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Trastornos de la pigmentación:
lentigos, nevus y melanoma.
Fotoprotección
G.M. Garnacho Saucedo
Servicio Dermatología. Unidad Dermatología Pediátrica.
Hospital Universitario Reina Sofía, Córdoba
Resumen
Abstract
Los nevus melanocíticos son las neoplasias más comunes
en el ser humano y cada vez son más frecuentes las
consultas relacionadas con su benignidad o malignidad,
así como sobre la necesidad o no de su extirpación. De
forma general, atendiendo al momento de aparición, los
nevus melanocíticos se dividen en nevus melanocíticos
adquiridos (NMA) y nevus melanocíticos congénitos
(NMC). Los NMA habitualmente comienzan a aparecer
después de la primera infancia (a partir de los 2 años).
Posteriormente, aumentan en tamaño y número durante
el resto de la infancia y la adolescencia, con un pico
máximo en la tercera-cuarta década de la vida. Los NMC
son aquellos presentes en el momento del nacimiento
o que aparecen antes de los dos años de vida. La
incidencia del melanoma, el tipo de cáncer cutáneo
de mayor mortalidad, continúa aumentando, aunque
en la infancia sigue siendo raro. Los melanomas en
menores de 20 años constituyen solo 1-3% de todos los
melanomas, y en la etapa prepuberal el 0,3-0,4% del
total. Se ha demostrado que la fotoprotección adecuada,
sobre todo, durante la infancia y la auto-observación son
las principales medidas para luchar contra el melanoma.
Melanocytic nevi are the most common tumors
in humans and the reasons for consultation
on their malignancy or benignity are becoming
more frequent. In general, considering the
time of onset, melanocytic nevi are divided
into acquired melanocytic nevi (AMN) and
congenital melanocytic nevi (CMN). The AMN
usually appear in early childhood (from 2 years
old). Then they increase in size and number
during the rest of childhood and adolescence
with a peak incidence in the third to fourth
decade of life. CMN are those present at
birth or appear before two years of life. The
incidence of melanoma, the skin cancer with
the highest mortality, continues to increase
day by day although still rare in childhood.
Melanomas under 20 account for only 1-3%
of all melanomas, and in the prepubertal the
0.3-0.4% of the total. It has been shown that
adequate sun protection especially during
childhood and self-observation are the main
measures to fight melanoma.
Palabras clave: Nevus melanocítico; Melanoma; Nevogénesis; Fotoprotección.
Key words: Melanocytic nevi; Melanoma; Nevogenesis; Photoprotection.
Pediatr Integral 2016; XX (4): 262 – 273
Introducción
Las lesiones pigmentadas y, en especial, los nevus melanocíticos son las neoplasias más comunes en el ser humano.
L
a importancia de estas tumoraciones radica en los problemas
estéticos que pueden originar
(sobre todo, nevus melanocíticos congénitos gigantes que ocasionan una
gran alteración estética), la posible
262
PEDIATRÍA INTEGRAL
asociación con otras malformaciones y,
sobre todo, que pueden ser marcadores
y, en ocasiones, precursores potenciales de melanoma. De forma general,
atendiendo al momento de aparición,
los nevus melanocíticos se dividen
en: nevus melanocíticos adquiridos
(NMA) y congénitos (NMC). Los
NMA habitualmente comienzan a
aparecer después de la primera infancia
(a partir de los 2 años). Posteriormente,
aumentan en tamaño y número durante
el resto de la infancia y adolescencia,
con un pico máximo en la terceracuarta década de la vida. A partir de
este momento, comienza una lenta y
progresiva involución; de tal forma que,
en la vejez son escasos los nevus que
podemos encontrar. Los NMC son
aquellos presentes en el momento del
nacimiento o que aparecen antes de los
dos años de vida.
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
Epidemiología
Etiopatogenia
Los nev us melanocíticos son
muy frecuentes y la gran mayoría
benignos. Entre un 0,2 y un 2,1%
de los recién nacidos presenta un
nevus melanocítico y, en la mayoría
de los casos, de pequeño o mediano
tamaño. La incidencia del melanoma,
el tipo de cáncer cutáneo de mayor
mortalidad, continúa aumentando,
aunque en la infancia sigue siendo
raro. Los melanomas en menores de
20 años constituyen solo un 1-3% de
todos los melanomas, y en la etapa
prepuberal el 0,3-0,4% del total. La
predisposición de un individuo al
desarrollo de nevus melanocíticos
adquiridos parece estar relacionada
con diferentes factores, entre los que
se incluyen: el fototipo, la raza, la
carga genética y la exposición a la luz
ultravioleta. En los niños, tres factores se han visto claramente implicados en su desarrollo: la exposición
solar intermitente, las quemaduras
solares y la piel blanca escasamente
protegida (fototipos I y II). Se ha
publicado también la asociación de
muchos nevus melanocíticos en niños
con historia de leucemia y/o quimioterapia y, en estos casos, las lesiones
suelen aparecer con más frecuencia
en localizaciones acrales.
Los nevus melanocíticos adquiridos son neoplasias benignas producidas
por la proliferación de células névicas
o nevocitos, melanocitos modificados
que pierden su forma dendrítica y tienden a retener pigmento. Estas células
se originan en la cresta neural y en la
etapa fetal intraútero, migran desde allí
a la piel. Existen diferentes teorías de
la nevogénesis que tratan de establecer la exacta evolución de las células
névicas en el proceso de formación de
los nevus, sin existir ninguna definitiva. Según la actual teoría dual de
la nevogénesis(1), surgida en el 2009,
existiría dos vías complementarias:
una endógena o constitucional y otra
exógena. Tras su origen en la cresta
neural, los melanocitos migrarían a la
piel pudiendo llegar a la unión epidermodérmica o quedar “atrapados” en la
dermis. Aquellos que quedan “atrapados” en la dermis dan lugar a nevus
intradérmicos (clínicamente verrucosos) que permanecerán constantes a
lo largo de la vida sin experimentar
cambios y constituirían el componente
endógeno. Sin embargo, aquellos que
alcancen el compartimento epidérmico
(más superficial) podrán multiplicarse
y organizarse de dos maneras, formando nidos en la unión epidermo-
dérmica y dermis papilar dando lugar
a los nevus compuestos, o sin formar
nidos distribuyéndose aisladamente
por toda la unión epidermodérmica con
un crecimiento lentiginoso (células aisladas en hilera) dando lugar a los nevus
de la unión. Estos nevus con componente epidérmico constituirían la vía
exógena, ya que representan verdaderos nevus adquiridos que se desarrollan
en respuesta a factores externos como
la exposición solar intermitente o los
traumatismos. Se ha comprobado que
la exposición solar intermitente provoca mutaciones BRAF en las células madres melanocíticas de la unión
epidermodérmica, dando lugar a los
nevus cuando estas células mutadas
proliferan. A lo largo de su desarrollo
podrán experimentar cambios e incluso
malignizar.
Nuevas tecnologías
Estos nuevos conceptos han sido
posibles gracias al desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas al estudio
de las lesiones melanocíticas, como la
dermatoscopia o la microscopía confocal. La dermatoscopia o microscopía
de epiluminiscencia es una técnica
diagnóstica no invasiva que amplía
la piel, de manera que hace visibles
el color y la estructura de la epider-
Figura 1. Patrones dermatoscópicos en lesiones melanocíticas no acrales: reticular, globular, empedrado, homogéneo y estallido de estrellas.
