psiquiátrica no sólo depende de lo aportado por el paciente, sino de una serie de factores que envuelven al hecho psiquiátrico, que lo modifican y condicionan. Rejón (4) ha resumido las fuentes de heterogeneidad del síntoma en cuatro: 1.- los provenientes del paciente: naturaleza, intensidad, duración y novedad de la señal biológica; y actitudes, capacidades, marco cultural y estado de conciencia del paciente. 2.- los del clínico: manera de obtener información, marco cognitivo y cultural propio y conocimientos. 3.- los del ámbito empírico: observacional-corporal reducido, observacionalcorporal expresivo y dialógico-simbólicamente preestructurado. 4.- los del modo de configurar cada ámbito empírico en síntomas: observación, comunicación e interpretación de la comunicación. Este artículo reflexiona acerca de los cambios que está sufriendo la atención psiquiátrica en sus aspectos formales, concretamente en su método fundamental, la entrevista psiquiátrica, motivados en buena medida por los cambios sociales de las últimas décadas. Asimismo trata de volver a situar la subjetividad en el centro de la reflexión y praxis psiquiátricas, con los condicionantes y problemas que puede suponer su estudio empírico. El advenimiento del neopositivismo en psiquiatría Los últimos 50 años revelan un cambio de paradigma en la epistemología de los síntomas mentales. La transformación progresiva en la ontología de lo mental (la forma en que se entiende qué son los fenómenos mentales) ha dado lugar a cambios en la epistemología de lo mental (la forma en que se estudian los fenómenos mentales). En este tiempo se ha impuesto una filosofía de la ciencia que parte de los presupuestos positivistas y una concepción representacionalista de la mente. Un positivismo que se caracteriza por poseer un criterio de verdad que va de la correspondencia estricta de los enunciados con los hechos empíricos a la articulación más o menos coherente entre los diversos enunciados (6), por una presentación de los enunciados lo más formalizada posible, y por una metodología basada en la verificabilidad empírica de los enunciados primando el método inductivo. Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? ORIGINALES Y REVISIONES 279 De ello se deriva, en el campo de la psiquiatría, la formación de un corpus orientado de una forma más instrumental que teórica, y que otorga mayor importancia a las conductas observables, y las descripciones sintéticas al margen de las distintas teorías que conforman la necesaria interpretación de las vivencias y conductas del otro. Desde su aparición en 1980, el DSM-III cumplió el criterio de cientificidad requerido por las tendencias científicas del momento con la operacionalización de criterios diagnósticos. Ese operacionalismo significaba que los conceptos serían definidos en términos de observaciones específicas o medidas (7). Se pretendía aunar las diversas conceptualizaciones de los síntomas que tienen las varias escuelas que se ocupan de la psicopatología y aumentar la fiabilidad interevaluador. Pero no se consideraron, al menos en su resultado final, las limitaciones que conllevaba. Obviar el proceso de formación de los términos psicopatológicos, derivado de una práctica clínica histórica, tiene como consecuencia la naturalización de los fenómenos mentales (4). Pero además, adoptar el método positivista comporta una tendencia a la equiparación de lo verdadero con lo útil, una instrumentalización de la relación de conocimiento, la producción de un distanciamiento de ‘lo otro’ a causa de esa relación instrumental y una separación de la relación de conocimiento sujeto-objeto. Y es que la verificabilidad de los conceptos se mide por su uso. Todo ello contribuye a la visión cosificada del mundo (8). Una reificación que ocurre también con los diagnósticos psiquiátricos, que en lugar de ser utilizados por su valor heurístico pasan a ser entendidos como entidades naturales (7). Además, este proceso de cambio dificulta la investigación etiológica en el campo de lo mental (9), y conduce a no pocas dificultades en el marco de la reflexión psicopatológica y en la introducción de nuevas perspectivas terapéuticas que contribuyan a ampliar y mejorar el panorama psiquiátrico. Y es que concebir el signo psiquiátrico como producto de una disfunción discreta del cerebro, asumir el valor de los síntomas prácticamente de forma única por su valencia diagnóstica más que por su papel constitutivo del proceso patológico, obviar la relacionabilidad e historicidad de un órgano abierto como es el cerebro, considerar la experiencia como simple epifenómeno de lo que ocurre realmente en el cerebro, entre otros, implica ningunear la ineludible naturaleza mediada de los síntomas psiquiátricos, la necesaria interpretación de los mismos y su indefectible comprensión a la luz de totalidades como pueden ser la historia vital, la personalidad o la estructura psíquica (10). Finalmente, una vez cosificada la relación médico-paciente y naturalizados los fenómenos mentales se pueden operar los cambios formales en el encuentro psiquiátrico que repasamos más abajo. Es interesante recordar que la separación entre esos aspectos formales y los de contenido es una separación artificial como apuntaba Aristóteles (11). 280 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins ORIGINALES Y REVISIONES Influencia del neoliberalismo en la praxis clínica Los cambios sociales del último tercio del siglo XX han influido notablemente en la estructuración de los sistemas de salud y por ende de las disposiciones implícitas en nuestro trabajo (12). La salud se convierte progresivamente en un bien de consumo, dándose con el tiempo un proceso de clientelización, con todo lo que esto implica. Juan Irigoyen (13) recorre el camino que ha transitado la praxis médica y las estructuras que la sustentan durante los últimos 40 años. Los cambios sociales tras la crisis de los 70 conllevan un proceso de reindustrialización y de reestructuración económica que implica una redefinición de las necesidades. La atención a la salud pasa a ser un bien de consumo cuyo valor se deriva de las dinámicas de los mercados, con expectativas de crecimiento indefinido. De esta forma aflora el gerencialismo como forma de gestión sanitaria. Éste se caracteriza por la evaluación (14) y una movilización práctica continua sin espacio para la reflexión, y movida por la competencia entre individuos evaluados. La evaluación mediante indicadores se convierte en obligatoria y reguladora de la praxis médica, dejando de lado la autonomía de los profesionales sanitarios. Se le da a la nueva gestión ‘el papel de diseñar sistemas de información que faciliten una nueva gobernabilidad de las personas cuyas conductas sean predecibles, cuantificables y comparables. Así se construye un sujeto gestionable que responde a estímulos programados y que es portador de competencias que se renuevan’. Una vez establecidos unos estándares de calidad confeccionados desde la óptica gerencial, y habida cuenta que los profesionales autónomos y críticos se convierten en problema para el funcionamiento fluido del sistema, se dan las condiciones para reconfigurar las organizaciones sanitarias públicas de una forma más adaptada a los patrones de consumo de servicios. La concreción de estos cambios sociales en los aspectos formales de la praxis psiquiátrica se pueden advertir mediante algunas características que enseguida se muestran. El tiempo de las entrevistas psiquiátricas adquiere menor importancia, y progresivamente va reduciéndose. Puesto que se trata de obtención de información más que de comunicación de la experiencia, se entiende la entrevista como proceso de extracción de información. Si bien el tiempo depende del contexto de la evaluación (no es igual en urgencias, que en un dispositivo comunitario que en una unidad de hospitalización), por la propia forma de pensar los fenómenos mentales y por la propia exigencia de gestión gerencial, ese tiempo tiende a reestructurarse. De esta forma las escalas o las entrevistas estructuradas, poco aptas a lo abierto de una conversación entre dos personas y con una cada vez más tecnificación del lenguaje que dificulta la comunicación entre ambas posiciones, pasan a suplir a la entrevista abierta. Los riesgos de una aproximación estructurada han sido expuestos reciente- Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? ORIGINALES Y REVISIONES 281 mente (15). La respuesta ofrecida se convierte más en un feedback de tipo farmacológico o una explicación causal hipotética que el reduccionismo científico más vulgar pone al alcance de la mano a los que no quieren complicarse, que en una respuesta comunicada, dialogada y no cerrada en torno a la explicación unilateral de base teórica más que experiencial. En definitiva, se trata de una separación más amplia entre los dos polos de la relación, que además implica una relación de poder más evidente. Creer que eso no afecta al proceso diagnóstico y terapéutico es vivir en una idealidad alejada de las consecuencias prácticas reales. El espacio físico donde se da el encuentro clínico se ha transformado a la par que la sociedad que nos engloba. Vivir en una sociedad de consumo de masas, postindustrial, del trabajo inmaterial, del conocimiento (dependiendo del autor que la analice), condiciona el espacio de consulta. Éste, teniendo en cuenta las diferencies intercentros, puede ser un lugar aséptico, impersonal, al que no se otorgue ninguna importancia desde una perspectiva gerencial, llegando a ser con frecuencia minúsculo, prefabricado, con temperaturas mal reguladas y/o cambiante durante el proceso terapéutico. Otra posibilidad que cada vez más se fomenta desde el ámbito de la gestión es la de visitas virtuales, que no precisan ya ni del espacio de entrevista con el ahorro en términos económicos que ello puede suponer, pero sin valorar los aspectos clínicos que se pierden con el cambio. El tipo de organización que se encarga de la asistencia, y que oscila entre el polo individual y el poblacional, tiende a polarizarse. Por un lado, el desarrollo de las sociedades modernas da lugar a lo que M. Foucault denomina biopolítica (16). Éste remonta al siglo XIX el desarrollo de este polo de la biopolítica centrada en el hombre-especie, es decir, el hombre en su capacidad de reproducirse, nacer, morir, durar, y en la actuación sobre las condiciones que pueden hacer variarlo. Se trata de una biopolítica que tiene a la población como sujeto y que gestiona su vida como cuerpo único mediante controles reguladores. De esta forma, la epidemiología se instituye como método de evaluación al servicio de la gestión poblacional. Es así que se instituyen métodos de evaluación que cada vez se alejan más de las necesidades personales individuales (centro del proceso asistencial terapéutico) para centrarse en las necesidades políticas, poblacionales o económicas. Un proceso que contribuye a la burocratización de las estructuras institucionales, donde es más fácil mantener el puesto de trabajo de un gestor intermedio al uso, útil para la organización burocrática del trabajo, que el de un clínico, como hacedor verdadero del trabajo. Por otro lado, los procesos de las sociedades de la modernidad tardía orientados hacia el desarrollo de una cultura del individuo y el desenclave de las estructuras tradicionales (familia, trabajo, barrio), provocan una tendencia hacia una medicina personalizada de gestión privada que trata de dar asistencia desde una óptica comercial. Desde esta perspectiva se puede entender el enorme crecimiento 282 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins ORIGINALES Y REVISIONES de terapias alternativas ofertadas que, con más o menos evidencias científicas, no es esa la cuestión, aprovechan las condiciones sociales actuales. De las terapias florales hasta la farmacogenética, pasando por las múltiples medicinas orientales, todas confieren un trato más individualizado y personal que la medicina tradicional de ámbito público. El tipo de profesional que estas organizaciones requieren para mantener tal funcionamiento cambia necesariamente. Sadler lo ha bautizado como el ‘clínico genérico’ (17). De ser profesiones con un alto nivel de autonomía profesional pasan a ser consideradas un obstáculo para el desarrollo de las nuevas fuerzas productivas. Se introduce así la figura de los gestores, que llevan consigo una racionalidad extraña a la racionalidad clínica de los profesionales. Pero el poder del que se les dota va contribuyendo a forjar la imagen (concretada en los nuevos profesionales contratados) de un tipo de psiquiatra válido para este nuevo modo de ejercicio médico. Ejercicio definido por ‘actos médicos automatizados de baja calidad determinados principalmente por la eficiencia’. De un profesional autónomo, capaz de tomar sus propias decisiones en base a su formación y pericia clínica, formado no sólo en el programa de formación estatal requerido sino en otros ámbitos de la vida (necesarios para la mejora de la comprensión que demanda la psiquiatría), se busca un profesional heterónomo, que asuma las decisiones de gestión que se le pidan de forma acrítica y no cause problemas en el funcionamiento de un sistema altamente jerárquico y politizado y que se quiere casi automatizado. A este profesional le será precisa una constante adaptación puesto que no son las motivaciones clínicas las que dirigen los programas de atención, sino motivaciones políticas, económicas o personales curriculares del gestor institucional. Cuanto a los métodos, repetir lo que se ha dicho más arriba. Puesto que el objetivo es el de cartografiar la intimidad del paciente se usan métodos analíticos, cuantificables y aplicables independientemente del entrevistado o entrevistador por mor de una mayor fiabilidad estadística. En otro lugar se han desarrollado algunas limitaciones de esta aproximación a expensas de los modelos dimensionales de personalidad (18). A pesar de éstas, el desarrollo de escalas no deja de crecer. El uso de entrevistas estructuradas o semiestructuradas se generaliza. Los programas informáticos de tratamiento psicológico online se están desarrollando y se presumen importantes en un futuro próximo, cosa que plantea un cambio de canal, y las consecuencias que ello pueda tener, en el acto comunicativo. Es obvia la importancia en la terapia de algunos elementos del acto médico (como son el contacto ocular, la gestualidad, el tono de voz, la proximidad, la reciprocidad, la escucha activa), como acto comunicativo que es y con el objetivo de crear una relación terapéutica adecuada para el propósito común de la mejoría clínica. Algunos estudios avalan determinadas prácticas comunicativas en psiquiatría para obtener mejores resultados clínicos (19-20). Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? ORIGINALES Y REVISIONES 283 La psicopatología manda. Retorno a la subjetividad Una mirada panorámica de la actualidad psiquiátrica ofrece una imagen de cambio cualitativo en el último siglo. Se ha pasado de una comunicación con el paciente a una extracción de información que el paciente posee, de la pericia clínica individual a los estándares comunes y la uniformización formativa, de una reflexión idiográfica a un análisis epidemiológico, se ha transitado por distintos marcos teóricos hasta llegar a la genética y sus promesas futuras, se ha relegado la experiencia subjetiva en pro de las conductas observadas. Este camino, si bien puede ofrecer algunos resultados, dificulta otros si no se atienden. Y es que es preciso para nuestro trabajo entender que la aplicación adecuada de conceptos del lenguaje psicopatológico tiene una importante dependencia de elementos contextuales que no se encuentran en la definición de los términos psicopatológicos, pero que sí están presentes en el caso singular. Existen varios aspectos que motivan esa importancia contextual. El primero, las relaciones entre el contenido de la proferencia y las cualidades expresivas de la proferencia. Atender sólo al contenido implica el riesgo de agrupar distintos fenómenos bajo el mismo término psicopatológico. El segundo, los contextos de proferencia, el contexto comunicativo. En tercer lugar, el contexto histórico-biográfico y social del caso concreto. Y un último aspecto es el de la copresencia de otros síntomas que modulan la determinación del juicio psicopatológico final. Es por todo ello que la operacionalización del lenguaje psicopatológico tiene una utilidad limitada. Se mantienen definiciones observacionales y con un lenguaje pretendidamente ateórico para ganar fiabilidad interevaluador y combatir las distintas interpretaciones de los fenómenos que cada escuela psicopatológica hace. Pero la realidad es que el lenguaje psicopatológico está plagado de expresiones metafóricas por la misma ontología de lo mental, por su carácter inaprensible y dinámico. Así pues, en ese proceso de operacionalización se pierde información relevante para el proceso diagnóstico y terapéutico. El valor de determinados términos psicopatológicos, no es el de señalar algún tipo de entidad natural, sino el intento de capturar un fragmento de experiencia y hacerla comunicable entre una comunidad de profesionales. La correcta aplicación práctica de los criterios operacionales se da solamente bajo la condición de tener una previa familiaridad con los términos psicopatológicos. Esa familiaridad está basada en la experiencia y exige hacer un balance entre la información que incluyen las definiciones de los términos psicopatológicos y los diferentes aspectos contextuales mencionados antes. Captar esos elementos contextuales, integrarlos en el relato discursivo del sujeto que consulta para interpretarlos desde el punto de vista psicopatológico, requiere del psiquiatra otras cualidades que no se promueven habitualmente en una sociedad tecnificada como la actual. G. Stanghellini (21) aboga por un aprendizaje humanísti- 284 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins ORIGINALES Y REVISIONES co de los psiquiatras, en el sentido del término gadameriano Bildung (algo así como cultivo o formación, más que educación técnica). Un conocimiento que dotaría de una capacidad de apertura al otro a través del tacto. Una cualidad que pretende que sea esencial en el psiquiatra, y que permite ‘sentir lo atmosférico, sintonizar, sin meterse en la esfera del otro, evitando las relaciones instrumentales, y dejando al otro manifestar su singularidad’. Finalmente propone que esta formación es cosa de la psicopatología, puesto que en su centro está la persona que experimenta y la experiencia subjetiva. Y es que hay que tener en cuenta que el paciente es una pareja activa en el proceso diagnóstico, capaz de teorizar e interpretar sus propias demandas, y ‘los síntomas deben ser conceptualizados como el resultado de la mediación entre el self encarnado vulnerable, por un lado, y la persona enferma intentando manejar y dar sentido a sus propias alteraciones y molestias, por el otro’. En este sentido revisa tres modelos contemporáneos que sitúan al paciente como sujeto activo en su proceso, en tanto es capaz de reapropiarse de su experiencia e interpretarla (22). Este proceso que el paciente realiza, no está al margen del papel que el psiquiatra juega en su relación con él. Puesto que se trata de un especialista en las alteraciones de la experiencia y el comportamiento, es una figura importante a la hora de brindar información para las interpretaciones, para guiar a través de las fases del trastorno, para co-construir las interpretaciones, etc. Y todo ello requiere de una relación de confianza, mantenida en el tiempo, de continuidad, que si no se da, muy probablemente reduzca la comunicación de las experiencias anormales y de las interpretaciones a las que el sujeto llega. Entender la tarea de la psicopatología, como herramienta para dotar de inteligibilidad a la experiencia y conducta de un sujeto, y de la psiquiatría como práctica que se hace cargo de ésta, es lo que están haciendo algunos psiquiatras en los últimos años (23–26). En estrecha relación con la filosofía, reabren el debate en torno a lo subjetivo como ámbito propio de la psiquiatría y tratan de aclarar y orientar su estudio de forma científica, asumiendo los aprioris y limitaciones del mismo. La apuesta por métodos cualitativos (27) o la confección de nuevos instrumentos que permitan captar mejor los fenómenos mentales (28) son algunas propuestas que amplían el panorama conceptual, permiten la formulación de nuevas hipótesis y de aproximaciones prácticas más amplias, además de controlar la relevancia en el mundo real de determinadas cuestiones psicopatológicas estudiadas o de evaluar experiencias en primera persona en condiciones alejadas del laboratorio. Conclusiones Se observan dos aspectos históricos de la segunda mitad del siglo XX. Por un lado, el retorno al positivismo científico concretado en la psiquiatría con el de- Cambios formales en la entrevista psiquiátrica. ¿Qué hay de fondo? ORIGINALES Y REVISIONES 285 sarrollo y la publicación del manual diagnóstico DSM-III y sucesivos. Y por otro, el desarrollo tardocapitalista que promueve la mercantilización de los servicios, entre ellos el de salud. Si el primero tiene gran influencia en la manera cómo se entienden los trastornos mentales, el segundo lo hace sobre las condiciones en que se los asiste. Se observa un desplazamiento del peso específico de la subjetividad en el marco teórico, derivándose una serie de consecuencias importantes (descontextualización de los síntomas, naturalización de los fenómenos mentales, reificación de los trastornos mentales), y se modifican algunas características de la entrevista psiquiátrica. Se revisan algunos aspectos formales del encuentro clínico: tiempo, espacio, profesional, organización y métodos empleados. Éstos no son ajenos a la propia tarea de la psiquiatría. Más bien son el terreno donde se da la experiencia psiquiátrica. Y por ello, marcan el desarrollo del encuentro clínico, tanto en su vertiente diagnóstica como terapéutica. Si se entiende que las manifestaciones de la enfermedad mental simplemente son epifenómenos de una patología de los sistemas cerebrales que el sujeto nos aporta y con la cual el psiquiatra identifica una entidad natural, se derivan una serie de consecuencias graves: 1) Se obvia el proceso de formación histórica de los conceptos psicopatológicos por los cuales identificamos determinados fragmentos de experiencia. De esta forma se reifican los conceptos del lenguaje psicopatológico y se tiende a naturalizar los síntomas; 2) Se olvida el sujeto como interpretador y modificador activo de sus propias experiencias. Se postula así la ‘psiquiatría sin psique’ que Jaspers anticipaba (29); 3) Se relativizan los aspectos formales de la entrevista, dando por sentado que el resultado de la experiencia concreta del encuentro psiquiátrico no está influido por éstos. De esta forma, se crean las condiciones de reproducción de esa misma visión. Todo esto, deriva en una aprehensión distorsionada de los fenómenos mentales y contribuye, como viene siendo regla en las últimas décadas, a fenómenos como la comorbilidad diagnóstica sin sentido, los umbrales diagnósticos arbitrarios y las farragosas consideraciones dimensionales (29). Problemas que cada vez estorban más nuestra práctica clínica. En definitiva, la deriva neopositivista en lo psiquiátrico y neoliberal en lo económico tiene consecuencias de gran calado en la organización formal del encuentro psiquiátrico y sus resultados. Situar la subjetividad en el centro de nuestra práctica es hacerse cargo de lo que nos ocupa, y tiene consecuencias. Será preciso adquirir las aptitudes adecuadas para ese manejo, tener el tiempo necesario para ello, tener en cuenta el espacio más adecuado para esa tarea, pensar la mejor forma de acercamiento al sujeto para una correcta evaluación. No se puede esperar una buena praxis en el trato con lo subjetivo si no se entiende que se trata precisamente con eso y se ponen las disposiciones organizacionales adecuadas. Y es que aprehender al otro, su forma de integrar y sedimentar su experiencia, requiere conocer su biografía, sus vivencias, la interpretación que hace de sí y de su experiencia, 286 J.M. López-Santín, P. Álvaro, F. Molins ORIGINALES Y REVISIONES para poder inferir los procesos mentales que motivan las expresiones psicopatológicas y sus cambios en el tiempo. Un trabajo como el de E. Kretschmer en ‘El delirio sensitivo de referencia’ (30) parece imposible en la actualidad. Por eso, como clínicos, es importante defender la adecuación del tiempo, ritmo y espacio de trabajo a nuestro objeto, o demandar una formación más adecuada, o presionar para que las instituciones que se ocupan de lo mental primen lo clínico por encima de otros criterios tan en boga ahora, o exigir una valoración del profesional ajustada a su trabajo clínico. Todo ello permitirá hacer nuestra tarea con garantías y los beneficiados serán los individuos que consultan, a la sazón, cualquiera de nosotros. Bibliografía (1) Marková IS, Berrios GE. Epistemology of psychiatry. Psychopathology. 2012 Jan; 45(4):220–7. (2) Vallejo Ruiloba J, Leal Cercós C. Tratado de psiquiatría. Barcelona: Ars Medica; 2010. (3) Ramos Gorostiza P., Adán Manes J. Misunderstanding psychopathology as medical semiology: an epistemological enquiry. Psychopathology. 2011;44:205–15. (4) Rejón Altable C. Concepción de la psicopatología como lógica : un ensayo de teoría de la psiquiatría. 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El Delirio sensitivo de referencia: contribución al problema de la paranoia y a la teoría psiquiátrica del carácter. Madrid: Tricastela; 2000. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 289-307. doi: 10.4321/S0211-57352015000200005 Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena (MBSR): actualización. Efficacy-effectiveness of mindfulness based stress reduction (MBSR) programme: an update. José Manuel Bertolín Guillén a. a Servicio de Psiquiatría y Salud Mental, Hospital Arnau de Vilanova, Generalitat Valenciana. Valencia, España. Correspondencia: José Manuel Bertolín Guillén ([email protected]) Recibido: 28/04/2014; aceptado: 03/11/2014 RESUMEN: El programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena o mindfulness based stress reduction (MBSR) es una intervención instructiva o psicoeducativa, estructurada, multimodal e inespecífica, diseñada para mejorar la conciencia plena de los participantes con focalización en el presente. Hay pruebas de su efectividad en el dolor crónico (incluyendo la fibromialgia), depresiones recurrentes o con síntomas residuales, el estrés en general y en diversos trastornos de ansiedad, así como en ciertas condiciones médicas diversas como el cáncer, epilepsia resistente, psoriasis y enfermos con VIH, entre otras. El cuerpo probatorio que se ha acumulado hasta la fecha es muy prometedor y fuertemente indiciario de los beneficios del MBSR en el corto y medio plazo, pero se necesitan más estudios adecuados para confirmar su bondad por tiempos prolongados, y estudios potentes de buena calidad metodológica que confirmen su eficacia y efectividad. Palabras clave: mindfulness; conciencia plena; reducción del estrés basado en la conciencia plena; MBSR; meditacion; evaluación de programa. ABSTRACT: The mindfulness based stress reduction (MBSR) programme is a structured, multimodal and unespecific instructive or psychoeducative intervention. It has been designed to improve the participants’ mindfulness focused on the present time. Its effectiveness has been proved in chronic pain (including fibromyalgia), recurrent depression or with residual symptoms, stress in general and in diverse anxiety disorders, as well as in certain medical conditions such as cancer, resistant epilepsy, psoriasis and HIV, among others. The evidential body that has been accumulated to date is highly promising strongly indicative of the benefits of MBSR in the short and medium term. However, more appropriate studies are needed in order to confirm the benefits of MBSR in the long term. Powerful studies with good methodological quality are also needed in order to confirm the efficacy and effctiveness of MBSR. Key words: mindfulness; mindfulness training; mindfulness-based stress reduction (MBSR); meditation; program evaluation. Introducción El programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena o mindfulness based stress reduction (MBSR) está fundamentado en la meditación vipassana y fue la primera de las intervenciones terapéuticas que se desarrolló basada en la conciencia plena. Se trata de un programa psicoeducativo, no de un verdadero tratamiento psicoterapéutico per se y representa un enfoque genérico o inespecífico de intervención. El programa se inició hace más de treinta años en EEUU para aliviar el dolor y el estrés relacionado con ciertas enfermedades crónicas. Su fundador fue Jon Kabat-Zinn, quien encuadra su programa dentro de la denominada medicina 290 J.M. Bertolín ORIGINALES Y REVISIONES del comportamiento o medicina conductual (1). El programa está basado en la comunidad y parece relativamente costo-efectivo. Consta de ocho sesiones semanales de unas dos horas o dos horas y media de duración, además de trabajo en casa, pero se conjetura si una forma abreviada del mismo sería igualmente eficaz para ciertos pacientes (2). El componente de conciencia plena o mindfulness del programa, que es completamente secular, consta de tres prácticas diferentes: meditación sentada o caminando, exploración del cuerpo o body scan y hatha yoga. Además se practica la meditación informal, que consiste en aplicar la conciencia plena a todas las actividades de la vida cotidiana. La literatura especializada acerca del MBSR es de cantidad creciente pero de calidad irregular, de modo que sigue siendo necesario examinar la mejor información disponible sobre el tópico de este trabajo para disminuir la incertidumbre y contradicciones relacionadas. El objetivo del presente estudio es analizar la literatura especializada publicada en artículos de revista de la mejor calidad disponible para interpretar críticamente la eficacia-efectividad del programa en el momento actual. Material y método El punto de partida es una búsqueda en PubMed hasta julio de 2013 del conjunto de artículos obtenido con el descriptor mindfulness based stress reduction mbsr (n= 186). Se han añadido otros metaanálisis y revisiones sistemáticas que no aparecían en la búsqueda citada. Desglosados por tipos, los artículos hallados quedan distribuidos así: metaanálisis (n= 8); revisiones sistemáticas (n= 13); ensayos clínicos controlados y aleatorizados (n= 52); ensayos clínicos (n= 15). Por regla general se han eliminado los artículos que no se incluían en las categorías citadas. En el cómputo se han depurado los duplicados: cuando un artículo está incluido en un tipo superior (es superior si apare por delante en el listado anterior) se elimina del tipo inferior en que aparece también. Los ensayos clínicos controlados aleatorizados incluidos en este trabajo se señalan con un asterisco [*] al final de cada referencia en el apartado de bibliografía; las revisiones sistemáticas se señalan con dos y los metaanálisis con tres. Los ensayos clínicos no controlados, por último, se señalan con [+]. El estudio es una revisión narrativa, no sistemática, de tipo cualitativo, con componentes integradores, agregativos e interpretativos. Para la exposición de los resultados y su discusión se ha tenido en cuenta el total de artículos hallados, añadiendo otros trabajos (n= 48) de menor calidad metodológica (“literatura gris”) pero que aportan datos complementarios o avances de interés, no incluidos en los anteriores, con lo que el total de trabajos incluidos en esta revisión es finalmente de Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. ORIGINALES Y REVISIONES 291 n= 136. Las revisiones sistemáticas y metaanálisis consultados permiten mejorar la exhaustividad del tópico investigado y controlar el sesgo de publicación. Los ensayos clínicos proporcionan buenas pruebas de intervención, de hipótesis y de evaluación, y representan el núcleo fundamental de esta revisión. La literatura gris ha permitido ampliar aún más, subjetivamente, el rango de búsqueda y contribuir a mejorar el sesgo del idioma. Resultados Se recogen estudios de calidad científica variable que han mostrado eficacia o efectividad del MBSR en trastornos y condiciones médicas muy diversas, incluyendo la cronicidad (3-4), y en mejorar la salud mental en general (5) y de los adolescentes en particular (6). Dos metaanálisis han estudiado los efectos de MBSR en la salud mental (7-8). El de Grossman et al. (8) se basó en 20 trabajos controlados y no controlados sobre los efectos de MBSR en la salud física y mental de muestras médicas y no médicas. Se halló un tamaño del efecto de 0,54, pero es posible que estuviera sobrestimado al haberse incluido estudios cuasi-experimentales. 1. Dolor crónico Ha sido bien establecida (9) la eficacia de las intervenciones psicoterapéuticas en general y de los tratamientos cognitivo-conductuales y de autorregulación en concreto, tanto en el dolor crónico lumbar no canceroso como en la discapacidad y alteraciones anímicas consiguientes. Con respecto al MBSR hay ciertas pruebas de que es también eficaz en la tolerancia al dolor y específicamente en el dolor crónico (10-15), incluyendo la fibromialgia (16-19). En relación con esta última se ha hallado (20) mejora de los síntomas depresivos asociados a la fibromialgia, pero algunos autores (21) no han probado la eficacia del MBSR en ella, aunque sí ciertos beneficios inespecíficos. Morone et al. (22) han mostrado resultados prometedores del MBSR en una población de adultos mayores de 65 años de edad con dolor crónico lumbar. Wong et al. (23) hallaron mejora en la intensidad del dolor y angustia relacionada, pero que no fue superior a una intervención interdisciplinar sobre el dolor. En la revisión sistemática de Cramer et al. (24) sobre un total acumulado de 117 pacientes con dolor lumbar crónico tampoco hubo pruebas concluyentes de la efectividad del MBSR en la mejora de la intensidad del dolor o de la discapacidad asociada, y sí pruebas limitadas de que puede mejorar la aceptación del dolor. En el metaanálisis de Veehof et al. (25) el MBSR no fue superior al tratamiento cognitivo-conductual, pero sí podía ser una alternativa eficaz. Baer (7) incluyó en su revisión estudios controlados y no controlados sobre poblaciones con diversas enfermedades. En general, los pacientes con dolor crónico pre- 292 J.M. Bertolín ORIGINALES Y REVISIONES sentaron mejoras estadísticamente significativas en las calificaciones de dolor, otros síntomas médicos y síntomas psíquicos generales. Muchos de esos cambios se mantuvieron en las evaluaciones de seguimiento. La mayoría de estas comparaciones utilizó diseños pre-post sin grupo control. Se ha sugerido en un estudio piloto en que se comparaba el MBSR con el masaje en pacientes con dolor crónico, que el primero puede ser más efectivo y de efectos más duraderos en la mejoría del humor mientras el masaje puede serlo más en reducir el dolor (26). El MBSR puede ser también una intervención clínicamente útil en el “síndrome de cirugía fallida de espalda” (failed back surgery syndrome o FBSS), que se define como dolor de espalda o pierna que persiste o reaparece después de uno o más procedimientos quirúrgicos en la columna lumbosacra (27). 2. Estrés y ansiedad En un ensayo clínico controlado aleatorizado de pequeño tamaño muestral (28) se analizó si los individuos con grados más altos de conciencia plena pretratamiento se beneficiarían más de la intervención con el programa. Los resultados mostraron que los participantes con mayor grado de conciencia plena pretratamiento presentaron también mayor incremento en la atención, bienestar subjetivo, empatía y esperanza, y presentaron asimismo más disminución del estrés percibido hasta un año después de la intervención. La utilidad del programa sobre el desarrollo de la empatía ya se había sugerido antes (29-30). En escolares mejora la sensación subjetiva de bienestar (31). También en escolares (32) y en estudiantes de enfermería (33-34) parece una intervención eficaz para disminuir el estrés y la ansiedad. Por último, el programa ha sido eficaz asimismo para mejorar el grado de autocompasión en un estudio realizado con psicoterapeutas en formación (35). En el metanálisis de Chiesa y Serretti (36) se revisaron las evidencias acerca de que el MBSR fuera eficaz para reducir el estrés en poblaciones no clínicas. Sin embargo, las importantes limitaciones de los estudios incluidos en esta revisión, así como la escasez de pruebas sobre los posibles efectos específicos del programa en comparación con otros tratamientos no específicos (como la relajación estándar) siguen haciendo necesarias más investigaciones. A pesar de estas limitaciones, es interesante comentar brevemente sus principales resultados. Estos, basados en los estudios de Shapiro et al. (30, 35, 37), Rosenzweig et al. (38), Jain et al. (39), Vieten y Astin (40) y Klatt et al. (41), fueron que el programa tuvo un efecto positivo inespecífico significativo en comparación con la ausencia de cualquier tratamiento (lista de espera). Pero en el único estudio (39) en el que se pudo comparar el programa con controles con tratamiento activo no hubo diferencias significativas entre ambos. Posteriormente concluyeron los mismos autores, con iguales limitaciones por la irregular metodología de los estudios, que el MBSR ha demostrado eficacia para muchas condiciones psiquiátricas y físicas y también en sujetos sanos (42). El programa se ha mostrado efectivo en reducir el estrés, ansiedad y depresión (5) y se ha usado exitosamente en distintos trastornos de ansiedad (43-44) y Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. ORIGINALES Y REVISIONES 293 en el estrés general (36, 45-46) en tanto que es capaz de reducir sus grados en las personas sanas. Se ha constatado su efectividad específicamente en el estrés de los profesores españoles de educación secundaria (47). Es beneficioso en la fobia social (48), el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno por angustia, en particular, observándose una mejoría significativa (49-51). El tratamiento cognitivo-conductual parece ser el tratamiento de elección en la fobia social, pero se ha sugerido (52) que el MBSR puede tener también algún beneficio en esos pacientes y que puede reducir en ellos la reactividad emocional mejorando la regulación de la misma (48, 53). El MBSR parece tener, en efecto, un impacto positivo clínicamente relevante en los procesos de regulación emocional (54). También se ha evidenciado (55) que la práctica de la meditación se asocia con disminuciones de las emociones negativas y la gravedad de los síntomas de ansiedad social, y que el MBSR supera a la intervención basada solo en el ejercicio físico aeróbico (13, 55). La bondad de las técnicas meditativas en los trastornos de ansiedad fue analizada en la revisión Cochrane de Krisanaprakornkit et al. (56) con resultados inconcluyentes. El pequeño número de estudios incluidos en la revisión no permitía extraer conclusiones sobre la eficacia de los programas de meditación en los trastornos de ansiedad. Las tasas de abandono durante las investigaciones fueron altas y no se informaron efectos adversos con la meditación. Algunos estudios sugieren que el MBSR puede ayudar a reducir ciertos factores (como la preocupación) que contribuyen a los problemas del sueño, según el estudio de revisión sistemática de Winbush et al. (57). Sin embargo, en su análisis de siete trabajos sobre el MBSR y trastornos del sueño, los autores no hallaron pruebas suficientes de que el programa mejorara significativamente la calidad del sueño y su duración. Más recientemente se ha propuesto el MBSR en un ensayo clínico piloto como una intervención útil en el insomnio crónico (58). Para la ansiedad en personas afectas de enfermedades crónicas, Bohlmeijer et al. (59) hallaron un moderado tamaño del efecto del MBSR de 0,47, con considerable heterogeneidad. 3. Depresión recurrente, resistente y residual El MBSR puede ser de utilidad en la depresión y la depresión resistente al tratamiento (12, 60-61), en los trastornos del estado de ánimo y el estrés perinatales maternos (49), y hay indicios de que podría ser un recurso interesante para la ideación suicida (62). El programa disminuye asimismo los pensamientos rumiadores en los trastornos del estado de ánimo (63) y en poblaciones no clínicas (64). Los efectos de la introducción del programa al inicio de la psicoterapia, así como su efecto sobre el logro de las metas autodirigidas en contextos no psicoterapéuticos es superior a la psicoterapia sola (65). Bohlmeijer et al. (59) hallaron en personas afectas de enfermedades crónicas un pequeño tamaño del efecto medio global de 0,26 (IC del 95%: 0,18-0,34) en seis estudios sobre la depresión, con ausencia de heterogeneidad. En el metaanálisis de Klainin-Yobas et al. (66) se ha constatado 294 J.M. Bertolín ORIGINALES Y REVISIONES que las intervenciones basadas en conciencia plena son eficaces para aliviar síntomas depresivos en adultos con trastornos mentales y que dichas intervenciones podrían ser usadas de forma concurrente con otros tratamientos. Por último, parece que el MBSR puede ayudar a mejorar la calidad de vida relacionada con la salud y reducir los síntomas de depresión en los sujetos de residencias de ancianos (67). 