Download trastornos neuropsicológicos: delirium, insomnio y astenia
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Conocer las diferentes entidades que se incluyen dentro del diagnóstico diferencial del delirium. Desenvolverse con soltura en el manejo de las principales opciones terapéuticas del delirium. Conocer las diferentes medidas ambientales y farmacológicas que ayudan a prevenir y a tratar el delirium en enfermos con cáncer avanzado. Conocer el concepto y la prevalencia del insomnio y de los diferentes trastornos del sueño en el enfermo con cáncer avanzado. Alcanzar la capacidad suficiente para realizar un diagnóstico etiológico somero de la patología del sueño, especialmente dirigido a identificar las causas de insomnio que se pueden beneficiar de un tratamiento etiológico específico. Manejar con soltura las diferentes opciones terapéuticas del insomnio y de los trastornos del sueño, tanto farmacológicas como no farmacológicas. Conocer las diferentes medidas educativas, higiénicas y ambientales permiten prevenir y tratar el insomnio en enfermos con cáncer avanzado. Conocer el concepto y la prevalencia de la astenia y de la debilidad en sus diferentes acepciones en el enfermo con cáncer avanzado. Ser capaz de detectar la astenia como uno de los problemas más limitantes en el enfermo en situación terminal. Saber realizar un diagnóstico etiológico sistemático y sencillo que permita identificar las causas de astenia que se pudieran beneficiar de un tratamiento específico. Conocer las diferentes opciones de tratamiento de la astenia en el enfermo con cáncer avanzado; tanto las que se basan en la rehabilitación física y en el apoyo psicológico como las que se basan en el tratamiento farmacológico. INTRODUCCIÓN El cáncer, los tratamientos oncológicos o la situación terminal de enfermedad pueden afectar directamente al sistema nervioso central y provocar perturbaciones agudas y crónicas tanto cognoscitivas como emocionales. Estas complicaciones que repercuten de manera importante en la calidad de vida del paciente. Aunque estos problemas son muy frecuentes en el enfermo terminal, son pocos estudios serios prospectivos que se han llevado a cabo con evaluaciones formales neuropsiquiátricas y neuropsicológicas. Este capítulo abarca problemas tan frecuentes entre los pacientes con cáncer avanzado o enfermedad terminal como el delirium, el insomnio y la astenia. Todos ellos se presentan con un componente mixto en que la situación general del organismo repercute sobre la capacidad del individuo y sus funciones superiores. La entrevista es la base principal para la evaluación del estado mental y emocional de los enfermos con cáncer avanzado; es necesaria una mínima técnica de entrevista estructurada para que el médico realice una buena evaluación de posibles trastornos neuropsicológicos. Previamente es necesario que se tenga interés y sensibilidad para sospechar los diferentes problemas que pueden presentar estos pacientes: el primer paso para el diagnóstico es la sospecha. En el tratamiento es importante eliminar la actitud nihilista que asume que no se dispone de tratamientos adecuados para los problemas que derivan de la progresión de la enfermedad. Se conoce que la prevalencia de algunos trastornos (delirium, debilidad) aumenta en la medida en que progresa el cáncer y el enfermo se deteriora. Sin embargo, numerosos enfermos en los que se ha llevado a cabo un diagnóstico minucioso y se han buscado causas potencialmente tratables se pueden beneficiar de diferentes opciones terapéuticas, tanto farmacológicas como no farmacológicas. De cara a investigaciones futuras sobre síntomas y síndromes neuropsicológicos en pacientes paliativos se deberían utilizar siempre instrumentos validados. A la vez, se hace necesario desarrollar nuevos instrumentos, adecuados a la situación general de un paciente con cáncer avanzado. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 611 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS DELIRIUM INTRODUCCIÓN El delirium es el estado confusional agudo que resulta de una disfunción orgánica cerebral difusa1,2,3,4. Se trata de un tema de estudio e interés creciente para Medicina Interna, Cuidados Paliativos y otras especialidades. Pocos síntomas son tan difíciles de diagnosticar y tratar, ni deterioran tan gravemente el bienestar del paciente y de la familia en sus últimos días como el delirium. El delirium supone una de las primeras causas de ingreso hospitalario en una Unidad de Paliativos5 y es el cuadro psiquiátrico más frecuente en la fase terminal6, por encima de los trastornos de adaptación, de ansiedad o la depresión. El estado confusional agudo puede resultar más impactante que el dolor u otros problemas. Además, dificulta la valoración correcta e impide que el paciente participe en la toma de decisiones. La identificación rápida del delirium y un abordaje apropiado pueden ayudar a aliviar la situación y en muchos casos revertirla. El delirium ha sido estudiado con detenimiento en pacientes ancianos con diversos grados de deterioro de sus funciones superiores7. También en enfermos sometidos a cirugía8 o que padecen toxicidad de algunos fármacos9. CONCEPTO 612 El síndrome “delirium” define lo que se denominaba encefalopatía, síndrome confusional agudo, fallo cognitivo o fracaso cerebral. Aún siendo válidos, estos términos pueden resultar equívocos porque señalan aspectos parciales de un cuadro más amplio. En los últimos años, se ha revisado el concepto, lo que ha permitido clarificar y unificar la terminología10. De acuerdo con los nuevos criterios del DSM-IV-TR, el término delirium se clasifica entre los trastornos de la conciencia. Los criterios diagnósticos del delirium del DSM-IV-TR se muestran en la Tabla I. Se diagnostica delirium si existe un trastorno del nivel de conciencia y de la atención, asociado a una alteración en el conocimiento y/o en la percepción, que se presenta con inicio brusco y curso fluctuante y en el que se puede establecer una relación con una enfermedad, una alteración metabólica, el efecto secundario de un fármaco (como los opioides11), etc. En sus últimos días, casi todos los pacientes sufren una disfunción cerebral difusa. La agitación terminal o delirium terminal, o mejor, el delirium en la situación de últimos días, es como el sello o la marca de la agonía12. La mayoría de los enfermos oncológicos fallecen por insuficiencia multiorgánica y el órgano noble por excelencia, el cerebro, no es ajeno a este fracaso global. INCIDENCIA Y REVERSIBILIDAD Entre los enfermos con cáncer que precisan valoración psiquiátrica, el delirium es el segundo diagnóstico AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II Tabla I. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE DELIRIUM SEGÚN DSM-IV-TR A. Alteración de la conciencia (p. ej., disminución de la capacidad de prestar atención al entorno) con reducción de la capacidad para centrar, mantener o dirigir la atención. B. Cambio en las funciones cognoscitivas (como deterioro de la memoria, desorientación, alteración del lenguaje) o presencia de una alteración perceptiva que no se explica por una demencia previa o en desarrollo. C. La alteración se presenta en un corto período de tiempo (habitualmente en horas o días) y tiende a fluctuar a lo largo del día. D. Demostración, a través de la historia, de la exploración física o de las pruebas de laboratorio, de que el delirium tiene más de una etiología (p. ej., más de una enfermedad médica, una enfermedad médica más frecuente (17%), solo superado por los trastornos de adaptación13. La incidencia de delirium aumenta con el deterioro del estado general del paciente. En situación terminal el delirium tiene una prevalencia mayor; se estima que entre el 26% y el 44% de los enfermos tienen delirium en el momento de su ingreso en un Centro asistencial (Tabla II). En agonía o preagonía14,15, hasta el 83% de los enfermos padece delirium. El delirium detectado al ingreso en una Unidad de Paliativos es reversible con maniobras sencillas en cerca del 50% de los casos16,17, particularmente cuando entre sus desencadenantes se encuentra el uso de opioides o fármacos psicoactivos, deshidratación o hipercalcemia. El delirium revierte peor si ha habido episodios previos o si guarda relación con encefalopatía hipoxémica o con otras alteraciones metabólicas15. En situación de agonía, el delirium suele ser irreversible. En pacientes oncológicos el delirium es un factor independiente de mal pronóstico a corto plazo18; en un estudio los enfermos con delirium tuvieron una mediana de supervivencia de 21 días en comparación con 39 días entre los que no lo padecían. Cuando se combinan las escalas pronósticas clásicas para enfermos de cuidados paliativos con la evaluación de la función cognitiva, es posible predecir más correctamente la supervivencia a 30 días en más del 70% de los casos. FISIOPATOLOGÍA Y ETIOPATOGENIA El delirium se ha considerado como una respuesta inespecífica y estereotipada del cerebro a diferentes agresiones que puede presentarse en pacientes sin alteraciones cerebrales previas, pero que es más frecuente 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS Tabla II. INCIDENCIA DEL DELIRIUM SEGÚN ALGUNOS ESTUDIOS EN EL CÁNCER AVANZADO Autor y año N Momento y tipo de evaluación Ubicación Criterios diagnósticos Cobb JL, 2000142 210 Retrospectivo, ingreso “Hospice” Juicio Clínico 200018 Caraceni, Frecuencia de delirium 20% 393 Estudio transversal, multicéntrico Programas de Cuidados Paliativos Confusion Assessment Method 28% Minagawa, 1996143 93 1ª semana de ingreso Hospital General MMSE(x), criterios DSM-III-R 28% Lawlor, 200017 104 Ingreso Unidad de Cuidados Paliativos MMSE(x), entrevista y criterios DSM IV. 42% Bruera, 199214 47 Últimas 2 semanas de vida Unidad de Cuidados Paliativos MMSE(x) 83% Morita, 200115 237 Prospectivo, toda la hospitalización Hospice (x) Protocolo estructurado 86%1 Hospice: Centro monográfico para enfermos terminales, generalmente de media-larga estancia. MMSE: Mini-Mental Status Examination. (1) Dato de prevalencia: episodios de delirium en seguimiento hasta el fallecimiento. en los ancianos y en los que presentan una patología de base como la demencia. En los pacientes oncológicos el delirium puede deberse a un problema orgánico, como las metástasis o los tumores primarios cerebrales, o ser debidos a factores no orgánicos. No está clara la vía por la cual un tumor a distancia afecta la fisiología cerebral, pero es posible que influyan las citoquinas (como interleukina o interferón) y los mediadores de la inflamación19. De las diversas hipótesis planteadas que explican la etiopatogenia del delirium (inflamatorias, infecciosas, alteración en neurotransmisores, etc.) la que dispone de un mayor respaldo es la hipótesis colinérgica, según la cual el delirium estaría mediado por un déficit de acetilcolina o un predominio de dopamina20. Experimentalmente se ha causado delirium con anticolinérgicos y se ha revertido con agonistas colinérgicos, como la fisostigmina, o con neurolépticos. Hay fármacos con actividad anticolinérgica que pueden originar delirium. El déficit de tiamina, la hipoxia y la hipoglucemia también reducen la acetilcolina. El exceso de dopamina explicaría por qué los bloqueadores dopaminérgicos como el haloperidol pueden mejorar los síntomas del delirium. El receptor GABA también parece estar implicado en los casos de encefalopatía hepática21 y en la agitación resistente a midazolam22. Hay cierta unanimidad en considerar el delirium en el cáncer avanzado como un proceso multifactorial2. Los diferentes factores precipitantes o desencadenantes (Tabla III) actúan sobre un órgano debilitado por la afectación general. En uno de cada tres pacientes con cáncer que presentan alteración de su estatus mental se puede detectar una causa aislada de delirium y en el resto también podrían identificarse múltiples causas23: los opioides pueden estar implicados en el 64% de los casos, alteraciones metabólicas en el 53%, infección en el 46%, cirugía reciente en el 32% y lesiones estructurales en el 15%. El delirium con componente hipoactivo dominante se ha relacionado con la deshidratación y patologías relacionadas. El delirium hiperactivo parece más frecuente en casos de insuficiencia hepática, toxicidad opioide y tratamiento con corticoides15. El control de síntomas del enfermo terminal puede requerir el empleo de diversos medicamentos. De he- Tabla III. CAUSAS FRECUENTES DE DELIRIUM EN EL CÁNCER AVANZADO Causas estructurales - Metástasis o tumores cerebrales: Demencia previa Edad avanzada Episodios previos de delirium Causas tóxico-farmacológicas - Quimioterápicos: metotrexate, ifosfamida, fluoruracilo, vincristina, vinblastina, bleomycina, carmustina, cisplatino, asparaginasa, procarbazina. - Fármacos anticolinérgicos: Antidepresivos tricíclicos, antiparkinsonianos, antipsicóticos, relajantes musculares antieméticos (metoclopramida), antiespasmódicos (buscapina, escoplamina), antihistamínicos (hidroxizina, difenhidramina), digoxina, teofilina, nifedipina - Otros fármacos: Opioides, benzodiazepinas, esteroides, alcohol, meperidina, cimetidina, ranitidina, aines, cox2, antibióticos (aminoglicósidos, quinolonas), anticomiciales, (fenobarbital, fenitoina, carbamazepina, clonazepam), aciclovir. - Síndromes de abstinencia o alcohol u otros fármacos (opioides, corticosteroides, benzodiazepinas, etc) Causas metabólicas - Deshidratación Encefalopatía hipóxica Uremia Encefalopatía hepática Hipoglucemia Hipercalcemia Hiponatremia Hipernatremia Causas hematológicas - Anemia - Coagulación intravascular diseminada Causas infecciosas - Infecciones del sistema nervioso - Infecciones extracraneales - Abscesos embólicos AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 613 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS cho, el primer factor precipitante de delirium en el cáncer avanzado es el tratamiento farmacológico, principalmente opioides, benzodiacepinas y otros anticolinérgicos9. La acumulación de metabolitos de morfina puede jugar un importante papel en el desarrollo de cuadros de delirium. Hay también otros fármacos que afectan a la función cognitiva o pueden precipitar un estado confusional agudo: metoclopramida, anti-H2, AINE, corticoides, quinolonas, anticomiciales, etc. También se puede desencadenar delirium por la retirada de fármacos psicoactivos24. MANIFESTACIONES CLÍNICAS 614 La intensidad del cuadro de delirium cambia de unos enfermos a otros. Algunas situaciones presentan síntomas muy leves, casi imperceptibles para quien no busque habitualmente un componente de delirium entre los nuevos síntomas de un enfermo. Puede manifestarse como simple intranquilidad o desazón, dificultad para conciliar el sueño o lentitud de pensamiento. En el otro extremo se dan cuadros severos de agitación que se deben considerar como una urgencia en el cáncer avanzado. La apariencia de un enfermo con delirium puede confundir inicialmente al clínico. Algunas veces se presenta claramente como agitación psicomotriz. Sin embargo otras veces dominan las alucinaciones, ilusiones y otras percepciones anormales25, con fallo cognitivo mínimo sólo se evidencia con una valoración adecuada. En muchos casos los vínculos del paciente con su entorno están disminuidos y el paciente aparece temeroso y poco comunicativo, o bien, enfadado y exigente. En la situación de delirium, como señala el DSM-IV, los síntomas fluctúan de forma rápida, incluso en pocos minutos, y tienden a empeorar a lo largo del día según se acerca la noche. Clínicamente, la situación de delirium muchas veces se describe por la alteración de la conducta más típica, que es la agitación: “paciente agitado”. El enfermo se muestra intranquilo, con movimientos reiterados y constantes en los miembros, pretendiendo incorporarse, desvestirse, retirar la ropa, tirar de sondas o sueros, etc. En ocasiones lo único capaz de tranquilizar al enfermo es el contacto físico, la caricia, el susurro; cualquier otro estímulo conduce a aumentar la excitación y la agitación. Es típico que esta sintomatología se manifieste o empeore por las noches, con lo que es imposible que el paciente concilie el sueño. La desinhibición es uno de los principales componentes del delirium y lleva a una mayor expresión de síntomas previos. El enfermo puede repetir un mismo nombre, quejarse de dolor o emitir un sonido o un gemido constantemente. La familia puede interpretar que se trata de un empeoramiento de los síntomas o que el enfermo padece alguna molestia que no puede referir. Esta situación puede llevar al médico a aumentar la analgesia y, con ello, a caer en una espiral peligrosa en la que al delirium previo se añade neurotoxicidad farmacológica por sobretratamiento. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II El trastorno de conducta del delirium no siempre consiste en agitación pura o hipervigilia. Existen delirium hipoactivos difíciles de identificar en que el enfermo se presenta retraído, postrado o muy quieto, casi siempre somnoliento o dormido, e incapaz de mantener la atención. A las preguntas elementales puede responder con monosílabos. Una valoración más detallada puede detectar alteración del lenguaje, incapacidad para construir una frase, reverberación, somnolencia, etc. En la fase terminal no es fácil distinguir el delirium hipoactivo y la depresión. Aunque se dan formas puras de delirium hiperactivo o hipoactivo, son más frecuentes las formas mixtas en que coexisten la hiper e hipoactividad con grandes oscilaciones entre ambos estados. A la alteración de conducta suele acompañar un trastorno de atención. Resulta imposible fijar o mantener la atención del paciente: no sigue un estímulo, cambia a otro, no atiende y se hace imposible la comunicación. A veces la situación de delirium se identifica simplemente como “confusión”. Este fallo cognitivo es otra manifestación del cuadro sindrómico superior que es el delirium. El paciente se encuentra desorientado respecto al tiempo, al espacio o las personas, y es frecuente la confusión en relación con los sucesos o hábitos cotidianos. No consigue obedecer órdenes sencillas (“abre los ojos”, “apriétame la mano”) ni responder a preguntas habituales. El pensamiento se vuelve desorganizado y el lenguaje suele estar afectado con incorrecciones, neologismos y caos. Una exploración detallada puede detectar incapacidad de fijación en la memoria y fallos en la capacidad de cálculo, la construcción, etc. En el delirium muchas veces el fallo cognitivo está acompañado de alteración perceptiva. Casi la mitad de los pacientes hospitalizados experimentan alucinaciones en las dos últimas semanas de vida26. Pueden ser auténticas alucinaciones (percepción sin objeto) o ilusiones (percepción errónea a partir de un objeto cierto). Las alucinaciones pueden ser también táctiles o auditivas27. Es típico que se alternen los episodios de confusión y alteración perceptiva con intervalos lúcidos. Pocas veces el enfermo manifiesta espontáneamente la aparición de alucinaciones. En bastantes ocasiones son los acompañantes quienes identifican las incoherencias o los comentarios inapropiados que hacen pensar que el enfermo percibe algo extraño. Aunque lo primero que se detecte sea sólo confusión o sólo agitación, hay que explorar el resto de sintomatología para caracterizar y monitorizar el delirium, como las alucinaciones, la alteración del curso de pensamiento, la atención, etc. No es fácil saber si todos los síntomas del delirium son siempre causa de sufrimiento para el paciente. Sin duda sí lo son para la familia. Por esto se puede llegar a presionar al médico para que alivie el sufrimiento del enfermo y de la propia familia. El delirium, el estrés familiar que este supone y la presión sobre el personal sanitario se entrelazan en lo que algu- 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS nos autores han denominado un “triángulo destructivo” que por sobrecarga emocional puede llevar a la sedación prematura del paciente para aliviar esta situación (Figura 1)28. El delirium es la causa más frecuente de sedación terminal29; precisan sedación por delirium entre el 10 y el 23% de los pacientes ingresados en unidades de cuidados paliativos. La situación de delirium se superpone a los demás problemas clínicos del paciente y dificulta la evaluación de otros síntomas. A veces se pueden identificar las manifestaciones del fracaso cerebral como debidas de un dolor mal definido30, de hecho, se encuentra relación entre la presencia de entre delirium y el aumento en las dosis analgésicas de rescate, especialmente nocturnas. Si un paciente refiere que le duele “en todos los sitios” o es incapaz de señalar un punto, puede ser un indicio de que se encuentre en situación de delirium. IDENTIFICACIÓN DEL DELIRIUM Muchas veces la situación de delirium es obvia pero en otros casos puede pasar desapercibida al médico o a la enfermera. Algunos estudios han demostrado que los casos de delirium no se detectan en 22-50% de los casos31, Hay factores que se relacionan con la falta de reconocimiento del delirium32: delirio hipoactivo, demencia previa, edad superior a 80 años y deterioro visual en el enfermo. La capacidad de detección de delirium del personal de enfermería se caracteriza por una alta sensibilidad (91-99%) pero una baja especifidad (15-30%). Se puede mejorar en la detección del síndrome mediante un uso correcto de la terminología, el desarrollo de programas formativos y la incorporación de AGITACIÓN ESTRÉS FAMILIAR SOBRECARGA DEL EQUIPO SEDACIÓN Figura 1. Consecuencias de la agitación no controlada en el entorno del equipo. técnicas de medida de la función cognitiva y otros instrumentos de detección precoz33. El diagnóstico de delirium es siempre clínico (Figura 2). Es crucial comparar la situación actual del paciente con el estatus basal previo para detectar cambios en su estado mental. Puede no ser posible si el delirium es el motivo de la primera consulta o del ingreso en una Unidad de Hospitalización. En la primera evaluación se impone recoger de los allegados información sobre los días previos al inicio de los síntomas, buscando datos concretos, por ejemplo, si era capaz de reconocer a la familia, si mantenía la conversación, etc. Para detectar si un cambio en este estatus mental se debe a delirium hay que basarse casi enteramente en la capacidad clínica, intentando identificar las alteraciones más características del síndrome: déficit cognitivo y trastorno de atención. El Mini-Examen Cognoscitivo Tabla IV. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE DELIRIUM Delirium Demencia Depresión Psicosis Inicio Agudo Insidioso Variable Variable Curso Fluctuante Constantemente progresivo Variación diurna Variable Nivel de conciencia y orientación Obnubilado, desorientado Despejado hasta estadios finales Generalmente intacto Intacto, aunque el paciente puede estar perplejo en el estadio agudo Atención y memoria Pobre memoria inmediata, inatención Pobre memoria inmediata, sin inatención Atención pobre, pero memoria intacta Atención pobre, pero memoria intacta Síntomas psicóticos Frecuentes: las ideas psicóticas son fugaces y simples en contenido Menos frecuentes Pocas veces: las ideas psicóticas son complejas y en relación con el ánimo prevalente Frecuentes: los síntomas psicóticos son complejos y a menudo paranoides EEG Anormalidades en 80-90% (enlentecimiento difuso en 80%) Anormalidades en 80-90% (enlentecimiento difuso en 80%) Normal generalmente Normal generalmente AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 615 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS 616 Figura 2. Enfoque diagnóstico y terapéutico del delirium en el cáncer avanzado. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS Tabla V. INSTRUMENTOS DISPONIBLES UTILIZADOS PARA DETECTAR O VALORAR DELIRIUM EN ENFERMOS CON CÁNCER Tipo de instrumento Nombre Denominación original Instrumentos de detección del deterioro cognitivo Mini-Examen Cognoscitivo (MEC) Mini-Mental Status Examination (MMSE) Test elemental de Concentración Orientación y Memoria, (TELECOM) Blessed Orientation Memory Concentration Test (BOMC) Cuestionario rápido de confusión Bedside Confusión Scale (BSCS) Método de evaluación de la confusión mental Confusion Assessment Method (CAM) Cuestionario de Delirium del Hospital Memorial Memorial Delirium Assessment Scale (MDAS) Escala de Profundidad de Delirium Delirium Rating Scale (DRS) Test de valoración de la intensidad de la agitación y de la capacidad de comunicación Communication Capacity Scale and Agitation Distress Scale (CCS & ADS) Otros instrumentos de detección de delirium Cuestionarios de valoración de profundidad de delirium 617 (MEC)34, o Minimental, que valora fundamentalmente la función cognitiva, es la prueba estándar para la detección del delirium en pacientes oncológicos que reciben opioides. Se emplean versiones cortas (MEC-30) para comparaciones internacionales. El punto de corte es distinto para pacientes geriátricos (23/24) y no geriátricos (27/28) y depende también del nivel de escolaridad y la edad35. Además del Minimental se han desarrollado otros instrumentos para la detección precoz. Estos cuestionarios sencillos apoyan el diagnóstico de delirium pero no son en sí mismos diagnósticos, por lo que deberían descartarse otras causas de cambio del estado mental del paciente, en particular depresión, demencia y psicosis (Tabla IV). Cuando coexiste otra entidad con el delirium (delirium sobre demencia, delirium sobre patología psiquiátrica previa, delirium sobre paciente deprimido) es difícil el diagnóstico diferencial. En estos casos a veces no queda otra solución más que ser prudente, esperar, tratar el delirium y, según la evolución, confirmar más tarde un o varios diagnósticos. En resumen para diagnosticar delirium primeramente hay que sospecharlo a partir del déficit cognitivo y de atención detectados por el examen clínico o por pruebas de detección precoz que se deberían aplicar de manera rutinaria. Después, la actitud más coherente, es realizar una historia clínica que permita descartar otras causas de cambios cognitivos y comprobar que se cum- plen los cuatro criterios diagnósticos que indica el DSM-IV: cambios cognitivos y/o de percepción, alteración del nivel de conciencia y de la atención, inicio brusco con curso fluctuante y existencia de posibles causas que lo justifiquen. Se han desarrollado otros instrumentos de evaluación (Tabla V) dirigidos a conocer la evolución del paciente con delirium. La utilización de una u otra escala dependerá de su disponibilidad, del entrenamiento previo del equipo, y de la finalidad que se persiga: detección, seguimiento o valoración de la eficacia de tratamiento. El Cuestionario de Delirium del Hospital Memorial (Memorial Delirium Assessment Scale, MDAS)36 se ha validado en enfermos con cáncer avanzado y ha demostrado su utilidad clínica en pacientes de cuidados paliativos37. Este cuestionario valora el nivel de conciencia, la orientación, la memoria inmediata, la capacidad de recordar series de números, la atención, la estructura del pensamiento, la percepción, la actividad psicomotora y el ritmo sueño-vigilia. ORIENTACIONES SOBRE EL TRATAMIENTO DEL DELIRIUM EN EL CÁNCER AVANZADO Una vez que se ha reconocido el delirium, debe intentar tratarse. Los objetivos principales son tranqui- AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS lizar al paciente y recuperar su