Download Descargar artículo completo
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
CUÁL ES SU DIAGNÓSTICO Rosario Alarcón C.,1 Felipe Solís H.,2 Francisco Alarcón A.,.3 Carolina Delgado Sch.4 Dermatóloga , 2Interno de Medicina, 3 Alumno de Medicina, 3Patóloga, 1,2,4 Facultad de Medicina, Universidad de Concepción, 3 Facultad de Medicina, Universidad San Sebastián 1 Paciente de sexo femenino, de 83 años, que consulta por una erupción papular eritematoviolácea, muy pruriginosa, de aproximadamente tres meses de evolución, que fue apareciendo en forma progresiva en tronco, antebrazos y cara anterior e inferior de piernas y antepié y sobre las cuales, con el tiempo, aparecieron elementos vesiculoampollares. Relata haber consultado a cirujano vascular, quien efectuó tratamiento con antibióticos (penicilina i.m. y corticoide tópico), sin ninguna respuesta. Entre sus antecedentes destacan tromboflebitis desde hace seis años, hipertensión arterial y asma bronquial, por lo que usa desde hace más de 20 años amlodipino, amiodarona, cardioaspirina, aminofilina, hidroclorotiazida y alprazolam. En el examen dermatológico se encuentra una que otra pápula, no muy elevada, superficie estriada, eritematoviolácea en tronco y extremidades superiores, de 0,5 a 1 cm. En piernas y dorso de pie destacan dos tipos de lesiones, unas eritematocafesosas poco elevadas con tendencia a confluir y otras vesiculoampollares sobre piel hiperpigmentada, de contenido claro, de 0,5 a 1,5 cm, con erosiones y escamas. Importantes dilataciones venosas (Figura 1). El resto del examen dermatológico, incluyendo mucosas y anexos, fue negativo. Se solicitan exámenes de laboratorio, entre los que destacan hemograma, transaminasas, creatininemia, título ASO, serología de hepatitis C y sedimento de orina, cuyos resultados fueron normales. VHS 42 mm. El estudio histopatológico mostró epidermis con ortoqueratosis compacta, hipergranulosis e infiltrado inflamatorio liquenoídeo en banda intenso, formado por linfocitos y melanófagos (Figura 2). A nivel de la unión dermoepidérmica hay alteración vacuolar de la capa basal con necrosis focal de queratinocitos (cuerpos de Civatte), formación de espacio de Max-Joseph (Figura 3) y vesícula subepidérmica central. Correspondencia: Rosario Alarcón C. E-mail: [email protected] Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):79-83 Figura 1. Lesiones papulares y vesiculoampollares en ambas piernas. Figura 2. Epidermis con ortoqueratosis compacta, hipergranulosis e infiltrado inflamatorio liquenoídeo en banda formado por linfocitos y melanófagos. Figura 3. Alteración vacuolar de la capa basal, cuerpos de Civatte, espacio de Max-Joseph y vesícula subepidérmica central. 79 Rosario Alarcón C. y cols. CUÁL ES SU DIAGNÓSTICO Liquen Plano Vesiculoampollar El Liquen Plano (LP) es una dermatosis inflamatoria relativamente común, habitualmente autolimitada, caracterizada por pápulas poligonales aplanadas, de aspecto violáceo, ocasionalmente descamativas, que ocurre preferentemente entre los 30 y los 60 años, con una incidencia en la población adulta de 0,22% a 1%, mientras que las lesiones orales se han encontrado entre el 1% y 4% de la población.(1) No tiene predilección por razas y es más prevalente en el sexo femenino.(1, 2) Pueden observarse lesiones mucosas, incluidas las bucales, en un alto porcentaje de pacientes con LP cutáneo, y en cerca del 25% de los casos ésta puede ser la única manifestación de la enfermedad. Al contrario, sólo el 10%-20% de pacientes cuya manifestación inicial es un LP oral desarrollarán un LP cutáneo.