PEDIATRÍA INTEGRAL
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Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
mis, la unión dermoepidérmica y
la dermis papilar. Con formación y
experiencia, se ha demostrado que
la dermatoscopia aumenta significativamente el diagnóstico clínico de
las lesiones melanocíticas benignas y
malignas de la piel, con una mejoría
en el diagnóstico del melanoma del
10% al 27%, en comparación con
los resultados obtenidos solo con la
exploración clínica. De una forma
resumida y breve, podemos decir
que se establecen fundamentalmente
5 diferentes patrones dermatoscópicos, en los que podemos englobar
las lesiones melanocíticas no acrales:
reticular, globular, empedrado, homogéneo y estallido de estrellas (Fig. 1).
Todos estos patrones se correlacionan
con una clínica y una histopatología
determinada que iremos detallando.
Nevus melanocíticos
adquiridos
Figura 2. Nevus junturales o de la unión (lesiones planas, máculas), nevus compuestos
(sobreelevadas) y nevus intradérmicos. Patrones dermatoscópicos correspondientes.
Características clínicas y
clasificación
ción ultravioleta, infecciones…) y,
por tanto, pueden experimentar
variaciones a lo largo del tiempo,
dentro de las cuales se encuentra
la transformación maligna. Dermatoscópicamente, se caracterizan por un patrón reticular y, en
ocasiones, homogéneo que posteriormente evoluciona a reticular.
Este retículo es la expresión de la
importante actividad de la unión
epidermodérmica en estas lesiones.
2. Nevus compuesto: puede variar
clínicamente desde una pápula
ligeramente elevada a una lesión
verrugosa, existiendo casos con
diferentes volúmenes dentro de una
misma lesión. Suelen tener folículos pilosos, en ocasiones, prominentes. Son los más frecuentes en
los niños(5). Es muy característico,
que durante los últimos años de la
infancia y principio de la adolescencia sufran un aumento en su
grosor y pigmentación llamando la
atención a los padres y motivando
la visita médica para su evaluación.
Histológicamente, están constituidas por células névicas agrupadas
en nidos de mayor tamaño localizados en la unión epidermodérmica y, en ocasiones, en la dermis
papilar. Dermatoscópicamente, el
La morfología(2) de los nevus es amplia
y variada, existiendo: lesiones delgadas,
parcialmente elevadas, cupuliformes,
verrugosos, papilomatosos…, que pueden
distribuirse ampliamente en cualquier localización de la superficie cutánea, mucosa
y semimucosa.
Clásicamente (3), atendiendo a la
distribución de las células névicas a
nivel histológico, según la teoría de
la nevogénesis de Unna, se establecen
tres categorías de nevus bien definidas
(Fig. 2):
1. Nevus juntural o de la unión:
clínicamente, se caracteriza por
ser una mácula hiperpigmentada
no palpable de tamaño y color
variable. La superficie es lisa conservando las líneas habituales de la
piel. La forma suele ser redondeada
o elíptica, simétrica, de límites
regulares y bordes netos. Histológicamente, están constituidos por
células névicas agrupadas en nidos
pequeños o melanocitos aislados en
la unión epidermodérmica. Estos
nevus son los más frecuentes en las
etapas medias(4) de la vida. Son las
lesiones más sometidas a estímulos externos (traumatismos, radia264
PEDIATRÍA INTEGRAL
patrón predominante es el patrón
globular con glóbulos de mayor o
menor tamaño, expresión de los
diferentes nidos o tecas a distintos
niveles de profundidad. En ocasiones, podemos encontrar patrones mixtos globular-reticular y
globular-homogéneo dependiendo
de la localización de las tecas y su
tamaño.
3. Nevus intradérmico: lesión cupuliforme, sésil, escasamente pigmentada con telangiectasias superficiales, especialmente las lesiones localizadas en la cara. Pueden presentar
pelos terminales prominentes en la
superficie. Histológicamente, se
caracteriza por estar constituido
por células que han perdido la
agrupación y han disminuido su
capacidad de producir pigmento.
Se distribuyen en la dermis papilar
y reticular formando regueros de
células con tendencia a la maduración neuroide. Son nevus estables
que suelen permanecer sin variaciones a lo largo de la vida. Son los
más frecuentes en los últimos años
de la vida. Dermatoscópicamente,
suelen tener un patrón en empedrado, constituido por: glóbulos
muy grandes, angulados, densos
de diferentes formas y tamaños.
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
Figura 3. Figura
resumen de los
diferentes tipos de
nevus especiales.
Además de los NMA comunes o
vulgares comentados anteriormente,
existen nevus con identidad propia
(Fig. 3), con características especiales que los hacen diferentes al resto
y constituyen una verdadera entidad
independiente. Entre ellos, encontramos los siguientes:
• Nevus de Spitz-Reed. Podría considerarse(6) un tipo de nevus compuesto que aparece con mayor frecuencia en los niños y adultos jóvenes, sobre todo, en las dos primeras
décadas de la vida. Clínicamente,
puede manifestarse de diferentes
formas, siendo quizás la variedad
más común, aquella caracterizada
por una pápula o nódulo tumoral
solitario, firme, redondeada, sin pelo,
de superficie lisa y de color rojo o
marrón rojizo. El color blanquea a
la vitropresión, por la gran vascularización que posee, y muestra una
pigmentación melánica residual
que permite el diagnóstico diferencial con otras lesiones rojas como
el granuloma piogénico o el xantogranuloma juvenil. Algunas lesiones,
particularmente aquellas localizadas
en las extremidades, son de color
marrón oscuro intenso o incluso
negro y son estas lesiones las que
más alarman a médicos y pacientes
por su diagnóstico diferencial con el
melanoma. En ocasiones, adoptan
una morfología atípica con dife-
rentes tonos de color dentro de la
misma lesión, superficie cutánea
erosionada y bordes irregulares.
Es de crecimiento rápido durante
3-6 meses, lo cual suele resultar
bastante alarmante, y durante este
tiempo puede sangrar debido al
adelgazamiento de la epidermis, y
causar prurito o dolor que suele ser
transitorio, permaneciendo estable
posteriormente. Se localiza preferentemente en: cara, sobre todo en
mejillas, y en piernas, respetando
siempre palmas, plantas y mucosas.
La dermatoscopia es una técnica
que ha mejorado mucho el diagnóstico de los nevus de Spitz, en
concreto la variante pigmentada,
recogiéndose cifras en la literatura
que van de un 56% a un 93% de
exactitud diagnóstica. Se han descrito dos principales patrones dermatoscópicos: globular y estallido
de estrellas que suelen ser estadios
evolutivos de una lesión en crecimiento. Su manejo es aún motivo
de debate entre diferentes expertos.
Muchos recomiendan su extirpación
sistemática basándose en su comportamiento biológico incierto, existiendo casos de potencial agresivo
con afectación de ganglios linfáticos regionales. Otros, sin embargo,
abogan por “esperar y ver”, reservando la escisión quirúrgica para
lesiones de formas muy atípicas o
que experimenten cambios bruscos.
En nuestra práctica clínica habitual,
solemos extirpar todos los nevus de
Spitz palpables (pápulas y nódulos),
los que aparecen en niños mayores
de 13 años peri puberales y los
que son clínicamente atípicos. En
cuanto a las lesiones planas de morfología típica en niños prepuberales,
podría contemplarse la posibilidad
de observación sin que este sea un
hecho carente de discusión o polémica (Fig. 4).