4. Cáncer Con relación al cáncer el MBSR es el programa de intervención más estudiado, a pesar de lo cual se necesitan más investigaciones para poder sacar conclusiones sobre su ayuda potencial. Hay hasta la fecha al respecto un metaanálisis (68), cinco revisiones sistemáticas (69-73) y una revisión narrativa (74), además de numerosos ensayos clínicos controlados. Speca et al. (75) comprobaron que mejoraba las alteraciones anímicas y los síntomas de estrés en una población heterogénea de enfermos de cáncer. Carlson et al. (76-77) usaron relajación, yoga suave y práctica diaria de meditación en casa en una investigación preliminar y concluyeron acerca de los beneficios del MBSR mediante la regulación de las concentraciones plasmáticas hormonales del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal en pacientes con cáncer. Shapiro et al. (78) sugirieron que el MBSR parecía ser una intervención prometedora para mejorar la calidad del sueño en mujeres con cáncer de mama cuyas quejas de sueño eran debidas al estrés. Carlson y Garland (79) hallaron beneficios sobre la calidad del sueño en un grupo heterogéneo de pacientes con cáncer, corroborado con posterioridad (80). Por otra parte, Carlson et al. (81) demostraron también los beneficios del programa en la reducción del estrés y el aumento de la calidad de vida en los pacientes con cáncer de mama o próstata. Con relación al cáncer recurrente de próstata ya se había sugerido los beneficios del MBSR asociado a una dieta adecuada (82). El MBSR es viable para las mujeres recientemente diagnosticadas de cáncer de mama en estadio precoz y los resultados han proporcionado ciertas pruebas, asimismo preliminares, de sus efectos beneficiosos sobre la función inmune, calidad de vida, mejora en el estilo de afrontamiento de las pacientes (83) y en la mejora de su salud mental (84-85). Otros estudios siguen sugiriendo que es una intervención beneficiosa en las pacientes con cáncer de mama, mejorando su ajuste psicosocial más allá de los efectos del tratamiento habitual y de una condición de control creíble (programa de educación nutricional) (86-87). Se ha propuesto, en fin, como ayuda para mejorar la calidad de vida en mujeres supervivientes a cáncer de mama (88-89) y como intervención de elección para tratar las secuelas psíquicas relacionadas con el cáncer (80). El programa puede mejorar en los pacientes con cáncer el ajuste psicosocial a su enfermedad (68), el estado psicológico y en particular el estado de ánimo (73,90), algunos de los síntomas (como la fatiga), la inmunidad (91) y la calidad de vida (81,92-95). Los resultados beneficiosos sobre la ansiedad y depresión relacionadas con supervivientes al cáncer de mama se han mantenido, con tamaño Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. ORIGINALES Y REVISIONES 295 del efecto medio-grande, a los 12 meses de seguimiento en el ensayo controlado de Würtzen et al. (90). Sin embargo, para la mayoría de los síntomas físicos es improbable una mejoría significativa con el MBSR (73). Hay evidencias preliminares de que el MBSR en modo audio-individual para pacientes con cáncer y quimioterapia puede beneficiar el estado de ánimo y la calidad de vida (96). Por último, Matousek et al. (97) hallaron mejoras significativas de los grados de tensión autorrelatados, sintomatología depresiva y otros síntomas médicos en mujeres afectas de cáncer de mama tras el programa MBSR. Dicha mejoría era concordante con los resultados de la “respuesta de cortisol al despertar” (CAR, del inglés cortisol awakening response), que se ha propuesto como marcador biológico fiable del funcionamiento del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal. 5. Otras enfermedades y ámbitos clínicos La revisión de Bishop (98) basada en los estudios controlados sobre población general de Astin (99) y Shapiro et al. (30), y los estudios sobre población clínica de Speca et al. (75) y Teasdale et al. (100), además de en otros estudios no controlados, constató que no había suficientes evidencias para recomendar encarecidamente el MBSR, pero reconocía que había mejora, en los pacientes con enfermedades crónicas, de la autogestión del estrés y de los síntomas del estado de ánimo asociados. En un conjunto de 83 pacientes con enfermedades crónicas, el aumento en la conciencia plena tras la práctica de MBSR estuvo relacionado significativamente con la reducción de los síntomas depresivos, estrés, síntomas médicos y con aumento en la sensación general de coherencia (101). Davidson et al. (102) hallaron que los sujetos meditadores del programa MBSR tenían un incremento significativamente mayor de anticuerpos que los no meditadores del grupo control (lista de espera con un entrenamiento comparable), de modo que se concluyó que la meditación puede influir positivamente en la inmunidad. La mejora en el bienestar psíquico posterior al MBSR se asoció, en una muestra heterogénea de pacientes sin trastornos autoinmunes, con mayor actividad citolítica de las células natural killer y disminución de las concentraciones plasmáticas de proteína C reactiva (103). En un grupo reducido de epilépticos resistentes a los anticonvulsivantes la práctica de la meditación continuada durante un año fue de ayuda sustancial en la mejora de los trazados electroencefalográficos (104). En pacientes con psoriasis tratados con protocolo de luz ultravioleta, una meditación guiada por cinta de audio, dentro del MBSR, aumentó la tasa de resolución de las lesiones psoriásicas (105). En la interconsulta hospitalaria psiquiátrica en cardiología, la intervención grupal basada en la conciencia plena puede proporcionar a los pacientes medios adicionales de manejo de su angustia al tiempo que les ofrece contacto social y apoyo (106). La meditación por sí sola puede ser eficaz en los pacientes afectos de insuficiencia cardíaca crónica reduciendo la activación simpática, evaluada por 296 J.M. Bertolín ORIGINALES Y REVISIONES la concentración plasmática de norepinefrina (107). En particular el MBSR podría tener un papel importante en los pacientes afectos de esa patología, según los resultados del estudio acerca del apoyo, educación e investigación en la insuficiencia cardíaca crónica (SEARCH) (108). El programa MBSR ha demostrado eficacia en la reducción de síntomas de ansiedad y depresión, estrés percibido, presión arterial e índice de masa corporal en pacientes con cardiopatía coronaria (109). Bohlmeijer et al. (59) concluyen en su revisión metaanalítica basada en ocho estudios controlados y aleatorizados que en personas afectas de enfermedades crónicas el MBSR tiene un tamaño del efecto pequeño de 0,32 de mejora para el estrés psíquico (IC del 95%: 0,13-0,50), con ausencia de heterogeneidad. El denominado “síndrome de angustia corporal” (bodily distress syndrome) (110) incluye la mayoría de pacientes con trastornos somatomorfos, y el MBSR se ha propuesto como un programa de prevención específica para ese grupo de pacientes de alto riesgo. El MBSR ya se había sugerido como una intervención útil en mujeres afectas de síndrome de intestino irritable (111). En relación con el virus de la inmunodeficiencia humana (Vih) el programa MBSR podría tener un efecto positivo en los ámbitos relacionados con la hostilidad, relaciones interpersonales, rendimiento escolar y salud física en jóvenes urbanos infectados (112). Hay también algunas pruebas preliminares de que el entrenamiento en meditación puede amortiguar la disminución de linfocitos T cd4 en pacientes adultos con el tipo Vih1 (113), puede mejorar la actividad de las células natural killer en pacientes con Vih (114) y mejorar los síntomas médicos autorreferidos (115). En el ensayo clínico de Duncan et al. (116) los pacientes con Vih que siguieron el programa experimentaron a los tres y seis meses de finalizado una reducción de la frecuencia de efectos secundarios atribuibles a los tratamientos antirretrovirales y mejoraron la angustia relacionada con los síntomas de la enfermedad. En varones homosexuales con Vih el programa ha mostrado también que los incrementos en conciencia plena correlacionaban significativamente a los seis meses con disminución en la evitación experiencial, el afecto positivo y con mejoría de los síntomas depresivos (117). El programa parece mejorar la calidad de vida y el estrés en los pacientes con artritis reumatoide (118), asma persistente (119), diabetes tipo II (120-121) e hipertensión arterial (122), entre otras enfermedades, y parece disminuir la respuesta inflamatoria provocada por estrés (123). También puede reducir la expresión proinflamatoria de genes en adultos mayores (124). Puede ser asimismo un recurso eficaz para disminuir las molestias cognitivas y no cognitivas relacionadas con los sofocos y sudores nocturnos en mujeres peri y posmenopáusicas (125). En pacientes con traumatismo craneoencefálico, el MBSR mejoró tanto la fatiga mental como el funcionamiento neuropsicológico (126). Pero estudios preliminares, a falta de ensayos controlados, no han mostrado efectividad del programa en obesos con conductas de ingesta impulsiva y dietas inadecuadas (127). Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. ORIGINALES Y REVISIONES 297 Estudios recientes epidemiológicos han demostrado una asociación entre el estrés mental percibido y el ictus isquémico. Las intervenciones basadas en conciencia plena, en general, han mostrado efectos beneficiosos en los pacientes que han sufrido ictus transitorios, según la revisión sistemática de Lawrence et al. (128) basada en 160 pacientes de cuatro ensayos clínicos. En sujetos que habían recibido órganos trasplantados el MBSR redujo la ansiedad, depresión y sueño poco reparador, y mejoró su calidad de vida durante un año de seguimiento (129). 6. Otros ámbitos no clínicos En la aplicación del programa a un grupo de personas, mayoritariamente profesionales de la asistencia primaria de salud de Palma de Mallorca, la reducción en el malestar psíquico conllevó una disminución de la rumiación mental y de la afectividad negativa. Los resultados confirman, según los autores, la utilidad del programa (130) y confirman también hallazgos de estudios previos del mismo equipo investigador (131-132). El programa reduce el burnout y la disforia, y aumenta la conciencia plena y la empatía en profesionales de la asistencia primaria, y también produce cambios en esos profesionales hacia un mejor autocuidado y un mayor profesionalismo (133). Shapiro et al. (35) habían observado una disminución significativa en las cavilaciones respecto del valor basal en el grupo de MBSR, mientras que no se observaron diferencias en el grupo control. Estos resultados se confirmaron en el estudio realizado por Jain et al. (39). Por otra parte, el programa mejora el umbral de percepción consciente y la capacidad de memoria de trabajo visual (134), y mejora asimismo la disminución del pensamiento reflexivo en comparación con el entrenamiento de relajación (39). El programa aumentó significativamente la empatía en estudiantes de enfermería (29). En esta población parece, como ya se ha comentado, una intervención eficaz para disminuir el estrés y la ansiedad (34). En el metaanálisis de Chiesa y Serretti (36), agregando los resultados pre y postratamiento el MBSR fue significativamente más eficaz en la mejora de la espiritualidad que los controles sin tratamiento activo. Usando el cuestionario «Indice de experiencias espirituales principales» (Inspirit) hubo una mejora significativa en los valores de espiritualidad en el grupo que recibió el programa de tratamiento -según los estudios de Astin (99) y Shapiro et al. (30)- frente a los controles inactivos. Cuando el comparador del programa fue otro tratamiento activo, el MBSR estaba correlacionado con un aumento significativo en los valores de espiritualidad que eran comparables, aunque no superiores, al tratamiento de comparación activo adicional (39). El estudio posterior de Geary y Rosenthal (135) ha mostrado que el MBSR reduce la tensión percibida y aumenta experiencias espirituales diarias, si bien su muestra era reducida y el grupo control no era activo. 298 J.M. Bertolín ORIGINALES Y REVISIONES Discusión y conclusiones A pesar de la abundancia de ensayos clínicos controlados su calidad es inconstante, de modo que los resultados no pueden ser conclusivos por más que haya buenas revisiones sistemáticas y metaanálisis. La mayoría de los ensayos analizados son de tamaño muestral reducido y de diseño clásico o en paralelo (el grupo control recibe otra intervención similar a la vez que el grupo experimental), pero se echan en falta estudios con diseño de no-inferioridad. En general, los resultados de nuestra revisión avalan la hipótesis subyacente al MBSR de que el programa enseña a observar situaciones y pensamientos sin hacer juicios ni reaccionar ante ellos de manera impulsiva, ayuda a las personas a desarrollar la atención selectiva (134), una conciencia más reflexiva de las experiencias internas y externas, y por eso parece ser un instrumento eficaz para la reducción del estrés global. En efecto, el estudio de Hölzel et al. (136) parece confirmar que el programa MBSR aumenta la concentración de materia gris en el hipocampo izquierdo, que se ha postulado juega un papel central en la mediación de algunos de los beneficios de la meditación debido a su implicación en la modulación de la excitación cortical y la capacidad de respuesta. El MBSR puede ser de utilidad en un gran número de personas, tanto si sufren problemas clínicos como si no (8). Pero principalmente en la actualidad, igual que sucede con el tratamiento cognitivo basado en la conciencia plena (mindfulness based cognitive therapy o MBCT) y buscando aplicaciones terapéuticas cada vez más específicas el programa se utiliza, además de en enfermedades crónicas diversas, en pacientes que sufren episodios depresivos recurrentes, y en los que presentan síntomas depresivos residuales y son resistentes a otros tratamientos. En relación con las depresiones, el MBSR partió desde enfoques inespecíficos a otros más específicos incluyendo las depresiones, pero el MBCT nació específicamente para tratar las depresiones recurrentes. De hecho, este último y no el MBSR es el tratamiento basado en conciencia plena o mindfulness para las depresiones que más claramente está avalado por estudios empíricos de calidad suficiente. Los pasos que se dan en la aplicación de la conciencia plena con el dolor crónico son, en primer lugar, ver y conocer qué siente el sujeto tanto corporal como emocionalmente en relación con ese dolor. En segundo lugar, se pretende reconocer las reacciones emocionales al mismo. Por último, se intenta aceptar el dolor momento a momento, sin pretender alejarnos de él. Además de mejorar el manejo del dolor y del estrés en condiciones médicas muy diversas, las pruebas sugieren que el MBSR es eficaz o efectivo como intervención adyuvante en los síntomas de ansiedad y salud mental en general, y en ciertos trastornos mentales, y que contribuye a mejorar la salud en general en poblaciones no clínicas. La relación entre los grados de estrés percibido y la espiritualidad sigue siendo incierta. Eficacia-efectividad del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena MBSR. ORIGINALES Y REVISIONES 299 Como conclusiones se puede decir que el programa MBSR es una intervención instructiva o psicoeducativa, estructurada, multimodal, diseñada para mejorar la conciencia plena de los participantes con focalización en el presente. El programa tiene muchos componentes activos, además de la meditación vipassana. Es, por tanto, una intervención inespecífica en la que no es posible discriminar cuál es su componente más activo. Hay pruebas de su efectividad en el dolor crónico (incluyendo la fibromialgia), depresiones recurrentes o con síntomas residuales, el estrés en general y en diversos trastornos de ansiedad, así como en ciertas condiciones médicas diversas como el cáncer, epilepsia resistente, psoriasis y enfermos con Vih, entre otras. En particular, con relación al dolor hay pruebas de que aceptarlo correlaciona con mejores resultados funcionales y emocionales que la reducción o distracción de la atención y de la vigilancia frente al mismo. Para terminar, el cuerpo probatorio que se ha acumulado hasta la fecha es muy prometedor y fuertemente indiciario de los beneficios del MBSR en el corto y medio plazo, pero se necesitan más estudios adecuados para confirmar su bondad por tiempos prolongados, y estudios potentes de buena calidad metodológica que confirmen su eficacia o efectividad. Bibliografía (1) Kabat-Zinn J. 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Centro de Salud Mental del Niño y Adolescente de Uribe, Red de Salud Mental de Bizkaia. Profesor Doctor asociado de la Facultad de Psicología y Educación de la Universidad de Deusto. Bilbao, España. a Correspondencia: Manuel Hernanz Ruiz ([email protected]) Recibido: 23/04/2014; aceptado: 03/11/2014 RESUMEN: El autor reflexiona sobre la adolescencia como momento evolutivo en el que se puede entender la adicción como un modo de relación en la que éste busca resolver situaciones o estados conflictivos de manera poco adecuada. Se plantea cuáles son los factores que pueden influir en la utilización abusiva de las nuevas tecnologías, los problemas derivados de su clasificación y los aspectos propios de la personalidad así como de los mecanismos que deben de ser contemplados tanto para su abordaje como para su tratamiento. Palabras clave: Adolescencia. Adicción. Nuevas tecnologías. ABSTRACT: The author reflects on adolescence as a period in the development in which addiction can be considered as a way of relationship. The adolescent tries to solve troubled situations or states in an inappropriate way. He contemplates the factors that may influence the abusive use of new technologies, the issues about their classification and the specific personality aspects, as well as the mechanisms that should be taken into account for approaching and treating it. Key words: Adolescence. Addiction. New technologies. La adolescencia: La adolescencia es una época especialmente sensible a experimentar nuevas vivencias. Busca nuevos retos que le acerquen a una mayor comprensión de si mismo. Quiere ver han dicho una y otra vez que no le va bien hacerlo o que no le conviene. Un movimiento hacia la búsqueda de nuevos retos, le va a llevar a realizar diferentes actividades. Unas podríamos decir que responderán a un deseo autentico por avanzar, por hacer aquello que piensa que le hará ser o estar mejor, que le acerque a ese ideal con el que ha soñado. Así aceptará o se propondrá retos de mejora por ejemplo de su estado corporal o de su desarrollo intelectual o cultural queriendo aprender sobre un área de interés o tratando de resolver ecuaciones o acertijos. En otras ocasiones ante estos nuevos retos, se puede sentir incapaz de poder afrontarlos de forma adecuada y su actitud lejos de ser valiente, o progresiva, será más bien una actitud que podríamos calificar de regresiva, Es decir tendrá comportamientos ya superados que en su día fueron útiles y adaptativos pero que ahora no lo van a ser de una forma clara, sino que por el contrario le van a enlentecer en su desarrollo. 310 M. Hernanz ORIGINALES Y REVISIONES Es por estas conductas regresivas por las que puede por ejemplo pedir de forma voluntaria y consciente ayuda o beneficios extras de sus padres porque siente que él solo es incapaz de superar los retos. Puede pedir acompañamiento, consejo o apoyo para realizar sus tareas mientras él va cogiendo fuerzas o seguridad suficiente. En la práctica clínica vemos como en alguna ocasión es él el pide un profesor particular para superar los exámenes o incluso acudir al psicólogo “porque estoy muy liado y o como hacer”. Pero puede también que esa conducta regresiva sea una conducta realizada de forma involuntaria, inconsciente cuando sin darse cuenta mantiene comportamientos que inevitablemente van a forzar la intervención de los padres para frenar una conducta indeseada o autoagresiva. Así podemos ver como la regresión puede ser utilizado como un mecanismo adaptativo, que refuerza al sujeto en su desarrollo, o como un mecanismo inmaduro cuando su reacción y generalmente su conducta no es vista por el adolescente como tal, ya que él piensa que ese hacer, esa conducta es fruto de su libertad y capacidad de decisión y no un reclamo para que intervenga el adulto. Una manera entre comillas sofisticada de conducta regresiva la podemos ver al observar el consumo de drogas o sustancias que alteran el estado de consciencia colocando al sujeto en un estado de confusión en el que se diluye la realidad y se desdibujan los límites de la persona. La búsqueda de esas sustancias podemos entenderla como la búsqueda de una situación o vivencia psicológica en la que el sujeto no tenga que tolerar el dolor de la falta o la dureza de la frustración. Hay otras experiencias tienen que ver con el contacto o la búsqueda de objetos que puedan satisfacer las necesidades desde el “llenar el espacio vacío” hasta adicciones a sustancias, a comportamientos o situaciones. La adicción comportamental es definida por Didia (1) como, “a una actividad que en principio puede ser placentera o útil para la vida de una persona, pero luego se convierte en algo dañino para el individuo. Aún consciente de esta cualidad, no puede abandonarla y pierde de esta manera la capacidad de elegir y controlar su conducta. Ello da lugar a una obsesión que cobra el lugar de un deseo constante, inevitable que ocupa la mayoría de los intereses o actividades del sujeto, dejando a las demás de lado” El sujeto se plantea entonces que sin ese comportamiento no voy a poder ser el mismo. Necesita mantener ese comportamiento para sentirse, para reconocerse o para ser. A lo largo de la historia, las diferentes épocas han tenido y tienen objetos o sustitutos que han sido especialmente deseados y por ello buscados, para satisfacer esa necesidad de complitud o para calmar diferentes angustias. Estos objetos han ido cambiando a lo largo de la historia de la humanidad. Entre muchos otros en un momento fue el caballo, la espada, la bicicleta, el coche y ahora la nueva tecnología han sido vistos como objetos que van a calmar o completar aquello que el sujeto ve que no tiene o que le incomoda en demasía Adolescente y nuevas adicciones. ORIGINALES Y REVISIONES 311 En estas nuevas épocas, los deseos están enganchados a la red, a la maquinita o al móvil. No es extraño ver a la nueva tecnología como el diablo, como en su momento la radio, Todos ellos tienen en común algo, han sido una amenaza, unos instrumentos que iban a romper aquello que había costado tanto conseguir. O ¿es que no fue la televisión algo que iba a romper la comunicación y el acercamiento entre las personas (2). No quiero entrar en el debate de buenos y malos porque podríamos estar además de horas, dando pie a una discusión que quizás no sea realmente muy útil. Las nuevas tecnologías o si lo preferimos los “nuevos cacharros”, tienen en común con todos los cacharros la dificultad que ha supuesto para las antiguas generaciones aceptarlos como algo positivo ya que siempre han sido vistos como algo potencialmente peligroso que sólo va a acarrear mayores conflictos y dificultades en el hombre. Las nuevas tecnologías no se libran de ello y traen asociados a ellas problemas relativos a la intimidad, a la comodidad, al cambio en nuestra estructura cerebral, etc. Y además de ello traen también la cuestión que nos ha reunido hoy: la fuerza que tienen para generar adicciones. ¿Cuáles son los factores que influyen y favorecen la adicción a las nuevas tecnologías? Clásicamente, como señala Hayez (3), se habla de tres elementos que interrelacionados favorecen la adicción: el producto, el entorno y el sujeto: 1-El producto: en este caso es abundante, barato y de fácil acceso. Se considera que es casi imprescindible para que el sujeto se pueda desarrollar de forma adecuada. Se ha convertido en un instrumento y herramienta imprescindible en cualquier hogar y centro escolar. Los chicos tienen su blog en la escuela, su ordenador y su conexión wifi, libre de las ataduras de la mesa del ordenador familiar (que empieza a ser un objeto en extinción) para poder trabajar, sin ello sienten que no pueden hacer sus trabajos escolares. La importancia del producto es tan grande que incluso a nivel social, la escuela sin esos medios se ve incapacitada para poder competir. Además el diseño de los instrumentos es muy “amable” que se puede transportar para llevarlo a todas partes y no dejarlo nunca de lado. Ha sido realizado para fomentar una gran dependencia con sus grandes gráficos, sonidos y con sus retos y reforzadores tan bien estudiados y calibrados y con una gran autonomía para poder disponer de él durante largas horas en los viajes, desplazamientos o incluso a lo largo de las comidas familiares en las que el adolescente está más pendiente de las conversaciones con su grupo de amigos o resultados de su equipo de futbol que de los temas hablados por sus mayores. 312 M. Hernanz ORIGINALES Y REVISIONES 2 El entorno: Muy favorecedor a través de las campañas publicitarias hace que se vuelva muy comprensivo y tolerante ante estos dispositivos y los comportamientos que generan. Lo preocupante puede resultar que no se pone en duda la necesidad de tolerar estos dispositivos. También manifiestan la tendencia de la sociedad en aletargar las experiencias de los jóvenes. Favorecedora de vivir sensaciones dentro de la casa, sin romper los parámetros conocidos, que permiten al adolescente e incluso al adulto entrenarse para la vida sin tener que soportar los riesgos. 3. El sujeto, el tercer elemento. En él podemos encontrar toda una serie de factores que favorecen la tendencia y la dependencia hacia el producto con el que va a establecer la adicción. Sin duda hay elementos que tienen que ver por un lado con aspectos fisiológicos, pero además hay otros aspectos derivados de la personalidad del sujeto, los aspectos intrapsíquicos de los que hablaremos más tarde con detalle. Delimitar el concepto de adicción La primera cuestión que se nos plantea es la de diferenciar entre la adicción y la patología. Estallo (4) señala cómo la línea entre la adicción a las nuevas tecnologías y la patología puede llegar a ser muy débil. En términos coloquiales podríamos incluso plantearnos la línea de división entre una conducta hobby y una conducta expresión de una dependencia. Sin duda somos capaces rápidamente de establecer la frontera entre el Síndrome de Diógenes y el coleccionista, pero ¿es en todos los casos una cuestión tan sencilla?. En relación con los videojuegos por ejemplo, S. Tisseron (5) plantea incluso una línea de pensamiento muy interesante cunado se refiere a las relaciones que se generan entre los jugadores, que comparten con los compañeros de juegos los diferentes trucos y estrategias que ayudan a superar pantallas o a resolver enigmas y los vecinos de la urbanización que comparten trucos de las actividades de bricolaje. Nos señala cómo se pueden ver en ambas actividades un intento de socialización del sujeto, además de una actitud de compartir estrategias que le ayudan a resolver los problemas y a rentabilizar los esfuerzos. Podríamos decir en este sentido como los hobbies han podido ser el refugio y han favorecido la organización psíquica del sujeto en algunos casos y en otros, han sido la “tapadera” de cuadros psicopatológicos más o menos definidos. Coleccionar sellos o especializarse en hacer sudokus puede ser un modo de descarga pulsional del sujeto, que le ayude a relajarse, a reprimir en ocasiones o a suprimir en otras determinados contenidos psíquicos. En otros casos puede ser la expresión de una conducta patognomónica de un cuadro de aislamiento por ejemplo. Adolescente y nuevas adicciones. ORIGINALES Y REVISIONES 313 Diferentes etiologías Además del problema que señalamos, el de la delimitación del concepto de dependencia, nos encontramos también con la cuestión de la etiología y las consecuencias que ello tiene en las actividades terapéuticas que llevaremos a cabo. Lógicamente la posición teórica elegida, nos marcará inevitablemente un camino terapéutico. Desde las posiciones más biologicistas se habla de una necesidad o falta orgánica que requiere de estimulaciones extras del sujeto. Y también del descenso del autocontrol que se observa entre los 15 y los 19 años. Desde posiciones más cognitivistas-conductuales, vemos como en su momento Echeburúa (6) planteó la comprensión de la adicción a Internet considerándola como una adicción específicamente psicológica (como la adicción al sexo, las compras, el trabajo, los videojuegos, la televisión, etc...), con características comunes a otro tipo de adicciones: pérdida de control, aparición de síndrome de abstinencia, fuerte dependencia psicológica, interferencia en la vida cotidiana y pérdida de interés por otras actividades (7). Para estas corrientes, el “éxito” en la adicción a las nuevas tecnologías, se logra debido a las conductas reforzantes ya que son las que tienen la capacidad de producir dependencia. Evidencia de ello son las conductas como la del escaso tiempo de espera entre la acción propuesta y su ejecución tanto en cuanto a acciones propuestas (disparar, girar el volante, etc) como en la obtención de un rápido acceso a aquello que busco (desde una palabra en el diccionario hasta la cartelera del cine) Desde posiciones más psicodinámicas se habla de las bases o predeterminantes emocionales o de personalidad Para esta corriente las nuevas tecnologías o la red en la que estás se basan, no es la que provoca la adicción ni la dependencia. Es la unión entre estos elementos y personalidad del sujeto la que va a marcar o determinar esta adicción. Independientemente de las posiciones teóricas que mantengamos, lo cierto es que desde la atención clínica, podemos observar: 1. Cómo hay una psicopatología asociada. 2. Cómo muy frecuentemente observamos una franca patología previa en la que se liga la dependencia a uno u otro instrumento o actividad a través de la cual expresa su necesidad y su malestar. 3. Cómo hay una tendencia en la elección del objeto en función del temperamento del sujeto lo que nos permitiría entender porque hay sujetos con tendencia a adicciones más activas (juegos PC, surfeo en internet) o más pasivas (visualización de TV) (4). Ello no ha de hacernos olvidar la importancia de la interrelación entre lo psíquico y lo corporal. El reconocimiento de “las series complementarias” conceptualizadas por S. Freud (8). 314 M. Hernanz ORIGINALES Y REVISIONES Propuesta de clasificación Sobre las propuestas de criterios diagnósticos hay que mencionar al psiquiatra Ivan Goldberg quien en 1995 fue (9) como el primero en hablar de la adicción a internet. Lo que empezó siendo una “broma”, se convirtió en una discusión y debate. Luego ya diferentes autores han hablado sobre la adicción a las nuevas tecnologías y se ha abierto el debate de cómo y dónde incluirlas. ¿Se deben incluir dentro del espectro de los trastornos obsesivo-compulsivos (10)?, ¿debemos de considerar como diferencial el hecho de que se utilice la conexión a internet o también podemos incluir el uso de tecnología no conectada a internet? Han sido varios los trabajos que se han propuesto para valorar el nivel de dependencia a internet. Recientemente se ha publicado en la revista Trastornos Adictivos un texto original titulado “Análisis de las propiedades psicométricas de la versión en español del Internet Addiction Test” firmado por D.X. Puerta-Cortes y otros (11) en el que demuestran una alta fiabilidad en el instrumento y donde también señalan que es necesario continuar la investigación para ver otras dimensiones aún no exploradas. En este artículo muestran diferentes propuestas de clasificación que en resumidas cuentas vienen a plantear una escala de tres puntos. 1. El primero denominado como uso normal, o mínimo o controlado. 2. El segundo considerado como uso problemático, moderado o con tendencia a la adicción según los diferentes autores y un 3. Tercer nivel ya referido al uso adictivo, excesivo o severo. Esta dificultad en encontrar nomenclaturas o señalar con concreción la graduación del nivel de dependencia refleja finalmente la complejidad del tema. Hayez (3) plantea una escala también basada en tres categorías: 1. Consumo menor: Hace referencia a ese consumo que suele ser esporádico, en un determinado momento. El sujeto mantiene con normalidad el resto de actividades de su vida, las placenteras y las que le suponen esfuerzo y continúa con sus amigos. El uso de estas tecnologías le va a aportar una satisfacción adicional, no sustitutiva de placeres ni será ejecutado de forma mecánica repetitiva. Será capaz por ello, de mantener su adecuación a la realidad, su esfuerzo por el logro de nuevas metas. 2. Consumo preocupante: Se observa cuando empieza a haber un interés excesivo por la actividad en si misma. El sujeto empieza a estar demasiado interesado y empieza a limitar su círculo de relaciones para estar con aquellos que comparten su afición. La afición se vuelve única y omnipresente en sus lecturas, conversaciones y reflexiones. Se puede detectar también como el sujeto retrasa para poder seguir con el juego, las actividades que previamente había planificado por ejemplo comer más rápido, dejar de salir con los amigos, etc. Adolescente y nuevas adicciones. ORIGINALES Y REVISIONES 315 Este consumo expresa también rasgos del carácter del sujeto, al empezar a desinvestir otros temas, también empieza a ser más despectivo con las personas que no comparten sus interés (o incluso su nivel de juego) y puede empezar a expresar descontroles en su expresión agresiva. 3. Consumo dependiente: El consumo está presente en todo momento de su vida. Todo lo demás pasa a un segundo nivel, todo lo que antes le reportaba placer ahora es rechazado. Esta vía de satisfacción se ha vuelto como la única vía. En relación a la dependencia hay diversos estudios que hablan de los diferentes niveles adictivos de las distintas plataformas (móvil, “play”, pc), de las distintas actividades desarrolladas en ellas (sms, whatsapp, hablar…) y también de los diferentes niveles adictivos y /o significaciones de las tareas desarrolladas. Por ejemplo se habla del distinto carácter adictivo de los juegos de acción y los de reflexión. Conductas observadas en el consumo dependiente de las nuevas tecnologias en adolescentes. La valoración de la dependencia se deberá de hacer teniendo en cuenta varios aspectos: 1. Valorar el tiempo que ocupa dentro de las actividades que desarrolla el sujeto. El adolescente es incapaz de controlar su tiempo y por lo tanto de planificar sus actividades. Exploramos si esa actividad le resta tiempo para las otras cosas que se ha comprometido a realizar o que debe hacer inevitablemente esto nos va a permitir pensar como el adolescente no es capaz de adecuarse a la realidad, con lo que eso supone de fracaso en su organización psíquica. Veremos también como los padres se indignan cuando observan que sus hijos no son capaces de mantener los compromisos adquiridos en los diferentes ámbitos de la vida. En la entrevista que mantengo con Luis, paciente de 13 años, le pregunto si sale con amigos. Me mira como sorprendido y su respuesta es tajante ¿cómo voy a salir si estoy jugando con la Play?. No es fácil transmitir el sentimiento que genera su respuesta: pero la sensación fue algo así como si me dijera ¿tú eres tonto no te das cuenta que eso no es posible? Vemos como no se plantea ni siquiera la posibilidad de interrumpir el juego para compartir el tiempo con los amigos. a. quizás al principio se hablaba de las horas recomendadas pero ahora la cantidad de horas no es un valor en sí mismo que nos indique gran cosa. 316 M. Hernanz ORIGINALES Y REVISIONES Internet, el móvil y las pantallas en general son utilizadas para una amplia gama de actividades que van desde la obtención de documentación, la visualización de películas o documentales hasta la pérdida de tiempo con el denominado surfeo en la red. b. Puede ser difícil además acotar las actividades que desarrollan con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), porque en un mismo momento se puede estar leyendo una noticia en un periódico, consultar un diccionario, contestar un mail o recibir una invitación para comenzar un juego on-line. c. A estos dos aspectos hay que añadir los generados por la subjetividad que está implícita en la pregunta de cuanto es el tiempo adecuado para estar en la red. Sin duda hay tiempos y usos que están claramente desaconsejados (13) pero en muchas ocasiones nos encontramos como los límites temporales están en función de las expectativas, tolerancia y comprensión por parte del entorno (tanto padres, como amigos como profesores). Hay adultos asustados por el uso de las TIC y otros más tolerantes. Es frecuente que los padres nos trasladen sus inquietudes y nos pregunten ¿pero es normal que pase tanto tiempo con el ordenador?. La madre de otro paciente me dice cómo en su casa están todos viendo la televisión desde que llegan por la tarde hasta que se acuestan. Se sorprende, y ¡más me sorprende a mí! cuando me cuenta indignada que su hijo no para de mirar todo el rato el móvil. ¡No lo puede entender, ¡todo el rato mirando su móvil! Otro paciente cuenta como en su casa con su padre está muy bien porque juegan todo el rato con el móvil o con la play, “¡mis amigos me dicen que tengo mucha suerte!”. 2. La actitud hacia su uso Podemos plantearnos la pregunta ¿Cuál es la actitud hacia las TICs? porque podemos encontrar números estilos de consumidores. a. Algunos hacen un uso basado en atracones, cuando pueden sentarse delante de cualquier pantalla son incapaces de regularse, es como si dijeran ¡ahora que ha llegado el momento voy a aprovechar!. Son insaciables como el niño que no puede parar de comer chucherías o el adolescente que no puede dejar de bailar en la discoteca, o el comprador compulsivo b. En otras ocasiones, el sujeto niño o adulto, utiliza las nuevas tecnologías para poder ocultarse de sus compañeros o iguales o incluso de sí mismo. Aprovechan el contacto con la pantalla para refugiarse de otras actividades llegan incluso a poner como excusa el no salir con los amigos porque “ahora no puedo estoy acabando la partida”, como el niño que se esconde detrás de una tarea o de la pierna de su mamá para no tener que saludar, o como el adulto se entretiene con su móvil en la consulta a la espera de ser atendido “anestesiando” así la ansiedad de la espera. Adolescente y nuevas adicciones. ORIGINALES Y REVISIONES 317 c. Puede ser también la forma en que se refugia para no realizar otras actividades. Puede repetir compulsivamente el juego o la actividad con el móvil como el niño que una y otra vez no cesa de dar vueltas a la rueda o de chutar el balón contra la pared para estar “haciendo algo sin hacer nada” como vacío. 3. Sentido de su uso. d. Conductas repetitivas y persistentes, “de la búsqueda del placer” Juega de manera compulsiva para sentirse vivo sino lo hace siente que no tiene nada, que no está despierto o incluso que no está vivo “necesito hacerlo para sentirme vivo!” e. Búsqueda de los objetos que calman al sujeto (desde los porno hasta el vagabundo en la red) Se vive para ellos, me relajan f. En ocasiones nos preguntamos ¿lo utiliza para defenderse de forma poco adaptativa ante las dificultades? g. Nos podemos preguntar también si ¿es para alcanzar algo? en cuyo caso podríamos hablar de algún mecanismo más adaptativo. O es quizás utilizado para encontrar un canal de comunicación con sus iguales o incluso con el terapeuta? 4. Consecuencias de su uso: a. Limitaciones en la capacidad de simbolización. Sus emociones estarán asociadas a imágenes y restos mnesicos b. Abundarán comportamientos primitivos poco específicos propios del proceso primario en lo concreto c. Funcionamiento a base de la obtención inmediata del placer (mentir, cambiar/confundir la realidad, no adecuarse a horarios, etc. d. Ruptura con la dinámica familiar e. incluso cuando se está inmerso en él, puede hablar de Internet con uno o el otro amigo que ha mantenido va a comprar un ordenador, obtener información sobre nuevos juegos, etc. Comprensión psicodinámica de la adicción a las nuevas tecnologías en adolescentes. Hemos visto como las TIC, resultarán ser un soporte para que el sujeto pueda desarrollar toda una serie de capacidades saludables. Podrá por ejemplo obtener información sobre cuestiones que investiga a través de buscadores especializados, también podrá desarrollar tendencias pulsionales como la curiosidad o la compe- 318 M. Hernanz ORIGINALES Y REVISIONES titividad. Lo que para un sujeto puede ser una fuente de crecimiento y desarrollo, para otro puede ser una fuente de tensión y una actividad de alto riesgo. Podrán revivir sensaciones corporales incluso a nivel sensorioperceptivo con esas pantallas de alta definición, la sonoridad sonround, etc. De nuevo el joven bien integrado podrá disfrutar con el juego de sentirse tenso o de sentir en su mano la vibración del mando al salir su coche de la pista o el ruido generado por el gatillo presionado de forma intensa, o podrá sentir la confusión en las actividades realizadas sintiéndose culpable por haber disparado. También va a poder descargar de una forma algo activa pulsiones agresivas y sexuales. Digo algo activa para diferenciar la forma pasiva de descargar la agresividad viendo películas en el sofá sin más requerimiento que esperar el desenlace propuesto por el director. Mediante las nuevas tecnologías, se le va a exigir reaccionar de forma activa incluso hoy con movimientos de piernas, manos y ojos. “Si no me muevo o si no disparo me matan”. Se podrá contrastar la solidez de las normas interiorizadas. En muchos de los juegos por ejemplo, se le propondrán al adolescente transgredir normas que ha ido recibiendo a lo largo de su educación. Sólo a través de esa transgresión conseguirá puntos o mejoras en su valoración como jugador. Justo al revés que en la vida real. Se podrá constatar también el nivel de solidez en su imagen para así poder afrontar esas tareas. Algunos no soportarán ser el chico débil que necesita ayuda o ser aconsejado para ir poco a poco resolviendo los retos y buscarán la manera de ahorrarse esos pasos (pedir a sus amigos que les pasen pantallas para conseguir más poderes, etc). Podremos verificar cómo despliega sus habilidades sociales ya que en ocasiones le permitirá aumentar la comunicación con sus amigos y compañeros, podrá hablar con ellos de sus últimos avances y descubrimientos y en otras ocasiones le facilitará como ya hemos visto el aislamiento. Veremos el impacto que las nuevas tecnologías tendrán en el adolescente. Todas estas emociones y autopercepciones únicamente en caso de que el sujeto este equilibrado sarán inocuas, en todos los demás casos tendrán una repercusión negativa que posiblemente obligue al terapeuta a intervenir. El adolescente está en una posición más peligrosa que el joven. Su organización psíquica está a la vez cristalizándose y adaptándose a los nuevos retos. El gran riesgo viene marcado por la incapacidad de su estructuración psíquica, así puede utilizar el objeto adictivo, como un objeto que va a calmar las tensiones que su psiquismo no es capaz de tolerar. No es capaz de encontrar el sujeto un soporte mental que le haga tolerable lo intolerable. No puede soportarlo y recurre a él para mitigar toda la tensión. Podríamos hablar de cierto paralelismo entre el consumo guloso que plantea Hayez y los mecanismos y fallos estructuras que plantea P. Puertas al hablar de la Comprensión Psicoanalítica de las Adicciones (13)” Adolescente y nuevas adicciones. ORIGINALES Y REVISIONES 319 Desde el punto de vista psicoanalítico, se trata de ver la adicción a las nuevas tecnologías, no como el resultado de una conducta, sino como el resultado de una organización psíquica que expresa en ese comportamiento un modo de ser. Mecanismos implicados En el consumo más dependiente, podemos entrever una organización psíquica en las que destacaríamos como el sujeto se ve alienado en su propia actividad. La conexión, la utilización de la nueva tecnología no le deja hacer su vida, sino que necesita de ella para sentirse. Cuando se encuentra con ella, se confunde y se ve tan inmerso que deja de sentirse de ser capaz de ocuparse de si mismo. Por ejemplo recibir muchos me gustas, aumentar los amigos en Facebook, etc. El paciente necesita oír o sentir vibrar su móvil para sentirse “vivo” entre sus amigos. No ser aceptado genera un importante nivel de angustia que desborda al sujeto Su temor ante las cosas nuevas, le hacen no atreverse a nuevas experiencias vividas como un riesgo intenso que puede poner en peligro su propia existencia. Sin duda esa misma protección va a ser la causante de su empobrecimiento al no permitir conocer nada nuevo. El adolescente que nos cuenta que él no sale de casa que a él lo que le gusta es jugar al ordenador con esos juegos “ya sabes” de guerras y todo eso, si queda con sus amigos, en muy contadas ocasiones, es también cuando no únicamente para jugar unas partidas. Por lo menos sabe de los otros y se permite algún contacto con los otros. Cuando la angustia es grande puede utilizar la nueva tecnología al igual que un objeto fetiche que le calma los estados o angustias más primitivas. Juan me dice “estoy deseando llegar a casa me pongo la play y me harto de disparar y de jugar a peleas, dejo de pensar en todas las cosas que me han hecho en el instituto, se me olvida todo!, me pongo los cascos y ya está!” La tensión interna no encuentra una manera adecuada para poder ser evacuada. No puede mentalizar, pensar sobre lo que le ocurre. Busca imágenes concretas pantallas que resolver, etc. Las relaciones con los demás se vuelven complejas porque al paciente no le interesa nada más que la resolución del problema planteado en el juego que no logra superar. La relación con sus iguales estará limitada a la que pueda tener con sus compañeros de juego o de afición, el resto de iguales no le interesará tanto como para mantener una relación con ellos. 