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I I . LAS
CONTRIBUCIONES
D E LA FILOSOFÍA POLÍTICA
Si pretendemos plantear cuestiones fundamentales, desarrollar especificaciones y normas de gobierno básicas para hacer
frente a las transformaciones globales, tenemos que examinar
las implicaciones prácticas de u n abanico de temas de filosofía política. E l l o es particularmente importante con vistas a
las dimensiones morales de h¡. capacidad de gobierno porque,
de l o contrario, existe el riesgo de que las intervenciones
resulten contraproducentes.
Algunas de las opciones de filosofía política surgen de la
comparación entre dos posturas diversas, ambas de origen
chino, tal como cristalizaron entre los siglos I V y m a. C : la
legalista y la confuciana. Los legalistas basaban su postura en
los siguientes valores y supuestos:
i . E l hombre es amoralmente egoísta. 2. E l pueblo existe
en beneficio del Estado y de su gobernante. 3^E1 pueblo
debe p o r tanto ser coaccionado a obedecer mediante premios y duros castigos. 4. La ley tiene una norma de conducta suprema y amoral que viene determinada por el
Estado, y debe ser impuesta inflexiblemente. 5. Los funcionarios deben ser instrumentos obedientes de la v o l u n tad del gobernante, que es al único al que deben dar cuenta. 6. La conveniencia es la base de toda política de Estado
y de t o d o servicio de Estado. 7. El Estado sólo puede
prosperar si está organizado para una pronta y eficiente
puesta en práctica de la voluntad del gobernante.
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LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
A la inversa, en evidente contraste, el confucionismo clásico
siderados determinantes tanto en la ley c o m o en la goberna-
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ción; i m p o r t a más el «cómo» que el «qué»; y se pone el énfa-
sostiene que:
sis en las reglas más que en la v i r t u d . Los argumentos morai . El h o m b r e es moralmente perfectible. 2. E l Estado y
les siguen teniendo peso, pero los valores que debe observar
su gobernante existen para beneficio del pueblo. 3. E l
la gobernación - e n el marco de las normas democráticas,
pueblo debe p o r tanto ser impulsado a la bondad a tra-
básicas, según cambian en el curso del t i e m p o - se deciden
vés de la educación y del ejemplo virtuoso. 4. La ley es
p o r elecciones y se justifican en términos de la voluntad
necesaria, pero no p o r ello deja de estar necesariamente
popular más que en cualquier orden moral absoluto.
sujeta a los fallos del orden m o r a l natural, y debe ser
impuesta con
flexibilidad.
5. Los funcionarios
deben
ser hombres moralmente superiores, leales al gobernante;
U N A VIDA DIGNA
pero deben rendir cuentas a los cielos en primera y última instancia. 6. La moralidad -específicamente las doc-
Para arrancar de estos antecedentes y llegar a algunos dilemas
trinas de buen gobierno enunciadas p o r los clásicos y
cruciales de filosofía política, pertinentes en un periodo de
manifestadas en los actos de ilustres hombres del pasa-
cambios fundamentales, debemos empezar p o r la pregunta
d o - debe ser la base de toda política de Estado y de t o d o
básica: ¿Gobernación para qué?
servicio de Estado. 7. El Estado puede prosperar sólo si
La respuesta inmediata es: [¿con vistas a lograr una vida
el pueblo posee una m o r a l proveniente de la confianza
más d i g n a » | con el frecuente añadido referente a una mayor
en las virtudes del gobernante.
felicidad para el mayor número de personas. Pero esta res-
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puesta da lugar a muchos más problemas de los que resuelLos valores liberales occidentales de nuestro t i e m p o están
más cerca de la postura de C o n f u c i o , pero con tres diferencias cruciales. P r i m e r o , los gobernantes son elegidos p o r el
pueblo y se espera que, de una manera u otra, representen y
sirvan a la voluntad popular. Segundo, la visión individualista de los seres humanos es sustituida p o r la perfección colectiva del «pueblo», y la p r i n c i p a l preocupación son los
derechos humanos individuales. Tercero, los propósitos y
fundamentos morales de gobernación son ambiguos, están
atenuados y relativizados. Las normas básicas se ciñen a los
valores que justifican la democracia liberal, incluidos los de-
ve, y no es fácil especificar qué es lo que en la práctica se
requiere.
U n p r i m e r interrogante es si «vida digna» hace referencia a
su significado m o r a l , a las condiciones materiales o a alguna
combinación relativa al «desarrollo humano». Los extremistas libertarios - c o m o los liberales en menor m e d i d a - argumentarían que la cuestión no viene al caso, porque la definición depende de cada cual dentro de límites m u y flexibles y
siempre que no se cause u n daño directo al derecho que tienen los demás de hacer lo mismo.
Para formular este interrogante de manera algo diferente:
rechos humanos. D e lo contrario los cambiantes deseos de la
¿Se debe postular u n objetivo para los seres humanos?
mayoría - u n i d o s a cierta dosis de razón de Estado- son con-
sea este objetivo el «perfecci j n i s m o » , interpretado con ma-
-ya
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LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
y o r o menor estrechez de miras respecto a la naturaleza
de vida digna de u n m o d o relativamente pasivo, reduciendo
humana, la «felicidad», el «bienestar» o el servicio a algunos
la discriminación y proporcionando u n mínimo de o p o r t u n i -
valores trascendentales-
Y en caso afirmativo, ¿quién debe
dades o, con una actitud más activa, recurriendo a la discri-
postularlo? Si así fuera, ¿debe ser su l o g r o librado al empeño
minación positiva y a la garantía de u n amplio abanico de
i n d i v i d u a l , sostenido
oportunidades para todos.
2
3
p o r la acción colectiva o
impuesto
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sobre los individuos p o r controles colectivos? ¿ O no debe
U n problema particular inherente a este concepto de la
plantearse objetivo alguno para los seres humanos, asumien-
tarea de gobernación se refiere a las contradicciones entre
do que ellos seleccionan sus propios objetivos con absoluta
mayorías y minorías, y remite a los cálculos añadidos de
independencia de las influencias de la sociedad, sujetos al
«utilidad». Asumamos, por ejemplo, que una mayoría quiere
mínimo de restricciones? Si así fuera, la tarea de lograr cua-
lograr una vida más digna de tal manera que estorba a una
lesquiera sean los objetivos elegidos, ¿debe ser dejada en
minoría en sus esfuerzos p o r conseguir una vida de distinto
manos del i n d i v i d u o y organizaciones de base o debe estar
signo. ¿ D e b e darse p r i o r i d a d a los deseos de la mayoría p o r
apoyada p o r procesos colectivos?
encima de los deseos de la minoría? ¿ O hay que garantizar
Se toca aquí la diferencia fundamental entre u n enfoque de
los derechos de la minoría para perseguir sus opciones de
gobierno liberal democrático y una cuasi confuciana «mora-
vida digna incluso a costa de la vida digna de la mayoría?
lidad sustantiva». En la primera opción cada i n d i v i d u o debe
¿ Y hasta qué punto?
decidir lo que significa para él una vida digna; en la segunda,
E n cuanto a la segunda postura, una forma débil de apoyo
hay u n determinado sistema de valores u opción colectiva
estatal que sirviera a la noción colectiva de una vida mejor, se
para postular la naturaleza de la vida digna, que debe ser p r o -
conseguiría removiendo obstáculos que hicieran posible la
m o v i d a p o r la gobernación e impuesta obligatoriamente para
participación de otros agentes - c o m o la Iglesia- que opera-
todos. Según la primera postura la tarea de. la gobernación es
ran voluntariamente; al f i n y al cabo el adoctrinamiento y la
p r o p o r c i o n a r a los ciudadanos (¿o residentes?) u n máximo
instrucción son una importante forma de intervención.