• Halo nevus de Sutton. Se caracteriza por ser un nevus rodeado de un
halo simétrico y regular de piel despigmentada. Son lesiones muy frecuentes, sobre todo, en niños mayores y adolescentes con una media de
edad de 15 años y sin diferencias
entre sexos. Suelen localizarse en
la parte alta de la espalda y hasta
en un 25-50% de los pacientes son
lesiones múltiples. El halo puede
progresar hasta despigmentar por
completo al nevus y hacerlo desaparecer en un periodo que oscila entre
unos pocos meses a varios años. El
área despigmentada residual tiende
a recuperar el color normal con el
paso del tiempo. En otras ocasiones, el nevus persiste. La causa de
la pérdida espontánea de la pigmentación es desconocida, pero
parece estar relacionada con una
destrucción inmunológica de los
PEDIATRÍA INTEGRAL
265
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
melanocitos. Apoyando esta hipótesis, está el hecho de que algunos
pacientes pueden desarrollar vitíligo. También, se ha demostrado
su relación con el melanoma y los
nevus atípicos, apareciendo abundantes halo nevus en pacientes con
melanoma oculto, pero este hecho
es propio de adultos y excepcional
durante la infancia.
• Nevus de Meyerson. Consiste en
un fenómeno benigno, por el cual
una reacción inflamatoria eczematosa se desarrolla sobre y alrededor
de un nevus melanocítico. Como
todo eczema, se acompaña de prurito y descamación superficial. Es
una lesión muy frecuente en niños
con dermatitis atópica o psoriasis y
el tratamiento consiste en tratar el
eczema sin que exista la necesidad
de extirpar el nevus.
• Nevus en diana o escarapela. Es
un tipo morfológico de nevus típico
de pacientes jóvenes y caracterizado por la existencia, dentro de la
lesión, de tres zonas bien delimitadas: una zona central pigmentada,
otra zona que la rodea más clara
y otra externa nuevamente hiperpigmentada, siempre simétrica y de
distribución regular del color. Por
lo demás, es una lesión benigna sin
mayor riesgo de malignización, por
lo que únicamente requiere observación sin necesidad de extirpación.
• Nevus lentiginoso o moteado de
Spilus. Se trata de la asociación
de un acúmulo de nevus junturales lentiginosos o compuestos,
agrupados sobre una mancha café
con leche. En ocasiones, en fototipos altos puede no apreciarse el
componente macular de base, y en
otras circunstancias ser la única
lesión existente. La lesión en su
conjunto puede mostrar una forma
redondeada y pequeña de escasos
centímetros o ser muy extensa
pudiendo alcanzar hasta los 20
cm de diámetro distribuyéndose
en forma de cuadrantes. Suele ser
adquirido, manifestándose por primera vez en las últimas etapas de la
lactancia o primera infancia, pero
en algunos casos son congénitos. En
ocasiones, aparece primeramente la
lesión macular de fondo, confun266
PEDIATRÍA INTEGRAL
diéndose con una mancha café
con leche y, posteriormente, se va
cubriendo de lesiones melanocíticas
superpuestas de escaso tamaño. Se
presenta en poco menos que el 0,2%
de los recién nacidos, en el 1 al 2%
de los niños de edad escolar y en
el 2% de los adultos, afectando por
igual a ambos sexos y a todas las
razas. Pueden aparecer en cualquier
zona anatómica de la cara, tronco
y extremidades, sin relación con la
exposición solar. Persiste de forma
indefinida. Existen varios casos asociados a melanoma, por lo que es
importante su estrecho seguimiento
y si aparecen cambios o atipias, proceder a su biopsia o extirpación.
• Nevus acrómico o despigmentado.
Consiste en un área bien circunscrita y localizada de hipopigmentación de diferentes morfologías.
Existe una forma segmentaria de
distribución unilateral en cuadrantes o por las líneas de Blaschko, sin
cruzar nunca de forma característica la línea media que denominamos mosaicismo hipopigmentado.
El pelo dentro del nevus acrómico
puede estar también despigmentado y los márgenes de la lesión
pueden ser irregulares o serrados.
Puede aparecer al nacimiento o en
los primeros años de la vida, localizándose en cualquier región de la
superficie corporal, siendo las más
afectadas tronco y extremidades,
sobre todo, espalda y nalgas, seguidas de tórax y abdomen, respetando: palmas, plantas y mucosas.
Es importante destacar, que nunca
van precedidas de un componente
inflamatorio o lesión cutánea previa, pues de lo contrario estaríamos
ante una lesión hipopigmentada
residual y no de un nevus acrómico.
Son más evidentes en verano y en
los pacientes de piel oscura, siendo
muy poco llamativos en los de piel
clara durante el invierno. De la
misma manera, pero en el sentido
opuesto, podemos encontrar nevos
hipercrómicos o hiperpigmentados.
Aunque, en ocasiones, plantea difíciles diagnósticos diferenciales, se
suele distinguir fácilmente de la
esclerosis tuberosa segmentaria
(asociada con frecuencia con otras
máculas hipomelanóticas, con diferentes manifestaciones cutáneas y
con un compromiso neurológico),
del vitíligo (amelanótico y adquirido) y del nevus anémico (presentan enrojecimiento periférico frente
a estímulos mecánicos como el frotado de la lesión).
Lesión clínica y dermatoscópicamente sugerente de nevus de Spitz:
• Pápula o nódulo rojizo de aparición brusca y crecimiento rápido con
zonas de pigmentación melánica a la vitropresión en cara o extremidades
• Mácula o placa intensamente pigmentada negruzca de aparición brusca y
crecimiento rápido en extremidades
• Patrón dermatoscópico globular o en estallido de estrellas
Lesión delgada mácula o pápula
Prepuberal
Lesiones
típicas
Seguimiento
Postpuberal
Lesiones
atípicas
Escisión
Escisión
sistemática
de todas las
lesiones
Nódulo tumoral o pápula sobreelevada
Escisión de formas
vascularizadas y pigmentadas,
tanto en adultos como en niños
sobre todo si miden >1 cm,
están ulceradas o cambian
bruscamente
Figura 4. Algoritmo de toma de decisiones en los nevus de Spitz. Gerardo Ferrara, Iris
Zalaudek, Imma Savarese, Massimiliano Scalvenzi, Giuseppe Argenziano. “Pediatric Atypical
Spitzoid Neoplasms: A Review with Emphasis on ‘Red’ (‘Spitz’) Tumors and ‘Blue’ (‘Blitz’)
Tumors”. Dermatology 2010; 220:306–310.
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
Tabla I. Regla ABCD ampliada
Asimetría
Al trazar una línea imaginaria que divida
a la lesión en dos partes, estas deben ser
superponibles. Se considerará asimétrica si
no es superponible en uno o dos ejes
Bordes
Bordes regulares y bien delimitados sin
entrantes ni salientes. Los bordes dentados y
angulosos serán atípicos
Coloración
Coloración homogénea en toda la lesión. En
general, se permiten pequeñas variaciones
en la intensidad y tono de un mismo color
(diferentes grados de marrón), pero no deben
estar presentes otros colores (rojo, negro,
gris, blanco, azul)
Diámetro
Diámetro mayor, debe ser inferior a 6 mm
Edad
Es normal la aparición de nuevas lesiones
y cambios en lesiones preexistentes en la
infancia y hasta los 35 años. Sin embargo, a
partir de esa edad no deben aparecer nuevas
lesiones y hay que valorar los cambios. En
niños y mayores, suelen predominar nevus
compuestos e intradérmicos, sin embargo,
en la adolescencia las lesiones son más
dinámicas y es típico encontrar una corona
de glóbulos periférica en la dermatoscopia.