capacidad de comunicación. El tratamiento sintomático del delirium, como en casos de dolor difícil o de otros síntomas rebeldes, se aplica antes o mientras se busca el origen del cuadro ya que no se debe retrasar el alivio del paciente. En ocasiones, situaciones de delirium bien toleradas, como delirium sin agitación, por ejemplo, podrían no precisar inicialmente de medidas sintomáticas. En los casos graves se debe considerar que el tratamiento sintomático del delirium no debería empezar siempre con la sedación del paciente; como ante cualquier síntoma difícil, la sedación supone admitir el fracaso del control sintomático. No obstante, en casos de agitación creciente y si hay convencimiento de que se asiste a un delirium terminal, sí se puede recomendar la sedación inmediata del enfermo. En la Figura 2 se muestran algunas orientaciones para una correcta detección y abordaje de la situación de delirium. Estas orientaciones deben aplicarse por el clínico sobre la base de su propia experiencia y el reconocimiento del momento evolutivo del paciente. El esfuerzo debe dirigirse a identificar causas y, al tiempo, a iniciar un control sintomático adoptando medidas ambientales, aconsejando a los que cuidan y con el empleo de la medicación adecuada. IDENTIFICAR Y ELIMINAR POSIBLES CAUSAS 618 Revisión de los fármacos La causa más frecuente de delirium son los tratamientos medicamentosos. Se debe registrar inicialmente la medicación que tomaba el paciente con sus pautas de administración y dosis en los últimos días (Tabla III). Es frecuente que se detecten varios medicamentos potencialmente implicados. A partir de aquí se debería intentar suspender, reducir dosis o sustituir los fármacos que con más probabilidad hayan podido originar o favorecer el cuadro, sin olvidar que también la retirada brusca de medicación puede favorecer el delirium. Cuando el paciente con delirium recibía opioides, una estrategia que ha demostrado eficacia es la rotación opioide: cambiar de un opioide a otro diferente a su dosis equianalgésica con una reducción del 2030%. De esta manera se puede mejorar el estado mental sin comprometer el nivel de analgesia38. Los metabolitos activos de los agonistas opioides son hidrosolubles y tienden a acumularse en pacientes con insuficiencia renal o depleción de volumen. Por este motivo, confirmar que los pacientes reciben una hidratación adecuada, oral o parenteral, puede disminuir la severidad y duración del delirium. En pacientes con cáncer avanzado la hidratación se administra fácilmente por vía subcutánea o intravenosa. La vía oral, aunque sería preferible, puede verse limitada en pacientes con delirium. En situación de agonía, en delirium terminal, no se considera que la hidratación parenteral sea una medida ordinaria. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II Exploración del paciente La exploración física intenta detectar signos neurológicos focales, fiebre, deshidratación, indicios de fallo orgánico u otros factores como retención urinaria, estreñimiento o impactación fecal. La exploración física del enfermo también es esencial para detectar signos de muerte inminente, como hipotensión, apneas o estertores, que desaconsejarían exploraciones o intervenciones más agresivas. Exploraciones complementarias Las exploraciones complementarias no se contemplan en situación de agonía. En otras situaciones siempre se deben valorar de acuerdo con la voluntad del paciente, su estado clínico y los recursos disponibles. La opción de profundizar en el diagnóstico etiológico del delirium con pruebas especiales ha de tomarse de acuerdo con los mismos criterios éticos que rigen los problemas del final de la vida. En todo caso, estas exploraciones complementarias han de estar guiadas por los hallazgos de la anamnesis y de la exploración física y orientadas a detectar causas tratables que permitan adoptar medidas terapéuticas proporcionadas. La analítica sanguínea puede detectar anormalidades metabólicas, como la hipercalcemia, hiponatremia e hipoglucemia, insuficiencia renal, anemia o indicios de infección activa según el recuento leucocitario. También puede orientar sobre otras causas de delirium, como coagulación intravascular diseminada o insuficiencia hepática. La medida de saturación de oxígeno es sencilla y no invasiva y puede informar sobre hipoxemia. La alteración del sedimento de orina puede hacer sospechar una infección urinaria. En algunos casos se puede confirmar la sospecha de neumonía con una radiografía de tórax o la presencia de metástasis cerebrales mediante una TAC. Como el delirium en el cáncer avanzado suele ser un síndrome multicausal no cabe esperar que una medida aislada mejore drásticamente el estado del paciente. Por tanto casi siempre habrá que plantearse actuar simultáneamente sobre diferentes factores potencialmente precipitantes y, cuando sea factible se podrán adoptar las medidas terapéuticas dirigidas a las causas reversibles que se hayan podido detectar. TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO Buen cuidado del paciente con delirium En el tratamiento del delirium deben efectuarse desde el principio intervenciones sobre la conducta del enfermo, medidas ambientales y también de apoyo a la familia, al tiempo que se llevan a cabo otras medidas te- 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS rapéuticas sintomáticas. Los resultados terapéuticos mejoran con el entrenamiento del personal de enfermería en el cuidado de los enfermos con delirium. Intervenciones sobre la conducta del enfermo Hacer preguntas sencillas como “¿estás confundido?” o “¿estás desorientado?” puede ser suficiente para que el enfermo sea consciente de su propia confusión, ya que en las primeras fases del delirium el paciente se puede dar cuenta de sus alteraciones y sufrir por no ser capaz de controlar su propia mente. Es importante ayudar al paciente dándole seguridad. Como una de las manifestaciones del delirium es el déficit de atención, que suele ir acompañado con pérdida de la memoria reciente, se debería incentivar su memoria a largo plazo que puede no verse tan afectada, para restablecer la confianza y la reorientación. Sin embargo, si el enfermo no consigue recordar algo, no se le debe angustiar preguntándole de manera repetida porque puede bloquearle aún más. Conviene estimular al enfermo para que realice las tareas de las que sea capaz (comer, peinarse, etc.) pero sin grandes exigencias ya que su estabilidad emocional es débil y puede tener una baja tolerancia a la frustración. Es aconsejable mantener una relación empática y un trato respetuoso con el paciente incluso ante actitudes negativas. También puede ayudar prestar atención a sus miedos, angustias, alucinaciones y corregirlos en la medida de lo posible39. Para orientar en el tiempo y el espacio, y cuando la situación cognitiva lo permita, se puede proporcionar un panel con el horario de cada día y un calendario y un reloj con números bien visibles. La televisión o la radio puede aportar algún conocimiento sobre acontecimientos o distracción en el delirium leve, pero en estadios más avanzados suelen empeorar el cuadro confusional. Hablar de hechos cercanos y cotidianos de forma clara y concisa puede ser útil para ayudar a recuperar la orientación. Si existiera fallo visual o auditivo, hay que confirmar (y comprobar periódicamente) que el paciente usa sus gafas, audífonos, prótesis, etc., y ofrecer ayuda mediante lupas, iluminación de reloj, libros con letras grandes, luz en el timbre de llamada. No está de más considerar que en el caso de más de un enfermo es necesario que lo acompañe un intérprete o una persona de su nacionalidad o de su lengua para facilitar su relación con el medio. enfermo le lleguen pocos estímulos, sencillos y ordenados. Es mejor que esté cerca una persona familiar, que se empleen tonos de voz suaves, que se mantenga el contacto físico, que se limiten las visitas y que se eviten las conversaciones simultáneas y las experiencias sensoriales extremas, como calor o frío, ruidos, luces, etc. Se puede permitir que tenga objetos que le sean familiares. Para no contribuir a la desorientación, no se debe cambiar la cama de posición en un intento de proteger al enfermo ante posibles caídas. Consejo a la familia La aparición del delirium es para la familia muy preocupante, ya que cuando hay un fallo en la función mental ellos lo sienten como anuncio de muerte, por lo que es muy importante explicarle que es “un fallo o una claudicación cerebral”, pero que no es “perder la cabeza”, que no es sinónimo de presagio de muerte y que no tiene por qué ir acompañado de dolor o sufrimiento necesariamente, a la vez que se les advierte de las posibles fluctuaciones de las condiciones mentales41. Se debe recomendar que acepten esta desorientación sin intentar reorientarla y que asuman lo que diga el paciente, sin contradecirle o desafiarle4, a la vez que mantienen una actitud que favorezca la tranquilidad del enfermo y reduzca la estimulación sensorial. La toma de decisiones importantes se debe llevar a cabo entre los profesionales y la familia del paciente con delirium. En la nueva situación de delirium o cuando el paciente esté sedado debemos ayudar a la familia a superar su ambigüedad emocional en la que algunos pueden llegar incluso a no reconocer a la persona querida. TRATAMIENTO SINTOMÁTICO Hay pacientes que fallecen en delirium hipoactivo, en una situación tranquila con retraimiento y somnolencia progresivos. En estos casos, una vez descartadas las posibles causas reversibles, no es preciso hacer nada más que atender al bienestar del enfermo. Por tanto, no es imprescindible un manejo farmacológico del delirium en todos los pacientes sino sólo en aquellos que están agitados o tienen alucinaciones desagradables. La intervención irá encaminada a tranquilizar al enfermo y, si esto no es posible, a sedarlo. Respecto a la familia, se trata de evitar el recuerdo desagradable que pudiera quedar en quien acompañaba o cuidaba al enfermo al pensar que murió sufriendo o desesperado Medidas ambientales Un ambiente seguro, confortable y tranquilo protege frente al delirium y debería facilitarse de forma protocolizada a todos los enfermos hospitalizados que presentan deterioro importante o edad avanzada40. Todo esto se dirige a aliviar la ansiedad y la desorientación. Se trata de que al sistema nervioso del paciente Tranquilizantes mayores El haloperidol es el neuroléptico de elección en el tratamiento del delirium42 y es eficaz tanto en el hiperactivo como en el hipoactivo43. En contra de lo que muchos piensan, es un fármaco poco sedante que redu- AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 619 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS 620 ce los signos y síntomas de agitación con lo que consigue que el paciente descanse tras ceder su agitación psicomotora. El haloperidol tiene escasos efectos secundarios, principalmente extrapiramidales: rigidez muscular, discinesias precoces y temblor. En tratamientos más largos pueden aparecer discinesias tardías. Se puede administrar por múltiples vías (vo, sc, iv, im), si bien la potencia por vía parenteral es el doble que por vía oral44. Una pauta podría ser la siguiente: comenzar con 2 mg (vo o sc) cada 6 horas, a la vez que se indica como rescate la misma dosis cada hora (si es preciso por agitación o alucinaciones). Cuando se necesita controlar rápidamente una agitación severa, puede ser necesario administrar al principio haloperidol con más frecuencia. En conjunto, la mayoría de los pacientes pueden ser tratados con dosis inferiores a 20 mg/día, si bien en casos concretos se ha llegado hasta los 200 mg/día. Para delirium muy agitados se pueden emplear neurolépticos más sedantes como la levomepromacina (Sinogan®) o la clorpromazina (Largactil®). Ambos se pueden utilizar por vía sc, aunque la clorpromazina puede ser algo irritante. La levomepromacina tiene la ventaja de que también tiene propiedades analgésicas pero puede provocar sedación excesiva e hipotensión44. Hay nuevos neurolépticos de perfil distinto, como la risperidona y la olanzapina, que apenas han sido ensayados en el delirium. En cuidados paliativos los utilizan en dosis bajas (risperidona 0,5-1 mg cada 12 horas u olanzapina 5-12 mg/día) en el delirium en enfermos terminales45, especialmente en aquellos que han demostrado intolerancia a los efectos extrapiramidales del haloperidol. Algunos autores indican que cuando el delirium no responde al haloperidol se puede añadir una benzodiazepina del tipo de lorazepam44. También se sugiere que se asocie lorazepam (0,5-1 mg cada 1-2 horas) en casos de mucha agitación, lo que también previene los efectos extrapiramidales del haloperidol. Sin embargo, las benzodiacepinas sólo son eficaces como única medicación en el tratamiento sintomático del delirium que se asocia a convulsiones o en los casos producidos por abstinencia alcohólica o de sedantes. En un estudio randomizado, el lorazepam como fármaco único no sólo no controlaba el delirium sino que deterioraba aun más los síntomas de confusión y el deterioro cognitivo46. Fármacos sedantes y anestésicos La alternativa a los neurolépticos para controlar el delirium agitado en los últimos días es la sedación. La frecuencia con la que el delirium requiere sedación terminal con fármacos es discutida en diferentes trabajos. Algunos estudios americanos sitúan la necesidad de sedación entre médicos entrenados, en torno al 10-15%. Sin embargo, otros estudios indican que alrededor de 25-35% de los pacientes requieren sedación terminal para control de síntomas. Las benzodiacepinas tienen la ventaja para alcanzar la sedación de que su relación dosis-efecto es más AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II