de libertad para poner en práctica cualquier concepción de
E n nuestro t i e m p o , los valores occidentales de la democra-
vida digna que elijan p o r sí mismos, a condición de que n o
cia liberal adoptan en lo esencial la postura de que la elección
dañen la de los otros. Por el contrario, la segunda postura
del t i p o de vida es cosa de cada persona, con algunas l i m i t a -
nos dice que los gobiernos deben fomentar una noción co-
ciones previstas para proteger a la democracia misma, limitar
lectiva de vida digna, en algunos casos llegando incluso a for-
posibles perjuicios a otras y al f u t u r o , y alentar los valores
zar a los ciudadanos recalcitrantes.
morales de una mayoría (por ejemplo, los de quienes están
E n el marco de cada una de estas posturas puede exigírsele
al gobierno que sea más pasivo o más activo, bien sea l i m i tándose a s u p r i m i r los obstáculos para lograr esa vida digna,
bien fomentándola con toda la energía. D e ese m o d o los c i u dadanos pueden ser asistidos en cuanto a su noción personal
contra el aborto o contra el narcotráfico). La intensidad de la
influencia de la gobernación varía. Las ideologías del bienestar y la equidad apoyan una postura más activa, prestan atención a la discriminación positiva, a las cuotas y a las intervenciones legales de cara a asegurar a las mujeres las debidas
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LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
oportunidades para alcanzar l o que ellas entiendan p o r d i g n i -
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
Preocuparse
porque
las futuras
generaciones
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puedan
dad de vida. Las ideologías más conservadoras suelen ser
poner en práctica sus valores -aunque éstos aún n o estén
partidarias de u n papel más pasivo de la gobernación.
determinados- tiene el proU'lema añadido de cómo distribuir
La tendencia de la democracia occidental liberal a p e r m i t i r
los recursos con múltiples propósitos entre generaciones:
que cada ciudadano elija el t i p o de vida que más le convenga,
¿hasta qué p u n t o los pueblos están dispuestos a reducir su
4
abre paso c o m o mínimo a tres temas difíciles: qué posibilida-
calidad de vida actual para garantizar la de los seres huma-
des tendrán las generaciones futuras de p r o m o v e r sus opciones
nos del futuro? Llegamos así a o t r o problema clave de la
vitales; el peligro de que gran n ú m e r o de ciudadanos, en su
gobernación en una época de transformaciones
carrera p o r alcanzar ese estatus vital, se vean obligados a actuar
c ó m o dar el debido peso a una amplia gama de considera-
globales:
en contra de sus mismos intereses hasta llegar a la autodestruc-
ciones y valores intergeneracionales, en medio de la presión
ción; y el problema de qué hacer con los países y culturas que
de las necesidades cotidianas y las exigencias de ciclos elec-
eligen una postura cuasi confuciana y quieren acelerar las
torales apretados y m u y competitivos. E l problema se ve
opciones colectivas de una «vida mejor», l o que sucede cuando
agravado p o r una laguna en la filosofía política contemporá-
se vive de acuerdo con los principios de una religión.
nea y sus instituciones: ¿cómo dar representación a las f u t u ras generaciones que ahora no pueden votar? D e ahí la necesidad de rediseñar la gobernación para mejorar la capacidad
L O S D E R E C H O S D E LAS G E N E R A C I O N E S E U T U R A S
de hacer juicios de valor sobre las preferencias
en curso y
proporcionar cierta «representación» subrogada a las geneA d m i t i r el derecho de las generaciones futuras a elegir el m o d o
raciones p o r nacer.
de mejorar su vida significa, antes que nada, reconocer que
están cualificadas para preferir modos de vida que podrían
resultar incompatibles con nuestras prioridades. Entramos así
ACCIONES CONTRAPRODUCENTES
en conflicto con el arraigado deseo de perpetuar nuestros valores y de que las generaciones futuras sigan nuestras huellas.
La segunda cuestión afecta a los peligros de obstrucción p o r
A l g o que se les hace m u y cuesta arriba a aquellos que tienen
culpa de una sobrevaloración de las concepciones vitales.
opiniones firmes sobre lo que debe ser una vida y una sociedad
Pensemos p o r ejemplo en juegos como «El dilema del p r i s i o -
dignas. Por oso resulta tan difícil concebir que personas m u y
nero», o en el clásico problema de velar p o r los pueblos. E n
religiosas acepten la posibilidad de que sus descendientes sean
esas condiciones, grupos de individuos que luchan p o r una
fervientes antirreligiosos. O de que se les ofrezca la o p o r t u n i -
vida digna alcanzan resultados que a veces son c o n t r a p r o d u -
dad de que l o sean. D e l m i s m o m o d o que es m u y difícil que
centes,si no para todas, sí para muchas de esas personas.
quienes apoyan apasionadamente
la separación de Iglesia y
Estado contemplen la posibilidad de que sus descendientes
apoyen el establecimiento de u n Estado religioso.
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Enfrentar el problema requiere combinar de alguna manera tres puntos de vista. Primero, hay que tener en cuenta la
necesidad de educar a los ciudadanos para que puedan prever
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LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
las consecuencias de adoptar u n p u n t o de vista l i m i t a d o a la
E N F O Q U E S POSIBLES
hora de contemplar sus concepciones individuales. Pero n o
servirá de mucho si, c o m o sucede con frecuencia, se da una
contradicción entre la p r o p i a vida digna - q u e n o atiende a la
de los d e m á s - y la de u n agregado de individuos.
Para que todos tengan la misma o p o r t u n i d a d , los ciudadanos deben estar atentos a las consecuencias de sus actos i n d i viduales y no obsesionarse p o r la mejoría constante de su
calidad de vida, p o r muchas justificaciones que se puedan dar
a esta actitud. Esto significa, inter alia,
estar dispuestos a
renunciar a las ventajas de ser u n «francotirador» y a confiar
en que los demás tengan la posibilidad de hacer l o m i s m o .
Para que esto suceda, la m a y o r í a de los ciudadanos - s i n o
t o d o s - tiene que aceptar, c o m o parte de la idea de una vida
digna, la empatia, el altruismo, la solidaridad o cualquier sent i m i e n t o m o r a l semejante. Sentimientos que, p o r o t r a parte,
se deberían alentar mediante la acción de gobierno.
Desde una perspectiva diferente y más intervencionista,
habría que reexaminar y evalua'r la perfección egocéntrica de
las concepciones de vida digna a la luz de la psicología y la
ética. La cuestión, p o r lo tanto, es: ¿qué concepciones vitales
subjetivas tienen que ver con el «interés real» de los seres
humanos? Surgen varias conjeturas en cuanto a lo que realmente desea el pueblo - s e g ú n esté bien i n f o r m a d o , m u y
desarrollado, no sufra «akrasia» (debilidad de la v o l u n t a d ) , o
se muestre ignorante con respecto a sus circunstancias c o n cretas f u t u r a s - que tanto pueden ayudar a p r o f u n d i z a r c o m o
a enturbiar el análisis. Pero tales conjeturas n o cambian la
naturaleza de los problemas que hay que afrontar.
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Para preparar el terreno de la resolútica, mencionaré aquí ciertos pasos que pueden ayudar a tratar el tema en el contexto de
las transformaciones globales. Primero, una de las tareas de la
gobernación debe ser ilustrar a los ciudadanos y promover
la educación moral para alentar la empatia hacia las necesidades
de los demás, el altruismo y el sentido de la solidaridad humana
global; es más, las élites de gobernación deben dar ejemplo.
Segundo, y vinculado al p r i m e r p u n t o pero superándolo, la
idea de los derechos humanos debe ser complementada añadiendo e institucionalizando el concepto de responsabilidades
y deberes humanos. Y tercero, recomendar los valores de soli7
daridad humana y el sentido de la responsabilidad con los
demás c o m o base moral, como una contra-ética del individualismo egocéntrico, pero sin connotación alguna en cuanto a
que los individuos sean parte de ninguna entidad colectiva
«superior». N o es difícil justificar estas propuestas en términos
de razonamiento moral. La manera más fácil de hacerlo es sosteniendo que eso es lo que los seres humanos querrían si fueran
conscientes de las consecuencias de adoptar una actitud contraria. Sin embargo, tal justificación continúa estando dentro
de los límites de los intereses personales, p o r muy amplios y
lúcidos que sean; y, como tal, está subordinada a las preferencias
individuales, que pueden ir en contra de las necesidades humanas en conjunto. Es más, no hay bases empíricas para decidir qué
elegirían ser o hacer los seres humanos bien informados en diferentes condiciones o cuando se enfrentan con la incertidumbre.