(1) CLÍNICA Las lesiones características de LP aparecen agrupadas o solitarias. Sobre su superficie se aprecian unas manchas blanquecinas o líneas llamadas estrías de Wickham. Los elementos clínicos se localizan principalmente en las partes distales de las extremidades, región lumbar, genital y mucosa oral; la superficie flexora de antebrazos y muñecas son la principal localización. A veces pueden ser diseminadas, instaurándose rápidamente en unas semanas. Pueden tener un tamaño uniforme como pequeñas pápulas frecuentemente umbilicadas o alcanzar más de 1 cm de diámetro, formando pequeñas placas o lesiones anulares. El color es eritematoso al comienzo para posteriormente tornarse violáceo-purpúrico. En algunos pacientes pasa a marrón al remitir, lo cual permite un diagnóstico retrospectivo. Los traumatismos locales y el rascado pueden provocar el fenómeno isomórfico de Koebner, con aparición de lesiones típicas de LP en áreas traumatizadas. El cuadro clínico puede acompañarse de lesiones mucosas específicas (en 30% al 70% de los casos se afecta la mucosa oral, el esófago, la región genital y/o el canal anal), de cuero cabelludo, uñas (10% de los casos), palmas y plantas. Se describe posible transformación maligna en el caso de LP oral en varones (< 2%) y carcinoma escamoso en LP vulvar en mujeres.(1-3) Raramente puede haber un compromiso inverso. Suele existir intenso prurito, aunque el 20 % de los pacientes permanece asintomático. Existen varias formas clínicas de LP, como el actínico,(4, 5) 80 Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):79-83 hipertrófico,(6,7) vesiculoampollar,(6) penfigoide,(8, 9) anular,(2, 6) atrófico,(6) liquen planopilar,(2, 10, 11) liquen plano palmoplantar,(6, 12) erosivo(13, 4) zosteriforme,(15, 16) síndrome vulvo-vaginogingival(17,18) y liquen plano oral.(19, 20) En ocasiones se ha descrito una forma conocida como liquen plano tumidus retroauricular.(21, 22) En los niños predominan las formas clásicas seguidas de las formas hipertrófica y lineal.(23, 24) En la cavidad oral las lesiones se presentan con una morfología reticulada, atrófica, en placas, erosiva o ampollosa.(2, 3) En los casos de compromiso cutáneo, el cuadro clínico puede durar semanas o meses e incluso años en las formas generalizadas. Las lesiones hipertróficas, foliculares o mucosas son más crónicas y de larga evolución. Las recurrencias se producen sobre todo en las formas crónicas o generalizadas. El liquen plano se ha relacionado con numerosas enfermedades, como neoplasias,(2, 25) diabetes mellitus,(2, 26) enfermedades con alteraciones en la inmunidad(2, 27) (colitis ulcerosa, enfermedad injerto contra huéspéd crónica post trasplante de médula ósea, alopecia areata, morfea, dermatomiositis, lupus eriematoso, liquen escleroatrófico, miastenia gravis) y enfermedad hepática(28, 29) (cirrosis biliar primaria, hepatitis por VHC). Los pacientes a menudo mencionan un evento estresante tanto al comienzo de su enfermedad como en casos de empeoramiento.(1) Un estudio español(2) asoció en forma estadísticamente significativa la presencia de alteración psiquiátrica (depresión/estrés) con localizaciones de LP en muñecas y la presencia de enfermedad tiroídea con localización de LP en cuero cabelludo. Este trabajo también relacionó en forma estadísticamente significativa la presencia de enfermedad tiroídea con las variedades clínicas de liquen plano pilar con alopecia fibrosante y liquen ruber plano. La variedad vesiculoampollar se ha relacionado en forma ocasional con neoplasia;(2, 3) sin embargo, estudios epidemiológicos amplios no lo han podido demostrar.