En la etapa adulta, los nevus suelen ser
junturales con patrón reticular
Fototipo
<14 años
Patrón
globular
15-25 años
Corona de
glóbulos
periférica
26-55 años
>55 años
Patrón
reticular
Patrón
globular
Fototipo III
Fototipo IV
Los pacientes de fototipos bajos tendrán
lesiones escasamente pigmentadas y, en
ocasiones, con tonos rosados. Los fototipos
altos tendrán lesiones muy oscuras
Gestación
En el embarazo las lesiones pueden sufrir
cambios por las alteraciones hormonales.
Es muy importante el control clínico
Hands and
feet (manos y
pies)
Tienen una morfología característica que hay
que conocer, pero no implican más riesgo
Impresionante
Aquella lesión que nos impresiona, que no
puede pasar desapercibida, por ser el patito
feo o el cisne, la diferente a todas, aquella
que nos obliga a detenernos y no podemos
continuar la exploración sin pararnos, la
que destaca del resto, bien para nosotros o
incluso para el mismo paciente
Fototipo I
Fototipo II
PEDIATRÍA INTEGRAL
267
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
Tabla II. Fenotipos de los nevus melanocíticos adquiridos
Patrón normal
Fenotipo atípico
Número de
lesiones
<25 nevus
>50 nevus
Tamaño de las
lesiones
<5 mm
Variable. Varios >6 mm
Color
Uniforme y homogéneo en
la misma lesión y con
respecto a todas las
lesiones entre sí
Irregular y variable. Diferentes
colores dentro de una
misma lesión. Diferencias
en la coloración de los
distintos nevus
Bordes
Regulares y bien delimitados
sin entrantes ni salientes
Irregulares, poco definidos,
con entrantes y salientes y
formas estrelladas
Simetría de las
lesiones
Sí
En ocasiones, no se cumple
siendo las lesiones
asimétricas
Patrón clínico
predominante
Patrón clínico predominante
claramente establecido
y repetido en todas las
lesiones
No es posible determinar
un patrón clínico
predominante. Las lesiones
son diferentes entre sí
Antecedentes
personales y
familiares
No suelen tener antecedentes
personales de nevus
displásicos (diagnóstico
histológico) ni antecedentes
familiares de nevus atípicos
ni melanoma
Suelen tener antecedentes
personales de nevus
displásicos y, en ocasiones,
antecedentes familiares de
nevus atípicos e incluso
melanoma
Manejo clínico y signos de alarma
La mayoría de los motivos (7) de
consulta de nuestra práctica diaria en
relación a la patología melanocítica
están relacionados con su apariencia
cosmética, sintomatología reiterada
(foliculitis subnévicas, irritaciones,
prurito…) o dudas sobre su potencial
de malignización. La mayoría de los
nevus melanocíticos no precisan tratamiento y un buen seguimiento es más
que suficiente para estar tranquilos y
convencidos de su benignidad. En el
pasado, muchos autores abogaban por
la eliminación profiláctica sistemática
de todas las lesiones pigmentadas de
determinadas localizaciones: palmas, plantas y genitales, suponiendo
un mayor riesgo de transformación
maligna en estas zonas. Hoy día, se
sabe que este hecho estaría injustificado y que la histología más atípica
de estas lesiones es propia de su localización (continuamente sometida a
traumatismos) sin que ello suponga
un mayor poder de degeneración
268
PEDIATRÍA INTEGRAL
maligna. Podríamos realizar la extirpación profiláctica de lesiones únicas
en las anteriores localizaciones, si se
distribuyen en zonas de difícil acceso o
visualización, que dificulten su control
y seguimiento (sobre todo, en genitales) o lesiones aisladas en pacientes no
colaboradores ni concienciados que
incluso no acuden a las visitas, por su
seguridad.
Aunque la posibilidad de malignización de un nevus adquirido es muy
baja (tasa de transformación anual
de un nevus en melanoma es de un
0,0005% para individuos menores de
40 años), ante cualquier duda o cambio
brusco y sospechoso observado debe
procederse a su extirpación y consiguiente estudio histológico. Existen
una serie de cambios, en ocasiones,
súbitos, que pueden sufrir los nevus sin
que ello suponga malignización y que
son importantes de conocer. En general, estos cambios no malignos suelen
afectar a todos los nevus de un individuo o al conjunto de ellos que se hallan
expuestos al mismo agente responsable
de un cambio y al cabo de un tiempo
(7 o 10 días) suelen volver a su situación basal. Un nevus puede cambiar
en el color, en el tamaño y superficie,
puede aparecer dolor, prurito, ulceración o sangrado y ser debido a causas
fisiológicas o por agentes concretos,
como es muy frecuente en la administración sistémica de glucocorticoides,
o factores locales como: la exposición
solar, los traumatismos, enfermedades
ampollosas, foliculitis, traumatismos,
trombosis en los pediculados, quistes
epidérmicos…
A la hora de evaluar las lesiones
pigmentadas de nuestros pacientes
sería útil aplicar la conocida regla del
ABCD(8), que habitualmente solemos
ampliar a EFGHI como queda resumido en la Tabla I.
Hemos de considerar también,
el número de lesiones o carga melanocitaria. Aunque un paciente tenga
todos los nevus de morfología típica
(ABCD) si posee un alto número
(más de 50 o 100 nevus) tiene mayor
riesgo de desarrollar melanoma por el
simple hecho de que tiene más probabilidades por tener mayor número
de lesiones. Estos pacientes deberán
seguirse estrechamente en una unidad
de lesiones pigmentadas de un servicio
de dermatología, con dermatoscopia
digital, ya que es muy difícil detectar
cambios simplemente con la exploración física.
Es importante recoger en la historia
clínica, los antecedentes familiares de
cáncer, ya sea cutáneo o extracutáneo,
(páncreas, vejiga, neoplasias hematológicas…) y, dentro de los cutáneos,
melanoma o no melanoma, así como
antecedentes personales y familiares
de nevus displásicos confirmados histológicamente.
Teniendo en cuenta todos los factores expuestos con anterioridad, se
consideran dos fenotipos de nevus
melanocíticos, recogidos en la tabla II.
Diagnóstico diferencial
Los nevus deben diferenciarse
de otras lesiones englobadas bajo los
términos de hiperplasias melanocíticas epidérmicas y melanosis dérmicas
circunscritas. En el primer grupo, el
número de melanocitos es normal,
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
Tabla III. Características clínicas de las hiperplasias melanocíticas epidérmicas y
melanosis dérmicas circunscritas
Diagnóstico diferencial de los nevus melanocíticos
Hiperplasias melanocíticas epidérmicas
Melanosis dérmicas circunscritas
Efélides o pecas
- Máculas pequeñas <4 mm de
diámetro con bordes netos y forma
redondeada de color marrón claro
uniforme más evidentes tras la
exposición al sol localizadas en zonas
descubiertas.