Cualquier reclamo en sentido contrario es arbitrario, a menos
que se basé en supuestos extremadamente artificiales.
Para avanzar debemos asumir el irritante tema de hasta qué
p u n t o las personas tienen anhelos y deseos inherentes a su condición humana que pueden cualificarlas para una posición p r i v i -
is
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LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
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socialmente
das p o r los procesos sociales, incluidos los gustos, las formas
condicionados y sus deseos son hedonísticos y temporales.
de expresar emociones básicas y los modos de satisfacer deter-
Especular sobre insistentes preferencias evolutivas, sean éstas
minadas necesidades fundamentales. Por lo tanto, la «naturale-
tomadas como restricciones, base de normas o barrera.a superar
za humana» como tal no define los contenidos de una vida d i g -
para el progreso moral, añade aún mayor complejidad al asunto.
na más allá de la satisfacción de las necesidades biológicas
legiada o, p o r el contrario, sus anhelos están
8
N o es éste el lugar para exponer el debate acalorado de las
básicas. Por arraigadas que estén en los individuos, las nocio-
condiciones filosóficas, teológicas, biológicas, antropológicas,
nes aceptadas sobre lo que es una vida digna son, en esencia, el
sociológicas, históricas, cognoscitivas y psicológicas, sobre todo
resultado de procesos y condicionamientos sociales.
p o r la necesidad de tener en cuenta para ello los temas funda-
Para los limitados propósitos inherentes al rediseño de la
mentales relacionados con las opciones morales. Consideremos
gobernación, sugiero combinar estas dos posturas básicas. La
en cambio dos posturas alternativas; de ese m o d o se propondrá
importancia de los procesos sociales para i n f l u i r en las nocio-
una amalgama c o m o base para rediseñar la gobernación.
nes individuales de una vida digna tiene que ser reconocida. Es
La primera de esas posturas sostiene que los seres humanos
indudable que la realidad diaria de las sociedades de consumo,
tienen ciertas características innatas que dan forma a sus n o c i o -
bombardeadas por los agentes de venta de la televisión, da f o r -
nes básicas de vida digna, y que las variaciones individuales,
ma al estilo de vida. Por lo tanto el modelo del i n d i v i d u o inde-
hasta cierto p u n t o , son independientes de las influencias socia-
pendiente con funciones autónomas preferenciales que trata
les y culturales. Estas inclinaciones innatas pueden explicarse
de sacar el máximo provecho, es p o r completo erróneo. Sin
c o m o resultado de estructuras i\eurológicas y necesidades b i o -
embargo, como lo demuestran con claridad los recientes acon-
lógicas —conformadas p o r procesos evolutivos—, c o m o brotes
tecimientos en la antigua URSS, los deseos sólo pueden ser
de una esencia espiritual causada p o r la creación trascendental,
guiados hasta u n límite, y p o r influenciados que estén por las
resultado a su vez de determinado «pecado original» y así suce-
fuerzas sociales y culturales, cierta esencia íntima de los seres
sivamente. Sea cual sea la explicación, se puede concluir que ser
humanos buscará la manera de abrirse paso.
h u m a n o c o m p o r t a nociones inherentes a lo que debe ser una
Esta postura combinada tiene consecuencias de largo al-
vida digna, aunque las peculiaridades dependan de condiciones
cance para las tareas de gobernación. Están implícitas en una
e influencias particulares. E n consecuencia, y de acuerdo con
cita de Elias: «Si en esta o aquella región crece el poder de la
este p u n t o de vista, la noción de vida digna «apta para u n ser
autoridad central, si una mayor o menor área de población se
humano» no es vacua, a pesar de que carezcamos de los i n s t r u -
ve forzada a v i v i r en paz con otra, la modelación de gustos y
mentos para especificar su contenido con precisión más allá de
los patrones de instintos económicos cambian también gra-
ciertas obviedades.
dualmente».
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Las inferencias son radicales: si pretendemos
La postura contraria, que sin llegar a los extremos ideológi-
lograr cambios en las realidades sociales básicas - r e d u c i r el
cos de Foucault apoya encarecidamente N o r b e r t Elias, sostie-
sufrimiento humano, eliminar las contiendas armadas, incre-
ne que la psicogénesis está en gran medida condicionada p o r la
mentar la equidad g l o b a l - , si queremos hacerlo democráti-
sociogénesis: muchas características del i n d i v i d u o son moldeá-
camente y de acuerdo con la voluntad de los ciudadanos, la
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LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
gobernación debe ejercer influencia sobre las nociones acep-
implicaciones políticas, pero compuesta p o r jueces que n o son
tadas de l o que es una vida digna, incluyendo p o r ejemplo
electos y protegida de las presiones de la opinión pública.
una gran dosis de solidaridad humana.
Es ésta una conclusión ineludible, a menos que asumamos
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E n el marco de una democracia considerada como régimen
m i x t o es esencial u n concepto modernizado, abierto, repre-
que la reducción de los esfuerzos de la gobernación en este
sentativo y democrático de las «élites de gobernación» (en
campo pueda c o n t r i b u i r de alguna manera a que surjan las
plural), con el f i n de preservar una amplia interpretación del
nociones morales de una vida digna, a menos que presuma-
interés público, que abarque las necesidades de la humanidad
mos que cualquier «forja de a l m a s » " va a trabajar con segu-
c o m o u n t o d o . Estas élites incluirían a políticos representati-
ridad más en contra que a favor. E n m i opinión, la p r i m e r a
vos, funcionarios de primer orden y miembros de distintas
de estas presunciones n o tiene base; y la segunda puede ser
categorías de activistas.
superada, aunque los riesgos que implica la gobernación en la
educación m o r a l deben ser tomados m u y en serio y debamos
estar preparados para afrontarlos.
Asignar tareas tan difíciles y peligrosas a la gobernación
agudiza el problema principal: ¿quién representa el «interés
público»? ¿ Q u i é n es responsable de p r o m o v e r los valores
morales deseables, y hacerlo además prestando atención a las
futuras generaciones, protegiendo a los grupos que sufren de
«privación política»?
E l concepto de u n interés público que va más allá del c o n -
La gobernación debe ser capaz -y estar dispuesta a ello- de
involucrarse en la «forja de almas», tan esencial para la humanidad. Debe hacerlo sobre la base de la opción democrática y
de acuerdo con normas democráticas, pero sin sentirse amordazada por equívocas percepciones libertarias de «soberanía»
de determinados deseos humanos, o por una confianza demasiado optimista en la bondad innata de la humanidad.
j u n t o de preferencias individuales es peligroso y ha servido de
tapadera a muchas dictaduras ominosas. También puede verse
mezclado fácilmente con el concepto de «voluntad general» tal
La necesidad de tales élites se ve incrementada por la moder-
como lo estableció Rousseau,' c o n los riesgos que ello conlle-
na versión del problema tradicional de conocimiento y
va. Pero la necesidad de dar con concepciones más amplias y
poder, conforme el conocimiento está a disposición y cada
profundas del interés público de las que refleja la opinión
vez resulta más esencial para la gobernación, p o r u n lado; y,
pública a través de las urnas, los referendums y las elecciones
p o r el o t r o , el poder político es legitimado en términos que
periódicas n o puede ser eludida si se quieren afrontar los retos
tienen poco que ver con el conocimiento. Sin embargo, para
del siglo X X I . Esta necesidad puede concillarse c o n las normas
mantener u n equilibrio democrático entre gobernación y
básicas de la democracia, siempre y cuando reconozcamos que
pueblo, y para asegurar que el conocimiento esté bien inte-
la democracia también es u n régimen m i x t o . Buen ejemplo de
grado en el quehacer político, los intentos para mejorar las
ello lo encontramos en la C o r t e Suprema de Estados U n i d o s ,
élites de gobernación tienen que i r de la mano de la educa-
con potestad para t o m a r importantes decisiones con amplias
ción del público en general, con vistas a «esclarecer» e infor-
1
(
(
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
mar a la opinión pública y facultar al pueblo para ejercer u n
L A O P C I Ó N C O L E C T I V A CONTRA LA INDIVIDUAL
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c o n t r o l más efectivo sobre la gobernación.
