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Nº 15 - Septiembre 2011 - Revista Trimestral Distribución Gratuita sin Valor Comercial Actualizaciones en el Rascado Cutáneo Impulsivo o Dermatilomanía La Impulsividad La Anhedonia como síntoma Litio y su uso en Psiquiatría Indice Introducción Actualizaciones en el Rascado Cutáneo Impulsivo o Dermatilomanía 4 - 15 La Anhedonia como síntoma 16 - 19 La Impulsividad 20 - 26 COMODIDAD ECONOMÍA EXACTITUD Litio y su uso en Psiquiatría 28 - 35 Editor Dr. Sergio Zamora Delgado Médico Psiquiatra Centro de Salud Mental Integrado. Diseño y diagramación Agencia de Publicidad Sobrevuelo Ltda. Hemos creído de interés realizar una revisión sobre el litio y su uso en psiquiatría, considerando que es un fármaco que de alguna manera da inicio a la psicofarmacología moderna el año 1949 cuando John Cade la usa por primera vez en pacientes maniacos, siendo desde entonces validada para pacientes bipolares como en otras entidades psiquiátricas (depresión recurrente, control de conductas impulsivas y agresivas entre otras) con una demostrada eficacia para reducir los actos suicidas. También en esta revisión se destaca la acción neurotrófica y neuroprotectora del litio, señalando algunos mecanismos de acción intraneuronal y en sustancias propapotóticas, lo que ha llevado a su estudio en otras patologías con daño cerebral como Alzheimer, Parkinson y accidentes cerebro vasculares. La anhedonia, un síntoma fundamental y frecuente en la depresión, es revisada por el Dr. Claudio Fullerton, dándonos a conocer que tras este tono hedónico negativo, que puede ser un rasgo de algunas personalidades como un estado transitorio de ciertas patologías, hay una base neurobiológica que implica en parte el estriado ventral como la corteza prefrontal ventro medial. El uso de fármacos que aumentan la dopamina cerebral, como el bupropion y el pramipexol, han demostrado eficacia para tratar la anhedonia. Es interesante destacar que la estimulación cerebral profunda del estriado ventral ha facilitado la mejoría de depresiones resistentes con una anhedonia importante. La piel puede llegar a ser una expresión de nuestra vida afectiva. El Dr. Juan Carlos Martínez en una novedosa, exhaustiva e interesante revisión sobre el rascado cutáneo impulsivo o dermatilomanía, así nos lo confirma. Es en esta necesidad o urgencia por tocar, rascar, frotar, restregar, friccionar, apretar, morder o excavar la piel, donde subyace un estado de tensión o inquietud que lleva al acto impulsivo. Pese a ser un acto repetitivo y persistente, nos señala que es la impulsión lo que define la dermatilomanía, y para ello, hace uso de la fenomenología, diferenciando la compulsión e impulsión. Su experiencia en el diagnóstico y tratamiento del rascado cutáneo impulsivo, que nos ilustra con fotografías de algunos casos clínicos, será sin lugar a dudas de mucha utilidad para los médicos clínicos. La impulsividad, aquel acto súbito e irreflexivo sin contenido ni dirección, que tiene una dimensión psicopatológica presente en muchas entidades psiquiátricas, y que a veces suele presentarse como un rasgo de ciertas personalidades anormales, u en otras ocasiones como un síntoma o estado de ciertas patologías, se revisa dando énfasis a los hallazgos neurobiológicos que la fundamentan y al tratamiento farmacológico que permite reducir o controlar el acto impulsivo, y con ello, el sufrimiento de si y de los otros. Nuevamente invitamos a profesionales de salud mental a colaborar con alguna revisión que sea de interés para el conocimiento y desarrollo de nuestro trabajo clínico. 3 ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD Actualizaciones en el Rascado Cutáneo Impulsivo o Dermatilomanía Pero, ¿qué pasaría si el morder las uñas pasa a ser una conducta permanente, persistente y penetrante; dominado por la incapacidad de librarse de ella pese al deseo de hacerlo, con un deterioro funcional y social importante?. ¿Qué pasaría si el morder las uñas va más allá del borde libre de ésta y se asocia a sangramiento e infecciones, o el pellizcar “los puntos negros” de la piel (tan propio del adolescente) incluye no sólo comedones sino lunares, manchas o piel sana, dejando amplias zonas cicatriciales o marcas definitivas?. En estos casos, dado el deterioro estético-funcional, psicológico y social, junto a la pérdida del control de la voluntad, hacen que un “hábito” se transforme en patología 4. Dr. Juan Carlos Martínez Aguayo Psiquiatra del Niño y del Adolescente Director de Psiquiatría SONEPSYN Coordinador para el Cono Sur, Sección Niño, Adolescente y Familia de APAL. Dra. Elisa Sepúlveda Alvarado Becada de Segundo Año de Psiquiatría del Niño y Adolescente Universidad de Valparaíso. Dra.Beatriz Ortega Maldonado Becada de Segundo Año de Psiquiatría del Niño y Adolescente Universidad de Valparaíso. Psicóloga Constanza Jerez Capdevil Instituto Integral de Salud Físico y Mental, Viña del Mar. ... “Pregúntale al río porque desde el manantial que le da vida corre al mar, y al mar va a morir... te dirá que lo arrastra un poder que no puede describir... un poder que no puede resistir”. Nemorino, en ópera L’ elisir d’ amore (G. Donizzeti). Introducción l sistema nervioso y la piel tienen un origen común, el ectodermo embrionario. De ahí, que a través de sus lesiones muchas veces la piel dé cuenta de nuestro estado emocional y mental. Al respecto, en el 25 a 33% de los pacientes dermatológicos es posible reconocer patología psiquiátrica o aspectos psicosociales alterados 1. Un paciente que presente alteraciones en su piel y su psique debería evaluarse –en conjunto- como un paciente psicodermatológico, pudiendo encontrarnos con dos vertientes: 1 con un desorden dermatológico con aspectos psiquiátricos; y 2 con un trastorno psiquiátrico con expresión dermatológica. En el primer grupo se incluyen la psoriasis, la dermatitis atópica, la urticaria, el angioedema, la alopecia areata y el acné. En el segundo grupo, la depresión mayor, el trastorno obsesivo – compulsivo, el trastorno dismórfico corporal, la fobia social, el trastorno de estrés post – traumático, la dermatitis artefacta o facticia 1, y las denominadas “conductas repetitivas orientadas al cuerpo” 2 o trastornos del control de los impulsos con foco corporal. Estas últimas, han sido originalmente descritas por Bohne y cols (2002) y definen todas aquellas conductas que se enfocan en remover uñas, pelo, piel y mucosa 2, y cuyo origen sería impulsivo – compulsivo 3. 4 lleva a evitación, ansiedad, tensión, culpa, vergüenza o disfunción de tipo alguno. Muchos actos repetitivos orientados al cuerpo como morder las uñas para mantenerlas de un largo adecuado, o apretar los comedones (puntos negros) no constituyen patología sino un hábito “de aseo o acicalamiento”. Un hábito podríamos definirlo como una conducta egosintónica donde el “yo” y la “acción” están sintonizados en una misma “frecuencia”; el “yo” quiere hacer la acción y la persona se identifica con su conducta; el “yo” reconoce paternidad propia (la idea surge de él), busca un propósito funcional (a su servicio) y cuenta con el control de la voluntad. Por otra parte, por ser egosintónico, el hábito no produce molestia o rechazo, no con- Surgen así –siguiendo los ejemplos anteriores- la onicofagia y la dermatilomanía respectivamente. Patologías no incluidas en el DSM – IV o el CIE – 10, y que comparten muchas características fenomenológicas, de comorbilidad y tratamiento, con otras conductas repetitivas orientadas al cuerpo como la tricotilomanía 5 - 8. La dermatilomanía, fue descrita por Wilson el año 1875 bajo el nombre de skin picking 1. Actualmente en la literatura recibe denominaciones como: rascado cutáneo compulsivo (skin compulsive picking), excoriación neurótica, excoriación psicógena o acné excoriado 1 - 4. Como expresión, la dermatilomanía, se caracteriza por la necesidad o urgencia por tocar, rascar, frotar, restregar, friccionar, apretar, morder o excavar la piel 1, a menudo en respuesta a mínimas irregularida- des o defectos, o a la presencia de zonas afectadas por acné discreto 4. Lo anterior, realizado con uñas y/o herramientas accesorias como pinzas o agujas, siendo el daño tisular de moderado a severo, pudiendo complicarse con infecciones de diversa cuantía (llegando incluso a la celulitis), cicatrices deformantes o definitivas, y un significativo daño estético/emocional 3, 5, 6 . Algunos autores la han incluido como parte del espectro obsesivo compulsivo y otros como un trastorno del control de los impulsos 2, 3. Epidemiología y estudios de prevalencia La epidemiología de la dermatilomanía no ha sido bien establecida 1 - 3, 7 . En la consulta dermatológica su prevalencia es cercana al 2%, entre estudiantes universitarios 2% a 4% 1, 7 y en la población adulta se estima entre 1.4 a 5.4% 9, 10. Su distribución varía según sexo con una relación de 3 a 8 es a 1 a favor a las mujeres 4, 11. Otros sugieren que el 75% de los afectados serían de sexo femenino 9. Del mismo modo, los casos graves de rascado se observarían fundamentalmente en mujeres 1. En cuanto a la edad de inicio, la dermatilomanía aparece entre los 12 a 15 años de edad 2, 3, con un rango entre los 5 a 23 años 3, 4. Otros autores han señalado rangos ampliamente superiores calculando su inicio entre los 30 a 40 años 4, 12. Su curso tiende a la cronicidad, estimándose en promedio una duración de 21 años 1 . Tal como hemos señalado, si bien la mayoría de las personas rascamos habitualmente nuestra piel 5 frente al prurito o por razones higiénicas y estéticas, la persistencia y el detrimento psicosocial / funcional / tisular orientarían dicho rascado hacia un patrón patológico. Al respecto, un estudio que reunió a 200 estudiantes de psicología encontró que el 91.7% de los alumnos reconocía haber pellizcado su piel durante la última semana, pero el 57.9% señaló que dicha conducta era recurrente (definido como uno o más episodios diarios). Estas cifras se reducen al 4.6% si se consideraba la presencia de estrés o impedimento funcional producto del rascado y al 2.3% si se excluían aquellos pacientes cuyo rascado tenía directa relación con alguna patología no psiquiátrica 2. Otro estudio con alumnos de psicología (n=111), demostró que el rascado era una conducta habitual en el 78.1%. Si entre quienes rascaban su piel, se consideraba como criterio un “notable daño tisular” pero sin estrés para el paciente, estas cifras se reducían al 48.8%; y al considerar los dos criterios a un 4.9%. Extrapolando los resultados se encontró que en el 3.8% de la población general universitaria (total de encuestados, incluyendo a quienes no se rascan) era posible encontrar un rascado con consecuencias estéticas y emocionales significativas 8, cifras que coinciden con otros estudios de prevalencia 1, 7 . Fenomenología y Clínica El cuadro clínico se origina (por primera vez) en respuesta a prurito u otras sensaciones cutáneas como ardor, hormigueo, calor, sequedad, dolor, etc.; para luego dar paso a conductas compulsivo - impulsivas independiente a dichas sensaciones 4 . Los impulsos posteriores usual- ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD mente se gatillan por la observación de la piel, dando paso a una inquietud y/o tensión creciente que hace que el rascado sea difícil de controlar o resistir 3,11. Mientras se realiza el rascado, se produce una sensación de gratificación, placer y alivio, que algunos llegan a describir como un estado de trance. Sin embargo, a medida que transcurre la conducta disminuye la satisfacción y gratificación, disminuye el prurito y la sensación de tensión inicial; dando paso a dolor, sentimiento de culpa y arrepentimiento, que se incrementa progresivamente a medida que se prolonga el rascado 1, 5. Finalmente las lesiones resultantes producen vergüenza, autoreproche y compromiso social en grado variable que puede ir desde la evitación circunstancial (playa, piscina, o no usar poleras y faldas) hasta la limitación de la vida afectiva y sexual, llegando incluso al aislamiento social 1, 3, 7. Un estudio realizado por la Universidad de Wisconsin, que incluyó a 760 pacientes (94%) sexo femenino reclutados de siete sitios de internet relacionados con patologías del control de los impulsos (fuentes de reclutamiento: 1 StopPicking.com, 2 Pickaderms (health.groups.yahoo.com / grupo / pickaderms /), 3, la tricotilomanía Learning Center (TLC; www. trich.org), 4 Acne.org (www.acne.org), 5 El trastorno obsesivo-compulsivo Fundación (www.ocfoundation.org), 6 BDD Central (www.bddcentral.com), y 7 dismórfico corporal (health.groups. yahoo.com / grupo / BodyDysmorphic /)) y contactados a través de anuncios y correos electrónicos, encontró que la mayoría de los pacientes rascaba su cara y el promedio de sitios rascados por paciente era 4,7; aportando datos fenomenológicos que se deta- llan en las Tablas I, II y III. A modo de ejemplo, la mayoría de los pacientes señala que el rascado es precedido por una sensación de urgencia o tensión y en un alto porcentaje iba orientado a aliviar dicha sensación física desagradable. La mayoría describe sensación de placer, satisfacción y alivio. Resulta