(2, 34-36) ETIOLOGÍA Y PATOGENIA La etiología y patogenia de LP son desconocidas; sin embargo, la teoría inmunológica cobra cada vez más fuerza. Tanto factores endógenos como exógenos serían capaces de poner en marcha un mecanismo inmunitario responsable de la aparición del LP. En este proceso, linfocitos T ¿Cuál es su diagnóstico? sensibilizados, epidermotrópicos, atacan a queratinocitos basales que expresan autoantígenos en su superficie, liberan citoquinas, las que a su vez atraen más linfocitos (reacción liquenoide). Trabajos demuestran además disrupción en el sistema de anclaje epitelial.(1) Algunos autores mencionan una relación significativa entre antígenos HLA específicos y LP, como HLA-B27, B51, Bw57, DR1 y DR9.(1, 2, 31) ANATOMÍA PATOLÓGICA La histopatología del LP muestra hiperqueratosis sin paraqueratosis, aumentos focales de la capa granulosa, acantosis irregular con apariencia de “dientes de sierra”, degeneración licuefactiva de la basal e infiltrado inflamatorio en banda de linfocitos en la unión dermoepidérmica. Suele haber cuerpos coloides que representan queratinocitos apoptósicos o disqueratósicos (corpúsculos hialinos o citoides de Civatte) en capas inferiores de la epidermis y dermis papilar. Los cambios vacuolares de la capa basal pueden confluir y originar pequeñas separaciones entre dermis y epidermis (espacios de Max-Joseph). A menudo existe una incontinencia de pigmento con múltiples melanófagos dérmicos.(1) Las células de Langerhans suelen estar aumentadas en las lesiones activas. La mayoría de las células del infiltrado inflamatorio son linfocitos sobre todo T CD3(+).(1) DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL La forma vesiculoampollar de LP, como en nuestra paciente, se desarrolla más frecuentemente en las extremidades inferiores y en la boca, a partir de lesiones preexistentes, y debe diferenciarse en primer lugar del LP penfigoide.(32, 33) El LP vesiculoampollar no presenta depósitos lineales de inmunoglobulinas ni complemento en la membrana basal, ni se detectan anticuerpos antimembrana basal o anti-BP180 circulantes, como ocurre en el liquen plano penfigoide. La formación de ampollas en el liquen plano vesiculoampollar se produce sólo sobre lesiones previas de liquen a causa de una intensa infiltración liquenoide de linfocitos y de un daño epidérmico intenso, es decir, espacios de Max-Joseph exagerados. En cambio, en el liquen plano penfigoide las lesiones pueden aparecer tanto sobre lesiones de liquen como sobre áreas de piel sana. La variante ampollar de LP es poco frecuente en la cavidad oral y, cuando se presenta, se localiza en la mucosa vestibular como placas ampollares gelatinosas aplanadas, rodeadas de eritema. A menudo, aunque no invariablemente, es posible encontrar lesiones blancas o estrías adya- Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):79-83 centes a las ampollas o en otras ubicaciones intrabucales. Son factibles los síntomas de quemazón o ligero dolor. El diagnóstico diferencial debe hacerse con penfigoide buloso, pénfigo vulgar, pénfigo paraneoplásico, leucoplasia vellosa e hipersensibilidad de contacto por materiales dentales. El penfigoide buloso es un trastorno autoinmune causado por la presencia de anticuerpos IgG contra la membrana basal. Es más frecuente en adultos mayores de 60 años y se caracteriza clínicamente por ampollas tensas y simétricas generalmente