- Carácter familiar. Fototipos bajos
- Mayor actividad de tirosinasa en los
melanocitos de las máculas
Mancha mongólica
- Mácula de color gris pizarra, límites
imprecisos y tamaño variable,
localizada en la región lumbosacra o
en zonas próximas
- Presente al nacimiento y desaparece
a los 3-4 años
Manchas café con leche
- Máculas hiperpigmentadas de color
marrón claro-oscuro de límites
precisos, forma oval o redondeada y
tamaño variable
- Presentes desde el nacimiento y no
desaparecen
- 10% de la población presenta
manchas únicas o <6 de pequeño
mediano tamaño sin importancia
- Si >6 o de gran tamaño considerar
síndromes
- Melanosomas de mayor tamaño en
las manchas
Nevus de Ota
- Mácula de color gris azulada de
límites imprecisos localizada de
forma unilateral en la cara a nivel
del territorio de la 1ª y 2ª rama del
trigémino
- En ocasiones, la pigmentación se
extiende al globo ocular afectando la
esclerótica, conjuntiva, tracto uveal,
papila y nervio óptico
Lentigo simple
- Pequeñas máculas muy pigmentadas
redondeadas con bordes precisos y
tamaño <5mm
- En infancia y pubertad
- Color no varía con la exposición solar
- Estables a lo largo de toda la vida
- Ligero aumento de melanocitos en la
unión epidermodérmica sin agruparse
en tecas sino aislados
Nevus de Ito
- Similar al nevus de Ota, pero se
modifica la localización
- Mácula de color gris azulada de
límites imprecisos localizada
de forma unilateral en la región
deltoidea
Nevus de Becker
- Hombres, de inicio en pubertad
- Lesión única de gran tamaño
hiperpigmentada de contornos
irregulares con engrosamiento
de la dermis y folículos pilosos
prominentes
- Región deltoidea, zona alta de tórax
Nevus azul
- Lesión única y sobreelevada de
límites netos y no mayor de 1 cm de
diámetro de color azul muy oscuro
- Mujeres jóvenes. Antebrazos y dorso
de manos y pies
- Persiste indefinidamente, pero sin
cambio y sin malignización
- Variante celular crece llegando a
dimensiones de 5 cm de diámetro
localizándose en región glútea,
sacrocoxígea y en cuero cabelludo.
Se aconseja su extirpación por su
agresividad local y la posibilidad de
malignización
pero estos son más grandes o contienen mayor cantidad de melanina y no
existe riesgo de malignización. En
el segundo grupo, los melanocitos se
hayan profundos en la dermis, por lo
que son de color azul característico. Sus
características clínicas se resumen en
la tabla III.
Nevus melanocíticos
congénitos
Características clínicas y
clasificación
Clínicamente, se manif iestan
como máculas de color marrón claro
o rosado en el recién nacido. Durante
los años siguientes, aumentan su
tamaño, proporcionalmente al crecimiento del niño, se oscurecen y desarrollan pelos terminales. Tienden a
engrosarse y arrugarse con el tiempo y
pueden aparecer nódulos proliferativos
generalmente benignos. En las lesiones grandes y gigantes, pueden ocurrir
ulceraciones y erosiones sin que este
hecho indique malignidad. Son frecuentes las variaciones en el color, lo
que supone una dificultad adicional
para su seguimiento y para apreciar
cambios sugestivos de malignidad.
Suelen localizarse, por orden decreciente, en: tronco, extremidades y
cabeza, adoptando, en ocasiones, una
morfología curiosa («en bañador», «en
capelina», etc.). Además, presentan
con frecuencia nevus melanocíticos
«satélites» más pequeños en su vecindad. Se dividen clásicamente(9) en tres
grupos, según el tamaño (Fig. 5) que
alcanzarán en la edad adulta: pequeños (<1,5 cm de diámetro), medianos
(1,5‑20 cm de diámetro, son el grupo
más numeroso, constituyendo el 70%
de los nevus melanocíticos congénitos), grandes (>20 cm de diámetro
o que midan la medida de la palma
de la mano del paciente en la cara y
cuero cabelludo o el doble de la palma
de la mano en abdomen y tórax; son
infrecuentes, presentándose en 1 de
cada 20.000 nacidos vivos) y gigantes
Figura 5. Nevus melanocíticos
congénitos mediano y gigante
vestimentario en capellina.
PEDIATRÍA INTEGRAL
269
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
Tabla IV. Anomalías extracutáneas asociadas a los nevus melanocíticos congénitos
(NMC)
Melanosis meníngea o
neuromelanosis de
Touraine
- En NMC de cabeza o cuello y línea media posterior
- Se acompaña de abundantes lesiones satélites
(mayor riesgo de desarrollar melanosis meníngea a
mayor número de lesiones satélites)
- Síntomas en los 3 primeros años: letargia,
irritabilidad, cefalea, vómitos recurrentes, aumento
del perímetro cefálico, abultamiento de la fontanela
anterior, convulsiones, fotofobia, edema de papila,
rigidez de nuca y, ocasionalmente, parálisis de
pares craneales periféricos, sobre todo VI y VII
- Realización de RNM entre los 4-6 meses de vida
(zonas hiperintensas en T1 en lóbulos temporales,
cerebelo, puente y médula
- Pronóstico nefasto con una mortalidad que puede
alcanzar el 90%, muriendo el 70% de los niños
antes de los 10 años de edad
Neurofibromatosis
Espina bífida oculta
- En NMC localizados en la zona media posterior,
sobre todo a nivel lumbar
Meningocele
- En NMC localizados en la zona de la piel del área
de la columna vertebral
Hipertrofias o atrofias de
estructuras profundas
de un miembro
- En NMC localizados en el mismo miembro
Hamartomas
- En NMC muy extensos
Sarcomas:
rabdomiosarcomas,
liposarcoma, tumor de
los nervios periféricos
(>40-50 cm de diámetro. Nevus vestimentarios que, por su extensión,
cubren toda una parte del cuerpo. Son
los más raros, detectándose en 1 de
cada 500.000 recién nacidos). Según
la última clasificación(10) de consenso,
también deben registrarse las siguientes características morfológicas de los
NMC: coloración heterogénea, rugosidad en la superficie, nódulos dérmicos o subcutáneos e hipertricosis
asociada.
Manejo clínico y signos de alarma
Los nevus melanocíticos congénitos, especialmente los gigantes,
pueden asociarse a otras anomalías extracutáneas resumidas en la
tabla IV(11). Los dos problemas que
generan los nevus melanocíticos congénitos, además de las asociaciones
anteriores, son su potencial de malignización (directamente proporcional al
tamaño) y la alteración estética, especialmente los gigantes. Los pacien270
PEDIATRÍA INTEGRAL
tes con nevus melanocíticos poseen
un mayor número de melanocitos de
lo normal y, por ello, presentan una
probabilidad mayor de que alguno de
ellos malignice. Se desconoce (12) la
verdadera incidencia de la malignización y, aunque son muchos los trabajos que han intentado cuantificarla,
los resultados no son homogéneos y
tampoco aclaran la actitud terapéutica
más adecuada que debemos seguir(13).
Los últimos estudios sugieren que el
riesgo de malignización es mucho más
bajo del que se pensaba, en torno a un
0,7%-5%, y que afecta principalmente
a lesiones de gran tamaño, nevus
gigantes y los localizados en la línea
media. La aparición de melanoma no
siempre ocurre sobre el nevus congénito, sino que, en ocasiones, pueden
aparecer sobre lesiones parcial o totalmente extirpadas e incluso alejadas de
la lesión névica (músculos, peritoneo,
fascia o SNC), y la extirpación radical de la lesión no elimina el riesgo de
malignización. Por todo ello, la cirugía
profiláctica está cada vez más en duda.