interesante que es común que los pacientes rasquen o remuevan partes de su piel cuando observaban un aspecto que les disgustaba de su condición física local, lo cual deberá siempre diferenciarse de una dismorfofobia 12. En otros estudios, la sensación de tensión previa también es descrita por la mayoría de los pacientes (79 a 81%). De igual forma, el alivio posterior se observa en más de la mitad de los casos (52 a 79%) 13-17. Tabla I: Fenomenología del rascado I 12. Pregunta ¿Con que frecuencia experimenta sentimientos tensión física o un “impulso” inmediatamente antes de pellizcar o rascar la piel, o bien cuando intenta resistir la conducta? ¿Experimenta un sentimiento de placer, gratificación o alivio después de pellizcar o rascar la piel? Figura I. Fenomenología del Rascado cutáneo impulsivo 4. ¿Se pellizca o rasca para liberar a unasensación incómoda corporal (como ejemplo, picazón, dolor de cabeza, ardor, etc)? ¿Se pellizca o rasca para corregir un aspecto físico que encuentra poco atractivo? Todo el tiempo (90 a 100%) N (%) 253 (33.3) 249 (32.8) 37 (4.9) Mayoría del tiempo (71-89%) N (%) 328 (43.2) 289 (38.0) 101 (13.4) Algunas veces (30 a 70%) N (%) 110 (14.5) 135 (17.8) 173 (22.9) Muy pocas veces (11 a 29%) N (%) 25 (3.3) 31 (4.1) 116 (15.4) Nunca/casi nunca (0-10%) N (%) 15 (2.0) 36 (4.7) 288 (38.2) No lo sabe N (%) 29 (3.8) 20 (2.6) 39 (5.2) Hay situaciones emocionales facilitadoras como estrés, tristeza, rabia, aburrimiento y ansiedad, o situaciones específicas como hablar por teléfono, estar en cama, leer, ver televisión, tomar un baño, etc. 2. Las conductas utilizadas son apretar la piel (59.0 a 85%), rascar (55.1 a 77.4%), morder (32.3%), frotar o restregar (21.8 a 24.1%), tocar (15.0%), excavar y remover (4.5 a 11.5%) o pinchar (2.6%); siendo los instrumentos más comúnmente utilizados uñas (73.1 a 80.5%), dedos (51.3 a 71.4%), dientes (35.3%), alfileres o broches (5.1 a 16.5%), pinzas (9.0 a 14.1%), tijeras (5.3%), tejidos (5.1%) y otros instrumentos (2.6%) 2, 5 . Las zonas afectadas con mayor frecuencia difieren entre un estudio y otro, siendo las más citadas: cara, brazos, piernas, y dorso del tórax 2, 3, 11; lo anterior, probablemente por ser zonas expuestas y de fácil acceso. En la tabla I, se compara la prevalencia de distribución del rascado según tres estudios diferentes. Si bien en todos los grupos la cara era la región más afectada, existe divergencia en la distribución de las zonas afectadas. Tabla II: Fenomenología del rascado II 12. Pregunta Pregunta ¿Con qué frecuencia se da cuenta que está o pellizcando ¿Con quérascando frecuencia se da cuenta su piel? que está rascando o pellizcando su piel? ¿Con qué frecuencia usted experimentaqué alguna sensación en experisu cuer¿Con frecuencia usted po (de alguna urgencia, tensión, en etc.) menta sensación sujusto cuerantes rascar otensión, pellizcaretc.) su piel? po (dede urgencia, justo antes de rascar o pellizcar su piel? ¿Con qué frecuencia pellizca o rasca su pielqué parafrecuencia lograr unapellizca sensación ¿Con o rasca corporal específica? su piel para lograr una sensación corporal específica? ¿Con qué frecuencia siente una sensación de ansiedad físicauna (por ¿Con qué frecuencia siente ejemplo, taquicardia, sudoración, sensación de ansiedad física (por rápida respiración, etc.) “antes de” o ejemplo, taquicardia, sudoración, si intenta frenar o retrasar el pellizcar rápida respiración, etc.) “antes de” o o rascar piel?o retrasar el pellizcar si intentasu frenar o rascar su piel? ¿Con qué frecuencia experimenta fenómenos mentales,experimenta tales como ¿Con qué frecuencia preocupaciónmentales, o miedo tales a quecomo algo fenómenos malo va a pasar si usted no pellizca preocupación o miedo a que algo o rasca piel o si si usted trata de malo va su a pasar noimpedir pellizcao retrasar dichas o rasca su piel oconductas? si trata de impedir o retrasar dichas conductas? ¿En qué porcentaje pellizcar o rascar su piel hace que se pellizcar sienta menos ¿En qué porcentaje o rascar ansioso? su piel hace que se sienta menos ansioso? ¿En qué porcentaje pellizcar o rascar su piel hace que se pellizcar sienta más ¿En qué porcentaje o rascar ansioso? su piel hace que se sienta más ansioso? 90 a 100% de las aveces 90 100% de / mis episodios las veces N/ mis (%) episodios N (%) 71 a 89% de las veces 71 a 89% de las / mis episodios veces (%)episodios /Nmis N (%) 30 a 70% de las veces 30 a 70% de las / mis episodios) veces (%)episodios) /Nmis N (%) 11 a 29% de las veces 11 a 29% de las / mis episodios) veces (%)episodios) /Nmis N (%) 0 a 10% de las veces 0 a 10% de las / mis episodios veces (%)episodios /Nmis N (%) 224(29.6) 224(29.6) 258 (34.0) 258 (34.0) 194(25.6) 194(25.6) 68(9.0) 68(9.0) 14(1.8) 14(1.8) 129(17.0) 129(17.0) 227 (30.0) 227 (30.0) 195(25.8) 195(25.8) 123(16.2) 123(16.2) 83(11.0) 83(11.0) 52(6.9) 52(6.9) 107(14.2) 107(14.2) 166(22.1) 166(22.1) 150(19.9) 150(19.9) 277 (36.8) 277 (36.8) 67(8.9) 67(8.9) 129(17.2) 129(17.2) 163(21.7) 163(21.7) 157(20.9) 157(20.9) 235 (31.3) 235 (31.3) 60(8.0) 60(8.0) 112(14.9) 112(14.9) 126(16.7) 126(16.7) 140(18.6) 140(18.6) 315 (41.8) 315 (41.8) 57(7.5) 57(7.5) 158(20.9) 158(20.9) 185 (24.5) 185 (24.5) 180(23.8) 180(23.8) 175(23.2) 175(23.2) 93(12.3) 93(12.3) 113(14.9) 113(14.9) 193 (25.5) 193 (25.5) 198(26.2) 198(26.2) 159(21.0) 159(21.0) Modificado Tucker BTP y cols 12. Tabla III. Tiempo dedicado al rascado y conductas relacionadas . 12 Pregunta 0 a 10 min N (%) 11 a 20 min N (%) 21 a 30 min N (%) 31 a 59 min N (%) 1 a 3 hr N (%) 3 a 5 hr N (%) 5 a 8 hr N (%) + 8 hr ¿Cuánto tiempo dedica diariamente a rascar o pellizcar su piel? 45(5.9) 91(12.0) 100(13.2) 160(21.1) 240 (31.7) 81(10.7) 31(4.1) 9(1.2) ¿Cuánto tiempo “pierde” diariamente intentando resistir rascar o pellizcar su piel? 206 (27.3) 92(12.2) 79(10.5) 88(11.7) 116(15.4) 72(9.5) 45(6.0) 56(7.4) 138(18.4) 66(8.8) 84(11.2) 82(10.9) 171 (22.8) 85(11.3) 59(7.9) 65(8.7) 21(2.8) 34(4.5) 43(5.7) 71(9.5) 221 (29.5) 141(18.8) 84(11.2) 134(17.9) ¿Cuánto tiempo piensa al día en pellizcar o rascar su piel? ¿Cuál es la cantidad total de tiempo (por día) que pierde pellizcando, rascando, resistiendo el impulso, y pensando en el pellizcado/rascado? Modificado Tucker BTP y cols 12. 111 (14.7) 168 (22.3) 169 (22.4) 81 (10.7) 195 (25.8) 31 (4.1) Modificado Tucker BTP y cols 12. 6 El rascado se realiza sobre granos o espinillas (93.2%), picaduras de insectos (63.9%), costras (57.1%), zonas infectadas e inflamadas o tumefactas (34.6%) o sobre piel sana (7.7 a 18%) 1, 7. Por comprometer regiones visibles, el 70.7% de los pacientes con skin picking trata de cubrir y disimular las áreas excoriadas usando cosméticos (60.2%), prendas de vestir 7 (20.3%), vendajes (17.3%), etc. 2. En otra serie, 46.2% reportaba el uso de cosméticos para “camuflar” las zonas afectadas, 19.2% vendajes y 10.3% ropas especiales 5. nos el 4.0% presentaba a lo menos un distress moderado producto de dichas conductas. Tabla IV. Prevalencia de las regiones afectadas por Skin Picking según dos estudios diferentes. Sitio / % Cara Mentón Mejillas Nariz Frente Espalda Cutículas Cuero cabelludo Manos Abdomen Brazos Labios Hombro Piernas Pies Parte baja del dorso Cuello Orejas Ojos Ingle Pecho Área Púbica Nalgas Keuthen y cols (2000) 5 n = 78 Calikusu y cols (2003) 3 n = 31 Tucker y cols (2011) 12 57.7 39.7 38.5 34.6 28.2 24.4 23.1 15.5 12.8 10.3 10.3 10.3 6.4 6.4 5.1 5.1 3.8 2.6 - 41.9 29.0 22.6 77.4 58.1 25.8 - 74.3 36.2 49.9 36.3 48.8 29.1 44.6 20.3 27.4 19.3 40.5 26.4 19.6 Típicamente las excoriaciones son de pocos milímetros de diámetro 14 y como consecuencia del rascado se describe prurito (69.9%), dolor e irritación (37.2 a 50.4%), sangramiento (36.8 a 53.8%), inflamación (35.9%), infección (2.6 a 31.6%), marcas o cicatrices (21.1 a 23.1%), desfiguración (1.3 a 3.0%), cavidades o cráteres profundos (2.3 a 2.6%) 2, 5, e hipo o hiperpigmentación de la zona afectada 3. Las lesiones cavitadas secundarias al rascado pueden ser superficiales o profundas y a menudo de distribución lineal. La base de las úlceras puede estar limpia o cubierta por costras, y generalmente se observan cicatrices de lesiones anteriores, escaras lineales o lesiones redondeadas hipo o hiperpigmentadas localizadas en el área donde se producen las excoriaciones. Las personas diestras tienden a producirse lesiones en el lado izquierdo, mientras que en los zurdos ocurre lo contrario. 17. En las figuras II a IX, se observan registros fotográficos de pacientes con diversos tipos de lesiones producto del rascado y/o pellizcamiento cutáneo impulsivo. Figura II: Lesiones cicatriciales en brazo derecho producto del rascado y “picoteo” impulsivo con pinzas 8 Figura III: Antebrazo de paciente con dermatilomanía de larga data. Se aprecian lesiones recientes y antiguas. Lesiones numulares, algunas hiperpigmentadas y otras hipopigmentadas. Se aprecian lesiones crateiformes por el rascado profundo de la piel. En cuanto al tiempo dedicado al rascado, entre 1324 estudiantes universitarios, 381 (28.8%) reportaron un rascado cutáneo ocasional (menos de 1 hora por día), 56 (4.2%) señaló que su conducta era frecuente (entre 1 a 3 horas diarias), 9 (0.68%) muy frecuente (entre 3 a 8 horas diarias) y 4 (0.3%) constante (más de 8 horas diarias). Considerando el total de pacientes encuestados, 149 participantes (11.3% del total, 2/3 de los cuales eran mujeres) reportaron un distress leve frente al rascado, 37 (2.8%, 28 mujeres) un distress moderado, 13 (0.98%, 9 mujeres) un distress severo, y 4 (0.3%, 1 mujer) un distress “extremo” 18. Esto indicó que un 5.2% de la muestra se dedicaba al rascado con regularidad y que al me- Otros estudios señalan que quienes presentan un rascado diario, el 24.8% ocupa menos de un minuto al día en dicha conducta, 43.6% entre uno y diez minutos, 14.3% entre once y treinta minutos, el 6.8% entre treinta y noventa minutos, y 1.5% más de noventa minutos diarios 2. En este estudio, no se especifica la relación temporal existente entre minutos de rascado y daño tisular, funcional o social; aunque podríamos extrapolar que a mayor tiempo dedicado a la conducta, mayor sería el deterioro global del paciente. Otros autores han encontrado que un 2.6% de quienes rascaban de modo recurrente su piel, lo hacían por más de 250 minutos al día 5, dedicando el mayor tiempo a dicha conducta entre las 20 y las 24 horas 16. Figura VII y VIII: Lesiones en las palmas de las manos, producidas por el pellizcamiento impulsivo de la piel con agujas y posterior extracción de la epidermis suelta mecánicamente. Skin Picking Scale Corresponde a una escala confeccionada por Keuthen y cols (2001), consistente en 8 ítems individuales que incluyen: frecuencia del impulso, intensidad del impulso, tiempo dedicado al skin picking, interferencia debido al skin picking, distress asociado, resistencia, nivel de control, y evitación. Todos los ítems tenían 5 niveles de puntuación, de 0 (ausencia, negativo) a 4 (extremo) 19. No habría punto de corte, a mayor puntaje, mayor severidad. Tabla V. Skin Picking Scale 19. Item Pregunta 1.-Frecuencia del Impulso ¿Con qué frecuencia siente la necesidad o el impulso por rascar su piel? 2.-Intensidad del Impulso ¿Qué tan intenso resulta dicho impulso? 3.-Tiempo dedicado al rascado Figuras IV, V, VI: Corresponden a una paciente adolescente que rasca y “picotea” impulsivamente pierna y muslo. En la serie fotográfica se aprecia un acercamiento (zoom) donde se observan cientos de lesiones, una sobre otras, confluentes, dando a la piel un aspecto escamoso. ¿Cuánto tiempo pierde en el rascado?, ¿con qué frecuencia ocurre?, ¿qué tanto tiempo extra requiere para realizar labores rutinarias producto del rascado comparado con quienes no presentan dicha conducta? 4.-Interferencia debido al rascado ¿Cuánto interfiere el rascado en su funcionamiento social o laboral? (si no se encuentra empleado, estime cuanto afectaría su rendimiento si estuviese trabajando). 5.-Distress asociado al rascado ¿Cuánto distress experimenta como consecuencia del rascado?, ¿cómo se siente si evita rascar su piel?, ¿qué tan ansioso se sentiría? 6.-Resistencia al rascado ¿Cuánto esfuerzo realiza para resistir el rascado? (sólo haga referencia al esfuerzo por resistir, no el éxito o el fracaso en controlar el rascado). 7.-Control sobre el rascado ¿Qué tan fuerte es lo que te conduce a rascar tu piel?, ¿qué tanto control tiene usted sobre el rascado? 8-.Evitación debida al rascado ¿Ha dejado de hacer algo, ir a algún lugar, o estar con alguien producto del rascado?; si es sí, ¿cuánto ha evitado? ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD Comorbilidad sinónimos para referirse a cualquier rascado de origen neuro-psiquiátrico. De ese modo, se colocan dichas conductas en una “gran hoya” sin considerarse las motivaciones o vivencias tras el rascado. A pesar de que el rascado cutáneo impulsivo (dermatilomanía) puede superponerse con otras condiciones, hay acuerdo general que esto ocurre independiente a otras condiciones, representando un desorden distinto que garantiza su propia etiqueta diagnóstica 20. Tabla III: Sinónimos en la Literatura para el Rascado Cutáneo Repetitivo • Skin Picking La comorbilidad se ha observado con trastornos de la personalidad (66.7%; 50% de los cuales son trastornos borderline), depresión mayor (47.6%), distimia (28.6%), ansiedad generalizada (19%), trastorno obsesivo compulsivo (6 a 19%), fobia social (9.5%), bulimia (9.5%), desorden de pánico (4.8%), trastornos de somatización (4.8%), y en menor porcentaje con enfermedad bipolar, agorafobia, estrés post – traumático y fobia específica 2, 7, 16. A lo largo de la vida, el skin picking puede presentarse en aproximadamente el 10% de los pacientes con tricotilomanía 13, 14. Al rascado impulsivo pueden agregarse conductas repetitivas relacionadas como la onicofagia (65.4%), onicotilomanía (59.0%), succionarse los labios (50%), hacer sonar los nudillos (48.7%), enroscar el pelo (39.7%), morderse la mejilla (23.1%), espasmos de los párpados (15.4%), atracón de comidas (9.0%) y mecer el cuerpo (9.0%) 2. A lo largo de la vida, el skin picking puede presentarse en aproximadamente el 10% de los pacientes con tricotilomanía 13, 14. – Describe conducta, no vivencias ni psicopatología. No permite orientar con claridad a un diagnóstico. • Compulsive Skin Picking – Utiliza concepto compulsivo como sinónimo de repetitivo y no como sinónimo estricto de compulsivo o impulsivo. Tampoco orienta a diagnóstico. • Acné Excoriado –Describe la consecuencia visible de una conducta de origen psiquiátrico. Figura IX: Tricoteiromanía, una forma particular de dermatilomanía en que el paciente frota repetidamente con el dorso del pulgar u otro dedo alguna región con pelo (especialmente cuero cabelludo o cejas) produciendo alopecia secundaria. A diferencia de la tricotilomanía no hay extracción del cabello. • Excoriación Neurótica Diagnóstico diferencial – Orienta a patología del control de los impulsos homologable a la tricotilomanía. Como hemos señalado, en el contexto de un trastorno o enfermedad mental, el rascado puede darse como síntoma periférico de un trastorno del ánimo, de ansiedad, de personalidad (en sus vertientes obsesiva y limítrofe), en el retardo mental (ejemplo, síndrome de Prader – Willi) y en el síndrome de Tourette, entre otros. Como síntoma central, puede observarse en el trastorno obsesivo compulsivo, en la dermatitis artefacta, en el trastorno dismórfico corporal, en el delirio parasitario y en la dermatilomanía 3, 5, 6, 8. Una limitante a nuestra revisión, es que en la literatura los conceptos skin picking, rascado cutáneo compulsivo, excoriación neurótica o psicógena, acné excoriado, dermatilomanía, etc; son utilizados como 10 – Reconoce en la excoriación un origen psiquiátrico. No permite orientar el concepto a una entidad específica al no establecer nexos con una psicopatología específica. • Dermatilomanía Así, hay artículos en que los diagnósticos primarios son esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo o dismorfofobia, sin relación con un descontrol del impulso. Por otra parte, hay un número importante de revisiones dedicadas al rascado repetitivo que corresponden a síntomas en el contexto del síndrome de Prader Willi en que la conducta ha sido catalogada como perseveración sin poder establecerse con claridad si existe un trastorno en el control del impulso con toda la fenomenología que caracteriza a la trico y dermatilomanía. Por ejemplo, en un estudio realizado por Calikusu y cols (2003), el 45.2% de los pacientes con “skin picking” presentaba un TOC comórbido. En el 41.9% el tema de la obsesión era la contaminación y en el 22.6% la simetría y el orden; del mismo modo, la mayoría de las compulsiones se relacionaban con el aseo y la limpieza, o con arreglar u ordenar 3. En este estudio, no es posible determinar si el rascado cutáneo es secundario a un trastorno primario de los impulsos (y en ese caso, realmente existe comorbilidad con TOC) o bien la conducta se desprende como acto compulsivo en respuesta a una obsesión de aseo o “perfección” (p.ej., remover asperezas, granos, cambios de coloración). Por si sola, la escala de YBOCS no es suficiente para establecer la diferencia diagnóstica entre una compulsión de una impulsión 3. En otro ejemplo, el estudio de Keuthen y cols (2000) contempla una encuesta en búsqueda de “skin picking”. Como criterios de pesquisa se utilizaron los siguientes parámetros: 1 presencia de rascado o excoriación cutánea que resulta en un daño tisular significativo, y 2 un distress o impedimento significativo en el funcionamiento diario secundario a la conducta. Con esos criterios, tampoco es posible determinar si el “skin picking” se ubica en el contexto de un TOC, trastorno dismórfico corporal o dermatilomanía. De los 111 estudiantes estudiados 4 cumplieron ambos criterios, en dos de estos se podría plantear un rascado cutáneo impulsivo, los dos restantes tenían características que orientaban hacia a una dismorfofobia 5. Delirio parasitario En este caso existe la idea apodíptica de padecer una infestación parasitaria de la piel. El paciente puede recoger pequeños restos epiteliales y llevarlos a examinar, in- sistiendo siempre en que el parásito responsable está contenido en ese material. Muestras de supuestos parásitos incluidos en envases, papeles o pañuelos, o fijados en cinta adhesiva son tan características que constituyen el “signo princeps”. Su clasificación resulta compleja, pudiendo observarse como idea delirante en el contexto de una esquizofrenia o un trastorno de ideas delirantes, como idea deliroide en el contexto de una depresión, trastorno bipolar; o bien en trastornos por ansiedad o en trastornos obsesivos compulsivos 17. Dermatitis artefacta o facticia Se aplica a las lesiones cutáneas autoinflingidas de manera consciente cuya intención habitualmente es obtener una ganancia secundaria como despertar simpatía o eludir algún tipo de responsabilidad. Por lo general, los pacientes utilizan medios mecánicos, irritantes químicos o cáusticos, simulando otras dermatosis. Las lesiones tienen algunos rasgos distintivos como bordes netos, de apariencia extraña, ubicadas por lo general al alcance de las manos, con tendencia a ser lineales, dispuestas regular y simétricamente; rara vez se observan en manos, muñeca o brazo derecho, a menos que el paciente sea zurdo 17. Una importante diferencia diagnóstica con la dermatilomanía, es que el paciente no reconoce la naturaleza autoinflingida, oculta y desea engañar; en cambio, quién presenta un descontrol del impulso reconoce su autoría y solicita ayuda. Dermatotalasia Corresponde a la conducta orientada a frotar o pellizcar la piel para producir magulladuras, que en 11 ocasiones se realiza como defensa frente al dolor en otras localizaciones 17 . Existe poca información en la literatura, por lo que su fenomenología no es clara. Trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia Cuando un paciente manipule su piel para “hacerla ver mejor”, puede haber una dismorfofobia. Reconocerla reviste particular importancia, ya que el compromiso de la calidad de vida, supera a la mayoría de las enfermedades médicas y psiquiátricas llegando los pacientes a cometer suicidio. Al respecto, el dismorfofóbico presenta un deterioro biográfico superior a quienes padecen infarto miocárdico reciente, diabetes mellitus tipo II, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno bipolar y esquizofrenia 21 . En estos casos, no es la consecuencia del rascado lo que produce el deterioro en la calidad de vida sino la idea que motiva el rascado. Entre el 27 a 50% de los individuos con trastorno dismórfico corporal “picotea” su piel al focalizar, exagerar o imaginar algún defecto en alguna parte de su cuerpo 22; siendo los dermatólogos 23 y cirujanos plásticos los más consultados por pacientes con trastorno dismórfico corporal. En este trastorno existe una preocupación excesiva ante defectos mínimos o imaginados de su cuerpo, que viven como algo “horrible, detestable o deformante”, pese a una apariencia objetiva normal 24. Esta distorsión cognitiva cobra el valor de una idea sobrevalorada en que el paciente defiende tenazmente su creencia, aunque puede someterla a duda e intersubjetividad; pero en ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD aproximadamente el 50% de quienes buscan atención psiquiátrica la idea cobra valor delirante (deliroide) 25. Los pacientes intentan ocultar su “defecto” a través de maquillaje, crema o ropa, y 26 en un intento de corrección, son capaces de remover con uñas u otros objetos pequeños fragmentos de piel sin importar que la consecuencia sea una herida de importancia, la cual a los ojos del paciente es mejor que el defecto original. A diferencia de la dermatilomanía, en la dismorfofobia, se involucra lo ideacional (cognitivo) y no los impulsos. El cómo surge la idea es egosintónico (nace del paciente bajo el control de su voluntad); y en esa egosintonía, moviliza al paciente a buscar solución. Al dismorfofóbico no le incomoda su pensar sino el defecto que desea remover; por ello cree en su idea y la defiende, actuando en concordancia. El obsesivo en cambio, no cree en la idea, da carácter de absurdo y lucha contra ella, siendo egodistónica por su presencia y contenido. Según la literatura, el rascado cutáneo impulsivo es una conducta observable en un alto porcentaje de pacientes con un trastorno dismórfico corporal (27% de una serie de 123 casos) 27. Trastorno Obsesivo Compulsivo Quienes manipulen su piel con el objeto de mantenerla limpia, pueden tener un trastorno obsesivo compulsivo 22. Como señalábamos, en el estudio de Calikusu y cols (2003), el 45.2% de los pacientes con “skin picking” presentaba un TOC comórbido 3 ; y en una serie (n=31) el “skin pic- king” ha sido considerado el resultado de un trastorno obsesivo – compulsivo en el 52% de los casos 15. Esto permite plantear que probablemente una parte considerable de la literatura –cuando se refiere a skin picking o a cualquiera de sus “sinónimos” – privilegia la conducta “rascado repetitivo” sin un marco psicopatológico preciso. El TOC y los trastornos del control de los impulsos presentan características similares en su fenomenología como la pobre capacidad para controlar la conducta, algún grado de resistencia, el patrón repetitivo, y el hecho que ambas patologías pueden coexistir en una misma persona 28. Por otra parte, las conductas impulsivas y obsesivas han sido clasificadas como fenómenos fundamentalmente diferentes. La impulsividad es considerada una falla o una ineficiente capacidad de control que resulta en una conducta desinhibida; la compulsión es vista como una conducta controladora (de la obsesión), aunque difícil de controlar. La compulsión si bien reduce la ansiedad o un distress, a diferencia del impulso, va orientada a neutralizar una idea obsesiva. La compulsión siempre es molesta, egodistónica de principio a fin; nunca se asocia a placer o gratificación, sólo a alivio. Antes de realizar la compulsión puede haber planificación de qué y cómo realizarlo, el impulso –en cambio- “brota” sin mayor intervención cognitiva. En su acción, la compulsión se concreta para evitar “un riesgo”, los actos impulsivos –por su parte- exponen al paciente a situaciones potencialmente dañinas 28. Algunos autores les han denominado a estas conductas “compulsivo – impulsivas” debido a las carac- 12 terísticas impulsivas (arousal) que inician el acto, y compulsivas ya que las conductas originadas son difíciles de manejar, detener y tienden a persistir en el tiempo 29. Arzeño Ferráo y cols (2006) compararon las características de pacientes con TOC versus pacientes con tricotilomanía (T) o skin picking (SP). Seleccionaron de modo consecutivo 20 pacientes con TOC y 20 pacientes con T/SP, con edades entre 15 y 65 años. Se utilizaron la Yale Brown Obsessive -Compulsive Scale (Y-BOCS) y la Schalling Impulsivity Scale (SIS). Esta última, corresponde a una escala autoaplicada consistente en 10 ítems con 4 niveles de puntuación cada uno (1: “esta frase es igual a mi” a 4: “esta frase no se relaciona conmigo”). También se utilizaron la escala de Hamilton de ansiedad (HAM-A) y depresión (HAM-D) 28. Del total de pacientes del grupo T/SP, el 80% tenía sólo skin picking, 15% ambas patologías, y 5% sólo tricotilomanía. Los instrumentos aplicados a cada grupo mostraron una puntuación significativamente más alta en el Y-BOCS para el grupo TOC (=0.004). En la sub-escala relacionada con obsesiones, se verificó diferencia estadística a favor del grupo TOC (p<0.001), sin diferencia significativa en las compulsiones. La SIS, HAM-A y HAM-D no mostró diferencias estadísticas entre los grupos, aunque sí numéricas para la HAM-A a favor de los pacientes TOC 28. Los pacientes con T/SP creían que sus impulsos ocurrían súbitamente, mientras que los pacientes con TOC podían retrasar sus impulsos. Estos dos aspectos se relacionan con el tiempo transcurrido entre el proceso cognitivo y la conducta motora. Por otra parte, al realizar el acto, el grupo TOC sentía más culpa, mientras que el grupo T/SP sentía indiferencia o placer. Una vez concluida la acción, ambos grupos sentían culpa, pero los pacientes con T/SP presentaban mayor intensidad en este ítem 28. Otra