Desde la perspectiva de la filosofía política, la teoría demo-
Volvamos a las sociedades que prefieren - o eso al menos
crática elaborada es compatible con la concepción de élites de
a f i r m a n - favorecer nociones colectivas de vida digna - c o m o
gobernación pluralistas en el papel de cuasi
guardianes,
la religiosa- en vez de otorgar a sus ciudadanos la posibilidad
suponiendo que se c u m p l a n cierto número de condiciones
de elegir libremente. La cuestión es: ¿cuál es la actitud moral
estrictas. La gobernación debe ser transparente. La goberna-
correcta cuando ante el «fundamentalismo»,'
3
suponiendo
ción como u n t o d o debe estar subordinada a elecciones y a
que no constituya u n riesgo para la seguridad y el bienestar
otras formas obvias de expresión de las preferencias públicas.
de los otros ?
Las élites de gobernación deben ser abiertas, representativas
y pluralistas. D e n t r o de ellas debe garantizarse p o r lo menos
alguna rotación; la entrada a las élites debe basarse en las
elecciones y el mérito. Las normas de elección deben p e r m i t i r al pueblo informarse antes de decidir su v o t o . Los funcionarios deben ser elegidos y p r o m o v i d o s sobre la base de c r i terios exigentes, adaptados a las necesidades de gobernación
en u n periodo de cambios trascendentales.
Y u n estricto
código ético debe obligar a toda la élite de gobernación
Se requieren élites de gobernación democráticas, comprometidas y adecuadamente cualificadas para representar el futuro y
los intereses de la humanidad, y para perfeccionar el eslabón
entre conocimiento y poder. Al /mismo tiempo deben hacerse
vigorosos esfuerzos para elevar el nivel de
entendimiento
popular en relación con temas complejos.
- i n c l u i d o s los políticos electos- a c u m p l i r normas precisas de
responsabilidad rigurosamente impuestas.
Este último imperativo nos obliga a volver a las preocupaciones tradicionales de la filosofía política, p o r los deberes,
Si la mayoría de la población de los países afectados p o r el f u n damentalismo comparte esa preferencia, su elección debe ser
caracteres, virtudes y vicios de los políticos, p o r demás esen-
respetada. Si no hay verdadero riesgo para los otros, no existe
ciales cuando las capacidades de gobernación deben ser perfec-
justificación ética para tratar de imponer los valores democrá-
cionadas. Interrogante fundamental para el rediseño de la
ticos, liberales y occidentales en países que desean v i v i r en el
gobernación es el siguiente: ¿Es posible -y, en ese caso,
cómo-
marco de otra fe -a menos que consideremos los valores occi-
si las elec-
dentales no sólo superiores sino también irrenunciables-, en el
mejorar los patrones de moralidad
ciones se convierten,
moralidad
fuerzas
política
de la gobernación
cada vez más, en un circo televisado
está minada por la avaricia
del mercado, el consumismo y el «pasarlo
legitimada,
bien»?
y la
supuesto de que algunas normas mínimas morales considera-
las
das imperativas se cumplan, como la del respeto a los derechos
humanos.
Esta postura está abierta a la crítica. Muchos liberales occidentales sostendrán que nuestros valores son tan claramente
superiores que tenemos el derecho m o r a l , e incluso el deber, de
(
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
propagarlos y convencer a otros de que los adopten, estén o n o
m o r a l , hacer prevalecer los valores occidentales sobre otros
de acuerdo. Para reforzar semejante opinión puede argüirse
constituye en esencia, aunque no en intención, una nueva for-
que el manifiesto acuerdo de los habitantes de u n país para
ma de imperialismo c u l t u r a l . '
60
61
4
subordinar opiniones individuales de vida digna en consonan-
Es más, una ética de tolerancia y p l u r a l i s m o ' n o nos per-
cia con las occidentales a algún ideal colectivo es, o bien u n
mitiría imponer los valores occidentales a otras sociedades,
consenso espurio o bien es el resultado del lavado de cerebro,
con la importante pero limitada excepción de evitar atrocida-
el subdesarrollo y la ignorancia. Por l o tanto, y según los dicta-
des tales como el Apartheid, las matanzas masivas, el uso sis-
dos de la razón, todas las sociedades tendrían que ser empujadas
temático del t e r r o r y la tortura. Tales actos violan los i m p e -
5
a adoptar una concepción individualista de l o que es la vida
rativos morales que nuestra conciencia y valores nos obligan
digna, porque ésta es la única vida «razonable» y «moral» c o n -
a defender e i m p o n e r universalmente (aunque lo hagamos de
cebible, la que todos los seres humanos preferirían con seguri-
manera selectiva y esporádica, es u n acto que mina los fundamentos morales de nuestra pretensión de dictar a otros l o
dad en cuanto recibieran la «ilustración» necesaria.
E n m i opinión, ésta es una postura fundamentalmente equi-
que deben o no deben hacer).
vocada desde el p u n t o de vista histórico, antropológico, psico-
Si la competencia entre culturas y el aprendizaje m u t u o con-
lógico, filosófico y también moral. Desde el p u n t o de vista his-
t r i b u y e n al progreso de la humanidad como u n t o d o , la propa-
tórico y antropológico, el hecho de que otras sociedades
gación de los valores propios puede justificarse siempre y
consideren superiores sus valores - p o r extraño que nos parez-
cuando los métodos sean restringidos y moderados. Los j u i -
ca (si no abiertamente e q u i v o c a d o ) - tendría que ponernos
cios morales también están justificados siempre y cuando los
sobre aviso con respecto a que nuestros valores pueden asimis-
derechos de otros para sostener opiniones contrarias sean
m o parecer errados a otros, ahora o en el f u t u r o . Desde el p u n -
reconocidos.' Desde una perspectiva histórica y global, en tér-
to de vista psicológico, no hay razón de peso para creer que los
minos de una filosofía política pluralista y panhumana, ningún
actuales valores occidentales son mejores que otros sistemas de
sistema de valores único puede reclamar absoluta validez u n i -
6
valores en cuanto a satisfacer necesidades humanas básicas
versal, aunque podemos y debemos reforzar lo que considera-
-siempre y cuando este concepto tenga u n significado que n o
mos imperativos morales absolutos, a sabiendas de que otros
caiga en lo t r i v i a l - , como puedan ser el respeto a las i n q u i e t u -
pueden rechazar nuestros esfuerzos y encontrarse moralmente
des existenciales, el significado de la vida y los sentimientos
justificados para hacerlo, en n o m b r e de sus propias creencias.
«religiosos» innatos. Desde el p u n t o de vista filosófico, los
principales valores
occidentales
tienen graves
debilidades
morales; p o r ejemplo, cuando adoptan estrechos puntos de
" R A I S O N D'HUMANITÉ"
mira, egocéntricos y hedonísticos, al respecto de una vida d i g na, alientan la avaricia y disfrutan de la opulencia y el consumo
U n a razón m o r a l distinta para imponer la democracia liberal
conspicuo aunque se hallen al tanto de las privaciones que
occidental sobre otras culturas se basa en lo que podríamos
están sufriendo otros seres humanos. Y , desde el p u n t o de vista
llamar raison d'humanité, entendida c o m o u n sustituto cons-
(
62
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
t r u c t i v o del concepto de raison d'état
(«razón de Estado»).