predecible que la de los neurolépticos. Dentro de las benzodiacepinas hay cierta unanimidad en preferir el midazolam, por la rapidez de su efecto tanto al inducir sedación como al revertirla. Cuando está indicado, se puede inducir sedación con dosis de inicio entre 3-5 mg sc cada 6 horas. Algunos delirium que complican los últimos días de vida pueden no resolverse del todo con midazolam tras fracasar con neurolépticos22. En estos casos, el enfermo aparecerá paradójicamente agitado y sedado a un tiempo. Cuando no sea posible otra medida, en situación tan extrema, se pueden utilizar fármacos anestésicos. El fenobarbital sigue siendo un fármaco útil para el control de la agitación terminal pero solo en situaciones muy difíciles y resistentes47. El propofol, un agente anestésico de acción corta, ha comenzado a utilizarse como agente sedante para el control de pacientes agitados con delirium terminal. Psicoestimulantes Los psicoestimulantes, entre ellos el metilfenidato, podrían ser los fármacos de elección en el delirium hipoactivo48. Este grupo de fármacos también se ha mostrado eficaz en el tratamiento del síndrome depresivo y en el alivio de la astenia del enfermo oncológico. INSOMNIO Y TRASTORNOS DEL SUEÑO INTRODUCCIÓN El sueño es un factor esencial para el bienestar y la calidad de vida tanto de las personas sanas como enfermas e incluso ayuda a hacer más llevaderos otros problemas, como el dolor, derivados de la enfermedad. El insomnio, por el contrario, puede ser el origen de alteraciones físicas y psíquicas además de empeorar procesos subyacentes. El sueño normal consta de dos fases: sueño de movimientos oculares rápidos (REM, Rapid Eyes Movement) y sueño no REM (NREM, Non Rapid Eyes Movement)49. El sueño NREM, o sueño de onda lenta, es la fase tranquila o descansada y está dividido en cuatro etapas que van profundizando progresivamente50,51. Sin embargo, el sueño REM, también conocido como “sueño onírico”, es la fase activa o paradójica del sueño, en la que el cerebro permanece activo. Las etapas del sueño se suceden según un patrón o ciclo repetido de NREM seguido de REM. Cada ciclo dura aproximadamente 90 minutos. El ciclo de sueño se repite de 4 a 6 veces durante un periodo de sueño de 7 a 8 horas51. Las perturbaciones en los patrones individuales de sueño pueden perturbar el ritmo circadiano y alterar el ciclo del sueño52. Las alteraciones del sueño son un problema común entre los pacientes con cáncer. Se calcula que 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS cerca del 50% se encuentra afectado por este problema53. En esto enfermos, el proceso tumoral, el dolor, la hospitalización, los tratamientos, la ansiedad y la depresión aumentan el riesgo de padecer insomnio y trastornos del ciclo sueño-vigilia. De hecho, la alteración de este ciclo puede ser uno de los primeros signos de delirium54,55. A pesar de ello, no se le presta una atención suficiente ni por parte de los profesionales sanitarios ni siquiera por los propios enfermos56. Probablemente se deba a que el insomnio es considerado como una consecuencia normal y limitada en el tiempo tras el diagnóstico, durante el tratamiento o secundario a la progresión de los síntomas debidos al cáncer 57. CLASIFICACIÓN ETIOLOGÍA En el ámbito de los Cuidados Paliativos, el insomnio y los trastornos del sueño en la mayoría de las ocasiones tienen una etiología multifactorial. Los factores relacionados con el inicio o desarrollo del insomnio se pueden agrupar en tres categorías56. Factores predisponentes Hacen más vulnerable al paciente frente este problema, como: sexo femenino, excesiva facilidad para despertar, edad avanzada, historia personal o familiar de insomnio y trastornos psiquiátricos previos como ansiedad o depresión, problemas comunes entre los pacientes con cáncer60-64. Factores desencadenantes SEGÚN LA CLASIFICACIÓN DEL DSM IV58, LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO SE DIVIDEN EN: Cualquier enfermedad puede ser un factor desencadenante del insomnio y otros trastornos del sueño. 1. Trastornos primarios del sueño. Disomnias: Trastornos primarios del inicio o del mantenimiento del sueño o de somnolencia excesiva que se caracterizan por una alteración en la cantidad, la calidad o el horario del sueño. Aquí se incluyen: el insomnio primario, la hipersomnia primaria, la narcolepsia, el trastorno del sueño relacionado con la respiración y la alteración del ritmo circadiano. Parasomnias: Trastornos caracterizados por comportamientos o fenómenos fisiológicos anormales que tienen lugar coincidiendo con el sueño, con alguna de sus fases específicas o con las transiciones sueño-vigilia. Este apartado incluye: pesadillas, terrores nocturnos y sonambulismo. 2. Trastornos del sueño relacionados con otro trastorno mental con el que se encuentran relacionados temporal y etiológicamente. 3. Trastorno del sueño debido a una enfermedad médica. 4. Trastorno del sueño inducido por sustancias. POR OTRA PARTE, EL SLEEP DISORDERS CLASSIFICATION COMMITTEE HA DEFINIDO CUATRO CATEGORÍAS PRINCIPALES DE TRASTORNOS DEL SUEÑO59: 1. Trastornos para iniciar y mantener el sueño (insomnio). 2. Trastornos del ciclo sueño-vigilia. 3. Disfunciones asociadas con el sueño, etapas de sueño o vigilias parciales (parasomnias). 4. Trastornos de somnolencia excesiva. • Cáncer. El cáncer no se presenta como un proceso aislado. En su evolución, situaciones como la comunicación del diagnóstico, los tratamientos, las recidivas, la hospitalización65 o la cirugía mutilante66,67 pueden precipitar el inicio del insomnio, especialmente en la fase terminal de la enfermedad. • Fármacos. Los fármacos empleados en el control de síntomas pueden inducir alteraciones del sueño directamente, como corticoides, neurolépticos, benzodiacepinas, diuréticos, psicoestimulantes o anticomiciales, o bien como fenómeno de deprivación, especialmente los depresores del sistema nervioso central (opioides, alcohol, antihistamínicos, benzodiacepinas, antidepresivos tricíclicos). Los hipnóticos, pueden interferir el sueño REM dando lugar a mayor irritabilidad, apatía y disminución de la agilidad mental. La supresión brusca de hipnóticos y sedantes puede generar nerviosismo, intranquilidad e, incluso, convulsiones. • Dolor. El dolor está presente en el 60-80% de los pacientes con cáncer avanzado68-70. Un control inadecuado del dolor puede interferir en el inicio71 y mantenimiento72 del sueño. Además, cuanto mayor es el dolor, más severas son las alteraciones del patrón del sueño73. • Delirium. El delirium es síndrome multifactorial frecuente en los enfermos con cáncer avanzado y es una causa reconocida de insomnio, especialmente en la última semana de vida74. La alteración del patrón del sueño es una característica clínica habitual de delirium que se caracteriza por somnolencia diurna, agitación nocturna, dificultad para conciliar el sueño y en algunos casos una inversión del ciclo sueño-vigilia75. • Otros síntomas, frecuentes en los pacientes con cáncer avanzado (estreñimiento, náuseas, inconti- AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 621 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS nencia, tos, sudoración, etc.), también pueden ser causa desencadenante de alteraciones en el patrón del sueño. Factores que mantienen el problema y que facilitan que el proceso se prolongue en el tiempo Por ejemplo, los enfermos con insomnio tienden a permanecer más tiempo en la cama y, para compensar la falta de sueño, suelen aprovechar el día para pequeñas siestas. Aunque esto resulta efectivo a corto plazo, a la larga altera el ciclo del sueño. Y, además se favorecen hábitos (ver televisión, escuchar música, leer, comer en la cama) que favorecen el mantenimiento del insomnio porque consiguen modificar totalmente el ciclo sueñovigilia. DIAGNÓSTICO 622 El diagnóstico de insomnio se basa principalmente en una historia médica y psiquiátrica cuidadosa y detallada. La mayoría de los pacientes no suelen referir de inicio alteraciones del sueño56, por lo que se debe preguntar sistemáticamente tanto al paciente como a la familia de los hábitos y costumbres relacionados con el sueño. La valoración inicial debe incluir: • Factores predisponentes: control de síntomas, fármacos, dieta... • Estado emocional. Es preciso dedicar tiempo a preguntar sobre miedos y preocupaciones con preguntas directas al paciente: “¿Cómo ha dormido esta noche?”, “¿Cuál cree que es la razón para despertar?”… Algunas preguntas pueden orientar en el diagnóstico de patologías subyacentes que puedan condicionar la aparición o mantenimiento del insomnio76 como un mal control de síntomas (“¿Se despierta a menudo durante la noche?”), ansiedad (“¿Tiene dificultad para quedarse dormido?”), depresión (“¿Se despierta cansado por las mañanas?”, “¿Se despierta muy temprano?”, “¿Puede volverse a dormir cuando se levanta temprano?”) o fármacos (“¿Se queda dormido durante el día?”, “¿Tiene pesadillas?”). • Patrón del sueño. Aunque la polisomnografía es el instrumento diagnóstico principal en los trastornos del sueño, raramente está indicada su utilización en enfermos en situación terminal. Se aconseja confeccionar una buena historia clínica en la que se recojan durante varios días el tiempo de cada periodo de sueño, las actividades diarias y la medicación. • Funciones neurológicas y neuropsicológicas. • Atención a la familia y cuidadores. Una de las características de la filosofía de los Cuidados Paliati- AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II vos es la atención del enfermo y su familia. Para hacer una correcta evaluación del insomnio, sería aconsejable evaluar también al cuidador principal. En la mayoría de las ocasiones bien por atender las demandas del paciente, bien por el deseo de permanecer “alerta” por si surge algún problema, se produzca o no, es posible que aparezcan modificaciones en los patrones del sueño que podrían dar lugar a insomnio y otros trastornos del sueño. TRATAMIENTO Debido al carácter multifactorial de la etiología del insomnio, no existe un plan de tratamiento estándar. Antes de iniciar el tratamiento, es importante identificar y tratar los factores físicos y psicológicos subyacentes que puedan contribuir a la aparición, desencadenamiento y mantenimiento de estos trastornos del sueño. La elevada prevalencia del insomnio y sus consecuencias sobre la actividad cotidiana y la ya deteriorada calidad de vida de los pacientes con cáncer, especialmente en la fase terminal de la enfermedad, requiere una evaluación temprana y un tratamiento inmediato. Este tratamiento tiene dos componentes principales: por una parte el componente educativo e higiénico, que busca respetar lo que se considera ciclo sueño-vigilia normal y evitar el la cronificación o el empeoramiento del proceso, y, por otra, el empleo de fármacos que ayudan a inducir y a mantener un sueño reparador. Tratamiento no farmacológico Aunque la eficacia de la intervención psicológica en el insomnio y los trastornos del sueño se está mostrando eficaz en la población general, muy pocos estudios incluyen a pacientes con cáncer77,78. Las intervenciones que mejores resultados han obtenido han sido las combinadas: el control de estímulos y del horario del sueño, técnicas de relajación, etc. Mientras que la educación en la higiene del sueño, por sí sola, no ha mostrado ser eficaz77. Las medidas más utilizadas son: Educación en la higiene del sueño: • Horario regular para levantarse, independientemente de las horas de descanso. • No dormir durante el día y evitar las siestas o reducirlas al mínimo. • No permanecer en la cama durante el día. • Mantener el dormitorio con una temperatura adecuada, confortable, oscuro y sin ruidos. • Ejercicio regular en las primeras horas del día (evitarlo al final de la tarde) • Cambios posturales y masajes. • Dieta adecuada (cantidad, líquidos antes de dormir, horarios, especias...). 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS Tabla VI. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DEL INSOMNIO Fármaco Nombre comercial Dosis orientativa Vía Inicio de la acción Duración de la acción Diacepam Valium 5-10 mg VO / IM / IV 30-60 min. 6-8 horas Clorazepato Tranxilium 7.5-15 mg VO / IM / IV 30-60 min. 6-8 horas 30-60 min. 8-24 horas 15-30 min. 1.5-5 horas 30 min. 1-4 horas BENZODIACEPINAS Eliminación lenta Eliminación intermedia Lormetazepam Noctamid 0.5-1 mg VO Lorazepam Orfidal 0.5-1 mg VO / SL Triazolam Halción 0.125 Midazolam Dormicum 7.5 mg VO / VP / SC Eliminación rápida Zolpidem Stilnox 5-10 mg VO NEUROLÉPTICOS Olanzapina Zyprexa 2.5-10 mg VO 30-38 horas Haloperidol Haloperidol 0.5-2 mg VO / IM / IV / SC 10-35 horas Risperidona Risperdal 0.5-2 mg VO Amitriptilina Triptizol 10-25 mg VO Eliminación rápida IMIDAZOPIRIDINA ANTIDEPRESIVOS NUEVOS FÁRMACOS Melatonina 2 mg VO Talidomida 100 mg VO • Control de los estimulantes (cafeína, alcohol, nicotina, fármacos...). • Mantener la piel seca (utilizar empapadores, pañales, sondas...). • Técnicas de relajación, como relajación muscular progresiva, entrenamiento autógeno, hipnosis... • Terapia cognitiva para identificar y cambiar actitudes y creencias erróneas en torno al sueño (falsa concepción sobre necesidades de sueño, atribuir el origen de los trastornos del sueño a sucesos durante el día, etc.). Siempre que sea posible, favorecer la comunicación y verbalización de las preocupaciones y la franqueza entre el paciente, la familia y el equipo de atención. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Antes de instaurar el tratamiento farmacológico del insomnio, hay que valorar cuidadosamente el riesgo/beneficio. Como norma se debe pautar un tratamiento a corto plazo o de forma intermitente y siempre después de haber aplicado las medidas no farmacológi- 623 cas precisas. En el caso de enfermedad en fase terminal, no suele ser prioritaria la preocupación por la tolerancia, el escalonamiento de las dosis o la dependencia física y psicológica. Pero no debemos olvidar que, hoy en día, el uso de hipnóticos es habitual y éstos solo son efectivos inicialmente y su uso continuado suele ser el origen principal de trastornos del sueño. Puesto que el alivio del dolor mejora el sueño, una analgesia adecuada en un paciente con cáncer es fundamental, y debe ser el paso previo al inicio de cualquier tratamiento para el insomnio. Los principales fármacos en el tratamiento del insomnio se describen en la Tabla VI: • Benzodiacepinas. Las benzodiacepinas, además de ser las más utilizadas, junto con el zolpidem, son por su seguridad y eficacia los fármacos de elección en el tratamiento transitorio y a corto plazo del insomnio, si bien en ancianos se han descrito reacciones paradójicas (agitación), mayor riesgo de caídas y delirium. A dosis bajas tienen efecto ansiolítico y a dosis altas, hipnótico. Las benzodiacepinas difieren entre ellas por su farmacocinética y AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS • • • 624 • • la duración de su acción. Las de acción corta e intermedia (semivida entre 4 y 24 horas) se caracterizan por presentar pocos metabolitos activos y su eliminación no suele plantear problemas en ancianos ni con enfermedades hepáticas. Están asociadas a una mayor incidencia de insomnio de rebote y de las primeras horas de la mañana, dependencia y ansiedad durante la mañana. Las benzodiacepinas de acción prolongada (semivida superior a 24 horas) se caracterizan por presentar metabolitos activos, efecto acumulativo y su eliminación es deficiente en ancianos y enfermos hepáticos. Zolpidem. El zolpidem es una imidazopiridina de eficacia similar a las benzodiacepinas que está indicada para el tratamiento a corto plazo del insomnio. No presenta tolerancia, dependencia, alteraciones del ciclo del sueño, ni insomnio de rebote, por lo que es bien tolerado, además se han referido muy pocos efectos secundarios por la mañana. Neurolépticos. Los neurolépticos son útiles para el manejo del sueño en pacientes con insomnio asociado a síndromes orgánicos mentales y delirio. Son bien absorbidos y tolerados. Antidepresivos. Los antidepresivos tricíclicos son una buena alternativa por su eficacia y seguridad. Tienen la ventaja de poder ser administrados durante largos periodos de tiempo con escasa dependencia física y psicológica. A dosis bajas pueden ser inductores del sueño y se han presentado como el tratamiento de elección en el insomnio de pacientes con dolor neuropático y falta de apetito. Los barbitúricos, se han dejado de utilizar para tratar el insomnio en los enfermos con cáncer, pues además de los efectos adversos generan tolerancia y tiene un margen muy estrecho de seguridad. Nuevos fármacos: - Melatonina. La melatonina es una hormona producida en la glándula pineal y actúa como inductor fisiológico del sueño. Se supone que la ejerce su efecto hipnótico a través de mecanismos termorreguladores. Al bajar la temperatura corporal central, la melatonina reduciría la excitación y aumenta la propensión al sueño79. Estudios realizados en ancianos han probado que el reemplazo de melatonina puede ser beneficioso y seguro, por sus escasos efectos secundarios, para las alteraciones del sueño, por lo que su uso en pacientes en la fase final de su enfermedad podrían beneficiarse de este tratamiento80. - Talidomida. La talidomida es eficaz en algunos síndromes asociados a procesos tumorales, particularmente en el insomnio donde además de la eficacia presenta una baja toxicidad.81 En los ancianos el insomnio es más frecuente debido a los cambios en los patrones de sueño propios de la edad. El ciclo sueño-vigilia en la edad avanzada está caracterizado por un sueño ligero con periodos de vigilia AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II más frecuentes y menor tiempo de sueño total. La ansiedad, la depresión, la pérdida de respaldo social y el diagnóstico de cáncer son factores que favorecen la prevalencia de los trastornos del sueño en los ancianos. En el anciano, como línea general, se deben reducir las dosis entre el 30% y el 50%. DEBILIDAD INTRODUCCIÓN Las enfermedades conllevan dos tipos de problemas a los pacientes. Por una parte están los síntomas que provoca la propia enfermedad de manera “activa”, como dolor, disnea, disfagia o estreñimiento junto con las secuelas derivadas directamente de los tratamientos. Y por otra se encuentran las limitaciones que impone la enfermedad de manera pasiva: la incapacidad para mantener la actividad y el ritmo de vida, la pérdida de capacidades y de aptitudes, la dificultad para la relación con los demás o la situación de dependencia de otra persona, a veces en el ámbito de la mayor intimidad. La astenia es un fenómeno a caballo entre estos dos tipos de secuelas. Y es, además, el síntoma con mayor prevalencia en los enfermos oncológicos, que en las etapas finales de su enfermedad llega a afectar a cerca del 90% de los pacientes82,83. Sin embargo se puede considerar que es la “gran ignorada” entre los problemas que más afectan y más limitan a los enfermos oncológicos, especialmente a los que padecen un cáncer avanzado84. Mientras que la debilidad y el cansancio suponen una gran limitación para el paciente, para el médico, sin embargo, tan solo se trata de problemas poco específicos tanto en el diagnóstico como en las opciones de tratamiento. La fatiga no se caracteriza por su respuesta al tratamiento sino que, al contrario, su evolución pocas veces se altera con las medidas que se suelen adoptar. De hecho, de manera paradójica, la inclusión de un paciente en un Programa de Cuidados Paliativos especializado en el control de síntomas no suele asociarse con una mejoría de la astenia sino que, al contrario, lo que se aprecia es un empeoramiento del síntoma parejo a la progresión de la enfermedad y al deterioro del enfermo. El deterioro físico y la astenia creciente prácticamente impiden que se pueda alcanzar el bienestar, el “confort”, del paciente en la fase final de la enfermedad y que el objetivo de la medicina paliativa en esos días se limite a evitar el malestar que producen los síntomas activos de la enfermedad (dolor, disnea, etc.). La astenia es también la “gran ignorada” porque a veces sólo se manifiesta como una limitación del estado general, muy inespecífica85. Y tampoco es fácil detectarla ya que muchos enfermos no la refieren cuando se les pregunta por sus síntomas salvo que les suponga una gran incapacidad para desarrollar una vida normal. En muchos casos el paciente y del médico sólo toman conciencia del problema cuando se han conseguido aliviar 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS otros problemas más inmediatos y de más impacto, como el dolor, la disnea o los vómitos. Por este motivo, tanto en el ámbito de la Oncología como en el de la Medicina Paliativa se ha prestado poca atención a detectar, graduar86, estudiar87 y tratar la debilidad, entendida también como astenia, cansancio o fatiga, a pesar de que se trata de un síntoma frecuente en enfermos oncológicos con tratamiento oncológico activo88,89 y en los que se encuentran en situación terminal. Tabla VII. DIFERENCIAS SEMÁNTICAS EN DIFERENTES APRECIACIONES DE DEBILIDAD ENTRE EL DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA144 Y EL CONCEPTO PRÁCTICO QUE SE EMPLEA EN LA CLÍNICA Astenia • “Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa”. • Fatiga previa al esfuerzo. La astenia se comprende como falta de fuerzas, como una limitación (física y/o psicológica) previa al esfuerzo. La astenia es, por tanto, de algo pasivo o que, más bien, se define DEFINICIÓN Tanto la astenia90, como el cansancio91, la debili92 dad y la fatiga son síntomas y, por tanto, se definen por su carácter subjetivo93. A pesar de compartir una parte importante del significado, cada uno de estos conceptos tiene una definición y una acepción propia que aporta un matiz particular a la hora de definir el síntoma, tanto desde el punto de vista del profesional sanitario (Tabla VII) como desde el del paciente (Tabla VIII). También hay otros términos que procuran definir un concepto similar: falta de fuerzas, incapacidad física, etc. Sólo en la medida que se profundiza en cualquiera de estos conceptos se comienzan a intuir sus diferencias y su complementariedad. En todo caso, la definición de debilidad incluye principalmente un componente físico, como la pérdida de la capacidad de llevar a cabo una actividad o el afán por descansar, y también un componente psicológico con dos elementos básicos: el cognitivo, expresado como la dificultad en la atención y la concentración, y el afectivo, con una disminución global en la motivación y en el interés94. Y todo ello, en conjunto, dificulta seriamente o impide que la persona desarrolle su actividad habitual. como negación, como ausencia. La astenia representa mejor la falta de voluntad y hasta, incluso, de la disposición para sacar adelante cualquier tarea y puede afectar tanto a la esfera física como a la psíquica. Cansancio • “Falta de fuerzas que resulta de haberse fatigado”. • Situación tras el esfuerzo o incapacidad para mantenerlo o, incluso, para iniciarlo. el cansancio conlleva un matiz semántico de actividad previa. El cansancio añade un componente sensitivo: la astenia limita, sin embargo el cansancio, en cierta medida, es algo que “se siente”. Debilidad • “Falta de vigor o fuerza física. Carencia de energía o vigor en las cualidades o resoluciones del ánimo. Sensación de hambre”. • La debilidad se ciñe más a la limitación de la capacidad física por debajo de un límite; se podría decir que es débil el que no es capaz o no tiene fuerzas para llevar a cabo o de desarrollar una determinada actividad. De hecho la debilidad (el débil) se entiende bien como PREVALENCIA contraposición a la fuerza (al fuerte). Astenia y No hay estadísticas fiables sobre la prevalencia del cansancio o la astenia en el conjunto de la población95, si bien hay datos que indican que entre el 5% y el 20% de las personas refieren astenia que llega a limitar su actividad96. Y es más frecuente entre mujeres (en nuestro medio hasta una de cada tres refiere astenia en diferentes grados) que entre varones97. La debilidad el síntoma con mayor prevalencia en los enfermos oncológicos. Si bien los datos que se presentan no son uniformes ya que no definen claramente el concepto ni la severidad98. Cuando se valora únicamente cuántos enfermos bajo tratamiento oncológico padecen cansancio, de manera inespecífica, el porcentaje se acerca a un 80%. Sin embargo cuando se compara el grado de cansancio de estos pacientes en relación con la población general, las diferencias no son tan relevantes. Aun así, cuando se estima únicamente la astenia crónica mediante cuestionarios específicos se aprecia que afecta a más del 90% de los enfermos oncológicos en situación terminal. característica. La debilidad física, muscular, se puede debilidad comparten un componente de falta de una mediar mediante pruebas relativamente objetivas y representa un problema que en más de una ocasión tiene un origen neuromuscular. Fatiga • “Agitación duradera, cansancio, trabajo intenso y prolongado. Molestia ocasionada por un esfuerzo más o menos prolongado o por otras causas y que se manifiesta en la respiración frecuente o difícil. Ansia de vomitar. Molestia, penalidad, sufrimiento”. • “Fatiga” es una expresión que, según las circunstancias, tiene acepciones diferentes: cansancio, astenia, debilidad, disnea, náuseas… Se presenta en más de una ocasión como traducción inmediata de la expresión inglesa (“fatigue”). Tanto el cansancio como la fatiga aparecen como la consecuencia de un trabajo, un ejercicio (físico o mental) o cualquier tipo de esfuerzo previos. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 625 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS Tabla VIII. APRECIACIÓN SUBJETIVA DE LAS DIFERENCIAS SEMÁNTICAS EN UNA PACIENTE ONCOLÓGICA EN TRATAMIENTO CON QUIMIOTERAPIA Astenia “La palabra astenia (o astenia primaveral) creo que no sé captarla porque me afecta la quimio, no la primavera. Yo no noto que no me pueda mover, que los músculos “se me caigan” o no me respondan. Veo que el calor me da la vida y el frío me descoloca. Además -creo- que la astenia te lleva a no poder hacer nada, pero el cansancio de la quimio -ya lo he dicho-, salvo en cuestiones físicas, es muy activo. Y compatible con muchas aficiones (leer, escribir, componer, pintar) que la astenia no te permite. (Sólo conozco un caso de astenia y esa persona no se puede casi ni levantar de la cama -cuando la tieneni hacer nada… y al mes puede estar muy activa, cosa que con el tratamiento de quimio no ocurre).” Cansancio 626 “El cansancio con la quimio es crónico, lo tienes siempre. Por eso nunca vas deprisa, no coges pesos… no porque te digan que no lo hagas, sino porque ves que “no te va”. Ese cansancio no te impide, al contrario, las relaciones sociales, leer, escribir… sólo cambia que no puedes -por ejemplo- escribir a ordenador durante mucho tiempo, hablar varias horas con varias personas… porque entonces te cansas más, te agotas y te empieza a doler todo (ESO YA ES FATIGA) y cuando te duele todo, también le das vueltas al coco, sobre todo. Es decir, ¿estaré peor de lo que parece?, ¿tendré más cosas -órganos, etc.deteriorados?” ETIOLOGÍA Los factores que favorecen la astenia en el paciente oncológico son muy diversos99. Las posibles vías por la que se desarrolla aún no se conocen con seguridad por lo que la fisiopatología se mueve en el ámbito de la hipótesis y los modelos que se desarrollan no consiguen explicar todos los factores y todas las manifestaciones de este síntoma. En todo caso, cada vez con más frecuencia se postula un papel importante de las citoquinas (caquectina, interleukina, interferón…) liberadas por el tumor o como respuesta al mismo, que actuarían impidiendo la actividad, directa o indirectamente, del aparato muscular y/o del sistema nervioso central. Es muy importante recordar que la debilidad de los enfermos oncológico sólo se puede comprender como un fenómeno multidimensional. Intentar referir el cansancio a una causa única suele reflejar una visión parcial de la medicina y lleva a grandes errores tanto en el diagnóstico etiológico como en la actitud terapéutica. CAUSAS COMUNES AL RESTO DE LA POBLACIÓN • • Debilidad “La debilidad es propia de los días de quimio, más del segundo y tercero, y también del cuarto, cuando ya te la han quitado. Te sientes SIN FUERZAS hasta para pasar la leche a la de al lado (en el desayuno), en los días más débiles preferirías que te vistieran y te peinaran (bueno, en mi caso no porque el pelo muy corto). No es la debilidad que siente la gente cuando lleva horas sin comer, no. Es que físicamente no estás para nada. La debilidad psicológica los días de la quimio también es muy fuerte, te llevan la contraria en cualquier cosa, sientes el más pequeño desaire y llorarías, te hundes. Pero hay que contar con ello, decirlo para que te hagan la vida especialísimamente agradable y saber que “pasa” (ocurre) y que “se pasa” (termina).” • • Fatiga “La fatiga es la sensación que tienes cuando pides al cuerpo, YA CANSADO, más de lo que puede dar. Yo el primer día de la quimio subo a la 2ª sur y no me fatigo y el último, sí. La fatiga ves que te limita mucho la vida, sobre todo cuando la experimentas en cosas tan nimias como andar un poco deprisa (cosa que a mí me agota) o agacharte varias veces para ordenar el armario. Te sientes, por tanto, muy limitada en lo físico por que piensas que para nadie es un problema arreglar el armario (aunque sea un rollo) o correr un poco para alcanzar el autobús, y para ti, sí.” AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II • • Sobreesfuerzo. La reacción natural del organismo a las situaciones de demanda excesiva de actividad es la del cansancio que obliga al reposo. Somatización. La astenia en la población normal con frecuencia reflejar un proceso de somatización sin que se llegue a identificar una patología neuropsicológica severa de base100. Este mismo fenómeno puede observarse también en pacientes oncológicos. Alteraciones endocrinas. En ocasiones los tratamientos pueden inducir desequilibrios hormonales que se manifiestan como debilidad: hipotiroidismo (a veces facilitado por el tratamiento previo con radioterapia)101, insuficiencia suprarrenal (en ocasiones de origen iatrogénico tras la retirada de un tratamiento esteroideo)102, etc. Patología intercurrente. En general cualquier problema que presente un enfermo oncológico, derivado o no del cáncer o del tratamiento, puede producir astenia. Entre ellas se encuentran problemas severos, que se asocian a astenia crónica, como insuficiencia cardiaca o respiratoria, patología pulmonar, insuficiencia renal o fracaso hepático, y también problemas menores, que suelen provocar debilidad transitoria, como diarrea, viriasis, etc. Infecciones. Las infecciones en los enfermos oncológicos pueden presentarse con síntomas poco específicos, en ocasiones únicamente debilidad o alteración transitoria de las funciones superiores. Fármacos psicotropos. Los fármacos, especialmente los que actúan sobre el sistema nervioso central, como opioides, benzodiacepinas o neurolépticos, pueden inducir debilidad y astenia. La toma mantenida de corticoides se asocia a debilidad por miopatía esteroidea. 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS • • Otros fármacos. Hay pacientes que asocian numerosos tratamientos, como los que se dirigen a tratar patología cardiovascular o ciertos antibióticos, a la presencia de cansancio y de quebrantamiento físico importante Alteración del ritmo sueño-vigilia. La dificultad para conciliar el sueño y la ansiedad que genera, la reducción de la duración del sueño y el sueño de escasa calidad favorecen en todas las personas un cansancio físico y psicológico mantenido a lo largo del día103. CAUSAS COMUNES A OTRAS ENFERMEDADES CRÓNICAS • • • • • • • Estrés físico o psicológico104. Este es el caso de la intervención quirúrgica a la que puede verse sometido un paciente oncológico. Independientemente del éxito de la cirugía, la recuperación exige un periodo de convalecencia para recuperar también el propio vigor físico. Trastornos neuropsicológicos. La astenia o falta de energía se incluye entre los criterios diagnósticos de depresión105. Y también puede aparecer como consecuencia de un trastorno por ansiedad106. Anemia. La anemia, más o menos intensa, es un problema frecuente en el enfermo con cáncer107. Como los demás factores, raramente aparece como causa única de la astenia del enfermo oncológico, especialmente con cáncer avanzado, que suele ser multifactorial108. Falta de ejercicio. El propio cansancio inducido por el tumor o por el tratamiento lleva a evitar no sólo los esfuerzos sino cualquier tipo de actividad que moderadamente exigente con lo que se pierde el tono y se facilita la atrofia muscular. Dolor crónico. El dolor mantenido no controlado acaba induciendo deterioro físico y psicológico con una astenia marcada. Presencia de otros síntomas severos no controlados (disnea, náuseas y arcadas, tenesmo, disfagia, etc.). Malnutrición. La malnutrición y la caquexia de algunos enfermos con cáncer avanzado, como manifestación del síndrome constitucional (dentro del llamado síndrome anorexia-caquexia), se asocian a pérdida de masa muscular y a una astenia severa. CAUSAS DEBIDAS AL TUMOR Y/O AL TRATAMIENTO ONCOLÓGICO • Presencia y progresión tumoral. La primera causa de astenia en el enfermo oncológico es el propio tumor. La astenia se incluye en el llamado “síndrome constitucional” o “síndrome general” (astenia, anorexia, adelgazamiento) que acompaña procesos, generalmente neoplásicos, con una repercusión • • • • • sistémica importante109. En general, la astenia es proporcional al estadio y al volumen tumoral y, en cierta medida, se refleja y se valora dentro del estado general de los pacientes. Tratamientos oncológicos previos. Los tratamientos oncológicos previos, principalmente los que incluyen quimioterapia, pueden inducir que persista cierto grado de fatiga con el paso del tiempo110,111, incluso al cabo de años112. También la radioterapia, los modificadores de la respuesta biológica (interleukina o interferón113) o los nuevos fármacos que bloquean la tirosin-kinasa, como el imatinib114, inducen astenia. Condiciones y efectos secundarios del tratamiento. La fatiga también se relaciona con las condiciones que impone la administración de tratamientos oncológicos como los desplazamientos al Hospital y la aparición de algunos efectos secundarios específicos de estas terapias como: náuseas y vómitos, estomatitis leucopenia o escalofríos115. Alteraciones metabólicas paraneoplásicas. Las alteraciones metabólicas que aparecen con más frecuencia en enfermos con cáncer avanzado como pueden ser la deshidratación y las alteraciones iónicas (hiponatremia, hipercalcemia) se pueden manifestar dentro de un cortejo sintomático que incluye la debilidad116. Sobreesfuerzo secundario a los síntomas derivados de la enfermedad y/o del tratamiento. El trabajo respiratorio en pacientes con disnea, los esfuerzos de una tos continuada o las maniobras de Valsalva en un estreñimiento mantenido favorecen la aparición de un cansancio derivado de ejercicio muscular que se exige. Síndromes paraneoplásicos neuromusculares. En ocasiones los tumores inducen síndromes paraneoplásicos que se manifiestan como patología neuromuscular. Es el caso de la miastenia gravis en el timoma y de otros síndromes (como el de EatonLambert), especialmente en el carcinoma microcítico de pulmón117. MANIFESTACIONES La astenia, el cansancio y la debilidad son tres componentes de un mismo síndrome muy similares y que tienden a confundirse, si bien no se deberían considerar completamente como completamente iguales (Tablas VII y VIII)118. El cansancio tiene un componente de actividad tanto en la causa (suele aparecer tras el esfuerzo) como en la manera de percibirse (se tiene cierta percepción del esfuerzo previo, de la “queja” del propio cuerpo o de la parte que se haya ejercitado). Sin embargo, la astenia y la fatiga tienen un componente más pasivo: se sienten menos, se manifiestan como una limitación forzada de la propia actividad que impide mantener el ritmo de vida que se desarrollaba previamente. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 627 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS La astenia es un síntoma poco específico que se asocia con cierta frecuencia a patologías graves. Se puede englobar dentro de un síndrome más complejo que incluye otras manifestaciones y en que cada una de ellas se puede considerar, en cierta medida, causa y consecuencia de las demás; este es el caso de lo que se ha descrito como el “síndrome astenia-depresión”. De alguna manera se expresa la tendencia que tienen las manifestaciones en algunas enfermedades a agruparse y a presentarse de manera simultánea: el paciente que se ve superado por un proceso grave sufre un conjunto de síntomas que manifiestan que el organismo se ve sobrepasado por la enfermedad. El cansancio, la desgana, la apatía, la hiporexia, el desánimo, etc. se complementan y, en cierta medida, se refuerzan unos a otros. En parte se deben a la claudicación del organismo ante la progresión del cáncer, en parte, quizás, al componente paraneoplásico que induce el propio tumor y, por último, también a la propia reacción psicológica del paciente que va perdiendo la esperanza al comprobar que cada día se encuentra más deteriorado. DIAGNÓSTICO 628 Como en cualquier diagnóstico clínico, no hay mejor patrón de referencia que el criterio de un profesional experto. Aun así, es necesario reconocer que, en ocasiones, las técnicas diagnósticas que se emplean, principalmente cuestionarios, no registran exactamente lo que se supone que miden, lo que hace que estos cuestionarios se multipliquen sin que ninguno llegue a cubrir plenamente las expectativas119. En el caso de la astenia, aunque se han propuesto criterios para precisar su diagnóstico120, no suele ser muy necesario, más allá del interés epidemiológico y de investigación, definir criterios “duros”, como los del ICD-10 (Tabla IX), para definir un problema eminentemente subjetivo y para el que no se dispone de un tratamiento específico y eficaz. Es difícil medir la astenia de los enfermos oncológicos. La debilidad propiamente dicha, entendida como falta de fuerza, se podría evaluar de una manera relativamente objetiva con unas pruebas de esfuerzo adecuadas. Sin embargo, hay que asumir el componente subjetivo del síntoma, es decir, del cansancio, de la astenia, que hace que no sea prudente fundamentar el diagnóstico en medios técnicos objetivos de medida y sí en el empleo de cuestionarios específicos121 ya que el criterio de medida (subjetivo) no siempre se puede extrapolar ya que viene imbuido en el criterio de la vivencia y del impacto personal. Hay trastornos de tipo neuropsicológico que no se distinguen fácilmente de la debilidad y que es conveniente incluir dentro del posible diagnóstico diferencial. De hecho, la astenia es una manifestación más que se presenta en otros procesos como, por ejemplo, la ansiedad y la depresión. Se han propuesto cuestionarios y escalas para graduar también la intensidad de la fatiga: Multi-dimensio- AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II Tabla IX. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE LA FATIGA DEBIDA AL CÁNCER. CRITERIO IMPRESCINDIBLE • Fatiga severa, debilidad o necesidad de mayor reposo desproporcionados a cualquier cambio reciente en el nivel de actividad. AL MENOS CINCO DE LOS SIGUIENTES CRITERIOS • Quejas de debilidad generalizada o sensación de que las piernas y los brazos "pesan más". • Disminución de la concentración o de la atención. • Falta de interés o de motivación para llevar a cabo las actividades ordinarias. • Insomnio o hipersomnia. • Sensación de que el sueño no consigue devolver la energía ni el estado general. • de tener que esforzarse sobremanera para romper la inactividad y el reposo. • Reacción emotiva evidente ante la sensación de astenia (tristeza, frustración, irritabilidad). • Dificultad para completar las actividades diarias debida a la sensación de cansancio. • Problemas de memoria a corto plazo. • Cansancio severo que puede duras horas tras la actividad física. Los síntomas se deben presentar prácticamente a diario durante dos semanas consecutivas en el último mes, con una repercusión psicoemocional importante o dificultando la actividad normal en el aspecto social, ocupacional, etc. Asimismo, debe encontrarse un respaldo en la historia clínica, en la exploración física o en los datos de laboratorio para poder afirmar que los síntomas son una manifestación de la fatiga debida al cáncer. Es preciso descartar que los síntomas se deban a alteraciones psiquiátricas simultáneas como depresión, trastorno por somatización o delirium. nal Fatigue Inventory, Functional Assessment of Cancer Therapy (FACT122, con subescalas propias como FACTAn para la anemia o FACT-F para la fatiga123), Fatigue Assessment Questionnaire, Schwartz Cancer Fatigue Scale124, Revised Piper Fatigue Scale, Fatigue Symptom Inventory, Multidimensional Fatigue Symptom Inventory, Brief Fatigue Inventory125, Cancer Fatigue Scale126, Cancer Related Fatigue Distress Scale, etc. Incluso se puede emplear una escala visual analógica (EVA) sencilla donde el paciente indique hasta donde llega la intensidad de su cansancio. La abundancia de cuestionarios y escalas para medir un solo problema refleja que cada uno aporta su propia visión sobre un aspecto específico o un tipo concreto de paciente pero sin ofrecer una visión general y fiable del problema en conjunto. 