diferencia fue que los pacientes TOC tenían rituales cuando realizaban el acto, mientras que esto no fue aplicable a los pacientes T/SP. Por último, el grupo TOC creía que “algo” podía ocurrir si evitaban la conducta, mientras que la creencia del grupo T/SP era de beneficio 28. Aunque no hubo diferencia significativa, algunas características mostraron ciertas tendencias. Los pacientes con T/SP consideraban el acto como irresistible, mientras que los pacientes TOC podían resistir un poco más el acto. El grupo T/SP consideraba sus impulsos involuntarios, mientras que el grupo TOC relacionaba las compulsiones como voluntarias. Pacientes con T/SP describen cierto tipo de placer o alivio en el acto, mientras que los pacientes TOC prefieren no correr riesgos. Ambos grupos evitan estímulos que podrían activar la realización del acto, sin embargo, los pacientes con TOC se esforzaban más 28. Compulsión o Impulsión Se ha hablado de conductas compulsivas (juego compulsivo, compras compulsivas, masturbación compulsiva, rascado cutáneo compulsivo, etc.), sin embargo, hay quienes prefieren hablar de trastornos de la impulsión para referirse a los mismos cuadros, haciendo una diferencia fenomenológica que creemos importante considerar. El impulso es el despliegue de una energía inespecífica, una tendencia a la acción que surge “como un brote” aparentemente de la nada 29, 30 , como algo impuesto –en que el paciente reconoce paternidad propia (a diferencia del paciente esquizofrénico que postula apodípticamente intervención de terceros). Un paciente de muy buen nivel intelectual nos describía sus impulsos tricotilomaniacos como un “autoencendido programado injusta y caóticamente” (por su neurobiología). Una acción impulsiva está desprovista de una finalidad biológica, por ello se ha hablado de “un instinto privado de su meta”, que encuentra primero un objeto sin objetivo 29, 31. El impulso originalmente carece de objetivo, sólo “surge”. No tiene contenido ni dirección y está precedido de un desasosiego y una tensión torturante. En el impulso adopta el paciente la actitud de mero espectador, en la cual no participa, aunque –en ocasiones– es susceptible conducirlo y dirigirlo 29, 30 pero con limitaciones. El mismo paciente del ejemplo anterior nos señala: “uno puede resistirse o contenerse, pero finalmente nos gana”. Los actos compulsivos son – por su parte– comportamientos o rituales repetitivos, cuyo propósito es conjurar una obsesión (idea, duda o imagen mental), aliviando así una insoportable ansiedad o estrés. A diferencia de la impulsión, la compulsión obedece a una obsesión 31 y si bien su contención resulta torturante, la tortura surge desde lo cognitivo o ideacional y no de lo físico como en el impulso. Una excepción son los que se han descrito como “impulsos o acciones obsesivas puras, o compulsiones aisladas” que no derivan de pensa- 13 mientos obsesivos (sino primarios), como la repetición de tocar los bordes de una mesa o de prender tantas veces una luz (aunque no haya ideación desencadenante) la diferencia está en que la compulsión siempre es egodistónica de principio a fin y reconocida como “absurdo”; en cambio la impulsión suele ser egosintónica mientras se desarrolla, pudiendo hacerse egodistónica una vez realizada, por la consecuencia estética que conlleva –como en el rascado cutáneo– al verse la lesión, o como en la tricotilomanía al verse la zona alopécica. La obsesión pura no se vive como grata, el impulso inicialmente sí. Otra característica es que la compulsión siempre es consciente, en cambio un impulso puede realizarse tanto consciente como inconscientemente; por ejemplo, en la tricotilomanía hay ocasiones en que el paciente “sin saber cómo”, se sorprende a sí mismo con un trozo de cabello en la mano o en su boca. Pese a ello compulsiones e impulsiones comparten el carácter de “dominar sin fundamento”, el vivirse como algo propio pero extraño, que nace del yo, pertenece al yo, pero que escapa al control de la voluntad, pudiendo el paciente comportarse como mero espectador. Lopez-Ibor agrega: “es una dialéctica que de por sí no acaba nunca; a lo más se interrumpe o suspende para volver a empezar” 31. Como diagnóstico, es quizás el trastorno obsesivo-compulsivo el que más produce dificultades diferenciales. El reciente concepto de “espectro obsesivo compulsivo” ha llevado a los investigadores a explorar las semejazas entre un trastorno obsesivo compulsivo y la dermatilomanía, ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD ubicándola en el contexto de un continuo en dicho espectro. En primer lugar ambas patologías son repetitivas y ritualísticas, y su realización lleva a disminuir una sensación de tensión o inquietud, y por otra parte, ambas responden a los mismos fármacos. Pero a diferencia del trastorno obsesivo compulsivo –y tal como se ha sugerido anteriormente–, los pacientes con dermatilomanía admiten una “sensación” incontrolable e intrusiva, donde el acto no tiene un sentido ideacional en búsqueda de prevenir o neutralizar una “desgracia o un perjuicio próximo”. Por lo anterior, el concepto rascado cutáneo compulsivo, término más utilizado para describir la dermatilomanía (por lo repetitivo, persistente y penetrante del acto) no parece ser totalmente adecuado, siendo para nosotros la impulsión el mejor concepto para definir dicha patología. Impulsos y Compulsiones Fenómenos Fundamentalmente Diferentes • La impulsividad es considerada una falla o una ineficiente capacidad de control que resulta en una conducta desinhibida; originalmente sin objetivo, sin contenido ni dirección, precedida de un desasosiego y de una tensión torturante. • La compulsión es vista como una conducta controladora (de la obsesión), aunque difícil de controlar. • El impulso “brota” sin mayor intervención cognitiva; el paciente adopta la actitud de mero espectador, en la cual no participa, aunque – en ocasiones – es susceptible conducirla y dirigirla. • La compulsión va orientada a neutralizar una idea obsesiva. • Es egosintónica inicialmente al reducir estrés y causar placer; la consecuencia posterior es egodistónica. • Si bien reduce la ansiedad o distress, a diferencia del impulso, la compulsión siempre es molesta, egodistónica de principio a fin; nunca se asocia a placer o gratificación, sólo a alivio. • Antes de realizarlo puede dejarse llevar siendo parcialmente conciente en la concreción de la conducta. • Antes de realizar la compulsión puede haber planificación de qué y cómo realizarlo. • Los actos impulsivos –por su parte- exponen al paciente a situaciones potencialmente dañinas. • En su acción, la compulsión se concreta para evitar “un riesgo”. Tratamiento 14 1.-Gupta MA, Gupta AK. The use of antidepressant drugs in dermatology. JEADV 2001; 15: 512–518. and treatment utilization of pathological skin picking in a population-based sample. J Anxiety Disorders 2011; 25: 88–95. 2.-Bohne A, Wilhelm S, Keuthen N, Baer L, Jenike M. Skin Picking in German Student. Behav Modif 2002; 26: 320 – 339. 13.-Simeon D, Stein DJ, Gross S. A doubleblind trial of fluoxetine in pathologic skin picking. J Clin Psychiatry 1997; 58: 341–347. 3.-Calikusu C, Yücel B, Polat A, Baykal C. The relation of psychogenic excoriation with psychiatric disorders: A comparative study. Compr Psychiatry 2003; 44: 256 – 261. 14.-Arnold LM, McElroy SL, Mutasim DF. Characteristicsof 34 adults with psychogenic excoriation. J Clin Psychiatry 1998; 59:509–514. 25.-Phillips KA, McElroy SL, Keck PE Jr, Pope HG Jr, Hudson JI. A comparison of delusional and nondelusional body dysmorphic disorder in 100 cases. 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Psychosomatics 2000; 41: 210 - 215. 6.-Bloch M, Elliot M., Thompson H, Koran L. Fluoxetine in Pathologic Skin Picking. Psychosomatics 2001; 42: 314 – 319. Figura X: Diferencias entre impulso y compulsión. El tratamiento para la dermatilomanía son los antidepresivos, tanto tricíclicos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), con buena respuesta en relación a placebo 2, 5, 6. Los antidepresivos más estudiados son los ISRS particulamente fluoxetina, seguido por sertralina y fluvoxamina 2, 5, 6. La fluoxetina ha demostrado ser altamente efectiva con una dosis promedio de 55 miligramos al día a las 10 semanas de tratamiento (rango 20 – 80 miligramos) 13 y la sertralina con dosis promedio de 95 miligramos al día, con disminución al 50% de la sintomatología al primer mes de tratamiento 32; y el escitalopram - según nuestra experiencia - en dosis entre 10 a 20 mgs. Del mismo modo, fár- BIBLIOGRAFÍA macos utilizados con éxito han sido paroxetina, clomipramina, topiramato, olanzapina, pimozide, naltrexona, entre otros 16. Respecto a la olanzapina, se reporta el caso de una paciente que luego de 8 meses de respuesta parcial a una terapia combinada con hidroxizina, sertalina y alprazolam, remite en su conducta impulsiva dentro del primer mes de adicionada olanzapina en dosis de 10 mgs/día. En otro paciente cuya respuesta fue limitada a sertralina, olanzapina en dosis de 2.5 mgs/día logró respuesta a partir del segundo día; luego de unas semanas, al suspender la medicación se reinicia el rascado, cediendo nuevamente al reintroducirse el antipsicótico 33. 7.-Lochner Ch, Daphne S, Niehaus D, Stein D. Trichotillomania and Skin – Picking: A Phenomenological Comparison. Depress and Anxiety 2002; 15: 83 – 86. 8.-Keuthen N, Deckersbach T, Wilhelm S, Engelhard I, Forker A, O’Sullivan R et al. The Skin Picking Impact Scale (SPIS). Psychosomatics 2001; 42: 397 – 403. 9.-Hayes, S. L., Storch, E. A., & Berlanga, L. (2009). Skin picking behaviors: an examination of the prevalence and severity in a community sample. J Anxiety Disorders, 23, 314–319. 10.-Keuthen NJ, Koran LM, Aboujaoude E, Large MD, Serpe, RT. The prevalence of pathological skin picking in US adults. Comp Psych 2010; 51: 183–186. 17.- Odom RB, James WD, Berger TG. Andrew´s Dermatología clínica. Madrid, MARBÁN S.L., 2004. 18.-Hajcak G, Franklin ME, Simons RF, Keuthen NJ. Hairpulling and Skin Picking in Relation to Affective Distress and Obsessive-Compulsive Symptoms. Journal of Psychopathology and Behavioral Assessment 2006; 28: 177-185. disorder. Psychosomatics 2001; 42: 504–510. 24.-Phillips KA. Body dysmorphic disorder: the distress of imagined ugliness. Am J Psychiatry 1991; 148: 1138–1149. 28.-Arzeno Ferrão Y, Paiva Almeida V, Richter Bedin N, Rosa R, D’Arrigo Busnello E. 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Ésta correspondería a la disminución o pérdida de la capacidad de sentir placer ante estímulos que normalmente lo producían. Otros teóricos han planteado que el tono hedónico, como función, refleja el estado de una persona entre los polos displacer-placer (Johnston V, 1999), sin embargo, mantienen el significado del concepto de anhedonia. A lo largo de la historia, distintos autores han mencionado estados en los que los sujetos se sentían aquejados de la imposibilidad de sentir el placer o goce que le producían anteriormente algunas situaciones denominándolas de diversas formas, pero siempre manteniendo las mismas características. Esta observación ha llevado a pensar que la alteración posee una importante base neurobiológica (Berrios, 2008). En la población general, no consultante, se puede observar que la función “tono hedónico” presenta variabilidad en su nivel (Peterson y Knudson, 1983; Snaith et al, 1995; Olivares et al. 2005). Sin embargo, cuando la baja de éste adquiere características acentuadas, es muy persistente en el tiempo o se acompaña de otros síntomas, se plantea que es patológico. El término anhedonia podría no ser el más apropiado, ya que indica la ausencia total de tono hedónico, situación casi inexistente. La disminución del tono hedónico se da en un continuo, por lo que sería más apropiado denominarla hipohedonia. Sin embargo, el término anhedonia ya es ampliamente aceptado con un sentido más amplio. La situación inversa, es decir la hiperhedonia (aumento de la capacidad de sentir placer) también existe, pero de manera mucho menos corriente, viéndose en situaciones como el consumo de algunas drogas o en estados de manía. Fenomenológicamente, la anhedonia ha sido descrita según el estímulo, dividiéndose en una social, relacionada con las relaciones sociales, y otra física, que corresponde a la menor respuesta a estímulos sensoriales de todo tipo (olfativos, gustatorios, visuales, etc). Clínicamente la anhedonia es un síntoma que está presente en varias patologías psiquiátricas. Por ejemplo se encuentra formando parte del concepto de esquizotipia (Meehl, 1962), un estado que sería prodrómico de cuadros de psicosis esquizomorfa. También en los trastornos adictivos aparece tanto como una consecuencia del consumo de las sustancias como expresión de mala regulación de los afectos (Cheetham et al, 2010). La relación de la anhedonia con otras patologías también es relevante y compleja. Así, en trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia nerviosa se constituye en otro elemento sintomático presente. En casos de obesidad o de 16 www.sxc.hu tabaquismo, los pacientes con mayores niveles de anhedonia responden