Expresa la idea de que la humanidad c o m o u n t o d o tiene
necesidades y aspiraciones que, tanto en los niveles de gober-
63
ficas, con la ayuda de criterios adecuados (a la vez
teniendo en cuenta consideraciones propias de la
que
realpolitik).
U n a de las ventajas del término raison d'humanité
es que,
nación global c o m o en los de menor envergadura, deben ser
al recordarnos las «razones de Estado», sirve de advertencia
propuestas como una de sus principales tareas.
contra los abusos. «Razones de Estado» se ha convertido en
E n esencia, la raison d'humanité
exige que revisemos de
manera radical algunos p r i n c i p i o s fundamentales, tales como
las reglas de filosofía política y las leyes públicas. Por ejemp l o , los países que representan una amenaza para las necesidades de la humanidad deben ser controlados. Es necesario
evitar que los países gobernados p o r fanáticos
dispongan
de armas nucleares. Los «intereses g l o b a l e s » ' deben ser no
7
sólo preservados sino perfeccionados. Los crímenes contra la
humanidad tienen que ser castigados, igual que los líderes
u n término peyorativo porque suele usarse incorrectamente
para justificar vilezas, y ello a pesar de que, históricamente,
era una idea progresista que colocaba el deber de los gobernantes para con la promoción del bien común por encima de
los intereses dinásticos y personales.' La raison
d'humanité
9
es u n concepto esencial en la filosofía política del siglo X X I ,
pero hay que estar alerta contra su abuso.
Es fácil invocar argumentos basados en la raison
d'huma-
nité para censurar y atacar a sociedades cuyos sistemas de
responsables. L o m i s m o podría decirse de otras cuestiones
valores n o nos gustan pero que, en realidad, no significan
similares. Estos ejemplos indican algunos de los
cambios
peligro alguno para otros. Sin embargo, también se corren
requeridos en filosofía política y leyes internacionales: con-
riesgos si se es demasiado tolerante con sistemas que, de
ceptos tales como «soberanía», «derecho a la autodetermi-
hecho, pueden conducir a peligrosos fanatismos.
nación de los pueblos», «cuestiones internas», etcétera, tendrían que ser reemplazados en parte p o r normas y principios
dirigidos al progreso de la humanidad en su totalidad,!.
E l concepto de raison d'humanité
Perfeccionar las capacidades de gobernar, en su sentido mo-
p r o p o r c i o n a otra pers-
ral, significa ínter alia basarse más en la raison
d'humanité
pectiva ante el problema de sociedades que quieren v i v i r con
como principal criterio para las decisiones significativas de go-
valores m u y distintos a los democráticos liberales. A u n q u e
bernación.
reconozcamos
y respetemos el derecho m o r a l de v i v i r de
acuerdo con otros sistemas de valores. E l costo del pluralism o para la humanidad entera puede ser demasiado elevado,
ya que puede conducir a conflictos culturales
Sin embargo, la raison d'humanité
peligrosos.'
8
también implica que debe
haber distintos sistemas de valores que p r o p o r c i o n e n u n abanico más amplio de posibilidades para el f u t u r o . H a y que
medir m u y bien los riesgos tanto del exceso c o m o del defecto de la diversidad, dentro del contexto de situaciones especí-
Para afinar cuestiones subyacentes a la filosofía política y a la
filosofía geopolítica, consideremos el argumento de que la tasa
de nacimientos tiene que ser reducida si pretendemos mejorar
el nivel de vida. Tal política es tachada p o r muchas sociedades
de i n m o r a l y contraria a los imperativos religiosos; de interferencia agresiva a las decisiones íntimas y privadas de la familia
y de flagrante manera de inmiscuirse en la independencia de los
(
64
(
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
Estados. La gobernación de u n m u n d o en proceso de cambio
partes, porque suministran minerales vitales para el plancton
debe vérselas con esas cuestiones dentro del marco m o r a l ,
científico y político; y estimular aquellas políticas que una
mayoría considera esencial para la supervivencia humana y que
una minoría considera contradictorias c o n valores básicos.
Para que esto ocurra es necesario desarrollar nuevas instituciones y formas de legitimar la gobernación. Por añadidura, necesitamos perfeccionar la calidad de las formulaciones políticas y
los razonamientos morales.
65
del océano Atlántico, enriquecen suelos pobres en nutrientes
de las Américas y aumentan allí la vegetación. A Salomón, u n
rey filósofo platónico y u n sabio gobernante confuciano, le
sería difícil decidir qué hacer en semejante caso, de m o d o que
no es sorprendente que la gobernación y ios políticos contemporáneos se vean perdidos cuando se les pide que imaginen c ó m o servir a u n «Tribunal global de equidad», obligado
a tomar una decisión para determinar costos y
beneficios.
C o n toda razón pueden busca'/ayuda en la filosofía política,
que poco tiene que decir sobre las cuestiones morales de
carácter global, las cuales, con toda certeza, surgirán de trans-
C U E S T I O N E S D E EQUIDAD G L O B A L
formaciones globales.
U n a de las cuestiones más difíciles que afronta la humanidad
es el de las formas posibles de resolver problemas de equidad
y justicia global, tales c o m o reducir las evidentes
desigual-
dades de niveles de vida y desarrollo humano, o compart i r el costo que conlleva el velar p o r los intereses globales
(preservar las selvas húmedas o mantener la diversidad b i o genética), en ausencia de patrones globales de m o r a l i d a d .
20
Cuestiones c o m o el acceso equitativo a la ciencia y a la tecnología, y sus usos, hacen surgir problemas morales y de
realpolitik
tidos.
21
que, con seguridad, serán cada vez más controver-
La creciente tendencia de cierta literatura occidental a
invocar el desentendimiento de facto de los países ricos con
respecto a los pobres y t u r b u l e n t o s , n o demasiado distinta
22
de la idea del cordón sanitario establecido p o r Occidente en
el siglo x v i l i contra la peste del Este,
23
ilustra los peligros
morales (y geoestratégicos) que resultan de la pobreza de
conceptos de justicia y equidad adecuados a las necesidades
del siglo XX.
U n ejemplo nítido es la hipótesis de que las graves y letales
sequías de África redundan en beneficio de la vida en otras
La equidad y justicia globaí pueden m u y bien ser los p r o blemas más difíciles de la gobernación en u n futuro próximo,
en términos de filosofía política, realpolitik
geoestratégica,
factibiüdad política, moralidad pública y conocimiento de
la política. E n filosofía política hay un creciente interés p o r la
equidad y justicia entre naciones y culturas, pero es todavía
insuficiente,
24
y muchos filósofos políticos ilustres ignoran o
subestiman cuestiones de justicia global,
25
para concentrarse
en cambio en los valores intrínseco:, de las sociedades o p u lentas de tipo occidental. "
2
Una de las principales rabones de e,>t.i negligencia es la tendencia de Occidente al etnocentnsrvio y el egocentrismo. Sin
embargo el problema es más complejo. Hay sólidos argumentos morales para exigir la masiva transferencia ds recursos de
los países ricos a los países pobres, con la salvaguarda de que
esos recursos sean usados para mejor-ir a laigo plazo la caiidad
de vida de hs poblaciones, siempre según una concepción
aceptada de vid.¡ d i g n a . D e cualquier mp.iuva. es incuesTionable
el hecho de que ¡as deinocraciat. ricas son incapaces de incrementar esic tipo de política por k í f a de i p o y o . Una falta de
(
66
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
apoyo que no puede dejar de provocar grave preocupación en
para cuestiones de justicia y equidad en abstracto, como para
cuanto a las falencias morales de los procesos democráticos
problemas específicos, como el de la inmigración. A u n q u e la
contemporáneos. Esto sugiere, a su vez, que ciertos axiomas
filosofía política no pueda resolver tales aprietos, es necesario
del humanismo liberal de estilo occidental deben ser reconsi-
u n pensamiento más exhaustivo e imaginativo sobre nuevos
derados, algo que la mayoría de los filósofos políticos occiden-
tipos de cuestiones surgidas de la ética global, si pretendemos
tales ignoran o n o quieren intentar.