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS TRATAMIENTO Es fundamental asumir que el cansancio y la debilidad tienen prácticamente siempre un origen multifactorial. Por tanto, de igual modo que la debilidad en un síntoma con diferentes perspectivas, para intentar controlar o aliviarla se deben plantear diferentes caminos que abarquen, en la medida de lo posible, los diferentes factores que la provocan su aparición o aumentan su intensidad127. La primera aproximación ante el enfermo exige realizar un diagnóstico positivo e inmediatamente intentar averiguar los posibles agentes que la desencadenan o que la mantienen (Tabla X). La actitud terapéutica tiene dos orientaciones básicas. Por una parte la orientación etiológica, dirigida a combatir directamente la causa y, por otra, la meramente sintomática que se dirige tan solo a aliviar el síntoma128. En el caso de la astenia, pocos pacientes se benefician de un tratamiento etiológico ya que la causa primera de la astenia es la progresión tumoral; en pocos casos, el tratamiento de otros factores (farmacológicos, metabólicos) puede alcanzar un alivio parcial o completo del síntoma. Por otra parte, los tratamientos sintomáticos raramente son eficaces. Por eso mismo, la astenia sigue siendo un síntoma que, a pesar de los esfuerzos de los cuidadores y del personal sanitario, acompaña al enfermo en su etapa terminal y se agrava de manera paralela al deterioro general del paciente. Tabla X. ESTUDIOS ELEMENTALES PARA CONOCER LAS POSIBLES CAUSAS Y ORIENTAR EL POSIBLE TRATAMIENTO DE LA ASTENIA EN EL ENFERMO ONCOLÓGICO • Manifestaciones del cansancio - Falta de fuerza - Somnolencia - Ideación lenta - Cambio del humor • Características del cansancio - Intensidad - Evolución en el tiempo: modo y momento de inicio, duración, cambios a lo largo del día - Factores que lo exacerban y que lo alivian - Asociación con ansiedad y distrés - Impacto personal subjetivo • Historia clínica (patologías concomitantes) • Exploración física • Valoración neuropsicológica - Ansiedad - Depresión • Ritmo de sueño-vigilia TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD DE BASE • • • Tratamiento oncológico específico. La respuesta al tratamiento oncológico con la reducción del volumen tumoral se suele asociar a una mejoría de la clínica derivada directa o indirectamente del cáncer129, como la astenia de origen tumoral. Tratamiento de problemas físicos intercurrentes. Es conveniente incluir en el plan terapéutico cualquier otro proceso que se haya detectado como desencadenante o favorecedor de cansancio y que sea susceptible de tratamiento (Tabla X). Tratamiento de la patología neuropsicológica. Cuando se llega al diagnóstico de depresión como origen de la astenia, el tratamiento antidepresivo específico se asocia a un alivio importante del cansancio y de la debilidad. • Fármacos - Psicotropos (opioides, benzodiacepinas, etc.) - Patología cardiovascular • Hemograma • Serie roja (anemia) • Serie blanca (leucopenia, infección) • Bioquímica sanguínea - Urea/creatinina - Na/Ca/Mg • Hormonas - Hormonas tiroideas - Corticosteroides REHABILITACIÓN FÍSICA • Ejercicio físico. En pacientes oncológicos no paliativos que reciben quimioterapia (por tanto, con buen estado general y con un tratamiento oncológico de duración limitada) el realizar una actividad física diaria, relativamente exigente, o algún tipo de deporte suave varias veces por semana reduce la astenia130,131. • Actividad física. La actividad física se debe adecuar a la capacidad del propio paciente, sin superar sus reservas pero manteniendo una vida relativamente activa. El objetivo no es tanto recuperar un nivel de actividad como intentar mantener la capacidad física sin que el propio reposo y la inactividad reduzcan la propia reserva muscular. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 629 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS REHABILITACIÓN PSICOLÓGICA • Técnicas de soporte psicológico. En enfermos en tratamiento oncológico (quimioterapia, radioterapia) las técnicas de soporte psicológico (afrontamiento, control del estrés, solución de problemas) reducen el nivel de fatiga. Este efecto se ha descrito tanto durante el tratamiento como al cabo de varios meses132. • Adecuación del ritmo sueño-vigilia. La educación sanitaria y los tratamientos farmacológicos, cuando son precisos, favorecen un sueño reparador y ayudan a mantener un ritmo sueño-vigilia saludable que reduce el cansancio. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO 630 • Tratamiento y prevención de la anemia. La recuperación de unas cifras adecuadas de hemoglobina mediante transfusiones y/o el empleo de eritropoyetina o derivados permite aliviar parte de la sensación de debilidad en algunos pacientes133. La eritropoyetina se ha mostrado eficaz en el alivio de la astenia y se asocia a una mejoría en la calidad de vida en el enfermo oncológico, especialmente en el que se encuentra recibiendo un tratamiento antitumoral134. Aunque la aparición en el mercado de la eritropoyetina ha hecho crecer el interés por la fatiga del enfermo oncológico, no hay datos que demuestren un alivio mayor de la fatiga con la eritropoyetina o sus derivados que con la transfusión de concentrados de hematíes135. • Corticoides. Los corticoides presentan un cierto efecto central, que se ha descrito como “euforizante”136. En cierta medida reducen la sensación subjetiva de astenia sin una clara repercusión en la capacidad física objetiva. La duración de este efecto es limitada (semanas). • Progestágenos. En la medida en que la astenia se puede asociar a malnutrición, en ocasiones se ha descrito mejoría de la fatiga con tratamientos hormonales como el acetato de megestrol, pero los resultados en esta línea son escasos y poco relevantes137. No se ha encontrado beneficio en la astenia como consecuencia del incremento forzado de la ingesta. • Psicoestimulantes. El metilfenidato se ha mostrado eficaz en el alivio de la astenia en pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)138. En distinta medida, también ha mostrado eficacia en enfermos oncológicos139,140. Por su eficacia y por la rapidez de la acción se propone como tratamiento en pacientes con síntomas mixtos de desánimo-depresión, apatía, desgana y astenia mental y física, en los que es prácticamente imposible individualizar cada uno de los problemas. Los datos hacen pensar que el efecto puede ser du- AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II radero aunque en ocasiones requiera incrementar progresivamente las dosis del fármaco. Este resultado, sin embargo no se ha encontrado con otros antidepresivos, como los inhibidores de la recaptación de serotonina141. En conjunto, no se ha encontrado aún un tratamiento eficaz. Lo que lleva a que, visto que no se puede superar la limitación, lo que se pretenda finalmente sea que el enfermo se adapte a ella. Para ello es necesario un apoyo psicológico que le ayude a comprender el porqué de su síntoma y los medios que se han adoptado (para estudiarlo y tratarlo) de manera que no sospeche un abandono terapéutico. Por último este apoyo psicológico a de dirigirse a ayudar al paciente a aceptar su situación para que se adapte a ella de la manera más satisfactoria de manera que su actividad física y mental se adecue de la mejor manera posible a sus limitaciones. ◆ ◆ RESUMEN ◆ ◆ DELIRIUM El delirium es el cuadro psiquiátrico más frecuente en la fase terminal y se define como el estado confusional agudo que resulta de una disfunción orgánica cerebral difusa. El síndrome “delirium” define lo que se ha venido llamando denominaba “encefalopatía”, “síndrome confusional agudo”, “fallo cognitivo” o “fracaso cerebral”. Se diagnostica delirium si existe un trastorno del nivel de conciencia y de la atención, asociado a una alteración en el conocimiento y/o en la percepción, que se presenta con inicio brusco y curso fluctuante y en el que se puede establecer una relación con una enfermedad, una alteración metabólica, el efecto secundario de un fármaco, etc. El delirium en el cáncer avanzado es un proceso multifactorial. Los diferentes factores precipitantes o desencadenantes actúan sobre un órgano debilitado por la afectación general. La incidencia de delirium aumenta con el deterioro del estado general del paciente. En agonía o preagonía más del 80% de los enfermos padece delirium. El delirium detectado al ingreso en una Unidad de Paliativos es reversible con maniobras sencillas en cerca del 50% de los casos, particularmente cuando entre sus desencadenantes se encuentran el uso de fármacos psicoactivos, deshidratación o hipercalcemia. En situación de agonía, el delirium suele ser irreversible. La intensidad del cuadro de delirium es variable. Puede manifestarse como simple intranquilidad o desazón, dificultad para conciliar el sueño o lentitud de pensamiento o bien como cuadros severos de agitación. En ocasiones lo más llamativo son la desorientación, el déficit de atención o las alucinaciones, ilusiones y otras percepciones anormales. El trastorno de conducta no siempre consiste en agitación pura o hipervigilia; existe el delirium hipoactivo en que el enfermo se presenta retraído, postrado o muy quieto, casi siempre somnoliento o dormido, e incapaz de mantener la atención. En general, en el delirium los síntomas fluctúan de forma rápida y tienden a empeorar al acercarse la noche. Es posible que no se alcance el diagnóstico hasta en el 50% de los casos de delirium. Los factores que se relacionan con la falta de reconocimiento del delirium son el delirio hipoactivo, la demencia previa, la edad avanzada y el deterioro visual en el enfermo. El diagnóstico de delirium es siempre clínico. Para diagnosticar delirium primeramente hay que sospe- 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS charlo a partir del déficit cognitivo y de atención detectados por el examen clínico o por pruebas de detección precoz. En la primera evaluación se impone recoger de los allegados información sobre los días previos al inicio de los síntomas, buscando datos concretos, por ejemplo, si era capaz de reconocer a la familia, si mantenía la conversación, etc. El Mini-Examen Cognoscitivo (MEC), o Minimental es la prueba estándar para la detección del delirium en pacientes oncológicos. Cuando coexiste otra entidad junto al delirium (demencia, depresión u otra patología psiquiátrica previa) es difícil el diagnóstico diferencial. En estos casos puede ser prudente tratar el delirium y confirmar los diagnósticos más adelante, según la evolución. Los objetivos principales del tratamiento del delirium son tranquilizar al paciente y recuperar su capacidad de comunicación. El tratamiento sintomático del delirium, como en casos de dolor difícil o de otros síntomas rebeldes, se aplica antes o mientras se busca el origen del cuadro ya que no se debe retrasar el alivio del paciente. El primer paso es identificar y eliminar posibles causas a través de una exploración física reglada y unos estudios complementarios que permitan descartar alteraciones metabólicas o de origen infeccioso y, por último, una revisión de los fármacos empleados, que son la causa más frecuente de delirium. Así, cuando el paciente recibía opioides puede ser conveniente plantear la rotación opioide e hidratación. Dentro del tratamiento no farmacológico se encuentra el ayudar al paciente dándole seguridad. Para orientar en el tiempo y el espacio, cuando la situación cognitiva lo permita, se pueden proporcionar un calendario y un reloj con números bien visibles sin olvidar que el paciente dispone de sus gafas, audífonos, prótesis, etc. En el tratamiento sintomático se emplean los tranquilizantes mayores, entre los que se encuentra el haloperidol, que es el neuroléptico de elección en el tratamiento del delirium. Para delirium muy agitados se pueden emplear neurolépticos más sedantes como la levomepromacina o la clorpromazina. Se puede asociar lorazepam en casos de mucha agitación, lo que también previene los efectos extrapiramidales del haloperidol. Cuando está indicado, se puede inducir sedación con otras benzodiacepinas, como el midazolam. Los psicoestimulantes como el metilfenidato, se emplean en el delirium hipoactivo. más vulnerable al paciente frente este problema. Los desencadenantes pueden ser: el propio cáncer con todos los problemas, orgánicos y funcionales que conlleva; los fármacos, sobre todo los que se emplean en el control de síntomas (corticoides, neurolépticos, benzodiacepinas, diuréticos, psicoestimulantes o anticomiciales) bien por efecto directo o como consecuencia de su deprivación; en concreto, los propios hipnóticos pueden interferir el sueño REM; La supresión brusca de hipnóticos y sedantes puede generar nerviosismo, intranquilidad e, incluso, convulsiones; el dolor; el delirium, que se caracteriza por una alteración del patrón del sueño con somnolencia diurna, agitación nocturna, dificultad para conciliar el sueño y en algunos casos una inversión del ciclo sueño-vigilia; y otros síntomas, como frecuentes en los pacientes con cáncer avanzado como estreñimiento, náuseas, incontinencia, tos, sudoración, etc. Hay también factores que mantienen el problema, como los mecanismos de adaptación