Tras los últimos estudios y publicaciones, sobre todo, a partir del 2006,
se observa que las etapas críticas de la
malignización son: la edad escolar y
la adolescencia, no los primeros años
de la vida.
Como se deduce, no está todavía
todo dicho sobre los nevus melanocíticos congénitos, ni se puede establecer
aún un protocolo de seguimiento y tratamiento universal, sino que debemos
enfrentarnos a cada paciente de forma
individualizada, no olvidando que un
buen seguimiento es imprescindible
en todos los casos y considerando el
riesgo de malignización, el resultado
estético o funcional y simultáneamente
el riesgo quirúrgico. En general, la
actitud debería ser conservadora sin la
extirpación rutinaria de todas las lesiones salvo que existan criterios clínicos
o dermatoscópicos que así lo indiquen.
Existen una serie de situaciones que
podrían apoyar de forma relativa una
extirpación profiláctica sin estar exenta
de críticas y opiniones (Tabla V).
Tabla V. Factores que pueden aconsejar la extirpación de un nevus melanocítico
congénito
Formas clínicas
atípicas
- Variaciones abigarradas de color y textura
- Formas irregulares, bordes irregulares
- Presencia de nódulos
Historia familiar de
melanoma
- Alguno de los progenitores afecto de melanoma,
sobre todo de estadio avanzado
Fenotipo de nevus
melanocíticos
adquiridos atípico
- Presencia de nevus melanocíticos adquiridos atípicos
- Presencia de número elevado de nevus melanocíticos
adquiridos
Localización
- NMC localizados en áreas de difícil seguimiento
clínico como cuero cabelludo y zona perineal
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
Tabla VI. Factores de riesgo de melanoma
No modificables
- Fototipos bajos (I y II)
- Número elevado de nevus melanocíticos adquiridos de
fenotipo normal (frecuencia de melanoma está aumentada
34 veces en pacientes con más de 100 nevus)
- Nevus melanocíticos atípicos (frecuencia de melanoma está
aumentada 15 veces en pacientes con más de 10 nevus
>6 mm diámetro)
- Nevus congénito gigante
- Enfermedades de daño en la reparación del DNA (xeroderma
pigmentoso)
- Estados de inmunosupresión (riesgo de melanoma 4 veces
mayor en paciente trasplantado)
- Antecedentes personales y/o familiares de melanoma (casos
de melanoma familiar con mutaciones genéticas específicas)
Modificables
- Exposición a la luz ultravioleta (sol y cabinas de rayos).
Exposición solar de gran intensidad e intermitente en la
infancia (quemaduras solares)
En los nevus de pequeño y mediano
tamaño, la situación es más controvertida aún. Aunque algunos estudios
sugieren que existe un mayor riesgo de
degeneración, otros no lo indican. En
cualquier caso, un abordaje multidisciplinar (pediatra, dermatólogo, radiólogo y cirujano plástico) y hacer a los
padres partícipes de la toma de decisiones, mostrando los pros y contras
de cada opción, facilitaría el manejo
de estos pacientes y debe ser la actitud
que hemos de perseguir.
Melanoma
El melanoma en la infancia(14) es raro,
sobre todo, en la etapa anterior a la pubertad. La incidencia en niños y adolescentes menores de 15 años es de 1/millón.
El melanoma supone el 15% de todos los
cánceres entre los 15 y los 19 años y solo
el 1,2% en los menores de 15 años.
Es un tema controvertido y del que
aún queda mucho que aclarar, ya que
no hay grandes series de casos. No se
sabe mucho de sus factores pronósticos(15) ni comportamiento biológico.
Puede aparecer de “novo” o sobre un
nevus preexistente (más frecuente que
en adultos), sobre todo, en los nevus
melanocíticos congénitos grandes y
gigantes. Los niños afectos de melanoma tienen un riesgo de desarrollar
una segunda neoplasia que se estima en
un 15%. Los factores de riesgo quedan
recogidos en la tabla VI(16-18).
El melanoma infantil puede dividirse en cuatro grupos de edad:
1. Congénito (desde la fase intraútero
hasta el nacimiento): cerca del 60%
se desarrollan a partir de nevus
melanocíticos congénitos medianos
o gigantes. Un porcentaje pequeño
lo constituyen casos de transmisión
transplacentaria de un melanoma
materno.
2. Infantil 1ª infancia (desde el
nacimiento hasta el primer año de
vida).
3. Infantil 2ª infancia (desde el primer año de vida a la pubertad).
4. Adolescente (tras la pubertad).
Habitualmente, el melanoma se
presenta como una pápula o nódulo
de rápido crecimiento, marrón oscuro
o negro, aunque se pueden ver otros
colores como rojo, azul o blanco. Tam-
bién existe la posibilidad de melanoma
amelanótico, de color eritematoso y sin
pigmento. Suelen ser lesiones asimétricas (Fig. 6), de bordes irregulares, coloración no homogénea en toda la lesión
y grandes >10mm (criterios ABCD).
Sangrado, prurito, ulceración, erosión
y dolor pueden estar presentes y son
cambios relevantes a tener en cuenta,
sobre todo, si son recientes (en varias
semanas o meses). Las localizaciones
más frecuentes, al igual que en adultos, son: tronco y extremidades. Existen varias formas clínico-histológicas:
melanoma de extensión superficial
(forma más frecuente en la infancia.
Suele tener lesión precursora o nevus
previo), lentigo maligno melanoma
(no existe en la edad infantil), melanoma nodular (forma más peligrosa,
ya que su crecimiento es más rápido
y se diagnostica tarde), melanoma
lentiginoso acral (palmas, plantas o
aparato ungueal) y otros (mucosas,
amelanótico, desmoplásico, spitzoide,
nevoide…).
El pronóstico del melanoma en
niños, es superponible al melanoma
que aparece en los adultos. El factor
pronóstico más importante es el espesor tumoral o índice de Breslow, por
lo que el único factor que aumenta la
supervivencia hoy día es el diagnóstico
precoz. El tratamiento es la cirugía del
tumor primario con posterior ampliación de márgenes. En función del
estadio el paciente, se podrá beneficiar
de tratamiento adyuvante o paliativo
con interferón alfa-2B y algunos regímenes de mono o poliquimioterapia.
Actualmente, se están llevando a cabo
diferentes ensayos clínicos con nuevas
Figura 6. Melanoma de extensión superficial sobre nevus atípico en paciente de 13 años.
Lesión asimétrica, de bordes irregulares con entrantes y salientes, coloración no homogénea
y diámetro mayor de 6 mm.
PEDIATRÍA INTEGRAL
271
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
moléculas biológicas selectivas para el
tratamiento del melanoma metastásico,
que probablemente serán el futuro.
Fotoprotección
En los niños, tres factores se han visto
claramente implicados en el desarrollo de
nevus melanocíticos: exposición solar intermitente, quemaduras solares y piel blanca
escasamente protegida (fototipos I y II).
Es por ello, de gran importancia,
la educación a la población infantil en
hábitos de exposición solar saludable
(campañas) y su modificación de actitudes con respecto al sol, el bronceado
y la fotoprotección(19) (tanto en lo que
se refiere al uso de ropas y otras medidas físicas como la utilización de cremas protectoras).