pruriginosas y sobre base eritematosa o sobre piel normal, con signo de Nikolsky negativo, ya que las ampollas son subepidérmicas; por lo tanto, clínicamente de consistencia más firme que en las ampollas del pénfigo vulgar, donde los anticuerpos IgG están dirigidos contra la sustancia de unión entre queratinocitos, por lo que las ampollas son más superficiales, fláccidas, de fácil ruptura, dejando superficies erosivas, con signos de Nikolsky y de Asboen-Hansen (extensión lateral de una ampolla al ejercer presión sobre ella) positivos.(37) Al igual que en el LP vesiculoampollar, tanto en el penfigoide buloso como en el pénfigo vulgar se pueden comprometer las mucosas, siendo más frecuente en este último, donde alrededor de la mitad de los casos debutan en la boca. El pénfigo paraneoplásico es una enfermedad caracterizada por autoanticuerpos dirigidos contra las proteínas epiteliales conocidas como plaquinas y las desmogleínas 1 y 3, que casi siempre se relaciona con un trastorno linfoproliferativo. Los pacientes pueden tener características clínicas de LP o de erupción liquenoide. El diagnóstico se hace por la presencia de una estomatitis dolorosa progresiva con compromiso preferentemente de la lengua, rasgos histológicos de acantolisis, dermatitis liquenoide o dermatitis de la interfaz, la demostración de anticuerpos antiplaquina (envoplaquina y periplaquina detectadas más eficientemente con técnicas de inmunohistoquímica) y contra desmogleína 3, y por último, la demostración de una neoplasia linfoproliferativa subyacente, con mayor frecuencia LNH o LLC en alrededor de 2/3 de los casos. En aproximadamente 1/3 de los casos no existe neoplasia conocida en el momento de la aparición de la enfermedad mucocutánea. Estos casos se asocian con enfermedad de Castelman generalmente, linfomas abdominales, timomas o sarcomas retroperitoneales. La leucoplasia vellosa es una manifestación oral frecuente en pacientes con SIDA, inducida por el virus EpsteinBarr. Ocasionalmente se presenta en inmunosuprimidos o trasplantados de riñón o médula ósea. Inicialmente se aprecian unos cordones blanquecinos de superficie verrugosa, a veces semejantes a pelos en uno o ambos bordes de la lengua en su porción media o posterior. Las lesiones son asintomáticas, aunque puede haber molestias si existe sobreinfección por Candida. 81 Rosario Alarcón C. y cols. Dado que algunos estudios han sugerido que casi el 40% de los pacientes con un diagnóstico de LP oral pueden tener una hipersensibilidad de contacto por materiales dentales que agrava o produce la enfermedad, los pacientes con diagnóstico de LP oral que porten implantes dentales metálicos deberían someterse a pruebas epicutáneas con los metales más relevantes (mercurio, cobre y oro).(7) En el diagnóstico diferencial de LP de presentación clásica deben mencionarse: erupciones liquenoides por medicamentos, pitiriasis rosada, sífilis secundaria liquenoide, liquen amiloide, psoriasis y enfermedad injerto vs huésped. Su asociación con lupus eritematoso impide muchas veces diferenciarlos. No hay criterios definidos (clínicos ni histológicos) para diferenciar LP inducido por fármacos del LP idiopático; sin embargo, existen algunas diferencias, por ejemplo, un aspecto más eccematoso y/o psoriasiforme y un mayor compromiso de áreas fotoexpuestas en los pacientes con erupción liquenoide por fármacos. Entre los fármacos más involucrados en una erupción liquenoide por medicamentos se mencionan: 5-fluoruracilo, carbamazepina, clorpromazina, diazóxido, etambutol, piritinol, quinina, quinidina, tetraciclina, diuréticos tiazídicos y furosemida.