peor a los tratamientos. En el caso de la depresión, la anhedonia es uno de los síntomas más importantes para su diagnóstico, según los estudios de Klein (Klein, 1974). Esto lo han recogido las clasificaciones modernas de los trastornos mentales, como son la CIE-10 (WHO, 1993) y el DSM-IV-TR (APA, 2000). Ambas proponen a la depresión como un síndrome compuesto por una diversidad de síntomas, los que en distintas combinaciones, califican para hacer el diagnóstico. Dentro de estos síntomas, serían imprescindibles para realizar el diagnóstico: la alteración del ánimo o ánimo depresivo y la pérdida del interés y/o la capacidad de sentir placer, o anhedonia (APA, 2000; WHO, 1993). La relevancia de la anhedonia para la definición del síndrome depresivo radica en que constituye un síntoma que facilita el diagnóstico diferencial con los cuadros de ansiedad ya que, siguiendo a la proposición de Clark y Watson, la anhedonia como representante de la pérdida de los afectos positivos (triada de síntomas compuesta además por la presencia de afectos negativos y la hiperactividad autonómica), se presentaría en la depresión y estaría ausente en los cuadros de ansiedad (Clark y Watson, 1991). En pacientes con depresión, el síntoma tiene una prevalecía variable, llegando al 70 a 76%, aunque en algunas series (Pelizza y Ferrari, 2009). Es destacable que su presencia, en pacientes con depresión, predice peor adaptación psicosocial, mayor número de recaídas y rehospitalizaciones y mayor riesgo de suicidio, por lo que se la podría considerar un factor de gravedad (Loas 2007; Forbes E. Biol Psychiatry 2009; Shankman et al., 2009; Gutkovich et al. 2011). la finalidad es que se produzca una interfase entre las sensaciones y las acciones orientadas a objetivos, algo útil y necesaria para la supervivencia del individuo (Berridge y Kringelbach 2008). Se trataría de un sistema complejo, compuesto por funciones psicológicas con correspondencia neurobiológica, como el deseo o motivación por la recompensa, el aprendizaje de asociaciones que predicen recompensas futuras y la experiencia subjetiva de placer ante un estímulo (Berridge y Kringelbach 2008). Normalmente las sensaciones externas, internas, e incluso, los pensamientos son “cubiertos” de una valencia, un “esmalte o brillo” en el sentido de lo positivo para volverlas “placenteras”. El nivel de actividad de este sistema tendría como resultado la generación de un tono hedónico positivo. De acuerdo al funcionamiento de este sistema, la disminución de la experiencia subjetiva de placer tendría como consecuencia la disminución del tono hedónico, siendo este el caso de la “anhedonia consumatoria”. En otros casos, la disminución del tono hedónico se debería a la reducción de la motivación por la dificultad en anticipar lo positivo de un estímulo, llamándose ésta “anhedonia anticipatoria”. Es posible que ambos tipos de anhedonia tengan sustratos neurobiológicos distintos, aunque formen parte de un mismo sistema de recompensa (Treadway y Zald, 2011). La experiencia subjetiva del tono hedónico, o también llamada capacidad hedónica comprende aspectos que conscientes e inconscientes, cuyas bases neurobiológicas han sido relacionadas con el llamado “sistema de recompensa”, que sería el encargado de procesar las emociones positivas o apetitivas (Kringelbach 2005; Barret et al. 2007). Se trataría de un proceso activo cuya La experiencia subjetiva de placer, o impacto hedónico de la recompensa, contendría al menos dos partes: 1) una reacción placentera nuclear, la que no necesita ser consciente y 2) la experiencia consciente de placer, no siempre presente, que involucra el procesamiento cognitivo de la reacción nuclear, en zonas corticales relacionadas con la toma de conciencia (Berridge y Kringelbach En pacientes con cuadros médicos, la existencia de anhedonia puede constituirse en un factor importante en la evolución. Por ejemplo, en la enfermedad coronaria sería un factor de riesgo de complicaciones graves y estaría asociado a más complicaciones post operatorias (Leroy et al., 2010; Davidson et al, 2010). Pero el síntoma, al parecer, no siempre es el más destacable en sujetos hospitalizados por diversas patologías y que desarrollan un cuadro depresivo (Sibitz et al. 2010; Sultan et al. 2010; Doyle et al. 2010). 17 2008). El sustrato neurobiológico de esta función involucraría el estriado ventral (núcleo accumbens), el globus pálido (ventral), el cíngulo anterior, y la corteza prefrontal orbital (Berridge y Kringelbach, 2008). En investigación y en clínica contamos con varias escalas que recogen información sobre el nivel de anhedonia. Las escalas no han sido desarrolladas para evaluar el aumento del tono hedónico. Entre las más conocidas y usadas están la escala de anhedonia social y la escala de anhedonia física revisada de Chapman (Chapman et al. 1976), la escala de capacidad de Placer de FawcettClark (Fawcett et al. 1983), la escala de placer de Snaith-Hamilton (Snaith et al. 1995) y escala The Self-Assessment Anhedonia Scale o SAAS (Olivares y Berrios, 2005). Cada una presenta características particulares en la formulación y número de sus preguntas y los temas que incorporan en la evaluación. Sin embargo, todas evalúan anhedonia consumatoria. La escala Snaith-Hamilton y la de Chapman son las más utilizadas. La SAAS se ha creado considerando algunos de los problemas de las otras escalas, pudiendo ser un instrumento de evaluación ampliamente utilizado en el futuro. www.sxc.hu ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD En investigación, la información obtenida a través de las escalas de anhedonia ha sido complementada con diversas evaluaciones conductuales y psicofisiológicas. Por ejemplo, la evaluación de respuesta emocional ante imágenes de contenido emocional (Fitzgibbons y Simons, 1992) o el uso de test estandarizados que miden la capacidad y discriminación olfativa (Atanasova et al. 2010). Entre las técnicas psicofisiológicas se cuentan la conductancia galvánica de la piel, la reactividad de la frecuencia cardiaca, la variabilidad de la frecuencia cardiaca, la electromiografía facial y la dilatación pupilar (Ferguson y Katkin, 1996; Lang et al., 1993). En general, tanto con las mediciones hechas con las escalas, como con los test conductuales y psicofisiológicos, se ha encontrado en sujetos con depresión un menor tono hedónico, o más anhedonia, que en la población general. Pero este hallazgo requiere de más estudio, ya que la mayoría de las escalas miden anhedonia consumatoria, y los niveles de ésta no se correlacionan con la severidad de los otros síntomas depresivos (Leventhal et al. 2006), planteándose que se puede tratar de una dimensión sintomática distinta (Galynker et al. 2000). Incluso, la mejoría de la severidad de la depresión, no se acompaña de la mejoría en las escalas de tono hedónico. Algunos consideran que el tono hedónico podría ser un rasgo, que operaría como factor de riesgo para el desarrollo de depresión (y otras patologías). Otros autores proponen separar los aspectos consuma- torios de los motivacionales del tono hedónico, siendo solo el componente motivacional lo realmente alterado en la depresión, algo mucho menos estudiado (Treadway y Zald, 2011). Recientemente, a través de las neuroimágenes se ha podido estudiar en vivo la anhedonia y su correlato neurobiológico con estructuras y funcionamiento del SNC. Se ha demostrado que la anhedonia se correlaciona negativamente con el volumen total de los núcleos caudados anteriores y positivamente con la actividad de la corteza prefrontal ventromedial, al visualizar imágenes con contenido emocional positivo. Esto sugiere que la anhedonia, como rasgo, podría ligarse a reducciones de volumen de los ganglios basales y anormalidades funcionales de la corteza prefrontal ventromedial durante el proceso hedónico (Harvey et al, 2007). La misma relación se ha encontrado entre menor volumen de los núcleos caudados bilateralmente y anhedonia en sujetos depresivos, siendo la relación con el componente consumatorio y no con el anticipatorio, de la anhedonia (Pizzagalli et al. 2009). Los hallazgos apoyan la idea que el tono hedónico es la resultante del funcionamiento de un sistema de recompensa, y que en su cualidad consumatoria se relacionaría con el funcionamiento de estructuras como ganglios basales y corteza prefrontal ventromedial. Hasta ahora no hay un tratamiento específico del síntoma y su existencia suele ensombrecer el pronóstico del cuadro. Los antidepresivos inhibidores de la recaptura de serotonina no parecen ser efectivos. El bupropion, antidepresivo inhibidor de la captura de dopamina y noradrenalina, se ha relacionado con mejoría de anhedonia, incluida la de tipo consumatorio. Algunos reportes han 18 evaluado positivamente el efecto de antidepresivos duales, como la duloxetina o moléculas nuevas como la agomelatina. También, el uso de quetiapina y aripiprazol se ha reportado útil. Otros fármacos como los psicoestimulantes habrían sido de menor rendimiento que el bupropión y solo serían útiles si son indicados en asociación con antidepresivos. El uso de pramipexol, medicamento para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, se ha reportado de utilidad tanto para el síndrome depresivo como para la anhedonia en particular. Recientemente la atención está puesta en la función del sistema glutamatérgico y podría ser promisorio el uso de sustancias que modifiquen su funcionamiento (Treadway y Zald, 2010; Ossewaarde et al, 2011; Liemburg et al. 2011; Di Giannantonio et al. 2011). A partir de la terapia cognitivo conductual se ha desarrollado la técnica de la Activación Conductual, que apunta a mejorar la exposición a experiencias reforzadoras positivas en base a la identificación y elección de comportamientos orientados a obtener recompensas (Treadway y Zald, 2011). Por último, la aplicación de estimulación cerebral profunda en estriado ventral ha resultado en mejoría de cuadros de depresión resistente con un componente de anhedonia importante, y podría llegar a ser una herramienta de utilidad en estos casos (Schlaepfer et al. 2008). Esta es un área de investigación aún. Finalmente, el interés sobre un aspecto tan específico de la sintomatología está relacionado con la proposición que por esta vía se podrán descubrir las bases neurobiológicas de cuadros complejos con más precisión, facilitando, en una segunda etapa, la necesaria traducción del conocimiento neurocientífico básico a la práctica clínica (van Praag, 2008; Insel, 2009). 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Define el impulso como:”deseo o motivo afectivo que induce a hacer algo de manera súbita y sin reflexionar”, e impulsivo sería “aquel que suele hablar o proceder sin reflexión ni cautela, dejándose llevar por la impresión del momento” 1. La impulsividad hace referencia a un impulso, tiene un origen por tanto vinculado a lo instintivo, al deseo o a la consecución de placer. Para López Ibor la impulsividad sería un atributo de vitalidad 3. Esta impulsividad se hace patológica cuando lleva al individuo a realizar actos infundados, muchas Caravaggio: expresa en sus pinturas su personalidad impulsiva veces brutales y peligrosos, sin control de su voluntad y con ausencia de reflexión. La conceptualización histórica sobre la impulsividad procede de Esquirol, con la denominada monomanie instintive (locuras parciales, razonantes, donde el paciente parecía estar sano en casi todos los aspectos de su personalidad, salvo en uno muy concreto. Se incluyen en esta entidad clínica la piromanía, el alcoholismo y el homicidio), que se atribuía a un defecto de la voluntad 5. Jasper 6 estudia la impulsividad desde la perspectiva fenomenológica. Diferencia la vivencia de un impulso primario sin contenido ni dirección, el instinto natural que tiende inconscientemente a un fin, y el acto de la voluntad que produce representaciones conscientes de finalidad, con el conocimiento de medios y consecuencias. Define las acciones impulsivas como fenómenos inevitables para el sujeto, no contenibles e incontrolables, frecuentes de encontrar en psicosis aguda, cuadros confusionales y trastornos orgánico cerebrales 9. La psiquiatría forense 4 define como impulsividad la predisposición hacia la reacción rápida y no planeada ante un estimulo interno o externo sin prestar atención hacia las consecuencias negativas que la misma ocasione en otros”. Desde la óptica forense, se entiende la conducta 20 impulsiva, como un acto reactivo y pasajero, de corta duración, carente de planificación y reflexión, y sin intencionalidad conciente 7. Desde un punto de vista psicopatológico la impulsividad tendría las siguientes características 8: - Inmediatez entre el estimulo desencadenante de una conducta y la aparición de la misma. - Procesamiento cognitivo rápido con tendencia al error, previa al desarrollo de la conducta impulsiva. - Ausencia de eficacia adaptativa de la conducta impulsiva. - Componente emocional, rabia y agresión, que acompaña todo acto impulsivo. Desde el punto de vista psicodinámico, se considera la impulsividad como un defecto o debilidad del yo, en su función de adaptar o encajar las pulsiones (que siempre son sexuales o agresivas) a su finalidad social u ontológica. Las conductas impulsivas reflejarían un desequilibrio entre el conflicto intrapsíquico y el irresistible empuje para descargar las pulsiones “La impulsividad siempre supone un ir más allá en los limites que preservan lo sagrado, es decir las restricciones que acompañan la relación del uno con el dos, del sujeto con el objeto, teniendo en cuenta que el objeto puede estar fuera y dentro, en la realidad o en la representación” 10. IMPULSIVIDAD EN LA CLÍNICA La impulsividad, que puede ser dañina para uno mismo o para los demás, es un problema clínico frecuente. La impulsividad aparece como un síntoma en diversas entidades psiquiátricas o como un rasgo de personalidad anormal. Baca García y cols. 2 afirman que estamos ante un “concepto polisémico muy ubicuo en la literatura y que ha sido empleado para designar múltiples aspectos psicopatológicos”. Se entiende por lo tanto, la impulsividad como una dimensión psicopatológica que se manifiesta en muchas entidades nosológicas reconocidas por los manuales diagnósticos (DSM-IV, ICD-10). Hollander y Rosen 26 en su estudio de la impulsividad describen nueve entidades nosológicas en que la impulsividad se manifiesta de manera patológica, a saber: 1.