320 M. Hernanz ORIGINALES Y REVISIONES Qué se puede hacer ante la adicción? Desde el trabajo más social y familiar: Cuando nos planteamos el trabajo con el adolescente, hemos de ser conscientes de que él se sitúa frente a la sociedad y al adulto con un espíritu observador y crítico. Como buen observador, llamará la atención al adulto y a la sociedad en general sobre las incoherencias que observa. Nos preguntará por ejemplo, cómo si el alcohol es malo los adultos lo consumen sin problema. Cuando se trata de las nuevas tecnologías el adolescente observará también como la adicción a las TIC puede ser una copia de las adicciones a las otras tecnologías más antiguas, como la televisión, cuyo uso es bien aceptado por los adultos (cosa que a los jóvenes les llama la atención). El adulto ha utilizado y utiliza ese recurso el de la televisión para “desconectar” de todo lo ocurrido durante el día, como si no hubiera otra manera de poder elaborar lo ocurrido. La coherencia del adulto a la hora de dirigirse al adolescente puede ser la primera piedra para poder mostrarle un camino o forma distinta para poder enfrentarse al malestar. El adulto, modelo que utilizará el niño y el adolescente, debería de mostrarle las formas adecuadas para hacer frente al malestar. Por ejemplo a través del diálogo, de la presencia en la casa, del afrontamiento de los problemas. Es decir a través del mensaje claro: El malestar o la incomodidad puede afrontarse mediante formas saludables que ayuden al sujeto a progresar Desde el trabajo más individual: Ayudar el sujeto a que organice de forma sólida su personalidad. Eso le permitirá hacer frente a las insatisfacciones y frustración que sin duda va a encontrar en a lo largo de su desarrollo. Fortalecer el Yo es dotarle de las herramientas necesarias para poder responder de manera adecuada a los retos externos e internos con los que el adolescente se ha de enfrentar. Podemos llamarle autoconfianza, o seguridad en si mismo o autoestima, al final fortaleza de su Yo. Sabemos que el recurso al objeto o comportamiento adictivo viene a resultar por la incapacidad de encontrar satisfacciones en el objeto esperado y adecuado. El adolescente en el mejor de los casos se equivoca al buscar en el objeto adictivo una satisfacción propia de otro objeto. La búsqueda de fuentes de satisfacción más sublimadas será sin duda uno de los objetivos del tratamiento. Ajustar la imagen de si mismo a la realidad. Adecuarla a la realidad. Hacerle ver como alguien con capacidad de destrucción y también destructible. Sometido por tanto a las leyes de la realidad. Ayudar al adolescente a buscar fuentes de derivación de las tensiones de forma que estas no vean vividas con una intensidad peligrosa Conseguir que tanto la sexualidad como la agresividad puedan ser integradas dentro de una forma de actuar y de ser saludable. Adolescente y nuevas adicciones. ORIGINALES Y REVISIONES 321 Ayudarle a utilizar la palabra como una forma prioritaria de comunicación a través de la cual se pueda expresar e intercambiar todo tipo de sentimientos con el otro. Como conclusión Hay que tener en cuenta que el objetivo final del tratamiento no es la abstinencia, sino la reorganización de la personalidad en el sentido de que el sujeto se vea capaz de poder dirigir su propia vida y hacer elecciones saludables. Esto sólo va a ocurrir cuando el adolescente tenga deseo de cambio o cuando una nueva relación le dé la posibilidad de reestablecerse. Cuando no haya deseo de cambio y la relación no sea suficientemente estimulante, habrá que programar un trabajo basado en metas realistas y ajustadas que le facilite una buena reinserción. Bibliografía (1) Didia J, Dorpinghaus A, Maggi C, Haro G. Adicciones a Internet: Una posible inclusión en la nosografía Rev Psiquiatr del Urug 2009; 73(1):73-82. (2) Pereira R. Adolescentes en el siglo XXI. Entre impotencia, resiliencia y poder. Madrid. Ed. Morata 2011. (3) Hayez J.Y. Quand le jeune est scotché à l’ordinateur: les consommations estimées excessives. When teens waste their time to computer use: do they have limits? Neuropsychiatrie de l’enfance et de l’adolescence 2006; 54:189-199. (4) Estallo-Marti J.A. Ciberadicción: ¿Una nueva ludopatía? Disponible en http://www. ub.edu/personal/psicopat.htm (5) Tisseron S. Internet, videojuegos, televisión: manual para padres preocupados. Barcelona. Ed. Grao, 2006. (6) Echeburúa E, Corral P. Adicciones psicológicas: más allá de la metáfora. Clínica y Salud 1994; 5:251-258. (7) Echeburúa E, Corral P. Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto. Adicciones, 2010; 22(2):91-96. (8) Freud, S. (1915) Introducción. Lección I. En “Lecciones introductorias al psicoanálisis” Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1981, Tomo II. (9) Navarro-Mancilla Á, Rueda-Jaimes G. 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Psicología Online. 2000, disponible en: http://www. psicologia-online.com/colaboradores/nacho/ainternet.htm Balaguer Prestes R. “La adicción a Internet”. Adicción, Montevideo: Cuadernos de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay. 2001, disponible en: http://www.cibersociedad.net/archivo/ articulo.php?art=2 Ciberadicción: ¿Una nueva ludopatía? Disponible en: http://www.ub.edu/personal/psicopat.htm Luengo López A. Adicción a Internet: conceptualización y propuesta de intervención. Revista Profesional Española de Terapia Cognitivo-Conductual. 2004; 2:22-52. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 323-340. doi: 10.4321/S0211-57352015000200007 Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. Corticosteroid-induced mania: a case study and review. María Dolores Sánchez García a, Beatriz Pecino Esquerdo b, Enrique Pérez Martínez c. Servicio de Psiquiatría. a Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, España. b Hospital Clínico de San Juan de Alicante, España. c Hospital General Universitario de Alicante, España. a, b y c Correspondencia: Enrique Pérez Martínez ([email protected]) Recibido: 29/04/2014; aceptado con modificaciones: 28/12/2014 RESUMEN: Los corticoides son fármacos muy usados en la práctica clínica habitual que, sin embargo, se asocian a frecuentes efectos adversos neuropsiquiátricos. Se describe el caso clínico de un varón de setenta y un años que desarrolló síntomas maníacos tras toma de corticoides y que fue tratado de forma satisfactoria con quetiapina. A partir de este caso, se realiza una revisión de la manía inducida por corticoides. Palabras clave: trastorno bipolar, episodio maníaco, corticoides, oncología médica, quetiapina. ABSTRACT: Corticosteroids are drugs widely used in routine clinical practice that are however associated with neuropsychiatric adverse effects. This paper describes the case of a seventy-one- year man who developed manic symptoms after taking with corticosteroids and was successfully treated with quetiapine and, on the other hand, reviews corticosteroid-induced mania. Key words: bipolar disorder, mania, adrenal cortex hormones, medical oncology, quetiapine. 1. Introducción. La prescripción de los glucocorticoides (en adelante se utilizará de forma indistinta glucocorticoide, corticoide y corticosteroide), como la prednisona o la metilprednisolona, se lleva realizando desde hace sesenta años. Sus propiedades antiinflamatorias e inmunosupresoras los han convertido en un tratamiento muy extendido y altamente efectivo para un importante número de patologías médicas, que incluyen los trastornos inmunológicos e inflamatorios, el lupus eritematoso sistémico, las vasculitis sistémicas, el asma y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, el cáncer, el dolor agudo y crónico de espalda, la prevención de la inflamación tras cirugía de cuello y cabeza así como para evitar el rechazo post-transplante (1). Pero a pesar de todas estas propiedades beneficiosas, también están asociados a múltiples efectos no deseados como la pérdida ósea, glaucoma, cataratas, infecciones, diabetes y problemas psiquiátricos en un cierto número de pacientes. Las primeras reacciones psiquiátricas inducidas por corticoides fueron descritas a principio de la década de los años 50 del siglo pasado y se denominaron como “psicosis esteroideas”, ya que presentaban el aspecto de una bouffée delirante aguda con síntomas disfóricos (2-3). Posteriormente empezaron a aparecer en la literatura casos de depresión, manía y delirium. Aunque el dato más sorprendente encontrado fue el incremento del riesgo de suicidio y de intento de suicidio en seis veces, especialmente en la gente más joven (4). 324 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES Tabla 1: Síntomas neuropsiquiátricos originados por la corticoterapia. Síntomas neuropsiquiátricos originados por la corticoterapia -Depresión. -Hipomanía. -Manía. - Psicosis. -Ideas de suicidio. -Irritabilidad. -Agresividad. -Ansiedad. -Trastornos del sueño. Cambios emocionales: Son difíciles de evaluar pero a menudo están presentes previamente al inicio del tratamiento y pueden estar relacionados con la disminución en la calidad de vida que origina la enfermedad concomitante. Crisis de agresividad: Se ha observado que en niños son más frecuentes y aparecen tempranas alteraciones comportamentales. Depresión: La sintomatología depresiva se incrementa durante la terapia. Crisis de agitación o manía: Es frecuente observar que los primeros días los pacientes presentan síntomas de agitación y que pueden estar dentro del contexto de episodios hipomaníacos o maníacos. Ideas de suicidio: Se ha apuntado a que también eran dosis-dependientes y que no mostraban relación con la severidad de la patología médica concomitante ni con antecedentes psiquiátricos previos. Trastornos de la memoria: Existen compromisos de la memoria verbal y de la memoria a corto plazo (5). Se calcula que la incidencia de complicaciones psiquiátricas secundarias a corticoides oscila entre un 6% de reacciones severas, un 28% de reacciones moderadas, y puede alcanzar hasta el 72% si incluimos las reacciones leves (5- 8). La asociación entre los corticoides exógenos y los síntomas afectivos está bien establecida y en estudios retrospectivos encontramos tasas que oscilan entre el 1 y el 50% (9). El DSM-IV incluye los siguientes trastornos inducidos por corticoides: trastornos del ánimo (manía, hipomanía, depresión y trastornos mixtos), trastornos de ansiedad, psicosis y delirium. Los cuadros más frecuentes son depresión (28-41%) y manía (29-35%), seguidos de psicosis (11-14%), delirium (10-13%) y estados mixtos (8-12%) (10-12). Se ha descrito también la existencia de un cuadro de demencia reversible inducido por corticoides (1), así como una amplia variedad de síntomas como disforia, síntomas de abstinencia, síntomas del espectro obsesivocompulsivo, heteroagresividad, catatonia y mal uso/abuso de corticoides (7). En 2012 se publicó un estudio (9) cuyo objetivo era describir las tasas de incidencia Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 325 ORIGINALES Y REVISIONES de depresión, manía, delirium, trastorno de pánico y suicidio consumado / gestos suicidas en pacientes tratados con corticoides en comparación con un grupo de pacientes sin tratamiento. Comparado con población no expuesta, el riesgo de trastorno depresivo aumenta dos veces; de cuatro a cinco veces el de manía o cuadros confusionales, y el de suicidio o gestos suicidas aumenta de cinco a siete veces en el grupo de pacientes en tratamiento corticoideo. Hemos de tener en cuenta que estos datos pueden estar infraestimados ya que con frecuencia los clínicos no reportan todos los efectos adversos que aparecen durante el tratamiento. A pesar de que es bien conocido el riesgo de desarrollar síntomas psiquiátricos durante el tratamiento corticoideo, la fisiopatología de estas reacciones adversas no es bien conocida en la actualidad, pero clínicamente es importante conocer su existencia así como los posibles métodos de prevención y tratamiento de las mismas. En el caso de los pacientes oncológicos, e independientemente del uso de corticoides, encontramos que aproximadamente la mitad presentan sintomatología psiquiátrica, siendo los trastornos adaptativos, la depresión y el delirium los trastornos más prevalentes, mientras que los cuadros maniformes son mucho menos frecuentes (13). Pese a que la evidencia es escasa, algunas investigaciones apuntan a que los corticoides podrían tener un papel en el comienzo del trastorno bipolar tipo I primario (12). 2. Síntomas y síndromes maníacos inducidos por corticoesteroides. Los síntomas y síndromes maníacos inducidos por corticoesteroides se clasifican como “Trastorno maníaco orgánico” en la CIE-10 (14) y como “Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, con síntomas maníacos” en el DSM-IVTR (15). Hasta el 75% de los pacientes tratados con corticoides pueden desarrollar síntomas psiquiátricos leves, mientras que los problemas graves oscilan entre el 5-18% de los casos (3, 5, 12, 16). El riesgo aumenta a partir de una dosis diaria de 40 mg/día, pasando de un 1,3% de reacciones psiquiátricas en dosis inferiores a 40 mg/día, a un 4,6% en dosis de 40 mg/día y alcanzando el 18,4% en dosis superiores (17). Los trastornos del humor son los problemas más frecuentes y documentados en la literatura, algunos estudios señalan que son los cuadros de características hipomaníacas y maníacas los predominantes en la toxicidad psiquiátrica por corti- 326 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES coides (1, 12, 18). Los síntomas psicóticos se observan con frecuencia en el curso de los episodios maníacos. Solamente en un estudio de pacientes oncológicos tratados con altas dosis de corticosteroides, los autores encontraron una predominancia de aparición de cuadros de delirium en lugar de síndromes afectivos. Esto podría deberse a las complicaciones médicas de éstos pacientes, el frecuente uso de narcóticos y a los propios efectos neurológicos del cáncer (19). En los casos de manía/hipomanía, la dosis media de dosis equivalente de prednisona fue de 44.8±45.6mg/día y el tiempo necesario para la recuperación de 21±18.8 días. Sugieren además que los síntomas maníacos aparecen con dosis menores de corticoide respecto al delirium (1). La duración de la sintomatología se encuentra entre 2 y 60 días con una media de 21 días, no habiéndose encontrado diferencias significativas entre cuadros depresivos, maníacos o psicóticos, salvo en el delirium que es el de menor duración. La recuperación es completa en el 93% de los casos, el 4% continúa con sintomatología o presenta ésta de forma recurrente y el 3% se suicida (20). 3. Incidencia de cuadros maníacos. Ya en 1952 Rome and Braceland publicaron tasas de incidencia de efectos secundarios por corticoides en los que un 60% de casos desarrollaban cuadros de euforia o manía (3). En una revisión de 139 tratamientos en una muestra de 135 pacientes con LES, sin síntomas de afectación neurológica, tratados con corticoides aparecieron nueve casos de novo de episodios maníacos (6,5%) (21). En el estudio clásico de Lewis y Smith (11) sobre 79 casos con alteraciones psiquiátricas encontraron que 22 correspondían a cuadros de manía (28%) y 6 a cuadros mixtos (7%). En la revisión de Sirois sobre publicaciones de casos de psicosis esteroideas entre 1970 y 1983 (22), se describe la aparición de un 35% de casos de manía y un 12% de manía y depresión. En un servicio psiquiátrico hospitalario los corticoides causaron el 54% de las manías orgánicas. En un estudio prospectivo de 50 pacientes, 13 de ellos desarrollaron hipomanía (26%) (12). Otro estudio prospectivo con 50 pacientes que ingresaron en una unidad de medicina interna y que recibieron tratamiento con corticoides, encontró 14 casos de hipomanía (28%) administrando la escala de hipomanía de Angst (3). Clásicamente se aceptaba que era en los tratamientos breves con corticoides donde la incidencia de cuadros maníacos era mayor mientras que en los tratamientos a largo plazo se describían síntomas depresivos con mayor frecuencia (23-24). Sin embargo estudios recientes utilizando escalas autoadministradas como la Internal Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 327 ORIGINALES Y REVISIONES State Scale (ISS), que es más sensible a los efectos de los corticoides sobre el humor, detectan que hasta el 60% de sujetos tratados a largo plazo cumplían criterios de hipomanía/manía (que las escalas clínicas como la YMRS no detectaban) (23). 4. Debut de la sintomatología maníaca. Los síntomas maníacos pueden aparecer en un período que va desde menos de 24 horas del inicio del tratamiento corticoideo hasta varios meses después de iniciado el tratamiento. Dicho período no parece correlacionar con las características del tratamiento corticoideo ni con la enfermedad somática de base (25). Los estudios clásicos establecen su aparición entre los tres y cuatro días, con una media de once días tras iniciar el tratamiento (12-13), pero pueden aparecer hasta los 54 días. La mayor parte de los pacientes los desarrollan durante la primera semana (43%), el 57% en las dos primeras semanas y el 93% dentro de las seis primeras (11). Naber et al presentaron un estudio prospectivo de una cohorte de 50 pacientes que recibían tratamiento con metilprednisona o fluocortolona con dosis iniciales de 119±41 mg/día y 75±22 mg/día durante más de ocho días, encontrando síntomas maníacos en un 26% de los participantes, la mayoría de ellos comenzaron en los tres primeros días del tratamiento y continuaron, a pesar de la disminución, hasta los 8 días del estudio (26). En un estudio prospectivo con 50 pacientes que tomaron corticoides durante un período de seis meses a cinco años, los síntomas aparecieron en el primer mes de tratamiento (3) y eran vividos positivamente por los pacientes que los interpretaban como un signo de mejoría. La dexametasona y la betametasona tienen vidas medias de 36-54 horas por lo que pueden acumularse e inducir la aparición de síntomas psiquiátricos con posterioridad a la última dosis administrada (1). Tras la discontinuación de la terapia esteroidea los síntomas de manía pueden persistir durante tres semanas (12-13). Se ha apuntado a que los síntomas neuropsiquiátricos que se observan durante la terapia corticoidea simulan un trastorno bipolar, ya que pueden comenzar con síntomas depresivos y compromiso de la memoria y días más tarde aparece un cuadro de agitación maníaca franca. No hay que olvidar que además de estos síntomas, se encuentran los físicos como son el aumento de peso, facies de luna llena, ardor epigástrico, enrojecimiento facial y/o síndrome de Cushing. 328 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES 5. Correlación entre dosis de corticoesteroides y aparición de síntomas maniacos. Revisando la literatura, la mayoría de los estudios coinciden en afirmar que el riesgo de desarrollar síntomas psiquiátricos inducidos por los corticoides presenta una relación dosis-respuesta, especialmente con dosis a partir de 30-40 mg/día o 1 mg/kg/dia de prednisona o equivalente (1, 3, 16), no encontrándose relación con el tiempo, la severidad o la duración del efecto (1, 6, 8, 27) y concluyéndose que la dosis diaria inicial de corticoides puede ser predictiva de los efectos adversos psiquiátricos (9). Nishimura et al publicaron que con dosis mayores de 40mg de prednisolona/día se incrementaba el riesgo de desarrollar clínica. Además si hablamos de dosis altas, en este caso de metilprednisolona (500-100mg), se incrementa la probabilidad de hipomanía/manía (7). Si se trata de dexametasona, según Kenna et al, la dosis media con la que aparecen los síntomas es de 9.1mg/día (7, 13). Como se ha apuntado anteriormente, los síntomas suelen aparecer en las primeras semanas de tratamiento y generalmente revierten tras la interrupción del mismo (6). Sin embargo, es importante señalar que al suspender la terapia corticoidea también pueden presentarse alteraciones del afecto y de la cognición, parecidos a los que se observan tras el inicio de ésta, describiéndose cuadros de confusión mental, agitación e incluso clínica alucinatorio-delirante en pacientes con tratamiento crónico a los que se les ha suspendido la medicación. En este caso, los síntomas mejoran al reintroducir el corticoide, o uno similar a dosis bajas. En este momento no existe una explicación clara para este hecho clínico (5). 6. Otros factores de riesgo. Mientras que la dosis es un factor de riesgo conocido, el papel de otros factores como la edad, el sexo y antecedentes de patología médica, no han podido considerarse consistentes (6, 9). Los antecedentes psiquiátricos en general no se consideran un factor de riesgo por la mayoría de autores (1, 25, 27), aunque algún estudio si que ha encontrado relación entre patología psiquiátrica previa y desarrollo de secundarismos (9). Especialmente analizado ha sido el género, ya que algunos autores hacen referencia a un mayor riesgo en mujeres (1, 27). Este hallazgo podría explicarse en el contexto de que muchas enfermedades que precisan tratamiento con corticoides son más frecuentes en ellas, como por ejemplo el lupus eritematoso sistémico o la artritis reumatoide, pudiendo ser el sexo un factor de confusión. Además el sexo femenino suele desarrollar depresión y en el caso de ellos, manía o delirium. Por último, también se ha visto que el riesgo de reacciones adversas aumenta en Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 329 ORIGINALES Y REVISIONES ciertas situaciones clínicas: utilización de fármacos que elevan los niveles circulantes de corticosteroides (como es el caso de la claritromicina que inhibe el citocromo P450), en aquellos pacientes en cuyo LCR está disminuida la tasa de albúmina (marcador de daño en la barrera hematoencefálica) y en casos de hipoalbuminemia e hipoalbuminuria (1). Si consideramos aquellos pacientes que reciben múltiples tandas de corticoides, una historia previa de trastornos psiquiátricos inducidos se asocia con mayor riesgo de recurrencia del secundarismo, aproximadamente un aumento del 32% según datos obtenidos (4). Por eso, aunque algunos autores proponen que un único trastorno psiquiátrico secundario a corticoides no debe ser una contraindicación para tratamientos corticoideos futuros (9), otros apoyan la contraindicación de terapia corticoidea en pacientes con historia previa de psicosis (11). Por otro lado, los pacientes que no experimentaron efectos secundarios por corticoides en el pasado no parecen estar protegidos si vuelven a necesitar un tratamiento con esteroides, pues un estudio de 17 casos de trastornos psiquiátricos inducidos por corticoides en pacientes que tenían antecedentes de tratamientos previos, encontró que seis de ellos tuvieron problemas psiquiátricos previos cuando tomaron corticoides y once de ellos no (l2-13). 7. Fisiopatología. La fisiopatología subyacente a los efectos neuropsiquiátricos de los corticoides no ha sido bien definida, habiéndose propuesto diferentes mecanismos. Parece que los corticoides actúan sobre distintos receptores específicos, siendo los de tipo II, que predominan en el cerebro anterior, los que parecen modular la respuesta emocional. Así, una sobreexpresión de estos receptores podría estar en la base de la fisiopatología del trastorno maníaco. Otra explicación es el efecto en los sistemas dopaminérgico, colinérgico y serotoninérgico, donde estaría implicada la hiperactividad de la vía dopaminérgica y la disminución en la liberación de serotonina. En los últimos años se está prestando especial atención al papel del sistema inmune, sobre todo en relación con los niveles de factor alfa de necrosis tumoral (TNF-ἀ), IL-1, IL-6 y factor de TNF soluble de los receptores, aunque de momento los resultados son preliminares (1, 10, 13). Especialmente importantes parecen los estudios sobre el efecto de los corticoides en el hipocampo, siendo ésta la estructura diana de la actividad cerebral de los corticoides y que parece ser la responsable de los cambios en el afecto, pensamiento y comportamiento de los pacientes. Los corticoides producirían una atrofia y disminución del volumen hipocampal, cambios descritos en enfermedades como los trastornos afectivos, la enfermedad de Alzhei- 330 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES mer y el trastorno por estrés postraumático (20). En primates y roedores se ha visto que el exceso de corticoides produce atrofia de las dendritas, astrogliosis y pérdida de neuronas hipocampales. En humanos no se han obtenido los mismos resultados aunque se han señalado cambios en la organización de las sinapsis y patrones de astrogliosis reactiva de algunas áreas (5, 20). El hipocampo está implicado en la consolidación de la memoria a corto plazo y déficits en ésta se han descrito en sujetos expuestos a altas dosis de corticoides tanto exógenos como endógenos (20). Una exposición prolongada a corticoides se asocia a déficits en memoria declarativa, obteniéndose también peores resultados en diversas pruebas cognitivas (20, 27). Respecto al tiempo necesario de exposición a los corticoides para que tengan lugar los cambios morfológicos, en ratas la atrofia hipocampal aparece sólo después de 3 semanas de intenso estrés. En el hombre, es evidente la alteración cognitiva después de una única dosis de 1 mg de dexametasona o de 10 mg de cortisol. Este efecto no es debido a la neurodegeneración pero parece ser mediado por la acción agonista de los corticosteroides y sus metabolitos en los receptores GABAa. Es realmente imposible estimar cuál es la duración crítica y necesaria de una hiperexposición a corticoides para que ocurran los cambios estructurales en el hipocampo. Respecto a si este tipo de neurodegeneración es reversible, la reducción del volumen hipocampal es visible en pacientes con historia de trastornos afectivos años después del último episodio depresivo e incluso en sujetos con niveles normales de cortisol, por lo que estos hallazgos sugieren que al menos una parte de la neurodegeneración inducida por los corticoides, sería irreversible (20). 8. Resultados de nuestra revisión de casos. Se realiza un resumen de nuestra revisión de casos (tabla 2), así como de la revisión llevada a cabo por parte de Lewis y Smith en 1983 (tabla 3). Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 331 ORIGINALES Y REVISIONES Tabla 2. Resumen de nuestra revisión de casos. Hipomanía/manía Sexo Edad Benyamin et al 2008 Varón 67 Mototsugu et al. 2012 Mujer 66 Zapata E., Castiella A., Mujer Zubiaurre L. 2010 58 Enfermedad Dosis de prednisona o subyacente equivalente Dolor cervical crónico 100mg Dexametasona 6.6 Neoplasia gástrica mg/día Hepatitis autoinmune Prednisona 60mg/día Milton G. Roxanas et al. 2012 Hombres y mujeres. n=20 Múltiples patologías Cerullo. 2008 Hombre 69 Hombres y mujeres. 18-93 (44.5 +-17.7) n=27 Mujer 85 años Linfoma no Hodgkin 100mg/día (dosis media equivalente de prednisona 336mg/día) ? Multiples patologías 15-666,7 mg Kenna et al. 2011. Kenna et al. 2011 Kalambokis G, Konitsiotis S, Pappas D, Tsianos EV.2006 Nuestro caso Ayadi N., Cheikhrouhou MR., Kechaou M., Bahloul Z., Jawa A. 2007 Kimmel RJ., Combs H. 2012 Siddiqui Z., Ramaswamy S., Petty F. 2005 Varón 56 Varón 71 Arteritis de la temporal Prednisona 60mg/día 30 mg hidrocortinosa + 0,1 mg de fludrocortisona/día Adenocarcinoma 26.67mg/día de broncopulmonar prednisona durante en tratamiento con dos días quimioterapia Enfermedad de Addison 7 casos de LES y Hombres y mujeres: Edad media: 43,35 años 7 casos de diversas 14 patologías 60-100 mg /día (dosis media de 77,14 mg/día) Mujer 55 años Cáncer de mama con metástasis cerebrales Dexametasona 4 mg/d Hombre 52 años Transplante hepático Metilprednisona50 mg iv/6 horas (4 dosis) y después, 40 mg iv (4 dosis). Tabla 3. Resumen de la revisión de casos de Lewis y Smith (1983). Lewis DA., Smith RE. 1983 Revisión de 14 casos Hombre 62 años Transplante renal Prednisona 29 mg/día (54 días) Mujer 61 años Púrpura Trombótica Idiop Prednisona 40 mg/día (2 días) Mujer 48 años Asma Prednisona 60 mg/día (5 días) Hombre 62 años Enf. Crohn Prednisona 60 mg/día (8 días) Mujer 58 años EPOC Prednisona 60 mg/día (4 días) Mujer 47 años Asma Prednisona 60 mg/día (4 días) Hombre 48 años Cáncer pulmón Dexametasona 8 mg/día (7 días) Mujer 53 años Asma Prednisona 100 mg/día (21días) Mujer 22 años Lupus Erit. Sist. Prednisona 70 mg/día (21 días) Mujer 18 años Lupus Erit. Sist. Prednisona 60 mg/día (14 días) Hombre 53 años Púrpura Trombótica Idiop Prednisona 97 mg/día (34 días) Hombre 62 años EPOC Prednisona 20 mg/día (1 día) Hombre 71 años Lupus Erit. Sist. Prednisona 60 mg/día (21 días) Hombre 36 años Púrpura Trombótica Idiop. Prednisona 48 mg/día (32 días) Manía Depresión Manía Manía Delirium Manía Manía Manía Psicosis Psicosis Manía Delirium Delirium Delirium 332 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES 9. Caso clínico. • Motivo de consulta y antecedentes: oo Motivo de consulta: Desde el servicio de oncología se realiza una interconsulta al servicio de Psiquiatría por agitación psicomotriz. oo Antecedentes personales médicos: no RAMc, no DM, no dislipemia. Hipertensión arterial. Tratamiento habitual: bisoprolol/hidroclorotiazida 10/25mg, omeprazol, alprazolam, ibuprofeno. Desde hace unos meses mantiene seguimiento por Oncología Médica por Adenocarcinoma broncopulmonar con metástasis pleurales (estadío IV), estando en tratamiento a nivel ambulatorio con ciclos de quimioterapia con cisplatino y permetrexed, además de corticoides en las primeras horas tras el ciclo (4mg/día de dexametasona, equivalentes a 26.67mg/día de prednisona). En el momento del ingreso había recibido el cuarto ciclo de quimioterapia. oo Antecedentes personales toxicológicos y psiquiátricos: ex-fumador de 10-15 años/paquete, abstinencia de 30 años de evolución. No otros hábitos tóxicos. Personalidad premórbida con tendencia a la introversión. Su familia lo describe con el apelativo de “El callao”. oo Antecedentes biográficos: Casado, con 3 hijos. Vive con su esposa. Buenas relaciones familiares. Actividad laboral en la industria del calzado, jubilado. oo Antecedentes familiares: múltiples antecedentes familiares de tipo oncológico (madre LLC; hermana con neoplasia uterina; hijo con linfoma cutáneo). Padre con demencia vascular. Sin antecedentes familiares psiquiátricos de interés. • Enfermedad actual y exploración psicopatológica: oo Enfermedad actual: hombre de 71 años de edad que ingresa en Oncología Médica por alteraciones conductuales en el domicilio de dos semanas de evolución, llegando a precisar ingreso por dificultades para la contención ambulatoria. Realizan IC al servicio de Psiquiatría para valoración y ajuste farmacológico. En la entrevista inicial mantenida con los familiares destacan: verborrea, agitación psicomotriz, desorientación, temblor y alucinaciones de intensidad creciente, con empeoramiento en los últimos cuatro días previos al ingreso en los que aparecieron insomnio, discurso verbal y escrito incoherente, tics verbales y posturales, irritabilidad y verbalizaciones de ideas de contenido místico y megalomaníaco. En los días iniciales del ingreso se había pautado tratamiento con haloperidol 4 mg/día, lorazepam 1mg/12h, haloperidol ½ ampolla de rescate, tiaprida y midazolam, sin mejoría de la clínica. Los familiares recordaban alteraciones conductuales en relación con ciclos previos de quimioterapia: en los primeros 3-4 días tras la administración del tratamiento el paciente se mostraba hipertímico, logorreico, con aumento de Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 333 ORIGINALES Y REVISIONES energía y realización de diferentes actividades. Posteriormente, durante 10 días, había un cambio en la clínica predominando el ánimo triste, la apatía, la astenia y la tendencia a la clinofilia. Pasados estos días, normalización afectiva y conductual, con retorno a su estado habitual. oo Exploración psicopatológica al ingreso: el paciente estaba consciente e hipoproséxico, no siendo posible valorar orientación. Ecopraxias y temblor leve. Discurso incoherente, con tendencia a la tangencialidad, pararrespuestas, ecolalia y disfemia, del que podrían desprenderse ideas de contenido místico. Probables alucinaciones visuales.Labilidad emocional marcada y afecto incongruente, sin signos de ansiedad. Empeoramiento vespertino-nocturno. Como primera hipótesis diagnóstica nos planteamos un cuadro confusional, procediendo a la ampliación del estudio orgánico y al ajuste farmacológico, introduciéndose haloperidol gotas: 15-15-30 y una dosis extra de rescate. • Pruebas complementarias: oo Análisis de sangre: hemograma, bioquímica incluyendo perfil ferrocinético y tiroideo, ácido fólico y vitamina B12, dentro de parámetros normales. VSG 86 mm. oo Serología VHB, VHC, VIH, Sífilis: negativo. oo Análisis de orina: sin alteraciones. oo Punción lumbar: GRAM y cultivo negativos. oo RMN cerebral: sin hallazgas significativos. oo Electroencefalograma: resultados dentro de la normalidad. • Diagnóstico diferencial: oo Metástasis a nivel cerebral o en líquido cefalorraquídeo: diagnóstico que quedó descartado con el estudio orgánico. oo Delirium: si bien en la primera valoración predominaba la clínica confusional, en las siguientes 24-48 horas la clínica afectiva pasó a un primer plano. oo Manía primaria vs secundaria.Aunque podríamos plantearnos la posibilidad de una manía primaria, sabemos que su debut en un paciente de más de 35 años de edad, sin antecedentes personales ni familiares de trastornos del estado de ánimo y coincidiendo con las primeras sesiones de tratamiento con quimioterápicos y corticoides la hacen altamente improbable. Además son síntomas característicos de una manía secundaria el deterioro cognitivo moderado, que en nuestro paciente fue un delirium franco los primeros días, la labilidad anímica, las alucinaciones visuales y los delirios (28). »» Manía secundaria a cisplatino: nos planteamos como posibilidad diagnóstica un secundarismo debido al cisplatino. Esta opción fue descartada rápidamente por el servicio de oncología responsable del paciente, al no hallar correlatos en la literatura. Mototsugu et al (13) publicaron el caso de una mujer de 66 años con síntomas maníacos, planteando como hipótesis diag- 334 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES nóstica que el cuadro pudiera deberse al tratamiento antineoplásico con cisplatino; no obstante, rechazaron esta hipótesis al no hallar referencias bibliográficas similares o relacionadas con su caso, que se trataba de un cáncer gástrico metastásico. »» Manía secundaria a corticoides: el diagnóstico de los trastornos psiquiátricos inducidos por corticoides es un diagnóstico de exclusión. En pacientes geriátricos, como nuestro caso, deben descartarse una gran variedad de patologías médicas que pueden dar síntomas similares a la psicosis, el delirium, la manía y la depresión. Entre las entidades a descartar se encuentran (1, 10): trastornos psiquiátricos primarios (descartado en nuestro paciente dada la ausencia de antecedentes personales psiquiátricos); encefalopatías tóxicas, metabólicas e infecciosas (se planteó como posibilidad diagnóstica la presencia de metástasis a nivel cerebral o espinal, por lo que se realizó una punción lumbar, una RMN cerebral, EEG y diversos análisis que arrojaron resultados normales); delirium (presente en los primeros días del ingreso); accidentes cerebrovasculares (la clínica no lo sugería, y las pruebas complementarias eran normales); otros trastornos neuropsiquiátricos (como Parkinson, la clínica no lo sugería y la evolución tampoco); traumatismos (no lo refería ni el paciente, ni la familia ni el servicio de oncología) y neoplasias (descartados con las pruebas de imagen). oo Reacción vivencial anormal de características maníacas. Frente a las reacciones vivenciales que Jaspers (29) delimitó en base a tres criterios principales (que la situación reactiva no hubiera surgido a no ser por la vivencia que la originó, que su contenido se halla en relación comprensible con respecto a su causa y que la situación es temporalmente dependiente de su causa y, por tanto, cesará cuando ésta desaparezca), las reacciones vivenciales anormales se caracterizan por su alejamiento del promedio de las normales a causa de su extraordinaria intensidad, de su falta de adecuación respecto al motivo que las provoca o bien por la anormalidad de su duración. En general, las reacciones a vivencias exteriores (como puede ser una enfermedad grave) son parcialmente independientes del carácter individual. Estas reacciones son descritas de acuerdo con los cuadros clínicos que más llamativos resultan al exterior (30). En el caso concreto de las manías reactivas podemos decir que son cuadros que suelen carecer de importancia clínica pues no suelen alcanzar proporciones anormales. Aunque nuestro paciente presentó una negación de la grave enfermedad de su hijo (linfoma cutáneo) en años previos y podamos interpretar la reacción maníaca actual como un mecanismo de defensa, en el sentido descrito por Klein (31), ante una situación vital altamente estresante y difícilmente asumible por el individuo, lo cierto es que la intensidad de los síntomas maníacos desarrollados, que llegan a acompañarse de síntomas psi- Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 335 ORIGINALES Y REVISIONES cóticos, lo hacen poco plausible. Además la relación temporal entre el inicio de la enfermedad (varios meses antes) y la aparición del cuadro maníaco no es clara. Siendo más estrecha la correlación entre los episodios de hipomanía que presentó en los tres ciclos previos de quimioterapia y el episodio maníaco descrito tras el último tratamiento quimioterápico. • Juicio clínico: una vez descartadas otras posibilidades etiológicas y diagnósticas, consideramos la clínica como un episodio maníaco inducido por corticoides (Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, con síntomas maníacos). • Tratamiento y evolución: en los días siguientes el paciente fue valorado regularmente pasando de un estado de delirium a un episodio de características maniformes; durante la evolución presentó episodios de agitación, desinhibición sexual, ideación delirante de corte místico-religioso y megalomaníaco, dificultad para mantener límites interpersonales, asociaciones laxas e interpretaciones de corte delirante puntuales. Se retiró el tratamiento previo, que no había sido efectivo, y se introdujo tratamiento con quetiapina a dosis máximas de 150mg/ día (25mg-25mg-100mg) y clonazepam 3mg/día (0.5mg-0.5mg-2mg). Decidimos usar quetiapina ante el fracaso de los neurolépticos clásicos utilizados, sus propiedades antimaníacas, eutimizantes y sedantes, así como su buena tolerabilidad y escasos efectos adversos en pacientes con patología médica comórbida, como nuestro paciente. Para valorar la eficacia del tratamiento, además de la exploración psicopatológica, decidimos utilizar la escala de Young por ser un instrumento sencillo, sensible y efectivo para la valoración de los síntomas maníacos. Es una escala que tiene 11 ítems (ánimo elevado, psicomotricidad, interés sexual, sueño, irritabilidad, lenguaje, contenido del pensamiento, agresividad, aspecto físico e insight) y que había sido usada en otros casos similares al nuestro (7). Al ingreso, la puntuación de Young era de 31 puntos; a los seis días de ingreso, 33 puntos; al alta 2 puntos. Como se puede ver, progresivamente la sintomatología maníaca remitió; al alta el paciente estaba eutímico y realizaba crítica de la clínica. Decidimos mantener el tratamiento con clonazepam 3mg/ día (0.5-0.5-2mg) y quetiapina 125mg/día (25-0-100mg), con pauta descendente según evolución. En las sucesivas revisiones mantenidas con el servicio de Oncología el paciente estaba asintomático psicopatológicamente. 