(7) Por otro lado, frente a una presentación de LP vesiculoampollar debe investigarse el uso de captopril y cinarizina.(37) Las placas eritemato descamativas de la pitiriasis rosada son preferentemente de distribución centrípeta, precedidas de una placa heráldica de mayor tamaño. Existen formas atípicas en cara y extremidades, abdomen inferior, axilas o ingles, gigantes con elementos más extensos y más raramente formas con elementos vesiculares o purpúricos. Su evolución es breve, remitiendo aproximadamente en cuatro a seis semanas, con raras recurrencias. Otra entidad caracterizada por placas eritematodescamativas es la psoriasis, cuya forma clínica más frecuente es la vulgar o en placas, de tamaño variable, estables, bien definidas, sobreelevadas, color rojo acentuado y con descamación plateada característica en la superficie. Se localizan preferentemente en codos, rodillas, área sacra y cuero cabelludo y responden al raspado metódico de Brocq. La forma guttata de psoriasis, caracterizada por placas eritematodescamativas de alrededor de 2 a 10 mm, cubiertas de escamas plateadas y de distribución más bien centrípeta, podría plantear problemas de diagnóstico diferencial con LP de presentación clásica. La psoriasis guttata es menos frecuente que la psoriasis vulgar, se presenta habitualmente en adolescentes y adultos jóvenes, dos a tres semanas post faringoamigdalitis estreptocócica. El cuadro remite espontáneamente en pocos meses, sin reaparecer, aunque a veces marca el inicio de una psoriasis vulgar. Las lesiones palmoplantares de LP deben diferenciarse 82 Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):79-83 de las de sífilis secundaria liquenoide, que ocurre uno o dos meses después de la aparición del chancro, con una erupción generalizada cuyo compromiso palmar y/o plantar se presenta con lesiones planas e infiltradas bilaterales y simétricas de color rojo oscuro, redondeadas u ovaladas, rodeadas de un collarete de capa córnea despegada. Puede cursar además con condilomas planos mucosos y alopecia. El liquen amiloide es una variedad de amiloidosis primaria cutánea y localizada que se manifiesta con una erupción papular persistente y muy pruriginosa, localizada especialmente en las caras anterolaterales de las piernas, pudiendo afectar también muslos, antebrazos y brazos en forma menos frecuente. Las lesiones individuales consisten en pápulas hiperpigmentadas que tienden a coalescer, formando placas engrosadas que imitan un liquen simple crónico. Otro diagnóstico diferencial de LP es la enfermedad injerto contra huésped (EICH), una de las complicaciones de los trasplantes alogénicos de células madre o de médula ósea. Aparece más o menos en el 25%-40% de los receptores de injertos de donantes con HLA semejantes (EICH sería resultado de diferencias de antígenos menores de histocompatibilidad), después de transfusiones de productos sanguíneos no irradiados o de inyecciones de linfocitos donantes, así como en el contexto de trasplantes de órganos sólidos. La EICH se induce por parte de linfocitos T inmunocompetentes del donante transferidos a huéspedes alogénicos incapaces de rechazarlos. Lo órganos más afectados son el hígado (hepatitis colestásica), tracto gastrointestinal (diarrea) y la piel, donde existen dos formas principales de presentación: aguda y crónica.