Los fotoprotecores son aquellas
sustancias que absorben y f iltran
la radiación UV. En la actualidad,
también hay sustancias (vitamina
C y E, carotenoides, polifenoles del
té verde, f lavonoides…) que actúan
previniendo o reparando los daños
inducidos por las radiaciones solares,
lo que inactiva los radicales libres que
se producen y que están involucrados
en el envejecimiento, el cáncer de piel
y la nevogénesis. Su uso correcto es
fundamental para que sea efectivo.
La mayor efectividad del fotoprotector se consigue aplicándolo de 15 a 30
minutos antes de la exposición solar
y reaplicándolo cada 2 horas en las
zonas fotoexpuestas o tras actividades
físicas intensas que puedan eliminarlo
de la piel (un secado enérgico puede
eliminar hasta un 85% del producto).
La reaplicación tras la inmersión en
agua es necesaria siempre. El número
del f iltro solar (FPS) es un índice
que significa el grado de protección
que aporta una pantalla solar en el
espectro entre 290 y 340 nm. Indica
el tiempo durante el cual el producto
nos protege en la exposición solar sin
riesgo de tener quemaduras. Como
depende de la cantidad de producto
que se utilice, en muchas ocasiones, el
valor del FPS verdadero o real no llega
al 50 o incluso al 20% del indicado en
la etiqueta del producto, por eso es tan
importante insistir en que la cantidad
de producto a aplicar sea la adecuada
272
PEDIATRÍA INTEGRAL
(regla del dedo). El FPS mide, sobre
todo, la protección frente a UVB. En
la Unión Europea, el método más
usado para la medición del mismo es
COLIPA.
Los fotoprotectores ante todo
deben ser seguros, sobre todo, en la
infancia. Los fotoprotectores químicos u orgánicos son muy variados. Lo
ideal es utilizar aquellos que absorben
radiación UVB y UVA como el Tinosorb M o Tinosorb S. Son filtros en
general incoloros y cosméticamente
muy aceptables, aunque presentan un
mayor riesgo de reacciones alérgicas de
contacto que las pantallas minerales o
físicas.
Los fotoprotectores físicos, inorgánicos o minerales actúan como una
barrera física. Se consideran muy seguros. Contienen pequeñas partículas
de: dióxido de titanio, óxido de zinc,
óxido de hierro, óxido de magnesio,
mica, talco, caolín, ictamol o calamina.
No son irritantes ni sensibilizantes,
sin embargo, cosméticamente son algo
peores, ya que la piel puede tornarse
blanquecina al aplicarlos. Con las nuevas formulaciones micronizadas se ha
mejorado enormemente este último
aspecto y se ha eliminado la apariencia
de “pasta blanca”. Se suelen usar combinaciones de varios para proporcionar
estabilidad, seguridad y efectividad.
Existen también fotoprotectores orales
que podrían complementar a los tópicos
como son: los betacarotenos, el polipodium leucotomos, las combinaciones de
antioxidantes orales…, sin embargo, no
hay estudios de eficacia en niños.
La FDA no recomienda la aplicación de fotoprotectores en niños menores de 6 meses, para evitar hipotéticos
problemas de toxicidad secundarios a la
mayor absorción de la piel del neonato.
En mayores de 6 meses, los fotoprotectores que deben usarse deben tener un
factor de protector mayor o igual a 25,
deben proteger frente a las radiaciones
UVA y UVB y, si fuese posible, infrarrojos y luz visible, deben ser lo más
resistentes al agua posibles, al sudor,
frotamiento y deben tener texturas lo
más hidratantes y cosméticas posibles. No deben contener PABA (ácido
paraaminobenzóico) ni benzofenonas,
como la oxibenzona. Hay que aplicarlos generosamente, de 15 a 30 minutos
antes de la exposición solar y reaplicarlos en las zonas fotoexpuestas de 15
a 30 minutos después de comenzada
la exposición solar y, posteriormente,
cada 2 horas o al bañarse, al frotarse
con la toalla o al sudar excesivamente.
También es importante, entrenar a
los pacientes y sus familias en la autovigilancia (detectar lesiones nuevas,
cambios de lesiones preexistentes, signos de alarma…) y derivar a aquellos
pacientes de especial riesgo a un servicio de dermatología(20), donde se pueda
realizar un seguimiento más estrecho y
controlado gracias a los nuevos avances
en dermatoscopia y seguimiento digital
dermatoscópico.
Bibliografía
Los asteriscos reflejan el interés del artículo a
juicio del autor.
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españoles.
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concisa, pero con buenos esquemas y guías de
diagnóstico diferencial.
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Estupendo capítulo de libro, con conceptos
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Schaffer J. Update on melanocytic nevi
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Maravillosa puesta al día en nevus melanocíticos congénitos y adquiridos, así como en
melanoma.
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Valdivielso M, Herránz JM. Actualización en fotoprotección infantil. An
Pediatr (Barc.). 2010; 72: 282.e1-e9.
Actualización completa y detallada y en español
sobre fotoprotección en la infancia.
Caso clínico
Paciente de 10 años de edad, sin antecedentes personales ni familiares de interés, que consultaba por la aparición
súbita de lesión pigmentada en la zona del talón de la planta del pie derecho de 24-48 horas de evolución. El paciente
refería molestias en esa zona e incluso sangrado. A la exploración, el paciente, de fototipo III, presentaba escasos nevus
en tronco y extremidades (<20) de características clínicas típicas: simétricos, bordes regulares, coloración homogénea y
marrón uniforme (acorde con el fototipo) y diámetro escaso. Destacaban 3 lesiones en la planta del pie derecho. Dos de
ellas (superior e inferior) las tenía desde hacía años, eran lesiones simétricas, de bordes regulares, coloración homogénea
marrón en toda su superficie y diámetro <0,6 mm. La lesión nueva y por la que consultaba el paciente estaba cercana a la
inferior, era algo asimétrica, bordes regulares y diferentes colores (marrón claro, oscuro y rojo).
PEDIATRÍA INTEGRAL
273
A continuación, se expone el cuestionario de acreditación con las preguntas de este tema de Pediatría Integral, que
deberá contestar “on line” a través de la web: www.sepeap.org.
Para conseguir la acreditación de formación continuada del sistema de acreditación de los profesionales sanitarios de
carácter único para todo el sistema nacional de salud, deberá contestar correctamente al 85% de las preguntas. Se
podrán realizar los cuestionarios de acreditación de los diferentes números de la revista durante el periodo señalado
en el cuestionario “on-line”.
Trastornos de la pigmentación:
lentigos, nevus y melanoma.