que la política práctica tenga la base necesaria para la acción,
67
Es más, se hace cada vez más claro que la simple transfe-
de la cual en general carece. Esto es tanto más importante
rencia de recursos sirve a la larga de poco y puede incluso ser
cuanto, de hecho, las nociones aceptadas de justicia ejercen
dañina, a menos que venga acompañada de medidas que los
considerable influencia en la conducta estatal/ según reco-
países receptores y sus gobernantes no quieren o n o pueden
nocía claramente Tucídides, a pesar de las así llamadas escue-
tomar. Es el caso de las recomendaciones
las «realistas» de relaciones internacionales.
convencionales
7
28
hechas p o r el Banco M u n d i a l y el F o n d o M o n e t a r i o I n t e r n a cional en condiciones críticas - c o m o la de este m o m e n t o en
Somalia-, donde medidas que son esenciales para que la ayu-
T É C N I C A S D E "MANOS SUCIAS"
da económica y humanitaria sea útil a la larga, chocan con los
poderes locales o se encuentran más allá de la capacidad de
La decisiva importancia del discurso m o r a l para la goberna-
acción de éstos.
ción se hace cada vez más clara cuando nos enfrentamos al
H e m o s hecho referencia a una cuestión aún más difícil: ¿es
problema ético de usar técnicas de manos sucias para vérnos-
justo y correcto (más que idóneo y políticamente factible)
las con «problemas í m p r o b o s » .
transferir recursos a sociedades que van a usarlos para incre-
co de la filosofía política, y forma parte de u n tema más
mentar su ya elevado índice de natalidad? O , p o r el c o n t r a r i o ,
amplio: el de hasta qué p u n t o el f i n justifica los medios. E n la
29
Es éste otro tropiezo clási-
¿es justo y correcto forzar a sociedades pobres a reducir sus
actualidad, se tiende a ignorar esta cuestión, a pesar de cues-
tasas de natalidad como condición para aportarles más recur-
tiones relativamente flagrantes, como las falacias políticas o
sos? E n esencia, se trata de contraponer valores y estrategias
los problemas corrientes del tipo «guerras justas»,
que, a primera vista, parecen del t o d o inaceptables, tales c o m o
la discusión pública de estos tópicos tiende a adoptar a la vez
i m p o n e r soluciones forzadas p o r la gobernación global, tal vez
u n cariz simplista e hipócrita. Para dar u n ejemplo, «la dicta-
incluso radicales reestructuraciones
sociales, recurriendo a
dura constitucional» puede ser necesaria en algunos países..
fuerzas de ocupación. N o es de asombrar que la p r i n c i p a l
Sobre todo en aquéllos comprometidos en reformas radica-
corriente de filosofía política eluda semejantes problemas.
Sea cual sea la razón, el discurso m o r a l de la filosofía polí-
mientras
les. Sin embargo, n i la filosofía política contemporánea n i la
filosofía lega! proporcionan;guía alguna, y el discurso políti-
tica no ha desarrollado los conceptos, las herramientas, los
co de los países occidentales
métodos n i las normas necesarias para hacer frente a los dile-
«doble lenguaje».
mas relativos a los valores globales. Y ello es cierto tanto
30
sólo c o n t r i b u y e a crear u n
Para enfocar con precisión el tema moral de las
manos
(
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
sucias consideremos dos casos típicos, u n o hipotético pero
que caigan en anatema para los valores occidentales contempo-
no imposible, e! segundo absolutamente real. Supongamos
ráneos y la filosofía política contemporánea. Pero los daños
68
69
que un grupo terrorista coloca una b o m b a nuclear en una
inherentes a esta conclusión tienen también que ser reconoci-
gran ciudad. La bomba será detonada en breve y puede cau-
dos. D e ahí la necesidad de una doble estrategia. Deben i m p o -
sar la muerte de diez millones de personas. La única manera
nerse ciertos límites fijos y establecer imperativos morales que
de evitar la catástrofe es forzar al terrorista que ha sido dete-
obliguen a todas las formas de gobernación. Debe imponerse,
nido a revelar en qué lugar ha sido colocada y el código para
p o r ejemplo, la terminante prohibición de cometer «atrocida-
desactivarla. ¿Hasta dónde debemos llegar para obligarlo a
des». A l mismo tiempo, es necesaria cierta tolerancia, y hasta el
dar información tan esencial? C o m o es natural, al p r i n c i p i o
apoyo para forzar temporales medidas duras puede estar justi-
intentaríamos recurrir a razones de humanidad y a las r u t i n a -
ficado como la única manera de hacer frente a circunstancias
rias presiones
difíciles. Recurrir a la «dictadura constitucional», tal como se
psicológicas del «tercer grado». Pero en el
supuesto de que esos medios fallen, ¿estamos autorizados a
desarrolló durante la República romana, es u n caso p o r consi-
torturarlo? Y , en el caso de que esto último tampoco sirva
derar. O t r o ejemplo sería la decisión de poner a ciertos países
para nada, ¿estamos autorizados también a t o r t u r a r ante sus
bajo supervisión interina internacional, y tai vez hasta llegar a
ojos a su encantadora joven esposa y a su hija inocente hasta
la ocupación total, con el f i n de poder manejar situaciones
que revele Ja información que salvará miiioncs de vidas?
extremas. Se pone así de relieve la necesidad de diseñar proce-
E l segundo ejemplo puede parecer más evidente, pero no lo
es. Acosado por la falta de experiencia en política de masas y p o r
dimientos y criterios para decidir tales pasos, las estructuras
para ejecutarlos y los cuerpos apropiados para vigilarlos.
los intentos de sabotaje a las reformas económicas, u n antiguo
país comunista está en trance de caer en una contrarrevolución.
¿Estaría justificada la suspensión de la democracia durante u n
P O D E R Y MORAL
par de años y el aval al gobierno de u n d i c t a d o r - q u e se espera sea
ilustrado, aunque nunca podamos estar seguros de antemano—
E l epítome de los temas morales de gobernación es el clási-
con la ayuda de ios militares? ¿ Y qué hay de las medidas draco-
co problema de las relaciones entre poder y moral, ya seña-
nianas que parecen necesarias para imponer reformas ante la
lado p o r Platón y Confucio. La filosofía política moderna y
resistencia de ex miembros de la nomenkUmra y de los atribula-
el discurso político contemporáneo ignoran el problema, a
dos traba'V.dores ? ¿ Y qué hay de la justicia sumaria dirigida c o n -
pesar de ser tan obviamente agudo. Mientras los temas espe-
tra la mana «>ue se enriquece, corrompe a funcionarios, amenaza
cíficamente políticos son discutidos en términos de valores
a empresarios v pone en fuga a ios inversoras?
-tales como las cuestiones del medio ambiente o el a b o r t o - ,
1 ales
SHiriaoi
;es límite sirven pa r a marcar dos aspectos de
h
y la conducta personal de los altos cargos políticos es a
cuestión relacionados entre sí. Es factible que muchas situacio-
veces escrudiñada en términos de familia y normas anti-
nes semejantes se desarrollen y agudicen en u n p e r i o d o de
corruptoras, el principal tema de la moral de gobernación no
transformaciones globales. Pueden requerir rigurosas medidas
figura en la agenda pública de las democracias
occidentales.
(
LAS CONTRIBUCIONES Db LA FILOSOFÍA POLÍTICA
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
70
71
/
Esta negligencia es tanto más notable cuando vemos la
importancia del tema en la filosofía política clásica, y el creciente interés que, en el marco de la filosofía m o r a l c o n t e m p o -
NOTAS
ránea, existe p o r los vicios, virtudes y caracteres, i n c l u y e n d o
los aplicados a la política.