336 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES 10. Prevención, vigilancia y tratamiento de las manías secundarias a terapia con corticoesteroides. • Tratamiento: Según las fuentes consultadas, el tratamiento de primera línea de la manía secundaria a corticoides es la reducción de la dosis del corticoide o la interrupción del mismo; cuando esto no es posible o la sintomatología es severa puede ser necesario el uso de fármacos adyuvantes (1, 3, 6, 8, 12-13). Entre estos se incluyen antipsicóticos típicos (si bien se han relacionado con alteraciones en el hipocampo, sumado al riesgo de síntomas extrapiramidales) (5) y atípicos (sobre todo olanzapina, risperidona y quetiapina), litio (que incluso se ha usado profilácticamente con buenos resultados) (7, 32), carbamazepina, ácido valproico, clonazepam, lamotrigina, gabapentina, fenitoína y TEC, según la gravedad de la clínica (1, 7-8, 10, 13, 27). Parece que a nivel farmacológico los neurolépticos atípicos son los fármacos de primera línea, siendo el litio un fármaco de segundo nivel. oo Antipsicóticos de segunda generación: La olanzapina ha demostrado ser un fármaco eficaz y bien tolerado en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo inducidos por corticoides. En 2004 el grupo de Brown publicó un estudio en el Journal of Affective Disorders (32) en el que se incluyeron 12 pacientes de entre 18 y 65 años de edad, sin antecedentes psiquiátricos personales, que presentaron síntomas maníacos o mixtos (definidos como una puntuación mayor o igual a 10 en la escala de Young) en relación a un tratamiento previo con corticoides. Además de la escala de Young utilizaron escalas como la Hamilton y otras para medir los secundarismos del neuroléptico (Simpson Angus Extrapyramidal Rating Scale, Abnormal Involuntary Movement Scale, Barnes Akathisia Scale). A los pacientes se les administró inicialmente 2.5mg de olanzapina, dosis que se fue aumentando de forma progresiva (aumentos de 2.55mg) semanalmente según la respuesta y los efectos secundarios. El tratamiento con olanzapina se mantuvo durante cinco semanas, mostrando los resultados una mejora importante en la escala de Young (pasando de 15.25 de media inicial a 5.83), sin cambios significativos en las escalas que medían los efectos adversos. Se midieron también los niveles de glucosa en sangre al principio y al final del estudio, siendo la elevación no significativa. Concluyen, por tanto, que la olanzapina es un fármaco eficaz y bien tolerado en este tipo de pacientes (32). Las dosis utilizadas de risperidona oscilan entre 1 y 4mg diarios, con tiempos de mejora de días-semanas. Se ha utilizado en gran variedad de síntomas, sobre todo en hipomanía y alucinaciones. Respecto a la quetiapina, está publicado el caso de un varón de 52 años que desarrolló síntomas maníacos tras el tratamiento con corticoides. Inicialmente presentaba 31 puntos en la escala de Young; se inició tratamiento con quetiapina 25mg Manía inducida por el tratamiento con corticoesteroides: revisión a partir de un caso clínico. 337 ORIGINALES Y REVISIONES en dosis única nocturna, asociando 12.5mg/12h de rescate. En las primeras horas del tratamiento se evidenció una clara mejoría clínica; pasados 5 días la puntuación en la escala de Young era de 5 puntos. Se decidió introducir quetiapina por sus propiedades antimaníacas y eutimizantes, su poder sedativo y su vida media corta, siendo útil en pacientes complejos con patología médica asociada, pudiendo considerarse un fármaco útil como tratamiento profiláctico de la manía corticoidea (33). Respecto al uso de aripiprazol hemos consultado el caso clínico de una mujer de 55 años con cáncer de mama y metástasis cerebrales que había recibido tratamiento con dexametasona 4mg y que presentó agitación, insomnio, irritabilidad, verborrea, ánimo expansivo e ideas delirantes de perjuicio. Se introdujo tratamiento con aripiprazol 10mg/día y clonazepan 0.5mg/día en toma nocturna. Tras cinco días de tratamiento se normalizó la clínica. La paciente estuvo en tratamiento con aripiprazol durante cinco semanas; tras su retirada, no volvió a presentar síntomas psiquiátricos. Este caso pone de manifiesto que el aripiprazol constituye un fármaco eficaz para el tratamiento de la psicosis y la manía inducida por corticoides (26). oo Eutimizantes/antiepilépticos: El ácido valproico es un eutimizante caracterizado por su amplio margen de seguridad, es fácilmente medible en sangre y causa menos efectos secundarios neurológicos en comparación con otros estabilizadores. Presenta la ventaja frente a carbamazepina que no induce el metabolismo glucocorticoideo, lo que lo hace un fármaco útil y seguro en el tratamiento de la manía esteroidea (7), tal y como concluye Roxanas en un estudio realizado con 20 pacientes con síntomas maniformes derivados del tratamiento con corticoides a los que se administró valproato como tratamiento. Este estudio incluye 20 pacientes (8 hombres y 12 mujeres), con una media de edad de 53 años, que fueron tratados con valproato. Ninguno de ellos tenía antecedentes psiquiátricos. La dosis media de corticoides fue de 100mg/día (dosis media equivalente de prednisona 336mg/día), y la de valproato 500mg dos veces al día. El primer día la media en la escala de Young era de 25 puntos, siendo al tercer día de 2,5. Concluyen, por tanto, que el valproato produce un descenso significativo en la escala de Young, mejorando los síntomas maníacos, y sugieren que podría ser un buen tratamiento profiláctico de la manía inducida por corticoides (7). La carbamacepina y gabapentina pueden ser útiles en la prevención de la aparición de cuadros maníacos en pacientes en tratamiento con dosis repetidas de corticoides (34-35). Parece que la lamotrigina atenúa los efectos atróficos de los corticoides sobre la amígdala, pero no queda tan claro su efecto a nivel sintomático, al no evidenciarse cambios en la escala de Young al ser comparada con placebo (36). El levetiracetam no parece ser efectivo en el tratamiento de los síntomas depresivos y/o maníacos secundarios a corticoides (37). 338 M.D. Sánchez, B. Pecino, E. Pérez ORIGINALES Y REVISIONES Respecto a otros fármacos es posible que en el futuro se abra el abanico de posibles tratamientos, por ejemplo que actúen específicamente sobre los receptores GR o de CRH o que interaccionen con los sistemas serotoninérgico, gabaérgico o glutamatérgico, con el objetivo de prevenir los efectos neurotóxicos de los corticoides (20). • Prevención. A nivel preventivo es importante que el clínico informe a paciente y familiares sobre el riesgo de desarrollar síntomas psiquiátricos al iniciar un tratamiento con corticoides (1, 25), así como mantener una supervisión estrecha durante las primeras semanas del tratamiento (1, 16) con el objetivo de detectar precozmente la sintomatología. A nivel farmacológico, parece que el litio presenta eficacia terapéutica como tratamiento preventivo (11, 38, 39); la quetiapina, el ácido valproico, la carbamazepina y la gabapentina también serían fármacos a considerar (7, 12, 33-35). Pese a que no existen guías que indiquen cuando iniciar un tratamiento preventivo, se consideran candidatos al mismo aquellos pacientes con historia personal de complicaciones psiquiátricas secundarias a corticoides y en aquellos en los que la aparición de síntomas psiquiátricos suponga un grave riesgo (12). 11. Conflicto de intereses. Los autores declaran no tener conflictos de intereses. 12. Bibliografía. (1) Kenna HA, Poon AW, de los Angeles P, Koran LM. Psychiatric complications of treatment with corticosteroids: review with case report. Psychiatr Clin Neurosci 2011; 65: 549-560. (2) Clark LD, Bauer WD, Cobb S. Preliminary observations on mental disturbances occurring in patients under therapy with cortisone and ACTH. New Engl J Med 1952; 246: 205-216. (3) Ayadi N, Cheikhrouhou MR, Kechaou M, Bahloul Z, Jawa A. Hypomanie sous corticotherapie. À propos de 50 cas. Therapie 2007; 5:443-447. (4) Brown ES. An Epidemiological Approach to “Steroid Psychosis”. 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Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Málaga, España. Correspondencia: Rafael del Pino López ([email protected]) Recibido: 12/05/2014; aceptado: 31/12/2014 RESUMEN: Las personas que padecen un trastorno mental pueden sufrir problemas de exclusión social y sus derechos humanos pueden ser violados en diferentes esferas. Por paternalismo, prejuicio o ignorancia, esta situación puede darse también en la atención que prestan los profesionales. La provisión de servicios profesionales de calidad implica un enfoque que promueva el conocimiento y la protección de los derechos fundamentales de las personas atendidas, facilitándose así la lucha contra el estigma y el desarrollo de un modelo de recuperación. A través del presente artículo de revisión: 1. Se Reflexiona sobre la protección de los derechos y las consecuencias sobre el estigma y la recuperación de las personas que padecen un trastorno mental. 2. Son considerados algunos de los aspectos relacionados con la capacidad, el consentimiento informado y la planificación anticipada de decisiones. 3. Se plantean elementos de discusión sobre el Tratamiento Ambulatorio Involuntario (TAI) y sus posibles alternativas. Palabras clave: Bioética. Trastornos Mentales. Derechos Humanos. Estigma Social. Consentimiento Informado. Autonomía Personal. ABSTRACT: Persons with a mental disorder may suffer problems of social exclusion and their rights can be violated in different spheres. By paternalism, ignorance or prejudice, this situation can also occur in the care provided by professionals. The provision of high quality professional services implies an approach that promotes the knowledge and the protection of the fundamental rights of persons attended, facilitating in this way the fight against stigma and the development of a recovery model. The aim in though this review is: 1. Reflect on the protection of the rights and the consequences of stigma in the recovery process of persons suffering from a mental disorder. 2. Consider some aspects related to capacity, informed consent and the Psichiatric Advance Directives. 3. Bring up elements for discussion on involuntary outpatient treatment and possible alternatives. Key words: Bioethics. Mental Disorders. Human Rights. Social Stigma. Informed Consent. Personal Autonomy. Agradecimientos: A la Escuela Andaluza de Salud Pública y al Grupo Intersectorial de Derechos Humanos y Salud Mental2, dependiente del II Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, que vienen trabajando comprometida e ininterrumpidamente en tareas de revisión, formación y asesoramiento sobre los derechos de las personas que padecen trastornos mentales y son atendidas en el Sistema Sanitario Público Andaluz. Grupo de Derechos Humanos y Salud Mental. II PISMA. José Manuel Arévalo López (Usuario. Presidente Federación Andaluza de Asociaciones de Usuarios/as de Salud Mental En Primera Persona), María José Ariza Conejero (Enfermera especialista en salud mental. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental Hospital de Virgen de Valme. Servicio Andaluz de Salud), Águila Bono del Trigo (Socióloga. Profesora Área Ciudadanía, Ética y Participación. Escuela Andaluza de Salud Pública), Carlos Dueñas Abril (Psiquiatra. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental. Hospital de Virgen Macarena. Servicio Andaluz de Salud), Pablo García-Cubillana de la Cruz (Enfermero especialista en salud mental y Psicólogo. Programa de Salud Mental. Servicio Andaluz de Salud), Evelyn Huizing (Enfermera especialista en salud mental. Programa de Salud Mental. Servicio Andaluz de Salud), Vicente Ibáñez Rojo (Psiquiatra. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental Hospital Torrecárdenas. Servicio Andaluz de Salud), Ana Martín Mingorance (Abogada. FEAFESAndalucía), Bibiana Navarro Matilla (Psicóloga. Profesora colaboradora de la Escuela Andaluza de Salud Pública), Javier Romero Cuesta (Psiquiatra. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental Intercentros de la provincia de Huelva), Fernando Santos Urbaneja (Fiscal. Fiscalía de Córdoba), Teresa del Sol Chicharro (Terapeuta Ocupacional. Ex-Responsable Provincial de Málaga. Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental). 2 342 R. del Pino ORIGINALES Y REVISIONES “Si nos hundimos antes de nadar no soñarán los peces con anzuelos, Si nos rendimos para no llorar, declarará el amor huelga de celo.” Joaquín Sabina 1. Introducción Históricamente, la institucionalización manicomial, al margen de pretendidas funciones terapéuticas, supuso una barrera de protección social respecto al “loco”, exento este de los derechos más fundamentales. La estrecha asociación histórica entre movimientos de cambio social y político y los distintos procesos de reforma psiquiátrica, encuadran un contexto de búsqueda continua de alternativas a la “institución total”, a través de complejos sistemas de atención en la comunidad, desarrollándose un progresivo consenso técnico en relación, tanto a tipos de intervenciones efectivas, como a estructuras y organización de los recursos sanitarios y sociales que deben sustentarlas. Aunque existen diferencias conceptuales y organizativas en los distintos sistemas de atención a los problemas de salud mental, desde un Modelo de Atención Comunitario destacan el enfoque de compromiso en la recuperación, una red de dispositivos, (que incluye tanto servicios sanitarios, como sociales), y el trabajo de equipos multidisciplinares, que aseguran un abordaje integral del trastorno mental y garantizan el respeto a los derechos fundamentales de las personas atendidas. Pero, la mera existencia de códigos deontológicos, leyes y normas no aseguran que se lleve a cabo una práctica asistencial ética por parte de los profesionales sanitarios y sociales, incluidos los de salud mental. Además, la mayor parte de las violaciones de los derechos de las personas que padecen un trastorno mental, a través de prácticas erróneas o aplicación inadecuada de protocolos, se llevan a cabo sin intención ni conciencia de que se está violando un derecho. Velar por el respeto a los derechos de las personas atendidas en los servicios sanitarios y sociales no significa culpabilizar a los profesionales, sino hacer conscientes a todos los implicados de que se puede estar incumpliendo la normativa vigente (1). Para avanzar en una cultura ética a nivel de los servicios asistenciales y favorecer una conciencia de responsabilidad en el comportamiento ético de los profesionales se consideran claves la formación y el debate permanentes, al igual que el adecuado desarrollo normativo que suponga mayores garantías para la aplicación práctica de todos los derechos (apoyos para la toma de decisiones que respeten la autonomía y las preferencias de las personas, consentimiento informado, ingresos involuntarios, uso de medidas coercitivas… etc.). Así mismo, importa la difusión entre las personas con problemas de salud mental de información sobre los dere- Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. ORIGINALES Y REVISIONES 343 chos que legalmente les asisten y a qué instancias recurrir en caso de que estos sean vulnerados. En el marco del II Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA) (2), y a la vez de la primera edición de la Estrategia de Bioética del Sistema Sanitario Público Andaluz (SSPA) (3), se crea el Grupo Intersectorial de Derechos Humanos y Salud Mental, con el objetivo de analizar y proponer medidas de mejora que garanticen que los derechos humanos de las personas que padecen problemas de salud mental atendidas en el SSPA, sean respetados y protegidos, tal como se exige en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) (4). El presente artículo de revisión está condicionado en buena medida por el trabajo realizado por dicho Grupo y plasmado en el informe: “Derechos Humanos y Salud Mental en Andalucía” (5), que adelanta una aproximación estratégica sobre los derechos de las personas que padecen una enfermedad mental para ser desarrollada en un próximo PISMA. 2. Justificación y objetivos En el II PISMA (2) se enfatiza la necesidad de proteger los derechos de las personas que padecen una enfermedad mental. Concretamente, en el quinto objetivo se expresa la necesidad de mejorar la calidad de vida de estas personas y de su entorno, velando por el cumplimiento de sus derechos. Además, el II Plan de Acción Integral para Personas con Discapacidad de Andalucía (PAIPDA) (6), fue concebido de conformidad con la CDPD y algunos de sus principios se relacionan de forma especial con la protección de derechos: el respeto de la dignidad, la autonomía individual, la autodeterminación y la independencia de las personas, la no discriminación por motivos de discapacidad e igualdad de oportunidades, la calidad de vida (bienestar emocional, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social y derechos), el respeto por la diferencia y la cooperación institucional. En el Plan de Calidad 2006–2010 de la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de las Personas con Enfermedad Mental (FAISEM) (7), se establecieron, entre otros, como valores fundamentales: la atención al usuario basada en las necesidades globales y orientada a la igualdad y el respeto de los derechos de ciudadanía, en base a principios que incluyen el respeto de la intimidad, privacidad, confidencialidad, individualidad, autonomía y normalización. Las posibles violaciones de los derechos de personas que padecen un Trastorno Mental Grave (TMG) no son exclusivas de instituciones cerradas, sino que pue- 344 R. del Pino ORIGINALES Y REVISIONES den ocurrir en el entorno de servicios sanitarios basados en la atención comunitaria, y también en el ámbito de servicios sociales generales o de apoyo específicos. La reproducción de prácticas manicomiales puede conllevar situaciones de maltrato, distrato, violencia y sufrimiento, incluso en el más estricto ámbito comunitario (8). El mayor riesgo de atentar contra los derechos reside en la propia relación asimétrica que se estable entre los profesionales y las personas que necesitan asistencia y cuidados en salud mental (9). Sólo a través de una nueva cultura de práctica ética profesional, cuya base es el respeto hacia los derechos humanos de estas personas, podrán desterrarse abusos, que en muchas ocasiones pasan de manera desapercibida (1). Como se recoge en el Libro Verde (10) de la Comisión de las Comunidades Europeas “Mejorar la Salud Mental de la Población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de Salud Mental”: sin salud mental no hay salud. Para los ciudadanos constituye el recurso que les permite desarrollar su potencial intelectual y emocional, así como encontrar y desempeñar su papel en la sociedad, la escuela y el trabajo. 3. Desarrollo metodológico 3.1 Estigma y Modelo de Recuperación 3.1.1 El estigma asociado a los trastornos mentales En el mundo occidental, una de cada cuatro personas padece una enfermedad mental a lo largo de su vida, lo que conlleva un elevado coste personal, social y económico. En muchos casos puede ser un proceso largo y doloroso, no sólo atendiendo a la gravedad de su patología, sino también por las consecuencias de la imagen negativa que la sociedad tiene de estas personas. La percepción social de la enfermedad mental está sesgada por el desconocimiento y la desinformación, e influye en el aislamiento de quienes la padecen. El estigma de la enfermedad mental, sustentado en prejuicios y causante de discriminación social, se debe combatir por injusto, cruel y por no tener base científica (11). Este debate debe extenderse al ámbito de la propia sociedad, donde el escenario educativo toma una especial relevancia (12). El estigma afecta directamente a la persona (disminuye su autoestima, favorece el aislamiento y dificulta la petición de ayuda), e indirectamente como barrera al acceso a servicios (empleo, vivienda, servicios sanitarios y sociales…) (13). También los profesionales sanitarios, incluidos los de salud mental, pueden ser Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. ORIGINALES Y REVISIONES 345 fuente de estigmatización en la práctica asistencial diaria. Podría ser el caso de atribuir de forma errónea síntomas físicos al propio trastorno mental y no realizar las oportunas pruebas diagnósticas cuando, además, la evidencia demuestra que las personas que padecen una enfermedad mental tienen peor salud general que el resto de la población: mayor prevalencia, alta comorbilidad, mayores tasas de infecciones, de enfermedades cardiacas y respiratorias, mayor mortalidad (sobre todo cardiovascular) y peor acceso a servicios y cuidados. Un ejemplo de intervención para luchar contra el trato discriminatorio de las personas que padecen una enfermedad mental, atendidas en distintos niveles del Sistema Sanitario, es el documental realizado en el seno de la Estrategia anti-estigma 1decada4 (14), donde se ponen de manifiesto las falsas creencias y prejuicios sobre la salud general de las personas que padecen una enfermedad mental. En Andalucía, en relación a la lucha contra el estigma y a favor del enfoque de la recuperación de las personas que padecen un TMG, tienen actualmente un importante papel los Movimientos Asociativos de Familiares (15) y los Movimientos Asociativos de Usuarios (16). 3.1.2 El modelo de recuperación La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que muchas violaciones de derechos de las personas que padecen una enfermedad mental pueden producirse en el ámbito de los propios servicios sanitarios, de modo que la atención prestada puede dificultar la recuperación de la persona a costa de que esté “bajo control”, mermando su autonomía, la mejora de su bienestar y su calidad de vida (17). Recuperación no significa curación en el sentido de desaparición de los síntomas o la vuelta a niveles de funcionamiento previos a la enfermedad, sino alcanzar una forma de vida en la que es posible sobreponerse a la propia enfermedad, asumiendo y definiendo una expectativa personal de vida. En todo caso, el concepto de recuperación plantea el proyecto de vida, una vez han aparecido las consecuencias de la enfermedad. Supone apoyarse en las capacidades y fortalezas de la persona y de su entorno, para conseguir un proyecto rehabilitador que cuente con la participación del afectado y no esté exclusivamente definido por los estándares de salud que plantean los profesionales. Una de las críticas más extendidas al enfoque de recuperación hace referencia a que aumentan los riesgos para los pacientes y las responsabilidades para los profesionales. Sin embargo, el riesgo es inherente a todo servicio de salud. En los servicios “orientados a la recuperación” los riesgos pueden aumentar, pero en ocasiones es necesario asumirlos. Deben distinguirse los riesgos que se deben minimizar, como por ejemplo de auto y heterolesiones, de los riesgos que las personas tienen derecho a experimentar. El enfoque de la recuperación fomenta las opor- 346 R. del Pino ORIGINALES Y REVISIONES tunidades de cambio y crecimiento, “la dignidad de arriesgarse”, pero de forma responsable. (18). El empoderamiento de las personas que padecen una enfermedad mental constituye un elemento esencial de cara a su recuperación, dirigido a ayudar en la autodeterminación, la autoestima y la autonomía personal (19). Empoderar debe significar promover autonomía, delegar poder de decisión y desarrollar capacidades. Este es el escenario donde la persona puede motivarse e implica una mejora de sus expectativas en el proceso terapéutico. 3.2 Discapacidad, Salud Mental y Derechos Humanos Los tiempos cambian y con ellos han ido naciendo paulatinamente núcleos de opinión y pensamiento laicos que adoptan posturas y expresan opiniones sobre la visión de las personas con discapacidad, sobre sus derechos, su discriminación y sobre campos del pensamiento, entre los que se encuentra la bioética (20). En 1975 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) propone la Declaración sobre los Derechos de las Personas Impedidas (21), desarrollándose posteriormente una serie de documentos para la protección y promoción de los derechos de las personas con discapacidad, como son en 1982 el Programa de Acción Mundial para las Personas Impedidas (22) y en 1993 los Estándares sobre la igualdad de oportunidades para las Personas con Discapacidad (23). Sobre la protección de los derechos humanos de las personas que padecen una enfermedad mental destacan en la década de los 90 una serie de documentos específicos que, aunque sin garantizar el derecho al consentimiento de tratamiento y sin carácter vinculante a nivel legal, son referentes para desarrollos normativos y formulación de políticas para los distintos países (5): ONU: Principios para la Protección de las Personas con Enfermedades Mentales y la Mejora de la Atención de Salud Mental (24), OMS: Directrices sobre los derechos humanos de las personas con trastornos mentales (25), OMS: Atención a la salud mental: diez principios básicos (26). A nivel europeo, y en relación a la protección de los derechos, es de destacar la Recomendación 2004 del Consejo de Europa (27), que consagra los principios de restricción mínima y establece criterios para la aplicación del internamiento y del tratamiento involuntario, exige el control médico de medidas coercitivas (aislamiento y contención) e introduce la importancia de la valoración ética. La discapacidad, incluida la que sufren las personas con enfermedad mental, es un concepto que ha evolucionado con el tiempo. No sólo se entiende como un problema de la persona causado por la enfermedad, sino que son determinantes los obstáculos y las actitudes sociales del entorno, en relación a su participación plena y efectiva en la sociedad, incluyendo los deseos, metas y objetivos en su vida cotidiana (28). Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. ORIGINALES Y REVISIONES 347 La Convención de la Organización de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), aprobada el 13 de diciembre de 2006 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue ratificada por España y publicada en el Boletín Oficial del Estado el día 21 de Abril de 2008 (29). La CDPD se aleja del modelo médico dominante y adopta un enfoque amplio del concepto de discapacidad, considerando las políticas relativas a las personas con discapacidad, no como una cuestión recomendable o altruista, sino como una absoluta exigencia basada en el respeto a todos los derechos humanos y las libertades, lo que supone el logro de muchas de las reivindicaciones históricas. La Convención expone los principios de participación, respeto por la diferencia y la no discriminación. Refiere, así mismo, las obligaciones de los Estados sobre la necesidad de adoptar medidas legales en la lucha contra la discriminación, sobre la necesidad de formación de profesionales y personas cuidadoras, así como la importancia de sensibilizar a todos los implicados, incluidos familias y profesionales, sobre el respeto a los derechos y a la dignidad de las personas que padecen una discapacidad. Supone un nuevo enfoque sobre la discapacidad, haciendo especial hincapié en los derechos humanos de las personas y en los decisivos factores de exclusión que se plantean desde el ámbito social (30). 4. Discusión 4.1 El Tratamiento Ambulatorio Involuntario Los Tratamientos Ambulatorios Involuntarios (TAI) en salud mental, con distintos desarrollos en las últimas décadas en el Reino Unido, Canadá y EEUU (31), se definen desde criterios diversos, pero precisan en todos los casos una clara situación clínica de incapacidad del paciente para acceder voluntariamente a un determinado tratamiento y su supervisión en el medio comunitario, de tal manera que el tratamiento forzoso pueda prevenir recaídas y evitar posibles daños al propio paciente y/o a terceros. Cuando se plantean como una intervención preventiva en ausencia de crisis o aparente riesgo, continúan planteando un intenso debate. La propuesta de la Federación de Asociaciones de Familiares (FEAFES) en 2006 de un proyecto de modificación de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), consistente en añadir un artículo más al 763: “podrá también el tribunal autorizar un tratamiento no voluntario por razón de trastorno psíquico o un periodo de observación para el diagnóstico, cuando así lo requiera la salud del enfermo, previa propuesta razonada del facultativo, audiencia del interesado, informe del forense y del Ministerio Fiscal”, hace eclosionar en nuestro país un intenso debate entre 348 R. del Pino ORIGINALES Y REVISIONES partidos políticos, Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) y Defensor del Pueblo. La posición de la AEN, apoyada en su día por la totalidad de los partidos políticos, fue clara (32): no asumir la promulgación de leyes específicas que puedan estigmatizar a personas que padecen trastornos mentales, sin suficiente evidencia científica, sin referencias en el marco Europeo sobre este tipo de reformas legales específicas y con serias dudas sobre las consecuencias de la “judicialización” del tratamiento a nivel de responsabilidad e implicación de profesionales y pacientes, tanto en el plan, como en el “contrato terapéutico”. Sorprende la escasa sensibilidad prestada a importantes aspectos éticos que se plantean en los TAI (33). La mayoría de las posiciones más proclives esconden una doble polémica: en relación a la peligrosidad de los pacientes y sobre la falta de recursos asistenciales adecuados. Sin embargo, el debate se enmarca fundamentalmente en aspectos clínicos, en la reorientación de los recursos disponibles y en las propias capacidades de los pacientes, teniendo en cuenta una óptica de “ética de mínimos” de no maleficencia y justicia (34), asumida profesionalmente más allá del mantenimiento del orden, del modelo biomédico imperante y de la discriminación de las personas. En diciembre de 2012, a través del proyecto de Evaluación de la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (35), se volvió a plantear la no conveniencia de modificación de la LEC en relación a los TAI, existiendo un amplio consenso de los Comités Científico y e Institucional. Desde la coordinación del Comité Científico de la Estrategia, fueron aportados entonces una serie de argumentos clínicos en contra de los TAI (36), al no haberse demostrado su eficacia en la reducción de actos violentos e ingresos involuntarios en pacientes que padecen un TMG y que previamente hubiesen rechazado el tratamiento. Estas situaciones pueden abordarse a través de programas de detección precoz, tratamiento asertivo comunitario ó programas de tratamiento para pacientes con trastorno dual, además de reorientar y desarrollar plenamente los recursos disponibles de atención comunitaria. Los tratamientos antipsicóticos, siendo relativamente eficaces, tienen efectos secundarios destacables que pueden condicionar la calidad de vida del paciente y conducir a los profesionales a serias encrucijadas éticas. La mayor parte de las Guías de Práctica Clínica utilizadas en la actualidad plantean explícitamente la necesidad de instaurar en los TMG Planes Individualizados de Tratamiento (PIT), que cuenten con la colaboración del paciente y contemplen, además de los fármacos, el entrenamiento en la adquisición de habilidades sociales, la psicoterapia, la rehabilitación cognitiva y distintas técnicas de intervención familiar (37). 4.2 El Consentimiento Informado y la Planificación Anticipada de Decisiones El modelo de decisiones compartidas se está extendiendo en la práctica sanitaria y constituye un factor fundamental para una adecuada relación terapéutica. Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. ORIGINALES Y REVISIONES 349 El modelo médico tradicional prioriza la opinión y las decisiones de quien posee el saber médico para determinar las intervenciones que deben realizarse, primando en muchas ocasiones el tratamiento psicofarmacológico, de modo que pueden estarse limitando los espacios de autonomía y decisión. Por esta razón, la creación de nuevos recursos y su diversificación, deben estar acompañados de prácticas destinadas al empoderamiento de las personas usuarias (19). Son muchos los conflictos éticos que pueden suponer la vulneración de derechos en la atención a personas con enfermedad mental en intervenciones que no cuentan con el consentimiento del paciente o se realizan en contra de su voluntad; ¿se pueden hacer tratamientos involuntarios exclusivamente por indicación clínica, anulando cualquier tipo de elección del sujeto? (38) (hospitalización involuntaria, determinados tratamientos farmacológicos, medidas coercitivas como la contención mecánica ó el aislamiento…). Un derecho habitualmente vulnerado tiene que ver con el consentimiento del tratamiento. Aunque la Ley de Autonomía del Paciente en España (39) vela por el derecho de disponer de información escrita o verbal de cualquier tipo de tratamiento en lenguaje y formato entendible, para posteriormente ser autorizado ó rechazado, pueden existir vulneraciones o interpretaciones que transgredan el principio de autonomía. El derecho al consentimiento del tratamiento conlleva la evaluación de la competencia para decidir, la cual podría comprometer el libre ejercicio de la libertad (40). Históricamente se ha identificado enfermedad mental con capacidad limitada, pero enfermedad mental e incapacidad no deben ser planteadas como sinónimos. Toda persona es capaz mientras no se demuestre lo contrario y, además, no se puede decir de ninguna persona que sea plenamente incapaz o plenamente capaz para todos los actos de su vida (41). De esta manera, la capacidad no se entiende como un absoluto, así como su evaluación debe referirse a situaciones concretas en el ámbito clínico. Una necesaria adaptación al nuevo paradigma que propugna la CDPD supone modificar la visión tradicional y paternalista de discapacidad de modo que nos basemos, no sólo en la persona, sino también en el entorno que dificulta el desarrollo de posibilidades reales. Si la situación transitoria de su enfermedad mental no lo permite, deberían proveerse instrumentos de apoyo que anticipen su voluntad cuando la persona se halle en disposición de hacerlo, de forma que siempre quede protegido su derecho a la autonomía (42). En los últimos años, se está avanzando en la defensa de los derechos de autonomía y decisión de los pacientes, mediante la elaboración de documentos que puedan recoger las instrucciones previas o voluntades anticipadas para los momentos en los cuales no tengan control sobre sus vidas. Pese a que no existe una experiencia consolidada en todo el territorio español, están surgiendo experiencias 350 R. del Pino ORIGINALES Y REVISIONES muy interesantes, como las que se proponen desde la Federación Andaluza de Asociaciones de Usuarios/as de Salud Mental “En Primera Persona” (16). Actualmente, en Andalucía están colaborando la Estrategia de Bioética del SSPA y el PISMA en líneas de trabajo que promuevan el respeto a los derechos de las personas que padecen un trastorno mental en relación a sus preferencias de tratamiento en situaciones de crisis con pérdida de competencia. En este sentido, se está valorando en la historia clínica digital, además del registro de la planificación anticipada de decisiones en el Plan Individualizado de Tratamiento (PIT), una nueva adaptación para la próxima edición de la Guía para hacer la Voluntad Vital Anticipada (43). Una vez que el nivel de competencia de las personas que padecen un TMG fluctúa con el tiempo, puede plantearse entre el profesional y el paciente la formalización de una declaración previa personal y por escrito en la que se expresan, en el caso de sufrir una crisis, las preferencias negociadas de tratamiento sobre hospitalización, medicación, medidas coercitivas o cualquier otra intervención, contando preferiblemente con una tercera persona designada por el paciente para que actúe como mediadora. La planificación anticipada de decisiones en Salud Mental, tanto en el ámbito hospitalario como ambulatorio, debe constituir una herramienta para proteger los derechos de las personas, mejorar la relación clínica y adaptar la asistencia a sus preferencias y necesidades (44). No debe nunca limitarse a la cumplimentación de un documento, sino formar parte de un proceso continuado de información, comunicación y apoyo a la toma de decisiones relacionadas con la atención de salud mental, e incluye el derecho de la persona a modificar o anular su contenido. Se requieren nuevos recursos, pero también mayores referencias empíricas y un cambio de cultura en profesionales, pacientes y familiares, siendo una alternativa al TAI más eficaz clínicamente y más coherente con la normativa actual sobre protección de los derechos y libertades fundamentales de las personas que padecen un TMG. 5. Conclusiones Únicamente desde la óptica del respeto a los derechos humanos de las personas que padecen un trastorno mental, es posible luchar contra el estigma que padecen y puede intervenirse profesionalmente desde un enfoque asistencial y de cuidados centrado en la recuperación. Este debate no se centra exclusivamente en relación a las personas que padecen un TMG. En los mal llamados Trastornos Mentales Menores, pueden también vulnerase derechos, de modo que se mantengan situaciones estigmatizantes, se Estrategia de Bioética en el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. ORIGINALES Y REVISIONES 351 obstaculice el proceso de recuperación y se agrave el sufrimiento personal, familiar y social. Un procedimiento de planificación anticipada de decisiones en salud mental, integrado documentalmente a nivel clínico y adecuadamente garantista, constituye una herramienta decisiva para un proyecto terapéutico enfocado en la recuperación de las personas que padecen un TMG. El diseño de un Plan Integral de Salud Mental que contenga como ejes transversales estos tres principios, derechos de las personas – lucha contra el estigma – enfoque de recuperación, podrá considerarse en todos sus términos un Plan Integral, Integrado, Intersectorial y con auténtica vocación de Salud Pública. Referencias Bibliográficas (1) The ITHACA Project Group (2010). 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Analizaremos en esta revisión bibliográfica algunos textos del período 19511963, deteniéndonos en las diferentes articulaciones que Lacan hace apoyándose en el caso de Freud. Palabras clave: Psicoanálisis, Caso Dora, Lacan. ABSTRACT: Lacan has made different uses about Dora in many situations to explain some concepts of his teaching. We are going to analyze some texts in this bibliographical review from 1951-1963 and to focus on some points that are based on the case study about Dora (Freud). Key words: case study about Dora, Psychoanalysis, Lacan. Introducción: Sabemos que la histeria ha tenido mucho que ver con el nacimiento del psicoanálisis, y que las construcciones psicoanalíticas se soportan en gran medida sobre el trabajo freudiano con las histéricas. Los casos contenidos en “Los Estudios sobre la Histeria” (1), “el Caso Dora” (2) y el sueño de la Bella Carnicera son retomados muchas veces por Lacan en sus escritos y seminarios para desarrollar cuestiones centrales como el deseo, la transferencia, el síntoma, la feminidad o el complejo de Edipo. Este papel central que ha tenido para el psicoanálisis, contrasta con la voluntad actual de velamiento y desconocimiento de su especificidad clínica y con la desaparición de la histeria del discurso médico/ científico. Contrasta a su vez con su dispersión en la nosología actual y con los nuevos abordajes cognitivo- conductuales propuestos para tratar sus síntomas, estrategias idénticas a las empleadas para tratar otros cuadros clínicos. Esta “nueva” perspectiva, pre- freudiana a nuestro entender, puede interpretarse como un triunfo de la represión, como el producto de la defensa que el médico pone en juego al toparse con la demanda de la histeria, con la claudicación del practicante frente a lo que se resiste a ser curado. Si para Freud la histeria y sus incógnitas funcionaron transfiriendole un deseo de saber que culminó 1 La idea de esta revisión surge en el espacio del seminario psicoanalítico (conocido como “El Seminario de Manolo Conde”) del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, espacio en el cual participamos psiquiatras y psicólogos, facultativos y residentes, en activo y jubilados. Es aquí donde proponemos trabajar sobre “el Caso Dora” desde la visión de J. Lacan. 