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Rx En homenaje al fisiólogo canadiense Frederick G. Banting, quien aisló por primera vez la insulina en 1921, la Organización Mundial de la Salud y la Federación Internacional de Diabetes celebran el 14 de noviembre (fecha de nacimiento de Banting) el Día Mundial de la Diabetes, la campaña integral de información sobre la enfermedad más importante del mundo. Glucosa en la sangre Enemigo silencioso Se estima que 194 millones de personas en el mundo tienen diabetes. Y sólo la mitad está consciente de que sufre la enfermedad. La cifra supera a la población de Argentina, Australia, Sudáfrica, Arabia Saudita y España juntas. La detección oportuna del trastorno pone freno a las complicaciones / María de los Ángeles Herrera 36+SALUD No se desanime La ciencia médica constantemente trabaja para mejorar la calidad de vida de los pacientes diabéticos. He aquí algunos adelantos: Caracterizada por altos valores de azúcar en la sangre, un diagnóstico que no es asumido por muchos pacientes con seriedad, la diabetes es una enfermedad crónica capaz de generar desequilibrios en todos los sistemas del organismo, hasta poner en riesgo la vida. Aunque luego de su detección no hay retorno, el uso oportuno de medicamentos, la corrección de los hábitos alimentarios y del estilo de vida son claves para mantener bajo control el padecimiento. La Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés) explica que la enfermedad es resultado de problemas en la producción y suministro de insulina en el cuerpo, y detalla –paso a paso– el ciclo: buena parte de los alimentos que ingerimos se transforma en glucosa, una forma de azúcar. El organismo utiliza la glucosa –es transportada en la sangre– como una fuente de energía para proporcionar fuerza a los músculos y otros tejidos. Sin insulina el cuerpo no puede absorber glucosa y, en consecuencia, no puede obtener la energía necesaria de los alimentos. La insulina es producida en el páncreas, una glándula situada detrás del estómago, y es liberada por las llamadas células beta. Cuando una persona tiene diabetes, su páncreas no produce la insulina necesaria o su cuerpo no puede usarla eficientemente. Los diabéticos, entonces, no pueden usar suficiente glucosa de la comida que consumen. Y esa imposibilidad deriva en un incremento de los niveles de glucosa en la sangre. Nissim Gabay, diabetólogo del Hospital de Clínicas Caracas, precisa que la diabetes “siempre ha sido considerada como una enfermedad de números”. Si una persona tiene más de 126 miligramos de glucosa por decilitros, se considera diabética. Sin embargo, valores entre 100 y 125 determinan riesgo prediabético, un alerta para comenzar a tomar medidas preventivas que detengan el avance de la enfermedad. Inhalador nasal Suministra insulina por las vías nasales y es útil para los diabéticos tipo 2 que no han tenido éxito con los hipoglucemiantes orales. Glucowatch Aparato de monitoreo no invasivo (se lleva en la muñeca como un reloj) capaz de realizar interpretaciones electroquímicas de la glucosa a través de la piel (y no de la sangre), para detectar las variaciones de azúcar sin necesidad de pinchazos. Insulina Basal o glargina Tiene una acción prolongada de 24 horas. Logra controlar la glucemia en una sola toma y sustituye la bomba de insulina. Sistema Medical Guard Diabetes Herramienta que trabaja conjuntamente con el glucómetro y un teléfono móvil para transmitir los valores de glucosa obtenidos por el medidor –vía teléfono celular– a una base de datos en Internet. Así, el médico puede controlar al paciente desde donde se encuentre. Este sistema aún no está disponible en Venezuela. Software GlucoControl Programa electrónico gratuito que funciona en dispositivos PDA o Pocket PC y ayuda a llevar el control de los niveles de glucosa de manera digital. Se puede descargar en www.glucocontrol.org. Hay tres variantes principales de diabetes: • Tipo 1 (insulinodependiente). Es considerada una afección inmunológica –producto de la destrucción de las células beta del páncreas– que se detecta en la infancia o en la adolescencia temprana y no está relacionada con la carga genética. Esta tipología sólo la padece cerca de 4% de los diabéticos. • Tipo 2 (no insulinodependiente). Afecta a 95% de la población diabética mundial –que generalmente supera los 30 años– y está relacionada con un déficit en la producción de insulina o con su mala calidad. • Gestacional. Es consecuencia de una alteración pasajera de los niveles de glucosa en la sangre. Sólo se ve en mujeres que están entre la semana 24 y 28 del embarazo y, aunque suele desaparecer 37+SALUD Rx diabetes “ La mitad de los pacientes que padecen ceguera son diabéticos, al igual que 50% de los que requieren diálisis y 75% de los que padecen enfermedades cardiovasculares que demandan hospitalización” al término de la gestación, incrementa el riesgo de sufrir diabetes tipo 2 más adelante. Un mal previsible Pese a que cada tipología tiene sus particularidades y tratamientos específicos, las campañas sanitarias mundiales buscan crear conciencia entre la población joven, particularmente sobre la diabetes tipo 2. Si bien es más frecuente en mayores de 45 años con sobrepeso, la IDF advierte que cada vez es más común entre niños y adultos jóvenes, una consecuencia directa de la obesidad. Gabay subraya que la diabetes tipo 2 es la más peligrosa porque el paciente generalmente no sabe que la padece (no presenta síntomas). Además, “ha quebrado los sistemas de salud de los países industrializados, económicamente hablando”. Se estima que, en