H a y tres razones importantes que
31
explican esta negligencia. L a primera es la preocupación p o r
los enfoques kantianos de los asuntos que se refieren al tema
de los valores. L a segunda es una lectura equivocada de la ideología democrática, según la cual el simple hecho de ser elegido
es visto a la vez como justificación necesaria y suficiente para
ejercer el poder político. L a tercera es la avasalladora preocupación p o r los valores específicos - c o m o la igualdad de sexos,
1. Charles O . H u c k e r , «Confucianism and the Chínese Sensorial System»,
en D a v i d S. N i v i s o n y A r t h u r F . Wright, eds., Confucianism
1959, pp. 183-184.
in Action,
.
2. Véase T h o m a s H u r k a , Perfectionism,
3. Véase Griffin,
Well-Being:
1993, esp. p. 4.
Its Meaning,
Measurement
Importance,
1986; y J o n Elster y John E . Roemer, eds.,
Comparisons
of Well-Being,
and
1991.
4. Sobre temas morales véase R . I . Sikora y B r i a n Barry, eds.,
to Future Generations,
Moral
Interpersonal
Obligations
1978.
5. Véase Y e h e z k e l D r o r , Public Policymaking
Reexamined,
1983, pp. 151-
la protección del medio ambiente y la j u s t i c i a - más que p o r los
152. Para un debate clásico sobre el tema véase Anatol Rapoport y Albert
temas genéricos de las relaciones entre poder y m o r a l .
M . C h a m m a h , Prisoner's
E n el d o m i n i o público prevalecen incluso conceptos más p r i -
Dtlemma:
A Stndy
in Conflict
and
Coopera-
non, 1965.
6. Este problema se refiere también a temas mayores de «racionalidad
mitivos: p o r ejemplo, cualquiera que sean los deseos de la m a y o -
social» según las ve, por ejemplo, Jon Elster: véase en especial Sour
ría o, al menos, su aceptación, es ipso jacto «moral» mientras se
1983,
trate de «nosotros» y no de «ellos». O t r o factor que contribuye
a ser negligentes con las relaciones poder-moral en el discurso
político occidental es la atención selectiva de los medios de
Ulysses and the Sirens, 1984, Solomonic Judgments,
Psychology,
1993.
7. A s í se propone en varias declaraciones del C l u b de R o m a : véase
«Statement by the C l u b of R o m e on H u m a n Responsibility», presentado
en la Conferencia de Punta del Este el 20 de noviembre de 1991; N i c o l e
comunicación de masas y el extendido cinismo sobre la política
R o s e n s o h n y Bertrand Schnieder, Latin America
en general. Las consecuencias para la calidad de la política y para
and Hopes,
la moral pública en conjunto son necesariamente calamitosas.
Grapes,
1989 y Political
1993, pp. 13 5-136; y Netherlands
Rome, A Declaration
Declaration
of Human
of Human
Facing
Contradictions
Association for the Club of
Responsibilities
Vis-a-Vis
«The
Universal
Rights», 1992.
8. E l tema es discutido en la cada vez más abundante literatura a favor y en
E n conclusión, volvamos al p u n t o inicial y planteemos u n a
vez más la cuestión fundamental, que tiene implicaciones de
largo alcance para lograr las requeridas y deseables habilidades de gobierno: (hasta dónde
el terreno
moral, incluido
debe llegar la gobernación
el enfrentamiehto
que éste no cause demasiado
con el mal aun-
daño a los demás?
de otro modo, ¿ debe ser la gobernación
valor moral o, hasta donde sea posible,
en
Para
una empresa
un valor
decirlo
de gran
neutral?
contra de la «sociobiología», la «naturaleza humana», la evolución cultural y
demás. Textos que ilustran distintos enfoques incluyen J . B u d z i e s z e w s k i ,
The Resurrection
1986;
of Nature:
Political
Theory and the Human
Character,
y Alexandra M a r y a n s k i y Jonathan H . T u r n e r , The Social
Human
Nature and the Evolutwn
9. Véase en especial Norbert Elias, The Civilizing
History of Manners,
Cage:
oj Soaety, 1992.
Process, vol. I: The
1978, dentro de un contexto más amplio proporciona-
do por Stephen Mennell, Norbert
Elias: An Introduction,
1992.
10. Norbert Elias, ibid., p. 201.
11. Para este importante, si bien peligroso, concepto, véase George F . Will,
Statecraft
as Soulcraft:
What
Government
Does,
1983; compárese c o n
72
LEITMOTIV: REDISEÑO DE LA GOBERNACIÓN
N i k o l a s Rose, Governing
the Soul: The Shaping
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
of the Prívate Self, 1990.
12. Según Jacob T a l m o n , The Origins of Totalitarian
Democracy,
1952, fue
Plausible
Worlds: Possibility
and Understanding
73
in History and the Social
Sciences, 1991, cap. 2, esp. pp. 52-54.
el móvil principal del totalitarismo moderno.
24. Este interés está expuesto por R o b i n Attlield y Barry Wilkins, eds.,
13. E l conjunto de los mejores estudios contemporáneos sobre el funda-
International
mentalismo está hecho p o r The Fundamentalism
Development,
Project de la U n i v e r s i d a d
de Chicago. Véanse los libros de Martin E . M a r t y y R . Scott A p p l e b y ,
Future,
eds., Fundamentalism
ternational
Ohserved,
Redaiming
the Sciences,
mentalisms
and the State:
1991;
the Family,
Fundamentalisms
and Education,
Remaking
Politics,
and
Society:
1993; y
Funda-
Economies,
and
Militan-
ce, 1993.
Justice
and the Third
World Studies
in the Philosophy
1993; T e r r y N a r d i n y David R. Maple, eds., Tradiüons
Ethics,
1992; R i c h a r d W . Miller, Moral
Justice and Conscience
ticeand
of
1992; J o h n D u n n , Western Political Theory in the Face of the
in a World of Conflict,
of In-
Differences:
Truth,
1993; y Janna T h o m p s o n , / « í -
World Order: A PhilosophicalInquiry,
1992. Tarea de pionero fue la
del W o r l d O r d e r Models Project, fundada en 1967 p o r Saúl Mendlovitz y
14. M u y pertinentes cuando se trata de la percepción equivocada de los
H a r r y H o l l i n s , según en parte io resumen R i c h a r d A. F a l k , R o b e n C .
demás y de la justificación del interés propio para ejercer el imperialismo o
Johansen y Samuel S. K i m , eds., The Constitutional
la hegemonía cultural s o n los libros de E d w a r d W . Said Orientalism
Peace,
Culture
and Imperialism,
1993.
of Pluralism
Piuralism,
1993.
and Equality,
of Justice:
1983; y John K e k c s , The Morality
16. E s t o significa rechazar las versiones del «correctivo
of
político» de
Foundations
of World
1993. Exigencias morales radicales son formuladas por H a n s Küng,
Global Responsibilily:
15- Argumentos pertinentes aportan Michael W a l z e r , Sphere
A Defence
y
In Search of a New World Ethics, 1991. O t r o s funda-
mentos de ética global s o n expuestos por Amitai E t z i o n i . The
Moral
Dimensión:
Goals
To-wardaNew
Economies,
¡988; y por E r v i n L a s z l o etal,
for Mankind:
A Report to the Club of Rome on the New Horizons of Global
Community,
1977.
Estados U n i d o s que sostiene que, moralmente, todos los valores culturales
25. Véanse, por ejemplo, los enfoques estudiados por W i l l K y m l i c k a ,
son merecedores de igual consideración y que el juicio de culturas específi-
Contemporary
cas «superiores» o «inferiores» en términos de contribución a la historia de
26. L o s libros de J o h n R a w l s son ejemplo paradigmático de u n trabajo
la humanidad, la ética, etc. deben ser evitados. M e inclino aquí p o r las
importante, pero ciego a las cuestiones reales esenciales de la justicia glo-
tesis de Charles T a y l o r , Multiculturalism
and «The
Politics of
Recogni-
tion», 199Z.
Political Philosophy:
An Introduction,
1990.
bal. E s t a opinión vale tanto para su A Theory of Justice,
Political' Liberlism,
1972, como para
1993.