- Trastorno explosivo intermitente. 2.- Trastorno antisocial de la personalidad. Moeller y cols. 27 incluyen posteriormente el trastorno bipolar y el trastorno por abuso de sustancias. El DSM IV-TR 28 en su apartado de los Trastornos del Control de los Impulsos incluye las siguientes entidades clínicas: 4.- Juego patológico. 1.- Trastornos del control de impulsos no clasificados en otros apartados: 5.- Piromanía. - Trastorno explosivo intermitente. 6.- Cleptomanía. - Cleptomanía. 7.- Parafilias. - Piromanía. 8.- Compra compulsiva. - Juego patológico. 9.- Conductas autolesivas. - Tricotilomanías. 3.- Trastorno límite de la personalidad. 21 ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD 2.- Trastorno del control de los impulsos no especificados: 2.- Seguido por un fracaso para resistir el impulso de llevarlo a cabo. - Trastorno sexual impulsivo-compulsivo. 3.- Luego hay un sentimiento muy intenso de excitación. - Trastorno autolesivo impulsivo-compulsivo. 4.- Una vez completado el acto impulsivo, existe un sentimiento de alivio del impulso. - Trastorno impulsivo-compulsivo por uso de Internet. - Trastorno de comprador impulsivocompulsivo. 3.- Otros trastornos con impulsividad: - Trastorno del comportamiento en la infancia. - Trastorno por atracón. - Bulimia Nerviosa. 5.- El paciente puede experimentar culpa o remordimiento por haber cometido el acto. NEUROBIOLOGÍA DE LA IMPULSIVIDAD Neuroanatomía de la Impulsividad: De acuerdo a evidencias dadas por estudios de neuroimagen cerebral, las regiones encefálicas implicadas en la impulsividad patológica son principalmente 11. - Trastorno Bipolar. - Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. - Estriado, núcleo accumbens (porción ventral del cuerpo estriado). - Trastorno debido al consumo de sustancias. - Amígdala cerebral, región basolateral. - Trastorno de la personalidad del grupo B. Corteza prefrontal - Trastornos neurológicos con desinhibición. Estos trastornos se caracterizan por presentar cinco etapas de comportamiento sintomático 29. 1.- Aumento del sentimiento de tensión o excitación. A su vez los estudios de neuroimagen han observado un aumento de la actividad o del metabolismo de las amígdalas cerebrales en pacientes expuestos a láminas aversivas, lo que explicaría el actuar de manera rápida y poco reflexiva, más aún que presentan una corteza prefrontal hipofuncionante 14. Un estudio reciente con RNMf realizado en adolescentes con trastorno conductual v/s controles sanos, ante la presencia de escenas de sufrimiento, se activan las amígdalas y el estriado ventral y se hipoactiva la corteza prefrontal medial y orbital, lo que ratifica la peor conectividad funcional entre amígdala y corteza prefrontal 18. Inhibición Frontal Hiperactividad Límbica Hiperactividad Estriatal TDAH no si no Trastorno Limítrofe no si no Abuso drogas no si no Personalidad antisocial si no no 19 - Corteza prefrontal orbitofrontal, dorsolateral, ventrolateral y cingulado anterior. - Parafilias. tal izquierda y derecha con impulsividad de individuos sin patología psiquiátrica ni médica 12. Las lesiones de corteza orbitofrontal, dada por ejemplo por consumo de drogas, se han relacionado con una respuesta inmediata ante estímulos sin considerar las posibles consecuencias de un acto, ya que se pierde el control inhibitorio frontal. Estudios de RNM Funcional encuentra una correlación negativa entre volumen de corteza orbitofron- 22 Corteza orbitofrontal Otro estudio con pacientes con personalidad limítrofe se observa una hipofunción de corteza orbitofrontal, lo que explica su inestabilidad e impulsividad 13. Un estudio realizado con RNM en pacientes bipolares, se encuentra una disminución del volumen de la región cingular izquierda en pacientes muy impulsivos 30. También se encuentra en pacientes impulsivos una disminución de la corteza prefrontal dorsolateral y del volumen de sustancia gris del cingulado ventral 12, lo que les impide modular adecuadamente sus emociones negativas. Amígdala cerebral La región amigdalina ha sido implicada en las conductas agresivas. La estimulación del núcleo basolateral produce una agresividad no dirigida o planificada. Estudio con RNMf en pacientes con Trastorno explosivo intermitente se ha encontrado una hiperactividad de la amígdala izquierda en relación a expresiones de rabia. En estos pacientes habría una disociación amígdala-corteza, es decir, la corteza orbitofrontal no es capaz de modular o inhibir una amígdala hiper reactiva. En estudio con RNMf en pacientes limítrofes se encuentra disminución de sustancia gris lóbulo temporal medial, especialmente en amígdala, hipocampo y giro hipocampal 15. Esta situación explicaría la incapacidad de algunos limítrofes de empatizar con las emociones del otro. Otro estudio con neuroimagen funcional (RNMf) realizado en niños y adolescentes (9 a 14 años de edad), se encuentra en los que presentan trastorno de déficit atencional mixto una hipoactividad frontal bilateral con una hiperactividad límbica, y los que presentaban un trastorno conductual, una hipoactividad límbica 16 lo que señalaría una menor reactividad emocional y empática en estos últimos. Es importante señalar que las personalidades psicopáticas presentan una hipoactividad de las amígdalas asociado a una hipoactividad de la corteza ventromedial y un aumento de la dorsolateral, lo que explica su actuar planificado y sin emociones de ansiedad y compasión 17. Neuroquímica de la impulsividad Los estudios han ido demostrando la participación de múltiples vías neuronales, con implicancia de varios neurotransmisores en la génesis de la impulsividad. A continuación revisaremos someramente algunos datos disponibles. Serotonina: Son muchas la evidencias que relación una disfunción serotoninérgica con las alteraciones del control de los impulsos como del comportamiento agresivo. Habría una alteración de la modulación serotoninérgica en corteza prefrontal, ya que hay una disminución de su actividad, expresada por ejemplo por un aumento de receptores postsinápticos 5-HT2, 5HT1A Y 5HT1B en corteza prefrontal 20. Ello explica la eficacia de los antidepresivos ISRS en controlar la impulsividad. 23 Dopamina: También se ha relacionado a la dopamina con la impulsividad, cuyo aumento puede afectar regiones inervadas por terminaciones dopaminérgicas como amígdala, corteza prefrontal, núcleo accumbens e hipocampo. Se postula que una hipoactividad serotoninérgica frontal conlleva a una mayor actividad dopaminérgica subcortical, y por ende, a una elevada impulsividad. Noradrenalina: Se ha sugerido que una desregulación de la función noradrenérgica podría también contribuir a la conducta impulsiva y agresividad en determinadas personas, lo que explicaría la eficacia de antagonistas B adrenérgicos como propranolol en controlar la impulsividad agresiva 21. ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD Cortical - Lesión cortical (trauma, drogas). Disminución 5-HT. - Disminución volumen cortical. Aumento de Dopamina. - Disminución actividad orbitofrontal y cingulado. Aumento de noradrenalina. Límbico (subcortical) - Hiperactividad de amígdalas. Disminución de GABA. - Disminución volumen amígdala. Aumento de glutamato. - Hipersensibilidad emocional. Aumento de acetilcolina. - Kindling. 19 . De acuerdo al modelo serononinérgico de la impulsividad, una disfunción seronotinérgica provocaría un déficit de sus funciones inhibitorias que se traducirían en una mayor actividad dopaminérgica y noradrenérgica, con el consiguiente incremento de la impulsividad. GABA: El sistema GABAérgico podría estar involucrado también en la neurobiología de la impulsividad, lo que explicaría la eficacia de fármacos que aumentan la actividad GABAérgica en el control de la impulsividad y agresividad, como la carbamazepina y el valproato. Glutamato: Se ha observado que una disminución glutamatérgica tendría implicancia en la impulsividad, y que la implicación de la neurotransmisión serononinérgica en la impulsividad podría estar relacionada, en algunos casos, con una alteración de la funcionalidad glutamatérgica. Una disminución de la actividad glutamatérgica conduce a un aumento de la actividad serotoninérgica, mediada por los receptores 5-HT2, mientras que la estimulación de 5-HT2 disminuye la neurotransmisión glutamatérgica 20. Genética de la impulsividad Se ha evidenciado una vulnerabilidad genética para la impulsividad, la cual se expresa con mayor facilidad ante un ambiente facilitador. Los estudios con modelos animales, sobretodo el uso de ratones knock-out, han venido identificando genes relacionados con la impulsividad y agresividad. En humanos, específicamente en aquellos que su impulsividad es patológica (trastorno limite y sicopático de la personalidad, juego patológico, alcoholismo y otras adicciones), también se han realizado estudios genéticos. Los estudios de ingeniería genética en ratones a través de eliminación de las dos copias funcionales de un gen determinado, lo que se conoce como knock-out, son las mas replicadas. En estos modelos se miden los efectos de la ausencia del gen, no del gen mismo. 24 Se ha observado un aumento de la impulsividad y agresividad en ratones knock-out, por lo general ratones machos, en que se eliminó el gen que codifica para la óxido-nítrico sintasa (NOS), el que codifica para el receptor de serotonina 5-HT1B y el que codifica para la MAO-A (Monoamino-oxidasa A). Al parecer todas estas alteraciones afectarían la neurotransmisión serotoninérgica, en la cual se aprecia un recambio de serotonina reducido en regiones cerebrales y una deficiencia en la función de los receptores 5-HT1B 22, 23. El Valproato, que potencia el GABA, ha demostrado una efectividad para controlar los síntomas de impulsividad y agresividad en pacientes con trastorno limítrofe de la personalidad 32. El Topiramato, que activa GABA y bloquea receptores KainatoAMPA de glutamato, ha demostrado eficacia en el control de conductas impulsivas como bulimia, atracones y beber patológico) 31, 33. También se ha observado eficacia en controlas la impulsividad en Lamotrigina y Oxcarbazepina. Importante observar que la historia social afecta la expresión fenotipo agresivo en machos NOS, es decir, cuando son criados en grupos, las posibilidades de expresión agresiva son menores si están aisladas. Otros estudios de asociación genética basados en marcadores de ADN situados en genes candidatos del sistema serononinérgico, encuentra polimorfismos del trasportador de serotonina SERT (5-HTTLPR) específicamente el alelo corto s, relacionado con una menor función serotoninérgica y por ende, con conductas impulsivas y suicidas en algunos cuadros psiquiátricos (depresión, trastorno límite de la personalidad) 24. Dopamina 5-HT Antipsicóticos atípicos o de segunda generación Estos nuevos antipsicóticos, con afecto antagónico de serotonina (5-HT2) y dopamina, han demostrado también cierta eficacia en controlar los síntomas impulsivos y agresivos. Modelo de interacción entre genes y ambiente con su impacto en la neurobiología y la conducta 25. PSICOFARMACOLOGÍA DE LA IMPULSIVIDAD El tratamiento farmacológico ha demostrado su eficacia en disminuir los síntomas impulsivos y agresivos, fundamentados en los aspectos neurobiológicos revisados anteriormente. Impulsividad Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) Doradrenalina Los ISRS (fluoxetina, citalopram, sertralina, escitalopram) han demostrado ser eficaces en reducir la impulsividad, favoreciendo la in- hibición prefrontal sobre estructuras límbicas (amígdala, hipocampo), al mejorar el funcionamiento de las vías serotoninérgicas. Anticonvulsivantes La experiencia clínica ha demostrado que los anticonvulsivantes son afectivos para controlar la impulsividad y agresividad, principalmente por su potenciación GABA y/o disminución de actividad glutamatérgica. Se ha observado que su acción disminuye la hiperexcitabilidad de amígdalas 31. 