promedio, las naciones destinan entre 5 y 10% de sus presupuestos de salud para el suministro de medicamentos y el tratamiento de las complicaciones asociadas con la afección. Aunque los diabéticos tipo 2 generalmente tienen antecedentes genéticos de la enfermedad, las personas obesas y sedentarias son mucho más propensas a padecerla. Usualmente es un tipo de diabetes que puede controlarse con un cambio significativo en la rutina diaria, que incluya la práctica regular de ejercicio, mejoras en los hábitos de alimentación y el suministro de medicamentos orales que controlen los valores de azúcar en la sangre. De no tomarse medidas oportunas, la enfermedad evolucionará y el paciente resentirá el deterioro de su calidad de vida. 38+SALUD Avisos del organismo • Somnolencia • Visión borrosa • Aumento del volumen de orina • Sed extrema • Incremento significativo del apetito • Resequedad en la piel • Pérdida de peso • Dificultad en la cicatrización de heridas • Infecciones en la piel o en las vías urinarias • Náuseas • Picazón en distintas partes del cuerpo • Debilidad general y dolor de cabeza Afección sistémica Cuando los niveles de azúcar en la sangre se elevan sobre los estándares, el organismo activa mecanismos de defensa. El riñón intenta eliminar el exceso de azúcar arrastrando agua y, en consecuencia, genera micciones constantes. Así, la persona comienza a deshidratarse, al tiempo que desarrolla una necesidad inusual de ingerir líquidos. Además, el azúcar alto no puede ser adecuadamente procesado por las células del cuerpo para extraer la energía diaria necesaria: el paciente se siente muy cansado y débil, y experimenta un apetito extremo porque el organismo intenta saciarse. A medida que va evolucionando, la diabetes compromete la salud de todos los órganos. Las excesivas concentraciones de azúcar en la sangre lesionan los nervios, y los vasos sanguíneos aumentan de grosor por la acumulación de residuos de glucosa, una condición que reduce el aporte de sangre a la piel y a las terminaciones nerviosas, provocando alteraciones fisiológicas severas en el corazón, el cerebro, las piernas, los ojos y los riñones. Infarto cerebral, arteriosclerosis, obstrucción arterial, pérdida de visión general, úlceras en la piel, disfunción sexual e insuficiencia renal son sólo algunas de las afecciones más comunes en pacientes diabéticos. Gabay precisa que, en el mundo, la mitad de los pacientes que padecen ceguera son diabéticos, al igual que 50% de los que requieren diálisis y 75% de los que padecen enfermedades cardiovasculares que demandan hospitalización, entre ellas, infarto cerebral y angina inestable. Cambio definitivo Luego de diagnosticada la diabetes es fundamental que el paciente adopte ciertos hábitos de vida que permitan retardar, en lo posible, la aparición de complicaciones. He aquí los cuatro pilares fundamentales del cambio: • Actividad física periódica. Sólo 20 minutos diarios de ejercicio aeróbico de bajo impacto (caminar, jugar tenis, bailoterapia) ayudan a los músculos a aumentar el consumo de glucosa (baja la dosis de insulina requerida), colaboran con el mantenimiento o la reducción del peso, disminuyen la incidencia de enfermedades cardiovasculares y, en general, mejoran la calidad de vida. • Modificación de la dieta. Los diabéticos –al igual que quienes desean mantener un régimen alimentario saludable– deben disminuir el consumo de grasas saturadas o de origen animal y las raciones diarias de sal y azúcar; y seguir una dieta variada –bajo control médico– que incluya fibras, lácteos, frutas y hortalizas (son grupos que contienen hidratos de carbono y su ingesta debe ajustarse a la cantidad de insulina suministrada y a la actividad física diaria). También, deben controlar el consumo de grasas vegetales y proteínas (aunque no repercuten en los niveles de azúcar, son altas en calorías). • Medicación. Los diabéticos tipo 1 sólo pueden ser tratados con insulina inyectada, que se clasifica –según el tiempo que tarda en surtir efecto– en acción rápida, ultrarrápida, intermedia y prolongada. El tratamiento debe ser controlado de cerca por un diabetólogo (un desequilibrio puede ocasionar la caída brusca de los valores de azúcar en la sangre). Gabay precisa que “los pacientes con diabetes tipo 2 requieren un esquema de polifarmacia, que incluya hipoglucemiantes orales, con drogas para bajar el colesterol” (los diabéticos tienen entre dos y cuatro veces más probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares que los no diabéticos). En casos de diabetes tipo 2, la insulina deberá ser suministrada al primer indicio de necesidad, una medida que evitará complicaciones futuras. • Autocontrol. El paciente puede utilizar en casa un glucómetro (instrumento para medir rápidamente la cantidad de azúcar presente en la sangre). Un pinchazo en la yema del dedo permitirá llevar un control de sus niveles diarios y, en caso de ser necesario, el médico podrá variar la dosis de medicamentos suministrada. Los chequeos periódicos deben hacerse entre cuatro y seis veces diarias si se sufre de diabetes tipo 1; dos veces –antes del desayuno y antes de la cena– si la persona es diabética tipo 2 y aún no recibe insulina, y cuatro veces cuando ya ha empezado a recibir la hormona. Paralelamente, el paciente debe revisar diariamente su cuerpo y reportar al especialista cambios que puedan representar una arremetida de la afección. • ( O t r a s f u e n t es c o n s u l t a d a s Organización Panamericana de la Salud / Federación Internacional de Diabetes / FSF diabetes / Manual Merck de información médica general ) 39+SALUD