(1) La forma crónica de EICH se divide clásicamente en liquenoide y esclerodermiforme. La forma liquenoide se caracteriza por placas y pápulas liquenoides eritematosas o violáceas que suelen afectar al dorso de manos, antebrazos y tronco, aunque pueden diseminarse, adoptar un tropismo folicular o seguir las líneas de Blaschko y localizarse en un dermátomo de una infección previa por herpes zóster (a pesar de la ausencia de genoma viral en la piel afectada). Las mucosas pueden presentar unas placas blancas en forma de lazo y erosiones de la mucosa oral y, ocasionalmente, disfunción de las glándulas salivales. La forma más avanzada de la EICH es la esclerodermiforme, que se caracteriza por placas de esclerosis semejantes a la morfea, al liquen escleroso y atrófico o esclerodermia generalizada, y a menudo provoca contracturas articulares.(1) La enfermedad más difícil de diferenciar del LP es el lupus eritematoso (LE), sobre todo en pacientes con lesiones aisladas o en el cuero cabelludo. En estos casos sólo la biopsia con inmunofluorescencia o la aparición de otros signos de LE permitirán el diagnóstico de este último.(7) ¿Cuál es su diagnóstico? TRATAMIENTO El tratamiento del LP depende de la extensión, áreas afectadas y tipo de liquen. En líneas generales se han usado cremas de corticoides (asociadas o no a glucocorticoides sistémicos), corticoides intralesionales e inhibidores de la calcineurina tópicos. Otros posibles tratamientos para casos severos, como aquellos con compromiso de cuero cabelludo, mucosa oral o uñas, son retinoides orales y tópicos, ciclosporina oral, metotrexato, antipalúdicos, UVB banda estrecha y PUVA.(1) COMENTARIO FINAL El liquen plano vesiculoampollar es una variedad poco frecuente de liquen plano. Su diagnóstico es clínico y debe hacerse diagnóstico diferencial, en especial con liquen plano penfigoide, entidad en que la inmunofluorescencia es de gran ayuda, aunque no la pudimos efectuar en nuestra paciente. 15. Vente C, Reich K, Rupprecht R, Neumann C. Erosive mucosal lichen planus: Response to topical treatment with tacrolimus. Br J Dermatol 1999; 140:338-42. 16. Arregui MA, Sanz de Galdeano C, Raton JA, et al. Liquen plano zosteriforme: aportación de dos casos. Actas Dermosifiliogr 1993; 84:25-8. 17. Reisfeld PL. Lichenoid chronic graft-vs-host disease. Arch Dermatol 1994; 130:1207. 18. Lewis FM, Shah M, Harrington CI. Vulval involvement in lichen planus: A study of 37 women. Br J Dermatol 1996; 135:89-91. 19. Eisen D. The vulvovaginal-gingival syndrome of lichen planus. The clinical characteristics of 22 patients. Arch Dermatol 1994; 130:1379-82. 20. Miles DA, Howard MM. Diagnosis and management of oral lichen planus. Dermatol Clin 1996; 14:281-90. 21. Sieg P, Von Domarus H, Von Zitzewitz V, et al. Topical cyclosporin in oral lichen planus: A controlled randomized, prospective trial. Br J Dermatol 1995; 132:790-4. 22. Poiares Baptista A, Rodrigues JB, Cortesao J. Lichen plan folliculaire tumidus. Ann Dermatol Venereol 1980; 107:1057-9. 23. Rongioletti F, Ghigliotti G, Gambini C, Rebora A. Agminate lichen follicularis with cysts and comedones. Br J Dermatol 1990; 122:844-5.[Medline] 24. Sharma R, Maheshwari V. Childhood lichen planus: A report of fifty cases. Pediatric Dermatol 1999; 16:345-8. 25. Nanda A, Al-Ajmi HS, Al-Sabah H, et al. Childhood lichen planus: A report of 23 cases. Pediatr Dermatol 2001; 18:1-4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Shiohara T, Kano Y. Liquen plano y dermatosis liquenoides. En: Bolognia JL, Jorizzo JL, Rapini RP. (Ed.) Dermatología. Vol 1. 1a Ed. Editorial Elsevier España SA, 2004; 12:175-198. 