356 N. Vucínovich, J. Otero ORIGINALES Y REVISIONES con el nacimiento mismo del psicoanálisis, para el discurso psiquiátrico actual la histeria es incómoda, insaciable, mentirosa e indomable, e invita a la coerción y a su educación. Los que trabajamos con ésta clínica (inmortal como el deseo) sabemos que la histeria se ríe de este abordaje, de los esfuerzos bienintencionados del clínico que quiere saturar su demanda, de la forma que sea. Recordatorio Intentaremos resumir en este trabajo, no la concepción lacaniana de la histeria, sino el uso que Lacan hizo del Caso Dora. Esta revisión acarrea, por lo tanto, un trabajo, que no es menor, para el lector: “deberá” releer el escrito de Freud “El Caso Dora”, ya que no es posible resumirlo en el marco de éste análisis por la extensión que adquiriría. En su lugar, transcribiremos un breve “recordatorio” que Lacan hace en el Seminario 4 (3): “Se trata de una pequeña histérica que le llevan por algunos síntomas que ha tenido, menores sin duda, pero aún así inequívocos. La situación se ha hecho intolerable tras una especie de demostración o de intención de suicidio que ha acabado alarmando a su familia. El padre se la presenta a Freud como una enferma, y este mismo paso, la propia consulta, es un elemento que de por sí denota, sin lugar a dudas, una crisis en el conjunto social que hasta entonces se había mantenido en cierto equilibrio. Sin embargo, este singular equilibrio se había roto ya dos años atrás, con motivo de una situación que de entrada le ocultaban a Freud, a saber que el padre tenía como amante a una tal Sra. K., casada con un señor llamado Sr. K. Esta pareja vive en una especie de relación de cuarteto con la pareja formada por el padre y la hija. La madre está ausente de la situación. ( ) Lo chocante es que Dora le indica enseguida a Freud su reivindicación extremadamente intensa del afecto de su padre, que, según ella, le fue arrebatado por la relación en cuestión. Le demuestra inmediatamente a Freud que siempre estuvo al corriente de la existencia de tal relación, de su permanencia y de su carácter preferente, y que ha llegado a resultarle intolerable. Todo su comportamiento denota su reivindicación frente a esa relación. Freud da entonces un paso, el primero de la experiencia freudiana, el más decisivo por su cualidad propiamente dialéctica. Lleva a Dora hasta la siguiente pregunta – Esto que le subleva a usted como si de una disipación se tratara ¿acaso no es algo de lo que usted misma ha participado? Y en efecto, Freud pone al descubierto rápidamente que, hasta ese momento crítico, la situación había sido sostenida de la forma más eficaz por la misma Dora. Ella se había mostrado mucho más que complaciente con esa situación singular, en realidad había sido incluso su pieza clave, había protegido los apartes de la pareja del padre y la dama, incluso había sustituido Dora según Lacan ORIGINALES Y REVISIONES 357 en una ocasión a la dama en sus funciones, cuidando a sus hijos, por ejemplo. Por otra parte, a medida que nos adentramos en la estructura del caso, se revela incluso que Dora tiene una relación muy especial con la dama, que resulta ser su confidente y, al parecer, ha llegado muy lejos en sus confidencias. Este caso es tan rico, que todavía permite hacer descubrimientos, y este rápido recordatorio no puede de ningún modo sustituir a una lectura atenta” (3) (pág. 140). Dora según Lacan Lacan retoma el “Caso Dora” a lo largo de toda su enseñanza. Nos ceñiremos a algunos textos, los comprendidos en la primera mitad de su seminario, lo que convierte a esta revisión en un análisis recortado en extensión y por lo tanto incompleto: • El escrito titulado “Intervención sobre la Transferencia” (4). • “Seminario 1º: Los Escritos Técnicos de Freud”, en el capítulo “Las fluctuaciones de la libido” (5). • “Seminario 3º: Las psicosis”, los capítulos dedicados a “La pregunta Histérica” (6). • “Seminario 4º La Relación de Objeto”, el capítulo dedicado a “Dora y la Joven Homosexual” (3). • “Seminario 8º: La transferencia” (7), el capítulo titulado “El símbolo Phi”. • “Seminario 10º: La angustia”, el capítulo dedicado al “Pasaje al Acto y Acting Out” (8). En estos trabajos Lacan utiliza el caso Dora para desarrollar diferentes conceptos: • La histeria: la pregunta por la feminidad en la histeria, su lugar en la neurosis, el complejo de Edipo en la mujer, las identificaciones en juego en la histeria femenina. • Para establecer un contrapunto entre la neurosis (“Caso Dora”), la perversión (“La joven Homosexual” (9)) y la psicosis (“Caso Schreber”), mostrando a partir de estos ejemplos la forma que adquiere la pregunta por la feminidad en las tres grandes estructuras clínicas. • Para abordar el problema de la transferencia, de la posición del analista, sus prejuicios e interferencias en la progresión de la cura psicoanalítica. Esta lectura lacaniana del caso Dora se nos presenta como una lectura exhaustiva y sistemática, profundamente respetuosa con el caso que Freud nos expone. Ateniéndose a la letra Freudiana, nos ofrece una comprensión del caso que desborda, por la coherencia interior y por la relación que se establece a partir de ella con otros textos 358 N. Vucínovich, J. Otero ORIGINALES Y REVISIONES de Freud, la anterior lectura: la del propio Freud. Esta lectura al detalle se apoya en algunos elementos que adquieren un nuevo valor, fundamental y revelador: • Una nota al pie de página: “pasa el tiempo y más me doy cuenta que mi error técnico consistió en la siguiente omisión: no acerté a colegir en el momento oportuno y comunicárselo a la enferma que la moción de amor homosexual hacia la Sra. K. era la más fuerte de las corrientes inconscientes de su vida anímica” (2) (pág. 104). La relevancia que adquiere esta “nota” en la lectura que Lacan hace del caso, permite el abordaje del Edipo en la mujer y la función del objeto homosexual en la histeria. • El lugar prioritario concedido al “mi mujer no es nada para mí” del Sr. K. Es a partir de esta frase y de la inmediata reacción de Dora (bofetada) como Lacan re-significa: 1. hacia atrás: la función de la escena que sostenía Dora desde su posición intermedia entre el padre y la Sra. K. 2. hacia adelante: cómo la bofetada junto al lago pone fin a esta escena, desequilibrando así profundamente la posición de Dora y precipitándola en el cuadro que motivó su análisis. • Los sueños de Dora, centrales para Freud, son mencionados por Lacan en pocas ocasiones y para reforzar otras cuestiones como su preguntas por la feminidad o por el órgano femenino. Recorreremos ahora los textos arriba mencionados. Intervención sobre la Transferencia: Lacan busca precisar en este texto su idea acerca de la trasferencia partiendo de los avatares en la cura de Dora. Habla de la relación analítica como una relación “dialéctica”: “En un psicoanálisis, en efecto, el sujeto, hablando con propiedad, se constituye por un discurso donde la mera presencia del psicoanalista aporta, antes de toda intervención, la dimensión del diálogo” (4) (pág. 205). Explica que este diálogo analítico es un “artificio de hidráulico con el fin de asegurar el paso de ciertos diques, y que su curso debe proseguir según las leyes de una gravitación que le es propia y que se llama la verdad” (4) (pág. 205). Se avanza en el análisis por “inversiones dialécticas”. Estas inversiones pueden entenderse como las que encontramos en el procedimiento socrático: por medio del diálogo, Sócrates confrontaba a sus oponentes con las contradicciones de su discurso, reduciéndolos a un estado de confusión y desamparo, favoreciendo así un nuevo desarrollo de la verdad, entendida esta como la posición del sujeto desde donde constituye sus objetos. Dora según Lacan ORIGINALES Y REVISIONES 359 Para Lacan, el caso Dora está expuesto por Freud como una sucesión de inversiones dialécticas y nuevos desarrollos de la verdad, entendida esta como una nueva posición subjetiva. Resumiremos estas inversiones: 1º desarrollo de la verdad: es el primer relato de Dora, su queja y la denuncia en cuanto a que su padre y la Sra. K son amantes y que ella cree que es entregada como un objeto de intercambio al Sr. K. Tras este relato, Freud interroga a Dora por su posición allí, provocando la: 1º Inversión dialéctica: “¿Cuál es tu propia parte en el desorden del que te quejas? Da paso así al: 2º Desarrollo de la verdad: No solo por su silencio, sino gracias a la participación activa de Dora, se sostiene la relación entre su padre y la Sra. K: le cuida a los hijos para que pueda verse con su padre, no los interrumpe cuando sabe que están juntos. Pero, entonces: ¿Qué significa que súbitamente surjan los celos en Dora y el reclamo que le dirige a su padre? Esta contradicción posibilita la: 2º Inversión dialéctica: los celos hacia su padre enmascaran un interés por el sujeto rival (la Sra. K), interés que, por ser reprimible, se expresa de esta forma invertida. Se despliega entonces el: 3º Desarrollo de la verdad: la atracción fascinada de Dora por la Sra. K., “su cuerpo blanquísimo”, las charlas y confesiones entre ambas, el desplazar al Sr. K. de la alcoba matrimonial. ¿Por qué, entonces, no se enfadó Dora con la Sra. K., si de esta última partieron los “embustes” acerca de sus lecturas sexuales? Esto hubiera motivado una: 3º Inversión dialéctica: “la que, de haberse producido, nos hubiera dado el valor real del objeto que es la Sra. K para Dora” (4) (pág. 209): un misterio, el misterio de su propia feminidad. Esta inversión no se produce, y es en este punto donde se detiene el análisis. No se produce la tercera inversión dialéctica por la insistencia de Freud en el enamoramiento de Dora por el Sr. K.. Lacan señala que, para esto, Dora debería haberse podido constituir como objeto de un hombre, aceptarse como objeto deseable. Y esto solo hubiese sido posible “después de que hubiera agotado el sentido de lo que buscaba en la Sra. K” (4) (pág. 211). La Sra. K es la mujer adorada por los que la rodean (como la Madonna Sixtina en el segundo sueño de Dora), punto de fascinación de Dora y lugar donde se presenta su pregunta: ¿qué es lo adorable, lo deseable en una mujer? Hay entonces un tope en Freud que provoca la detención del análisis antes de la 3º inversión dialéctica. Este límite para Freud es el componente homosexual de la constitución del objeto en la histeria femenina: “Freud confiesa que durante mucho tiempo no pudo encontrarse con esta tendencia homosexual (que sin embargo es tan constante en los histéricos) sin caer en un desaliento, que le hacía incapaz de actuar sobre este punto de manera satisfactoria” (4) (pág. 212). En el texto de 360 N. Vucínovich, J. Otero ORIGINALES Y REVISIONES Freud encontramos un párrafo que claramente nos orienta hacia este límite, que señala el dique que no pudo ser saltado: “Ahora consideraré una complicación… el elemento que ahora apuntaré no podrá menos que enturbiar y borrar la belleza y la poesía del conflicto que podemos suponer en Dora; la censura del literato lo sacrifica con acierto, pues sin duda él simplifica y abstrae cuando hace las veces de psicólogo… tras el reclamo al padre se escondía una moción de celos, cuyo objeto era esa mujer, vale decir una moción que solo podía basarse en una inclinación hacia el mismo sexo” (2). Prosiguiendo con la interpretación de la escena junto al lago, Lacan no suscribe la de Freud, por la cual Dora se hubiera sentido ofendida por ser objeto de la misma propuesta que antes le hubiera hecho el Sr. K. a su asistenta. La atención está puesta ahora en el “mi mujer no es nada para mí” y la bofetada funcionaría como una réplica “si ella no es nada para Ud., qué es Ud. para mí?” (4) (pág. 213). La bofetada da cuenta entonces del triángulo instituido entre ellos tres, de lo necesario que estaba en juego para poder ser cortejada por el Sr. K: ser deseada por el Sr. K. más allá de la Sra. K, pero sólo en tanto esta última fuera “algo” para él. La bofetada cierra entonces la caída de la escena sostenida hasta entonces por los cuatro participantes. La doble hipótesis acerca de las dificultades de Freud que precipitaron la transferencia negativa que puso fin a la cura, es: • La homosexualidad femenina como tope que detiene el flujo del análisis. • La identificación de Freud al Sr. K: “Freud, en razón de su contratransferencia vuelve demasiado constantemente sobre el amor que el Sr. K inspiraría a Dora” (4) (pág. 213). Por éste efecto Freud terminará “despedido”, abofeteado, como el Sr. K. En cuanto a la pregunta por la transferencia, Lacan es categórico: la transferencia negativa es en el caso Dora “relativa a la contratransferencia definida como la suma de los prejuicios, de las pasiones, de las perplejidades… del analista en el proceso dialéctico” (4) (pág. 214). La transferencia negativa surge por las dificultades contratransferenciales en Freud que impidieron la progresión del análisis. Por otra parte, para acentuar la dimensión intersubjetiva de la transferencia, y retomando la idea de Freud en “Recordar, repetir y reelaborar” (10), Lacan dice: “La transferencia no es nada real en el sujeto, sino la aparición, en un momento de estancamiento de la dialéctica analítica, de los modos permanentes según los cuales constituye sus objetos” (4) (pág. 214). Por este motivo, la transferencia tendría el valor de indicarnos los momentos de errancia del analista, así como el valor para llamarnos al orden de nuestra función: “un no actuar positivo, con vistas a la ortodramatización de la subjetividad del paciente” (4) (pág. 215). Es fundamental ofrecer nuestra escucha atenta y silenciosa para que algo de la escena inconsciente pueda desplegarse en el análisis. Dora según Lacan ORIGINALES Y REVISIONES 361 Seminario 1: Las fluctuaciones de la libido En este capítulo Lacan discrimina dos vertientes de la transferencia. Por un lado la imaginaria: es la que prevalece en el Caso Dora, ya que Freud interviene aquí desde sus ideas previas, sus prejuicios, acerca de lo que una muchacha debería desear. Dora ama al Sr. K. “Y quizá, de paso, ama también un poco a Freud” (5) (pág. 272). Al permanecer en este plano imaginario obstruye el paso de la palabra verdadera y la posibilidad del reconocimiento del deseo inconsciente. Esta última sería la vertiente simbólica del análisis. Desde el lugar del discurso común, Freud favorece la represión del deseo: “Simplemente le habla del Sr. K. ¿Qué significa esto sino que le habla desde el lugar de la experiencia de los otros? Es en este nivel donde el sujeto debe reconocer y hacer reconocer sus deseos. Y si no son reconocidos están pues prohibidos, y allí empieza, en efecto, la represión” (5) (pág. 272). En este punto Lacan plantea una cuestión ética en juego en la práctica analítica: trabajar ofreciendo el ego del analista para la identificación y modelado del yo del analizante (esta es la propuesta de Balint que Lacan critica en este seminario, y en esto radicaría el mal- hacer de Freud con Dora), o, propuesta diferente, facilitar que la palabra verdadera y el deseo inconsciente se abran paso y sean reconocidos por analista y analizante. Este sería uno de los primeros movimientos en el análisis, y su efecto sobre el analizante es nombrado por Lacan como Verliebtheit, enamoramiento. Es un movimiento que, partiendo de lo simbólico (reconocimiento de la palabra verdadera), constituye, estructura lo imaginario. El enamoramiento sería esta constitución, precipitación de la imagen que incumbe al yo, el yo- ideal desde donde son investidos por el sujeto los objetos: “la primera fase del análisis está constituida por el paso de lo que, del yo, le es desconocido al sujeto a esa imagen en la cual reconoce sus cargas imaginarias” (5) (pág. 275). Así es como, en esta primera fase del análisis, este movimiento doble, simbólico e imaginario, instituye al analista en el lugar del ideal del yo y permite la transferencia. Lacan escoge a Dora, y la interrupción de su análisis, para ilustrar este hecho: “Si Freud hubiera revelado a Dora que ella estaba enamorada de la Sra. K. (reconocimiento del deseo inconsciente) efectivamente ella se hubiera enamorado (por el efecto antes mencionado de la Verliebtheit). ¿Es este el objetivo del análisis? No, solo es su primera etapa. Y si ustedes pierden este momento, o bien interrumpen el análisis como Freud, o bien hacen otra cosa, ortopedia del ego. En ambos casos no hacen un análisis” (5) (pág. 274). Seminario 3: La pregunta histérica. En estos capítulos Lacan aborda la cuestión del síntoma en la histeria como una pregunta, como una interrogación desde el inconsciente que incumbe y que 362 N. Vucínovich, J. Otero ORIGINALES Y REVISIONES cuestiona al sujeto. En este seminario desarrolla también el esquema “L”, y la relación entre el eje simbólico (eje de la pregunta, entre S y A, los lugares del Sujeto y del Otro, respectivamente) y el eje imaginario (entre a y a´, el yo y el otro como semejante). El simbólico es el eje de la pregunta, del síntoma, y el imaginario el eje que vela, oculta, esta pregunta, el eje del desconocimiento de la sujeción al inconsciente. La pregunta que se abre paso en la histeria, en la femenina y en la masculina, es la pregunta por la feminidad. Esto mismo es lo que destaca Lacan en el “Caso Schreber”, ampliamente desarrollado en este seminario, en relación a su construcción delirante, que también pone en juego la cuestión de la feminidad (“ser la mujer de Dios”) aunque desde la vertiente del delirio. En relación a la pregunta, dice: “La estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta” (6) (pág. 249), que en el obsesivo gira en torno a la muerte y en el histérico en torno a la sexualidad. Lacan destaca la importancia del Edipo como aparato estructurador de la posición sexual del sujeto, y por el cual “el reconocimiento de la posición sexual del sujeto está ligada al aparato simbólico” (6) (pág. 242). Este aparato es el que instaura la dimensión de la ley en su sexualidad: “El edipo quiere decir esto, y si el análisis no lo supiese no habría descubierto nada” (6) (pág. 242). Es esta dimensión del Edipo, de lo simbólico que se organiza durante el atravezamiento del Edipo, la que permite que se articule la pregunta por el ser sexuado, por ser hombre o mujer. Para Lacan esta pregunta por la feminidad, por la posición de la mujer, se debe a la asimetría del significante: hay un símbolo prevalente en torno al cual se organizan las dos posiciones, tanto la de la niña como la del niño. Esto significa que el falo esté en el plano simbólico: se lo supone, se lo espera donde no está, se lo piensa como “faltando” donde no se lo ve. Esta función simbólica es precedida por el efecto imaginario, por la Gestalt fálica, que permite por su prevalencia erigirse en su función significante2 (11). Es la función del falo como único organizador simbólico de la sexualidad, para el niño y para la niña, lo que justifica esta asimetría del complejo de Edipo. Extraemos aquí una cita de Freud: “El carácter principal de esta organización genital infantil es, al mismo tiempo, su diferencia respecto de la organización genital de los adultos. Reside en que, para ambos sexos, solo desempeña el papel un genital, el masculino. Por tanto no hay un primado genital sino un primado del falo” (12) (pág. 146). La razón para esta dismetría se encontraría en el significante: en lo simbólico, se trata de tener (y poder perder) o de no tener (y estar a la espera de) el falo. Masculino y femenino, 2 En su análisis del Seminario sobre Las Psicosis, Moustapha Safouan dice en relación a esto: “En efecto, solo la Gestalt fálica provee a la sociedad humana el significante que sirve para diferenciar los dos sexos como marcado y no marcado. Si se me permite trasladar aquí lo que Lacan dijo a propósito del día y de la noche, diré que el hombre no se coloca sobre un fondo de mujer concreta, sino sobre un fondo de ausencia posible del hombre, donde la mujer se aloja”. Dora según Lacan ORIGINALES Y REVISIONES 363 para el niño y la niña en el Edipo, no se soportan sobre “A” para uno y “B” para el otro: hay un único símbolo, precedido de un + o un -. Esta falta en el significante para simbolizar positivamente la posición de la niña en el Edipo es lo que acarrea, lo que pone en marcha la pregunta por la feminidad, por lo propio de su posición sexual a partir del Edipo. Lacan resume esta asimetría diciendo: “No hay simbolización del sexo de la mujer en cuanto tal. Lo imaginario solo proporciona una ausencia donde en otro lado hay un símbolo muy prevalente” (6) (pág. 251). Esta asimetría de lo simbólico es lo que pone a trabajar al inconsciente y a su pregunta: el síntoma así concebido sería la consecuencia de una falta en el significante para simbolizar la posición sexual (neurosis histérica) y la muerte (neurosis obsesiva). En cuanto al esquema “L”, en sus cuatro extremos Lacan ubica a los integrantes del cuarteto: en el eje simbólico coloca a la Sra. K. y al padre, como el lugar de la mujer que está más allá de Dora y el deseo en juego en relación a ésta. En el eje imaginario, al yo de Dora y al Sr. K.: “en tanto el yo de Dora es el Sr. K.” (6) (pág. 249). Esta identificación le sirve a Dora para acercarse a la Sra. K. introduciendo el elemento masculino, y es lo que explica, según Lacan, la afonía de Dora (interpretada por Freud de manera inversa, como una forma de identificación a la Sra. K.): “en tanto Dora es el Sr. K., la afonía de Dora cobra sentido” (6) (pág. 250). Por otro lado, es por no haber atendido a esta identificación en juego por lo que Freud erró su interpretación: “se pregunta qué desea Dora antes de preguntarse quién desea en Dora” (6) (pág. 249). Seminario 4: “Dora y la Joven Homosexual” En este capítulo Lacan hace un contrapunto entre el “Caso de la Joven Homosexual” (9) y Dora. Hace un resumen conjugando ambos casos y observa las coincidencias que entre ellos existen. Una de estas, toca al error de manejo del caso, que en la Joven Homosexual termina con la derivación de la paciente a otra analista y en Dora con el abandono del tratamiento. Los avatares de la transferencia en el caso Dora son los antes señalados: la contratransferencia en Freud y el desplazamiento que operaba entre él y el Sr. K. En el caso de la joven homosexual, Freud no atendió a la vertiente simbólica de la transferencia, deteniéndose, a partir del sueño de la paciente, en la posibilidad del engaño repetido: “me quiere ilusionar y desilusionar como a su padre”. Aunque en ambos casos encontramos los mismos elementos (la joven, el padre y la dama), la configuración y los movimientos de estos personajes son diferentes. Esta diferencia radica, en parte, en un rasgo del padre, central en Lacan para 364 N. Vucínovich, J. Otero ORIGINALES Y REVISIONES justificar el destino de la mujer en el complejo de Edipo: que el padre sea impotente (“caso Dora”) o potente (“Joven Homosexual”). En la primera constelación, ambas jóvenes esperarían del padre un don, cuyo valor es ser un signo de amor. Esta impotencia del padre en Dora precipita el amor por él. Esto se manifiesta en los primeros síntomas conversivos de Dora, que surgen con la enfermedad del padre y sus cuidados. Dice Lacan: “no hay mayor don posible, mayor signo de amor, que el don de lo que no se tiene” (3) (pág. 142) (¿cuánto valdría el don de alguien que todo lo tiene?): “Lo ama precisamente por lo que él no le da” (3) (pág. 143). El padre impotente potencia entonces ese amor en Dora, mientras que el padre potente de la Joven Homosexual (potente en tanto le da un hijo a la madre de la joven, al tiempo que la frustra a ella de este don fantaseado) precipita la crisis de la Joven Homosexual. La escena que la Joven Homosexual representa frente a su padre tiene como objeto mostrarle el verdadero amor: dar lo que no se tiene: “ese amor que el padre le ha negado” (3) (pág. 147). En cuanto a Dora, en este capítulo Lacan hace un esquema muy simple y esclarecedor, que ilustra la posición intermedia entre la Sra.K. y su padre, y por otro lado la necesidad de mantener a la Sra. K. como figura interpuesta entre ella y el Sr K. SRA. K-----------------------DORA---------------------PADRE DORA------------------------SRA. K.-------------------SR. K. Desde esta posición, “en algún lugar entre su padre y la Sra. K” (3) (pág. 143), retoma así la cuestión de la pregunta histérica y el deseo de su padre: “qué ama mi padre en la Sra. K.?” (3) (pág. 143). La Sra. K. es lo amado más allá de Dora, y esto causa cierta curiosidad en ella. La Sra. K. es el centro de la adoración en la que ella participa, adoración que atañe a la feminidad como un misterio para ella. Para hacerse la pregunta por esto amado más allá de ella, debe identificarse al Sr. K.: “El Sr. K. es su forma de normativizar esta posición, tratando de reintegrar en el circuito el elemento masculino” (3) (pág. 145). La bofetada ratifica el funcionamiento previo de esta estructura de a tres, y la frase “mi mujer no es nada para mí”, entendida desde esta estructura previa, cobra su verdadero peso en el caso. Su padre ama a la Sra. K. más allá de Dora, y durante este período no existen celos en Dora por este amor de su padre hacia otra. Esta estructura de a tres, con una mujer interpuesta y otra destinataria final del deseo, la reproduce colocando a la Sra. K. entre ella y el Sr. K. El Sr. K. la amaría a ella más allá de la Sra. K. Cuando el Sr. K dice que su mujer no es nada para él, sobreviene la catástrofe: la Sra. K. cae de esta posición intermedia, dejándola, por un lado, en relación directa con el Sr. K. (posición insostenible para Dora por no haberse constituido como deseable para un hombre), y por otro lado cayendo ella misma de la posición intermedia entre su padre y la Sra. K.: ya no es más allá de ella que Dora según Lacan ORIGINALES Y REVISIONES 365 es amada la Sra. K., o sea: ella podría no-ser-nada para su padre. Si el Sr. K. solo está interesado en ella, es porque su padre sólo está interesado por la Sra. K.. Es en este momento (y no antes, cuando funcionaba el aparato de a tres) cuando Dora denuncia: “mi padre me entrega como objeto a otro” y comienza a reivindicar el amor de su padre. Vemos cómo de necesaria es para Dora esta estructura de a tres, donde se representa un deseo del hombre más allá de ella misma o de la Sra. K., deseo abordado a través de la pregunta histérica. Seminario 8: “El símbolo Phi”. Más tarde, en el Seminario 8, sobre La Transferencia, Lacan aborda de forma renovada esta cuestión del trío y de la posición intermedia: Dora, como toda histérica, intenta responder a la pregunta por la feminidad. Frente a la falta en lo simbólico, pone en juego el falo imaginario: “deslizando donde es preciso el phi minúscúla del falo imaginario” (7) (pág. 280). Se identifica al falo, que en esta posición intermedia, garantizaría la cópula donde ésta no está. Es una nueva interpretación de esta posición intermedia, posición donde encontramos tan frecuentemente a los sujetos histéricos: interpuestos en los dramas sentimentales, renovando y revitalizando el amor. Dice Lacan: “¿Su padre es impotente con la Sra. K.? Pues bien, qué importa, ella es quien hará la cópula. Se consagrará a ello. Será ella quién sostendrá esta relación. Y como todavía no es suficiente, hará intervenir la imagen – que la sustituye a ella como ya les he mostrado hace tiempo, y demostrado- del Sr. K., que ella precipitará a los abismos, que expulsará a las tinieblas en el momento en que ese animal le dirá lo único que no debería decirle- mi mujer no es nada para mí. A saber, no me la pone tiesa. Si ella no te la pone tiesa, entonces, ¿para qué sirves?” (7) (pág. 281). Esta posición tercera apunta entonces al deseo del Otro, al del padre de Dora, a permitir desde su identificación al falo imaginario esta función de cópula. Seminario 10: “Pasaje al acto y acting out” En el Seminario 10, dedicado a La Angustia, en el capítulo IX titulado “Pasaje al Acto y acting out”, Lacan utiliza la bofetada de Dora como un ejemplo de pasaje al acto (así como la precipitación de la Joven Homosexual): en el pasaje al acto hay una caída de la escena, el sujeto sale repentinamente de la escena: “Dora pasa al acto en el momento del embarazo en que la pone la frase- trampa… Pero semejante bofetada es uno de aquellos signos … con su valor de cambio de agujas en un destino” (8) (pág. 129). Esta salida repentina de la escena es lo que lo diferencia 366 N. Vucínovich, J. Otero ORIGINALES Y REVISIONES del acting out, cuya función sería la de poner en escena, mostrar la escena al Otro, escena donde se representa algo del deseo, del objeto del deseo como sustituto, del objeto como faltante. Este acting out, a diferencia del síntoma, convoca al Otro, necesita de él para la puesta en escena, y llama a la interpretación. También esto lo diferencia del pasaje al acto: “En el caso de homosexualidad femenina, mientras la tentativa de suicidio es un pasaje al acto, toda la aventura con la dama de dudosa reputación elevada a la función de objeto supremo, es un acting out. Mientras que la bofetada de Dora es un pasaje al acto, todo su comportamiento paradójico con la pareja de los K., que Freud descubre enseguida con tanta perspicacia, es un acting out” (8) (pág. 136). Bibliografía: (1) Breuer J, Freud S. Obras completas tomo II: Estudios sobre la histeria. Buenos Aires: Amorrortu, 2004. (2) Freud S. Obras completas tomo VII: Fragmentos de análisis de un caso de histeria (Dora). Buenos Aires, Amorrortu, 2004. (3) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 4: La Relación de Objeto. Buenos Aires: Paidos, 2004. (4) Lacan J. Escritos 1: Intervención sobre la transferencia. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003. (5) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 1: Los Escritos Técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidos, 2004. (6) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 3: las Psicosis. Buenos Aires: Paidos, 2002. (7) Lacan J. El Seminario de Jacques Lacan: Libro 8: La Transferencia. Buenos Aires: Paidos, 2006. (8) Lacan J: El Seminario de Jacques Lacan: Libro 10: La Angustia. Buenos Aires: Paidos, 2006. (9) Freud S. Obras completas tomo XVIII: Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina. Buenos Aires: Amorrortu, 2004. (10) Freud S. Obras completas tomo XII: Recordar, repetir y reelaborar. Buenos Aires: Amorrortu, 2004. (11) Safouan M. Lacaniana: Los Seminarios de Jacques Lacan 1953- 1963. Buenos Aires, Paidos, 2003. (12) Freud S. Obras completas tomo XIX: La organización genital infantil. Buenos Aires: Amorrortu, 2000. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 367-380. doi: 10.4321/S0211-57352015000200010 Trastornos afectivos estacionales, “winter blues”. Seasonal Affective Disorders, “winter blues”. Miren Aiala Gatón Moreno a, Miguel Ángel González Torres b, Moisés Gaviria c. Servicio de Psiquiatría Hospital Universitario de Basurto, Bilbao, España. c Departamento de Psiquiatría. Universidad de Illinois-Chicago, Estados Unidos. ayb Correspondencia: Miren Aiala Gatón Moreno ([email protected]) Recibido: 10/06/2014; aceptado con modificaciones: 12/10/2014 RESUMEN: El Trastorno Afectivo Estacional es una patología frecuente en la práctica clínica habitual, cuya prevalencia se halla entre el 1 y el 10% de la población. Se define como la presencia de episodios depresivos mayores recurrentes en una época determinada del año con remisión total posterior cuando es superada dicha estación. En su fisiopatología están implicados diferentes mecanismos tales como: la alteración del ritmo circadiano, la sensibilidad retiniana a la luz, el metabolismo anormal de la melatonina y la disminución de la secreción de neurotransmisores, sobre todo de la serotonina. El tratamiento se basa en la fototerapia o farmacoterapia, optando por uno u otro según las características clínicas del paciente. El objetivo de este artículo, es hacer una revisión clínica sobre dicho trastorno para su mejor reconocimiento y manejo. Palabras clave: Depresión, estacional, clínica, patología, tratamiento. ABSTRACT: Seasonal Affective Disorder (SAD) is a common condition in clinical practice, the prevalence is 1 to 10% of the population. SAD is defined as the presence of recurrent major depressive episodes at a particular time of the year with total remission when that season has passed. Different mechanisms are involved in the pathophysiology such as alteration of the circadian rhythm, changes in retinal sensitivity to light, abnormal metabolism of melatonin and decreased secretion of neurotransmitters, especially serotonin. The treatment is based on phototherapy or pharmacotherapy, selection depending on the characteristics of the patient. The aim of this article is to review on this disorder clinic for better recognition and management. Key words: Depression, seasonal, clinical, pathology, treatment. Introducción Los episodios depresivos son uno de los mayores problemas con los que los profesionales nos encontramos en nuestra práctica clínica diaria. Algunos de estos episodios depresivos siguen un patrón estacional, ocurriendo en invierno, con cambios a periodos de eutimia o manía en primavera o verano. Estos trastornos del estado del ánimo con patrón cíclico estacional han sido llamados Trastornos Afectivos Estacionales (TAE) (1-2). Norman E. Rosenthal, psiquiatra sudafricano, fue quien describió por primera vez la depresión estacional en el año 1980. Cuatro años más tarde, acuñó el término de trastorno afectivo estacional, por el que describía depresiones que se producen en otoño e invierno alternando con periodos asintomáticos en primavera y verano; comenzó a estudiar la fototerapia como tratamiento, siendo el pionero en 368 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria ORIGINALES Y REVISIONES su uso (1). La investigación de Rosenthal con el TAE le llevó a escribir “Winter Blues” dirigido a pacientes que sufren este trastorno en el 2005. Hoy en día, el Trastorno Afectivo Estacional es reconocido por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM 5), con algunas modificaciones respecto a ediciones anteriores (3-4) que recogemos más adelante. En el presente trabajo, revisaremos la fisiopatología, clínica y tratamiento de la los Trastornos Afectivos Estacionales, con objetivo facilitar al clínico su diagnóstico y manejo. Para ello, se realizó una búsqueda en Pubmed incluyendo el periodo entre diciembre de 1971 y junio de 2014. Las palabras clave que se utilizaron fueron depresión, estacional, clínica, patología y tratamiento. Epidemiología La prevalencia de los trastornos afectivos estacionales en la población general se sitúa entre el 1-10% (5). Su incidencia en mujeres es mayor, aproximadamente el doble de frecuente que en hombres. La edad de aparición media ronda los 20-35 años y su incidencia decrece con la edad (5). Algunos estudios sugieren que la prevalencia es menor en niños y adolescentes, aunque los datos son contradictorios. Siendo la depresión mayor muy prevalente en población anciana, existen muy pocos estudios en esta edad sobre el TAE (6). Un estudio sugirió que la depresión estacional en población anciana no es mayor que la que no sigue este patrón cíclico, y esto podría deberse a que los pacientes ancianos (particularmente los que están institucionalizados) están crónicamente expuestos a bajos niveles de luz solar, tienden a salir menos y viven en residencias sociales con baja luminosidad. Todo esto predispondría a padecer un trastorno depresivo en la edad geriátrica pero sin seguir un patrón estacional (7). El trastorno afectivo estacional es más común en las latitudes norte altas (8), siendo su incidencia más frecuente en los países nórdicos (Finlandia, Dinamarca, Suecia y Noruega), aunque se ha visto que la influencia de la latitud es débil, y existen otros factores que contribuyen considerablemente a su incidencia tales como el clima, dieta, factores socio-culturales y genéticos (8). Se realizó un estudio en Islandia con pacientes de entre 20 y 70 años, midiendo la variación estacional de síntomas tales como ansiedad y depresión. En contra de lo esperable, no se encontró variaciones en dicha sintomatología entre invierno y verano para ambos sexos (9). La prevalencia de TAE en un área geográfica concreta no solo depende de la cantidad de luz irradiada (duración y claridad). Existen otros factores como polución, nubosidad y la escasez de luz debido a la construcción, que la afectan. Los pacientes con TAE prefieren días fríos pero luminosos que días nublados calurosos, Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” ORIGINALES Y REVISIONES 369 lo que sugiere que la temperatura es menos importante que la luz natural para el desarrollo de los síntomas en estos pacientes (10). Etiología La etiología del TAE no está clara. Hoy en día, se tiende a pensar que es un trastorno multifactorial, en el que intervienen tanto factores ambientales (clima, latitud, factores sociales y culturales ya mencionados previamente) como genéticos. En los últimos años, hay evidencias que sugieren que la personalidad juega un papel importante en el desarrollo y expresión del TAE. Enns et al, realizaron un estudio en el que se valoraba diferentes áreas de la personalidad, encontrándose que los pacientes afectados por TAE, comparados con sujetos sanos, presentaban más rasgos de neuroticismo, pero eran menos extrovertidos y concienzudos. Al comparar pacientes afectados de TAE con pacientes con depresión no estacional, se encontró que estos últimos eran más abiertos a nuevas experiencias pero menos neuróticos. Se valoraron así mismo, los pacientes antes y después del tratamiento, se logró menos rasgos de neuroticismo y más extroversión que antes de recibir tratamiento. Su nivel de curiosidad así como su deseo de nuevas experiencias no se veía modificado con el tratamiento. En resumen, la personalidad de los pacientes con TAE parece tener características diferenciales de los que padecen depresiones no estacionales o de los sujetos sanos (11). Existen numerosos trabajos en los que se han investigado la influencia genética en el TAE. Se ha visto que muchos pacientes con TAE tienen también familiares de primer grado afectados con la misma patología. En el TAE intervienen diversos neurotransmisores: serotonina, noradrenalina, dopamina, melatonina…. Se han realizado diversos estudios genéticos para investigar la heredabilidad tanto de éstos como de sus transportadores (12). En uno de ellos, en los que se cogió un muestra de 97 pacientes frente a 71 controles, se encontró que el polimorfismo del transportador de serotonina (5HTTLPR) está asociado tanto al TAE como a la estacionalidad (cambios anímicos leves que ocurren de forma estacional sin que lleguen a cumplir criterios de este trastorno) (13). El polimofismo -14386/A en la región promotora del gen 5HT2A también se ha encontrado asociado al TAE, pero no a la estacionalidad (14). 370 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria ORIGINALES Y REVISIONES Fisiopatología La fisiopatología del TAE es todavía desconocida. Se han propuesto varios mecanismos que influyen en su génesis de manera complementaria. Entre las hipótesis existentes estarían: la alteración del ritmo circadiano, la sensibilidad retiniana a la luz, el metabolismo anormal de la melatonina y la disminución de la secreción de neurotransmisores. Ritmo circadiano: El principal marcapasos del ritmo circadiano son los núcleos supraquiasmáticos (SCN), los cuales se encuentran situados en el hipotálamo anterior. La duración de la secreción nocturna de la melatonina está controlada por un proceso endógeno mediada por los SCN. La estimulación de los SCN pasa por una vía multisináptica que atraviesa el núcleo paraventriculal del hipotálamo. Según los cambios en la duración de la noche, el SCN produce ajustes proporcionales en la duración de la secreción de melatonina, de forma que ésta es mayor en invierno y menor en verano. El SCN recibe información sobre la cantidad de luz diurna a través del tracto retinohipotalámico. Los receptores de melatonina en el hipotálamo posterior y en el pars tuberalis de la glándula pituitaria median la mayoría de las respuestas que tienen lugar ante los cambios en la secreción de ésta, como las alteraciones en el estado de ánimo (15). La base de los cambios en el estado de ánimo en los pacientes afectados por un TAE descansa sobre la hipótesis de una alteración del ritmo circadiano relacionada con un incremento en la secreción nocturna de melatonina, de forma que la fototerapia ejercería un efecto antidepresivo corrigiendo estas alteraciones (16-17). Esta hipótesis se apoya sobre la idea de que el TAE, con frecuencia, se inicia en otoño, época en la cual el periodo de luz solar comienza ha disminuir (18). Existen estudios más cercanos que validaron esta teoría al encontrar mayor prevalencia de TAE en las latitudes altas donde el fotoperiodo es menor en invierno (19). Sin embargo, otros estudios, como ya se ha comentado previamente han encontrado poco efecto de la latitud en el desarrollo del TAE (20). Otra hipótesis, propuesta por Lewy et al, sugiere que existe un retardo en las fases de los ritmos circadianos, siendo esto responsable del desarrollo del TAE. Por otra, parte, postulan que la terapia lumínica ejerce su efecto terapéutico corrigiendo dicho desfase, hecho que no se revertiría con la luz artificial habitual (21-22). En esta teoría también se asienta el hecho de que la fototerapia es más efectiva si se da por la mañana que por la tarde o la noche, de forma que la respuesta antidepresiva se acompañaría de un avance en el inicio de producción de melatonina nocturna, no ocurriendo esto si la luminoterapia se administra por la tarde (23). De esta forma, otros factores que afecten al retardo del ciclo, como cambios en el hábito del sueño o ciertos medicamentos, podrían ser efectivos para el TAE. Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” ORIGINALES Y REVISIONES 371 Existen algunos estudios a favor de administrar pequeñas dosis de melatonina, lo que provocaría un avance de la fase circadiana, correlacionándose así mismo el grado de respuesta clínica con el nivel de avance alcanzado (24). Metabolismo de la melatonina: La melatonina es sintetizada de forma rítmica por la glándula pineal a partir del triptófano, el cual es transformado en serotonina y ésta en melatonina en la glándula pineal que aporta la información del día y la noche a todos los tejidos del organismo. Como ya se ha dicho anteriormente, existen niveles elevados de secreción al inicio de la noche, comportándose como un marcador del ritmo circadiano. La fototerapia ejercería su efecto induciendo un descenso en la secreción de melatonina durante la noche (25). Se cree que los cambios en la duración de la luz diurna que se dan en otoño e invierno alteran la liberación de melatonina, con un aumento de la duración del periodo de secreción nocturna en invierno comparada con la época de verano, lo que podría llevar a provocar alteraciones en el comportamiento y los cambios de estado de ánimo en personas predispuestas a este trastorno (15). Se han llevado acabo varias pruebas para validar las hipótesis acerca de la melatonina en el desarrollo del TAE, entre las que se encuentran la manipulación sobre la duración de la terapia lumínica, la administración de melatonina oral a pacientes respondedores a fototerapia y la administración de betabloqueantes los cuales suprimen la producción de melatonina. Los estudios son contradictorios acerca del efecto de los fármacos betabloqueantes como antidepresivos para el tratamiento del TAE, ya que su efecto bloqueante betaadrenérgico ejerce una supresión de la secreción de melatonina. De este modo se explica su efecto antidepresivo. Existen estudios tanto a favor como en contra de su efectividad (25-26). Por otra parte, volviendo a la hipótesis sobre el retraso de la fase circadiana referida con anterioridad, como es de suponer se han planteado teorías que apoyan un retardo en la secreción cíclica de melatonina, corregida ésta al administrar terapia lumínica (27). Disminución en la secreción de neurotransmisores: Se han estudiado algunos neurotransmisores y sus metabolitos en lo referente a la etiopatogenia del TAE. La hipótesis más sostenida actualmente es la que se refiere a la serotonina. La serotonina es un neurotransmisor sintetizado en el cerebro, con acciones a su vez en los sistemas cardiovascular, renal, inmune y gastrointestinal. Ésta es sintetizada a partir del amino ácido esencial triptófano. Se encuentra almacenada en tres tipos de células: células serotoninérgicas del SNC y del plexo mientérico intestinal, células enterocromáticas de la mucosa gastrointestinal y en las plaquetas. Las neuronas serotoninégicas y las células enterocromáticas son las encargadas de su síntesis a partir del amino ácido L-triptófano (2). 