del paciente y de su entorno que les hacen permanecer más tiempo en la cama y aprovechar el día para pequeñas siestas, que consiguen modificar totalmente el ciclo sueño-vigilia. El diagnóstico de insomnio se basa principalmente en una historia médica y psiquiátrica cuidadosa y detallada. Se debe preguntar sistemáticamente tanto al paciente como a la familia de los hábitos y costumbres relacionados con el sueño, analizando los factores predisponentes basales del paciente, su estado emocional y ciertos problemas subyacentes que puedan condicionar la aparición o mantenimiento del insomnio como un mal control de síntomas, ansiedad, depresión o la toma de fármacos. Asimismo, es importante intentar conocer de manera sencilla cuál es el patrón del sueño y hacer una valoración somera de las funciones neurológicas y neuropsicológicas y de la actitud de los cuidadores y de la familia. El tratamiento del insomnio tiene dos componentes principales: por una parte el componente educativo e higiénico, que busca respetar lo que se considera ciclo sueño-vigilia normal, y, por otra, el empleo de fármacos que ayudan a inducir y a mantener un sueño reparador. Las benzodiacepinas y zolpidem siguen siendo el tratamiento de elección en el insomnio, si bien también se dispone de otros fármacos como los neurolépticos y los antidepresivos. INSOMNIO Y TRASTORNOS DEL SUEÑO ASTENIA El sueño es un factor esencial para el bienestar y la calidad de vida tanto de las personas sanas como enfermas. El insomnio, por el contrario, puede ser el origen de alteraciones físicas y psíquicas además de empeorar procesos subyacentes. Se calcula que cerca del 50 de los enfermos con cáncer % padecen alteraciones del sueño. La falta de interés se debe, en parte, a que el insomnio es considerado como una consecuencia normal del diagnóstico, del tratamiento o de a la progresión de los síntomas debidos al cáncer. Los trastornos del sueño se dividen en: trastornos primarios del sueño, que abarca disomnias y parasomnias, trastornos en relación con otro trastorno mental con el que se encuentran relacionados temporal y etiológicamente, trastornos debidos a una enfermedad médica y trastorno del sueño inducido por sustancias. Las disomnias son alteraciones del inicio o del mantenimiento del sueño o problemas de somnolencia excesiva que se caracterizan por una alteración en la cantidad, la calidad o el horario del sueño, entre las que destacan el insomnio y la alteración del ritmo circadiano. Las parasomnias son trastornos caracterizados por comportamientos o fenómenos fisiológicos anormales que tienen lugar coincidiendo con el sueño, con alguna de sus fases específicas o con las transiciones sueño-vigilia, como las pesadillas, los terrores nocturnos y el sonambulismo. El insomnio y los trastornos del sueño suelen tener una etiología multifactorial. Los factores predisponentes hacen La definición de astenia incluye principalmente un componente físico, como la pérdida de la capacidad de llevar a cabo una actividad o el afán por descansar, y también un componente psicológico con dos elementos básicos: el cognitivo, expresado como la dificultad en la atención y la concentración, y el afectivo, con una disminución global en la motivación y en el interés. La astenia es el síntoma con mayor prevalencia en los enfermos oncológicos, que en las etapas finales de su enfermedad llega a afectar a cerca del 90% de los pacientes. Se trata de un fenómeno de origen mixto: en parte aparece entre los síntomas que provoca la propia enfermedad de forma activa y en parte se debe a las limitaciones que impone la enfermedad de manera pasiva. En líneas generales La fatiga no se caracteriza por su respuesta al tratamiento sino que, al contrario, lo que se aprecia es un empeoramiento del síntoma parejo a la progresión de la enfermedad y al deterioro del enfermo. La astenia tiene un origen multifactorial. Por una parte hay causas comunes al resto de la población: sobreesfuerzo, alteraciones endocrinas, infecciones u otras patologías intercurrentes, fármacos (psicotropos y de otro tipo), alteraciones del ciclo sueño-vigilia y somatización. También hay causas comunes a otras enfermedades crónicas: estrés físico o psicológico, trastornos neuropsicológicos (como ansiedad y depresión), anemia, falta de ejercicio físico, presencia de otros síntomas severos no controlados (dolor, disnea, náuseas y arca- AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II 631 MÓDULO VII: TRATAMIENTO DE OTROS SÍNTOMAS 632 das, tenesmo, disfagia, etc.) o malnutrición. Finalmente, una parte de los agentes etiopatogénicos derivan del tumor y/o al tratamiento oncológico: presencia y progresión tumoral (la astenia se incluye en el llamado “síndrome constitucional” o “síndrome general” que incluye astenia, anorexia, adelgazamiento), tratamientos oncológicos previos (quimioterapia o radioterapia), los efectos secundarios del tratamiento (náuseas y vómitos), patología paraneoplásica (hiponatremia, hipercalcemia, miastenia, síndrome de Eaton-Lambert) o sobreesfuerzo secundario a los síntomas derivados de la enfermedad y/o del tratamiento (trabajo respiratorio, estreñimiento). En ocasiones la astenia se engloba dentro de un síndrome más complejo que incluye otras manifestaciones y en que cada una de ellas se puede considerar, en cierta medida, causa y consecuencia de las demás, lo que se ha descrito como el “síndrome astenia-depresión” que incluye síntomas que se complementan y, en cierta medida, se refuerzan unos a otros el cansancio, la desgana, la apatía la hiporexia, el desánimo, etc. Como en cualquier diagnóstico clínico, no hay mejor patrón de referencia que el criterio de un profesional experto. Aun así hay criterios que definen la presencia de astenia derivada del cáncer que exigen confirmar un cansancio que limita la actividad normal a la vez que se exige descartar causas no tumorales. De cara al tratamiento es fundamental asumir que el cansancio y la debilidad tienen prácticamente siempre un origen multifactorial. La actitud terapéutica tiene dos orientaciones básicas: la orientación etiológica y la meramente sintomática. En todo caso, pocos pacientes se benefician de un tratamiento etiológico ya que la causa primera de la astenia es la progresión tumoral. Las opciones de tratamiento se dirigen básicamente a: tratar la de la enfermedad de base (el tumor u otros problemas que puedan incidir y la patología neuropsicológica: ansiedad, depresión); facilitar una rehabilitación física que permita mantener un nivel adecuado de actividad y ejercicio; el apoyo psicológico con técnicas de soporte; y el tratamiento farmacológico dirigido a prevenir y tratar la anemia (transfusiones, eritropoyetina), al uso de corticoides (de eficacia limitada y con numerosos efectos secundarios), al empleo de progestágenos o al de psicoestimulantes, como el metilfenidato, que pueden ser más eficaces en el síndrome astenia-depresión. ◆ ◆ CASOS PRÁCTICOS ◆ ◆ La contestación a vuelta de correo fue esta: “Estimado amigo, me cuentas de un paciente con una ansiedad desbocada. Es difícil hacerse cargo de todo el cuadro, pero intuyo que tiene agitación nocturna y confusión diurna. Da la impresión de que es un cuadro de delirium, posiblemente facilitado por un exceso de medicación psicoactiva como ansiolíticos y a lo mejor tiene opioides también por dolor. Recomendaría, si este es el caso: 1. Ver si se puede reducir (o suspender) la medicación psicoactiva. Seguro que hay más de una que no es muy necesaria (ansiolíticos, Primperán… antidepresivos: bajarles a la mitad, si lleva mucho tiempo tomándolos). 2. Hidratar de forma activa al paciente durante unos días para facilitar la eliminación renal de metabolitos activos de morfina (si toma) y benzodiazepinas. 3. Cambiar el opioide si es posible: por ejemplo, pasar de morfina a fentanilo o al revés. 4. Usar neurolépticos PAUTADOS: empezar con haloperidol 1,5-3 mg (según intensidad) cada 6 horas y permitir extras a las enfermeras por agitación o inquietud o insomnio hasta cada 2 o 3 horas, misma dosis. Si el haloperidol no funciona en 48 horas de esa pauta, usar levomepromazina (Sinogan) a dosis de 8 miligramos cada 8 horas, y extras igual hasta cada 4 horas. Si está MUY agitado esta sería la pauta de elección dado que el Sinogan es más sedante. 5. Descarta, seguro que ya lo habéis hecho, otras causas tratables: hipercalcemia u otras alteraciones hidroelectrolíticas, metástasis cerebrales, etc.”. Tres días después, el consultor recibió este último mensaje: Ansiedad e intranquilidad intratables en el cáncer terminal “Querido amigo, leo tu e-mail a la vuelta del fin de semana. Por desgracia, tus consejos no podrán aplicarse, pues falleció esta noche. Gracias por tu interés. Un abrazo”. Un médico de Cuidados Paliativos recibe esta consulta personal de un colega, a través del correo electrónico: Caso Nº 2 Caso Nº 1 “Querido amigo, tengo un compañero médico ingresado en su propio Hospital con un carcinoma de páncreas terminal y que está muy ansioso. No me puedo plantear trasladarlo a tu Unidad por motivos psicológicos ya que este es su Hospital y prefiere estar aquí, pero te agradecería que me aconsejaras cómo controlar la ansiedad, sobre todo nocturna, para que se lo transmita al médico que lo lleva. Además le cuesta mucho dormir por la noche, pero por el día está “sopa”. Espero alguna idea porque hemos probado todo y también por su mujer y por todos ya que esta situación nos empieza a sobrepasar”. AVANCE EN CUIDADOS PALIATIVOS - TOMO II Debilidad Varón de 56 años, sin antecedentes de interés salvo que había sido fumador de más de 20 cigarrillos al día desde la juventud. Había sido diagnosticado ocho meses antes de carcinoma epidermoide pulmón estadio IIIB (T4N2) y tratado con quimioterapia (tres ciclos de cisplatino y gemcitabina), con la que alcanzó una respuesta parcial de la enfermedad (reducción superior al 50%), y posterior radioterapia. Tres meses después de terminar los tratamientos comenzó a referir dolor torácico e hiporexia. Los estudios de imagen mostraron una 64. TRASTORNOS NEUROPSICOLÓGICOS progresión local de la enfermedad. Comenzó entonces una segunda línea de quimioterapia; tras el primer ciclo de docetaxel padeció un deterioro general con aumento del dolor, astenia severa, hiporexia, tos y disnea de moderados esfuerzos. Se suspendió entonces el tratamiento citostático y el paciente fue remitido a la Unidad de Cuidados Paliativos. En la primera visita realizada en el domicilio el paciente refería como síntoma principal una debilidad muy importante que le hacia imposible siquiera pensar en realizar el más mínimo esfuerzo físico. Como tratamiento de los diversos síntomas se decidió emplear dosis moderadas de corticoides (prednisona 30 mg/día, junto con protección gástrico con omeprazol). La disnea y la tos se aliviaron parcialmente y el paciente recuperó apetito. También mejoraron la astenia y la sensación de mal estar, con lo que comenzó a verse capaz de salir a la calle para dar paseos cortos. Al cabo de tres semanas los síntomas volvieron a empeorar. Desde el punto de vista analítico destacaba hiponatremia (Na 128 mE/L) y anemia (hemoglobina 9,7 g/dL). La dieta de restricción hídrica permitió estabilizar las cifras de sodio sin repercusión clínica aparente en la astenia. Dos semanas más tarde refería una debilidad aun mayor; la cifra de hemoglobina era de 8,9 g/dL. Se transfundieron 2 unidades de concentrado de hematíes que remontaron los niveles de hemoglobina hasta 11,5 g/dL y que se asociaron a un alivio parcial del cansancio. Dos semanas más tarde la debilidad se incrementó. Las cifras de hemoglobina eran de 10,5 g/dL. Aun así, a la vista de la mejoría lograda con la transfusión anterior, se administraron otras dos unidades de concentrado de hematíes, en esta ocasión sin mejoría del cansancio. El paciente desde entonces se volvió aun menos comunicativo, se veía incapaz de salir de casa y llegar al baño lo interpretaba como un esfuerzo descomunal. Se interpretó como que a persistencia de la astenia se le asociaban la progresión lenta de otros síntomas (tos, insomnio, ansiedad) y el aumento del número de fármacos y de pastillas, con lo que el paciente entraba en un estado de cansancio, apatía y depresión-desánimo. Se intentó aliviar este problema con metilfenidato (10 mg por la mañana) con lo que el paciente refirieron una mejoría importante, refrendad por su familia, sobre todo en la capacidad de comunicación y en el interés en las actividades que le afectaban. Al cabo de una semana este efecto se fue difuminando. No se obtuvo más respuesta a pesar de subir las dosis. A los pocos días el enfermo comenzó con un aumento brusco de su disnea que precisó ingreso hospitalario. Pocas horas después entró en una situación de delirium dentro de la cual falleció. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. BIBLIOGRAFÍA 27. 1. 2. 28 Meagher DJ. Delirium: optimising management. BMJ 2001; 322: 144-9. Casarett DJ, Inouye SK. Diagnosis and management of delirium near the end of life. Ann Intern Med. 2001;135:32-40. Ross DD, Alexander CS. Management of common symptoms in terminally ill patients. Part II. Constipation, delirium and dyspnea. Am Fam Physician 2001;64:1019-26. Ingham JM, Caraceni AT. Delirium. En: Berger Am , Portenoy RK, Weissman R, ed. Principles and practice of supportive oncology. Philadelphia: Lippincott-Raven Publishers; 1998:477-95. Cobb JL, Glantz MJ, Nicholas PK, et al. Delirium in patients with cancer at the end of life. Cancer Pract 2000;8:172-7. Minagawa H, Uchitomi Y, Yamawaki S, et al. Psychiatric morbidity in terminally ill cancer patients. A prospective study. Cancer 1996;78:1131-7. 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