17. Para u n a exposición esclarecedora véase Harían Cleveland, Birth of a
27. C f . D a v i d A . W e l c h , Justicie and the Génesis ofWar,
New
28. Para u n a sorprendente exposición véase L a u r i e M . Johnson, Thu-
Worid,
1993, pp. 185-203.
18. E s el argumento del importante ensayo de Samuel P H u n t i n g t o n , «The
cydidcs,
C l a s h of Civilizations?», 1993.
conclusiones.
19. C f . F r i e d r i c h Meinecke, Die Idee
Geschichte,
der Staatsrdson
in der
Neuen
1957.
Fhbbes,
and the Interpretation
29. C f . Steve Buckler, Dirty
Hands:
20. L a falta de una base filosófica profunda para la gobernación global se
30. P o r ejemplo, Sissela B o k , Lying
Life,
Desarrollo Internacional bajo la presidencia de W i l l y Brandt,
•with Historical
para la supervivencia,
Norte-Sur:
1980. A l apoyarse en «intereses m u -
tuos», el informe mina muchas de sus excelentes recomendaciones.
2t. C f . U n e s c o , World Science Repon,
et les nouveaux
barbares,
1991.
E s también la posible deducción de M a x Singer y A a r o n W i l d a v s k i , The
World
Order:
Zones
of Peace;
Zones of Turmoil;
1993, aunque no
haya sido la intención de los autores.
23. C f . la exposición del pensamiento provocada por Gcoffrey H a w t h o r n ,
Moral
Cholee
1979; Michael W a l z e r , Just and Unjust
of Political
Morali-
Illustration,
in Public and
Wars: A Moral
Prívate
Argument
1977-
31. A s í lo ejemplifica Bernard Williams, Moral L u c k : Philosophical
1973-1980,
1994.
22. C f . Jean-Christophe Rufin, L'empire
Real
The Problern
1993, esp. cap. 2 y
ty, 1993.
refleja en el informe de la Comisión Independiente sobre Cuestiones de
un programa
of Realism,
1993.
Papers
19.81, pp. 54-70; y Bernard Williams et ai, Politics, Ethics and
Public Service,
1985.
72
LEITMOTIV: REDISEÑO L>E LA GOBERNACIÓN
N i k o l a s R o s e , Governing
the Soul: The Shaping
LAS CONTRIBUCIONES DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA
of the Prívate
12. Según Jacob T a l m o n , The Origins of Totatuarían
Self,
Democracy,
1990.
1952,
fue
Plausible
Worlds: Possibility
and Understanding
73
in History and the Social
Sciences, 199T, cap. 2, esp. pp. 52-54.
el móvil principal del totalitarismo moderno.
24. Este interés está expuesto por R o b i n Attfield y Barry W i l k i n s , eds.,
13. E l conjunto de los mejores estudios contemporáneos sobre el funda-
International
rnentalismo está hecho por The FundamentaUsm
Development,
Project de la Universidad
de Chicago. Véanse los libros de Martin E . Marty y R . Scott A p p l e b y ,
Enture,
eds., FundamentaUsm
ternational
Observed,
Reclaiming
the Sciences,
mentalisms
and
ce,
the State:
1991;
the Family,
Fundamentalisms
and
Remaking
Education,
Politics,
and
1993;
Economies,
Society:
y
Funda-
and
Militan-
1993.
Justice
and the Third
World Studies
in the Philosophy
of
1992; John D u n n , Western Political Theory in the Face of the
1993;
T e r r y N a r d i n y D a v i d R. Maple, eds., Traditions
Ethics,
1992;
Justice and Conscience
Richard W . Miller, Moral
in a World of Conflicl,
tice and World Order: A Philosophical
of
Differences:
In-
Truth,
1993; y Janna T h o m p s o n , / « í -
Inquiry,
1992. Tarea de pionero fue la
del W o r l d O r d e r Models Project, fundada en 1967 por Saúl Mendlovitz y
14. M u y pertinentes cuando se trata de la percepción equivocada de los
H a r r y H o l l i n s , según en parte io resumen Richard A. F a l k , Robcrt C .
demás y de la justificación del interés propio para ejercer el imperialismo o
johansen y Samuel S. K i m , eds., The Constitutional
la hegemonía cultural son los libros de E d w a r d W . Said Orientalism
Peace, 1993. Exigencias morales radicales son formuladas por H a n s Küng,
Culture
and Impcrialism,
'5. Argumentos
A Dejence
Piuralism,
16.
Global Responsibility:
1993.
pertinentes aportan Michael W a l z e r , Sphere
of Pluralism
y
and Equality,
of
Justice:
1983; v John K e k t s , The Moralily
of
político»
de
Estados U n i d o s que sostiene que, moralmente, todos los valores culturales
of
Dimensión:
Towarda
New Economía,
Moral
1988; y por E r v i n L a s z l o et al., Goals
A Report to the Club of Rome on the New tlorizons
Community,
World
World Ethics, 1991. O t r o s funda-
mentos de ética global son expuestos por Amitai E t z i o n i , The
for Mankind:
1993.
E s t o significa rechazar las versiones del «correctivo
In Search of a New
Foundations
of
Global
1977.
25. Véanse, por ejemplo, los enfoques estudiados por W i l l K y m l i c k a ,
son merecedores de igual consideración y que el juicio de culturas específi-
Contcmporary
cas «superiores» o «inferiores» en términos de contribución a la historia de
26. L o s libros de John R a w l s son ejemplo paradigmático de un trabajo
la humanidad, la ética, etc. deben ser evitados. M e inclino aquí por las
importante, pero ciego a las cuestiones -eales esenciales de la justicia glo-
tesis de Charles T a y l o r , Multiculturalism
bal. E s t a opinión vale tanto para su A Theory of Justice,
tion»,
and «The
Politics
of
Recogni-
1992.
Political Liberlism,
World,
cydidcs,
C l a s h of Civilizations?»,
conclusiones.
Cf.
Friedrich
Geschichte,
1993.
Meinecke, Die
1972,
como para
1993.
Idee
der
Staatsrason
in der
Neuen
and the Interpretation
29. C f . Steve Buckler, Dirty
ty,
1957.
Flobbes,
1993.
Hands:
30. P o r ejemplo, Sissela B o k , Lying
refleja en el informe de la Comisión Independiente sobre Cuestiones de-
Life,
Desarrollo Internacional bajo la presidencia de W i l l y Brandt,
with Historical
para la supervivencia,
Norte-Sur:
1980. A l apoyarse en «intereses m u -
of Realism,
The Problem
1993,
Thu-
esp. cap. 2 y
of Political
Morali-
1993.
10. L a falta de una base filosófica profunda para la gobernación global se
un programa
1990.
28. Para una sorprendente exposición véase Laurie M . Johnson,
1993, pp. 185-203.
18. E s el argumento del importante ensayo de Samuel P Huntington, «The
19.
An Introduction,
C f . D a v i d A . Welch, Justicie and the Génesis of War,
17. Para una exposición esclarecedora véase Harían Cleveland, Birth of a
New
Political Philosophy:
1979;
Moral
Michael Walzer, Just and
Illustration,
Choice
Unjust
in Public and
Wars: A Moral
Prívate
Argument
1977.
31. A s í lo ejemplifica Bernard Williams, Moral L u c k : Philosophical
Papers
tuos», el informe mina muchas de sus excelentes recomendaciones.
í 9 7 j - r 9 S o , 19.81, pp. 54-70; y Bernard Williams et ai, Politics, Ethics
21. C f . U n e s c o , World Science Repon,
Public Service,
1994.
22. C f . Jean-Christophe R u f m , L'empire
et les nouveaux
barbares,
1991.
E s también la posible deducción de Max Singer y A a r o n Wildavski, The
Real
World
Order:
Zones
of Peace;
Zones
of Turmoil;
1993,
aunque no
haya sido la intención de los autores.
21. C f . la exposición del pensamiento provocada por Geoffrey H a w t h o r n ,
1985.
and