25 El aripiprazol usado en dosis bajas ha demostrado utilidad en reducir síntomas impulsivos en pacientes limítrofes. También se ha observado efectividad en reducir síntomas agresivos e impulsivos con olanzapina y risperidona, y en casos muy excepcionales y refractarios con clozapina 31, 34, 35 . Estimulantes El metilfenidato por su acción noradrenérgica frontal aumenta la inhibición frontal sobre estructuras subcorticales, observándose un mejor control de la conducta impulsiva en niños que padecen de déficit atencional con hiperquinesia. BIBLIOGRAFÍA Betabloqueadores 1.- Diccionario de la Real Academia Española. 1992. Se ha visto que dosis elevada de los antagonistas de los receptores beta adrenérgicos, como propranolol y pindolol, mejoran la agresión impulsiva en pacientes con lesión orgánica cerebral (demencias, retardo mental, autismo, síndrome post TEC). 31, 34. 2.- Baca García E, Díaz Sastre C, Severino A, Sáiz Ruiz J. Impulsividad, agresividad y conducta suicida. RS Médica Psiquiatría. 2000; 5;259-93. Litio Hay varios estudios que han demostrado que el litio reduce la conducta impulsiva y agresiva en pacientes maniacos, limítrofes y orgánicos cerebrales, por lo que se debe considerar su uso en estos casos 31, 34. De lo expuesto se concluye que se dispone de varios fármacos para controlas los síntomas impulsivos y agresivos, el decidirse por uno u otro va a depender del tipo de patología de base, de la comorbilidad asociada y de la experiencia del médico que prescribe. Por ejemplo, si predominan los síntomas afectivos o de inestabilidad emocional, se optara por algún anticonvulsivante y/o un antipsicótico de segunda generación (aripiprazol, olanzapina, topiramato, lamotrigina, valproato). 3.- López Ibor JJ. Angustia vital. 1969. 4.- Stingo NR. Diccionario de psiquiatría y Psicología Forense. Polemos. 2006. 5.- Berríos Germán. Historia de los síntomas de los trastornos mentales. Fondo de Cultura Económica. 2008. 6.- Jaspers K. Psicopatologia General. Fondo de Cultura Economica. 1993. 7.- Dresdner Rodrigo. Psiquiatría Forense en lo penal. Serie roja. Ediciones de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile. 2010. 8.- Sánchez Gómez y col. Psicopatología de la Impulsividad. 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Neopresol PIONERO EN BIOEQUIVALENCIA en Chile ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD LITIO Y SU USO EN PSIQUIATRÍA Mecanismo de acción del Litio Dr. Sergio Zamora D. Psiquiatra CSM 60 años del uso clínico del litio en psiquiatría, queremos revisar aspectos fundamentales de su mecanismo de acción en el cerebro aún no bien dilucidado como sus interesantes evidencias en el neurotrofismo y neuroprotección, como también su eficacia permanente en los trastornos afectivos y en la prevención del suicidio. Desde que John Cade el año 1949 observa la eficacia del carbonato de litio al reducir la agitación y manía en pacientes maníacos, pasando por las evidencias científicas de Mogens Schou en la década del 50 del efecto terapéutico del litio en el trastorno bipolar, y con las evidencias clínicas posteriores que llevaron el año 1970 a la FDA a aprobar el uso terapéutico en la manía y el año 1974 en la prevención de la enfermedad maníaco-depresiva, hasta nuestros días, podemos señalar que el litio es y seguirá siendo una molécula eficaz y segura a considerar en la prescripción de muchos cuadros psiquiátricos. ¿Qué es el Litio? El litio es el más liviano de los metales alcalinos. Se encuentra ampliamente distribuido en la naturaleza, generalmente en forma de sales. Las sales de litio, principalmente carbonato de litio, se usan en clínica. Es importante consignar que Chile cuenta con las mayores reservas de litio a nivel mundial, liderando la producción de carbonato de litio, con el 58% de participación del mercado. - No tiene metabolización hepática. - El ión litio, agente activo, circula libremente en sangre sin unirse a proteínas. - Tiene una vida media de eliminación de 20 a 24 horas. En tratamientos de más de un año, la semivida aumenta a 48-96 horas. - Se elimina en un 95% por el riñón en forma inalterada por filtración glomerular, con importante reabsorción (80%) en túbulos proximales la cual es competitiva con sodio. Un 4% lo hace por sudor y 1% por heces. - La concentración de litio es menor en hígado y 2 a 3 veces mayor en riñón y tiroides. Carbonato de Litio, en estado sólido se presenta como un polvo blanco fino. Farmacocinética del Litio La farmacocinética del litio varía mucho entre individuos, pero es relativamente estable en cada paciente. Las características principales son las siguientes 1: - La absorción gastrointestinal es completa y rápida, con una biodisponibilidad del 95-100%. John Cade (1912-1980) minutos en preparaciones estándar y 4-4.5 horas en preparaciones de liberación lenta. - Con dosis única, alcanza concentraciones plasmáticas máxima en 60-90 28 Pese a su antigüedad aún no se conoce con certeza los diferentes mecanismos de acción del litio en el organismo. Resumiremos algunas evidencias que muestran su efecto a nivel neurobiológico. - La máxima concentración de litio en cerebro se alcanza 24 horas después de la del plasma, y es la mitad de la del plasma. En el líquido cefalorraquídeo, alcanza el 50% de la concentración plasmática en tratamientos crónicos. - A los 4-5 días de administración continuada de litio se alcanza la fase de equilibrio. - Cruza lentamente la barrera hematoencefálica. - Atraviesa la placenta, alcanzando litemias fetales idénticas a las maternas. Pasa por la leche materna. 1. Mecanismo iónico de acción del litio El litio aumentaría la actividad Na, K-ATPasa, con una reducción concomitante de sodio intracelular en los pacientes con trastorno bipolar. El litio desplaza al sodio en células eléctricamente activadas. Cada ión de litio que ingresa a la célula substituye uno intracelular de sodio, disminuyendo el sodio intracelular, que a su vez reduce el influjo de calcio 2, 3. El aumento de sodio y calcio intracelular observado en bipolares produce un aumento de neurotransmisores, reduce el potencial de reposo de membranas aumentando la excitabilidad celular. G, que es fundamental en los procesos de señalización celular, alterando su modulación. También afectaría la adenilciclasa (enzima activada por la proteína G que cataliza la producción de AMPc y con ello su sustrato principal, la enzima proteinkinasa A (PKA), que dentro del núcleo tiene la capacidad de traslocarse y estimular la producción de factores de transcripción como el CREB 3, 4, 9. Este sistema se encuentra activado en pacientes bipolares. El litio tendría una función de estabilizar la actividad de este sistema de segundo mensajero. 4.- Acción en el sistema Fosfoinositol (PI) El litio en concentraciones terapéuticas y por tiempo prolongado inhibe la enzima inositol mono fosfatasa (IMPasa), disminuyendo los niveles intracelulares de inositol. En pacientes bipolares maniacos se ha observado un aumento de la P1P2 y de la PKC. El uso de litio. 5.- Acción sobre el glutamato El litio usado por largo tiempo protege a las neuronas de la excitoxcidad del glutamato mediada por los receptores N- metil-D-aspartato (NMDA). Al disminuir la liberación de glutamato disminuye la concentración de calcio intracelular 9. 6.- Acción en el ácido araquidónico Se ha demostrado que el litio reduce de manera significativa el recambio de fosfolípidos cerebrales, induciendo una reducción de un 80% en el recambio de ácido araquidónico 2 . 2.- Acción en los neurotransmisores La evidencia señala que el litio actuaría en varios sitios o regiones cerebrales que modulan la neurotransmisión. En síntesis, habría una disminución de la actividad dopaminérgica y un aumento de la función serotoninérgica 1. Esta disminución de inositol conlleva una disminución de proteinkinasa C (PKC), el cual desempeña un rol importante en la excitabilidad neuronal y liberación de neurotransmisores como también en la expresión génica. El litio a largo plazo produce una desensibilización de esta vía del fosfoinositol 1, 2 3,9. El fosfoinositol es un fosfolípidos de la membrana celular que se fosforila convirtiéndose en fosfotidil inositol bifosfato (PIP2), el cual a su vez por acción de la 3.- Acción en Proteína G y Adenilciclasa El litio actuaría sobre los sitios de unión al magnesio de la proteína enzima fosfolipasa C se hidroliza dando origen a dos moléculas que actúan como segundos mensajeros: el IP3 que actúa sobre canales de calcio en retículo endoplásmico facilitando salida de calcio al citoplasma, y DAG (1,2 diacilglicerol) que activa la proteincinasa C (PKC). 29 El ácido araquidónico es un importante mediador de la vía de segundos mensajeros del cerebro. ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD Efecto neuroprotector del Litio Estudios recientes tanto in vitro como in vivo han demostrado que el litio tiene una función neurotrófica y neuroptrotectora. 1. Acción sobre Bcl 2 El uso crónico de litio produce un aumento de la proteína antiapoptóticas Bcl-2 en corteza frontal de roedores y en células de giro dentado de hipocampo y en estriado 12, 13. El uso crónico de litio disminuye los niveles de ARNm y de proteína p53 como también de BAX, impidiendo un proceso neurodegenerativo. 3. Acción en la Glucogéno sintasa quinasa-3B (GSK-3B) El litio inhibe directa y reversiblemente la GSK-3B, como también a través de la activación de la Akt, contribuyendo a la neuroprotección, ya que GSK-3B podría llevar a muerte celular apoptótica. Al inhibir la GSK3B provocaría cambios en la arquitectura neuronal del cerebro. Estabilización membrana No apoptosis Bcl 2 Citocromo C Caspasa 9* Pro-caspasa 8 (inactiva) Fragmentación Caspasa 8 (activa) Caspasa de las caspasas DNA Nucleasa* 2. Acción en proteína p53 y BAX La proteína p53 (es supresora tumoral) al unirse a ciertas secuencias de ADN favorece la expresión del gen pro-apoptótico Bax, suprimiendo la expresión del gen citoprotector Bcl2, favoreciendo la apoptosis neuronal 12, 15 . Akt NMDA Bcl-2 Calcio Liberación citocromo C Activación de Caspasas NEUROPROTECCIÓN Ratifica la función neurotrófica del litio cuando usado por tiempo prolongado en pacientes bipolares se encuentra aumento de la materia gris en regiones cerebrales límbicos y paralímbicas, incluyendo el hipocampo y la amígdala, observándose en ellos menos deterioro cognitivo 12, 13, 15. Receptor La apoptosis es la muerte celular programada y controlada por los niveles de proteínas proapoptóticas (BAX) y antiapoptóticas (Bcl-2). En respuesta a estímulos de inducción de muerte, estas proteínas regulan la liberación de citocromo c desde las mitocondria hacia el citoplasma, activando a su vez unas proteasas llamadas caspasas, responsables en último termino de la apoptosos, vale decir, de la fragmentación de ADN. p53 Estas características neurotróficas han llevado a los investigadores a usar el litio en situaciones clínicas que ocurre daño o atrofia neurona, como demencias, enfermedad de Parkinson, neurodegeneración inducida por alcohol, accidentes cerebrovasculares, etc. Falta de Bcl 2 Procaspasa 9 Bax Bcl-2/Bax Apoptosis mediada por Bcl-2/Bax Estímulos de supervivencia LITIO La GSK-3B es una enzima importante en la supervivencia celular y en la regulación de la apoptosis neuronal. Factores de crecimiento como BDNF y otros que activan la vía PI-EK/Akt inhiben GSK-3B confiriendo protección neuronal. La GSK-3B regula el estado de fosforilación de las proteínas del citoesqueleto y de las B cateínas. El litio inhibe la fosforilación dependiente de la GSK-3B de la proteína asociada a microtúbulos y de la las proteínas TAU, lo que explica su rol neuroprotector 10, 11, 14, 15. Proteína G ? ? H H Litio Valproato NUCLEO Genes de expresión temprana. H GSK-3-bota Trascripción de Genes de expresión tardía. Factores neurotróficos Neuroprotección ¿Neurogénesis? También se ha observado que el litio incrementa la actividad de la vía Akt, que a su vez inactiva proteínas proapoptóticas como GSK-3B y BAX. 30 1. Trastorno Bipolar Como también predictores de mala respuesta al litio: Las evidencias clínicas han demostrado la eficacia del Litio en la manía aguda y en la prevención de otros episodios principalmente maníacos o hipomaníacos. En la manía esta considerada en las guías terapéuticas como de primera línea junto al valproato o antipsicóticos atípicos 5, 6, 18, 19 . En los casos de falta de respuesta la mayoría de las guías clínicas recomiendan la combinación de dos estabilizadores del ánimo (por ejemplo con acido valproico) y/o el uso de antipsicóticos atípicos (olanzapina, aripiprazol, quetiapina). El uso en la depresión bipolar es controvertido. Es reconocida como una opción terapéutica de primera línea en las guías terapéuticas (APA, CANMAT) solo o asociado a otro estabilizador como lamotrigina, y también en el tratamiento de mantenimiento de la depresión bipolar 18, 19. En cuanto al uso en cicladores rápidos se ha observado que mejora la sintomatología clínica pero no previene las recurrencias 2. Valproato Inositol H - Predominancia de episodios depresivos. Litio H PXC Indicaciones de Litio en Psiquiatría En la figura se resumen algunas acciones del litio, tanto a nivel de la proteína G, como inhibiendo el sistema del Inositol y PKC y la enzima GSK-3B, lo que se traduce en un efecto neuroprotector. Existe un perfil de pacientes respondedores al litio 3, 7: - Episodios de mania grandiosa-auforica. - Curso episódico con remisión completa. - Antecedentes familiares de enfermedad bipolar. - Antecedentes de buena respuesta previa en los padres. - Estados mixtos. - Numerosas hospitalizaciones previas. - Curso continuo y ciclación rápida. - Antecedentes de abuso o dependencia de alcohol y sustancias. - Trastorno de personalidad. 