372 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria ORIGINALES Y REVISIONES El mecanismo de acción de la fototerapia, consiste en parte, en disminuir la depleción de triptófano presente en los pacientes con TAE. Existen estudios, en los que han encontrado mayores niveles de triptófano en abril y mayo, mientras que disminuye considerablemente al final del verano y principios del otoño (28). Los contenidos de triptófano y por tanto de serotonina en el hipotálamo de humanos postmortem tienen una variación estacional, con los mínimos niveles encontrados durante los meses de diciembre y enero (29). Dado el rol de la serotonina hipotalámica en la regulación del apetito y satisfacción, esto podría explicar el hecho de que los pacientes con TAE tengan mayor apetencia por carbohidratos y aumenten de peso durante los episodios depresivos. El craving de carbohidratos en pacientes con TAE podría definirse como una especie de automedicación, al aumentar éstos los niveles de serotonina, de forma que se intentaría aportar precursores para su síntesis (30). Se ha encontrado que la restricción en el triptófano de la dieta está relacionada con una disminución en la actividad de la serotonina cerebral y consecuentemente con la aparición de síntomas depresivos. En un estudio realizado en pacientes con TAE en fase de remisión durante los meses de verano, se administró a una parte de los mismos una bebida rica en aminoácidos que no contenía triptófano, con lo que experimentaron una rápida reducción en la serotonina cerebral que desencadenó un episodio depresivo. Al resto se les administró una bebida que sí contenía triptófano, no viéndose alterada su serotonina cerebral y no presentando recurrencia alguna (31). Otros datos que van a favor de la implicación de la serotonina en el desarrollo de este trastorno, serían la hipersensibilidad a los agonistas serotoninérgicos, la remisión de los síntomas con agentes serotoninérgicos, y la mejoría clínica con fármacos precursores de la serotonina. Además de la serotonina, se han estudiado otros neurotransmisores que podrían estar implicados en el desarrollo de los TAE como la noradrenalina y la dopamina. Se ha encontrado una disminución de los valores de eliminación urinaria de noradrenalina en pacientes tratados con fototerapia, de forma paralela a la mejoría clínica (32). Respecto al sistema dopaminérgico, hay autores que consideran que podría estar involucrado en el desarrollo del TAE, de forma que un estado hipodomaminérgico en el área nigroestriatral sería la responsable de a una regulación al alta de receptores dopaminérgico en el córtex prefrontal (33). Sin embargo, Oren et al, llevó a cabo estudios con fármacos dopaminérgicos (combinación de levodopa y carbidopa) sin observarse mejoría alguna (34). Otra hipótesis versa acerca de la acción de la dopamina sobre la prolactina. La dopamina inhibe la secreción de prolactina por la vía tuberoinfundibular. Se han publicado estudios contradictorios respecto a esto. Según Depue et al, parece existir un déficit de prolactina nocturna en pacientes afectados por TAE, el cual no se corregiría con la fototerapia a diferencia de lo que ocurre con la serotonina. Este Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” ORIGINALES Y REVISIONES 373 déficit de prolactina iría en correlación con la disfunción del sistema dopaminérgico antes explicado (33,35). Otras evidencias a favor de la disfunción dopaminérgica van en la línea de la termorregulación. Comparado con sanos, los pacientes que sufren un TAE, presentan con mayor frecuencia una alteración en su termorregulación, en forma de pérdida de calor corporal durante el ejercicio en épocas de invierno, un resultado que se normaliza después de la fototerapia y en las épocas de eutimia. Tanto la fototerapia como las épocas de verano, podrían facilitar la funcionalidad dopaminérgica central y normalizar así la termorregulación en estos pacientes (36). A nivel hormonal, se han encontrado alteraciones en los niveles de cortisol, tirotropina y prolactina, este último ya comentado con anterioridad. Oren et al. realizaron un estudio para comparar sus niveles en pacientes afectados de un TAE con respecto a sanos, así como valorar el efecto de la terapia fotolumínica. Encontraron que el cortisol no diferiría entre pacientes y controles, ni éstos se veían alterados con la fototerapia, a pesar de que generalmente en pacientes con depresión los niveles de cortisol se han visto más elevados que en la población general. Respecto a la tirotropina, tampoco existían diferencias entre casos y controles, pero los niveles diminuían en los enfermos tras ser sometidos a fototerapia. Por último, midieron los niveles de prolactina y se objetivaron menores valores de prolactina, pero no se veía modificada con el tratamiento (37). Sensibilidad retiniana a la luz: Algunas evidencias sugieren que los pacientes con TAE tienen déficits en el procesamiento de la luz, llegando a desarrollar síntomas por la falta de una luz adecuada y respondiendo favorablemente a una iluminación intensa. Se han relacionado los síntomas atípicos del TAE con el déficit a la exposición a una luz diurna, los sujetos que se exponen a valores bajos de iluminación presentan síntomas depresivos atípicos con más frecuencia que los más expuestos (38). Presentación clínica El trastorno afectivo estacional es un trastorno caracterizado por alteraciones del humor comunes en la depresión (tristeza, ansiedad, irritabilidad, anhedonia, astenia, dificultad para concentrarse…) que suceden habitualmente en invierno y se resuelve en primavera. El TAE suele estar caracterizado por síntomas atípicos: aumento del apetito, hipersomnia y aumento de peso. El deseo sexual suele estar disminuido (39-40). 374 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria ORIGINALES Y REVISIONES Dentro del espectro del trastorno de la conducta alimentaría, se encuentran síntomas del trastorno por atracones, el cual se haya asociado a los síntomas depresivos atípicos, prediciendo la gravedad de éstos la gravedad de los atracones (41). Característicamente, los episodios depresivos mayores estacionales suelen ser más severos que los que no cumplen esta condición. La presentación es más frecuente en mujeres, y un tercio de las mismas presentan alteraciones menstruales. Por último, suele ir acompañado por dificultades en las relaciones interpersonales que conlleva una repercusión funcional en la vida social, familiar y laboral de los pacientes (tabla 1). Tabla 1 Síntomas comunes en el Trastorno Afectivo Estacional (6,8,12) CLÍNICA DEL TAE Disminución de la actividad física Tristeza Ansiedad Aumento del apetito Disminución del apetito Craving por Hidratos de Carbono Aumento de peso Disminución de peso Disminución del deseo sexual Aumento del tiempo total de sueño Alteraciones menstruales Dificultades laborales 96% 96% 86% 65% 15% 70% 74% 7% 68% 76% 66% 84% Dentro de la comorbilidad del TAE, las enfermedades más frecuentemente asociadas son el trastorno de ansiedad generalizada, fobias específicas, fobia social y el Trastorno de la personalidad de tipo evitativo. Se ha visto también que muchas pacientes con Bulimia Nerviosa presentan síntomas de depresión estacional (42-43). Diagnóstico El diagnóstico del trastorno afectivo estacional es básicamente clínico, basado en un patrón recurrente de depresiones invernales. La realización de pruebas complementarias está indicada para descartar posibles patologías orgánicas causantes del cuadro. Los criterios clínicos más utilizados son los del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM 5) (3-4). (cuadro 1). El TAE aparece en el DSM 5 como un especificador del trastorno depresivo mayor recurrente (3). Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” ORIGINALES Y REVISIONES 375 Cuadro 1. Criterios diagnósticos para el trastorno afectivo estación en DSM- 5 (3,4) Criterios diagnósticos para TAE A. Ha habido una relación temporal regular entre el inicio de los episodios de depresión mayor en el trastorno de depresión mayor y un momento del año particular (por ej en otoño o invierno). B. Las remisiones totales (o un cambio de depresión mayor a manía o hipomanía) también se producen en un momento del año característico (por ej la depresión desaparece en primavera). C. En los últimos dos años se han producido dos episodios de depresión mayor que demuestran la relación estacional definida más arriba y episodios de depresión mayor no estacional durante el mismo periodo. D. El número de episodios de depresión mayor estacionales supera notablemente el de episodios de depresión mayor no estacionales que pueden haber sucedido a lo largo de la vida del individuo. Tratamiento Para el tratamiento del TAE existen hoy en día diferentes herramientas terapéuticas, entre las que se encuentra la fototerapia, farmacoterapia y la psicoterapia. Terapia lumínica: Gollen et al, realizaron un meta-análisis con objetivo de consolidar la base de pruebas existentes sobre la eficacia de la terapia lumínica en los trastornos afectivos. En total 20 se incluyeron 20 estudios en el metaaálisis. Se encontró que la fototerapia estaba asociada a una disminución significativa en la sintomatología depresiva tanto en trastornos afectivos estacionales como en no estacionales (44). Las indicaciones de la fototerapia se recogen en las tablas 2 y 3 (45). Tabla 2. Indicaciones de la fototerapia (44) • • • • Depresión estacional no psicótica bien documentada. Episodios depresivos en invierno, sin existencia un trastorno depresivo mayor recurrente. Episodios depresivos en invierno, sin existencia de un TAB II Episodios depresivos estacionales leves Tabla 3. Fototerapia como primera línea de tratamiento (44) • • • • • No existencia de riesgo suicida. Contraindicación médica para toma de antidepresivo. Antecedentes personales de buena respuesta. El paciente lo requiere. Indicado por un terapeuta experto. La dosis inicial de administración debe ser de 15-20 min al día y gradualmente ir aumentando hasta 30-45 min de exposición a 10000 lux (unidad photométrica) (luz de oficina: <500 lux, luz solar en un día nublado: <5000, luz natural en un día soleado: >50000). Esta dosis es suficiente para revertir los síntomas en la mayoría de los pacientes. La duración del tratamiento media debe ser de unas 2-4 semanas, 376 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria ORIGINALES Y REVISIONES ya que el efecto antidepresivo pleno de la fototerapia tarda unas 3 semanas en aparecer (46). Los estudios sobre la hora de administración de la luminoterapia han encontrado resultados contradictorios. Parece que las sesiones por las mañanas producen mejores resultados que las administradas por las tardes, aunque éstas sí son superiores al placebo. La terapia lumínica debe ser siempre administrada por un terapeuta experto y documentado (45). Los efectos secundarios más comunes de la terapia lumínica son: enrojecimiento ocular, dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad, sensibilidad a la luz, y riesgo de precipitar un episodio maniaco en pacientes bipolares (45). Tratamiento farmacológico: Las indicaciones de tratamiento farmacológico para el TAE quedan reflejadas en la tabla 4 (45). Tabla 4. Indicaciones de tratamiento farmacológico (44) • • • • • • Riesgo alto de suicidio Antecedentes de buena respuesta a antidepresivos. Daño funcional significativo. Antecedentes de Trastorno Afectivo moderado-severo. Preferencia del paciente. Tratamiento fallido con terapia lumínica Los fármacos más estudiados para el tratamiento del TAE han sido los ISRS, especialmente la fluoxetina. Un estudio comparó la fluoxetina a 20mg/día frente al placebo, hallando una mejoría en cuanto a la tasa de respuesta clínica (mejoría en un 50% respecto a la situación basal), pero sin significación estadística en cuanto a la mejoría en el conjunto de las puntuaciones de la depresión según la escala de Hamilton Depresión Rating Scale (47). El estudio CAN-SAD comparó la eficacia de la fototerapia frente a la fluoxetina. La fototerapia mostró respuesta más temprana y menor número de efectos secundarios, pero sin diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la respuesta clínica entre las dos medidas terapéuticas. En este estudio, se sugería que para la elección de uno u otro tratamiento debe tenerse en cuenta otros aspectos como: factores clínicos añadidos, enfermedades concomitantes o preferencia del paciente (48). Otros ISRS que cuentan con estudios positivos son: sertralina (49) y escitalopram (50). Se han estudiado también ISRN como la reboxetina con resultados positivos en cuanto a respuesta clínica pero con mayores efectos secundarios que los ISRS (50). Recientemente, se comprobó en tres estudios prospectivos, randomizados, controlados con placebo, que el bupropion es eficaz tanto como tratamiento para el Trastornos afectivos estacionales, “winter blues” ORIGINALES Y REVISIONES 377 episodio depresivo agudo como medida profiláctica, reservándose en este caso para pacientes con episodios depresivos frecuentes y/o daño significativo. Se recomienda iniciar a dosis de 150 mg/día durante una semana y posteriormente aumentar a 300mg/día. El tratamiento profiláctico debe empezarse en otoño, cuando los pacientes están todavía asintomáticos, y retirarse progresivamente en primavera. Las recurrencias de depresión fueron menores en pacientes tratados con bupropion en comparación con los que fueron asignados a placebo (13% vs 21%, 19% vs 30%, 16% vs 31%) Actualmente, éste es el único fármaco aprobado para este uso por la FDA. (51, 52). El bupropion podría ser una buena opción terapéutica dado su eficacia para los síntomas atípicos de la depresión (53). Existen escasos datos sobre el beneficio de mantener el tratamiento farmacológico más allá del episodio depresivo agudo. La mayoría de los estudios publicados, se han realizado en un corto periodo de tiempo (8 semanas) y no aportan datos a este tema. Hay algunos estudios que aconsejan mantener el tratamiento después del episodio, ya que sugieren una recurrencia del 50-70% en el momento de la suspensión farmacológica (54). Otros tratamientos: Otros fármacos como los betabloqueantes (26), o medidas psicoterapeúticas como la terapia cognitivo-conductual (55) han sido menos estudiadas pero también podrían ser eficaces. Se aconseja, así mismo, pasar por los menos 30 minutos al día fuera de casa, hacer ejercicio al aire libre y aumentar la iluminación interior del hogar o lugar de trabajo. Tratamiento futuro: Se debe realizar más estudios sobre el trastorno afectivo estacional para llegar a un mejor conocimiento tanto de su fisiopatología como de su tratamiento y manejo. Es necesario concienciar de la existencia de los trastornos afectivos estacionales para lograr un mejor reconocimiento del trastorno entre los médicos de atención primaria, especialistas y pacientes. Bibliografía: (1) Rosenthal NE, Sack DA, Gillin JC, Lewy AJ, Goodwin FK, Davenport Y, et al. Seasonal affective disorder: a description of the syndrome and preliminary findings with light therapy. Arch Gen Psychiatry 1984; 41:72-80. (2) Gupta A, Sharma PK, Garg VK, Singh AK, Mondal SC. Role of serotonin in seasonal affective disorder. European Review for Medical and Pharmacological Sciences 2013;17:49-55 378 M. A. Gatón, M. A. González, M. Gaviria ORIGINALES Y REVISIONES (3) American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM 5). 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ORIGINALES BREVES Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 383-386. doi: 10.4321/S0211-57352015000200011 Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología clínica en Atención primaria. Group psychotherapy in a grief. Experience of Clinical Psychology in Primary Health Care. Rosa María Espinosa Gil a, María José Campillo Cascales b, Ascensión Garriga Puerto c, Julio César Martín García-Sancho d. Psicóloga Interna Residente. Unidad Docente Multiprofesional de Salud Mental de la Región de Murcia, España. c y d Psícologo clínico. Subdirección General de Salud Mental. Servicio Murciano de Salud, Murcia, España. ayb Correspondencia: Rosa María Espinosa ([email protected]) Recibido: 07/04/2014; aceptado: 24/07/2014 RESUMEN: La “Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud” recomienda crear recursos grupales para los trastornos mentales comunes y hacerlo en atención primaria, siendo el duelo motivo de consulta frecuente. Al introducir las intervenciones psicológicas en Atención Primaria en Murcia, se propone al equipo de médicos tratamientos breves de probada eficacia para trastornos frecuentes. El trabajo realizado con un grupo de psicoterapia grupal centrado en el duelo ha tenido como finalidad, evitar la cronicidad. Los tratamientos son aplicados por un residente de psicología clínica. Se elige el formato grupal por ser el más eficiente. El grupo se desarrolla en 6 sesiones, con evaluación (pre-post) estandarizada. En el duelo se utilizan el BDI, el STAI y el Inventario de Texas Revisado de Duelo. Las sesiones son de corte cognitivo conductual, teniendo en cuenta el componente emocional. Se exponen los resultados y reflexiones del trabajo. Palabras Clave: duelo, atención primaria, psicoterapia. ABSTRACT: The “Strategy for Mental Health NHS” group recommends creating resources for common mental disorders in primary care. The grief is a complaint frequently. By introducing psychological interventions in primary care in Murcia, the team introduced brief psychological treatments proven to common disorders. The work with a group of psychotherapy focused on the duel has been aimed, for to avoid chronicity. The treatments are applied by a resident in clinical psychology. The group format as the most efficient is chosen. The group develops in 6 sessions, with (pre-post) standardized assessment. In the duel the BDI, the STAI and the Texas Revised Inventory of Grief are used. The sessions are of cognitive behavioral court, considering the emotional component. Results and reflections of the work are presented. Key Words: grief, primary health care, psychotherapy. Introducción La “Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud” recomienda crear recursos grupales para los trastornos mentales comunes y hacerlo en atención primaria A.P. El duelo es motivo de consulta muy frecuente siendo habitual, aplicar tratamiento farmacológico. Con el fin de introducir por primera vez las intervenciones psicológicas en AP por parte de los residentes de psicología clínica, se propone al equipo del centro una serie de tratamientos breves de probada eficacia. Uno de ellos, va dirigido al duelo con la finalidad de evitar la cronificación. Se elige el formato grupal por ser el más eficiente y los tratamientos son aplicados por un residente de psicología clínica. Consideramos que en el servicio público el duelo debe 384 R.M. Espinosa, M.J. Campillo, A. Garriga, J.C. Martín ORIGINALES BREVES ser abordado por especialistas en psicología clínica. Si la competencia profesional no es la adecuada, las intervenciones pueden ir en detrimento de la evolución del duelo, Payás (1).Los predictores de riesgo de mala evolución del duelo deben ser considerados a la hora de aplicar un tratamiento psicoterapéutico y/o farmacológico. Landa y García (2) consideran que la AP es el lugar ideal para intervenir en duelo, siendo el médico de familia el primer eslabón. Un estudio realizado por la Generalitat de Catalunya, apoyo la creación de servicios de atención al duelo especializado, más allá de lo que proveen las redes sanitarias y de atención primaria. Objetivos Detectar los posibles indicadores de riesgo. Evitar la “patologización” del mismo junto al inevitable sufrimiento. Evitar el uso de medicación innecesaria. Tratar un número elevado de pacientes con una frecuencia óptima (semanal). Método Instrumentos En la primera sesión se realizó la recogida de datos cuya finalidad fue detectar posibles factores de riesgo: Inventario de depresión de Beck (3), Inventario de ansiedad estado rasgo (4), Inventario Texas revisado de duelo (adaptación al castellano), (5) y Cuestionario de satisfacción. Participantes: Se formó un grupo terapéutico con los pacientes derivados por los médicos de familia, constituido por siete personas (6 mujeres y 1 hombre). La edad estuvo comprendida entre 21 y 60 años y nivel sociocultural medio. Al inicio del grupo cuatro de los siete (57%), se encontraban de baja laboral por sintomatología de duelo “ansioso depresiva” y otro 57% habían iniciado tratamiento psicofarmacológico con antidepresivos. Dos presentaban antecedentes de depresión leve. Procedimiento: El grupo se desarrolla en 6 sesiones, semanalmente, de una hora de duración, con evaluación (pre-post) estandarizada. Psicoterapia de corte cognitivo conductual, con ejercicios vivenciales. El objetivo principal del grupo se centró en el asesoramiento, (aquella ayuda psicológica dirigida a facilitar un duelo normal, con el objetivo de aliviar el sufrimiento, proveer confort, normalizar la vivencia y reducir el aislamiento), Payás(6). Descripción de las sesiones: Primera sesión: Presentación, normas grupales según Worden (7), objetivos y expectativas. Evaluación previa. Segunda sesión: Psicoterapia grupal en duelo. Experiencia de la psicología clínica en atención primaria ORIGINALES BREVES 385 Profundización en el componente emocional, mediante ejercicios vivenciales. Tercera sesión: Psicoeducación sobre qué emociones eran predominantes en ese momento. Aunque las fases descritas por Kübler Ross y Kessler (8), han podido quedar obsoletas tras la investigación que se ha ido desarrollando en los últimos años sobre duelo, en éste grupo sirvieron de guía y de mayor clarificación que otras fases descritas. Cuarta sesión: “Casa de las tres paredes” :Metáfora de alguien que ha perdido un hijo y que debe reconstruir de nuevo una casa, haciendo alusión a las personas que quieren olvidar el suceso pronto y los que realmente comprenden el proceso y están dispuestas a ayudar, Neimeyer (9).Junto a esto se realizó análisis de los apoyos principales. Se produjo espontáneamente una conducta altruista. Quinta sesión: Reflexiones sobre la vida actual y diseño de la nueva vida. Tras cuatro sesiones fueron capaces de elaborar una nueva narrativa. Sexta sesión: Recapitulación, conclusiones y evaluación final. Resultados: Tras las seis semanas de intervención psicológica se aprecian las siguientes mejoras clínicas subjetivas: Los sujetos manifestaron haberse sentido más comprendidos y escuchados por parte del grupo, considerando el grupo beneficioso. A su vez se generó una respuesta altruista, desde los sujetos con mayores fortalezas y apoyo social hacia los que menos posibilidades presentaban. Manifestaron cambios respecto a cómo se sentían al principio y al finalizar el grupo. En el cuestionario de satisfacción se obtuvo una puntuación media del 95,6%. De los cuatro sujetos que presentaron incapacidad laboral transitoria, un 75% consiguen reincorporarse a su trabajo en el transcurso del grupo. De los cuatro pacientes que iniciaron tratamiento farmacológico antidepresivo, se consiguió una reducción en el 75% de los casos, si bien la suspensión del tratamiento no fue posible dada la corta duración del grupo. Se observa una reducción en las puntuaciones después del tratamiento grupal tanto en el STAI estado y rasgo como en el Inventario de Texas revisado para duelo, no alcanzando significación estadística, no obstante en el inventario de Texas se observa un considerable aumento en la percepción de los sentimientos que sucedieron en el momento de la pérdida afectiva, que podría tener relación con el trabajo psicoterapéutico realizado a nivel experiencial, y no ser indicativo de un empeoramiento del proceso, sino como una forma de asimilación del duelo. Si aparecen diferencias significativas en los niveles de depresión (p < 0,000), obteniendo una importante mejoría. Dos sujetos abandonaron el grupo. El más joven tras la primera sesión y en la quinta otra usuaria por sufrir otra nueva pérdida. El resto de sujetos realizaron el tratamiento grupal completo. Conclusiones: La intervención grupal en duelo en AP, mejora la relación coste-beneficio, por la inmediatez del servicio, la no patologización del mismo, la reducción psicofarmacológica en algunos casos y la reincorporación laboral que se consigue. Se observa que existe una alta predisposición a prescribir psicofármacos Sería recomendable seguir las recientes investigaciones sobre duelo que señalan la 386 R.M. Espinosa, M.J. Campillo, A. Garriga, J.C. Martín ORIGINALES BREVES conveniencia de evitar la intervención farmacológica como primera elección. Una limitación del estudio es lo reducido de la muestra, pero pone de manifiesto un modelo de intervención eficiente y de breve duración en AP que requiere mayores estudios para obtener resultados estadísticamente más robustos. Bibliografía (1) Payás, M. Intervención grupal en duelo. Duelo en Oncología. Sociedad española de oncología médica,2007.pp169-182. (2) Landa, V. y García, J.A. Guía Clínica sobre el Duelo. Guías clínicas; 2007;7:26. (3) Beck AT, Ward CH, Mendelson M, Mock J y Erbaugh J. An inventory for measuring depression. Arch Gen Psychiatry 1961, 4,pp 561-571. (4) Spielberger CD, Gorsuch RL y Lushene RE. Manual for the State-Trait Inventory. 1970. Palo Alto: Consulting Psychological Press. (5) García JA, Landa V, Trigueros MC y Gaminde I. Inventario Texas Revisado de Duelo (ITRD): adaptación al castellano, fiabilidad y validez. Atención Primaria. 2005; 35. pp 353-8. (6) Payás, M. Intervención grupal en duelo. Duelo en Oncología. Sociedad española de oncología médica 2007.pp169-182. (7) Worden JW. El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona Paidós, 1998. (8) Kübler Ross E, Kessler D. The five stages of grief. En Library of Congress Catalogin in Publication Data (Ed.), On grief and grieving (pp 7-30). New York: Scribner, 2005. (9) Neimeyer R. Aprender de la pérdida. Una guía para afrontar el duelo. Barcelona: Paidos, 2002. MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 389-400. doi: 10.4321/S0211-57352015000200012 MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES 389 Reflexiones nerviosas De huecos y de rellenos. Juan Medrano Médico psiquiatra. Red de Salud Mental de Bizkaia. [email protected] Neil deGrasse Tyson es un astrofísico, escritor y divulgador científico estadounidense que en la actualidad dirige el Planetario Hayden en el Centro Rose para la Tierra y el Espacio, en Nueva York. Es especialmente conocido por sus intervenciones en medios de comunicación, en las que con un estilo ameno y desenfadado se afana por extender información científica sobre temas no siempre fáciles de digerir. Viene a ser, para que nos entendamos, un a modo de Carl Sagan contemporáneo, pero en afroamericano, zumbón y con bigote. En sus charlas Tyson habla a menudo de lo que llama el “Dios de los huecos” (God of gaps), para referirse al recurso histórico a Dios para rellenar la falta de conocimiento científico del ser humano; lo cuenta, por ejemplo, en: https://www. youtube.com/watch?v=pwCt7WWiPXA. Según su razonamiento, a lo largo de la Historia, el desconocimiento sobre el mecanismo de funcionamiento de los fenómenos naturales ha hecho necesario recurrir a la figura de Dios (o de los dioses) para explicar cualquier evento cuyo sentido no fuera asequible al conocimiento humano. Así, los días y las noches se sucedían por voluntad divina, como era designio de Dios que los seres humanos caminaran y hablasen y tuvieran una marcada aversión hacia las serpientes, quienes, por supuesto, reptaban porque así lo había dictado el plan divino, al igual que había determinado que el sol diera luz y calor, que tras la lluvia apareciera el arco iris o que se sucedieran las estaciones. Pero con el paso del tiempo y con el progreso de lo que llamamos Ciencia, personalizado en figuras como Theodoric von Friberg (descubridor del fundamento del arco iris en el siglo XV), Copérnico, Galileo, Newton, Faraday, Halley, Darwin, Einstein y tantos otros, el conocimiento humano se ha ido expandiendo, haciendo que esos huecos sean cada vez más angostos o simplemente se rellenen de conocimiento. De esta manera los parones de la explicación científica son menos frecuentes e insuperables y por lo tanto, es menos necesaria la invocación a una voluntad de orden superior para dar cuenta algo que la Ciencia es incapaz de esclarecer. Paréntesis: en la asistencia sanitaria, la psique, lo psicosomático o simplemente los nervios, vienen a ser el equivalente del Dios de los huecos de Tyson. Esto sucede a menudo, primero, al nivel particular del paciente con síntomas de expresión somática para los que por el motivo que sea no se encuentra un origen y que es por ello remitido a Salud Mental con la etiqueta de somatizador a pesar de que con el tiempo, la dedicación y el interés suficientes pudiera encontrársele una enfermedad física claramente relacionada con su malestar (1). Puede así diagnosticarse de “histeria” a una mujer portadora de dos síntomas somáticos peculiares (boca ardiente y vulvodinia) para los que por su aparición en la misma persona y de una manera prácticamente simultánea también podría 390 J. Medrano MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES considerarse como explicación alternativa un desequilibrio microbiano inducido por amoxicilina-clavulánico o alguna otra bomba antibacteriana. A un nivel más general, la “Psicosomática” ha sido un eficaz rellenahuecos en la explicación, entre otras, de la úlcera gástrica (considerada ahora una enfermedad infecciosa, lo que, por cierto, borra de un plumazo diferencias individuales), mientras que la atribución a factores psicológicos del origen de la fibromialgia -la enfermedad que gozó de menos consideración en una encuesta entre médicos y estudiantes de Medicina de un país serio como Noruega (2)- sirve para que las personas afectadas sufran no solo los síntomas, sino el hecho de ser muy frecuentemente etiquetadas de marineuras y que sean sistemáticamente derivadas a centros de Salud Mental, en una actitud que sería parangonable a la derivación a Medicina Interna o Infecciosas de toda persona diagnosticada de esquizofrenia, basándonos en una no demostrada teoría vírica de la enfermedad. En el caso de la fibromialgia, además, se trata de un padecimiento mayoritariamente femenino, con lo que para algunos se resuelve el enigma de dónde se ha escondido la “histeria” en nuestros tiempos. Y ya tenemos el hueco rellenado, sin necesidad de invocar a más dioses que a la tradición psiquiátrica (que, hay reconocerlo, es una divinidad poderosa). Cerrado el paréntesis, el Dios de los huecos de Tyson revela, en el fondo, la necesidad humana de encontrar respuestas y explicaciones. El humán, como llama Jesús Mosterín al ser humano individual (3), observa, descubre, y busca relaciones entre sus observaciones. No solo percibe que al día le sigue la noche, sino que siempre ha intentado buscar una explicación para esta sucesión. O para la sucesión de eventos desfavorables que le ha golpeado durante un tiempo (¿será ese gato negro con el que me crucé? ¿La mirada torva de mi vecina? ¿Puede ser que olvidase santiguarme al salir de casa?). Otro divulgador científico, Michael Shermer, habla de que la estructura cognitiva de nuestra especie nos obliga de alguna manera a encontrar lo que él llama “agenticity” y “patternicity” (4). La primera, que traduciremos libre y cacofónicamente como “agentidad”, es la tendencia humana a creer que el mundo está controlado por agentes invisibles intencionales, es decir, dotados de una intención, de una disposición o voluntad a hacer que las cosas que vemos y vivimos sean de una determinada forma. La agentidad está en la base de la atribución a los dioses (o al Dios judeocristiano) de la estructura y el funcionamiento del cosmos, por lo que enlaza con el Dios de los huecos de Tyson, pero también sirve para atribuir determinados sucesos al diablo, a los espíritus, a las ánimas, a las meigas o a las sorgiñes, según de donde sea cada cual. El segundo elemento lo traduciremos por “búsqueda de estructura”; sí: es una traducción horrible, pero no me ocurre nada mejor, y suena menos mal que agentidad, ¿no? Para que no haga tanto daño a la vista al leerlo lo convertiré en BdE. La BdE es la tendencia a encontrar patrones o estructuras significativas en lo que en realidad es un ruido sensorial o perceptivo carente de significado. Esta tendencia cognitiva está claramente emparentada con la apofenia de Conrad, esa experiencia consistente en ver patrones, conexiones, o ambos, en sucesos aleatorios o datos sin sentido y que sirve para que creamos encontrar vinculaciones entre sucesos que sustentan, por ejemplo, creencias supersticiosas, como en los ejemplos del párrafo anterior. Evidentemente, la experiencia delirante, por lo mucho que tiene de encaje forzado de piezas, no deja de ser una expresión máxima de la BdE, y la ideación de influencia, una variante patológica de la agentidad. Reflexiones nerviosas MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES ¿A qué viene este rollo? Pues a comentar que la Ciencia, el conocimiento humano, está siempre en construcción, y que los humanos no siempre nos acordamos de ello cuando tenemos que explicar nuestros hallazgos. En términos de Tyson, tal vez rellenemos los huecos precipitadamente, creyendo erróneamente que ya hemos dado con la respuesta al enigma de que se trate. Los humanes tenemos una tendencia más que sospechosa a considerar que lo que sabemos a cada momento es lo definitivo, lo cual es un craso error. En Medicina, incluso en la seria, objetivable y tangible (es decir, no ya en la menos concreta, más etérea y menos medible Psiquiatría), lo que hoy es cierto mañana puede no serlo. Recientemente se ha puesto en cuestión que la dieta grasa sea perjudicial para la salud (5) o que el ejercicio mejore la supervivencia en relación con el sedentarismo (6). Y un cercanísimo trabajo realizado en el Reino Unido (7) concluye que los pregonados efectos provechosos de la ingesta de cantidades moderadas de alcohol solo son aplicables a un grupo muy definido de humanes: el de las mujeres mayores de 65 años, lo que contraviene esa pieza de saber popular que dice que “ahora que estamos solos, ahora que nadie nos ve, beberemos un buen vino, igual que hacía Matusalén”, ya que si bien es cierto que el humán a quien alude la canción tenía bastantes más que 65 años, a juzgar por las fuentes consultadas era varón. Este wealth of evidence que desmonta dogmas previos no termina de impresionar, sin embargo, a los jurásicos que por llevar unos cuantos años en esto ya hemos asistido a revelaciones como que –lo mencionábamos antes- de repente hay bacterias en el estómago, de un día para otro resulta que las neuronas se regeneran o de pronto tenemos que empezar a hacernos a la idea de que existen mecanismos inflamatorios 391 allá donde antes no los imaginábamos (por ejemplo, en la depresión, y volveremos sobre ello). Siento repetirme, pero los hallazgos de Poynard y colaboradores (8) vienen al pelo a este respecto. Los autores seleccionaron artículos originales y metaanálisis publicados entre 1945 y 1999 acerca de las hepatitis y las cirrosis. Una vez reunido tan voluminoso cuerpo de saber, lo evaluaron a la luz de los conocimientos en este campo en 2000, y encontraron algo ciertamente demoledor: sólo el 60% de las conclusiones de los trabajos estudiados originales eran ciertas y el restante 40% se repartía casi a la par entre conclusiones obsoletas y meramente falsas, de modo que pudieron calcular que la vida media de las verdades en Medicina (en un campo “objetivable” como es la hepatología) no pasa de 45 años, y que al ritmo actual dentro de 50 años sólo pervivirá el 26% de los dogmas actuales. Uno tiene la impresión de que si intentásemos replicar estos hallazgos en Psiquiatría los resultados no serán mejores, ni mucho menos. Una vez más, hay que concluir que los valores que deberían presidir nuestra práctica son la prudencia y la humildad. Pues bien: retomando a Tyson y Shermer, uno podría aventurar que de la misma manera que en el pasado se invocaba a Dios para rellenar la laguna de nuestros conocimientos, en nuestros días, con la consagración de la Ciencia como la llave para el conocimiento, se tiende a explicar cualquier hallazgo acudiendo a dogmas que no son sino verdades provisionales que no han superado la categoría de hipótesis. El dios de los huecos, no es el conocimiento científico, sino lo que creemos conocer de la Ciencia. Para ilustrar esto, nada mejor que el ejemplo del siempre cumplidor litio, por el que uno debe reconocer que siente debilidad. A este simple (en el mejor de los sentidos) elemento le ha descubierto una riada de efectos bio- 392 J. Medrano MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES químicos y biológicos, si bien algunos de ellos solo acontecen a concentraciones tóxicas del producto. Como señala Belmaker (9), esa versatilidad ha permitido al litio alinearse con las teorías al uso a cada momento en materia de la fisiopatología y fisiología del trastorno bipolar. En la década de 196070, en que las monoaminas eran el objeto de moda en investigación, se pudo demostrar que el litio incrementaba los metabolitos desaminados de la noradrenalina (10). En la de 1970-1980, en la que los receptores de neurotransmisores eran lo más de lo más, se pudo probar que el litio prevenía la supersensibilidad de los receptores dopaminérgicos (11). En torno a 1980-1990, la era de los segundos mensajeros, se descubrió la acción del litio tanto sobre la adenil ciclasa (12) como sobre la inositol monofosfatasa (13). En la recta final del siglo XX, en que se impuso la investigación sobre los terceros mensajeros, se observó que el litio afecta al c-fos y c-jun (14) e incrementa la unión del DNA a la proteína CREB DNA influyendo en la actividad de determinados genes ligados supuestamente al trastorno bipolar (15). Y llegado el siglo XXI, y en consonancia con lo que mola en la actualidad, se ha demostrado el efecto neuroprotector del litio a nivel neurocientífico (16) y clínico (17). Esta propiedad abre la posibilidad de que el litio pueda tener utilidad en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer (18). Además, el litio inhibe la glucógeno sintasa quinasa 3 (GSK-3, para los amigos), una enzima que se postula implicada en el trastorno bipolar y que también se supone que se dedica a tiempo parcial a enredar en relación con el péptido beta-amiloide y la proteína τ hiperfosforilada, a su vez implicados en la fisiopatología del Alzheimer (19). Además, la GSK-3 es una enzima proinflamatoria, por lo que –bingo- alguno de los efectos clínicos del litio podrían tener que ver con su acción indirectamente antiinflamatoria (20). Puesto que ahora mismo está en la cresta de la ola el interés por los mecanismos inflamatorios en los trastornos afectivos y en particular en la depresión, se confirma aunque no sabemos qué hace el litio, podemos estar seguros de que ningún otro fármaco es más capaz que él de complacer a los investigadores, ya que da sentido a la hipótesis en boga a cada momento. Quod erat demostrandum. Y, para asombro de quien sea capaz de asombrarse, esta desinteresada actuación en pro de la Ciencia y de los científicos la lleva a cabo el litio sin darse importancia, sin pasar de ser un minúsculo elemento con número atómico 3 al que no promocionan ni sus fabricantes. En reconocimiento a este detalle le voy a dedicar la primera tabla que incluyo en estos comentarios después de varios años dando la vara, hombre; es la Tabla 1, no tiene pérdida, seguro que el lector avezado o la lectora avezada la encuentra con facilidad. Por retomar a Tyson, las sucesivas explicaciones son una manera de rellenar la sorpresa por la efectividad del litio. Y si recordamos a Shermer, la manera de dar un sentido al patrón de respuesta al producto que se ha apreciado desde su introducción en la terapéutica psiquiátrica. Un detalle interesante es que estas hipótesis tienen su traducción en eslóganes. Una vez que la Psicofarmacología ha alcanzado un cierto marchamo científico, ¿qué mejor forma de transmitir respetabilidad científica y evidencia de seriedad para un producto que ligarlo a una teoría en boga? Y en boga quiere decir lo que a cada momento convenga. Cualquiera que haya dispuesto de una suficiente perspectiva habrá comprobado que alguna empresa que vendió que detrás de la depresión había una disfunción serotoninérgica no tuvo problemas para años después remarcar la importancia de la noradrenalina Reflexiones nerviosas MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES 393 Tabla 1: El complaciente litio (completada a partir de Belmaker) Época 1960-70 1970-80 1980-90 1990-2000 Teoría en boga Monoaminas Receptores Segundos mensajeros Terceros mensajeros 2000-10 2010… Neuroprotección Inflamación Cumplimiento por Litio Sí: Litio incrementa derivados desaminados de noradrenalina SÍ: litio previene la supersensibilidad de los receptores dopaminérgicos Sí: Acción sobre la adenil ciclasa y sobre la inositol monofosfatasa Sí: el litio afecta al c-fos y c-jun e incrementa la unión del DNA a la proteína CREB DNA Sí: Efecto neuroprotector Sí: Acción antiinflamatoria a la hora de promocionar su antidepresivo “dual”. La pena es que un producto que tenía en cartera como inhibidor de la recaptación de noradrenalina se ha quedado en el camino (21), porque de lo contrario, el foco de la explicación –de su explicación- de la depresión habría pasado a estar en la noradrenalina. Y a uno le da la impresión de que muchos prescriptores habrían aceptado sin la menor crítica ese viraje. El producto en cuestión, por cierto, se está empezando a estudiar como una alternativa en el TDAH (22), recuperando un camino ya recorrido por otra molécula del mismo propietario, que tras ser probado como un antidepresivo noradrenérgico en los 80 (23) pasó después a convertirse en uno de los medicamentos de referencia para esa indicación; en su viaje hacia una nueva indicación adquirió una “a” al comienzo del nombre con el que previamente era conocida. La reconversión de moléculas de antidepresivos en medicamentos anti-déficit de atención no es reprochable en sí misma. Los primeros IMAOs no fueron sino tuberculostáticos a los que se apreció una acción timoléptica, como recordaremos, y la transformación a que dio lugar es mérito de los clínicos que apreciaron ese efecto. Lo que es llamativo es la invocación a teorías para sustentar el uso de los fármacos en determinadas indicaciones. Si el litio fuera un medicamento de interés comercial, que no lo es, para justificar su uso, cada cierto tiem- po las empresas interesadas en el producto expondrían a los prescriptores las sucesivas teorías que recoge la Tabla 1. La teoría, cuando se usa en la promoción de los fármacos, rellena (Tyson) la necesidad de dar base a la propuesta de usar el medicamento, o pretende dar sentido al patrón (Shermer) de efectividad o cuando menos de creciente uso de los medicamentos en Psiquiatría. Pues bien, para redondear todas estas divagaciones, comentaremos tres artículos recientes que al suprascrito le parece que vienen al pelo para ilustrar estos asuntos; bueno, no se lo diga el lector o la lectora a nadie o a nadia, pero en realidad, todo el rollo previo viene a ser una forma para estirar lo que hubiera sido un comentario más breve de haberse reducido a los tres trabajos en cuestión. Las cosas, a veces, son así de tristes y de simples (aquí, lo de simple tiene un sentido menos honroso que el del litio). Vamos allá: Caída en desgracia, por diversos motivos, la hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia, o la serotoninérgica de la depresión, ahora se dirige la mirada hacia las vías glutamatérgicas. El glutamato, como se sabe, es aminoácido y el neurotransmisor excitatorio por excelencia. También dio nombre a un grupo pop de los 80, al que uno recuerda sobre todo por su versión en español (https://www.youtube. com/watch?v=0zSl0lg92Eo) del déserteur de Boris Vian (https://www.youtube.com/ 394 J. Medrano MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES watch?v=gjndTXyk3mw&list=RDgjndTX yk3mw#t=0). Y en su momento su sal monosódica fue ligada al llamado “síndrome del restaurante chino”, un cuadro caracterizado por un cortejo sintomático que puede incluir migraña, rubefacción, sudor, y sensación de presión en la boca o cara. Por si el glutamato no reuniera ya pocos méritos, el síndrome del restaurante chino llegó