Fotoprotección
33.Indique la respuesta CORRECTA, con respecto a la evolución
de los nevus melanocíticos adquiridos:
a. Los nevus melanocíticos adquiridos aparecen a partir de los 5
años de edad. Posteriormente,
en la adolescencia y etapa
adulta, aumentan de número,
permaneciendo, a partir de
este momento, estables en los
últimos años de la vida.
b. Los nevus melanocíticos adquiridos aparecen a partir de la
pubertad, con un pico máximo
en los primeros 30 años de la
vida, para posteriormente ir
disminuyendo hasta desaparecer casi en su totalidad en la
sexta década de la vida.
c. Los nevus melanocíticos adquiridos aparecen a partir del año
de vida, aumentan en número y
tamaño en la adolescencia y se
estabilizan a partir de la cuarta
década de la vida para permanecer sin cambios hasta la sexta
década de la vida, momento en
el que suelen perder pigmento
y aumentar en volumen para
aparecer sesiles y pediculados.
d. Los nevus melanocíticos adquiridos comienzan a aparecer
después de la primera infancia (a partir de los 2 años) y,
posteriormente, aumentan en
tamaño y número durante el
resto de la infancia y la adolesPEDIATRÍA INTEGRAL
cencia, con un pico máximo en
la tercera-cuarta década de la
vida. A partir de este momento,
comienza una lenta y progresiva
involución, de tal forma que en
la vejez son escasos los nevus
que podemos encontrar.
e. Los nevus melanocíticos adquiridos comienzan a aparecer
después de la primera infancia (a partir de los 2 años) y,
posteriormente, se mantienen
estables en el resto de la infancia. A partir de la adolescencia, aumentan en número y
tamaño, con un pico máximo
en la cuarta-quinta década de la
vida. A partir de este momento,
en ocasiones, se mantienen
estables sin cambios y otros,
sin embargo, comienzan una
involución que los lleva a desaparecer en la vejez.
e. Las localizaciones más frecuentes son en cara y piernas.
35.Con respecto al halo nevus de Sutton, indique cuál de los siguientes
enunciados es el CORRECTO:
a. Los ha lo nev us de Sutton
suelen aparecer en niños muy
pequeños o adultos.
b. El sexo femenino suele afectarse con más frecuencia.
c. La mayoría de los pacientes con
halo nevus de Sutton suelen
desarrollar un vitíligo generalizado.
d. En la mayoría de los casos,
el tratamiento consiste en la
observación y seguimiento.
e. Puede ser un marcador de cáncer cutáneo no melanoma.
b. Es más frecuente en niños y
adultos jóvenes, sobre todo, en
las dos primeras décadas de la
vida.
36.Si un niño de 13 años, con antecedentes personales de dermatitis
atópica y antecedentes familiares
de cáncer de colon (abuelo materno), nos consulta por un cambio
brusco en uno de sus nevus, consistente en una lesión eritematosa
y descamativa limitada a la zona
del nevus y a la zona perilesional
inmediata con prurito intenso,
debemos hacer lo siguiente:
d. Su crecimiento es rápido, en
ocasiones, de 3 a 6 meses y
durante el mismo es frecuente
encontrar episodios de sangrado y prurito.
b. Podría tratarse de una foliculitis subnévica, así que bastaría con utilizar un antibiótico
34.Indique cuál de las siguientes características NO es propia del nevus de Spitz-Reed:
a. Es una forma de nevus juntural
o de la unión.
c. Puede ser morfológicamente
una lesión muy vascularizada
o de pigmentación muy intensa
casi negra.
a. Se trata de un cambio brusco
en un paciente con antecedentes
familiares oncológicos, así que
deberíamos realizar la extirpación del nevus y su correspondiente estudio histopatológico.
Trastornos de la pigmentación: lentigos, nevus y melanoma. Fotoprotección
tópico durante aproximadamente una semana y volver a
controlar la lesión en la consulta, sin necesidad de extirpación inmediata.
c. Se trata de un nevus de Unna y
deberíamos hacer una revisión
sistemática del resto del nevus
del paciente, ya que puede ser
marcador de nevus melanocítico atípico y melanoma.
d. Deberíamos pensar que se trata
de una lesión benigna, un nevus
de Meyerson. La aplicación de
un corticoide suave durante
unos días suele solucionar el
proceso y el nevus volver a la
normalidad, sin necesidad de
extirpación inmediata.
e. Deberíamos preguntar por
antecedentes de psoriasis, ya
que esta suele debutar en la
etapa de la adolescencia y, como
consecuencia del fenómeno de
Koebner, podría afectar de
manera selectiva la nevus.
37.En los niños, los tres factores que
se han visto claramente implicados
en el desarrollo de los nevus melanocíticos adquiridos son:
a. La exposición solar intermitente, las quemaduras solares
y la piel blanca escasamente
protegida (fototipos I y II).
b. La exposición solar crónica,
las quemaduras solares y la piel
blanca escasamente protegida
(fototipo I y II).
c. La exposición solar crónica, las
quemaduras solares y los antecedentes familiares de nevus y
melanoma.
d. Las quemaduras solares, la
carga genética y la raza.
e. Las quemaduras solares, la piel
blanca escasamente protegida
(fototipo I y II) y los antecedentes familiares de nevus y
melanoma.
Caso clínico
38.Las lesiones pigmentadas acrales
(palmas y plantas) y en particular
las de nuestro paciente:
a. Debería realizarse la eliminación profiláctica sistemática
de todas estas lesiones pigmentadas, ya que suponen un
mayor riesgo de transformación
maligna en estas zonas.
b. La eliminación sistemática
estaría injustificada, ya que la
histología más atípica de estas
lesiones es propia de su localización, sin que ello suponga un
mayor poder de degeneración
maligna.
c. Deberían extirparse en caso
de ser lesiones aisladas de difícil control y seguimiento o en
pacientes poco colaboradores
que no cumplan las revisiones
periódicas sin ser lesiones con
mayor potencial de malignización.
d. b y c son ciertas.
e. Debería extirparse la lesión
nueva y con sospecha de sangrado, manteniéndose las que
llevan estable más tiempo.
39.Si un paciente nos consulta por un
episodio de sangrado brusco en
uno de sus nevus, debemos actuar
de la siguiente forma:
a. Todo cambio en un nevus debe
tenerse en cuenta ante la posibilidad de degeneración y malignización, por lo que debemos
realizar su extirpación y estudio
histopatológico inmediato.
b. El fenómeno de sangrado siempre se debe considerar señal de
malignización, por lo que debe
realizarse la extirpación inmediata y estudio histopatológico.
c. Debemos preguntar al paciente
si ha existido algún tipo de
traumatismo en el nevus (roce,
heridas…) y controlarlo al cabo
de los 5-6 días para comprobar
si se trata de un cambio brusco
autolimitado o el cambio persiste en el tiempo, realizando
entonces la extirpación y estudio histopatológico.
d. Debemos observar el nevus y
comprobar la existencia de un
folículo piloso que haya podido
sufrir una foliculitis subnévica,
controlándolo a los 5-6 días
para evaluar la resolución del
proceso del mantenimiento del
cambio.
e. c y d con ciertas.
40.A nte la aparición de un nevus,
con características clínicas atípicas y síntomas añadidos (sangrado,
prurito…) en un período de 24-48
horas, tendremos que considerar
que:
a. Probablemente no se trate de
una lesión melanocítica y sea
debida a un agente externo.
H a b r á q u e i nt e r r o g a r a l
paciente sobre antecedentes
de: heridas, traumatismos, roces
repetidos, lesiones inflamatorias, tratamientos realizados en
la zona…
b. Probablemente, se trate de
una lesión melanocítica, pero
no de un melanoma, ya que el
tiempo de desarrollo del melanoma suele ser más espaciado
en semanas o incluso meses,
pero no en días.
c. Lo ideal sería vigilar al paciente
y citarlo en 7-10 días para comprobar la evolución de la nueva
lesión.
d. Habría que derivarlo de forma
urgente al dermatólogo, pues
estaremos ante un melanoma
y el pronóstico dependerá del
grosor tumoral o índice de
Breslow.
e. a y c son ciertas.
PEDIATRÍA INTEGRAL