2. Depresión Mayor Su principal uso es como potenciador en episodio depresivo mayor refractario a tratamiento, principalmente de los antidepresivos ISRS. Su eficacia se debería a la potenciación del sistema serotoninérgico. Predicen una buena respuesta a la potenciación con litio, la depresión bipolar y la existencia de familiares de primer grado con trastorno bipolar o depresión mayor 2,3. También se considera su uso en la depresión recurrente como profilaxis de otros episodios. impulsividad y agresividad como de inestabilidad afectiva en pacientes limítrofes. 5. En cuadros clínicos que presentan síntomas agresivos La acción antiagresiva estaría mediada por una modulación de las vías serotoninérgicas frontales, aumentando su funcionamiento, y por ende, su inhibición a nivel subcortical. Los estudios clínicos han demostrado cierta eficacia en niños y adolescentes con trastornos de conducta, en pacientes con retardo mental y en personalidades agresivas. Litio y Suicidio El suicidio consumado es 25 veces mayor en bipolares que en población general. Entre el 26% y 48% de los pacientes bipolares tienen historia de intentos suicidas. Desde el clásico estudio de Tondo L y cols publicado en 1998 y luego replicado por otros estudios, se ha demostrado que litio previene el suicidio, es decir, tiene un efecto antisuicida específico que es independiente de su acción como estabilizador del ánimo 17. 4. Trastorno límite de la personalidad Este estudio efectuado en 310 pacientes bipolares compara el riesgo suicida antes y después de la instauración del tratamiento con litio. El riesgo para cualquier acto suicida disminuyó en 6.5 veces al estar con litio. Pero, al suspender el litio, el riesgo suicida se incrementó en 10 veces respecto al periodo en el que lo recibían. Los estudios clínicos demuestran que litio mejora los síntomas de Un meta-análisis de 32 estudios (Cipriani y cols, 2005): 1.389 3. Trastorno Esquizoafectivo No hay estudios concluyentes. Sería más eficaz cuando mas se asemeja a un trastorno del ánimo, principalmente con síntomas maníacos. 31 ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD pacientes con litio y 2.069 con otros compuestos, demuestra que el litio es efectivo en la prevención del suicidio, en la autoagresión deliberada y en la muerte por todas las causas, en pacientes con trastornos del ánimo 16. Los nuevos preparados de liberación sostenida dan lugar a litemias un 30% mayores, por lo que se sugiere mantener litemias entre 0.8 y 1 mEq/L. También se reduce la mortalidad por suicidio en pacientes esquizoafectivos y depresivos unipolares. Los niveles mayores a 0.75 mEq/L se asocian a mayor cantidad de efectos adversos y a menor adherencia a tratamiento. Monitorización del tratamiento con Litio Hay pacientes que responden bien a litemias bajas (0.4-0.6 mEq/L. En estos casos se sugiere seguir con la misma dosis 2. Una vez que el clínico ha considerado el uso de Carbonato de Litio, se debe realizar una evaluación previa: estudio tiroideo (T3, T4, T4 libre, TSH y anticuerpos), clearance de creatinina y en mayores de 50 años un electrocardiograma. Cuando se asocia el litio a otro estabilizador como lamotrigina y valproato, o un antipsicótico atípico como olanzapina, se pueden usar dosis mas bajas con litemias de 0.4-0.6 mEq/L. Dado el estrecho margen terapéutico del litio se monitoriza su tratamiento. La eficacia del litio se correlaciona con la dosis y sus concentraciones plasmáticas. Efectos adversos asociados al uso de litio Se debe comenzar con dosis bajas, de 300 a 600 mg al día, e ir ajustando según litemia y respuesta clínica. Se sugiere hacer la primera litemia entre los 5 y 10 días, ajustando dosis en caso necesario. Durante la fase de ajuste de dosis es conveniente medir la litemia dos veces por semana, posteriormente cada 2 o 3 meses por los primeros seis meses y luego semestralmente. Se debe aumentar frecuencia de litemias si aparecen efectos adversos o no hay respuesta clínica. En pacientes que inician tratamiento conviene mantener litemias entre 0.6 y 0.75 mEq/L. En caso de manía se deben subir los niveles hasta un máximo de 1.2 mEq/L (0.8 a 1.2 mEq/L) 2. Hasta el 75% de los pacientes experimentan algún tipo de efecto secundario inducido por litio, desde leves a severas. Mencionaremos las más importantes, a saber: 1. Efectos gastrointestinales Aparecen al inicio del tratamiento siendo frecuente las nauseas, vómitos y diarrea (20%, debido a la presencia de litio no absorbido en el colon) 1. Para disminuir sus efectos se sugiere tomar con las comidas o el uso de liberación lenta. A veces se hace necesario el uso de omeprazol. 2. Temblores Es frecuente (35% durante las primeras semanas), temblor fino en las manos, coincide con niveles máximos de litio (1 a 2 horas de ingerido). Consumo de cafeína y nicotina lo intensifica. Se reduce temblor 32 usando litio dosis única en la noche o de acción retardada. El propranolo en dosis baja suele reducir el temblor. 3. Aumento de peso Cerca del 30% de los pacientes tratados con litio presenta un sobrepeso de entre 4 y 10 kilos, que se debería a efectos metabólicos a nivel hipotalámico y a nivel del metabolismo de los hidratos de carbono, siendo mas frecuente en mujeres y que ya tienen sobrepeso, y durante el primer año de tratamiento. Favorecen el aumento de peso, la dosis, el hipotiroidismo, el edema asociado y la falta de actividad física y el exceso de consumo de calorías 1, 2. 4. Cardiovasculares El litio induce desplazamiento intracelular de potasio y la cardiotoxicidad remeda a la hipopotasemia. Lo más frecuente de observar (20-30%) es un aplanamiento o inversión benigna de la onda T de carácter benigno 1. 5. Cognitivos Se reportan algunos déficit cognitivos las primeras semanas de tratamiento, el 28% se queja de problemas de memoria, también se aprecia pérdida de la espontaneidad y del tiempo de reacción. No son progresivas ni dependen de la dosis. En algunas ocasiones, el déficit cognitivo mejora a lo largo del tratamiento, más aún considerando el efecto neurotrófico del litio 1, 2. Se debiera considerar que la enfermedad bipolar afecta las capacidades cognitivas y mas aún si hay un hipotiroidismo asociado o una depresión asociada. También considerar si paciente está tomando algún fármaco que afecta la cognición como benzodiazepinas, anticolinérgicos y antipsicóticos. 6. Endocrinos La concentración intratiroidea de litio es 4 veces superior a la plasmática. El 30% de los pacientes que usan litio por tiempo prolongado presentan elevación de la TSH permaneciendo eutiroideos. En un 15% se produce un hipotiroidismo subclínico, en un 7% hipotiroidismo clínico y un 5% presenta bocio. El hipotiroidismo aparece entre los 6 a 18 meses de instaurado el tratamiento y es reversible al suspender litio y se debe a la inhibición de la adenilciclasa, la que media los efectos de la tirotropina sobre la glándula tiroides 1, 2, 3, 20. Las mujeres son más susceptibles a los efectos antitiroideos del litio, mas las que presentan ciclos rápidos, y sobre los 50 años de edad. El hipotiroidismo no es una contraindicación para el tratamiento. Es un factor de riesgo para episodios depresivos y para ciclos rápidos, por lo que se indica suplementación con hormona tiroidea, siendo más eficaz la levotiroxina. Los pacientes que toman litio no deben suspenderlo si aparece disfunción tiroidea. Considerar interconsulta con endocrinólogo. Se sugiere evaluar función tiroidea una vez al año, o cada 4 a 6 meses si tiene niveles elevados de TSH. 7. Renales El 35% de los pacientes que toman litio presentan poliuria con polidipsia de intensidad leve y transitoria, que se debe al antagonismo del litio sobre el receptor de la hormona antidiurética en los túbulos contorneados distal y colector, bloqueando la reabsorción de agua 1. La diabetes insípida nefrogénica es un problema infrecuente pero significativo, que se diagnostica cuando la diuresis supera los 3 litros diarios, se asocia a aumento de la micción, nicturia y sed. Se debe medir la diuresis de 24 horas. De comprobarse el trastorno, se indica la menor dosis efectiva de litio. La falla renal inducida por litio es muy rara. La función renal se monitoriza con niveles de creatininemia. 8. Dermatológicos: Se ha asociado al uso de litio, principalmente en adolescentes varones, la exacerbación del acné y la psoriasis. Uso de Litio durante embarazo El litio está incluido por la FDA en el grupo D: evidencias positivas de riesgo para el feto humano. El International Register of Liuthium Babies estimó el riesgo de teratogenidad de litio en un 11% para malformaciones importantes (Síndrome de Down, macrosomía, mielomeningocele). Riesgo grupo de control: 2-4% 1, 3. La anomalía de Ebstein (implantación baja, en el ventrículo derecho, de la válvula tricúspide, que se presenta en uno 1/ 20.000 recién nacidos) con el uso de litio existe un riesgo 20-40 veces superior a la población general. Estudios mas recientes indican que este riesgo no es significativamente superior que la población general. Considerando estos datos, la prescripción de litio deber ser evitada durante el primer trimestre del embarazo, a menos que los beneficios para la madre excedan el riesgo para el feto. La ecografía de alta resolución en la semana 16-18 detecta posibles alteraciones cardiacas fetales. 33 La exposición fetal ha litio se ha relacionado con un síndrome neonatal caracterizado por hipotonicidad y cianosis Uso de litio en lactancia El litio se elimina en la leche materna en una concentración del 4050% con respecto a la plasmática. La American Academy of Pediatrics considera que el litio debería prescribirse con cautela, no contraindica su uso. Hay que considera que en lactantes su riñón está particularmente sensible al litio 1. Intoxicación por litio La intoxicación por litio es una urgencia médica. Es esperable que se presentas durante el transcurso de la terapia dado el estrecho margen existente entre las concentraciones plasmáticas terapéuticas y las tóxicas, ya sea por cambio dosis, empleo dosis alta por tiempo prolongado, enfermedad renal o interacciones farmacológicas (uso de diuréticos, antiinflamatorios no esferoidales, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina) 1, 2, 3. Signos y síntomas diana de la intoxicación por litio Intoxicación leve (litemia: 1.5-2 mEq/L) - Ataxia. - Debilidad muscular. - Disartria. - Dolor abdominal. - Inquietud psicomotora ( o letargia). - Nistagmo vertical. - Temblor de actitud intenso. Intoxicación moderada ( litemia: 2-2.5 mEq/L) - Cambios en el electrocardiograma. - Delirium (estuporoso). - Fasciculaciones musculares. - Hiperreflexia tendinosa profunda. - Movimientos clónicos y coreoatetoides. - Sincope (hipotensión arterial, arritmias). - Vómitos persistentes. Intoxicación grave ( litemia: + 2.5 mEq/L) - Coma. - Convulsión generalizada. - Oliguria-insuficiencia renal aguda. - Muerte. ACTUALIZACIÓN EN NEUROCIENCIA Y SALUD También se puede presentar cuando el paciente presenta perdida de líquidos por vómitos o diarrea importante, o por reducción de ingesta hídrica. Se supone que entre un 75 y 90% de los pacientes tratados con litio a largo plazo presentará algún síntoma o signo de intoxicación 1. Inmediatamente se debe suspender litio, administrar líquidos y sodio, y derivar de inmediato a un servicio médico de urgencia donde se le administrara electrolitos y de ser necesario hemodiálisis. Conclusiones De lo expuesto en la presente revisión sobre los mecanismos de acción del litio y su interesante efecto sobre el neurotrofismo y neuroprotección, pasando por sus evidencias clínicas que ratifican su eficacia y seguridad en los trastornos bipolares como su uso en la depresión unipolar resistente y recurrente y en los cuadros psiquiátricos que cursan con conductas impulsivas y agresivas, subrayando su exclusiva acción en la prevención suicida independiente de su acción estabilizadora del humor, hacen del carbonato de litio un fármaco clásico y moderno, en constante estudio y evolución, que debemos conocer y prescribir. El carbonato de litio es un fármaco que debemos conocer y no temer. Bien indicado, usado a dosis adecuadas y con monitorización permanente, evitaremos sus efectos adversos que son absolutamente controlables y con ello una adherencia al tratamiento. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA 1. Litio. Vallejo Salazar y cols. En tratado de Psicofarmacología. Salazar. Peralta. 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