a alcanzar honores de pregunta estúpidorebuscada de oposición al ser incluido en un examen MIR. Todo un carácter, pues, el glutamato, a pesar de que con el paso del tiempo se haya ido descartando que fuera el responsable del citado cuadro (24). Hace algún tiempo comentábamos un estudio frente a placebo de Hallak y colaboradores (25) en el que la infusión intravenosa del arcaico antihipertensivo nitroprusiato se tradujo en una rápida (en materia de horas) y duradera (semanas) remisión de síntomas positivos y negativos de esquizofrenia. La rápida y sorprendente mejoría, que evoca la observada en depresiones graves con ketamina, no se ha podido relacionar con certeza con ningún mecanismo farmacodinámico, aunque los autores señalaban la posible implicación de los receptores NDMA y el sistema glutamatérgico. ¿Por qué? ¿Tal vez porque ahora el neurotransmisor que encontramos en todos los huecos es el glutamato? Por cierto, teniendo en cuenta que las sinapsis no dejan de ser huecos, gaps, en inglés, esta paridilla que se me ha ocurrido no deja de ser en ese idioma un pun, un juego de palabras. ¿O será porque en nuestra BdE encontramos glutamato por doquier? Chi lo sa… La ketamina, a la que nombrábamos hace unas líneas, es un antagonista NMDA, lo que abre la posibilidad de que se desarrollen nuevos compuestos para la depresión que actúen de manera similar (26). También se ha considerado que la acetil cisteína po- dría ejercer sus variopintas acciones psicofarmacológicas a través de la modulación de vías glutamatérgicas (27). Sí, sin duda, el glutamato es actualmente el neurotransmisor de los huecos. En la esquizofrenia, en concreto, se trataría de potenciar la acción del receptor NMDA. Una forma hacerlo sería inhibir la D-amino ácido oxidasa (DAAO, en corto), un enzima con tan mala idea que se dedica a metabolizar la D-serina, que a su vez es un potente neurotransmisor coagonista en el receptor glutamatérgico NMDA. Pues bien, otro producto con una posible acción glutamatérgica ensayado en la esquizofrenia es el benzoato de sodio. Esta sustancia, además de estar presente en la naturaleza en productos como la leche, es un quelante del amonio y como tal se emplea como medicamento en enzimopatías del ciclo de la urea (28). Pero también tiene un uso industrial como conservante, por sus propiedades antimicrobianas y antifúngicas. Como el benzoato sódico sólo es efectivo en condiciones ácidas, es un conservante alimentario adecuado sobre todo en conservas, en el vinagre, en bebidas carbonatadas (ricas en ácido carbónico), en productos ricos en ácido cítrico (mermeladas y zumos) y en salsas de comida china (soja, mostaza). Cada vez que el lector o lectora ingiere estos alimentos, que sepa que si son procesados es más que posible que se esté metiendo benzoato sódico para el cuerpo. Y como nadie es perfecto, ni siquiera los productos naturales quelantes del amonio que se emplean conservantes, el benzoato ha sido relacionado con diversos males, entre ellos, la posibilidad de que facilite la aparición de TDAH o esté relacionado con un incremento en la prevalencia del TDAH (si es que el aumento de los casos de este trastorno es un hecho epidemiológico y no una moda diagnóstica) (29-31). Reflexiones nerviosas MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES No queda ahí la cosa: como muchas otras moléculas pluriempleadas, además de eliminar microbichos (el benzoato sódico, que todavía no lo habíamos contado, aparece en algunos populares antitusivos comercializados en España) este simpático conservante resulta ser un inhibidor de la DAOO, por lo que Lane y colaboradores decidieron estudiar si podría tener valor terapéutico añadirlo a la pauta antipsicótica habitual de un grupo de pacientes con esquizofrenia crónica (32). Según nos cuentan, y no tenemos por qué dudarlo, en comparación con quienes tomaron placebo, los pacientes que recibieron benzoato mostraron una mejoría del 21% en la PANSS y también tuvieron mejores resultados en sintomatología negativa, el GAF, en una escala de calidad de vida y en el CGI, por lo que los autores estiman que esta efectividad del benzoato muestra que merece la pena estudiar la posibilidad de desarrollar moléculas que se dediquen más específicamente a inhibir la DAOO. Otro paréntesis: Como el lector sagaz y la lectora sagaza habrán notado, el benzoato, además de ejercer una sinergia glutamatérgica, está presente en salsas de uso frecuente en la comida china, por lo que igual resulta ser el verdadero causante del síndrome del restaurante chino. Que alguien estudie esto, que si sale que sí, tendremos un serio candidato a pregunta majadera de oposición. Segundo artículo comentable: Nagele y colaboradores han demostrado que un clásiquísimo anestésico, el óxido nitroso (N2O), tiene un efecto terapéutico en la depresión refractaria al tratamiento (33). El procedimiento, en este caso, no es muy sport, ya que los pacientes inhalaron durante una hora N2O al 50% (los que recibieron placebo inhalaron nitrógeno al 50%). Los pacientes fueron evaluados a las 2 y a las 395 24 horas, y se observó una notable diferencia del efecto del N2O en comparación con el del placebo. Algunos efectos secundarios fueron un poco aparatosos (sobre 20 pacientes hubo un ataque de ansiedad, una regurgitación, dos cuadros de ansiedad, uno de claustrofobia), pero los autores nos tranquilizan argumentando que fueron de intensidad leva a moderada y que no se apreció un incremento en la homocisteína plasmática, lo que muestra que el N2O produjo una mínima o nula inactivación del metabolismo dependiente de vitamina B12. ¿Cómo funciona el N2O? Pues como su analogía con el efecto antidepresivo de la ketamina podría sugerir, los autores nos recuerdan que se trata de un antagonista NMDA, lo que nos lleva de nuevo al glutamato, neurotransmisor de los huecos. Tiene su aquél, por cierto, que el clásicamente conocido como “gas de la risa” sea un antidepresivo de efecto ultrarrápido. El día que el dato llegue a la prensa será difícil desmontar esa creencia tan generalizada en la población de que para ayudar a los deprimidos es útil contarles chistes o hacerles gracietas. Es posible que con el fin de evitar el recurso al fármaco haya quien proponga ir directo al grano y hacer cosquillas a los pacientes para que se rían. Sería la cosquilloterapia; más técnico quedaría gargaletoterapia (de γαργαλητό, hacer cosquillas; en griego todo parece de más fuste). Eso que el que un antiséptico tenga una acción terapéutica en la esquizofrenia y el gas de la risa lo tenga en la depresión dejan ciertamente el listón muy alto. Pero el tercer artículo, mire Ud. por dónde, tiene un no-se-qué (o a lo peor, un sí-sé-qué) que lo hace inigualable. Es un estudio relacionado con el acamprosato, un fármaco de acción consolidante de la abstinencia de alcohol que parece parcialmente relacionada con el inevitable glutamato de los huecos y que resulta más eficaz en pacientes con determina- 396 J. Medrano MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES dos marcadores de un gen que codifica una porción de –bingo, de nuevo- del receptor NMDA (34). Paréntesis: Lo del glutamato como rellenahuecos y generador de patternicity tiene el sólido apoyo de que, al menos en cerebro de ratas, se ha comprobado que el litio ejerce una acción reguladora sobre el sistema glutamatérgico, a la cual se podría atribuir el efecto eutimizante del catión (35). De nuevo el litio presto a justificar la invocación a cualquier agente o teoría para rellenar nuestros huecos de conocimiento. Tendría que haberlo incluido en la Tabla 1. Pues bien: Spanagel y colaboradores nos cuentan los resultados de un llamativo estudio en el que concluyen que el acamprosato no es la parte activa del acamprosato cálcico (36). Y si no lo es, solo cabe que lo sea el calcio, como el lector lince y la lectora linza habrán al punto deducido. El acamprosato es la sal cálcica del N-acetilhomotaurinato, un compuesto relacionado con la taurina. A Spanagel y colaboradores se les ocurrió ver cuál era el efecto de la sal sódica (es decir, del acamprosato sódico) en varios modelos animales, y comprobaron que no era en absoluto efectiva. Eso hacía pensar que el secreto de la acción terapéutica estaba en el calcio y, a modo de verificación, ensayaron otra sal, el gluconato de calcio, en los mismos modelos, y observaron efectividad antialcohólica. Es más: trasladaron sus pesquisas a la clínica humana y encontraron que los pacientes con calcemias más elevadas derivadas del tratamiento con acamprosato cálcico mostraban una mejor evolución según parámetros tales como el tiempo transcurrido hasta recidiva del consumo o la abstinencia acumulada. Con estos datos solo podían concluir que el N-acetil-homotaurinato es una molécula biológicamente inactiva y que actúa como algo así como de vehículo del calcio. Lo cierto es que ya que hay al menos un simpático antecedente, el del ácido valproico, cuya actividad antiepiléptica se puso de relieve al utilizarlo para disolver otro compuesto del que se esperaba una acción anticonvulsivante. Puesto que el nuevo producto, que demostró efectividad efecto en dicha solución, no fue eficaz cuando era disuelto en otras sustancias, se dedujo que la molécula realmente anticomicial era el disolvente (el valproico) y no el supuestamente activo, lo que constituye un ejemplo más de los muchos hallazgos casuales o serendípicos que jalonan la historia de la Farmacología (37). Pero aun contando con este precedente, en el caso del acamprosato lo llamativo es que el descubrimiento se ha producido después de la comercialización, momento en que, como dicen los autores, sus efectos, descritos “en más de 450 publicaciones originales y ensayos clínicos y en un millón y medio de pacientes pueden tener que ser atribuidos al calcio” en lugar de a la supuesta molécula activa. Y ahora, para cerrar, la moralina. El conocimiento humano ha avanzado mucho y sigue avanzando, y cada vez es menos necesario invocar a designios, planes o actuaciones (agentidad) divinos para explicar los huecos de ignorancia que encontramos en nuestro camino, básicamente, porque cada vez encontramos menos huecos. Pero eso no quiere decir que no encontremos huecos, ni que dejemos de actuar como humanes que necesitan rellenarlos o encontrar estructura (patternicity) en el cosmos para poder aprehenderlo y relacionarse con él. La Ciencia y sus hallazgos provisionales se han convertido en los actuales rellenahuecos, con modelos, hipótesis y teorías que pretenden dar respuestas definitivas cuando no sabemos si realmente existen tales respuestas. También se recurre a ellas para entrever un determinado patrón allí donde no es posi- Reflexiones nerviosas MÁRGENES DE LA PSIQUIATRÍA Y HUMANIDADES ble encontrarlo. Las supuestas respuestas y los posibles patrones, además, tienen vocación de ser definitivos, únicos, de no contemplar otras variables o posibilidades que ellos mismos. Habría que mantenerse alerta y no olvidar que el saber está siempre en construcción, y por ello tiene más sentido pensar que nos acercaremos cada vez más a cerrar los huecos que a terminar de taparlos definitivamente. Trasladado al ámbito de la relación clínica, no debe perderse de vista el conocimiento o la evidencia que sustentan nuestras intervenciones son siempre provisionales, por lo que en realidad más que de lo que sabemos habría que hablar de lo que a día de hoy creemos saber. Hay que recordar que lo que sostiene nuestra práctica es lo que más a mano tenemos para vadear nuestras dudas y nuestra ignorancia y la racionalidad de la Ciencia queda siempre matizada por nuestra estructura cognitiva necesitada de rellenar huecos y encontrar respuestas y patrones fáciles de entender. El obligado corolario es que por todo ello los valores que han de presidir la actividad asistencial son, de nuevo, la prudencia y la humildad. Bibliografía (1) Rougier SD. “C’est psychosomatique”. Est-ce le bon diagnostic? Paris: Albin Michel, 2008 (2) Album D, Westin S. Do diseases have a prestige hierarchy? A survey among physicians and medical students. Soc Sci Med. 2008; 66: 1828 [Texto completo en: http://www. sciencedirect.com/science/article/pii/ S0277953607003929#]. (3) Mosterín J. La naturaleza humana. Madrid: Espasa Calpe, 2008 (4) Shermer M. The Believing 397 Brain: From Ghosts and Gods to Politics and Conspiracies — How We Construct Beliefs and Reinforce Them as Truths. New York: Times Books, 2011 (5) Harcombe Z, Baker JS, Cooper SM, Davies B, Sculthorpe N, DiNicolantonio JJ, et al. Evidence from randomised controlled trials did not support the introduction of dietary fat guidelines in 1977 and 1983: a systematic review and meta-analysis. 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Sin duda, el proceso estuvo relacionado con la institucionalización de la enfermería general que experimentó un gran avance durante las primeras décadas del siglo XX, con la creación de la Escuela Nacional de Sanidad, el reconocimiento legal de los planes de estudio oficiales de practicantes y matronas o la apertura de las primeras escuelas de enfermería, entre otros hitos (1). Si bien en Primeros intentos de profesionalización de la enfermería psiquiátrica: de la Segunda República a la posguerra española (2), ya habíamos analizado algunas de las iniciativas formativas surgidas en diferentes ámbitos geográficos españoles, el objetivo en esta sección es la reproducción del Manual del enfermero en los manicomios. La portada de este manual firmado en el Sanatorio de Conjo (sic) en abril de 1930 fue reproducida en el mencionado trabajo, sin embargo Couceiro Freijomil en el Diccionario bio-bibliográfico de escritores data el libro de Vicente Goyanes Cedrón (1865-1954) (3), en 1909 (4), por lo que emprendimos la búsqueda de este temprano ejemplar, tan escaso en los fondos bibliográficos (5). Consideramos de gran interés la reproducción de este Manual editado por la imprenta de José María Paredes en Santiago en 1909, cuando Goyanes ya era catedrático de Medicina y médico de Conxo. La intención del médico gallego fue describir las condiciones que un enfermero, al cuidado de enfermos mentales, debía reunir y enumerar los deberes de estos cuidadores con los alienados. Merece la pena un breve análisis del contexto y el contenido de un manual ignorado muchas veces en la historia de la enfermería, como en la monografía de Francisco Ventosa Esquinaldo (6). Agradecimientos: Al Dr. Emilio González, quien nos ha facilitado esta edición para la reproducción y al Dr. David Simón Lorda por darme las pistas sobre el Manual del Enfermero en los Manicomios y sus acertados comentarios sobre el texto. Sin duda, sin la colaboración de los dos compañeros gallegos este trabajo no hubiese sido posible. Trabajo realizado en el marco de los Proyectos de Investigación HAR2012-37754-C02-01 (Ministerio de Ciencia e Innovación): Prácticas asistenciales y estrategias de institucionalización de la psiquiatría franquista (1939-1960). 404 Vicente Goyanes Cedrón y el Manicomio de Conxo Vicente Goyanes Cedrón, nacido en Ourense en 1865 y emparentado con los Barcia –una familia de médicos y psiquiatras que llega hasta nuestros días-, dedica el libro a su maestro Timoteo Sánchez Freire (18381912), primer director de la institución. Hay una segunda dedicatoria “a los enfermeros”, en la que, además de una alabanza a su trabajo y a su noble misión, alude a la necesidad de formación de éstos para “hacerles llevar con relativa felicidad el desgraciado estado en que se encuentran”. En la edición de 1930 del Manual, sin embargo, desaparece esta loable dedicatoria a los enfermeros y la primera página está dedicada al Arzobispo de Compostela, Fray Zacarías Martínez y, el ya entonces fallecido, Sánchez Freire pasa a la segunda página. No se puede desdeñar, tal como han señalado diversos autores (7), la poderosa influencia de la Iglesia en la institución gallega que, por una Real orden de 1891 (8), había aprobado que la Fundación Manicomio de Conxo fuera presidida por la Mitra compostelana (9) En el momento de la publicación de la primera edición del libro de Goyanes, Sánchez Freire que había dirigido la institución desde 1885, ya había sido sustituido por Juan Barcia Caballero (1852-1926), director desde 1906. Vicente Goyanes, catedrático de Histología y Anatomía Patológica en Santiago y formado junto a Pío del Río Hortega o Pittaluga, había trabajado en el manicomio compostelano desde su apertura. La reedición del libro en 1930 coincidió con el breve período en el que Goyanes Cedrón dirigió la institución compostelana, en la que acababa de sustituir a Francisco Bacariza Varela. En este último, el texto se complementó con Atribuciones y deberes del personal facultativo en armonía con lo que dispone el Reglamento del Manicomio de Conjo (1930), aprobado por la Junta de Gobierno y Administración del Manicomio en mayo de O. Villasante HISTORIAS CON HISTORIA 1931, que trataba de organizar la asistencia en la institución gallega, al estipular las funciones no sólo de los médicos, sino también de los practicantes. Entre ambas ediciones Goyanes también prologó Las carreras auxiliares médicas (1923) de Emilio Alonso García Sierra, en el que se dedicaban unas páginas al cuidado de los enfermos delirantes (10). Si bien el libro de Goyanes es el primero que hemos localizado dirigido específicamente a enfermeros psiquiátricos se pueden rastrear otras publicaciones previas en las que se ocupaban del cuidado de enfermos mentales como el Prontuario del enfermero de José Rodrigo (11). El fin de este último manual publicado por primera vez en 1891, y reeditado en 1932 por el director facultativo de los manicomios de Ciempozuelos, era enseñar a los Hermanos Novicios ligeras nociones de fisiología, anatomía, cirugía, así como “los mejores métodos para cuidar como enfermeros a la diversa clase de enfermos en que han de emplear sus caritativos auxilios”, tal como reza el preámbulo. Además, en el capitulo tres dedicado a los manicomios, incluye unas páginas para establecer unas reglas prácticas para los “enfermeros”, y describe las actitudes para tratar a agitados, sucios, encamados, ayunadores o desfilachadores. A diferencia del de Goyanes, no es un libro específico de cuidados psiquiátricos y deviene de la necesidad de formar a los religiosos que contaban con escasa instrucción. Cronológicamente este prontuario de los Hermanos de San Juan de Dios estaba aún distante del proceso de cambio en el personal de las instituciones psiquiátricas y de la legislación que iba a permitir la obtención del diploma de enfermero. Aunque Goyanes había estudiado Medicina en Santiago, sin duda, sus viajes a París, Berlín y Bruselas influyeron en la elaboración del Manual, ya que la formación de la enfermería en Europa había comenzado varias décadas antes. En 1885, la MédicoPsychologique Association había publicado el El Manual del Enfermero en los Manicomios (1909) de Vicente Goyanes: preludio... HISTORIAS CON HISTORIA Handbook for the instruction of attendants on the insane que, en los años treinta, ya contaba con seis ediciones (12). Llama la atención, sin embargo, que en la edición de 1930, no se añada ningún contenido y no cite libros como Der seelisch kranke Mensch und seine Pflege [El enfermo mental y su cuidado], obra finlandesa publicada en 1926 y traducida al alemán por su propia autora, Neuman-Rahn, Hints to probationer Nurses in Mental Hospitals” editada en Londres, en 1926 o Geistekrankenpfleger [El cuidador de los enfermos mentales] que, en 1929, ya contaba con una tercera edición. Las iniciativas formativas enfermeras van a partir, como en la mayor parte de los países, de los médicos que trabajaban en las instituciones psiquiátricas, quienes tampoco en España tenían reconocida oficialmente su especialidad. Estos alienistas, entonces en pleno proceso de legitimación de la psiquiatría, tal como recoge Rafael Huertas, en su conocido libro Organizar y persuadir. Estrategias profesionales y retóricas de legitimación de la medicina mental española (1875-1936) (13), pertenecieron a la llamada “Edad de Plata” y la Generación de Archivos de Neurobiología. Hay que destacar la iniciativa de Goyanes cuya práctica se hallaba centrada en una institución gallega bien alejada de Madrid o Barcelona, centros que clásicamente se han ligado a los avances de la “ciencia mental”. De hecho, sobre estos dos núcleos pivotaron los cambios generados en el primer tercio de siglo, cuya su máxima expresión fue el Decreto sobre asistencia a enfermos mentales del 3 Julio de 1931 y la creación del Consejo Superior Psiquiátrico, que impulsó numerosas reformas ligadas a nombres como José Miguel Sacristán, Gonzalo Rodríguez Lafora o Enrique Fernández Sanz (14). Los enfermeros psiquiátricos en el Manicomio de Conxo El Manual del enfermero en los manicomios, se podría encuadrar en el proceso de 405 transformación de la atención a los enfermos mentales que tuvo lugar durante las primeras décadas del siglo XX, sin embargo estaba aún lejos de los cambios planteados en la reforma psiquiátrica republicana. Separado casi un cuarto de siglo del emblemático manual de Luis Valenciano La asistencia al enfermo mental, publicado en 1933, dista de su riqueza y soporte bibliográfico (15). El libro del neuropsiquiatra murciano, subdirector del Sanatorio Neuropático de Carabanchel Bajo, cita manuales en lengua inglesa, alemana, francesa o finlandesa, ausentes en el libro del gallego. En la introducción y antes de abordar las “condiciones que debe reunir el enfermero” el facultativo gallego alude a la necesidad de la vulgarización de los principios de la perturbación mental y remarca que éstos deben ser conocidos por los cuidadores. No se olvida Goyanes del clásico guiño al “mito fundacional” de los manicomios en España. Parafraseando a un alienista a quien no cita, el médico de Conxo enumera las condiciones del enfermero que incluyen “moral y prudente, cariñoso y buen observador, sobrio y arreglado, inclinado a cumplir con su deber, amigo del orden y del aseo, y que tenga iniciativas” (Goyanes, p.8). Estas cualidades asimiladas a las de un ángel de la guarda están, además, cargadas de un sentido religioso propio del cuidado de los enfermos hasta entonces. Los problemas con el personal subalterno fueron identificados en esas décadas y la Sociedad de Neurología y Psiquiatría, fundada en 1911, consideró la organización de un cuerpo de enfermeros/as en los asilos. En el conocido artículo Gonzalo Rodríguez Lafora La polémica en torno a los manicomios de 1916, objeto de otra aportación de “historias con historia” en el número de 112 de esta Revista (16), se señalaba a los vigilantes del Manicomio de Valencia como “hombres ineducados, sucios desgarbados”(17), destacando la escasa profesionalización de la enfermería. No fue hasta la Segunda República, cuando 406 la formación de enfermeros y enfermeras comienza a adquirir un carácter lacio-profesional y se descarga del sentido caritativoreligioso previo (18). La reglamentación de las funciones del personal “enfermero” no mejoró la situación en el Manicomio de Conxo, a juzgar por el informe de Bacariza, el director al que sucedió Goyanes, quien señalaba, en 1927, la escasez de empleados y los bajos sueldos, circunstancias que no favorecían una buena atención al enfermo. La reedición del Manual del enfermero en los manicomios, en 1930, coincide con una tentativa de avance asistencial cuando además trabajaban en la institución el ex director Bacariza Varela, Pérez López Villamil y Lois Asorey. Sin embargo, la situación aún empeoró en los siguientes años y pudo precipitar la dimisión de Goyanes en 1931. Sólo tres años después, cuando Ramón Rodríguez Somoza ocupaba la dirección una denuncia de los empleados criticaba despidos de personal subalterno y condiciones precarias de las enfermeras (19). El médico de Conxo, después de describir brevemente las condiciones del enfermero enumera las diferentes tipologías de “locos”: agitados, tranquilos -entre los que incluye los tristes-, epilépticos, sucios o cliniquesas y recluidos judicialmente. Estos grupos eran, en general, separados en departamentos que recibían estos mismos nombres –sección de tranquilos, de agitados, de sucios…- y se han mantenido hasta bien entrado el siglo XX, en la mayor parte de las instituciones psiquiátricas españolas. Entre estos grupos advierte especialmente de la agresividad de los epilépticos y describe el modo de actuar para prevenir el daño en los accesos epilépticos. En el siguiente apartado del libro de Goyanes se expone “la conducta que los enfermeros deben observar con los enfermos”, a quienes asimila a niños susceptibles de enseñarles reglas de urbanidad, orden, limpieza y prácticas religiosas. Este conjunto de actuaciones O. Villasante HISTORIAS CON HISTORIA que el enfermero debía atender eran premisas del tratamiento moral y físico de los alienados y las expone organizadas en las siguientes áreas: limpieza, alimentación, vestido, sueño y medios de sujeción. Si bien la literatura médica de esa época había asimilado teóricamente el non-restraint, las denuncias de la prensa, como el ya citado artículo de Rodríguez Lafora pocos años después, reflejaban instituciones españolas deplorables con enfermos con grilletes y cadenas. Goyanes argumenta que los métodos restrictivos podían evitarse con el talento del enfermero y la confianza de éste con el enfermo, de modo que la sujeción debía reducirse a lo mínimo y emplearse sólo con una orden médica. En las últimas páginas del Manual, el médico gallego enumera 15 deberes que los distribuye en otros tantos artículos, relacionados con las disposiciones del Reglamento por el que se regía la institución compostelana. En realidad resume el contenido del Manual y su lectura nos ilustra sobre los cuidados básicos que, si bien un siglo más tarde parecen obvios para una enfermería psiquiátrica especializada, era preciso reglamentar en instituciones cuyo personal en esa época, incluido el facultativo, carecía de una formación básica y elemental sobre las enfermedades mentales. Los manuales de enfermería durante la Segunda República El breve Manual del enfermero en los manicomios no es sino el preámbulo de una serie de publicaciones que trataron de sistematizar los conocimientos necesarios para el cuidado de los enfermos mentales. Décadas después, durante la Segunda República (19311936) se produjeron numerosos cambios legislativos que permitieron una mejor formación para enfermeros y enfermeras (20), entre las que destaca la regulación del Diploma de enfermero psiquiátrico, cuyos requisitos fueron recogidos en la orden del 16 de mayo de El Manual del Enfermero en los Manicomios (1909) de Vicente Goyanes: preludio... HISTORIAS CON HISTORIA 1932 (21). En general, los textos de los años treinta trataron de dar respuesta al programa oficial para obtener el certificado de aptitud de “enfermero psiquiátrico”, que comprendía 24 lecciones. El primero del que tenemos constancia, El enfermero psiquiátrico, fue publicado en Elda por el director del Sanatorio Mental López Mora, en 1932 (22). En julio de ese mismo año el Consejo Superior Psiquiátrico convocó un concurso para la presentación de una obra que se ajustara al programa de formación. La asistencia al enfermo mental de Luis Valenciano resultó premiado y, editado en 1933, fue recomendado, aunque algunas instituciones buscaron más alternativas a las carencias formativas del personal, en ocasiones diferentes en función del género del cuidador (23). Por ejemplo, el subdirector del Sanatorio de Ciempozuelos para hombres, Eulogio García de la Piñera escribió Lecciones teóricas y prácticas para contestar al curso elemental de enfermeros psiquiátricos en 1935 (24), mientras que José Salas, el médico del manicomio de Mujeres de Ciempozuelos publicó, en 1935, Manual de la enfermera general y psiquiátrica, cuyo fin principal era la instrucción de las cuidadoras de enfermas mentales (25). En general, estos libros recogieron las lecciones y cursos organizados en las diferentes instituciones como en la Clínica Mental de la Diputación de Barcelona, donde Ricardo Bordás Jané recopiló las Contestaciones al programa oficial para obtener el diploma de enfermero psiquiátrico (26), o en el Manicomio de Valencia, donde el Prontuario del enfermero psiquiátrico, sintetizó las lecciones impartidas por su director Francisco Domingo Simó (27). En resumen, se podría afirmar que el Manual de Goyanes es destacable por ser el primero de esta serie de interesantes libros, aun por investigar. Su difusión fue prácticamente nula en la península e incluso escasa dentro del ámbito gallego. Traduce la sensi- 407 bilidad e inquietud del director de Conxo y su reproducción interesa en la medida que es un texto casi desconocido y prácticamente ignorado. Consideramos que fue el preludio de un intento de “organización” de la enfermería psiquiátrica en España, que fracasó por la falta de estructuras asociativas, publicaciones científicas específicas y acusaciones de intrusismo. La guerra civil, sin duda, interrumpió y fragmentó la formación y las condiciones para que un grupo de profesionales pudiera reivindicar la especialización. Bibliografía (1) Hernández Martín, F (eds.). Historia de la Enfermería en España. Madrid: Síntesis, 1996: 227- 240 (2) Villasante, O. Primeros intentos de profesionalización de la enfermería psiquiátrica: de la Segunda República a la Posguerra Española. En: Simón David et al. (eds) Razón, locura y sociedad. Una mirada a la historia desde el siglo XXI, Madrid, AEN, 2013: 315329. (3) Simón Lorda, D. Locura, Medicina y Sociedad. 1875-1975, Xunta de Galicia, 2005: 215-7. (4) Couceiro Freijomil, A. Diccionario biobibliográfico de escritores, Santiago, Editorial de los bibliófilos gallegos, 1952: 205-6. (5) Goyanes Cedrón, V. Manual del enfermero en los manicomios. Santiago: Tipo de José Mª Paredes, 1909. (6) Ventosa Esquinaldo F. Cuidados psiquiátricos de enfermería en España (siglos XV al XX). Una aproximación histórica. Madrid: Editorial Díaz de Santos, 2000. (7) González Fernández, E. A psiquiatría en Galicia. A psiquiatria galega e Conxo, Do Rueiro, Madrid, 1977. (8) Angosto Saura, T., García Álvarez, M., González García, A. Historia del Manicomio de Conxo: sus primeros médicos y sus clasificaciones diagnósticas (un estudio a través de 528 408 historias clínicas). Siso-Saúde, 1998, 31, 17-30. (9) Torres Cubeiro, M. Equivalentes funcionales: Catolicismo, Banca y Psiquiatría privada. La fundación Manicomio de Conxo en Santiago de Compostela (1885-1931), Fes, Navarra, 2010. disponible en: torrescubeiro. weebly.com/med-soc.html. (10) Alonso García Sierra, E. Las Carreras Auxiliares Médicas, Madrid: Librería internacional de Romo, 1923: 290-2. (11) Rodrigo J. Prontuario del enfermero. Madrid: Imprenta y librería de Nicolás Moya, 1891 (12) Handbbook for the instruction of attendants on the insane, consultado el 25 de abril de 2013 en http://archive.org/details/ handbookforinst01assogoog (13) Huertas, R. Organizar y persuadir. Estrategias profesionales y retóricas de legitimación de la medicina mental española (1875-1936). Madrid: Frenia, 2002. (14) Campos R. Huertas García-Alejo, R. Estado y asistencia en España durante el primer tercio del siglo XX, Rev Asoc esp Neuropsiq (Madr) 1998; 65(18):99-108. (15) Valenciano, L. La asistencia al enfermo mental. Publicaciones de Archivos de Neurobiología, 1933 (16) Villasante, O. La Polémica en torno a los manicomios, 1916. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2011, 31 (112): 767-89 (17) Rodríguez Lafora, G. Los manicomios españoles, España, 12 oct 1916, 90: 8-10. (18) Siles Gonzáles, J. Origen histórico de la profesionalización de los cuidados mentales: los practicantes, enfermeros y visitadoras O. Villasante HISTORIAS CON HISTORIA psiquiátricas. Enfermería Científica, nº 174175, 1996: 49-53. (19) Simón Lorda, D. La asistencia psiquiátrica en Galicia en las Segunda República (1931-1936). En Angosto Saura, T., Rodríguez López, A., Simón Lorda, D. Setenta y cinco años de historia de la psiquiatría 19241999, AEN- AGS, Ourense, 2001, p. 228. (20) Vera Pérez, J. A. Hernández Conesa, J. M. Un análisis educativo de la formación enfermera en España durante la Segunda República, Murcia, Diego Marín Librero editor, 2011. (21) Gaceta de Madrid, 20 mayo de 1932. (22) López Mora, M., El enfermero psiquiátrico, Elda, 1933 (23) Miqueo, C., Muñoz Zaragoza, B. La Enfermería Psiquiátrica. En Fernández Doctor (coord.), Historia de la psiquiatría del siglo XX en Aragón, 2014: 337-369. (24) García de la Piñera E. Lecciones teóricas y prácticas para contestar al curso elemental de enfermeros psiquiátricos. Ciempozuelos: Imprenta hermanos de San Juan de Dios, 1935. (25) Salas, J. Manual de la enfermera general y psiquiátrica. Madrid: Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, 1935. (26) Bordás y Jané, R. Contestaciones al programa oficial para obtener el diploma de enfermero psiquiátrico, Barcelona, Librería aragonés, 1933. (27)Doming Simó F. Prontuario del enfermero psiquiátrico. Valencia. Imp. V. Climent Vila, 1936. PARA LEER LIBROS Enrique González Duro. Prácticas e ideas en el tratamiento de la locura. De la Revolución francesa al final del Nazismo. (Paloma Vázquez de la Torre Escalera). DOCUMENTOS EN LA RED Varios. (Juan Medrano). Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 423-429 423 PARA LEER LIBROS Enrique González Duro. Prácticas e ideas en el tratamiento de la locura. De la Revolución francesa al final del Nazismo. eBOOKfacil.es, 2014. 374 pp. Edición digital. El papel que tuvieron los psiquiatras en la esterilización y exterminio de enfermos mentales en la Alemania nazi y los territorios ocupados fue silenciado durante décadas. Es a partir de los años ochenta del siglo XX cuando comienzan a aparecer los primeros estudios y publicaciones sobre este dramático acontecimiento (inicialmente llevados a cabo por historiadores y no por médicos). Estas investigaciones han ido proliferando en los primeros años del siglo XXI, destacando en este sentido los tres números monográficos que la revista International Journal of Mental Health dedicó en los años 2006-2007 a los efectos que la ideología nacionalsocialista y la Segunda Guerra Mundial tuvieron en los enfermos mentales y asilos de Europa, centrándose en las políticas de exterminio de pacientes, los efectos del hambre en los asilos y la práctica de la esterilización forzada. Enrique González Duro, conocido psiquiatra y escritor, nos presenta a través de Prácticas e ideas en el tratamiento de la locura. De la Revolución francesa al final del Nazismo, un recorrido histórico de la psiquiatría a lo largo de dicho periodo, tratando de explicar cómo la evolución y el desarrollo de las prácticas e ideas psiquiátricas pudieron llevar a la participación de esta ciencia médica (y necesariamente también humanista) en el exterminio de enfermos mentales en la Alemania nazi. Su lectura, a pesar de las casi cuatrocientas páginas de extensión, resulta sencilla y amena, lo cual no sorprende en un autor que cuenta con varios libros divulgativos, entre ellos diversas biografías de personajes relevantes de la historia de España como Fernando VII, Juan Ramón Jiménez o Franco, entre otras. Sin duda, La historia de la locura en España, a pesar de que ha cumplido ya las dos décadas, sigue siendo un libro de referencia para acercarse a la historia del tratamiento a los enfermos mentales en nuestro país. Prácticas e ideas en el tratamiento de la locura se divide en once capítulos, encabezados por un prefacio. Ya en éste, a mi modo de ver, el autor hace una declaración de intenciones al iniciar la obra con una carta que Antonin Artaud escribió a los directores de manicomios tras pasar nueve años internado en diversas instituciones y recibir numerosas sesiones de terapia electroconvulsiva. Artaud denuncia los internamientos arbitrarios, la prepotencia de la ciencia y el desposeer al loco de su palabra, aunque sea delirante. Algunas de estas ideas sobrevuelan a lo largo de la obra mostrándose de nuevo que el conocimiento de la historia es indispensable para evitar la repetición de los errores y para reflexionar sobre las ideas y prácticas que rigen nuestro tiempo. Los primeros capítulos están dedicados al desarrollo de la psiquiatría francesa en el siglo XIX. El autor marca el origen de la psiquiatría como ciencia en la Revolución francesa, aun reconociendo lo que de mito fundacional siempre ha tenido este acervo, y si bien dedica un primer capítulo para apuntar los antecedentes pre-revolucionarios que llevaron a un confinamiento 424 cada vez más generalizado de los locos en los asilos. Describe González Duro el nacimiento del alienismo con Pinel y cómo éste acabó, siguiendo la tesis foucaultiana, convirtiendo al asilo en un espacio judicial, y al tratamiento moral, según ha señalado Robert Castel, en una pedagogía moral. Se desarrolla a continuación en el libro la expansión del alienismo y la proliferación de asilos, con Esquirol como figura central, deteniéndose en su concepción de la monomanía y la penetración, a través de ésta, del alienismo en el aparato judicial. Señala también el autor la influencia de Esquirol en la promulgación en 1838 de una legislación sobre el internamiento de enfermos mentales. El fracaso del tratamiento moral, con unos asilos atestados de enfermos a los que no era posible dar un tratamiento individualizado y donde el trato coercitivo estaba a la orden del día, dejó paso al degeneracionismo, al que el autor dedica los siguientes capítulos. Nos recuerda la concepción de “degeneración” de Morel de 1857 y su influencia en el concepto de “criminal nato” de Lombroso que, junto con las primeras investigaciones anatomoclínicas, sumiría a la concepción de la enfermedad mental en el pesimismo terapéutico y la cronicidad. Por otro lado, la degeneración trascendería el campo médico para entrar en el social, convirtiendo al clínico en garante y guardián del bien social. Y en este sentido, se apunta cómo la esperada ley de 1838 sirvió para que se llevaran a cabo internamientos masivos, algunos con carácter preventivo, de enfermos, indigentes, o cualquiera que se consideraba que tenía una conducta socialmente anormal -lo que relaciona el autor con el surgimiento de la noción de instinto-. Los últimos capítulos están centrados en la psiquiatría alemana, donde el autor expone los avatares de esta ciencia en Alemania hasta la irrupción de la Primera Guerra PARA LEER Mundial, con la relevancia que tuvo (y tiene) la figura de Kraepelin a través del desarrollo de su nosología, basada en criterios evolutivos. El libro describe a continuación como, en el contexto histórico del fracaso alemán en la Primera Guerra Mundial que llevó al alzamiento del Tercer Reich, las teorías degeneracionistas influyeron en los psiquiatras alemanes, junto con la obra de Alfred Hoche donde éste abogaba por la eutanasia negativa de enfermos mentales, por ser consideradas “vidas desprovistas de valor”. Dedica el autor el último capítulo a las políticas de esterilización y exterminio de enfermos mentales en la Alemania nazi. Las teorías eugenésicas, que eran seguidas y aplicadas en un gran número de países occidentales, llevaron a la esterilización forzada de dos millones de personas en Alemania entre 1933-1945. Por su parte, el Programa T4 acabaría con la vida de unos cien mil enfermos en cámaras de gas, continuando con otras formas de muerte en los asilos, como la privación de alimentos o las sobredosis de fármacos. Termina el autor denunciando la impunidad que tuvieron estos crímenes y la falta de arrepentimiento de los psiquiatras que participaron en ellos. Tal vez el cierre del libro resulte un tanto desasosegante, al hacerlo con uno de los episodios más abominables de la historia de la psiquiatría y sin un apunte hacia la evolución que ha tenido esta ciencia, ayudada por el desarrollo de las sucesivas legislaciones sobre Derechos Humanos tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Uno se pregunta si este final perturbador no querrá tener el efecto, como dicen los psicoanalistas del final de las sesiones, de inquietarnos y hacernos reflexionar a los que nos dedicamos a la clínica. Paloma Vázquez de la Torre Escalera 425 PARA LEER DOCUMENTOS EN LA RED • Prevención y política sanitaria The Global status report on violence prevention 2014 - Informe sobre la situación mundial de la prevención de la violencia 2014 Documento elaborado con datos de 133 países, y que es el primero de su naturaleza que evalúa los esfuerzos de los diferentes estados para abordar la violencia interpersonal (es decir, maltrato infantil, violencia juvenil, violencia en la pareja y violencia sexual, y maltrato a ancianos). Publicado conjuntamente por la OMS, el Programa de Desarrollo de la ONU y la Oficina de la ONU sobre Drogas y Delincuencia, el informe reclama un incremento de los programas de prevención de la violencia, una legislación más enérgica y la proclamación de leyes que contribuyan a la prevención de la violencia, así como a la creación y mejora de los servicios de atención a las víctimas. Disponible en Internet en su totalidad en inglés (http://apps.who.int/iris/bitstr eam/10665/145086/1/9789241564793_eng. pdf?ua=1&ua=1); se ha divulgado también un “resumen de orientación” en español (http://apps.who.int/iris/ bitstream/10665/145089/1/WHO_ NMH_NVI_14.2_spa.pdf?ua=1&u) y existe una infografía resumen igualmente en castellano (http://www.who.int/ violence_injury_prevention/violence/ status_report/2014/1579_VIP_Infographic_ Spanish_REV_ACRO.pdf?ua=1). Guía de despistaje de riesgo de suicidio en adolescentes, adultos y ancianos en Atención Primaria Originalmente titulada “Screening for suicide risk in adolescents, adults, and older adults in primary care: U.S. Preventive Services Task Force recommendation statement”, es una guía editada por la National Guideline Clearinghouse estadounidense. http://www.guideline.gov/content. aspx?id=48193 Siete pasos para prevenir y manejar la violencia en pacientes con trastorno bipolar - 7 Steps to Prevent and Manage Violence in Bipolar Patients Presentación en diapositivas disponible en Psychiatric Times en la que Allison MR Lee e Igor I Galynker formulan algunas propuestas al respecto. http://www.psychiatrictimes.com/ bipolar-disorder/7-steps-preventand-manage-violence-bipolarpatients?GUID=D6A56A7B-1628-49E1BCA8-E107E4DB979E&rememberme=1&t s=15112014#sthash.LL10zJ3N.dpuf Factores protectores de la conducta suicida en Psiquiatría Infantil Monográfico del Canadian Journal of Psychiatry, de acceso gratuito y libre, organizado en comentario introductorio y seis capítulos que van analizando la cuestión. http://publications.cpa-apc.org/cjp/2015/ supplement/files/assets/downloads/ publication.pdf La depresión como crisis global Discurso del exsecretario general de la ONU, Kofi Anan, en la cumbre “La crisis global de la depresión: el bajón del siglo XXI?” (The Global Crisis of Depression - The Low of the 21st Century), celebrada en Londres a finales del pasado mes de noviembre. En ella, líderes mundiales, responsables políticos, profesionales y académicos han instado a los países de todo el mundo a hacer un mayor esfuerzo para ayudar a los 350 millones de personas que sufren depresión. 