2. Giménez-García R, Pérez-Castrillón JL. Liquen Plano y enfermedades asociadas: estudio clínico epidemiológico. Actas Dermosifiliogr 2004; 95:154-60. 3. Boyd AS, Neldner KH. Lichen Planus. J Am Acad Dermatol 1991; 25:593-619. [Medline] 4. Fellner MJ. Lichen Planus. Int J Dermatol 1980; 19:71-5. 5. Bouassida S, Boudaya S, Turki H, et al. Lichen plan actinique: 32 cas. Ann Dermatol Venereol 1998; 125:408-13. 6. Vera Castaño A, Sanz Trelles A, Crespo Erchiga A, et al. Liquen plano actínico. A propósito de dos casos. Actas Dermosifiliogr 1996; 87:191-4. 7. Black MM. Lichen planus and lichenoid disorders. En: Texbook of Dermatology. Champion RH, Burton Jl, Ebling FJG. 5.ª ed. Oxford: Blackwell Science 1992; pp. 1675-98. 8. Fernández López E, De Unamuno P, Yuste M, Armijo M. Liquen plano hipertrófico en un paciente hemodializado. Actas Dermosifiliogr 1992; 83:461-4. 9. Flageul B, Hassan F, Pinquier L, et al. Lichen pemphigoïde associé à une hépatite B evolutive chez un enfant. Ann Dermatol Venereol 1999; 126:604-7. [Medline] 10. Stavropoulos PG, Leonforte JF, Gollnick H, et al. Lichen planus pemphigoides: Another paraneoplastic bullous disease? J Eur Acad Dermatol Venereol 1997; 9:62-7. 11. Morillo Andújar M, Rodríguez Pichardo A, Herrera Saval A, Camacho F. Síndrome de Piccardi-Lassueur-Graham Little. Estudio de seis casos. Actas Dermosifiliogr 1998; 89:392-5. 26. Ghigliotti G, Nigro A, Ganbini, et al. Lichen plan et thymome. Un cas. Ann Dermatol Venereol 1995; 122:692-4. 27. Boyd AS, Neldner KH. Grinspan’s syndrome. J Am Acad Dermatol 1994; 30:671. 28. Dhar S, Dhar S. Colocalization of alopecia areata and lichen planus. Pediatric Dermatol 1996; 13:258-9. 29. Rebora A, Rongioletti F. Lichen et foie. Ann Dermatol Venereol 1994; 121:533-5. [Medline] 30. Berman JE, Lamkin BC. Hepatic disease and the skin. Dermatol Clin 1989; 7:435-48. 31. Tucker SC, Coulson IH. Lichen planus is not associated with hepatitis C virus infection in patients from North West England. Acta Derm Venereol 1999; 79:378-9. 32. Gawkrodger DJ, Stavropoulos PG, McLaren KM, Buxton PK. Bullous lichen planus and lichen planus pemphigoides-clinico-pathological comparisons. Clin Exp Dermatol 1989; 14:150-3. 33. Campos-Domínguez, Silvente C, González-Carrascosa M, Leconab M, Suárez R, Lázaro P. Liquen Plano Penfigoide Eritrodérmico. Actas Dermosifiliogr 2006; 97:583-6. 34. Sigurgeirsson B. Skin disease and malignancy. An epidemiological study. Acta Derm Venereol Suppl (Stockh) 1992;178:1-110. 35. Sigurgeirsson B, Lindelof B. Lichen planus and malignancy. An epidemiologic study of 20 patients and a review of the literature. Arch Dermatol 1991; 127:1684-8. 36. Kim J, Yook JI, Lee EH, et al. Evaluation of premalignant potential in oral lichen planus us interphase cytogenetics. J Oral Pathol Med 2001; 30:65-72. 37. Urbina F. Vesículas y ampollas. En: Atlas de diagnóstico diferencial en Dermatología. Editorial Mediterráneo Ltda. Santiago, Chile, 2008; 89, figuras 7-18. 12. Kossard S, Lee MS, Wilkinson B. Postmenopausal frontal fibrosing alopecia: A frontal variant of lichen planopilaris. J Am Acad Dermatol 1997; 36:59-66. 13. Sánchez-Pérez J, Ríos Buceta L, Fraga J, García-Díez A. Lichen planus with lesions on the palms and/or soles: Prevalence and clinicopathological study of 36 patients. Br J Dermatol 2000; 142:310-4. 14. Romero Maldonado N, Moreno Presmanes M, Harto Castaño A. Liquen plano erosivo: respuesta favorable al tratamiento con PUVA en baño de inmersión. Actas Dermosifiliogr 1999; 90:201-5. Rev. Chilena Dermatol. 2010; 26(1):79-83 83