426 http://kofiannanfoundation.org/newsroom/ speeches/2014/11/global-crisis-depression • Sociedad Boletín sobre Vulnerabilidad Social Recogemos un número de este boletín, publicado por Cruz Roja, que incluye datos específicos sobre la incidencia de enfermedades o problemas crónicos de salud, acceso y atención en el sistema sanitario público y en los servicios sanitarios privados y accidentalidad, con un análisis que permite inferir la influencia de los determinantes sociales en la salud de las personas encuestadas. El porcentaje de personas en situación de vulnerabilidad social que ha manifestado tener alguna enfermedad o problema de salud crónico o de larga duración asciende al 34%, más del doble que la población general. La vulnerabilidad social tiene consecuencias en el estado anímico: un 37% de las personas encuestadas se sienten tensas o nerviosas “siempre” o “casi siempre”. Entre ellas, las mujeres en edad activa son mayoría. Un 50% dice tener “siempre la cabeza llena de preocupaciones”. El 32% manifiesta no tener ilusión por las cosas “nunca” o “casi nunca”. El 97,4% de las personas entrevistadas utiliza el sistema público de salud. Más del 70% considera que la atención recibida es buena o muy buena. El 35,1% ha tenido dificultades económicas para cubrir gastos relacionados con su salud en el último año. Las dificultades más frecuentes son los problemas para pagar medicinas que ya no cubre la Seguridad Social, no tener capacidad para pagar al dentista y tener que afrontar el copago de medicinas. Un 1,5% no tiene tarjeta sanitaria. Estar en riesgo de pobreza y exclusión social (AROPE) influye negativamente en el estado de salud, algo que se refleja en la mayor incidencia de enfermedades graves y crónicas. También incide en las dificultades económicas para la atención de la propia salud. PARA LEER h t t p : / / w w w. s o b r e v u l n e r a b l e s . e s / sobrevulnerables/ficheros/boletines/ boletinn9.pdf El empleo en las personas con discapacidad Informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadística con datos de 2013. Según la Base de Datos Estatal de las Personas con Discapacidad, 1.428.300 personas de edades comprendidas entre los 16 y los 64 años y residentes en hogares familiares tenía certificado de discapacidad en 2013. Esta cifra representa el 4,7% de la población española en edad laboral. De este colectivo, un 37,4% eran activos en 2013, lo que representa una tasa de actividad casi 40 puntos inferior a la de la población sin discapacidad. La tasa de paro para el colectivo fue del 35,0% en 2013, lo que supone nueve puntos más que la de la población sin discapacidad. La tasa de empleo de las personas con certificado de discapacidad era del 24,3%. El 88,4% de los ocupados eran asalariados y, de éstos, el 79,2% tenía contrato indefinido. El 26,6% de los ocupados con discapacidad que trabajaban en centros ordinarios contaba con alguna deducción en las contribuciones a la Seguridad Social y el mismo porcentaje tenía un contrato específico de discapacidad. http://www.ine.es/prensa/np883.pdf El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género Institución creada en el año 2002, cuya finalidad principal consiste en abordar el tratamiento de esta forma de violencia desde la Administración de Justicia. Está integrado actualmente por el Consejo General del Poder Judicial, el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Igualdad, la Fiscalía General del Estado, las CCAA con competencias transferidas en Justicia y el Consejo General de la Abogacía Española. Según indica en su página web, el 427 PARA LEER Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género es un instrumento de análisis y de actuación que, en el ámbito de la Administración de la Justicia, promueve iniciativas y medidas dirigidas a erradicar el problema social de la violencia doméstica y de género. http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/ Temas/Violencia-domestica-y-de-genero/ElObservatorio-contra-la-violencia-domesticay-de-genero El coste del estrés laboral y los riesgos psicosociales - Calculating the cost of workrelated stress and psychosocial risks Informe elaborado por encargo de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo que resume los resultados de una revisión de la literatura centrada en los costes del estrés relacionado con el trabajo, la carga de trabajo excesiva, la violencia en el trabajo y otros riesgos psicosociales. Las comparaciones entre países, e incluso dentro del mismo país, resultan muy difíciles debido a múltiples problemas. Los autores consideran, sin embargo, que las cifras dadas en su informe son extremadamente conservadoras y que los costes reales son considerablemente mayores que sus estimaciones, lo que justifica ampliamente la adopción de medidas preventivas. https://osha.europa.eu/en/publications/ literature_reviews/calculating-the-cost-ofwork-related-stress-and-psychosocial-risks • Derechos Humanos Derechos Humanos y Discapacidad. Informe España 2013 Elaborado por la Delegación del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) para la Convención de la ONU y para los Derechos Humanos, informado por el Comité de Apoyo del CERMI para la Convención de la ONU y aprobado por el Comité Ejecutivo del CERMI de 22 de mayo de 2013. Incluye en su texto un análisis de la situación por artículos de la Convención, un análisis estadístico de las consultas y quejas recibidas en el CERMI en el año, los informes presentados en 2013 por otras instituciones y el resultado de la Clínica Jurídica sobre el Derecho a una Educación Inclusiva. http://www.convenciondiscapacidad. es/Informes_new/V%20INFORME%20 DDHH%202013.pdf • Ética Guía sobre conflictos éticos en Psiquiatría y Psicoterapia Bajo la dirección de Diego Gracia y Juan José Rodríguez Sendín, y con la participación de Beatriz Baón, Alfredo Calcedo Barba, María Muñoz-Grandes, Blanca Morera, Fernando Santander, José Antonio Seoane y Tirso Ventura, esta guía tiene como objetivo ayudar a resolver problemas éticos que pueden surgir en este ámbito clínico. La obra, que contempla 30 casos prácticos agrupados en cuatro secciones, pretende formar a los profesionales en el manejo de una metodología para después poder aplicarla a su práctica clínica diaria. http://www.medicosypacientes.com/ articulos/archivos/imagenes/Conflictos_ Eticos_PsiquiatriaPsicoterapia.pdf Declaración del Comité de Bioética de Aragón sobre las sujeciones físicas y farmacológicas en el ámbito social y sanitario Documento que partiendo de que la sujeción entraña un conflicto ético entre los principios de autonomía (limitación de la libertad del paciente en contra de su voluntad), de beneficencia (deseo bienintencionado de protección al paciente, a su entorno y autoprotección física y legal del personal), de no maleficencia (no podemos asegurar que su uso no produzca 428 daño, dolor ni sufrimiento) y de justicia (desde el punto de la no discriminación), afirma que cualquier decisión o acción tomada en nombre de una persona debe perseguir su mejor interés y que cuando una persona tome una decisión en nombre de un adulto o menor que no tiene capacidad, debe asegurarse que la decisión es la menos restrictiva para los derechos fundamentales y libertades del individuo y al mismo tiempo lograr el objetivo de evitar el daño para el paciente y para otros. A partir de ahí plantea la limitación de la medida, la existencia de protocolos de aplicación y la necesidad de formación del personal en la materia, al tiempo que insta al Departamento de Sanidad, Bienestar Social y Familia de Aragón a que elabore “la oportuna normativa para regular el uso de sujeciones físicas y farmacológicas, de acuerdo con la Resolución del Justicia de Aragón de 27 de mayo de 2014, como garantía del respeto de los derechos de los usuarios”. http://www.comz.org/wp-content/ uploads/2015/02/DECLARACI%C3%93NCBA-SUJECIONES-F%C3%8DSICAS-YFARMACOL%C3%93GICAS.pdf Informe sobre Ética de Medscape Presentación en diapositivas elaborada por Leslie Kane, comentando los resultados de una encuesta entre 21000 médicos (17000 en los EEUU, 4000 europeos) y dividida en dos partes. La primera (http://www.medscape. com/features/slideshow/public/ethics2014part1) se refiere a aspectos relacionados con la vida, la muerte y el dolor, mientras que la segunda (http://www.medscape.com/features/ slideshow/public/ethics2014-part2?src=wnl_ edit_specol&uac=37878MR#1) está dedicada a cuestiones como el dinero, las actuaciones profesionales o las relaciones íntimas con pacientes. Para acceder a ella es necesario ser usuario registrado (un proceso rápido y gratuito). PARA LEER • Boticas Comparación internacional de uso de medicamentos – Análisis cuantitativo - International Comparison of Medicines Usage: Quantitative Analysis Informe publicado el pasado mes de noviembre la Association of the British Pharmaceutical Industry (ABPI), el equivalente británico a Farmaindustria, siguiendo la metodología empleada en otro previo: Extent and causes of international variations in drug usage, más conocido como el Richards Report, editado en año 2010. El nuevo informe compara los datos de consumo de una serie de medicamentos de 13 grandes naciones del mundo en el periodo comprendido entre marzo 2012 y marzo 2013. Los grupos estudiados incluyen entre otros trombolíticos, estatinas, antipsicóticos de segunda generación, interferón, antirretrovirales, inhibidores de la proteasa para Hepatitis C y antidiabéticos (insulinas y antidiabéticos orales). El informe demuestra que España, pese al copago, mantuvo en 2013 la segunda posición de consumo global en indicadores “clave” en comparaciones internacionales, solo precedida por Francia y por delante de los EEUU. http://www.abpi.org.uk/our-work/library/ industry/Documents/meds_usage.pdf Richards Report: http://www.abpi.org.uk/ Pages/default.aspx • Guías La Guía práctica de actuación frente el Ciberacoso Dirigida a profesionales de la Salud, esta guía es fruto de los esfuerzos de un grupo multidisciplinar de expertos: pediatras, psicólogos, psiquiatras, educadores, tecnólogos, abogados, entre otros y ha sido editada conjuntamente por la Sociedad Española de Me- PARA LEER dicina del Adolescente (SEMA), el ente Red. es, del Ministerio de Industria y la Unidad de Adolescencia del Hospital Universitario La Paz. Su finalidad es facilitar el diagnóstico, el tratamiento y la prevención del acoso escolar dentro del entorno sanitario. Para ello da las claves de una mejor coordinación entre los ámbitos familiar, escolar, policial y judicial. h t t p : / / w w w. c h a v a l . e s / c h a v a l e s / 429 catalogoderecursos/nueva-gu%C3%AD-decl%C3%ADnica-sobre-el-ciberacoso-paraprofesionales-de-la-salud Juan Medrano NOVEDADES EDITORIALES EN www.tienda-aen.es AEN eds.), La formación de ud mental en España, 7-72-4 R. HERRERA VALENCIA, tal de la población re- eds.), Crimen y locura, Asociación Española de Neuropsiquiatría ,!7I 4J5-cih bh! promoción de la participación y autonomía en Salud Mental La pragmática de la institución psicoanalítica en la sociedad actual y J. M. BERTOLÍN siquiatría en España LDE RIVAS PADILLA, La instituciones de Salud NARS (eds.), os y el trabajo en red CUDERO as tras la reforma psi- E LUQUE (eds.), Psicopsicóticos, 2006. discurso psicótico, 2006. RIVAS PADILLA (eds.), álisis en la sociedad de AE N Asociación Española Profesionales de Salud Mental Neuropsiquiatría GUÍA PARTISAM TEORÍA Y PRÁCTICA PSICOANALÍTICA DE LAS PSICOSIS La pragmática de la institución psicoanalítica en la sociedad actual de C U A D E R N O S A. E. N. ESTUDIOS / 53 T É C N I C O S 21/05/14 12:46 8. 9. 10. 11. 12. 13. 15. 16. 17. 19. 20. 53 , 17 6. 7. 14. promoción de la participación y autonomía en Salud Mental I. GONZÁLEZ LLONA 3. RODRÍGUEZ, A. CIBEIRA eds.), Razón, locura y historia desde el siglo SIMOND (eds.), Grupos Qué son, cómo funcio, 2013. 5. GUÍA PARTISAM .), Vida laboral, estrés 1. 2. 3. 4. 18. A. E. N. / ESTUDIOS L (eds.), Salud mental, . ornos mentales comun, 2009. FERNÁNDEZ LIRIA, P. ncia y salud mental. institucional, estruc09. ORIEGA (eds.), Gestión 009. S PADILLA (eds.), El psilo político, 2009. SAGASTI, O. VILLASANTE nuestros días. 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SSuárez 4. , ,C.C.F.F.RR ojero (eds.), Paradigma sistémico y terapia familiar, 1983.1983. (agotado) ORCÉS(ed.), (ed.),Aproximación Aproximacióndinámica dinámica a las psicosis, 1983. 5. V. V. CCorcés 5. a las psicosis, 1983. (agotado) 6. Cronicidad en en psiquiatría, 1986. SPINOSA(ed.), (ed.), Cronicidad psiquiatría, 1986. 6. J.J. EEspinosa 7. J. L. P edreira M assa (ed.), Gravedad psíquica en la 1986. (agotado) eninfancia, la infancia, 1986. 7. J. L. PEDREIRA MASSA (ed.), Gravedad psíquica 8. J. A. Fernández Sanabria, J. Maura Abril, A. Rodríguez Gómez (eds.), I Jornadas de la 8. J. A. FERNÁNDEZ SANABRIA, J. MAURA ABRIL, A. RODRÍGUEZ GÓMEZ (eds.), I Jornadas de Sección de Psicoanálisis de ladeA.E.N., 1986. (agotado) la Sección de Psicoanálisis la A.E.N., 1986. 9. R. Inglott (ed.), El quehacer en salud mental, 1989. (agotado) 9. C. R. CINGLOTT (ed.), El quehacer en salud mental, 1989. 10. astilla del Pino (ed.), Criterios de objetivación en psicopatología, 1989. ASTILLA INO, R. 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SANROMÁN VILLALÓN (ed.), Jornadas sobre salud mental y ley. Malos tratos a menores, 16. C. F. Rojero Suárez (eds.), Psicosisyde la infancia y la adolescencia, 1993. malos tratos, aT.mujeres, separaciones divorcios, 1993. 17. V. Aparicio Basauri (ed.), Evaluación de servicios en salud mental, 1993. 16. J. C.MF.asRH OJERO, T. SUÁREZ (eds.), Psicosis de la infancia y la adolescencia, 1993. 18. esse, A. Tesoro Amate (eds.), Mujer y salud mental. Mitos y realidades, 1993. PARICIO BL ASAURI Evaluación de servicios en salud mental, 17. A. V. F Aernández 19. iria, M.(ed.), Hernández Monsalve , B. Rodríguez Vega (eds.),1993. Psicoterapias en el HESSE, un A. marco TESORO AMATE (eds.), Mujer y salud mental. Mitos y realidades, 1993. J. MASpúblico: 18. sector para la integración, 1997. (agotado) 20. Medina,LR. G,ómez (Coord.), Grupos terapéuticos y asistencia pública, 1997. ERNÁNDEZ IRIA M. E Hsteban ERNÁNDEZ MONSALVE , B. RODRÍGUEZ VEGA (eds.), Psicote19. E. A.GFamo 21. J. Leal en Rubio (ed.), Equipos instituciones (mental),1997. salud (mental) de equipos e rapias el sector público:eun marco paradelasalud integración, instituciones, 1997. (ed.), Grupos terapéuticos y asistencia pública, 1997. 20. R. GÓMEZ ESTEBAN 22. C. P olo, Crónica del manicomio, 1999. 21. J. LEAL RUBIO (ed.), Equipos e instituciones de salud (mental), salud (mental) de equipos 23. F. Santander (ed.), Ética y praxis psiquiátrica, 2000. e instituciones, 1997. 24. F. R ivas (ed.), La psicosis en la comunidad, 2000. (agotado) 22. C. POLO, Crónica del manicomio, 1999. 25. E. González, J. M. Comelles (eds.), Psiquiatría transcultural, 2000. (agotado) ANTANDER (ed.), Ética y praxis psiquiátrica, 2000. 23. F. CSarles 26. F. , I. Muñoz, C. Llor, P. Marset, Psicoanálisis en España (1893-1968), 2000. IVAS (ed.), La psicosis enSla comunidad, 2000.y cinco años de historia de la psiquiatría, 24. T. F. A Rngosto 27. , A. R odríguez , D. imón (eds.), Setenta E. GONZÁLEZ, J. M. 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(agotado) 2. La Psicología Clínica en los Servicios Públicos. 2000. 3. La Asociación Española de Neuropsiquiatría y la situación de los enfermos mentales. 2000. 4. Hacia una atención comunitaria de salud mental de calidad. 2000. (agotado) 5. Formación especializada en salud mental. 2000. 6. Rehabilitación Psicosocial del enfermo mental severo. Situación actual y recomendaciones. 2002. (agotado) 7. Observatorio de Salud Mental de la AEN: Análisis de la situación de la atención a la salud mental en las Comunidades Autónomas a diciembre de 2005. 2007. 8. Consenso sobre la promoción de la salud mental, prevención del trastorno mental y dismi nución del estigma de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2007. / Spanish Asso ciation of Neuropsychiatry 2007 Consensus on the Promotion of Mental Health, the Pre vention of Mental Illness and the Reduction of Stigma. 2007. 9. El ejercicio profesional del Psicólogo Clínico en el Sistema Nacional de Salud. 2008. 10. Consenso sobre Atención Temprana a la Psicosis de la AEN. 2009. 11. Escuela de Salud Mental de la AEN. 2009. 434 PARA LEER 12. Grupo de trabajo de la Asociación Española de Neuropsiquiatría sobre Hospitales de Día. 2009. 13. Situación de la Enfermería de Salud Mental en el Sistema Nacional de Salud. 2009. 14. Informe sobre la salud mental de niños y adolescentes. 2010. 15. Observatorio de Salud Mental 2010 de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. 2011. 16. Hacia una reformulación de la Rehabilitación Psicosocial. 2012. 17. Guía PARTISAM. Promoción de la participación y autonomía en Salud Mental. 2014. Historia 1. Jacques Ferrand, Melancolía erótica, 1996. (agotado) 2. Robert Burton, Anatomía de la melancolía I, 1997. (agotado) 3. Anselm von Feuerbach, Gaspar Hauser, 1997. (agotado) 4. Robert Burton, Anatomía de la melancolía II, 1998. (agotado) 5. Robert Gaupp, El caso Wagner, 1998. 6. Gerolamo Cardano, El libro de los sueños, 1999. 7. Emil Kraepelin, Cien años de Psiquiatría, 1999. 8. Étienne Esquirol, Sobre las pasiones. Joseph Daquin, Filosofía de la locura, 2000. 9. Tomaso Garzoni, El teatro de los cerebros. El hospital de los locos incurables, 2000. 10. Juana de los Ángeles, Autobiografía, 2001. 11.François Leuret, El tratamiento moral de la locura, 2001. 12. Robert Burton, Anatomía de la melancolía III, 2002. (agotado) 13.Laurent Joubert, Tratado de la risa, 2002. 14.Samuel-Auguste Tissot, El onanismo, 2003. 15. Daniel Paul Schreber, Sucesos memorables de un enfermo de los nervios, 2003. (agotado) 16. Raymond Queneau, En los confines de las tinieblas. Los locos literarios, 2004. (agotado) 17. Timothy Bright, Un tratado de melancolía, 2004. 18. Cicerón, Conversaciones en Túsculo, 2005. 19. Diderot (ed.), Mente y cuerpo en la Enciclopedia, 2005. 20.Marsilio Ficino, Tres libros sobre la vida. Luigi Cornaro, De la vida sobria, 2006. 21. Patrick Declerck, Los náufragos, 2006. 22. Giovan Battista della Porta, Fisiognomía I, 2007. 23. John Donne, Biathanatos, 2007. 24. Giovan Battista della Porta, Fisiognomía II, 2008. 25. Edgard Zilsel, El genio, 2008. 26. Gladys Swain, Diálogo con el insensato, 2009. 27. José Luis Peset, Las melancolías de Sancho. Humores y pasiones entre Huarte y Pinel, 2010. 28. André Du Laurens, De las enfermedades melancólicas. Jourdain Guibelet, Del humor melancólico, 2011. Tienda AEN www.tienda-aen.es PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN Constituida la Junta Gestora de la nueva Asociación Autonómica de Galicia de la AEN-PSM. Comunicado de la Asociación Española de Neuropsiquiatría – Profesionales de Salud Mental en relación con la reforma de la Ley del Aborto Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (126), 437-439 PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN 437 Constituida la Junta Gestora de la nueva Asociación Autonómica de Galicia de la AEN-PSM. El pasado 22 de enero se celebró en Santiago de Compostela la Asamblea de socios de Galicia. A la asamblea asistieron la Presidenta de la AEN-PSM, Dª Eudoxia Gay, y el Secretario General de la AEN-PSM, D. José Carmona. El objeto de la Asamblea fue la aprobación de una Gestora para que elabore los estatutos de la Asociación Autonómica de Galicia de la AEN-PSM y conduzca un proceso electoral para elegir Junta Directiva. Se aprobó una Junta Gestora presidida por D. Ramón Area y constituida por los siguientes vocales: Dª. Elena Gato, D. David Simón, Dª Alcira Cibeira, D. Ramón Ramos, Dª Carmen Armas, D. Federico Menéndez, Dª Mª Jesús Gómez y D. Gonzalo Martínez. En las intervenciones se destacó la satisfacción por ver culminado el proceso de integración de la disuelta Asociación Galega de Saúde Mental y la AEN-PSM. Se dio cuenta de la aprobación por la Asamblea General Extraordinaria de la AEN-PSM de 2014 de la petición de los socios gallegos para conformar la Asociación Autonómica y se intercambió información sobre la situación de la Asociación. Delante, de izquierda a derecha: María Dolores Domínguez Santos, Ramón Area Carracedo, José Carmona, Mª Victoria Rodríguez García, Elena Gato, Alcira Cibeira, Chus Gómez, Jorge García Fernández, Carmen Armas Barbazán, Ramón Ramos Ríos. Detrás: Gonzalo Martínez Sande, David Simón Lorda, Tiburcio Angosto, Federico Menéndez Osorio, Fernando Márquez Gallego, Eudoxia Gay, Victor Pedreira, Vanessa Vilas Riotorto, Santiago Lago Canzobre. 438 PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN Comunicado de la Asociación Española de Neuropsiquiatría – Profesionales de Salud Mental en relación con la reforma de la Ley del Aborto. Hace justamente un año, un gran número de Asociaciones de Mujeres, de profesionales y partidos políticos de la oposición nos movilizamos en contra de la reforma de la Ley de plazos existente desde 2010, por una más que restrictiva Ley de Supuestos propuesta por el Partido Popular. Gracias a la presión ciudadana, encabezada por las mujeres, pero también por sectores profesionales como el nuestro, dicha reforma fue paralizada. Ahora el Grupo Parlamentario Popular ha presentado una Proposición de Ley para exigir el consentimiento parental para las jóvenes de entre 16 y 18 años y mujeres con discapacidad que deseen acceder a un aborto legal y seguro, justificando esta medida en una supuesta mayor protección de estos dos grupos de mujeres. Sin embargo, Naciones Unidas recomienda que para mejorar la protección de las mujeres, los Estados deben eliminar los obstáculos en el acceso a un aborto legal y seguro. Exigir este consentimiento, trae consigo con toda probabilidad, un aumento del número de adolescentes que recurren a procedimientos peligrosos, inseguros, clandestinos e ilegales, poniendo en riesgo su salud, bienestar, y hasta su vida. Asimismo, sitúa a las menores que puedan ser objeto de violación por parte de su progenitor o de las personas que ostenten la patria potestad, en una situación de especial indefensión. Por todos estos factores, nos parece un atentado contra la salud mental de esos dos grupos de mujeres, y un aumento de los factores de riesgo para su integridad psíquica. Es por eso que la Asociación Española de Neuropsiquiatría – Profesionales de Salud Mental nos oponemos a esta Proposición de Ley con más fuerza si cabe que con la que nos resistimos a la anterior, que afortunadamente no vio la luz, porque nos parece que se ceba en las mujeres más indefensas y desfavorecidas, unas por su grupo de edad y otro por sus condiciones de discapacidad. Esta nueva propuesta, sin más argumentos que los puramente electoralistas, nos parece, además de un nuevo atentado contra la libertad de las mujeres, una discriminación contra las jóvenes y las discapacitadas, dado que la mayoría de edad sanitaria en España es de 16 años, pudiendo a partir de esa edad, decidir sobre una operación PÁGINAS DE LA ASOCIACIÓN 439 a vida o muerte. Mucho antes de esa edad las mujeres pueden decidir sobre aspectos tan cruciales sobre su vida como contraer matrimonio o mantener relaciones sexuales. Resulta sorprendente que una mujer de 16-17 años no pueda decidir sobre si desea o no tener un hijo y se le obligue legalmente a ser una madre competente a esa misma edad. Si se aprueba la reforma, las adolescentes y las mujeres discapacitadas no podrán acceder por sí mismas a un aborto legal y seguro. Esta diferencia, que no está basada en criterios médicos, constituye un elemento de discriminación de género, con posibles consecuencias para su salud. La Organización Mundial de la Salud ha destacado que para proteger a las menores, las políticas y las prácticas deben alentar, pero no exigir, el consentimiento de los padres. También ha destacado que el requisito de autorización de los padres viola el derecho a la privacidad y el acceso de las mujeres a la atención médica sobre la base de la igualdad de hombres y mujeres. Según los datos disponibles, son aproximadamente 400 mujeres entre 16 y 17 años las que alegan para interrumpir el embarazo diferentes razones para no pedir el consentimiento paterno o tutelar (riesgo de violencia de género, abusos sexuales, desamparo familiar, familias desestructuradas, etc.), situaciones frecuentes en la sociedad española aunque sean ignoradas por el PP. Son precisamente estas mujeres, las más vulnerables y desamparadas las que quedarían indefensas si el plan propuesto por el PP para contentar a una parte de su electorado consigue aprobarse. Con respecto a las mujeres con discapacidad, los Estados tienen la obligación de velar porque se efectúe la consulta apropiada directamente con la persona con discapacidad y no permitir que el consentimiento sea otorgado por terceras personas que actúen en su nombre. Consideramos como Asociación de Profesionales de Salud Mental que para proteger a las mujeres y no vulnerar sus derechos, el Gobierno y el Grupo Parlamentario Popular deben respetar y cumplir las recomendaciones de Naciones Unidas. 441 Normas para la presentación de manuscritos. La REVISTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRIA es la publicación oficial de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) - Profesionales de Salud Mental. Dirigida a un público profesional en el ámbito de la salud mental, la Revista AEN considerará preferentemente para su publicación trabajos relacionados con la Psiquiatría, la Psicología y cualquier otro campo relacionado con la salud y enfermedad mental, recogiendo aportaciones de las ciencias médicas, psicológicas y sociales, básicas y aplicadas, así como desde otras áreas de la cultura que permitan entender mejor al ser humano y su funcionamiento desde una perspectiva no reduccionista. Los trabajos serán originales e inéditos y no podrán estar sometidos a consideración simultáneamente en otra revista o publicación. Los autores deben describir cualquier relación financiera que tengan y que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con el artículo publicado. 1) La Revista consta de las siguientes secciones: Originales. Trabajos de investigación o reflexión sobre etiología, epidemiología, clínica, diagnóstico, pronóstico y tratamiento. La extensión máxima recomendada del texto es de 20 páginas (Din A4) de 30 líneas de 60-70 pulsaciones (6.000 palabras, sin incluir resumen, tablas y bibliografía) y se admitirán hasta seis figuras y seis tablas. Es aconsejable que el número de firmantes no sea superior a seis. Originales breves. En esta sección se considerarán los trabajos de investigación o reflexión que por sus características especiales (series con número reducido de observaciones, trabajos de investigación con objetivo y resultados muy concretos, estudios epidemiológicos descriptivos, entre otros) pueden ser publicados en forma más abreviada y rápida. Estos trabajos deberán tener una extensión máxima de 6 páginas (Din A4) de 30 líneas de texto, hasta 10 referencias bibliográficas y no más de dos ilustraciones. El número máximo de firmantes será de seis. Cada trabajo deberá estructurarse como un artículo original. Notas clínicas. Descripción de uno o más casos clínicos que supongan una aportación importante al conocimiento de la patología o de otros aspectos del proceso. La extensión máxima del texto será de 6 páginas (Din A4) de 30 líneas y se admitirán hasta dos figuras y dos tablas. Es aconsejable que el número de firmantes no sea superior a seis y que no haya más de 20 referencias bibliográficas. Deseablemente los autores deberían contar con el consentimiento de las personas a quienes se haga referencia en el trabajo, y en todo caso modificar la información suministrada de forma que las personas y sus circunstancias resulten irreconocibles. Revisiones. Puestas al día de un problema de relevancia biológica, psicológica o social, desde el punto de vista clínico o asistencial, mediante la aportación de la necesaria bibliografía para este cometido. La extensión recomendada es la misma que para los artículos originales. El resumen no estructurado de los trabajos de esta sección deberá ser lo más escueto posible (de unas 150 palabras), pero fluido en su lectura y concluyente del tema en cuestión. Cartas. Con esta sección se pretende fomentar y estimular el coloquio y la discusión entre los profesionales lectores de la Revista. La sección se divide en “Cartas científicas”, trabajos que contienen nuevos estudios que pueden exponerse de forma abreviada, y “Cartas al Editor”, donde los lectores pueden expresar su opinión argumentada, conforme o disconforme, de una publicación reciente, así como sobre un tema que consideren importante por su actualidad. Tienen preferencia en esta Sección aquellas cartas que hagan referencia a trabajos publicados en el último número y aquellas que aporten opiniones, observaciones o experiencias que por sus características puedan ser resumidas en un breve texto. La extensión de la carta no sobrepasará las 750 palabras. La Revista se reserva el derecho de acortar el texto, ya sea por 442 haber sobrepasado la extensión establecida o por reiteraciones que afecten a la fluidez de su lectura. Editoriales. Esta sección es habitualmente por encargo. Sin embargo, el comité editorial puede considerar para su publicación y someter al proceso de revisión trabajos no solicitados, para lo que conviene establecer un previo acuerdo. Márgenes de la psiquiatría y humanidades. Sección en la que tienen cabida trabajos con diferentes formatos al estándar de los “originales y revisiones” (actualizaciones, entrevistas, reseñas…), o bien abordan temas tangenciales a la salud mental (especialmente culturales o relacionados con las humanidades). Dadas sus características particulares, difícilmente se pueden ajustar a unos requisitos editoriales determinados. Aunque aconsejable, no es imprescindible incluir resumen ni palabras clave, recomendándose tomar de forma orientativa el resto de indicaciones dadas para los trabajos originales, especialmente en relación con la extensión y citas bibliográficas si se utilizan. Otras secciones. La Revista puede incluir otras secciones, tales como Crítica de Libros, Informes, Páginas de la Asociación u otras. Estas secciones son habitualmente encomendadas por el Comité Editorial, aunque también pueden considerarse para su publicación trabajos no solicitados. 2. Presentación y estructura de los trabajos. La presentación de los trabajos se hará en archivos electrónicos compatibles con el procesador de textos Word. El texto irá formateado para su impresión en hojas DIN A4 (210 x 297 mm) a doble espacio (30 líneas). Las hojas irán numeradas correlativamente en la parte inferior derecha. Cada parte del manuscrito empezará una página en el siguiente orden: Primera página. Incluirá en este mismo orden: título del artículo, nombre completo y uno o los dos apellidos de los autores, nombre completo y dirección del centro de trabajo, dirección postal, telefax, dirección de correo electrónico y otras especificaciones cuando se considere necesario. Segunda página. En ella se precisará el tipo de trabajo que se trata (por ejemplo: estudio descriptivo o experimental, revisión de la literatura, discusión teórica...). Posteriormente incluirá para los trabajos originales: 1) Título (en español e inglés). 2) Resumen en español e inglés con una extensión de 250 palabras aproximadamente, estructurado en los siguientes apartados: Introducción, Material (o Pacientes) y método, Resultados y Conclusiones. Para las revisiones y los originales breves el resumen, en español e inglés, será de aproximadamente 150 palabras, sin estructurar. 3) De 3 a 10 palabras clave en español e inglés; obtenidas a partir del Medical Subject Headings (MeSH) del índex Medicus/ Medline de la National Library of Medicine de Estados Unidos, disponible en: <http://www. nlm.nih.gov/mesh/meshhome.html> y traducidas al español desde la web disponible en: <http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm> Texto. Se recomienda la redacción del texto en impersonal. Conviene dividir claramente los trabajos en apartados, y en el caso de los originales es de desear que el esquema general sea el siguiente: Introducción, Pacientes (Sujetos)/ Clínica o Material y Método, Resultados y Discusión. 1) Título. 2) Introducción. Será breve y debe proporcionar sólo la explicación necesaria para que el lector pueda comprender el texto que sigue a continuación. No debe contener tablas ni figuras. Debe incluir un último párrafo en el que se exponga de forma clara el/los objetivo/s del trabajo. 3) Pacientes (Sujetos) o Material y Métodos. En este apartado se indican el centro donde se ha realizado el experimento o la investigación, el período de duración, las características de la serie estudiada, el criterio de selección empleado y las técnicas utilizadas. Se han de describir con detalle los métodos estadísticos. 4) Resultados. Relatan, no interpretan, las observaciones efectuadas con el método empleado. Estos datos se expondrán en el texto con el complemento de las tablas y figuras. 5) Discusión. Los autores tienen que exponer sus propias opiniones sobre el tema. Destacan 443 aquí: 1) el significado y la aplicación práctica de los resultados; 2) las consideraciones sobre una posible inconsistencia de la metodología y las razones por las cuales pueden ser válidos los resultados; 3) la relación con publicaciones similares y comparación entre las áreas de acuerdo y desacuerdo, y 4) las indicaciones y directrices para futuras investigaciones. 6) Agradecimiento. Cuando se considere necesario se citará a las personas, centros o entidades que hayan colaborado o apoyado la realización del trabajo. Si existen implicaciones comerciales también deben figurar en este apartado. Notas a pie de página. En caso de utilizarse notas al pie, estas serán las mínimas imprescindibles para la mejor comprensión del texto, computándose sus contenidos en el cálculo final de la extensión del trabajo. Las llamadas a las notas en el cuerpo del artículo irán referenciadas con números volados (superíndice). En caso de que la nota incluya una cita bibliográfica, esta se incluirá también al final del trabajo, siguiendo inexcusablemente las normas que se darán más adelante para las “referencias bibliográficas” (cita según Normas de Vancouver, identificada en el texto con número entre paréntesis según orden de citación). Ejemplo: “…murió en su celda del monasterio5 (3)” (el 5 haría referencia a la nota incluida a pie de página, mientras que el (3) sería la cita bibliográfica incluida al final). Iconografía. 1) En caso de incluirse fotografías, estas serán de buena calidad y omitiendo las que no contribuyan a una mejor comprensión del texto. Se remitirán en archivos fotográficos electrónicos, con una resolución de 300 puntos pulgada. Se procurará en lo posible evitar la identificación de los enfermos, en cualquier caso se deberá disponer de su permiso por escrito. 2) Las gráficas (hasta un máximo de seis) se realizarán con ordenador y deberán ser de alta calidad. Se tendrán en cuenta las mismas normas del apartado 4 para las fotografías. Las fotografías y gráficas irán numeradas de manera correlativa y conjunta, como las figuras. 3) Las tablas se presentarán en hojas aparte que incluirán: a) numeración de la tabla con números arábigos; b) enunciado (título) correspondiente, y c) una sola tabla por hoja. Se procurará que sean claras y sin rectificaciones; las siglas y abreviaturas se acompañarán siempre de una nota explicativa al pie. Si una tabla ocupa más de un folio se repetirán los encabezamientos en la hoja siguiente. La Revista admitirá tablas que ocupen hasta un máximo de una página impresa. Cuando se haya efectuado un estudio estadístico se indicará a pie de tabla la técnica empleada y el nivel de significación, si no se hubiera incluido en el texto de la tabla. Referencias bibliográficas. Se presentarán según el orden de aparición en el texto con la correspondiente numeración correlativa. En el artículo constará la numeración de la cita entre paréntesis, adaptándose el resto a los «Requisitos de uniformidad para manuscritos presentados para publicación en revistas biomédicas» elaborados por el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (Normas de Vancouver) disponible en: <http:// www.icmje.org>. Los nombres de las revistas deben abreviarse de acuerdo con el estilo usado en el Index Medicus/Medline y cuyo listado está disponible en: <http://www.nlm.nih.gov/tsd/serials/lji. html>. Es aconsejable evitar el uso de frases imprecisas como referencias bibliográficas y no pueden emplearse como tales «observaciones no publicadas» ni «comunicación personal», pero sí pueden citarse entre paréntesis dentro del texto. Las referencias bibliográficas deben comprobarse por comparación con los documentos originales, indicando siempre las páginas inicial y final de la cita. Solo de forma extraordinaria, como puede ser en el caso de algunos trabajos en el campo de las humanidades, se aceptarán trabajos que no sigan las normas de Vancouver y que incluyan la bibliografía y otras referencias en forma de notas a pie de página. A continuación se dan unos ejemplos de formatos de citas bibliográficas: • Revista 1) Artículo ordinario. Relacionar todos los autores si son seis o menos; si son siete o más, relacionar los seis primeros y añadir la expresión «et al» después de una coma. Nieto E, Vieta E, Cirera E. Intentos de suicidio en pacientes con enfermedad orgánica. Med Clin (Barc) 1992;98:61821. 444 Soriano V, Aguado L., Fernández JL, Granada L., Pineda JA, Valls F, et al. Estudio multicéntrico de la prevalencia de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana tipo 2 en España (1990). Med Clin (Barc) 1991;98:771-4. 2) Autor corporativo. Grupo de Trabajo DUP España. Estudio multicéntrico sobre el uso de medicamentos durante el embarazo en España (IV). Los fármacos utilizados durante la lactancia Med Clin (Barc) 1992;98:726-30. 3) No se indica el nombre del autor. Coffee drinking and cancer of the pancreas [editorial]. BMJ 1981;283:628. 4) Suplemento de un volumen. Magni F, Rossoni G, Berti F. BN-52021 protects guinea pigs from heart anaphylaxis. Pharmacol Res Commun 1988;20(Suppl 5):75-8. 5) Suplemento de un número. Garfios G, Cole JO, Haskell D, Marby D, Paine SS, Moore P. The natural history of tardive dyskinesia. J Clin Psychopharmacol 1988;8(4 Suppl):31 S-7S. 6) Número sin volumen. Baumeister AA. Origins and control of stereotyped movements Monogr Am Assoc Ment Defic 1978;(3):352-84. 7) Indicación del tipo de artículo. Cárdenes M, Artiles J, Arkuch A, Suárez S. Hipotermia asociada a eritromicina [carta]. Med Clin (Barc) 1992;98:715-6. Fuhrman SA, Joiner KA. Binding of the third component of complement C3 by Toxoplasma gondii [abstract]. Clin Res 1987;35:475A. 8) Trabajo en prensa. González JA, Bueno E, Panizo C. Estudio de la reacción antígeno-anticuerpo en enfermedades exantemáticas [en prensa]. Med Clin (Barc). • Libros y otras monografías 9) Autores personales. Colson JH, Armour WJ. Sports injuries and their treatment. 2nd ed. London: S Paul, 1986. 10) Directores o compiladores como autores. Diener HC, Wilkinson M, editors. Drug-induced headache. New York: Springer-Verlag, 1988. 11) Capítulo de un libro. Weinstein L, Swartz MN. Pathologic properties of invading microorganisms. En: Sodeman WA Jr, Sodeman WA, editors. Pathologic physiology: mechanisms of disease. Philadelphia: Saunders, 1974; p. 457-72. 12) Actas de reuniones. Vivian VL, editor. Child abuse and neglect: a medica) community response. Proceedings of First AMA Nacional Conference on Child abuse and neglect; 1984, March 30-31; Chicago. Chicago: American Medical Association, 1985. • Material electrónico 13) Artículo de revista en formato electrónico Morse SS. Factors in the emergence of infectious diseases. Emerg Infect Dis [revista electrónica] 1995;1(1) [consultado OS-06-1996]: Disponible en: http://www.cdc.gov/ncidod/EID/eid.htm 14) Monograflas en formato electrónico CDI, clinical dermatology illustrated [monografía en CDROM]. Reeves JRT, Maibach H. CMEA Multimedia Group, producers. 2nd ed. Version 2.0. San Diego: CMEA; 1995. 3. Remisión y aceptación del manuscrito. Los trabajos se presentarán exclusivamente en formato electrónico. Para ello, el autor enviará un correo electrónico a [email protected] con el manuscrito estructurado tal y como se describe arriba. Añadirá una carta de presentación donde se solicite su examen, exponiéndose claramente que el trabajo no ha sido publicado previamente, que todos los autores están de acuerdo en su contenido y que ceden los derechos de publicación a la Revista AEN. Es necesario adjuntar las adecuadas autorizaciones para la reproducción de material ya publicado. Salvo algunos trabajos en los apartados especiales, que podrán ser excepcionalmente aceptados por el Comité de Redacción, los manuscritos se someterán a revisión al menos por dos pares ciegos, siendo el listado de lectores publicado anualmente en las páginas de la revista. En caso de discrepancia manifiesta entre los dos revisores, la decisión final quedará a criterio del Comité de Redacción. En cualquier caso, esta se justificará oportunamente a los autores. Siempre que se sugiera efectuar modificaciones en los artículos, los autores deberán remitir, junto a la nueva versión del artículo, una carta en la que se expongan de forma detallada las modificaciones realizadas. Por cada artículo publicado, se enviarán dos ejemplares de la revista al primer autor, pudiendo encargarse más ejemplares, a cargo de los autores, a través de www.tienda-aen.es. 445 SOLICITUD DE INGRESO EN LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NEUROPSIQUIATRÍA D. profesional de la Salud Mental, con título de y con domicilio en Población Provincia Email: Teléfono: Centro de trabajo: Dirección Centro: Población: D.P. Provincia SOLICITA: Su ingreso en la Asociación Española de Neuropsiquiatría y en la Asociación integrada en la A. E. N. de la Autonomía correspondiente, para lo cual es propuesto por los Miembros: D. Firma: D. Firma: Fecha: de de Esta solicitud deberá ser aprobada por la Junta de Gobierno y ratificada en la Asamblea General de socios. La suscripción de la Revista de la AEN está incluida en la cuota de Asociado. DATOS BANCARIOS: BANCO/CAJA DE AHORROS: ENTIDAD CÓDIGO CUENTA CLIENTE SUCURSAL D. C. Nº CUENTA CÓDIGO IBAN FIRMA SOLICITANTE * La solicitud puede ser también realizada a través de www.aen.es